ARISTÓTELES - Constitución de Atenas
ARISTÓTELES - Constitución de Atenas
ARISTÓTELES - Constitución de Atenas
C)
CONSTITUCIÓN DE ATENAS 1
Primera constitución escrita
Aristóteles 2
[332 al 322 a.C]
fr. 5
Gennetai: antiguamente el pueblo de los atenienses, antes de que Clístenes organizase lo referente a las tribus, se dividía
en labradores y artesanos. Y las tribus de éstos eran cuatro, y de las tribus cada una tenía tres partes, que llamaban
phatriai y trittys. De éstas, cada una constaba de treinta estirpes, y cada estirpe tenía treinta hombres, que estaban
organizados por estirpes, los cuales se llamaban gennetai, y de entre los que se sorteaban los cargos sacerdotales que
correspondían a cada estirpe, como los Eumólpidas, Céryces y Eteobútadas, según cuenta Aristóteles en la Constitución
de Atenas con estas palabras: «Se dividen en cuatro tribus, pues los atenienses han imitado las estaciones del año, y cada
una de las tribus se divide en tres fracciones, de manera que hagan en total doce partes, como los meses del año, y éstas
se llaman trittys y phatrias; en la phatria se ordenan treinta estirpes, como los días en el mes, y la estirpe es de treinta
varones».9 Aristóteles dice que estando dividido todo el pueblo de Atenas en labradores y artesanos, sus tribus son cuatro,
y de cada una de las tribus hay tres partes, que llaman trittys y phatrias, y cada una de éstas son treinta estirpes, y la
estirpe se compone cada una de treinta hombres; a estos que están organizados en estirpe llaman gennetai.10 Trittys es
la tercera parte de la tribu, pues ésta se divide en tres partes: trittys, estirpes y phatriai, como dice Aristóteles en la
Constitución de Atenas.
fr. 6
«Este [Teseo] marchó a Esciros y murió despeñado por Licomedes, que temía que se apropiase la isla. Los atenienses,
más tarde, después de las guerras médicas, recogieron los huesos de éste.»11 Aristóteles cuenta que habiendo ido Teseo
a reconocer Esciros, verosímilmente por el parentesco de Egeo, murió precipitado por las rocas, a causa del temor del rey
Licomedes. Los atenienses, después de las guerras médicas, conforme a un oráculo, recogieron sus huesos y les dieron
sepultura.
fr. 7 12
«De entre los Códridas ya no se elegían reyes, por estimar que se habían vuelto muelles y blandos. Hipómenes, uno de los
Códridas, quiso quitarse de encima esta acusación, y habiendo sorprendido a un amante con su hija Leimone, dió muerte a
éste unciéndole al carro y encerró a su hija con un caballo hasta que murió.»
fr. 8 13
«Los compañeros de Cilón, que por causa de su intentona de tiranía se habían refugiado en el altar de la diosa, fueron
muertos por los de Megacles. A los que hicieron esta muerte los desterraron como sacrílegos.»
CONSTITUCIÓN DE ATENAS
1 14…acusando; Myron, y juraron sobre las víctimas los jueces escogidos entre los notables. Y después de sentenciar
que hubo sacrilegio, ellos fueron desenterrados y echados de sus tumbas y su estirpe expulsada con destierro perpetuo.
Epiménides de Creta purificó con ocasión de esto la ciudad.
2 Más tarde sobrevino discordia entre los nobles y la multitud durante mucho tiempo. 2 Pues su constitución era en todo
oligárquica, y además eran esclavos de los ricos los pobres, ellos mismos y sus hijos y mujeres y eran llamados clientes y
«sextarios» 15, pues por esta renta de la sexta parte cultivaban las tierras de los ricos. Toda la tierra estaba repartida entre
pocos. Y si no pagaban su renta, eran embargables16 ellos y sus hijos. Y los préstamos, todos los tomaban respondiendo
con sus personas hasta el tiempo de Solón, pues éste se convirtió el primero en jefe del pueblo. Era ciertamente el más
duro y más amargo para el pueblo, entre los muchos males del régimen, la esclavitud; es más, como consecuencia de
ésta, sufrían también por los restantes, pues, podemos decir, estaban desposeídos de todo.
3 El orden de la constitución antigua, anterior a Draeón, era el siguiente: las magistraturas se designaban entre los
notables y los ricos, y estos mandos duraban al principio por vida, después un decenio 17. 2 Las mayores y primeras
magistraturas eran: rey, polemarco y arconte; de éstas, la primera era el rey (como la tradicional que era); en segundo
lugar se estableció la polemarquía, porque hubo algunos reyes blandos para la guerra, por lo cual hubieron de llamar a Ión
18, dominados por la necesidad. 3 La última fue la de arconte, que la mayoría dice nació en tiempo de Medonte, otros que
en el de Acasto, y alegan como prueba que los nueve arcontes juran que han de hacer los juramentos solemnes del
tiempo de Acasto»; significaría esto que habían hecho los Códridas su renuncia al reino en tiempos de éste y a cambio de
los privilegios concedidos al arconte, Mas fuere esto de cualquiera de los dos modos, poca diferencia significa en los
tiempos; y que ella es la más moderna de estas magistraturas lo prueba que nada de lo tradicional es administrado por el
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arconte, como la hacen el rey y el polemarco, sino simplemente las cosas que han ido añadiéndose, por lo que es
recientemente cuando se convirtió en magistratura mayor, al acrecerse con estas cosas sobrevenidas. 4 Los
thesmothetai19 fueron creados muchos años después, cuando ya las magistraturas se elegían por años, y con el fin de que
trasladasen a escrito las leyes y las guardasen para juzgar los casos dudosos. Por la razón dicha es el único de los
arcontados que nunca fue más largo que anual. 5 En cuanto al tiempo tienen entre sí la precedencia dicha.
No estaban juntos todos los nueve arcontes, sino que el rey ocupaba el que ahora llaman Bucolion cerca del Pritaneon (y
la prueba es que todavía ahora allí se celebra la unión solemne20 y el matrimonio con Dioniso de la mujer del rey) 21, el
arconte, el Pritaneon, y el plemarco, el Epilicion (que antes se llamaba polernarcheion, y después que Epílico reconstruyó y
exornó éste cuando fue polemarco, recibió el nombre de Epilicion); los thesmothetai ocupaban el thesmotheteion, En
tiempo de Solón todos fueron reunidos en el thesmotheteion. Eran, además, soberanos y con atribuciones de sentenciar
por sí, y no como ahora sólo de instruir el proceso. Así, pues, las magistraturas eran de la manera dicha.
6 El consejo de los Areopagitas tenía la misión de conservar las leyes y administraba la mayor y más importante parte de
los asuntos de la ciudad, y castigaba con penas corporales pecuniarias y sin apelación a todos cuantos delinquían. La
elección de los arcontes se hacía entre los notables y los ricos, de los cuales eran escogidos los Areopagitas: por eso es
ésta la única de las magistraturas vitalicia aún ahora.
4 La primera constitución tenía la disposición dicha. Después, pasado algún tiempo, no mucho, siendo arconte Aristecmo
22, Dracón dispuso sus leyes, y esta organización fue del siguiente modo: 2 La plena ciudadanía se les daba a los que
tenían su armamento de hoplitas. Escogíanse los nueve arcontes y los tesoreros entre los que poseían hacienda libre no
inferior a diez minas; y para las demás magistraturas menores, entre los que tenían su armamento de hoplitas; los
estrategos y jefes de la caballería habían de probar una hacienda libre no menor de cien minas y además tener de mujer
legítima hijos legítimos de más de diez años; y éstos23 han de exigir fianza a los prítanos y los estrategos y los jefes de la
caballería desde que salen del cargo hasta la rendición de cuentas, y recibir cuatro fiadores de la misma clase de que son
los estrategos y jefes de la caballería.
3 El Consejo lo forman cuatrocientos uno de los ciudadanos de pleno derecho a quienes toca en suerte. Se sorteaban para
esta y para las demás magistraturas24 los que han cumplido treinta años, y uno no puede ser magistrado dos veces
mientras no les haya tocado a todos; después ya vuelve a entrar como al principio en el sorteo. Si alguno de los
consejeros, cuando hay sesión del Consejo o de la Asamblea, faltase a la reunión, había de pagar tres dracmas el de
quinientos medimnos 25, dos el caballero y una el labrador de un par.
4 El consejo del Areópago era el guardián de las leyes y vigilaba a los magistrados para que mandasen conforme a las
leyes. Y podía el agraviado denunciar ante el Consejo del Areópago, indicando contra qué ley se le hacía injusticia.
5 Los préstamos eran sobre la persona, como se ha dicho 26, y la tierra estaba repartida entre pocos.
5 Siendo talla constitución, y como los muchos eran siervos de los pocos, se levantó el pueblo contra los nobles. 2 Y
como fuera la discordia violenta y durase mucho tiempo la oposición entre unos y otros, escogieron 27, de común acuerdo,
como árbitro y arconte a Solón, y le encomendaron la constitución a él, después que compuso la elegía que comienza [fr. 4
Diehl]:
6 Colocado, pues, Solón al frente de los negocios, libertó al pueblo para el presente y para el futuro con la prohibición de
los préstamos sobre la persona, y puso leyes e hizo una cancelación28 de las deudas privadas y públicas, que llaman
«descarga», pues fue como si se hubieran quitado de encima un peso. 2 En esto intentan algunos calumniarle, pues
aconteció que cuando Salón iba a realizar las descargas se lo dijo a alguno de los nobles, y después, como los populares
dicen, maniobraron los amigos a costa de él, o, según los que prefieren calumniar, él mismo tomó parte. Pues tomaron
aquellos a préstamo y compraron muchas tierras, y a poco, al llegar la cancelación de las deudas, se enriquecieron, de lo
cual dicen que resultaron los que después fueron tenidos por «ricos antiguos». 3 Y ahora bien, más creíble es lo que dicen
los populares, pues no es verosímil que habiendo sido en lo demás tan moderado y llano que pudiendo, con someter a los
demás, hacerse tirano de la ciudad, se dejó tomar odio por unos y por otros y tuvo en más lo justo y la salvación de la
ciudad que su codicia propia, fuese a mancharse en cosas tan pequeñas e indignas. Que tuvo ocasión de hacerse tirano lo
prueban las dolorosas circunstancias, y en sus poemas él lo cita muchas veces, y los demás lo reconocen de acuerdo. Así,
pues, hay que pensar que esta acusación es falsa.
7 Estableció una constitución y dispuso otras leyes; dejaron de servirse de las instituciones de Dracón, excepto las
referentes al homicidio. Inscribieron las leyes en las columnas giratorias de madera, las colocaron en el Pórtico Regio y
juraron todos guardarlas. Los nueve arcontes juraban tocando la piedra29 y prometían ofrecer una estatua de oro si
transgredían alguna de las leyes. Por lo cual todavía ahora juran así.
2 Dio las leyes por cerradas para cien años y dispuso la constitución de esta manera: 3 por censo distinguió cuatro clases,
conforme se dividían antes: los de quinientos medimnos, los caballeros, labradores de un par y thetes. Todas las
magistraturas las atribuyó en su desempeño a personas de entre los de quinientos medimnos, los caballeros y los
labradores de un par, o sea los nueve arcontes y los tesoreros y 198 poletai y los once30 y los colacretai 31), señalando a
cada clase una magistratura en proporción a la magnitud del censo. A los que tributaban como thetes les concedió sólo el
que tomaran parte en la asamblea y en los tribunales. 4 Había de tributar como de quinientos medimnos el que sacase de
tierra propia quinientas medidas entre áridos y líquidos; como caballero, los que sacasen trescientas, o como algunos
dicen, los que pudieran criar un caballo, y éstos dan como prueba el nombre de la clase, como deducido de este hecho, así
como las estatuas dedicadas por los antiguos; pues ofrecida está en la acrópolis una imagen de Dífilo32 en la que se lee
esta inscripción:
8 Las magistraturas las estableció por sorteo de entre los elegidos que cada una de las tribus hubiese designado.
Proponía, para los nueve arcontes, cada tribu, diez, y de entre ellos se sorteaba; de lo cual aún dura en las tribus el sortear
diez cada una, y después entre éstos se sorteaba con habas. Prueba de que los hizo sorteables de entre las categorías del
censo, es la ley sobre los tesoreros, de la que continúan sirviéndose ahora todavía, y que manda que los tesoreros se
designen a la suerte entre los de quinientos medimnos 33.
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2 Así legisló Solón sobre los nueve arcontes, pues antiguamente el consejo del Areópago hacía una convocatoria y
escogía por sí al más adecuado, y los señalaba y distribuía entre los cargos para el año. 3 Las tribus eran cuatro, lo mismo
que antes, y había también cuatro reyes de tribu. De cada una de las tribus había señaladas tres trittyes y doce naucrariai
34. Sobre las naucrarias estaba establecida la magistratura de los náucrarai, -que cuidaba de los impuestos y gastos que
ocurrían; por eso en las leyes de Solón que ya no se usan está muchas veces escrito «que los náucrarai cobren» y
«gasten el dinero de las naucrarias».
4 Formó el Consejo de cuatrocientos, cien de cada tribu, y al consejo del Areópago lo colocó como guardián de las leyes,
igual que ya antes existía como inspector de la constitución, y vigilaba la mayor y mejor parte de los asuntos de la ciudad, y
corregía a los delincuentes como soberano de multar y castigar, y depositaba en la Acrópolis las multas, sin escribir el
motivo de cada una, y juzgaba a los que se levantaban para quitar el poder al pueblo, por haber puesto contra ellos Salón
la ley de eisangelía35 o acusación por conspiración.
5 Viendo que la ciudad muchas veces se dividía, y que algunos ciudadanos por indiferencia gustaban de lo que
buenamente ocurría, puso una ley especial contra éstos, de que «el que cuando hubiese discordia en la ciudad no hiciera
armas ni con unos ni con otros, quedaba sujeto a atimía36 y dejaba de ser ciudadano».
9 De esta manera dispuso en cuanto a las magistraturas. Del gobierno de Salón parece que éstas son las tres cosas más
democráticas: en primer lugar, y sobre todo, el suprimir los préstamos con garantía personal; después, que el que quisiera
pudiese reclamar sobre las cosas en que hubiere sido perjudicado, y lo tercero, y con lo que dicen que la plebe alcanzó
mayor fuerza, la apelación al tribunal, pues siendo el pueblo dueño del voto, se hace dueño del gobierno. 2 Además, como
no fueron escritas las leyes sencilla y claramente, sino como la de las herencias y los herederos, forzosamente resultaban
muchas disputas, y todo, lo mismo lo comunal que lo privado, había de juzgarlo el tribunal. Algunos creen que de propósito
hizo él las leyes imprecisas, para que quedase el pueblo como soberano de juzgar. No es esto verosímil, sino que la
causa debió ser que no es posible determinar absolutamente lo justo, pues no es lícito juzgar la intención de él por lo que
ahora ha resultado, sino por todo el resto de su constitución.
10 En las leyes esto es lo que parece más popularmente dispuesto, y antes de las leyes el haber hecho la reducción de
las deudas, y después de esto haber aumentado las medidas, pesos y monedas 37. 2 Pues fue en tiempo de él cuando las
medidas se hicieron mayores que las de Fidón, y la mina, que antes tenía un peso de 70 dracmas, alcanzó hasta las 100.
La acuñación antigua era de dos dracmas. Hizo también el peso en relación con la moneda, componiendo 63 minas el
talento 38, y las tres minas quedaban repartidas entre el stater39 y los demás pesos.
11 Habiendo trazado la constitución del modo dicho, dado que se le acercaban para molestarle sobre las leyes,
ensalzando unas cosas y consultándole otras, como quería dejar aquellas sin cambio y no hacerse odioso si seguía en la
ciudad, se desterró y emprendió un viaje a la vez de comercio y de curiosidad a Egipto, después de dejar dicho que no
volvería en diez años, pues no creía justo quedarse allí e interpretar las leyes, sino que cada uno cumpliese lo escrito. 2 A
la vez le ocurría que muchos de los nobles le eran enemigos por la reducción de las deudas, y que ambos bandos habían
cambiado de opinión al hallarse con una situación que no era la que esperaban. Pues el pueblo había creído que él lo iba
a repartir todo, y los nobles, que iba a volverlo al estado anterior o a cambiarlo poco. Solón se había puesto frente a unos y
a otros, y (estando en condiciones de apoyarse en unos u otros, como quisiera, y hacerse así tirano), prefirió hacerse
odioso a unos y a otros, salvando a la patria y estableciendo las leyes mejores.
12 De que esto fue así, todos dan testimonio acorde, y él en sus poesías alude a ello en estos versos [fr. 5 Diehl]:
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5 Y otra vez, insultando los reproches de unos y otros después [fr. 25 Diehl]:
13 Se expatrió por estas causas. Y habiéndose Solón expatriado cuando estaba alborotada todavía la ciudad, pasaron
sobre cuatro años con tranquilidad, y al quinto después del arcontado de Solón, no señalaron arconte por causa de la
discordia, y otra vez al quinto año, por la misma causa, se quedaron sin arconte 41. 2 Después de esto, al cabo del mismo
tiempo, elegido arconte Damasias 42, ejerció el mando dos años y dos meses, hasta que fue expulsado violentamente del
poder. Después resolvieron, por causa de la discordia, escoger diez arcontes, cinco de los eupátridas, tres de los
labradores, dos de los artesanos, y éstos mandaron durante el año que siguió a Damasias. En esto se ve que el mayor
poder lo tenía el arconte, pues siempre aparecen en discordia sobre esta magistratura.
3 Continuaban con malas voluntades, unos teniendo como motivo y pretexto la abolición de las deudas (pues éstos se
habían convertido en pobres), otros estaban disgustados con la constitución por el gran cambio, algunos por la mutua
discordia. 4, Eran los bandos tres: uno el de los costeros, que dirigía Megacles, hijo de Alcmeón, los cuales parecía
procuraban, sobre todo, una constitución moderada; otro el de los del llano, que defendían la oligarquía, y era su jefe
Licurgo; la tercera facción era la de los de las alturas, a cuyo frente estaba Pisístrato, que era tenido por el más popular. 5
Formaban entre estos últimos los que habían sido privados de sus créditos, por falta de recursos, y los que no eran de
estirpe pura, por miedo; y la prueba es que cuando después de la caída de los tiranos se hizo el recuento de ciudadanos,
no les resultó éste favorable a muchos que disfrutaban de la ciudadanía.
Cada bando tenía su nombre por los lugares en que labraban el campo.
14 Tenido Pisístrato como el más popular, y habiéndose distinguido mucho en la guerra contra Mégara, se hizo él mismo
heridas y convenció al pueblo de que como esto le había pasado por obra de sus enemigos de facción, se le concediese
una guardia para su persona, siendo Aristión el que propuso el decreto. Y habiendo tomado a los que se llamaron
maceros, se levantó con ellos contra el pueblo y se apoderó de la Acrópolis en el año trigésimo segundo después de la
promulgación de las leyes, siendo arconte Corneas 43.
2 Se cuenta que cuando Pisfstrato pidió la guardia, se opuso Solón diciendo que él era más sabio que los unos y más
valiente que los otros: más sabio que los que no veían que Pisístrato codiciaba la tiranía, más valiente que quienes lo
veían y callaban. Y como con este discurso no convenció, colgó sus armas ante su puerta y dijo que él había socorrido a su
patria en cuanto había podido (pues ya era muy viejo), y que pensaba que los demás debían hacer lo mismo. 3 Mas Solón
nada alcanzó entonces con sus exhortaciones, sino que Pisístrato tomó el poder y administraba los asuntos comunes más
bien como ciudadano que como tirano. Y cuando aún no había arraigado su poder, se pusieron de acuerdo los partidarios
de Megacles y los de Licurgo y le derribaron al sexto año después de su primera toma del poder, siendo arconte Hegesias.
4 Doce años44 después de esto, vejado Megacles en las discordias, mandó un mensaje a Pisístrato sobre que se casase
con su hija, y le volvió a traer a Atenas de la manera más primitiva y simple.
Hizo correr la voz de que Atena traía a Pisístrato, y habiendo hallado una mujer grande y hermosa, según dice Herodoto [I
60) del demo de Peania, o como algunos dicen, una tracia del de Kollytos que vendía coronas, llamada Phye, e imitando a
la diosa en el vestido, la introdujo en la ciudad juntamente con él, y Pisístrato en carro, con la mujer caminando al lado, y
los de la ciudad haciendo reverencia le recibieron con admiración.
15 Tal fue el primer regreso. Después, cayó por segunda vez hacia el año séptimo después de su vuelta (pues no resistió
mucho tiempo, sino que por no querer unirse con la hija de Megacles, hubo de temer a ambas facciones y tuvo que salir), 2
y primero fundó junto al golfo Termaico un lugar que se llama Rhaikelos, y desde allí marchó a los alrededores del Pangeo
45, de donde después de hacerse rico y de tomar soldados a sueldo, vino a Eretria y al año undécimo comenzó a querer
recuperar el poder por la violencia, con la colaboración de muchos, especialmente los tebanos y Lygdamis de Naxos,
aparte de los caballeros que tenían el poder en Eretria.
3 Después de vencer en la batalla de Pallénide 46, tomó la ciudad, quitó las armas al pueblo, y ya retuvo con seguridad el
poder tiránico. Tomó Naxos y puso por señor a Lygdamis. 4. Al pueblo le quitó las armas del siguiente modo: después de
hacer una revista en el Teseon, empezó a hablar al pueblo y habló un poco de tiempo, y como dijeran que no oían, les
mandó que subieran hacia la entrada de la Acrópolis, para que su voz llegase mejor. Y mientras él gastaba el tiempo con
un discurso, los que él había designado para ello, recogieron las armas, las encerraron en las casas vecinas del Teseon e
hicieron señas a Pisístrato después que fueron hacia él. 5 El cual, cuando terminó el resto de su discurso, dijo también lo
que había pasado con las armas, y que no tenían por qué admirarse ni desanimarse sino que se marcharan y atendieran
sus cosas, que de las comunes él se ocuparía de todas.
16 La tiranía de Pisístrato comenzó de tal manera y tuvo tales vicisitudes. 2 Administraba Pisístrato, como queda dicho,
moderadamente las cosas de la ciudad, y más como ciudadano que como tirano; pues además de ser caritativo y suave e
indulgente con los que habían faltado, a los pobres les prestaba dinero para sus trabajos, de manera que se pudieran
sostener como labradores. 3 Hacía esto por dos motivos: para que no vivieran en la ciudad, sino repartidos por el campo, y
para que disfrutando moderadamente y ocupados con sus cosas, no codiciaran ni tu vieran tiempo de ocuparse de las
comunes. 4 También le resultó que las rentas le aumentaban con el cultivo de la tierra, pues cobraba, de lo que se recogía,
el diezmo 47. 5 Por esto estableció los jueces por demos 48, y él mismo salía muchas veces al campo para vigilar y para
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conciliar a los que estaban en discordia, con el fin de que no por bajar a la ciudad descuidasen sus trabajos.
6 Cuando Pisístrato hizo una de estas salidas, dicen que le sucedió aquello con el que labraba el Himeto en el sitio
después llamado «lugar inmune». Pues vio a uno que estaba cavando y labrando en un puro pedregal, y con admiración
mandó a su esclavo a preguntar qué se criaba en el lugar; y él dijo: «Sólo males y dolores, y de estos males y dolores
Pisístrato ha de cobrar el diezmo», El hombre había respondido sin saber nada; mas Pisístrato, con agrado por la libertad
con que había hablado y por su diligencia, le hizo exento de todo tributo.
7 Aparte de que a la multitud no la molestaba en nada con su poder, siempre proporcionó a ésta paz y guardaba la
tranquilidad; por eso había muchos dichos sobre que la tiranía de Pisístrato era la edad de Crono 49, porque sucedió luego
que habiendo heredado sus hijos, se hizo el poder mucho más duro.
8 La mayor de todas las cosas que se contaban era el ser él de costumbres populares y generoso. Y quería que todo se
rigiera según las leyes, sin hacer ninguna concesión a su posición privilegiada, y como una vez fuese acusado de homicidio
ante el Areópago, acudió él al tribunal para contestar; mas el acusador, asustado, se retiró. 9 Por todo esto duró mucho
tiempo en el poder, y cada vez que era expulsado volvía a recuperarlo con facilidad. Pues así lo querían la mayoría de los
nobles y de los populares, a todos los cuales Be atraía, a unos, con su trato, a otros con sus socorros en las cosas
particulares, y tenía excelente natural tanto para unos como para otros.
10 Eran además entre los atenienses suaves las leyes contra los tiranos en aquellos tiempos, pero sobre todo lo era la que
especialmente se refería a la creación de la tiranía, ya que tenían la siguiente ley: «Esto es ley y tradición de Atenas: si
algunos se levantan para hacerse tiranos o instaura alguno la tiranía, sea éste privado de derecho 50, él y su estirpe».
17 Pisístrato envejeció, pues, en el poder y murió de enfermedad en tiempo del arconte Filóneos 51, después de vivir
treinta y tres años desde que fue por primera vez tirano, y de permanecer en el poder diecinueve, habiendo estado en el
destierro los restantes. 2 Con esto queda en evidencia que hablan a la ligera quienes dicen que Pisístrato fue amado por
Solón y que fue general en la guerra contra Mégara acerca de Salamina, pues no conviene a las edades, si se computa la
edad de uno y de otro y en tiempo de qué arconte murió.
3 A la muerte de Pisístrato retuvieron el poder sus hijos, quienes mantuvieron las cosas en el mismo estado. Eran de su
esposa legítima dos, Ripias e Hiparco, y dos de la argiva 52, Iofóny Hegesístrato, al que se le daba el sobre nombre de
Théttalos. Pues se había casado Pisístrato con la hija de un hombre de Argos, cuyo nombre era Górgilo, llamada
Timonasa, con la que primero había estado casado Atquino de Ambracia, de la familia de los Cipsélidas. De esto resultó la
amistad con los de Argos y el que lucharan en la batalla de Pallénide como aliados mil de éstos que trajo Hegesistrato.
Dicen que se casó con la argiva, unos, cuando cayó la primera vez; otros, cuando tenia el poder.
18 Eran dueños del poder, por su dignidad y por edad, Hiparco e Ripias; siendo el mayor Ripias, y de natural político y
prudente, estaba él al frente del poder. Hiparco, en cambio, era irreflexivo, enamoradizo y aficionado a las artes (éste es el
que invitó a Anacronte, Simónides y los demás poetas). 2 Théttalos era mucho más joven y de carácter violento y
desenfrenado, de lo cual les vino el comienzo de todos sus males 53. Pues habiéndose enamorado de Harmodio y no
logrando éxito en estos amores, no contuvo su ira, sino que la mostró amargamente en todo, y por fin cuando la hermana
de aquél iba a llevar la canastilla en las Panateneas, se lo impidió motejando a Harmodio de cobarde, de lo cual vino que
Harmodio se irritase y que junto con Aristogiton realizara su hazaña, con la ayuda de muchos 54: 3 pues aconteció que
cuando en las Panateneas observaban en la Acrópolis a Ripias (pues casualmente era éste el que recibía la procesión,
mientras Hiparco era el que la organizaba), viendo que uno de los partícipes en su conspiración se encontraba muy
familiarmente con Hipias pensando que les estaba denunciando, quisieron hacer algo antes de ser apresados, bajaron y se
sublevaron antes que los demás, dieron muerte a Hiparco que disponía la procesión junto al Leocoreon, pero estropearon
todo el resto de su plan. 4 De éstos, Harmodio fue muerto en el acto por los de la guardia, y Aristogiton fue cogido más
tarde y durante mucho tiempo maltratado. Acusó en el tormento a muchos de los que eran por nacimiento de los más
distinguidos y amigos de los tiranos. Y así no pudieron de momento sorprender ningún vestigio de la conspiración, sino que
la historia que se cuenta55 de que Ripias desarmando a los de la procesión sorprendió a los que tenían puñales, no es
verdad, pues no iban en la procesión entonces con armas, sino que esto lo dispuso el pueblo más tarde. 5 Acusó a los
amigos del tirano, como los populares dicen, de propósito, para que cometiesen una impiedad y a la vez se debilitaran,
dando muerte a inocentes y a amigos suyos; mas según algunos dicen, no inventó, sino que denunció a los conjurados. 6
Finalmente, como no podía acabar de morir ni aun a pesar de todo, mandó aviso de que iba a denunciar a otros muchos, y
persuadió a Hipias de que le diese en prueba de confianza la mano, y después que se la hubo dado, le insultó con decirle
que le había dado la diestra al matador de su hermano, y así, tanto excitó a Ripias, que de ira no pudo contenerse, y
sacando la espada le mató. .
19 Después de esto sucedió que la tiranía se hizo mucho más áspera, y por vengar a su hermano y por haber matado y
desterrado a muchos, a todos se les hizo temible y odioso. 2 Hacia el cuarto año después de la muerte de Hiparco, como
iban mallas cosas de la ciudad, intentó amurallar Muniquia, como pensando en trasladarse allí; pero mientras estaba en
esto fue expulsado por Cleómenes, rey de los Lacedemonios, pues continuamente les eran dados oráculos a los
lacedemonios de que derribasen la tiranía por la siguiente causa.
3 Los desterrados, de los cuales estaban al frente los Alcmeónidas, no podían por sí mismos lograr su vuelta, sino que
siempre fracasaban, y así les fallaron sus intentos, incluso el de en el campo amurallar Leipsydrion el del Parnes, donde se
habían refugiado algunos de la ciudad, pero por sitio los vencieron los tiranos, y más tarde, por esta desgracia cantaban
siempre en los skolia 56:
4. Sin conseguir, pues, nada por ningún camino, contrataron construir el templo de Delfos 57, de donde sacaron dinero
para el socorro de los lacedemonios.
Y la Pitia encargaba siempre a los lacedemonios, cuando era consultada, que liberasen Atenas, hasta que por fin
convenció a los espartanos; aunque eran de ellos huéspedes los Pisistrátidas, si bien contribuyó no en la menor parte a la
decisión de los espartanos, la amistad que los Pisistrátidas tenían con los de Argos.
5 Comenzaron por enviar por mar a Anquímolo con un ejército. Como fuera éste vencido y muerto, por haber acudido en
socorro Cineas de Tesalia con mil jinetes, se irritaron con este suceso y enviaron al rey Cleómenes por tierra con un
ejército mayor, el cual, después de vencer a los jinetes tesalios que le impedían llegar a Atica, encerró a Ripias en el
llamado muro Pelárgico y se puso a sitiarle al lado de los atenienses.
6 y estando él en el asedio, sucedió que fueron apresados los hijos de los Pisistrátidas cuando huían, y una vez cogidos,
hicieron un acuerdo con el fin de salvar a los niños, y después de recoger sus bienes en cinco días, entregaron la Acrópolis
a los atenienses en tiempo del arconte.
Harpáctides 58, después de haber retenido el poder tiránico unos diecisiete años después de la muerte de su padre, y, en
total, contando los que mandó su padre, son cuarenta y nueve.
20 Después de derribada la tiranía, disputaron entre sí Iságoras, hijo de 'I'isandro, amigo de los tiranos, y Clístenes, que
era de la estirpe de los Alcmeónidas. Vencido por las asociaciones59 Clistenes, se atrajo al pueblo con entregar el
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gobierno a la multitud. 2 E Iságoras, inferior en poder, llamó de nuevo a Cleómenes, que era huésped suyo, y le persuadió
de que expulsase lo sacrílego 60, pues los Alcmeónidas eran tenidos como malditos.
3 Escapóse Clistenes a la llegada de Cleómenes, que, con unos pocos, expulsó setecientas casas de los atenienses; y
después de hacer esto, intentó disolver el Consejo e instalar como señores de la ciudad a Iságoras y trescientos de sus
amigos. Mas el Consejo se resistió, y habiéndose reunido la plebe, los de Cleómenes e Iságoras se refugiaron en la.
Acrópolis, y el pueblo los tuvo sitiados allí durante dos días, y al tercero Cleómenes y todos los que estaban con él se
consintió que salieran por una capitulación, y a Clístenes y a los demás huidos los mandaron llamar. .
4 Hecho el pueblo dueño del poder, Clístenes era su jefe y caudillo del pueblo.
Los Alcmeónidas casi fueron los mayores causantes de la expulsión de los tiranos; y casi todo el tiempo habían estado en
rebeldía. 5 Antes ya había atacado a los tiranos Kedon, otro de los Alcmeónidas 61, y por eso cantaban a éste en los skolia
[23 Diehl]:
21. Por estas causas se fió el pueblo de Clístenes. Puesto al frente del pueblo en el año cuarto después de la caída de
los tiranos, siendo arconte Iságoras 62, 2 primero distribuyó a todos en diez tribus en lugar de en cuatro, con la intención
de mezclarlos para que tomase para en el gobierno más número 63, de donde se dice que no se preocupen de la tribu los
que quieren investigar las estirpes.
4 También repartió el país por demos, organizados en treinta partes 64, diez de los alrededores de la ciudad, diez de la
costa y diez del interior, y dando a éstas el nombre de trittys, sacó a la suerte tres para cada tribu, con el fin de que cada
una participase en todas las regiones. E hizo compañeros de demo entre sí a los que habitaban en el mismo demo, para
que no quedasen en evidencia los ciudadanos nuevos con llamarse por el gentilicio, sino que llevaran el nombre de los
demos, desde lo cual los atenienses se llaman a sí mismos por los demos.
5 Estableció demarcas, que tenían el mismo cuidado que los antiguos naucraroi, pues precisamente hizo los demos en vez
de las naucrariai. Dio nombre a los demos, a unos por los lugares, a otros por sus fundadores, pues ya no todos los demos
correspondían a los lugares.
6 Las estirpes y las fratrias y los sacerdocios dejó a cada demo guardarlos según la tradición. A las tribus las señaló como
titulares, de entre cien jefes escogidos, los diez que designó la Pitia.
22 Después de hecho esto, la constitución resultó mucho más democrática que la de Salón, y como además había
sucedido que la tiranía había abolido por desuso las leyes de Salón, Clístenes puso otras nuevas para atraer al pueblo,
entre las cuales fue creada la ley sobre el ostracismo.
2 Por primera vez en el año quinto después de esta constitución, siendo arconte Hermocreonte 65, hicieron para el
Consejo de los quinientos el juramento que aún ahora hacen. Después eligieron a los estrategos por tribus, uno de cada
una, y el jefe de todo el ejército era el polemarco.
3 Al año duodécimo después de esto, después que vencieron en la batalla de Maratón, en el arcontado de Phainippos,
después de dejar pasar dos años de la victoria, habiendo ganado entonces confianza el pueblo, utilizaron entonces por
primera vez la ley sobre el ostracismo, puesta para las sospechas contra los poderosos, porque Pisfstrato siendo jefe del
pueblo y estratego se había convertido en tirano. 4 Fue desterrado por ostracismo el primero uno de los parientes de aquél,
Hiparco, hijo de Carmo, del demo de Kollytos, por causa del cual sobre todo había puesto Clístenes la ley, con intención
de expulsarle.
Pues los atenienses a los amigos de los tiranos que no habían delinquido tomando parte en los alborotos, les habían
dejado habitar en la ciudad, según la acostumbrada benevolencia del pueblo, y de éstos era jefe y caudillo Hiparco.
5 En seguida, al siguiente año, siendo arconte Telesino 66, sortearon mediante habas a los nueve arcontes por tribus, de
entre los quinientos67 escogidos por los demos, y esto fue entonces por primera vez después de la tiranía, pues los
anteriores habían sido todos elegidos; y fue desterrado por ostracismo Megacles, hijo de Hipócrates, del demo de Alópece.
6 Expulsaban durante tres años por ostracismo a los amigos de los tiranos, por causa de los cuales había sido hecha la
ley. Y después de esto, al cuarto año expulsaban también a los que de los demás parecían también demasiado grandes.
Fue expulsado el primero de los que no tenían que ver con la tiranía, Xantipo, hijo de Arifron.
7 Al tercer año después de esto, siendo arconte Nicodemo 68, cuando aparecieron las minas en Maronea y ganó la ciudad
cien talentos de su laboreo, como algunos aconsejaron que se repartiese el dinero al pueblo, Temístocles lo impidió, sin
decir lo que haría con el dinero, sino mandando que a los cien más ricos de Atenas se les prestara un talento a cada uno,
y que si era aprobado el gasto se tomase a costa de la ciudad, y si no, que se reclamase el dinero a los que lo habían
recibido en préstamo. Recibiendo el dinero con esta condición, construyó cien tirremes, cada uno de los cien haciendo
una, con las cuales lucharon en Salamina contra los bárbaros. Por este tiempo fue desterrado por ostracismo Arístides, hijo
de Lisímaco.
8 Al cuarto año readmitieron a todos los desterrados, en el arcontado de Hipsíquides 69, por causa de la invasión de
Jerjes, y en adelante, a los desterrados, les limitaban habitar más acá de Geraistos y de Skyllaion o bien de una vez quedar
privados de derechos 70.
23 Entonces, pues, hasta este punto progresó la ciudad juntamente con la democracia, creciendo poco a poco; después
de las guerras médicas, de nuevo predominó el consejo del Areópago y gobernaba la ciudad, sin que se hubiese atribuido
el poder por ningún decreto, sino por haber sido quien causó que se diera la batalla naval de Salamina 71. Pues cuando
los estrategos, desesperados de la situación, proclamaron que cada uno cuidase de salvarse a sí mismo, procuró el
Areópago ocho dracmas cada uno, las repartió y los embarcó en las naves. 2 Por esta causa todos los reconocieron la
dignidad del Areópago, y los atenienses fueron muy bien gobernados en aquel tiempo. Pues por esta época les sucedió
que se ejercitaban en la guerra y tuvieron gloria entre los griegos y se apoderaron del predominio del mar aun con la
oposición de los lacedemonios.
3 Eran jefes del pueblo, por este tiempo, Arístides, hijo de Lisímaco, y Temístocles, hijo de Neocles, el uno tenido por hábil
en la guerra y el otro en el gobierno y sobresaliente entre los de la época por su justicia, por lo cual se servían del uno
como general, del otro como consejero. 4 La reconstrucción de las murallas la administraron en común, aunque ambos
enemigos entre sí, pero la separación de los jonios de la alianza con los lacedemonios fue Arístides el que la propugnó,
mirando el momento en que los laconios eran odiados a causa de Pausanias. 5 Por ello fue él el que señaló a las ciudades
jonias los primeros tributos en el año tercero después de la batalla de Salamina, siendo arconte Timóstenes 72, e hizo con
los jonios los juramentos de que tendrían al mismo enemigo y al mismo amigo, después de los cuales echaron al mar
trozos de hierro 73.
24 Después de esto, habiendo tomado la ciudad confianza en sí misma y después de reunir muchas riquezas,
aconsejóles que se apoderasen de la hegemonía, y bajando de los campos habitasen todos en la ciudad, pues todos
tendrían su alimento, unos en campaña, otros en guarnición, otros como ocupados en los asuntos de la comunidad, y
después así adquirirían la supremacía.
2 Convencidos de esto y dueños del mando, manejaban un tanto más duramente a los aliados, excepto a los de Quíos, de
Lesbos y de Samos, pues a éstos los tenían como guardianes de su imperio, dejándoles su propio gobierno y mandar sobre
los que eran ya sus súbditos.
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3 Proporcionaron, además, al pueblo abundancia de comida, como Arístides había iniciado. Pues de los tributos, de los
impuestos y de los aliados, se mantenían más de veinte mil hombres. Los jueces eran seis mil, los arqueros mil seiscientos,
y además de éstos, mil doscientos de caballería; quinientos componían el Consejo y quinientos eran los custodios de los
arsenales; además de éstos había en la ciudadela cincuenta guardianes, y las magistraturas en la metrópoli eran hasta
setecientos hombres, y las de fuera de las fronteras setecientos. Además de éstos, después que comenzaron más tarde la
guerra, había 2.500 hoplitas, veinte naves de vigilancia, otras naves que recogían los tributos ... dos mil hombres
designados por sorteo con habas, y, aparte, el pritaneo, los huérfanos y los guardianes de los presos: todos éstos tenían su
manutención a costa de las rentas de la comunidad.
25 Los alimentos al pueblo le eran asignados por estos medios. U nos diecisiete años después de las guerras médicas
duró el gobierno con el Areópago al frente, aunque poco a poco había ido declinando. Habiendo crecido la plebe, se hizo
jefe del pueblo Efialtes, hijo de Sofónides, tenido por incorruptible y lleno de justicia hacia el Estado, y atacó al Consejo.
2. Primero eliminó a muchos de los miembros del Aleópago, poniéndoles pleitos sobre su administración; después, siendo
arconte Conón 74, le quitó al Consejo todas las funciones añadidas que le convertían en guardián de la constitución, y
unas atribuciones se las devolvió a los Quinientos, otras al pueblo y a los tribunales.
3 Hizo esto teniendo como colaborador a Temístocles 75, que pertenecía al Areópago, pero iba a ser juzgado de
inteligencia con los medos. Y queriendo Temístocles que el Consejo fuera disuelto, dijo a Efialtes que el Consejo quería
detenerle, y a los del Areópago que iba a denunciar a ciertos ciudadanos que iban a levantarse para derribar la
constitución. Condujo, pues, a los designados por el Consejo donde estaba actuando Efialtes, como si fuera a mostrar a los
conjurados, y se puso a hablar con aquéllos excitadamente. Y Efialtes, cuando esto vio, sorprendido, se refugió con sólo la
túnica en el altar. 4 Como todos se admiraran de lo sucedido, reuniose después de esto el Consejo de los Quinientos y
acusaron a los del Areópago Efialtes y Temístocles, y con aquellos del mismo modo de nuevo ante el pueblo, hasta que les
arrebataron el poder. Y ... y fue muerto Efialtes, asesinado traidoramente no mucho tiempo después por Aristódico de
Tanagra.
26 De esta manera el consejo del Areópago fue privado de sus atribuciones. Después de ello, sucedió que la constitución
hubo de relajarse más, por causa de los demagogos demasiado violentos. Pues por esta época, coincidió que los más
decentes no tenían jefe, ya que estaba a su frente Oimón, hijo de Milcíades, que era bastante novato y que había venido a
la política tarde, y además la mayoría de la gente había perecido en la guerra, pues como en aquellos tiempos el ejército
se formaba por el censo, y se ponían al frente estrategos sin conocimiento de la guerra, pero estimados por la gloria de su
familia, sucedía que de los que iban a la guerra morían dos o tres millares de cada vez 76, de manera que se gastaban los
buenos, lo mismo del pueblo que de los pudientes.
2 Todas las demás cosas las gobernaban de manera distinta a como antes atendían a las leyes, pero la elección de los
nueve arcontes no la cambiaron, fuera de que en el año sexto después de la muerte de Efialtes, decretaron que también
de los de par se escogieran los que habían de ser sorteados para los nueve arcontes, y el primer arconte de estos fue
Mnesitheides 77. Los anteriores a éste todos eran de los caballeros y de los de quinientos medimnos, mientras que los de
par tenían las magistraturas ordinarias, salvo si acaso se descuidaba algo de las leyes.
3 Al quinto año después de esto, siendo arconte Lisícrates 78, se crearon de nuevo los treinta jueces llamados de demos
79, y al tercero después de esto, en el arcontado de Antídoto 80, por causa de la multitud de ciudadanos, a propuesta de
Pericles, decretaron que no participase de los derechos de ciudadano el que no hubiera nacido de padre y madre
ciudadanos.
27 Después de esto, habiendo llegado a la jefatura del pueblo Pericles, que empezó a ganar fama por haber acusado
siendo muy joven las cuentas de Cimón como estratego, ocurrió que la constitución aún se hizo más popular. Pues les
quitó algunas atribuciones a los del Areópago y orientó sobre todo a la ciudad hacia el poderío naval, del cual resultó que
tomando confianza en sí la plebe, atrajese más hacia sí la política.
2 A los cuarenta y nueve años después de la batalla de Salamina, siendo arconte Pitodoro 81, comenzó la guerra contra
los peloponesios, en la cual el pueblo fue encerrado en la ciudad y se acostumbró a cobrar la soldada en las campañas, y
en unas cosas queriéndolo y en otras sin querer, resolvió llevar el gobierno por sí mismo.
3 El primero que señaló jornal a los tribunales fue Pericles, para contrarrestar ante el pueblo la opulencia de Cimón. Pues
Cimón, como tenía riquezas de príncipe, en primer lugar las cargas comunes que le correspondían las desempeñaba con
magnificencia, y además sostenía a muchos de los de su demo, pues todo el de los Lacíadas que lo deseaba podía con ir
a casa de Cimón cada día obtener lo que necesitaba, y además todas sus fincas estaban sin cercar, de manera que el que
quería podía tomar de la cosecha. 4 Como para estos favores Pericles con su hacienda se quedaba muy atrás, siguió el
consejo que le dio Damónides de Oie (que fue tenido como el inspirador de Pericles en la mayoría de las cosas, por lo que
más tarde le condenaron con ostracismo), de que, como con lo propio era vencido, diese a la muchedumbre lo que era de
ella, y así señaló jornal a los jueces, en lo cual algunos le acusan de que resultó peor cada vez, pues siempre se
preocupaban más de ser sorteados los hombres cualquiera que los hombres decentes.
5 Más tarde se inició la costumbre de corromper, que enseñó el primero Anytos 82, después de haber sido general en
Pylos. Pues como algunos le llamasen a juicio por haber abandonado Pylos, con corromper al tribunal, salió libre.
28 Mientras Pericles estuvo al frente del pueblo, las cosas de la ciudad fueron mejor, pero a la muerte de Pericles mucho
peor. Pues entonces por primera vez tuvo el pueblo un jefe no bien estimado entre los ciudadanos decentes, ya que en los
tiempos anteriores siempre habían conducido al pueblo hombres decentes. 2 Al principio fue el primer jefe del pueblo83
Salón, el segundo Pisístrato, ambos nobles y distinguidos; después que fue derribada la tiranía, Clístenes, que era de la
familia de los Alomeónidas, y contra él no se opuso nadie, una vez que fueron expulsados los partidarios de Iságoras.
Después de esto fue jefe del pueblo Xantipo; de los nobles, Milcíades; después Temístocles y Arístides, y luego de éstos
Efialtes, del pueblo, y Cimón, hijo de Milciades, de los acomodados; más tarde fue Pericles, del pueblo, y Tucídides, de los
otros, el cual era pariente por afinidad de Cimón. 3 Mas a la muerte de Pericles quedó al frente de los optimates Nicias, el
que murió en Sicilia, y del pueblo, Cleón, hijo de Kleainetos, que se considera como el que más dañó al pueblo con su
apasionamiento, y fue el primero que en la tribuna dio gritos e insultó, y se ciñó84 para hablar, mientras que los demás
habían hablado con decoro.
Y más tarde, después de éstos, fue jefe de los contrarios Terámenes, hijo de Hagnón, y del pueblo Oleofón, el constructor
de liras, que fue el primero en dar los dos óbolos 85, los cuales repartió durante algún tiempo, pero después los suprimió
Oalícrates de Paiania, que prometió el primero añadir a los dos óbolos otro más. A estos dos los condenaron más tarde a
muerte, pues suele suceder que si el pueblo es engañado, aborrece después a quienes le han inducido a hacer algo de lo
que no está bien.
4 Después de Oleofón heredaron continuamente la jefatura del pueblo los que querían ser más atrevidos y agradar a la
plebe, sin atender más que al momento.
5 Parecen haber sido los mejores de los que han gobernado en Atenas, después de los antiguos, Nicias, Tucídides y
Terámenes. Y sobre Nicias y Tucídides todos casi están de acuerdo en que fueron hombres no sólo perfectos, sino
también buenos gobernantes y que sirvieron a toda la ciudad conforme a la tradición; acerca de Terámenes, como ya en su
tiempo era desordenado el gobierno, hay disputa sobre el juicio. Parece, según los que no andan en juicios sin
fundamento, que no hay que acusarle de disolver todos los gobiernos, sino que a todos los sostuvo hasta el punto en que
no se salían de la ley, como hombre que podía gobernar con todos, lo cual es obra de buen ciudadano, mas en cuanto se
salían de la ley, no los consintió, aunque le costó hacerse odioso.
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29 Mientras las cosas fueron equilibradas durante la guerra, conservaron la democracia. Mas después que tras el
desastre sucedido en Sicilia se hizo más marcado el predominio de los lacedemonios por causa de su alianza con el rey de
Persia, fueron obligados a retirar la democracia y a establecer la constitución de los Cuatrocientos, pronunciando el
discurso que precedió a la votación Melobios, y redactando la proposición Pitodoro de Anaflisto, y la mayoría se dejó
convencer porque creyeron que el rey sería mejor aliado suyo si tenían una constitución oligárquica.
2 Esta fue la proposición de Pitodoro: «El pueblo escoge con los diez comisionados que ya hay86 otros veinte de entre los
que tienen más de cuarenta años, los cuales han de jurar proponer lo que crean ha de ser mejor para la ciudad y lo
propondrán para salvarla, y de los demás podrá hacer proposiciones también el que quiera, para que de entre todos elijan
lo mejor»
3 Clitofón dijo en todo como Pitodoro, y propuso que «consultaran los elegidos también las leyes tradicionales que
Clistenes dio cuando instauró la democracia 87, de modo que atendiendo también a éstas resolvieran lo mejor», pues no
era la de Clístenes democrática, sino muy semejante a la constitución de Solón.
4. Los designados propusieron que obligatoriamente los prítanos88 pusiesen a votación todo lo que se dijera sobre la
salvación, después suprimieron todas las acusaciones de ilegalidad89 y las denuncias y las citaciones ante un tribunal, de
modo que los que quisieran de entre los atenienses pudieran aconsejar sobre las cuestiones; si por causa de alguna de
estas cosas alguien castigaba o citaba ante un tribunal, se le podría denunciar y conducir ante los estrategos, y éstos
podían entregarlo a los once90 para que le castigasen con la muerte.
5 Después de esto, dispusieron la constitución de la siguiente manera: el dinero que se recaudase no podría gastarse en
otra cosa que en la guerra, las magistraturas todas serían sin sueldo mientras la guerra durase, excepto los nueve
arcontes y los que fueran prítanos; éstos percibirían cada uno tres óbolos por día. El resto del gobierno se concedía entero
a los atenienses más capaces de servir con sus personas y bienes, en número no menor de 5.000, mientras la guerra
durase; éstos serian dueños absolutos y harían acuerdos con quienes quisiesen. De cada tribu se elegirían diez hombres
de más de cuarenta años de edad, los cuales harían la lista de los 5.000, después de jurar sobre víctimas perfectas.
30 Los designados propusieron esto, y cuando fue ratificado, escogieron de entre sí mismos los cinco mil91 a cien
hombres, para que redactaran la constitución. 2 Los escogidos redactaron y propusieron lo siguiente:
«Serían consejeros anualmente sin sueldo los que tuvieran más de treinta años, y de entre éstos serían los estrategos y los
nueve arcontes y el hieromnemon92 y los taxiarcos e hiparcos y jefes de tribu y los jefes de las guarniciones y diez
tesoreros de los bienes sagrados de la diosa y de los demás dioses, y veinte hellenotamias93 y guardianes para que
manejasen todos los restantes bienes sagrados, y otros diez sacrificadores e inspectores; todos estos serían elegidos de
entre los selectos, escogiendo a la mayoría de entre los que siempre pertenecían al Consejo, y todas las demás
magistraturas serían por suertes y no de entre el Consejo, y los hellenotamias que manejaran las riquezas no formarían
parte del Consejo.
3 Se harían en adelante cuatro Consejos de entre los de la edad dicha, y haría de Consejo la parte a quien tocase en
suerte, y los demás94 estarían distribuidos entre cada una de las secciones, los Cien se distribuirían a sí mismos y a los
demás en cuatro partes lo más iguales posible, y se sortearían, y formarían anualmente el Consejo. 4 Se resolvería como
mejor les pareciese a ellos acerca de los bienes, como se guardarían y se gastarían convenientemente, y acerca de las
demás cosas, como mejor pudieran, y si querían consultar algo en más número, podría convocar cada uno como consejero
al que quisiere de su misma edad; las sesiones del consejo serian cada cinco días, si no eran necesarias más.
5 Sacaría a suerte el consejo los nueve arcontes, y las votaciones con los brazos levantados las recontarían cinco del
consejo señalados por la suerte, y de éstos uno sería sorteado cada día para presidir las votaciones. Los cinco designados
por la suerte sortearían a su vez a los que quisieran presentarse ante el Consejo, primero para las cosas sagradas, en
segundo lugar a los heraldos, en tercero a las embajadas, en cuarto para los de otros asuntos; las cosas de la guerra
cuando fuese necesario, sin necesidad de sorteo para presentarlas, las someterían los estrategos a deliberación.
6 El que de los consejeros no acudiera al consejo a la hora señalada, pagaría una dracma por día, si no se había
marchado con permiso del Consejo.
31 Esta constitución redactaron para el futuro, y por el momento establecieron la siguiente: «Serían consejeros
cuatrocientos, según la tradición 95, cuarenta de cada tribu, de los escogidos que señalaran los de cada tribu entre los de
más de treinta años de edad. Estos designarían a los magistrados y redactarían acerca del juramento que se debía hacer,
y acerca de las leyes y las rendiciones de cuentas y lo demás, obrarían como les pareciese conveniente. 2 Y habría que
servirse de las leyes que dispusieran acerca de la gobernación, y no se las podría modificar ni crear otras. Y de los
estrategos, la elección que hasta entonces era de entre todos, pasaba a ser de entre los cinco mil, y el Consejo, una vez
que fuese creado, después de pasar revista a los hoplitas, escogería diez hombres y un secretario de ellos, y los escogidos
tendrían el mando pleno en el año entrante, y si en algo lo necesitaban, podían consultar con el Consejo. También
escogerían96 un jefe de la caballería y diez jefes de tribu, yen adelante, la elección de éstos la haría el Consejo, según
está escrito. Los demás cargos, excepto el Consejo y los estrategos, no podían ni ellos ni otro alguno desempeñar el
mismo más de una vez. Y para el tiempo restante, a fin de que quedaran repartidos los cuatrocientos en las cuatro suertes,
cuando los de la ciudad pudieran celebrar consejo con los otros 97, los repartirían los Cien hombres.»
32 Así, pues, ésta fue la constitución que redactaron los Cien que los Cinco mil escogieron. Ratificado esto por la plebe,
presidiendo la votación Aristómaco, el Consejo del año de Calias 98, antes de terminar su plazo, se disolvió el día 14 del
mes Thargelión 99, y los Cuatrocientos entraron en posesión de su cargo el 22 del mismo mes. Pues el Consejo que
hubiese resultado designado por las suertes con habas hubiera entrado en el cargo el día 14 de Skirophorión 100.
2 De esta manera se estableció la oligarquía en el arcontado de Calias, aproximadamente cien años después de la
expulsión de los tiranos, siendo los principales causantes Pisandro y Antifón y Terámenes, varones de los de buena familia
y estimados como sobresalientes por su inteligencia y resolución.
3 Hecha esta constitución, los Cinco mil quedaban elegidos sólo nominalmente, y los Cuatrocientos con los diez estrategos
que teman plenos poderes entraron en el edificio del Consejo y mandaban en la ciudad, y enviaron una embajada a los
lacedemonios, y pretendían terminar la guerra a base de conservar cada uno sus posiciones de entonces. Pero no
haciéndoles aquéllos caso, a no ser que renunciasen también al dominio del mar, dejaron la negociación,
33 Duró acaso unos cuatro meses la constitución de los Cuatrocientos, y fue arconte de entre ellos Mnasiloco durante
dos meses del arcontado de Teopompo, el cual fue arconte los restantes diez meses. Pero después de la derrota en la
batalla naval de Eretria, y habiéndose rebelado Eubea entera, excepto Oreos, ya más apurados por esta desgracia que por
las anteriores (pues precisamente sacaban más utilidad de Eubea que de Atica), disolvieron a los Cuatrocientos y
entregaron el poder a los Cinco mil de entre los hoplitas, después de decretar que ninguna magistratura tendría sueldo.
2 Fueron los principales causantes de esta disolución Aristócrates y Terámenes, que no estaban satisfechos con los
sucesos bajo los Cuatrocientos, pues todo lo habían realizado 103 Cuatrocientos por sí, sin llevar nada a los Cinco mil.
Parece que la constitución fue buena para estos tiempos, pues habiendo guerra, correspondía el poder a los hoplitas 101.
34 Más a éstos les quitó el poder el pueblo deprisa. Al año sexto de la disolución de los Cuatrocientos 102, siendo
arconte Calias de Angele 103, habiendo sobrevenido la batalla de las Arginusas, en primer lugar ocurrió que los diez
estrategos que habían vencido en esta batalla fueron juzgados todos en una sola votación de brazos en alto, unos que ni
siquiera habían intervenido en la batalla, otros que se habían salvado en una nave ajena, pues fue engañado el pueblo por
los que le arrastraron a la ira; después, como quisieran los lacedemonios retirarse de Decelea y, cada uno en las
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posiciones que tenía, quedarse en paz, algunos apoyaban esto, mas la plebe no accedió, engañada por Cleofón, que
impidió que se hiciera la paz, yendo a la asamblea embriagado y con la coraza puesta, diciendo que no se debía ceder si
no abandonaban los lacedemonios todas las ciudades.
2 Como no aprovecharon entonces bien las circunstancias, al poco tiempo comprendieron su error. Pues al siguiente año,
siendo arconte Alexias, tuvieron la fortuna contraria en la batalla naval de Egospótamos, de la que resultó que, hecho
dueño de la ciudad Lisandro, estableció a los Treinta de la manera siguiente: 3 se les concedía la paz a los atenienses en
cuanto se gobernasen con la constitución tradicional, y mientras los populares intentaban conservar la democracia, los
nobles que estaban en las asociaciones104 y los desterrados que volvieron con la paz, deseaban la oligarquía, si bien los
que de aquellos nobles no estaban en ninguna asociación, y que pretendían no ser inferiores a ninguno de los ciudadanos,
procuraban la constitución tradicional. De éstos era Arquino y Anytos y Clitofón y Formisio y otros muchos, y sobresalía
particularmente Terámenes. Más inclinándose Lisandro a los partidarios de la oligarquía, fue aterrorizado el pueblo y
obligado a votar la oligarquía. Redactó el decreto Dracóntides de Afidna.
35 De esta manera fueron instaurados los Treinta, siendo arconte Pitodoro 105. Hechos dueños de la ciudad, no se
ocuparon de todo lo demás que se había dispuesto sobre la constitución, pero establecieron quinientos consejeros y los
demás cargos de entre los mil escogidos 106, y se añadieron a sí mismos diez jefes del Pireo y once guardianes de la
cárcel y trescientos servidores que llevaban azotes, con lo cual retuvieron la ciudad bajo su poder.
2 Al principio eran moderados con los ciudadanos y fingían gobernar con la constitución tradicional, y las leyes de Efialtes y
Arquéstrato acerca del Axeópago las derogaron, y de las leyes de Solón las que eran ambiguas, y la decisión inapelable
que teman los jueces la suprimieron, como si rectificaran y dejaran sin ambigüedades la constitución. Así, en cuanto a
hacer cesión de la hacienda propia, lo concedieron de una vez al que quisiera, y quitaron las trabas consiguientes: «Si no
es loco o decrépito o fiándose de mujer», para que no tuvieran pretexto los sicofantas 107. 3 Y de la misma manera
obraron en las demás cosas. Pues al principio obraban así, y a los sicofantas y a los que hablaban para adular al pueblo
fuera de lo justo, pero eran malhechores y malvados, los eliminaban, con lo cual se alegraba la ciudad, pensando que
obraban así con buena intención.
4 Mas después que tuvieron más sujeta a la ciudad, no respetaron a ningún ciudadano, sino que mataban a los que
sobresalían por sus riquezas, estirpe o dignidad, para quitarse ya el miedo y deseosos de hacer rapiña de las riquezas. Y
en breve tiempo, no mataron a menos de mil quinientos.
36 Decayendo así la ciudad, Terámenes se irritó con lo que sucedía, y les exhortó a que cesasen en este desenfreno y
concediesen parte en el poder a los mejores. Ellos al principio se opusieron, mas después que estas discusiones se
esparcieron entre el vulgo y la mayoría simpatizaba con Terámepes, con miedo de que se convirtiese en jefe del pueblo y
derribase la tiranía de ellos, hicieron una lista de tres mil108 ciudadanos, como si les fueran a entregar parte en el
gobierno. 2 Terámenes volvió a reprenderles sobre esto, en primer lugar, porque si querían hacer partícipes del poder a los
ciudadanos decentes, sólo lo extendían a tres mil, como si la virtud estuviera limitada a este número, y después porque
hacían las dos cosas más contrapuestas: un poder que era violento, y dejar a este poder menos fuerza que a los súbditos.
Ellos estas cosas no las tomaron en consideración, y la lista de los tres mil ciudadanos la iban difiriendo y reservaban entre
sí los designados, y cuando les parecía publicarla, a unos los borraban de entre los inscritos y en cambio ponían otros de
los de fuera.
37 Habiendo comenzado ya el invierno, Trasíbulo, con los desterrados, se apoderó de File, y con ocasión de la
expedición que hicieron los Treinta con mal éxito, resol vieron quitarles las armas a todos los demás y a Terámenes
matarle de la siguiente manera: propusieron al Consejo dos leyes con orden de votarlas favorablemente, de las cuales la
una hacía a los Treinta dueños de matar de los ciudadanos a los que no estuvieran en la lista de los Tres mil, y la otra
prohibía tomar parte en el gobierno de entonces a los que habían destruido la muralla en Eetioneia109 o habían hecho algo
contra los Cuatrocientos que habían establecido la anterior oligarquía, y precisamente en ambas cosas había tomado parte
Terámenes, de lo cual resultó que habiendo sido aprobadas las leyes, él quedó fuera- del gobierno, y los Treinta con
poderes para matarle 110.
2 Una vez muerto Terámenes, a todos se les quitaron las armas salvo a los tres mil, y en todo lo demás se entregaron a
las crueldades y maldad. Enviaron embajadores a Lacedemonia para que acusaran a Terámenes, y les pidieron socorro
para ellos, oyendo lo cual los lacedemonios enviaron como harmostes a Calibio con unos setecientos soldados, los cuales
vinieron y se instalaron como guarnición en la Acrópolis.
38 Después de esto, como los que estaban en File se habían apoderado de Muniquia y vencido en una batalla a los que
con los Treinta acudieron en socorro, al volver de la batalla los de la ciudad y reunirse en el ágora al día siguiente,
derribaron a los Treinta y escogieron diez ciudadanos con plenos poderes para la terminación de la guerra. Más cuando
éstos se hicieron cargo del mando no hicieron aquello para que habían sido elegidos, sino que enviaron a Esparta a pedir
socorro y un préstamo.
2 Como tomaron esto muy a mallos ciudadanos, después, con miedo a ser expulsados del poder y con deseo de aterrorizar
a los demás (como así sucedió), apresaron a un tal Demáreto, que no era inferior a ninguno de entre los ciudadanos; y le
dieron muerte, y así conservaron el poder con seguridad, con el apoyo de Calibio y de los peloponesios que estaban en
Atenas, y además de algunos de los caballeros. Pues algunos de éstos, entre todos los ciudadanos, se esforzaban
especialmente en que no regresaran los de File.
3 Mas como los que dominaban el Pireo y Muniquia, a los cuales se pasaban todos los populares, llevaban la mejor parte
en la guerra, entonces fueron derribados los diez primeramente elegidos, y se escogieron otros diez 111, que fueron
considerados los mejores, bajo los cuales se pudieron hacer los pactos y treguas y regresar los demócratas, pues aquéllos
les apoyaban y se lo deseaban.
Eran los más salientes de estos diez Rinon de Paiania y Faílo de Aquerdunte, los cuales antes de que llegara Paúsanias
habían sido enviados a los que estaban en el Pireo, y cuando aquél llegó cooperaron con afán al regreso.
4 Pues por fin el que trajo la paz y los acuerdos fue Pausanias, el rey de los lacedemonios, con los diez112 árbitros que
llegaron luego de Esparta y que él mismo apresuró para que vinieran. Los de Rinon fueron ensalzados por su simpatía
hacia el pueblo, y habiendo tomado el cargo en oligarquía, rindieron cuentas en democracia, y nadie protestó en nada
contra ellos, ni de los que se habían quedado en la ciudad ni de los que habían vuelto del Pireo; así que por esto fue
elegido inmediatamente estratego Rinon.
39 La paz se hizo siendo arconte Euclides 113, conforme a los siguientes acuerdos: «Los que de los atenienses que se
habían quedado en la ciudad quisieran emigrar, ocuparían Eleusis, conservando su ciudadanía, libres y dueños de sí
mismos y disfrutando de sus bienes. 2 El santuario sería común de unos y otros, y lo cuidarían los Kérykes y Eumólpidas
114, conforme a la tradición. No podrían ir ni los de Eleusis a la ciudad ni los de la ciudad a Eleusis sino, lo mismo unos
que otros, en los misterios. Pagarían de su renta al tesoro federal lo mismo que los demás atenienses. 3 Si alguno de los
que salían de Atenas tomaba casa en Eleusis, el que la adquiría debía hacerlo por acuerdo, y si no llegaban al acuerdo,
escogería cada una de las partes tres tasadores, y habría de recibirse el precio que éstos estimasen.
»De los de Eleusis habían de continuar habitando allí los que los emigrados quisieran. 4. La inscripción les era posible a
los que quisieran emigrar, y estaban en la ciudad, en el plazo de diez días desde que hicieran el juramento, y a los que
estaban ausentes, desde que llegaran, lo mismo. 5 No podría ejercer ningún cargo de la ciudad el que se hubiera
establecido en Eleusis antes de que fuera inscrito de nuevo como residente en la ciudad. Los castigos de homicidio serían
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los tradicionales si alguien había muerto o herido a otro para sí.115 6 Por las cosas pasadas nadie podía ya pedir castigo
contra nadie, excepto contra los Treinta y los Diez y los once y los que mandaron en el Pireo; y ni aun contra éstos, si
rendían cuentas. Rendirían cuentas, los que habían ejercido cargo en el Pireo, a los del Pireo, los que lo habían ejercido
en la ciudad, a los ciudadanos que tenían renta declarada. Después de esto, podían expatriarse los que quisieran. Los
préstamos que una y otra parte habían recibido para la guerra los pagarían cada parte separadamente,»
40 Hechos estos acuerdos, como tenían miedo los que habían luchado en favor de los Treinta, y, aunque había muchos
que pensaban emigrar, aplazaban éstos su inscripción para los últimos días, lo que suelen hacer todos, vio Arquino la
multitud que era, y queriendo retenerlos, suprimió los últimos días del plazo para la inscripción, de manera que fueron
obligados muchos a quedarse, contra su voluntad, hasta que tomaron ánimos.
2 Se estima que en esto tomó Arquino una disposición de buen gobierno, y también cuando luego propuso la acusación de
ilegalidad contra el decreto de Trasíbulo, en el cual concedía la ciudadanía a todos los que habían venido del Pireo a la
ciudad, de los que algunos eran manifiestamente esclavos, y en tercer lugar, cuando alguien de los que habían regresado
empezó a recordar el pasado, le llevó ante el Consejo y consiguió que fuera muerto sin formación de causa, diciendo que
entonces habrían de mostrar si querían salvar la democracia y guardar los juramentos, puesto que si absolvían a ése
servirían ellos mismos para animar a los demás, y si le mataban, darían con ello ejemplo a todos y les convenció de esto, y
con la muerte de aquél, nadie jamás después recordó el pasado.
3 En verdad se ve que obraron muy bien y con más política que nadie, ni individualmente ni en público, acerca de las
desgracias anteriores, puesto que no sólo borraron las acusaciones sobre el pasado, sino que incluso el dinero que habían
recibido los Treinta de los lacedemonios para la guerra lo pagaron en común, a pesar de que los acuerdos mandaban que
pagasen por separado los de la ciudad y los del Pireo, mas pensando que en esto se debía dar principio a la concordia,
mientras que en las demás ciudades no contribuyen con lo suyo propio los demócratas triunfantes, sino que hasta ponen
la tierra en reparto.
4 Llegaron también a la paz incluso con los que se habían establecido en Eleusis en el año tercero después de su
emigración, siendo arconte Xenainetos 116.
41 En los tiempos ulteriores vinieron a suceder las cosas siguientes: entonces, como era el pueblo dueño del poder,
estableció la constitución que ahora existe, siendo arconte Pitodoro, pues se estimó justo que el pueblo tuviera el gobierno
por haber hecho el propio pueblo por sí el regreso desde el Pireo.
2 Fue éste el undécimo en número de los cambios. Pues fue el primer cambio de la situación originaria la entrada y
establecimiento de Ión y los suyos, y entonces ocurrió la distribución en cuatro tribus y el establecimiento de los reyes de
tribu. El segundo, primero después del anterior, ya en forma de constitución, el que sucedió con Teseo, que ya se desviaba
un poco de la monarquía. Después de éste, el de Dracón, en el que por primera vez se escribieron las leyes. El tercero,
después de la discordia, fue el de Solón, del cual tomó principio la democracia. El cuarto, la tiranía de Pisístrato. El quinto,
la constitución de Clístenes, después de la caída de la tiranía, y más democrática que la de Solón, Sexto fue el que siguió
a las guerras médicas, en el que quedó el Consejo del Axeópago al frente. El séptimo, siguiente a éste, el que señaló
Arístides y perfeccionó Efialtes derribando el Consejo del Areópago; en éste fue cuando la ciudad, por culpa de los
demagogos, pecó más, a causa del imperio del mar. El octavo fue la instauración de los Cuatrocientos, y después de éste,
como noveno, la restauración de la democracia. El décimo fue la tiranía de los Treinta y la de los Diez. El undécimo, el que
siguió la vuelta de los de File y del Pireo, desde el cual se ha llegado a la constitución de ahora, aumentando
continuamente el poder de la muchedumbre. Pues de todas las cosas el pueblo se ha hecho dueño, y todo se gobierna
mediante las votaciones de decretos y los tribunales, donde es el pueblo el que tiene el poder; e incluso los juicios que
eran del Consejo han pasado al pueblo. En esto parece que han hecho bien, pues más fáciles de corromper son los pocos
que los muchos con ganancias y favores.
3 Al principio rehusaron señalar salario a la asamblea, mas como no acudían a la asamblea, sino que los príbanos acudían
a corruptelas, con el fin de que el pueblo acudiera en número suficiente para la validez de la votación, primero Agyrrhios
señaló un óbolo, y después Heralides de Klazomenai 117, llamado «el Rey», dos óbolos, y Agyrrhios, más tarde, tres
óbolos.
42 La actual organización constitucional es de la siguiente manera: son partícipes en el gobierno los nacidos de padre y
madre ciudadanos, y son inscritos como miembros de un demo a los dieciocho años de edad. Cuando son inscritos votan
acerca de ellos, después de hacer juramento, sus compañeros de demo: primero, si estiman que tiene la edad legal (y si
resuelven que no, vuelve a la categoría de los menores); segundo, si es libre y de nacimiento legítimo. Si en la votación
resuelven que no es libre, él puede acudir al tribunal, y los miembros de su demo señalan de entre ellos cinco acusadores;
si se resuelve que no puede ser justamente inscrito como ciudadano" la ciudad lo vende, y si triunfa en el juicio, los
miembros de su demo han de inscribirlo forzosamente.
2 Después de esto, el Consejo revisa a los inscritos, y si alguno se estima que es menor de dieciocho años, multas a los
miembros del demo que le hayan inscrito.
Una vez que los efebos están revisados, se reúnen sus padres por tribus, hacen juramento y escogen a los tres miembros
de la tribu, de más de cuarenta años, que estimen como mejores y más aptos para cuidarse de los jóvenes, y de éstos el
pueblo escoge por votación levantando el brazo, uno de cada tribu como censor, y de entre los atenienses un moderador
para todos. Después de reunir éstos a los efebos, primero recorrían los santuarios, después marchan al Pireo y sirven de
guarnición, los unos en Muniquia, los otros en Acte 118. También se les señalan por votación levantando el brazo dos
instructores y maestros que les enseñen a luchar como hoplitas, disparar el arco, lanzar el dardo y disparar la catapulta.
Señalan como alimentos a los censores una dracma a cada uno, y a los efebos cuatro óbolos a cada. uno, los cuales
recibe cada censor por los de su propia tribu y compra lo necesario para todos en común (pues comen reunidos por tribus)
y se ocupan de todas las demás cosas.
4 Así pasan el primer año; al siguiente se celebra en el teatro119 la asamblea y hacen ante el pueblo una muestra de
maniobras, y después de recibir de la ciudad el escudo y la lanza recorren el país y viven en los castillos.
5 Sirven dos años en éstos, llevando clámide120 y estando exentos de todo pago, y no son capaces de recibir pena ni de
reclamarla, para que no haya pretexto de ausentarse, excepto el caso de herencia, de hija heredera 121, o si a alguno le
corresponde por su familia122 un cargo sacerdotal. Después de estos dos años, ya pasan a ser como los demás
ciudadanos.
43 De esta manera son la inscripción de los ciudadanos y las instituciones sobre los jóvenes. Los cargos de la
administración ordinaria todos son por suertes, excepto el administrador de lo militar y los encargados del theóricon 123.Y
el que cuida las fuentes. Estos son por elecciones a votación, y los elegidos tienen su mandato de Panateneas a
Panateneas 124. También son de elección todos los cargos para la guerra.
2 El consejo son 500, señalados por la suerte, 50 de cada tribu. Desempeña la pritanía por turno cada una de las tribus,
según le toca en suerte, las cuatro primeras cada una treinta y seis días, las seis restantes treinta y cinco cada una, pues
computan el año por la luna 125. Los que de éstos son prítanos, primero hacen las comidas en común en la rotonda 126,
recibiendo dinero de la ciudad; después convocan al Consejo y al pueblo; el Consejo todos los días, excepto los que son
de vacación, el pueblo cuatro veces en cada período de pritanía. Y éstos anuncian por escrito las cosas de que ha de
ocuparse el Consejo cada día y dónde tiene que reunirse. 4 También éstos anuncian por escrito el orden de las asambleas,
una en primer lugar, la principal, en la que hay que confirmar por votación los magistrados, si les parece que gobiernan
bien, y debe tratarse en ella acerca de los víveres y la defensa del país, y en este día pueden los que lo desean hacer las
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acusaciones de traición, y han de leerse las cuentas de los bienes confiscados y las herencias vacantes127 y las hijas
herederas, de manera que a nadie le pase desapercibido que algo queda vacante. 5 En la sexta pritanía, además de lo
antedicho, conceden votar levantando el brazo sobre el ostracismo 128, si se resuelve hacer o no, y las acusaciones contra
los sicofantas hechas por los atenienses y por los avecindados hasta tres de cada clase, y contra cualquiera que después
de hacer una promesa al pueblo no la cumple. 6 Otra se celebra para las suplicaciones, en las cuales el que quiere coloca
una suplicación por las cosas que quiere, sean privadas o comunes, y la formula al pueblo. Las otras dos son acerca de
las demás cosas, y en ellas las leyes disponen que tres asuntos sean de cosas sagradas, tres para los heraldos y
embajadas, tres para cosas profanas, y tratan algunas veces sin votación previa. Los heraldos y embajadores acuden en
primer lugar a los prítanos, y los que traen cartas, a éstos se las dan.
44 Es jefe de los prítanos el que la suerte dispone, y éste los dirige una noche y un día y no puede serlo más tiempo ni él
mismo serlo dos veces. Este guarda las llaves de los santuarios en los que está el tesoro y los documentos de la ciudad, y
el sello público, y ha de permanecer obligatoriamente en la rotonda él y la trittys de prítanos que él mande. Y cuando los
prítanos convoquen al Consejo o al pueblo, él saca a suertes los nueve presidentes, uno de cada tribu, a excepción de la
que tiene la pritanía, y luego de entre ellos un director, y entrega a éstos la orden del día, 3 y después que la han recibido
129, cuidan del orden y plantean lo que hay que tratar y cuentan los votos y rigen todo lo demás, y de su facultad es
levantar la sesión, Y no se puede ser director más de una vez por año, aunque se puede ser director una vez en cada
período de pritanía.
4 Hacen las elecciones de estrategos, jefes de la caballería y todos los demás cargos para la guerra, en la asamblea,
según resuelva el pueblo, y las hacen los que son prítanos después del sexto período, en cuanto los signos sean
favorables. Y también hay que hacer acerca de esto un voto previo del Consejo.
45 El Consejo era antes soberano en cuanto a las penas pecunarias, de prisión y de muerte. Pero a un cierto Lisímaco
130, cuando el Consejo lo había entregado al verdugo, y estaba sentado ya para morir, lo arrebató Eumélides de Alópece,
diciendo que no debía morir ninguno de los ciudadanos sin sentencia de tribunal; y planteado ante tribunal el juicio,
Lisímaco fue absuelto y le fue dado el sobrenombre de «el del palo», y el pueblo quitó al Consejo la atribución de dar
penas de muerte y prisión y multa, y dispuso como ley que si el Consejo sentenciaba o condenaba a alguno por algo, las
sentencias y condenas las llevarían los thesmóthetas al tribunal, y lo que los jueces votaran, eso sería lo valedero.
2 El Consejo juzga a la mayoría de los magistrados, especialmente a los que manejan dinero, pero su juicio no es el
decisivo, sino apelable ante el tribunal. También los particulares pueden acusar al magistrado que quieran de no cumplir
las leyes, pero también éstos tienen facultad de apelar al tribunal si les condena el Consejo.
3 También aprueba a los consejeros para el siguiente año, y a los nueve arcontes 131. Y antes tenía la plena facultad de
negar su aprobación, ahora tienen éstos la de apelar ante el tribunal.
4 Las cosas dichas son facultad no suprema del Consejo; resuelve previamente que el pueblo, y nada que no haya sido
visto por el Consejo ni hayan puesto en el orden del día los prítanos puede votarlo el pueblo, y según esto, el que triunfa
contra esta condición, se hace reo del crimen de ilegalidad.
46 Cuida de las trirremes construidas y de los aparejos y los cobertizos donde se guardan las naves, y construye
trirremes o cuadrirremes nuevas, en el número que el pueblo vote, y de sus aparejos y de los cobertizos; los jefes de
construcción de las naves los señala el pueblo a votos levantando el brazo. Si no entregan éstas terminadas al consejo
siguiente, no pueden132 percibir el precio, pues lo han de recibir del siguiente consejo. Se cuida de la construcción de los
trirremes eligiendo de sí mismo diez constructores de trirremes.
2. Inspecciona también todos los edificios públicos, y si estima que alguien comete injusticia, lo denuncia al pueblo, y
después de condenarlo, lo remite al tribunal.
47 Colabora en el gobierno con las demás magistraturas en casi todo. En primer lugar los tesoreros de Atena son diez,
sacado a suerte uno de cada tribu, de entre los de quinientos medimnos, según la ley de Solón (que aún está vigente), y
ejerce el cargo el que sea designado por la suerte, aunque sea muy pobre. Reciben la imagen de Atena y las Victorias y el
resto de los ornamentos y el dinero delante del Consejo.
2 Después, los vendedores son diez, y se saca a suerte uno de cada tribu, y alquilan todas las obras públicas e ingresos y
arriendan las minas y las contribuciones, con el administrador de lo militar y con los escogidos para el theóricon, delante del
Consejo, y responden ante el que el Consejo elija por votación, de las minas vendidas y las explotables vendidas por tres
años, y las concedidas y vendidas por diez años. Y las haciendas de los que han sido condenados por el Areópago y de
los demás, las venden delante del Consejo, y son garantes los nueve arcontes. Y de las contribuciones que se venden por
un año, inscriben en tablillas blancas quién es el comprador y en cuánto es comprada, y se lo entregan al Consejo. 3
Inscriben por separado a los que tienen que pagar en cada pritanía, en diez tablillas, aparte a los que lo hacen tres veces
por año, haciendo una tablilla para cada plazo, y aparte a los que tienen que pagar a la novena pritanía, Inscriben también
. Los campos y las casas que se reclaman y venden en el tribunal, y también éstos las venden. De las casas se ha de
pagar forzosamente el precio en cinco años, y de los campos en diez; se hacen estos pagos en la novena pritanía.
4. Ingresa también el rey las rentas de los terrenos sagrados, inscribiéndolas en tablillas blanqueadas. El alquiler de éstos
es por diez años, y se paga a la novena pritanía; por esto la mayor parte del dinero se reúne en esta pritanía.
5 Preséntanse también al Consejo las tablillas escritas según los vencimientos, y las guarda el esclavo público, y cuando
hay vencimiento de dinero, las entrega a los receptores, después de sacar de los estantes las que en este día han de ser
pagadas y borradas. Las demás están depositadas aparte, para que no sean borradas antes de plazo.
48 Hay diez receptores, sacados a suertes de cada tribu; éstos reciben las tablillas, .y el dinero que se ha pagado lo
borran en presencia del Consejo en la sala de sesiones, y devuelven de nuevo las tablillas al esclavo, y si alguien deja de
pagar en su plazo, allí mismo se inscribe, y ha, o bien de pagar el doble del descubierto, o bien de ser preso; y de recaudar
esto y de apresar, el Consejo tiene plenas atribuciones según las leyes.
2 En el primer día reciben el total y lo distribuyen entre las magistraturas, y al siguiente día presentan la distribución
inscribiéndola en una tablilla, y la leen en la sala de sesiones y plantean en el Consejo si alguien sabe que uno ha
cometido falta en la distribución, lo mismo si es magistrado que particular, y ponen a votación la sentencia si se estima que
alguien efectivamente delinquió.
3 Sacan a suertes de entre ellos mismos los consejeros a diez contadores 133, que son los que reciben las cuentas de las
magistraturas a cada una de las pritanías. 4 Sacan a suertes también rectificadores, uno de cada tribu, y dos adjuntos para
cada rectificador, los cuales tienen forzosamente que asistir a las asambleas 134, sentados delante del epónimo135 de
cada tribu; y si alguien quiere, a alguno de los que han rendido cuentas en el tribunal, dentro de tres días desde que dió
cuentas, presentar rectificación, bien sea privada, bien sea pública, escribe en una tablilla blanqueada el nombre suyo y el
del acusado y el delito por el que reclama, y añade la evaluación de pena que le parezca y se lo entrega al rectificador. 5 El
lo recibe y lee, y si condena, entrega los asuntos particulares a los jueces de los demos que plantean los asuntos de esta
tribu, y los comunales los inscribe para los thesmóthetas. Y los thesmóthetas, si lo reciben, vuelven de nuevo a plantear
esta rectificación en el tribunal, y lo que sentencian los jueces es inapelable.
49 También examina los caballos el Consejo, y si alguien que tiene un buen caballo se estima que lo alimenta mal, es
condenado al importe del alimento, y a los caballos que no pueden marchar o no quieren esperar, sino que se salen de la
fila, los marcan con una rueda en la quijada, y al que le sucede esto se le considera como desaprobado. Aprueba también
a los de caballería ligera que le parezcan a propósito para cabalgar delante, y si a alguien le desaprueban por votos, queda
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este de a pie. También examina a los que van como soldados de a pie entre la caballería, y si a alguno lo desaprueban por
votos, deja éste de percibir sueldo.
2 Hacen la lista de los jinetes los alistadores, diez hombres que haya elegido el pueblo, y a los que han alistado se los
entregan a los jefes de caballería y a los jefes de tribu; éstos reciben la lista y la presentan al Consejo, abren la tabla
sellada en la que están inscritos los nombres de los jinetes, y a los que de los antes inscritos han jurado que no son
capaces de cabalgar, los borran, y a los inscritos los llaman, y si alguno jura que no puede cabalgar por su salud ni ser
caballero por su hacienda, le dan de baja; mas al que no jura, los del Consejo deciden por votación levantando el brazo si
está en condiciones de ser jinete o no, y si votan que sí, le inscriben en la tabla, y si no, le dan también de baja.
3 Antaño juzgaba también los modelos136 y el peplo137 el Consejo; pero ahora, el tribunal a quien toque en suerte, pues
se estimó que los Consejeros hacían favor de su juicio. También de la fabricación de las Victorias138 y de los premios para
las Panateneas cuidan, juntamente con el tesorero militar.
4 También examina el Consejo a los inútiles, pues hay una ley que dispone que los que poseen menos de tres minas y los
impedidos físicamente de manera que no puedan hacer ningún trabajo, los examina el Consejo y se les conceden del fisco
dos óbolos diarios como alimentos. El administrador de éstos es elegido a suertes.
5 Interviene en el gobierno con las demás magistraturas en la mayoría de las cosas, puede decirse.
50 Estas son las cosas que administra el Consejo. Además se eligen por la suerte comisarios de' los santuarios, en
número de diez, que reciben treinta minas de los receptores y disponen lo más necesario para los santuarios; y diez
astínomos, de los que cinco mandan en el Pire o y cinco en la ciudad, los cuales inspeccionan a las flautistas, músicas de
lira y citaristas para que no cobren más de dos dracmas de salario, y si varios desean disponer de la misma, ellos la echan
a suertes y la ponen a sueldo de aquel a quien corresponda. Y cuidan de que los basureros no descarguen la basura a
menos de diez estadios de la muralla, y han de impedir que se edifique en la calle y que se tiendan balcones por encima
de las calles, y cañerías que descarguen en la calle desde lo alto, y ventanas139 que abran a la calle; y recogen a los que
mueren en la calle, pues disponen de los siervos públicos.
51 También se sacan a suertes diez agoránomos, cinco para el Pireo y cinco para la ciudad. Estos, según la ley, han de
encargarse de todas las cosas del mercado, de manera que se vendan puras y sin engaño.
2 Se designan también por suertes diez inspectores de medidas, cinco para la. ciudad y cinco paso el Pireo, y éstos cuidan
de todas las medidas y pesos; para que los vendedores los usen justos.
3 Había también designados por suerte diez inspectores del pan, cinco para el Pireo y cinco para la ciudad, pero ahora hay
veinte para la ciudad y quince para el Pireo, Estos cuidan en primer lugar de que el grano en el mercado se venda a su
precio justo, y después que los molineros vendan la harina en relación al precio de la cebada, y los panaderos el pan en
relación al precio del trigo, y que tengan el peso que ellos dispongan, pues la ley establece que ellos lo determinen.
4 Señalan por suerte diez inspectores del puerto; éstos han de ocuparse de las mercancías, y del grano que entre en el
puerto del grano por mar, han de obligar a los mercaderes a entregar los dos tercios para la ciudad.
52 Designan por suerte también a los once que han de cuidar de los que están en la prisión; y a los ladrones, a los
responsables de haber vendido por esclavo a un ciudadano, y a los rateros, si son confesos, los castigarán con la muerte, y
si no están seguros, los remitirán al tribunal, y si son absueltos los soltarán, y si no, entonces los harán matar; y las fincas y
casas que se denuncien como correspondientes al Estado, las presentan al tribunal, y las que se resuelva que son del
Estado, se las entregarán a los vendedores, y también presentan las delaciones, pues éstas las presentan los once, si bien
algunas de las delaciones las presentan los thesmóthetas.
2 También sacan a suertes cinco introductores, que presentan los pleitos mensuales 140, cada uno para dos tribus. Son
pleitos de un mes de plazo: la dote, si alguien que debe no la paga, o si alguien que haya dado en préstamo a interés de
una dracma141 no cobra, y si alguien que quiere trabajar en el mercado ha recibido de alguno una suma inicial; además
entienden en reclamaciones de violencia, de préstamo de amistad y comunales, de esclavos y bestias y los de trierarquía y
de banca. 3 Estos juzgan estos asuntos y los plantean dentro del mes, y los receptores142 también dentro del mes en
favor y en contra de los publicanos 143, sin apelación en los asuntos de hasta diez dracmas, y en los demás llevándolo
ante el tribunal.
53 Sacan también a suertes los cuarenta 144, cuatro de cada tribu, a los cuales les corresponden por suertes las demás
causas; éstos eran primero treinta y hacían justicia recorriendo los demos, mas después de la oligarquía de los Treinta se
han convertido en cuarenta. 2 Hasta la cuantía de diez dracmas tienen plenas facultades en su resolución, mas las causas
por encima de ésta las transmiten a los árbitros. Estos la reciben, y si no pueden hacer una transacción dan su sentencia, y
si ambas partes se conforman con ésta y la aceptan, la causa concluye. Mas si una de las dos partes acude al tribunal,
echan los testimonios y las proposiciones de la otra parte y las leyes en cajas, aparte las del demandante de las del
demandado, y después de poner el sello y colgar la sentencia del árbitro escrita en una tablilla, se los entregan a los cuatro
que juzgan a la tribu del demandado. 3 Estos lo reciben y lo llevan a un tribunal, de doscientos uno hasta la cuantía de mil,
y en adelante de millar, al de cuatrocientos uno. No se pueden utilizar leyes ni proposiciones de la parte contraria ni
testimonios fuera de los recibidos del árbitro metidos en las cajas.
4 Son árbitros los que tengan sesenta años, y esto se comprueba por los arcontes y epónimos. Pues hay diez epónimos de
las tribus y cuarenta y dos145 de las edades, los jóvenes se inscribían primero en tablillas blanqueadas; y juntamente se
inscribían el nombre del arconte bajo el que fueron inscritos y el epónimo que había sido árbitro en el año anterior; ahora
se inscriben en una estela de bronce, y ésta se levanta delante del edificio del Consejo, junto a los epónimos.
5 La estela del último de los epónimos la toman los cuarenta y reparten entre los en ella inscritos los arbitrajes, y echan a
suerte lo que han de desempeñar cada uno, y es obligatorio que cada uno desempeñe los que le correspondan. Es ley que
si alguien no es árbitro de la edad que a cada uno le corresponde, incurre en atimía, a no ser que en aquel año esté
desempeñando una magistratura o se halle de viaje, pues éstos son los únicos exentos.
6 Hay también facultad de denunciar a los árbitros, si alguien recibe injusticia de uno de ellos, y si le condenan, las leyes
disponen que sufra atimía. También tienen éstos apelación.
7 Se sirven de los arcontes epónimos también para las expediciones militares, y cuando hacen leva, señalan desde qué
arconte y epónimo hasta cuáles han de prestar servicio.
54 Sortean además las siguientes magistraturas: cinco constructores de caminos, que tienen el encargo de disponer los
caminos con los obreros del Estado. 2 Y diez contadores con los diez consejeros de éstos, los cuales tienen que tomar
cuentas a todos los que han desempeñado un cargo. Estos son los únicos que tienen que tomar cuentas a los sometidos a
darlas146 y que llevar las cuentas al tribunal y si uno es convicto de robo, los jueces estiman el robo y ha de pagar el
décuplo de esta. estimación, y si le denuncian por cohecho y los jueces-le condenan, han de estimar la cuantía del don
recibido y ha de pagarla diez veces; y si condenan por malversación, estiman ésta, y la pagará simple si paga antes de la
novena pritanía, y si no, el doble. El décuplo no se dobla.
3 También designan por la suerte al llamado secretario de la pritanía, que es el dueño de los escritos y el que guarda los
decretos, y hace copiar todo lo demás y tiene asiento en el Consejo. Primero era éste designado por elección y se votaba a
los más dignos y de confianza, pues en las estelas de las alianzas y acuerdos de proxenía147 y ciudadanía se inscribe
también su nombre; ahora se ha convertido en cargo designado por sorteo.
4 Por suertes designan también otro para las leyes, el cual tiene asiento en el Consejo, y éste las hace copiar todas.
5 Elige también el pueblo a votos un secretario que sirva de lector ante el pueblo y ante el Consejo, y éste no tiene ninguna
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59 Los thesmóthetas, en primer lugar, tienen atribuciones para señalar a los tribunales en qué días hay que hacer justicia;
en segundo lugar, de señalárselos a los magistrados, y en la medida en que ellos los concedan, en ésa actuarán con ellos.
2 Además, hacen las acusaciones de traición ante el pueblo y plantean todas las condenas por votación a brazo levantado
y las cuestiones previas y las acusaciones de ilegalidad y de haber propuesto una ley ilegal, y la acción contra los
presidentes y la contra los epístatas y la de rendición de cuentas de los estrategos. 3 También son ante éstos las
acusaciones para las que hay depósito: de usurpación de ciudadanía y de cohecho (si alguien, mediante regalos, se libra
de la acusación de ciudadanía usurpada), y de sicofantía y de cohecho, y de falsa inscripción de deuda pública y de falsa
acción y de inscripción indebida y de no inscripción, y de adulterio. 4, Plantean éstos también los exámenes167 de todas
las magistraturas y de los excluidos por los votos de los de su demo, y de las condenas emanadas del Consejo. 5 Plantean
éstos también los juicios privados, de comercio, minería y de esclavos, si alguno insulta a un libre. Y éstos sortean para las
magistraturas los tribunales en los juicios privados y públicos. 6 Y éstos ratifican los tratados con las ciudades e introducen
los juicios resultantes de estos tratados y los juicios por falsos testimonios ante el Areópago.
7 Los jueces los designan, por la suerte, todos los nueve arcontes, y el décimo para hacer el sorteo es el secretario de los
thesmóthetas, cada uno a los de su tribu correspondiente.
60 De esta manera es lo referente a los nueve arcontes.
Sacan también por la suerte a diez árbitros de juegos, uno de cada tribu. Estos, una vez examinados, ejercen el cargo
cuatro años, y organizan la procesión de las Panateneas y el certamen de música y el de gimnasia y la carrera de caballos
y procuran se haga el peplo, y preparan las ánforas, con el Consejo, y dan el aceite a los atletas. 2 El aceite se reúne de
los olivos sagrados; el arconte se lo reclama a los poseedores de las tierras en que están los olivos sagrados, tres medios
cotylos168 de cada pie. Primero vendía el fruto la ciudad, y si alguien arrancaba un olivo sagrado o lo cortaba, le juzgaba
el consejo del Areópago, y si era convicto, lo sentenciaban a muerte. Más desde que el dueño del suelo paga el aceite, la
ley subsiste, pero el juicio ha desaparecido. Pues es el aceite de la finca, no el de los pies, el que corresponde a la ciudad.
3 El arconte recoge el aceite que se cría en su año y lo entrega a los tesoreros en la Acrópolis, y no puede subir al
Areópago hasta que no entregue todo a los tesoreros. Los tesoreros lo guardan el resto del tiempo en la Acrópolis, y en las
Panateneas se lo dan medido a los árbitros de los juegos, y éstos a los vencedores en certamen. Los premios de los que
vencen en el certamen musical son de plata y de oro, en los de fortaleza, escudos, en los de gimnasia y en la carrera de
caballos, aceite.
61 Eligen por votación todos los cargos para la guerra: diez estrategos, primero uno de cada tribu, mas ahora de entre
todas. A éstos los distribuyen mediante la votación: uno para los hoplitas, que es jefe de éstos si hay expedición; uno para
el país, que lo custodia, y si ha y guerra en el país, éste la dirige; dos para el Pireo (uno para Muniquia y otro para Acte),
los cuales se ocupan de la cutodia de las cosas del Pireo; uno para las symmorias 169, que hace la lista de los
trierarchoi170 y les hace a éstos las contrapropuestas171 y les plantea los juicios sobre ello, y a los demás los destinan
para las cosas del momento. 2 Sobre ellos se hace una votación levantando el brazo por cada pritanía, si se estima que
han desempeñado bien el cargo172, y si alguno es desautorizado, le juzgan en el tribunal, y si es condenado estiman qué
pena ha de sufrir o qué ha de pagar, y si sale absuelto, continúa de nuevo en el cargo.
Estos tienen facultades, mientras están al frente de las tropas, de poner preso al que falte a la disciplina y de expulsarle y
de imponerle una multa, aunque no suelen imponer tales multas.
3 Eligen también levantando el brazo diez taxiarchoi, uno por cada tribu, y éste manda a los de su tribu y señala los
capitanes.
4 Eligen también por votación dos jefes de la caballería entre todos; éstos mandan en los de caballería, cada uno tomando
cinco tribus, y tienen las mismas atribuciones que los estrategos sobre los hoplitas. También de éstos se hace votación
para confirmarlos.
5 Eligen también a votos diez jefes de tribu, uno por cada una, el cual ha de mandar en los caballeros lo mismo que los
taxiarchoi en los hoplitas.
6 Eligen también un jefe de caballería para Lemnos, que cuida de los caballeros que están en Lemnos,
7 Eligen también al administrador de la nave Paralia173 y aparte de éste al de la de Ammón 174.
62 Las magistraturas sorteables antes eran: unas, ante los nueve arcontes y de entre toda la tribu, otras se sorteaban en
el Teseon y se distribuían entre los demos; mas después que los demos empezaron a vender los cargos, también éstas se
sortean de entre toda la tribu, a excepción de los consejeros y los guardianes 175, los cuales se atribuyen a los demos.
2 Tienen sueldo, en primer lugar, el pueblo, a una dracma en todas las asambleas, pero en la principal a nueve óbolos
176. Después, los tribunales, a tres óbolos 177. Después, el Consejo, a cinco óbolos, y para los prítanos, como alimentos,
se les asigna además un óbolo. Después, para alimentos cobran los nueve arcontes a cuatro óbolos cada uno, y mantienen
también un heraldo y un flautista; además el arconte de Salamina cobra una dracma por día. Los jueces de los juegos
cenan en el Pritaneo el mes de Hecatombeón, cuando son las Panateneas, a partir del cuarto día de la primera década.
Los anfictiones para Delos cobran un dracma por día de los fondos de Delos. Y reciben las magistraturas que se
despachan para Samos o Esciros o Lemnos o Imbros dinero como alimentos.
3 Las magistraturas para la guerra pueden desempeñarse varias veces; las demás no, excepto que se puede formar parte
del Consejo dos veces.
63 Los tribunales los establecen los nueve arcontes sorteando por tribus, y el secretario de los thesmóthetas para la
décima tribu 178. 2 A los tribunales hay diez entradas, una para cada tribu, y veinte aparatos para sorteo, dos para cada
tribu, y cien urnas, diez para cada tribu, y otras tantas cajas, en las que se echan las tablillas de los jueces a quienes
toque, y dos cántaros. Y colocan tantos bastones en cada entrada como jueces, y echan en los cántaros tantas bellotas de
bronce como los bastones, y en las bellotas están grabadas las letras a partir de la undécima, o sea la Λ, según cuántos
tribunales hayan de formarse. 3 Pueden ser jueces los mayores de treinta años que no sean deudores del pueblo o no
estén en atimía. Y si alguno es juez indebidamente, se le denuncia y acusa ante el tribunal, y si es convicto le castigan los
jueces a lo que les parezca merece como pena o multa. Si es condenado a pena pecuniaria, queda en prisión hasta que
pague la deuda anterior por la que se le denunció, y lo que además estime el tribunal.
4 Cada uno de los jueces tiene una tablilla de boj en la que está escrito su nombre con la filiación y el demo y uno de los
caracteres hasta la K, pues los jueces están divididos entre diez partes en cada tribu, aproximadamente iguales en cada
una de las letras. Y después que el thesmótheta sortee las letras que hay que señalar a los tribunales, el servidor lleva y
pone en cada tribunal la letra que haya tocado en suerte.
64 Las diez cajas están delante de la entrada de cada una de las tribus, y en ellas están inscritas las letras hasta la K.
Después que echan los jueces las tablillas en la caja en la que está escrita la misma letra que en la tablilla, entonces la
agita el servidor, y después el thesmótheta saca de cada una de las cajas una tablilla.
2 El que sale se llama «clavador» y clava las tablillas que han salido de la caja en el tablero en que está la misma letra que
en la caja. Este es también designado a la suerte, para que no sea siempre el mismo el que clave, y no pueda hacer
trampa. Hay cinco tableros en cada uno de los aparatos de sortear.
3 Una vez que ha echado los dados, el arconte sortea la tribu en el aparato de sortear. Los dados son de bronce, negros y
blancos, y se echan tantos blancos como jueces hayan de sortearse, uno por cada cinco tablillas, y los negros, de la misma
manera 179. Y después de sacar el arconte los dados, el heraldo llama a los designados por la suerte, y corresponde
también el “clavador” al número 180. El llamado, después que contesta a la llamada, saca una bellota del cántaro, y
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extendiendo la mano, con la letra arriba la muestra primero al arconte que está al frente, y el arconte, cuando la ha visto,
echa la tablilla de él a la caja en que esté escrita la misma letra que en la bellota, para que entre en el que le corresponda
y no en el que quiera y para que no se puedan reunir en un tribunal los que uno quiera. 4 Y junto al arconte hay tantas
cajas cuantos tribunales hayan de completarse, teniendo cada una la letra que sea la que ha tocado a cada tribunal.
65 Y después de mostrarla él mismo de nuevo al servidor, entra dentro de la cancela. El servidor le da un bastón del
mismo color que el tribunal que tenga la misma letra que la bellota, para que le sea obligatorio entrar en el tribunal que le
ha tocado, puesto que si entra en otro queda en descubierto por el color del bastón. 2 Los tribunales tienen su color
inscrito cada uno en la cuña de la puerta. El que ha tomado el bastón marcha hacia el tribunal que tiene el mismo color
que el bastón y que tiene la misma letra que en la bellota. Y después que ha entrado, recibe una contraseña oficial de
manos de aquel a quien ha tocado ese cargo. 3 Después, llevando la bellota y el bastón, se sientan en el tribunal en el que
de este modo han entrado, y a los que no toque en suerte entrar les devuelven los «clavadores» las tablillas.
4 Los servidores públicos traen las cajas de cada tribu, una para cada tribunal, en la cual van los nombres de los de cada
tribu que están en cada tribunal. Y entregan a los jueces a quienes ha correspondido en suerte dar las tablillas en cada
tribunal, en número estos jueces de cinco, para que vayan llamando y pagando el salario.
66 Una vez que estén completos todos los tribunales, se ponen en el primero de ellos dos aparatos de sortear y dados de
bronce, en los cuales están pintados los colores de los tribunales, y otros dados en los cuales están inscritos los nombres
de los magistrados. Y sacados a la suerte dos thesmósthetas, cada uno por separado echan los dados, el uno los colores
a un aparato de sortear, el otro los nombres de las magistraturas en el otro, y la que salga primera de las magistraturas es
proclamada por el heraldo como usuaria del primer tribunal que ha tocado, la segunda para el segundo, y así las demás,
para que ninguna sepa por anticipado cuál le va a corresponder, sino que sólo, según le toque, con ese actuará.
2 Después que hayan llegado y estén repartidos los jueces en cada tribunal, el magistrado que haya quedado al frente de
cada tribunal, saca de cada una de las cajas una tablilla, hasta que junten diez, una de cada tribu, y estas tablillas las echa
en otra caja vacía, y de entre ellas saca los cinco primeros a quienes toque, uno para atender el agua181 y los otros cuatro
a los votos, para que no esté preparado ninguno, ni el del agua ni los de los votos, y para que no haya sobre estas cosas
ninguna trampa.
3 Los cinco que no hayan salido en suerte, reciben de los magistrados182 el cuadro conforme al cual recibirán el salario, y
dónde habrá de estar cada una de las tribus en el tribunal después de juzgar, para que estando separados unos de otros,
lo reciban en pequeños grupos y no se estorben unos a otros si quedan encerrados juntos muchos.
67 Después de hacer esto, convocan los pleitos: cuando son privados, a los particulares, en número de cuatro de cada
una de las causas legales, y juran los contrarios que han de hablar del mismo asunto; cuando son causas públicas, los
pleitos públicos, y juzgan a uno solo.
2 Hay relojes de agua que tienen pequeños caños por los que se va el agua, y medidos por esto son los discursos: se les
conceden diez chus183 a las de más de 5.000 y tres a la réplica; a las inferiores a 5.000, siete chus y dos; a las de menos
de mil, cinco chus y dos; seis a las discusiones en las cuales no se admite réplica.
3 Al que le ha tocado en suerte cuidar del agua tapa el caño cuando el secretario ha de leer un decreto o ley o testimonio o
pieza semejante; mas cuando la causa sea de un día entero, entonces no lo cierra, sino que concede la misma cantidad de
agua para el demandante y el demandado. 4 Se calcula por los días del mes de Poseideón184 (...) son, uno para los que
demandan, el otro para los que son demandados. 5 En los de (...) el día se divide entre los ... de las causas que tienen
como pena la prisión o la muerte o el destierro o la atimía o la confiscación de bienes ... lo que hay que sufrir como pena o
multa.
68 Los tribunales públicos son de quinientos uno ... y cuando sean causas mayores que han de ser llevadas ante mil, se
reúnen dos tribunales en la Heliaia. Los... hasta mil y quinientos, tres tribunales. 2 Los votos185 son de bronce y tienen en
medio un tubito, y son la mitad agujereados y la mitad macizos. Los que hayan sido señalados por la suerte para ocuparse
de los votos, después que hayan sido pronunciados los discursos, entregan a cada uno de los jueces dos votos, uno
agujereado y otro macizo, de manera que los vean los pleiteantes, para que no reciban ni los dos macizos ni los dos
agujereados. Entonces, el designado por la suerte para ello, recoge las contraseñas 186, en cambio de los cuales cada
uno al votar recibe una chapa de bronce con la Г (pues al entregarla recibe tres óbolos), para que voten todos, y nadie
puede recibir esta chapa si no vota.
3 Hay dos ánforas en el tribunal, la una de bronce y la otra de madera, que están separadas de manera que no pueda uno
echar ocultamente votos, en las cuales votan los jueces; la de bronce es la que decide, la de madera no vale, y la de
bronce tiene una tapa con un agujero para que por ella sólo quepa el voto, con el fin de que el mismo juez no eche dos.
Después que los jueces van a votar, el heraldo proclama primero si las partes van a recusar a los testimonios, pues ya no
se pueden recusar cuando la votación ha comenzado. Después pregona de nuevo: «El agujereado del que habló primero,
el macizo del que habló después». Y el juez toma juntos por el tubito los votos, apretando el tubito del voto y sin mostrar a
los pleiteantes si es el agujereado o el macizo, echa el que vale en el ánfora de bronce y el que no en la de madera.
69 Después que todos han votado, toman los servidores el ánfora que vale y la vacían en una tabla que tiene tantos
agujeros cuantos son los votos, y esto de manera que se puedan contar fácilmente los votos válidos, que se ponen delante,
y los agujereados y los macizos bien visibles. Y a los que la suerte ha designado para cuidar de los votos, cuentan los que
hay en la tabla, aparte los macizos y aparte los agujereados, y pregona el heraldo el número de los votos, para el
demandante los aguereados y para el demandado los llenos; y el que tenga más, ése gana, y si son iguales, el
demandado.
2 Después, aprecian la pena de nuevo, si hay que apreciarla, votando de la misma manera y devolviendo la contra y
recibiendo otra vez el bastón. Y tiempo para la estimación se concede de medio chus de agua a cada parte. Y después
que hayan juzgado los asuntos que legalmente les tocan 187, reciben el salario en el sitio en que a cada uno le tocó 188.
Nota
1 Se dice que esta es la primera constitución escrita, que musulmanes y árabes cuestionan, por entender que en rigor ella no seria tal sino solo
una historia de la evolución de la practica constitucional de esa ciudad. Así estos sostienen que, por el contrario, la primera constitución escrita
de un Estado, promulgada por un gobernante en la historia humana en mano del profeta del Islam es la Constitución de Medina que dataria del
primer año de la Hégira (Años 622 de la era cristiana) y ha llegado hasta nosotros de forma completa. En cualquier caso, hasta finales del siglo
XIX en que se descubrieron dos papiros que dieron a conocer al mundo la Constitución de Atenas, no se conoció de esta obra más que el
nombre y algunos fragmentos que habían sido citados por autores antiguos. El primer recibió el nombre de “pairo de Berlín” y fue encontrado en
la proximidades de Arsíone en el Fayum, constando de dos hojas mutiladas que se encuentran en el Museo de Berlín. El segundo recibió el
nombre de “papiro de Londres” y fue adquirido por el Museo Británico entre 1888 y 1889. Asimismo, sea lo que fuere, la obra que hoy se
denomina como la Constitución de los Atenienses, y que podemos leer en nuestra lengua en una muy buenas traducciones consta de dos partes
bien diferenciadas: a) la primera, es una historia de la evolución del derecho constitucional ateniense (desde la fundación de la monarquía hasta
la restauración de la democracia, en el siglo IV a. J.C.); b) la segunda, consiste en una relación de las prescripciones constitucionales en la
época en que el autor escribe (esto es, en los años 332 al 322, antes de Cristo).
2 La obra pertenece a Aristóteles y su escuela, aunque otros también se la adjudican a un discípulo.
3 Fr. 1 Heraclides. cf, Harpocratión s. u. “...”
4 Fr. 1 cf. Escolios a Aristófanes Aves 1527, Becker Anect. 292, escolios a Platón Euthyd. 302 c.
5 Fr. 2 Heraclides 1. Escolios a Aristóf. Avispas 1223, cf, Estrabón ...392.
6 Fr. 2 Hercel. 2.
7 Fr. 3 Heracl. 2.
8 Fr. 4 Plutarco Teseo 25.
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9 Fr. 5 Lexicon Patmiacon, pág. 152, ed. Sakkelion en Bull. de correspondance hellenique 1-1876. 5ª Escolios a Plat. Axíoco 371.
10 Fr. 5 Harpocratión s. u. ..., cf. Moerís s. u. ..., Harpocratión ..., Suidas s. u. ...1
11 Fr. 6 Heraclides 2. 6ª Escolios Vaticanos a Euríp. Hipólito II ed. Schwartz.
12 Fr. 7 Heracl. 3.
13 Fr. 8 Heracl. 4.
14 Ya hemos expuesto que se ha perdido el comienzo del libro.
Lo conservado empieza con el juicio de los Alcmeónidas por sacrilegio. Cylon, un joven noble, intentó convertirse en tirano de Atenas; fracasada
su intentona, se refugió con sus partidarios en el santuario de la diosa en la Acrópolis (supra, fr. 8, cf. Herodoto, V 71, Tucíd, 1 126); él escapa,
pero sus partidarios, obligados por el hambre y la sed, se rinden; el arconte Megacles hizo que fueran, contra el carácter sagrado del suplicante,
condenados a muerte (hacia 632 a. C.). La expulsión de los Alomeónidas parece no sucedió hasta muchos años más tarde; en 596 fue la
purificación por Epiménides.
15 No está nada clara la condición de estos labradores. Parece haber contradicción entre este pasaje y P1ut. Solón 13; quien distingue la
situación de éstos frente a la de los deudores. Se discute tamo bien si percibían 1/6 de la cosecha o por el contrario pagaban como renta esa
sexta parte, y ya los antiguos dudaban sobre esto y sobre la verdadera situación de estos hectemoroi. Véase sobre ellos Swoboda RE VII col.
2802 sg. y el trabajo de K. van Fritz cit. en la bibliografía.
16 Esto es, que se les podía reducir a esclavitud.
17 La fecha tradicional del fin de la monarquía de Codro es 1066 a. C., y se tenía por cierto que entonces fue instituida la magistratura del
arconte. El paso del arcontado vitalicio a decenal se consideraba que sucedió en el año 752. La magistratura anual y en forma de colegio de
nueve fue instituida, según la tradición, en 682 a. C.
18 Indudablemente en esta llegada de Ión a Atenas hay como un recuerdo del establecimiento de los jonios, la primera de las oleadas helénicas
que procedentes del norte se instalaron en Grecia; véase mi trabajo en Emerita, 12-1944, pág. 291.
19 Los seis arcontes más modernos.
20 Traducimos según ha explicado este pasaje A. Wilhelm.
21 Es éste un rito viejísimo, con raíces en la religiosidad más primitiva y en la magia, consistente en un hieros gamos o "matrimonio sacro” en
que se unen el cielo y la tierra, simbolizados en Dioniso y la basilinna, cuya unión es un encanto que por simpatía favorece la fecundidad de la
naturaleza toda. Ese rito se celebraba en las fiestas Anthesteria.
22 El nombre de este arconte no es conocido por otra fuente, pero la fecha tradicional de Dracón es 621 a. C.
23 Seguimos en la trad. a Wilemowitz, Aristot. u. Athen., I, pág. 86 sg.
24 Magistraturas, se entiende, sorteables; las había que no lo eran.
25 Véase sobre estas clases de ciudadanos según el censo, más abajo, 7, 4.
26 Más arriba, 2, 2.
27 La fecha tradicional es 594 a. C.
28 Que la σεσάχθειa o «descarga” fue no una reducción, sino una cancelación total de las deudas garantizadas hipotecariamente es la opinión
dominante en los intérpretes modernos; es dudoso que se extendiera a deudas de otra clase. Ya en el siglo IV a. C. era problemático en qué
consistió la «descarga) de Salón, pues en la política del tiempo la reducción de deudas se consideraba como una medida anárquica, inconcebible
en Solón; así se obscurece esta disposición con interpretaciones y atenuaciones, y cuando Aristóteles no es más terminante, es que la duda la
hallaba en sus fuentes. Sobre la cuestión, con referencias a los textos y bibliografía, Fluss en RE II A, col. 1118 y siguientes. Crítica de las
fuentes antiguas en Pearson Local historians of Attica pág. 83 n. 42.
29 Véase 55,5
30 Encargados de la cárcel, véase más abajo, 52, l.
31 Los colacretai eran los funcionarios del tesoro en época antigua, y su misión era cobrar los impuestos y entregar lo cobrado a los tesoreros;
parece que ya no existían en tiempo de Aristóteles, pues no los vuelve a citar entre las magistraturas existentes en su tiempo. La etimología nos
que trocean las víctimas': xωλa άγείρω con asimilación, o mejor xείρω) alude a un remoto origen sacerdotal, precisamente, según Ed. Meyer,
como ayudantes del rey en sus funciones sagradas.
32 El pasaje es ambiguo: no se dice bien claro en los versos quién pasó a la categoría de caballero; tanto más natural es que Aristóteles, en la
prosa, nos diga de quién es la estatua: sería Dífilo el que pasó a caballero, y su hijo el que ofrece la estatua; la corrección que propongo en el
aparato crítico explicaría plenamente la dificultad.
33 Con el tiempo el nombre dejó de corresponder a la realidad, y no era ya la situación real en el orden económico la que determinaba
pertenecer a la clase más elevada; v. más abajo, 47, 1.
34 Sobre las naucrariai v. 21, 5, donde vemos que eran divisiones territoriales. Por Herodoto, V, 71, sabemos que ya existían antes de Salón.
35 ЕІσaγγελίa significa “denuncia”, pero en sentido estricto se refiere a la acusación por determinados delitos contra la, constitución,
especialmente, como en este caso, llevando consigo juicio sumario (v, Thalheim RE V, col. 2139t apart. 5).
36 La άτωίa consistía, en la privación de los derechos de ciudadano y la exclusión de la comunidad política. En el caso a que el texto se refiere,
la atimía era de la llamada por los eruditos modernos máxima, es decir, que acarreaba la confiscación de bienes.
37 La reforma de Salón de la moneda, pesas y medidas constituyó el fundamento del ulterior desarrollo económico de Atenas. Antes de Salón,
Atenas vivía dentro de la órbita comercial de Egina; la habilidad de Solón parece consistió en establecer un tipo monetal que era fácilmente
cambiable con el de Corinto y los de Eubea y Egina (una mina ática = 70 dr, de Egina = 100 dr. euboico-áticas). En el peso de la nueva moneda,
se fundó el nuevo sistema de pesas y medidas. Este pasaje es difícil de explicar en detalle, pero basta para rechazar la ingenua explicación de
Androtión (en Plutarco, Solon, 15) de que estuviera en relación el cambio de moneda y medidas con la reducción de las deudas. Véase F. A.
Alcock, Cambridge Ancient History, IV, págs. 39 sgs, y G. F. ibid., pág. 134.
38 Es decir, que las unidades de peso estaban en la relación de 20/21 respecto de las monedas del mismo nombre.
39 El stater es dos veces la unidad monetal en la acuñación: de Salón puede decirse, pues, que tenía el didracma de su sistema como stater.
40 Estos indicaban los lotes de tierra sujetos a responder de las deudas.
41 He aquí la cronología, según G. Mathieu: arcontado de Solón 592/1, cuatro años 591/0-588/7, sin arconte 587/6, segundo período de cuatro
años a contar del fin del primero 587/6-584/3, sin arconte 583/2, Damasias 582/1-580/79, los diez arcontes 580/79.
42 Probablemente en 582 a. C.; hay dificultades cronológicas que han llevado a algunos editores a suprimir (v. aparato crítico) las palabras «al
cabo del mismo tiempo».
43 Año 561/0 a. C.
44 No resulta clara la cronología de la vida de Pisístrato, según Aristóteles: hay contradicción entre los datos que va dando y el resumen que
hace, 17, 1, y, por otra parte, en la. Política E 12, 1315 b. dice que de los treinta y tres años, estuvo en el poder diecisiete.
45 Región de minas de oro, en los límites de Tracia y Macedonia, en la que luego, en el siglo IV, se fundó Filipos.
46 Esta batalla ocurrió cerca del templo de Atenea Pallénide, entre Atenas y Maratón.
47 El vigésimo, según Tucíd., VI, 54, 5.
48 Véase 53, 1.
49 Expresión proverbial: la edad de oro.
50 Aristóteles interpreta la expresión άτμιος con el sentido de privación de derechos de ciudadanía, que tenía en el siglo IV; pero en el VI
significaba quedar fuera de la ley.
51 527 a. C.
52 Conforme a la ley ateniense, sólo un matrimonio con mujer ateniense era legítimo; de aquí que se contraponga la mujer legítima a la
extranjera.
53 Hay contradicción en muchas cosas con la narración de Tucídídes (VI, 54), y la discusión no ha resuelto quién es el que tiene razón.
54 La contradicción es flagrante con Tucídides, VI, 56, que habla de pocos conspiradores: algún editor ha querido salvarlo con una enmienda al
texto de Aristóteles, v. en nuestro aparato crítico.
55 Alude Aristóteles, sin citarle, a Tucídides (VI, 58), cuya versión de todos estos acontecimientos va corrigiendo.
56 Los skolia son canciones que se cantaban en los banquetes; su nombre, que es el adjetivo σxολιός "oblicuo", parece provenir de que el orden
en que correspondía cantar a cada uno de los comensales una de estas canciones no era seguido, sino saltando de uno a otro sentado lejos. El
del texto presente es el 24 de Diehl (14 B.).
57 Se trata de la reconstrucción del templo de Delfos, que se había incendiado el año 548 (Heródoto, Ir, 180). Sobre la actuación de los
Alemeónidas en este asunto, v. Herodoto, V, 62-65, Filócoro fr. 70 ( Fragm. hist; Graee. MULLER, I, pág. 395), Demóstenes Contra, Midias, 144.
58 O sea el año 511/0, según otras fuentes aseguran.
59 Las asociaciones (έτaιρείαι o έτaιρЈαι) tenían frecuentemente en Grecia una finalidad política; dado que eran secretas, es muy poco lo que se
sabe de ellas: los que aspiraban a la tiranía solían comenzar por presidir una de estas asociaciones; así se sabe de Cilón, por ejemplo.
60 Lo sacrílego, lo que infectaba la ciudad: es la estirpe de los Alcmeónidas, sobre la que según las ideas religiosas antiguas pesaba siempre el
crimen de impiedad aludido al comienzo de nuestro texto.
61 Así traduce Wilamowitz, haciendo depender el genit. τών Άλxμ. Κήδων; más natural es, a primera vista, creerlo regido por πρότερον y
entonces habría que traducir: “aún antes que los Alcmeónidas Cedón había atacado ...” V. RE XI col. 110
62 508 a. C.
63 Quiere decir que en las nuevas tribus, que no tenían los viejos lazos de las antiguas sobre base aristocrática y religiosa, fue fácil incluir
nuevos ciudadanos: libertos, extranjeros, bastardos, etc.
64 Los demos parece que fueron originariamente cien en esta constitución, v. Heródoto, V, 69, más tarde fueron más numerosos a causa del
aumento de población.
65 Correspondería el año 504 a. C.; pero de ese año consta otro nombre de arconte, y por otra parte no se pueden contar desde ése once años
hasta la batalla de Maratón, por lo que es mejor pensar en el año 501; pero entonces, o Aristóteles se equivoca o está viciado el texto. Para la
dificultad del pasaje, con crítica de otros autores, W. Peremans y Sencie, Les étude classiques, 10-1941, p. 193-201 y 329-37
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66 487 a, C.
67 Véase el aparato crítico, parece que ha de leerse cien en vez de quinientos, siendo responsable de la confusión el parecido de las cifras.
68 483 a. C.
69 481 a. C.
70 Para la dificultad del texto, v. el aparato crítico; creernos que lo lógico es como va el texto: Geraistos es el extremo sur de Eubea, Skylloion el
oriental de Argólide; puede entenderse que son los extremos del círculo que se extendía en cierto modo paralelo a las fronteras del Atica.
71 Cf. la Política E 5, 1304 a 20, donde dice que fue el pueblo el que causó la victoria de Salamina.
72 478 a. C.
73 Sobre esta ceremonia, cf. Herodoto, 1, 165, y Horacio Epod. 16, 25 y 26. Su sentido es que no se volverían atrás del juramento antes de que
volviese a salir del fondo la masa de hierro.
74 462 a. C.
75 En este pasaje de nuevo Aristóteles aparece en abierta discrepancia con Tucídides, lo que ha sido un motivo de detalladas discusiones
filológicas. Según Tucídides (I, 137), huyó Temístocles en 471; en este texto hallamos este hecho retrasado hasta 466.
76 Desde luego que esta, cifra es exagerada, pues aun en la expedición de Sicilia, Atenas no excedió de 2.700 ciudadanos hoplitas; se conserva
algún dato que se refiere a esa gran mortalidad en la guerra; una inscripción (IG, I, 433), nos da la cifra de 177 muertos en la guerra de la sola
tribu Erecteide, bien que en esa cifra van incluidos también los no hoplitas.
77 En 457 a. C., cinco años después de la muerte de Efialtes.
78 453 a. C.
79 Cf. 16, 5 y 53, 1.
80 451 a. C.
81 432/I a. C. El comienzo de la guerra. (cf. Tucíd., II, 2), es la primavera de 431.
82 Es éste el famoso acusador de Sócrates; por su negligencia se perdió Pylos en 411. Aristóteles sigue aquí la leyenda que contra él levantan
los socráticos, v, Tovar, Vida de Sócrates, pág. 203.
83 “Jefe del pueblo” parece haber sido una especie de título oficial, si bien no estaba regulada la continuidad en el cargo, ni menos la sucesión
en él.
84 Es decir, pasó el himatión por debajo de la axila derecha, dejando el brazo fuera, v, Plut. Nicias 8, Daremberg-Saglio Dict. IV p.289.
85 Como pensión para los ciudadanos pobres, según ha demostrado Wilamowitz Arist. u. Athen II p. 212 ss.
86 Esta comisión de diez, con atribuciones extraordinarias, fue nombrada al conocerse en Atenas el desastre de Sicilia, v, Tucídídes, VIII, -1, 3.
87 J. A. R. Munro CQ 33-1939 pg. 84 sgs. explica las dificultades de este pasaje, que según él ha de ser entendido teniendo en cuenta que la
memoria de Clístenes es «salvadas en definitiva por la propaganda democrática de los Alemeónidas.
88 Cf, 43, 4.
89 Véase, sobre esta acusación, infra 45, 4 y 59, 2.
90 Cf. 52. 1.
91 Esto está en contradicción con 32, 3 y con Tucíd., VIII, 92, donde se dice que la designación de los cinco mil no pasó de ser nominal, sin que
entraran en funciones propiamente. Se ha solucionado la dificultad con la hipótesis de que hubiera unos primeros cinco mil provisionales, antes
de los definitivos.
92 Había dos miembros enviados por cada ciudad de la Anfictionía, uno era, el híeromnemon, el otro el pylagoras, que respectivamente actuaban
como secretario anfictiónico y como representante de la ciudad respectiva. Sobre los magistrados militares que siguen, véase 61, 3-6.
93 Son los administradores de la Confederación de Delos; dejaron de existir después de la guerra del Peloponeso.
94 Parece que estos «demás» son los mayores de treinta años de entre los cinco mil.
95 O sea según la constitución de Solón.
96 Kenyon señala como sujeto de este verbo a los cinco mil.
97 Estos «otros», tan eufemísticamente nombrados, son los atenienses que estaban en Samos con la escuadra, y que se negaron a reconocer a
los Cuatrocientos. Precisamente esos atenienses de la escuadra sirvieron de peón de juego a los políticos enemigos de la oligarquía
(sucesivamente Trasíbulo y Trasilo, Alcibíades), v. infra pág. 131 n. 2.
98 412/1 a. C.
99 Mayo, más o menos.
100 Julio, aproximadamente.
101 Parece este elogio un eco del más amplio en Tucíd., VIIi, 97.
102 Que debió ser después de la batalla de Cízico en 410, cuando la escuadra, que era de opiniones democráticas, regresó a Atenas.
103 406 a. C.
104 V. nota a 20,1.
105 404/3 a. C.
106 Seguimos el texto tal como va; cf. el aparato crítico. Si no suprimimos έx τών parece que existe un organismo de los mil, del que no hay, por
otra parte, ninguna noticia.
107 La ley de Solón permitía libertad de testar a quien no tenía hijos, salvo las restricciones indicadas. En ellas, sin embargo, se fundaba una
actuación excesiva de los acusadores profesionales o sicofantas.
108 Leemos enmendando el texto, v. el aparato crítico.
109 Los Cuatrocientos habían comenzado a construir este fuerte, que dominaba por el norte la entrada del Pireo; pero los moderados de
Terámenes, pensando que iba a servir a los oligarcas para entregar el puerto a los espartanos, incitaron a la plebe a destruirlo. Cf. Tucídides,
VIII, 90 y 92.
110 Muy distinta es la versión en Jenof. Helén., II, 3, 23-56.
111 Ninguna otra fuente habla de esta sustitución.
112 Según Jenof. Helén., II, 4, 38, quince árbitros.
113 Exactamente en el final del verano de 403.
114 V. más abajo, 57, 1.
115 Cf. la explicación de este pasaje en R. Bonner ClPhil. 19-1924 pg. 174 sg.: el autor de un delito aύτοχειρίa era exceptuado de la amnistía; en
cambio, sí era amnistiado el verdugo etc., el que no lo había cometido para sí.
116 401 a. C.
117 Heraclides, quizá miembro de una familia de régulos de Asía, fue ciudadano ateniense y se sabe poco de él, aunque por Platón (Ion, 541 d)
tenemos la noticia de que fue estratego. De Agyrrhios tampoco se sabe mucho; floreció a fines del siglo V y principios del IV.
118 Acte o “la costa” es el extremo sur del Pireo.
119 Con ocasión de las Grandes Dionisíacas.
120 Capa corta, cortada en redondo, con los extremos más largos, casi como alas; es el traje de los efebos, y también de soldados, cazadores,
etc. Su origen es tesalio.
121 Cuando un hombre moría y no dejaba hijos varones, era la hija quien retenía la herencia, pero el pariente más próximo tenía derecho 3,
casarse con ella, y eran los hijos de esta unión los propietarios. En caso de que la huérfana sin hermanos fuera pobre, el pariente más próximo
había de casarse con ella o de dotarla. Estas herederas tenían una protección especial, v. 56, 6 y 7.
122 Como es sabido (v, 21, 2 y 6) las familias (γένŋ) eran primitivas instituciones políticas, y sólo las gentes de abolengo pertenecían a ellas; En
la reforma de Clístenes sólo con este valor religioso se conservaron las viejas estirpes.
123 Literalmente «dinero de las fiestas o espectáculos» (θεωρЈaι); era propiamente en Atenas una institución de beneficencia, un medio de
subvencionar a los ciudadanos pobres para que pudieran asistir a los espectáculos.
124 No se sabe si es anual, de Panateneas pequeñas a Panateneas pequeñas, o cuadrienal, en relación ron las grandes Panateneas; parece
más probable esto último, v. Schwann en RE V, A col. 2236.
125 El año ático era de trescientos cincuenta y cuatro días; se compensaba la diferencia con el año solar mediante meses intercalares.
126 La rotonda o θδλος se ha encontrado en las recientes excavaciones en el ágora de Atenas, v. mi trabajo en el Bol. del Seminario de Arte y
Arqueología, Univ. de Valladolid, VIII, 1941/42, pág. 278, con reproducción de un plano reciente y bibliografía sobre el asunto.
127 Cuando no había herederos directos, podía reclamar el más próximo pariente, cf 42, 5.
128 Cf. Filócoro fr. 79 b Müller.
129 En el siglo V los prítanos eran los presidentes del Consejo y de la asamblea; en el siglo IV se instituyeron los presidentes aquí aludidos.
130 No se conoce por otra fuente este hecho; debe tratarse de uno de los partidarios de los Treinta, cf. Jenof. Helén. II, 4, 8.
131 Cf. 55, 2.
132 El sujeto de este verbo es el Consejo saliente, según sabemos por el discurso de Demóst. Contra Androt.
133 Estos contadores son distintos de los mencionados más abajo, 54, 2.
134 De las tribus, v, Inscr, Graccae, II, I, 155. El texto es inseguro: aceptando la corrección de Rehm habría que traducir asistir en los
amaneceres, según el epónimo ... “
135 Los epónimos son los héroes titulares de cada tribu, v. más arriba, 21, 6, y sus estatuas se hallaban en el ágora, como cuenta Pausanias, I,
5, 1.
136 Parece que hay que entender esta palabra como significando los planos de los edificios públicos.
137 El peplo es el que se ofrecía a la diosa en las grandes Panateneas, cada cuatro años; era bordado por doncellas, que eran escogidas para
tal fin.
138 Sobre las Victorias de oro, v. 47, l.
139 ¿O puertas que abran hacia afuera?
140 Es decir, los que han de ser resueltos en el plazo de un mes.
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141 Una dracma mensual por mina, o sea el 12 %. Si el interés era mayor, no cabía reclamación.
142 Sobre los receptores, el cap. 48.
143 Sobre los publicanos o concesionarios de los impuestos, 47, 2.
144 Cf. 16, 5 y 26,3.
145 Esta, clase de epónimos es por demás desconocida. Parece que siendo de cuarenta y dos años el tiempo a que estaba obligado un
ateniense de servicio militar, o sea desde los dieciocho a los cincuenta y nueve inclusive, cada año estaría bajo la advocación de un héroe
epónimo y por estos epónimos se designarían las diferentes quintas.
146 Todos los que desempeñaban un cargo público tenían a la salida de él que rendir cuentas, y cualquier ciudadano podía acusarles por su
conducta durante la magistratura.
147 La proxenía era una especie de derecho a representación de los intereses de los ciudadanos en viaje que se concedía a veces a
extranjeros, v, p. 195 n, 3.
148 Hay alguna dificultad en interpretar este pasaje, pues quinquenal, según el modo de contar de los antiguos, quiere decir como para nosotros
cuadrienal, es decir, cada cuatro años, y siendo cinco las fiestas, dos tienen que coincidir, por lo que suplir “año” no parece admisible; Kenyon
traduce “en el mismo lugar”. J. van Leeuwen corrige el texto: ού τρί en lugar de ούaεμίa, es decir “y no tres”, en vez de “ninguna”.
149 329 a. C.: esta fecha nos indica el terminus post quem fue escrita o revisada esta obra, v, introd., pág. 28.
150 Véase 3, 2-4; 8, 1; 22, 5; 26, 2.
151 Cf. más arriba, 7,4.
152 Textual del libro.
153 El número de los poetas trágicos que se admitían al concurso era de tres. El corego era el encargado de pagar los gastos de vestir,
mantener e instruir el coro.
154 Coros para el ditirambo, que eran distintos de los teatrales y que actuaban en representación de cada tribu.
155 Cuando alguien creía que le había tocado una carga pública superior a sus fuerzas, podía dar el nombre de otro que estuviera en mejores
condiciones económicas y por consiguiente más obligado que él mismo. Si el denunciado rehusaba, el denunciante que se excusaba podía pedir
la permuta de sus bienes por los del otro; esto se llama antídosis. Otro caso tenemos en las symmorias, v. más abajo, 61, 1.
156 Cf. supra 3, 5.
157 Pues, en general, el acusador estaba sujeto a responsabilidad si no lograba el quinto de los votos del tribunal.
158 El Estado ático no abandona la protección de las epicleras (v. 42, 5; 43, 4) ni aun frente a su marido; sólo cuando tenían hijos herederos se
consideraba resuelta la situación que exigía una tutela especial.
159 Cuando varios aspiran a desempeñarla.
160 Se celebraban en enero, y eran unas fiestas menores y menos concurridas que las Grandes Dionisiacas.
161 Ya hemos visto (21, 6) que para las cuestiones sagradas es para lo que las antiguas familias (yένη) conservaron su existencia.
162 Es decir, homicidio involuntario, que obligaba a indemnización (composición) y destierro.
163 Son los «metecos» extranjeros avecindados en Atenas, y con ciertos derechos, principalmente el de estar, especialmente en el orden
económico, bajo la protección del Estado, a cambio de obligaciones como pagar tributos y prestar el servicio militar.
164 Los ísóteles eran extranjeros admitidos dentro del Estado ateniense con derechos iguales que los metecos, pero asimilados a los ciudadanos
en cuanto a las cargas, es decir, en una categoría superior a la de aquéllos.
165 Los próxenos eran extranjeros a los que se concedía extraordinariamente y como un honor la representación de la ciudad, fundándose en
beneficios y favores a los súbditos de ésta; la proxenía podía llevar consigo la concesión de ciudadanía. (v, Busolt Swoboda Griech, Staatskunde
II, pág. 1246, con bibliografía).
166 Pues todo extranjero residente en Atenas debía tener un patrono, y se podía proceder contra el que no cumplía esta obligación.
167 Véase 55, 2.
168 El cotylion (xοτύλος o xοτμλη) equivale a 0,226 litro.
169 Divisiones, según el censo, que servían de base para imponer a los ricos las cargas de construir naves y otros servicios extraordinarios en
tiempo de guerra.
170 Estos recibían el encargo de construir a su costa las trirremes.
171 V. n. a 56, 3 sobre la antídosis.
172 Cf. 43, 4.
173 Había dos naves «sagradas», es decir; para servicios especiales del Estado; éstas eran la Paralia y la Salaminia.
174 La nave Ammonias se instituyó en tiempo de Alejandro Magno, y es por consiguiente una prueba más de la fecha tardía en que fue revisada
esta obra; v. introd., pág. 28.
175 Véase 24,3.
176 Cf. 43,4 y 41,3.
177 Véase 27,3 y 4.
178 Véase 59,7.
179 El dado blanco convertía en válido el nombramiento de los inscritos en las cinco tablillas; el negro los excluía.
180 Seguimos la traducción de Horomal, Heliaia, pág. 65.
181 Es decir, de las clepsidras, 67, 2.
182 Entendemos, con Mathíeu-Haussoullíer, que se refiere el texto a ή άρχή έφεστηxυίa έν τώ διxaστηρίω.
183 El chus es 3,24 litros. Hommel calcula 40 minutos de duración los diez chus.
184 Es aproximadamente diciembre-enero, o sea el de días más cortos.
185 Véase representada esta pieza, de la que se han hallado muestras, en el Daremberg-Saglio Dictionnaire des antiquités, s, u. Dikastai.
186 De estas contraseñas (cf. 65,2) también se han hallado muestras; v, Datemberg-Saglio cit., ibid.
187 Cf. 67, 1.
188 Cf. 66, 3.
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