Manufactura y Procesos de Modificación de Grasas y Aceites
Manufactura y Procesos de Modificación de Grasas y Aceites
Manufactura y Procesos de Modificación de Grasas y Aceites
Procesos químicos
Tema:
Docente:
integrantes:
Curso y paralelo:
sexto “b”
INTRODUCCIÓN
Las grasas y los aceites provienen de diversas fuentes vegetales y animales; sin embargo,
la soya es la oleaginosa que suministra la mayor cantidad de aceite en el mundo, seguida
de la palma y de la canola y, en menor grado, de la aceituna, el ajonjolí, el algodón, el
cacahuate, el cacao, el cártamo, el coco, el girasol, el maíz y el palmiste. Por su parte, de
origen animal, la manteca de cerdo ocupa el primer lugar, después el sebo de res y el
aceite de pescado. Aceites como el de pepita de uva y otros, se producen en mínima
cantidad para mercados muy selectos. La soya tuvo un auge muy importante en la década
de 1960 durante la Revolución Verde, y continúa su tendencia creciente con sus derivados
genéticamente modificados, como el aceite con bajo linolénico y alto oleico y las plantas
resistentes a plagas. El tejido adiposo de los animales sacrificados se somete a un proceso
térmico para romper las células y liberar su contenido graso; por su parte, los aceites
vegetales se extraen de las semillas oleaginosas, por prensado o con disolventes. La
primera extracción de ambas fuentes, animal y vegetal, produce grasas y aceites llamados
crudos que contienen impurezas que se deben eliminar, como ácidos grasos libres,
proteínas, pigmentos, hidratos de carbono, agua, fosfátidos, etcétera, que contribuyen al
color, sabor, olor, inestabilidad, espumado y otras características indeseables. Sin
embargo, algunas de estas sustancias son deseables, como la lecitina y los tocoferoles,
que pueden recuperarse parcialmente en la refinación.
INFOMACIÓN TEORICA
Las grasas y los aceites de uso comercial en alimentos provienen de diferentes fuentes,
pero existen muchas materias primas de donde se pueden extraer estos lípidos. Después
de procesos para extracción de los tejidos adiposos de animales y los granos de
oleaginosas, por medio de prensado o por diferentes solventes se obtiene los aceites
de consumo. Excepto algunos finos, como los de oliva extra virgen, los aceites contienes
impurezas que deben ser eliminadas. Es por eso que tienen que ser sometidos a diferentes
procesos y serie de operaciones para eliminar las impurezas y conseguir mejores
propiedades organolépticas. Es necesario someterle a dichos procesos para liberarlos de
fosfátidos, ácidos grasos libres, pigmentos y sustancias que produzcan mal olor y sabor
En el caso de la soya (figura 2), la semilla triturada se usa para formar hojuelas (para
aumentar el área superficial) que se alimentan al extractor continuo por percolación, por
inmersión o por una combinación de ambas.
El hexano es el disolvente más común, su uso implica precauciones ya que es muy volátil
y produce mezclas explosivas con el aire. Cabe indicar que una vez triturada la semilla
debe someterse de inmediato a la refinación, para evitar la actividad de las lipasas que
producen muchos ácidos grasos libres. Después de la extracción, la harina residual se
utiliza para la alimentación animal y en la obtención de concentrados y aislados,
productos ricos en proteínas. La mezcla aceite-disolvente, conocida como “miscela”, se
somete a destilación para separar el aceite crudo y el hexano que se emplea nuevamente.
La refinación, está constituida por diversas etapas (desgomado, neutralización,
decoloración y desodorización), que a continuación se describen, provoca grandes
cambios en la composición del aceite crudo al eliminar o reducir impurezas. (cuadro 4.10)
DESGOMADO
Hasta este punto, al aceite crudo ya se le eliminaron ácidos grasos libres, fosfolípidos,
agua, proteínas, hidratos de carbono, pigmentos y otros compuestos de alto peso
molecular. Sin embargo, todavía contiene bajas concentraciones de sustancias volátiles
provenientes de la oxidación y responsables de olores indeseables, como cetonas o
aldehídos y, en ciertos aceites, ácidos grasos libres de menos de 12 átomos de carbono.
El proceso consiste en calentar el aceite a 230-260ºC y hacerle circular una corriente de
vapor desaireado que arrastre los compuestos volátiles; esto es posible ya que existe una
gran diferencia entre la volatilidad de estos últimos y la de los triacilglicéridos. El proceso
se efectúa a presión reducida (aproximadamente 5 mm de Hg) para evitar el deterioro del
aceite, aunque en ocasiones se añaden antioxidantes o agentes secuestradores, como el
ácido cítrico para eliminar la acción catalizadora de los metales en la oxidación. Cabe
indicar que el material recuperado de la desodorización contiene, además de las sustancias
oloríficas, otras de importancia comercial, como son los tocoferoles, tocotrienoles,
fitosteroles y ácidos grasos libres; éstas se recuperan mediante reacciones de
esterificación con un alcohol, por saponificación, cristalización, destilación o por
extracción fraccionada.
En este punto, la mayoría de los aceites quedan listos para su envasado y distribución,
como el que se compra para uso doméstico; sin embargo, algunos todavía se someten a
un último paso que es la hibernación.
HIBERNACIÓN
Los aceites refinados, con o sin hibernación, pueden embotellarse y así venderse
directamente, o bien, pueden someterse a otras reacciones físicas y químicas (figura 4.5)
que modifican sus propiedades para hacerlos más funcionales y apropiados para la
fabricación de alimentos, como mantecas vegetales para panificación, aceites y grasas
para freír, bases para margarinas, aceites para mayonesas y aderezos, coberturas de
chocolate, sustitutos de manteca de cacao, estearinas, etcétera; en algunos casos se
requiere que las grasas tengan una cierta tendencia a la cristalización y que sean plásticas,
en otros, un determinado punto de fusión, de dureza, ciertas propiedades de untuosidad,
que resistan la oxidación, etcétera. Además de estos usos en los alimentos, las grasas
modificadas también son materia prima en diversas industrias, como la de pinturas y la
de bronceadores. Los métodos que se emplean para modificar y diseñar las grasas y los
aceites van desde la simple mezcla física de dos o más grasas o aceites, hasta otros muy
laboriosos como la hidrogenación, la interesterificación y el fraccionamiento. En general,
los dos últimos se emplean más en países en donde abundan los aceites de palma y los
láuricos (palmiste y coco), mientras que los dos primeros se utilizan en donde se dispone
de soya.
HIDROGENACIÓN
Referencia Bibliografía
Badui S. Química de alimentos. Cuarta edición. México: PEARSON
EDUCACIÓN; 2006. Pág. 345-349
Miller D. Química de alimentos manuales de laboratorio. México: Limisa Wiley;
2007. Pág. 29-36
ALAIS, C.; LINDEN, G. (1990). Bioquímica de los alimentos. Masson, S. A.
Barcelona.