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Castillo Interior - Recapitulación PDF

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RECAPITULACIÓN

Programa de Estudios OPI

Publicación oficial de la Escuela Internacional de Filosofía Iniciática


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FIN DE MÓDULO

RECAPITULACIÓN
Contenido

* El Castillo y las cuatro torres


* La terminología
* Invitación

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FIN DE MÓDULO - RECAPITULACIÓN
Phileas del Montesexto

El Castillo y las cuatro torres


Al comenzar este módulo hablamos brevemente de la visión
del Castillo Interior de Santa Teresa de Ávila y dijimos que
este recinto simbólico podía ser considerado el habitáculo de
nuestra Alma espiritual, adoptándolo como modelo para ex-
plicar la constitución humana:
• Un castillo interior, sede del Sancta Sanctorum o Santuario
del Ser
• Una fortaleza exterior con cuatro torres

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El trabajo iniciático, a través de la Ascesis, busca optimizar,
fortalecer y mantener en perfecto estado las cuatro torres para
que puedan servir de defensa ante los dragones externos, a fin
de que podamos dedicar nuestras energías a la construcción
del Santuario Interior.
Estos dragones alegóricos, que estudiaremos más adelante,
son: el basilisco (Tierra), la serpiente escamosa (Agua), el
dragón alado (Aire) y la bestia de fuego (Fuego), los cuales
determinan cuatro frentes de batalla, y que simbólicamente

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suponen la neutralización de los venenos del dragón (malos
hábitos) usando eficaces antídotos (hábitos de excelencia),
mediante la transmutación de los vicios en virtudes.
En las ilustraciones del rosacruz inglés Robert Fludd, las cua-
tro torres de la fortaleza aparecen defendidas por arcángeles
y atacadas por demonios, los cuales representan –respectiva-
mente– las fuerzas de la luz y las de la oscuridad.
Mientras que cada torre está asociada a un elemento: Tierra,
Agua, Aire y Fuego, el Santuario Interior está vinculado a un
quinto elemento o quintaesencia: el Éter.
Estos cinco puntos son el fundamento de la arquitectura sim-
bólica. Al comenzar una construcción, los masones primi-
tivos marcaban con piedras especiales las cuatro esquinas
y trazaban dos diagonales, a fin de marcar un quinto punto
central, donde se situaba el “eje del mundo” (“axis mundi”),
el lugar de contacto entre lo alto y lo bajo, lo de afuera y lo de
adentro. En otras palabras, el sitio preciso donde se resolvían
todos los conflictos y oposiciones.
De ahí surge el símbolo de la estrella de cinco puntas, que re-
presenta al ser humano con sus piernas y brazos abiertos, una
imagen del número cinco, asociada al ser humano integrado,
el microcosmos.
Los cinco elementos determinan cinco áreas de trabajo, que
son las que sustentan todo el trabajo de nuestra Escuela:
Tierra – Entrenamiento Físico – Corporalidad
Agua – Entrenamiento Pránico – Vitalidad
Aire – Entrenamiento Emocional –Afectividad

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Las cuatro torres y su defensa según la ilustración de Robert Fludd

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Fuego – Entrenamiento Mental – Concentración
Éter – Entrenamiento Espiritual – Espiritualidad
Estos cinco elementos y estas cinco áreas también están vin-
culadas a cinco instancias o grados del desarrollo (“iniciacio-
nes”) mediante las cuales el “Hombre Viejo” se convierte en
un “Hombre Nuevo”: un Iniciado de los cinco elementos.
¿Por qué insistimos en esto? Porque estos cinco elementos
son los que brindan un marco simbólico y vivencial a todo el
trabajo de nuestra Obra, y es preciso interiorizar y compren-
der estas cinco áreas de trabajo a fin de lograr un desarrollo
verdaderamente integral.

La terminología
“Aunque la rosa deje de llamarse rosa, seguiría oliendo a
rosa” (William Shakespeare)

Hay un cuento espiritual muy interesante que habla de cuatro


viajeros que provenían de distintos países y que iban cami-
nando juntos por la misma ruta, aunque tenían poco dinero
para comprar comida.
Cuando llegó el momento del almuerzo, el viajero árabe dijo:
“compremos inab”.
– De ningún modo, es mejor comer angur. –señaló el persa.
El turco no estuvo de acuerdo e intervino: “No, no. Yo deseo
comer uzum”.
Por último, el caminante griego dijo: “Lo que compraremos
será stafil”.
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Ante esta discrepancia y como ninguno sabía en qué consi-
tían los otros alimentos, empezaron a discutir y a pelear.
Un hombre que pasaba por allí les dijo: “Señores, no se pe-
leen. Yo puedo satisfacer el deseo de todos ustedes. Esperen
unos minutos, por favor”.
Al rato, el gentil visitante regresó con aquello que todos ha-
bían pedido sin saber que se referían a lo mismo en diferentes
idiomas: uvas.
Felices por el descubrimiento, los viajeros pagaron al hombre
por las uvas y siguieron su camino.
¿Qué nos quiere decir esta historia? Que muchas veces nos
enredamos discusiones sobre terminología y dejamos de lado
lo esencial. Esto ocurre particularmente en ámbitos espiri-
tuales.
La vivencia interior es inexpresable en palabras y por esta
razón en la literatura esotérica encontraremos muchísimos
términos distintos para hablar de un mismo fenómeno, pro-
ceso o situación. Este punto es de capital importancia para no
extraviarnos en el bosque de las palabras.
Muchas de las tontas discusiones que se dan entre los expo-
sitores de los temas iniciáticos se dirimirían fácilmente si es-
cucháramos y tratáramos de entender los conceptos más allá
de las palabras.

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Invitación
La Escuela Internacional de Filosofía Iniciática te invita a via-
jar y a convertirte en un noble caminante, a fin de recorrer
el desafiante camino que lleva a lo más alto, directamente al
centro de la conciencia. Esta senda antiquísima tiene dife-
rentes etapas, contratiempos, pruebas, peligros pero también
muchas satisfacciones, y nuestra principal tarea será enseñar-
te el mapa que hemos heredado de los viejos Maestros espiri-
tuales de Oriente y Occidente. Este mapa no es propiedad de
ninguna institución o Escuela sino que es un patrimonio de
toda la humanidad.
No te ofrecemos un simple material de lectura para que ma-
tes el tiempo sino que sinceramente deseamos que puedas
superar la letra muerta a fin de que puedas experimentar el
regocijo interior que supone asumir el rol de noble viajero y

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recorrer esta senda luminosa. El nuestro no es un programa
meramente conceptual sino que busca un perfecto equilibrio
entre la teoría con la práctica.
Es necesario conocer al dedillo el mapa del territorio que nos
disponemos a transitar y por eso debemos seguir las huellas
de aquellos osados viajeros del Espíritu que no sólo se aven-
turaron en esas tierras desconocidas sino que además regre-
saron para brindarnos su testimonio y su aliento.
En esta ruta, tu avance debe ser gradual, sin dar saltos, sin
pretender abarcar demasiado, a fin de ganar en calidad, no en
cantidad.
Aunque existen muchos caminos a la cima, no podemos se-
guirlos todos. No es importante que seas un erudito en temas
espirituales. No necesitas ser un especialista en Vedanta, Cá-
bala, Astrología, Tarot, Alquimia, Hermetismo, Tantra, etc.
Estos conocimientos seguramente te serán de gran utilidad
para entender el sentido universal y la coherencia de las en-
señanzas de la Tradición Perenne, pero si te conviertes en un
“libro con patas” habrás fallado en tu búsqueda. Debes con-
ciliar los conceptos con la vivencia. Solamente así el cono-
cimiento encarnará en ti y alcanzarás en tu interior la única
Verdad.
Parafraseando a los orientales, podríamos decir: “Cuando un
dedo señala el sendero, los tontos miran el dedo”. ¡No seas
tonto! No te contentes con mirar el dedo. Dirige tu mirada al
sendero, prepara tus botas, toma tu mochila y sal a caminar.

***

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En este momento de recapitulación, te sugerimos que eches
una mirada a todos los ejercicios que te hemos brindado en
las últimas semanas. Ellos no tienen como objetivo que ten-
gas experiencias agradables sino que buscan establecer una
base sólida para el trabajo iniciático.
Son píldoras para la memoria y buscan que “recuerdes” lo
que ya sabes, que te conviertas en lo que ya eres.
Considera todos los ejercicios como parte de una estrategia,
de un entrenamiento integral que iremos desarrollando a lo
largo de todo el Programa. No son prácticas aisladas sino pie-
zas de un puzzle. No las descartes a la ligera.
Atrévete a dar el paso y… ¡adelante!

El trabajo con los cuatro elementos como una vía de integración

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Poema: Ítaca
(Constantino Cavafis)
Cuando te encuentres de camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca ante ti.

Desea que sea largo el camino.


Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
detente en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.

Ten siempre en tu mente a Ítaca.


La llegada allí es tu destino.

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Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.

Ítaca te dio el bello viaje.


Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.

Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.


Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.

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ESCUELA DE FILOSOFÍA INICIÁTICA

www.initiationis.org

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