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Agua, Azucarillos y Aguardiente

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16 4

ADMINISTRACIÓN
LIRICO-DRAMATICA

AGUA, AZUCARILLOS I AGUARDIENTE

PASILLO VERANIEGO

ORIGINAL, EN VERSO Y PROSA

HÜEL BAMQ8 OAIIIÓI


MÚSICA DEL "

MAESTRO CHUECA

CUARTA EDICIÓN

MAYOR, NTJM . 16, ENTRESUELO


AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE
Esta obra es propiedad de su autor, y nadie podrá,
sin su permiso, reimprimirla ni representarla en Es-
paña y sus posesiones de Ultramar, ni en los paises
con los cuales haya celebrados ó se celebren en ade-
lante tratados internacionales de propiedad literaria.
El autor se reserva el derecho de traducción.
Los comisionados de la Administración Lírico-
dramática do los HIJOS de E. HIDALGO, son los en-
cargados exclusivamente de conceder ó negar el per-
miso de representación y del cobro de los derechos
de propiedad.
Queda hecho el depósito que marca la ley.
AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE

PASILLO YE HA NIEGO

ORIGINAL, EN VERSO Y PROSA

DE

MIGUEL RAMOS CARRIÓN


música del

MAESTRO (CHUECA

Estrenado en el TEATRO DE APOLO la noche del 23


de Junio de 1897

- # , /

CUARTA EDICIÓN

MADRID
R. Velasco, impresor, Marqués de Santa Ana, 20
lelé/ono núm*ro ffi

18»»
I

d/wiot ¿a madre abadesa, amv^o y>

Qyfícjptiel S^ía/ncr& Gamóírh.


REPARTO
PERSONAJES ACTORES

ASIA Seta. Brú.


PEPA Pino.
MANUELA Sea. Perales.
DOÑA SIMONA Vidal.
UNA MAMÁ Rodbíguez.
SEÑORITA 1.
a
Seta. Feenández.
a
IDEM 2. Pastor (E.)
¡Fernández.
PASTO E (E)
i Cal\o (O.)
( Lagarriga.
LA SEÑA TOMASA Palmer.
EL GACHÓ DEL ARPA Fernández (J.)

LOEENZO Sr. Mesejo (E.)


VICENTE San jüan.
SERAFÍN Carrión.
»«z (J.)
DON AQUILINO i

| Rodríguez (M }

GUARDIA 1.° Mesejo (J.)


IDEM 2.o Ontiveros.
SEÑORITO 1.° Stern.
IDEM 2. (>
Manzano.
CHULO 1.° Ruesga.
IDEM 2 o Codorníu
IDEM 3.° Sánchez.
EL 1.° Picó.
EL 2.°. Manzano.
EL 3.° Steen.
UN NIÑO I N. N.
Un farolero, amas de cría, niñeras, niños y transeúntes

Esta obra ha sido dirigida y puesta en escena por el primer


actor cómico D. Manuel Rodríguez, el cual desde la quinta
representación se encargó del papel D. Aquilino.
ACTO ÚNICO

OTJ^ID^O IF I M IB 3R O
Sala muy modesta. Puertas laterales y balcón al foro, con maceta»
de flores y cortina. Un botijo puesto á la sombra. MuebleB sen-
cillos y viejos.

ESCENA PRIMERA
ASIA sola. Tiene en la mano una jaula con un pájaro

¡Oh, tímido jilguero,


entre doradas rejas encerrado,
si no puedes ligero
surcar en vuelo apresurado,
el aire
en cambio, nunca, ioh, triste prisionero!
te falta mi solícito cuidado!
Yo lleno de agua fresca y transparente
el bebedero en que tu pico mojas;
yo satisfago tu apetito ardiente
con la lechuga de rizadas hojas,
y te doy á millones,
para que te los comas cuando quieras,
tostados cañamones
que parecen minúsculas esferas.
Ven balcón, la atmósfera se enciende
al
en luz abrasadora;
mas del dorado Febo te defiende
la ondulante cortina bienhechora.
Parece que escuchándome sonríes:
canta, volátil, canta;

674303
.

suene ya entre los nardos y alelíes


el alegre trinar de tu garganta.
(Cuelga la jaula al b.ilcón.)

ESCENA II
DOÑA SIMONA, que ha salido momentos antes, y se acerca
á Asia x

SlM ¿Estabas inspirada, hija mía?


Asia. Sí;pero ya pasó.
SlM. Entonces, ven acá y oye. He tenido carta de
tu tío Antón.
Asia ¿Y qué dice?
Sim. Lo de siempre. Insiste en que te cases con
tu primo Aniceto.
Asia ¡Jamás! ¡De Serafín ó de la tumba!
SlM. Pero, vamos á ver, Atanasia...
Asia ¡Por Dics, no me llames así!
SlM . Dispensa, mujer, que algunas veces se me
olvida...
Asia Ese nombre ha sido causa de mi desventura,
ya lo sabes. La poesía más inspirada pierde
su encanto con esa firma al pie; Atanasia
López. Ni en el seno de la familia quiero que
suene un nombre tan vulgar, no. Me llamo
Asia, nada más que Asia.
SlM. Bueno, te llamaré Asia, ó América ú Ocea-
nía; pero oye esta carta, en que nos dicen
verdades como puños.
Asia
Sim. cValdepatata, 9 de Agosto. Querida Simo-
na: Por don Sebastián, el boticario, que ha
llegado de ahí hace dos días, he tenido noti-
cias vuestras. Sé que estáis entrampadas...»
Asia ¡Ordinario!
Sim. «Y te escribo por última vez para aconse-
jarte que volváis al pueblo...»
Asia ¡Jamás!
Sim. cvAl pueblo, donde nada ha de faltaros y
donde viviréis tranquilas...»
Asia Con la tranquilidad del sepulcro.
Sim. «Mi Aniceto sigue más enamorado que nun-
ca de tu Atañas...» Asia. Figúrate que sólo
—9—
dice Asia... «Ni piensa más que en ella, ni
vive más que hablándome de ella...»
Asia Tan gordo, tan coloradote...
Sim. Espera, espera «Le ha entrado tal pasión de
ánimo, que ni come ni duerme, y se ha que -

dado como un esqueleto.» ¿En? ¿Qué tal?


Asia Volverá á engordar.
Sim. «Creo que si no se casa con su prima se me
muere Convéncela, y si se decide, yo iré á
esa, pagaré todo lo que debéis» — ¿oyes?
¡todo! —
«y nos volveremos juntos, para vivir
aquí en paz y en gracia de Dios. » ¿Qué te
parece?
Asia Que es imposible; que no me separo de Se-
rafín.
Sim . Primero hace falta que te unas á él, y va
para largo.
Asia No lo creas.
Sim. La conducta de ese joven es muy dudosa.
Yo no le veo hacer lo que hacen todos los
novios ..

Asia Sí,mamá, sí lo hace.


Sim. ¿Ha venido á casa? ¿Ha dicho una sola pa-
labra de matrimonio? Todo
se reduce á acom-
pañarnos por las noches en Recoletos, á pa-
gar todos los merengues que me como...»
Asia Que son bastantes.
Sim.
"
Y por su gusto comería más: parece que de-
sea verme reventar una noche.
Asia No, mamá; él es generoso, desprendido, pró-
digo...
Sim . Eso sí, por las muestras debe de ser rico.
Asia ¡Ay, muy rico!
Sim. Si no fuera porel qué dirán, te aseguro que
ya le había pegado un sablazo.
Asia ¡Mamá, por Dios!
Sim. Descuida. Ya ves que siempre le hablo de
nuestras rentas, de nuestras fincas... ¡Si él
supiera cómo vivimos en este piso cuarto
de la calle de los Tres Peces! ¿Y todo poi-
qué? Por ese maldito libro, que nos ha aca-
bado de arruinar. ¡Gastarnos en la impre-
sión dos mil pesetas, para no vender más
que tres ejemplares! Ya te lo decían los libre-
— 40-
ros: doscientos ejemplares, no tire usted
más. Pero tú, no, cuatro mil, hay que tirar
cuatro mil y efectivamente, tirados están
..

por esas calles después de haber tenido que


venderlos á perro chico.
Asia ¡Calla! Cuando paso y los veo, se me qued,a
el corazón en el arroyo.
Sim. Y á mí también al pensar en los ocho mil
reales. En fin, que esto no puede continuar
así. La carta de tu tío ha venido á darme
fuerzas para tomar mi última resolución.
Asia ¿Y cuál es?
Sim. O ese joven se casa contigo inmediatamente
ó nos volvemos á Valdepatata. Esta noche,
si no me habla él, le hablo yo. De hoy no
pasa... <

Asia Pero...
SlM. De hoy no pasa. (Campanillazo muy fuerte.)
Asia ¿Quién será?
Sim. Por la manera de llamar, lo mismo puede
ser el carbonero que el tendero de ultrama-
rinos... Vé con precaución por el ventanillo
y si es elcarbonero no abras, (vase de punti-
llas Asia.) Entre tantos es el único que me

asusta. Con aquella cara tan negra y aque-


llos dientes tan blancos, parece que se ha es-
capado de la manigua. (Campanillazo prolonga-
dísimo.) ¡Qué barbaridad! Ni que fuera el
presidente del Congreso.
Asia (En voz baja )
¡Mamá, mamá!
Sim. ¿Quiénes?
Asia ¡El peor! ¡El casero!
Sim. ¡Dios mío!
Asia ¿Le abro?
ShM. ¡En canal! (Otro campanillazo.)
Asia Va á dejarnos sin campanilla.
Sim. ¡De suyo rompe! Ya se marchará cuando
lo
crea que no hay nadie.
Asia El portero le habrá dicho que estamos en
casa.
Sim. Es verdad, abre. Lo mejor es afrontar la si-
tuación .

Asia '¡Allá van, allá van!


Sim. ¡Qué sofocos, Dios mío, qué sofocos!

t
— 41 —

ESCENA III .

DICHAS, DON AQUILINO, que es muy cojo

Asia Pase usted adelante.


Aquil. Buenas tardes, señora...
Sim. Beso á usted la mano. Perdone usted quo
le reciba así, como quien dice, en paños
menores...
Aquil. No tanto, señora, no tanto. Yo soy quien
debe pedir que le dispensen por venir á
estas horas. ¿Estarían ustedes durmiendo
la siesta?
Sim. Sí, señor; pero no importa. Usted viene á srt
casa,
Aquil. Ya lo sé, ya lo sé.
Sim. Tome usted asiento.
Aquil. Gracias
Sim. Niña, cógele el sombrero y el quitasol...
¿Quiere usted un abanico?
Aquil. No, muchas gracias. . l'ues yo vengo á íc*
que supondrá usted.
Sim. Sí, me lo figuro.
Aquil. fía corrido el mes de fianza, ha corrido eí
mes adelantado...
Sim. Si corre que es una atrocidad...
Aquil. Por eso hay que atajarlos: yo, lo siento mu-
chísimo, muchísimo; pero no puedo esperar
más tiempo .. Me veo en la triste necesidad
de desahuciarla á usted.
S^m. ¡Desahuciarme!
Aquil. O ejecutarla.
Asia (Esto es horrendo.)
Sim. Pero por una cantidad tan insignificante...
Aquil. Es verdad; este cuarto está muy barato.
Ahora lo subiré.
Asia ¡Más todavía!
Sim. Afortunadamente, yo espero que pueda evi-
tarse todo...
Aquil. Usted dirá de qué manera.
Sim. Ya sabrá usted que mi niáa es escritora.
Aquil. Sí, ya lo sé...
— \"1 —
Sim. Autora de un tomo de poesías muy popu.
que se ve por todas partes...
lar,
Asta ¡Ay! Por todas.
Sim . Se titula ¡Ayes y suspires!
Aquil. ¡Ay qué triste!
-Sim. Le da por ahí. Todo lo ve porel lado serio.
Hasta cosas más vulgares las poetiza.
las
Hace pocos días escribió un soneto, ¿á qué
dirá usté?
Aquil. {Qué se yo!
Sim. Al botijo. Recítaselo al señor...
Aquil. (¡Caracolee!)
Asia No lo sé de memoria, ya lo leerá usted en el
Madrid Cómico ó en el Blanco y Negro.
Sim. O en El tío Jindama, porque lo ha enviado
á varios periódicos... Es una facilidad pas-
mosa la que tiene para hacer versos.
Aquil. ¿Sí, eh?
Sim. bi quiere usted oiría improvisar déla usted
un pie...
Aquil. Señora, saldrían versos de pie quebrado...
(Mostrando !a pierda coja.)
-Sim. i
Ay No me
1 había hecho cargo... usted dis-
pense... (Muy aturdida.)
Aquil. No hay de qué: yo soy de los que no se mo-
lestan cuando se alude á su defecto físico.
Me burlo antes de que lo hagan los demás...
Sim. Por Dios, pero si usted apenas...
Aquil. ¡Sí;apenas! Pero no importa; porque así no
pueden llamarme hipócrita; cualquiera sabe
de qué pie cojeo y nadie puede criticarme
si ando en malos pasos, ¡Jé,- jé! (Asía y doña
Simona se rl(n también forzadamente, quedando cj^

pronto mry s¿riflí..)

Asia (Es un cínico )


'Sim. (S'; tiene algo de bicho.)
Aquil. Conque, volvamos á nuestro asunto.
Sim. Sí, señor, sí, decía á usted que fódo puede
arreglarse, porque mi niña ha mandado
á Barcelona otro tomo de poesías, ¿sabe
usted?
Aquil. No lo sabía.
Asia (Ni yo tampoco.)
Sim. Y el editor que va á publicárselo, remitirá
— 13 —
dinero de un momento a otro ... De modo
que si usted tiene Ja bondad de darnos unos
días de respiro...
Aquíl. ¿liespiro? ¡Con este calor! ¡Imposible! (Muy
sonriente.)
Asia (Este hombre es una daga florentina.)
Aquil. Si mañana mismo no cobro las dos mensua-
lidades, yo, sintiéndolo con toda mi alma,,
me veré precisado á embargar los muebles...
y á despedir á uetedes de la casa.
Asia (j
s
os pone en el arroyo, como mi libro!;
Sim. ¿Pero no hay medio de evitar eso...?
Aquil. Sin pagar no veo ninguno; es decir, uno hay.
Si ustedes me presentan un fiador que tenga
suficiente garantía...
Sim. ,
¡Un fiador! (¡Qué idea!) Lo tengo...
Aquil. Csted dirá quién es.
Sim. El novio de la niña. .

Asia ¡Mamá!
Sim. No creo que se niegue á hacernos el primer
favor que le pedimos. Las circunstancias se-
imponen... yo siento recurrir á él; pero...
Aquil. Eso no tiene nada de particular. Sepamos
quién es.
Sim. El hijo de un hombre político muy impor-
tante, exministro, á quien usted conoce -se-
gura mente; don Simón Pérez de la Lata.
Aquil. ¡Ah! perafinl ¡Sera finito!
Sim. ¿Le conoce usted?
Aquil. ¡Mucho!
Sim. Tiene dinero...
Aquil. Sí que lo tiene...
Asia (¡Lo ves, mamá!)
Sjm. (Ya Jo decía yo.)
Aquil. Lo tiene, sí; como que se lo he dado yo mis-
mo, ayer precisamente.
¡^ted>
fe |

Aquil. Cuatro mil pesetas.


Sim. Pero, ¿cómo?
Aquil. Con un interés muy módico, dadas las cir
cunstancias.
Sim. ¡Ah! ¿Pero usted se dedica?...
Aquil. Sí, señora; no hay otro remedio. . Las casas
— 14 -
no producen más que disgustos... Hay mu-
chos inquilinos sin vergüenza... Lo digo sin
ánimo de ofender...
Asia ¿Pero Serafín tiene que recurrir á...?
Aquil. A lo que todos los jóvenes, cuyos padres son
un poco tacaños Don Simón no piensa más
que en la política; el muchacho tiene las
expansiones propias de su edad, y gracias á
su abuelita, que me lleva hechos efectivos
tres pagarés...
Sim. De modo que la abuela...
Aquil. Es riquísima.
Sm. Pues, nada, cuente usted con su firma.
Aquil. ¿La firma de la abuela?
«3im . No, la del nieto.
Aquil. ¡
Ah! Esa no me sirve.
-Sim. Pues no dice usted...
Aquil. Es preferible que le pida usted prestado el
dinero; para él eso es una bicoca... y la com-
placerá, seguramente. Es generoso... sabe
gastar, sabe gastar... Me consta...
Sim. Pero comprenda usted que mi delicadeza...
Asía Nuestra delicadeza.
Aquil . Señora, siendo las relaciones formales...
Sim. ¡Oh, eso sí!

Aquil. Pues entonces no hay más que hablar. (Le-


vantándose.) Vaya, celebro tanto que se haya
encontrado esta solución satisfactoria para
ustedes y para mí. Y á usted, señorita, la
felicito por su acertadíbima elección. Se-
rafín es joven que me vale mucho; digo, que
vale mucho. Tiene un porvenir brillantísi-
mo... figúrense ustedes con ese padre y con
esa abuela... Conque hasta mañana, que
volveré á estas horas. Estoy á los pies de
ustedes. ¡Hasta mañana! (Despidiéndose como
si amenazara de una manera cómic-..) ,
— 15 -

ESCENA IV
DOÑA SIMONA y ASIA

Asia ¡Fatal, tremendo, perentorio plazo!


Sim. ¿Lo ves? no extrañarás que me decida.
¡No queda más recurso que el sablazo!
Asia ¡Oh, qué horrible es la prosa de la vida!
(Vase cada moa por una pnerta.)
(Para no hacerse la mutación á la vista del público,
debe caer un telón supletorio en el cual se halle pin-
tada una alegoría que represente la «apoteosis» del
botijo. En letras muy gordas estará escrito lo si-
guiente:

BOTIJO

SONETO
Desprecio del Japón ó de la China
el grandioso tlbor de porcelana,
el vaso etrusco, el anfora romana,
y la tinaja griega ó damasquina,
Te canto á tí, que el agua cristalina
sabes frigorizar sin pompa vana,
expuesto en el balcón ó la ventana
á los besos del aura vespertina.
Cuando mi boca en tí, bello cacharro,
busca ardorosa el abundante chorro
y con mis manos calidas te agarro,
Siempre encuentro propicio á mi socorro
el caudal que refrescas en tu barro
y que brota sutil por tu pitorro.

Asia Pérez.
- 16 -

Jardines de Recoletos. A la izquierda el aguaducho de Pepa con


veladores, sillas, taburetes, etc. —A la derecha un banco de hie-
rro en segundo término. Farol del alumbrado público cerca
del banco.

ESCENA V
Niñeras, amas de cría y niños. PEPA y LORENZO sentados junto al
puesto del agua

Música
NlÑAS (Jugando al corro.)
Tanto vestido blanco,
tanta parola,
y el puchero á la lumbre
con agua sola.
Anión, tira del cordón,
cordón de la Italia,
¿dónde irás amor mío,
que yo no vaya?

Niñeras Las señoras nos mandan


á Recoletos con los bebés,
pa que tomen el fresco
por los jardines, ¡arza y olé!
Nos encargan que vayamos
siempre detrás,
y que no nos separemos
de ellos jamás;
pero si nos habla un tipo
de esos que nos hacen tilín,
¡vaya si se quedan solas
las criaturitas al finí

Niñas ¿Quién dirá que la carbonerita?.


etc., etc.
Nodrizas Nos llaman amas y es lo cierto,
quien lo inventó tuvo talento;
pues ya es sabido y no de ahora,
que quien nos sirve es la señora.
¡Cuándo me iré
á mi lugar,
que el farruco me manda llamar!
f
¿Cuándo será?
¿Cuándo me iré?
¡Qué ganillas le tengo de ver!

Cuando rapaz á media noche


el
se enrabiay llora sin cesar,
nosotras no nos despertamos,
si no nos vienen á llamar.
¡Cuándo me iré...!
etc., etc.

Niñas Tanto vestido blanco,


tanta parola...
etc., etc.

Niñeras y } , , .
a , ¡

(Llevándose j09 nmos.,


NODRIZAS
Vémonos hacia casa,
porque ya es hora,
y me temo el regaño
de la señora, (vanee.)

ESCENA VI
PEPA y LORENZO. La seña Tomssa (i)

Hablado
Lor. ¡Valiente víspera de mi santo!
Pepa ¡Y qué vamos á hacerle, si las cosas vienen
así!

(l) Este personaje, que no habla, ayuda á servir á Pepa cuando


es preciso y hace, todo lo que se índica en las escenas siguientes;
pero procurando que no distraiga la atención del público.
Lor. ¡Ni siquiera poder uno alquilar una ma-
ñuela pa irse con cuatro amigos á refrescar
por ahí y á beber unas tintas! ¡En la vida
me ha pasaol
Pepa Pifes, hijo, fastidiarse, que lo mismo me su-
cede á mí. Es la primera vez que he dejao
yo de ir á la verbena de San Lorenso.
Lor. Por eso no flores, que te llevaré á dar una
vuelta cuando cierres el puesto.
Pepa ¿Tú piensas que estoy loca? ¡Pa que se ente-
re todo el barrio de que tengo empeñao el
mantón de Manila! Vamos, hombre, que te
se quite de la cabeza.
Los. ¡
Malditas sean las circunstancias Dame !

otra copita del de guindas.


Pepa copa.) Pasao mañana hay que
(sirviéndole la
don Aquilino los veinte duros si
entregarle á
no queremos que nos embargue el puesto...
Lor. Ya mujer, ya lo sé.
lo sé,
Pepa Y como no
te adelanten algo de lo de las
corridas de Andújar, no sé cómo vamos á
arreglarnos.
Lor. Por lo menos me prestarán pa desempeñar
los trajes, y sacaré sólo la chaqueta granate
y la verde... Además tengo que comprarme
una mona, porque la que tengo está muy
resentida desde el porrazo de Calatayuz.
Pepa Monas no han de faltarte.
Lor. Too se arreglará, mujer. Me paece á mí que
el Recortes contará conmigo pa las ferias de
Motril y de Utrera...
Pepa Desengáñate , mientras no pertenezgas á
una cuadrilla decente no saldremos de apu-
ros... Luego tú gastas demasiao; no sabes
ceñirte á lo que hay, te gusta ir muy com-
puesto y pintarla en la calle de Sevilla...
Lor. (Levantándose.)Pues con más modestia no ..

sé. Ni una joya, ni unos brillantes en la pe-


chera, ni una sortija, ni ná... Como no quie-
ras que vajT a por ahí enseñando la vida pri-
vada...
PEPA Ya estás tú bueno. (Al ver que le devuelve la
copa vacía. ) ¿De cuál le quieres ahora, de
guindas ó sin guindas?
— 19 —
IjOR. De lo que tú me lo des, sol mío.
PEPA (Yendo á ilenar la copa, que le da luego.) Eso SÍ,

chicoleos no me faltan nunca; mucha bo-


quilla, y luego haces lo que te da la gana.,
Veremos hoy, si viene ese hombre, cómo te
portas.
Lor. ¿Que viene? ¡Ya lo creo! Debe estar al
si
caer, y lehe citao aquí pa que veas que no
me muerdo la lengua. ¡Y esa mujer no vuel-
ve á molestarte ó dejo yo de ser quien soy!
Pepa Te juro que como parezca por aquí... (con
aiie amenazador.)
Lor. No amontones, que todo se arreglará: al
te
fin y cabo ella se hará cargo de la razón
al
que tiés pa esa esigencia...
Pepa Ella no se hace cargo de nada; no la defien-
das, porque si la defiendes va á ser peor.
Lor. jPero chica! ¿Todavía te se ocurre tener
celos?
Pepa Algunas veces no dejas de darme motivos.
;Lor. Mira, no vayamos á ese terreno, porque en-
tonces pué que tenga yo también que decir
algo
Tepa ¿Tú de mí? ¿Pues hay en el mundo un
hombre que pueda estar más seguro que tú
del cariño de una mujer? ¿Hay en mi pues-
to belenes y líos como en otros? ¿No me lla-
man Pepa la seria porque no le pongo á na-
die buena cara? ¿Tiene alguien algo que de-
cir demí? ¡Contesta, arrastrao! Demasiado sa-
bes tú que pa tí es todo, todo, y pa los de
más. ni agua.
.

Lor. No digas eso, que eres aguadora.


Pepa Bueno, pues pa los demás agua... y azu-
carillos.
Í.OR. ¿Y también pa el sietemesino que viene
todas las noches con esa mamá y esa niña
de confitería?
Pepa ¿Quién? ¿El señorito Serafín? ¡Vamos
hombre!...
Lor. Te digo que anoche mismo vi que, después
de dejarlas á ellas, volvió y estuvo hablando
contigo en voz muy baja, y yo os estuve
mirando desde detrás de aquellos árboles,
— 20 —
y no te dije nada, porque no quise armar
un escándalo hasta estar bien seguro; pero
si ese señorito vuelve á hablar contigo cerno
anoche, va á salir por encima del agua-
ducho...
Pepa Pué que salga; pero río porque tú lo eches,
sino porque le haga yo saltar...
Lor. ¿Lo ves, lo ves cómo hay algo? Si á mí no
&G me escapa... (Devolviéndola Ja copa vacía que
deja en el puesto.)
Pepa Oye lo que hay. Ese joven, que es hijo de
un señorón que ha sido ministro y tiene
mucho dinero, es novio de esa señorita, una
cursi romántica, que está chalá por él. La
mamá, que por lo visto quiere pescarle,
hace lo que todas las mamás que vienen
por aquí, se queda dormida, al parecer, y
pa que los chicos tengan su miaja de pa-
lique; pero está con cada ojo., así. El se co-
noce que se ha convencido de que no va á
conseguir ná de lo que busca, ¿comprendes?
y ha pensao... Vamos, una barbaridá. (Rién-
dose.) Y de eso me hablaba anoche.
Lok. ¿Y qué es lo que ha pensao?
Pepa Pues verás. Como á la mamá y á la niña
les pasea por la Castellana arriba y abajo en
uncoché abierto y la mamá vuelve á dormir-
se allí... sin cerrar el ojo... él ha pensao hacer
que una noche se duerma de veras... y lle-
varse á la chica.
Lor. ¿Cómo, cómo?
Pepa Pues dándole á la mamá una cosa de la bo-
tica, que hace dormir...
Lor. ¿Un herpético?
Pepa Eso creo que es. Lo traía en un papelito y
me dijo que si yo me atrevía á dárselo á la.
mamá en un merengue...
Lor. ¡Vaya con el señorito!
Pepa Te digo que es de oro y brillantes. Y por
hacer eso... me ofreció un billete de cien,
pesetas...
Lor. ¡Veinte duros!
Pepa ¡Eso, cuatrocientos reales!
Lor. ¿Pues sabes tú que ya es ofrecer?
—n —
Pepa No le eché de aquí con cajas destemplás
por no perder un parroquiano que hace bas-
tante gasto todas las noches...
Lor. Pero, oye, tú, oye...
Ffp v ¿Serías capaz de aconsejarme que hiciera
eso? Si lo supiera no volvía á mirarte á la
.
;
cara.
Lor. Y harías muy bien; pero oye... oye... Tú ya
sabes que entre las aguaderas hay de too...
Pepa jYa lo creo que hay!
Lor. Y no faltará alguna que por ese dinero, ú
Npor menos quizás, haga lo que quiere ese
señorito, y tú te quedas sin el parroquiano
y sin los veinte duros que venían que ni ..

pintaos pa don Aquilino.


Pepa Que no quiero ni hablar de eso, vamos, (se
va al puesto. Lorenzo se levfcnta, acércase á ella y ha-
blan mientras pasa la escena siguiente.)
Lor. Pero oye, muj:,r...

ESCENA VII
a
DICHOS, SEÑORITAS 1.
a
y 2. , SEÑORITOS 1.° y 2.° y UNA MAMA

"Señ l.o ¡Ay, Petronila de mi corazón!


a
•Señ. 1 ¡Ay, Ursicino de mi vida!
Sen. 2 o ¿Me quieres mucho, de veras, de veras?
Señ. 2. a .¡Con toda mi alma!
Señ .1° ¡Di meló otra vez!
Señ. 1 a Si ya lo sabes.
Señ. 2. a Esperad un poco, que mamá se ha quedado
muy atrás.
"Señ. 2.° ¡Cuándo estaremos solos!
a
Señ. 2. ¡No digas eso!
Mamá ¡Petronila! ¡Milagros!
a
Señ. 1. Aquí estamos, mamá.
Mamá Por Dios, vayan ustedes más despacio, por-
que yo estoy SOÍOCadísima. (Abanicándose.)
Señ .1. a Podíamos sentarnos en el puesto del agua.
Mamá Me parece bien.
Sfn\ 1.° (Muy rápido.) De ningún modo; está usted
muy sofocada y no la conviene pararse
ahora.
— 22 —
Señ. 2.
a
Es verdad, sigamos.
Mamá Se conoce que con esta moda de no llevar
chaleco, el poco dinero que tienen se lo de-
jan en casa. ¡Válgame DiosI No vayan uste-
des tan de prisa (Vase abanicándose.)

ESCENA VIII

LORENZO y PEPA, que se ríe á carcajadas

Lor. ¿Te parece bien?


Pepa ¡Ya lo creo que me parece?
(Riendo á carcajadas.)
Lor. ¡Pues no era primada perder esos cuatro-
cientos reales .. }r ahora que nos hacen tanta
falta!...
Pepa Por allí viene.
Lor. Déjamelo á mí. Vete al puesto de la Paca, y
ya te llamaré. ¡Anda pronto!

ESCENA IX

LORENZO y luego SERAFIN

Lor. Al señorito este le saco yo hasta las entrete-


lasde la americana.
Ser. (Que se acerca al puesto.) ¡Pepa! ¡Pepita! ¡Na
está!
Lor. No, señor; pero estoy yo, que es lo mismo.
(¿Qué ha de ser lo mismo?)
Lor. Pepa volverá pronto, y en el entretanto te-
nemos que hablar dos palabritas usté yo.
Ser. (¿Qué será esto?) Usted dirá.
Lor. Ya sé por Pepa quién es usté, señorito don
Angel.
Ser. Serafín.
Lor. Bueno; lo mismo da ángeles que serafines.
Ser. (Sospecho que este hombre está, de guasita.)
Lor. Pues yo... no soy amigo de andar con ro-
deos... y le diré á usté las cosas muy claras--
Pepa es mi señora, ¿sabe usté?
Ser. ¡Ah, ya!
Lor. Y no me oculta nada.
— 23 —
Ser. Es natural; siendo su señora.
Lor. ¡Je, je! ¡Pillín! Y me ha dicho lo del me-
rengue...
Ser. ¿Cómo?
(¡Caracoles!)
Lor. contándome la proposición de usté...
Pues...
que me ha hecho mucha gracia; pero mucha.
(Riendo.)
Ser. ¿Sí, eh?
Lor. Pero muchísima.
Ser. (¡Las mujeres lo charlan todo!)
Lor. Y yo la he jcon vencido de que era una sim-
pleza el negarse á ayudarle^ á usté en esa
calaveradilla.
Ser . ¿De veras?
Lor. Ella tomó la cosa por lo serio, temiendo que
podría haber algún peligro pa la señora...
Ser. ¡Quiá hombre!
Lor. Eso la he dicho yo.
%
Ser. ¡Es un poco de opio, ni más ni menos!
Lor. Vamos, que la piensa usté dar el opio...
Sh:r. ¡Jé, jéí Eso es.
Lor. ¿Y lo trae usted ahí?
Ser. Sí, señor...
Lor. .
Fues venga el papelito, y esta noche... le
hacemos á usté feliz.
Ser . (¡Qué campechano es el chulapón este!)
Lor. Pepa está ya bien enterada de lo que ha de
hacer... y no hay más que hablar. Conque...
¡déme usté esas doscientas pesetas!
Ser. No; ciento.
Lor. Pepa me dijo que la ofreció usté cuarenta
duros.
Ser. Me ha entendido mal, veinte.
Lor. Cuarenta. (Gritando y poniéndole delante de los ojos

el bastón,)

Ser. ¡ChistI No grite usted. (¡Y qué garrote gasta


el tío!)
Lor. Es que cuando los hombres dicen una cosa,
y son hombres...
Ser. (¡Ay, en qué lío me ha metido esa Pepa!)
Lor. Y SOn hombres... (Levantando más el bastón.)
Ser. Baje usted la voz... y el bastón que nó nece-
sita enterarse nadie. Daré las doscientas pe-
setas. Si á mí no me duele el dinero...
— 24 —
Lor. A mí tampoco me duele.
Ser. Comprendo que los caprichos... hay que pa-
garlos.
Lor. Naturalmente.
Ser. Y yo estoy loco por esa muchacha... ¿Usted
lo conoce?
Lor. Aquí la he visto algunas noches; jes bar-
biana!
Ser. ¡Un encanto! ¡Romántica, ideal! Soñando
con aventuras extraordinarias. Y yo he di-
cho... pues con esta hay que tomar las cosas
por lo novelesco. Porque á las mujeres hay
que conocerlas, y para conquistar á cada
una es preciso emplear un método distinto.
Lor. Usté tiene mucho quinqué.
Ser. ¿Quinqué? ¡Una lampistería!
LOR. (Riéndose como si le hiciese mucha gracia.) ¡Je, je;*
lampistería! (Transición.) ¡Nada; pues... á ello!
Ser . Y'a tengo prevenido el coche y todo lo nece-
sario... Por eso venía, para hablar con Pepa I
y ver si lograba convencerla...
Lor. Está lograo. Venga el papelito... y la guita.
Pepa espera á que yo la llame...
SER . Pues tome USted. (Sacando de la cartera dos bille-
tes y un papelito.) Y puedo asegurarle para su

tranquilidad, que esto no puede producir á


la mamá otro efecto que un sueñecillo agra-
dable...
Lor. Naturalmente, hombre... ¡Pepa! (Gritando &i
oído de Serafín que se asusta.) ;Pepa! (Este jo-
ven se l:a caído de un nido.)
Ser. (Caro me cuesta, pero no hay más remedio.)

ESCENA X
DICHOS y PEPA
Pepa ¡Buenas noches, señorito Serafín!...
Ser. ¡Hola, Pepa!
Lor. Ya está todo arreglao.
Ser. (Mirando hacia la derecha.) ¡Me parece que pasea
por allí mi papá con su corte de políticos!
¿Es él?
— 25 —
Pepa Sí, señor.
Ser. No quiero que me vea... Volveré después...
Este te explicará... Hasta luego, (vase por la
izquierda.)

ESCENA XI

DICHOS, menos SERAFÍN

Lor. ¡Es un lila de cuerpo entero!... Ahí tienes el


papelillo y... el billete de cien pesetas. Tó-
malo; no creas que yo lo quería pa mí...
Ya pués pagarle á don Aquilino, Así me f

porto yo!
Pepa Mira quién viene allí; veremos cómo te por-
tas con ese.
Lor. ¿Con ese? Como con todas las personas;
ahora lo verás.

ESCENA XII

DICHOS y VICENTE

Vic. Buenas noches.


Lor. Buenas noches.
Vic. Téngalas usted muy buenas.
(a Pepa, que está de frente á él y se vuelve al oirle»)
Podía usté no volverse
y contestar tan siquiera,
y tener educación ..
Lor. No empieces con indireztas;
tengamos la fiesta en paz,
y no te metas con esta.
Vic . Bueno.
Lor. Si yo te he citao,
ha sido pa que por buenas
nos entendamos, si quieres,
y se acaben las reyertas,
y no andemos en disgustos
que puén traer consecuencias.
Vic . Pues tú dirás.
— 26 —
Le r. Sí que digo.
¿Quiés tomar algo?
Vic. Se aprecia.
Pero no es esta ocasión
de que andemos con finezas.
Lor. Pues habla
Vic. Ya á tí te costa
que nos quisimos yo y esa,
aunque nuestras relaciones
fueron decentes y honestas...
Los. Lo que es ella así lo dice.
Vic. Y digo lo mismo que ella.
Lor. Y yo lo creo.
Vic. Después
de dos años de tenerlas
nos cansemos esa y 3 o, 7

y pa ahorrarnos más peleas,


ella y yo dijimos: Basta;
esto se acabó y requiescan.
Lor. f]Ni que sus hubierais' muerto!
Vic. Pa mí no pué estar más muerta.
Pepa (Acercándole á ellos.)

Pues tú ya pa mí difunto
y putrefazto.
Vic. ¿Te enteras?
Lor. (Empujando hacia el puesto á Pepa, que se sienta ¿un-
mas próximo.)
to al velador
Dejarse de cosas tristes.
Vic. Lo digo al tanto de que esa
y yo, como si en jamás...
¡y te lo juro por estas!
Lor. Y yo lo creo.
Víc. Después
me entendí con la Manuela,
y como las dos habían
sido amigas, ¡cosas de ellas!
hablaron de mí y dijeron...
Lor. Ya lo sé, cosas muy feas.
Víc. Y yo á Manuela la dije:
Mira, como hables con Pepa,
te voy á poner el cuerpo
lo mismo que una jalea.
Pepa (viniendo como antes.)
Entonces, ¿por qué me busca?
— -27 —
Lor. Tú te callas y nos dejas.
(La empuja y Pepa se va.)
4 Sigue. (Llevándoselo más kjos del puesto.)
Vic. Corno tú y la otra,
cuando yo hablaba con Pepa,
sus entendíais también,
resulta que saben ellas
muchas interioridades
que no debían saberlas.
Lór. Aquí es lo peor de todo
que á ti te se va la lengua
con mucha faciUdaz,
y dices cosas que afeztan
al individuo y ofenden,
y, si se quiere, molestan.
Vic. ¿Yo?
Lor, Tú. ¿Por qué cierto día
que te encontraste con ésta
la dijiste: «No te fíes
de la gente de coleta?»
Vic. Yo la hablaba de los chinos»
Lor. ¡Ya!
Vic. Pues si vamos á esas,
yo séque un día también
le dijiste á la Manuela
que si yo contaba oro
con medios pa sostenerla,
y que ella valía mucho
y yo era un cero á la izquierda»
¿Es verdaz ú no es verdaz?
Lor. Pué que sí que lo dijera;
pero tú, en cambio, de mí
hablas siempre que Fe tercia y
nombrándome por el mote,
sabiendo que me revienta,
porque es un alias muy feo
y yo no lo aguanto, ¡eal
¡Llamarme á mí SáboMn\...
¡Una cosa tan pequeña!.-.
Vic. Como no picabas más
que en invierno...
Lor. Aunque así sea,
ese no es mote decente,
y sabes que á las empresas
.

tío las consiento ponerlo


en los carteles.
Wic . Dispensa,
* hombre; no es pa que te pongas
conmigo de esa manera.
Como un torero sin mote
paece que no es cosa seria...
Lor. Ya tengo el otro.
Vic. ¿Cuál otro?
Juor. El que me ha
puesto la prensa
taurina, que suena más.
Vic. ¿Cuál?
Lor. Alias, Poca vergüenza.
Vio. ¿Te gusta ese? Pues andando.
¿Y esas son todas las quejas
que tienes de mí?
JLor. ¡Me páece!
Víc. Pues todo eso son pamemas.
¿Sabes lo que yo te digo?
Pues que io que quieren ellas
€S que nosotros un día
nos enzarcemos de veras.
¿Tú quiésr darlas ese gusto?
¿Tú quiés verte en las Sal esas?
ILor. ¡Yo, no!
^ic« Pues entonces haz
loque yo, cállate y déjalas.
Ya sufre uno lo bastante
pasando esta vida perra.
¡(Paura.)
EiOR. Y tú, ¿qué te haces ahora?
Vic Pues ganando una miseria
..

de mozo, ahí en una casa


de la calle de las Huertas,
donde han puesto una partida...
Lor. ¿Partida? ¿Pero se juega?
Vic« ]AndaI Tú estás en el Limbo.
Y allí va gente muy buena.
El Tripas ganó anteanoche
diez mil reales.
Lor. ¿Es de veras?
"Vic. Si hay una banca muy fuerte.,.
1-iOR. Calla, y no me comprometas.
{Con muchísimo agrade.)
— 29 —
Vic. Hombre, no soy ningún gancho»
tú pués hacer lo que quieras,
que ya eres mayor de edaz.
Lor. Si es que tengo cien pesetas
y necesito otras tantán...
Vic. Pues anda y si quieres prueba.
¿Que pierdes, dos ó tres duros
ó cuatro ú cinco? Lo dejas.
¿Que ganamos? Pues seguimos
jugando hasta que se tuerzn.
Lor. Pero... á estas horas las casas
de empeño no están abiertas,,
y mi principal ojezto
era sacar una prenda.
Vic. Yo la saco á cualquier hora.
Anda.
Lor. ¿Y qué la digo á esa?
Vic. Pues dile... que te he jurao
que no vuelve la Manuela
por aquí.
Lor. Pero, ¿y si vuelve?
Vic. Hombre, yo haré que no vuelvan
Lor. Miá que si viene hay la gorda,
miá que yo conozco á Pepa. .

Vic. Tú no seas ¡úsimista.


LOR. ¿Y qué es eso? (Muy ofendido.)
Vic. No te ofendas.
Pisimista es el que ve
todas las cosas muy negras,
y otimista el que las ve
de color de rosa.
LoR. (Quitándose el sombrero.)
* ¡Aprieta!
¡No sabes tú poco!
Vic. Psss...
Trato con mucha franqueza
á un gurrupier, que ya es vieja
y ha sido hombre de carrera
y habla que da gusto oirle,
y ¡claro! algo me se pega.
Conque... Ahora está entretenida.
(Por Pepn 5 que está detrás del aguaducho.)
Vámonos sin que nos vea.
Lor. Casi que tienes razón. .

i
— 30 -
Vic. ¡Claro! Si estamos de buenas
y ganamos, esta noche ..

§-OR. (Cogiéndole del brazo. En voz muy baja.)


Correremos la gran juerga.
(Vanse por la derecha recatándose y sigilosamente )

ESCENA XIII

PEPA sola

(Sorprendida.)
¡Se han rrarchao! ¿Dónde habrán ido?
Ese Lorenzo... ¡Dios quiera!
Aver si los dos se enzarzan...
¡Porque como son dos fieras!...

ESCENA XIV
PEPA y MANUELA
Man . (Que sale por el foro izquierda.)
¡Fría como la nievel
Ve la fuente del Berro, ¿Quién la bebe?
Pepa ¡Adiós! Ya está aquí ésta;
pues hoy no tengo yo ganas de fiesta.
Man. (Acercándose al puesto y paiándos9 luego junto á él.)
¿Quién la quiere? ¡Kresquita!
Pepa ¡Ay, qué barbaridaz, y cómo grita!
Man. Si grito es porque puedo: la que canta
es porque no le duele la garganta.
No soy como otras yo, que lo hacen todo
á la chitacallando y á su modo.
Pepa Es verdaz, yo no grito;
digo todas ias cosas muy bajito.
Eso prueba lo bien que me conoces,
soy enemiga yo de hablar á voces.
Max . ¡Pues yo sí grito, hasta quedarme ronca!
Pepa ¿Tú quieres, por lo visto, que haya bronca?
Man. ¡Ay! ¡Me es indiferentel
(Pregonando con más fuerza y casi al oído de Pepa )
¡Agua y azucarillos y aguardiente!
.

— 31 -

Pepa Oye, Manuela, apártate del puesto


y sigue tu camino.
Man. ¿Te molesto?
Pepa Sabes muy bien, pues sus lo dicen antes,
que á toas las aguadoras ambulantes
sus está prohibido
pasar por donde hay puesto establecido.
Man. |Con lo que sale ahora!
Pues ya no vengo aquí como aguadora.
(Dejando la basera sobje el banco.)

Ya dejé la basera;
Ya soy una señora cual isq o i era
y como cualisquiera parroquiana
me siento aquí porque me da la gana.
(Se sienta en un taburete.)
Ya ves tú si es sencillo.
(Dando unas palmadas.)
¡Un vaso de agua con azucarillo!
Pepa Manuela, mira bien lo que me dices,
que se me van hinchando las narices.
Man. Pus úntate colcrén ú lo que sea,
porque no sabes eso lo que afea.
Pepa ¡Servirte yol
Man. (Levantándose.) Tienes razón sobrada
que á mí tú no me sirves... para nada.
Pepa Ya sabes tú que en todos los terrenos
valgo cien veces más; tendría á menos
el armar yo contigo una disputa.
Mün. ¡Pues hija, ni que fueras la Canuta!
Pepa Yo soy quien soy, y tú eres... lo que eres.
Y mira tú, si quieres, t
ya que vienes á hacerme estas visitas,
que nos digamos cuatro palabritas,
,
bien sabes dónde vivo,
veste á casa, verás si te recibo;
ú bien yo iré á buscarte
y nos iremos á cualquiera parte,
pero aquí junto al puesto y con la gente,
por fuerza he de aguantarme aunque reviente
Yo tengo que perder.
-Man. ¿Tú? ¡Quiá! Ni esto.
Pepa Te digo que te apartes de mi puesto.
-Man. ¡No te das poco pisto!
Estás muy orgullosa por lo visto
— 32 —
porque tu hombre ya pica en el verano
y porque le dan bombo en El Enano
y en Él tio Jindama y en La Lidia... .

Pepa Eso es lo que tú tienes: mucha envidia.


Man. Si yó te lo he cedido buenamente.
Pepa En cuanto él te dejó.
Man. Y á tí Vicente.
Pepa Entonces pata.
Man. ¡Claro!
Pepa Y yo te digo:
si ya no tiene ná que ver contigo
¿pa qué hablas de éJ, y torna y vuelta y dale,,
y decir que si vale ú si no vale,
que si va y que si viene
y si tiene contrata ú no la tiene,
(lo cual que al cabo nada sinifica)
y si pica ó no pica?... {Pues sí pica!
Y que tengo yo siempre cinco duros
pa que él pueda salir de sus apuros.
Man. [Caramba! Pues te doy la enhorabuena:
yo hay noches que no saco pa la cena.
Pepa Ni te hace falta. Al ver cómo te portas
te hartará él de chuletas y de tortas.
MAN. (Yendo hacia ella.) ¿A mí?
Pepa No te sulfures.
pué dártelas quien menos te figures.
Man. ¿Vas á ser tú, hija mía?
Pepa Pues cosas más difíciles habría.
Man. ¡No estás poco valiente!
Pepa ¡Porque puedo!
¿Tú te has creído que te tengo miedo?
Man. ¡Vaya y cómo te creces!
Pepa ¡Yo valgo más que tú cincuenta veces!
En todas partes hay, pa que lo sepas,
Manuelas de alquiler, pero no Pepas.
MAN. ¡Maldita Sea! (Aparecen los guardias.)
PEPA (Señalándolos a Mámela.)
(¡Que no hables en voz alta!)
Man. (Siempre estos llegan cuando no hacen falta ).

(En voz ba.jísima hasta el final de la escena.)

Pepa (De buena vienen ellos á librarte.)


Man. (Cuando no estén, yo volveré á buscarte.)
Pepa (¡Cuando quieras! ¡iht estoy como una fragua!)
Man. ¡Agua, aguardiente, azucarillos, agua!
(A grito pelado. Vase )
— 33 —

ESCENA XV
DICHOS, mer.os MANUELA

GüAR. 1.° Oye, güeña moza:


ahora que no hay gente
despáchanos unas
copas de aguardiente.
GüAR. 2.° Mira que si acaso
pasa el ispetor...
GUAR. l.° ¡No pasa, y si pasa,
que pase, mejor.
A los pobres guardias
que están de servicio,
¿por qué han de prohibirles
beber, si no es vicio?
¿Por qué del refresco
nos han de privar,
cuando lo pagamos...
(Mirando á Pepa, que les ha. mido dos copas.
si quieren cobrar?
Pepa ¿Agua?
Guar. l.° Pa los peces.
Guar. 2.° ¿Qué debemos?
Pepa ¡Nada!
Guár. 1° Estimando, prenda.
Guar. 2.° Es muy resalada.
Aquí en Recoletos
no hay otra mejor...
Guar. l.
(
Vamos, por si acaso
pasa el ispetor. (vanse por la izquierda.)

ESCENA XVI
DICHA, DOÑA SIMONA y ASIA por la derecha

Asia ¡Qué hermosa está Febea!


Sim. ¿Y quién es Febea?
Asia La luna, mamá.
Sim. Como no llamas á las cosas por su nombre,
nunca sabe una de lo que hablas. Mientras

3
— 31 -
tú contemplas los astros, ¿sabes lo que ven-
go pensando yo?
Asia Lo ignoro.
Sim. Que lo mismo da ponerse la cara colorada
por treinta duros que por cuarenta, y que
he resuelto pedir prestados á Serafín mil
quinientos reales.
Asia Mamá, ¿qué dices?
Sim. Digo mil quinientos reales.
Asia ¿Serás capaz?
Sim. Lo que hace falta es que él sea capaz de
dármelos. ¡Hola, Pepal
Pepa Buenas noches, señoritas. Me alegro mucho
de que vengan ustedes solas.
Sim . ¿Pues?
Pepa Tengo que hablar reservadamente con us-
tedes de una cosa muy gorda antes que ven-
ga el señorito Serafín.
Sim. Me pone usted en cuidado. ¿Qué es ello?
Asia Hable usted, que me devora la impaciencia.
Pepa Oigan ustedes.

ESCENA XVII

DICHAS y los BARQUILLEROS. En tanto que estos cantan, Pepa


habla con doña Simona y Asia, que demuestran con sus ademanes
la sorpresa que les produce lo que aquella les cuenta

Música

Barq. Vivimos en la Ronda


de Embajadores,
al lao de la Ribera
de Curtidores.
Pasamos nuestra vida
con los chiquillos,
que son los que consumen
nuestros barquillos.
Cruzamos el Prao,
la plaza Colón
voceando: ¿quién los quiere
tiernecitos,
tostaitos
de canela y de limón?

Las niñeras y los soldaos


por nosotros están pirraos
y dan cuartos á los chiquillos
pa que se los jueguen á los barquillos,
y los ocho ú diez ú dcce
que les damos por favor
se los comen casi siempre
entre la niñera y el gastador.

Cuando viene un señorito


y nos dice: vamos á jugar,
en menos que canta un gallo
la trampa está prepará.
Como están los clavos flojos
y máquina desniveló,
la
por más que se vuelva mico,
que ni pa Dios que nos pué ganar.
"Una jSería un pueblo!
Otro . ¡U dos ó tres!
Los cuatro Que un silbante ganar quisiera
á los barquilleros de Lavapiés.
Barq. 1.° Yo me Voy á las Vistillas.
(Cargando con el bombo.)
g
Barq 2. Yo á la Puerta de Alcalá. (ídem.)
Barq. 3 ° Yo me quedo en Recoletos.
Barq. 4.° Yo á la plaza la Ceba.
(Marchando marcia'mente.)
.Jjoscuat.ro ¡Ar! ¡Una!
¡Ar! ¡Dos! (Despidiéndose unos do otros.)
¡Adiós! (Vanse.)

ESCENA XVIII

DTCHAS, menos los BARQUILLEROS

Hablado
Asía ¡Ay, no puedo más!
Pepa ¡Se ha desmayado!
-SlM.. ¡Agua! (Pepa trae ogua del puesto.) ¡Pobre hij
— 36 -
mía! (Abanicándola.) ¡El desengaño ha sido ho-
rrible! ¡Qué- hombre tan pillo!
Pepa Beba usted, señorita.
Sim. ¡Hija mía, vuelve en sí, por Dios, vuelve
en sí!
Asia Se dice vuelve en ti, mamá.
Sim. Bueno, el caso es que vuelvas.
Asia ¡Qué desgraciada soy!
Pepa ¿Y están ustedes decididas?...
Sim. •
A todo, incluso á matarle en cuanto Je vea.
Pepa Eso no; hay que disimular, que no sospeche
nada.
Sim. ¿Ves qué bribón?
Asia ¡Qué pérfido!
Sim. ¡Y yo que confiaba en él para que nos saca-
se del apuro!
Asia Afortunadamente hemos sabido lo que es
antes de pedirle el dinero.
Sim. No, hija, desgraciadamente.
Pepa ¡Por allí viene!
Sim . ¡
Los merengues á escapel
Pepa Volando, (los sirve.)
Sim. Figuraré que he comido ya algunos... Hija
mía, está con él más amorosa que nunca.

ESCENA XIX
DICHAS y SERAFÍN por la izquierda

Ser. Señora, buenas noches, ¿cómo va?


Sim. Bien, ¿y usted, Serafinito?
Ser. Bien, gracias. ¿Y usted, Asita?
Asia Bien, muchas gracias.
Ser, á p^pa.) ¿Qué hay?
(aparte
Pepa (Ya se lo tragó.) (Rapidísimo aparte.)

Ser. (¿Hace mucho?)


Pf.p\ (Ahora mismo.)
Ser. ¿Qué nochecita, eh? (Sentándose y haciéndose aire
con el sombrero.)
Sim. Muy bochornosa.
Asia Hay cirrus y cúmulos; esto acabará con un
meteoro acuático.
— 37 —
Ser. ¡Es posible! (a doña Simona.) Otro merenguito,
anímese usted.
Sim. (con la boca llena.) Muchas gracias; ya me he
comido siete.
Ser. ¿Y usted, Asita, no toma nada?
Asia Lo que usted tome.
Ser. Pues yo. lo de siempre, zarza. Trae dos
.

vasitos, Pepa, (pepa i os sirve el refresco, colocando


un vaso delante do cada cual.)
Asia (¿Recibiste mi carta?)
Ser. (¡SI, amor mío. ¡Qué quintillas tan precio-
sas! ¡Cuánto siento no ser poeta para con-
testarte también en verso!)
Asia (Me basta conque tengas la poesía en el co-
razón.)
Ser. (Ahí bi la tengo... y toda para tí, para tí
sola.)
Asia (Has hecho un endecasílabo sin notarlo.)
Ser. (¿Si? Ahí tienes; eso rrueba que me sale del
corazón lo que te digo.)
Asia (¡Y que este hombre sea tan traidor! No
puedo convencerme.)
Ser. (¡Bebe un sorbito de mi vaso!)
Asia (Rechazándolo.) (No, que nos ve mamá. Bebe,
bebe.)
SER. (Apurando el contenido del vaso.) (Ya empieza á
dar cabezadas... A ver si empalma este sue-
ñecito Con el Otro... No; (Mirando el reloj.)
hasta más de media hora dicen que no pro-
duce efecto.)
Asia (¿Estás preocupado? ¿En qué piensas?)
Ser. (En tí, en tí á todas horas.)

Música

Ser. ¿Está dormida?


Asia Dormida está.
Pepa (Ya puede asegurarse
que hoy vigilará).

Ser. Yo te adoro, mi dulce ilusión,


y tu imagen grabada aquí está:
— 38 —
al momento
nos casamos
cuando tenga permiso de papá.
Pepa (¡Ja, ja, ja!)
Ser. Si entra pronto papá en el poder....
Pepa (Ilusiones del pobre señor).
Al instante,
muy campante,
me voy á una provincia
de gobernador.
Pepa (iHuy qué horror!)
Asia Yo quiero saber
antes de todo eso
si
seré tu mujer.
Ser. Claro está que sí.
Asia Es que pasa el tiempo
y estamos así.
Sim . (Este piüastrón
está haciendo el paso
de la seducción).
Pepa (¡Vaya una ocasión
pa pintar un cuadro
pa la Exposición!)

Asia Yo tu esclava constante seré


y mi amor tuyo siempre será,
que un volcán hay en mi pecho
y en su lava
por tí abrasado está.
PEPA ¡Allá va! (Como si le pidieran agua.)
Ser. Eres digna, por tu educación,
de ocupar una gran posición
y serás gobernadora
de Cuenca ó de Zamora
ó de Castellón.
Sim. (¡Bribón!)

Ser. ¡Tú eres vida


de mi alma,
tú eres alma
de mi ser! (Yendo á obrazarla.)
Asia Quita, deja,
— o9 —
que nos mira
desde el puesto
mujer.
la
Ser. ¡Si no me quieres, bien mío,
va á haber un desastre!
Sim. (iQué pillastre!)
Asia Ya sabes tú que por tí
yo á morir estoy pronta.
Pepa (¡Ay, qué tonta!)
Asia ¡Quieto!
Ser. ¡Anda!
Sim. (¡Pillo!)
Pepa (¡Randa!)
Ser. y Asia ¡Dulce ilusión!
Ser. ¡Anda!
Asia ¡Quieto!
Sim. (¡Tipol)
'
Pepa (¡Feo!)
Pepa y Sim. (¡Vaya un bribón!)

Asia ¡Ay,qué feliz que voy á ser


cuando seamos marido y mujer!
Ser. Tú mi consuelo constante serás.
Pepa (Si no lo es de los demás.)
Ser. ¡Oh, qué placer! ¡Oh, qué ilusión!
¡Tú eres encanto de mi corazón;
tú haces que loco me vuelva por tí
siempre que á tu lado me veo así!
¡Te amo!
Asia ¡Me ama!
(Doña Simona ronca estrepitosamente.)
Pepa ¡Agua!
Asia Eres mi cielo.
Ser. Eres mi afán.
Pepa ) (¡No cabe duda,
Sim. ) es un truhán!)
Asia ¡Ay, no es posible!
Ser. Dime que sí.

Asia ¡Ay, Serafín, yo me muero por tí!

Los dos Nunca, bien mío,


te he de olvidar.
Pepa ) (¡Ay, qué sorpresa
Sim. ) te vas á llevar!)
(Cuando esta 3epa
todo mi plan,
lo novelesco .

le agradará,

y yo seguro
cuento el triunfar
sin el peligro
de la mamá.)
(¿Por qué, Dios mío,
me ha de engañar,
siyo le adoro
cada vez más?
De su proyecto
quiero dudar
mientras no vea
la realidad.)
(La señorita
chiflada está
y no sabe disimular;
lo
si ella lequiere
no bastarán
ni los cien ojos
de la mamá.)
(Como el proyecto
sea verdad,
yo se lo juro
al muy truhán;
aun cuando viva
cien años más,
de esta aventura
se acordará.)
(Al ver que despierta doña Simona, Asia y Serafín
vuelven á sentarse rápidamente. )

Hablado
Yo creo que me he quedado un poco tras-
puesta.
Sí, un poco.
Con este calor tengo la cabeza tan pesada...
Pues vamos á dar unas vueltecitas en el
COChe... (Bosteza.)
No; prefiero ir á pie hasta la Castellana, á
ver si me despejo algo.
— 41 —
Ser. Como usted quiera; lo tomaremos cuando
usted se canse; lo tengo ahí arriba esperan-
do... (Ya pronto debe hacerle efecto.) (Mira ai
reloj.)

Sim . Buenas noches, Pepa.


Pepa Vayan ustedes con Dios.
Ser. Toma. (Dándole una moneda.) \

Pepa Muchas gracias, señorito.


SER. (Las gracias á tí, Pepa.) (Bosteza muy fuerte.
Vanse.)

ESCENA XX
PEPA y luego DON AQUILINO por el foro izquierda

Pepa ¡Qué satisfecho se va el muy...! Vamos, todo


lo que sejdiga de él es poco.
Aquil. i
Jé, jé! Allí van mis inquilinas, acompañadas
por Serafín. ¡La mamá esta noche le sacará
los cuartos y mañana me pagará con mi pro-
pio dinero! ¡Qué mundo este! Adiós, Pepa.
Pepa Hola, don Aquil no. ¡Usted por aquí!
Aquil. Sí, hija; he salido á dar una vuelta para re-
frescarme un poco...
Pepa ¿Quiere usted tomar algo?
Aquil. No; ni me siento siquiera. Es ya tarde y yo
madrugo mucho.
PtPA Pues mañana temprano iré por su casa, por-
que tengo que verle.
Aquil. ¡Malo! Eso me huele á renovación del pa-
garé.
Pepa Pues está ustsd equivocao; porque aquí ten-
go el dinero para pagarle.
Aquil. ¿De veras?
Pepa Mírelo usted; un billete.
Aquil. jAh! Pues entonces no necesitas molestarte
en ir á casa, porque yo traigo precisamente
tu documento en la cartera... Los que están
al caer los llevo conmigo, por si acaso...
Pepa Pues venga y tome usted.
Aquil. ¿Será bueno? (Mirándolo ai trasluz) ¡Calle! Yo
conozco este billete con esta contraseña... Sí;
es de los que di á Serafinito.
— 42 —
PEPA mny alarmada.) ¿Qllé? ¿Es falso?
(Acercándose
Aquil. hija mía, es bueno; pero... ¿quién te ha
iSTo,

dado este billete?


Pepa ¿Y á usted qué le importa? Pues tiene
gracia!
Aquil. ¡Ya lo creo que la tiene! ({Serafín, por lo
visto, se entiende con esta también... y tam-
bién cobro yo esto de mi propio dinero.)
Toma, toma tu pagaré.
Pepa Está bien; hasta otra.
Aquil. Que sea pronto.
Pepa No lo quiera Dios.
Aquil. Vaya, buenas noches.
Pepa Abur, don Aquilino.
Aquil. Está visto; hay días en que hasta los cojos
salimos de casa con buen pie. (vas©.)

ESCENA XXI
PEPA y tres CHULOS que vienen marchando al compás de lo que
tocan en las guitarras. La SEÑÁ TOMASA, que ayuda á Pepa á servir

Chulo 1 ° ¡Alto el fuego!


Chulo 2.° ¿Otra ronda?
Chulo 3 0
Esta la pago yo.
Pei'A ¿Y de qué va á ser?
Chulo 2.° Del mono.
Chulo l.o Es lo mejor pa la mona. (Se sientan y Tomasa
les sirve las copas. El d2 la guitarra sigue siempre
tocando, aunque muy piano.)
Chulo 2.° ¿No hay muñuelos?
Chulo l.o ¡Hombie, no; eso en la verbena!
Chulo 3.° Yo los pagaré allí; los muñuelos de cuenta
mía.

ESCENA XXII

DICHOS; DOÑA SIMONA y ASIA, que entran muy deprisa

Sim. Pepa.
Pepa ¿Qué, qué ha sucedido?
Asia ¡Pepa, usted nos ha salvado.
.

— 43 —
Sim. jQué bribón!
Asia ¡Qué fementido
Sim. Ahí, sobre un banco, dormido
como un tronco se ha quedado.
Pepa ¿De veras?
Asia Pálido, inerte;
imagen de la muerte.
fiel
Sim. ;Si me da usté eso, me matal
Asia Se ha decidido mi suerte;
¡volveré á Valdepatata!
(Doña Simona abreza á su Lija, y luego, mientras sale-

el Coro, se despiden de Pepa y vanse.)

ESCENA XXIII

PEPA. Coro de gente que viene del teatro

Música
Coro Ya es más dela una y media,
¡Jesús, qué atrocidad!
Un día en el teatro
nos amanecerá.
La culpa es de la Empresa,
y si esto sigue así,
dará leche de burras
á la hora de salir.
¡Ay, qué calor hacía
en el teatro aquel!
Aquí se está muy fresco
y se respira bien

ESCENA XXIV
DICHOS. El GACHÓ del aipa con el instrumento

Gachó Signore, buona sera,


ascolti per pietá,
ascolti al poverino
qui canta per manglar.
(Toca, y la gente le rodea. Mientras ejecuta el preludio-
exclama dramáticamente.)
¡Oh, Dio! ¡Oh, Dio, qu'io sonno disgraciato!
— 44 —
Una niñeira*
in Barcelona,
d'un soldatino
s'inamoró,
é al mechi é michi
de relazione,
ilregimentó
se las guilló.
Tatti li mundi
le preguntaba:
¿qué cosa é fatto
que llora así"?
E la fanciula
li respondeba
qu'il soldatino...
¡Jí, ÍU ih jü
* lo son no il trova tor
qui vaga per Madrí.
CORO (Señalando los bolsillos.)
Lo que este es un truhán.
¡Mucho ojo por aquí!

Pepa (cautando.) ¡Ayl [Ayl


(La gente se acerca á ella para escucharla.)
-Gachó (Pidiendo.) ¡Siguori, per pietá, un piccolo pe-
rro para il pOVerino! (viendo que nadie le da nada,
se mete por entr^ la ger.te y vuelve á cantar:)
Una niñeira
in Barcelona,
d'un soldatino
s'inamoró...
Unos (Empujándole.) ¡Largo de ahí!
Otros ¡Déjenos en paz!
•Gachó (Retirándose.) ¡Oh, Dio mío, q'uio sonno des-
ventura to!
(Oyese dentro Ja vo.-j de Manuela, que rregona á gri-
tos. Pepa sale á su encuentro.)
Man. ¡Agua, aguardiente y azucarillos, agua!
Pepa Ya está atíí la Manuela;
sivuelve á insultarme,
aunque haya aquí gente
yo no he de aguantarme.
— 4H —

ESCENA XXV
DICHOS y MANUELA
PEPA (Yendo hacia Manela.)
¿Tú vienes sin duda,
buscando cuestión?
Pues no tengo gana*
de conversación.
Man. Pues yo sí la tengo,
y me has de escuchar,
que vengo esta noche
con ganas de hablar.
Coro (Silencio, silencio,
¿jue va á haber cuestión;
la cosa m°rece
prestar atención.)
Man. (Que deja la vasera en el suelo, se dirige á Pepa en ac-
« titud amenazadora.)
Tu sin duda te has creído
que yo soy una cualquiera,
porque tú tienes un puesto
y yo voy con la vasera.
Pero ya saben lo que eres „
más de dos y más de tres,
porque tú eres una cosa...
que ya sabes tú lo que es.
(La gente sujeta á Pepa, que va á lanzarse sobre la
otra.)
Déjenla ust c des,
no la contengan,
que esa me teme
más que á un nublao,
y estoy segura
que si la dejan,
no va conmigo
á ningún lao.
Pepa ¿Que no?
Man. ¡Que no, que no!
Pepa '

Ya yo esta noche
te dije
que en seguida que te viera
te arrancaba el añadido
por chismosa y embustera.
Si tuvieras un poquito
de vergüenza y diznidá, ,

no pasabas por mi puesto


con la cara levantá.
No te pongas tantos moños,
que á pesar de tu honradez
á la calle de Quiñones
te han llevao más de una vez.
Pero á mí entodavía
en la procesión,
no han venido á invitarme
para ir de pendón.
I
f
á, 3¿ s
j*l
[Qué bueno val
(Amenazándose ctvda vez más cerca y con más bra-
vura.)
Tú no tienes ni decoro,
ni principios, ni vergüenza,
y si vuelves á mirarme
tevoy á an anear la trenza.
Ya no quiero más palique*
conque en facha ponte ya,
que esta noche no te salva
ni la paz y caricia.
(Mientras disputan las dos aguadoras )
Estas se pegan;
Ahora se agarran...
¡A que la atiza
¡A que la da!
Si las dejamos,
pué que se maten.
Si llega el caso
se evitará.
(Van á agarrarse insultándose ágr'tos; cuando se abren
paso entre la gente Viconte y Lot erizo. Al verlos se se-

paran las dos y quedan inmóviles.)


ESCENA XXVI
DICHOS LORENZO y VICENTE

(A Pepa.)
Vamos á ver, ¿qué ha pasao?
No ha pasao ná.
(a Manuela.)
¿Qué haces tú aquí?
{Ya lo ves:
petrificá!

Vamos, tú, ¿qué ha sucedi-


(a Pepa -Hablado.)
do aquí? Que yo quió saberlo, ¿sabes? A de-
cirlo todo.
Bien sabes que la Manuela
anda buscando cuestión;
yo estoy tranquila en mi puesto,
yo no la busco.
(a Vicente y Manuela.)
Tiene razón.
Que no me insulte,
ella
que yo no la falto;
pero si me ofende
muelas la salto.
tres
Esto es lo que ha habido,
pregunta y verás.
(Enterneciéndose basta llorar.)
amigas
¡Fíate de las
que una quiso más,
y con este pago
al fin te verás!
(Limpiándose las lágiimas con el delai iai.)

(A Manuela. -Hablado.) VamOS, tú. á ver SÍ CS


verdad todo eso. Va á resultar que tienes tú
la culpa de too... Habla de una vez.
Todo lo que ha dicho esa,
no sé si con intención,
te lo he dicho yo mil veces
hablando de ella.
(A Pepa y Lorenzo.) Tiene razón.
No la di motivos
mientras fué mi amiga
pa ninguna queja,
y que ella lo diga.
Sino que las cosas
han venido así,
(Enterneciéndosecomo Pepa.)
pero á nadie le hace, daño
huiS que me hace á mí,
que por tonterías
estemos así.
(Secándose las lágrimas con el delantal y sollozando.—
Lorenzo y Vicenta se miran, las miran á ellas, se dan
con el codo y «e sonríer, guiñando un ojo.)
Pues después de oir todo
loque ha pasao,
vais á darsus las manos
y se ha acabao.

VamOS. (Animando á Pepa.)


(a Manuela.) ¡Andal
(Acercándose á Manuela.)
;
Bueno!
jYal
(El Gachó del arpa que aparece por el foro fibriénco-
se paso entre la gente.)
Una niñeira
in Barcelona, etc.
(La gente le empuja y se marcha. Manuela y Pepa se
dan al fin la mano y se abrazan llorando.)
¡Así me gusta!
¡Si son dos barbianas!
(Retirándose.)
Al fin y al cabo
se arregló todo;
con esta gente
siempre es igual:
muchos insultos
y luego nada...
Vamos andando,
que es tarde ya. (Vanse por la izquierda.)
— 49 —

ESCENA XXVII
LORENZO, VICENTE, PEPA, MANUELA y la SEÑA TOMASA

VlC, (A Manuela.)
Pa que veas, Manuela,
lo que es Vicente.
LOR. (a Pepa.)
Mira tú si me porto
decentemente.
(Deshacen á un tiempo dos envoltorios que traen bajo
el brazo y qu3 no han dejado durante las escenas an-
teriores, y sacan dos mantones de Manila.)
Pepa i ¡Mi mantón de Manila!
MAN. ) (Una á otra.)
¡Los han sacao!
Vic. ) ¡Ya los dos prisioneros
Lor. ) se han rescatao!
(Cada uno pone el mantón á su cada una.)

Lor. (a Pepa.) ¿Pues habías tú de quedarte sin ir á


la verbena? Primero faltaría el sol, digo, la
luna, que es de noche.
Vic. (a Manuela.) ¡Así quió yo verte, arrebujáa en
ese cacho de gloria!
Peía (a la señá Tomasa.)
Usté, señá Tomasa,
recoja el puesto ya,
y vaya luego á casa
y espérenos allá.
(La señá Tomasa empieza á recoger todo lo del pues-
to, las sillas, mesas, Pepa coge de un vaso, donde
etc.

los tiene puestos en agua, varios claveles, da algunos á


Manuela y las dos se adornan con ellos la cabeza.)

Pasacalle

V°c j
Vamos andando, de bracero agárrate.

PEPA j (Cogiéndose á ellos.)


Man . [ Vamos andando pa la calle de la Fe.
— 50 —
LoR. (a Pepa.)
jRical
PEPA (a Lorenzo.)
¡Chulo!
Lor. ¡Fea!
Pepa ¡Ya!
VlC. (A Manuela.)
¡Rosa!
Man. ¡Nardo!
Vic. ¡Lila!
Man. ¡Quiá!

Lor. j
En cuanto el santo vea
Vic. ) estas chiquillas,
asac y todo salta
de las parrillas.
Pepa \
Y en cuanto os presentéis
Man . j vosotros dos,
al ver la gracia chula
que tienen los chavós,
nos echan estampitas
con la cara de Dios.

LOR. I
(En V02 bajísima.)
Vic. j ¡Huy, huy, huy, no te desagarres,
porque así arrimaíta
te quiero yo!
Pepa ) (lo mismo.)
Man. )
¡Huy, huy, huy, yo no tne separo
como tú no te vayas!

De barro un San Lorenzo


te he de comprar.
Pepa
Pa rezar.
Man.
Lor. Y pa que no volvamos
Vic. á regañar*
— 51 —
Y corno el Santo,
siempre á tu lao
quiero estar por tus ojos
achicharrao.

Los cuatro Andando, vamos pronto


á la verbena
pa que digan: ahí viene
la gente buena.
Compramos unos pitos
pa pitar,
y en cuanto nos hartemos
los cuatro de tocar
en amor y compaña
nos vamos á cenar, (vanse.)

ESCENA XXVIII

LA SEÑA TOMASA, que cierra el puesto y se marcha. Un Farolero


apaga antes el farol de gas y la escena queda á obscuras. Música en
la orquesta. Motivo instrumental de los ratas de "La Gran Vía.» Do
entre los árboles se destacan el 1.°, 2.°
y 3.°, que atraviesan la escena
y desaparecen sigilosamente por la izquierda. Poco después vuelven
trayendo uno la americana de Serafín, otro el chaleco y otro el pan-
talón. Se reúnen en el centro de la escena, y el que lleva la ameri-
cana saca de ella la cartera, que enema á los otros, marchándose
los tres muy contentos y de prisa, por la derecha. Poco daspués sa-
len por la izquierda SERAFÍN, en calzoncillos blancos, entre los
dos GUARDIAS

ESCENA ULTIMA
SERAFIN Y GUARDIAS 1.° y 2.°

Guar. l.o ¡Ande aprisa!


Ser. ¡Por favor!
¿Guar. l.o ¿Vino usted á los jardinillos,
sin vergüenza ni pudor,
.

—n_
á dormir en cajzoncillos
porque hace mucho calor?
Ser. ¡Pero hombre, si me han robado!.
Guar. 2,o jPues vaya un sueño pesado!...
Güar. l.o Y una inamovilidaz!
j

Guar. 2. o ¡Ande usted, desvergonzado!


Guar. l.o ¡Kespete á la autoridaz!
(Se lo llevan y cae el telón.)

FIN
OBRAS DRAMATICAS DEL MISMO AUTOR

Un sarao y una soirée *, zarzuela en dos actos y en verso, origi-


nal, música del maestro Arrieta. (Tercera edición.)
El figle enamorado, saínete original, música del mismo maestro.
La mujer del prójimo, comedia en un acto y en verso, original.
De Madrid á Biarrltz 2 zarzuela original, en dos actos y en
,

prosa, música del maestro Arrieta.


Más vale tarde que nunca, proverbio original y en prosa, en
un acto.
Perro, 3, 3.° izquierda 3
,
juguete cómico en un acto, original y
en prosa.
¡Cultón! 3
, ídem ídem.
Un palomino atontado, zarzuela en tres actos y en verso, arreglo
del francés, música del maestro Rogel.
Un cuarto ¿ esalquilado, pasillo cómico, original y en verso.
Se continuara, juguete en un acto, escrito sobre un pensamiento
francés.
Esperanza, zarzuela dramática en dos actos y en verso, original,
música del maestro Cereceda.
Las medias naranjas 3
, comedia en dos actos, en prosa, imitada
del italiano.
Eva y Adán, juguete cómico, original y en verso.
La hoja de parra, juguete cómico-lírico, en verso, original, mú-
sica del maestro Marqués.
La vallina ciega, zarzuela cómica, en dos actos y en prosa, imita-
da del francés, música del maestro Caballero. (Tercera edición.)
Levantar muertos *, juguete cómico en dos actos y en prosa.
El domador de Aeras 5 saínete lírico, escrito sobre el asunto
,

de un vaudeville, música del maestro Barbieri.


Doce retratos seis reales, pasillo cómico, original y en verso.
(Quinta edición.)
León y leona, entremés, en prosa, original.
Cada loco con su tema, jiiguete cómico, original, en un acto y
en prosa.
Los señoritos, comedia en tres actos, original y en prosa.
Los señoritos, refundida en dos actos.
La viuda del zurrador s , parodia en un acto y en verso.
La clave 3 zarzuela en dos actos, música del maestro Caballero.
,

La mamá política, comedia en dos actos, original y en prosa.


»

La Marsellesa, zarzuela en tres actos, original y en verso, música


del maestro Caballero. (Quinta edición.)

La careta verde, comedia de gracioso, en dos actos, original y en


prosa. (Tercera edición.'

El siglo que viereé zarzuela cómico-fantástica, original, en


-',

tres actos y en prosa, música del maestro Caballero. (Segunda


edición.)

El año sin Juicio, revista cómica, original, en un acto.

Los madriies. revista cómica, original, en dos actos.

Lns sobrinos del capitán Grant, novela cómico-lírico- dramá-


tica, en cuatro actos, música del maestro Caballero. (Tercera
edición.)

El empresario de Valdemorillo, revista cómica en dos actos,


original.

El diablo cojuelo, revista en tres actos, música del maestro


Barbieri.

El noveno mandamiento, comedia en tres actos, original y en


prosa. /

Las dos princesas, zarzuela en tres actos, arreglada del francés


''con música del maestro Caballero. (Segunda edición.)

Esto, lo otro y lo de más allá, revista cómica, original, en un


acto.

Periquito 5 zarzuela cómica en tres actos, en prosa y verso, escrita


,

sobre un pensamiento francés, música del maestro Uúbio.


La ocasión la pintan calva 5 comedia en un acto y en prosa,,

imitada del francés.


¡%fiiós, Madrid! 5 boceto de costumbres
, madrileñas, en tres
actos, en verso y prosa, original.

; %diós, Madrid! 5, refundida en dos actos.


lie tiros largos s, juguete cómico, arreglo del italiano, en un acto
y en prosa. (Cuarta edición.)
La primera cura 5, comedia en tres actos y en verso, original.
La primera cura 3 refundida en dos actos.
,

La calandria 5 juguete cómico-lírico, en un acto y en prosa, [ori-


,

ginal, música del maestro Cbapí. (Cuarta edición.)

El hijo de la nieve 5 novela cómico-dramática, en tres actos, en


,

prosa y verso, original.


Robo en despoblado 5 comedia de gracioso en dos actos y en
;

prosa, original. (Tercera edición.)


La tempestad, melodrama, original, en tres actos, en verso y
prosa, música del maestro Cbapí. (Décima edición.)
La mujer del sereno, comedia original en un acto y en prosa.
(Tercera edición.)
La criatura, bumorada cómica original, en un acto y en prosa.
(Tercera edición.)
La almoneda del 8," comedia en dos actos, original y en
prosa.
* j
Papeles son papeles..,, proverbio en un a^to, original y eu
prosa.
Coro de señoras s pasillo cómico-lírico, original, en xin acto y en
,

prosa, música del maestro Nieto. (Tercera edición.)


Golondrina, comedia en un acto y en prosa, original. (Segunda
edición.)

f.os lobos marinos s , zarzuela cómica en dos actos y en prosa,


original, música del maestro Chapi. (Tercera edición.)

El padrón m»bící pal s juguete cómico en dos actos


,
y en prosa,
original. (Quinta edición.)
1.a bruja, zarzuela en tres actos, y en prosa, original, miísica del
maestro Chapí. (Sexta edición.)
El señor gobernador 5
, comedia en dos actos y en prosa, origi-
nal. (Cuarta edición.)

El chaleco blanco, episodio cómico-lírico en un acto, en prosa,


original, mriáica del maestro Chueca. (Tercera edición.)
El rey que rabió 5 zarzuela cómica, original, en tres actos, en
,

prosa y verso, música del maestro Chapí. (Octava edición.)


El oso muerto 5 comedia en dos actos y en prosa, original. (Se-
gunda edición.)
Zaragüeta 5, comedia en dos actos y en pros*, original. (Quinta
edición.)

El bigote rubio, comedia en un acto y en prosa, original. (Tercera


edición.)
Agua, azucarillos y aguardiente, pasillo veraniego, original,
en verso y prosa, música del maestro Chueca. (Cuarta edición ..)

El espejo del alma, proverbio cómico en un acto y en prosa, ori-


ginal.

LIBROS
Colorín colorao... Cuentos en prosa. Un tomo de 332 páginas.

(en prensa)

Zarzamora, novela.

1 En colaboración con el Sr. Lustonó.


2 Idem id., Coello.
3 Idem id., Campo-Arana.
4 Idem id., Blasco.
5 Idem id., Vital Aza.
PUNTOS DE VEN' 1"
a

MADRID
Librerías de los Sres. Hijos de Cuesta, calle de Carre-
tas, 9; de D. Femando Fe, Carrera de San Jerónimo, 2;
de D. Antonio San Martín, Puerta del Sol, 6; de D. M. Mu-
de Alcalá, 7; de D. Manuel R osado, calle de Es-
rillo, calle
parteros, 11; de Gutenberg, calle del Príncipe, 14; dé los
Sres. Simón ij C. a calle de las Infantas, 18, y del Sr. Es-
cribano, plaza del Angel. ,2.

PROVINCIAS Y EX TRANJERO

En casa de los corresponsales de esta Administración,

También pueden hacerse los pedidos de ejemplares directa-


mente á esta casa editorial, acompañando su impone en sellos
de franqueo ó letras de fácil cobro, sin cuyo requisito no serán
servidos.

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