Lectura 7° Plan Lector
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bastante raros y tímidos con la Gente Grande, como nos llaman. Son (o fueron) gente menuda de
la mitad de nuestra talla, y más pequeños que los enanos barbados. Los hobbits no tienen barba.
Hay poca o ninguna magia en ellos, excepto esa común y cotidiana que los ayuda a desaparecer en
silencio y rápidamente, cuando gente grande y estúpida como vosotros o yo se acerca sin mirar
por dónde va, con un ruido de elefantes que puede oírse a una milla de distancia. Tienden a ser
gruesos de vientre; visten de colores brillantes (sobre todo verde y amarillo); no usan zapatos,
porque en los pies tienen suelas naturales de piel y un pelo espeso y tibio de color castaño, como
el que les crece en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos, mañosos y morenos, los
rostros afables, y se ríen con profundas y jugosas risas (especialmente después de cenar, lo que
hacen dos veces al día, cuando pueden). Ahora sabéis lo suficiente como para continuar el relato.
Supongo que los hobbits necesitan hoy que se los describa de algún modo, ya que se volvieron
bastante raros y tímidos con la Gente Grande, como nos llaman. Son (o fueron) gente menuda de
la mitad de nuestra talla, y más pequeños que los enanos barbados. Los hobbits no tienen barba.
Hay poca o ninguna magia en ellos, excepto esa común y cotidiana que los ayuda a desaparecer en
silencio y rápidamente, cuando gente grande y estúpida como vosotros o yo se acerca sin mirar
por dónde va, con un ruido de elefantes que puede oírse a una milla de distancia. Tienden a ser
gruesos de vientre; visten de colores brillantes (sobre todo verde y amarillo); no usan zapatos,
porque en los pies tienen suelas naturales de piel y un pelo espeso y tibio de color castaño, como
el que les crece en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos, mañosos y morenos, los
rostros afables, y se ríen con profundas y jugosas risas (especialmente después de cenar, lo que
hacen dos veces al día, cuando pueden). Ahora sabéis lo suficiente como para continuar el relato.
Supongo que los hobbits necesitan hoy que se los describa de algún modo, ya que se volvieron
bastante raros y tímidos con la Gente Grande, como nos llaman. Son (o fueron) gente menuda de
la mitad de nuestra talla, y más pequeños que los enanos barbados. Los hobbits no tienen barba.
Hay poca o ninguna magia en ellos, excepto esa común y cotidiana que los ayuda a desaparecer en
silencio y rápidamente, cuando gente grande y estúpida como vosotros o yo se acerca sin mirar
por dónde va, con un ruido de elefantes que puede oírse a una milla de distancia. Tienden a ser
gruesos de vientre; visten de colores brillantes (sobre todo verde y amarillo); no usan zapatos,
porque en los pies tienen suelas naturales de piel y un pelo espeso y tibio de color castaño, como
el que les crece en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos, mañosos y morenos, los
rostros afables, y se ríen con profundas y jugosas risas (especialmente después de cenar, lo que
hacen dos veces al día, cuando pueden). Ahora sabéis lo suficiente como para continuar el relato.