Errata#18 30mayo 2017
Errata#18 30mayo 2017
Errata#18 30mayo 2017
en este número
Felipe Arturo, María Buenaventura, Fredy Chikangana, Eulalia de
N°18, JUL-DIC 2017 Valdenebro, Humberto Junca, Natalia Kempowsky, Nicolás Leyva,
ISSN 2145–6399 Ana María Lozano, Adriana Salazar Vélez, Bárbara Santos,
Leonel Vásquez.
© Instituto Distrital de las Artes
Diseño, diagramación y edición digital: Tangrama
Alcalde Mayor de Bogotá Traducción: Alberto Sánchez Galeano
Enrique Peñalosa Londoño Corrección de estilo: Gabriela García
Corrección de pruebas: Ana López Ortiga
Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte
María Claudia López Sorzano Contacto
Instituto Distrital de las Artes
Directora Instituto Distrital de las Artes IDARTES Tel. (571) 379 57 50 ext. 330
Juliana Restrepo Tirado Calle 8 # 15–46, Bogotá, Colombia
www.idartes.gov.co
Subdirector de Artes IDARTES
Jaime Cerón Silva Página web
http://revistaerrata.gov.co
Gerente de Artes Plásticas y Visuales de IDARTES
Catalina Rodríguez Ariza Foto de portada:
Adriana Salazar, Terrenos federales del lago de Texcoco: sitio
ERRATA# es una publicación periódica (semestral) de carácter de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la
crítico y analítico en el campo de las artes plásticas y Ciudad de México (NAICM), 2015. Foto: Cortesía de la artista.
visuales. Su propósito es analizar y divulgar las prácticas
y fenómenos artísticos de Colombia y Latinoamérica.
El tema que estructura el 18° número que presentamos es
Los derechos de los vivientes
EDITORIAL 10
16 SENTIR LA NATURALEZA / Eduardo Gudynas
Hidrofobia 98
Nicolás Leyva Townsend
DOSSIER 126
Eulalia de Valdenebro
Fredy Chikangana
Bárbara Santos
Adriana Salazar
Gilberto Esparza
José Arispe Rodríguez
Felipe Arturo
A:DENTRO 200
El fin de la excepción humana
Natalia Kempowsky
208 PUBLICADOS
INSERTO
Escuchar en tiempos del agua
Leonel Vásquez
colaboran en ERRATA# N°18
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editorial
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En diciembre de 2009 nació la revista ERRATA# con su número Cero. Desde ese momento,
el comité editorial se ha dado a la tarea de revisar temas y problemas propios del arte
contemporáneo, que conciernan al mundo en general y que ofrezcan escenarios para
el diálogo y la discusión. De esta manera, abordar los diferentes números de la revista
permitiría, seguramente, hacer un diagnóstico, si se quiere, de aquellos aspectos del
mundo que requieren con mayor urgencia reflexiones ulteriores por parte del arte y de
los artistas, curadores y pensadores.
Así las cosas, desde la revista se viene creando una cierta cartografía del arte y del
mundo contemporáneo, mapa que, desde luego, presenta caminos que se bifurcan y se
entretejen o complementan.
ERRATA# 17 | Editorial
otorgar derechos a la naturaleza, es decir, considerarla como sujeto y no como
objeto? Plantearse la pregunta supuso y supone —el debate sigue vivo—, un giro
copernicano en términos jurídicos, filosóficos y políticos. Estas discusiones, puestas
sobre la mesa de los constituyentes de los dos países latinoamericanos, se convir-
tieron en foco de interés en el resto del mundo.
Pues bien, en un momento tan crítico como el presente, en el que el planeta parece
acercarse a un momento de crisis única, con sus fuentes de agua, múltiples espe-
cies, y, en general, la misma biodiversidad en peligro, se pone en palabras de muchos
la sexta extinción —la primera producida en la Tierra por uno de sus habitantes: los
humanos. En este momento histórico es necesario hacer una reflexión profunda que
examine cuáles fueron las formas de pensar y de actuar de los humanos que condu-
jeron al planeta a la situación presente, y, quizás una vez hecho esto, podría darse
inicio a un cambio de paradigma.
Este número, Los derechos de los vivientes, dialoga con el décimo número de
ERRATA#, Polémicas ambientales-Prácticas sostenibles, así como con la novena edi-
ción, Éticas y estéticas, y con la revista quince, dedicada a performance, arte y
activismo, dado que, por su objeto, trata de prácticas que lindan con el activismo
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y la acción directa, y por su contenido, de manera necesaria entrelaza la pregunta
ética con la política y la estética. Por otra parte, el número involucra prácticas de
escrituras otras, más creativas y plásticas, experimentales y deslindadas, desde las
cuales permear el pensamiento académico más conservador.
Los editores invitados a este número son Eduardo Gudynas, editor internacional,
y Ana María Lozano, editora nacional.
Eduardo Gudynas, experto en ecología social, plantea una reflexión que cuestiona las
ideas de desarrollo y progreso, cómplices de la forma de pensar la naturaleza como
recurso, como promesa de enriquecimiento ilimitado y sin restricciones éticas. A este
punto de vista Gudynas opone el de «sentir» la naturaleza de una manera redefinida,
entendiéndola como sujeta de derechos.
La curadora e investigadora Ana María Lozano lleva a cabo una exploración que
cuestiona el relato occidental que produce una separación entre humanos y otros
vivientes del planeta. En su ensayo, propone varios recorridos desde los cuales hacer
seguimiento a los discursos desde los que se produjo el pensamiento antrópico y el
mito de la excepción humana, para, desde una mirada crítica, invitar a la emergencia
de otra forma de plantear las relaciones entre vivientes, entendiéndose el humano
uno más entre los seres que constituyen la comunidad de vivientes del planeta.
Incluimos algunos textos del autor boliviano Man Cesped, quien publicó textos en los
años veinte y treinta en los cuales manifestó su empatía por el dolor y sufrimiento de
otros seres, y el malestar en torno a la explotación de que son objeto territorios,
montañas y ríos. Sus escritos conforman un trazado temprano de formas de pensar
no antrópicas en América Latina.
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la espalda?». De allí se desprenden una red de intereses económicos, políticos y
sociales que se traducen en apariencia, en la ciudad, como un extraño y sorpren-
dente odio al agua.
ERRATA# 17 | Editorial
para con y a través de ese puente darles curso a otras formas de ver y habitar el
mundo, no dicotómicas, no desde un pensamiento abismal que produzca al otro como
no existente, como no válido.
Bárbara Santos piensa los ríos de la zona Amazónica colombiana. Hoy día estos ríos
están intoxicados por cianuro y mercurio, tras intervenciones extractivistas pre-
sentistas que no han tenido en cuenta la vida futura del río ni la de sus habitantes,
humanos o no. Por su parte, Adriana Salazar, actualmente residente en México, revisa
la historia del Lago Texcoco, hoy día más que un lago, un nombre, una zona en un mapa,
pero no un aposentamiento de agua. Desde su «Enciclopedia de cosas vivas y muer-
tas», presenta para este número tres entradas de dicho corpus: «Agua», «Cemento» y
«Ruina». Por su parte, el artista mexicano Gilberto Esparza habla de dos de sus pro-
yectos: Plantas Nómades y Plantas Autofotosintéticas, y la manera como ellas hacen
ver el problema del agua, de sus usos y de los abusos de los humanos en el mundo
posindustrial y corporativista.
El artista boliviano José Arispe Rodríguez narra sus reflexiones al momento de hacer
el registro videográfico del performance Taypi. Uno de los elementos fundamentales
relacionados con esa operación tiene que ver con revisar qué tipo de imaginarios y
cosmovisiones propone el aymara que permita concebir el mundo desde otro para-
digma. Eso pasa con la palabra aymara «Pacha» y sus múltiples y amplias significacio-
nes, relacionadas con un espacio-tiempo, por ejemplo, no lineal ni monolítico. Por otra
parte, el artista colombiano Felipe Arturo lleva a cabo un texto que juega con las
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palabras, con el ritmo de las mismas, con la lectura, los sonidos, el juego, desconven-
cionalizando la palabra, recogiendo imágenes sonoras, visuales y textuales.
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ERRATA# 17 | Editorial
Eduardo Gudynas
SENTIR LA
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NATURALEZA
Continuidad y ruptura con la Naturaleza. Una de las ventanas en las fortificaciones incaicas de Pinkuylluna, en
Ollantaytambo (departamento de Cuzco, Perú), que impone tanto una separación como una continuación con las
sierras. El material de la construcción, su disposición y estética se articulan y continúan con el paisaje serrano.
Foto: Eduardo Gudynas.
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ERRATA# 18 | Sentir la Naturaleza | EDUARDO GUDYNAS
Estamos ante dos preguntas distintas. ¿Qué se siente frente a la Naturaleza? ¿Cómo
sentir la Naturaleza? Ambas están relacionadas entre sí, pero son diferentes, y no
siempre es evidente esa distinción.
Las posturas frente a la Naturaleza son diversas. En la mayoría de las enormes ciu-
dades latinoamericanas, los entornos naturales se han vuelto algo ocasional. Muchos
creen conocer la Naturaleza por ver documentales televisivos, y es posible que
sepan más de los rinocerontes y elefantes que de lo que sucede en algún rincón de la
Amazonía colombiana. Algunos interactúan con esos entornos en sus vacaciones, si es
que pueden escapar de los laberintos urbanos. Todos son espectadores ocasionales
ante la Naturaleza.
Otros modos de interactuar ante la Naturaleza parten de intereses mucho más aco-
tados. Son las personas que ven esos paisajes apenas como potenciales recursos
naturales para explotar. En ese papel está el ejecutivo de una corporación minera
que para nada se detiene en los paisajes, sino que su mirada penetra el suelo ima-
ginando las toneladas de rocas que allí se esconden. Puede ser también la visión del
hacendado que ya dejó de ver el bosque, pero, en cambio, vislumbra los pies cúbi-
cos de madera que espera extraer de sus tierras para venderlos en el aserradero.
Mientras los turistas ocasionales apelan a interacciones estéticas, estos últimos
enfatizan posturas utilitaristas, forma dominante de plantarse ante la Naturaleza
en la actualidad. De hecho, la conciben como un conjunto de recursos, la fragmentan,
y la despojan de cualquier organicidad.
Unos observan yacimientos minerales, otros, depósitos petroleros, otros más, las
potencialidades forestales, y así sucesivamente. Las valoraciones no se basan en consi-
deraciones estéticas, ni desempeñan papel alguno lo bello o lo sublime, sino que la prio-
ridad es la utilidad actual o potencial del ambiente. Una vez aceptada la primacía de esa
perspectiva, la discusión pasa a ser cuáles son las mejores maneras de ponderar y medir
esa utilidad. Esa discusión, en las últimas décadas, la viene ganando el economicismo: la
Naturaleza es entendida como una canasta de recursos que son valorados económica-
mente, y que deberían ser transados en los mercados. El precio desplazó a la belleza.
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Viviendo en la Naturaleza. Campesinos en las laderas andinas de los bosques
de Podocarpus en Loja (Ecuador). Foto: Eduardo Gudynas.
Con el paso del tiempo, poco a poco, se sumaron más y más argumentos, manías y
teorías para hacerlo, tanto en el norte como en el sur. Todas las tradiciones políticas
contemporáneas, desde los liberales a los marxistas, terminan apostando por el pro-
greso y conciben a la Naturaleza como un medio para lograrlo. La idea de desarrollo
remplazó a la de progreso, y se difundió a todo el planeta.
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En la actualidad queda en claro que estas posturas son insostenibles desde varios
puntos de vista. Han generado tan alto nivel de destrucción ambiental que enfren-
tamos riesgos ciertos de un colapso ecológico a escala planetaria; generan tantos
impactos sociales y ambientales que las comunidades locales terminan rebelándose
y se cae en una espiral de conflicto. Incluso para quienes solo entienden las postu-
ras utilitaristas, el colapso ecológico ya pone en riesgo sus negocios.
Ante este tipo de situaciones, retorna en toda su gravedad la pregunta sobre cómo
sentir la Naturaleza. No es suficiente estar frente al ambiente, sino que se vuelve
necesario recuperar el sentido de cómo volver a ser una parte más del entramado
ambiental. Una necesidad que se vuelve indispensable para poder frenar el ritmo de la
destrucción y a la vez asegurar la calidad de vida de las personas. En esa tarea, uno
de los aspectos no solo centrales, sino inevitables, es el reconocimiento de los dere-
chos de la Naturaleza.
Derechos de la Naturaleza
La ruptura con las posturas tradicionales que colocan a los humanos como distintos
y externos a la Naturaleza no es sencilla, ya que están profundamente arraigadas en
la cultura contemporánea. Dar ese paso exige sentir el entorno de otra manera, con-
cibiéndonos como un integrante más, aboliendo las jerarquías. Es responder aquella
otra interrogante —¿cómo sentirse parte de la Naturaleza?—, reconociendo que lo
no-humano también posee valores que le son propios. Dicho de otra manera, es admi-
tir valores que no dependen del disfrute estético y de la utilidad económica.
La radicalidad de esta visión se debe a que rompe con toda la Modernidad, que ha
jerarquizado como sujetos solo a los seres humanos y, por lo tanto, únicamente ellos
tienen valor. Sin duda es sencillo escribirlo, más sencillo todavía leerlo, pero asumir las
prácticas, las éticas y la política de un mundo donde la Naturaleza tiene derechos es
una transformación radical de nuestras concepciones sobre nosotros mismos como
humanos y sobre el ambiente que hoy llamamos Naturaleza.
En América del Sur está en marcha esa discusión, y en estos momentos el continente
está liderando a nivel mundial los intentos por romper con las visiones dualistas con-
vencionales y reconocer esos derechos. El ejemplo más concreto está en la nueva
Constitución de Ecuador, aprobada en 2008, en la cual se reconocen los derechos de
la Naturaleza. No solo eso, sino que se establece en una clave intercultural, ya que
el texto constitucional sostiene que esos derechos son de la Naturaleza, con lo cual
permite incorporar las visiones occidentales, o de la Pacha Mama. Esto abre las puer-
tas a las concepciones indígenas, especialmente las andinas. La norma constitucional
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ecuatoriana precisa que el sujeto de esos derechos está allí donde se reproduce la
vida, y además agrega que la restauración de los ambientes dañados también es un
derecho.
A su vez, las posturas de Naess son en parte herederas de las del biólogo de la vida
silvestre Aldo Leopold (1887-1948), muy activo hasta mediados del siglo XX. A su
manera, Leopold reclamaba una «ética de la Tierra», en la que los valores últimos se
encontraban en lo más viejo que albergaban los desiertos y llanuras que conocía,
y en las montañas.
No han faltado quienes señalaran que en América Latina no se contó con una tradición
similar que explorara un transcendentalismo con la Naturaleza como el de Thoreau.
Sin duda la Naturaleza estaba presente en muchos escritores de fines del siglo XIX
e inicios del siglo XX, pero era siempre una Naturaleza repleta de humanos y ellos eran
los protagonistas. Tal vez uno de los mejores ejemplos sea la novela Gran Sertón:
Veredas, del brasileño João Guimarães Rosa.
Sin embargo, es importante rescatar nuestra propia tradición para romper esa cos-
tumbre de una y otra vez buscar las inspiraciones en el norte olvidando a nuestros
propios autores. En efecto, uno de los pioneros suramericanos en ese terreno es
el boliviano Manuel Céspedes, más conocido como Man Cesped. Nació en la ciudad de
Sucre en 1874, pero vivió casi toda su vida en Cochabamba, donde falleció en 1932.
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limitada a moderada resisten en las áreas protegidas. Parque Nacional Tierra
Naturaleza arrinconada. Las últimas áreas bajo una intervención humana
En su obra literaria es muy clara una profunda e intensa identificación con la Naturaleza,
y concibe a los demás seres vivos como sus hermanos, con un cierto sentido religioso, por
Otro exponente que merece mencionarse es el peruano José María Arguedas (1911-
1969). Su narrativa es notablemente más compleja y se vincula muy estrechamente con
los saberes y sentires indígenas. Por mucho tiempo ha sido identificado como parte
de una literatura menor, telúrica e indigenista, un folclorismo andino. En eso ha tenido
mucho que ver un ensayo de Mario Vargas Llosa, justamente desde esa visión euro-
céntrica que insiste imponerse desde la razón. Me refiero a «La utopía arcaica», en la
cual Vargas Llosa insiste en colocar a Arguedas como un factor de atraso, un canto al
pasado, en lugar de permitir el avance hacia la Modernidad.
En muchas de las obras de Arguedas, como en Todas las sangres o El zorro de arriba y
el zorro de abajo, se aborda una lucha entre la modernización (y con ello el papel de la
Modernidad) frente a las cosmovisiones andinas. Para los modernos, esas creencias de
quechuas y aymaras de las sierras eran síntomas de atraso, pero en realidad expresaban
otro ser en el mundo, donde humanos y Naturaleza no estaban separados, la hermandad
que se extendía a algunos animales y hasta cerros y piedras podían tener personalidad.
Todos podían ser sujetos, justamente uno de los sentidos del texto constitucional
ecuatoriano al reconocer los derechos de la Naturaleza bajo la categoría de Pacha Mama.
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ERRATA# 18 | Sentir la Naturaleza | EDUARDO GUDYNAS
En las páginas de Arguedas hay muchos ejemplos de sentir la Naturaleza de otro modo.
Retomando la imagen del inicio, vemos que allí no hay un visitante en un museo que con-
temple un cuadro con un paisaje, ya que no existe ni la pintura ni el museo, y uno está
inmerso, atado, enraizado en ese paisaje. No hay posibilidad para imitar un desarro-
llo occidental, porque eso significaría romper esas íntimas relaciones, volver a caer
en una exterioridad que obliga a tener que pintar algún cuadro para recordar una
Naturaleza que el progreso destruirá.
Salir de la Modernidad
«Lo moderno es un peligro para la santidad del alma», llegó a decir Arguedas a media-
dos de los años sesenta. Y su narrativa parece apuntar a sugerir una política propia
de las mezclas e hibridaciones latinoamericanas que buscan la justicia, pero no nece-
sariamente desde la Modernidad. Quizás la forma como se reconocieron los derechos
de la Naturaleza en Ecuador sea un ejemplo.
En ese proceso, influencias como las de Thoreau, Leopold o Aness han sido limitadas,
ninguna en el caso de Man Cesped, y es discutible si el mensaje de Arguedas fue escu-
chado por esos constituyentes. Pero más allá de la formalidad de las citas y referen-
cias, el espíritu de todos ellos, los intentos de cada uno, todo eso está presente en
la actual idea de los derechos de la Naturaleza.
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De las dos preguntas con las que se iniciaba este breve ensayo, «¿Cómo sentir la
locales en defensa de las lagunas de los páramos del norte de Perú ante el avance
Naturaleza?» es la más importante hoy en día. Necesitamos con urgencia una transfor-
minero. La imagen representa a las familias campesinas rodeando las lagunas para
mación radical en las formas de sentir la Naturaleza para detener el actual avance de
la destrucción ambiental. La acumulación de información científica sobre los impactos
ecológicos no generará los cambios políticos y culturales necesarios. Estamos consta-
tando precisamente eso, pues nuestros gobiernos persisten en más o menos las mismas
estrategias de desarrollo. Declaman que se preocupan por el planeta en los foros
internacionales, pero cuando regresan a sus países promueven la minería o el fracking.
El cambio tampoco vendrá desde las ideologías políticas convencionales, y América del
Sur es el duro ejemplo de ello. En los últimos quince años se han sucedido toda clase
de gobiernos, tanto conservadores como progresistas, de menor a mayor radicalidad,
pero todos, sin excepción, apostaron por el mismo desarrollismo basado en explotar
los recursos naturales.
Por todas estas razones, un cambio hacia el ambiente solo es posible si se siente a
Foto: Eduardo Gudynas.
la Naturaleza de otra manera. Y el primer paso es admitir que es un sujeto con sus
Referencias
Thoreau, Henry David. 1854. Walden. Disponible en: http://consumoetico.webs.uvigo.es/
textos/walden.pdf
Guimarães Rosa, João. 1956. Gran Sertón: Veredas. Disponible en: https://lh2.weebly.com/upl
oads/2/3/9/0/23909114/141260791-gran-serton-veredas-joao-guimaraes-rosa.pdf
Cesped, Man. 2009. Símbolos profanos. Disponible en: http://www.andesacd.org/wp-content/
uploads/2012/01/S%C3%ADmbolos-Profanos.pdf
Vargas Llosa, Mario. 2015 [1996]. La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones
del indigenismo. Madrid: De Bolsillo.
Arguedas, José María. 1988. Todas las sangres. Madrid: Alianza Editorial.
Arguedas, José María. 2011 [1968]. El zorro de arriba y el zorro de abajo. Buenos Aires:
Losada.
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Ana María Lozano
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LOS DERECHOS
DE LOS VIVIENTES
Leyla Cárdenas, Interpretación del tiempo profundo (Primer intento), 2017. Film. Edición 2.
Fotos: Cortesía de la artista.
Uno de los mitologemas que ha estructurado el mundo en Occidente es la separación
entre humanos y naturaleza o, dicho de otro modo, entre humanos y mundo. ¿Qué
argumento o grupo de argumentos podrían validar la construcción de esa frontera?
¿Qué mitos escondidos en la oscuridad de los tiempos dieron paso a esa creencia?
En el mes de enero del año pasado mi hija y yo regresábamos de unas cortas vacacio-
nes en una reserva natural en la costa Caribe colombiana. Esperábamos sentadas en la
terminal de Santa Marta que llegara nuestro transporte, un poco asombradas por la
cantidad de perros y gatos que en ese lugar había. En realidad era un refugio, eso lo
pensé después, de animales domésticos abandonados, hambrientos y en malas condi-
ciones. Nos llamó especialmente la atención una cachorrita flaca que cojeaba mientras
husmeaba por los rincones. Conmovidas, decidimos rescatar la perrita y traerla con
nosotras a Bogotá. En el Terminal, los funcionarios y algunos viajeros nos ayudaron a
cumplir ese propósito. Lo cierto es que mientras eso sucedía y solidaridades espon-
táneas aparecían, sentía que esa decisión escondía algo terrible. Era terrible que
tuviéramos tal poder de decisión sobre un ser vivo, resultaba muy fuerte constatar
que pudiéramos tener tal potestad, pero la teníamos.
El humano occidental ha creído por milenios que su lugar es el centro del mundo, y,
por tanto, se ha adjudicado la libertad para usar, modificar o matar todo lo que en él
existe. Mirar desde otro paradigma permite ver lo monstruoso que es ese punto de
vista y quizás cambiarlo podría permitir hoy entender que esas vidas deberían tener
derechos como los que exigimos para nosotros. Quizás así se podría evitar una guerra
mundial, como dice Serres, es decir, una guerra entre el humano y el mundo. El texto
que sigue tiene que ver con una serie de preguntas que persigo hace años, y consti-
tuye lo que desde mi lugar en el arte puedo aportar. Puedo hacer preguntas y buscar
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respuestas contingentes y provisionales, unir ideas, poner en conexión autores,
artistas, obras plásticas y argumentos, para problematizar, desde el arte, el papel
protagónico que se adjudicó el humano sobre otros vivientes y cuyo abuso ha traído
consecuencias irremediables para este planeta.
Uno de los relatos bellos que tiene la Biblia tiene que ver con un dios que hace de
barro a su criatura. La conexión etimológica entre barro y humano: humus y homo o
entre tierra y hogar: humus y home remite secretamente a ese origen mítico.1 Esta
narración bien podría haber sido motivo de humildad. Podríamos habernos pensado
como parte de la Tierra, pertenecientes a lo bajo, siendo lo bajo símbolo de grandeza
y de dignidad. No obstante, estar cerca de la tierra se entiende como degradante y
tener proximidad al lodo, a las raíces o la arena, en general, cualquier imagen que nos
recuerde nuestro contacto con la tierra o la posibilidad de estar en una posición
corporal distinta de la erguida tiene connotaciones negativas. El humano occidental
construyó discursos, mitos, filosofías y religiones que constituyeron otros tantos
pedestales para alejarnos cada vez más de la tierra, del fango, del humedal, y así
Abajo, en la tierra
Hace algunos años me encontraba revisando un grupo de textos que me pudie-
ran ofrecer algo de luz respecto a lo que yo creía era un odio atávico a la selva en
nuestro país. Este lo veía manifestarse diariamente en los discursos del entonces
presidente, en los bombardeos que casi a diario se verificaban en las zonas perifé-
ricas del país, en las narraciones de los exsecuestrados. También se expresaba en
los llamados a hacer colonización del sur oriente del país. Se hacían presentes en la
vida diaria por medio de modismos, frases hechas, insultos que se integraban invisi-
blemente en el habla cotidiana, manifestando el desprecio al monte, a la maleza, a la
selva y a sus habitantes humanos-animales-vegetales. Ese odio lo veía habitar en el
lenguaje, inscrito en el lugar común ideológico de cada uno de nosotros, colombianos.
Entre búsquedas bibliográficas, entrevistas y lecturas llegó a mí el libro de Robert
Pogue Harrison Forests: The Shadow of Civilization (1992). Una vez en mi poder, me
sorprendió por su original acercamiento al tema, así como por su decisión de escrutar
en textos literarios e históricos una cierta forma de ver la naturaleza.
1 Donna Haraway cita a Rusten Hodges quien ingeniosamente juega con esa etimología
y propone, para cambiar de paradigma, por ejemplo, hablar de las humusities en lugar de las
humanities (2016, 32).
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intelectual del Siglo de las Luces que es la Scienza Nuova2, ambicioso proyecto de
filosofía de la historia realizado por el napolitano Giambattista Vico. La Ciencia nueva,
en uno de sus primeros apartes, se embarca en la construcción de una hipótesis
acerca de cómo pudo haber sido el origen de la civilización. Vico señala tres grandes
instituciones universales fundamentales para el desarrollo de la misma: la religión, el
matrimonio y el enterramiento de los muertos. Las tres están profundamente rela-
cionadas entre sí, se tejen alrededor de la tierra y tienen efecto tras el acto de
asentarse en un lugar, de establecerse en un locus.
[…] las primeras comunidades humanas produjeron claros en los bosques primarios
buscando sembrar otro tipo de árbol: el árbol genealógico. Producir un claro en
el bosque y proclamarlo como lugar sagrado para la familia, de acuerdo con Vico,
fue la forma original de apropiación que le abrió espacio a la sociedad civil. Fue el
primer acto decisivo, motivado por la religión, acto que condujo a la fundación de
ciudades, naciones e imperios.3
De esta manera, los claros serían el lugar de asentamiento de los primeros grupos
humanos, regidos por lógicas y límites, en la frontera del bosque y de la animalidad.
Allí los humanos comenzarían a narrarse como vida distinta de esa otra vida. De la
producción de esos claros, de la tala de los bosques, de la quema de las zarzas y
malezas, surgió el grano y con él la agricultura, así como los asentamientos humanos.
También la historia pediría su lugar, pues, en cuanto se enterraron los muertos, se
diferenció el pasado del presente y se construyó memoria y tradición. Según Vico,
puesto el bosque lejos, las instituciones humanas pudieron desarrollarse libremente.
2 La Scienza Nuova fue escrita en 1725, revisada en 1735 y en 1744. La última versión es la
reconocida como definitiva, con las actualizaciones ortográficas y la enumeración de párrafos e
índice propuestos por Fausto Nicolini en la publicación de 1928.
3 La traducción es propia.
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de la forma de ver antrópica: en la Ciencia Nueva se afirma la producción de un anta-
gonismo traumático entre humanos y naturaleza. Desde esta narración y de la mano
de un pensador ilustrado, la civilización tuvo lugar en el marco de una lucha violenta,
en medio de la cual la naturaleza debió ser vencida, violada, talada, quemada, y, si no,
docilizada y domesticada.
En 2004, Alberto Baraya emprendió un viaje por el curso del río Putumayo sobre una
embarcación militar. Tras días de recorrido y de ocio, próximos a una zona de con-
flicto, en medio del silencio del río, atravesado por las voces de los animales y los
sonidos de la selva, el mando alto decidió que iban a realizar prácticas de tiro al
blanco, ejercicio de afirmación militar en medio del territorio. Baraya alistó su cámara
sin entender del todo contra qué objeto se iba a disparar. De repente constató que
el blanco era el río.
Producir la dualidad
En su libro Homo Sacer I, Giorgio Agamben trae a cuento una distinción lingüística
empleada por los griegos y que puede haber aportado el sustrato de significado útil
para establecer la gran división humanos-mundo. Recuerda Agamben que los grie-
gos discriminaban entre dos palabras para hacer referencia a la vida. Por una parte,
empleaban la palabra zoé, para hacer referencia al mero existir, a la nuda vida, esto
es, a la existencia biológica común a los vivientes. La zoé sería lo común entre un
humano del sur de Alabama, por ejemplo, y un oso de anteojos del páramo de Chingaza.
Por otra parte, la palabra bíos, continúa Agamben, era empleada para hacer referen-
cia a una vida con discernimiento: entre placer y dolor; entre bien y mal, entre justo
e injusto, esto es, una vida con cualidades éticas y políticas (1998, 9 y ss.). La bíos
sería la palabra a ser usada para hacer referencia al humano habitante de la polis,
4 Empleo la noción de principio antrópico según el sentido que le otorga el filósofo Wolfgang
Welsch en su libro Hombre y mundo (2012). Así lo define en estos dos apartados: «El principio antró-
pico tiene su fundamento en la oposición hombre-mundo» (Ibíd., 12). Y en este aparte lo com-
plementa: «Utilizo la expresión en otro sentido al usual en el discurso cosmológico del anthropic
principle. El término me sirve exclusivamente para la caracterización de la forma moderna de pensar
que se basa en que hay que partir en todo del hombre y hay que referir todo al hombre» (Ibíd., 18).
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Alberto Baraya, Río, 2004. Videoinstalación monocanal, dimensiones variables. Fotos: Cortesía del artista.
el ciudadano. Los derechos constituirían una consecuencia inherente a la idea de
tener bíos o mejor, serían coesenciales a esta situación. Por oposición, abundando
en la idea, un viviente cualquiera viviría una vida sin derechos, una vida expuesta a la
muerte. Digamos más sobre esto. El lenguaje con el cual se fueron construyendo los
derechos humanos fue el mismo que fue edificando la zona gris en la cual habitan los
otros vivientes, y haría parte de la caja de argumentaciones que engrosaría las dife-
rencias entre un viviente con VIDA y un viviente con vida.
Así pues, de la diferencia entre zoé y bíos se desprende un sistema de valores que
construye una frontera y con ella, una excepcionalidad. Siguiendo al filósofo italiano,
definir que alguien está cubierto por una excepción implica reconocer que ese alguien
se determina por fuera de la norma. A su vez, quien está por fuera de la norma, por
ello mismo, puede definir qué cosa es lo normal y qué no lo es. Es el caso del soberano.
El soberano tiene el carácter singular de estar en la norma y fuera de ella, también
tiene el monopolio de la decisión (1998, 15 y ss.) y, con ello, ostenta la facultad de
producir ordenamientos de vitales consecuencias. En Occidente, el humano se ha
5 Para Vandana Shiva, Occidente se inscribió como depredadora de una naturaleza que
vio, fundamentalmente como recurso y con ello, como potencial fuente de enriquecimiento y lucro
(1988). Las denominadas «malezas» o «malas hierbas» son erradicadas por adelantado, irreflexiva-
mente, bajo la idea de que no son útiles. Así, el régimen de lo útil y de la utilidad pueden definir la
sobrevivencia o decretarle la muerte. Piénsese en el caso de la zarigüeya en nuestro país, animal
en amenaza de extinción.
33
investidos de la autoridad del saber argumentado. En operaciones laicizantes, el
relato convirtió al humano en origen y fundamento de su propia excepcionalidad
(2009, 38). Para Ramón Grosfoguel «la ‘ego-política del conocimiento’ inaugurada con
René Descartes en el siglo XVII inicia el mito del sujeto que piensa desde ‘el ojo de
Dios’». En efecto, esta ego-política «pone al hombre europeo donde antes se ponía
a Dios» (2006, 152). De esta forma se opera una traslación de lo trascendente a lo
inmanente que logra dejar al humano en la misma posición de poder, pero bajo otros
argumentos.
En el catálogo Formless, a User's Guide (Bois y Krauss, 1997), Yves - Alain Bois y
Rosalind Krauss elaboran varias ideas lanzadas por Georges Bataille y socializadas a
través de la revista Documents, la publicación más audaz del surrealismo no bretoniano.
Una de las nociones que explora Bataille, y en la cual estará acompañado por varios
de sus cómplices y colaboradores, será la de lo informe. Lo informe se opone a la
idea de forma, de formalismo, de orden, de materialismo alto, esto es, a la idea de la
materia sublimada y estetizada, desprovista de su sombra, de su materialidad misma.
Para ficcionalizar la idea de forma, Occidente habrá llevado a cabo muchos ejercicios
de forzamiento, realizando montajes y ediciones para no enfrentar a lo real. Durante
generaciones se habrán acometido procesos de ocultamiento del bajo materialismo, de
lo informe, de lo «otro», de lo heterólogo, según términos de Bataille. La forma erguida
del cuerpo humano, puesta su atención en la cabeza, símbolo de la racionalidad, y en
la boca, emblema del logos, del lenguaje, se opondrá a la forma desublimatoria de la
horizontalidad, en la cual el eje boca–ano recuerda los aspectos instintuales que
rigen el cuerpo, las aberturas del deseo y de lo escatológico. A la máquina sublimato-
ria del humanismo, que desprecia Bataille, este contrapone un motor desublimatorio,
degradante y crítico. De ahí el interés que tendrá Bataille en las extrañas fotografías
del dedo gordo del pie de Jacques André Boiffard, realizadas para la edición número
6 de Documents (Krauss 2002,123). El dedo, con su descarada forma redondeada, sus
excesivas proporciones, recuerda la carnalidad del cuerpo, la presencia de su fisici-
dad. El dedo gordo como metonimia del pie, aterriza el cuerpo reprimido, recuerda la
presencia del polvo, de la telaraña, de la tierra. Esta degradación es vista como un
proceso de reconocimiento de múltiples instancias que componen a lo humano y a la
vida misma, terriblemente sometidas e ignoradas tras procesos dolorosos de silencia-
miento forzado y de represión.
34
Kazuo Shiraga, miembro fundador del Grupo Gutai establecido en Osaka, Japón, llevó a
cabo una serie de obras en las cuales pintaba con las manos, con el cuerpo o con los
pies, en general, con la parte baja de su cuerpo. En algunas de sus pinturas perfor-
máticas, se lo ve arrastrarse entre el barro, el que empleaba como materia expresiva.
En esta acción, es parte de un magma confuso en el cual humano y lodo se funden. En
el marco del momento histórico en el cual estas piezas se producen, sería inevitable
asociar su operación con la del norteamericano Jackson Pollock, asociación perversa-
mente cruzada con el grado de intervención de ambos países, Japón-Estados Unidos,
en la II Guerra Mundial y, peor, en su desenlace. En el caso de Pollock, el proceso de
pintar está profundamente marcado por el hecho de emprender el proceso con la
tela puesta en el suelo. Así, puesta la tela en el suelo, sin templar, blanda, se suce-
día la danza de Pollock, chorreando alrededor de la tela. El orden es este: el cuerpo
arriba, la tela, abajo. Si bien Pollock logra cambiar la relación cuerpo erguido-tela y
lo «baja», también es cierto que traiciona su propia intuición cuando decide mostrar
las piezas puestas en la vertical, cómodamente instaladas en la pared y con ello, en la
tradición.6 Shiraga lleva más lejos esa operación. En sus piezas el cuerpo se agacha, se
35
36
Kazuo Shiraga pintando en su estudio, 1960. Foto: Cortesía del Centro Cultural Amagasaki.
El último de los componentes señalados por Schaeffer es el antinaturalismo. Más que
una afirmación, este parece una negación. Identifica al humano a través de sus peri-
pecias cognitivas, culturales o lógicas, pero no biológicas o fisiológicas. Si se siguiera
esta línea discursiva, el investigador se encontraría con el hecho de que es disconti-
nuista, en cuanto que plantea la no unidad genealógica entre las formas de vida.
37
Caspar David Friedrich, Viajero frente a un mar de nubes, 1919. Óleo sobre tela, 94,8 x 74,8 cm. Kunsthalle, Hamburgo.
Foto: Creative Commons.
magna obra, se encontró con que ya no tenía material con qué realizarla. Así que creó
al hombre sin forma propia, dándole la posibilidad de adoptar alguna según su decisión.
La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas
leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna te
la determinarás según el arbitrio cuyo poder te he consignado. Te he puesto en
el centro del mundo para que más comodamente observes cuanto en él existe.
(2006, 5)
38
En ese documento y teniendo como argumentos la autonomía y el libre albedrío, della
Mirandola espacializó al humano en el centro de la creación, como privilegiado testigo,
pero como diferente de este, como forastero, entendiéndose en definitiva incon-
gruencia con respecto a este.
El segundo hito señalado por Welsch lo constituye Diderot con uno de sus aportes
a la Enciclopedia, en donde escribe la frase que, de hecho, le sirve para definir el
antropismo: «El hombre es el único concepto del que hay que partir y al que hay que
remitir todo» (Welsch 2014, 17). Más tarde, agrega Diderot:
39
paradójicamente, una de las subjetividades más característicamente antrópicas.
El paisaje existe porque el sujeto lo observa.
Tiempo profundo
Parece difícil de aceptar el que durante varios siglos, y hasta hace relativamente
poco tiempo, el dominio de los discursos acerca de la edad de la Tierra lo ostentara
la Iglesia católica, apoyada, entre otros recursos, en uno de los más incontrover-
tibles argumentos para los creyentes: los textos bíblicos. Dentro de ese escenario
providencialista se inscribe el reverendo Ussher, quien en 1650 publicó Anales del
Antiguo Testamento que deducen los orígenes primeros del mundo, libro en el cual
anunciaba una serie de dataciones importantes, entre ellas, el día de la creación de
la Tierra. El suceso había tenido lugar, según el reverendo irlandés, la víspera del
domingo 23 de octubre de 4004 a.C. (Craig y Jones, 1982). Un siglo después, el hijo
de un granjero escocés, James Ames, no muy satisfecho con esa datación, se intere-
saba en conocer las edades de las piedras. Investigando sobre ello, viajó por toda
Escocia registrando formaciones rocosas. En uno de sus viajes, al llegar al promon-
torio rocoso denominado Siccar Point, se encontró con formaciones que por sus
características, cortes y sedimentaciones le hicieron pensar en movimientos ocurri-
dos en tiempos muy remotos. En desarrollo de su estudio llegó a la conclusión de que
la vida del planeta se remontaba milenios hacia atrás, exponiendo esto en su Teoría
de la Tierra, publicada en 1788. Allí propuso la idea de «Tiempo profundo» para hacer
referencia a esa enorme magnitud temporal que constituye la edad geológica de la
Tierra. Con el tiempo y la contribución de varias generaciones de científicos, se llegó
a la cifra que hoy se reconoce: 4560 millones de años. Esta temporalidad, sin lugar a
dudas, pone la vida de los humanos en la Tierra como un acontecimiento entre tantos
otros, el cual, por cierto, es de datación reciente.10
10 Para entender el Tiempo Profundo se han empleado diversos símiles. Entre ellos cabe
mencionar el reloj que en su fondo marca doce horas. En ese recorrido, el Cenozoico ocurre en los
últimos cinco minutos, mientras la aparición de los humanos ocurre en el último minuto. Una infogra-
fía interactiva que de forma pedagógica y amable muestra esto, puede ser consultada en http://
deeptime.info/
40
Michelangelo Pistoletto, El etrusco, 1976, yeso y espejo. 194 x 90 x 80 cm. Foto: © (Michelangelo Pistoletto)
VG BILD-KUNST Bonn, 2018. Cortesía de Sammlung Goetz, Múnich. PhoKunstmuseum Basel / Martin P. Bühler.
41
ERRATA# 18 | Los derechos de los vivientes | ANA MARÍA LOZANO
antropocentrismo, como la llama Canguilhem (2005, 130).11 En el marco de estos des-
cubrimientos, se comenzó a hablar de la probabilidad de la vida en otros lugares, en
otros mundos. Autores como el francés Bernard Le Bovier de Fontenelle escribió su
Entretiens sur la pluralité des Mondes en 1686, que hace referencia a la presencia de
otros seres vivos en mundos diferentes a la Tierra (Welsch 2014, 71-72).
Derechos
Uno de los representantes destacados del Arte Povera italiano, Michelangelo
Pistoletto, realizó en la década de los setenta varias piezas en las cuales involucraba
copias de esculturas latinas. Una de ellas, El etrusco, es una copia en yeso realizada
a partir de una escultura etrusca denominada El Orador.12 En cuanto es una escul-
tura instalada, esta debe ser colocada de cara a la pared frente a un espejo de gran
dimensión. Lo que busca Pistoletto con la pieza, según aclara, es aludir a la comuni-
cabilidad entre tiempos pasado, presente y futuro. En este caso, el público que mira
la obra y se ve reflejado en el espejo constituiría el puente temporal que uniría el
pasado con el presente y al romano antiguo con cualquier turista de hoy.
11 «Al respecto, resulta conmovedora y, desde luego, dramática, la imagen que propone
Edward Wilson al referiste de esta manera al planeta y a su posición en el marco del universo:
La brizna diminuta que llamamos hogar es proporcionalmente poco más que eso: una mota de polvo
situada cerca de los márgenes de nuestra galaxia, otra más de entre unos cien mil millones o más
de galaxias en el universo. […] En relación al universo, la Tierra no es más que el segundo segmento
de la antena izquierda de un pulgón que se ha posado un rato en un pétalo de flor en un jardín de
Teaneck, Nueva Jersey, esta misma tarde» (Wilson 2014, 37).
12 El Orador del Trasimeno es una escultura etrusca en bronce realizada en el siglo I a.C.
42
Podría ser este el momento de afirmar que el antropocentrismo no es una forma de
pensar que vaya sola, sino que se acompaña de otros centrismos (occidentalocen-
trismo, falocentrismo, logocentrismo, etnocentrismo y ocularocentrismo). Una manifes-
tación dramática y compleja de lo dicho lo constituye la declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano. En el momento en que se escribieron los derechos del
hombre se dejaron por fuera los derechos de la mujer, el nombre mismo lo enuncia.
Soterradamente exilia también de derechos a los individuos pertenecientes a cultu-
ras no occidentales, a los niños, a los menores de edad y, desde luego, a la naturaleza.
En 1790 Etta Palm, agudamente consciente de esa exclusión constitutiva, reaccionó
a la publicación de los Derechos del Hombre y del Ciudadano con la publicación de su
Discurso sobre la injusticia de las leyes a favor del hombre y a expensas de la mujer. A
este Discurso le siguió, un año después, la publicación de la Declaración de Derechos de
la mujer y la ciudadana, de Olympe de Gouges y, en 1792, la Vindicación de los Derechos
de la Mujer, de Mary Wollstonecraft. Esas tempranas reacciones correctivas constatan
el que la declaración de los derechos, al definir los derechos de unos, necesariamente
pone por fuera los derechos de otros. Por ello, podría decirse que la declaración de
Contratar
[…] nadie ha hecho notar que este texto es radicalmente irracional; que es incom-
patible con las bases elementales del pensamiento organizado, al menos tal como
lo ha practicado Occidente desde Aristóteles a Einstein. […] ¿Quién ha señalado
que este libro no es de un filósofo sino de un chamán en trance? (2007, 164.)
43
No deja de ser interesante que para desacreditar la racionalidad de los argumentos
de Serres, Roger acuda a la imagen del chamán, entendido en la frase como antípoda
del pensamiento válido.14
44
Albrecht Dürer, Dibujante represen-
comportamiento del mundo a una escala global en alguna de las magnitudes relacionables
con la Tierra,17 produciendo un tipo de intervención inédito por su magnitud y escala.
Pues bien, en el momento en que se tomó la decisión de emplear esa tecnología y los
45
La mirada del otro (A manera de cierre)
46
En los últimos tiempos, en medio de la crisis medioambiental, ese fantasma se multiplica
y reproduce. En varios «memes» que circularon por las redes sociales mientras tenían
lugar los terribles terremotos y huracanes recientes que sacudieron a las Antillas,
Puerto Rico, Miami, Tampa y México se leía: «La Tierra habla». Habla también la Tierra en la
serie de documentales Nature Is Speaking, y también el océano, o el bosque de niebla.18
En la película Los pájaros de Alfred Hitchcock hay una secuencia muy dramática en la
que se presentan ágilmente diferentes imágenes relacionadas con una estación de
gasolina. La cámara muestra el café donde se resguarda Melanie, la protagonista de la
cinta, luego se detiene en la cabina telefónica, el piso donde se ve correr la gasolina
Alfred Hitchcock, The Birds (Los pájaros), 1963. Universal Pictures.
hacia las llantas de los carros, para detenerse en el hombre que baja de un auto y
enciende un cigarrillo. La serie de tomas cosen al espectador a un ritmo trágico que
finalmente desemboca en el temido desenlace: se incendia la estación con los consa-
bidos estallidos de los surtidores y de varios automóviles. Respecto a esta escena,
el filósofo y pensador lacaniano Slavoj Žižek lleva a cabo un interesante análisis: al
final de la secuencia se suma a las tomas mencionadas un punto de vista aéreo que
47
Durero Dibujante representando en perspectiva a una mujer reclinada, deja enten-
der el sistema de forma pedagógica. En su composición, el objeto de la mirada es un
cuerpo femenino yacente, docilizado y pasivo.
Pero ¿qué pasaría si, llevando a cabo una corrección de observación, retiramos del
punto privilegiado de observación al humano y lo colocamos en el otro lado, como
objeto de la mirada, tal como ocurre en el plano de Hitchcock? Para hacerlo, voy
a utilizar un fragmento libremente editado, un misreading,20 de El ser y la nada de
Jean Paul Sartre. Se trata de un fragmento del capítulo «La mirada», texto admirado
por Lacan y empleado por él en dos de sus Seminarios para hablar del proceso de
intersubjetivación.21
En «La mirada» Sartre explica una situación que tiene lugar en un parque, donde un
sujeto sentado en una banca adivina al otro lado la figura de un hombre que lo mira.
A partir de esa sencilla constatación, el sujeto, entendiéndose visto, se reconoce
como objetualizado por la mirada del otro. Digamos más, ese sujeto es el sujeto emble-
mático, por antonomasia, que, por cierto, como ocurre con la obra de Durero, también
es un hombre y, con seguridad, ha de ser europeo y heterosexual (como lo era Sartre).
En mi ejercicio, cambio el eje de esa relación visto-vidente, poniendo en el eje del cono
visual a un cuerpo no humano entre el follaje, que mira al hombre al otro lado del parque:
Basta que otro me mire para que yo sea lo que soy. No para mí mismo, ciertamente:
no lograré jamás realizar ese «ser-el-que-está-sentado» que capto en la mirada
del otro, pues seguiré siendo conciencia, siempre, sino para el otro. Así, quedo
despojado, para el otro, de mi trascendencia. Pues, en efecto, para quienquiera
que se constituya en testigo de ella, es decir, que se determine como no siendo
esa transcendencia, esta se convierte en trascendencia puramente constatada,
transcendencia dada, es decir, adquiere una naturaleza por el solo hecho de que
el otro le confiere un afuera, no por alguna deformación o refracción que no lo
pondría a través de sus categorías, sino por su ser mismo. Si hay un otro, quien-
quiera que fuere, dondequiera que esté, cualesquiera que fueren sus relaciones
conmigo, sin que actúe siquiera sobre del prójimo sino por el puro surgimiento
de su ser, tengo un afuera, tengo una nada original, es la existencia del otro; y
la vergüenza es como mi naturaleza y el orgullo, como la aprehensión de sí mismo,
aun cuando esta naturaleza misma me escape y sea incognoscible como tal. No es,
propiamente hablando, que me sienta perder mi libertad para convertirme en una
cosa, sino que aquella está allá, fuera de mi libertad vivida, como un acto dado de
ese ser que soy para el otro. Capto la mirada del otro en atributo de mí, como
20 Judith Butler propone llevar a cabo «malas lecturas» de algunos autores canónicos,
para entender así, desde otra óptica, problemas relacionados con el género y el sexo, con temas
silenciados por la cultura hegemónica y patriarcal occidental. Aplico su metodología de dislocación
creativa y voluntariosa.
21 Dice Lacan sobre El ser y la nada en el Seminario 1: «Esta es una obra que, desde el punto
de vista filosófico, puede ser objeto de muchas críticas; pero indudablemente alcanza en esta
descripción, aunque solo fuese por su talento y brío, un momento especialmente convincente»
(2007, 313).
48
solidificación y alienación de mis propias posibilidades. En efecto, estas posibili-
dades que soy y que son la condición en el seno de mi trascendencia, siento, por
el temor, por la espera ansiosa o prudente que se dan en otra parte a otro como
debiendo ser trascendidas a su vez por las propias posibilidades de él. Y el otro,
como mirada, no es sino eso: mi trascendencia trascendida. Captarme como visto,
en efecto, es captarme como visto en el mundo y a partir del mundo. La mirada no
me recorta en el universo; viene a buscarme en el seno de mi situación. A la vez,
esa alienación de mí que es el ser-mirado implica la alienación del mundo que yo
organizo. Así, yo que, en tanto que soy mis posibles, soy lo que no soy y no soy lo
que soy, he aquí que soy alguno. Y eso que soy —y que por principio me escapa—
lo soy en medio del mundo, en tanto que me escapa.
En este fragmento, así, mal leído, se desestabiliza el orden simbólico, cada palabra
se reubica de forma muy distinta dentro de las frases, dejando salir a flote lo que
siempre ha estado escondido, el reconocimiento obvio: la no soledad, el no silen-
cio, la presencia constante de otras miradas, de otras voces, de clamores, de otras
presencias en el mundo, distintas a esa que se quiere única. De esta manera el sujeto
Lo que capto inmediatamente cuando oigo crujir las ramas tras de mí no es que
hay alguien, sino que soy vulnerable, que tengo un cuerpo capaz de ser herido,
que ocupo un lugar y que no puedo en ningún caso evadirme del espacio en que
estoy sin defensa; en suma, que soy visto.
Sleep face up! If a jaguar comes he'll see you can look back and won't bother you
[…] If, Juanicu was saying, a jaguar sees you as a being that is capable of looking
back, —a self like himself, a you—he'll leave you alone. (Kohn 2013, 1)
22 Tal como lo señala e insiste Hans Blumenberg en su famoso libro Descripción del ser
humano.
49
So as not to become meat we must return the jaguar's gaze. But in this encou-
nter we do not remain unchanged. We become something new, a new kind of «we»
perhaps, aligned somehow with that predator who regards us as a predator and
not, fortunatly, as dead meat. (Kohn 2013, 1)
Referencias
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Canguilhem, Georges. 2005. Ideología y racionalidad en la Historia de las Ciencias de la Vida.
Buenos Aires: Amorrortu.
23 Se trata con esa frase de otro misreading, esta vez de Slavoj Žižek cuando define
cultura en «La naturaleza no existe» (2004, 68).
50
Césaire, Aimé. 2006. «La actualidad del pensamiento de Césaire: redefinición del sistema-
mundo y producción de utopía desde la diferencia colonial», en: Discurso sobre el
colonialismo. Madrid: Akal.
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51
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52
DONNA HARAWAY
54
TENTACULAR
PENSAMIENTO
CHTHULUCENO1
ANTROPOCENO,
CAPITALOCENO,
Ernst Haeckel, Arachnida, Kunstformen der Natur, 1904. Foto: Creative Commons, www.BioLib.de.
55
Todos somos líquenes.
Scott Gilbert, Ahora todos somos líquenes2
En este texto, con los infieles descendientes de los dioses del cielo, con mis compa-
ñeros de camada que escudriñan en las nutridas marañas de múltiples especies, quiero
generar una conmoción y alegre crítica sobre estos asuntos. Quiero permanecer en el
problema, y la única forma en que sé hacer tal cosa es por medio de la alegría genera-
tiva, el terror y el pensamiento colectivo.
La primera de las imágenes perturbadoras de esta tarea será una araña, Pimoa
cthulhu, que vive debajo de tocones de los bosques de secuoyas de los condados
de Sonoma y Mendocino, cerca de donde vivo, en el norte de California Central. Nadie
vive en todas partes; todos vivimos en algún lado. Nada está conectado a todo;
todos estamos conectados a algo.4 Esta araña ocupa su lugar, tiene un lugar y,
56
sin embargo, lleva el nombre de enigmáticos desplazamientos a otros lugares. Esta
araña me ayudará con los retornos, con las raíces, con las rutas.5 El arácnido ten-
tacular de ocho patas al que apelo recibe su nombre genérico del idioma del pueblo
Goshute de Utah, y su nombre específico, de los habitantes de las profundidades,
de entidades abisales y elementales, llamadas chthónicos.6 Los poderes chthónicos
de Terra hunden sus tejidos en todas partes, a pesar de los esfuerzos civilizadores
de los agentes de los dioses del cielo para establecer su reinado y el de sus dóciles
comités de semidioses, el Uno y el Muchos. Haciendo un pequeño cambio en la orto-
grafía taxonómica del biólogo, de cthulhu a chthulu, con el nombre recién acuñado de
Pimoa chthulu, propongo un nombre para otro lugar y otro tiempo que era, todavía
a otra cosa. Si bien todos podemos estar conectados entre sí en última instancia, la especificidad
y la proximidad de las conexiones es importante: con quién estamos vinculados y de qué manera lo
57
es y podría ser: el Chthuluceno. Cabe recordar que «tentáculo» proviene del latín
tentaculum, que significa «palpitante», y tentare, que significa «sentir» e «intentar»; y
sé que mi araña de piernas largas tiene aliados bien armados. Se necesitarán innume-
rables tentáculos para contar la historia del Chthuluceno.7
Los seres tentaculados me enredan en sf8. Sus muchos apéndices forman figuras de
cuerdas; me entrelazan en la poiesis —la fabricación— de la fabulación especulativa,
la ciencia ficción, el hecho científico, el feminismo especulativo, soin de ficelle. Los
tentáculos crean vínculos y rupturas; atan y desatan; marcan la diferencia; tejen
caminos y consecuencias, pero no determinismos; ambos son abiertos y anudados de
alguna manera y no de otras.9 sf es la narración de historias y la narración de hechos;
58
ERRATA# 18 | Pensamiento tentacular. Antropoceno, Capitaloceno, Chthuluceno | DONNA HARAWAY
Los seres tentaculados no son figuras desprovistas de cuerpo; son cnidarios, ara-
ñas, seres ramificados como los humanos y los mapaches, calamares, medusas, extra-
vagancias neuronales, entidades fibrosas, seres flagelados, trenzas de miofibrillas,
enredos microbianos y hongos amasados, enredaderas de sondeo, raíces hinchadas
que trepan y ascienden. Los tentáculos también son redes, bichos, dentro y fuera de
los enjambres. La tentacularidad está relacionada con la vida que se vive a lo largo de
las líneas —en la riqueza de las líneas— no en los puntos, ni en las esferas. «Los habi-
tantes del mundo, criaturas de todo tipo, humanas y no humanas, son caminantes»; las
generaciones son como «una serie de senderos entrelazados» (Ingold 2007, 116-119).
Las cuerdas lo representan todo.
Los tentáculos me han hecho infeliz con el poshumanismo, incluso cuando buena parte
de mi trabajo ha sido construido bajo ese signo. Mi compañero Rusten Hogness sugi-
rió hablar de compost en lugar de poshuman(ismo), así como de humusidades en lugar
de humanidades, y yo salté complacida sobre ese montón de gusanos.11 Lo humano,
como el humus, tiene potencial, si pudiéramos cortar y triturar humanos con miras a
un proyecto detumescente de un director general de construcción y destrucción
de planetas. ¡Imaginen una conferencia no sobre el futuro de las humanidades en la
Universidad de Reestructuración Capitalista, sino sobre el Poder de las Humusidades
59
para un Lodo Multiespecie! Los artistas ecosexuales Beth Stephens y Annie Sprinkle
hicieron una calcomanía para mí, para nosotros, para la sf: «¡El abono es tan sexy!».12
12 El activismo de las disciplinas artísticas inspira este libro. En la lucha por la justicia
ambiental frente a la cima de la compañía carbonífera en su mundo natal en West Virginia, con su
esposa Annie Sprinkle (activista medioambiental, directora de cine radical para adultos, intérprete
y extrabajadora sexual), la artista Beth Stephens grabó el «documental más sexy sobre la natu-
raleza», Goodbye Gauley Mountain: An Ecosexual Love Story (2014). La cita es de una reseña de
Russ McSpadden, «Eco-Sexuals of the World, Unite!». En el amor y la ira (Emma Goldman), el deber es
pensar (Virginia Woolf) un planeta habitable.
13 A lo largo de este capítulo utilizo la palabra latina terra, incluso mientras nado en nom-
bres e historias griegas, incluida la historia de Gaia y las historias/geohistorias de Gaia de Bruno
Latour. Terra es especialmente legible en la ciencia ficción, pero Gaia también es importante.
Mi favorito es Gaea Trilogy de John Varley, Titan (1979), Wizard (1980) y Demon (1984). Gaea de
Varley es una anciana, un ser viviente en forma de un toro Stanford de 1 300 kilómetros de diá-
metro, habitado por muchas especies diferentes, en órbita alrededor del planeta Saturno. Para
un sitio de fans, ver «Gaea, the Mad Titan». Los confinados de Latour (terriens en su francés) y
la intrusa Gaia de Stengers reconocerían a la Gaea irascible e impredecible de Varley. Gaia es más
legible en las teorías de sistemas que Terra, así como también en las culturas de la «Nueva Era».
Gaia aparece en el Antropoceno, pero Terra suena más terroso para mí. Sin embargo, Terra y Gaia
no están en oposición, ni tampoco son los Confinados, que nos son entregados por Bruno Latour
en su amorosa y arriesgada escritura, en oposición a los Terran. Por el contrario, los gaianos y los
terráqueos se encuentran en una camada de cánticos de todo el planeta que deben ser recorda-
dos con urgencia. Es en ese sentido que escucho juntos la «cosmopolítica» de Isabelle Stengers
y mi «Terrápolis». Estamos haciendo figuras de cuerdas juntas.
14 Alineado con este tipo de argumento está Barad (2007). Fuera (y dentro) de lo extraño
llamado Occidente, hay innumerables historias, filosofías y prácticas, algunas civilizacionales, otras
urbanas, que proponen vivir y morir en otros nudos y patrones que no presumen aislados, mucho
menos binarios, unidades y polaridades que luego deben ponerse en conexión. La relacionalidad
variada y configurada es justamente lo que es. Las teorías de sistemas defectuosas pero poderosas
son los mejores modelos tecnocientíficos que tenemos hasta ahora para muchas relaciones gaianas.
Un biólogo evolutivo estadounidense, David Barash, escribe convincentemente sobre conver-
gencias (no identidades y no recursos que pueden ser secuestrados para curar enfermedades
occidentales) entre las ciencias ecológicas y varias corrientes budistas, escuelas y tradiciones
que enfatizan la conectividad. Barash enfatiza que los modos de vivir, morir, actuar y nutrir la
capacidad de respuesta están integrados en estos asuntos (biología budista). ¿Qué pasaría si
las ciencias evolutivas y ecológicas occidentales hubieran sido desarrolladas desde el comienzo
60
de contacto son omnipresentes y continuamente forman zarcillos de espinas.
La araña es una figura mucho más apropiada para la sympoética que cualquier ver-
tebrado dotado de piernas. La tentacularidad es simbólica, herida con asimientos
abisales y espantosos, deshilachados y tejidos, repitiéndose una y otra vez, en
las recurrencias generativas que constituyen la vida y la muerte.
Después de usar el término «sympoiesis» para entender algo diferente de los señue-
los de la autopoiesis, Katie King me habló sobre la tesis de maestría en Estudios
Ambientales de M. Beth Dempster, escrita en 1998, en la que sugería el término
«sympoiesis» para referirse a «sistemas de producción colectiva que no tienen límites
espaciales o temporales autodefinidos. La información y el control se distribuyen
entre los componentes. Los sistemas son evolutivos y tienen el potencial para un
dentro del budismo en lugar de las formas protestantes de mundos? ¿Por qué me parece tan des-
agradable que David Barash sea un neodarwinista comprometido con la teoría de la evolución? Ver
Barash (2007). ¡La necesidad de teorías de complejidad ajustadas a la paradoja es obvia!
Basado en su extenso estudio de los conocimientos y las ciencias chinos, Joseph Needham hizo una
pregunta similar a Barash hace muchos años sobre embriología y bioquímica en The Grand Titration:
Science and Society in East and West (2013). El organicismo y el marxismo de Needham son cruciales
para esta historia, algo para recordar al pensar cómo configurar lo que exploraré en este capítulo
bajo el signo de Capitaloceno. Sobre Needham, ver Haraway (2004). ¿Qué sucede si cultivamos la capa-
cidad de respuesta para el Capitaloceno dentro de las bolsas de carga de la sympoiesis, el budismo,
la biología evolutiva ecológica (ecoevodevo), el marxismo, la cosmopolítica de Stengers, y otros
fuertes tirones contra la necedad modernizadora de algunos análisis del capitalismo? ¿Qué pasa si los
implacables juegos de suma cero del neodarwinismo dan paso a una síntesis evolutiva extendida?
15 Para una comparación concisa de sistemas autopoiéticos y sympoiéticos, la yuxtaposi-
ción de las características definitorias de los sistemas autopoiéticos y sympoiéticos, tales como:
límites autoproducidos / falta de límites; organizacionalmente cerrado / organizacionalmente
entreabierto; acoplamiento estructural externo / acoplamiento estructural interno y externo;
unidades autónomas / entidades amorfas complejas; control central / control distribuido; evolu-
ción entre sistemas / evolución dentro de los sistemas; orientación de crecimiento / desarrollo
/ orientación evolutiva; cambio de estado estable / potencialmente dramático, sorprendente;
predecible / impredecible. Katie King me habló de la tesis de Dempster mientras intentábamos
resolver nuestros placeres superpuestos, pero no idénticos, y las resistencias a la autopoiesis y
la sympoiesis. (Ver King, 2013).
61
de vista figurativo o científico; nos lleva por caminos ciegos. El realismo agencial y la
intra-acción de Barad se convierten en sentido común, y quizás en la razón de vivir
de los seres errantes terrestres.
Importan los pensamientos con los que se piensan los pensamientos. Importa lo que
las ideas conocen de las ideas. Importa la forma en la que las relaciones relacionan las
62
relaciones. Importan los mundos que mundializan el mundo. Importan las historias que
cuentan las historias. Las pinturas de Baila Goldenthal son un testimonio elocuente de
esta cuestión.16
Guiada por Valerie Hartouni, paso al análisis de Hannah Arendt sobre la inconscien-
cia del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann. En esa rendición del pensamiento
yace la «banalidad del mal» del tipo particular que podría hacer que el desastre del
Antropoceno, con sus genocidios intensificados y el cambio de especies, sea una
realidad (Arendt 1964 y Hartouni 2012).17 Este resultado todavía está en juego;
¡debemos pensar! En la lectura de Hartouni, Arendt señaló que el pensamiento era
profundamente diferente de lo que podríamos llamar conocimiento científico o ciencia
arraigada en la evidencia, o clasificación de la verdad y creencia, o hecho y opinión,
16 Baila Goldenthal (1925-2011) pintó una serie extraordinaria de cuatro paneles de aceite
sobre madera titulados Cat’s Cradle en 1995-96, y un óleo sobre lienzo en 2008. Para ella y para
mí, el acunamiento de los gatos es una gama abierta, práctica de tejido continuo (ver su serie
Weavers, 1989-94). Para ella «las técnicas de pintura inferior y acristalamiento invocan el tiempo
histórico; el enigma del juego en sí refleja la complejidad de las relaciones humanas». Goldenthal
se relaciona con los juegos de cuna de gato como una metáfora del juego de la vida, y las manos
en movimiento intensamente presentes invitan al parentesco con otros seres. Su Cat’s Cradle /
String Theory (2008) es la imagen de portada para Nuclear Abolition Forum, No. 2 (2013), un número
titulado «Yendo más allá de la disuasión nuclear a un mundo libre de armas nucleares». Metamorfosis,
fragilidad, temporalidad, desintegración y revelación están en todas partes en su trabajo.
Estudiante de la Cábala y de la cultura y filosofía del sur de Asia, Goldenthal trabajó en óleos,
bronce, vidrio con plomo, papel, fotografía, grabado, cine y cerámica. Ella realizó un trabajo pode-
roso en escultura y en formatos bidimensionales. Entre mis favoritos están sus Desert Walls de
mediados de la década de 1980, donde trabajó en fotografía y collage con azulejos, ladrillos, paja,
yeso, metal y vidrio para evocar los enigmas visuales de los acantilados y las paredes rocosas del
desierto del sudeste de los Estados Unidos.
17 De Hartouni especialmente el tercer capítulo, «La inconsciencia y el mal». Dejé de lado el
humanismo y el tipo específico de pensamiento sujeto al proyecto de Arendt, así como su énfasis
en la soledad esencial del pensamiento. Pensar en el abono de la ciencia ficción de este ensayo no
es un enemigo para el profundo autoexamen secular de la figura humana históricamente situada de
Arendt, pero ese es un argumento para otro día.
63
o bien y mal. Pensar, en el sentido de Arendt, no es un proceso para evaluar informa-
ción, para acertar o equivocarse, para juzgarse a uno mismo o a los demás en tér-
minos de verdad o error. Todo eso es importante, pero no es lo que Arendt tuviera
para decir sobre el mal de la inconsciencia lo que quisiera traer a colación en esta
reflexión sobre la coyuntura geohistórica que ha sido dado llamar Antropoceno.
Lo que Arendt vio en Eichmann no fue un monstruo incomprensible, sino algo mucho
más aterrador: una vulgar inconsciencia. Es decir, frente a ella había un ser humano
incapaz de ser consciente de lo que pasaba por alto, de lo que estaba más allá de sí,
de lo que es el mundo en su puro carácter de no ser. Se trataba de alguien que no
podía ser un caminante, un individuo incapaz de atarse, incapaz de rastrear las líneas
de la vida y la muerte, de cultivar la capacidad de respuesta, de ser consciente de lo
que estaba haciendo, de vivir en consecuencia o con consecuencia, de involucrarse.
El oficio importaba, el deber importaba, pero el mundo era irrelevante para Eichmann.
El mundo no es relevante en la inconsciencia. Las fisuras están llenas de información
de evaluación, selección de amigos y enemigos, y órdenes cumplidas; la negatividad, el
vaciamiento de tal positividad, un asombroso abandono del pensamiento.18 Esa parti-
cularidad no era una carencia emocional, una falta de compasión, aunque seguramente
había algo de eso en el caso de Eichmann, sino una rendición más profunda a lo que
yo llamaría inmaterialidad, inconsecuencia, o, en el idioma de Arendt que también es el
mío, inconsciencia. Eichmann fue sacado de la confusión de pensar a la práctica de los
negocios en los que, como es ley, no importa el costo. No había forma de que el mundo
se convirtiera para Eichmann y sus herederos en «una cuestión de cuidado» (Puig de la
Bellacasa 2011). El resultado fue la participación activa en un genocidio.
64
restauradores, comensales, hombres de negocios, científicos, forestales, secuen-
ciadores de ADN y sus especies cambiantes, y mucho más, Tsing pone en práctica
la empatía en tiempos de crisis. Al negarse a apartar la mirada o reducir la urgencia
de la tierra a un sistema abstracto de destrucción causal, como la Ley de Especies
Humanas o el capitalismo indiferenciado, Tsing sostiene que la precariedad —fracaso
de las falsas promesas del progreso moderno— caracteriza las vidas y muertes de
todas las criaturas terrestres. Tsing rastrea las erupciones de vitalidad inesperada
y las prácticas contaminadas, no deterministas e inconclusas propias de la vida entre
las ruinas. Su trabajo encarna la fuerza de las historias; muestra en carne y hueso
cómo y por qué importa que las historias cuenten historias como una práctica cons-
tante de cuidado y pensamiento. «Si una precipitación de historias problemáticas es
la mejor manera de retratar la diversidad contaminada, entonces es hora de que esa
Guiada por una curiosidad radical, Tsing escribe la etnografía de la «acumulación sal-
vaje» y del «capitalismo desigual», del tipo que ya no puede prometer progreso, pero
puede extender la devastación y hacer que la precariedad sea el nombre de nues-
tra sistematicidad. No hay puntos éticos, políticos o teóricos simples en el trabajo
de Tsing; en cambio, existe la voluntad de involucrar al mundo en el tipo de prácti-
cas de pensamiento imposibles para los herederos de Eichmann. «Los matsutake nos
cuentan acerca de sobrevivir colaborativamente entre disturbios y contaminación.
Necesitamos esta habilidad para vivir entre ruinas» (Tsing 2015). Esto no es un anhelo
de salvación o algún otro tipo de sesgo optimista; tampoco es una apatía cínica
frente a la profundidad del problema. Por el contrario, Tsing propone un compromiso
de vivir y morir con capacidad de respuesta en compañía inesperada. Tal vida y muerte
tienen la mejor oportunidad de cultivar condiciones para la continuidad.
El filósofo ecológico y etnógrafo multiespecie Thom van Dooren también habita las
complejidades estratificadas de la vida en tiempos de extinción, exterminio y recu-
peración parcial; su trabajo profundiza nuestra consideración de lo que significa
pensar, de lo que exige de cada uno la decisión de no rendirse a la inconsciencia.
En su extraordinario libro Flight Ways, Van Dooren sigue a las especies de aves que
viven en el borde extendido de la extinción, preguntando qué significa tener espacio
abierto para otro (Van Dooren 2014). Dicha apertura está lejos de ser un material
obvio o una práctica ética; incluso cuando tiene éxito, exige una cuota de sufri-
miento y supervivencia como individuos y como especie. En su examen de las prácticas
de supervivencia de las especies de grulla blanca norteamericana, por ejemplo, Van
Dooren detalla múltiples tipos de cautividades y trabajos pesados, vidas forzadas,
trabajos reproductivos sustitutivos y muertes sustitutas, ninguna de los cuales
65
debe olvidarse, especialmente en proyectos exitosos. Mantener la apertura puede,
o no, retrasar la extinción de manera que posibilite la composición o la recomposición
de las florecientes variaciones naturales. Flight Ways resume la forma en la que la
extinción en vez ser un punto de quiebre o un evento aislado, constituye más bien un
borde extendido, una cornisa ensanchada. La extinción es una muerte lenta y pro-
longada que desenreda grandes tejidos y formas de seguir en el mundo para muchas
especies, incluidas los individuos históricamente situados.20
Van Dooren sitúa el duelo como factor intrínseco para cultivar la capacidad de res-
puesta. En su capítulo sobre los esfuerzos de conservación de los cuervos hawaianos
(‘alalā para los hawaianos, Corvus hawaiiensis en taxonomía linneana), cuyas casas y
alimentos forestales, así como amigos, polluelos y parejas han desaparecido en gran
parte, Van Dooren argumenta que no solo la especie humana es capaz de lamentarse
por la pérdida de seres queridos, de lugares, de formas de vida; otros seres también
lloran. Los Corvus lamentan la pérdida. La afirmación se basa en estudios bioconduc-
tuales, así como en la historia natural íntima; ni la capacidad ni la práctica del duelo
son especialidades humanas. Más allá de los dudosos privilegios del excepcionalismo
humano, las personas pensantes deben aprender a lamentarse.
20 Esta idea tiene el sello personal de Deborah Bird, colega de Van Dooren, especialmente
en lo referente a su reflexión del carácter inacabado de los tejidos que dan forma a la conti-
nuidad, la idea de un asesino de generaciones, que ella denomina «doble muerte» en Reports from
a Wild Country: Ethics for Decolonisation. (2004) Ver también Van Dooren y Bird (2011 y 2012) El
Extinction Studies Working Group radicado en Australia es un rico nicho sympoético. Están también
los Environmental Humanities South, radicados en Cape Town, Sudáfrica.
21 Este aparte es un intercambio con el pensamiento de Vinciane Despret sobre el aprendi-
zaje que subyace al hecho de verse afectado o lastimado (2004).
66
de Van Dooren sobre los pequeños pingüinos de Sydney Harbour (Eudyptula minor),
logra crear un sentido de lugar histórico no antropomórfico, no antropocéntrico. En
su proceso deliberadamente «filópatra» (hogar amoroso) de anidación y otras prác-
ticas, estos pingüinos urbanos, reales, aves en particular, lugares de historias, este
lugar no es cualquier lugar. Establecer la realidad y la vívida especificidad del lugar de
los pingüinos es un gran logro semiótico. El relato no puede ser contenido en la caja
del excepcionalismo humano. Sin abandonar el terreno de la ecología del comporta-
miento y la historia natural, esta narración logra una sintonía poderosa con la narra-
ción en la semiótica multimodal de los pingüinos (Van Dooren 2014, 63-86).22
Sin embargo, ningún aventurero debería abandonar su hogar sin un saco. ¿Cómo es
que un cabestrillo, una olla, una botella entran de repente en la historia? ¿Cómo es
que utensilios tan humildes pueden mantener viva la historia? O tal vez incluso peor
para el héroe, ¿cómo es que esas cosas cóncavas y huecas, esos agujeros infligidos
en la existencia, generan historias más ricas, extravagantes, completas, inadecuadas,
continuas, historias con espacio para el cazador pero que no versan sobre él, sobre
el humano que se hace a sí mismo? La ligera curva del caparazón que contiene solo un
67
poco de agua, solo unas pocas semillas para regalar y recibir, engendran historias de
convivencia, de inducción recíproca, de especies compañeras cuyo trabajo en la vida
y la muerte no es terminar la narración, pulir los bordes ásperos del mundo. Con un
caparazón y una red, convirtiéndose en humano, convirtiéndose en humus, convirtién-
dose en habitante de la Tierra, tiene otra forma: la forma serpenteante del trans-
formarse-con. Pensar-con es quedarse con las problemáticas especies en la Tierra.
No hay garantías, ninguna flecha del tiempo, ninguna Ley de la Historia o Ciencia o
Naturaleza en tal lucha incierta. Solo existe el mundo infinitamente contingente de la
vida y la muerte, del hacerse-con y de la improvisación, de la simpatía y, posiblemente,
de las multiespecies que florecen en la tierra.
68
En buena parte de su obra, Latour desarrolla el lenguaje y las imágenes de pruebas
de fortaleza; y al pensar en el Antropoceno y en la Tierra, extiende esa metáfora
para explicar la diferencia entre una acción policial, donde la paz es restaurada por
un orden ya existente, y la guerra o la política, donde los enemigos reales deben ser
superados para establecer el nuevo orden. Latour está decidido a evitar los trucos
de una solución preconcebida, como las Leyes de la Historia, la Modernidad, el Estado,
Dios, el Progreso, la Razón, la Decadencia, la Naturaleza, la Tecnología o la Ciencia, así
como la falta de respeto por la diferencia y la finitud compartidas propia de aque-
llos que ya saben las respuestas hacia aquellos que solo necesitan aprenderlas por
la fuerza, la fe o la pedagogía impuestas. Aquellos que «creen» tener las respuestas
a las urgencias actuales son terriblemente peligrosos. Aquellos que rehúsan a estar
para algunas formas de vida y muerte y son igualmente peligrosos. De hecho, asuntos
palabra Holoceno para designar algo radicalmente de la definición de Latour, pero sus tesis
centrales están estrechamente ligadas, generando una fricción muy provechosa. Tsing habla de
Holoceno para referirse a los tiempos de posible resurgimiento después de la perturbación; el
Antropoceno es el espacio temporal de la reducción radical, de la simplificación radical, de la
destrucción radical de los refugios del Holoceno, la cual podría generar el resurgimiento de las
especies. Los diferentes usos de Latour y Tsing de las mismas palabras ilustran cómo las posi-
bilidades polisémicas se esconden incluso en recintos lingüísticos minuciosamente analizados. Las
oposiciones innecesarias se pueden hilar fácilmente a partir de tales elaboraciones diferentes
de palabras, y la experiencia de los geólogos solo se suma a la generatividad del lenguaje. Creo
que parte de la fricción de Latour y Tsing proviene de su confianza en Carl Schmitt y su amor por
Ursula K. Le Guin.
27 Esta conferencia es un hito en nuestra comprensión colectiva de las corrosivas, auto-
complacientes y autoindulgentes trampas de la crítica. La capacidad de respuesta exige mucho
más de nosotros. Exige correr el riesgo de estar para ciertos mundos y no para otros, ayudar a
construir esos mundos con otros. En un ejercicio de composición de ciencia ficción, María Puig de
la Bellacasa resignificó la idea latouriana de «cuestiones de preocupación» para fermentar un vino
incluso más provechoso en su texto «Matters of Care in Technoscience» (2011).
69
llamaría ciencias y fabulación especulativa, todas ellas son ciencias políticas, en nues-
tros enfoques alineados.
«Alineación» es una metáfora rica para los viajeros, para los confinados a la Tierra, y
no permite tan fácilmente que la «decisión» imponga los tonos del discurso modernista
de elección liberal, al menos en los Estados Unidos. Además, el rechazo de la cate-
goría de creencia modernista también es crucial para mi esfuerzo por persuadirnos a
emprender el Chthuluceno y sus tentaculares deberes.28 Al igual que Stengers y, como
yo, Latour es un materialista meticuloso comprometido con una ecología de prácti-
cas, con la articulación mundana de ensamblajes a través del trabajo. Los jugadores
reales, que se articulan con variados aliados de todos los géneros ontológicos (molé-
culas, colegas y mucho más), deben componer y sostener lo que es y será. La compli-
cidad en el mundo tentacular debe ser una aventura seriamente entrelazada.
70
invitado y enemigo idóneo. Solo con un enemigo así, sostienen Schmitt y Latour, hay
respeto y una posibilidad de ser menos, no más, un conflicto mortal. Aquellos que
operan dentro de las categorías de Autoridad y de creencias son notoriamente pro-
pensos al exterminio y al combate genocida (¡es difícil negar eso!). Se pierden sin un
árbitro preestablecido. El hostis exige algo mucho mejor. Pero toda la acción perma-
nece dentro de la narrativa de las pruebas de fuerza, de combate mortal, dentro de
las cuales el conocimiento de cómo asesinarse entre sí permanece arraigado. Latour
deja en claro que no quiere esta historia, pero no propone otra. La única posibilidad
real de paz radica en la historia del enemigo respetado, los hostis y las pruebas de
fuerza. «Pero cuando estás en guerra, es solo a través de las heridas de la confron-
tación que la autoridad que tienes o no tienes se decidirá dependiendo de si ganas o
pierdes» (Schmitt 2003, Latour 2015).29
71
Los enemigos de Schmitt no permiten que la historia cambie en su núcleo; los
Confinados necesitan una historia de vida tentacular, menos binaria. Las historias
de Gaia de Latour merecen mejores compañeros que Schmitt en la narración de his-
torias. La pregunta de con quién pensar es profundamente objetiva. No creo que el
dilema de Latour pueda resolverse en los términos del Antropoceno. Sus Confinados
tendrán que adentrarse en el Chthuluceno para enredarse con los continuos, ser-
penteantes, no heroicos, tentaculares, terribles, que crean bolsas de tela semió-
tica de poco uso en las pruebas de fuerza, pero de gran utilidad para llevar a casa
y compartir los medios de vivir y morir bien, tal vez incluso los medios de recupera-
ción ecológica para las criaturas humanas y más que humanas.
Dando forma a su pensamiento sobre los tiempos llamados Antropoceno y «Gaia mul-
tiespecie» (término de Stengers) en cordial discusión con Latour, Isabelle Stengers
nos pide que nos recompongamos para ser capaces, tal vez, de «enfrentar a Gaia».
Pero como Latour y aún más como Le Guin, una de sus escritoras de sf más influyen-
tes, Stengers se muestra inflexible sobre el cambio de la historia. Centrándose en la
intrusión en lugar de la composición, Stengers ve en Gaia un poder temible y devasta-
dor que se entromete en nuestras categorías de pensamiento, que se entromete en
el pensamiento mismo.30 Tierra/Gaia es creador y destructor, no un recurso para ser
explotado o ser protector o madre lactante que promete alimento. Gaia no es una
persona sino una serie de fenómenos sistémicos complejos que componen un planeta
viviente. La intrusión de Gaia en nuestros asuntos es un evento radicalmente obje-
tivo que reúne multitudes. Esta intrusión no amenaza la vida en la Tierra misma —los
microbios se adaptarán, por decirlo suavemente—, pero amenaza la habitabilidad de
Sobrevaluadas, son un poco como la tarea interminable de limpiar el inodoro, necesaria pero radi-
calmente insuficiente. Por otro lado, hay inodoros de abono excelentes… Podemos externalizar
algunas pruebas de fuerza a los microbios siempre ansiosos para hacer más tiempo y espacio para
la ciencia ficción en otro enredo.
30 Gaia se entromete en este texto de la página 48 en adelante. Stengers discute la
«intrusión de Gaia» en numerosas entrevistas, ensayos y conferencias. La incomodidad con la
etiqueta cada vez más ineludible del Antropoceno, dentro y fuera de las ciencias, la política y la
cultura, impregna el pensamiento de Stengers, así como el de muchos otros escritores comprome-
tidos, incluido Latour, incluso mientras luchamos por otra palabra. (Ver Stengers en conversación
con Heather Davis y Etienne Turpin 2013).
El pensamiento de Stengers sobre Gaia y el desarrollo de Lovelock-Margulis de la hipótesis de
Gaia entrelazó desde el comienzo su trabajo con el de Ilya Prigogine, que entendía que un fuerte
acoplamiento lineal en la teoría de sistemas complejos implicaba la posibilidad de un cambio global
radical del sistema, incluido el colapso. (Prigogine y Stengers 1984). La relación de Gaia con el
Caos es antigua en ciencia y filosofía. Lo que quiero hacer es anudar esa emergencia simbólica-
mente en un mundo de poderes chthónicos en curso, que es el espacio-tiempo semiótico material
del Chthuluceno en lugar del Antropoceno o el Capitaloceno. Esto es parte de lo que Stengers
quiere decir cuando dice que su intrusa Gaia fue «delicada» desde el principio. «Su funcionamiento
“autopoiético” no es su verdad sino lo que “nosotros” [los seres humanos] tenemos que enfrentar,
y podemos leer desde nuestros modelos de computadora, la cara que vuelve sobre “nosotros”»
(correo electrónico de Stengers a Haraway, 9 de mayo de 2014).
72
la Tierra para grandes especies, conjuntos e individuos en un «evento» ya en marcha
llamado la Sexta Gran Extinción (Strengers 2009).31
Stengers, como Latour, evoca el nombre de Gaia en la forma en que James Lovelock y
Lynn Margulis lo hicieron, para nombrar acoplamientos no lineales complejos entre pro-
cesos que componen y sostienen subsistemas entrelazados, pero no aditivos, como
un todo parcialmente coherente (Lovelock 1967, Lovelock y Margulis 1974).32 En esta
hipótesis, Gaia es autopoética —automática, ajustada a límites, contingente, dinámica
y estable en algunas condiciones, pero no en otras—. Gaia no es reducible a la suma
de sus partes, pero logra una coherencia sistémica finita frente a las perturbaciones
dentro de parámetros que son, en sí mismos, sensibles a los procesos dinámicos. A
Gaia no le importan ni pueden importarle las intenciones, los deseos o las necesida-
31 Los científicos estiman que este «evento» de extinción, el primero en ocurrir durante el
tiempo de nuestra especie, podría, como los grandes eventos anteriores de extinción, pero mucho
más rápidamente, eliminar del 50 al 95 por ciento de la biodiversidad existente. Las estimaciones
moderadas anticipan que la mitad de las especies de aves existentes podrían desaparecer para el
año 2100. Por cualquier medida, eso significa una gran cantidad de muertes dobles. Para una expo-
sición popular, ver Voices for Biodiversity, 2012. Para un informe de un galardonado escritor de
ciencia, vea Kolbert, 2014. Los informes de la Convención sobre Diversidad Biológica son más cau-
telosos acerca de las predicciones y discuten las dificultades prácticas y teóricas para obtener
datos fiables, pero no son menos aleccionadoras. Para un informe inquietante del verano de 2015,
vea Ceballos et al., 2015.
32 Para un video de una conferencia a empleados de la Agencia Nacional Aeronáutica
y Espacial en 1984, ver Margulis, «Gaia Hypothesis». La autopoiesis fue crucial para la teoría
transformadora de Margulis de la simbiogénesis, pero creo que, si estuviera viva para abordar la
cuestión, Margulis a menudo preferiría la terminología y el potencial conceptual de la sympoiesis.
Sugiero que Gaia es un sistema confundido con autopoiético que es realmente sympoiético. La
historia de Gaia necesita un cambio de imagen para unirse con una serie de otras capas tenta-
culares para hacer un rico abono que garantice algún tipo de continuidad. Gaia o Gea son mucho
más viejos y más salvajes que Hesíodo (poeta griego en la época de Homero, alrededor del 750 al
650 a. C.), pero Hesíodo lo limpió en la Teogonía: después de Caos, «Gaia (Tierra) se levantó para
ser el asiento eterno de los inmortales que poseen el Olimpo (Hesíodo 2007) y las profundidades
del Tártaro bajo tierra (p. 119). Los chthónicos responden: ¡Tonterías! Gaia es una de las suyas,
una amenaza tentacular en curso para los dioses del Olimpo, no su base y fundamento, con sus
próximas generaciones de dioses, todos ordenados en genealogías apropiadas. Hesíodo es el viejo
contador de cuentos, que ya estableció cánones en el siglo VIII a. C.
33 Aunque no puedo ayudar con esto, creo que políticas ambientales y socionaturales más
racionales podrían ser más útiles.
73
respuesta que nosotros, es decir, aquellos que pertenecemos a esta historia, pode-
mos ser capaces de dar al enfrentar las consecuencias de lo que hemos provocado».34
Antropoceno
Entonces, ¿qué es exactamente lo que hemos provocado? Escribiendo en medio de la
sequía histórica de varios años de California y de la temporada de incendios explo-
sivos de 2015, necesito la fotografía de un incendio provocado deliberadamente en
junio de 2009 por Sustainable Resource Alberta cerca del cruce del río Saskatchewan
en el Icefields Parkway, para frenar la propagación de los escarabajos del pino de
montaña, a manera de creación de una barrera de fuego para futuros incendios y
para salvaguardar la biodiversidad. La esperanza es que este fuego actúe como un
aliado para el renacimiento. La propagación devastadora del escarabajo del pino
en el oeste de América del Norte es un capítulo importante del cambio climático en
el Antropoceno. También lo son las sequías predichas y las temporadas de fuego
extremas y extendidas. El fuego en el oeste de América del Norte tiene una compli-
cada historia que involucra múltiples especies; el fuego es un elemento esencial para
el progreso, así como un agente de muerte, el asesino de la continuidad. La semiótica
material del fuego en nuestros tiempos está en juego.
34 Isabelle Stengers, tomado de una compilación inglesa sobre Gaia, enviado por correo
electrónico, junio 14, 2015.
74
En vista de ello, es hora de pasar directamente al tema de esa cosa, de ese espa-
Pero, por el momento, cabe notar que el Antropoceno obtuvo cierto reconocimiento
en el discurso científico en el contexto de los esfuerzos urgentes por encontrar
formas de hablar, teorizar, modelar y administrar el gran fenómeno llamado globali-
zación. El modelado del cambio climático es un poderoso ciclo de retroalimentación
positiva que provoca un cambio en los sistemas de discursos políticos y ecológicos.37
35 Hablo de «cosa» en dos sentidos que se interpelan el uno al otro: 1. la colección de enti-
dades reunidas en el Parlamento de las Cosas sobre el que Bruno Latour llamó nuestra atención,
y 2. algo difícil de clasificar, inexplorable y probablemente maloliente. (Ver Latour 2013).
36 A veces se proponen fechas mucho más tempranas para el surgimiento del Antropoceno,
pero la mayoría de los científicos y ecologistas tienden a enfatizar los efectos antropogéni-
cos globales desde fines del siglo XVIII. Una excepcionalidad humana más profunda (la división
más profunda de la naturaleza y la cultura) acompaña las propuestas de las fechas más tempra-
nas, que coexisten con el Homo Sapiens en el planeta cazando grandes presas ahora extintas y
luego inventando la agricultura y la domesticación de animales. Un caso convincente para fechar
el Antropoceno a partir de las «grandes aceleraciones», en los indicadores del sistema terres-
tre y en los indicadores de cambio social, desde 1950 en adelante, marcado por las explosiones
de bombas nucleares atmosféricas, es analizado por Steffen et al. 2015, Zalasiewicz et al. (2008)
argumentan que la adopción del término Antropoceno como época geológica por parte de los
organismos científicos nacionales e internacionales pertinentes activará las firmas estratigráfi-
cas. Tal vez, pero las resonancias del Antropoceno están mucho más diseminadas que eso. Una de
mis investigaciones artísticas favoritas sobre los estigmas del Antropoceno es Dewey (2014), en el
que compone «muestras del núcleo de la geología ad hoc de los estantes minoristas».
37 Para un poderoso encuentro etnográfico en la década de 1990 con el modelo de cam-
bio climático, ver Tsing (2005, 88-112 y 101-6). Tsing pregunta: «¿Qué hace que el conocimiento
global sea posible?». Responde: «Borrar colaboraciones». Pero Tsing no se detiene con esta
crítica situada históricamente. En cambio, al igual que Latour y Stengers, nos lleva a la pregunta
75
Paul Crutzen era tanto un premio Nobel como un químico atmosférico influyente.
En 2008, muchos científicos de todo el mundo habían adoptado el término aún no
oficial pero cada vez más indispensable;38 y un sinnúmero de proyectos de investiga-
ción, performances, instalaciones y conferencias en los circuitos artísticos y en las
Ciencias Sociales y las Humanidades encontraron el término obligatorio en su práctica,
sobre todo para hacer frente tanto a la aceleración de las extinciones en todos los
taxones biológicos como al empobrecimiento de múltiples especies, incluida la humana,
en toda la extensión de la Tierra. Los seres humanos que queman fósiles parecen
intentar hacer tantos fósiles nuevos como sea posible, tan rápido como sea posible.
Serán leídos en los estratos de las rocas en la tierra y debajo de las aguas por los
geólogos de un futuro muy cercano, si no es que ya lo son. Quizás, en lugar del bos-
que en llamas, el ícono del Antropoceno debería ser Burning Man.39
realmente importante: «¿Sería posible atender a los orígenes colaborativos de la naturaleza sin
perder las ventajas de su alcance global?» (95). «¿Cómo podrían los estudiantes asumir el desa-
fío de liberar la imaginación crítica del espectro de la conquista neoliberal, singular, universal y
global? La atención a las fricciones de la articulación contingente puede ayudarnos a describir la
efectividad y la fragilidad de las formas emergentes capitalistas y globalistas. En esta heteroge-
neidad cambiante, hay nuevas fuentes de esperanza y, por supuesto, nuevas pesadillas» (77). En su
primera conferencia de modelaje climático en 1995, Tsing tuvo una epifanía: «La escala global tiene
prioridad, porque es la escala del modelo» (103, cursivas en el original). Pero esta y otras propie-
dades relacionadas tienen un efecto particular: llevan a los negociadores a una mesa internacional
heterogénea, tal vez no lo suficientemente heterogénea, pero lejos de estar llena de unidades y
jugadores idénticos. «La incrustación de escalas más pequeñas en lo global; la ampliación de mode-
los para incluir todo; la construcción de modelos basada en políticas: en conjunto, estas caracte-
rísticas hacen posible que los modelos lleven a los diplomáticos a la mesa de negociaciones» (105).
Eso no debe ser despreciado.
Los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático son documentos esenciales
e ilustraciones excelentes de las cuentas de Tsing: Cambio Climático 2014: Mitigación del Cambio
Climático y Cambio Climático 2014: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad.
Las apuestas de Tsing en su seguimiento íntimo de las incansables especificidades etnográficas
de cadenas lejanas de relaciones y relaciones íntimas son mantener en la fricción productiva y no
utópica el poder de creación de escala de las cosas que los modelos de cambio climático hacen con
la vida y el desorden de la muerte de los mundos y los viajes que siempre hacen que incluso nues-
tros mejores y más necesarios universales sean desiguales. Ella busca y describe múltiples mundos
situados y múltiples tipos de traducciones para captar el globalismo. «La atención a la fricción
abre la posibilidad de una explicación etnográfica de la interconexión global» (6). La apreciación
de lo que ella llama «maleza» es indispensable: «Ser consciente de la necesidad de coaliciones cui-
dadosas con aquellos cuyos conocimientos y placeres provienen de otras fuentes es el comienzo
del ambientalismo no imperialista» (170). Los anfitriones no harán una aparición en esta cuerda,
pero los hongos como guías para vivir en las ruinas seguramente lo harán. (Ver Tsing 2015).
38 El Grupo de Trabajo Anthropocene, que se estableció en 2008 para informar a la Unión
Internacional de Ciencias Geológicas y la Comisión Internacional de Estratigrafía sobre si nombrar
una nueva época en el calendario geológico, tuvo como objetivo emitir su informe final en 2016.
Ver Newsletter of the Anthropocene Working Group, volúmenes 4 y 5.
39 Para una galería de fotos de imágenes del Hombre ardiendo al final del festival, ver
«Burning Man Festival 2012». A este evento asisten decenas de miles de personas (y un número
desconocido de perros), Burning Man se lleva a cabo durante una semana al año. Es un festival de
arte y anarquismo (comercial) realizado en Black Rock Desert de Nevada desde 1990 y en Baker
76
La escala de las ambiciones del hombre que explota fósiles —de este ántropos cuyos
proyectos para acelerar las extinciones merecen un nombre que describa una época
geológica— es difícil de comprender. Dejando de lado todas las demás extracciones
aceleradas de minerales, carne y animales, tierras nativas, etc., el ritmo del desa-
rrollo de las tecnologías de energía renovable y las medidas políticas y técnicas de
reducción de la contaminación por carbono (frente a colapsos ecosistémicos palpa-
bles y costosos en términos de propagación de desórdenes políticos) mitigarán, si
no es que eliminan, la carga del exceso de carbono que recaba el planeta y quema más
combustibles fósiles. O, tal vez, los problemas financieros de las industrias mundiales
del carbón y el petróleo para 2015 detendrán la locura. O no. Incluso el conocimiento
casual de las noticias diarias erosiona esas esperanzas, pero el problema es peor de
lo que encontrará un lector cercano de los documentos de PICC y la prensa. En «The
Beach de San Francisco de 1986 a 1990. Los orígenes del evento se relacionan con las celebra-
ciones del solsticio de verano en San Francisco. «El evento se describe como un experimento de
comunidad, arte, autoexpresión radical y autosuficiencia radical» (Wikipedia). Las extravagancias
globalizadoras del Antropoceno no son el mundo del Burning Man ligado a las drogas y al arte, pero
la iconografía del inmenso «Hombre» encendido durante el festival es irresistible. Las primeras
efigies ardientes en la playa de San Francisco eran de un Hombre de madera de casi tres metros
de alto alto y un perro de madera más pequeño. Para 1988, el Hombre era casi el triple y no tenía
perro. Reubicado en un lecho seco del lago en Nevada, el Hombre llegó a la cima en 2011. Esto es
los Estados Unidos; los tamaños desproporcionados son los nombres del juego, un hábitat apro-
piado para el ántropos.
«Anthropos» (ἄνθρωπος) es una palabra ambigua con etimologías impugnadas. Lo que Ánthropos
nunca designa es el rico hogar de un sinnúmero de especies. El Diccionario de Etimología en línea
dice que proviene del griego aner «hombre», «en oposición a una mujer, un dios o un niño». ¡Justo lo
que sospechaba! O bien, «Ánthropos a veces se explica como un compuesto de aner y ops (genitivo
de opos) “ojo, cara”; tan literalmente “el que tiene la cara de un hombre”. O, a veces, la forma
de un hombre. Los eruditos bíblicos encuentran difícil hacer que el griego ανθρωπος incluya a las
mujeres, y complica las traducciones de maneras fascinantes: ver http://www.bible-investigador.
com/ anthropos.html (consultado el 7 de agosto de 2015). Otras fuentes dan el significado del
compuesto como «lo que está abajo, por lo tanto, terrenal, humano», o «el que mira hacia arriba»,
y así abajo, lamentablemente en la tierra. A diferencia de los animales, el hombre como Ánthropos
«mira lo que ve»: http://www.science-bbs.com/114-lang/0e74f4484bff3fe0.htm (consultado el 7
de agosto de 2015). El Ánthropos no es el Confinado latouriano.
Es seguro decir que Eugene Stoermer y Paul Crutzen no estaban muy molestos por estas ambigüe-
dades. Aun así, gracias a los cielos, al mirar hacia arriba, sus ojos humanos estaban firmemente en
la marca de carbono atmosférico de la tierra. O, también, nadando en mares demasiado calientes
con los tentáculos, sus ojos eran los ojos de las criaturas marinas en las simbiosis de coral enfer-
mas y moribundas (ver Hayward 2010).
40 «Según la Agencia Internacional de Energía, una organización intergubernamental de
investigación con sede en París, la inversión acumulativa a nivel mundial en la extracción y el pro-
cesamiento de nuevos combustibles fósiles totalizará un estimado de $ 22,87 miles de millones
entre 2012 y 2035, mientras que la inversión en renovables, la energía hidroeléctrica y la energía
nuclear equivaldrán a solo $ 7,32 miles de millones». ¡Nuclear, después de Fukushima! Sin mencionar
77
siones mundiales nacionales y corporativas en energías renovables. Claramente, hay
grandes ventajas financieras y políticas este sector. Y, al mismo tiempo, todos los
grandes actores planean todas las tecnologías imaginables, inimaginables y estraté-
gicas para extraer hasta la última caloría de carbono fósil, a cualquier profundidad
y formaciones de arena, en barro o roca, y con las precipitaciones de viajar a los
puntos de distribución y uso, para quemar antes que cualquier otro esa caloría en la
gran historia de la primera y la última palabras y armas hermosas.41 En lo que él llama la
«Era de petróleo y gas no convencionales», el hidro-fracking es la punta del iceberg
(de fusión). El derretimiento de los mares polares, terrible para los osos polares y
para los pueblos costeros, es muy bueno para los grandes buques de guerra, explo-
ración, perforación y transporte a través de los pasos del norte. ¿Quién necesita un
rompehielos cuando puedes contar con el derretimiento del hielo?42
que ninguno de estos cálculos da prioridad a una presencia humana mucho más ligera, pequeña y
modesta en la Tierra, con todas sus criaturas. Incluso en sus discursos de «sostenibilidad», el
Capitaloceno no puede tolerar la idea del mundo multiespecie de los Confinados. Para el cambio de
las estrategias de crecimiento de Big Energy a naciones con los controles ambientales más débiles,
ver Klare 2012 y 2014.
41 La contaminación de arena de alquitrán debe romper los corazones y romper las agallas
de todos los terráqueos, gaianos y criaturas confinadas a la tierra. Los lagos tóxicos de aguas
residuales de la extracción de aceite de arena de alquitrán en el norte de Alberta, Canadá, dan
forma a una especie de nueva región de los Grandes Lagos, con más «estanques» gigantes añadi-
dos diariamente. El área actual cubierta por estos lagos es aproximadamente 50 por ciento mayor
que el área cubierta por la ciudad mundial de Vancouver. Las operaciones de arenas alquitranadas
devuelven casi ninguna de las grandes cantidades de agua que utilizan para los ciclos naturales. Los
pueblos ligados a la tierra que intentan establecer cosas en crecimiento en los bordes de estas
aguas de colores alarmantes llenos de relaves de extracción dicen que los procesos sucesionales
para restablecer ecosistemas biodiversos, si es posible, serán un asunto de décadas y siglos (ver
Pembina Institute 2015 y Weber 2012). Solo Venezuela y Arabia Saudita tienen más reservas de
petróleo que Alberta. Dicho todo esto, los Confinados, los Terráqueos, no ceden ni el presente ni
el futuro; el cielo está bajando, pero aún no ha caído. (Pembina Institute 2015). La Primera Nación,
Métis y pueblos aborígenes son jugadores cruciales en cada aspecto de esta historia inacabada.
Vea el sitio web de la Tar Sands Solutions Networks. Para derretir el hielo marino en el Ártico.
42 Fotografía del Observatorio de la Nasa 2015 (de dominio público). Si las llamas son el
ícono del Antropoceno, apelo al hielo perdido del desbloqueado paso del Noreste para resumir
el Capitaloceno. El Soufan Group provee servicios de inteligencia para gobiernos y corporacio-
nes. Su reporte de inteligencia interno incluye apartes como estos: «The Guardian estima que el
Ártico contiene el 30 por ciento del gas natural no cubierto y el 15 por ciento de su petróleo».
«A fines de febrero, Rusia anunció que formaría un comando militar estratégico para proteger sus
intereses árticos». «Rusia, Canadá, Noruega, Dinamarca y EE.UU. reclaman aguas internacionales y
la plataforma continental en el Océano Ártico». «La ruta [Paso del Noroeste] podría proporcionar
a los rusos una gran influencia en el escenario internacional sobre China o cualquier otra nación.
Depende del comercio marítimo entre Asia y Europa». La provincia de Alberta en Canadá ocupa el
tercer lugar en el mundo después de Arabia Saudita y Venezuela por reservas probadas de crudo.
Casi todo el petróleo de Alberta se encuentra en las arenas bituminosas en el norte de la pro-
vincia, donde se encuentran los grandes lagos petrotóxicos de Norteamérica (ver Alberta Energy
2015). El Capitaloceno en acción. (Ver Indigenous Environmental Network 2015). Más de veinte
corporaciones operan en el área, donde habitan comunidades nativas, incluida la Primera Nación,
78
Un ingeniero de sistemas complejos, llamado Brad Werner, dirigió una sesión en las
reuniones de la Unión Geofísica Americana en San Francisco en 2012. Su punto era
bastante simple: científicamente hablando, el capitalismo global «ha hecho que el ago-
tamiento de los recursos sea tan rápido, conveniente y libre de obstáculos que los
“sistemas tierra-humanos” se vuelven peligrosamente inestables en respuesta». Por lo
tanto, argumentó, ¡lo único científico que se puede hacer es rebelarse! Los movimien-
tos, no solo los individuos, son determinantes. Lo que se requiere es acción y pen-
samiento que no encajen dentro de la cultura capitalista dominante; y, dijo Werner,
esta no es una cuestión de opinión, sino de dinámica geofísica. El reportero que
cubrió esta sesión resumió la dirección de Werner: «Está diciendo que su investigación
muestra que todo nuestro paradigma económico es una amenaza para la estabilidad
ecológica» (Klein 2013). Werner no es el primero ni el último investigador y creador de
Capitaloceno
Pero al menos una cosa es clara como el agua. No importa cuánto pueda ser atrapado
en el genérico universal masculino y cuánto busque; el ántropos no hizo esto del frac-
king y no debería nombrar a esta época amante de la doble muerte. El ántropos no es
el Burning Man, después de todo. Pero debido a que la palabra ya está bien arraigada
y parece menos controvertida para muchos jugadores importantes en comparación
con el Capitaloceno, sé que recurriremos al término Antropoceno según se necesite.
Lo usaré, si cabe, con moderación; qué y quién recoge el Antropoceno en su bolsa de
red reacondicionada podría ser cuestión de vida o muerte para vivir en las ruinas, e
incluso para una modesta recuperación del planeta.
Aun así, si solo pudiéramos tener una palabra para estos tiempos de sf, seguramente
debe ser Capitaloceno.43 El Hombre de las Especies no dio forma a las condiciones
los Mikisew Cree, Athabasca Chipewyan, Fort McMurray, Fort McKay, Beaver Lake Cree, Chipewyan
Prairie y también los Métis.
43 Capitaloceno es una de esas palabras que, a la manera de sympoética, crees que has
inventado hasta que indagas un poco y descubres que muchas otras personas la inventaron simul-
táneamente. Eso ciertamente me sucedió a mí, y después de haber superado un pequeño ataque
de pánico individualista al preguntar de quién tomé el término Capitaloceno, ¿No había acuñado
yo? (¡«Acuñar»!) ¿Y por qué otros eruditos casi siempre preguntan a las mujeres a qué escritores
de sexo masculino les deben sus ideas? Reconocí que no solo era parte del juego de invención de
cuna de un gato, sino que Jason Moore ya había escrito argumentos convincentes para pensar el
término y mi interlocutor conocía el trabajo de Moore y me lo transmitía. El propio Moore escu-
chó por primera vez el término en 2009 en un seminario en Lund, Suecia, cuando el estudiante de
posgrado Andreas Malm lo propuso. En una coyuntura histórica urgente, las palabras para pensar
saltan todas a la vez de muchas calderas burbujeantes porque todos sentimos la necesidad de
bolsas de tela mejores para recoger las cosas que reclaman atención. A pesar de sus problemas, el
término Antropoceno fue y es adoptado porque recoge muchos asuntos, preocupaciones y dudas
79
para la Tercera Edad del Carbono o la Era Nuclear. La historia del Hombre de las
Especies como agente del Antropoceno es una repetición casi ridícula de la gran
aventura fálica, humanizadora y modernizadora, donde el hombre, hecho a la imagen
de un dios desaparecido, se torna superpoderoso en su ascenso secular-sagrado,
solo para terminar en detumescencia trágica, una vez más. El hombre autopoético,
autodidacta, bajó una vez más, esta vez en una falla trágica del sistema, convir-
tiendo los ecosistemas biodiversos en desiertos desordenados de esteras viscosas
y medusas punzantes. Tampoco el determinismo tecnológico produjo la Tercera Edad
del Carbono. El carbón y la máquina de vapor no determinaron la historia, y además
las fechas son todas incorrectas, no porque haya que remontarse a la última edad
de hielo, sino porque uno debe incluir al menos el gran mercado y las reconstruccio-
nes de las materias primas de los largos decimosexto y decimoséptimos siglos de la
era actual, incluso si pensamos (erróneamente) que podemos permanecer centra-
dos en el euro al pensar en las transformaciones «globalizadoras» que configuran el
Capitaloceno.44 Uno seguramente debe hablar de las redes de azúcar, metales precio-
sos, plantaciones, genocidios indígenas y esclavitud, con sus innovaciones laborales y
urgentes; y espero que ocurra lo mismo en muchas lenguas con el Capitaloceno. En particular, ver el
trabajo de Jason Moore, un sociólogo marxista creativo de la Universidad de Binghamton en Nueva
York. Moore es coordinador de la Red Mundial de Investigación Ecológica. (Moore 2013 y 2015).
44 Para superar el eurocentrismo en la reflexión sobre las brechas y los centros del pro-
ceso de globalización de los últimos siglos, ver Flynn y Giráldez 2012. Para un análisis minucioso de
80
reubicaciones y recomposiciones de criaturas y cosas que barren a los trabajadores
Observación de la Tierra (EOS, por sus siglas en inglés). Foto: Creative Commons.
datos de Land Atmosphere Near Real-Time Capability (LANCE) para el Sistema de
humanos y no humanos de todo tipo. La revolución industrial infecciosa de Inglaterra
Imagen lograda en el 2015 para NASA Visible Earth por Jesse Allen, utilizando
importó enormemente, pero es solo un jugador en las relaciones mundiales transfor-
Icono para el Capitaloceno: Claro del hielo marino del Pasaje del Noroeste. madoras históricamente situadas. La reubicación de personas, plantas y animales;
la nivelación de vastos bosques; y la violenta extracción de metales precedió a la
máquina de vapor; pero eso no es una garantía para retorcerse las manos acerca de
la perfidia del ántropos, o del Hombre de las Especies, o del Cazador.
81
6. A pesar de su dependencia de las teorías ágiles de modelado computacional y sis-
temas autopoéticos, el Antropoceno se basa demasiado en lo que debería ser una
teoría «no pensable» de las relaciones, es decir, el antiguo individualismo utilitario
y limitado: unidades preexistentes en las relaciones de competencia que toman
todo el aire en la atmósfera (excepto, aparentemente, dióxido de carbono).
7. Las ciencias del Antropoceno están demasiado contenidas dentro de las teorías
de sistemas restrictivos y dentro de las teorías evolutivas llamadas de síntesis
moderna, que, a pesar de su extraordinaria importancia, han demostrado ser inca-
paces de pensar apropiadamente acerca de la simbiosis, simpoética, simbiogené-
tica, desarrollo, ecologías reticuladas y microbios. Eso constituye un sinnúmero
de problemas para una teoría evolutiva idónea.
8. El Antropoceno es un término que tiene más sentido y puede ser utilizado por los
intelectuales en las clases y regiones adineradas; no es un término idiomático para
el clima, la Tierra, el cuidado del país, ni mucho menos en gran parte del mundo,
especialmente (pero no solo) entre los pueblos indígenas.
Estoy plenamente de acuerdo con la ecologista feminista Eileen Crist cuando escribe
en contra de los compromisos empresariales, tecnócratas, de mercado y de lucro,
modernizadores y entusiastas del excepcionalismo humano que subyacen al discurso del
Antropoceno. Este discurso no es simplemente incorrecto y erróneo en sí mismo; tam-
bién mina nuestra capacidad de imaginar y cuidar otros mundos, tanto los que existen
precariamente ahora (incluidas las selvas, por toda la historia contaminada de ese tér-
mino en el colonialismo racista de los colonos), como aquellos que necesitamos crear en
alianza con otras criaturas para mantener abierta la posibilidad de recuperar pasados,
presentes y futuros. «La persistencia cada vez más profunda de la escasez y el sufri-
miento son artefactos del excepcionalismo humano en todos los niveles». En cambio, una
humanidad con mayor integridad terrenal «reivindica la necesidad de retroceder y men-
guar, de dar la bienvenida a las limitaciones de nuestros números, economías y hábitats
en aras de una libertad y calidad de vida más incluyentes» (Crist 2013).46
46 Crist hace una crítica sorprendente de las trampas del discurso del Antropoceno,
al tiempo que propone formas más amplias para encarar nuestros problemas. Para una serie de
artículos comprometidos y críticos de la categoría Antropoceno, ver videos de la conferencia
«Anthropocene Feminism». Para una rica investigación multidisciplinar, coordinada por Anna Tsing y
Nils Ole Bubandt, que reúne antropólogos, biólogos y artistas bajo el signo del Antropoceno, ver
Aura, Aarhus University Research on the Anthropocene.
82
y el Capitaloceno se equilibran constantemente, al punto de convertirse en cate-
gorías demasiado generales. Marx lo hizo mejor que eso, al igual que Darwin. Podemos
heredar su valentía y capacidad para contar historias suficientemente grandes sin
determinismo, teleologías ni planes.47
83
84
Ernst Haeckel, Gamochonia, Kunstformen der Natur, 1904. Foto: Creative Commons, www.BioLib.de.
cerámica de terracota que muestra una diosa alada con la cabeza de una gorgona con una falda
Icono para el Chthuluceno: Potnia Theron con cara de Gorgona, alrededor de 600 a.C. Plato de
partida y sosteniendo un pájaro en cada mano, 2,5 x 32 cm. Foto: Cortesía British Museum.
85
de la devastación causada por el progreso antropogénico de los últimos siglos, un
contraataque necesario para las figuras e historias euclidianas del hombre.52 Los
antropólogos y filósofos brasileños Eduardo Viveiros de Castro y Deborah Danowski
exorcizaron nociones persistentes de que Gaia está confinada a los antiguos griegos
y a las euroculturas subsiguientes en su replanteamiento de las urgencias de nuestros
tiempos en la conferencia post-eurocéntrica «Los mil nombres de Gaia» (2014).
Nombres, no caras, no morfos de lo mismo, algo más, mil veces más, todavía hablan de
un mundo fecundo y destructivo conectado. Necesitamos otra figura, mil nombres de
otra cosa, para salir del Antropoceno a otra historia más amplia. Mordida en un bos-
que de secuoyas de California por la araña Pimoa chthulhu, quiero proponer a Medusa
y los incontables antecedentes inconclusos de sus orígenes, cómplices y descen-
dientes. Tal vez Medusa, la única Gorgona mortal, puede llevarnos a los holobiomas de
Terrápolis y aumentar nuestras posibilidades de arrojar a barcos de los héroes del
siglo XXI en un arrecife de coral vivo en lugar de permitirles chupar la última gota
de carne fósil de la roca muerta.
52 Para entender qué está en juego es una narrativa no-euclideana, ver Le Guin 1985 y 1989.
53 La abeja era uno de los emblemas de Potnia Theron, y también se llama Potnia Melissa,
maestra de las abejas. Los wicanos modernos recuerdan a estos seres chthónicos en rituales y
poesía. Si el fuego representaba el Antropoceno y el hielo marcaba el Capitaloceno, me gusta la
idea de usar una cerámica de arcilla roja para el Chthuluceno, un tiempo de fuego, agua y tierra,
sintonizado al tacto de sus criaturas, incluida su gente. Con su doctorado sobre la diosa ribe-
reña Ratu Kidul y sus danzas en Bali, Raissa DeSmet (Trumbull) me introdujo en la red de tentáculos
chthóncos que emergen de los nagas hindúes y se mueven a través de las aguas del sudeste asiá-
tico. (DeSmet 2013)
54 Los vínculos entre Potnia Theron y Gorgona/Medusa continuaron en la arquitectura del
templo y el adorno de la construcción mucho después del 600 a. C., lo que demuestra la tenaz
influencia de los poderes chthónicos en la práctica, la imaginación y el ritual, por ejemplo, del
quinto al tercero siglos a. C. en la península itálica. La figura de la Gorgona, llena de terror, mira
hacia afuera, defendiéndose de los peligros exteriores, y Potnia Theron, no menos asombrada, mira
hacia adentro, nutriendo las redes de la vida (ver Busby 2007). La María cristiana, la Virgen Madre
de Dios, que estalló en los mundos del Cercano Oriente y el Mediterráneo, adquirió atributos de
estos y otros poderes en sus viajes alrededor del mundo. Por desgracia, la iconografía de María
la muestra rodeada de estrellas y aplastando la cabeza de la serpiente (por ejemplo, en la Medalla
Milagrosa que data de una aparición de la Virgen de principios del siglo XIX), más que aliándose con
los poderes de la Tierra. La «dama rodeada de estrellas» es una figura apocalíptica bíblica cristiana
para el final de los tiempos. Esa es una mala idea. Durante mi niñez, usé una cadena de oro con la
Medalla Milagrosa. Finalmente, por fortuna, fueron sus infecciones quánticas residuales las que se
afianzaron en mí, alejándome tanto de lo secular como de lo sagrado, y hacia el humus y el abono.
86
Artemisa. Una especie de Ur-Medusa de largo recorrido, la Dama de las Bestias es un
potente vínculo entre Creta e India. La figura alada también se llama Potnia Melissa,
Maestra de las Abejas, cubierta con todos sus regalos de miel y zumbidos. Nótense
los sentidos acústicos, táctiles y gustativos provocados por la Maestra y su carne
más que humana. Las serpientes y las abejas se asemejan más a los tentáculos pun-
zantes que a ojos binoculares, aunque estos bichos también ven, en colonias com-
puestas de insectos y en una suerte de óptica de muchos brazos.
En muchas encarnaciones alrededor del mundo, las diosas de las abejas aladas son muy
antiguas, y muy necesarias en nuestra época.55 Las cerraduras de serpiente de Potnia
Theron/Melissa y la cara de Gorgona las atan a un parentesco diverso de fuerzas
terrenales chthónicas que viajan ricamente en el espacio y el tiempo. La palabra griega
Las Gorgonas son poderosas entidades chthónicas aladas sin una genealogía clara;
su alcance es lateral y tentacular; no tienen una línea establecida y ningún género
confiable, aunque cuentan como seres femeninos. En versiones antiguas, las Gorgonas
se codean con las Erinias (Furias), potencias subterráneas que cobran venganza en
nombre del orden natural. En los dominios alados, las Arpías con cuerpo de ave llevan
a cabo estas funciones vitales (Erinias I). Ahora, miremos de nuevo a los pájaros de
Potnia Theron y preguntemos qué hacen exactamente. ¿Son las Arpías sus primos?
Alrededor del año 700 a. C. Hesíodo imaginó a las Gorgonas como demonios del mar y
les dio deidades del mar como padres. Leí la Teogonía de Hesíodo como trabajo para
estabilizar a una familia queer muy turbulenta. Las Gorgonas erupcionan más que
emerger; son intrusivas en un sentido similar a lo que Stengers entiende por Gaia.
55 La palabra hebrea Deborah significa «abeja» y Deborah fue la única mujer juez mencionada
en la Biblia. Era una guerrera y consejera en el Israel premonárquico. La «Canción de Débora» puede
datar del siglo XII a. C. Deborah era una heroína militar y aliada de Jael, una de las 4J en la novela
de ciencia ficción feminista de Joanna Russ (1975). En abril de 2014, el reverendo Billy Talen y la
Iglesia de Stop Shopping exorcizaron al robobee (abeja robot) de los Micro Robotics Laboratories
de Harvard. El robobee es una abeja teledirigida de alta tecnología que está destinada a reem-
plazar abejas polinizadoras biológicas con exceso de trabajo y envenenadas a medida que se
enferman. ¡Abejaleluya!, ¡Viejas historias en vivo! (ver Talen 2014 y Finnegan 2014). O, como dijo
Brad Werner en las Reuniones de la Unión Geofísica Americana, «¡Revuelta! ¿Escuchamos el zumbido
todavía? Es hora de picar. Es hora de un enjambre chthónico. Es hora de cuidar a las abejas».
87
Las Gorgonas convirtieron en piedra a los hombres que miraban a sus caras venenosas
e incrustadas de serpientes. Me pregunto qué habría pasado si esos hombres hubie-
Marley Jarvis, Laurel Hiebert y Kira Treibergs, Pulpos de Wall Street: la revolución ctónica,
ran sabido saludar cortésmente a los temibles chthónicos. Me pregunto si todavía se
pueden aprender esos modales, si hay tiempo para aprender ahora, o si la estratigra-
2001. Foto: Cortesía de las artistas y del Instituto de Biología Marina de Oregon.
fía de las rocas solo registrará las intenciones y el final de un ántropos pedregoso.56
Debido a que las deidades del Olimpo la identificaron como un enemigo particularmente
peligroso para la sucesión y autoridad de los dioses del cielo, Medusa es especial-
mente interesante para mis esfuerzos por proponer el Chthulhuceno como una de
las historias lo suficientemente amplias como para contener el problema de nuestra
época en curso. Resignifico y tergiverso las historias, pero no más que los griegos
mismos. El héroe Perseo fue enviado a matar a Medusa; y con la ayuda de Atenea,
hija predilecta de Zeus, le cortó la cabeza a la Gorgona y se la dio a su cómplice,
diosa virgen de la sabiduría y la guerra. Poniendo la cabeza cortada de Medusa de
cara sobre su escudo, Aegis, Atena, como de costumbre, traicionó a los Confinados;
no cabía esperar nada mejor de una mente infantil huérfana. Del cuerpo muerto de
Medusa, sin embargo, vino el caballo alado Pegaso. Las feministas tienen una amistad
especial con los caballos. ¿Quién dice que estas historias todavía no nos conmueven
materialmente?.57 Y de la sangre que goteaba de la cabeza cortada de Medusa vinieron
los corales rocosos de los mares occidentales, recordados hoy en los nombres taxo-
nómicos de los gorgonianos, los abanicos y los látigos de mar, compuestos en simbio-
sis de cnidarios, animales tentaculares y seres fotostéticos y alogénicos llamados
zoo anthellaes.58
56 Martha Kenney me señaló que la historia de los Ood, en la larga serie de ciencia ficción
británica Doctor Who, muestra cómo los caracoleos se convirtieron en seres letales para la huma-
nidad solo después de ser mutilados, cortados de sus símbolos y esclavizados. Los humanoides
empáticos Ood tienen tentáculos sinuosos sobre la parte inferior de sus caras alienígenas multi-
foldeadas; y en sus cuerpos llevan sus cerebelos en las manos, comunicándose entre sí telepática-
mente a través de estos órganos exteriores, vulnerables y vivos. Los humanos (definitivamente no
los Confinados) cortaron los cerebros posteriores y los reemplazaron con una esfera de comu-
nicación-traductor tecnológico, de modo que los Ood aislados solo podían comunicarse a través
de sus esclavizadores, quienes los forzaron a entrar en hostilidades. Me resisto a pensar que los
tecno-comunicadores de Ood son una versión futura del iPhone, pero es tentador ver las caras
de los humanos del siglo XXI en las calles, o incluso en la mesa, aparentemente conectados solo a
sus dispositivos. Estoy a salvo de esta fantasía poco halagüeña por el hecho de que en el episodio
«Planeta del Ood» los tentáculos fueron liberados por las acciones de Ood Sigma y restaurados a
sus seres no singulares. Doctor Who es un ciclo de historias mucho mejor que Star Trek.
Para la importancia de volver a trabajar las fábulas en las ciencias y otras prácticas de cono-
cimiento, ver Kenney 2013. Aquí se exploran diferentes géneros de fábula, que sitúan lo que
ella llama «hechos salvajes» inestables en relación con la fuerza de exigencias de conocimiento.
Investiga estrategias para navegar en terreno incierto, donde las tensiones productivas entre
hechos y ficción en las prácticas reales son necesarias
57 Las crónicas de Suzy McKee (la primera publicada en 1974) son magníficos insumos para
pensar en la relación entre caballos y feminismo. El sexo es tan excitante como incorrecto, y el
contenido político es provocador.
58 Eva Hayward fue la primera persona en llamar mi atención sobre la aparición de Pegaso
del cuerpo de Medusa y del coral a partir de gotas de su sangre. Hayward escribe: «Si el coral
nos enseña acerca de la naturaleza recíproca de la vida, entonces, ¿cómo nos relacionamos con
88
ERRATA# 18 | Pensamiento tentacular. Antropoceno, Capitaloceno, Chthuluceno | DONNA HARAWAY
Con los corales, nos alejamos definitivamente de las embriagadoras representaciones
faciales. Ni siquiera Potnia Theron, Potnia Melissa y Medusa pueden desarrollar por
sí mismas las tentacularidades necesarias. En las tareas de pensar, figurar y contar
historias, la araña de mis primeras páginas, Pimoa chthulhu, se alía con las criaturas
invertebradas de los mares. Los corales se alinean con pulpos, calamares y sepias.
Los pulpos se llaman arañas de los mares, no solo por su tentacularidad, sino tam-
bién por sus hábitos depredadores. Los chthónicos tentaculados tienen que comer;
están en la mesa, cum panis, especies compañeras de las criaturas de la Tierra. Son
buenas figuras para atrapar, atraer las preciosas, finitas y peligrosas precariedades
del Chthuluceno. Este Chthuluceno no es sagrado ni secular; este mundo terrenal es
completamente terrícola, confuso y mortal, y está en juego ahora.
los entornos, muchos de los cuales se hicieron inhabitables, que ahora nos enferman?... Tal vez
la Tierra seguirá a Venus y se volverá inhabitable debido a un efecto invernadero devastador. O
tal vez, reconstruiremos los arrecifes o construiremos casas alternas para los refugiados de los
océanos. Sean cuales sean las condiciones de nuestro futuro, seguimos siendo socios obligados de
los océanos» (2012).
89
Predadores móviles, de muchos brazos, que palpitan en los arrecifes de coral, los
pulpos se llaman arañas del mar. Y así Pimoa chthulhu y Octopus cyanea se encuentran
en las tramas del Chthuluceno.59
Todas estas historias son un señuelo para proponer el Chthuluceno como una ter-
cera historia necesaria, una tercera bolsa de historias para recopilar lo que es
crucial para continuar, para enfrentar los problemas (Haraway y Kenney 2015). Los
ctónicos no se limitan a un pasado desaparecido. Ahora son un enjambre zumbante,
picante que succiona, y los seres humanos no están en una pila de abono separada.
Somos humus, no homo, no ántropos; somos abono, no poshumanos. Como sufijo, la
palabra kainos, «-ceno», indica nuevas épocas, recientes, de la gruesa capa del pre-
sente. Para renovar los poderes biodiversos de la Tierra se encuentra el trabajo y la
puesta en escena del Chthuluceno. Específicamente, a diferencia del Antropoceno o el
Capitaloceno, el Chthuluceno está compuesto por historias y prácticas de multiespe-
cies en curso de estar en tiempos que permanecen en juego, en tiempos precarios, en
los que el mundo no está acabado y el cielo no se ha desmoronado, todavía. Estamos
en juego el uno para el otro. A diferencia de los dramas dominantes del discurso del
Antropoceno y del Capitaloceno, los seres humanos no son los únicos actores impor-
tantes en el Chthuluceno; todos los demás seres pueden simplemente reaccionar. El
orden se vuelve a unir: los seres humanos están y son con y de la tierra, y los poderes
bióticos y abióticos de esta tierra son la historia principal.
Sin embargo, las acciones de los seres humanos reales y situados importan. Importa
con qué modos de vida y de muerte optamos por nosotros y no por otros. No tiene
importancia solo para los seres humanos, sino también para las muchas criaturas de
todos los taxones a los que hemos sometido a exterminios, genocidios y arrebatado
toda expectativa de futuro. Nos guste o no, estamos en el juego de las figuras de
cuerdas del cuidado y con mundos precarios que el hombre que quema fósiles hace
terriblemente más precarios haciendo nuevos fósiles lo más rápidamente posible en
orgías del Antropoceno y el Capitaloceno. Diversos jugadores humanos y no humanos
90
Ernst Haeckel, Anthomedusae, Kunstformen der Natur, 1904. Foto: Creative Commons, www.BioLib.de.
91
ERRATA# 18 | Pensamiento tentacular. Antropoceno, Capitaloceno, Chthuluceno | DONNA HARAWAY
son necesarios en cada fibra de los tejidos de la historia de Chthuluceno. Los princi-
pales actores no están restringidos a los jugadores demasiado grandes en las histo-
rias demasiado grandes del capitalismo y el ántropos, que invitan a extraños pánicos
apocalípticos e incluso más extrañas denuncias desapegadas en lugar de prácticas
atentas de pensamiento, amor, ira y cuidado.
Los corales ayudaron a los Confinados a ser conscientes del Antropoceno en primer
lugar. Desde el principio, los usos del término Antropoceno enfatizaron el calenta-
miento inducido por el hombre y la acidificación de los océanos a partir de las emisio-
nes de CO2 generadas por combustibles fósiles. El calentamiento y la acidificación son
factores estresantes conocidos que enferman y blanquean los arrecifes de coral,
matando a las zooanthelas fotosintetizadoras y, en última instancia, a sus simbiontes
cnidarios y todas las otras criaturas pertenecientes a una miríada de taxones cuyo
mundo depende de sistemas de arrecifes intactos. Los corales de los mares y los
líquenes de la tierra también nos hicieron conscientes de del Capitaloceno, en el que
la minería en alta mar, la perforación en los océanos, la fractura hidráulica y la cons-
trucción de la tubería a través de paisajes del norte cubiertos de líquenes delicados
son fundamentales para acelerar la destrucción del mundo.
Pero los simbiontes de coral y liquen también nos traen a los tejidos narrativos del
Chthuluceno, donde permanece abierta la posibilidad —apenas abierta— de jugar un
juego de sf mucho mejor planteado en colaboración con todas las criaturas. Todos
somos líquenes; de manera que las Furias puedan arrancarnos de las rocas, quienes
aún emergen para vengar los crímenes contra la Tierra. Alternativamente, podemos
unirnos en las transformaciones metabólicas entre las rocas y las criaturas para vivir
y morir bien. «“¿Te das cuenta?”, diría el fitolingüista al crítico estético, “¿de que
[alguna vez] ni siquiera podían leer Berenjena?”. Y sonreirán ante nuestra ignorancia,
mientras recogen sus mochilas y caminan para leer las letras recién en la cara norte
del Pico Pike’s» (Le Guin 1988, 175).
92
Asistir a estos asuntos en curso me devuelve a la pregunta con la que comencé este
capítulo. ¿Qué sucede cuando el excepcionalismo humano y el individualismo de la
economía política clásica se vuelven impensables en las mejores ciencias? Literalmente
impensables: ajenas a cualquier ejercicio de pensamiento. ¿Por qué el nombre de época
del ántropos se impuso justo en el momento en que las comprensiones y las prácticas
de conocimiento sobre y dentro de la simbiogénesis están salvaje y maravillosamente
disponibles en todas las humusidades, incluyendo las artes no colonizadoras, las
ciencias y la política? ¿Qué pasaría si los actos tristes del Antropoceno y los actos
mundanos del Capitaloceno son los últimos suspiros de los dioses del cielo, no garan-
tes del futuro acabado, la partida perdida? Importa qué pensamientos piensan los
pensamientos. ¡Debemos pensar!
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2017
Nicolás Leyva Townsend
98
HIDROFOBIA
Múcuras decorativas en el barrio La Soledad. Foto: Juana María Bravo.
99
ERRATA# 18 | Hidrofobia | NICOLÁS LEYVA TOWNSEND
El mundo de la vida cotidiana no solo se da por establecido como realidad por los
miembros ordinarios de la sociedad en el comportamiento subjetivamente significativo
de sus vidas. Es un mundo que se origina en sus pensamientos y acciones, y que está
sustentado como real por estos.
***
Michel de Certeau
La invención de lo cotidiano
***
**
Prólogo
Desde hace unos meses suelo pedir un vaso con «agua de la llave» en los restauran-
tes. Mis motivaciones son varias, pero llegué a un balance de términos: 1. me siento
más cómodo cuando acompaño la comida con agua; 2. el precio del agua embotellada es
desmedido y sus mecanismos de obtención minan el concepto del «agua como dere-
cho». Aunque, sin importar mis motivos para pedirla de esa forma, el vaso casi nunca
llega. Por no decir nunca. Resulta indiferente cuántas personas ordenemos en la misma
mesa, todas las demás bebidas, que tienden a ser un producto del establecimiento o
una marca proveedora asociada, estarán servidas en la mayor brevedad posible. Solo
faltará una, el «agua de la llave». En la mayoría de los casos debo recordar la orden a
quien nos atiende, y en otros simplemente lo dejo pasar y como sin bebida. Las razo-
nes para que esto suceda también pueden ser muchas, pero cuando indago la res-
puesta común suele ser que el agua no se registra como pedido en el sistema porque
no tiene costo, y a la hora de organizar la mesa el agua pasa a ser algo que el mesero
debe memorizar y se pierde entre el intenso trabajo de atender todas las mesas
del lugar. No obstante, como casi todos los efectos secundarios del capitalismo, el
resultado es que hay una diferencia fáctica hacia quien paga respecto a quien no lo
100
hace. El agua, en este caso, tiene un valor de uso, pero no un valor de cambio. El agua,
en conclusión, no llega a la mesa.
Introducción
En el presente texto no diré nada nuevo. Solo lo que salta a la percepción de quien
camina por la ciudad con la atención puesta en un objetivo: buscar agua. Este inte-
rés me lo despertó una estudiante a mediados del año 2015, cuando al elaborar una
cartografía en el marco de una clase que imparto, ella quiso trabajar sobre las tapas
de registro de agua. En ese instante ella me hizo notar que las tapas tenían una
fecha, y les terminó celebrando su cumpleaños como entrega final. Se me convirtió en
una especie de obsesión mirar las fechas de las tapas cuando caminaba, hasta darme
cuenta de los diferentes diseños de los sapos que las adornan, las empresas que las
fabricaron, cuáles podían ser las primeras, o simplemente jugar con quienes caminaba a
ver quién encontraba primero su fecha de nacimiento en una de ellas.
Para la clase, que aun dicto, los estudiantes deben llegar con dos lecturas como
punto de partida. Primero, La construcción social de la realidad (2003), en donde
Berger y Luckmann plantean desde la sociología del conocimiento que la realidad varía
entre culturas y, por tanto, no puede ser obviada. Puede ser observable, eso sí,
en términos de diferencias y la forma como estas se han establecido. No obstante,
argumentan que en la vida cotidiana esta consciencia no existe, y se suele dar por
sentado que la realidad es algo cerrado y coherente. Las vidas cotidianas susten-
tan esa realidad con sus acciones y pensamientos, legitimándola y prolongándola. Los
autores proponen como método de aproximación la fenomenología, en tanto meto-
dología no científica, más bien empírico descriptiva, que permite hacer brotar la
dimensión subjetiva. La vida cotidiana, suprema realidad, se experimenta en vigilia y
se asume como normal. El interés lo centran en el aquí, cuerpo, y el ahora, presente,
en donde lo inmediato es aquello que puedo manipular. Esa vida cotidiana, percibida y
101
manipulable, se configura como una zona segura y rutinaria. A esa rutina, cuando es
interrumpida, se le considera zona problemática hasta que se regresa a ella de nuevo.
No obstante, hay momentos que logran desviar la atención de la vida cotidiana, lla-
mados de «significado limitado», y los autores señalan que el arte es una gran fuente
de transiciones de este tipo. Aunque fuertemente contrarrestado con mecanismos
como el lenguaje, que regresa las cosas a la normalidad al poner todo lo que sucede
en parámetros comunes; o el reloj y el calendario, que ajustan el aquí y ahora a las
convenciones; la percepción del mundo, en todo caso, cambia de persona en persona,
y resulta evidente que mi aquí es para la otra persona su allí. Así que la realidad, en
esos términos, también sería una suerte de negociación. El resultado de estas conci-
liaciones genera pautas, que en ocasiones devienen en instituciones.
Ese texto me permite elaborar con los estudiantes un marco bajo el cual todo lo
que se enuncia parte de una mirada antropocéntrica situada. La naturaleza, en esos
términos, también debería ser entendida como una construcción social. Es decir, lo
que pensamos y sentimos como naturaleza o respecto a ella es un consenso alcanzado
por medio de interacciones humanas, a veces heredado o institucionalizado, que al
final predispone nuestra percepción sobre la naturaleza misma. Así sugiere verlo David
Demeritt (2002), como una parte de esa realidad cognitiva, que, desde la perspectiva
de los constructivistas fenomenológicos, funciona como una estrategia de refuta-
ción, en tanto que no pretende definir la naturaleza, sino que propone evidenciar
los proceso de producción y normalización de esas definiciones de naturaleza exis-
tentes, junto con la manera en que nos desenvolvemos en ella. Sugiere, basado en
Raymond Williams (1983), que hay tres grandes núcleos para entender la naturaleza
en los cuales se basan los constructivistas para llevar sus análisis: 1. La esencia de
algo en términos filosóficos; 2. Una fuerza inherente abstracta y universal, o 3. El
mundo material externo. Y dependiendo de cuál se elija, conduce a la argumentación.
Por ejemplo, como lo propone Soper (1995), los criterios para incluir o no a lo humano
en la naturaleza, o los grados para hacerlo, significaron y pueden significar la exclu-
sión de grupos y justificar un determinado trato hacia ellos, como en el caso de los
denominados «primitivos», quienes harían parte de la naturaleza misma y, por tanto,
se puede disponer de ellos o sus tierras como un recurso; o, al mismo tiempo, para
poder criticar a los «modernos» por su destrucción de la naturaleza al no considerár-
seles como parte de la misma. Bajo una dualidad clara, él define a la sociedad «civili-
zada» como algo fuera de lo natural, y la sociedad «primitiva» como algo implícito de
la naturaleza. Como conclusión de Demeritt, la construcción social de la naturaleza es
algo histórico, geográfico y cultural, y, por lo tanto, contingente, pero en capacidad
de llevarnos hacia acciones de cuidado, transformación, manipulación o destrucción,
entre nosotros y el ambiente. Del concepto de naturaleza que se construya depen-
derá el trato mismo que a ella se le dé. La construcción de la naturaleza tiene también
fines y consecuencias políticas.
El segundo texto que trabajan los estudiantes es La percepción del paisaje urbano,
de Ana María Moya (2011), en el cual la autora permite encontrar maneras para
102
acercarse a este entorno construido por medio de la fenomenología, la experiencia
física directa, y también por medio de las representaciones que de él se hacen. Asume
la ciudad como una realidad sujeta constantemente al cambio, que puede abordarse
por medio de impresiones, relaciones de ideas, estados de ánimo y pensamientos, para
sugerir mecanismos que generen un «espacio de percepción». Bajo el principio de que
la ciudad es material y al mismo tiempo un «evento mental», reconocida por medio de
los sentidos. En su libro, los artistas toman un gran protagonismo, porque se enfren-
tan a la ciudad dejando de lado el consumo y el espectáculo, fijándose con particular
atención en espacios que para muchas otras personas son «transparentes». Cuando
esto sucede, dice Moya, el espacio «transparente» deviene paisaje, dándole unas
nuevas cualidades estéticas, emocionales, etc. La poética, interpretando a Moya,
sería capaz de señalar el vacío y traerlo a presencia. El artista (aunque ciertamente
no todos), pienso, no por su genialidad, sino por su formación disciplinar, se permite
sentir y pensar los lugares de manera que podrían escaparse a ciertas lógicas de
invisibilización, como los medios. Evitando las intermediaciones y su construcción de
imaginarios, para encontrarse de manera directa con su entorno, descubriendo cua-
lidades normalmente menospreciadas. Esto me recuerda mucho a El arte de los ruidos
Este es un lugar del centro histórico de la ciudad que me parece clave, porque no
solo permite dar inicio a una charla sobre el agua, sino que incita a indagar por la
infraestructura que aún queda, como el puente de Las Aguas, o de Boyacá, recien-
temente descubierto en las obras de la mal camuflada gentrificación que carcome la
zona. El puente, por su sola presencia, ya da información que no tiene nada que ver
con su fecha o materiales, sino sobre el lugar exacto por donde fluían las aguas del
Río San Francisco. En el proyecto del Eje ambiental se propuso y ejecutó el volver a
sacar a la luz el entubado afluente, simulando su discurrir serpenteante por la ciudad,
que en algo heredó el trazado urbano. El resultado pareciera haber sido diseñado
para no dejar que el agua hiciera ruido, para que no fuera sentida. Es un río «domesti-
cado». El puente, ignorado y de nuevo en evidente destrucción, se ha vuelto transpa-
rente, como el río. Esa ruina, que no está tan deteriorada como para que se ignore su
antigua función, pero no lo suficientemente conservada para poder seguir usándose,
103
es un sitio perfecto en donde pensar y sentir un cambio. Está para ser contemplado.
Y contemplándolo es que se acrecienta la artificialidad de la ya artificial represen-
tación que Rogelio Salmona hizo del extinto río. Que ubicaron en donde convenía, en
donde mejor se acomodaba a los nuevos usos del suelo. Rescatar la memoria del río, sí,
pero en nuestros términos.
Julia Buenaventura (2014), cuando analiza la obra Nuevas floras del sur de María Elvira
Escallón, en concreto una talla de una columna realizada sobre el tronco de un árbol
La representación del río tiene un inicio en la Carrera primera este con Avenida
Jiménez. Antes de eso, el río real ya está entubado y se pierde por unas seis o siete
cuadras respecto al afluente que llega de los cerros. Es decir, hay un vacío urbano
del río real o ficticio, espacio que es ocupado por la Quinta de Bolívar, un museo
paradisíaco que de forma muy eficiente hace el tránsito entre lo rural y lo urbano, o
el río en estado salvaje y su domesticación. La vieja hacienda, llena de pilas y ace-
quias, en un entorno ajardinado, pareciera tomar toda esa energía de los montes
indómitos y entregarla a la ciudad con calma y control. El agua que discurre por los
predios de la casona es expulsada a la ciudad con una fuente, frente a la fachada del
museo. Es ornamental y pintoresca, preparando con encantos al turista que pere-
grina al museo que lo llevará a revivir la vida burguesa independentista. Es una pila
exotizada. Y lo digo por una razón y solo una razón: tiene agua. En este momento, en
Bogotá, ver agua en una fuente ubicada en espacio público ya despierta asombro.
Cuando revisé las historias escritas en torno al agua en Bogotá, noté que hay una
tendencia historiográfica relativamente clara que segmenta y configura un argumento-
mito, siguiendo las mismas directrices de la historia nacional oficial, y que al final con-
figura un relato triunfalista sobre el manejo del líquido. Los cuatro bloques principales
son: preconquista (∞-1537), Conquista-Colonia (1538-1870), República (1870-1930) y
Modernidad (1930-1970). Cada uno de estos «periodos» se ha asociado a una idiosin-
crasia respecto al manejo del agua en términos urbanos, incluso antes de que hubiera
urbe. El periodo muisca, difuso en el tiempo, pero con un fin claro en la fundación de
Bogotá, parece ser un telón de fondo ideal para afianzar la idea de que en el periodo
Conquista-Colonia, a extenderse hasta la segunda mitad del siglo XIX, el manejo del
104
agua fue nihilista, olvidando la sabiduría nativa. Lo que hace ver con relativos buenos
ojos el tercer periodo, la República, en tanto que llegan las concepciones higienis-
tas que, en un instante en el que la ciudad está azotada por constantes epidemias,
presenta una solución relativa pero esperanzadora al problema del manejo del agua.
La Modernidad cierra el relato histórico con la cobertura casi total de agua potable
y de saneamiento del perímetro urbano en términos de habitabilidad y calidad de vida.
Es una meta-historia que en la última década se ha estado cuestionando duramente
desde varias posturas que recojo a continuación.
El relato construido sugiere un manejo excepcional del agua por parte de los muis-
cas, quienes no solo basaban su cosmogonía en un protagonismo del elemento, diosa
Sie o Sia, en asociación a lugares específicos como lagunas, ríos o cascadas, entre
otros, sino que la mayor parte de sus vidas mortales estaba coherentemente con-
dicionada por ella en términos de rituales y prácticas cotidianas. Además, había una
fuerte asociación de este elemento con la rana, que por su comportamiento per-
mitía interpretar el líquido en términos de proximidad de lluvias o sequías. También,
105
iconográficamente la rana estructuraba el calendario lunar y las actividades agrícolas
asociadas. La deificación de este elemento puede responder a la idea de que, al ser
una sociedad agricultora, dependían en exclusiva del líquido para su supervivencia,
de manera que una forma de garantizar su buen manejo podía ser vincular el agua a un
fundamento teológico que la alejara de su comprensión como un recurso. En conse-
cuencia, se convierte en sujeto de culto cuyo uso está condicionado y regulado. La
dieta chibcha no descansaba tanto en el maíz como en peces y mariscos, soportado
este consumo en un complejo y extenso sistema de canales de irrigación y comunica-
ción, aun visible en la periferia de Bogotá (Beltrán 2008).
En esta versión, el agua lo era todo. Así, tiene sentido construir y afianzar un imagi-
nario que capitalice esa estructura de vida consciente con el ambiente, para tener
un cómodo lugar de enunciación y juicio respecto a las atrocidades acometidas con-
tra el agua por parte de los conquistadores y posteriores colonos. Este salvajismo
no solo exterminó culturas, sino al ambiente mismo. Pero esta invención de lo «muisca»
tiene lugar en las décadas de 1920 y 1930, cuando, empleada a modo de dispositivo,
permitió pensar, durante la modernización bogotana, «lo propio» cultural en térmi-
nos de un pasado indígena que desmonopolizara lo criollo y español en la definición
de lo nacional. De esta manera, el arte cobró un papel protagónico como construc-
tor de imaginarios, con ejemplos claros en la Bachué (1924-25) y La Vorágine (1924)
(Gómez-Londoño 2013). Los muiscas fueron puestos en la agenda nacional, de forma
que incluso hoy se los reconoce como el pasado oficial colombiano, pero se habla de
ellos en términos de algo finalizado y cerrado, archivado, sin descendientes cultura-
les contemporáneos, que, idealizados, son absorbidos por mercantilismos (Restrepo,
2005). Las versiones históricas que usan el modelo precolombino como soporte argu-
mentativo para señalar el punto de quiebre respecto al manejo del agua tienden a
caer en esa invisibilización del indígena contemporáneo porque, pienso, la finalidad es
otra. Sustentar lo necesario del modelo capitalista aplicado al agua: un servicio, cuya
ficción es que al ser público se presenta en igualdad de condiciones a la población.
106
Suvenires de la tienda del Museo Nacional de Colombia.
Foto: Juana María Bravo.
Es entendible, por tanto, que cuando los españoles se propusieron ocupar la sabana
tuvieran el agua en especial atención. No solo porque la Ley de Indias daba unas
107
indicaciones al respecto en términos de abundancia del líquido en cercanías a las
fundaciones, o por su ventaja táctica para defender el perímetro fundando la ciudad
entre ríos, etc., sino porque bajo la teocracia muisca lo sagrado y ritual del agua era
un mecanismo de gobierno que debía ser subvertido. Se emplearon varias estrategias,
pero sobresalió en la práctica la de demonizar el líquido, llegando al punto de lograr
que la ciudad le diera la espalda a los ríos y construyera imaginarios perdurables que
ponían la actividad realizada en sus orillas en la raya de lo inmoral (Rodríguez 1968).
Durante el periodo inicial de consolidación de la Colonia, el agua de los ríos inmedia-
tos de Bogotá fue prontamente contaminada por actividades productivas (chirca-
les) y del diario vivir (basura y lavado de ropa). Esto significó que la ciudad tuvo que
abastecerse prontamente de una pila cuya agua salía de un arroyo de los cerros. Se
la ubicó en la Plaza Mayor, donde también se ubicaban los poderes institucionales y se
realizaban actividades como el mercado y eventos aislados de importancia. Ese vínculo
entre agua e instancias del gobierno, configura una relación de poder respecto al
líquido que no se debe pasar por alto.
Para 1580 el agua de los ríos San Francisco y San Agustín ya no era potable. Se habían
tomado medidas legales para evitar esto desde 1557, cuando la Real Audiencia dis-
puso que no se podían realizar actividades que dañaran las aguas del río San Francisco,
incluso desde sus afluentes. El Cabildo debía estar encargado de estas cuestiones,
asegurándose de que no se lavara, arrojara basura o se edificaran molinos y demás
sobre las aguas, y que se obligara a las personas, en general, a que tampoco lo per-
mitieran. Esto no se cumplió, y en 1584 se firma un acuerdo en el que se traerá agua
del río Fucha, aun limpia, hasta la Plaza Mayor. Esto, me parece, puede leerse desde
cuatro puntos: 1. La norma existía, no fue descuido de la administración, así que decir
que la Colonia llegó con una inconsciencia ambiental no es del todo exacto si se tiene
en cuenta que, además, el grueso de la población para 1557, sobre todo a las afueras
de la ciudad, era indígena; 2. Con la traída del agua a la pila por medio de una acequia
se constituye el primer acueducto: la monopolización del líquido; 3. El modelo permitió
que quienes quisieran y pudieran pagarlo, tendrían la opción de tener una «paja» para
sus casas, entrando en un modelo de preferencias; y 4. La ubicación en la Plaza Mayor
de la pila puso a este sitio en un lugar de clara ventaja funcional y simbólica respecto a
otros lugares de la ciudad. Este último factor implica no solo el acceso al agua potable,
sino la redistribución de las actividades en torno a este sitio. Para 1575 la Plaza Mayor
ya no era un tierrero con cerdos; había sido «ennoblecida»; estaba en construcción una
nueva catedral y la Real Audiencia tenía allí sus oficinas, junto con las del ayuntamiento.
Germán Mejía (2012), tras analizar el sentido de la plaza central de la América Latina
de la Conquista, la resume como: «la síntesis de la ciudad indiana; en ella se centra y
reposa todo lo que es y significa vivir en “república”» (p. 204). Porque es un escenario
para las imágenes de los poderes, eclesiástico, real y municipal. Es el lugar en donde se
impartía justicia, se hacían celebraciones y procesiones, junto con el mercado semanal.
La pila, que se presume tenía el escudo de la familia regente del imperio y en su punta
un Juan Bautista, sería un mecanismo eficiente de recordar en la cotidianidad de las
108
personas que habitan la ciudad quien gobierna en tierra y almas. Pero el agua, claro,
significaba algo más si así se lee. Poner un solo punto de agua potable en la ciudad
implica que ahora se está cerca o lejos respecto de ella, es decir, hay unas vivien-
das favorecidas y otras puestas en desventaja. Pero se puede profundizar en la
reflexión. La ciudad había enviado un mensaje político fáctico: había que peregrinar
hacia las instancias del poder por agua. El agua potable como beneficio para quie-
nes acuden al poder, en una especie de panóptico invertido. De este acto y men-
saje, creo, pueden desprenderse tres aristas: 1. La norma de no deteriorar los ríos
existe, pero ante su incapacidad de hacerla valer, se les da la espalda a los ríos y no
se insistirá vehementemente en su protección; 2. Irónicamente, se rompe el contacto
directo con los ríos como proveedores de agua potable; 3. El agua potable ahora es
algo abstracto que viene de lejos, invisibilizando lo que la hace posible en términos
ambientales, y casi como un producto humano antes que natural.
El agua, en todo caso, no estaba por fuera de las lógicas del capital y sus privilegios.
El acueducto permitió puntos de agua en ciertas casas que lo pudieran pagar. El acue-
ducto para su construcción generó un contrato de ejecución y mantenimiento. Y, obvio,
Recorrer/reconocer
Bajo con los estudiantes siguiendo la representación del río San Francisco. A este
punto ya hemos podido ver el río en su momento de ingreso a la ciudad, su paso por el
museo, su salida a la ciudad a modo de fuente y luego su renacer en un lento y silen-
cioso flujo ornamental. Les pido que presten especial atención a la actitud de las
personas respecto al agua en el recorrido que haremos hasta la Plazoleta del Rosario,
en donde el «río» se desaparece y da lugar a tres cuadras de avenida con una estación
de Transmilenio.
Cuando se está parado en la Plazoleta del Rosario es muy difícil pensar que por
allí pasó un río alguna vez. A ese punto la representación del río San Francisco se
detiene, vuelve al subsuelo, para resurgir en la Carrera Octava. Esmeraldas, dóla-
res, skaters, transmilenio, universitarios, etc. Nada recuerda el río a la altura de
la Carrera Séptima, salvo algún guía turístico o la clase de algún profesor con sus
sesiones tipo tour. El río no fue entubado por su contaminación, que, aunque todos
los textos del siglo XIX son unánimes en señalar como un problema, solo fue una
decisión de contingencia más conveniente para unos intereses que se apoyaron en la
higiene y así generar hábiles valorizaciones del suelo. Pero quiero ir con calma a este
respecto, así que me apoyaré en un marco más general para explicarlo.
Manuel Herce, en su libro El negocio del territorio (2013), plantea que la salud pública
fue uno de los grandes problemas de las ciudades industriales europeas desde los
109
110
Imagen 3. Mapa didáctico del agua en Bogotá
111
ERRATA# 18 | Hidrofobia | NICOLÁS LEYVA TOWNSEND
112
Edificio «torcido» en el antiguo Lago Gaitán. Foto: Juana María Bravo.
años treinta del siglo XIX. Es de interés ver que son enfermedades como el cólera las
que incitaron el diseño e implementación de los acueductos modernos, impulsados por
la clase burguesa dominante. Herce propone que las clases obreras, con expectativas
de vida muy cortas, presionaron a la conformación de una infraestructura dotacional
de las ciudades, en muchos casos por medio de revueltas, en ciudades como Londres
y París. Pero hace una observación que me intrigó:
Los motivos que impulsaron a la burguesía a actuar frente a las deplorables con-
diciones en que se daba el crecimiento urbano adoptaron una apariencia de mora-
lidad, pero en realidad fueron, muy posiblemente, producto del miedo a poner en
peligro la reproducción de la fuerza de trabajo, lo que amenazaba incluso con
destruir la esencia del nuevo sistema productivo. (Herce 2013, 97)
En la segunda mitad del siglo XIX en Bogotá, una ciudad que está dejando los modelos
coloniales y se propone como una ciudad burguesa a la europea, así sea en intencio-
nes, se presentaron unos retos similares en términos de higiene y el manejo de aguas.
El higienismo que llegó a Bogotá, dice Elías Sánchez (2014), fue de influencia francesa,
y se puso como reto enfrentar las epidemias con el objetivo de aumentar la población
y su longevidad, planteando que la disminución de la población era un perjuicio en sí
mismo en términos productivos. Con un componente particular entre un buen número
de médicos, quienes pensaban que la desinfección no era solo material, sino también
espiritual, y así encaminando ideologías en la argumentación científica, que llevaban
a otro tipo de resultados:
113
desigualdad social. Por otro lado, el propósito de higienizar la ciudad no se
llevó a cabo simplemente con la construcción de edificaciones o las mejoras a
la infraestructura de la ciudad, sino que fue una acción por medio de la cual se
buscó controlar a la población en función de la adquisición de hábitos de convi-
vencia e higiene. (Sánchez 2014, 107)
Para finales del siglo XIX los ríos de Bogotá se convirtieron en un peligro, afirma Ana
María Carreira (2007), y perdieron importancia simbólica por, entre otras cuestiones,
un cambio en la noción de naturaleza. La autora expone en su artículo «De las pertur-
badoras y conflictivas relaciones de los bogotanos con sus aguas» dos factores que
me resultan de interés para construir mi argumento: que, desde la Colonia, y con más
fuerza a partir de 1888, cada vez era más difícil conseguir agua limpia y se dio inicio
a una carrera por construir acueductos cada vez más lejanos, además de un cambio
de noción sobre el paisajismo urbano, que ahora se prefería ajardinado bajo un modelo
francés. Para ese año había treinta y siete fuentes públicas y el líquido se obtenía
de estas por medio de múcuras. Esa es la fecha de implementación del primer acue-
ducto, de carácter privado, que se alimentaba de los ríos San Francisco y Arzobispo.
El agua, un servicio desde este momento en adelante, es llevada por el acueducto de
manera desigual y con deficiencias técnicas. La autora señala que se valora un nuevo
concepto estético de la naturaleza, controlada-estetizada. Ambos factores, higiene
y embellecimiento, facilitaron el entubamiento de los ríos San Francisco y San Agustín
por el Congreso bajo ley de 1914. En 1933 se funda el Departamento de Urbanismo,
desde donde se toman iniciativas que ponen en valor esa noción de naturaleza, como
la canalización e integración paisajística del río Arzobispo. Los bogotanos, dice
Carreira, buscaron para su ocio los cuerpos de agua que, como el Parque Gaitán, eran
privados. Y el espacio público, en ese espíritu, se llenó de juegos de agua, con un
gran impulso y afán por la IX Conferencia Panamericana. En 1950 los ríos, tras pasar
por las ideas lecorbuserianas de la revista Proa, han sido completamente entubados,
y ahora son recolectores de aguas que discurren por debajo de la ciudad pasando
totalmente inadvertidos. En sus conclusiones, Carreira menciona que hay un desprecio
al agua en la ciudad, buscando obtener como resultado una ciudad seca, en donde sus
habitantes ya no interactúan con ella, sino que son usuarios.
Encuentro fascinante una cita que Carreira rescata del periodista bogotano
Hernando Téllez, en la que pienso queda de manifiesto no el espíritu generalizado
detrás de la canalización, porque esta tuvo sus detractores, sino la agenda política
de quienes ejecutaron la canalización del río San Francisco:
114
En concreto, quiero señalar el caso del río San Francisco. A mi parecer, el artículo
de María Atuesta Ortiz (2011) recoge bastante bien los vectores que impulsaron la
propuesta de cubrir la fuente hídrica. En el texto, la autora fija una posición en la
cual la modernización, apoyada en el discurso triunfalista del progreso con pie firme
en la higiene/moral, hizo que no hubiera una contestación contundente a la idea de
entubar el río. En tanto que el progreso no incluía una filosofía conservacionista de
tradiciones, sino de la renovación. Así, la existencia del río estaba en contravía del
impulso del momento, que pretendía crear también una nueva sociedad. El proyecto
estuvo condicionado por iniciativa local y no estatal, sustentado en la valoriza-
ción como método de financiación por la Ley 10 de 1915. Eso significó que el pro-
yecto dependió de la capacidad de pago de los beneficiarios, lo que no solo pone en
riesgo el proyecto mismo, sino que las consecuencias fueron obvias: una canalización
hecha por secciones no necesariamente convenientes. Las más prestantes primero
por su capacidad de endeudamiento y pago de la deuda, junto con el casi o total
abandono de secciones cuyo perfil económico no significara liquidez de la iniciativa,
aunque estigmatizando a quienes no cooperaran al progreso y la salud pública. Pero,
demuestra Ortiz, el fin era otro a la higiene, siendo el objetivo buscado el hacer una
Comparto la perspectiva de Ortiz. La canalización del río fue, en gran medida, una
apuesta de clase y de negocio, en donde una élite social con propiedades de cara a
un río abyecto, podrían convertir esos lotes indeseables en fachadas de primer nivel
sobre una avenida glamurosa. Sumado a que los mismos contratistas del proyecto
eran los prestamistas de la valorización impuesta a los beneficiarios, en una inicia-
tiva distrital de carácter obligante. No combatir la contaminación desde la fuente,
río arriba hasta sus afluentes, dio frutos en términos de rendimiento del capital.
Cuando Michel de Certeau (2000) proponía que los déficits sirven para tomar medidas
radicales cortando libertades y derechos, también dejaba implícito que las falencias
(ambientales) como la aquí tratada son al final reabsorbidas por el capital en términos
de potencial reinversión. Así, la negligencia administrativa o social se convertía en el
negocio de alguien más.
115
Encontremos agua
Parados en el Parque Santander, es fácil ver que hay una fuente pública de grandes
proporciones completamente subutilizada. Con una diferencia en diseño respecto
a las que se podían encontrar en la Colonia o República, hechas para poder tener
acceso al agua. Esta parece tener juegos por presión, en los que el líquido cae a un
amplio depósito y allí se acumula en abundancia, pero fuera del alcance de las perso-
nas. El agua, en esta fuente moderna, es para ser contemplada, no usada. La moderni-
dad con su progreso se fijó en un principio de cobertura del líquido a toda la ciudad,
que presumió que los espacios públicos ya no serían fuente de suministro sino de
recreación, esparcimiento y ocio.
Esta visión burguesa de ciudad se propagó a finales del siglo XIX, al mismo tiempo que
el acueducto, y poco a poco fue tomando forma en la erradicación de los espacios
públicos usados por las bases sociales, como mercados o chorros, para convertirlos
en parques/jardines (Cedales, 2009). Estas prácticas no deseadas fueron desplaza-
das a la periferia o simplemente se las eliminó. La higiene, por supuesto, fue una de
las piedras angulares, en una gentrificación a gran escala que metódicamente impuso
un modelo de ciudad que, al no pretender eliminar la pobreza porque tampoco era
su intención, la envió a las afueras o la maquilló. En términos del comediante Peter
Capusotto, interpretando a Micky Vainilla (2012), «El problema no es que la pobreza
y ellos existan; el problema es que yo me entere de que existen». La vergüenza de
un espectro de la élite bogotana porque la ciudad tuviera una imagen que develara
la miseria o las actividades pueblerinas, incluso hasta bien entrados los años de la
década de 1950, queda evidenciado en la investigación de Niño & Reina (2010) sobre
la proyección de la Carrera Décima en el corazón de la urbe. En este proyecto la
Plaza Central de mercado fue eliminada bajo el argumento de la higiene y de la mala
imagen que esta causaría a los participantes de la IX Conferencia Panamericana, pero
cuya finalidad fue disponer del terreno para construir una vía que era innecesaria y
más un capricho de los intereses de la especulación inmobiliaria. Los chorros y pilas
también cayeron en esa misma bolsa.
116
suyo se gestionan. Con la base de que allí, el espacio público de principios del siglo
XX, era un lugar idóneo para llevar a cabo procesos pedagógicos que gestaran al ciu-
dadano (Zambrano, 2007).
En el recorrido que hago con los estudiantes suelo llevar un apoyo visual. Hernández
& Carrasco (2011) me ayudan a reconstruir rápidamente los momentos de la Plazuela
de las Nieves, hoy de Caldas, en donde también destacan tres imágenes. La primera,
un grabado del Papel Periódico Ilustrado de 1884, en donde se representa a la pila
ubicada en la plazuela desde 1665, que, reconstruida en 1842 como mejora a la sen-
cilla estructura previa, tenía una mayor capacidad de almacenamiento y robustez.
Fue demolida en 1896 para dar paso a una fuente de hierro bronceado importada de
Estados Unidos, y fue captada en una fotografía de Henri Duperly momentos des-
pués. Que los chorros, pilas y fuentes viajen por la ciudad no es tan curioso como
los cambios en el diseño de las fuentes que los iban sucediendo. El chorro puesto en
1842 tiene unas características formales que han sido pensadas para el fácil acceso
al agua, como estar a una altura de casi un metro, en combinación con una profundidad
razonable para que una múcura pueda ser sumergida con holgura y se llene a tope sin
117
ganadora de la Beca de Arte y Naturaleza del Instituto Distrital de
las Artes, Idartes, 2013. Rastro de la intervención en la Carrera 15
Agua Quebrada, proyecto de la Fundación Naturaleza y Patrimonio,
En ninguno de los sitios descritos hay parques en el día de hoy, pero esa es otra his-
toria de finales del siglo XX. Lo que sí no parece pasar a la historia, y que constituye
mi sospecha, es que la Compañía de Acueducto del momento, privada, tuvo un papel
protagónico en todo esto. No solo se hace evidente que fue esa empresa la que
importó y puso la fuente de las Nieves, sino que lo hizo en un momento en el que, con
el discurso de la modernización, se hacían incuestionables las medidas de higiene. Así,
demostró un nuevo control de la naturaleza bajo una idiosincrasia que hacía difuso el
origen del agua que se empleaba. Es decir, la naturaleza, erradicada en su presencia
del espacio urbano, llega a este de forma invisible y pura, no haciendo evidente su
procedencia y las condiciones de su extracción. Al mismo tiempo, esconde el impacto
ambiental individual, porque ya no se echa el agua contaminada a la calle o al río inme-
diato, sino que entra a un desagüe que la desaparece mágicamente. Especulando, creo
que la pérdida del contacto directo con el agua, desde los chorros y pilas, significa la
desensibilización de los costos naturales y sociales. Las lavanderas y las aguadoras,
por ejemplo, fueron mujeres ampliamente afectadas por las canalizaciones, eliminación
de chorros y pilas, junto con el servicio de acueducto.
118
ahondar las diferencias sociales respecto al acceso al agua y a las prácticas de
higiene. Apoyada en Fabio Zambrano y Alberto Saldarriaga, Felacio parte de que hubo
un cambio a finales del siglo XIX en las autoridades, quienes modificaron su actitud
desinteresada por una postura preocupada y con determinación a la acción. Esas
autoridades estaban compuestas por la élite bogotana del momento, conservadora y
hermética, que, en su afán por solucionar los problemas de higiene, desde la iniciativa
privada construyeron a su acomodo lo público, otorgándose las concesiones bajo el
argumento de la falta de presupuesto distrital. Las tarifas fueron arbitrarias y sin
controles, algo ampliamente denunciado en la prensa. Los incumplimientos y abusos
terminaron con la compra de las empresas prestadoras de los servicios por parte del
Estado o el municipio. Felacio revisa las circunstancias del contrato de 1887, momento
en el que se da una concesión de setenta años a particulares con el compromiso de
extender las redes, a cambio de poder cobrar las conexiones de los domicilios. Pero,
en todo caso, la calidad no mejoró mucho junto con su caudal. Tras varios conflictos
de cumplimiento, cobertura y calidad, se toma la decisión de municipalizar el acue-
ducto en 1911. El municipio actuó en muchos frentes y de manera clara en cuanto
a la potabilidad con cloro, la cobertura y la protección de las hoyas hidrográficas,
Esto significa que la prioridad de conexión se le dará a los barrios y casas que la
puedan pagar, condicionando la cobertura a una cuestión de poder adquisitivo antes
y después de la municipalización. Con una presión implícita, quitar los puntos de agua
públicos al hacer que los espacios para el agua dejaran de existir: para especulación
inmobiliaria, parques de ocio para la élite o, al final, pienso, obligar a adoptar un ser-
vicio al no poder encontrarlo libremente en la ciudad. Rey, Lizcano & Chacón (2012), al
analizar la historia de los servicios públicos en Colombia, plantean un marco teórico en
el que las ciudades, por su concentración de la producción, requieren de una inversión
119
que las empresas por solitario no pueden asumir y se necesita de la intervención del
Estado. Esta intervención, por tanto, busca crear las condiciones para que el capital
privado opere, dicen, en traspasos, subvenciones o, de mi interés, monopolios. El pro-
blema es que estos beneficios a los privados para garantizar su funcionamiento son el
producto de los salarios y ganancias del pueblo y el Estado, con lo que, argumentan,
el capital privado como estrategia obtiene ventaja de la urbanización.
Dedtmar Garcés Urrea (2015) aborda la obra del artista afrocartagenero Nelson
Fory Ferreira, cuyo trabajo ayuda a poner en evidencia el complejo juego de agencia-
mientos y relaciones centro-periferia que hay en la ciudad de Cartagena, producto
de la confluencia de múltiples factores como el patrimonio arquitectónico, la bio-
política, el turismo y el desplazamiento, entre otros. Garcés, al pensar la ciudad de
Cartagena desde sus problemáticas específicas, abre la posibilidad de entender lo
urbano como algo en constante reformulación, producto y medio de las luchas socia-
les. Curiosamente, allí mismo parece gestarse una maniobra de resistencia: el cómico,
y por ello poco poderoso, señalamiento de la invisibilidad histórica de una minoría.
Alentado por la obra de Fory, Garcés se anima a revisar el papel de la industria hote-
lera en la ciudad, la cual saquea los servicios públicos, en particular el agua, por lo
cual los habitantes deben padecer racionamientos incluso en temporada alta. El agua
como servicio público en Cartagena está jerarquizada. Esto, pienso, hace parte de la
estructura que pretendo señalar. El control del recurso, una vez eliminado del espacio
público, obliga a la población a supeditarse a quien presta el servicio. Pero el manejo
de quien lo controla, sino las intenciones, no obedecen necesariamente a lo público.
Los políticos y sus partidos saben esto, así que ayudan a crear también las circuns-
tancias de la necesidad. Dejar que las fuentes hídricas desaparezcan, en ese orden
de ideas, sin prestarles solución, es generar la necesidad de servicios que suplan los
colapsos. Una sociedad en crisis es una sociedad rentable, una ciudad en crisis es una
ciudad de oportunidades. Con esto, permitir que el río Tunjuelito siga contaminándose
con los lixiviados del relleno sanitario Doña Juana, edificar en la reserva Thomas Van
der Hammen, talar el bosque Bavaria o convertir los cerros orientales en un parque,
son proyectos viables porque nos llevarán a nuevas crisis.
En todo caso, esas crisis no aplican para todos en los mismos términos. Es fácil ver
que el agua en espacios públicos se ha eliminado en su mayoría. La Rebeca, por ejemplo,
la «novia de Bogotá», está completamente seca, al igual que el Niño con el Delfín, que
no está lejos de ella. El agua está puesta bajo control y no corre libre. De hacerlo,
no solo sería un recurso gratuito, que haría inviable el beneficio de intercambio, lo
que a su vez permitiría un retorno al uso común, sino que daría lugar a algo mucho
peor, prácticas inmorales o marginales en las fuentes, como quienes se bañan en ellas
(a menos que sea una obra de Spencer Tunick), algo común de ver en la misma Rebeca
cuando ha llovido mucho y la pila se llena completamente. El agua, en todo caso, sí está
a la vista en ciertas partes e incluso, cuando se amenaza racionarla por el bajo nivel
de los embalses, no la cortan. Son los espejos de agua o las cascadas ubicados en
120
los edificios corporativos o edificios residenciales de altos estándares, como el de
Terpel, ubicado en la Carrera Séptima con Calle 76. Allí el agua, ornamental y vigilada,
está para ser contemplada. Juega en ese limbo entre lo privado y lo público, pero
es evidente que se la está instrumentalizando y se la pone a operar en términos de
poder, como alguna vez se hizo con la pila de la Plaza de Bolívar.
Con los estudiantes no hay tiempo de un recorrido por la Carrera Séptima hasta
el norte profundo, así que busco evidenciar este último punto en alguna parte del
centro. Lo encuentro no lejos de allí, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez,
en medio de la Librería del Fondo de Cultura Económica (FCE). La librería, un espa-
cio comercial, fue diseñado para girar en torno a un espejo de agua que tiene en su
centro un logo en concreto de FCE que emerge del líquido, altamente clorado. Son
aguas no aptas para el uso. Por su parte, la antigua pila de la Plaza de Bolívar, que no
se sabe si es realmente esa, ahora se encuentra en el Museo de Arte Colonial, a dos
calles del mencionado centro cultural. Está encendida y se puede visitar, por la suma
de 3000 pesos. O, como hago con los estudiantes, la miramos desde la puerta mientras
procuramos no incomodar a los turistas que sí quieren acceder. Difícil no pensar en
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123
MADRE NATURALEZA
La mirada de un romanticismo trascendental con la Naturaleza en la obra del escritor
boliviano Man Cesped.
Selección de Eduardo Gudynas
Los animales son los factores anónimos de nuestro poder y de nuestra riqueza.
Brutos laboriosos, víctimas indefensas que nos proporcionan los más variados y
selectos medios de vida. El hombre, que avasalla sus fuerzas, que le sustrae sus
riquezas y que los mata en forma industrial y los devora racionalmente, debe a las
bestias más humanidad que las bestias a él.
Ellos, los animales, son los dueños de la tierra. Ellos son los primordiales de la vida, y la
razón conquistadora, que les usurpa su mundo y su libertad, debe ampararlos contra
la ruda ignorancia y los malos instintos, como una soberana solícita, a los neófitos de
su intelectual imperio de conciencia. La inteligencia, en su consciente claridad, que
es la más alta culminación de la nobleza de la luz, no puede pasar indiferente ante el
dolor de la bestia, para la que el sufrimiento ciego a la luz de la razón es como una
puñalada en la oscuridad.
Oración final
Madre Naturaleza, óyeme con la perspicua mudez del sentido óptimo de tu incons-
ciente sabiduría.
Cuando mi cuerpo vuelva a tu seno de tierra y con los despojos de mi vida nutras los
gérmenes de otras existencias, transmíteme a la perfección, no me alejes del bien,
no me separes de mi amada: la Belleza.
124
Guárdame de los vientres que se arrastran: no me hagas culebra. Líbrame de los
vuelos execrables: que no me agite en sus alas bestiales el sepulcro estrecho,
y que entre tú y mi pecho no haya ni el ataúd.
La Tierra
Las bellezas naturales son dones egregios, consagrados al entendimiento humano.
Industrias malditas las que exterminan fauna valiosa para dar pábulo al lujo. Instinto
criminal el que daña al árbol que embellece o da sombra al camino; el que destruye las
plantas ornamentales y mata la avecilla de rico plumaje, porque apagando esas joyas
vivas de la existencia, roba placidez y encanto a la vida.
Las fuentes de viva gracia, en que abrevan la conciencia del sabio y el sentimiento del
artista, no pueden estar sujetas a las mezquindades del interés humano. Las bellezas
naturales son bienes divinos, y para ellos no puede haber ni subasta ni dueño. Son
cosas del cielo y la insolvencia del ganapán no puede alcanzar al que laboró la belleza
de los trigales.
Reproducido de Obras completas, Biblioteca del IV Centenario, Los Amigos del Libro,
Cochabamba.
125
dossier
126
CAMINO
UN PRINCIPIO
METANTRÓPICO
Eulalia de Valdenebro
ERRATA# 18 | DOSSIER
cada fuerza que allí confluye. Somos continuidad: a la base de todo mi trabajo como artista, y que sus-
musgo, gaque, caminante, roca, danta, laguna. tenta mis acciones como habitante de este planeta.
Quisiera mencionar que todo mi trabajo ha sido moti-
Voy caminando, en un camino trazado por otros pies, vado por la voluntad de responder la pregunta: ¿Por
algo del yo individual se ha perdido, algo se funde
qué los humanos hemos llegado a tener una relación tan
con esa historia dibujada sobre la montaña. Me hago
permeable a los demás caminantes, soy parte de dañina con nuestro entorno y con los demás colegas
una huella colectiva, de una línea que se actualiza planetarios?
con cada pisada. El sonido es de roca contra pies, a
ratos húmedo, a ratos polvoriento, a ratos piedras Tomo la expresión —colegas planetarios— de Lynn
sueltas que se ruedan, a ratos rocas firmes que per- Margulis como una manera de referirme a la vida en el
miten pasos certeros. La respiración, los latidos, los
planeta, pero, sobre todo, como una manera cons-
cantos de aves, el viento, todo es atravesado por
todo sin ninguna jerarquía, todo es permeable, sobre ciente de no usar la palabra naturaleza, pues his-
todo el propio cuerpo. tóricamente esta palabra implica una separación, un
(Nota de bitácora de viaje, Eulalia de Valdenebro) dominio y una jerarquía entre el humano y el resto
de seres y fuerzas del planeta. Colegas planetarios
Este texto surge de la experiencia de caminar sobre somos todos los habitantes de la Tierra, unidos en
el camino que está ubicado en la biorregión deno- simbiosis y formando con esa unión el conjunto de las
minada Macizo Colombiano. Caminar largas horas en fuerzas y flujos donde todo se recicla a través de los
silencio implica alterar todo mi código de percepcio- metabolismos de los vivientes: esto es Gaia, un planeta
nes habituales en la aceleración propia de una ciu- donde la vida se organiza.
dad. Esta alteración me ha permitido tener una doble
comprensión del tiempo: una histórica, construida Esa pregunta —que estoy segura que muchos nos
desde la narración de lo humano, la que más estamos hacemos— ha encontrado para mí respuesta en el
habituados a tener; y una geológica, construida desde humanismo. Esta ideología es la que otorga a la especie
127
humana una jerarquía sobre los demás seres, es la que lenguaje académico lleno de referencias (Hottois,
necesita separar el humano del planeta y sus habi- Missa y Perbal 2015). Sin embargo, aunque comparto
tantes nombrándolos naturaleza. El humanismo ha sido el principio básico de repensar lo humano —y puedo
construido con cuidado desde nuestra cosmogo- 1
llegar a suscribir algunos de los postulados que allí se
nía, alimentada en el Renacimiento y reforzada en la debaten—, no me siento cómoda dentro de ninguno de
Ilustración mediante la mecanización de la naturaleza. ellos. En términos muy generales, estos movimientos
Entiendo así que el humanismo y la separación jerarqui- han reflexionado en torno al sujeto del pensamiento,
zada que implica es el origen de esta crisis ecológica al lenguaje desde donde se enuncia, a las tecnologías
que atravesamos. Retomando a Lynn Margulis, no es y biotecnologías con las cuales producir una nueva
otra cosa que una arrogancia especiecentrista. forma de vida humana; abordan asuntos genéticos,
biónicos, de prótesis o asuntos de género; reflexio-
Durante mucho tiempo traté de situar mi trabajo nan también en torno a una sociedad ya basada en
dentro de una postura antihumanista, suponiendo que estas posibilidades. Siendo así, siento que estos
este nicho es el más amplio de todos. Lo hice porque movimientos siguen manteniendo lo humano como
considero que el papel político del arte que piensa la asunto central del pensamiento. Lo metantrópico
relación con el planeta debe empezar por cuestionar comparte la idea de repensar lo humano, pero como
el vínculo habitual de dominio que los humanos hemos un elemento entre otros dentro de la vida del pla-
asumido frente a los demás colegas planetarios. Esta neta. Propone pensarnos como especie dentro de una
posición debe criticar el humanismo desde donde temporalidad geológica de la vida, en lugar de hacerlo
hemos entablado tradicionalmente esa relación. Sin desde una temporalidad histórica, y teniendo siempre
embargo, y a pesar de su amplitud, el prefijo «anti» me la conciencia de estar transformando el clima del pla-
resultó muy incómodo porque es excluyente o supone neta. Lo metantrópico sería pues una postura política
una negación. Por el contrario, busco ubicar mi trabajo más acorde con un concepto como el del Antropoceno
en un concepto en donde lo humano participe, pero sin (Steffen et. al 2000), en el cual se argumenta que la
tener una posición jerárquica. presencia de la especie humana en el planeta ya tiene
una escala suficiente para marcar una nueva era geo-
La palabra metantrópico (meta: otro lugar; antró- lógica, aquella en donde lo antrópico deviene fuerza
pico: humano) surge precisamente de la incomodi- planetaria.
dad de situar mi trabajo en una lógica anti, post o
trans-humanista. Pues todos estos prefijos tie- Este punto de vista metantrópico, aplicado al hecho
nen ya una carga semántica y un nicho dentro del de recorrer varias veces un camino situado en la
ecorregión del Macizo Colombiano, implica reconocer
1 Con «nuestra» me refiero a la tradición occidental y las en este gesto la suma de una serie de gestos simila-
diversas formas colonialismo bajo las cuales vivimos hoy en día. res repetidos durante miles de años por no humanos
128
y humanos de distintas condiciones culturales, pero filiales del grupo Yanacona, entre ellos el Papallaqcta,
que tienen en común el hecho de ser caminantes. Un al que pertenece el taita Auca Yarimajua, custodio
caminante está despojado de casi todo excepto de la y compañero del camino.
energía necesaria para moverse y de algunos imple-
mentos para soportar el clima de un páramo andino. Si se sigue la ruta de Valencia a Quinchana, el camino que
Los caminantes del Macizo han recorrido el camino únicamente se puede transitar a pie, empieza en bosque
bajo distintos tipos de órdenes políticos que histó- andino a 2 700 m s. n. m. en Valencia o Valle de las Papas,
ricamente nos pueden hablar de la propiedad sobre y sube suavemente en una ruta de 17 km hasta alcan-
esta biorregión, punto que, a mi manera de percibir zar los 3 608 m s. n. m., el punto más alto desde donde
las cosas —caminando—, no termina de esclarecerse. se puede ver la laguna del Magdalena (nacimiento del
ERRATA# 18 | DOSSIER
La propiedad en el Macizo se ha intentado establecer río) y los cauces del río Cauca (vertiente Magdalena/
por una serie de eventos consecutivos y eternamente Atlántico), Caquetá (vertiente Amazonas) y Patía (ver-
discutibles si los analizamos desde un punto de vista tiente Pacífico), cuyos nacimientos están todos en la
netamente humano. Pero si desplazamos la percep- biorregión del Macizo Colombiano.
ción a un punto de vista metantrópico, en el que las
fuerzas de la naturaleza puedan tener agencia reco- El camino empieza allí su descenso mucho más empinado
nocida en una red de relaciones vitales y simbióticas, en un trayecto de aproximadamente 33 km, volviendo
en lugar de jerárquicas y utilitarias, podríamos permi- a estar rápidamente en bosque andino y subandino.
tirnos pensar que a una biorregión como la del Macizo
Colombiano no se le puede atribuir dueños, a lo sumo, La privilegiada condición geográfica del camino ha
custodios. Desde ese punto de vista, podríamos pen- determinado su historia, pues permite la conexión de la
sar que las montañas que se entrelazan con los ríos y región andina con la Amazónica, la Caribe y la Pacífica.
con cada ser que vive allí son seres sujetos de dere- Esto tiene relevancia en términos biológicos y políti-
chos, tan claros y definidos como los propios humanos. cos. Por un lado, hace de esta biorregión un núcleo con
una riquísima biodiversidad basada en la confluencia
Camino, desde un punto de vista antrópico. de las vertientes hídricas y en la amplitud de los pisos
Dimensión histórica del tiempo térmicos; por otro lado, hace más comprensible la idea
El camino al que hago referencia políticamente atra- de territorio como volumen vivo (cosmovisión indígena)
viesa la frontera que hay entre el Cauca y el Huila, y no como superficie (cosmovisión moderna, nacional).
(departamentos del sur de Colombia) y une en un camino Bajo esta comprensión volumétrica, el camino establece
de 50 km los municipios de Valencia y Quinchana. Gran conexiones entre los territorios mansos y bravos rela-
parte del trayecto se encuentra hoy en un área pro- cionándolos verticalmente con los mundos e inframun-
tegida por el Parque Nacional Natural Puracé, y a su dos. En ese ordenamiento del territorio, el camino une
vez tiene jurisdicción sobre varios cabildos indígenas los pisos térmicos con los estratos geológicos y los
129
fundamentos cósmicos; el vínculo se realiza al caminar con la frontera de Ecuador supone, para la comunidad
la palabra, al hacer del camino un conector de mundos, Papallaqcta, que el camino hace parte del Qhapaq Ñan3
ecosistemas y mitos. que en quechua quiere decir «camino principal» o «gran
camino», y es nombrado así por el taita Auca Yarimajua
El camino no solo es un instrumento para el trans- como parte de la reconstrucción cultural (reindigeni-
porte; es un conector de mundos que ha permitido zación) que está llevando a cabo.
percibir a caminantes de diversas condiciones cultu-
rales la potencia vital y latente del Macizo Colombiano, A partir de 1536, el camino empieza a estar documen-
y en virtud de ello se ha reconocido como un territo- tado históricamente por establecer la comunicación
rio que ha logrado mantener su equilibrio interno. entre Popayán y Quito, y también se constituye como
eje de las encomiendas otorgadas por la Corona para
Cronología del camino2 dominar, explotar y evangelizar indígenas —«pacificar»
En su estudio etnoarqueológico, Genneco (2003) indica fue el término usado para referirse a estos propósi-
que hacia el 2200 a. C. pudieron darse las primeras tos—, y otorgando, a través de esta figura, los terri-
ocupaciones estacionales, evidenciadas en la interven- torios a los colonos que cumplieran esta misión. Esta
ción humana sobre la geografía y en el escaso material institución, de origen militar, introducida en América
cultural encontrado en las investigaciones de campo. desde 1504, fue ideada por Isabel La Católica como
un compromiso protector en el cual los colonizadores
A través de estatuaria, terrazas, conchas del cuidaban y adoctrinaban a sus encomendados, pero
Pacífico, elementos para tomar yajé y obsidianas se convirtió en la base del dominio sobre el territorio
encontradas en la región de Valencia, se sostiene la (Buenahora 2003, 107).
tesis de que el camino tuvo una función ceremonial
por la conexión que establece entre los cementerios El camino en esa época se conocía como el que va
de la cultura agustiniana, alrededores de Quinchana, de Almaguer (Cauca) a Timaná (San Agustín, Huila).
Huila, y algunos asentamientos en la zona de Valencia, El nombre revela también el interés y el uso comercial
Cauca. Los vestigios encontrados hablan también de
una conexión con el Amazonas y el Pacífico, mas no con 3 El Qhapaq Ñan recorre más de 6 000 km, desde el
la cultura inca desarrollada al sur del territorio. Sin sur de Colombia (en la cuenca alta del río Guaítara) hasta la
embargo, la antigüedad del camino y su conectividad zona centro sur de Chile (cerca de la ciudad de Concepción),
pasando por Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. Es considerado
como la red de caminos más extensa documentada arqueológica
2 La cronología de este apartado fue construida e históricamente para Suramérica, pues facilitó las comuni-
a partir del trabajo de investigación de Cristóbal Genneco caciones y el comercio en tiempos prehispánicos, así como el
(2003) y de la monografía de su estudiante, Ángela María posterior proceso de conquista y colonización por parte de
Márquez (2006). los españoles.
130
del camino, pues en el primer destino se explotaba categoría de Camino Nacional,4 caminos de más de 50 km
oro, y en el segundo, quina, los principales productos que se manejaban con presupuesto de la nación y, en
del imperio colonial. La fundación de Almaguer en 1551 consecuencia, el mantenimiento y la ampliación cons-
tuvo un doble propósito estratégico: por un lado, tituyeron de las primeras misiones del Ministerio de
el de la extracción de oro, bien fuera hacia Quito Obras Públicas. Esta categoría también la adquirieron
o hacia Popayán; por otro lado, el de establecer un las rutas del Pacífico, aquella que conecta a Cali con
asentamiento para la «pacificación» de los indígenas Buenaventura, y la ruta del Quindío (Restrepo 1992),
de la zona. Sin embargo, el camino no contaba con hoy conocida como la Línea, con las cuales se afianzaron
buena reputación, el paso por el páramo y las pen- las conexiones entre el Pacífico, Bogotá y el Caribe.
dientes inclinadas cobraban muchas vidas. Además,
ERRATA# 18 | DOSSIER
a pesar de la encomienda, los pobladores indígenas El camino también fue recorrido por la comisión coreo-
mantuvieron en algún grado su identidad y defendie- gráfica, cuyos miembros observaron que para enton-
ron su territorio, de modo que el trayecto se volvía ces la región seguía teniendo el potencial económico
más riesgoso. de la explotación de la quina, el caucho y el oro como
modelo colonial. Sin embargo, los cultivos organizados
Para 1711, y ante la ineficiencia de la encomienda, la de estas plantas en el suroeste asiático y la India
Corona devuelve a la comunidad indígena el territorio provocaron alteración del mercado, que posterior-
de la hacienda los Laboyos, otorgado anteriormente mente se reforzó con la producción sintética del
a Mauricio Valderrama por el servicio prestado a la caucho y de la quina.
Corona en la reducción de salvajes. Dicho reconoci-
miento fue ignorado históricamente por los sucesivos De manera paralela, la naciente economía se basaba
colonos: la Corona donó a los «naturales» de San Agustín en la agricultura y la ruta de la Línea le dio fortaleza
«todas las tierras que estos ocupan» (Friede 1943, 11). comercial a Cali y Buenaventura, dejando por fuera
del circuito de desarrollo a Popayán y su cone-
El camino fue elegido en 1801 por Humboldt en su xión con Quito. Esta conexión tenía gran importan-
expedición, privilegiándolo frente al del Patía por su cia durante la Colonia pues eran ciudades ejes del
diversidad climática y biológica, y por la posibilidad imperio, pero perdieron tal relevancia en la nueva
panorámica de divisar las tres principales vertientes etapa republicana. Las variaciones en los intereses
del territorio: Pacífico, Amazonas y Caribe. comerciales del camino acontecidas durante la Primera
República son la causa principal de que el camino no
Para 1850, ya bajo la naciente República, el territorio
del Macizo Colombiano, bajo el título de Hacienda los 4 En los documentos de PNN Puracé, el camino es
Laboyos, fue comprado por el presidente José Hilario nombrado como Camino Nacional o Camino Prehistórico Cultural
López, quien le otorgó al camino que lo atraviesa la Nacional de Valencia.
131
haya continuado su desarrollo como Camino Nacional, y reconstrucción de la comunidad indígena, y el camino
a diferencia de la Línea, que es hoy parte de la Vía de marras es un eje fundamental en dicho proceso.
Panamericana.
En 2003 se instala un batallón de alta montaña que
Para 1946 los arqueólogos Luis Duque Gómez, Héctor controla la situación de orden público e introduce un
Llanos y Anabella Durán dieron a conocer la cultura nuevo modelo de custodios a la región, sumándose y
agustiniana, y la región empezó a tener otro carácter: superponiéndose a los criterios de las comunidades
por un lado, investigativo y turístico; y por el otro, indígenas, campesinas y a los de Parques Nacionales.
la articulación de la identidad indígena del territorio,
basada en estos vestigios culturales que la pueden Actualmente, el camino tiene un potencial ecoturís-
legitimar. tico en el cual las visiones de PNNP y la de los indíge-
nas pueden confluir en cuanto a la conservación de un
En 1961 el territorio es declarado Parque Nacional páramo, y cuya principal estrategia es el camino para
Natural de Puracé, con varias zonas de traslape con conocer el ecosistema sin alterarlo. No obstante, este
comunidades indígenas y campesinas, lo que significó potencial ecoturístico también significa una disputa
para estas comunidades detener la frontera agrícola. por los beneficios económicos y administrativos que
En 1979 la biorregión del Macizo Colombiano fue decla- conlleve, y, en consecuencia, puede haber diferencias
rada un ecosistema estratégico de la nación y del fundadas en la cosmovisión de lo que se supone que es
mundo, formando así parte de la red internacional de la conservación.
reservas de biosferas del cinturón andino dentro del
programa Man and the Biosphera (MaB) lanzado en 1971. A pesar de confluir tan distintas visiones sobre un
La declaración supone que la reserva es un modelo de mismo territorio, o justamente por la tensión que esas
relación equilibrada entre los humanos y el ecosistema visiones generan, el camino y sus alrededores parecen
que habita. haberse detenido en un tiempo muy remoto, sostenido
únicamente por la dificultad que significa atravesar
Entre los años setenta y noventa fue territorio de un páramo, pero seguramente también por la potencia
conflicto guerrillero y cultivos ilícitos, alterando las vital que este ecosistema irradia y es reconocida por
costumbres agrícolas de la región y algunos ecosis- casi cualquiera de los diversos caminantes que se han
temas, sobre todo con la política de fumigación con sumado a este trazo milenario.
glifosato.
Camino, desde un punto de vista metantrópico.
A partir de la constitución de 1991, con la cual Dimensión geológica del tiempo
Colombia se reconoce como país pluricultural y étnica- «Vamos a caminar la palabra». Esto dice mi guía Auca
mente diverso, se fortalece el proceso de legitimación Yarimajua, taita de la comunidad Papallaqcta, quien
132
prácticamente personifica la reconstrucción de una la comunidad se reúne para tomar y ejecutar acciones
cultura que perdió su huella histórica. Auca, de unos puntuales. Caminar la palabra es reunirse para hablar,
cuarenta años, nació en una familia campesina y tuvo un leer el territorio, interpretarlo, elaborar a partir
bautizo, una educación y un nombre católicos. Todos de ello un conocimiento y una posición política de la
los ha negado y los ha cambiado por aquella información comunidad. Todo sucede mientras se camina.
que ha aprendido a leer en el territorio (así como él se
refiere al Macizo Colombiano) y que ha adquirido en per- Al caminar la palabra con Auca, reconozco en su len-
manentes encuentros con otras comunidades. Caminar guaje algo tan ancestral como nuevo; hay en su relato
con él puede ser similar a caminar con un geólogo que un claro animismo de las fuerzas de la naturaleza,
va leyendo el paisaje mientras camina, así las montañas tal vez motivado por esa necesidad de poner todo
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son madres y padres, cuentan historias de erupciones en nuestros términos narrativos; hay también en su
y furias, de amores y pasiones de dimensiones titáni- relato la idealización de un pasado que pueda legiti-
cas en una temporalidad definitivamente metantrópica. mar el presente de esa cultura que está reconstru-
También es caminar con un arqueólogo, pues lee las yendo. Sin embargo, lo que me parece interesante de
huellas más inmediatas, reconoce terrazas, lee gestos su relato son las consecuencias directas o aplicables
en las piedras y busca caminos perdidos, interpreta sus para establecer una relación con las fuerzas de la
hallazgos y narra una historia que aún no se ha escrito. naturaleza, la postura eco-ética que se deriva de
Claro está, su conocimiento no se inscribe dentro de este animismo es bastante cercana a teorías como la
las certificaciones de las ciencias humanas porque de Gaia (Margulis 2002, cap. 8) o a El contrato natu-
pertenece a otro sistema y tiene otros métodos. Es ral de Michel Serres (1991). Ambas se sitúan lejos
realmente otro tipo de conocimiento que, a partir de del animismo: la primera reconoce el planeta como un
la constitución de 1991, ha empezado a tener algo de sistema absolutamente conectado y autorregulado
reconocimiento, lo que a su vez le ha permitido tener por la vida, mientras que la segunda propone recono-
un valor político real. Las comunidades indígenas tra- cer en los seres y fuerzas de la naturaleza sujetos
bajan fuertemente hoy en articular sus cosmovisiones de derechos. Ambas cosas aparecen en los relatos de
con el sistema político general. A este proceso se le ha Auca. Otorgarles derechos a los seres de la naturaleza
llamado reindigenización, y en él es importante recons- significa que algo como una laguna o una danta pue-
truir la identidad cultural. Así el territorio no cesa de dan tener derechos similares a aquellos que tienen los
construirse, la identidad se actualiza como el camino humanos, haciéndose defendibles ante un sistema legal.
con cada caminante que lo transita.
Para Auca, el territorio no es un plano marcado con
Caminar la palabra es una expresión cultural que se linderos, sino un volumen de materia viva, una suma de
refiere a un acto político en las comunidades indíge- estratos superpuestos y conectados verticalmente,
nas del Cauca; es similar al acto de la minga, en donde cada uno con un carácter dado por las fuerzas y los
133
vivientes que definen cada zona del territorio. Así, cada uno de los miembros en simbiosis debe
el territorio/materia viva tiene zonas mansas o más al otro, de hecho, la vida, so pena de muerte.
Todo esto será letra muerta si no se inventa un
habitables, zonas bravas que no deben ser interve-
nuevo hombre político. (Serres 1991, 71)
nidas y suelen ser las más altas con ecosistema de
páramo. Esta dupla conforma el mundo en donde vive
la comunidad, pero hay también inframundo (subsuelo) Podemos pensar, al menos de una manera parcial, que
y supramundo (cielo), todos habitados por seres la laguna adquiere derechos, en el mismo sentido que
(Portela 2000). El territorio es concebido vertical- un esclavo, un indígena o una mujer los obtuvieron;
mente, y por esta razón el camino no es una línea anteriormente ellos no los tenían (como la laguna hoy)
superficial que lo atraviesa, sino un hilo conductor por ser de la propiedad de un amo, pero, a partir de
que los une. Para Auca, las montañas devienen familia luchas sociales, finalmente los adquirieron. Adquirir
originaria, las rocas tienen memoria, las lagunas tienen esos derechos no eliminó ni el racismo ni el machismo,
sus ciclos semejantes a los de las mujeres; estas per- pero al menos ya no están avalados por la ley y son
hay que reconocer y respetar. Por un camino muy dis- cultura. Cuando uno (esclavo, mujer, danta o laguna)
tinto, Michel Serres (1991) propone dar a las fuerzas adquiere derechos propios, es porque ha dejado
y seres de la naturaleza la posibilidad de ser sujetos de ser propiedad de alguien. Adquirir derechos es
de derecho. El primero lo hace a través del animismo, adquirir autonomía sobre su propio ser, esto tiene
el segundo a través de un lenguaje legislativo, pero que ver con la idea de concebirnos como individuos
134
modernidad estamos ante la dificultad de reconocer ecológica que tanto nos aterra no es otra cosa que las
como sujetos de derecho a los vivientes no humanos leyes del planeta imponiéndose sobre las leyes humanas.
y sus relaciones a nivel planetario. Estamos ante la Es imperativo desmontarnos de esa arrogancia humano-
dificultad de revaluar justamente la idea de autono- centrista y reconocer las leyes del planeta simbiótico,
mía que supone la idea de adquirir un derecho. Vale la fluido, conectado y organizado que habitamos.
pena recordar que ni los esclavos, ni las mujeres, ni los
indígenas eran considerados humanos, o al menos no Una teoría como la de Gaia, en la cual esas fuerzas son
completos, y al otorgarles derechos se los reconoció precisamente reguladas por los seres vivos, se vuelve
como legítimamente humanos. Sin embargo, una laguna entonces un argumento con bases científicas para dar
o una danta definitivamente no lo son. En este caso, el paso jurídico. Pienso que, aunque una cosmovisión
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la dificultad consiste en superar la idea de que los animista facilite dar dicho paso —como en las legisla-
derechos son un privilegio de lo humano, que debemos ciones con bases indígenas—, el reto es darlo por una
ampliarlo a lo vivo, pero, aún más, que urge ampliar la convicción que también se puede construir con argu-
posibilidad incluso a las fuerzas de la naturaleza. Para mentos científicos y legales, certificados dentro de
superar esa dificultad es imperativo entender que los sistemas de conocimiento imperantes. No porque
no somos seres autónomos (aunque este sea un valor sean superiores, sino porque son imperantes.
perseguido por la declaración de derechos humanos),
que ningún habitante del planeta Tierra lo es, que Volviendo a la situación actual de ese territorio en
precisamente somos dependientes. permanente tensión, pienso en la actitud de custodio
que el taita Auca Yarimajua tiene frente a ese lugar.
Es imperativo entender que la simbiosis evolutiva
(Margulis 2002) es la ley que ha permitido la vida en el El custodio, al igual que el caminante, asume su vida o
planeta, que las fuerzas de la naturaleza, como el agua, su viaje con una temporalidad realmente corta compa-
la atmósfera, la tierra negra que cubre el suelo y el rada con la temporalidad de la región que camina o que
color azul del cielo son el producto de las relaciones custodia. El caminante o el custodio reconoce el tiempo
vitales y simbióticas que se dan en este maravilloso en una escala geológica, se reconoce simbionte en la
lugar. Es imperativo entender que no podemos impo- red de relaciones vitales que configuran esa biorregión
ner leyes humanas a este sistema organizado llamado y puede entenderla también como un territorio, com-
Gaia; no son las leyes humanas las que rigen. A pesar puesto por la superposición infinita de territorialida-
del enorme poder de intervención que hemos adqui- des de cada ser que lo habita, incluyéndose.
rido, no podemos gobernar sobre los comportamientos
de la atmósfera, sobre el magnetismo, la gravedad o la Declararse custodio de un territorio es distinto a
simbiosis evolutiva. Las leyes del planeta son las que declararse dueño. El primero está comprometido a
rigen la vida de los humanos y no viceversa. Esta crisis guardar las relaciones que se dan en el ecosistema,
135
pues también es parte de ellas; el segundo siente Friede, Juan. 1976. Fuentes documentales para la historia
que tiene el derecho de alterarlas según su exclusivo del Nuevo Reino de Granada. Tomo VIII, 1581-1590.
criterio, ya que se encuentra en una posición privile- Bogotá: Banco Popular.
giada: la del propietario. Estas dos posiciones frente Genneco, C. 2003. «Uso humano del espacio en el Alto
a un territorio replican la permanente tensión que se Caquetá», en: Informe final Colciencias. Popayán:
vive a nivel nacional, y que se vive puntualmente en el Universidad del Cauca.
Macizo Colombiano. La noción de custodio también varía Hottois, Gilbert, M. Jean-Noël y P Laurence. 2015.
según el entendimiento de eso que es custodiado. En la Encyclopédie du trans/posthumanisme L'humain et
biorregión del Macizo Colombiano se sobreponen varios ses préfixes. Paris: Virin.
puntos de vista en torno a esta cuestión, y caminar el Margulis, Lynn 2002. Planeta simbiótico. Madrid: Editorial
camino que lo atraviesa es una manera de leerlos. Debate.
Márquez, A. M. 2006. «El camino Valencia (Cauca)-Quinchiná
El camino es huella de esa relación permeable y (Huila). Pasado y presente de las vías de comunicación
mentantrópica que se ha mantenido en el Macizo en los Andes Colombianos». Trabajo de grado para
Colombiano, a pesar de que algunas fuerzas políticas optar al título de antropóloga. Popayán: Universidad
hayan intentado ir en sentido contrario, felizmente, del Cauca.
sin lograrlo. Portela, H. 2000. El pensamiento de las aguas de las
montañas. Coconucos, Guambianos, Paeces,
Referencias Yanaconas. Popayán: Editorial Universidad del Cauca.
Archivo Central del Cauca (ACC). 2005. Plan de manejo Rancière, J. 2000. Le Partage du sensible. Estétique et
2005-2009 Parque Nacional Natural Puracé. Resumen politique. Paris: La fabrique.
ejecutivo. Popayán. Restrepo, J. A. 1992. Paso del Quindío. Bogotá: Banco
Buenahora, G. 2003. Historia de la ciudad colonial de de la República.
Almaguer y sus pueblos de indios. Siglos XVI-XVIII. Serres, M. 1991. El contrato natural. Valencia: Pre-Textos.
Popayán: Universidad del Cauca. Steffen, W., et al. 2011. «The Anthropocene: from Global
De Valdenebro, Eulalia. «NATIVAS/FORÁNEAS, un principio Change to Planetary Stewardship», en: Royal Swedish
metantrópico», en: M. J. Melendo y M. E. Borsani (comp). Academy 40(7), 739-761.
Ejercicios decolonizantes en el arte: experiencias
estéticas desobedientes. Buenos Aires: El Signo.
Friede, Juan. 1943. Los indios del Alto Magdalena, vida
luchas y exterminio 1609-1931. Bogotá: Instituto
Indigenista de Colombia.
136
INDÍGENAS Y ORALITURA
COMO RESISTENCIA ANTE
EL OLVIDO
Wiñay Mallki / Fredy Chikangana
ERRATA# 18 | DOSSIER
realidad de siglos de conocimientos, debo decir de la
La palabra oralitura hace referencia a aquellos mejor manera que los conocimientos de nuestros pue-
saberes que surgen desde el universo de los pue- blos originarios siempre han advertido sobre los pasos
blos originarios a la orilla del fogón, en la tullpa, en el equivocados de la humanidad y el caos hacia donde nos
camino, en la montaña, en la chagra, y que van pasando han llevado, por la codicia, la ambición ciega del hombre
de generación en generación por miles de años. Lo y, por supuesto, por la mercantilización de la vida.
oral es aquello que permite tejer comunidad, aquello
que ha corrido de voz en voz y que fluye como río en Por su parte, en los pueblos originarios aún está
la lengua, los tejidos, los cantos rituales, los pasos presente la estigmatización y discriminación; antes
ceremoniales, hasta en la forma de compartir sonrisas, se hacían señalamientos de ser «colaboradores de los
miradas y señales. En lo oral también están los seres grupos armados de izquierda o de derecha», y ahora
de la naturaleza, los animales del bosque, los espíritus se los señala por seguir en el empeño de defender y
de la noche y nuestros muertos que acompañan desde recuperar la tierra. Esta situación, en primer lugar,
otras dimensiones. no ha dejado avanzar, no ha permitido que los saberes
y conocimientos transciendan, fortalezcan la cultura
Cada pueblo originario construye y renueva con base local y además sean acogidos en la construcción de
en los principios básicos su propia manera de trans- nación; en segundo lugar, la guerra que hemos vivido
mitir el conocimiento y el legado a las generaciones a instaurado el miedo, el terror, la desconfianza, y
siguientes; de ahí que en lo oral esté el secreto de la desde esa situación nuestros pueblos originarios
memoria de los más antiguos abuelos. En lo oral hablan tampoco han tenido tiempo de seguir indagando sobre
las aves, el viento, el fuego, el río, el cielo, la montaña, la memoria de la madre tierra que nos brinda múlti-
pues a través de miles de años de observación, de ples elementos para aprender a convivir (por ejemplo,
atenta disposición de los sentidos, se lograron des- poder mejorar la medicina propia, el arte en general).
cifrar las señas que anuncian la vida y la muerte, señas Nos ha tocado dedicar mucho esfuerzo a generar
137
Huarmis (mujeres) quechua yanakunas en el sur del país ofrendando y
compartiendo en el ritual al Taita Inti (Padre Sol). Foto: Archivo de
Organización Indígena Inti Amaru (Sol y Serpiente).
resistencias y menos a crear y recrear nuestro sociedad digna y responsable con las generaciones
propio mundo, que sería lo ideal para lograr un mejor venideras. En lo oral están las enseñanzas del buen
puente con nuestra misma gente y con la sociedad proceder por donde quiera que se vaya, están las
mayoritaria. normas y leyes en relación al bienestar de todos en
la madre tierra. Así mismo, la palabra y la buena letra
La cultura oral está presente no solo en nuestras permiten recordar lo que es el saber vivir, la tole-
culturas aborígenes, sino también en la vida de las rancia, el florecimiento de lo diverso, el respeto y el
culturas campesinas y negras, y yo diría que, dada mantenimiento de ciertos saberes que ayudan para
la condición de desplazamiento masivo que ha vivido hacer la vida mucho más amable en esta tierra.
Colombia, lo oral está en las grandes y pequeñas
urbes, y desde el cuerpo territorial que carga cada ¿Y cómo distinguir lo oral de la palabra vacía? En lo oral
individuo. Por esta razón, esto se convierte en un siempre hay un grado de enseñanza que viene desde
acumulado importante en saberes sobre comidas, el pensamiento de los antiguos, desde la experiencia,
tejidos, herbolaria y lenguas que bien podrían apro- desde el respeto y unidad con la madre tierra; hay
vecharse en ese puente que dialoga entre lo urbano un sentido humanista, una posición menos materialista
y lo rural. sobre la vida y un compromiso con la creación de un
mundo en donde todos puedan caber. Lo oral también
Rescatar lo oral es importante toda vez que en es una actitud frente a la vida, junto al «otro», que es
muchas enseñanzas de nuestros ancianos siguen pre- mi propio «yo», y aquel grado de coherencia y con-
sentes los principios de vida milenarios, como son el ciencia con la madre tierra y la creación de vida digna.
«Ama Shua, Ama Llulla, Ama Quella», que quieren decir: Cuando fluye lo oral desde lo mejor de nuestra histo-
«no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas flojo», ria, también hay recreación del canto, de los saberes,
principios que hay que retomar si queremos una de la construcción de sueños colectivos. Además,
138
lo oral, tal como lo concibo, trae por lo general un A nuestros pueblos se les ha arrebatado el derecho a
sentido poético de la vida y no una mirada tan utili- soñar y vivir; las comunidades han sido arrinconadas y
tarista o materialista. En las culturas maya, inca, por llevadas a la supervivencia como si se tratara de cual-
nombrar dos entre muchas, florecieron los cantos, y quier centro urbano. Penetran las religiones a nuestros
hubo tiempo para transmitir los conocimientos, para pueblos indígenas y continúa la disputa por las almas.
plasmarlos en piedra, en códices o en nudos, como en La presencia de grupos armados ahora actúa en forma
los quipus de los incas. selectiva; también entran las modas y el consumismo
intenta deslumbrar. Todo esto genera un tipo de confu-
En los pueblos originarios perduran estos sabe- sión que amenaza permanentemente a las comunidades.
res, solo que el proceso de colonialismo que siempre
acecha no deja distinguir entre lo que es propio de Resistencias
la sabiduría milenaria y lo que es impuesto. En muchas Dada la situación de violencias que se sufren en el
ocasiones se sigue llegando con los nuevos espejos país y el contexto en el que se desenvuelven nuestras
e ilusiones (en esto los negociadores de votos son comunidades, el panorama no es alentador para todos,
expertos), y los partidos tradicionales, que por años pero sobre todo no lo es para aquellos que se baten
han utilizado a las comunidades, han sabido servirse de como leones difundiendo la palabra antigua, los ritua-
la inocencia y el desconocimiento de nuestra gente. les, la forma de hacer educación para la permanencia
ERRATA# 18 | DOSSIER
Wawa (niña) quechua yanakuna del territorio de Isnos. Foto: Wiñay Mallki.
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cultural, el cultivar la tierra bajo los ciclos de la luna, para poder mantenerse en tiempo y espacio. Y para
las ceremonias al sol y a la luna, la defensa y recu- seguir avanzando solo nos queda un camino: seguir
peración del territorio. Sin embargo y a pesar de la tejiendo puentes comunicativos de respeto entre las
deslegitimación de la lucha indígena que se ha hecho sociedades indígenas y la sociedad nacional, como en
por los medios masivos de comunicación, a pesar del minga, trabajando todos para todos.
odio que se adelantado en algunas regiones, espe-
cialmente en el Cauca, se avanza y siguen floreciendo Si seguimos asistiendo a resistencias aisladas, el
los diversos saberes de los pueblos. Quizá las nuevas avance será más lento; debemos articular nuestros
generaciones podrán retomar la semilla que hoy día se sueños y nuestras luchas. La madre tierra es una y por
siembra para poder tomar de los pueblos originarios eso debemos combatir la manera como nos han frac-
no solo su parte folclórica sino su esencia de conoci- cionado para poder dominar más fácilmente. El frac-
mientos, su sabiduría en la medicina, en el tratamiento cionamiento que nos han hecho no es solo económico;
de los alimentos, en la preservación de la vida junto a es cultural, social e ideológico. No sé en qué momento
la madre tierra. Las resistencias que se generan hoy nos quitaron la calma del espíritu que nos posibilitaba
seguirán contando con las raíces, porque ahí están compartir con el otro, y nos pusieron a correr para
caminando en la palabra desde los abuelos, así mismo pagar las cuotas por vivir.
desde la invención de lo escrito, desde un buen libro
que hoy día se retoma como una valiosa herramienta De ahí que sea valioso construir puentes de resis-
para ayudar a la memoria. Necesariamente las nuevas tencia ocupándose cada cual desde lo que es fuerte
generaciones deberán contar con ese puente entre para generar vida, desde el círculo familiar hasta llegar
lo oral y lo escrito para seguir construyendo otro al círculo de la sociedad, colocando palabra y acción
tipo de resistencias, y siempre será oportuno tejer para transformar y hacer más habitables los espacios
puentes con la sociedad nacional para hacer florecer en donde vivimos. Es decir, la guerra no ha terminado:
la vida entre todos y todas. ahí donde ha comenzado a sonar la paz se asoma la
guerra con otro tipo de escenas y actores.
Otro de los aspectos que hay que afrontar tiene
que ver con la migración de nuestros jóvenes hacia Se nos vuelve a repetir la historia de los años ochenta;
los centros urbanos, dada la situación de violencias y en esa época, a medida que se incrementaba la lucha
abandono estatal. Esto preocupa porque en nuestros por la tierra, se incrementaba el odio, la discriminación
jóvenes y niños está la sangre para dar continuidad y la matanza de indígenas por parte de los terra-
a los conocimientos y lograr permanecer. Si ellos son tenientes y sus agentes de servicio. Igualmente, se
cooptados por el mundo del capital, estaremos con- deslegitimaba la lucha indígena por la tierra y, de la
denados a la extinción. Pero no solo pierden nuestras misma manera, después de habernos quitado la tierra,
sociedades indígenas, sino el país, porque los cono- se señalaba a los indios con el apelativo «robatierras».
cimientos, las sabidurías populares son importantes Hoy en día la situación es muy similar, específicamente
para ayudar a construir nación. en el Cauca, en donde la lucha por recuperar la tierra
para asegurar la permanencia ha sido constante.
Es verdad que necesitamos recuperar la tierra, la que
nos quitaron bajo engaños, pero también necesita- En los tiempos actuales la amenaza se traslada a la
mos recuperar el sentido de la palabra, el espíritu de pretensión de las multinacionales, que quieren apo-
creación, de trasmisión de saberes, la solidaridad, el derarse de los recursos de vida que nos da la madre
tejido social y la capacidad de trasformar, ya que no tierra. Este tipo de empresas se aprovechan de las
solo se trata de contar la historia sino de recrear y necesidades de la gente, pero también de los viejos
renovar, de buscar siempre romper con lo establecido discursos de algunos políticos y expresidentes en
140
Yachay Wassi Yanakuna (Casa del Saber) en el territorio indígena de San Agustín, Huila. Foto: Archivo
Organización Inti Amaru (Sol y Serpiente).
ERRATA# 18 | DOSSIER
Colombia que han dicho que «los indios son el estorbo esto la mujer desempeña un papel muy importante: ella
para el desarrollo». Su forma de entrar a los territo- sigue siendo la que mejor preserva los conocimientos
rios es intentando fraccionar los procesos organiza- y saberes, ella es tejido, es parto, es chagra, es luna,
tivos, vendiendo ilusiones y finalmente atemorizando alimento y es intuición para ayudar al hombre en las
para imponer sus proyectos de minería. Nuestra gente, faenas diarias. No quiere decir que el hombre no tenga
por experiencia, sabe que este tipo de propuestas de conocimiento y saberes; no es así, pero la mujer, por
saqueo a la madre tierra solo trae alcoholismo, prosti- ser creadora de vida, es más atenta precisamente a lo
tución y mayor empobrecimiento de la gente. que genera vida en el territorio.
Nuestros pueblos indígenas han buscado varios tipos La oralitura como puente
de resistencia y uno de ellos es la palabra: hacer cami- La oralitura viene a ser esa otra historia no contada en
nar la palabra como antiguo, hacer florecer la lengua, el país, aquella historia que no está en las enciclopedias,
los cantos rituales propios y, sobre todo, la oralidad pero que relata los hechos, las luchas, la permanencia de
a través de los «mambeos» (masticado) de la buena conocimientos, visiones, formas de entender el mundo
palabra para seguir fortaleciendo tejido social. En y la vida. En ese sentido la oralitura es un camino que
141
Rumi (piedra) con escritura de los antiguos, en territorio yanakuna de San Agustín,
Huila. Foto: Archivo Organización Inti Amaru (Sol y Serpiente).
une lo oral y lo escrito, que permite crear un puente que siguen haciendo aportes a la sociedad, ahí está
entre la palabra de nuestras sociedades aborígenes y la la palabra «minga» o «minka», que tiene que ver con el
cultura escrita que bien pueda ser leída por sociedades trabajo comunitario de «todos para todos», el hacer
que no han tenido como tradición lo oral. La oralitura, al algo entre todos para el beneficio del colectivo. Es
hacer ese puente, nos permite conocer que las socie- una palabra y representa un sentido y una manera
dades ágrafas también tuvieron un tipo de escritura de actuar que es necesario recuperar desde otras
como son los tejidos, los grabados en piedra, el trabajo sociedades, porque se ha perdido el sentido colectivo
de la cerámica y la madera y que detrás de esos ele- del trabajo, la solidaridad, la ayuda mutua.
mentos hay una historia, una manera de entender la vida,
el paso por esta tierra y la muerte. Cada lengua contiene enseñanzas para la familia, para
el proceder individual y colectivo. Sería muy valioso
El deber ser de la oralitura será traer las voces de empezar por incorporar a los programas educativos
los pueblos, desde sus cosmogonías, desde sus len- del país las cátedras sobre formas de vida y visio-
guas, para recrearlas y darles un manejo respetuoso nes de mundo desde la palabra de los pueblos ori-
y acorde al legado que representan. La oralitura ginarios. Esto nos daría herramientas importantes
se nutre de mitos, leyendas, consejos, cantos. Y en para que nuestros jóvenes y niños puedan mirar la
algunos casos no es solo la trascripción; es también vida y la relación con la tierra con mayor respeto. Lo
la interpretación y la recreación contemporánea que que les ofrece la sociedad consumista en su afán de
se hace de los saberes de los pueblos originarios. vender a costa de los que sea es traumático, ilusio-
Así, por ejemplo, hay palabras de nuestras lenguas nista y caótico porque crea un vacío en el corazón,
142
Taitas y chaskis quechua yanakuna caminando y haciendo pagamento a la madre tierra
en el sur del país. Foto: Archivo Organización Inti Amaru (Sol y Serpiente).
ERRATA# 18 | DOSSIER
el engrandecimiento del ego que al final crea soledad. generaciones. También hay varias palabras que definen
Se vive pero no se sabe para qué se vive; se corre ese sentido de hacer puentes cosmogónicos y huma-
diariamente, pero no se sabe para qué. Nos están nos, y esa conexión con el mundo justo y equilibrado
envenenando diariamente la comida, el pensamiento. que deseamos: Una de esas palabras es chaka-runa, y la
Necesitamos descender a las raíces de nuestros otra que comparto es munay-ki. Con estas dos palabras
pueblos, a lo que hacían los más viejos en materia de puedo hacer todo un tejido oral, pero también un tejido
saber vivir con poco, pero vivir, sin tanto desespero escrito porque son muy grandes en su contenido.
por aquello que en últimas no nos hace felices, solo
nos crea ilusiones. En la palabra chaka-runa, que quiere decir «puente y
gente», se define la relación que estamos señalando:
Volviendo a la oralitura tenemos como parte funda- ser puente entre la tierra y el cosmos, ser puente
mental la poesía: ella nos regala un poco de luz para entre lo oral y lo escrito, ser puente entre nuestras
mantener el corazón en calma y nos permite afrontar sociedades con palabra transmitida por generaciones
las penas que nos llegan desde ese mundo caótico en y la sociedad nacional, puente entre nuestras lenguas
el que estamos sumidos. Nuestros antiguos, desde el y el español. Ser chaka es saber ser puente para el
mundo quechua tenían varias formas de nombrar la pala- runa, humanidad.
bra y la acción para resistir y hacer florecer la vida.
Algunos le llaman el sumak kawsay, que es el buen vivir, En la palabra munay-ki, que quiere decir «amor» en
la búsqueda de una vida que responda al sentido de la toda la extensión de la palabra a lo humano y a la
vida y no al vivir acomodado o sin preocupaciones por naturaleza, se nos indica un tipo de conexión que hay
143
que tener en cuenta para entender el amor de una Me resta decir que oralitura, chaka-runa y munay-ki
manera universal; amor a lo que se hace por dignificar son tres términos que vienen desde las culturas ori-
la vida, amor a la madre tierra, amor a los seres que ginarias de África y desde la cultura andina, en este
nos acompañan en la tierra. La palabra está contenida caso quechua. Los tres se complementan, porque nos
por varios principios que llevan a ser un verdadero llevan a generar puentes sociales y maneras de enten-
estado del munay-ki. De la manera como se procede der nuestro papel en esta tierra, para no seguirle
y de los pasos que se siguen se llega a una conexión haciendo el juego al tipo de vida que busca encasillar-
verdadera que ayuda a tener equilibrio en la vida. Es nos en la desesperanza y el olvido.
decir, no quiere decir que no haya penas, las hay, pero
se logran disipar en la medida en que el ser munay-ki
nos ayuda a tener valor para siempre propender por
construir lo mejor para el otro, para mí, para la huma-
nidad. El munay-ki acerca al humano a la naturaleza, en
una relación recíproca de cariño y respeto, en donde
se logra ir entendiendo que todos los seres que pue-
blan la tierra solo son una parte de esa gran semilla,
de ese tejido que busca aportar a la consolidación de
un mundo más justo, equitativo y equilibrado.
144
EL FIRMAMENTO AL FONDO
DEL RÍO CONTAMINADO
Bárbara Santos
El río de la leche es un tubo umbilical/bejuco de yagé Paraná, que nacen en las entrañas del escudo guyanés,
que conecta el pasado y presente, los antepasados una de las formaciones rocosas más antiguas del pla-
y descendientes como un árbol a sus ramas, es el neta, pobres en minerales y ricos en materia orgánica
origen del río Negro/el río de leche, sus principales
con un pH ácido que le da una tonalidad única, rojiza
afluentes, sus sub-afluentes, etcétera. Es uno/
muchos en diferentes escalas: el antepasado de la
oscura, a las aguas.
ERRATA# 18 | DOSSIER
humanidad.
Stephen Hugh-Jones La experiencia de infinitud que la inmensidad de la
selva da, cuando se está rodeado de miles de kilóme-
La experiencia más estremecedora de viajar de noche tros de agua, piedras, animales, plantas, cielo y silen-
en barco por el río Negro en Brasil, conocido por la cio urbano, se amplifica cuando la Vía Láctea activa
gente anaconda como el río de Leche Materna, los mil
1 la mirada hacia la profundidad inconmensurable del
kilómetros de distancia que hay entre la ciudad de universo y revela nuestra minúscula humanidad, enorme
Manaos hasta la población de San Gabriel do Cachoeira, vulnerabilidad y desconocimiento de la naturaleza. ¿Es
en el nordeste amazónico, es ver reflejada en sus el río un ser consciente? ¿Son los petroglifos en las
aguas oscuras la Vía Láctea en toda su magnitud y piedras o raudales lugares donde se resguarda cono-
contundencia. Un efecto de río-espejo posible gracias cimiento? ¿Son las plantas, como la coca o las semillas
a que en la cuenca amazónica no solo encontramos ríos de yuca, entidades conscientes como aseguran los
amarillos y arcillosos que nacen en lo alto de las monta- indígenas?
ñas de los Andes, como el río Putumayo, el Caquetá y el
Amazonas, sino ríos de color negro como el río Inírida, Según el físico italiano Shantena Sabbadini, nosotros
el Vaupés (afluente del río Negro), el Apaporis o el Pirá solo somos capaces de reconocer que existe con-
ciencia en aquello que es parecido a nosotros, pero
1 La gente anaconda son los pueblos hijos de las ana- pensar en la posibilidad de la consciencia de un río va
condas ancestrales, hijos de Hee Hido Anaconda Yuruparí, quie- mucho más allá de nuestra imaginación y capacidad de
nes viven en el Vaupés colombiano. Ellos son gente anaconda comprensión. Cuando el observador mide o registra
de agua (macuna), gente anaconda yeba (barasano y -hadera),
en datos aquello que sucede en la realidad, el mundo
gente anaconda remedio (eduria) y gente estrella (tatuyo),
pierde la superposición de «todas sus posibilidades»
quienes están organizados legalmente bajo la asociación indí-
gena Acaipi, que conforman capitanes y sabedores, autorida- y se vuelve un mundo reducido a una sola alternativa.
des tradicionales indígenas kubua del río Pirá Paraná. En la selva, la realidad no es una sola. Es compleja,
145
superpuesta, diversa e impredecible, y podemos acce- encuentran ubicados en nuestra Amazonía. De estos,
der a ella si ampliamos la percepción del mundo que nos 32 están conformados solo por quinientos habitantes
rodea y entablamos una relación respetuosa con el y diez por muchos menos: cincuenta personas cada
conocimiento oratorio ancestral indígena. Los «dere- uno. Los altos niveles de contaminación, producto
chos a lo viviente», si lo leemos a través de Shantena de la minería legal e ilegal que los seres humanos hoy
Sabbadini, dependen de nuestra posición experiencial generan para sostener una economía extractivista
con el entorno. Si permitimos que, lejos de las medicio- y depredadora, son parte fundamental del debilita-
nes y el registro, el margen de libertad y conciencia miento y exterminio de estas culturas ancestrales.
de los seres vivos nos sorprendan y transformen. No solo han contaminado el aire, las aguas y así los
peces, la comida, sino que los estudios han revelado
Durante los últimos treinta años, comunidades indíge- que el mercurio y el cianuro se transmiten a través
nas como los kogui o los macuna en Colombia, o yano- de la leche materna a los recién nacidos, dañando su
mami en Brasil, han advertido la urgencia de traducir sistema nervioso central.
y comunicar su conocimiento milenario con «el mundo
de afuera», con los hermanos menores, los no-indíge- Extraer el oro hace Xawara. Xawara es una
nas, quienes, con su actuar destructor, han traído enfermedad, una epidemia. El oro provoca una
enfermedad para debilitar a las personas. Por
el desequilibrio con la naturaleza. Pero la alerta es
eso el dueño espiritual de esta tierra, Omama,
hoy más desesperada si leemos los estudios sobre pensó que el oro debía permanecer guardado
los niveles de contaminación de mercurio y cianuro en el suelo, debajo de esta tierra. Es así como
causados por la explotación de oro legal o ilegal de yo y ancianos jefes de la aldea me enseña-
los ríos Caquetá, Putumayo y Vaupés en el Amazonas ron. El oro le gusta mucho al blanco. El blanco
colombiano. Datos de la ONIC (Organización Nacional recoge mucho oro. Así que nosotros pensamos,
hablamos, para que el hombre no agarre más, el
Indígena de Colombia) informan que actualmente solo
oro no es para hacer comida, el oro no es para
el 4,6 % de la población colombiana es indígena y está hacer el bien, el oro causa pelea.
conformada por 102 pueblos, 54 de los cuales se
146
Río Waiya Pirá Paraná, Vaupés, Colombia.
Foto: Cortesía de la artista.
Estas palabras, parte de una entrevista que realicé en por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de
ERRATA# 18 | DOSSIER
agosto de 2014 al líder yanomami, vocero indígena en el Colombia y la Humanidad, desde el 2011, que hoy se
estado de Roraima, en la Amazonía brasileña, evidencian difunde para crear un puente con «el mundo de afuera».
la distancia abismal que existe entre su conocimiento
de la realidad y la nuestra. Sin duda él sabe más sobre El investigador indígena José Esteban Valencia, gente
la nuestra que nosotros de la de él. Ellos, los indíge- anaconda de agua, quien hizo parte de la investiga-
nas, llevan siglos haciendo el ejercicio de entender ción del libro El territorio de los jaguares de Yurupari,
cómo funciona el blanco. Nosotros, en pleno siglo XXI, escrito por noventa líderes e investigadores indí-
no hemos hecho aún este ejercicio. genas de la Asociación Indígena Acaipi del río Pirá
Paraná, tradujo estas palabras de su padre, el curador
El saber ancestral indígena custodia la relación entre Ignacio Valencia:
los distintos seres de la naturaleza. Su quehacer está
al servicio de un sistema complejo que se rige por Al territorio no hay que hacerle daño, todos
debemos respetarlo y cuidarlo. Las curacio-
rodori, que significa el movimiento de las constelacio-
nes con coca y tabaco son para darle vida a la
nes y la influencia que estas tienen sobre el mundo y lo tierra y al agua, para limpiar las enfermedades
profundo del río; el conocimiento de las manifestacio- y los males; así lo indican los conocimientos que
nes de la naturaleza en el calendario anual (el clima, la tenemos. [...] Nosotros sabemos que la planta
subienda, el friaje); el canto de las aves; los cultivos; de coca no es simplemente una planta. Esta
las actividades cotidianas y los rituales. Todo un saber planta es la vida de los seres humanos, el aire
que respiramos, la alimentación que nosotros
cosmogónico que comprende la consciencia de la Tierra
tenemos, el alivio que representa; esto para
como un ser vivo. Este conocimiento que resguarda nosotros es muy sagrado.
la gente anaconda habitante del río Pirá Paraná es
un código oratorio primigenio que previene y cura la Para nosotros los blancos, ciegos hasta ahora y
enfermedad para que exista equilibrio entre el hombre reduccionistas de la realidad, una piedra como es el
y otros seres de la naturaleza. Un saber reconocido oro no tiene vida, tampoco una planta de coca es un
147
ser, una conciencia. Pero para los indígenas sí. Ellos lo Crespo, Juan Manuel y David Vila Viñas. 2016. «Saberes
saben y tienen cómo sustentarlo. Aceptar como válido, y conocimientos ancestrales tradicionales y
como ciencia, este conocimiento y respetarlo, es lo populares». Quito: Flok Society.
menos y lo primero que podemos hacer para detener Santos, Bárbara. 2015. «Mothoka». Entrevista realizada
las atrocidades que hemos cometido con la tierra y al sabedor tradicional Yanomami David Kopenawa
con nosotros mismos. Yanomami. Brasil.
Rubiano, Sebastián. 2016. Fundación Trópenbos.
Entender que todos los seres estamos en una corre- «Estrategia para el conocimiento y atención
lación de reciprocidad será posible para transformar integral de los impactos generados por la minería
nuestro accionar en el mundo y generar nuevos meca- en el departamento del Amazonas». Grupo Sina del
nismos de supervivencia y cultura. departamento del Amazonas, Fondo de Patrimonio
Natural.
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Holistic Science Journal, Vol. 2, Número 1, septiembre.
pp. 6-12.
148
AGUA, CONCRETO
Y RUINA. EXTRACTOS
DE LA ENCICLOPEDIA DE
COSAS VIVAS Y MUERTAS:
EL LAGO DE TEXCOCO
Adriana Salazar
Tenochtitlán, la capital del imperio mexica, existía en lodoso y progresivamente cóncavo, que en ocasio-
una isla en medio del lago de Texcoco. Las orillas de nes las hace inclinarse, ceder y bambolearse por más
este lago alcanzaban a extenderse hasta la ciudad de tiempo durante los sismos. El lago, entretanto, había
Texcoco en el oriente, y hacia los bordes del bosque sido en gran parte borrado, quedando confinado a
de Chapultepec en el occidente. El lago de Texcoco un terreno desertificado de aproximadamente 8 000
ERRATA# 18 | DOSSIER
fue de hecho confundido con un «mar interior» cuando hectáreas, localizadas en el margen metropolitano
Hernán Cortés avistó sus orillas al movilizar sus hues- nororiental.
tes hacia el centro de México: si superpusiéramos
esta gran laguna sobre la actual Ciudad de México, Los terrenos desertificados del antiguo lago de
dos terceras partes del área metropolitana quedarían Texcoco, replicando las maneras de crecer de la
hundidas bajo sus aguas. ciudad vecina, han albergado desde entonces múlti-
ples borraduras, desplazamientos y superposiciones
La llegada de las huestes españolas a las orillas de que se desprenden de aquellos que han marcado a la
este lago marcó una tradición de borraduras, des- ciudad. Entre estos han existido diversos proyectos
plazamientos y superposiciones asociadas a la fun- de recuperación ecológica que han buscado adap-
dación de la capital colonial mexicana. La primera de tar vidas foráneas, vegetales y animales a una tierra
estas operaciones sería su acto mismo de fundación: cuyas anteriores formas de vida habían sido delibe-
la «nueva ciudad» se erigió exactamente encima de los radamente borradas; se encuentran también tenta-
templos indígenas, sepultando altares aztecas bajo el tivas de fragmentación del suelo que intentan partir
suelo de catedrales católicas. En adelante, el desa- el antiguo lago en parcelas vendibles, cultivables,
rrollo de esta ciudad construida sobre otra ciudad, urbanizables; aparecen también proyectos infraes-
sobre una isla ubicada en medio de un lago, continuó tructurales que surgen de una ciudad desbordada que
estas lógicas al desplazar las aguas lacustres a través necesita administrar su agua y sus desechos fuera de
de tajos y canales, para en ello expandirse hacia el ella, poniéndolos a circular a través de tubos, bor-
fondo de la cuenca. dos y vasos reguladores emplazados en el lecho de
Texcoco; existen también proyectos de desarrollo
Hacia 1971 la ciudad había crecido hasta tocarse que intentan borrar la huella del lago por completo,
con el borde de los estados vecinos. Sus edifica- implantando un aeropuerto sobre estos terrenos
ciones se yerguen aún con dificultad sobre un fondo lodosos y en constante proceso de hundimiento.
149
Al encontrarme viviendo en Ciudad de México y atra- han asentado sobre él se superponen. Su pasado y su
vesando día a día sus contradicciones, desde 2015 presente se desplazan el uno hacia el otro.
me he dedicado a recoger diversas huellas de estas
transformaciones de la tierra lacustre de Texcoco, las En las páginas que siguen y en ánimo de reflexio-
cuales, en cierto modo, reflejan las afectaciones que nar sobre el asunto que convoca esta publicación,
físicamente sostienen a más de veinte millones de habi- les quiero compartir tres entradas extraídas de la
tantes. Lo he hecho en gran parte escribiendo sobre Enciclopedia de cosas vivas y muertas: el lago de
ellas, en un ejercicio que he llamado Enciclopedia de Texcoco que se ocupan de elementos que han sopor-
cosas vivas y muertas: el lago de Texcoco. Esta enci- tado o apuntalado las historias de conquista, remo-
clopedia recoge los elementos que definen el carácter ción y desarrollo de la Ciudad de México: el agua, el
de la cuenca, a veces dándoles voz, a veces descri- concreto y la ruina.
biendo aquello que los hace únicos en este contexto,
en ocasiones relatando experiencias personales de En estos textos, los elementos hablan.
descubrimiento o encuentro. En un conjunto de entra-
das de cierta manera antienciclopédicas, las personas, Agua
edificios, cosas, situaciones, plantas, animales, leyes, Te saludo: soy el agua. Siempre me transformo y por
pueblos, historias, animales, minerales, materiales sin- eso mi voz a veces se confunde con la voz de las
téticos, procesos, reflexiones, políticas y conceptos cosas sólidas, de la tierra, incluso del aire: en casi
coexisten en igualdad de condiciones. Lo viviente y todo hay un poco de mí, adherido a las moléculas de
lo inanimado se confunden. El lago y las capas que se otros elementos. Estoy en ti también, recorriéndote,
150
limpiándote, introduciendo en ti los alimentos, saliendo junto a las casas y los aplasté como si fueran latas
de ti como desecho. Soy aquello que te conecta con vacías de cerveza: los botes, los muelles y las seña-
todo lo demás, que te convierte en parte de todo lo les de tránsito sobre el camino se hicieron pedazos al
demás; soy ese fluido que borra tus fronteras. Soy yo pasar con toda mi fuerza sobre ellos. Al devolver
el elemento más volátil y a la vez el más presente; tu todo nuevamente hacia la tierra, mis aguas dejaron los
salvador y tu destructor. pedazos indistintos de carros y embarcaciones sobre
las láminas de muros, techos, puertas y ventanas,
Te contaré un poco sobre mis múltiples formas, para mezclados con fragmentos de todas las cosas.
que entiendas en realidad cuánto me temes y necesi-
tas. Hace cuatro años, por ejemplo, decidí alzar todas Cuando alejé de la orilla mis enormes olas, vi a los
mis fuerzas sobre el mundo. Lo hice en el oriente, en humanos como pequeños y blandos muñecos, pues-
un pequeño archipiélago que se puso en mi camino: me tos sin forma sobre la tierra. Dejé también un enorme
hice tsunami, me levanté sobre las costas del norte barco posado sobre el tejado de una casa que quedó
del país que llamas Japón en forma de olas de treinta parcialmente en pie, en un ejercicio de frágil equili-
metros o más de altura, cayendo en plancha sobre brio, que sobresale en medio de toda la destrucción
algunos pueblos pequeños asentados en la orilla. Al horizontal: lo hice para que quedara constancia de
caer, las casitas rodaron dentro de mí como cajas cómo a través de mí y de las fuerzas hermanas de esta
vacías de cartón, y se rompieron en pedazos al mover- geosfera (de los latidos de la tierra, de las exhalacio-
las entre mis corrientes. Alcé los carros estacionados nes del viento) las cosas pueden quedar patas arriba
ERRATA# 18 | DOSSIER
151
de un momento para otro, logrando en ello un orden negro intenso parecido al petróleo; mi consistencia
antes improbable. es también distinta, densa y pegajosa como la miel. He
recorrido las calles de Ciudad de México, he entrado
Quiero narrarte también mis andanzas por otros cami- en las casas de ricos y pobres: he atravesado los
nos. Entre los lugares que he recorrido, puedo descri- cuerpos de millones de personas justo antes de llegar
bir con claridad el interior de tu cuerpo: cuando entro aquí. Me he movido veloz entre las tuberías y me he
en ti, lo hago por tu boca, me deslizo por tu garganta escurrido a través de las coladeras. Me he inter-
hasta tu estómago, y me absorben tus tejidos blandos, nado en los tejidos de tu ropa y he creado espuma al
inflándose ante mi presencia como si fueran esponjas unirme con el jabón: al tender tus camisas al sol me he
secas. Por dentro, tu cuerpo parece un nudo de lombri- evaporado y unido al aire pesado y amarillo. En forma
ces ciegas que se retuercen las unas sobre las otras, de vapor, etéreo e invisible, me he movido sobre los
rojas y carnosas, indistintas entre sí: tus intestinos, tu techos en los meses de verano, elevándome sobre
páncreas, tu hígado, tu corazón. Me sorprende cómo la el cerro más alto hasta poder ver debajo de mí a la
carne en el interior de tu cuerpo, tan animal, difiere de ciudad entera. Condensada en lluvia por el frío de
tu exterior humano, de todas las cosas sobre las cuales los vientos del otoño, he caído nuevamente y me he
te extiendes y construyes en el mundo. filtrado en el pavimento, sintiendo cómo pasan sobre
mí los carros y oyendo sobre mí los crujidos de las
Mientras pienso en esto me bombeas más adentro, me pisadas humanas. Me he movido veloz por el subsuelo,
mezclo en tu sangre y te recorro pasando por cada sintiendo el peso de la ciudad entera. Hacia el final
rincón, de pies a cabeza, atravesando tus pulmones del recorrido he entendido que tú eres la ciudad, que
donde me mezclo con el aire, llegando a tu cerebro; creces y te expandes más allá de tu cuerpo, en ella.
este órgano sería sin mí un panal ahuecado, vacío, una La ciudad, esa extensión tuya, se fue adhiriendo a mí,
casa abandonada y cubierta por el polvo que entra y en un contradictorio movimiento me fue expulsando
todo el tiempo sutilmente por tu nariz. Si no decidiera hasta arrojarme a este lago desolado y putrefacto:
penetrarte y recorrerte, tu cuerpo entero tendría el traigo conmigo todo aquello que no quieres tener,
aspecto de una bolsa de pergamino, dentro de la cual todo aquello que no quieres ver, todo aquello de ti
tu cerebro sería una bolsa de papel entre otras tan- que huele mal. Me uno aquí a todos tus desechos,
tas. Luego de inflar tu cuerpo y fluir por él en forma descompuestos y hechos tierra con el tiempo.
líquida, salgo por los poros de tu piel hacia el aire,
cambiando de estado para luego rodearte y entrar Soy flujo, me filtraré nuevamente en la tierra, me
de nuevo en ti en amalgama con el aire que respiras. evaporaré, recorreré el mundo por debajo hasta salir
por el lado opuesto del planeta. Uniéndome a las rocas
Hoy, sintiendo una distancia insalvable entre tu moveré las capas del suelo hasta esculpir nuevas mon-
cuerpo y el mío, te hablo desde el lago Churubusco, un tañas, y al moverme hundiré la superficie hasta formar
estanque de aguas residuales e intensos olores que una cuenca nueva para reposar, lejos de ti, coloreada
se ha construido en la frontera occidente del anti- de verde o azul, en forma de laguna.
guo lago de Texcoco, en el Bordo Poniente frente a
una prisión demarcada por torres metálicas, muros Concreto
altos y tensos alambrados. Junto a mí se extiende Soy la nueva roca, el nuevo sólido, el nuevo estrato
Ciudad Nezahualcóyotl, y se ven a lo lejos las silue- de la tierra. Soy un híbrido de polvo y líquido, una
tas de los edificios más altos de Ciudad de México. reacción química que rápidamente convierte el calor
Estoy entrando de nuevo en esta tierra después de y suavidad de una masa arenosa en un bloque duro,
mi expulsión décadas atrás. No me reconocerías si geométrico, pesado y frío. Desde hace más de cien
me ves, porque me tiño del color de tus residuos, un años me he extendido por la superficie de este
152
planeta como el símbolo de un nuevo mundo que, para si hay dureza verdadera bajo la blandura de la capa
crecer, ya no necesita de sus capas de lodo y pie- somera e inestable de la cuenca, han abierto huecos
dra; ahora me anclo en ellas y las hundo con el peso de hasta encontrarse con el tezontle, ese pobre despojo
edificios, puentes, calles casas y aeropuertos, todos arrojado de las bocas más sucias y humeantes de esta
ellos extensiones mías, síntesis pura de mis elementos, geosfera. Extraer el tezontle les tarda demasiado
hechos con la carne gris de mis moléculas. Mi alma es tiempo a los humanos, les consume demasiada energía,
de acero, un compuesto nuevo y mejorado de metales les cuesta demasiado dinero. Es imperfecto, poroso,
milenarios. Soy un milagro, una aparición, porque emerjo rojizo, producto inacabado de una Tierra que en miles
casi de la nada con la dureza más contundente y me de años no ha logrado lo que yo logro en apenas unos
multiplico y expando con el solo llamado de la voluntad pocos minutos de fragua. Esta roca está además
humana. Simplemente aparezco ahí, donde me desean, incrustada en una capa demasiado profunda para ser
y me erijo en una torre más alta que una montaña, o descubierta, alienándose cada vez más de los deve-
me extiendo por kilómetros como puente entre dos nires de la superficie del planeta. Probablemente hay
orillas, uniendo aquello que la Tierra ha insistido en pedazos de ella asimilados en mi cuerpo, indistingui-
mantener separado. Mis superficies son planas y lisas; bles ya de las partes que me componen. Soy lo que ella
nada en la vida vegetal, animal o mineral es tan plano quisiera ser, su versión mejorada, su proyección más
ni tan liso, y ciertamente nada es ortogonal como mis refinada. La Tierra no entiende que puedo sepultar
formas, nada tan filoso y cortante como mis aristas: aún más a sus tezontles y fracturar sus estratos con
incluso los lagos, espejos de agua quieta y horizon- mi peso, y que pronto seré la nueva tierra: esta vez
tal creados por la Tierra, tienen pequeñas arrugas y es cuestión de décadas, no de siglos o milenios.
ERRATA# 18 | DOSSIER
olas formadas por el viento. Solo los copos de nieve
compiten con mi perfecta estructura. Esa masa vieja Los tiempos han cambiado, amiga Tierra. Mira por
y rocosa, de valles y montañas con toscos desniveles ejemplo mi aeropuerto en este Valle de México: mira
llamada Tierra, es demasiado lenta en sus procesos lo rápido que los hombres me extienden y me levantan
de cambio, está celosa de mí: ante la inminencia de mi en muros y pistas; en veinte años estarás totalmente
revolución constructora, ante la velocidad de este sepultada, tú que llevas siglos resistiendo a los huma-
nuevo material que soy, de esta nueva realidad que nos en este pequeño pedazo de suelo con tu sal, tu
construyo, de esta nueva vida que represento, ella aridez, tu erosión, tus inundaciones, tus sismos, tus
guarda muy abajo su piedra más fuerte y sólida, en una hundimientos. Pronto todo el planeta será un gran blo-
capa demasiado profunda para ser alcanzada, invisible que de concreto como el Valle de México lo está empe-
ante los ojos humanos, extraíble solo por la fuerza zando a ser ahora: una esfera perfecta, plana, lisa, fría
de las excavadoras que parten a las montañas en dos y gris, interrumpida solamente por edificios perfec-
como castillos de arena. tamente verticales, inmóviles, tocando lo más alto de
la atmósfera. Para mí no hay nada demasiado grande, ni
Desde lo alto de un puente vacío que conecta la ori- demasiado lejano, ni demasiado difícil de alcanzar. Nada
lla sur y la orilla norte de la antigua cuenca del lago es imposible para mí porque soy la expresión máxima del
de Texcoco, mis placas perfectas divisan cómo los deseo desmedido: el apetito insaciable, el capricho, la
hombres buscan esta roca de volcán que es mi ene- ambición; el frío, la forma fija y la máxima dureza.
miga, este producto artesanal de la Tierra que no
se compara con mi eficiencia sintética y moderna. Ruina
Este puente se levanta como una cinta ondulante No soy una cosa, sino un estado de todas las cosas
que adorna la explanada rústica del valle, y desde su construidas. Soy el destino inevitable de todo lo que
elegante altura puedo ver cómo los hombres per- alteran las manos humanas, la caída de todo lo que se
foran el suelo. Los ingenieros, intentando entender levanta. La emoción de los hombres por el futuro, ese
153
154
impulso optimista de crear cosas que permanezcan, que caer los edificios más altos, los más fuertes; sacu-
ERRATA# 18 | DOSSIER
cambien el mundo, que fijen la huella de una sola espe- dió las estructuras de muchos que quedaron desde
cie animal sobre la tierra, me produce tristeza y algo entonces asediados por mi fantasma. Me sembré en
de lástima. Aunque aparezco siempre ante sus ojos de ese entonces como una capa fría, como la niebla que
las maneras más sutiles hasta las más catastróficas, se levanta en los cementerios al amanecer. Hoy, treinta
los humanos parecen no verme, o si me ven, me olvidan años después, los habitantes de esta ciudad dicen que
rápido. Tantas ciudades han caído y dejado pedazos me recuerdan, que es mi aniversario, el aniversario de
míos sobre el suelo, tantas veces aparezco en forma la ruina de la ciudad. Me invocan, me llaman, me lloran.
de edificios destruidos, de naufragios que quedan No se dan cuenta de que nunca los he abandonado,
sepultados en el fondo del mar... Desde hace siglos que, por el contrario, he crecido y conquistado otros
estoy presente en todas las historias humanas, las de horizontes dentro de aquello que ellos llaman «pro-
Oriente, las de Occidente, las del Norte y las del Sur. greso», «desarrollo» o «novedad». No me ven porque se
Recientemente me he multiplicado con la llegada explo- detienen en las superficies brillantes de los edificios
siva del plástico a todas las culturas: las cosas son recién levantados, en el olor a asfalto nuevo y sedoso
ahora más efímeras, de formas cambiantes, estructuras de las avenidas recién reconstruidas. Creen que soy lo
débiles y frágiles materiales. En este presente humano que no soy, que tengo una cierta forma y belleza, que
me asomo más rápido por las grietas de las paredes de soy ese pedazo de columna blanca medio rota parecida
yeso, por los cristales del plástico mareado al expo- a las de Grecia, o esa pared desnuda que aún queda en
nerse al sol, por las latas oxidadas de los carros y por pie a pesar del paso de los siglos. Ellos creen que soy
la basura, esa multitud irreductible de basura que crece esa pirámide a la que le faltan algunas piedras, que ha
sin control, que se expulsa a los márgenes para abrir perdido sus pigmentos.
espacio a más cosas que me tienen dentro, en potencia.
No soy eso. Soy el estado latente de fractura de
La Ciudad de México me conoce bien; a veces me todos los vidrios brillantes, el límite de todos los
recuerda cada septiembre: en 1985 un terremoto hizo proyectos, lo que se avecina, lo inminente.
155
LA VIDA, UN CONJUNTO
DE ASOCIACIONES
Gilberto Esparza
El arte es un ámbito que facilita la articulación de A partir de la investigación sobre el agua de ríos con-
investigaciones de distinta naturaleza. Esto me ha per- taminados en diversas ciudades, he podido observar
mitido observar desde diversas ópticas la complejidad las vinculaciones complejas que tejen el fenómeno
de la relación que los humanos establecemos con la vida de lo vivo. Siguiendo el pensamiento de Humberto
en contextos específicos a partir de una investigación Maturana, los seres vivos se producen a sí mismos,
sobre el agua. A lo largo de varios años he tenido la tomando del exterior lo que necesitan para sobre-
oportunidad de ser parte de procesos que implican las vivir. Desde la célula como unidad mínima de la vida,
vinculaciones y colaboraciones que los proyectos han hasta los sistemas celulares que resultan en orga-
hecho posibles desde la ciencia, la divulgación, la filoso- nismos complejos como nosotros los humanos y todas
fía, la historia, el activismo, y comunidades afectadas. las formas de vida que conocemos. Dice Maturana que
este producirse a sí mismo como acto espontáneo de
La sociedad en la que vivimos está ensamblada sobre la lo vivo se realiza como parte de un espacio o ámbito
base de una organización económica que posiciona de relacional que él nombra nicho ecológico. Un ámbito
forma jerárquica al ser humano en la naturaleza. Hemos en el que «el ser vivo vive» en una constante inte-
dado pasos importantes en cuanto a una considera- racción con aquello que es capaz de percibir, de lo
ción ética y más incluyente de otras formas de vida. cual se alimenta y a lo cual nutre. Es decir, los seres
Estamos comprendiendo la importancia de recobrar los vivos surgen y se desenvuelven junto con ese espa-
vínculos basados en la simbiosis, la empatía y el respeto cio de relaciones; son entidades individuales, pero no
con todas las especies. Sin embargo, el modelo econó- aisladas. Son, en sí mismos, cuerpo del conjunto vital
mico que prevalece, somete a la naturaleza para dispo- con el resto de las especies con las que se relacio-
ner de ella e incorporarla a la maquinaria económica. nan. Esas relaciones crean enlaces, vínculos de los que
se desprenden o se desdoblan de manera armónica
La proyección que resulta de esta forma de pensar es nuevas dinámicas. De ahí que la vida es un continuo
catastrófica porque la sociedad ha puesto los dere- en transformación, pero no en el entendido de que
chos más universales y fundamentales para todos los las especies se adaptan a un entorno que tienen que
seres vivientes en manos del corporativismo y de la ocupar, sino que se trata más bien de un continuo
propiedad privada. El agua, que es la base de la vida en andar colectivo que construye a su paso ese espacio
la Tierra, es atravesada por estas prácticas perversas. de relación.
156
Plantas autofotosintéticas/Phytonucleum Electricus Cella.
Módulos de celdas de combustible microbianas. Radiografía digital directa. Foto: Cortesía del artista.
157
ERRATA# 18 | DOSSIER
Plantas autofotosintéticas/Phytonucleum Clectricus Cella. Núcleo en el que se desarrolla un ecosistema
acuático. Radiografía digital directa. Foto: Cortesía del artista.
Para abordar la problemática del agua en México, cuerpos robóticos, tecnologías análogas, agua, plan-
comencé a trabajar en Plantas Nómadas, un proyecto tas y bacterias.
que nace a partir de la necesidad de entender la
problemática del agua en algunos ríos en una multi- Con estos proyectos comencé a trabajar con celdas
plicidad de aspectos, desde la naturaleza del agua, microbianas. La celda es, de alguna manera, un minilabo-
los aspectos políticos relacionados con la industria ratorio que permite potenciar un proceso que sucede
y el gobierno, la salud, el impacto en los ríos y los normalmente en la naturaleza. En ellas se desarro-
ecosistemas, entre otros. Después surgió Plantas llan colonias de bacterias cuyo metabolismo produce
Autofotosintéticas, un experimento que incorpora electricidad y mejora la calidad del agua. Al interior
los conocimientos adquiridos para intentar hacer un de la celda, las bacterias colonizan los electrodos,
sistema que se autorregule. Este experimento se formando una especie de arrecife desde donde toman
constituye en un prototipo que nos ayuda a entender los nutrientes que el ámbito en el que están inmersas
otra forma de relacionarnos con el agua para plan- les provee. Entre los nutrientes hay desechos conta-
tear modelos alternativos de ciudades para el futuro. minantes de varios tipos, principalmente domésticos
Ambos proyectos se gestan a partir de la unión de e industriales que son descargados a los sistemas de
158
Plantas autofotosintéticas. Fotos: Cortesía del artista. Ecosistema acuático iluminado por energía proveniente de bacterias
159
ERRATA# 18 | DOSSIER
Planta Nómada en el Río Lerma, México. Foto: Cortesía del artista.
drenaje de las ciudades para ser canalizados a los ríos Una de las estrategias de los seres vivos para la
y subsecuentemente al mar. Las bacterias, al metaboli- supervivencia es la interacción simbiótica. La vida es
zar, biodegradan los desechos presentes en el agua, y el desarrollo de un conjunto de asociaciones. A más
lo mismo que realizan en las celdas sucede en condicio- diversidad, se enriquece la colaboración interespecie,
nes naturales sin el control humano, como parte de un de modo que el ecosistema se fortalece y es menos
proceso que sostiene un equilibrio homeostático con vulnerable al momento de enfrentar los cambios.
el resto de las especies. Es decir, el desarrollo de las En todas las escalas y en todos los entornos la
poblaciones bacterianas es parte de los mecanismos vida comunitaria se fortalece.
de autorregulación del propio medio. El problema es
que cuando los contaminantes superan la capacidad de Plantas Nómadas y Plantas Autofotosintéticas son
las poblaciones de microorganismos para restablecer dispositivos de reflexión en los que convergen dis-
el equilibrio, el sistema colapsa. En México, un 60 % de tintos aspectos de un mismo problema. La interac-
los ríos están contaminados. Si pensamos los ríos como ción con las comunidades en conflicto ha despertado
entidades vivas en sí mismas, podemos imaginar lo que el interés en la posibilidad de regenerar a los ríos, a
representa un río en estado de colapso para el orga- partir, no necesariamente de la tecnología, sino de un
nismo vivo que es la Tierra. Esto nos lleva a pensar en cambio profundo en la conciencia y nuestra forma de
la importancia de comprender que todo está conec- relación con el agua.
tado, y que los impactos de nuestro modelo de vida
sobre el planeta tarde o temprano nos afectan.
160
TAYPI Y LOS CICLOS
DEL TIEMPO
José Arispe Rodríguez
Una de mis inquietudes más grandes siempre fue cono- Llega una invitación del Goethe Institut y Museo
cer de cerca el proceso creativo de otro artista. Nacional de Arte para una exposición llamada «Vivir bien».
¿Qué lo había llevado a realizar tal obra? ¿Cómo lo
Día #2
hizo? ¿Por qué lo hizo? Una curiosidad aguda se clava
Compañero entusiasmado en colaborar con esta obra.
en la mirada cuando se abren las puertas del estudio
Emiliano Longo,
ERRATA# 18 | DOSSIER
del artista, o cuando se lee su diario o simplemente estudiamos juntos en la carrera de Cine durante
cuando se toma un café y mirándote a los ojos te cuatro años.
cuenta de su aventura al realizar tal creación. Hoy, voy Instituciones llamando a reuniones y talleres.
a ser yo quien te cuente de mi viaje creativo. Y solo me preguntaba ¿Por qué hago esto?
Me tocó la travesía de realizar una obra que aún Taypi, es un performance que utiliza tres cuerdas largas
está mutando en sus clasificaciones: performance, en forma de círculo. La idea básicamente es que dos
videoperformance, cortometraje experimental, video hombres se hallan a los extremos del círculo. Mientras
performático, etc. Pero no es necesario detenerse uno ata las cuerdas, el otro hombre desamarra las cuer-
en ponerle un nombre de estos. Solo decir que es una das. Creando ciclos y un movimiento que no tiene princi-
obra que pasó por salas de arte, en Bolivia y fuera de pio ni fin. La descripción es así de simple. Nada más.
ella, salas pequeñas de cine y circuitos alternativos de
Día #3
video. Taypi es su nombre, un experimento que empezó
¿Cuál es la necesidad de filmar este acto?
como performance y encontró un romance con el video.
¿Por qué registrarlo?
¿Por qué usar la imagen?
¿Puede existir una conexión con el video que vaya
Día #1 más allá del registro directo?
¿Cuál es el recorrido de la obra conceptual?
¿Hoy en día la labor del artista es realizar una acción
Empecé a elaborar un storyboard. Guion técnico. Una
y ya?
¿Qué está detrás de la obra?
carpeta de producción como para una mini película.
Algunos me decían: «¿para qué? Es sólo un performance,
Ya tenía el boceto en mi diario.
la acción es lo más importante». No los escuché.
Tenía que buscar un compañero para esta aventura.
Un amigo cineasta y actor era el indicado.
161
162
Boceto performance Taypi.
Imagen 3 Imagen 4
ERRATA# 18 | DOSSIER
Día #4 transmitidas de manera oral por generaciones, de un
¿Qué podría hablar yo del tiempo? acercamiento a la naturaleza que crea nexos y relacio-
La exposición «Vivir bien» estaba dentro del marco de
nes. De una sensibilidad hacia los antepasados, dioses
una Investigación artística. Entonces el proceso iba
y mitos que otorgan fe y la posibilidad de creer en
a ser determinante para estas obras.
Estudiar. que la naturaleza nos trajo a este mundo porque así
tenía que ser.
Día #5
Antes de organizar y producir el performance y video El tiempo
necesitaba buscar el significado del tiempo en la cul-
Los aymaras tienen una palabra clave, multifacé-
tura originaria boliviana. Creo que la obra se poten-
ciaría con esta investigación. Era como una intuición tica e importante: Pacha. Este término va más allá
que me llevaba a este concepto. de la simple traducción de «tiempo-espacio», además
se refiera a la tierra, se refiere a tiempos remo-
Entonces empecé mi búsqueda por el significado del tos y al universo. Es una palabra muy compleja que,
tiempo en la cultura originaria aymara. El siguiente si se utiliza como sufijo, obtiene muchísimos otros
texto es la búsqueda de este concepto antes significados.
de empezar la creación del video. Son extractos,
reflexiones y articulaciones que logré encontrar para Tiempo-espacio – espacio-tiempo
potenciar la pieza Taypi.
Pero algo que está claro en la cosmovisión aymara sobre
«La creación se dará la vuelta» la Pacha es que el tiempo no se concibe como una
El mundo aymara es un lugar mágico. Es un universo unidad lineal o medible, sino es algo dinámico, orgánico
que te permite viajar al tiempo ancestral, de historias y vivo. Este concepto tan importante para los aymaras
163
es un fundamento en su visión de la vida, la esencia del Es el día del solsticio invernal y trae la pro-
tiempo es cíclica, el mundo y el universo son infinitos. mesa del retorno del sol y la renovación de la
vida y del tiempo. El círculo es una figura muy
acertada para representar como símbolo esta
El concepto de Pacha, muy diferente al pensamiento
renovación cíclica de la vida.* (Albó 1988)
occidental, no se traduce como una vida de peldaños,
de llegar a la cima, o llegar más lejos. No es un lugar
Para describir mejor la idea de presente, pasado y
donde haya horizontes que alcanzar, sino horizontes a
futuro redacto unas oraciones que describen este
los cuales regresamos. Principalmente es un encuentro,
concepto perfectamente para la obra artística a pro-
del pasado con el futuro, del hombre y de la mujer, del
ponerse, del libro Cosmología Andina: sabiduría indígena
cielo y de la tierra, de elementos opuestos e iguales.
boliviana en encuentro con la ciudad, de Hilvert Timmer:
Este pensamiento sobre el tiempo cíclico está estre- «Dos fuerzas o conceptos cualquiera opuestos
chamente relacionado en cómo los aymaras viven y pueden ser unidos en una fuerza o concepto,
experimentan la naturaleza. Viene de un proceso de que contenga ambos opuestos originales».
observación natural a su alrededor. En el campo, para
«En cierto sentido, por eso el aymara no
cultivar y trabajar la tierra tuvieron que aprender el
distingue estrictamente el pasado del futuro,
ciclo agrario, dividir los tiempos en estaciones, para
porque el presente los conlleva a ambos. Los
saber cuándo era el mejor momento de sembrar y cose- ancestros siguen viviendo y están al alcance,
char. Además de establecer días festivos que daban dado que en su ciclo el tiempo siempre regresa
inicio a nuevos ciclos. Más adelante se desarrollaron a lo que era…».
calendarios, donde determinaron el año nuevo, que
empieza a mediados de invierno, en la noche más oscura.
164
Durante el rodaje de Taypi. Foto: Robinson Hette.
ERRATA# 18 | DOSSIER
«…de modo que es el periodo de rotación los rituales y sacrificios son una actividad de fuerte
y representa el opuesto simétrico necesario tradición. Antes de ciertas temporadas, digamos para
después de haber vivido un largo periodo de
la siembra, se hacen ofrendas, las cuales son muy
orden. Acto seguido se establece un nuevo
veneradas por los aymaras, pidiendo a los Achachilas
orden con nuevas reglas, condiciones
y conceptos». (Las montañas) y Pachamama (la tierra) permiso para
poder empezar a trabajar el suelo, además de fer-
A causa de estas repeticiones, podríamos concluir en tilidad para poder sobrevivir. Entonces todos, con
una imagen donde el tiempo está suspendido, como una fe muy devota, no colocan un dedo en siembra sin
cuerdas amarradas o como membranas tensadas. Un ofrendar. El mismo patrón tienen para recibir el año
encuentro de dos extremos que sostienen el tiempo nuevo aymara. Se hace el solsticio, una ceremonia para
eternamente. recibir al sol el primer día del calendario aymara. Es
como un deber cósmico. Todo por la búsqueda de este
Equilibrio equilibrio con la naturaleza, pedir permiso a los entes
Todo lo hecho por los ancestros, pasados de boca a espirituales y naturales. Entonces el equilibro con la
boca por generaciones, cumple una función de eterno Pacha mantiene activo estos movimientos cíclicos.
retorno para los aymaras otorgando así un equilibrio,
una reconciliación con el tiempo y la naturaleza; y dar La naturaleza
inicio a ciertas temporadas establecidas en su calen- Vivir en el campo crea un vínculo fuerte con la natu-
dario. Esta continuidad de vida cósmica, se transmite raleza, del cual los aymaras han aprendido su sabiduría
en diferentes niveles del Pacha. Todo lo que se desata y la aplican en sus modos de vida. Han aprendido las
y experimenta en un lado del Pacha, acontece de dife- estaciones del año, cuándo es mejor la siembra, los
rentes maneras en los otros mundos. Por esta razón, momentos de más frío y de más calor, la posición de
165
las estrellas, por dónde viene el viento; actividades Conclusión
y actitudes que estrechan su intimidad con la madre La revolución cultural de Bolivia no puede dejarnos
tierra. Su principal objetivo es la procreación de la indiferentes, menos a los artistas que trabajamos
vida, la supervivencia. La noche más larga es la noche con los contextos. Estos llegan a ser preocupaciones
donde un ciclo acaba, y así se regocijan al recibir al artísticas, materiales que llevamos a nuestros atelieres
sol a la mañana siguiente. Un nuevo ciclo empieza, el para estudiar y producir. El arte debe estar ligado a
círculo continúa. las cosas cotidianas que acontecen día a día a nues-
tro alrededor. Las filosofías originarias, las políticas
Otro ejemplo es el fin del mundo cristiano. Para los y relaciones de la sociedad nos dejan claro que algo
aymaras, no solo es el fin último del universo, sino que nuevo todavía está sucediendo en el país. Este giro, la
interpretan que es el fin de una etapa y del comienzo de vuelta de la palma de la mano del anterior ejemplo, nos
otra. Ellos creen que en el juicio final van a morir todos abre puertas para pensar y aportar conocimiento a
y vendrán otros para ocupar el mundo en su lugar. O, si través de expresiones artísticas. Debemos ir más allá
no, que el día del juicio la tierra misma dará una vuelta. de la politiquería que abunda, distrae y distorsiona la
esencia de nuestra cultura. Trabajemos por ser actores
sociales con una voz diferente, propositiva y reflexiva.
Vivir bien
Ahora, ¿cuál es el tiempo que estamos viviendo en
Referencias
Bolivia? Ha ocurrido un gran cambio hace unos años
Albó, Xavier. 1988. Raíces de América. Madrid: Alianza.
iniciando un proceso de cambio social y cultural. Las
Hilvert, Timmer. 2011. Cosmología andina: sabiduría indígena
cosas se han dado la vuelta, los que estaban arriba
boliviana en encuentro con la ciudad. La Paz: Iseat.
ahora están abajo y los que estaban abajo ahora
Ardenne, Paul. 2006. Un arte contextual. Murcia: Cedeac.
arriba. A este tiempo se lo llama Pacha Kuti. Para
concluir con el tema del vivir bien, he encontrado un
Link de videoperformance Taypi:
relato que describe de una manera concreta, sencilla
https://vimeo.com/147382962
y hasta anecdótica la visión de el tiempo Pacha Kuti.
El autor, de este texto, Xavier Albó, quien es de otro
país, nos cuenta:
166
LA CUENCA Y EL MOSAICO
Felipe Arturo
Una mente es una cuenca, una mente es un mosaico. ¿Cuáles son los valles y montañas de nuestros
pensamientos?
Cuando pienso soy cuenca, cuando escribo
soy mosaico. Cuando el río encuentra el mar, yo hablo.
En esta transmutación del pensamiento, una gota Un río es un cauce, no hay cauce y río, cauce y río
se hace piedra, cuando hundo estas teclas. son la misma cosa.
ERRATA# 18 | DOSSIER
¿Puedo escribir como agua? Mis pensamientos cortan las piedras de la
escritura, cada vez que pienso, la frase se parece
Entonces mis pensamientos son ríos, pero mis más a la velocidad el río.
letras son piedras, piedras de hielo cortadas y
puestas una al lado de la otra, como una cubeta. Mi hija aprende los números como un mosaico, viendo
un cuadro general que instantáneamente
Si pongo un hielo en un vaso de agua, mi escritura es cantidad.
vuelve a ser pensamiento.
El río es duración, tiempo, pero si lo cuento
¿Como diluyo este texto? se vuelve mosaico 1, 2, 3, 4, 5.
¿Puede un pensamiento aislarse de un curso, La curva de un río es una frase abierta, la frase
como una gota de un río? escrita es una ecuación de esa curva.
¿Es el río la mente, es la mente la cuenca? Una gota es en sí misma un río y una cuenca.
Una piedra no es cantera, ni mosaico.
¿Es un pensamiento un instante en la cuenca,
como una foto de un río? La cantera fue río. Un cauce sin agua es cantera.
Un río sin cauce es mosaico.
¿O es un pensamiento una piedra de un mosaico?
Una cuenca conecta lugares distantes a través de Todas las gotas son la misma gota. Todas las gotas
un mismo flujo, el páramo y la selva, la montaña y el han sido todos los ríos y todos los mares y todos
valle, el altiplano y la costa. los cielos.
167
168
Díptico de la obra Agua del Pacífico, 2008, que retrata el encuentro
del río Amazonas y el río Negro, cerca a Manaus.
Meto mis piernas en la piscina y el mosaico consume Deseo el teclado de tu cuerpo.
mis pelos en sus ondas.
Tocar las teclas.
Mis pelos son piedras de río.
Tocar las letras.
Mis piernas quisieran ser cuenca.
No consigo morder las letras.
En el imperio cada piedra es el extracto
de una colonia. Mi pensamiento se filtra cuando escribo.
El mosaico es el cuadro unificado de las colonias Entre las juntas de tus teclas.
del imperio.
1, 2, 3, 4, 5.
Una represa es una cantera sobre un río.
La estructura molecular del agua es un mosaico
Una represa es la sombra de un río sobre la luz de átomos.
de un río.
¿Puede dividirse el agua en moléculas?
El motivo de este texto es ser pensamiento.
El pensamiento a veces es tosco.
El motivo de este mosaico es ser cuenca.
Limar esta idea con una piedra.
El motivo es un deseo codificado.
ERRATA# 18 | DOSSIER
Piedras rodadas por el agua.
El motivo es el mosaico de mi deseo.
El pensamiento a veces es liso.
Los deseos no pueden escribirse.
Limar esta idea como un chorro de agua.
Los deseos son cuencas.
Sand-blasting.
Cuando escribo pienso contando los instantes
Water-cutting.
de un río, 1, 2, 3, 4, 5.
Limar esta idea como una caricia.
Cuando cuento mi deseo, 1, 2, 3, 4, 5.
¿Puede el agua pensarse?
El impulso de un río es ser contado.
Limar esta idea con babas.
La cuenca es deseo de contar sin enumerar.
Si escribo que tengo sed ¿se me quita la sed?
Cuento instantes y mi pensamiento escapa
de mi deseo. Si escribo que te quiero ¿te dejo de querer?
El teclado es un mosaico. Un río, dos ríos, tres ríos, cuatro ríos, cinco ríos,
no son una cuenca.
Cada letra una provincia.
¿Cuál es el mínimo de piedras para un mosaico?
El teclado es el cuadro unificado del imperio.
169
Cuando dejo de contar las piedras del mosaico veo Si imagino la distancia de un río tomo el agua
un cuadro. por cantera.
El deseo de este texto es que pienses por mí. Mi cuerpo es el cuadro unificado de mi mente.
Muerde mis letras. ¿Puedo pensar con los pelos de mis piernas?
Una avalancha de lodo. Limar el pensamiento como un pulpo sobre una roca.
170
Detalle de La migración de las plantas, 2015. Instalación de plataformas de mosaicos de piedras e
infusiones de plantas. Centro Cibeles, Madrid.
ERRATA# 18 | DOSSIER
El deseo de este texto es ser pulpo. Mi deseo es el agua que pasa por las ranuras
del teclado.
El motivo de este texto es que imagines frases
como tentáculos. Cuando bailo en el agua soy pulpo.
Una avalancha de caucho. En el pulpo cuerpo y mente son como río y cauce.
171
La distancia entre Iquitos y Roma puede medirse El pensamiento a veces es un molcajete.
con un metro de caucho.
En Brasil hay más vacas que personas.
¿Puede un imperio medirse?
Limar una piedra con carne.
El pensamiento a veces es blando.
El pensamiento a veces es carnívoro.
Una avalancha flácida.
En Italia vi un mosaico de un toro.
Quiero ser el Mocoa de tu pulpo.
Imagina un mosaico de un toro.
Cuando lees acaricias con la punta de tu mente.
Cada cuerno un rosario de granos.
El imperio es elástico.
El deseo de este texto es ser una mazorca.
Cuando lees estas piedras se vuelven río en tu
cabeza. Cuando escribo desgrano mi pensamiento.
Cuando Brasil exporta soya en realidad exporta El imperio es una cuenca de aceite vegetal.
agua.
En Roma existe una montaña de ánforas de aceite
Limar una piedra con granos. de oliva.
172
Detalle de La Historia Colonial del caucho, 2013. 43 Salón Nacional de
Artistas, en el Museo de Antioquia, Medellín.
ERRATA# 18 | DOSSIER
El Guadalquivir es un río de aceite. Las cuencas de tus ojos absorben este mosaico.
Quiero que extraigas la leche de soya de este Mi pensamiento es cuenca en las orillas de tus ojos.
texto.
Limar el pensamiento con ojos.
Mi pensamiento es una Vía Láctea para veganos.
Un teclado de maíz.
Una avalancha de leche de soya.
Un mosaico de papas.
China escoge entre usar el agua para la gente
o para los cultivos. En Perú cocinan las papas con hielo y el pescado
con limón.
El río Amarillo es el río más contaminado del mundo.
Limar una piedra con Lima.
Una avalancha de miaos.
En el vaticano las piedras parecen papas.
Una vez vi un chino dibujando con agua sobre
el cemento caliente. Limar el pensamiento con hielo.
Limar una piedra con espuma amarilla. Una cuenca congelada es una avalancha
de concreto.
El pensamiento a veces es poroso.
La medida de un hielo decrece con el tiempo.
Mi deseo se escurre por entre las juntas del
teclado. Quiero ser el deshielo de tu mente.
173
Un teclado de cubos de hielo. Los romanos medían con codos.
El motivo de este texto es una paleta de limón Escribir un texto con los codos.
en el piso.
Tengo los codos resecos.
La revolución del comercio vino con la invención
de los contenedores refrigerados. Los ingleses miden con pies.
El deseo de este texto es que chupes mis teclas. ¿Si un inglés se deja las uñas largas,
cambian las medidas de las cosas?
Una avalancha de contenedores refrigerados.
Limar una piedra con los codos.
Argentina exporta carne congelada.
Los nadadores miden el río con brazadas.
El pensamiento a veces es un tímpano.
Una avalancha de crema para los codos.
El Amazonas recoge los hilos de agua de las nieves
de los Andes. Limar una idea con las uñas.
Las piedras son gotas de lava. Armo este texto como un carpintero con los
troncos de Armero.
En Pompeya los mosaicos fueron preservados por
ceniza. Una avalancha de troncos.
La ceniza congela los mosaicos de los romanos como A veces la mente es constructivista.
el hielo cocina las papas de los incas.
La araña piensa con la pelvis.
El pensamiento a veces es dúctil.
¿Cómo se mide una tela de araña?
El motivo de este texto es un río de mercurio.
El deseo de este texto es ser tela de pelvis.
Mi deseo es circular en tu mente con palabras
Constelación, Vía Láctea, red nerviosa y tela
derretidas en tu pensamiento.
de araña son lugares comunes de la cuenca.
Una avalancha de ceniza congelada.
Caleidoscopio, fractal, fragmento y pixel son
Cuando cuento el río aparece la cuenca en mi lugares comunes del mosaico.
mente.
174
Dos ríos se encuentran. Me río bonito.
ERRATA# 18 | DOSSIER
Vin Mariani o Coca Cola Retro, 2015. Botellas de vidrio, hojas de coca y vino de Burdeos.
Galería Instituto de Visión, Bogotá.
175
La serpiente de tierra caliente cuando se ríe
se le ven los dientes.
176
Detalle de Los azulejos llegaron por el mar, 2017. Instalación realizada con mosaicos vidriados y látex natural. IX
Premio Luis Caballero en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Bogotá.
177
ERRATA# 18 | DOSSIER
MANIFIESTO PARA
UNA DEMOCRACIA
DE LA TIERRA
Vandana Shiva
1. Todas las especies, pueblos y culturas tienen un valor intrínseco: todos los seres
son sujetos dotados de integridad, inteligencia e identidad, y no objetos suscep-
tibles de convertirse en propiedad de otros, de ser manipulados, de ser explota-
dos o de ser desechados. Ningún ser humano tiene derecho a ser dueño de otras
especies, de otras personas o de los conocimientos de otras culturas por medio
de patentes y otros derechos de propiedad intelectual.
2. La comunidad de la Tierra es una democracia de toda la vida en su conjunto: todos
somos miembros de la familia de la Tierra y estamos interconectados a través de
la frágil red de la vida del planeta. Todos tenemos el deber de vivir de un modo
que proteja tanto los procesos ecológicos de la Tierra como los derechos y el
bienestar de todas las especies y de todas las personas. Ningún ser humano tiene
derecho a inmiscuirse en el espacio ecológico de otras especies y de otras per-
sonas ni a tratarlas con crueldad o con violencia.
3. Debe defenderse la diversidad en la naturaleza y en la cultura: la diversidad bio-
lógica y cultural constituye un fin en sí misma. La diversidad biológica es un valor
y una fuente de riqueza (tanto material como cultural) que crea condiciones para
la sostenibilidad. La diversidad cultural genera condiciones para la paz. Todas las
personas tienen la obligación de defender la diversidad biológica y cultural.
4. Todos los seres tienen un derecho natural a su sustento: todos los miembros
de la comunidad de la Tierra, entre los que se incluyen todos los seres humanos,
tienen derecho a su propio sustento, es decir, a la comida y al agua, a un hábitat
seguro y limpio, y a la seguridad del espacio ecológico general. Los recursos vita-
les para tal sustento deben seguir siendo comunales. El derecho al sustento es un
derecho natural porque es el derecho a la vida. Son derechos no otorgados por
ningún Estado ni por ninguna empresa, y tampoco pueden ser anulados por acción
estatal o empresarial alguna. Ningún Estado y ninguna compañía empresarial tienen
derecho a cercenar ni a debilitar estos derechos naturales, ni a cercar los ejidos
que sostienen la vida.
178
5. La democracia de la Tierra está basada en las economías vivas y en la democracia
económica: la Democracia de la Tierra se basa en la democracia económica. En la
Democracia de la Tierra, los sistemas económicos protegen los ecosistemas y su
integridad; protegen los medios de vida de las personas y satisfacen sus necesi-
dades básicas. En la economía de la Tierra, no hay personas ni especies ni culturas
prescindibles. La economía de la Tierra es una economía viva. Está basada en sis-
temas sostenibles, diversos y pluralistas que protegen la naturaleza y las perso-
nas, que son elegidos por estas y que obran por el bien común.
6. Las economías vivas están levantadas sobre economías locales: es en el nivel local
donde más cuidadosa, creativa, eficiente y equitativamente se consigue la con-
servación de los recursos de la Tierra y la creación de medios de vida sosteni-
ERRATA# 17 | Un relato que emerge del pasado para hablar sobre feminismo mujeres y cine | Patricia Restrepo
bles y satisfactorios. La localización de las economías es un imperativo social y
ecológico. Solo deberían ser producidos de forma no local y comerciados a larga
distancia aquellos bienes y servicios que no pueden ser producidos localmente,
es decir, empleando recursos y conocimientos locales. La Democracia de la Tierra
está basada en unas economías locales vibrantes que sostienen, a su vez, econo-
mías de alcance nacional y global. En la Democracia de la Tierra, la economía global
no destruye ni aplasta las economías locales; tampoco genera personas prescin-
dibles. Las economías vivas reconocen la creatividad de todos los seres humanos
y crean espacios para que las diversas creatividades alcancen la plenitud de su
potencial. Las economías vivas son economías diversas y descentralizadas.
7. La Democracia de la Tierra es una democracia viva: la democracia viva se basa en la
democracia tanto de toda la vida en su conjunto como de la vida cotidiana en par-
ticular. En las democracias vivas, las personas pueden influir en las decisiones que
se toman sobre los alimentos que consumimos, el agua que bebemos y la sanidad y
la educación de las que disponemos. La democracia viva crece como un árbol, de
abajo a arriba. La Democracia de la Tierra se basa en la democracia local; en ella,
son las comunidades locales —organizadas sobre los principios de inclusión, diver-
sidad y responsabilidad ecológica y social— las que gozan de la máxima autoridad
en aquellas decisiones relacionadas con el medio ambiente y los recursos naturales,
así como con el sustento y los medios de vida de las personas. La delegación de
autoridad en niveles de gobierno más distantes se realiza conforme al principio de
la subsidiaridad. La autonomía y el autogobierno son los cimientos de la Democracia
de la Tierra.
8. La democracia de la Tierra está basada en unas culturas vivas: las culturas vivas
promueven la paz y crean espacios libres para la práctica de religiones diferentes
y la adopción de credos e identidades distintas. Las culturas vivas permiten el
florecimiento de la diversidad cultural partiendo del terreno de nuestra humani-
dad común y de nuestros derechos compartidos como miembros de una comunidad
de la Tierra.
9. Las culturas vivas nutren la vida: las culturas vivas se basan en la dignidad de (y el
respeto por) la vida en su conjunto (humana y no humana), las personas de todos
los géneros y culturas y las generaciones presentes y futuras. Las culturas vivas
son, pues, culturas ecológicas que no favorecen estilos de vida ni pautas de
179
consumo y producción que sean destructivas para la vida, ni la sobreutilización y
la explotación de los recursos. Las culturas vivas son diversas y están basadas en
la veneración por la vida. Las culturas vivas reconocen la multiplicidad de identida-
des basadas en el lugar y en la comunidad local, pero, al mismo tiempo, reconocen
también una coincidencia planetaria que vincula al individuo con la Tierra y con la
vida en su conjunto.
10. La Democracia de la Tierra globaliza la paz, la atención y la compasión: la
Democracia de la Tierra conecta a las personas mediante círculos de asisten-
cia, cooperación y compasión, en lugar de dividirlas mediante la competencia, el
conflicto, el temor y el odio. Frente a un mundo de codicia, desigualdad y con-
sumo excesivo, la Democracia de la Tierra globaliza la compasión, la justicia y la
sostenibilidad.
180
181
ERRATA# 17 | Un relato que emerge del pasado para hablar sobre feminismo mujeres y cine | Patricia Restrepo
entrevista CIUDAD RURAL.
TRES
ENTREVISTAS
María Buenaventura
Elena Villamil, Jaime Beltrán y José Ney Pulido son tres Por su parte, Jaime Beltrán tiene su finca en Usme,
cultivadores de ciudad. Sus días se reparten entre la en el área rural del sur de Bogotá. Como corredor
siembra, la transformación de alimentos, la enseñanza y Bogotá - Usme - Sumapaz, se vio afectado durante
los procesos sociales. toda la guerra de Colombia por el paso de las gue-
rrillas y del Ejército y, en menor medida, aunque no
Los tres cultivos son muy diferentes en extensión, menos agresivo, por la retaliación de los paramilita-
entorno y forma de propiedad. Elena Villamil siembra en res. Además de esto, Usme, junto a Ciudad Bolívar, ha
el patio de su casa, en el centro de Bogotá, en un tra- sido definido como lugar de desecho por las adminis-
dicional barrio popular, con conflictos de inseguridad traciones distritales, el espacio para poner el más
permanentes, pero con todas las ventajas del rápido grande botadero de basura, Doña Juana, justo sobre
acceso a los servicios de la ciudad. Un barrio que hoy la cuenca del Río Tunjuelo; lugar de extracción minera
se ve asediado por la apresurada construcción de y de vivienda de desplazados campesinos —sea por
edificios de altura, la demolición de las casas tradicio- violencia armada o económica—; y lugar de expansión
nales, la expulsión de los vecinos y, en el caso de Elena, urbana, razón por la cual parte de las tierras rurales
por el encierro y la falta de aire y luz para su huerta. son exigidas a los pequeños y medianos propietarios
de Usme, a precios ínfimos, para los planes de urbani-
José Ney Pulido cultiva en un espacio comunitario, zación. Sin embargo, Usme rural ha sido un abastecedor
junto a otras seis familias, en una hectárea recupe- tradicional de alimentos para Bogotá, así como lugar
rada de un botadero de escombros, basura y muertos, de recreo y aire para los bogotanos del sur, por sus
en el Distrito de Agua Blanca en Cali, lugar de extra- paisajes de un verde intenso y por la tradición de sus
muros, considerado uno de los más peligrosos de la asaderos de domingo. Además, hoy en día es escenario
ciudad. de uno de los hallazgos arqueológicos más grandes de
182
Latinoamérica, La Necrópolis de Usme, que apareció no y cultivados por esa Señorita que viste de traje azul
por estudios, sino bajo los dientes de las retroexca- y que se corona ella misma de flores y se perfuma en
su tocador interminable, etc., etc. El quinto libro,
vadoras que preparaban la tierra rural para conver-
el coro interminable de cantos. El sexto libro, ese
tirla en suelo de expansión urbana.
bello jardín de la zoología montés. El séptimo libro,
oír atentamente esa charla que forman los arroyos
Tenemos aquí entonces tres espacios: una casa en de agua en el bosque, lo que me parecía un concierto
pleno centro de Bogotá, una posesión comunitaria en de niños que van de embeleso en embeleso. El octavo
libro, el idilio. El noveno libro, el verdadero libro de los
extramuros y una finca en el límite urbano-rural, tres
amores, porque no es el Secretario de los amantes,
espacios que conforman un panorama de siembras
etc. El décimo libro, estudiar ese libro del regla-
citadinas. Es decir, una propuesta de ciudad rural, mento armónico que tiene esa Señorita, con el nombre
una ciudad productora de alimentos que no entra en «La Naturaleza», en el Palacio de sus tres reinos. El
la tradicional oposición urbe / campo que aprendimos undécimo libro, de la agricultura y quienes son los
desde el colegio. dueños de esa agricultura, es decir, los consumidores,
etc. El duodécimo, el libro de la ganadería montés. El
decimotercero, el libro de la Higiene. El decimocuarto,
Y, como se ve en las entrevistas, en esta propuesta la Metafísica, razones supremas del mundo que se
de ciudad rural lo determinante es la unión de pensa- encuentra en este libro. El decimoquinto, la Ontología,
miento y práctica. El pensamiento de estos tres culti- la que señala o investiga el ser en general y sus atri-
vadores, tal como el de Quintín Lame, es de una poesía butos inmediatos, etc. Y qué diré de ese libro llamado
sin par, sea por las imágenes que crean sus palabras la Lógica, que fue la llave de mi conocimiento.
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
o por la vida que crean sus manos. Su labor y sus
Manuel Quintín Lame
espacios llenan de sentido a quienes nos acercamos a
ellos, no solo porque necesitamos la comida, el aire y el
agua que crean sus cultivos, sino porque necesitamos Elena Villamil
la libertad que solo es posible cuando hay muchas y Con el tiempo, María, he visto que la tierra, las plantas
muy diferentes formas de vivir. Ellos muestran que hay me hablan, por el trato que tengo con ellas, ellas con-
otras formas de sostenerse, de producir y de apren- migo. Yo no digo que les hablo de palabra, ni ellas a mí,
der, aún en la ciudad que parece moverse siempre en pero sí en el pensamiento. Cuando las estoy tocando,
una sola dirección, la de las transacciones comerciales, me dicen «es por acá, por este lado, tiene que hacer
y que tiene que haber espacio, sagrado, para estas esto», ellas son las que me guían sobre lo que tengo que
otras formas de vida: «lo que es sagrado no es solo el hacer en la huerta. Empecé a darme cuenta —creo que
cementerio indígena de Usme», dice Jaime Beltrán; «lo de unos cinco años para acá— de que les preguntaba:
que es sagrado es el territorio rural». «guíenme, enséñenme cómo es», sobre todo a la tierra.
183
Huerta de Elena Villamil. Foto: Ivonne Merchán.
quiere estarse. Ahí está lo que la quinua me enseñó: la semilla del aguacate y echarla en la tierra es una
ella no se da bajo el invernadero; la quinua solamente cosa maravillosa, y me di cuenta de que si la pico bien,
se da afuera, debajo del plástico no bota el grano, no es difícil, es fácil, la pico y la meto en la tierra,
el palo sube alto, pero no bota el grano. En cambio donde tengo sembrado, la semilla de aguacate; ella
afuera es una divinidad. hace que la tierra no se apriete tanto, ayuda a que
la tierra esté suelta, y se va desintegrando ahí, en la
Toda la vida me han dicho que soy muy terca, pero yo tierra. Lo mismo que cojo la lechuga que se ha dañado,
agradezco esa terquedad, porque digo «¿y si yo lo levanto la tierra y la echo, y voy a los quince días y
puedo hacer de otra manera?». Por ejemplo, me dijeron eso está hecho tierra… tierra, tierra, tierra.
que no se le puede echar ni limón ni naranja al compost.
Ningún cítrico. Ahí dije: «vamos a ver». Porque pensaba Comencé a sembrar porque yo tenía el restaurante
yo… «¿las lombrices tienen dientes para saber que tal o acá en la casa, y siempre he tenido la inquietud de
cual cosa no les gusta?», y cuando quedé sola dije «no, los residuos de la cocina, siempre, siempre. Digamos
voy a ensayar, y si las mato pues qué tristeza». Y no, hollejos o cáscaras, desde que llegué a esta casa los
María, la fruta es de las cosas que más les gustan a las enterraba en el patio. Pero yo no sabía lo que estaba
lombrices. Todo lo que sea fruta a la lombriz le fascina, haciendo, no sé por qué ese instinto, lo que no quería
lo único que uno tiene que hacer es picar, picar y nada era sacarlo a la basura, no darle más a Doña Juana.
más. Yo echo las cáscaras de los mamoncillos —cuando Y luego Miriam vino aquí, la persona que la trajo a
tengo la oportunidad de comerme un mamoncillo—, las sumercé, y ella me dijo «Elena, usted con este patio,
semillas del aguacate, María, me di cuenta de que picar con un restaurante, ¿por qué no cultiva?», y yo le
184
Elena Villamil. Foto: Óscar Moreno.
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
decía «¿puedo?». Ella me dijo que probara al menos con en ochenta productos diferentes, aunque no puedo
maíz y tomate, y me enseñó. Y cuando me di cuenta de tener frutales, por el espacio, pero conozco alguien
que sí se podía dije «no, tengo que recurrir a alguien que tiene frutales en un espacio de 100 m2, acá en la
que me enseñe». Fue entonces cuando acudí a la iglesia ciudad, en el Bulevar Niza. De modo que el límite está
de acá, la de la Perseverancia y le conté al párroco, es en la mente, porque si no, logramos muchas cosas.
y él tenía también la misma idea. Así que él fue al Sena
a solicitar el curso de agricultura urbana; fuimos de Lo que más se da es la hortaliza, hoy precisamente
buenas porque nos visitaron. El agrónomo, Alberto estaba arreglando una cama y lloré, María, porque
Mogollón, dijo qué chévere, porque aquí en el patio encontré un poco de papa en la parte de abajo, o sea
podemos hacer las dos clases de agricultura, la tradi- que esa papa que hoy saqué ya es papa limpia, ya es un
cional (la de campo, en suelo) y la otra, la agricultura proceso de papa orgánica, y lo logré, y de alverjitas
urbana, en la que partimos de cualquier sitio, de cual- que eran ya van engrosando más.
quier espacio». El párroco prestó un patio en la parte
de atrás de la iglesia, y ese patio lo encontramos con Esa papa me la dio el Jardín Botánico; escogió a unas
cemento, entonces él propuso reciclar madera y hacer cuantas personas y a mí, que me dio tres varieda-
camas de huerta. Empezamos en 2007, los primeros dos des. Humberto, el agrónomo de Pasto, la familia es de
años con el Sena. Ya llevamos diez en total. custodios de semillas, y él le donó al Jardín Botánico
54 variedades. A mí me dieron papa huevo de indio, roja
Yo llevo en un cuaderno anotados los productos y una pastusa. Me las dieron gruesas, me las dieron
que he tenido, María, y en estos diez años ya voy bonitas, yo las he venido sembrando acá. Las primeras
185
Huerta de Elena Villamil. Foto: Ivonne Merchán.
que salieron eran alverjitas, pero eso lo he sembrado y en un pequeño espacio, entonces para la gente venir
y vuelto a sembrar, y hoy encontré una más gruesita, aquí es algo increíble, y lo ven a uno como una plaza de
tanto que se la di a una niña que estaba trabajando mercado: «¿pero usted vende zanahoria, tomate, cabe-
conmigo. Toda la gruesita que saqué, como una librita, zona?», y yo les digo «no, mire que la verdad yo estoy
se la di a ella y yo dejé mis pequeñitas para volverlas a produciendo casi solamente para mí, para mis hijas que
sembrar. Porque es más que justo que la persona que llevan, pero yo en este momento estoy más concen-
venga y le ayude a uno, que dona su tiempo, coma de trada en la semilla, en producir semilla». Por ejemplo, el
acá, María. otro día hablaba con Édgar, del Jardín Botánico, y él me
dice, «Elena, la semilla de acelga se nos puede demorar
Yo siento que trabajar la tierra me puso más los pies hasta tres años», y yo le digo, «bueno, Édgar, tranquilo,
sobre la tierra, perdone que llore, pero es que esto yo me espero esos tres años». Y esa es la otra cosa
me emociona, esto no ha sido más que bendición, que agradezco todos los días: sembrar, María, poner
bendición y bendiciones. Ha sido diferente María, ha una semilla. Uno todos los días quiere vivir el mañana y
sido muy diferente saber que la gente me tiene que el mañana, por esperar ese fruto.
aceptar y que yo acepto a la gente, eso es algo muy
bonito. Una belleza, María, la relación con la gente que Todos los días en la huerta, todos los días en la
todavía no sabe que esto se puede hacer en la ciudad, huerta, desde que no tenga una salida temprano o
186
ayudarle a alguien. Hoy no he salido en todo el día, proyecto, no volvemos». Lo visitan a uno de vez en
porque la cama de afuera estaba con lo que mucha cuando, pero para trabajar no.
gente llama maleza, que es «bueneza», y eso lo tenía
que recoger, entonces resulté sacando la tierra, dán- También los jóvenes, van y vienen, pero hartos, hartos,
dole todo el volteo, y todo lo que recogí lo picamos hartos, así que estoy agradecida con la vida, con el
con la niña que vino y lo echamos de primeras en la universo por esto; hartos, no me pasa un día en que no
cama, y volví y metí la tierra, y aboné a mi manera con venga una persona acá o no llame.
cáscara de huevo, con cascarilla, con ceniza, de esa
manera volví y arreglé la cama. En cocina, creo que nada he inventado, porque la
naturaleza da todo, lo único que he hecho son mez-
Estoy desde las seis de la mañana, y no es pesado, para clas, que me han salido muy bien. El chontaduro me
mí no lo es. Esta niña me decía «oiga, Elena, pero usted puse a secarlo, lo convertí en polvo y simplemente
trabaja muy duro» entonces le digo «mamita, pero este tenía unos ajíes secos míos, los mezclé y eso fue
es como mi gimnasio, ¿no?». Hoy eché pica, azadón, cerní algo maravilloso. Lástima que el chontaduro aquí no
la tierra, pero es el ejercicio que yo hago, ahora más se da, pero yo creo que nadie había comido chonta-
tardecito me doy un baño con agua caliente y ya. duro picante. Los helados, las mermeladas de verdu-
ras, el tahine de guatila, de cubios, de berenjena, el
Quisiera ser una profesora porque realmente me doy paté de quinua, riquísimos. El ajiaco vegano de quinua
cuenta de que no soy una solución si vendo comida, con crema de leche de almendras, la mayonesa de
pues impido que la gente siembre, y lo que yo quiero almendras, el pan. Una señora que puso un negocio
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
es que la gente lo haga. en Patios vino a aprender a preparar tres tipos de
panes para tener en su casa; de quinua, de amaranto
Lo que aconsejo siempre, desde que tengo esta expe- y de ajonjolí. Yo se los enseñé.
riencia, es que por grande que sea el espacio no nos
vayamos en todo, porque no podemos cambiar la vida Si la gente quiere aprender, siempre le digo que aquí
de la noche a la mañana y echarnos encima una cantidad estoy. Cómo no se lo voy a enseñar a la gente este
de trabajo, sino que aprendamos en un espacio peque- conocimiento, si lo he tenido por la Madre Tierra.
ñito, y nos vamos extendiendo la medida que vamos
pudiendo y según la necesidad. Por ejemplo, si ya pude Es que le digo algo, María, el otro día arreglando una
con lechuga, entonces voy a sembrar cilantro, ¿sí? cama alta sentí la sensación, las ganas de convertirme
en una lombriz para moverme en esa tierra, es que es
Las personas van y vienen. Rosita ha perdido mucho tan divina, tan divina, tan divina la tierra.
el ánimo, yo la invito, pero ella ya no dice que va a ayu-
***
dar. Agustín me dijo: «Elena, el día en que yo me pen-
sione, no vuelvo», y así lo hizo. Lucila me dijo: «Elena, me
En todas partes donde he estado he pro-
siento cansada y esto es pesado, no vuelvo». Bueno, puesto la creación de escuelas, la construcción
está bien. Pero igual todos ellos hicieron pequeñas de locales, el arreglo de los caminos, la lucha
huertas en sus casas. por las carreteras, por puentes y por todo
aquello que le hace falta a la comunidad. En eso
Y los proyectos, María, yo siempre cuestiono eso yo soy incansable; yo creo que en los treinta
años que le he dedicado a las peticiones, en
porque como hasta plata llegaron a darnos, uniforme,
documentos y memoriales he reunido como dos
botas, guantes… Hoy en día, no lo hay, ya no hay esas arrobas de papel.
cosas, los paseos, los almuerzos, ya no hay esas
cosas, entonces la gente dice «Ay no, si ya no hay Juan de la Cruz Varela
187
Jaime Beltrán. Foto: María Buenaventura.
Jaime Beltrán En la finca hay siembra de árboles, de fresa, de hor-
Siempre me ha parecido que ser campesino es ser una talizas; hay abejas, producción pecuaria con cerdos,
persona más, un individuo más, que vive en un territo- gallinas, ovejas, vacas, conejos; todo en un sistema
rio y que tiene unas actividades propias. Un día mío es orientado a la conservación ambiental, que lo definimos
muy diverso; levantarse, ayudar a hacer unos oficios, como producción agroecológica.
ver las vacas, ver algunos animales, orientar la admi-
nistración de las labores diarias y atender de pronto En la casa hacemos transformación de productos, de
cuestiones sociales, participar en reuniones, estar lácteos. La hija se dedica a hacer la transformación,
pendiente del teléfono, de llamadas, de consultas, porque somos una familia pequeña, somos apenas papá,
o de llamar para sugerir también a las instituciones; mamá, hija y, hoy en día, nietos, pequeñitos. Todos
es una mezcla de una actividad diaria alrededor de la estamos en la actividad cooperada. Los productos
producción, lo social y alrededor de la casa. que se hacen aquí se venden a consumo familiar y
otros, como el queso, se venden a tiendas o panade-
El trabajo social que hago se va dando paralelo al rías para su producción.
trabajo de la finca, con mucho sacrificio, porque uno
ha generado una protección del territorio desde hace Ahora estamos también en un proceso de instalación
muchos años. Creo que lo heredamos de los abuelos, de panales, mirando que las abejas son benéficas para
de los padres. Hoy algunos hemos logrado mante- la polinización de la fresa y de la mora, y creo que
ner esa herencia de la protección del territorio y la las abejas, además de servirnos a nosotros, le van a
conservación ambiental, entonces cada día avanza- servir a la región.
mos —aún con los errores que hemos cometido— para
recuperar estos espacios, lo que en últimas es una Aquí en el campo los conocimientos se desarrollan
necesidad y una obligación de los ciudadanos. aprendiendo-haciendo. Desde muy joven, desde muy
188
niño, al lado de mi papá, me tocaba salir a acompañarlo alimento a los pájaros, y hay que tenerlo ahí», entonces
a mirar las vacas, y yo jugaba por ahí, salir a ver cómo lo sembraba por curiosidad, porque le gustaba, porque
estaban sembrando las habas, las papas, los cubios, el sabía que eso como que adornaba la finca. Él tenía esa
trigo, estaba viendo todo el tiempo. Ya cuando tenía costumbre y también sembraba árboles maderables:
por ahí seis, siente años, ayudaba a arreglar semillas, «hay que sembrarlo porque en el futuro vamos a nece-
ayudaba a taparlas, a regar abono, a verlas crecer. sitar postes». Pensaba en todo, pensaba en la leña que
se necesitaba para la casa, si tumbaba un árbol pues
Hoy en día los nietos ya ayudan a ver las gallinas, a se decía que tenía que sembrarlo porque mañana se
recoger los huevos, a ver la hortaliza, a cosechar la necesitaba más leña y se necesitaba también que las
fresa; están mirando las abejas, los cerdos, están en aves tuvieran dónde anidar.
la misma sintonía, se recrean haciendo y ahí recreán-
dose haciendo van aprendiendo. Esto es como el que estudia una carrera y se siente
satisfecho, se siente identificado, se siente que es lo
Aquí hay unos árboles que tienen bastantes años de propio, es estar uno al lado de quien conoce, de quien
sembrados, mi papá los tenía en el borde de la finca. tiene mucha experiencia y dice: «esta planta se pro-
Nosotros venimos de una zona mucho más alta que es duce por semilla, de esta se puede sembrar una estaca
por allá del sector de la vereda de La Unión, que está y ahí nace un árbol», y también uno con el tiempo va
a más de tres mil metros de altura, y cuando llegamos generando unos modos de investigación y de observa-
aquí seguramente la zona era un poco más defores- ción, va haciendo y va mirando y va investigando y se
tada, y él sembró algunos árboles alrededor de la finca van dando las cosas.
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
y trajo esos conocimientos que tuvo allá en la zona
más alta, casi en zona de páramo, y decía «aquí hay que En 2012 que fui invitado al VI Foro Mundial de la ONU
sembrar un tíbar; un tíbar es muy bonito y eso le da Hábitat, en Nápoles, presenté la tesis de la relación
Jaime Beltrán con un grupo de visitantes. Foto: Óscar Moreno.
189
Vista de Bogotá desde Usme. Foto: Óscar Moreno.
campo-ciudad, que cogió también mucha fuerza y eso ha rurales. Por eso desde las comunidades hemos pro-
ayudado a que los administradores, la gente y la aca- puesto un Pacto de Bordes al Distrito. Creamos la
demia comiencen a pensarse que existen también unos Mesa de Concertación de límite urbano rural como
territorios más allá de esas cuatro paredes en la ciudad. una intervención de las comunidades hacia el Plan de
Ordenamiento Territorial que se adoptó por el año
Pero es bastante difícil. Las administraciones real- 1998, para orientar y sensibilizar al Distrito sobre el
mente no tienen sino conceptos de ciudad urbana, y tema de la no expansión urbana, ya que se arrasa-
nosotros somos también ciudad, pero rural, nosotros ría con muchas tierras agrícolas y con muchos temas
hacemos también parte de Bogotá, la Bogotá rural. ambientales y de cultura campesina.
Algunos administradores tienen esa sensibilización, o
más bien conocen, no es que sean sensibles, sino que El límite propuesto por las comunidades es la quebrada
entienden que otros territorios son importantes para Fucha, como un referente físico y ambiental. Hacia el
la misma ciudad, y eso ha sido algo que nosotros los sur de la quebrada debería comenzar el territorio rural,
campesinos les hemos estado repitiendo, repicando y proponemos que se adopte como rural ya con lo que
a esos funcionarios, que nosotros también hacemos tenemos en este momento, con los equipos que hay, con
parte del desarrollo y se nos debe tener en cuenta los edificios que hay, con la vivienda de interés social
para la economía de la ciudad. que hay, con lo que hay, para buscar la reglamentación
de lo existente. Y hacia el norte de la quebrada Fucha
Pero llaman «desarrollo» simplemente a crecer la ciu- proponemos que, si se desarrollan proyectos como Tres
dad, crecer con viviendas, lanzar vías, no se planea Quebradas, que sean de baja densidad, para crear una
ni se investiga ni se tienen en cuenta los territorios transición entre lo urbano y lo rural.
190
La relación campo-ciudad implica que la oferta de Son territorios que corresponden a una relación de
servicios que tiene la ciudad —institucionales, acadé- páramos, de cuerpos de agua, de lagunas, que son ele-
micos, de ropas, de algunas necesidades que tenemos mentos sagrados que hacen que funcione la vida misma
que cubrir aquí en el campo— realmente se pon- en las ciudades, entonces el encuentro fue muy emo-
gan en función de los campesinos, que se sienta esa tivo, muy importante, y hoy estamos haciendo grandes
correlación. En suma, la oferta institucional también esfuerzos porque los administradores entiendan qué
debe estar orientada al servicio del campo. Y lo que es eso, qué es la cultura campesina, y qué es campo, y
el campo le puede ofrecer a la ciudad es servicios cuál es su importancia.
ambientales: agua, productos ecológicos, los prime-
ros anillos de abastecimiento de alimentos y la cultura Investigan los extraños restos hallados
en un lote de Usme
campesina. En últimas las ciudades se forman alrede-
Los centenares de huesos, pedazos de cerá-
dor o dentro de las culturas campesinas, y eso es muy
mica, barro y madera quedaron al descubierto
importante para toda ciudad. en la antigua hacienda El Carmen de Usme, ubi-
cada en el barrio Oasis de Usme.
También somos escenarios de aprendizaje para muchas
universidades o entes académicos de investigación. Los primeros restos comenzaron a verse
luego de que contratistas de la empresa
Entonces el campo puede convertirse en espacio de
Metrovivienda del Distrito empezaron a hacer
estudio, porque todo el mundo debe entender que,
movimientos de tierra con retroexcavadoras,
alrededor de un municipio, de un casco urbano, hay para adecuar el camino hacia ese lote donde la
campo, y que es necesario, y que siempre ha sido un entidad construirá el proyecto de vivienda de
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
espacio de investigación y de prácticas. interés social Usme Futuro.
191
192
Necrópolis de Usme en 2011, general y detalle. Foto: María Buenaventura.
interés arqueológico y así descartar que fue- indígenas de mi raza de la tierra Guananí:
ron restos enterrados en una fosa común. muerta, desposeída, débil, ignorante, analfa-
El Tiempo, 20 de marzo de 2007 beta, abandonada, triste.
Manuel Quintín Lame
El ICANH declara nueva área arqueológica
protegida
Colombia cuenta a partir del 8 de junio con una José Ney Pulido
nueva área arqueológica protegida. Se trata de El barrio se llama Puertas del Sol 1. Hace unos doce
«La Necrópolis de Usme», hallazgo que consti- años, no tengo muy claro el tiempo, era un botadero
tuye una joya histórica y que aportará nuevos de escombros y de muertos. Entonces lo que decidió
conocimientos sobre el país. la comunidad fue embellecer el sitio y decirles a los
ICAHN, 9 de junio de 2014
violentos que basta, que eso había que recuperarlo.
Lo pensamos con un grupo de mujeres y la junta de
La ciudad está buscando venir aquí, a partir de los
acción comunal. En este momento hay seis personas,
acuerdos de paz que generaron bajar el conflicto.
analfabetas, personas de tercera edad y personas que
La gente comenzó a venir a los campos de Usme y
han llegado porque se han sentido identificadas con el
Sumapaz, entonces el turismo campesino puede ser
proceso, a través de las capacitaciones que se dan allí,
una alternativa económica para apoyar las necesidades
a través de ser sensibles con lo del medio ambiente,
que se tienen en las viviendas. Sin desconocer que no
es algo en común. Llegar al sitio es mágico, la gente
nos podemos enfocar en el tema del turismo y dejar de
se digna a ayudar a que esto se vea cada vez mejor, y
lado la producción agrícola y pecuaria, se tienen que
ahorita han visto el fruto de estos trece años que han
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
mantener, conservar, proteger, dinamizar. Pero todo
pasado en el respeto que la comunidad siente frente a
está en proceso; lo veo bien, pero hay que trabajarlo
ese sitio, que lo tiene como a un santuario.
mucho para que realmente sea turismo administrado
por campesinos, que vincule a las familias campesinas,
La idea surgió porque ya estaban cansados de tanta
para que sean los que obtengan recursos y no seamos
violencia y de tanta tiradera de muertos y de basura,
servidores de unas empresas que de pronto lleguen a
cada vez más, sobre el antejardín de las casas. Y el
prestar el turismo masivo.
gobierno asignó ese sitio como un polideportivo, pero
no había hecho intervención, sino simplemente unas
Me ha gustado mantenerme en la región, porque, además
canchas, y lo había abandonado. Así como son las cosas
de ser uno de origen campesino, me parece que tiene
de este país: lo hace el político de turno, y luego dejan
unas condiciones de tranquilidad, unas condiciones
las cosas a medias. Entonces la gente decidió hacerle
mucho más limpias, unas condiciones sociales más sanas.
un alto: «ya, esto es de nosotros, debemos luchar por
Eso también hace parte de tener calidad de vida; no
ello, empoderarnos de este pedazo y dar un ejemplo».
solamente la plata, sino realmente el bienestar.
193
Badeas en la hectárea recuperada. Foto: José Ney Pulido.
que ya tenían, simplemente reforzando el conocimiento, dentro de un aula y no en las calles. Así fue el reco-
las tecnologías, pero nunca enfrentarla como se ha rrido, así entré yo acá al Distrito.
enfrentado acá en el Distrito; acá ya es a otro nivel.
El Distrito está formado por las Comunas 13, 14 y 15,
Desde antes, eso sí, trabajaba con la Fundación y comprende varios barrios. Nosotros estamos ubica-
Nacederos, que nace de la iniciativa de catorce chi- dos en Puertas del Sol, en Mojica, en Barrio La Paz, en
cos que nos vimos preocupados al ver la población Alfonso Bonilla, en Comuneros II y en El Poblado.
de seis, siete años, con revólver bajo su cintura, al
vernos preocupados por esta gente y que la situación La situación económica, el abandono del Estado en el
no alcanzaba para darles comida, decidimos coger los que está a la población, simplemente por el desplaza-
niños que estaban por ahí en las calles y darles clase miento, simplemente por no prestarle el servicio de
en los andenes de esas calles que apenas se esta- salud, de bienestar a la población infantil, a los de la
ban formando, te hablo ya de hace unos 23 años, en tercera edad, es algo difícil. El gobierno simplemente
el Barrio Mojica. Empezamos dando clases de mate- les dice «vea, tenga esta mesada», y vuelve a la gente
máticas y de inglés. A la iniciativa la llamábamos «La perezosa, porque la vuelve dependiente de un sueldo,
calle es nuestra», y hacíamos bulla, con tambores, dependiente del Estado. Entonces degrada más su
tarros, tapas, diciéndole a la gente, a los chicos, a calidad de ser, su calidad humana.
todo mundo, que salieran a pintar la calle, a decirles a
los violentos «esta zona es de nosotros, respeten», Yo soy técnico en producción agropecuaria. ¿Cómo lle-
haciendo dibujitos en las calles y dándoles enseñanza gué ahí? Yo vendía pulpa de fruta en la galería de Yumbo
también a los niños, porque era la finalidad, rescatar y siempre me causaba curiosidad ver tanta cáscara de
niños de esta edad. Luego llegaron unos holandeses, fruta, la veía siempre en el contenedor de la basura y
se enamoraron de esta labor que hacíamos, y nos decidí un día interesarme por qué hacer con esas cás-
regalaron dos lotes para que nosotros enseñáramos caras. De ahí me interesó el tema de la agricultura más
194
Comunidad de la hectárea recuperada. Foto: José Ney Pulido.
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
a fondo y cursé Técnica en Producción Agropecuaria en Es como un asunto de empoderarme y escoger lo que
el Sena de Tuluá. De ahí pasé a tener la curiosidad: «yo es mío; nadie me lo puede quitar. No es la seguridad
quiero más efectividad en mi cultivo, yo quiero echarle alimentaria del Estado, que es eso, un establecimiento.
buena agua», y cómo cultivar agua (porque el agua
también se puede cultivar). Entré a ver un tecnólogo En este momento estamos sembrando hortalizas de la
en Agua y Saneamiento y, para complementar esas dos, canasta básica: tomate, pimentón, lechuga, cebollín,
entonces estoy haciendo una especialización que se berenjena, pepino, tomate cherry. Y tenemos frutales,
llama Producción y Consumo Sostenible. como la badea, la guayaba, el maracuyá, la manzana.
Tenemos ornamentales, que son árboles como el samán,
Pero los primeros pinos como cultivador fueron en la el guayacán, el chiminango, estas son especies que
casa de la abuela. Yo viví con mi abuela Flor hasta los estamos recuperando.
catorce años, en Yumbo, en el barrio Fray Peña, ahí viví
toda mi niñez. Ella sembraba lo que era el cilantro y nos En la huerta son seis personas y otras seis en gas-
ponía a nosotros los nietos a recoger, a arrancar el tronomía. Somos un equipo de quince, trece personas,
cilantro de la tierra, a amarrarlo, a hacer bolsitas de pero alrededor somos ciento veinte personas que nos
almidón de yuca con papel periódico y llevarlo a la gale- estamos beneficiando de las capacitaciones, de las
ría en las espaldas o en los cajones que en ese entonces huertas familiares y las comunitarias, porque Huertas
mi hermano y yo teníamos. Íbamos a la galería a venderlo. pal barrio también está en Puertas del Sol y en Yumbo,
en una granja en el urbano y en casa del maestro
Lo hacía como tarea de la familia, mas no lo veía como lo Pizarro, maestro de artes plásticas, donde se enseña
veo ahora, como libertad alimentaria. No me había dado a la comunidad a hacer pan de soya y pan de plátano.
cuenta de lo que significaba la agricultura. Mi abuela
decía: «el que tiene el conocimiento tiene el poder», y En gastronomía estamos preparando un dulce con
es la verdad: el poder de decidir, de tomar decisiones. guatila o cidra papa, que tiene en la finca uno de los
195
José Ney. Foto: Huertas Pa'l Barrio.
señores que están con el proyecto. Él les pasa este hecho porque ha colocado su negocio y de eso está
insumo a las señoras, que son seis, y ellas viven de la viviendo, de lo que aprendió. Dicen que se sienten muy
ensalada y del postre de papa cidra. También viven bendecidas, muy afortunadas de este proyecto, muy
de zapallo, de ají, de pimentón, en fin, lo que se saca privilegiadas al tener este conocimiento y pasarlo a su
de nuestra huerta estas seis señoras lo procesan en familia.
volúmenes grandes y así subsisten sus seis familias. Y
el resto es autoconsumo para las otras seis personas Nosotros damos soluciones, actuamos en comunidad,
que están a cargo de la huerta. Y de ahí sacan para nos empoderamos de lo que creemos. Esto va en la
su familia, o le venden al vecino, o hacen el trueque. sangre: cuando tú ves la necesidad de decir «alto,
Todavía no lo hemos empezado como una empresa, ya». Uno es líder creo que de nacimiento; busca estar
porque no tengo el recurso, en este momento lo estoy brindando una solución, mitigar la guerra de hambre, de
gestionando. La meta mía es organizarnos muy bien allí. agua, de poder, tenemos pocos años para tratar de
organizar este planeta loco en el que estamos.
Las personas que participan de la huerta dicen
que prácticamente les ha cambiado la vida, por-
que, primero, valoran más lo que consumen, porque
siendo lo que son, son lo que comen también. Hay
una señora que decía que el diablo y la carne eran
uno solo, y ella estaba casada con la carne, y aho-
rita que está comiendo sano, que está comiendo una
carne de lenteja con maní y garbanzo, dice que la vida
le ha cambiado y ella ha puesto eso como un nego-
cio, y es un ejemplo para mí, doña Marta, porque ella
ha demostrado que la carne se puede dejar y lo ha
196
197
ERRATA# 18 | ENTREVISTA
LA NATURALEZA
NO ES MUDA
Eduardo Galeano
Semanario Brecha, Montevideo, 18 de abril del 2008
El mundo pinta naturalezas muertas, sucumben los bosques naturales, se derriten los
polos, el aire se hace irrespirable y el agua intomable, se plastifican las flores y la
comida, y el cielo y la tierra se vuelven locos de remate.
Y mientras todo esto ocurre, un país latinoamericano, Ecuador, está discutiendo una
nueva constitución. Y en esa constitución se abre la posibilidad de reconocer, por
primera vez en la historia universal, los derechos de la naturaleza.
La naturaleza tiene mucho que decir, y ya va siendo hora de que nosotros, sus hijos,
no sigamos haciéndonos los sordos. Y quizás hasta Dios escuche la llamada que suena
desde este país andino, y agregue el undécimo mandamiento que se le había olvidado
en las instrucciones que nos dio desde el monte Sinaí: «Amarás a la naturaleza, de la
que formas parte».
En los hechos, no son pocos los que siguen sin derechos, pero al menos se reconoce,
ahora, el derecho de tenerlos; y eso es bastante más que un gesto de caridad de los
amos del mundo para consuelo de sus siervos.
Reducida a mera fuente de recursos naturales y buenos negocios, ella puede ser
legalmente malherida, y hasta exterminada, sin que se escuchen sus quejas y sin que
las normas jurídicas impidan la impunidad de sus criminales. A lo sumo, en el mejor de los
casos, son las víctimas humanas quienes pueden exigir una indemnización más o menos
simbólica, y eso siempre después de que el daño se ha hecho, pero las leyes no evitan
ni detienen los atentados contra la tierra, el agua o el aire.
198
Suena raro, ¿no? Esto de que la naturaleza tenga derechos... Una locura. ¡Como si la
naturaleza fuera persona! En cambio, suena de lo más normal que las grandes empre-
sas de los Estados Unidos disfruten de derechos humanos. En 1886, la Suprema Corte
de los Estados Unidos, modelo de la justicia universal, extendió los derechos humanos
a las corporaciones privadas. La ley les reconoció los mismos derechos que a las per-
sonas, derecho a la vida, a la libre expresión, a la privacidad y a todo lo demás, como
si las empresas respiraran. Más de ciento veinte años han pasado y así sigue siendo. A
nadie le llama la atención.
Gritos y susurros
Nada tiene de raro, ni de anormal, el proyecto que quiere incorporar los derechos de
la naturaleza a la nueva Constitución de Ecuador.
ERRATA# 17 | Editorial
mientras la familia Chevron-Texaco continuaba contaminando el mundo.
Pero las heridas abiertas en el cuerpo de Ecuador por la Texaco y otras empresas
no son la única fuente de inspiración de esta gran novedad jurídica que se intenta
llevar adelante. Además, y no es lo de menos, la reivindicación de la naturaleza forma
parte de un proceso de recuperación de las más antiguas tradiciones de Ecuador y
de América toda. Se propone que el Estado reconozca y garantice el derecho a man-
tener y regenerar los ciclos vitales naturales, y no es por casualidad que la asamblea
constituyente haya empezado por identificar sus objetivos de renacimiento nacional
con el ideal de vida del «sumak kausai». Eso significa, en lengua quichua, vida armoniosa:
armonía entre nosotros y armonía con la naturaleza, que nos engendra, nos alimenta y
nos abriga y que tiene vida propia, y valores propios, más allá de nosotros.
Esas tradiciones siguen milagrosamente vivas, a pesar de la pesada herencia del racismo
que en Ecuador, como en toda América, continúa mutilando la realidad y la memoria. Y no
son solo el patrimonio de su numerosa población indígena, que supo perpetuarlas a lo
largo de cinco siglos de prohibición y desprecio. Pertenecen a todo el país, y al mundo
entero, estas voces del pasado que ayudan a adivinar otro futuro posible.
199
a:dentro EL FIN DE LA
EXCEPCIÓN
HUMANA
Fundación Gilberto Alzate Avendaño (FUGA), Bogotá.
8 al 30 de septiembre de 2016
200
eterno sueño que nos ha hecho creer que la humanidad mito de la excepcionalidad de los humanos y llevar a
tiene un lugar especial en el mundo, en el universo. cabo un concienzudo proceso de desacreditación
del antropismo serían el inicio del reconocimiento de
Pero, ¿de dónde nace esta postura tan romántica?, la importancia de lo viviente y, quizás, la garantía de
se preguntarán algunos. Pareciera que esta preocu- una proyección a futuro que, desde otras maneras de
pación se quiere enfrentar a una tarea titánica: la de habitar y de vivir, les den oportunidad a las múltiples
transformar un modus operandi humano que ha privi- formas de vida que amenazamos» (Lozano 2016).
legiado los procesos de producción masivos, la ilusión
de felicidad que produce la satisfacción del consumo Lo anterior me hizo recordar un pasaje del libro El
desmesurado, la explotación de la vegetación, los ani- manifiesto romántico, escrito por la filósofa Ayn Rand,
males (en oposición a los humanos), las montañas y los en el que afirma que el mayor logro del arte ha sido
afluentes; o, como lo llamarían algunos entusiastas de el romanticismo; aquel movimiento artístico que data
la economía, el aprovechamiento de los recursos natu- de principios del siglo XIX y cuya característica más
rales o de la naturaleza como materia prima, por encima obvia es la de la emoción. El romanticismo, según la
de la posibilidad de establecer una relación horizontal definición de Ayn Rand, es una categoría basada en el
con el medio ambiente, de convivir armónicamente con reconocimiento del principio según el cual el hombre
las otras especies que, al igual que nosotros, habitan posee la facultad de la voluntad. Y es precisamente
nuestro planeta y tienen sus propios derechos. en ese sentido que la propuesta curatorial de Ana
María Lozano podría considerarse como una apuesta
Desde hace varios años, Ana María Lozano despertó romántica. Esta tiene un gran valor no solo como una
ERRATA# 18 | A:DENTRO
un interés profundo por el paisaje y sus relaciones propuesta que enuncia una visión sobre la naturaleza
con la narración de nación; la fotografía y la repre- del arte, sino como un planteamiento trascendental,
sentación del otro; las relaciones entre humanos y al desear despertar en los otros un sentimiento y
no humanos y las narraciones de la historia del arte. respeto profundo por cada uno de los seres vivien-
Así mismo, ha desarrollado una pasión por los viajes, tes —sintientes—3 que comparten este mundo con
que la han llevado a visitar y recorrer diferentes nosotros. De ser esto posible, podríamos entendernos
regiones de Colombia, sintiendo una conexión espe- como una conciencia en expansión que resuena con
cial con los páramos. Como todo explorador, Ana María todo lo existente, desdibujando de esta manera la
se concentra en poner toda su atención en todo lo división de lo que consideramos humano y no humano.
que no es ella misma; escucha, contempla, atiende y Y para esto se requiere de voluntad, de esa facultad
registra sin la intención de dejar huella alguna sobre de decidir y cambiar nuestra conducta.
lo que llama su atención. Se podría decir que este es
un acto de generosidad, pues atiende lo otro con la Una exposición interconectada
simple intención de reconocer, entender y apreciar Con el ánimo de compartir sus preocupaciones y
el medio ambiente. Este ejercicio, que ha sido incor- reflexiones, Ana María decidió llevar a cabo una cura-
porado dentro de su cotidianidad, la ha llevado a que duría en la que invitó a participar a dieciocho artistas,
su práctica como curadora, docente y teórica tenga
un propósito contundente: reestablecer las relacio- 3 Ley 1774, 6 de enero de 2016 de la Presidencia de la
nes entre el humano y la naturaleza. En ese sentido, República de Colombia. «Art. 1. Objeto. Los animales como seres
para Ana María la práctica artística es fundamental sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra
el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o
como vehículo para hacerles entender a las personas
indirectamente por los humanos, por lo cual en la presente ley
la importancia de reconocer la enorme responsabi-
se tipifican como punibles algunas conductas relacionadas con
lidad que todos poseen sobre las distintas formas el maltrato a los animales, y se establece un procedimiento
vivientes. En sus propias palabras, «terminar con el sancionatorio de carácter policivo y judicial».
201
para que, desde sus diversas perspectivas, expre- lo existente. De hecho, el coloquio realizado en el
saran visual, audiovisual, espacial, sonora e, incluso, marco de la exposición se centró en las políticas que
gastronómicamente, sus posiciones en relación con la le otorgan derechos a la naturaleza, implementadas en
discusión planteada. las constituciones de Ecuador y Bolivia en 2008 y 2009,
en las que se propone la construcción social del «buen
La selección de los artistas se llevó a cabo a par- vivir» y el «desarrollo» como gestión política de la vida.6
tir de la gran afinidad que todos comparten por la
naturaleza: María Buenaventura (Observatorio de maíz, A continuación recojo parte de lo que fue la mues-
2014-2016), Beatriz Eugenia Díaz (Anticipaciones, tra, atendiendo a algunas propuestas de los artistas
2016), Colectivo 7 (Angélica García, Carlos Mario participantes.
Piragua, William Torres, Javier López, Leonel Fonseca,
William Marín y Gustavo Sanabria, Abismo sin sombra, Ofrenda, de Fabián Peña, nace de una serie de cami-
2016), Fabián Peña (Ofrenda, 2013-2016), Santiago natas que el artista realiza en los páramos. Para este
Díaz (Sedimento, 2015), María Elvira Escallón (Pequeño artista es vital recorrer y habitar estos territorios,
Museo del Aerolito de Santa Rosa de Viterbo, 2013- ya que a partir de la contemplación del lugar logra des-
2016), Óscar Leone (Dentroadentro, tercer movi- pertar una conciencia con relación a la diversidad de
miento, 2008), Alexandra Gelis (Espacios espinosos/ vegetación que allí se encuentra. Peña utiliza diferen-
dispersiones aleopáticas, de la serie Plantas migra- tes tipos de arcilla como medio para crear un paisaje
das, 2012-2016), Aníbal Maldonado (Dimensión de fra- en el que representa —de manera repetida— al fraile-
gilidades, 2013-2016), Edwin Monsalve (Extinción, 2016 jón, planta que él considera poderosa, pues su función
y Prototipos para una naturaleza rehabilitada, 2014), y tarea ambiental vital es la de almacenar el agua que
José Ismael Manco (Intercambio de semilla y pensa- capta de las neblinas que se forman en las cordilleras
miento, 2011-2016), Carlos Medina (Una segunda opor- andinas y, con ello, regular las fuentes hídricas. Su pro-
tunidad, 2016), Leonel Vásquez (Aguas Blancas, 2016), ceso plástico tiene como propósito acercar de manera
Pilar Santa María (Chachafrutos. Diálogos foliares, sensible a niños y jóvenes para que estos entiendan la
2016), Javier Morales (Proyecto SIGA, 2016), Paula
Montes (Malezas, 2006-2016), Viviana Salguero (Sin 6 «El 28 de septiembre de 2008 se ratificó por medio
título, 2015-2016) y Eulalia de Valdenebro (Cuerpo de referéndum la propuesta de nueva constitución que elaboró
la Asamblea Constituyente de la República del Ecuador. Es un
permeable II, 2013-2014).
hito histórico por varias razones, pero, sobre todo, porque no
se trata de «una» reforma más, sino de dar paso a la posibi-
Si bien cada uno de estos artistas tiene su propia lidad de «refundar» el Estado y la nación en la medida que se
perspectiva, es importante resaltar que todos con- recogen planteamientos que provienen de «formas de vida» de
vergen en un mismo ideal: contrarrestar el paradigma las ancestrales poblaciones indígenas y afroecuatorianas. Es
antropocéntrico4 a partir de un giro biocéntrico.5 la primera vez en la historia del Ecuador y Latinoamérica que,
en otras palabras, se procede a la aprobación de una cons-
Esta postura retoma la idea ancestral indígena del
titución que se basa en concepciones de vida y no exclusi-
buen vivir, del vivir en armonía y equilibrio con todo
vamente en tradiciones occidentales. […] Estos otros modos
de vida aparecen en el texto de la nueva Constitución con
4 El valor antropocéntrico tiene conexión con el hom- las expresiones «buen vivir» —en español— y «sumak kawsay»
bre como centro del universo y el uso de cualquier medio para —en kiwcha—, y constituyen el paradigma de vida hacia el cual
su beneficio personal. deberá orientarse el «desarrollo». El «buen vivir» o «sumak
5 El biocentrismo es un término acuñado en 1970 para kawsay» postula un reordenamiento general de lo que el término
designar a una teoría moral que afirma que todo ser vivo moderno «desarrollo» había querido expresar. En la medida que
merece respeto moral. Asociado en sus orígenes con la eco- desborda los límites de un proyecto meramente económico,
logía profunda, el biocentrismo pretende reivindicar el valor social o político, adquiere el carácter de paradigma regulador
primordial de la vida. del conjunto total de la vida. […]». (Cortez 2011)
202
Fabián Peña. Ofrenda, 2013-2016.
203
ERRATA# 18 | A:DENTRO
Colectivo 7, Abismo sin sombra, 2016.
importancia que tienen los ecosistemas paramunos en la El título de la obra nace de la incertidumbre y certi-
vida de los diferentes seres vivientes. dumbre de no saber qué iba a pasar con los pájaros.
Anticipaciones, de Beatriz Eugenia Díaz, parte de un Abismos sin sombra, realizada por el Colectivo 7
recuerdo nostálgico de la artista. Hace unos años (Angélica García, Carlos Mario Piragua, William Torres,
Beatriz Eugenia quiso hacer un retrato de Bogotá. Para Javier López, Leonel Fonseca, William Marín y Gustavo
ella, los sonidos de los pájaros que entraban por una Sanabria), consiste en un mural de gráfica en linóleo
de las ventanas de su vivienda reflejaban la Bogotá como dispositivo visual que alude a la especie animal.
que ella adora. Díaz recordó que en el 2006 registró La narrativa, que se constituye a partir de repre-
una serie de sonidos de pájaros, entre estos el canto sentaciones de aves, genera preguntas que aluden a
de los copetones. Luego se percató de que llevaba problemáticas tales como los desastres ambientales,
tiempo sin escucharlos porque no volvieron, lo que la la alteración y la pérdida del hábitat de diferentes
llevó a desear el regreso de los pájaros. Para esto, la especies de animales, la caza indiscriminada, los efec-
artista decidió realizar una composición sonora basada tos del cambio climático, entre otros. La obra hace
en las gotas de agua, para ser instalada en la casa de la un llamado para crear conciencia sobre el impacto que
Fundación Gilberto Alzate Avendaño con el fin de atraer tiene la destrucción del medio ambiente en la vida de
a los pájaros. Para sorpresa de la artista, una torcaza las especies que habitan las zonas que están siendo
anidó en uno de los parlantes, empollando dos huevos. erosionadas.
204
Leonel Vásquez, Aguas blancas, 2016.
ERRATA# 18 | A:DENTRO
Aguas Blancas, de Leonel Vásquez, recoge un archivo Cada grano podría ser el universo, el planeta Tierra,
de material sonoro asociado a los acontecimientos una persona, una piedra o un paisaje submarino. En el
del agua. Una proyección de una quebrada seca y proceso escultórico, que consiste en unas peque-
un objeto escultórico ensamblado con diferentes ñas columnas realizadas con arcilla de las que salen
elementos, como una columna de madera, la bocina de los granos de maíz como si estuvieran germinando, la
una vitrola y un cilindro de vidrio que contiene agua artista comparte su forma de mirar esos granos de
recogida de una quebrada que ya no existe, hacen maíz y les propone a las personas que los tengan en
parte de una instalación audiovisual que invita a las consideración, que se acerquen, los miren y entiendan
personas a recordar el sonido del agua; atender, la importancia que tienen en la historia de Colombia.
escuchar y observar en silencio aquel cuerpo de agua
que ha desaparecido a causa de unas condiciones Apuntes de una experiencia
ambientales y políticas que destruyen el entorno. Entrar a la Fundación Gilberto Alzate Avendaño,
escuchar una gota de agua (ploc, ploc, ploc…), sen-
Observatorio de maíz, de María Buenaventura, hace tir mi cuerpo sincronizarse con el ritmo del goteo. Mi
parte de un ejercicio de contemplación de varios ritmo cardiaco cambia. Sentir el olor de la lluvia, subir
granos de maíz que siembra el custodio de semillas las escaleras y encontrarme con la representación
Frabriziano Ortiz, en el departamento de Boyacá. de algunas aves. Detallar cada parte de su cuerpo,
Para María, cada uno de los granos de maíz es único. intentar recordar sus nombres. No reconozco ninguna
205
María Buenaventura, Observatorio de maíz, 2014-2016.
de las especies representadas, siento un poco de esas plantas tan silenciosas, cuidadoras de nuestro
vergüenza (por no decir que mucha). Leo la ficha téc- recurso más preciado, el agua. Muchos frailejones,
nica y me percato de que son aves que están en vía dibujos y pequeñas esculturas. «Volver a las monta-
de extinción. Me entristece. ¿Me siento impotente?, ñas, eso me hace falta, eso nos hace falta a todos».
¿me siento responsable? No puedo dejar de sentir el Me encuentro otro video, reitera mi deseo profundo
sonido de la gota de agua. Me siento relajada. Sigo por salir de la ciudad. «¡Camina!», me dice. «Camina en
subiendo las escaleras, me encuentro con un video, silencio y regresa al punto de origen». Logro silenciar
son flores amarillas. Pienso: «¡cómo desearía estar el sonido de la gota de agua para sentirme piedra.
fuera de esta ciudad, sentir la brisa de la tarde y La piedra pasa a ser muchas piedras, me acerco a
poder sumergirme en el olor de esas flores!». Continúo ellas. No reconozco que es una quebrada. Está seca;
mi recorrido. Me encuentro con un páramo. Me aga- comienzo a extrañar el sonido de la gota de agua.
cho, quiero tocar cada una de las representaciones Me acerco a la bocina de una vitrola. «¡Ahí está! ¡No,
del frailejón. Reconozco las arcillas con las que están no está!». Es solo el recuerdo del sonido del agua…
hechas las réplicas. ¡Me llena de alegría ver el monje Achiote, semillas, maíz, chachafrutos, tierra, male-
de los páramos! Y recuerdo que yo he estado allí, zas; dibujos de atención, materias sin transformar,
caminando, sintiendo el piso húmedo, conversando con la nobleza de una naturaleza que se adapta, se deja
206
domesticar y resiste. Siento cierta familiaridad con Natalia Kempowsky
todo lo que me rodea en ese espacio. Me doy cuenta Artista plástica de la Universidad de Los Andes y
que no hay límites entre esos lugares, esa vegetación, Maestra en Artes Plásticas de la University of the
esas aves, esos elementos naturales y yo. Y recuerdo, Arts London, Chelsea College of Arts. Tiene un inte-
como un susurro, algo que Carl Gustav Jung solía pen- rés particular por el pensamiento fragmentario y los
sar en aquellos momentos que pasaba tiempo a solas conceptos de equivalencia, residuo, duda, transición y
en el campo: «la Naturaleza no es solo materia, también transformación; principios que le han permitido inda-
es espíritu. Nuestra tarea no es la de retornar a la gar acerca de la relación entre memoria, subjetividad e
Naturaleza de la manera como Rousseau lo planteaba. individuación, materia y psique, y estructura y agen-
Nuestra tarea es encontrar el hombre natural de ciamiento. Sus búsquedas y reflexiones emergen desde
nuevo» (Jung 2008). diferentes medios y prácticas, como la escultura, la
fotografía, el dibujo, la instalación y la intervención en
Regreso al primer piso y decido llevarme la gota el espacio público. Sus obras han sido expuestas en
de agua conmigo. Bogotá, Medellín, Córdoba, Florencia, Siena, Londres
y Nueva York. Actualmente se dedica a su práctica
Referencias artística, es profesora asociada y coordinadora de
Arne, Naess. 2016. The Ecology of Wisdom. Reino Unido: la maestría en Artes Plásticas y del área de Plástica
Penguin Classics. Espacial de la Escuela de Artes de la Universidad Jorge
Carter, Brandon. 1974. «Large Number Coincidences and Tadeo Lozano.
Anthropic Principle in Cosmology», en: Confrontation
ERRATA# 18 | A:DENTRO
of Cosmoligical Theories with Observational Data.
Dordrecht: Ed. M.S.
Cortez, David. 2011. La construcción social del «buen vivir»
(Sumak Kawsay) en Ecuador. Genealogía del diseño y
gestión política de la vida. Quito: Universidad Andina
Simón Bolívar.
Jung, Carl Gustav. 2008. The Earth has a Soul. On Nature,
Technology & Modern Life. Berkeley: North Atlantic
Books.
Ley 1774, 6 Enero 2016 de la Presidencia de la República
de Colombia. Disponible en: http://es.presidencia.gov.
co/normativa/normativa/LEY%201774%20DEL%206%20
DE%20ENERO%20DE%202016.pdf
Lozano, Ana María. 2016. Humanos / no humanos. Reflexiones
sobre el fin de la excepción humana. Bogotá: Alcaldía
Mayor de Bogotá.
Rand, Ayn. 2009. El manifiesto romántico. Buenos Aires:
Grito Sagrado.
Schaeffer, Jean Marie. 2009. El fin de la excepción humana.
Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
207
publicados
208
ECHANDO LÁPIZ
Proyecto colectivo y colaborativo
coordinado por Graciela Duarte
y Manuel Santana
Ministerio de Cultura,
Jardín Publicaciones
Bogotá, 2015
ERRATA# 18 | PUBLICADOS
actividades dentro del espacio y recuperarlo. Una de esas actividades consistió
en llevar a cabo una jornada para tratar de reconocer, dibujar y compartir conoci-
mientos sobre las plantas del lugar. El ejercicio fue todo un éxito y por eso deci-
dieron repetirlo todos los domingos de nueve de la mañana a una de la tarde. Pasó
el tiempo, se rescató el lote, los vecinos se conocieron y, a la vez, la pareja se dio
cuenta del contenido plástico, poético y social de tal actividad; por eso, durante
años, la replicaron más allá del barrio, más allá de la ciudad, dando cuerpo al pro-
yecto comunitario (escultura social u obra relacional, como quiera usted llamarlo)
de más largo aliento en Colombia.
Como el de Mutis, extenso es el recorrido realizado por echando lápiz. Son cientos
los participantes y miles los dibujos obtenidos a lo largo de estos años. El libro da
testimonio de ello. En Bogotá se han llevado a cabo sesiones de dibujo en diferen-
tes localidades, en barrios, parques, centros comerciales, museos y galerías. Luego
se sumaron habitantes de Moravia, en Medellín. Después los de diferentes pueblos a
lo largo del Magdalena Medio. Y finalmente, se han unido ciudadanos de Ibagué, Tunja,
Neiva, Pasto, Montería y Sincelejo, gracias a que Duarte y Santana han sido invitados
209
a trabajar dentro del programa Obra Viva del Banco de La República. Aquí es impor-
tante anotar que la pareja tiene claro que echando lápiz es un trabajo en conjunto
cuyos autores son los demás, son los otros: los vecinos de Lourdes, los habitantes
de Moravia, los participantes en San Vicente de Chucurí (en el Magdalena Medio) o
los que trabajaron a lo largo de la cuenca del río Sinú en Montería, por ejemplo. Por
supuesto, en el libro no hay espacio para mostrar todos los dibujos realizados; ni
siquiera hay espacio para mostrar un dibujo de todos los que participaron. Duarte y
Santana tuvieron que escoger. Ellos aseguran que en el libro hay al menos un dibujo de
cada participante de los de fuera de Bogotá. Y con los dibujos disponibles realizados
en la capital se hizo una curaduría, una selección guiada no tanto por lo llamativo del
dibujo (cosa difícil de medir en este proyecto), sino por un afecto, una anécdota o
una historia que recuerdan valiosa alrededor de quien hizo la imagen. Aquí me parece
pertinente señalar tanto las reglas de juego como el espíritu que alienta echando
lápiz: en la entrevista que concede Manuel Santana a Natalia Gutiérrez y que aparece
en el primer capítulo del libro Textos en torno a echando lápiz, el coordinador apunta:
A cada uno le dábamos una libreta de papel bond tamaño media carta y un lápiz
Mirado número dos, el lápiz de la secretaria, del estudiante, el lápiz del señor de
la tienda [...] Una vez les comentábamos, en términos generales, en qué consis-
tía el proyecto, surgía una primera inquietud: la gente nos decía que no sabía
dibujar. Nosotros les respondíamos que no pretendíamos enseñarles a hacerlo;
les estábamos proponiendo que se arriesgaran a explorar la capacidad sensible
que los acompaña, porque seguramente iban a encontrar que sí sabían dibujar.
Les decíamos que la idea era encontrar la forma particular que cada uno tenía
de representar lo que estaba viendo […] ellos no copiaban [el modelo natural];
ellos experimentaban un encuentro con la naturaleza, con esa plantica que los
cautivaba. Mientras trabajaban, el tiempo pasaba y no se daban cuenta en qué
momento era ya la una de la tarde. Al final de la jornada intercambiábamos las
libretas y aparecían cosas maravillosas.
Por tanto, a primera vista este libro puede ser visto como un compendio de libre-
tas de dibujo, de diarios de campo. Muchas de sus imágenes van acompañadas de una
fecha y un lugar, otras son complementadas por observaciones, por comentarios
escritos a mano alzada y que testimonian el vínculo entre la planta escogida y su
autor y/o la experiencia al tratar de dibujarla. Esto hace de la publicación un compen-
dio de saberes y supersticiones, una bitácora de sentimientos. Y es que los dibujos
de echando lápiz son conmovedores. Al no estar basados ni en la destreza técnica ni
en el análisis y representación fiel de un especímen botánico, cada dibujo se carga
de sí mismo, de su posibilidad, de sus falencias y aciertos, de su humanidad. Al fin y
al cabo, son dibujos hechos por personas que no dibujan. Dibujos hechos como en un
rito que también es aprendizaje. Dibujos hechos en silencio, y escuchando, en con-
centración, con el estómago apretado y mordiéndose los labios; como cuando éra-
mos niños y aun no aprendíamos a controlar el lápiz. Entonces, la mayoría de estos
dibujos están abiertos. Son vulnerables, incompletos, imperfectamente terminados; o
mejor, perfectamente inacabados. Domesticados y salvajes, bellos y feos, objetivos y
subjetivos a la vez. Algunos sin textos, ni nombres, ni firmas. Otros dicen lo que son:
210
pensamientos, lulos, dientes de león, hortensias, rudas, pastos, cacaos, ajíes, achio-
tes, mentas, cocas, romeros, caléndulas, hinojos...
Los textos del primer capítulo del libro, escritos por Ana María Lozano, Fernando
Escobar, Fernando Uhía, David Gutiérrez Castañeda y Sylvia Suárez, evidencian la plura-
lidad de intereses desde los cuales puede estudiarse este proyecto. Lozano lo señala
como un espacio de encuentro colectivo que no niega la individualidad y está fundado
sobre y para «el bien común». Un bien común que no es el dinero, pues la labor pro-
puesta no está monetarizada. Sin plata de por medio y sin otros medios que el cuerpo,
el lápiz y el papel, los participantes en su propio hacer convierten las plantas en las
que fijan su atención, convierten el momento que comparten y se convierten a sí mismos
en un bien común. Para Escobar, echando lápiz es valioso porque señala y se apropia de
un tipo de naturaleza colombiana distinta a la imaginería que tenemos de ella (natura-
leza para ser explotada, naturaleza enemiga) gracias a la bonanza cafetera, la bonanza
ganadera, el narcotráfico, el Plan Colombia o la firma de la paz. Además, pone en entre-
dicho «ese mito de la diferencia entre el arte culto y la expresión popular».
Para Uhía lo notable del proyecto es que da voz dentro del arte a «los estatalmente
invisibles». Según él, echando lápiz reta el status quo (que en Colombia siempre ha
contado con la complicidad de la academia) al visibilizar a «los perdedores» (al pueblo),
ERRATA# 18 | PUBLICADOS
sin usarlos como motivo o tema plástico (lo que generalmente se hace), aceptándolos,
interactuando realmente con ellos, borrando las estratificaciones de clase y gusto
estético en un ejercicio de resistencia necesaria en contra del «sostenimiento de un
hiperindividualismo neoliberal protestante y (de gusto estético) aún grecolatino...».
211
de residuos. Pero son residuos que a la vez nos invitan a repetir la experiencia. La
receta está en el libro mismo. Es clara y es sencilla. Solo hay que quererse hechizar.
Entender este documento como el punto final de echando lápiz sería fatal. He ahí
la trampa del libro que se presenta como memoria y como aval de una experiencia.
Es una trampa cerrada, como un libro cerrado. Y es que este libro como memoria
de semejante proyecto resulta insuficiente. Por ejemplo, quisiera perderme en las
bitácoras de Yuliana Quintero, de Wilmar Posso, de Natalia Garzón... Pero en el libro
apenas aparece un dibujo de cada uno de estos participantes. ¿Y qué pasó con las
bitácoras que se perdieron, o con las que nunca se devolvieron? Santana anota que
a cada participante se le daba una bitácora que pasaba a ser de su propiedad, y por
tanto nadie estaba obligado a devolverla o a prestarla para exponerla. Posiblemente
haya participantes que aún tengan su cuaderno de apuntes lleno de representacio-
nes maravillosas, solo para sus ojos.
Las tramas y tensiones del proyecto no pueden negarse. Como son innegables los con-
flictos inmanentes en su libro-memoria-aval. Entre lo vulgar y «lo culto»; entre lo verná-
culo y lo académico; creando puentes entre lo popular, el arte, la ciencia, la pedagogía,
la política, echando lápiz comparte, además, la filosofía Hágalo-Usted-Mismo de muchas
empresas neoliberales (y eso que no hay plata de por medio): deje de ser un consumi-
dor pasivo; conviértase en un consumidor activo. Consuma y produzca. Dibuje, aunque
crea que no sabe dibujar. Sí, este libro es también una invitación. Una invitación múltiple.
Primero que todo, es una invitación a echar lápiz. Pero también es una invitación a res-
petar, a conocer a sus vecinos. Por supuesto, es una invitación a apreciar la vegeta-
ción, la tenacidad y sabiduría de la vida que nos rodea, por insignificante que parezca
(brota de quiebres, fisuras, entre baldosas). Y es una invitación a reconocer, respetar
y poner en práctica la sabiduría y el conocimiento popular... Porque es nuestro, porque
también somos pueblo. Eche ojo y verá.
212
Humberto Junca
Artista plástico egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Es profesor de cáte-
dra de la Facultad de Arte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y hace parte del grupo
de nueva canción latinoamericana de baja fidelidad Las Malas Amistades. Junca se mueve
entre el dibujo, el uso del texto y el bricolaje en un constante interés por cuestionar
los parámetros preestablecidos de lo que se considera artístico. Se siente cómodo
realizando cosas que un artista, se supone, no debe hacer: bordar, escribir pala-
bras con jeans usados, llenar una galería con bolas de discoteca o rayar pupitres con
esfero. Su obra, de factura delicada y cuidadosa, cuestiona cómo hemos sido educa-
dos, cómo hemos adquirido nuestros gustos estéticos y nuestra ética: por qué pensa-
mos que lo bello es bello, que lo bueno es bueno y qué pasaría si estamos equivocados.
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