Zama 1 PDF
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| GE
O AMO
Z AMA
instituto de Literatura
Hispanoamericana
Año 1 - N” 1
2008
FACULTAD DE
FILOSOFÍA Y LETRAS
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
Decano
Hugo Tnnchero
Vicedecana
Ana María Zubieta
Secretaria Académica
Silvia Llomovatte
Secretario de Supervisión Administrativa
Jorge Alberto Vladisauskas
Secretaria de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil
Reneé Girardi
Secretario General
Jorge Gugliotta
Secretario de Investigación y Posgrado
Claudio Guevara
Subsecretario de Investigación
Alejandro Schneider
Subsecretaria de Bibliotecas
Mania Rosa Mostaccio
Subsecretario de Publicaciones
Rubén Mario Calmels
Prosecretario de Publicaciones
Jorge Winter
Coordinadora editorial
Julia Zullo
Consejo Editor
Amanda Toubes
Maria Marta García Negroni
Susana Cella
Myriam Feldfeber
Silvia Delfino
Diego Villarroel
Adriana Garat
Marta Gamarra de Bóbbola
Director
Noé Jitrik
Secretaria Académica
Celina Manzoni
Coordinadora
Elsa Noya
Zama
Año 1 - N* 1 - 2008
Director
Noé Jitrik
Co-directores
Celina Manzoni / Susana Zanetti
Secretario de Redacción
Jorge Monteleone
Comité Académico
Hugo Achugar
Victor Bravo
Sara Castro Klaren
Diamela Eltit
Ambrosio Fornet
Jean Franco
Margo Glantz
Michel Lafon
Mirko Lauer
Antonio Melis
Silviano Santiago
Comité Editor
Beatriz Colombi
Nora Dominguez
Roberto Ferro
Gustavo Lespada
Elsa Noya
Presentación
Noé Jitrik, “Presentación”
Artículos
Margo Glantz, "Elena Garro: el color de la muerte” 13
Beatriz Colombi, “Lugares del ensayista” 19
Jorge Monteleone, "Poesia, sociabilidad
y orden económico” 31
Notas
Noé Jitrik, “Escritura de lectura. Sabiduria y gracia” 93
Patricio Fontana. “El peso del archivo” 97
Entrevistas
Hugo Bello Maldonado. Entrevista a Diamela Eltit:
“No recuerdo nada de lo que escribo.” ... 105
Tatiana Oroño. Entrevista a Amanda Berenguer:
“Una sola palabra donde apoyar el fondo del océano” —........ 115
Amanda Berenguer, “Fragmentos de un diario inédito”
y Bio-bibliografía cs 129
Dossier Antonio Di Benedetto
Jimena Néspolo.“Introducción” co 133
Marcelo Cohen, “El mediador" 137
Claudia Feld, “La acechanza de lo pequeño” 147
Alberto Giordano, “Las victimas de la desesperación.
Una aproximación al mundo de Antonio Di Benedetto” 153
Gustavo Lespada, “Diario de un condenado.
Para una caracterización del personaje en Zama,
de Antonio Di Benedetto” ..163
Adriana Mancini, “El silenciero: entre ruidos y
familia, escritura y novela” 173
Carlos Dámaso Martinez, “Antonio Di Benederto.
La fascinación del cine y la levedad de su escritura” 181
Julio Schvartzman, “Volverse mono.
La lengua de Antonio Di Benedetto” 187
Reseñas
Facundo Ruiz: César Aira,
Diccionario
deautores
latinoamericanos
ooo 195
Jerónimo Ledesma: AAVV,
Homenaje
aAnaMaría
Barrenechea
ooo 199
Isabel Quintana: Susana Rotker, Bravo pueblo.
Poder,
utopia
yVIOÍERCÍA
ooo ccoo 203
Martin Kohan: Nora Dominguez,
Dedónde
vienen
losRITOS
occ 207
Y
latradición
Carolina Sancholuz: Arcadio Diaz Quiñones,
Sobre los principios. Los intelectuales caribeños
Noé Jitrik
—
E
—sas revistas universitarias son ante todo espacios dilemáticos. Por un
:á L lado,
res deparecen estar destinadas
investigación a ser
científica o, la desembocadura
al menos, rigurosa quedeselas laboa
llevan
cabo en los respectivos centros; por el otro, deberian ser un vehiculo de trans
misión de los conocimientos que en esos centros se producen; en otras pala
bras, deben recoger determinado orden de producción inherente a las institu
ciones que las promueven y sostienen, eso que se designa como investigación,
y, al mismo tiempo, introducir alguna marca en la cultura general de una
sociedad de la que son deudoras.
Están pensadas y autorizadas para cumplir con esos objetivos pero, sin
embargo, tales funciones parecen estar disminuidas por el hecho de que el
código y el lenguaje especializado que sin duda emplean restringe el acceso
de un público lector amplio y dificulta una lectura que deberia ser igualmen
te rigurosa. Ese doble carácter entraña casi irremediablemente restricciones de
lectura y sobre todo de difusión, lo cual, porque la difusión es un icono de
nuestra cultura, suele poner en cuestión su necesariedad.
De hecho, dificilmente puedan conciliar ese sentido con lo que parece
ser una obligación o una necesidad de democratizar los saberes: en esta socie
dad eso se lleva a cabo a través de mecanismos de circulación de los que, por
lo general, esas revistas carecen. Por tales razones, las que existen suelen ser
objeto de miradas reticentes por parte de responsables institucionales que, con
espiritu pragmático, suelen manifestar que mejor seria aplicar los fondos que
ellas insumen a otras tareas de mayor o más claro beneficio social. En no
pocas ocasiones quienes dirigen las instituciones en las que la existencia de
las revistas se justifica, están tentados a limitarlas o impedirlas porque tales
publicaciones no alcanzan niveles de ventas -concepto que se confunde con
trascendencia de las posibles lecturas- que permitan recuperar la inversión
que, en tales circunstancias, aparece como mero e inútil gasto: ¿por qué no
emplear los fondos destinados a ellas en otros rubros, de mayor o sólo evi
dente impacto social, se preguntan?
Lo hacen acaso con inocencia, o desde una filosofia pragmática que
culmina en la también dudosa noción de éxito, acaso con una idea limitada
acerca de los efectos que a mediano y largo plazo pueden tener las silencio
sas operaciones que se llevan a cabo en los recovecos institucionales, léase
institutos, centros, laboratorios, poco expuestos a miradas externas. Pareciera
que hay que hacerse cargo de tal situación que redunda, en lo práctico, en una
suerte de restricción de tirajes por una parte, de ínfimos mecanismos de dis
tribución y de promoción por la otra, sin contar con cierta actitud benevolen
te o tolerante que considera, no sin sarcasmo, que importa poco que los inves
tigadores “se den el gusto” de ver impresas sus cosas. Está implicito en esa
manera de sentir que la publicación es menos una necesidad de “dar a cono
cer” que un deseo no confesado de aumentar un curriculo.
Pero, en buena ley, nadie podría discutir dicha necesariedad, menos
porque la revista deba probar que quienes la piensan y la hacen puedan exhi
bir los productos de su trabajo, sean cuales fueren, que porque es o debe ser
un espacio de adelanto científico, de esclarecimiento, de modernización de las
prácticas desde las que parte. Se trataria, entonces, de enfrentar ambas situa
ciones y, al dar nacimiento a una nueva publicación, resolver esa dudainicial.
En la perspectiva de iniciar una nueva publicación, cuyo nombre es ya
un homenaje a uno de los más importantes escritores argentinos, Antonio Di
Benedetto, el Instituto de Literatura Hispanoamericana no ha hecho otra cosa
que remontarse al sentido que tuvo su creación: estrechar lazos con el resto
del continente, expandir el conocimiento que se puede tener acerca de proble
mas, obras y autores y crear un espacio de acción cultural de alcances cienti
ficos pero, también políticos, puesto que considerar la actividad literaria de
otros paises es acercarse a ellos en los niveles más preclaros; trabajar en el
orden de las culturas implica tal vez una posibilidad más sólida y duradera de
relacionar y comprender.
Por ello, Zama, cuyo primer número estamos presentando,por el carác
ter latinoamericano del Instituto de Literatura Hispanoamericana, que es
dondese gesta y se realiza, y como centro de conexiones internacionales, pro
curará albergar en sus páginas no sólo a sus propios investigadores sino tam
bién a investigadores externos, cuyos trabajos confluyen temática y concep
tualmente, con el fin de que en los hechos se establezcan amplios panoramas,
semillero de ideas, innovación de lenguajes, seriedad en los enunciados.
Presentación
Zama-
ARTÍCULOS
Elena Garro:
El color de la muerte
Margo Glantz
2 YES A
>” primera vista parecería que existe una gran similitud entre Elena
Garro y Juan Rulfo, sobre todo en los cuentos de La semana de
mota
colores y en la novela Los recuerdos del porvenir. La creación de un
lenguaje que da cuenta de una oralidad. aparentemente un habla popular que
reproduce un modo de ser y una forma de vida rural, la de una provincia
mexicana. Es cierto, en parte, pero un rápido análisis nos revela de inmedia
to mundosdistintos y un narrador-protagonista situado en un lugar diferen
te del de los personajes rulfianos y, aunque el estilo de Rulfo es inconfundi
ble y da cuenta de su presencia en la narración, y cada personaje asume su
propia voz y nola de su autor, Elena Garro, en cambio, escribe como mujer e
interviene de manera flagrantemente autobiográfica en su relato; es más, en
algunos de sus textos escribe como mujer rubia: en los cuentos de La semana
de colores, el narrador es una niña que, junto con sus hermanas, forma un
grupo compacto: contrasta por el color de su rostro y de su pelo con el de los
otros protagonistas, los indigenas. que, vistos con los ojos de la narradora, son
un conjunto de abigarrado colorido tanto en su fisico como en su vestimen
ta. Mundo indígena de una gran intensidad expresada en trenzas renegridas,
vestidos de satin morado,lila y rosa, túnicas color bugambilia, ruido de hua
raches sobre las piedras pulidas y brillantes de la calle y sábanas blancas que
las criadas azotan sobre el lavadero.
Analizaré aquí solamente un cuento, el que datitulo al libro, “La sema
na de colores”!, en gran medida autobiográfico, que forma parte de unaserie
con unidad propia dentro del libro, integrada por el cuento ya mencionado,
Los picnolépticos tienen una percepción especial del tiempo que no coincide
con la que tradicionalmente se considera la realidad y son los niños los que con
mayor frecuencia participan de esta supuesta alteración: se pretende forzarlos
a testimoniar sobre acontecimientos que no han percibido, aunque hayan suce
| dido en su presencia y, como no logran hacerlo, se los acusa de retardados.
Secretamente desorientados y además angustiados por las exigencias de sus
seres cercanos, para conseguir información deben siempre transgredir los limi
tes de su memoria... Han de recuperar las secuencias y reajustar sus contornos
para compaginar lo que se ha visto y aquello que no ha podido ser visto, lo que
| se recuerda y lo imposible de recordar, y que se debe inventar o recrear para
poderdarle verosimilitud al discursus, (nota: palabra que proviene del latin dis
currere, correr de un lado a otro, término que marca bien la impresión de que
|
2. Gutiérrez de Velasco, Luz Elena,"El regreso 'a la otra niña que fui', en la narrativa de Elena Garro", en Escribir la
infancia, México, CM,1996.
Artículos
Zama- 3. Virilio, Paul, Esthétique de la dispórition, Paris, Galilée, 1980, p. 14, traducción de la autora.
$ LA
Reitero, en “La semanade colores”, las niñas Eva y Leli están muy cerca
de las criadas, o por lo menos de lo que las criadas dicen, y lo que se dice va
enmarcado porlo blanco, el espacio deslumbrante donde los colores destacan.
El blanco es transparente y luminoso, la sangre fresca y la sangre coagulada
definidas por los colores que las representan -lo rojo y lo morado-, alcanzan
una gran densidad y las palabras se oscurecen, suenan como piedras en boca
de la lavandera, convertidas en objetos pesados, autónomos, y marcan su dis
tancia frente a lo transparente. Las palabras no sólo designan, tienen efecto
inmediato, son activas, es decir, dan lugar a acciones concretas realizadas en
el tiempo, tema desarrollado en Los recuerdos del porvenir donde el loco Juan
Cariño utiliza el diccionario como si se tratara de un oráculo, una especie de
libro sagrado: cada palabra tiene poder por sí misma y para neutralizarla hay
que pronunciar un conjuro. Leli y Eva visitan a don Flor, el hombre prohibi
do, el que cura las penas y es temido y aborrecido en el pueblo, sobre todo
por las mujeres. Es un brujo, un adivino, vestido de manera extravagante, con
una túnica de color bugambilia, otra tonalidad del rojo, y su atuendo lo hace
diferente de los otros indios vestidos con pantalón de manta y camisas blancas;
Sin transición. después de haber hablado con él. de manera casi simul
tánea, don Flor aparece muerto,tirado en el patio de su casa, contemplado por
las niñas desde la colina de los girasoles cuya materialidad es inquietante: las
flores alteran su textura, pierden su consistencia. se vuelven como de lana. no
dan sombra, sólo calor y su color amarillo es ominoso, se ha contagiado del
color de la sangre ("Un viento rojo hacia bajar a las nubes rojizas hasta tocar
las puntas de los girasoles.”) (p. 63). La obsesión con el tiempo es un rasgo
distintivo de la narrativa de Elena Garro, no existe una temporalidad regula
da, el tiempo cronológico se altera porque es sólo una convención, hay otro
tiempo interior que sigue otras reglas, dentro de las cuales los personajes
viven de manera diferente y más auténtica, y desde alli pueden desafiaral lla
mado tiempode los relojes, el tiempo cronológico. Las infancias fijan su pro
pia temporalidad: gracias a una extraña rotación los dias se estacionan o se
repiten desordenando el tiempo lógico, el tiempo de los padres (“Las semanas
no se sucedian en el orden que creia su padre.”) (p. 59). Cada dia se vive de
manera diferente y puede haber una concentración especial que defina su sen
tido y explique su aparición. Quizá los días puedan presentarse en sucesión
lógica, pero sólo por casualidad, más bien los dias se enraciman, se dejan estar
morosamente en una gozosa repetición: “tres domingos juntos o cuatro lunes
seguidos” (p. 59). Además, su acontecer es acrobático, convulsivo, juguetón:
“Era mucho más probable que del lunes saltáramos bruscamente al viernes y
del viernes regresáramos al martes” (p. 59). Los días tienen entonces su pro
pia y caprichosa personalidad, tan caprichosa y personal como los juegos de
Zama
Artículos
-
las niñas. El tiempo es de colores, cada dia tiene un tono diferente. los jueves
— a]
Era verdad. Habia dias mejores para morir. El manes era delgadito y transpa
rente. Si morían en martes verían a través de sus paredes de papel de chinalos
otros dias. los de adelante y los de atrás. Si morian en jueves, se quedarian en
un disco dorado dando vueltas como en los “caballitos” y verian desde lejos a
todos los dias. (p. 60).
Artículos
Zama - 5. Glantz, Margo, "Lashijas de la Malinche”, en Esguince de cimtura, México. Conaculta, 1994,
Lugares
del ensayista
Beatriz Colombi
Abstract
Abstract
| Starobinski, Jean, "¿Es posible definir el ensayo?”, en Cuadernos Hispanoamericanos, n” 575, 1998.
2. Foucault, Michel, “¿Qué es un autor?”, en Literotura y conocimiento, Mérida, Universidad de los Andes,
Artículos
Zama- 1999,p. 115.
eN —i
3. Ibid, p. 113.
4Angenot, Marc, La porole pomphlétaire, typologie des discours modernes,Paris, Payot, 1995.
la confrontación tiene centralidad. inclusive, en el ensayo estético. Se trate de
Shakespeare, Cervantes, Daudet. Zola o Dario, Groussac aplica la estocada
verbal contra su objeto, con el pungent statement que aprende del inglés
Samuel Johnson. y hace del epiteto su arma ofensiva, concibiendo a la criti
ca literaria como un sub-género de la polémica?.
En tanto escritura que en su hacerse construye su forma, el ensayo se
relaciona con la promesa, con lo que aún no tiene dimensión acabada de rea
lidad. Lukacs vio al ensayista como al precursor de un gran momento por
venirf, Theodor Adorno sostuvo que el ensayo apunta al terminus ad quem
(una meta o punto final) y no al terminus ad quo (un punto de partida u ori
gen), ya que “su método mismo expresa sin más la intención utópica”?. Las
grandes figuras del pensamiento utópico del siglo XIX adoptaron la elocución
del profeta. como Saint Simon, Charles Fourier, o la franco-peruana Flora
Tristán, cuyas Peregrinaciones de una paria cuentan un viaje, pero también
esbozan un ensayo sobre el atraso y la superstición en el Perú, con una voz
admonitoria y mesiánica, como una versión femenina del gran diagnóstico
modernizador de Sarmiento en Facundo*. En esta tesitura, el ensayista traba
ja con anticipaciones y bosquejos del futuro. Entonces, busca necesariamente
fórmulas que resuenen como emblemas del porvenir. Por eso las formastra
dicionalmente asociadas a la transmisión del saber, como la máxima, el afo
rismo o la sentencia son habituales en su discurso. En la escritura de José
Mani, la sentencia suele ser el punto de concentración de tensiones y la clave
arquitectónica de su estilo. “Una tempestad es más bella que una locomotora”
dice en El Prologo al poema del Niagara, y la frase puede ser leida como el
centro generador de todo el ensayo, que polemiza con una modemización
voraz y destructora de la belleza del mundo natural, pero, análogamente, cele
bra el cambio que aportan los nuevos tiempos, que aunque ruines, conmue
ven las viejas vallas y demuelen las instituciones del pasado. Martí no es nos
tálgico ni antimodemno en esta breve y significativa cláusula, por el contrario,
la tormenta es solo más bella que la locomotora, de donde la máquina y su
civilización no quedan excluidas de tal valoración estética. Pero vayamos a su
molde. De acuerdo con Roland Barthes en su estudio sobre la máxima en La
Rochefoucaud?, esta forma se caracteriza por lo que llama la espectacularidad
de su estructura y por su efecto crítico, atribuciones ambas que podemos
5Véase Colombi. Beatnz, “Prólogo” a Paul Groussac.Viaje intelectual, Primera serie, BuenosAires, Simurg,2005.
6Lukács, George. "Sobre la esencia y forma del ensayo (Carta a Leo Popper)”, en El alma y sus formas, Barcelona,
Grijalbo. 1975,p. 36.
7Adorno, TheodorW..“El ensayo como forma”, en Notas de literatura, Barcelona,Ariel, p. 24.
8 Sobre los profetas del XIX, véase Bénichou, Paul, El tiempo de los profetas. Doctrinas de lo época romántica,
México, Fondo de Cultura Económica, 1977.
?Barthes. Roland,“La Rochefoucauld: reflexiones o sentencias y máximas", en El grado cero de la escritura, México,
Artículos
Zama- Siglo X2U, 1973.
N ay
10Dice Héctor Murena respecto del profeta: "El profeta para poder anunciar un nuevo espiritu, debe tornarse un
poco extraño, un poco ajeno a su gente y su tierra”, en “La lección de los desposeidos”, incluido en El peca
do original de América, BuenosAires, Fondo de Cultura Económica, 2006,p. 107.
1 Steiner, George, Lecciones de los maestros, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 12.
prepondera el aprendizaje por imitación -"Sócrates y los santos enseñan exis
tiendo" i?- parece una ingenua idealización frente a la concepción de
Foucault, para quien la enseñanza siempre implica situaciones de poder y
sumisión de orden psicológico, social, físico. institucional, siendo la pedago
gia uno de los soportes de los sistemas de exclusión y control social. Por su
parte, Zygmunt Bauman vincula al maestro con el proyecto iluminista que
requiere de estos nuevos mediadores. intérpretes de la Razón, para adminis
trar las fuerzas sociales y erradicar la superstición: el “maestro/supervisor, un
profesional especializado en la modificación del comportamiento humano, en
“traer al orden la conducta' y evitar o contener las consecuencias del accionar
desordenado o errático”*?. El tema. desde luego, no ha sido ignorado por la
crítica latinoamericana y ha recibido distintas perspectivas para su tratamien
to. Luis Alberto Sánchez, en Tuvimos maestros en nuestra América (1940).
señaló el divorcio entre la palabra y la acción en los maestros del Novecientos,
enjuiciados por la generación que los sucede. que no puede ya reconocer un
mandato claro y ético en esos padres. Julio Ramos, en Desencuentros de la
modernidad en América latina (1989), relaciona el ministerio pedagógico con
la nueva autoridad acotada a este ámbito que obtiene el intelectual moderni
zado en América latina, desplazado de los privilegios y lugares ocupados por
el letrado tradicional, en el marco de los grandes cambios que transita esta
figura entre la heteronomia y la autonomia. Por su pane, Roberto González
Echeverria, en La voz de los maestros (1985), propone la homologación entre
autor, autoridad y autoritarismo, sosteniendo que el discurso ensayistico de
identidad continental formulado por los maestros ha estado al servicio del
poder y ha sido usualmente funcional al proyecto del dictador. Podriamos gra
ficar su operación pensando en La tempestad de Shakespeare. texto base para
todas estas consideraciones. Si en La tempestad —-obrareleida en clave colo
nial y postcolonial con inusitada productividad- podemos observar diversas
figuras del letrado. asi Próspero es tanto el mago o shamán, comoel bibliófi
lo y el dictador, mientras Ariel es el humanista desasido de lo real, y Gonzalo
-el consejero-, otra versión del humanista pero con los pies en la tierra,
Gonzalez Echeverria elige en La voz de los maestros la imagen fundida del
maestro-dictador ofrecida por Próspero!1. El tema compromete los lazos entre
el intelectual y el poder, y la hipótesis de González Echeverria no está distan
te del intelectual orgánico postulado por Ángel Rama en La ciudad letrada
(1894).
12Ibid.. p. 13.
13Bauman, Zygmunt, Legisladores e intérpretes, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1997. p. 110.
14. Este análisis se basa en la imprescindible lectura del ensayo de Anibal Ponce “Ariel o la agonia de una obstinada
Artículos
Zama- ilusión”, en Humonismo burgués y humanismo proletario, México, Cartago,1981.
un
15He analizado la relación epistolar y discipular de Alfonso Reyes y Pedro Henriquez Ureña en “Un escenario de
cultura: Alfonso Reyes epistolar”, en NoéJitrik (Coord.). Aventuras de la crítica. Escrituras latinoamerico
nas en el siglo XXI, Córdoba, Alción, 2007.
16. Este es el punto de partida de Roberto González Echeverria en “El extraño caso de la estatua parlante A riel
y la retórica magisterial del ensayo latinoamericano”, en La voz de los maestros. Madrid,Verbum. 2001
del diletante. Francisco Garcia Calderon, discipulo a la distancia de José
Enrique Rodó en la colonia de hispanvamericanos que se concentra en Paris
en 1900, impuso este imaginario encumbrando la silueta del profesor (Los
profesores de idealismo) y promoviendo a los nuevos intelectuales americanos
surgidos de las aulas universitarias. Sus ensayos americanistas, publicados en
el Paris previo a la Primera Guerra. Les Democraries latines de l' Amérique
(1912) y La creacion de un continente (1914), revelan una voz que investiga
los hechos con nuevas metodologias -históricas, psicológicas, sociológicas
adquiridas en la frecuentación de la academia francesa. El profesor denota
otro ámbito de competencia respecto al maestro, una mayor formalización del
saber. Las nuevas disciplinas que definen sus métodos en el primertercio del
siglo XX latinoamericano -la filosofia, la sociologia, la historia,la crítica, la
emografía, el psicoanálisis- exigen del ensayista un conocimiento sistemati
zado, respecto del cual se puede tomar distancia, introducir caminos oblicuos,
simular irreverencia, pero nunca ignorar. Ningún caso más ejemplar. unas
décadas más tarde, que El contrapunteo cubano del tabaco ydel azúcar (1940)
de Fernando Ortiz. El contrapunteo está sólidamente afincado en la etnogra
fía funcionalista liderada por Malinowski, a cuya sombra acuñó Ortiz el con
cepto de la transculturación, pero, al mismo tiempo, el cubano se desvía de la
economía de sentido que rige la obra cientifica para entregarse a una lúdica
dialéctica de los opuestos, a la digresión, a la gratuidad de la escritura. No
extraña entonces que Ortiz comience su texto citando al Arcipreste de Hita y
su Libro de buen amor, con el combate entre don Carnal y doña Cuaresma
como precedente literario del mal amor entre el tabaco y el azúcar isleños.
Ortiz monta una trama a la vez poética y erudita, fascinante y heterodoxa, en
torno a los dos productos agrarios principales de la historia económica de
Cuba, trascendiendo y trasgrediendo las propias barreras que le imponela
ciencia, para leer en ellos un contrapunto cultural entre negro y blanco, escla
vitud y libertad, analfabeto y letrado, ingenio y ciudad, oficio y arte, tradición
y modernidad, en un paradigma que se abre y prolifera con exceso y exube
rancia. El proyecto es sólo comparable a otro contrapunteo, el que realiza
Gilberto Freyre en Casa grande e senzala (1933), también con un enunciador
cientifico, más sobrio en sus pases de estilo pero no por eso menosliterario.
El lugar del ensayista se define, en muchas ocasiones, por su contrapo
sición respecto del especialista o tratadista, lo que configura un sujeto de
enunciación libre de condicionamientos, regulaciones disciplinarias, perte
nencias académicas o marcos institucionales. Ésta es la convención que rige
para el género: la de un sujeto que simula trabajar sesgadamente respecto del
conocimiento canonizado. Para esto, el ensayista crea lo que podriamoslla
mar el efecto de libertad, a partir de una serie de marcas que colocan lo que
dice en el plano de lo aproximativo, estrategia que compromete el régimen
Artículos
Zama-
de la cita, muchas veces elidida con la paráfrasis libre de otros discursos, la
nn Y
mista del futuro. Alfonso Reyes v Pedro Henriquez Ureña recurren a diferen
tes estrategias de validación de su palabra. empeñados en superar el derro
tismo diseminado por el darwinismo social y las secuelas del pensamiento
positivista, con una nueva inflexión que se nutre tanto de la academia como
de la plaza pública. Alfonso Reyes renueva los procedimientos en Visión de
Anáhuac (1915), figurando una voz nacional y a la vez universal, la de un
SOJnot4
800€
y-
bibliófilo que revisa las imágenes múltiples proyectadas sobre Mexico por
conquistadores, cronistas. cartógrafos, historiadores, viajeros. traductores,
recortando y montando estas representaciones en un collage vanguardista e
irónico de las esencias patrias, donde la única verdad que prevalece es la de
una herencia cultural intervenida. inventada. frágil v casi a punto de perder
se entre la balacera revolucionaria. Reves construvó su lengua ensavistica
con el des-apasionamiento y el humour de los ensayistas ingleses. Lamb.
Hazlitt, pero sobre todo Chesterton, cultor de la paradoja -figura central del
ensayo-, y su maitre a penser durante los años de formación en España.
Henríquez Ureña forjó un modo que no podemos desprender del magisterio,
pero tampoco reducir exclusivamente a ello. Como los ingleses Manhew
Arnold y Walter Pater!?, sus maestros. estableció una perspectiva de alta den
sidad sistematizando la cultura americana desde la etapa colonial hasta su
presente y proyectando en esta tarea un enunciador que se autoriza por su
propia erudición en un campo,si no baldio. al menos escasamente estructu
rado. Con Henriquez Ureña. el ensavista devino archivista y planificador del
devenir utópico de estas sociedades. Con los nco-humanistas el factor pole
mico queda asordinado, no ignoran al adversario, pero lo invalidan por
ausencia, estableciendo valores universales inobjetables para el bien común
de las sociedades americanas. Trabajan intensamente por la autonomia y
prestigio del género, ubicándose más que nunca en la centralidad de su ejer
cicio. Esa convicción sostuvo textos como "Lo mexicano y lo universal”
(1932) y “La inteligencia americana” (1936) de Reves, “El escritor argentino
y la tradición” (1953) de Jorge Luis Borges, “El descontento y la promesa”
(1926) de Henríquez Ureña, o De la conquista a la independencia (1944) de
17Sobre este tema véase el imprescindible estudio de Arcadio Diaz Quiñones. “Pedro Henriquez Ureña 11884.
1946): la tradición y el exilio”, en Sobre los principios Los imtelectuales corbeños y la tradición, Buenos
Aires. Universidad Nacional de Quilmes. 2006.
Mariano Picón Salas. En esta linea, La expresión americana (1957) de José
Lezama Lima, exhibió la máxima autonomia formal, fundando la vcz de un
enunciador poético y hermético.
Una representación central del ensayista hispanoamericano en el siglo
XX es la de intérprete de la psiquis colectiva, es decir, traductor e intermedia
rio de un relato social al que vuelve inteligible a partir de la elaboración de
grandes metáforas incluventes de una comunidad. Tanto en Radiografía de la
pampa (1933) de Ezequiel Martinez Estrada comoen Ellaberinto de la sole
dad (1950) de Octavio Paz, la posición interpretante de un trauma de origen
se vuelve medular, siendo que en el pasado y en su olvido radica la clave de
todos los conflictos del presente. mientras que en la vuelta y la memoria, su
posibilidad de superación. Paz y Martinez Estrada coinciden en una trama
común pautada por los hitos de la violación, la culpa,el silencio y la soledad.
La novela familiar del neurótico encuentra en la Conquista una nueva narra
ción donde asentarse: una madre violada, Malinche chingada, vituperada y
rechazada, que solo lega desprecio y verguenza a sus vástagos. Y un hijo
humillado y renegado por el padre, el gaucho de Martinez Estrada, que es el
mexicano neurótico y mascarado de Paz. Lo que resulta importante de esta
operación interpretativa es que la construcción de este relato matriz confiere
al ensayista una nueva atribución social, consistente en verbalizar lo que per
manecía silente o reprimido, otorgando a la sociedad un espejo donde reco
nocerse. El acierto en conseguir este objetivo se manifiesta en la cristalización
de sus lecturas como canon de identidad nacional y/o americana, al menos
durante cierto tiempo, hasta la revisión critica de las respectivas mitologíias.
La función del intérprete del pasado recorre, desde luego, El pecado original
de América (1954) de Héctor Murenay Los siete ensayos de interpretación de
la realidad peruana (1928) de José Carlos Mariátegui. La función de intérpre
tes podría corresponder al sentido que le da al término Zygmunt Bauman en
Legisladores e intérpretes. Bauman sostiene queel intelectual legislador, como
juez, formador de opinión y verificador de valores, ha entrado en crisis y ha
sido sustituido en la vida contemporánea por los intelectuales-intérpretes,
aquellos “especialistas en traducción entre tradiciones culturales”, calificados
para ejercer el arte de la “conversación civilizada de Occidente”, “sin la con
soladora pero engañosa convicción de su validez universal” ante la disolución
de las certezas propias de esta cultura!*, Los textos de los ensayistas-intérpre
tes están abrumadosde incertidumbre y nihilismo, así como los ensayos de los
neo-humanistas dilapidaban utopismo y optimismo.
Y esto conduce a una de las funciones principales aludida a lo largo de
este trabajo: la representación del letrado y/o intelectual, que encuentra un
campoejemplar en el ensayo, el género que mejor se adapta a sus intervenciones
Zama
Artículos
-
18 Bauman, Zygmunt, Legisladores e intérpretes, ob.cit., pp. 203-204.
N un
públicas. Ariel de Rodó, una vez más, resulta el punto de partida. ya queel
texto muestra una de las acciones que son pertinentes al intelectual, la repro
ducción de su estirpe, el traspaso de los dones en la escena de transmisión y
transfusión por excelencia, la pedagógica. Rodó-Prospero construye una ima
gen enaltecida de esta misión; nadie mejor que Carlos Real de Azúa supo ver
su impronta auto-celebratoria y germinativa: “Ariel condensaba con suma
destreza la imagen más benévola, más ennoblecida que el erhos prospectivo
de la intelligentsia juvenil latinoamericana y española podian tener de si mis
mos!*.” Pero de la cantera del arielismo no sólo surgió la emulación laudato
ria, sino también la critica y la autocrítica. Luis Alberto Sánchez dividió el
campo de los epigonos de Rodó entre arieles y calibanes, los primeros marca
dos porel esteticismo, el desdén por las masas, la desconfianza en la demo
cracia y la adhesión a las teorias raciales; los segundos, en cambio, caracteri
Y-
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zados por haber unido ética y ciencia, además de oponerse al imperialismo y
¿resistir a los gobiernos dictatoriales, invirtiendo asi el sentido de lo calibanes
co, que décadas más tarde reapropiaria Roberto Fernández Retamar. En su
ensayo Calibán (1971), Fernández Retamar reivindicó en el esclavo de La
Tempestad a las masas explotadas y a los paises coloniales, e identificó nue
vamente a Ariel con el intelectual, aunque escindió el campoentre arieles lea
les y traidores, tomando comohito al sonado caso Padilla. divisoria de aguas
para la intelectualidad latinoamericana de la década de los setenta. principio
del divorcio o matrimonio definitivo con la politica cultural de la revolución
cubana. También en La ciudad letrada de Ángel Rama la centralidad de la
escena enunciativa la ocupael intelectual enjuiciando su origen, su clase. sus
cooptaciones y transacciones con el poder, desde la Colonia al presente, sien
do avalado para realizar este tribunal de la inteligencia por su propia travec
toria de exiliado y, en tal condición, ausente de la ciudad amurallada. De
hecho, el último texto de Rama encama el desencanto más extremo de esta
función, casi como una respuesta adversativa a su precursor, Rodó, que apos
tó a la capacidad regeneradora de su clase.
Con Aires de Familia (2000), Carlos Monsiváis se inscribe en la tradición
discursiva del ensayo sobre América latina, pero introduce desvios, rupturas y
escepticismos respecto a este legado. En este sentido, retoma las palabras de
Vasconcelos y Reyes en la “Advertencia preliminar” para demostrar la pérdida
de vigencia de sus presupuestos. Asi el lema de José Vasconcelos, “Por mi raza
hablará el espiritu”, proposición que delimita, según Monsivais, a los capacita
dos para hablar de y por América: los universitarios, los letrados, ha sido supe
rado por una amplia democratización de la enseñanza. que si bien no ha llega
do a todos, al menos, ha transformado visiblemente su alcance. Mientras quela
consigna de Alfonso Reyes, “Hemos llegado tarde al banquete de la civilización
Poesía, socialidad
y orden económico
Jorge Monteleone
Abstract
En este articulo nos proponemosanalizar la relación entre el orden económico,la socialidad yla
poesia en la Argentina -desde los años noventa, hasta la crisis institucional y económica de los
años 2001-2002. El trabajo describe diversos discursos económicos y sociales sobre la pobreza y
sobre los nuevos sujetos sociales llamados “cartoneros”. y su contrapartida en las experiencias
artisticas. a partir de dos modosde representación estética de la pobreza: el reciclaje y la dona
ción. El reciclaje es analizado en la editorial “Eloisa Cartonera”, en el proyecto del artista plásti
co holandés Matthijs de Bruijne (en www.liquidacion.org/) y en la poesía de Daniel Samoilovich
(El carrito de Eneas, 2003). La donación es analizada en dos libros de poesia: Porlarch, de Arturo
Carrera y La rebelión del instante, de Diana Bellessi (2005).
Abstract
In this article our goal is to analize the relationship among economic order, sociality and poetry
in a recent historical period of the Argentine Republic -from the nineties to the institutional and
economic crisis in the 2001-2002 years-.The paper describes several economic or social discourses
about poverty and the new social subjects named as the “cartoneros”, and their counterparts in
artistic experiencies. establishing two ways of aesthetic representation of poveny: recyclation and
donation. The recyclation is analized in the publishing firm "Eloisa Cartonera”. in the dutch artist
Marthijs de Bruijne project at www.liquidacion.org and in the Daniel Samoilovich's poetry: El
carrito de Eneas (The Eneas Shopping Cart, 2003). The donation is analyzed in two poetry books:
Arturo Carrera's Potlatch (2004) and Diana Bellessi's La rebelión del instante (The Rebellion of an
Instant, 2005).
la ensayo fue publicado originalmente en Poétique, |, 1970. Hay traducción al español en Roland Barthes, El grado
cero de lo escritura seguido de Nuevos ensayos críticos, México,Siglo XXI, 1973.
2. Busso, Matias: Cermedo, Federico y Cicowiez, Martín, “Pobreza, crecimiento y desigualdad: descifrando la última
decada en Argentina”, en Documentos de trabajo del C.E.D.L.A.S.(Centro de Estudios Distributivos.
Laborales y Sociales). N” 21, Departamento de Economia de la Universidad Nacional de la Plata, abril de
2005. pp. !-21. Disponible en http://www.depeco.econo.unlp.edu.ar/cedlas/pdfs/doc_cedlas2 !.pdf (Fecha de
Artículos
Zama- consulta: 23 de setiembre de 2007.)
ad y
3. Delfini, Marcelo Fabián y Pichetti, Valentina, “Desigualdad y pobreza en Argentina en los noventa”. en Político y
Cultura, N? 24, Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, otoño 2005. pp. 187-206. Disponible en
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/267/26702409.pdf (Fecha de consulta: 23 de setiembre de 2007.)
4Tomola noción de Berger y Luckmann:“La experiencia más importante que tengo de los otros se produce en
la situación 'cara a cara', que es el prototpo dela interacción social y del que se derivan todos los demás
casos (...). En la situación 'cara a cara' el otro es completamente real. Esta realidad es parte de la realidad
total de la vida cotidiana y. en cuanto tal, masiva e imperiosa (...). Por lo tanto “lo que (el otro] es” se halla
continuamente a mi alcance. Esta disponibilidad es continua y pre-reflexiva.” (Berger, Peter L.y Luckmann,
Thomas. La construcción social de la realidad. Buenos Aires, Amorrortu, 1968, pp. 46-47).
son familias enteras que, a la caida de la tarde, recorren las ciudades y car
gan los carros tirados por caballo que rondan las avenidas y se dirigen a los
sitios donde puede venderse aquello que han recuperado. Se multiplican, hay
cientos. hay miles, pasan una tras otra en la demora noctuma de la búsque
da. y su presencia es tan perfecta, tan caracteristica, tan idiosincrásica que se
vuelven invisibles. Invisibles menos para el nombre: los cartoneros. Y cuando
no son invisibles. deberian serlo, porque son un obstáculo, una interrupción
de la vida burguesa. Leo una carta de lectores:
Estamos ubicados en Sucre v Vidal, en un edificio de 2 pisos. Todos los dias los
cartoneros estacionan en nuestra esquina y tiran desperdicios en la alcantari
lla que da sobre Vidal y cuando abren las bolsas de residuos para ver que hay
tiran en la vereda y no las arman de vuelta como estaban. Podrian tener un
poco de educación porque encima de eso, cuando uno les dice algo en buen
modo.lo enfrentan y contestan como si ellos fueron los dueños de la vereda?.
5El testimonio de una vecina porteña fue recopilado en una página de Internet dedicada enteramente a los car
toneros. Véase http://www.mibelgrano.com.ar/cartoneros.htm (Fecha de consulta: 23 de setiembre de
2007.)
6. Zlotogwiazda, Marcelo, "La macroeconomía del cartoneo”, en Págino!12, Buenos Aires, martes 28 de setiembre
de 2004. Disponible enhttp://www.pagina | 2.com.ar/diario/elpais/1-41626-2004-09-28.html
Artículos
Zama- (Fecha de consulta: 23 de setiembre de 2007.)
ad un
7“ta je vis, un matin, a l'heure oú sous les cieux / froids et clairs le Travail s'éveille, (...) / / un cygne” (Charles
Baudelaire. "Le Cygne", en Les Fleurs du Mal, Oeuvres Complétes, Paris, Robert Laffont, 1980,p. 63.
8 Cfr. al respecto los comentarios de Susan Buck Morss en su ensayo "Estética y anestésica: una reconsideración
del ensayo sobre la obra de arte”, en Walter Benjamin, escritor revolucionario, Buenos Aires, Interzona,
2005,pp. 169-221.
9. Castoriadis, Cornelius, La institución imaginaria de la sociedad, vol. |: Marxismo y teoria revolucionaria, Buenos
Aires, Tusquets, 1983, p. 228.
| M
la condición propia de toda subjetivación. Aun en la conformación de la
pobreza y en la aparición de nuevos sujetos sociales, el orden económico no
obra como un escenario dondelo real se cristaliza, único y acabado, sino que
se halla penetrado en su propia conformación de imaginario. Ese imaginario
no puede ser definido sólo mediante esquemas conceptuales o racionalidades
teóricas, sino informa y condiciona otros modos de significación. El ámbito
en el cual es posible que se adviertan de un modo manifiesto esos cruces es el
campo aun teóricamente incierto de lo que Michel Maffesoli llamó sociali
dado,
Según Maffesoli el término socialidad se diferencia de lo social, en lo
cual cada persona responde a una función y a formasde interacción contrac
tuales. La socialidad, en cambio, se funda en la empatia, en el poder de los
afectos, en el aspecto cohesivo basado en la comunidad sentimental de valo
res, de lugares o de ideales, que, a la vez, se hallan por completo circunscrip
tos a un espacio limitado (localismo) y que pueden encontrarse, bajo diversas
modulaciones, en numerosas experiencias sociales. Por ello Maffesoli no habla
de grupossociales estables que portan una ideología, que cumplen una fun
ción relativamente fija en la sociedad, sino de un “neotribalismo”, conforma
do por agrupaciones reunidas por la empatia y lo suficientemente abiertas y
a la vez dinámicas como para que un individuo pase de unaa otra, según sus
intereses. De hecho, el vocablo “individuo” modifica el sentido de “persona”,
propio de la socialidad, donde “desempeña papeles tanto en el interior de su
actividad profesional como en el seno delas diversas tribus donde participa”!!.
No se trata del ejercicio del bien, de ninguna moralidad caritativa vinculada
al orden económico en él cual se hallan millones de excluidos. Se trata de
hallar los modos en los cuales los sujetos de la pobreza se manifiestan como
agentes de una socialidad, cómo se cohesionan en estructuraciones que a la
vez producen diversos efectos de sentido en lo imaginario. Maffesoli define lo
estético como un sentir común, un consenso sobre el placer compartido, un
sentido que no se reduce a las obras artísticas -aunque las incluye-, sino que
consiste en hacer vivir una obra de arte en una comunidad. Esta estética de la
existencia -que a veces se percibe en algunas vanguardias- se construye
como una ética en la socialidad, acaso como una ética de la forma. Lo ético
de la estética consiste en que su comunicación comunitaria en una cultura
propia es un factor de socialidad. Dice Maffesoli: “La sensibilidad colectiva
proveniente de la forma estética desemboca en una relación ética!?”.
10. La reflexión más completa, a pesar de que su autor hable menos de una definición teórica que de una “nebu
losa afectual", se halla en El tiempo de las tribus. El ocaso del individualismo en las sociedades posmoder
nas, BuenosAires, Siglo XXI, 2004, passim.
1 1btd., p. 152.
Artículos
Zama - 12Ibid., p. 67.
tad y
Siempre que llueve mucho siempre tenemos miedo, porque nosotros. como vos
ves, vivimos en el barro. Ahi hay un canal que nosotros le llamamos zanjón. Y
ahi la gente. o sea nosotros tiramos la basura. tiramos las cosas que no nossir
ven. vamos a decir, basura. Á veces traen autos robados y los tiran ahi. Y
entonces ese es el miedo, cuando llueve se llena eso y puede entrar la, pueden
entrar el agua a las casas. Ese es el miedo. Hasta ahora nunca entró. Esa vez
que se inundollego a la vereda, nada más. Pero al fondo cra una cosa impre
sionante. La gente pasaba con los televisores, los chicos. la ropa, todo en las
manos. Porque estaban, ahi si habia entrado a las casas el agua. Es jodido
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Y—
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N-4—
cuando llueve que se inunde asi, porque hay muchos cables, viste de la corien
te. Y por los chicos... ponele si está la heladera en el piso. enseguida te agarra
corriente. Por los chicos más que por nosotros, los grandes. Bueno. yo soñé que
vivia en el campo, que tenía muchos animales...!*
17Carrera, Arturo, Potlatch, Buenos Ares, Interzona, 2004.Todoslas citas corresponden a esta edición.
18Fue publicado originalmente enla revista L'onnée sociologique. Recopilado en Mauss, Marcel,“Essai sur le don.
Forme et raison de léchange dans les sociétés archaiques”, en Sociologie et anthropologie. Paris, Presses
Universitaires de France, 1950. Hay versión española en Mauss, Marcel, “Ensayo sobre el don, forma arcaica
Artículos
Zama- del intercambio”. en Sociología y antropología, Madrid. Tecnos, 1979, pp. 155-258.
7 —i
19“La notion de dépense” fue publicado originalmente en La critique sociale, 7, enero de 1933 y recopilado en
Georges Bataille, Georges, La part maudite, precedé de La notion de dépense, Paris, Les Editions de Minuit,
1967. Hay traducción al español: “La noción de gasto”, en La parte maldita, Barcelona,Icaria, 1987, pp. 25-43.
como si fuesen la continuación y la revisión de aquellos versos que decian:
“El escriba escribía] cosa preciosa es mi vida] yo soy un poeta/ de oro es el
tesoro”20, La vida reside aquí en el escenario autobiográfico de la infancia: la
ciudad en la que nació el poeta, Pringles, provincia de Buenos Aires, en la
década del cincuenta, durante el peronismo. El motivo de Porlartch -en sus
transacciones reales y también metafóricas- es el dinero, pero en uno de los
avatares que podríamos llamar, sin mayor exageración, más fantásticos: la
moneda argentina. En las seis secciones del volumen hay dos registros bási
cos. Unoes el más habitual de los poemasde Carrera, esas breves constelacio
nes de versos como intermitencias en la página: registro de sensaciones, de
recuerdos, de pensar veloz sobre las cosas, donde el lirismo se une a ráfagas
de relato:
Ahorro, derroche,
¿qué se va de tu boca como palabra y
entra en tus manos comoplata, monedas,
oh,
eco de un niño?
Yo tenia 6 años,
mi madre habia muerto y
la habían enterrado “disfrazada” de Novia; pero
sin la corona de azahares, sin las ligas auspiciosas.
Yo volvía al tiempo donde se casabanotras,
tan hermosas como ella,
con ramilletes de flores y nácar en las manos.
Te decian que iba a venir el ratoncito... era muy sencillo porque te dejaban algo
de plata y vos ibas a comprar algo.
(...). Era una historia, se me iban aflojandode a poquito, alguno forzaba yo, hasta
que se caía despacito, y se los daba a mamá que decia que había que guardarlos
para el ratón. Entonces yo lo ponía en una servilleta de papel, bien envucltito,
20En el prólogo a su notable antología de Arturo Carrera, Animaciones suspendidas (Mérida, Ediciones El otro el
mismo, 2006),Ana Porrúa apunta el carácter de la noción de potlatch que aparece de hecho en todala poe
sia de Carrera. Este aspecto se concreta en una sección de la antología llamada Potlatch donde se reúnen
Artículos
Zama - poemas de diversas épocas y no sólo los que pertenecenal libro hornónimo.
Le y
porque me habían dicho que el diente no podia ir para cualquier lugar, que iba
a lugares mágicos y que despues el ratón con todos los dientes que juntaba se
iba construyendo un castillo de la puta madre.
zahir de Borges, hostias que se amonedan en las bocas, heces de los niños que
simbolizan el oro. el “don de acumular que despilfarra lo deseado”. El efecto
no es monumental o memorialista, sino ligero o irónico y, casi siempre, epi
fánico. El efecto de la donación, del poema como potlacht reside en que el
sujeto transgrede con deliberación el orden social del presente e instaura en
su lugar un rito: un rito de infancia, un rito poético, un rito de socialidad.
El quinto ejemplo, segundo de la modalidad de donación, corresponde
al libro de Diana Bellessi, La rebelión del instante, aparecido en 2005, pero
cuya redacción comenzó en 2002, después de Mate cocido?!. Muchos poemas
de este libro miran y nombranlo real: los follajes nacientes, la entrevisión de
las plumas de los pájaros en las frondas, el mantillo de las hojas en la auro
ra, los celajes de las formas naturales. Todo lo que vibra, ceja, tiembla. ondu
la, irisa, lo que sostiene el mundo en la belleza de las estaciones sucesivas y
que alguien mira interminablemente para que retorne en el poema como un
incremento del ser. Pero la gran pregunta de la poeta que acumula esas minús
culas joyas del sentido -para quien siempre existirá un correlación ética y
solidaria entre toda poesía y su audiencia en el seno de una cultura común,
que aqui reside en la sociedad argentina actual- es también ésta: ¿qué se
posee verdaderamente en el poema?, ¿es posible decir, donar lo real en un
poema enunciado en el contexto social de su propio tiempo, cuando la pro
piedad está de hecho vedada a miles de semejantes, donde otros miles mendi
gan y nada podrán obtener de la realidad como no sea mediante las argucias
del sobreviviente? En ese contexto de desposesión, ¿con qué puede contarel
poema, qué puede ser dicho sin tornarse una frivolidad, una “minucia enjo
yada”? En un arrebato solidario, la poeta prefiere no tener nada: nada, salvo
21Bellessi, Diana. La rebelión del instante, Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2005. Todas las citas correspon
den a esta edición.
la “orlada sombra que confia del instante”. Y dice: "Ante la verde/ naturaleza
digo/ no tengo nada// ni una frase/ y tanta mendicidad/ me acompaña”. AJli,
en su renuncia, comienza a elaborar la paradoja de aquello que Kristeva llamo
intimidad de la rebelión y que consiste en mantener las potencialidades de
revuelta que lo imaginario resucita en nuestra intimidad.
El orden del mercado. la lógica de la ganancia irrestricta y la exclusion
social. es sustituido por el orden de lo obtenido en la gratuidad inmediata del
mundo, lo ofrendado,lo regalado, lo dado en el instante de su aparición. Desde
el sol, “el ponchito de los pobres”, hasta las ramas finas de los ciruelos. la belle
za de las cosas comparece. Toda rebelión, toda redención social cuenta con lo
sagrado del mundo, y una misma pureza radica en la contemplación delo real,
lo que se honra en el detalle, tal como en las asambleas encendidas de los pique
teros -a quienes Bellessi dedicó varios poemas: “tan bella/ la multitud como la
naturaleza/ organizada en paisaje las columnas/ de Aníbal, de Teresa”. Por cier
to se refiere a las asambleas populares y a los movimientos de desocupados
Anibal Verón y Teresa Rodriguez. El poema recompone el murmullo de las vas
tas reuniones sociales y la mudez del hambre con su propia voz menuda. Una
voz que atestigua un tiempo terrible, pero nunca corresponde a un "alma bella”:
se reconoce ajena, medrosamente culpable incluso en su propio trabajo poético
al mirar cara a cara al despojado, que surge de nuevo como una aparición fan
tasmal. El poemaaspira a ser un registro, y se llama “Argentina 2003”:
le hablo vo si fuera
persona pero es
un pedazo nomás
de maniqui en la calle
Articulos
Zama -
La in
del desamparo
vestida en harapos
se me hace un nudo
de lo no hablado
caricia o cobijo
en serio nunca dados
al que espera algo
ahi en la calle y
Abstract
En este texto se investigan las relaciones entre el artista plástico Hélio Oiticica y los poetas del
grupo Noigandres: Decio Pignatari y Haroldo y Augusto de Campos. A partir de la corresponden
cia y de algunas obras artisticas y poemas, se considera la cuestión del “blanco sobre blanco”
como un punteo de confluencia y de experimentación que comparten estos artistas durante la
década del setenta.
Abstract
Neste texto se investigam as relagóes entre o artista plástico Hélio Oiticica € os poetas do grupo
Noigandres, Decio Pignatari, Haroldo e Augusto de Campos. Á partir da correspondéncia e de
algumas obras artísticas e poemas, se considera a questáo do “branco sobre branco” como um
ponte de confluéncia e de experimentagáo que compartilham estes artistas durante a década de
setenta.
Acefalía
Artículos
Zama - r. Lygia Clark--Héto Orticica, Cortas. org. Luciano Figueiredo,Prefacio de Silviano Santiago. Rio de Janeiro. UFRJ. 1996.
Le un
muy poco, sin embargo, sobre la obsesión de Hélio Oiticica por perseverar en
su programa constructivo o sobre el acercamiento que hizo Augusto de Campos
a los todavia más corporales. siempre según estas mitologias urbanas, bahia
nos del tropicalismo. Ante el lugar comúnde la glacial racionalidad de los con
cretos uno no puededejar de preguntarse dónde estaria la frialdad o la no cor
poralidad de un poema comolas Galárias o cuál sería la racionalidad cerebral
de las explosiones de los Popcretos de Augusto de Campos. Justamente, una de
las caracteristicas de las disidencias de las vanguardias de los años cincuenta
fue la brevedad de los enfrentamientos y la disponibilidad de los artistas a
modificar o aun abandonar sus programas en función de las nuevas situacio
nes que se iban presentando.
Después de la ruptura del neoconcretismo, los caminos de Oiticica y los
hermanos Campos volvieron a cruzarse. por lo que la postulación de una afini
dad estétic: ya no es el resultado de una operación crítica sino algo que se
puede comprobar documentalmente. A principios de los años setenta, y ya en
Nueva York, Hélio Oiticica recibe, en diferentes momentos,las visitas de Haroldo
y Augusto de Camposy de Décio Pignatari. Existe, afortunadamente. un regis
tro de estos encuentros tanto en los textos de Hélio como en los poemas de
Haroldo y en las cintas que Hélio grabó de sus conversaciones con Haroldo3. Se
produce un diálogo intenso que puede rastrearse en sus obras, en sus textos,
en sus poemasy, sobre todo, en los obsesivos cuadernos de Hélio, bitácora del
2Todo esto, además,sin tener en cuenta que dos miembros que continúan actuando con el grupo “paulista” eran
cariocas: José Lino Grunewald y Ronaldo Azeredo.cariocas: José Lino Grunewald y Ronaldo Azeredo.
3. Buena parte de esta documentación está disponible on line en el excelentesitio sobre Hélio Oiticica de Itaú cul
tural: i Itural.org.br/apli iclopedia/ho. Todas las citas de los documentos de Hélio
Oiticica, salvo cuando se trata de inéditos (como la correspondencia con Oiticica que tan gentilmente me
cedió Augusto de Campos), están tomadas de los documentos de este sitio. Las citas son muy fáciles de
identificar mediante el buscador que poseeel sitio.
artista en el campo de la experimentación y registro minucioso
de aquello que iba llamando su atención. Este encuentro entre los
hermanos Campos y Oiticica puede ser definido con las hermo
sas palabras que este último le escribió a Haroldo en una carta
del 1*de septiembre de 1974: un “cresco-crescem: genealogica
mente e jamais como "algo que dá em alguma coisa': seria assim
como “algo q gera e se gera em faces-confronto' [...] mútuo scra
pear: cada medida verbal é YES em relagáo a outra: YESSYING
> SIMULTÁNEO: voilá!: SINGULTÁNEO (q termo full of pregnan
Portadade la revista cies náo?)”. El vinculo no es de deuda ni de subordinación: hay
Navilouca(Almanaque un potenciamiento mutuo, un choque de fuerzas(to scrap es for
dos Aqualoucos), 1974.
cejear), una doble afirmación de singularidades simultáneas que
se encuentran en la misma encrucijada. Un encuentro genealógi
co (Oiticica leía denodadamente a Nietzche por esos años), es decir de sendas
embrolladas y garabateadas, de percepión de las singularidades, en un estado de
invención.
Para desarmar la supuesta animosidad, indiferencia o distanciamiento
entre Oiticica y los hermanos Campos, entre la estética “carioca” y la “pau
lista”, basta ver la portada de Navilouca, revista dirigida por Waly Salomáo
y Torquato Neto, que trae algunos datos novedosos sobre el arte brasileño de
principios de los setenta. Organizada como ún tablero cuadriculado irregular
con las fotos de los artistas que participaron en el número, la portada de
Navilouca exhibe los retratos de aquellos a los que sus directores (Waly
Salomáo y Torquato Neto) consideran los artistas más experimentales de
Brasil en ese momento (la revista salió en 1974 pero llevó más de dos años
de gestación)?. La tapa no es un manifiesto pero pueden leerse en ella las
líneas básicas de un programa o de una noción de la cultura que difiere de
la estrategias vanguardistas habituales. En primer lugar, los retratados no
están elegidos de acuerdo con un corte generacional. Sus edades son, por
decirlo de alguna manera, escalonadas: desde Lygia Clark (1920-1988),
Haroldo de Campos (1929-2003), Augusto de Campos (1931) y Décio
Pignatari (1927), pasando por Hélio Oiticica (1937-1980), Rogério Duarte
(1939), Caetano Veloso (1942), Torquato Neto (1944-1972), Duda Machado
(1944) y Waly Salomáo (1944-2003), hasta llegar a los más jóvenes: Iván
Cardoso (1952), Chacal (1951) y Luciano Figueiredo (1948). La lógica van
guardista del enfrentamiento generacional o del parricidio es desplazada en
función de unas alianzas y agrupamientos que no se corresponden con la
juventud o conla irrupción de un grupoen la escena cultural.
En segundo lugar, si bien las fotos son individuales no se produce en
el diseño ninguna jerarquización: el espacio creado es el de lo “singultáneo”,
Artículos
Zama -
4. Gloso el primer pasaje de Nietzsche, la genealogía, la historia de Michel Foucault, 1985, p. 134.
um po]
Genealogía de un encuentro
Los contactos entre Hélio Oiticica y los hermanos Campos puedenretro
traerse a la época de las primeras batallas concretistas. En el reportaje “O “Rock'n
Roll' da poesia” que la revista O Cruzeiro hizo sobre los debates sobre arte con
creta desarrollados en la UNE en
1957, se reproduce una foto que
muestra a Haroldo de Campos
discutiendo con el dedo en alto O'RocknRollda POESIA Es
mientras, a un costado, sentado
en su butaca, se encuentra cl
jovencisimo Hélio Oiticica, quien
mira hacia adelante. Después, la
ruptura entre el concretismoy el
neoconcretismo, en 1959, los
colocó en grupos opuestos. AEREA
eS
Mientras los poetas del grupo ,_. Po a
. . O 'Rock n'Roll' da poesia” en la revista O Cruzeiro. 2 de marzo de
Noigandres sostenian que la poe- ¡957 En
las fotos se puede ver a Ferreira Gullar,Haroldo y
sia concreta debia avanzar en Augustode Campos y HélioOiticica,entre otros.
una fase matemática de la composición, Ferreira Gullar, en su manifiesto, defen
dia la sensibilidad y la trascendencia y exponía su teoría del no objeto”. Las
ideas expuestas por Gullar en el conocido manifiesto les permitió avanzar a los
artistas plásticos Lygia Clark, Hélio Oiticica y Lygia Pape en una actividad que
excedía la noción de marco y de obra. y que los arrojó súbitamente en las
dimensiones de lo háptico y lo abyecto. La teoría del no objeto traía aparejada
una crítica de la visualidad y de los limites del arte que impulsabaa los artistas
a incluir aquello que amenzaba su identidad y que configuró lo que podriamos
denominar un abyecto anestético como, por ejemplo,la tierra utilizada en algu
nos Bólides de Hélio.
Aunque esta escisión fue decisiva para la actividad posterior de los
artistas neoconcretos, a menudo se olvida que el manifiesto concreto que
anunciaba la “fase matemática da composigáo” se desintegró rápidamente:
primero con la posdata que anunciaba una lírica participante e, inmediata
mente y de un modo mucho más categórico, con la inclusión de elementos
que contradecian o aniquilaban ese programa. Los popcretos de Augusto de
Campos, presentados en la galería Atrium en 1964, trabajaban con lo aleato
rio y con materiales de desecho (básicamente, recortes de diarios y revistas
pero también marquillas de cigarrillos o envoltorios de papel). Hay un cues
tionamiento del poema -de hecho, en muchos casos se trata de poemas sin
palabras-, y lo abyecto anestético -las letras de los periódicos- no es circuns
tancial sino configurador. El mismo año, Haroldo de Campos publica las pri
meras Galárias en la revista Invengáo: las palabras iniciales del poema pue
den ser leídas comoel decreto de muerte de la poesía concreta: “e comeco aqui
e meco aqui este comego”. Aparición del sujeto, del cuerpo, del lugar: el poeta
comenzaba una aventura que terminaria recién en 1976 (fecha de la última
galaxia) y que, simplemente, ya no puede ser leida desde el concretismo. Es
más: el proyecto de este poemario contemplaba la inclusión del afuera, algo
totalmente ajeno a las pretensiones matemáticas de los poemasde fines de los
cincuenta: los poemas de Galárias no sólo se escribían a partir de las circuns
tancias y lo aleatorio, sino que su estructura abierta admitía un recorrido no pre
visto que fue, de hecho, lo que sucedió durante su larga y lenta gestaciónf. “Uma
insinuagcáo épica que se resolveu numa epifánica”, como escribió el propio
5. Dice Ferreira Gullar:"O náio-objeto nio é um antiobjeto mas um objeto especial em que se pretende realizada
a sintese de experiéncias sensoriais e mentais: um corpo transparente ao conhecimento fenomenológico,
integralmente perceptivel, que se dá á percepcio sem deixar resto. Uma pura aparéncia” (citado en Amaral,
Aracy. Projeto constructivo brosileiro na arte (1950-1962), Rio de Janeiro, MEC/Funarte, 1977, p. 85).
6Tomola definición del concepto de Afuera del trabajo de Gilles Deleuze sobre Foucault:'"Laexterioridad sigue sien
do una forma, como en La arqueologio del saber, e incluso dos formas exteriores una a otra, puesto queel
saber está hecho de esos dos medios,luz y lenguaje, ver y hablar. Pero el afuera conciernea la fuerza:si la fuer
ta siempre está en relación con otras fuerzas,las fuerzas remiten necesariamente a un afuera irreductible, que
ya ni siquiera tiene formas, que está hecho de distancias incomponibles gracias a las cuales una fuerza actúa
Artículos
Zama - sobre otra u otra actúa sobre ella”, Deleuze. Gilles, Foucault, Buenos Aires, Paidós, 1987, pp. 115-116.
y
Haroldo dando cuenta del inicio del proyecto en los promisorios sesenta y de
su conclusión una década después, en tiempos de desencanto.
La dimensión de lo abyecto, entendido como aquellos materiales que el
arte consideraba desechos pero que, a la vez, amenazaban a su propia forma,
ingresan en la obra de Oiticica y de Haroldo a partir del “descubrimiento” que
hacen de un mismoartista: Kurt Schwitters?. Leido como un dadaista-cons
tructivista, Schwitters ya había aparecido en el manifiesto “nueva poesia: con
creta”, redactado por Décio Pignatari en 1956 (incluida en Teoría da poesia
concreta, 1975), y en el primer articulo de Haroldo publicado en el Jornal do
Brasil el mismo año: “Kunt Schwitters ou o jubilo do objeto”, después inclui
do en A arte no horizonte do provável (Sáo Paulo. Perspectiva, 1969). En
Schwitters, tanto Oiticica como Haroldo encuentran la apertura a cualquier
objeto, aun los desechos: una materialidad que trastorna las relaciones del
color y la palabra con la forma y las arroja a una nueva intemperie. Schwitters Y
SOMA
8008
1oN
104
DUIDZ
-—
—
(quien trabajaba con todo lo que se encontraba en el camino pero con linea
mientos constructivos) está en el origen de los Bólides de Hélio y en las
Galárias de Haroldo de Campos, proyectos que se comienzan a articular a
principios de los sesenta, en consonancia con los profundos cambios sociales
y políticos que se estaban viviendo entonces en Brasil. El impacto del afuera
(lo impensado, lo aleatorio, lo informe, lo abyecto) sacude unos programas
artísticos que, en sus inicios, se habian articulado alrededor de las ideas de
construcción, conciencia y planeamiento. Esta tensión, este choque, marcará
las obras del pos-concretismo hasta bien entrados los añossetenta. y la recu
peración de Schwitters, quien había sido reivindicado tempranamente pero
que después había sido eclipsado durante la fase ortodoxa, hay que entender
la como un retomode lo reprimido, de aquella materialidad bullente (como la
de Poetamenos) que había sido dejada de lado en función de las formas orgá
nicas, proporcionadas y matemáticas8.
Sin embargo, este encuentro alrededor de Schwitters habla más de las
aporías a las que se habia enfrentado el proyecto constructivo en las artes
plásticas o en poesía antes que de una actitud común o de unarelación cau
sal entre el artista carioca y los poetas paulistas. Es, si se quiere, el testimonio
de que enfrentaban un impasse similar que trataron de resolver recurriendo a
soluciones constructivas radicales como la de Schwitters. Para que la coinci
dencia se transformara en una implicación reciproca, en un “mútuo scrapear”,
hay que esperar hasta principios de los setenta cuando, una vez fuera del pais,
7De hecho, el ensayo “Hélio Oiticica: el músico de la materia” que Haroldo de Campos escribió en homenaje a
Hélio comienza con una evocación de Kurt Schwitters (recopilado en Del arco iris blanco, Buenos Árres,
Adriana Hidalgo, 2006).
8. En milibro sobre concretismo,desarrollo la cuestión del retorno de lo reprimido a partir de una lectura de
Poetamenos (Aguilar. Gonzalo, Poesia concreta brasileira: as vanguardos na encruzilhado modernisto. $áo
Paulo, Edusp., 2005).
Oiticica comienza a hilvanar nuevas amistades y nuevas afinidades estéticas.
La distancia neoyorquina le permite también a él, que era carioca hasta la
médula, observar lineas experimentales que antes no habia percibido. Sin
duda, su acercamiento a algunos jóvenes vinculados al tropicalismo, princi
palmente Torquato Neto y Waly Salomáo, fue una delas vias que lo llevo a la
poesía de Augusto y Haroldo de Campos y de Décio Pignatari. En el caso de
Augusto, fue Torquato el que llevó a Hélio una vez a su casa, donde se cono
cieron (después, se encontraron una vez más en Nueva York). Con Haroldo y
Décio, en cambio, los encuentros fueron más frecuentes a lo largo de los años
setenta (a propósito de la muerte de Oiticica y de su velorio, Décio publicó un
emotivo texto que incluyó en Letras, artes, mídia). Desde entonces, a tal punto
comenzó a ocuparse Oiticica de la obra de los poetas de Noigandres que de no
comprenderse los alcances y las sutilezas de esta lectura, varios elementos de
la obra que desarrolló en los setenta permanecerian oscuros. Y, complemen
tariamente, también puede afirmarse que esto no sólo repercute en su obra,
sino que sus insights lúcidos e instigadores abren unalinea de interpretación
diferente de las poéticas de los hermanos Campos. El choque genealógico que
protagonizan Hélio Oiticica y Haroldo de Campos señala una serie de obsesio
nes y orientaciones comunes, sin perder su singularidad, que definiré a partir
de la noción de trazo blanco.
- Agripina é Roma-Manhattan
Em rum e em petróleo a inundar
Herald-o-Nero aceso facho
e borracho, “Agripinaé Roma-Manhattan”, ideograma de
Máe-pátria ensinando a nadar!... HélioOiticica.
Con unos amigos y actores del underground neoyorquino (entre los que se
encontraba el legendario Mário Montez) Oiticica llegó a filmar en super-8 algunas
escenas aunque, finalmente, nunca terminó la película. Sousándrade fue -junto
con Waly y Torquato- el otro eslabón en la cadena que unió a Oiticica con los poe
tas concretos!%,La violencia ejercida sobre el lenguaje. la creación permanente de
compuestos de palabras muchas veces ininteligibles, la reverberación de sentidos
?La aclaración de “excluir” la“y”es curiosa ya que Sousándradeusa la palabra “bod” (en vez de "body”) porquela extrae
de una lápida del cementerio de Trinity Church en la que se lee “HEAR-LYES-THE-BOD OF-RICHARD
CHURCH" Ver Campos, Augusto de, Poetarmenos, San Pablo, Invengáo, la edición 1953, 1973,2002, pp. 350 y 403.
10.En una carta a Haroldo de 1?de septiembre de 1974,Hélio recuerda “nossos passeios kitsch-sousándrinos por
Gotham City".
56
Parangol(hjelium
H Se trata de unafoto compuesta con un collage de objetos entre los que se encuentran un libro sobre la coca
ina, una foto de los actores Paulo Cesar Suply y Cristina Nazareth tomada del film Piratas do sexo voltam
a matar (1971) de Ivan Cardoso.
12. Poema de Haroldo de Campos reproducido en Cardoso, Ivan,De Godard a Zé de Caixdo,Rio de Janeiro, Funarte,
Artículos
Zama- 2002.
un —
o parangoromo pluriplumas
se heliexcelsa
helinfante
celucinário
até
decéuver-se
no céu do
céu
juega con el doble sentido del nombre Hélio, que puede ser Hélios, el dios grie
go del sol, o helio, el gas más liviano existente que, por su volatibilidad, ape
nas se encuentra en la atmósfera terrestre!%.Posteriormente, se reproduce una
frase de Heráclito en griego transcripto a caracteres latinos y la transcreación
que hizo Haroldo. Como observóel propio Oiticica, en la lectura que hizo del
poema (carta del 1? de septiembre de 1974), “sonorear antes que entender”,
una vez más poniendo la materialidad del lenguaje por sobre la preeminencia
tradicional del significado.
La frase de Heráclito es a menudo interpretada comola postulación que
haceel filósofo de una ley inexorable (la dike) por sobre el mundo visible, donde
“la guerra es la madre de todas las cosas”. Ni aun el sol puede transgredir esa
ley y penetrar en el mundoarcaico y oscuro de las Erinias que le está vedado.
Dos consecuencias pueden sacarse de esta conexión Heráclito/ Hélio (nótese que
en el nombre Heráclito puede leerse anagramáticamente el nombre Hélio!3).Por
un lado, la necesidad de abandonartoda la lógica de la transgresión con la que
a menudose piensa la obra de Oiticica, como si sus trabajos tuvieran como prin
cipal interés suspender temporariamente una ley o revelar el carácter represivo
de una sociedad. Las Cosmococas podian suscitar un escándalo pero nada le
interesaba menos a Oiticica que extraer fuerza de ese escándalo para la recep
ción o el disfrute de su instalación. Antes bien, durante los setenta, Hélio es un
“artista de la afirmación” y del goce, como él mismo llegaría a reconocerlo
13En “Heráclito revisitado” de A educagóo dos cinco sentidos, Haroldo transcrea fragmentos de Heráclito entre
los que se encuentra este pasaje
14.La relación entre su nombre y el helio había sido hecha por el artista cuando tomó como su emblemala frase “Coll
me helium” que pronunció Jimi Hendrix en una entrevista. La frase completa del guitarrista norteamericano es:
“I have this one little saying, when things get too heavy just call me helium, the lightest known gas to man.”
IS En A operacáo do texto (1976), Haroldo de Campos publica un ensayo sobre los anagramas de Saussure en el
que analiza los alcances de la lectura anagramática en poesía.
después dela lectura de Nietzsche yla filosofía de Gilles Deleuze!S.Su hacer no
vale por las prohibiciones de las Erinias: el helio sube, se evapora, se diluye (el
“deceuverse”) “no céu do céu”.
La segunda consecuencia que puede extraerse del poema de Haroldo
consiste en el carácter de goce o éxtasis que encuentra el cuerpo de Hélio
(goce masoquista si se quiere) en su propia disolución (algo que ya estaba en
la “desaparición elocutoria del yo” de Mallarmé)!”. Este goce encuentra su
palabra en el crelazer (otro término inventado por Hélio) o en el edén, "un
hebraismo que, no porcasualidad, significa delicia”, como escribió Campos en
su ensayo de homenaje a Hélio. Eden, la instalación que Oiticica presentó en
la Whitechapel en 1969, y Eden, libro de Haroldo de Campos editado póstu
mamente, son dos lances de dados del mismo impulso. Ni uno ni otro están
construidos contra Babel sino que le dan espacio a la "epifania” y al “júbilo”,
en lenguaje de Haroldo, o a los “éxtasis discontinuos”, en palabras de
Oiticica!8. Un paraiso de la inmanencia: de los cuerpos, de los materiales, de la
energia. En otro de los textos reveladores que Haroldo escribió sobre el artista
carioca, se lee: “Nada tienen, sin embargo, estos “Parangolés' que evoque una
conciencia pecaminosa. Son paramentos laicos, celebran lo paradisiaco en el
instante-vida”!9. Un edén sin Dios ni Evas ni Adanes (no hay en Éden de Oiticica
ninguna remisión icónica al paraiso). La reflexión de Haroldo me gustanialeer
la asi: ahora que Dios ha muerto, ahora que ya no hay deuda que pagar, hay
que inventar el Edén. O, en términos más filosóficos, la forma ya no viene del
primer motor, por lo tanto sólo se puede trabajar con la energía que irradia la
materia. En los reveladores textos que ha escrito sobre lo sublime, Jean-Frangois
Lyotard sostiene en Lo inhumano que el empuje oscuro y vago de la materia
tiende, cuando se expresa como informe, a deshacer o a cuestionarel dispositi
vo metafísico del principio de finalidad según el cual opera la forma.
Como observó Haroldo a propósito de Éden, hay entonces un retorno
del “paraiso” pero en condiciones absolutamente modemas: sin nostalgias ni
retrocesos, el paraiso es una consecuencia del hacer humano.En la poesia de
Haroldo, este retorno reactualiza el esquema tripartito medieval (paraiso,
infierno, purgatorio) en el que el purgatorio hace de pasaje o, para decirlo con
un término teorizado por Derrida, de himen. El purgatorio es el trazo, lo que
16Ver el documento del Monifesto Caju de 1979 en el que Oiticica cuenta cómoSilviano Santiago le acercóla lec
tura de Nietzsche y lo filosofia de Deleuze.
17 No puedo dejar de pensar aqui en las ceremonias de las Cosmococas que analicé en mi trabajo sobre poesia
concreta (ob. cit.) y en los análisis de Leo Bersani. quien habla, en los textos de Freud, de una represión "of
the masochistic. nonnarrative,timelessly replicative grounds of the sexual" (Bersani, Leo, The Freudian Body
(Psychoonalysis and Á rt), New York, Columbia University Press, 1986, p. 113).
18Recordemos que esta operación ya estaba en Sousándrade, que decidió ubicar su infierno nada menos que en
Wall Street.
Artículos
Zama- 19. Campos, Haroldo de, Del arco iris blanco,ed. cit.. p. 143.
un “us
No os mováis
Dejad hablar al viento
ese es el Paraiso.
20, Campos, Haroldo de, Eden (Um triptico bíblico), Sío Paulo, Perspectiva. 2004,p. 48.
21 Benjamin,Walter, El origen del drama barroco alemán, Madrid, Taurus, 1990.
22La conversación. que fue editada en la revista Flor do mol en los años setenta, puede encontrarse enel sitio ya
mencionado.
60
que fue grabada en una cintas que Haroldo bautizó Heliotapes?3, Al final de
este poema, Haroldo transcribe el coro final de su traducción de la pieza de
teatro noh Hagoromo de Motokiyo Zeami (1363-1443) que le dedicó a
Oiticica. Aunque Haroldo comenzóa traducir la pieza en 1960, recién en 1969
tradujo el coro final y sólo en 1991 la editó en libro: Hagoromo de Zeami (O
charme Suril). La galaxia pone en escena dónde se inscribe este trazo blanco:
en el cuerpo que primero es sometido a un recorrido quirúrgico y queal final
migra hacia las alturas. El cuerpo es, aquí, esa materia oscura que -según
Lyotard- empuja desde abajo, ya sea como enigma pasivo (en el recorrido qui
rúrgico) o como elemento activo (cuando danza), poniendo en cuestiónla pre
eminencia de la forma en tanto principio espiritual. Este disolverse del cuer
po no es su eliminación sino su epifaníia.
Otras obras podrían ser citadas como base documental para el estudio de
las relaciones entre Hélio Oiticica y los poetas paulistas. La cosmococa número
cuatro, titulada Nocagions, está dedicada a los hermanos Campos.Es la única que
no trabaja con rostros humanos y proyecta, además del equipamiento habitual
de navajas y tubitos de metal, imágenes del libro Notations de John Cage (de tapa
blanca) sobre el que se esparcen, entre el orden y el caos, lineas de cocaína?*, El
23Transcribo un e-mail que me envió RaúlAntelo con una sugerente y fascinante lectura del término:"Yo leería el tér
mino heliotapes no sólo en inglés, sino bárbaramente, y en masculino, como 'los caminos del primitivo Hélio".
Hélio es para Haroldo el Chico Antonio de Mário de Andrade,el que hace lo que él no se atreve a hacer. Un
indio.Tapes es nombre de tribu indigena que habitaba el Rio Grande del Sur. Es nombre que los bandeirantes le
dan a esos pastores nómades del sur, emparentados con los quichuasy la coca. En laWikipedia se lee lo siguien
te: 'Os povos pré-históricos do municipio de Tapes eram os indios Patos, de cultura Guarani, um ramo dos
Quichuas do Peru [...] Relatos da época diziam que os indigenas eram imorais,pois náo tinham vergonha de
mostrar suas genitálias.Os que se recusavam a vestir-se eram condenados pelos Tribunais da Santa Inquisigio que
atuaram no Brasil Colónia(...] Na linguagerndos indígenas,Tapes era caminho,trilha para o mar, para a Europa.
onde afinal os jesuitas tinham suas pátrias, credos e possibilidades de manter comércio. Era zona de Tape o atual
estado do Rio Grande do Sul.Com o estabelecimento dos jesuitas nas reducdes gaúchas,Tape passou a ser dali
ao mar. Os nativos do loca! eram indios do caminho (Tapejaras,Tapes) [...] O termo Tape deve ter sido assimi
lado pelo portugués (ganhando o plural) e designado lugar de caminhos'. O sea que, en primer lugar,'tapes' es un
primitivo que le hace puente o compensación al Guesa de Sousándrade, otro bárbaro en el Asia,como Bartleby.
Además, acordate que Haroldo está en su fase de Morfologia do Macunaima y que en 'Improviso do mal da
América”, poerna de la época de Macunaima, Mário dice sentirse blanco solo blanco con un grito imperioso de
blancura, cosa que siempre se le interpretó como arianismo, cuando en realidad es la noción de polifonía etnica
y Cultural,superposición de todas las voces/colores que da blanco como síntesis. Como en la rapsodia Que se
baila.Ya ves que de uno a otro lo real se impone. Asi que héliotapes se puede oir en otra lengua (Derrida:la
deconstrucción es plus d'une longue) y son como quipus, como obliteraciones de la escritura indispensablesa)
surgimiento de la voz, es decir, del cuerpo”.
24 En una carta inédita que Hélio Oiticica le envía a Augusto de Campos se lee: “augusto, fue genial que me hayas
mencionadoel libro de Cage, Notations: lo compré y es realmente increíble, de una riqueza sin fin,cósmico,
con un montaje fantástico; he leido mucho silence también,libro con el que siento una afinidad increíble. la
construcción de esos libros son obra de genio” (carta del 16 de octubre de 1971).Notations es una compi
lación que hace John Cage de partituras de diversos autores que contienen nuevos sistemas de notación musi
cal y que el propio Cage comenta siguiendo el sistema del I-Ching. El titulo de la obra de Oiticica, Nocagions,
Artículos
Zama - juega con la negación y el significado de “cage” (jaula) en inglés, mimetizándose con eltitulo Notations.
61
ll co
pecho descubierto. Retomnaen esta obra el tema de la des
nudez y la idea de Oiticica de que los poetas de
Noigandres la habian prefigurado en sus poemasa partir
del vacio, de los blancos de la página, de la materialidad
de las palabras, del cuerpo del poema.
.
took
= hal
AANO
detnen
has,pinte da,
La
El cuerpo que posapara la foto está quieto. De pie
y con los brazos ligeramente abiertos tiene la mirada
algo perdida. Viste un parangolé absolutamente blanco
que es como un paralelogramo colocado sobre su cuer
po, cuyas formasse llegan a ver detrás de la tela trans
parente. Esta idea de transparencia se hace mucho más
evidente en la foto en la que ya no se muestra a Luis
Fernando sino a Omar, quien viste la misma capa: la
1, 3,4 44 to debas (tada) pus hna o quemo
Arriba, Luis Fernando Guimaries con Parangolé, capa 23 M"Way Ke, foto
Abajo, Omarviste
tomada en 1972 en Nueva York.
el Parangolé, capa 23 M'Way Ke.
URAC
0 cn k£_ aca hdEG a
Uolifla? ota sumaGlosa? de tun de
Li AsAloyrr, md ll eapra,A
Hetatia
62
e 7 HEe
Reproducción dela foto enviado por Helio Oiticica a Haroldo de Camposen el libro Hago romo de Zeami,
foto del modelo está tomada con una fuerte luz desde atrás que dibuja los
contornos de sus piernas y de sus brazos. Á diferencia de las otras fotos sobre
parangolés que muestran cuerpos en movimiento, acá cl paño parece fijo y
sólo se pliega, blanco sobre blanco, con las manos.
Jeffviste el parangolé 31, capa 24. . . o
; AE
sm” A Estrategiano para vestirsino para ponerel cuer
po al desnudo, el trazo blanco aparece aquí para
ocultarse él mismo mientras revela otra cosa, Es
el parangolé P30 capa 23 "múeay ke” y fue dedi
cado a Haroldo de Campos.
Este parangolé es, curiosamente, el único
cuya datación no se vincula con un momentopre
ciso y cuya composición se extiende durante sicte
años. Es comosi la Capa 23 construyera, a lo largo
del tiempo, una arjé (¿una arquimemoria?) de las
otras capas o una suerte de núcleo que exige ser
Icido en otro plano que el de las capas de colores.
Fechado entre 1965 y 1972, el parangolé tiene un
momento de composición y, siete años después,
otro de revelación, cuando Oiticica toma las fotos
que le envía a Haroldo de Campos en una postal
Artículos
Zama -
con la dedicatoria: “Para Haroldo, hagorómico em
ah lay
homenagem, 3.9.72”. Haroldo colocó esta imagen -otra foto en la que el actor
Luis Fernando luce el parangolé- en su libro Hagoromo de Zeami (O charme
sutil) publicado en 1991.
Esta obra se vincula con otra (el parangolé P31 capa 24) que Oiticica le
dedica a Augusto de Campos en una tarjeta postal que le envía el 30 de
diciembre de 197225. El interés por el blanco difiere del de las otras capas que
giran -generalmente- alrededor de los naranjas y los rojos. El parangolé 31
forma una cinta de Moebius alrededor del cuerpo de Jeff (el modelo) y exige
un movimiento de las manos (como el dedicado a Haroldo, la remisión a la
escritura radica en la importancia dada a las manos). Además, ambos paran
golés no tienen que ver con los cuerpos en movimiento sino con los cuerpos
en reposo, o para decirlo con las palabras del critico Denis Riout, se trata de
un "reposo dinámico”?£, El pliegue es fundamental en esa capa que nose des
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pliega según curvas vinculadas con el viento y el movimiento del cuerpo, sino
por los plegados rectos realizados por la mano.
Ya en sus Bilaterales de 1959, Oiticica se había interesado porel trabajo
con el blanco. En un texto escrito en 1962, “Cor, tempo, estrutura”, Hélio
Oiticica hace varios señalamientos sobre los colores y sus características intrin
secas. Liberando al color de asociaciones simbólicas o psicológicas, el artista
carioca los define por su refracción a la luz. Los denomina, de hecho, "“cores
luz”: blanco, amarillo, naranja, rojo-luz que son, justamente, los colores que
está usando en esos momentos en la expansión espacial de sus Bilaterales:
25. La carta está inédita pero me ocupo de ella en mi ensayo “La escritura blanca: encuentros de Augusto de
Campos y Hélio Oiticica” que será publicado en la revista Mnemosyne.
26, Denys Riout, La peinture monochrome (Histoire et archéologie d'un genre), Nimes, Jacqueline Chambon, 1996.p.
47.
27. Oiticica, Hélio, Aspiro ao grande labirinto, Rocco, Rio de Janeiro, 1986,p. 45.
trazo ya es la posibilidad del sentido, “la entre-abertura espaciada. el abanico
que formael texto”, en palabras de Jacques Derrida? De. Este trazo abre una
tercera posibilidad del blanco: su concreción sensible (blanco sobre blanco)
en la cocaina, en la nieve, en la tapa del libro de John Cage, en la obra de
Malevitch, en los espacios de Poeramenos y, por lo tanto, como aparición de
la desaparición ("num poro entre visto e invisto onde o visivel gesta” de las
Galárias), o la finitud que se convierte en infinitud, otra vez en palabras de
Derrida. El blanco es trazo y borradura, transparencia y membrana, cuerpo
y luz o, mejor, cuerpo-luz. El blanco no es aquiel inicio ("sur le vide papier,
que la blancheur défend”, Mallarmé) sino el éxtasis, lo excelso, que se logra
después de un trabajo. “O centro de gravidade da meditagáo. O átomo puro.
A paz”, como escribe Murilo Mendes en "Texto branco". Pero vamosal ori
gen de todo: Blanco sobre blanco de Kazimir Malevitch.
La referencia al pintor Malevitch era comúnentre todoslos artistas que
participaron del concretismo. Según el testimonio de Augusto de Campos:
Meu primeiro contacto com os quadrados de Maliévitch se deu em 52, nas con
versas com os pintores concretos (Cordeiro, especialmente, que era teórico tinha
grande capacidade de formulacáo). Embora a vanguarda russa náo estivesse pre
sente nas primeiras bienais (as autoridadeas soviéticas as relegavam aos poróes
dos seus museus), comprei na ocasiáo dois númerosda revista francesa Art d'au
jourd'hui, de junho de 1952 e julho de 1953 (que ainda tenho). No primeiro, ele
comparece com alguns dos seus trabalhos no artigo “De la figuration a l'abstrac
tion. Quelques documents pour aider a mieux comprendre le passage de la ligne”
réunis para R.V. Gindertaél. No segundo, há um estudo mais longo e completo
“Les idées de Malevitch” por Julian Alvard, que me impressionou muito. Éntre as
ilustragóes (todas em preto e branco), o quadrado preto de 1913, ocupando todo
o quadro, e um dos “branco sobre branco" de 1916. Juntamente com Mondrian.
e os concretos paulistas, é a base plástica do Poeramenos.
Artículos
Zama- 28. Derrida, Jacques, “La doble sesión”, en La diseminación, Madrid, Fundamentos, 1975, p. 378.
a] u
enelqueloblanco
remite
alcuerpo,
al e
extasis,
alosublime.
Esenesteretor- y ET
no de Malévitchque se produce
la lec- lll
tura que hace Oiticica de Poetamenos, y
poemariode Augustode Camposque meo lA
se reedita en 1973 con motivo de E
cumplirse treinta años de su primera
edición. En un proyecto de obra de los
Newyorkaises fechado el 4 de junio de
1974, escribe:
eu acho que o branco... bom uma coisa louca que eu descobri quando tem
aquele negócio: “a” e depois “mor” é “amor”, mas é “morte”, mas ai vocé
nunca... a gente fica assim imediatamente completando “mor”, com morte mas
a silaba “T-E” na realidade o branco tá cobrindo ela é a meu ver a gente tem
muita dessa coisa assim do pó aparecer e desaparecer nesse... quer dizer é tudo
como se fosse assim uma espécie de exercicio assim da ambivaléncia da pes
soa... sei lá aliás o branco dessa coisa tem uma coisa assim de neve um pouco
de neve de neve também já é cocaina “snow” essa coisa assim [...] náo é livro
sáo assim espagos filmicos, Blocos-espagos-filmicos.
SO|NIMAY
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—
Hélio Oiticica lee -en una dialéctica del cubrir y descubrir- una sílaba
que no está, que estaria oculta en el blanco o en lo que imagina la nieve de
la cocaina. La operación, de todos modos, está avalada por el poema
“Amortemor” de Augusto en el que se lee la serie: amor - monte - temor
aire. En “dias, dias dias", el amorsería el trazo (en color rojo) y la muerte,el
plegado del blanco.
Hélio Oiticica está leyendo las Galárias y Poetamenos desde Malevitch
y Nietzsche, que era unalectura a la que fue fiel durante todos esos años pasa
dos en Nueva York. En una de las cintas que le grabó a Augusto de Campos
afirma nietzcheanamente: “o corpo sabe mais[...] é a desligacáo total da terra,
é a descoberta do corpo porque ele esqueceu a terra, entáo qualquer pessoa
danga”(Fita “Para Augusto de Campos”, 1*de marzo de 1974, subrayado mio).
¿Qué puede un cuerpo? dijo Spinoza. ¿Qué podemossaber de esa figura extra
vagante que es nuestro cuerpo? se pregunto Valéry. Hélio Oitisica encuentra
un saber del cuerpo donde menosse lo esperaba: en la poesia supuestamente
fria y cerebral de los poetas de Noigandres. Si en los sesenta su arte habia
encontrado ese saber en el cuerpo popular heroico o danzante, en los setenta
se orienta hacia ese nuevo sublime del cuerpo velado y desnudo que ve con
cretado en lo sensible de la página en blanco. El trazo blanco unelo visible y
lo no visible, condensa aquello que está separado y es imposible de represen
tar: es la materia misma que, desnuda, está en éxtasis, en el "éxtasis de lo dis
continuo” como dijo Hélio o en el “júbilo de los objetos” como escribió
Haroldo.
68
Bibliografía
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Aguilar, Gonzalo, Poesia concreta brasileira: as vanguardas na encruzilhada modernis
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Artículos
Zama -
Sarmiento:
el proscripto de
la victoria
Adriana Amante
Abstract
Apenas caido Rosas y ya distanciado de Urquiza, Sarmiento vuelve a exiliarse. De paso por Rio
de Janeiro, participa de reiteradas y singulares entrevistas con Pedro ll, el emperador bibliófilo
que se revela como un conocedorde la obra del escritor argentino. Sarmiento, que queria ser leido
-comprendido, aprendido- por Rosas, aprovecha esta circunstancia para presentarse no sólo
como un excepcional interlocutor letrado para el poder, sino como un verdadero ideólogo. La
conversación es una forma discursiva productiva cuando se estudian las relaciones sociales y
politicas que se traman en el exilio, puede convertirse en un sucedáneo de la literatura. y resul
ta fundamental en la conformación de una memoria histórica nacional.
Abstract
Immediately after Rosas” deleat, Sarmiento falls out with Urquiza and goes into exile again.
Duringa stop in Rio de Janeiro, he takes part in singular and repeated interviews with Pedro Il.
the bibliophile emperor who reveals himself as a reader very knowledgeable on the work of the
Argentine writer. Sarmiento, who wanted to be read (understood, taken into consideration) by
Rosas, takes advantage of this circumstance to introduce himself not only as a privileged inter
locutor for the emperor, but also as a true ideologist. The conversation is a challenging discursi
ve form when studying social and political relations originated by exile. It can be transformed
into a replacement ofliterature, and is a crucial element in the constitution of a national histo
rical memory.
|. Así alude Sarmiento a su situación en carta a Antonino Aberastain, fechada en Petrópolis, el 5 de abril de 1852
(Domingo FSarmiento, Lo correspondencia de Sarmiento, Primera serie: tomo l, años 1838-1854, Córdoba,
Poder Ejecutivo de la provincia de Córdoba, 1988,p. 192). Un adepto de Sarmiento le había escrito para
comunicarle que se habian impartido "órdenes secretas a todos los puntos de la República para que usted
sea fusilado en el acto de pisar el territorio argentino”, proporcionándole argumentos quejustifican sobra
damente su partida y solidarizándose, ya que todos sus "apasionados" han "comprendido la absoluta nece
sidad en que usted se hallaba de emigrar por segunda vez”. (Carta dirigida a Sarmiento,fechada en Buenos
Aires el 3 de marzo de 1852,en La correspondencia de Sarmiento,p. 190.Los compiladores del epistolario
no pudieron establecer el nombre del remitente).
2. Sarmiento, Campañoen el Ejército Grande aliado de Sud-América,México, Fondo de Cultura Económica, 1958,p.
62. En carta a Bartolomé Mitre del 22 de marzo de 1852, desde Petrópolis. comenta también esta escena y
adopta una pose, al decirle que Lucio Norberto Mansillay él "tuvimos ambosla insolencia de presentarnosal
público y a la corte en un mismo palco en la Ópera, lo que causó una grande sensación. Recordómelo el
Emperador y se rió mucho del caso” (en Sarmiento, La correspondencia de Sarmiento,p. 191).Tulio Halperin
Donghi, por otra parte, alude a un plan urdido por Sarmiento y aquel que "se había trocado en su compañe
ro de destierro” para intentar "una nueva cruzada libertadora, esta vez dirigida por el general Mansilla”(pró
Artículos
Zama- logo a s, p. XLIM).
Pero no era infrecuente el encuentro de rosistas y antirrosistas en el
salón de la familia de Tomás Guido, el representante de Rosas ante la corte
brasileña, por ejemplo; lo que obliga a reconsiderar la singularidad de la esce
na, dado que no debe habersido la primera vez en que los dos bandos se mos
traran en público confraternizando. Lo prueban las relaciones amistosas y
afectivas de los Guido con la exiliada Mariquita Sánchez (para no hablar del
caso extremo de esas vinculaciones sociales, como la que unió a Tomás Guido
con el antirrosista José Mármol, si seguimos la hipótesis de que eran padre e
hijo natural). Es más que probable que Mariquita, que había frecuentado la
Ópera, lo hiciera acompañada precisamente del enviado de Rosas y de su
mujer. Además, para completar la trama, cuando Sarmiento y los Mansilla se
embarcan rumbo a Rio de Janeiro, se detienen -como es de rigor- en
Montevideo, donde todavía residia Mariquita Sánchez, quien le cuenta a su
SOPRNONA
Y—
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¿N
1.
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—
nieto Enrique: “Supe que Mansilla estaba a bordo y fue Julio a traerme a
Eduarda [la hija del general), pero no estaba. Dales memoria. Uno de estos dias
les escribiré?.”
Pero lo quesí resulta singular es la serie de encuentros de Sarmiento
con el emperadordel Brasil. Estando sólo de paso por Rio de Janeiro y sin per
tenecer al cuerpo diplomático (que tenia un acceso directo y periódico), el san
juanino participa de reiteradas entrevistas, “muchas de ellas solicitadas” por
el propio Pedro 1, de acuerdo con lo que desliza Sarmiento con su acostum
brada falsa modestia, ya que “por temor de ser indiscreto, yo economizaba mis
visitas” (Campaña, p. 65).
4 Sarmiento, Campaña,pp. 66 y 68, respectivamente.Tomás Guido, al describir uno de los bailes del Palacio,le habia
comentadoa Pilar que las hermanas del emperador "no bailaban las valsas con hombres, sino con las más
jóvenes de sus damas; y preguntando yo a un palaciego la causa de esta excentricidad, me contestó muy for
mal que como en la valsa había más confianza y contacto, no parecia conforme con el decoro de las
Princesas admitir este roce. Lo que haya de más o menos agradable en esta etiqueta, sería menester pre
guntarlo en secreto a las interesadas” (Carta de Tomás Guido a Pilar Spano, Rio de Janeiro, 7 de agosto de
Artículos
Zama - 1841,AGN,Fondo Tomás Guido, 2042, subrayado en el original).
l uy
6. Gutiérrez, José Maria, "La conversación”, en La Moda. Gacetín Semanal de música, de poesia, de literatura, de cos
tumbres, Buenos Aires, N? 17, 10 de marzo de 1838.
7. Sarmiento se encuentra ante el mismo problema que enfrenta el narrador de “Funes el memorioso" de Jorge
Luis Borges. La prueba de fuego para ese testimonio escrito sobre el caso de Funes es. según declara el pro
pio narrador,la reproducción de la escena de la conversación que había mantenido una noche con el memo
rioso, cuando ya habian pasado cincuenta años: "No trataré de reproducir sus palabras, irrecuperables
ahora.Prefiero resumir con veracidad las muchas cosas que medijo Ireneo.El estilo indirecto es remoto y
débil: yo sé que sacrifico la eficacia de mi relato; que mis lectores imaginen los entrecortados periodos que
me abrumaron esa noche” (Jorge Luis Borges. "Funes el memorioso", Ficciones, en Obras Completas,
Artículos
Zama-
BuenosAires, Emecé, 1974, p. 488).
preguntas que los escritos no alcanzan a explicar, la conversación se vuelve un
sucedáneo dela literatura, intensificada por el valor narrativo que puede tener
lo que se cuenta, como cuando se ponen a hablar de
Dois leitores, em 1847: o velho Luis Augusto May, que Jhe resumia as gazetas
daqui e do Prata(...) e [o visconde de] Taunay, tercas e sextas, das 11 da manhá
as 3 da tarde, “para o que levava magos de jornais. com extratos feitos. Mas
náo se limitava ao cotidiano. Transportava “volumes e volumes anotados, pon
tos de discussáo preparados(...)'9.
haber ocurrido con la carta desde Rio de Janeiro que se incluye en el primer
tomo delos Viajes. Lo que no significa que la lectura sea tan previa a (e inde
pendiente de) la visita del autor; es más que factible que, antes de una audien
cia. un asistente del emperador lo pusiera al tanto, leyéndole extractos de lo
que el invitado habia escrito.
Artículos
Zama- 10. Lamas, Pedro, Etapos de una gran politica, Sceaux, Imprenta Charaire, 1908, p. 180.
y mí
ll. Sarmiento, Campaña,pp. 70-71 (y no es el único pasaje que le dedica a Andrés Lamas).
12. Carta de Sarmiento a Bartolomé Mitre, Rio de Janeiro, 19 de febrero de 1846,en Sarmiento, Lo corresponden
Artículos
Zama- cia de Sarmiento,p. 113.
y “0
El protocolo de la gaucherie
Es evidente que a Sarmiento le interesa codearse, relacionarse y encum
brarse. La carrera de los honores, se sabe, es la forma que tiene de compensarlo
que el nacimiento en una alejada provincia argentina se empeña en vedarle —o
al menos obstaculizarle— como el destino que cree merecer. No será “doctor”;
SONDA
Y—
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1N
10DUIOZ
-4yY
—
pero sabrá acumulartítulos en un cursus homorum sin tregua; y se sentirá orgu
lloso de recibir, luego de la batalla de Caseros, los “diplomas y la condecoración
de Oficiales de la Orden militar de la Rosa, que da en el Brasil honores y tra
tamiento de coronel, como una honra con que el Emperador ha querido que
conservemos el recuerdo del combate naval del Tonelero”, como le dice a Mitre
(junto con quien —además de Wenceslao Paunero— Sarmiento comparte el
honor)'*. Es tan importante la condecoración que,
13. Pedro Lamas explicita: "conviene que explique cómo es que me aventuro a resucitar conversaciones de
tanta importancia, de tanta innegable significación histórica. La memoria de mi padre le era muy fiel. y
yo le oí contar, muchas veces, sin discrepancias, en el correr de los años, lo que me empeño hoy en
reproducir” (Etapas de una gran política, p. 254). El general José Maria Paz, por su parte, acostumbraba
guardar registro escrito de algunas conversaciones que mantenia con Andrés Lamas, por ejemplo. Es
así como se lamenta cuando, necesitado de recurrir al material que esas charlas entregaba, ve que no
se ha “tomado el trabajo de redactar las conversaciones” (Juan B.Terán recoge algunos fragmentos de
sus diario en los que Paz hace referencia a o trabaja directamente sobre esas charlas, en José Maria
Poz. 1791-1854, Buenos Aires. Cabaut, 1936, pp. 289-295). Es evidente que tanto estas escenas como
las que recupera Pastor Obligado en relación con Mariquita Sánchez (“El salón de madama
Mendeville") se presentan como una reminiscencia fiel. sin mediaciones, cuando en rigor son construc
ciones de estampas que fijan sentidos y los lanzan hacia la memoria nacional. (Es hacia el ochenta, en
términos generales, que esas conversaciones ingresana la literatura y a la historia argentinas como una
modalidad habitual y legitima de conformación de una memoria nacional).
14. Sarmiento, Campaña,p. 63. La "Ordem da Rosa" había sido creada en 1829 por Pedro | en conmemoración de
su casamiento. Sarmiento la recibe el día 19 de abril de 1852, según le dice a su amigo José Posse en una
carta que le escribe ese mismo dia (Epistolario entre Sarmiento y Posse. 1845-1888, Buenos Aires, Museo
Histórico Sarmiento, tomo1, p. 29).
hora de reposo en la campaña, y se halló en los dos grandes combates que la
ilustraron (Campaña,p. 63).
Artículos
Zama-
En torno a ese entonces
en La casa y el caracol
(para una semiótica
del cuerpo) de Raúl Dorra
Roberto Ferro
Abstract
Mi nota acerca de La casa y el caracol (para una semiótica del cuerpo) de Raúl Dorra trata de indagar
cómo la voz de un escritor, que sigue la trayectoria de oscilación de una lanzadera, entra y sale de la
literatura transformando los camposteóricos que aborda: esa desfamiliarización: un sermióticoquelite
raturiza, apunta, según creo, a desestabilizar una apropiación extendida del lenguaje por las regulacio
nes académicas al uso, cuestionando el peso abrumador de una jerga y de sus operaciones que, en Jugar
de realizar un aporte a la construcción de un objeto de estudio o la reflexión que de él se desprende,
parecieran asegurar más una ratificación dela repetición que la aventura de la búsqueda. Este gesto me
pone al reparo, como lector, de las simplificaciones en las que podria incurrir un guia turistico en un
museo dearte, tan similares a ciertas exposiciones dóciles a las metodologias dominantes. La casa y el
caracol propone un desajuste que interpela a los lectores. haciendolos participes de un tratamiento tan
poco protocolar del cuerpo que va a realizar un miembro de la comunidad universitaria, que elige des
cartar una postura mgida y lleva a cabo un recorrido de inquietudes genéricas y de proliferación de posi
ciones para tomarla palabra.
Palabras claves: semiótica - cuerpo - literatura.
Abstract
Myreview about Raúl Dorra's The house and the shell trv to inquire how the writers voice, that
follows the trajectory of a shuttle. gets in and out into the literature, transforming the addressed the
oretical fields. That ostranenie : a semiotic who "literaturize”. aims to destabilize an extended appro
priation ofthe language made bythe academic regulations ofthe use. discussing the overwhelming
value of a jargon and its operations which -instead of giving support to build an object of study or
to think over it. seems to be more a ratification of the repetition rather than the adventure of the
quest. This gesture wams me- as the reader | am- about the simplifications that a tourist guide could
fall into. so similar to some arguments amenables to the outstanding methodologies. The house and
the shell suggests a readjustnent. which compels the readers to ask them about. and makes themscl
ves part of a kind of treatment ofthe body. so "out ofthe rules” for a member of the academic, that
chooses to exclude a fixed stance and performs a course to take the word, by assuming generic con
cernmmentsand prolific positions.
Key words: Semiotic - body - literature.
EY ablaré, entonces,del cuerpo, ha escrito Raúl Dorra en el comienzodel
primer capitulo de La casa yel caracol (para una semiótica del cuerpo)".
SS Lo repito ahora que recorro su libro con la fascinación de un lector que
no se ha podido desprender de su palabra; de un lector que ha seguido conjeturan
do más allá de los bordes de la lectura propiamente dicha y no simplemente como
el movimiento acompasado de la especulación reflexiva sino, antes bien, como
quien ha sido sorprendido una y otra vez por sus irrupciones inesperadas. Y,ahora,
apenas recién ahora que escribo estaslíneas tentativas, reparo en la importancia de
la palabra entonces en su doble acepción ya sea temporal: “en tal tiempo u oca
sión”, ya sea de ilación lógica: “para dar por enterado al interlocutor de que lo que
sigue se tiene por obvia consecuencia”.
Esa palabra, que interrumpe y modula el vinculo entre el verbo de una
acción figurada -escribo que hablo- y el objeto, informa que ese comienzo es posi
ble porque hay algo que lo antecede, un umbral, que, por lo tanto, lo desplaza del
principio porque lo ha diferido y desalojado; ese “corsi e ricorsi” es el que hace
posible emprenderel discurso. Un discurso que se materializa como un cuerpo dis
currente, un cuerpo cuyo modo de ser es la pura energía creadora, puesto que desde
el principio mismoel presente se despliega en retraso respecto a su plenitud misma,
un acto inaugural que está ocurriendo todo el tiempo y al que, por lo tanto, no
podemos imaginar sino como un momento de entrada en el tiempo?. El oximoron
que suponeel sintagma "retraso originario” desmonta todo el privilegio del origen
pleno deescribir del acto de hablar. Desde una perspectiva que privilegia la dimen
sión temporal, la escritura puede ser pensada comoesa instancia, ese acontecimien
to en el que el tiempo se demora, demorando la misma demora.
El habla y la escritura refieren de mododistinto la temporalidad. Quien
habla pierde más de lo que retiene, hablar es un acto en el que se exponela
palabra más a la molienda del olvido que a la permanencia de la memoria,
hablar es perder el aliento más que respirar. En cambio, a la escritura le está
vedadala plenitud del presente, el escribir no ocurre alli cuando alguien escri
be. Escribir es entregarse a la fascinación de la ausencia de tiempo, digo citan
do a tientas a Maurice Blanchot. La radical extrañeza de su ausencia es, para
dójicamente, consecuencia del exceso mismodel tiempo; la ausencia del tiem
po en la escritura es producto de la coexistencia, en el mismo instante, del
pasado, del presente y del futuro, lo que en La casa y el caracol permite que
el comienzo esté dicho en una lengua bifida, que señala dos lugares a la vez,
que no coinciden pero que se superponen.
|. Este libro esel segundo volumende la trilogía de Raúl Dorra Materiales sensibles del sentido. Fue publicado en
México, BUAP/Plaza yValdés. 2005. Hay edición argentina: Lo casa y el caracol (para una semiótica del cuer
po), Córdoba, Alción, 2006.
2. He tenido la necesidad de transcribir algunos párrafos de Dorra para tener presente su voz en estos tanteos
iniciales de mi lectura crítica; acaso para insistir en la diferencia con mi propia palabra, acaso por un oscu
Artículos
Zama -
ro deseo de remate artistico es que señalo con un otro cuerpo de letra esos injertos.
cn La
3. Debería acotar que considero comoescritor a quien profesa la vocaciónliteraria, si bien reconozco cierta vague
Artículos
Zama- dad, ante la duda opto provisoriamente por ese término.
cn un
nunca conformar una unidad, sino más bien una constelación sin clausura y
sin dejarse apropiar por la voracidad de las definiciones taxonómicas. Dorra
nunca se deja tentar por ningún tipo de travesia del poblado desierto de los
estereotipos; mérito notable cuandose lo sitúa en un ámbito en el que el sen
tido común es reemplazado en su función de restricción vigilante por el ple
onasmo de la autoridad de los entendidos. siempre restringida a los límites de
la vigilancia y el control, que imponen el alarde de un entendimiento y una
sabiduría que consisten, básicamente en reiterar lo ya sabido y entendido.
Todo el capitulo “Politica del gesto” es una cifra de las operaciones de
semiótica escrituraria que he leido en este texto.
Más allá de las objeciones que me pueda dirigir a mí mismo, conside
ro que tras estos prolegómenos tentativos, no es necesario continuar con la
nota, salvo para afirmar que: escribo, entonces, acerca de “La casa yel cara
SOJNIAY
8007
1¿0DUIDZ
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-—
—
col” (para una semiótica del cuerpo) de Raúl Dorra.
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sabiduría y gracia
|
NoéJitrik
t. Moreno-Durán, Rafael Humberto, Fausto. El infierno más leido, Bogotá. Panamericana, 2005.
juventud, el Pacto conel Diablo, la inutilidad del saber), sino de sus manifes
taciones textuales, a cual más inquietante, y que, como se sabe, son múltiples
y siempre vigentes pero diferentes aunque, entre todas, han ayudado a cons
truir el mito: cada texto, o sea cada autor, se inventó su Fausto y lo ubicó en
las circunstancias que le eran más propias y actuales. El mito, entonces, al que
podemosatribuirle una suerte de predicación de modernidad -la sabiduria en
cuestión, el deseo que todo lo perturba, hasta la figura precapitalista del con
trato- desborda la figura del Doctor y deviene un interpretante al que apela
mos cada vez que el fantasma de lo que ya no podremos hacer se hace omi
nosamente presente.
Pero, en lo que concierne al propósito de Moreno-Durán,se diria
que “Fausto” es sobre todo un núcleo “lector” que le permite ligar los múl
tiples textos, que ha producido la literatura universal, en particular la
europea. Asi, desde el primitivo de Marlowe, la Trágica historia del Doctor
Fausto, pasando por el no tan conocido de Calderón de la Barca, hasta el
más notorio de Goethe que, pese a su trascendencia, no bloqueó una infi
nidad de imaginarios; muchos deellos, como el Manfredo, de Lord Byron;
o el Doktor Faustus, de Thomas Mann; o el inesperado Mi Fausto, de Paul
Valery, son extraordinarios textos, incorporados definitivamente a la lite
ratura universal; se extraña, sin embargo -al fin y al cabo quien esto
escribe es argentino- la ausencia del Fausto de Estanislao del Campo que,
a su manera y en su oportunidad, es igualmente una lectura, tan sabrosa
como las que configuran el paradigmade la literatura universal.
Es un recorrido, pues, un viaje a través de los tiempos y los libros
que entraña unasuerte de ética de la lectura, transformada pero sin perder
carácter en un conjunto de regocijantes narraciones cuyo tema es la secu
lar presencia del Diablo que, ser formal, sólo quiere que le cumplan un con
trato firmado sin engaños pero que los firmantes tratan mediante toda clase
de estratagemas de no cumplir. Lo que significa que quienes dramatizan el
dilema fáustico no ven el aspecto picaresco, secundario quizás, a que el
intento de fuga da lugar, pero primario en tanto es fecundo en posibilida
des literarias.
Asi, pues, la propuesta de Moreno-Durán es escribir una lectura que
registra el eterno diálogo entre las dos figuras que se disputan invariablemen
te, el Doctor Fausto y el Diablo, o Demonio, o Lucifer, o Belcebú o Satanás,el
cansado ángel caido que fuera el predilecto de Dios. El primero tiene una
forma definida, en tanto amasijo de voliciones, de pulsiones no moderadas por
su propia sabiduria: objeto predilecto de psicoanálisis; el segundo la tiene
caprichosa y variable, ora es un ser lleno de cuernos, ora es una bella mujer,
ora es un torvo enviado, ora es apenas una sombra pero siempre, en todo caso,
encarnala irracionalidad que llevamos adentro todos los seres humanos y que
Zama
Notas
-
ni Dios ni los Arcángeles logran disipar o convertir.
u un
Patricio Fontana
Oa . .r. . , .
E ste libro de Félix Weinberg sobre Echeverría entra en serie aj menos
¡E con cuatro de sus trabajos previos: el ya clásico El Salón literario de
1837 (1958), el dedicado a Florencio Varela (1970), el consagrado al
poeta gauchesco Juan Gualberto Godoy (1970) y uno másreciente sobre José
Mármol: Manuela Rosas y otros escritos políticos del exilio (2001). Con esos
volúmenes, y con otros como la recopilación La época de Rosas, de 1967,
Esteban Echeverria. Ideólogo de la segunda revolución comparte nosólo el pro
pósito de darle espesor y retirar del lugar común y de las “hipotesis antojadi
zas” a la Argentina de las decadas definidas por el fenómenorosista, sino tam
bién -y en especial- el afán por alcanzar ese objetivo a través del trabajo de
archivo!.
En El salónliterario de 1837 se reconstruye en detalle esa efimera pero
fundamental experiencia casi exclusivamente a partir de un conjunto de docu
mentosdel período: cartas, avisos en diarios, discursos, sueltos de periódicos. En
el volumen dedicado a Florencio Varela, los distintos trabajos recopilados eran
el fruto de la tenaz lectura de “una completa colección del Comercio del Plata”
que Weinberg emprendió en 1966 con algunos de sus alumnosde la Universidad
Nacional del Sur. Consccuentemente, Esteban Echeverría... es, según se informa
en la “Presentación”, el “resultado de muchos años de estudios e investigacto
nes en archivos y bibliotecas”. Es sintomático, en este sentido, que Weinberg
elija, antes que dialogar con las lecturas críticas más innovadoras, comoel
difundido trabajo de Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo “Esteban Echeverria, el
poeta pensador”, de 1991, hacerlo con ciertas afirmaciones de Ernesto Quesada
l- Weinberg. Félix, Sobre Esteban Echeverria. Ideologo de la segunda revolución. Buenos Aires. Taurus, 2006.
98
o Adolfo Saldias (es decir, con las perspectivas protorrevisionistas de finales del
siglo XIX, que serian retomadas con diversas consecuencias porel revisionismo
de los años 30). Es como si Weinberg decidiera empezar de cero.
A lo largo de los dieciochos capítulos de la parte central, y en el abun
dante “Apéndice” documental, se reproducen in extenso múltiples documen
tos hasta ahora inéditos o de circulación muy restringida (tales como la
“Sátira a los periodistas argentinos”, de 1832) que no sólo apuntalan -a
menudo- la configuración del Echeverría propuesto por Weinberg sino que,
desde ahora, serán fundamentales para quienes se acerquen al autor de La
Cautiva. Asi, este libro es una evidencia más de una ética del archivo que
Weinberg ha venido sosteniendo a lo largo de su carrera como investigador:
unaética fundamentada en el principio de quela tarea heurística no debe ago
tarse en el regodeo fetichista con el hallazgo del documento, sino en una
democrática puesta en circulación de esos descubrimientos. Una difusión en
la que se cifra, además, un riesgo ante el cual Weinberg no parece amedren
tarse (y que es, también, una tácita muestra de generosidad intelectual): per
mitir que otras matrices hermenéuticas -que otras lecturas- entren en debate
con aquella desde la cual él ha encarado la interpretación de las fuentes.
Pero además de esa prepotencia sobre las fuentes de la que surge este
trabajo, la confesión de que el libro es “el resultado” de una vida pasada “en
archivos y bibliotecas” se advierte tanto en las menciones que sí están al
borde del fetichismo (“he visto”, “he tenido entre mis manos”, etcétera) como
en la narración, en ocasiones minuciosa, de los avatares vividos durante esa
prolongada convivencia con papeles antiguos. Algunos de estos relatos evo
can enel lector los protocolos del género policial (es el caso, por ejemplo, del
que ocupacasi todo el capítulo X, dedicado a la resolución del enigma biblio
gráfico sobre la existencia de una edición española de las Rimas): otros, como
el del documento que se “extravía momentáneamente” en el Archivo General
de la Nación de Montevideo (cap. XV), lo ubican enel inestable terreno de lo
fantástico. Asi, Esteban Echeverría... resulta por momentos, también, una
suerte de sesgada autobiografía del Weinberg investigador.
Echeverrías
AD
YA
EG
“esde la publicación de su primer libro, Lumpérica (1983), Diamela
Eltit (Santiago, 1949) se ha constituido, dentro del campo cultural y
IO
literario chileno, en una voz autónoma, que se afirma sobre la base
de un trabajo rotundo, un proyecto artístico que se desenvuelve y explora
siempre en nuevos registros y contextos, pasando por la mimesis de las hablas
populares o marginales, comoel coa, una jerga de los bajos fondos y del lum
pen, o por obsesivas narraciones que exploran en socavones vedadosde la rea
lidad intrauterina de dos mellizos (El cuarto mundo, 1988), o bien porlos regis
tros de la subjetividad amorosa dentro de un hospital psiquiátrico, en el libro
que publicó junto conlas fotografias de la artista visual Paz Errázuriz (El infar
to del alma, 1994). Esto, a pesar de la recepción critica generalmente negativa
de una parte de los medios masivos y de la absoluta ignorancia de otros; de la
recepción recelosa y a veces indiferente de una parte de los demas escritores,
y de aquella casi devota de una parte, no de toda, de los críticos académicos,
institucionales o marginales. El descentramiento y la fragmentariedad lingúis
tica, el carácter experimental e irreverente y la mirada siempre desenfocada de
sus textos la han convertido en una autora que se mide sólo con la vara de las
obras de sus pares: Salvador Elizondo. Severo Sarduy, José Donoso, Néstor
Perlongher, Juan José Saer. La obra de esta maestra de Lengua Castellana, y
luego licenciada en Literatura, sigue en aumento, aunque no dedica su tiempo
totalmente a la escritura, pues sigue dando clases en una institución de educa
ción superior en Santiago, asi como en el extranjero. Á pocos días de su regre
so de la Universidad de Virginia, tras dar clases por un trimestre, Diamela Eltit
nos recibe en su casa, muy animosa, pese al cansancio de un año cargado de
tribulaciones familiares que. lejos de abatirla, la impulsan a trabajar más.
106
Hugo Bello: Esta entrevista, que pretende ser más bien una conversación, se
sostiene en un cuestionario muy vago, pero la idea que se nos plantea es
que usted se refiera sobre todo a sus experiencias con la escritura. En el
sentido del oficio o el trabajo. He estado releyendo algunos de sus arti
culos y en ellos hay cosas bien claras. Hay una idea y un trabajo que se
pueden visualizar. Me gustaria que habláramos de eso y seguramente voy
a ser redundante pues son cosas de las que usted ha escrito antes. Aunque
quisiera partir con un tema que no tiene mucho que ver directamente,
pero que es pertinente, creo. Es más bien una motivación. Tiene que ver
con la educación. Usted es una persona que ha dado clases, que ha tra
bajado desde problemas que están hoy en el centro de la contingencia
político-cultural. Habla de la relación con las ansias democráticas y con
los problemas de la lengua, de la enseñanza -sobre la que hay hoy en día
una discusión. Tiendo a ver la aproximación de un clima negativo para
el conosimiento de la lengua, para el prestigio de los estudios dela lite
ratura. La prioridad en la escuela son los géneros discursivos, el periodis
mo, la publicidad.
Diamela Elfit: Claro, ahora la asignatura se denomina Lenguaje y comunica
ción y ya no Castellano. No es la lengua ni la literatura su fin.
HB: Para usted, que ha sido muy exigente respecto de la relación entre la poli
tica y el ejercicio literario, relacionados con la escritura, ¿cuál es el clima
que cree que se avecina?
DE: Yo no soy una especialista en el campo educacional. Creo que el proble
ma que se vive en ese campo es análogo a todos los problemas que se
viven en todas las áreas del pais, y es el de la desigualdad. Tiene que ver
con ese problema. Pienso que verdaderamente todo lo que pasa en la edu
cación, en general, y los resultados que ha habido en comprensión delec
tura, que hansido críticos, yo creo que se deben a eso. A que los niveles
de inversión en educación, aquellos que se realizan en los colegios priva
Entrevistas
Zama-
dos, en comparación con los de los colegios públicos, son abismalmente
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una tecnologia.
HB: Esa figura de la mano queescribe está presente en otras autoras, como
en Tununa Mercado. En los textos de ella aparece ese emblema. ¿Es tam
bién una forma de crear una identidad con la escritura, por ejemplo en
su caso?
DE: No lo he visto asi, a lo mejor es así y no he alcanzado a darme cuenta.
Más bien era la materialidad de la escritura como una forma de trabajo.
HB: ¿Como un trabajo manual?
DE:Si.
HB: ¿En ese mismo sentido, si en sus primeros textos, Por la patria O
Lumpérica, por ejemplo, existe un manifiesto interés por lo visual, ¿con
cebía usted la página de manera visual, aparte del contenido?
DE: Sí, era una posibilidad, no necesariamente sostenida. Tenia la posibilidad
de interceptar la linealidad con otra visualidad, podia intervenir la mono
tonía lineal.
HB: ¿Intervenir esa monotonía era una manera de intervenir la monotonía de
las normas de la dictadura?
DE: Nolo pensé en ese sentido, para ser franca, sino más bien estaba pensan
do de manera central en qué es la letra. En ese sentido la letra tenía un
discurrir monótono, era una cuestión que a mi en ese momento comien
za a interrogarme y, en la que pensaba trabajar.
HB: Pienso que en su trabajo se presenta una resistencia a la hiperproducción
capitalista, de alguna manera, ¿su forma de ocupar el espacio es una
forma de resistencia a la hiperproducción?
DE: La verdad es que yo me puse un punto de sutura muy centradoen la escri
tura, más que en el afuera. Mi idea era hacer algo que para empezar me
importara a mi, que me apasionara y me comprometiera. Entonces los
libros siguieron ese orden. Ahora, naturalmente, es muy común mirar
110
hacia fuera, lo que te pone en unalínea que está afuera del mercado. Me
gustó ese marco, el estar afuera, me sentía muy lateral. Y eso fue intere
sante para mi. El mercado tiene demandas, tiene lógica y tiene reglas.
Entonces uno no controla el mercado, se queda afuera y, comose es late
ral. no hay demandas. Entonces me he podido mantener con bastante
autonomia. Eso es lo más importante que me ha pasado en ese sentido.
HB: ¿Usted asocia trabajo manual, como la costura o el bordado, con el tra
bajo de la letra?
DE: Más que en la costura siempre he pensado en la artesanía, en cualquiera.
Incluso en la costura, pero siempre pensando en algo imperfecto. Lo
industrial es perfecto. El mercado tiene como opción lo perfecto, frente a
eso yo no sigo ese camino.
HAB:Hay quienes han insistido, por ejemplo Ricardo Piglia, en que la escritu
ra de Roberto Arlt no se rige por la normade la hipercorrección del escri
tor argentino medio. ¿Cree que hay una afinidad en ese aspecto con la
escritura de Arlt?
DE: Creo que Arlt tiene un interés más bien por la ciudad, por ciertos perso
najes de la ciudad. Con algún lugar. Son ciertos personajes que tienen
relación con la desmesura. Lo que él hace es mostrar la desmesura que
tienen los lugares, en términos realistas, y ese es su gran mérito.
Efectivamente, él no tiene esa compulsión maniaca que tiene Borges, por
ejemplo. Borges mantiene esa corrección estética de lo interior y exterior.
Tiene otra energía, no creo que una u otra sean correctas o incorrectas,
no creo en esas categorías, yo creo que son otros efectos estéticos. Borges
tiene otra linea, parecida a lo que hace Piglia, en cierto modo, en la que
es más importante la figura y la perfección estética.
HB: ¿Usted se concibe más emparentada, desde lo dicho anteriormente, con
un escritor como Juan José Saer?
DE: Puedo decir que leí a Juan José Saer más tarde. La verdad es que ni lo
conocía, francamente, lo lei en los ochenta, por recomendaciones. A
Borgessi. A Piglia lo leí también en los ochenta.
Creo que vengo de otra matriz, y en ese sentido diria que lo que más
influyó en mí fue el neobarroco. Particularmente, Sarduy. Pero lo que me
llamó la atención fue su enfoque. La locura, el descentramiento. Eso me
gustó más como gesto y como estética. Lo que me gustó fue la osadía.
Esa fue una experiencia singular. Luego me interesó James Joyce, pero
también me interesó Puig mucho. Por supuesto que a mi me gustaria
encontrarme en un punto con Borges, pero también con Arlt. Eso es
imposible. Porque o eres Borges o eres Arlt. Pero la verdad es que no
tengo una opción. Me gustaria ser los dos, o tres, o diez, no tengo una
posición excluyente. Creo que son proyectos distintos. Una cosa es lo que
Entrevistas
Zama-
consigue Borges, otra Arlt, otra Piglia. Yo tengo un proyecto donde caben
— —i —i
que uno encuentra esos materiales comienza a haber algo muy autóno
mo. Esos materiales se van construyendo y tú tienes que dejar que se
construyan. Tu tarea es permitir que los mismos materiales que llegaron
se expandan. Yo principalmente he escrito novela, y eso implica mucha
energía, creo que de una novela a veces me quedo con diez páginas, y la
novela tiene doscientas páginas... Todas las novelas son un campo
impregnado de energía, a veces te encuentras con algo que te sorprende,
un modo que antes no habias pensado, entonces ahi vale la pena la expe
riencia de toda la novela.
HB: Cuando usted escribe, siempre piensa en fragmentos, no en masas argu
mentales. ¿Es asi?
DE: A veces. Hay unaestructura necesaria, lógica. Y hay un camino, un sen
dero. Y ahi hay algo que te intercepta y que te sorprende, es un registro
que te resulta apasionante. Es una situación en la que uno se sorprende,
tal como se sorprende un lector con un libro, también se sorprende un
escritor con su escritura. Yo he leído libros que me han sorprendido. En
que no sabia qué iba a ser ése el efecto. He leido libros que me han pare
cido muy bien, pero con los que no he tenido esa conmoción. Es eso
mismo lo que te pasa conla escritura. Todo está bien, te parece bien, pero
no te conmociona.
HB: Al parecer eso es algo que los buenos lectores buscan. Y es que a pesar
del hábito, esperan que haya una lectura que los asalte. Pero eso no es
algo que se pueda determinar.
DE: Es comouna cita a ciegas, no sabes lo que va a pasar.
HB: Usted me hablaba de Schultz, que es un escritor traducido, asi es que eso
no es necesariamente un efecto de la lengua. En su caso, usted pasó del
DE: Tenía ese interés porque había mucho revuelo político, y porque estaba
ahi. Tenia un interés político. Pero me convenci cuando tuve acceso a los
materiales del juicio. Primero lo veia muy de lejos, ¿cómo podia llegar a
eso sin tener los materiales? Cuando los tuve me di cuenta, para bien y
para mal, que tenía que ponermea trabajar porque era bastante buena la
idea de hacer el libro, pero después tenía que hacer un libro y tuve que
sentarme a hacerlo. El ejercicio que tuve que hacer fue cien mil veces
mayor que los resultados del libro. Fue casi como hacer un doctorado
hacer ese libro. Pero fue interesante. Ese trabajo me obligó a decidir
cosas, de cómo era mi libro.
HB: Y se repite la metáfora, del puño y dela letra.
DE: Lo que pasa es que son las dos cosas que perdieron a Arancibia Clavel,
eso se puedever en el juicio, el “de puño y letra”: en un allanamiento que
se hizo en una de sus casas se encontró mucha documentación de la
SUJSIADAJUS
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2Se refiere a un hecho de negligencia hospitalaria, ocurrido en Talca,donde dos familias supieron, después de un año,
Entrevistas
Zama- quelos hijos que tenían en sus casas no eran sus hijos sanguíneos.
fimanda Berenguer,
poetauruguaya
! “(...) escribir una sola palabra! y apuntalar el hueco! el desierto!(...) una palabra por favor!! una sola palabra! donde
apoyar esta terrible olla vacial con el fondo seco del océanoa la vista!”, “Desde Arquimedes”. Escritos (2000),
Constelación del Navío, (Poesía 1950-2002), H Editores, Montevideo, 2002.
2“Una buena inversión”, Brecha, 11 de mayo de 2007, 40 (contratapa).
3 Revista de la Academia Nacional de Letras, Cuarta Época, N? |, octubre de 2006, Montevideo, Uruguay.pp. 13-22.
“Palabra, te necesito, ayúdame a llevar el peso de la angustia -de la
soledad- de la sombra de las cosas"- escribió en la última página de su bitá
cora, fechada el 1* de abril de 2007. Una de sus obras mayores lleva como
lema “el vocablo es el viaje”. Es “más que eso”, puntualiza durante nuestra
conversación: la palabra “es el viaje de la vida”. Y en su último libro me entre
ga al despedimos en dedicatoria: "la palabra es resurrección”. “Escribo en unos
cuadernos de muchas páginas que vienen con animales en la tapa: la jirafa,
el tigre, el mono...” -me había advertido tiempo atrás por teléfono. Éste no
tiene fotografía de tapa pero si muchas páginas y, dado que lleva escritas sólo
las primeras, su dueña lo abrirá por el medio a fin de demostrar cómo se hace
para escribir a dos manos sobre sendas páginas en escritura espejo. Una habi
lidad adquirida a causa de Leonardo da Vinci. (“Es fácil, hacés los mismos
movimientos.”)] A derecha e izquierda o si se quiere, al derecho y al revés,
simultáneamente, como si tal cosa vi crecer, desplegarse, las dos lineas de
escritura. “Maripósate” -pensé, repitiéndome un verbo de la propia Amanda.
Pero eso ocurrió ya al final de la visita, cuando declinaba la tarde del 29 de
abril y no se veían máslos gorriones del otro lado del vidrio.
4 La Suplicante (1945).
.La luz de esta memoria (1949).
Entrevistas
Zama- 6.A través de los tiempos que llevan a la gran calma (1940). Canto hermético (1941).
rel a) Sy
las cuales abjurara luego, preceden a la Elegía por la muerte de Paul Valéry
(1945) evocada por ella durante nuestro diálogo, asi como también a El no,
ya citada, la plena obra de juventud. amor y viaje. Fragmentos de su lectura
in voce en 1977, cuando pisé por primera vez la sala de estar donde ahora
conversamos mientras transcurre el otoño, me conmovieron. Nunca los habia
leido y menos oido. Sali herida, bienherida. Iba sentada atrás -me coloqué en
medio de los respaldos de los asientos delanteros del auto de José Pedro Diaz,
mi profesor de Literatura Universal y de Metodología y Didáctica en 1969 en
el Instituto de Profesores Artigas-, y con el alma húmeda. En estado líquido
la volqué en un poema, “Aquí”, el primero de mi primer libro” publicado dos
años después. Porque en Elrío la voz lirica nombraba uno por uno a sus jóve
nes amigos, preguntaba dónde estarian en el futuro. Amanda meregaló ese
libro. En 1977 los jóvenes de entonces también nos preguntábamos, sin res
puesta, por los nuestros, perseguidos o ya desaparecidos, dónde y cómo los SDISIAJAJUH]
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encontraríamos, cuándo bajarian las aguas del diluvio de terror que el Estado
habia desencadenado. La pregunta no era exactamente la misma, la circuns
tancia era otra, pero era inevitable lo que aquella poesia hacia sentir. Espinas
en el corazón.
Cuandotoco a su puerta se asomael pelo y, tras él, los ojos de la figu
ra pequeña, y ahora frágil, al ventanillo. Me reconoce y con leves movimien
tos abre, musita el saludo y me da paso, alegre. La que escucho es y noes la
voz maritima de sus casetes y discos compactos (Dicciones;, La estrangulado
ra). Vocaliza con nitidez morosa como si acampanara la boca para emitir sus
palabras, pero es otro el volumen. Son palabras sin velamen. Parece hablar al
oido, aunque esté de lado o de espaldas. Se ha apagado el volumen. Y el tim
bre es algo más agudo. Para mi sorpresa, topo con el original de tapa de
Declaración conjunta, a la entrada. Un dibujo a tinta sobre papel de gran for
mato, no un grabado en linóleo como se informa porerror enlas sucesivas edi
ciones del volumen, en forma de espiral de escritura. La geometría, el cálculo
de dimensiones de cada letra, de las cuales algunas a doble escala, otras a la
mitad de la mitad, es la urdimbre en la que la poeta trama su discurso a dos
voces, la del “tú” -que es el hombre-, y la de ella -“yo araña”, "yo caverna”-.
Un discurso de reelaboración caligramática cuya imagen visual evoca la tela
raña, y una perspectiva de embudo, cavernosa. Ese libro y el siguiente ya
mencionado, Materia prima, fueron caracterizados por Enrique Fierro en su
momento como "arriesgada aventura de rechazo y destrucción del mundotra
dicional”. Y aventura es la palabra justa para referirse a una obra incesante en
alquimias de hallazgos y en combinatorias de búsqueda. Ejemplo conspicuo
es Composición de lugar?. Sobre el motivo, clásico para el romanticismo, de
10. El monstruo incesante (expedición de caza), Montevideo, Arca, 1990. Prólogo de José Pedro Diaz.
Ll“Los fueros del buen decir sobre los desafuerosdel mal hacer”, en Lago,Sylvia (comp.), El cuerpo como espa
Entrevistas
Zama- cio político, serie Escritores Uruguayos, Universidad de la República, Montevideo, 2002, pp. 156-180.
mi — un
Adentro y afuera
La conversación continúa, pero ya en la sala de estar. SDISIAIAJUH
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Oh verbo enmadejado
-Te propongo dejar que las palabras elijan qué caminos tomar... Resulta
difícil dirigir la conversación hacia algún punto de tu obra “rizomática”,
según Hugo Achugar. Pero hay palabras!* que podrían leerse como umbrales
de tu poesía: “(...) oh verbo enmadejado/ átame al mástil/ al tótem dela espe
cie/ al árbol de la ciencia (...)”. Vamos a empezar por ahí, ¿cómo hiciste para
hacer congeniar ciencia con poesía?, ¿astronomía y métrica?, ¿física con lin
ca...?- (Abre el último de sus libros'5, me muestra la foto de solapa y lee el
pie de foto: “Amandapor teléfono, un poco antes de la Era Telepática.”) -¡La
inteligencia humana es tan poderosa! Opino que vamos hacia ese terreno:
todo a nivel de mente. Yo no creo en brujas..., pero creo en la comunicación
cerebral, en esas ondas que hacen que yo pueda hablar contigo, o comunicar
me con alguien que no está. Van a aparecer los científicos que lo abarquen al
fenómeno. Eso se va a conseguir.
-¿Y qué suerte les tocará correr a los poetas -pobres- en la era telepá
tica?
-Y..., no sé. No sé cómo va a ser la transmisión de esas ondas. Va a
cambiar el mundo entero. Será un desacomodo feroz.
Volvamos a tu poesía en conexión con el conocimiento físico, astro
nómico. Tu Constelación del navío remite a la galaxia, al planeta y a los ofi
cios, entre otros, al de navegar. Escribiste en el año 2000: “nombro y anoto
aqui en la Tierra/ cosas que pasan/ cosas de entrecasa/ y otras/ con un ojo
aqui/ y otro allá”. Hablame de esos ojos que no se conforman con mirar para
el mismo lado.
-Si. Eso lo escribi porque mientras comiamos habia tanto que sobra
ba..., y hay tanta hambre en el mundo. (Toma el libro y lee: “tanto sobraba/
cuando hay tanta/ tanta hambre sobre la tierra/ (...) nos pasaba el tiempo/
corriendo entre las piernas/ (...) sin dioses ni cartas de larga vida/ y nos pare
ce posible y seductora! la estrella (...) que todavía no descubrió el ojo avizor/
de mi amigo apodado el Hubble/ que anda/ viajando en el espacio exterior/
¿qué o quién lo reemplazará?/ (...) ¿o misiles con pupilas de carga telepática/
apuntando al infinito?)
—¿Ves?Es lo que yo digo: un ojo en la mesa familiar, otro en la socie
dad y otro en el telescopio..
-Lo quepasa es queel infinito me apasiona. La matemática es la que te
lleva al infinito. La matemática no tiene fin. La numeración no tiene fin. La
matemática me deslumbra. Implica la noción de futuro que siempre me cauti
vó. Por eso la ciencia me importó siempre, desde que me conozco. En micasa,
cuando era niña y después, se recibia El Día con el suplemento en huecogra
bado. Y aparecia Leonardo da Vinci: pintura, dibujos, cálculos. Yo habia tapi
zado totalmente mi cuarto con la obra de Leonardo. Me habia conquistado.
-¿Y empezaste a escribir sobre él? ¿Sobre qué escribiste por primera
vez?
-Sobre tres cosas simultáneas que vi en el cielo, tres cosas diferentes ¡y
tan juntas...! Tenia 10 ó 12 años, salí a la azotea y vi una cometa que estaba
remontando un muchachoy, al mismo tiempo, un sol voluminoso y, pasando
en medio de eso, una gaviota. Una cometa, un sol y una gaviota. Sali corrien
do a escribir por necesidad. Nunca me olvidaré. Es asi, ves algo y lo escribis.
Después escribi sobre un perro muerto en la vereda. Esas son las primeras
Entrevistas
Zama-
cosas que escribi. Si me quitaran las manos no sé qué haría. Escribir me pone
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Aimandas
16Narrador y dramaturgo (1889-1930). Su obra de madurez comenzó con Doñarramona (relatos) en 1918.
17. “Avec les gémissements graves du Montevidéen" (Lautréamont). en La dama de Elche (Madrid, 1987),
Entrevistas
Zama-
Montevideo, Arca, 1989.
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labios.) “Tu carne de lunas morenascelebra litúrgicos himnos frutales”. Ese era
el primer verso. Después seguía... Era lindo.
Ibamos a bajar las escaleras aquellas de mármol -estoy contando esto
que son intimidades pero bueno..., a la larga...- y entonces José Pedro me va
a dar un beso. Y a mi lo único que se me ocurriódecirle fue "¡cuidado con la
pintura!”. (Risas) Nunca me olvidaré. Era la época en que uno se pintaba
mucholos labios. Todavia me rio. ¡Qué horrible!, ¡las cosas que uno es capaz
de decir...!
-Y ya que entramos en intimidades, ¿tuvo cuidado con la pintura?
-No tuvo cuidado con la pintura.
-Perfecto. Otra cosa: en ese mismo libro hay un poema, “Enamorada”,
en el que Amanda inventaría tres amores tempranos. Justo ahora no nos
vamos a andar con vueltas para confesar a quiénes amó Amanda.
-(Risas) Ah, es que me enamoré de todos, y en ese poema los puse a
todos juntos. A Leonardo, a Bolivar, llamado El Libertador y al otro, el del
submarino..., el Capitán Nemo de Julio Verne. Tres pasiones..
-Es un hermoso poema. Pero tu memoria ha sido un poco ingrata con
ellos al hacer el repaso. ¿Podrías leer unos fragmentos para hacerles plena jus
ticia a los númenes y a tu texto?
- “me enamoré de Bolívar a los 11/ en la escuela del Reducto/ en 6*año/
rendida/ medité sobre su biografia/ nadie nos encontraría en esas horas (...)//
quise con pasión al Capitán Nemo a los 13/ rostro! ilustraciones/ cámaras
sumergidas/ y el ojo asombrado del Nautilus (...) me abracé a tus aparatos
científicos/ mis ojos te miraban Capitán/ y había navegaciones (...)// caí en
18,Según Lázaro Carreter “Pantum es forma muy usada por los románticos franceses, a la manera de ciertas estro
fos moloyas,consistente en una serie de cuartetos de rima cruzado ABAB,BCBC y XAXA.El primer verso
y el último se repiten por lo que la estructura es cíclica.”
124
Entrevistas
Zama-
cal ey un
¿Elpoeta pesando
las palabras: esaspalabras abracadabra
pesadas una a una en
la sutil balanza de la escritura?
a ayúdame
llevar
el
peso
de
laangustia,
Palabra, te necesito,
de la soledad,
de la sombra de las cosas,
estesilencio que siembra un largo aullido
o grito mudo que me llega de los huecos de cosasy palabras
entonces se erizan pliegosdel pensamiento
y aprietan
aprietan
una condición SOISIADAJUH
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inexorable.
Fragmento
del diario de Amanda Berenguer,
viernes 27 de abril de 2007
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fimanda Berenguer
Bio-bibliografía
e 1971.
Viaje
aEuropa
con
suesposo
hijo.
Visita
latumba
dePau:
Valéry
enSete.
prima (1966). Los tres en Editorial Arca.
1987. Recibe el Primer Premio de Poesia del Ministerio de Educación y Cultura, asi
como identico galardón en el Concurso Literario de la Intendencia Municipal de
Montevideo, los dos por La dama de Elche.
1990. La segunda edición de La dama de Elche recibe el Premio Banolomé Hidalgo en
categoria Poesia. otorgado por la Cámara Uruguaya del Libro.
1992. Es la única invitada uruguaya al “Vli Encuentro de Poetas del Mundo Latino”
que tiene lugar en México. del 17 al 24 de octubre. Presenta su ponencia sobre el
tema propuesto: “Autonomia poética ante el discurso del nuevo orden” (Revista
Graffiti. Ne 25, Montevideo).
1995. Publica los poemarios La botella verde, cn Montevideo. y El pescador de caña,
en Caracas.
1996. Recibe el Premio Morosoli en la categoria Poesia.
1998. Publica el largo poema La estranguladora. Su poesia aparece en traducción al
francés en Poésie uruguavenne du XXeme. siécle.
2001. Participa en el Encuentro Internacional de Poetas Chiepoesia. como única invi
tada uruguaya. junto a los poetas Juan Gelman, Ernesto Cardenal, Hans Magnus
Enzensberger y Nicanor Parra. Se edita el disco La estranguladora y Dicciones, con
lecturas de la autora.
2002. El Ministerio de Educación y Cultura le brinda un homenaje con motivo de los
cincuenta años de publicación de El rio. Recibe el Candelabro de Oro de la B'Nai
B'Rith.
Reúne toda su producción poética publicada e inédita entre 1952 y 2002 en
Constelación del navío [Poesia 1950-2002), H Editores, Montevideo.
2005. Publica Casas donde viven criaturas del lenguaje y El diccionario (Artefato,
Montevideo); y Las mil y una preguntas y propicios contextos (Linardi y Risso,
Montevideo).
2006. Es nombrada Miembro de Honor de la Academia Nacional de Letras del Uruguay
el 21 de marzo (Dia de la Poesia). En julio muere su esposo. Publica “Canto de amor
y muerte” en la Revista de la Academia Nacional de Lerras. Cuarta Época, Ne 1,
octubre 2006, Montevideo, pp. 13-22.
Entrevistas
Zama-
DOSSIER:
ANTONIO DI
BENEDETTO
Selección y coordinación: Jimena Néspolo
Marcelo Cohen
Claudia Feld
Alberto Giordano
Gustavo Lespada
Adriana Mancini
Carlos Dámaso Martínez
Julio Schuartzman
Presentación
Jimena Néspolo
una decena decriticos probaron con ardorlas llaves que su ingenio y su talen
to les permitían urdir para cercar una obra en constante fuga porque -claro
de eso se trata: de rondar con infinito amor un tesoro, un secreto que -sabe 191580(
mos- nose nos revelará nunca. Pero, lejos de la ataraxia de la critica servil o
delicuescente, esa imposibilidad es nuestro mayor gozo, nuestro mayor desa
fio. Cada textos es una llave, más o menossofisticada, que intenta a su modo
asomarse al enigma de esa arriesgada y conmovedora aventura de vida en el
lenguaje que solemos llamar -para entendernos-: Literatura.
El mediador
Marcelo Cohen
g
7%
AS a familia de personajes de ficción que se despegan del suelo es sur
tida y temperamental. Podemoselegir entre el estilita Simón de Luis
RIA,
Buñuel, que al modo español se pudre de aguantar a Dios, el Barón
Rampante de Italo Calvino, que como buen italiano se apoya en un arrebato
para hacer obras mayúsculas o los levitadores melancólicos de las películas de
Tarkovski; todos son gente de carácter. Pero también está la adusta rama de
los jinetes, que en la América de las llanuras a veces se quedan pegados a la
silla como para siempre, y si bajan es solamente para cumplir sentencia. Me
acuerdo de Paul Munny, por ejemplo, el héroe estropeado de Los imperdona
bles. Uno de los tres o cuatro regalos que le valdrán a Clint Eastwood la gra
titud del cinéfilo es la invención de ese cowboy solemne, ceñudo y cainita que
por dormir al raso como los buenos cowboys recibe un chaparróny se resfría.
Como quizá se recuerde, Munny, ex borrachin pendenciero y matador tram
poso, fue convertido a granjero decente por una mujer amorosa que después
lo dejó viudo. Munny cria cerdos y expía solitariamente sus pecados, hasta
que un día un amigo negro y un joven pistolero miope le cuentan que en el
pueblo de Big Whiskey un peón deformó a navaja la cara de una prostituta,
que las amigas de la muchacha ofrecen recompensa por vengarla, pero en el
pueblo manda un sheriff cínico y traicionero que decide qué es el orden y a
quién favorece. Si bien Munny no tiene la menor gana de reincidir, si bien
está viejo y le duelen huesos, hay justicia que hacer, dinero útil para su gran
ja en juego y un amigo con el que cabalgar otra vez; de modo que monta; y
el despegue romántico de la tierra no impide que se agarre una pulmonía, ni
la pulmoniía le impide ejercer la justicia vengadora, incluso sin falsas limpie
zas. Pero a estas alturas Munny ya está tanto másallá del satanismo como de
138
la buena conciencia; ha purgado sus faltas, o más bien sabe que no purgará
nunca y puede dejar que la fiebre lo consuma. Que la pelicula sea una ensa
lada filosófica importa poco. Eastwood demuele el mito enhiesto del hombre
de a caballo y con el mismo impulso lo restaura, pero en estado de ficción
difusa, indefinida: es una de esas imágenes más inmortales porque, al contra
rio que los mitos. no organizan conductas. El cowboy de Los imperdonables
es un transunto de todoslos jinetes solitarios del continente americano.//
El otro día, vendo por el Paraná en una lancha de pasajeros, vi en un
campo de San Pedro un peon que galopaba sobre un zaino, por entre el monte
bajo y unas vacas adormecidas. Iba bordeando la orilla, curvado sobre la
montura, seguido de unatropa de perritos. En la tarde azulada, ese jinete vol
via a conjugar muchos opuestos: desplazamiento y fijeza, ingravidez y aplo
mo, soltura y esfuerzo, aire y tierra, tránsito fugaz y etemidad.
Asi es Aballay, el gaucho purgador del cuento de Di Benedetto. Antes
que estilita de la llanura americana es la leyenda languideciente del jinete
vivificada por los detalles.
Y Aballay es un relato que no para de crecer y cambiar en la memoria.
Cuando uno vuelve a leerlo después de años (al menos esto me pasó a mí), en
la materia flaca de la historia encuentra poco en relación a lo que recordaba:
un argumento agudoy lineal, media docena de anécdotas, un puñado de des
cripciones incomparables, reticencia y agilidad en el tratamiento de largos tre
chos de tiempo. Desde luego que esta escasez no es efecto de una avara poéti
ca defensiva sino un privilegio muy premeditadamente dado a la forma; es una
parvedad de palabras y una sintaxis muy elástica y, en definitiva, sirve a que
el relato se amplifique en la memoria, porque es la manifestación del pensa
miento severo de Aballay y de su modo de presentarse: “Un pobre.” En térmi
nos cristianos, el pobre es el que está más cerca de lo ilimitado. Si es jinete,
nos lo encontramos siempre como en ese poemade Aulicino, en la encrucija
da del sueñoy la vigilia, un poco agobiado de fatiga, cabeceando.
Y no hay por qué ir derecho al cristianismo. La sucesión cortante de
escenas, la técnica de contrastes, acerca a Aballay a la historieta caricatures
ca, una cercanía cuya prosapia literaria va por lo menosde los villanos hiper
bólicos de Christopher Marlowe a los enredos negros de Kafka. Más todavia:
la historia de Aballay bien puede contarse como un chiste. Algo que para mi
parece confirmarlo, y a la vez confirma la evolución incesante del personaje
en la mente, es que durante años me olvidé de cómo terminabael cuento. No
se qué significa el lapsus. En todo caso, Aballay se deja resumir con facilidad.
En un impreciso pasado argentino, en el que Facundo es una presencia
fabulosa y todavia hay indios sueltos, el paisano Aballay acude a una cele
bracion de la Virgen en un cerro desolado y oye disertar al cura sobre unos
anacoretas qe ta Edad Media, los estilitas, que se montaban de por vida a
Dossier
Zuma
-
pilastras para alejarse de la tierra, acercarse al cielo, y en la incomodidad yla
— sa) “sa
reducción expiar sus faltas o las de los semejantes. El huraño Aballay se atre
ve a preguntarle al cura sobre condiciones de la penitencia, constricciones.
salvedades. No es que él quiera confesarse: sólo necesita purgar. porque en
una noche de alcohol mató a un hombre y ahora lleva grabada la mirada del
hijito del muerto, que estaba ahi. Pero comoen el llano no hay columnas que
sobrevivan de templos antiguos, y Aballay no puede quedarse quieto con el
remordimiento, opta por montarse en su alazán. no sin advertirle al caballo
DUDO
EN
OU
+1
—
que “es para siempre”. Empieza una vida de penurias y reorganización de los
hábitos. Un dia en un rancho lo convidan con achuras; por otros largos dias
pasa hambre. Enlaza un caballo cimarrón y lo usa para darle descanso al otro. BOO?
=
Visita una pulperia. y tiene suerte en la taba pero no puede recoger la ganan
cia. Intenta cazar ñandues, cuyas plumas le ofrece comprarle un buhonero.
Hace fuego en desniveles del terreno. Se fríe una mulita en el caparazón. Pasa 1DSS0(
mucha sed. Sueña que está en una columna, que en la de al lado hay un viejo
que despide agua por el pecho y se despierta en el barro. tumbado porla llu
via. Aguanta el solazo del verano y por poco no muere helado en invierno.
Come con unos indios, avuda una temporada a una carretera con hijos y un
marido enfermo, pacta un armisticio con un comisario, despierta el respeto de
un grupo de malandrines, cambia dos palabras con un grupo de indigentes
vagabundos, otras dos con un caminante envidioso de su sobriedad. Con los
años, muchos lo conocen “de mentas”: porque Aballay es el casi santo que
lleva una cruz de palitos colgada al cuello y nunca, nunca se baja del caba
llo. Aprende a rezar hincadoen la silla y a veces delira. Un día se le aparece
un zaparrastroso y Aballay reconoce al hijo del hombre que él mató. Por toda
defensa, contra el cuchillito del vengador Aballay empuña una caña "como de
un metro”; pero en la refriega hiere al otro en la boca, lo ve sangrar mucho y
piensa que dadoel caso le está permitido desensillar. Cuando se acerca a ayu
darlo, el otro le abre el vientre.
Aballay muere -esta es la última frase del cuento— “con una dolorosa
sonrisa en los labios”.
Es una sonrisa bastante enigmática. Tal vez se deba a que hasta el últi
mo momento Aballay se ve justificándose embarazosamente por haberinfrin
gido la penitencia. “Por causa de fuerza mayor. ha sido..." murmura el pobre
echando los bofes. Después sonrie. Es que la disciplina que se impuso lo llevó
a vivir apremiado por dilemas crueles, pero en el fondo enternecedores. ¿Cuán
a menudo puede echar pie a tierra para evacuar? ¿Le está permitido lavarse?
¿Y si tiene que avudar a gente en apuros? ¿No es de soberbio aceptar un boca
do de caridad y comerlo mirando desde arriba? ¿Cómo se reza arrodillado en
la silla? Si el que observa la conducta de Aballay no es una persona que crea
en Dios, la explica transpolando causa y efecto y bordea la patafisica, como
cuando los indios concluyen que Aballay es una sintesis de hombre y caballo.
Pero lo que sobre todo produce el efecto de chiste es el aparato de maniobras,
soluciones prácticas repetibles, tabúes y contorsiones de economia privada
ambulante que desarrolla Aballay para cumplir su penitencia; un repertorio
que, justificado en la necesidad, se reduce en unos aspectos pero aumenta en
otros y evoluciona hacia la liturgia, como si además de ser un trabajo el asce
tismo entrañara una administración. Claro que el carácter administrativo es
habitual en el ascetismo encaminado a pagar deudas, y Aballay debe una
muerte. Descolgarse por el flanco del animal, pendiendo de un solo estribo,
para acercar ¡a cara a flor del agua y beber. Buscar una falla del terreno para
que el desnivel permita servirse de la parte alta como mesa o fogón. Arrimarse
sólo a las pulperias que tienen reja en el muro. Programar la mateada y el
acrobático acto de evacuar, o adecuar la limpieza al régimen de lluvias para
no abusarde la licencia de apearse. Gestionar las monedas de unarastra, cali
brar la vía media entre lo que el otro aceptará como forma de fe o tomará
como una payasada o una ofensa. Hasta el desprendimiento mayor, como
cuando Aballay usa su última moneda para retribuir con unas chucherías la
generosidad de la mujer de la carreta, entra en la serie de inversiones en el
fondo del perdón. En la forma de ascetismo que es la penitencia no hay derro
che ni aflojamiento. Corno toda expiación de culpa, es gris y neurótica, y pro
pende a lo interminable.
La sordidez de la culpa, por supuesto, abarca casi toda la obra de Di
Benedetto. Por momentos alcanza una claridad culminante, casi ofensiva,
como cuando en “El cariño de los tontos” Amaya promete que renunciará a
tratar a Cataldo, su única fuente de alegría, si la hija cuya vigilancia ha des
cuidado por ver a ese hombre aparece viva, “aunque enferma, aunqueherida,
pero viva” -y la chica aparece, y Amaya renuncia a su amigo y se hunde más
en una vida tenebrosa. Es un tema universal. El deudor organiza la vida en
función del cumplimiento de la deuda -un cumplimiento que no sólo es su
saivoconducto a la salvación sino el fundamento de su identidad—, recela de
todo lo que interfiere en un programa siempre urgente y en el extremo se
vuelve fanático porque para él todo siervo de otro señor es un estorbo y un
enemigo. En el fondo, el deudor no asimila que ha pecado; sólo quiere cum
plir. Y si el ascetismo del cuerpo y la renuncia al ruido y lo superfluo estimu
lan la lucidez, la organización de la vida en función de ganarla disculpa pone
un velo en el mundo, obnubila. La culpa es el motor del deseo de mistica pero
también su obstáculo. Cuando el cura que habló delos estilitas le pregunta a
Aballay si se le ha acercado porque quiere confesarse, Aballay le dice que
todavia no. Confesarse lleva a la contrición, que es descarga auténtica. Pero
claro que no. Hablar no va a daralivio a Aballay. Él tiene que ganarse la sal
vación trabajando. Y hacer un cálculo tras otro, como cuando cae dormido a
tierra, por culpa de un trueno, y decide que esa bajada no hay que ponerla en
la cuenta. Entonces “admite que lo tiene agarrado un yugo que él mismo se
echó”.
Dossier
Zama
-
be
2
Hoy cualquier hijo de vecino sabe que todos, ai menos en el mundodel
Dios único y parece que en muchos otros también, venimos de origen con una
falta ya cometida, cuyo resumen sería la frase que Yahvé dispara a Job cuan
do Job le pide explicaciones por sus desgracias: Pero cómo te atreves. ¿Dónde
estabas tú cuando yo creé el mundo? Como dejó bien patente Kafka, esa
admonición y la condena que trae aparejada se realiza, fuera del Paraiso, en
imágenes cada vez más gruesas. Todos tenemos un guri que nos está miran
do y, regrese o no para vengarse, esa mirada azuza el arrepentimiento,el ansia
de perdón y la necesidad sorda de penitencia. Todos vivimos entre la esperan
za de ser y el miedo a no ser absueltos. Expiando, buscando la salud. Todos 8007
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1N
UY
-—
nitiva es un asunto de confianza. Palabras que escuchan son las que dejan
experimentarcielo y tierra, todo junto e indiferenciado, en una sola cosa con
creta: el duraznero desbordante de flores, pongamos, que anuncia a Aballay 191580
que se termino el inviemo.) Aballay, el relato, hace evidente el poder del silen
cio porque está hecho de palabras que han intentado escucharlo y lo transmi
ten, palabras que, como un sacramento, hacen efectivo lo que afirman y por
lo tanto cambian la realidad. Palabras que transportan a ese gaucho desde la
falta, la culpa y la agotadora tarea de acallarla, no a la absolución,lo que sería
una soberbia muy pocoliteraria, sino al desapego o a la valentia sin más,si
se quiere a la indiferencia, discreto borde de lo inexpresable.
La tradición dice que el gaucho malo termina mal, y termina bastante
pronto. ¿Pero por que Aballay muere “con una dolorosa sonrisa en los labios”?
El dolor es porque acaban de abrirle el vientre, en principio. Y es posible que,
sabiendo que muere porque ha transgredido la penitencia para ayudar a su
némesis, sonría por sarcasmo. También es posible que sonría porque el acto de
caridad que le cuesta la vida es la prueba de que ha sabido escuchar y ya está
liberado; porque se alegra de que, desde la aparición del otro y el anuncio de
que venia a pelearlo, él se limitó a hacer un gesto sereno de conformidad y ni
abrió la boca. O tal vez sonría porque comprende que la recompensa por su aca
tamiento es no tener que ocuparse más de si mismo, ni afanarse por un Aballay
que pueda ser perdonado.Pero, al cabo, la sonrisa dolorosa se mantiene inmu
ne a los abordajes, como si no tuviera contenido. Probablemente esto se deba a
que, no bien Aballay se despega del suelo, el mundo intermedio donde transcu
rre el cuento es un mundode lo no resuelto. Mejor dicho, el cuento mismo se
transforma en un lugar de lo no resuelto. Pensándolo bien, debe de haber algo
de ironia en esa sonrisa. Y una duda, que también es nuestra. Nada permite afir
mar sin matices que las frases pasmosas, abisales de Di Benedetto sean única
mente indicios del vacio inefable o compromisos con la sentencia de Mateo:
“Por vuestras palabras seréis juzgados”. No, ni el silencio es el absoluto de la
vida, ni el ruido es, como dice el silenciero, un instrumento de no-dejar-ser.
En el mismo pasaje de “Más allá del principio del placer” en que
reconoce que la tendencia dominante de la vida psiquica, con su amor y su
agresividad. con sus compromisos y sus repeticiones compulsivas, es la aspi
ración a aminorar o hacer cesar la tensión de las excitaciones intemnas -una
tendencia que llama principio del Nirvana— Freud se sorprende de recurrir a
Platón. al mito del sexo como afán de las criaturas por volver a un estado
anterior de totalidad, para arriesgar que, cuando fue animada, la sustancia se
dividió en particulas que desde entonces aspiran a reunirse. De modo que la
aparición de la vida habria sido una violencia de la cual la materia no ha
logrado reponerse; la profusa evolución y diversidad de los organismos, un
incesante esfuerzo por vencerlas dificultades que presenta un medio lleno de
excitaciones; y el instinto sexual y en general la libido, no sólo una afirma
ción del placer que procura acallar la excitación. sino, y acaso preponderan
temente, una discola herramienta de la búsqueda de reposo. a la larga de
muerte. La vida toda y cada vida serian, es decir, un largo y complejo rodeo
hacia el Nirvana. Por supuesto, todo este aparato es irracional y ciego y, me
parece que el mito de Freud tiende a decir algo muy parecido a lo que dice el
Talmud queel rabi Tarfón advierte a los siervos de Yahvé: “El señor de la casa
no exige que terminéis la obra. pero ninguno de vosotros es libre de abando
narel trabajo.”
Si me alargo un pocoen esto es, no sólo para restituir cierta honra poé
tica a la gris neurosis, sino porque en el nudo que forman la tendencia a la
quietud, el placer compulsivo y la indefectible necesidad de generación viene
de perillas para desvariar una vez más acerca de vida y literatura. Es decir:
comola vida, la literatura seria un rodeo muy ornamentado y productivo con
el fin de llegar a la quietud más quieta; sólo que la literatura subsiste porque
de vez en cuando acepta que el rodeo le importa más que la muerte. Que una
palabra más la resarce del minuto menos. Y bien: si Aballay no deja de cre
cer en la memonia, si se transforma constantemente másallá de la página, es
porque continúa traduciendo a la órbita verbal “gaucho” esa ambivalencia
libidinosa, angustiosa y universal. La tierra hierve, prospera y llama; el cielo
calla, cubre y perdura; el hombre que se ve entre una y otro se entrega a
aquietar los ruidos mediante la palabra.
Por el fondo de los campos estaba subiendo el sol pero Aballay no terminaba
de despertarse. Helaba, y él se estaba helando. Lo poseian vagas sensaciones de
vivir un asombro, y que se habia vuelto quebradizo. No intentaba movimiento
y lo ganaba una benigna modorra.
Mucho rato duró el letargo, ese orillar una muerte dulce, mas atinó a reaccio
nar su sangre a las primeras tibiezas de la atmósfera.
Becker lo dijo asi: “Y cada vez más mi lenguaje me parece un velo que debe
ser rasgado para llegar a las cosas (o la Nada) que hay detrás... Abrir en el velo
un agujero tras otro hasta que lo que se agita detrás, sea algo o nada, empie 191580
ce a filtrarse. No concibo meta más alta para un escritor de hoy.” Dos secue
las del propósito de abrir agujeros en el velo del lenguaje son, primero, queel
escritor tiene que enfrentarse una y otra vez contra su facundia natural,si la
tiene; y segundo, que debe aceptar que tras la superficie veladora del orden
del lenguaje está, no sólo el “ser”, sino una verdad del ser a la cual se inten
ta llegar.
Muy a menudo uno ve que Di Benedetto, como Beckett, sabe que en el
fondo toda palabra es una tergiversación, que lo indestructible es el silencio,
que detrás del velo no hay nada, que por lo tanto, no sólo la facundia es una
inutilidad, sino que incluso abrir agujeros es una pasión inútil. Pero también
ve que posterga el momento de aceptarlo del todo. que pide aún una morato
ria al descubrimiento radical del vacio. y no sólo porque no logra resignarse
a que haya en la vida algo dispuesto a recibirlos, a acogerlos en la salud si
han pagado debidamente, sino porque el trabajo de escribir para acallar la
excitación puede ser enfermizo pero da mucho gusto. Qué nudoéste, qué con
trasentido. Robert Walser lo caracterizó como nadie: “El reposo se alegra de
renovarse en la agitación”, dijo. Desde el momento en que Aballay le dice al
cura que no quiere confesarse todavia, el relato cuenta la postergación terca,
laboriosa y fecunda del reconocimiento de la nada.
Lo cuenta con una musicalidad llamativa, irresistible.
La prosa, dice Agamben,es ese desarrollo del lenguaje en donde no hay
oposición entre límite métrico y límite sintáctico, lo que en poesia se llama
encabalgamiento, la continuación de una frase en el verso siguiente después
de la saciedad rítmica del anterior. La prosa sobrelleva adustamente la discor
dia entre sonido y sentido, y la fatalidad de referir y hasta transmitir infor
mación, muy que le pese. La prosa de Di Benedetto toma de la música la pro
ximidad con lo innominado, o al menosel cíclico, desasosegante recuerdo que
siempre queda en la música de haber respondido una vez, al comienzo, al
mudo llamado de la naturaleza.
Acechó al ñandú. No para faenar sus cames (empresa imposible sin echar pie
a tierra). No que quedara sin vida, queria Aballay, que quedara sin plumas.
Supo de pacientes vigilias, aplicó el ojo avizor, se sometió a la inmovilidad (por
no someterse al zancudo.
Dossier
Zama
-
La acechanza de
lo pequeño
Claudia Feld
A
A
Y esde el niño rubio y espigado de Zama hasta el “guri” cuyos ojos
persiguen a Aballay mientras trata de expiar la culpa de haber
MINAS
matado a su padre, la narrativa de Antonio Di Benedetto está pobla
da de niños. Estos personajes que aparecen profusamente en su escritura, a
veces apenas delineados, a veces cobrando un inquietante protagonismo, pre
sentan -a mi entender- claves que atraviesan toda su narrativa.
Me interesa explorar algunos de ellos, tratando de pensar: primero,
cómoestán construidos: segundo, qué función cumplen en los relatos y nove
las en que aparecen; y tercero, cómo reenvían a una lectura más amplia de la
narrativa de Di Benedetto y cómo resuena en mi esta lectura.
Los personajes a los que me voy a referir son niños sin infancia. ya sea
por haber quedado huérfanos (en el cuento “Enroscado”, por ejemplo, se habla
de un niño en una casa “que ha quedado vacia de madre” y en "“Aballay”del
hijo de un hombre asesinado); ya sea por haber sido abandonados (en "Eljui
cio de Dios” hay una nena abandonada por sus padres) o por vivir en medio
del desamparo: a varios. la descripción los muestra sin ropa, descalzos y
sucios -comoel hijo de Diego de Zama- “hasta confundirse, en el crepúscu
lo. con la propia tierra”?,
Las acciones que realizan, sus gestos. el modo en que se los describe,
casi siempre a través de diminutivos que se aplican tanto a partes de sus cuer
pos comoa los objetos que estos niños manipulan. los colocan en un lugar de
debilidad fisica y de falta de poder. Asi se presentan, por ejemplo, las dos
niñas que aparecen en Zama. La primera. nieta de un hombre que realiza un
!Di Benedetto, Antonio. Zama. BuenosAires, Adriana Hidalgo,2004,p. 147.Todas las citas corresponden a esta edición.
pedido ante el asesor letrado. Di Benedetto escribe: “La niña, que al principio
me miraba con limpidez, poco a poco habia inclinado la hermosafrente y con
su manecita, apenas con la punta de los dedos, se tomaba de mi mesa, como
para aferrarse a algo” (p. 48). La segunda, mensajera de una mujer que ofre
ce prestarle dinero a Diego de Zama a cambio de favores sexuales, “era una
niñita. una mulatita de ocho a diez años”(p. 185); y más adelante, se acentúa
esta caracteristica de fragilidad: “Allí permanecía, sumisa y débil, con su
poquita vida sirviendo sin saberlo las avideces sensuales de una mujer malo
grada”(p. 188).
Sin embargo, contrariamente a lo que podría creerse, estos personajes
no son la encamación de la bondad o la inocencia, ni ocupan el lugar del total
desapoderamiento ya que, desde esa posición de debilidad, muchos de ellos
gobiernan a los adultos. Y no es que estos chicos impongan su voluntad sobre
los mayores o se rebelen y se adueñen de un poder que, en un principio, les
es negado. Lo que estos personajes logran, desde lugares muy marginales, es
torcer una historia que estaba destinada a excluirlos o, por lo menos, a hacer
los permanecer mudos o en un terreno de sombras.
Pienso en Aballay y en el niño al que su acto de asesinato ha dejado
huérfano. Una sola imagen persigue al gaucho penitente en su larga travesia
a caballo: los ojos de ese niño.
a que
su
cuerpo,
ya
siempre,
quedará
unido
latierra”!,
herido y es allí donde encuentra la muerte. En su agonia, “alcanza a saber
2Di Benedetto, Antonio. “Aballay”,en Absurdos. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2004,p. 67.
3. Ibíd.. p. 86.
Dossier
Zama
-
4. Ibid., p. 88.
— fe w
que puede convertirse en furia o en espanto. Dice el texto: “Ahi está vivo, terco,
jadeante, acosado, convirtiéndose en un gatito despavorido, en un cachorro de
tigre con el espanto de que, en el último refugio, lo despedacen los perros””.
Es desde el miedo y la desesperación que este personaje se hace depo
sitario de un poder -pequeño pero inmenso- que consiste en señalar la ausen
cia de la madre muerta y la imposibilidad de colmarese vacio.
En general, estos niños no hablan. Cuando lo hacen, sus palabras pue
den cambiarel sentido de la historia, como en el caso del niño rubio de Zama,
o provocar reacciones inesperadas en los adultos. Esta segunda situación se
observa en otro cuento, “El juicio de Dios”. Allí, don Salvador, el jefe de la
estación de San Rafael, se halla en el medio del campo mientras trata de cum
plir una misión de “rescate” de un tren que viene de Mendoza y ha quedado
varado. Agobiado por el calor y por la sed, decide pedirles agua a unos cam
pesinos que están sembrando a orillas de las vías.
El personaje de don Salvador -que encarna, como indica el texto, “el
ferrocarril. Organización inglesa. Organización”$- va a ser golpeado, encerra
do y amenazado de muerte por dichos campesinos, debido a que una niña de
la familia, abandonada por su padre, lo contempla mientras le dice, reiterada
mente, “papá”. Alli, el narrador nos enuncia:
Y de nuevo, esa mirada infantil, que se abstrae para contemplarlo a él, ese dedi
to que se alza y la vocecita que dice:
- Paaa-pá?.
Esa única palabra que pronuncia la niña alcanza no sólo a torcerel iti
nerario perfectamente organizado de don Salvador, sino también a colocarlo
en un lugar incierto entre la vida y la muerte; aunque luego se resuelve el
malentendido, cuando aparece otro empleado del ferrocarril y la niña vuelve
a decirle “papá” por la gorra que lleva puesta. Á pesar del desenlace, este rela
to que marca tan claramente el enfrentamiento entre dos universos -el campo
y la ciudad, lo racional y lo irracional, la amabilidad y la violencia o, si se
quiere, la civilización y la barbarie-, también presenta una oposición entre un
mundo adulto con reglas, leyes y responsabilidades, en el que no sólo se ubica
don Salvador sino también los campesinos que lo enfrentan; y un mundo
infantil que, al usar el lenguaje fuera de los códigos de socialización, consi
gue enunciar una "verdad” de otro modo inaccesible, a saber, que el lugar del
padre no es ocupado por una persona sino por unainstitución, el ferrocarril,
que inviste de poder y autoridad a quienes usan su uniforme.
7Di Benedetto, Antonio. “Enroscado”, en Cuentos Claros, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2004, p. 51.
8Di Benedetto, Antonio.“El juicio de Dios”, en Cuentos Claros, ob.cit., p. 103.
Dossier
Zama
- 2. Ibid., p. 110.
— un —
Adultos que, lejos de conmoverse, escrutan a estos niños con una nitidez
desapasionada. Cuando muere la mulatita, Diego de Zama se acerca al cadá
ver.
191580(
Las víctimas de la
desesperación.
Una aproximación
al mundo de
Antonio Di Benedetto
Alberto Giordano
A Emilia, de nuevo,
porque la emociona que le diga que me alegro la tarde.
A
A *ovido por un afán de justicia que no disimulaba, ni pretendia disimu
lar, su ánimo pendenciero, todavia en 1999 Juan José Saer creia opor
A
BEN tuno concluir el prólogo a la reedición de una de las novelas de
Antonio Di Benedetto reclamando el pago de la "deuda inmensa” que la cultura
argentina mantenia con el autor de Zama!. Aunque razonable, y acaso necesa
rio, si nos solidarizamos con las expectativas de un escritor que mo goza del
mismo reconocimiento institucional que se le concede a otros colegas de menor
valia, el reclamo pierde sentido y fuerza y si nos identificamos, como lectores,
con la impugnación radical del mundo de los valores que realiza la obra de Di
Benedetto, esa obra que nace cada vez de una experiencia extrema dela soledad
y el desamparo, como las auténticas condiciones en las que transcurre, de una
nada a otra, la vida. La discreción, el pudor yla sutileza, esos modos ambiguos
de imponerse sin imponer nada comocierto y verdadero, con los que los críticos
asimilan su potencia creadora, señalan el deseo que recorre esta obra de que se
la lea, más que se la reconozca. de que se la afirme como un ejercicio riesgoso y
solitario de resistencia al trabajo de unificacion y estabilización que se cumple
en nombre de la cultura (sea la argentina, la latinoamericana o la occidental) y
que, si se la apropia, con muy buenas razones e intenciones, la debilita?, Cuando
reclamamos o conseguimos que se aprecien su relevancia, su perfección y su
| Saer,Juan Jose, “Prologo”, Di Benedetto, Antonio,El silenciero, Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 1999.
2Sobre tas inconveniencias de identificar literatura con cultura y sobre el poder reductor de las instituciones cultu
rales, ver Maurice Blanchot: "Los grandes reductores”, en La risa de los dioses, Madrid,Taurus,1971: pp. 59-68.
154
3
. Martín Kohan: “Prólogo”, Di Benedetto, Antonio, Declinación y ángel, Buenos Aires, Editorial Gárgola, 2006.
4
Zama
Dossier
- . Roa Bastos, Augusto, “Reportaje a la tentación de la muerte”, en Los libros 3, 1969;p. 4.
o un un
5. Jankélévitch, Vladimir,“Lo irrevocable”, en Pensar la muerte, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004:
p.35.
6“La muerte propia es, desde luego, inimaginable,y cuantas veces lo intentamos podemos observar que continua
mos siendo en ello meros espectadores”, en Freud, Sigmund,“Consideraciones sobre la guerra y la muer
te”, en Obras Completas, Tomo VI, Madrid, Biblioteca Nueva, 1972; p. 21/10.
7Di Benedetto, Antonio,Los suicidas, BuenosAires, Editorial Sudamericana, 1969. pp. 28-29.
156
queel personaje ignora, porque sólo sabe lo que de ningún modo puede creer,
que va a morir en un futuro incierto, lo aprende la narración cada vez que la
muerte aparece como algo que ya está ocurriendo, fuera de todo lugar y de
cualquier tiempo, en el vacio que las palabras abren a veces entre los actos de
alguien y su conciencia. Hay un morir en la obsesión por los ruidos que
“penetran” la intimidad de El silenciero, el latir de una pulsión autodestructi
va que se enmascara en el anhelo de un mundo incorruptible. Hay un morir
que pasa porla risita de dientes entrecerrados, gratuita como la de “un niño
idiota”, en la que se sorprende don Diego de Zama mientras consiente que otro
reconozca como suyoel hijo que tuvo con Emilia, ese hijo de la desolación y
la estupidez. Por la desaprensión de los padres que no pueden resguardarla
vida de sus hijos, porque crecieron como ellos, desamparados (pienso en
Amaya, perdida en sus ensoñaciones románticas, o en el padre de Ángel, que
se dejó perder por una calentura), lo mismo que porla resignación,la feroci
dad o la indiferencia con la que se trenzan en este mundo los triángulos amo
rosos, pasa la muerte, silenciosa, imperceptible, ahuecando los gestos y las
palabras. También pasa, claro, por los que, cansados de vivir, proyectan su
suicidio, aunque disfrazado de una posibilidad al alcance de la desesperación.
Cuando todo parece indicar que la muerte por fin vendrá a poner térmi
no a la prolongada degradación que vive desde que se convirtió en otra victi
ma del abandono (desde la infancia, si atendemos al fantasma del niño rubio,
sucio y desarrapado, que lo acosa durante años y finalmente lo encuentra para
que pueda reconocerse en su desvalimiento), a Zama le parece que todavía espe
ra algo de la vida, aunque no sabe qué otra cosa más que la muerte podriaser,
porque "siempre se espera más”. Se engaña, como tantas veces, y de puro deses
perado, fantasea con el suicidio como si en él pudiera encontrar, después de
todo, la ocasión de convertirse en dueño de sus actos. “Pensé que no puede
gozarse de la muerte, aunquesi de ir a la muerte, como un acto querido, un acto
de la voluntad, de mi voluntad. No esperarla. ya. Acosarla, intimarla.8” Antes de
que Zama se decida a no cumplirlo, este ya es otro proyecto ilusorio y fallido.
Lo que hace misteriosa a la muerte es que siempre está por venir y, aunque
habrá ocurrido ineluctablemente, nunca llega. El que la esperó, esperaba otra
cosa. Y ni siquiera el que tomó los recaudos para morir en un momento elegi
do pudo decir “desaparezco”. En el instante de morir, como en el de dormimos
esta noche, no habremos de estar presentes, y la impersonalidad de eso que nos
ocurre y nos transforma revela a plena luz del día la relación de ajenidad con
nuestro ser en la que se sostiene la existencia. (Dormirse como morir: se entien
de por qué hay quienes perseveran en el insomnio, por la imposibilidad de olvi
darse de si mismos, comosi pudiesen borrar con su vigilia lo inquietante de la
noche cuando no hacen más que evidenciarlo. Qué extraordinaria novela
Dossier
Zama
- 8 Di Benedetto, Antonio, Zama, BuenosAires, Alianza Editorial, 1984; p. 236.
—i un “y
deseo de comprender algo de la historia familiar (¡hay tantos muertos por deci
sión propia colgados de las ramas del árbol genealógico!), el narrador de Los sui
cidas se aproxima a la no-verdad del morir cada vez que se sueña desnudo y no 19158S0(
sabe qué significa esa pesadilla, ni si tiene o habria que buscarle una significa
ción. Lo que entredicen esos sueños a través de la imagen angustiante de la des
nudez, el mensaje secreto que recién podrá escuchar cuando aplace el proyecto
de suprimirse, es que la soledad radical en la que se muere -soledad hasta de si
mismo- es la misma en la que se nace, cada dia, cada vez. Ausente de las refle
xiones y las conversaciones que lo tienen como tema,el sentido de la experien
cia de morir también se expresa con toda su misteriosa claridad en los recuerdos
del romance adolescente que un dia destruyó sin razón, tal vez para que la ima
gen de la nobleza perdida volviese eternamente a cautivarlo con su desaparición.
En la intima impersonalidad de los sueños y los recuerdos, fragmentos de un
mundo desconocido que impregnan de melancolía y lucidez el mundo desapaci
ble o embrutecido en el que hay que vivir, sin que nadie la busque ni la espere,
la muerte se anuncia como una imposibilidad de ser que nos atemoriza y nos
angustia, pero a la que también le debemos el sentimiento precioso de que, por
que notiene sentido, la vida podria recomenzar en cualquier momento.
En el mundo de Di Benedetto la espera y la muerte se anudan inexurica
blemente a través de la obsesión. Toda espera de algo que no va a ocurrir, que
no podria ocurrir (que la vecina de arriba se entregue, que llegueel traslado sal
vador, que desaparezcan por completo los ruidos), está acechada porla intuición
de que la muerte se envuelve en las vivencias de lo absurdo, por eso se convier
te en obsesiva. Privado desde siempre del horizonte de la esperanza, el que espe
ra sin retroceder ante las evidencias de lo imposible, se convierte en una victima
de la obsesión, es decir, en un desesperado. Un “desesperado”, dice el marido de
Amaya, es alguien que “está comido por una furia, pero [que] no la descargará
sobre nadie, porque está furioso con él mismo"!%.Lo dice a propósito de Romano,
2. Blanchot, Maurice, El espacio literario, Buenos Aires, Editorial Paidós, 1992; p. 95.
19Di Benedetto, Antonio, "El cariño de los tontos”, en Mundo animal. El cariño de los tontos, Buenos Aires,
Adriana Hidalgo Editora, 2000; p. 139.
158
! | Ver “Hombre-perro", en Di Benedetto, Antonio, Mundo animal. El cariño de los tontos, ed. cit., pp. 37-42.
Dossier
Zama
- 12 Di Benedetto, Antonio,El silenciero, ed.cit, p. 47.
—i un ww
ya nunca nos dará un respiro”!*), aunque sabe que, cualquiera sea la fuente
exterior de la que provenga, el ruido finalmente se interrumpe: por eso fanta
sea con encontrar un hogar amparado por unsilencio sin fisuras, aunque supo 191550(
ne que sólo existe en el Más Allá: lo que amenaza continuar sin interrupciones,
mientras él no se decida a comenzarla escritura del libro tantas veces aplaza
do, es el trabajo inhumano de las pulsiones autodestructivas que se alimentan
de su agresividad.
En las narraciones de Di Benedetto hay pequeñassecuencias de unaefi
cacia admirable en las que convergen una intensidad sentimental muy alta y
una austeridad sintáctica extrema. El final de Zama o el de Los suicidas, o esta
interpolación que suspende por un instante la tensión crónica que demuele al
silenciero.
13 Zelarayán, Ricardo, “Luchar contra la palabra. Diálogo con Antonio Di Benedetto”, en Antonio Di Benedetto:
Cuentos claros, Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 1999,p. 18.
14Di Benedetto, Antonio,El silenciero, ed. cit., p. 18.
15. Ibid. p. 27.
porque en uno resueneel misterio del otro, la identificación del mundo delos
niños con el de los animales se da a través de una imagen encantadora; por
lo general, bordea lo grotesco. cuando no lo ominoso. El “hijito sucio” de
Zama, que crece entre las gallinas, ya aprendió por puro instinto de supervi
vencia a mimetizarse con la tierra, como hacen algunas “bestias”. A Bertito,
que se obstina en el mutismo y la impasibilidad porque lo atraviesa un dolor
sin nombre, el padre lo ve asustado como "una lauchita”, cuando se esconde
detrás de unos cajones, o como un “cachorro de tigre”, cuando se enrosca bajo
la cama. También está Ánge!, que abre la “boquita de conejo” para reclamar
un saludo que no llega y se trepa a los techos conla agilidad y la inconscien
cia de “una araña”, Ángel. que tiene “un rostro tan tierno y perdido como un
tontito manso”. Por lo mismo que sus rarezas aparecen asociadas a comporta
mientos o gestos animales, porque la presencia de las bestias les revela a los
hombres “lo más esencial, intimo y a la vez desconocido de si"!6, lo incom
prensible de la conducta de los niños se confunde a veces en estas narracio
nes con el empecinamiento absurdo propio de lo que llamamos idiotez.
Cuando no parecen animales ("animalitos” dice el lugar común, para enmas
carar de ternura la perturbación), los niños parecen o son tontos, criaturas
inocentes, temibles, en las que el desesperado no alcanza a reconocerla fami
liaridad con lo que lo obsesiona y por eso, de uno u otro modo,lo precipitan
hacia su perdición.
“Declinación y ángel” es un relato que debe su fama a que alguna vez
sirvió para argumentarla anterioridad del objetivismo de Di Benedetto respec
to del nouveau roman francés!”. Es también una exposición, a través de imá
genes que muestran el sin-sentido que las soporta, de la tragedia en la que se
resuelve el desencuentro del inocente con los desesperados que debían cuidar
lo. (Aunque no siempre estalle, porque algo la desactiva a último momento
-"El juicio de Dios”- o porque el final de la historia queda en suspenso
-“Enroscado”-, la tragedia está presupuesta en la trama de todas las narraciones
de Di Benedetto en las que intervienen niños.) El tontito muere porque parecía
16, Nespolo, Jimena,Ejercicios de pudor. Sujeto y escritura en la narrativa de Antonio Di Benedetto, Buenos Aires,
Adriana Hidalgo Editora, 2004; p. 51.
17Jimena Néspolo, primero, y Martin Kohan,después, se ocuparon de mostrar cómo los términos de esa reivindica
ción desconocieronla singularidad del arte narrativo de Di Benedetto en tanto escritura de imágenes.
Querría añadir algo más, en la dirección abierta porellos. La eficacia de las imágenes “no literarias” —segúnla
declaración del autor—con que está narrado “Declinación y ángel” depende fundamentalmente delas posibi
lidades que tiene la escritura (literaria) de hacer ver y oir lo imperceptible a través de la opacidad y la mudez
delas palabras. ¿Qué cámara podria tomarla “congoja estática” que se instala en un baño mientras conversan
dos mujeres? ¿Qué artefacto, registrar “los chisporroteos que deja en la boca" el “¡No!” que acaba de gritar
una de ellas? Estas imágenes, nacidas tal vez de un deseo de que la narración alcance una potencia equivalen
te a la de algunos experimentos cinematográficos, ni vienen ni van hacia el cine. Comoel “placer sombrio” que
deja en la boca de los suicidas el paso de la muerte, son imágenes irrepresentables, presencias inasibles, que
Dossier
Zama
-
dependen exclusivamente de la transformación radical que la literatura opera en el lenguaje.
i A il
cia del padre, que murió, y por la presencia solicita e ineficaz de la madre (sus
cuidados no ayudan a que las tensiones se atemperen, más bien sirven para que
se mantengan). En Zama, la patemidad del desesperado introduce una diferen
cia, pero ésta no hace más que reforzar la función estructurante del desampa
ro. El letrado fantasea con un hijo porque quiere un padre, alguien que respon
da a su desolación con una mirada de cariño. Ni siquiera cuandoel niño nazca,
la obsesión por la propia orfandad le permitirá que se reconozca de algún
modoen el ejercicio de la función paterna. En el mundo de Di Benedetto no
hay más que hijos sin sostén a los que la presencia de otros hijos, incluso si
son suyos y los aman, sólo puede provocarles mayor desasosiego.
Es la historia de “Enroscado”, la única en la que el espectáculo tristisimo
de la orfandad sin remedio se montaa partir de la ausencia de la madre. La figu
ra del padre de Bertito, desesperado por la pérdida de su mujer y por el dolor, la
impaciencia y la culpa que le provoca el absurdo en el que se extravioel hijo, es
una de las más conmovedoras que imaginó Di Benedetto. Todo, el desencuentro
continuo, el repliegue obstinado de la criatura y las oscilaciones con las que el
padre responde a esa fijeza, está narrado desde una intimidad absoluta con la
experiencia del desamparo que le abre a la escritura posibilidades inauditas. No
hay nombres que puedan ceñir, en su condensación y al mismo tiempo en sus
matices, eso que la narración, discreta, precisa, nos deja suponer más acá de las
palabras: los afectos que pasan por la desesperación de un padre que teme que
su hijo se haya vuelto idiota, un “animalito” como dicen las vecinas, porquele
duele reconocerse en su desconsuelo. No sabriamos cómo expresar la conmoción
que sentimos cuando el padre, que no renuncia a tratar de consolarlo y prote
gerlo, empeora el encierro del hijo por un arrebato de su propia idiotez. En el
laconismo de la última frase se envuelve la promesa del etemo retomo de esa
ambigiedad: “El padre comprende que ahora las cosas serán más dificiles!8.”
19, Zaragoza, Celia, "Antonio Di Benedetto: Los cuentos de mi madre me enseñaron a narrar”, en Crisis 20, 1974,
Dossier
Zama
- Citado por Jimena Néspolo:op. cit; p. 119.
Diario de
un condenado
Para una caracterización
del personaje en Zama!
de Antonio Di Benedetto
Gustavo Lespada
lo Benedetto, Antonio, Zama (1956), Buenos Aires,Altanza, 1990,todas las citas responden a esta edición.
2Tempranamente, NoéJitrik resaltaba la contermporaneidad de la problemática del personaje Diego de Zama("La
nueva promoción”, en Cuadernos de Versión, Mendora. 1959); Juan José Saer a la par que objeta su condi
ción de novela histórica, la ubica junto a la mejor narrativa del existencialismo francés (“Zama”, en El con
cepto de ficción, Buenos Aires.Anel, 1997);Juho Schvartzman, por su parte, caracteriza el pensamiento para
dojal en la novela y la crisis de la racionalidad frente al caos americano (“Las razones de Zama”, en
Microcrítica, BuenosAires. Biblos, 1996).y en el que acaso sea el abordaje criuco más completo sobre este
autor, jimena Néspolo estudia con rigurosidad las relaciones con esta corriente filosófica y literaria en diver
sos textos, en particular en "Influjos existenciales” y “La trilogia camusiana”, en Ejercicios de pudor, Buenos
Aires, Adriana Hidalgo, 2004.
164
3Albert Camus, concluye que el suicidio es lo contrarioa la rebelión, en tanto implica “la aceptación en su límite.
El suicidio es un desconocimiento”. Por el contrario, esa rebelión quijotesca, ese enfrentamiento absurdo
del orgullo humanoes lo heroico para Camus. Una vida apasionada disputa su territorio a la muerte, y logra
una intensa felicidad cada vez que llega a la cima con su carga, aunque sea consciente de lo efimero de su
victoria. Véase El mito de Sisifo (1942), Madrid, Alianza Editorial, 1999.
4 Blanchot, Maurice, “El fin del héroe”, en El diálogo inconcluso (1969), Caracas, Monte Ávila, 1996, pp. 569-583.
. Recordemos, como ejemplo, que la Única vez que Zama empuña la espada es durante un episodio que raya en
el grotesco cuando hiere a unos perros en los suburbios, antes de abordar a la mulata, pp. 70-71.
6
."E io, che riguardai, vidi una 'nsegna / che girando correva tanto ratta, / che d' ogne posa mi parea indegna; / e dietro
le venía sí lunga tratta / di gente, ch'' non averei creduto / che morte tanta n' avesse disfatta./ Poscia chio v' ebbi
alcun riconosciuto, / vidi e conobbi ' ombra di colui / che fece per viltade il gran rifiuto. / Incontanente intesi e
certo fui / che questa era la serca d'i cartivi,/ a Dio spiacenti e a' nemici sui. / Quest sciaurati, che mai non fur
vivi,/ erano ignudi e stimolati molto / da mosconi e da vespe ch'eran ivi./ Elle rigavan lor di sangueil volto, / che,
mischiato di lagrime,a' lor piedi / da fastidiosi vermiera ricolto;” Dante Alighieri,Divina Commedia, Inferno, Canto
Dossier
Zama
-
lll,pp. 52-69, Roma, Biblioteca Económica Newton, 1996, pp. 46-47.
o E] un
marcha Diego de Zama prisionero del Capitán del Rey después de haber delata
do a Vicuña Porto, es decir, condenado por ambos bandos, acribillado por los
mosquitos:
Para las gentes, tan derrotado, repugnante y ruin Vicuña Porto,el ban 1915$0Q
Entonces me esforcé por captar rápidamente algo que habia visto. y temía que
se escapara de mi cabeza sin haberlo precisado. No era algo aún palpable o real.
Era... una ausencia. (p. 150)
7“El agua, ante el bosque,fue siempre una invitación al viaje, que él no hizo hasta no ser mono. sino cadaver de
mono. El agua queria llevárselo y lo llevaba, pero se le enredó entre los palos del muelle decrépito y ahi
estaba él, porirse y no.y ahi estábamos. Ahi estábamos, por irnos y no” (p. 11).
166
página el narrador se homologue con el despojo, esa cáscara inerte que alguna
vez estuvo animada. Aunque no podamos habitar la muerte, aspecto de la exis
tencia que nos está negado, el cadáver nos abisma, nos coloca frente al límite.
Este refuerzo de la imagen se acrecienta con otro microrelato? introdu
cido por Ventura Prieto, acerca de un pez al que las aguas rechazan y debe
consumir sus energías en la conquista de la permanencia. Zama se reconoce
aludido: su espera no tiene fin, su vida es mero sobrevivir vaciado de senti
do. Pero, además, estos microrelatos pueden funcionar como indicios o claves
de lectura: cualquier pasaje o episodio puede ser leido bajo el signo de la con
densacióno la cifra, cualquier fragmento nos remite a la totalidad de la obra.
Zama también se abre, entonces, con un gesto trascendente que la recorre de
punta a punta: nunca se agota en la circunstancia trágica o absurda de su per
sonaje. Zama, la novela, siempre está golpeando en otra parte, diciendo otra
cosa, sobre todo actualizando su ausencia constitutiva, su ser inasible.
8La función analógica y de complementariedad de estos pequeños relatos ha sido estudiada desde la semiótica
como isotopíias narrativas que refuerzan el sentido primordial del texto. Tomo isotopia en el sentido que le
da Umberto Eco (Lector in fábula, Barcelona, Lumen, 1979, pp. 131-144), quien a su vez lo toma de Greimas,
comoel conjunto de categorías semánticas redundantes que favorecen la coherencia y uniformidad de una
historia.
9. Remitimosal ya clásico enunciado de Georges Bataille:""Laprohibición no significaforzosamentela abstención,sino
Zama
Dossier
- la práctica en forma de trasgresión”. El erogismo (1957), BuenosAires, Editorial Sur, 1960,p. 72.
md
aY
-Tengo miedo -decía, y yo también tenía miedo y quise decirselo sin la ver
gúenza de las palabras. Con mi mano busquéla suya y la toméy estaba ardien
te, y eso me hubiera confortado si no se hubiese deslizado en mi la sospecha
de que mi mano derecha tomaba mi mano izquierda, o la izquierda a la dere
cha, no podia saberlo.
No podia saber si habia mujer. no podía saber si dialogaba con alguien. Yo no
sabia, no conseguía saber si todo eso estaba sucediendo o no. (p. 189)
Aquella aparición succiona sus fuerzas a través del beso, ataca sus
defensas: el desorden pletórico del erotismo siempre conmociona las estructu
ras cerradas!, Esa “sensualidad dominadora”lo arrastra al fondo mismo de su
existencia, esa región donde nada hay, nadaes y todo se negaba. El caos que
ella instala no es otro que el que proviene del propio desdoblamiento, de la
toma de conciencia de lo absurdo de su vida: “Elaboramos presente menudo
y, en consecuencia, pasado aborrecible”. La enfermedad se contagia a la escri
tura corroyendo toda certeza, toda sensación de realidad: perdido el lazo con
el referente sólo queda el delirio dando manotazos en el vacio.
Miedo y condena
Pareciera que todo es fugacidad, fracaso, inconsistencia en la vida de
Zama. Él lo sabe, pero achaca sus desórdenes “a potencias interiores irreduc
tibles y a un juego de factores externos inescrutables, invisiblemente monta
dos” en su contra. Se siente atrapado por "el horror del absurdo” pero es inca
paz de reaccionar (p. 179). Se reconoce prisionero de ataduras desconocidas,
Dossier
Zama
- 10Véase Bataille. Georges, ob. cit., p. 104.
i an ww
indios, el que hizo justicia sin emplear la espada. Zama, el que dominó la rebe
lión indigena sin gasto de sangre española, ganó honores del monarca yres
peto de los vencidos. (pp. 20-21)
191580
Y aunque ese “Zama había sido” -y queda afuera del periodo que abarca
la novela-, siente que el peso de ese pasado lo determina, que "Zamael bravio”
le exige a “Zama el menguado” un porvenir más digno que el presente, y es un
niño quien se lo reclama “con su emoción admirativa”. Ahora bien, ¿qué ha suce
dido entre los dos Zamas, cómo "el bravio” devino en “menguado” y de alli el
descenso hasta la mutilación del final? Una primera relativización proviene de
ese registro más cercano al indirecto libre que al de un narrador omnisciente:
A esta altura del duelo, Zama el menguado podía sospechar que Zama el bra
vio quizás no tuvo tanto de aguerrido y temible: un corregidor de espiritu jus
ticiero puede seducir fácilmente la voluntad de esclavos estragados por meses
de represión más que violenta, cruel. (p. 21)
ME algo mayor la causa de mi anegante desazón, ignoro qué, algo asi como una poderosa negación, impercep
tible, aunque superior a cualquier rebeldía, a cualquier aplicación de musfuerzas.(...) ¿Qué era eso tan peor?
¿La destitución, acaso? ¿La pobreza? ¿Alguna afrenta? ¿Tal vez la muerte? ¿Qué, qué era?... Nada, lo ignoro.
Era nada. Nada" (p. 120).
12. Blanchot, Maurice, El espacio literario (1955), Barcelona, Paidós, 1992, pp. 247-248.
Yofui ese corregidor: un hombre de Derecho, un juez, y esas luces, en realidad,
sin ser las de un héroe, no admitian ocultamiento ni desmentidos de su pure
za y altura. Un hombre sin miedo, con una vocación y un poder para terminar,
al menos con los crimenes. Sin miedo. (p. 21, las bastardillas son mias)
13“Algo en mi, en mi interior, anulaba las perspectivas exteriores. Yo veía todo ordenado,posible, realizado o rea
lizable. Sin embargo era comosi yo, yo mismo pudiera generar el fracaso” (p. 120).
14 Bacaille,Georges, ob.cit., p. 144.
15Kafka, Franz, El proceso, Buenos Áires, Losada, 1976, pp. 198-200. Eltexto también fue conocido como el micro
Dossier
Zama
- rrelato “Ante la ley”, publicado en vida de Kafka.
md ==
Comprendi que era yo.el de antes, que no habia nacido de nuevo, cuando pude
hablar con mi propia voz, recuperada. vle dije a través de una sonrisa de padre:
-No has crecido...
A su vez. con irreductible tristeza. él me dijo:
-Tú tampoco.(p. 240)
personaje para el que no pasan los años fuera la imagen de aquella promesa
inicial que ha venido a confrontarlo con su desidia y su traición. La novela se
cierra con esta mirada que contiene un juicio irrevocable: la peor mutilación 191580]
Adriana Mancini
Es dificil vivir
Albert Camus
Los ruidos
La vereda de mi casa marca el limite del recelo: más allá pueden encontrarse
planteadas las condiciones definitivas para una lucha.
Adentro sólo está mi madre y los benignos ruidos domésticos (p. 18)?.
Pero, a medida que el relato avanza, ese “limite del recelo” se desdi
buja y los ruidos del afuera contaminan el “adentro”, obligando al protago
nista y a su familia a itinerar por la ciudad, de casa en casa, de pensión en
pensión, en busca de un techo protector. Por su parte, este personaje sin
La familia
tuve, claro” (p. 33) -dice a quien será su mujer enrareciendo de algún modo
el sentido de sus palabras. Ese padre que el personaje “tuvo” incide en el
afuera y en el adentro espacial que diseña la novela y, en ambos casos, la
presencia del padre ausente tiene relación con el ruido. En el afuera, la
ausencia paterna pareciera querer suplirse con la ley. El personaje, al prin
cipio, antes de entregarse a la locura, busca protección en la ley, pretende
que la ley lo defienda de la violencia a la que lo somete el mundo con sus
ruidos. Busca en el Código civil sus derechos, recurre a la policía en reite
radas ocasiones, consulta a alguno de sus antiguos profesores de abogacía.
etc. Y en el adentro familiar, el padre estaría presente en dos instancias. El 8002
1.,N
10DUDZ
4V
-=—-
piano que el padre solía tocar y lega a su mujer y a su hijo aunque ningu
no sepa música y que acompañaen silencio las comidas en la mesa familiar
-ese piano “que ahora está en el comedor y nunca suena (p. 33)” dice el per 191550(
sonaje- podria leerse como una imagen sinecdótica del padre. El piano per
manece mudoen la casa y cuandocierta vez Nina lo visita y le propone con
frescura tocar el piano aunque sea para hacer un poco de ruido, el persona
je se indigna sustrayéndose del diálogo cordial que habia mantenido hasta
ese instante. En esta escena, el texto avanza proyectándose al futuro de la
relación del personaje con Nina. El silenciero cierra esta escena fugaz del
encuentro -o desencuentro- entre ambos exhalando un “Pobrecita Nina” que
anticipa el padecer de esta mujer durante su matrimonio con él. Asimismo,
la biblioteca que el hijo hereda, zanja la distancia entre la imagen del padre
que El silenciero tuvo y “ahora no”. En este sentido, puede pensarse que si
tanto la ley comoel piano lo abandonan-el silenciero termina en una espe
cie de presidio y el piano, de tanto mudar de pensión en pensión, comienza
a deteriorarse, y entonces queda en casa de un tío, “callado como siempre”
-la figura del padre ahora ausente persiste en las novelas legadas que ocu
pan, también en silencio, la estanteria que respalda su cama y quelo inci
tan a la escritura:
Mientras la media tarde circula sosegada, con su infusión caliente y pastas dul
ces. me duplico: converso de algo con mi madre y en mi laberinto interno está
rotando la nuez del misterio que se hace Besarión. Después no escribo. Me dejo
estar y me disperso. (p. 45)
La piedad
La imagen de la muchacha loca que acuna a una muñeca, que el per
sonaje configura cuando escucha el tarareo de su mujer, se realiza y se expan
de en otras dos imágenesque se sostienen en la relación maternal. El hijo nace
y el relato avanza y las dos imágenes se presentan cuandoel personaje recuer
da con exactitud un diálogo entre él y Besarión en el cual queda claro que
está enloqueciendo. La última intervención en el diálogo es de Besarión “-Su
aventura [con los ruidos] es metafísica... Ud. la teje, sobre todo en la cabeza,
con elementossutiles, a partir de nada” (p. 174)- e, inmediatamente, el silen
ciero prepara un simulacro de atentado en el baño de su casa que se resuelve
en una explosión, que no pasa de ser una explosión contenida en el perime
Dossier
Zama
-
tro del lavamanos.En el ir y venir de los preparativos -fluido, una perilla de
mad a] a]
goma, una mecha,fósforos... -el silenciero dice: “Paso por la cocina. Mi madre
teje. Nina nutre al niño. Subo al cuarto de baño”(p.175). La imagen que resul
ta de su descripción de ese cuadro familiar, queda atrapada, suspendida. en un
tiempo detenido que se recorta sobre el tiempo vertiginoso, alienado del per
sonaje: paso/subo, y puede leerse como la imagen duplicada de “La piedad”.
En efecto, en la escena que al pasar el silenciero fija en su descripción hay
una exaltación de la entrega maternal que se reformula en el devenir tempo
ral, porque cada una de ellas señala a la otra en un tiempo otro. Si recorda
mos que “ofrecer su ser”, “aplacar mediante sacrificios”, “reparar”, “compen
sar una pérdida” son todas acepciones de pio, el verbo latino del que deriva DIUIDZ
108007
1.
.N
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--=
la de su niño?.
Porsu parte, el tejido en las manos de la madredel silenciero es metá
fora y metonimia del personaje; pero también es la tenacidad paciente con
que la madre sostiene resignada al hijo en su progresiva alienación; es, ade
más, el hilo de la trama de esta novela. Y es la súplica final de la madre: El
“¡Si te defendieras!” (p. 184) cuando este silenciero decide callar frente al
dedo acusador de la justicia. Nina cansada para ese entonces ya lo ha aban
donado.
La segunda imagen es correlativa a ésta. El personaje ha completadola
combustión, una explosión alerta a su familia -es decir. deshace la imagen
piadosa- y una llamarada que brota del lavamanos quema su rostro.
Escritura y novela
Las relaciones del personaje con la escritura de su novela, El techo -“Mi
libro sobre el desamparo se llamará 'El techo", dice el personaje- es otra de
las lineas conductoras de la novela. Habria que notar que junto a la determi
nación del personaje de ser escritor está presente otra mujer, que en la nove
la aparece asociada al no menos determinante deseo del personaje de escri
bir para ser amado.
Leila, es una jovencita amiga de Nina de quien el silenciero está ena
morado. Un amor que se desviará hacia el afecto de Nina. O mejor, Leila es
una pasión que protege su existir, precisamente porque se cubre con el amor
socialmente domesticado, bondadoso, solicito que Nina le depara. Pero esta
mujer se esfuma en la novela de Di Benedetto; y su evanescencia coincide con
el abandonode la escritura: “El domingo se está apagando sin Leila. Me des
cuido de Leila, de milibro...” (p. 74).
Hay suficientes señales que marcan la dilación y finalmente el abando
no de la escritura y que, de cierto modo, indican la distancia entre la idea de
escribir y su realización concreta. Y en este punto se podría pensaren el cuen
to “Falta de vocación” de Di Benedetto*. Aquel viejo que de pronto descubre
que puede escribir relatos maravillosos que surgen naturalmente de su imagi
nación. Pero en un momento dado abandona su incipiente tarea de escritor
porque descubre el riesgo que conlleva serlo: "Don Pascual siente comosi una
mano más fuerte, como si su propia mano más fuerte, le hubiera capturado el
corazón y se lo estuviera apretando” (p. 63). El personaje, así como el silen
ciero con sus ruidos, delira, ve visiones, sueña, tiene pesadillas y concluye que
superado “el tormento que es inventar”, la imaginación “trabaja sola y empie
za a soltar monstruos” (p. 66).
La reflexión del viejo de “Falta de vocación”, asustado con la idea de
hacerse escritor, coincide con un comentario del personaje de El silenciero con
respecto a su proyecto de novela:
Me puse a construir párrafos de “El techo” y decidi que habia llegado el tiem
po de escribirlo. Me propuse la tarea para el día, la noche siguiente, el domin
go. el feriado cercano... No
sé. Entretanto dije para mi las primeras frases netas,
y su ajuste a mi esperanza era perfecto. Verdaderamente demoré en darme al
libro y después ya tuve que aplicar la cabeza a la búsqueda de recursos para
azuzar el desalojo por las grietas. (p. 128, destacado mio).
Zama
Dossier
-
4“Falta de vocación” en Cuentos cloros, BuenosAires, Adriana Hidalgo,2004. Las citas corresponden a esta edición.
—i a] us
Como si hubiera escrito un libro” (p. 188). Entonces, en este punto, la novela
de Di Benedetto, El silenciero, se vuelca sobre sí. Por un lado, el personaje.
como Sherezade, con su relato en primera persona y en tiempo presente, al
hacer avanzar la ficción precipita su muerte, o su condenaal buscar el silen
cio absoluto que linda con la Muerte. como señalara Néspolo. En este senti DUIDZ
|04YyY
—
Yo tengo que escribir tal novela para la que va he construido un meollo que
me nació de adentro. porque es mi falla. Entonces lo que a mi mefalla le falla
a la humanidad y vo tengo que corregirla de modo ideal escribiendo una nove
la. (Esta idea resuena a los comentarios de Besarion en la novela)
Ahi está la cosa: el salvador. el creador. el omnipotente a traves de las palabras.
Luego un ser desdichado que tiene que luchar contra la palabra para encontrar
siquiera un rasgo de perfeccionismo, aunque sea un adjetivo. un más aliá. (...
El autor se sabe centro yrepresentación de un universo en el que está incluido...
lo que estoy haciendo es configurar un pasado o un presente o un futuro donde
yo tenga un acto de presencia o pueda hacer tal o cual cosa para asumir otra
vida, ya que mi vida es tan mezquina como esta que tengo y nada mas.
5En El grado cero de la escritura, Buenos Arres, Siglo XXI, 1973, p. 45. traducción de Nicolás Rosa.
180
Dossier
Zama
-
Antonio Di Benedetto.
La fascinación
del cine y la levedad
de su escritura
oi Benedetto.,Antonio, Zama, Buenos Aires, Centro Editor de América latina, 1967.Las citas pertenecen a esta
edición.
182
Dossier
Zama
- 2. Di Benedetto, Antonio, Los suicidas, Buenos Aires, Sudamericana, 1969. Las citas pertenecen a esta edición.
pa co ay
literarias y sonidos. Fue concebido de modo que cada acción pueda ser foto
grafiada o dibujada”.
Por otra parte, lo destacable de este texto es que Di Benedetto lo haya
publicado en Mendoza y en el año 1958. Es increible que la critica no pudie
ra valorarlo y probablemente comprensible que la recepción de tal búsqueda
narrativa haya sido dificil de apreciar en el horizonte cultural y canónico de
esa época. Por “Declinación y angel” y también por El Pentágono, Di
Benedetto fue catalogado por algunos criticos como autor “de literatura expe
rimental”. Juan José Saer, uno de los escritores que tal vez mas ha expresado
su admiración por la obra de Di Benedetto, indignado porla ligereza y la des
calificación de tal apreciación argumentó acertadamente “que para la litera
tura no hay otro modo de continuar existiendo que ser experimental”.
En esa búsqueda, o “experimentación” para algunos, radica la origina
lidad de la obra de Di Benedetto. En este sentido, es en Zama donde alcanza
sus mayores logros. Mucho se ha dicho de esta novela, pero sin temorde rei
terar algunas de las observaciones ya enunciadas, podria señalarse que en su
lectura se advierte la simpleza inquietante de su escritura y del entramado de
lo que se va narrando. Digamos quese siente, se percibe, casi sin alteraciones
el pasaje de lo onírico a lo real, el dejarse ir del personaje narrador, en la
dimensión perturbadora de la espera, hacia una autodestrucción consciente.
De la misma manera se descubre esa forma de pensar, de reflexionar, pausa
da, solitaria y un tanto melancólica, que el protagonista va expresando. Se
observa también una modificación de las convenciones de la novela histórica
tradicional. A la clásica reconstrucción del pasado, Di Benedetto le opone la
imaginación creativa de un momento histórico, una elección del lenguaje
contemporáneo y no la usual búsqueda de un supuesto lenguaje de época. Es
sin peso que flota sobre las cosas como una nube, o mejor, como un pulviscu
lo sutil, o mejor aún, como un campo de impulsos magnéticos.” (p. 27). Aclara,
además”, que la “levedad” para él se asocia con "la precisión y la determina
ción, no con la vaguedad y el abandonoal azar.” El análisis de algunos pasa
jes de la obra de varios autores, entre ellos, Ovidio, Cavalcanti, Cervantes,
Shakespeare, Montale y Jamesle sirven para ilustrar su teoría de un estilo de
la “levedad”. Siguiendo las premisas de ese estilo podria sumarse a esa lista la
obra de Antonio Di Benedetto. En sus novelas Zama,El silenciero, Los suict
das y en sus mejores cuentos -“Aballay”, “El juicio de Dios”, “Caballo en el
salitral", “El puma blanco”, “Los reyunos"”, “Pez"- puede reconocerse como
una constante ese "aligeramiento del lenguaje mediante el cual los significa
dos son canalizados por un tejido verbal como sin peso, hasta adquirir la
misma consistencia enrarecida” (p. 28), como dice Calvino en otra especifica
ción sobre la “levedad”.
Pese a todos estos valores distintivos de su narrativa, la obra de Antonio
Di Benedetto ha permanecido durante muchos años entre el olvido y la incom
prensión. En estos últimos tiempos, el rescate de nuevas lecturascriticas, el
reconocimiento o descubrimiento de la importancia de sus novelas y cuentos
porescritores de distintas generaciones, la reedición de sus libros por editoria
les medianas y pequeñas, la realización de varios filmes sobre su vida y obra
son signos fundamentales de que ha comenzadoa revertirse esa situación.
Volverse mono.
La lengua de
Antonio Di Benedetto
Julio Schuartzman
“HAY UN PERO
El escritor que quiere escribir un cuento infantil se vuelve niño, para cosechar
vivencias y lenguaje.
Lo está adquiriendo y concibe una historia, pero como todavia no ha ido al
colegio no sabe escribir.
IIDIDIDID
|. Entrevista de 1968, en Gúnter VW.Lorenz. Diálogo con Latinoamérica, Barcelona. Pomaire, 1972,p. 132.
190
abrir) nos suscita una inquietud ante lo contrafáctico: un cierto orden de cosas
ha sido alterado y somos parte de esa alteración. Lo mismo con un personaje
de “Felino de Indias”, cuyos servicios de mercenario convoca el mercader
español. Leemos: “un malaespada que contrató en el Birú para su defensa per
sonal”. El Birú nos proyecta de inmediato en la tramade las viejas crónicas de
la conquista. Malaespada se impone por su eficacia: suena familiar y, en efec
to, busca su presencia en la memonia y la encuentra como apellido, asi y en
la variante Malaespada (asociable en paradigma con Malespina). Ya sabemos
antes de que actúe (y esto no es necesariamente un pecado de la fábula) que
el nombrado de ese modo es un charlatán, un miles gloriosus, un inútil. El
hecho de que sea un malaespada subraya la ambigúedad: una condición feme
nina para un sujeto masculino. Y después, no deja de obedecer a cierto fun
cionamiento trópico de la lengua: hacer que un atributo copeel todo. Asi, el
intérprete será en el Rio de la Plata lenguaraz, pero también lengua. En la tau
romaquia, el torero principal es primera espada, y el auxiliar segunda espada.
Andandoel cuento, el personaje, que habia desaparecido de la consideración
del lector, retorna como el espada, nunca mentado por su nombre propio.
Samuel Haigh ponderó: “Nada puede dar al que lo contempla idea más noble
de independencia que un gaucho a caballo”.
Lo contrario es la desolación. Lo transmite magistralmente Sarmiento, 131580(
Dossier
Zama
-
RESEÑAS
Esos Raros,
peinados nuevos
Facundo Ruiz
llas imágenes podrian repetirse: Saussure eligiendo el diccionario, Bajtin,la colección de poemas. etc.
196
2. Cfr Prieto. Martin, “Enciclopedia desairada”, 3 Puntos, a.4,n* 205,31 de mayo de 2001: y Link, Daniel, “Diccionaira”,
Pagina!12, Suplemento Radar Libros, | de abril de 2001.
3 Organizando entradas sólo por autores (Aira).por autores y conceptuales (Cella),por autores (no estrictamentelite
rarios), obras, géneros y artes (Guyón), por autores, obras, publicaciones periódicas, artículos de conjunto (movi
mientos, grupos, Otros) y temas diversos (Ayacucho).
4Alberto Blecua,Ana Fortes, Aurora Egido.Blas Mataroro, Enrique Pupo-Walker, Fernando Lázaro Carreter, Francisco
Rico, IdaVitale,Jorge Edwards, entre muchos otros.
5, Hugo Achugar. Rolena Adorno. RaúlAntelo, António Cándido, Antonio Cornejo Polar,Jaime Concha, Rafael Gutiérrez
Girardot, Mabel Moraña.Adolfo Prieto, Noemi Ulla,Jorge Monteleone, Saúl Sosnowski, Georgina Sabat de Rivers,
Jorge Schwarts, Anibal Jarkowski, entre muchisimos otros.
6 Jorge Dubatti, Daniel Freidemberg, Edgardo Russo, Susana Zanerti, NoéJitrik, Celina Manzoni, Laura Isola,Adriana
Reseñas
Zama
- Amante, Beatriz Colombi. Gonzalo Aguilar,Susana Santos, entre otros.
be sw a]
7Vale la pena sin embargo cotejar el “Prólogo” de F Lázaro Carreter y la “Nota de los editores” para percibir, incluso,
diferencias (internas) en la concepción del diccionario como totalidad u obra exhaustiva.
198
todos sus libros ingresan al espacio literario para, luego de ubicarse en el cen
a mismo
y laliteratura
fuera
del
espacio
hasta
entonces
literario.
Pero
esto
ha
tro (o pasar por él), mostrarse fuera, o mejor, mostrar al centro fuera de si
sido muchas veces dicho: la escritura de Aira funciona como una máquina de
cambiar de lugar, de tema, de nombre, de género, de libro, de editorial, etc.
Sin embargo, el Diccionario... si bien puede funcionar como, repitiendo o
replicando, la escritura de Aira, también le impone su diferencia: una forma
(alfabética) y una materia (vida y obra de escritores latinoamericanos).
En Edward Lear, el ensayo critico menos logrado de su producción,
Aira expone el procedimiento que Lear afina para hacer de sus limericks algo
inimitable (pero repetible): “El limerick es una formafija que admite variacio
nes. Por ser fija admite variaciones, y las variaciones destacan su fijeza. Todas
sus reglas pueden ignorarse.” Y más tarde aclara: “la historia que cuenta[el
limerick] procede del azar de las rimas, es un resultado casual de la alitera
ción y el ritmo, y supone que el autor no ha pensado más que en estos ele
mentos formales, y la historia lo sorprende tanto como a los lectores.8”
Y entonces se hace claro el descubrimiento procedimental que realiza
Aira con la forma-diccionario: la vida y obra de un autor, una vez muerto,
está terminada, ya está hecha y, de alguna forma (biográfica, por ejemplo),
escrita. Es una historia completa: tiene personaje, tiempo, lugar, y una acción
que, paradójicamente, incluye a la escritura. Es una escritura que se incluye a
si misma como vida. Resta simplemente encontrar cómo contarla. ¿De qué
manera se escribe una historia de vida que incluye a la escritura como mane
ra de vivir? Pero la respuesta, ya en el límite de lo absurdo, también está dada
como escritura: una biografía, que si va seguida de muchas otras en una serie
alfabética, compone un diccionario literario de autores (que se vuelven) lite
rarios. Ya sólo resta escribir, simplemente escribir. Y a eso se dedica Aira en
el Diccionario...: darle forma de escritura (de su escritura) a las vidas y obras
de otros escritores. Todo lo cual continúa impersonalizando su manera de
escribir, que busca una forma (siempre impersonal) como el diccionario para
escribirla personalmente. Y, al mismo tiempo, extiende la personalidad (el pro
yecto) de una escritura que persigue continuamente cambiar de nombre.
Finalmente, “la parte del lector” es adivinable: encuentra en un diccio
nario el placer de un libro que colecciona historias de vida y escritura litera
riamente escritas; encuentra en un libro la utilidad y erudición de un diccio
nario que organiza las entradas como un mapaliterario de escritores latinoa
mericanos ya descubiertos y por descubrir.
Reseñas
Zama
- 8Aira, César, Edword Lear, Rosario, Beatriz Viterbo, 2004, pp. 56 y 169-170.
Modelo para armar
Jerónimo Ledesma
TAR
Y
ga it +
E ste no es el primer Homenaje a Ana Mana Barrenechea. Dos publica
£ ciones anteriores, una de 1984, otra de 1987, llevan idéntico titulo. La
OMETENA,
segunda poco se parece a la que ahora reseñamos: un cuaderno blan
co de sólo cien páginas, con cuatro textos críticos (de Jorge Panesi, Beatriz Sarlo.
Mirta Stern y Susana Reisz) y una imagen de la homenajeada -la mejor que exis
te, sin dudas- redactada por Enrique Pezzoni. El cuaderno, editado por el
Ministerio de Educación y Justicia y precedido por un Decreto de ese organismo,
es extensión, en realidad, de un acto oficial: la entrega del premio "Amado
Alonso” a la doctora Barrenechea por su “proficua labor en el campode la ense
ñanza”. El primer Homenaje, en cambio, recuerda mucho al de ahora. como un
pariente mayor, salvo en la calidad del libro. quizás porque es dificil para nues
tra EUdeBA vernácula competir con la Castalia española. Por extensión, diversi
dad y estructura se asemejan. No por imitación inerte sino por honrar a una
misma persona y por inscribirse ambosen la tradición de los homenajes: géne
ro querido por las comunidades académicas, que es. al mismo tiempo, instrumen
to de legitimación de sus prácticas, expresión de reconocimiento de sus figuras
ejemplares y oportunidad de edición de trabajos eruditos y dispersos. Á quien
quiera conocer otros hitos de esta tradición, le bastará visitar el Instituto de
Filologia Hispánica “Amado Alonso” de la UBA yrecorrer los anaqueles donde
descansan los muchos tomos en honor de Roman Jakobson, Menéndez y Pelavo,
Dámaso Alonso, Américo Castro. entre otras personalidades.
Desconozco el contexto particular del primer Homenaje, quién y por
qué dijo “hagámoslo”, pero coincide con el retorno de la democracia en la
Argentina. Esa coyuntura le permitió a Barrenechea reasumir la dirección del
Instituto de Filologia Hispánica “Amado Alonso”, que habia comenzado en
200
lógica apretada. sobre tres terminos que están en la base de cualquier homena
je: la temporalidad, la memoria, la significación. El texto de Nicolás Rosa pinta
un amplio fresco sobre la tarea del traducir, sobre sus dilemas teóricos y desa
fios prácticos: en él los críticos, si no abrazan "el sueño homicida” de la utopia
lingúística, podrán reconocer su propia tarea. Otros trabajos que, separados se
leen como investigaciones particulares, en el marco del libro y unos junto a
otros, se ponen a dialogar entre si y con la propia Barrenechea sobre temas
comunes, incluyendo el homenaje por el que están reunidos. Ejemplos: diser
tando sobre homenajes y centenarios en Cemuda. Melchora Romanos cita un
cáustico pasaje de Borges, aplicable a todo homenaje. que Barrenechea debe
haber leido con complicidad. Y esa cita resuena en las apreciaciones sobreel rito
y las ceremonias que Malvina Salerno hace en su comunicación. Al abordar El
tratado del amor de José Ingenieros, Jorge Panesi discurre sobre la relación de
los intelectuales con el público medio, es decir, su “proyección”, al tiempo que
reflexiona sobre las figuras ejemplares y los modos del magisterio, temas tam
bién presentes en ese descontracturado esbozo de vidas paralelas que compuso
Ana Camblong con Sarmiento y Macedonio Fernández.
Podrian encontrarse otros cruces y resonancias, como la extensa contr
bución de Halperin Donghi, que traza la biografia intelectual de Monseñor
Franchesci, un contemporáneo de su amiga Anita, o el trabajo de Luis Alberto
Romero y Lilia Ana Bertoni, que se ocupan de las “elites argentinas entre dos
siglos” y “concluye en el momento aproximado en que Ána Maria Barrenechea
iniciaba su vida académica” o el raro elogio de José Luis Romero. que refuerza
el espiritu general del Homenaje situando al historiador y su obra como "hito
ejemplar". Pero estas resonancias. no siempre previstas por los autores, eran pre
visibles, pues el homenaje ilustra, como se lee en el prólogo. "hasta qué punto
es único e irrepetible la integración de conocimientos que expresa la obra de
Barrenechea, pues el alcance de su producción cubre. en la actualidad, areas dis
ciplinarias de importante desarrollo autónomo especializado”.
202
Reseñas
Zama
-
Huellas de una
identidad nacional
Isabel Quintana
Rotker, Susana, Bravo pueblo. Poder, utopia y violencia. La nave va, Caracas,
2005.
LIA ravo pueblo reúne diversos ensayos criticos de Susana Rotker (1954
E
¿ 2000) que luego de su muerte fueron compilados por Tomás Eloy
4 Martínez. Aunque la mayoría de ellos constituyen en si mismos una
unidad (algunos fueron concebidos originalmente como conferencias). a lo
largo de estos trabajos puede leerse una misma preocupación intelectual en
torno a los autores y temas analizados: la formación de una identidad venezo
lana en contextos traumáticos o de profunda violencia politica, social e insti
tucional. El libro se compone de tres capitulos que responden a momentos
especificos de la historia venezolana. En el primero,titulado “La fundación lite
raria”, la Historia de la conquista y población de Venezuela (circa1705-1723)
del criollo José Oviedo y Baños constituye el centro de su reflexión. Allí Rotker
observa, en primer lugar, las tensiones política e institucionales en las que se
inscribe dicha crónica, escrita cien años después de los hechos narrados.
Oviedo indaga en lo ya escrito, se inspira fundamentalmente en las Noticias
historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales (1627)
de fray Pedro Simón, con el propósito de hacer emerger en su propia escritura
una diferencia en el orden de la representación simbólica; es decir, si bien sos
tiene su fidelidad a la autoridad de la corona, al mismo tiempo busca afirmar
se como una subjetividad distinta y autónoma a la española creando. asi. una
incipiente "conciencia nacional”. Dicha tensión se expresa discursivamente por
medio de procedimientos retóricos a veces sutiles, confusos y también contra
dictorios que le dan una densidad particular a la Historia. La configuración de
esta versión de la conquista se desarrolla a partir de la conjunción compleja entre
lo real y lo imaginado en donde, de acuerdo con la perspectiva historiográfica de
la época, si bien se procura eliminar de la narración aquellos elementos que
resulten inverosímiles al relato, se realizan, al mismo tiempo, constantes trans
gresiones a la norma -práctica común en las crónicas escritas durante los
siglos XVI. XVII y XVIII Rotker observa cómo tal uso de la lengua por parte
de Oviedo es el resultado de la tensión que surge entre su formación clásica y
su propia realidad en las colonias.
El objetivo final de Oviedo es el de escribir una historia creíble y “ofi
cial” en la que se narre la fundación de los linajes nacionales —enlos que él se
incluirá de alguna manera-, herederos de las mejores prosapias españolas, a los
cuales el imperio debe delegar su poder. Rotker plantea que este afán derei
vindicaciónde lo criollo, propio de la época, convierte a la Historia en un texto
fundador de la tradición literaria venezolana.
Otra dimensión de “La fundación literaria” es la que describe los proce
dimientos utilizados por Oviedo para la configuración de un imaginario espa
cial y temporal sobre lo que más tarde será Venezuela. Al mismo tiempo que
se fundan los linajes criollos se fundan también las ciudades, Caracas entre
ellas. Sin embargo, frente a una geografía dificil de asir y la inestabilidad y
caprichos de los lideres y de sus habitantes, las ciudades se fundan una y otra
vez, a veces en sitios diferentes, cuestión que constituye una cierta extravagan
cia. La tierra es algo que se explota o saquea y el hombre se niega a existir y
formar parte de un lugar determinado. Esta incapacidad de los criollos para
establecerse en un territorio fijo es un rasgo que, según Rotker, constituirá el
temperamento de los venezolanos hasta el presente!. A su vez, la imagen de
Venezuela desde el siglo XVII será la de una entidad abierta e inacabada. De
modo que esta inestabilidad constitutiva de la identidad nacional que enfatiza
Rotker, pone en tensión la voluntad fundadora de Oviedo. Si bien el cronista
intenta imponer un orden a los datos caóticos de la realidad, existe algo en el
orden de la geografia (y de sus habitantes) que conspirará contra tal empresa.
El segundo capitulo, “Emancipación y utopia”, se abre con un trabajo
titulado “Pensamiento innovador: del Iluminismo a las Independencia”, en el
que se redefine el concepto de transculturación. Las prácticas transculturado
ras, dice Rotker, se componen de adaptaciones y negociaciones simbólicas,
dado que el tránsito y tráfico de las ideas entre Europa y América, y entre
España y el resto de Europa, se desarrolla de manera compleja y nunca unidi
reccionalmente. Desde esta perspectiva, Rotker lee las dramatizaciones, posi
ciones y escrituras de Simón Bolívar, Simón Rodriguez y fray Servando Teresa
de Mier, quienes se caracterizan por una vida consagrada a la configuración de
sus propios ideales independentistas en el marco del pensamiento de la
Ilustración proveniente de Europa. En este punto, Rotker reconfigura el mapa
!. En El laberinto de lo soledad (1950) de Octavio Paz (México, FCE, 1994), se postulaba la idea de un trauma inicial en
la conformación del ser mexicano. Por su lado, Rotker plantea que una cierta incapacidad, carencia o impotencia
Zama
Reseñas
- original determinará la idiosincracia venezolana.
N o un
criollos se encuentran atravesadas por la tensión que surge entre los ideales
liberales que sostienen y sus propios prejuicios (raciales, sociales, etc.). syuIsa
2 Halperín Donghi, Tulio, El espejo de la historia. Problemas argentinos y perspectivas latinoamericanos. Buenos Aires.
Sudamericana, 1987, pp. 55-6 (citado por Rotker, 2005, p. 135).
El último capítulo, “La ciudad violenta”, nos coloca frente a una aguda
reflexión en torno a las posibilidades de la escritura frente a la violencia extre
ma de la sociedad venezolana contemporánea. Es decir, cómo narrar el horror
de las ciudades. Si por un lado las crónicas han sido un género de gran culti
vo en América latina y, en especial en Venezuela, que en los años 80 ha servi
do para dar cuenta de cierto malestar en la sociedad, en los 90 tal malestar se
transforma en la experiencia de un trauma. A partir del Caracazo se produce
una crisis en el orden de la representación ya que el miedo se convierte en la
base de la cultura3. La crónica parece no poder configurar una trama signifi
cativa en medio de un estado de guerra civil que ha atomizado la sociedad. La
violencia, que no sólo proviene del ámbito de la delincuencia común sino del
propio Estado, ha convertido a la ciudad en un ámbito de máxima desprotec
ción donde la sospecha, que atraviesa todas las capas sociales (cualquiera
puede ser victima), rige la vida cotidiana. Se apela entonces al testimonio oral
para contar una y otra vez lo que se ha vivido como una experiencia extrema.
Son textos “urgentes” carentes de elaboración simbólica en dondela represen
tatividad politica o el espacio de comprensión y empatia hacia las minorías han
desaparecido. Estos textos conforman una poética de la interpelación que
refuerza el miedo. La pregunta que surge, entonces, plantea Rotker, no es la de
cómonarrar, sino la de cómo vencer el miedo. Resquebrajada la sociedad civil
-sin pactos o lazos solidarios- la escritura de la crónica no encuentra la forma
cómo articular narrativamente dicha experiencia.
En el recorrido de estos trabajos hemos visto el interés de Rotker por
redescubrir las huellas de una cierta sintomatología de la identidad venezola
na. Si las crónicas de Oviedo configuraban la imagen inacabada de Venezuela
en la que el saqueo dela tierra llevaba a la falta de afincamiento de los crio
llos, las crónicas urbanas contemporáneas expresarán, a su vez, su impotencia
-la imposibilidad de intervenir en el orden de la representación simbólica
frente al estado terminal de la sociedad en donde emergen violentamente cier
tas prácticas delictivas. Entre estos dos momentos históricos de la entidad
venezolana -fundación y destrucción- se despliega el tiempo de la lucha por
la independencia, en donde América es el espacio posible para la realización
de los proyectos liberales republicanos. Sin embargo, al no extender dichos
ideales (igualdad y derechos ciudadanos) a toda la población, sugiere Rotker,
el futuro de Venezuela se encontró, asi, dramáticamente afectado.
3.£) 27 de febrero de 1989 ante una situación de extrema escasez de alimentos los habitantes de los barrios pobres de
las sierras bajan a la ciudad para asaltar los supermercados, hecho que generará una situación de inmenso caos
Zama
Reseñas
- y la rmilitarización de la ciudad.
Los relatos de
la maternidad
Martín Kohan
y
a
7%
pan==e-=-Omo todos los buenoslibros de crítica literaria, De donde vienen los
niños contiene también un tratado sobre literatura. Su temaes la
A maternidad: las figuraciones de la maternidad en la literatura y en
—a cultura argentinas. Una vez situada sobre su objeto especifico, Nora
Dominguez encuentra la posibilidad de trazar un recorrido singularmente
amplio a través de la literatura argentina, abarcando un corpus de excepcio
nal extensión. Pero, al mismo tiempo, es la propia literatura, como tal, la que
se vuelve su objeto; la literatura considerada ante todo en los alcances de su
inmanencia, pero luego también llevada hasta los límites de esa inmanencia,
ahi donde la maternidad ya no cabe en la literatura y exige hacer eso que
Nora Dominguez hace: desbordar y leer más alla de la literatura.
Dos percepciones opuestas, pero complementarias, están en la base de
este libro. Una registra una presencia y una plenitud: “El relato de la mater
nidad acompaña, sostiene y atraviesa la cultura argentina”. La otra, por el
contrario, detecta una ausencia: "Arlt tiene razón cuando dice que en la lite
ratura argentina las madres son una ausencia”. La singularidad del objeto de
este libro es entonces participar, a un mismo tiempo, del estar y del no estar;
lo que lo define es “una constante tensión entre la presencia y la ausencia,
entre la centralidad y la exclusión”. Las madres podrian ser así una especie de
carta robada en la literatura argentina: imperceptibles en un principio, resul
tan completamente evidentes una vez que se ha reparado en ellas. Porque, de
hecho, Nora Dominguez empieza por admitir que "las madres en este sistema
literario no constituyen un objeto de representación privilegiado”; pero de
inmediato aplica su lectura a rastrear figuraciones maternas en la narrativa
argentina y un repentino efecto de abundancia se revela y desencadenalas
208
que “los escritores imitan el poder creador de las mujeres”. Es en este punto
donde se vuelve posible pensar la maternidad y la literatura a la vez. y no ya
la aparición de una en otra. Como De donde vienen los niños parte de la nece
sidad de poner en cuestión las ideas socialmente naturalizadas sobre la mater
nidad, desafiando “los imperativos culturales” que fijan y determinan roles
estereotipados, la literatura se ofrece en primera instancia como una aliada
inmejorable para disponerse a la transgresión de las normas: “La violación de
las reglas del discurso literario, la experimentación con sus limites van codo
a codo con la violación de los tabúes sexuales de tal manera que una y otra
se vuelven análogas”. Pero no basta con exaltar en lo literario ese afán de
desobediencia; aplicada a la cuestión de la maternidad, Dominguez detecta
también los limites de esa disposición y percibe. por el contrario, esa atenua
da docilidad que es propia del acatamiento: “Si la literatura, en una de sus
posibles definiciones, es considerada como el espacio de lo social donde la
transgresión de la normaes ley, cuando se cruza con el relato de la matemi
dad parece abandonar su capacidad contestataria”.
Literatura y maternidad, conectadas por la común posesión del secreto
de la creatividad, se ven expuestas por igual a la altemativa de encamarla
ley o de plantearse su ruptura. La literatura opera, respecto de la maternidad,
como lo hace con la propia lengua materna, que es algo asi como su quinta
esencia: la consagra y la violenta, la pone a funcionar y la descompone, se
recluye en ella y se fuga de ella. Pero en cualquier caso no deja de tocar un
límite. Incluso en las inflexiones que se oponen al relato hegemónico, y que
Nora Dominguez atribuye a "la serie de las hijas”, toca un limite y pide ser
excedida. De donde vienen los niños responde a esa necesidad. Es el momen
to en quela lectura decide emigrar de la literatura, aunque lo haga para regre
sar a ella un poco más tarde. Hay un tipo de ruptura sobre el horizonte de la
maternidad que se verifica, no ya en las ficciones narrativas, y ni siquiera en
la politización de las ficciones narrativas, sino en la política misma: en la
210
Reseñas
Zama
-
Diálogo con
el mundo colonial
Carolina Sancholuz
Diaz Quiñones, Arcadio, Sobre los principios. Los intelectuales caribeños yla tra
dición. Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes Editorial, 2006.
E “22 1]nuevo libro de Arcadio Diaz Quiñones, Sobre los principios. Los
E intelectuales caribeños y la tradición, propone un análisis riguroso
$ y profundo de las relaciones de los escritores y pensadores con la
tradición, en el sentido en que ha sido imaginada, usada y construida por un
nutrido grupo de intelectuales, en su mayoria provenientes del Caribe (Pedro
Henríquez Ureña, José Martí, Fernando Ortiz, Ramiro Guerra y Sánchez.
Antonio S. Pedreira, Tomás Blanco) o vinculados a este espacio, como en el
caso de Marcelino Menéndez Pelayo, de quien se analiza especialmente el
lugar que ocupan los escritores de las últimas colonias “españolas” en los
albores del hispanismo moderno.El contexto preciso de las sociedades caribe
ñas, atravesadas por lazos en común como largas experiencias coloniales,
modernidades contradictorias generadas por la coexistencia de la esclavitud y
el capitalismo, sucesivas y masivas emigraciones a las metrópolis europeas y
norteamericanas, entre otros aspectos, le permite a Diaz Quiñones plantear un
doble dilema. Por un lado, en ta] contexto, el sentido de pertenencia a unatra
dición se ve acechado por la amenaza de su constante disolución; porel otro,
ante tal riesgo los intelectuales se ven compelidos a reinventar sus tradicio
nes, a través de constantes revisiones historiográficas y conceptuales llenas de
tensiones subterráneas, repensando asimismo la cuestión de los comienzos.
Edward Said aparece como referencia teórica explicita en la Introducción y a
lo largo de todo el libro, particularmente sus obras Beginnings: Intention Et
Method (1975) y Cultura e imperialismo (1993), como asi también están pre
sentes importantes intelectuales como Hannah Arendt, Theodor Adomo,
Frantz Fanon, Eric Hobsbawm, Ángel Rama, entre otros. Pero el modelo de inter
vención critica que prevalece en la perspectiva de Diaz Quiñones lo constituye
212
Elisa Calabrese
Laera, Alejandra y Kohan, Martin (Comps.), Las brújulas del ertraviado. Para
una lectura integral de Esteban Echeverría, Rosario, Beatriz Viterbo editora,
2006.
Es "> ste libro depara una inicial sorpresa: la de su subtitulo, “Para una
É lectura integral de Esteban Echeverria”, cuya explicación aparece
É en la contratapa, ese espacio paratextual que el apresurado visitan
te de la libreria consulta para saber si va a transformarse en lector del objeto
que ahora tiene en la mano. Alli aparecen estas palabras: “El propósito de este
libro es ofrecer una lectura de todo Echeverría, examinar por completo su obra
integral y los trazos decisivos de su figura de escritor”. El énfasis que subraya
todo nos indica que sus compiladores -Alejandra Laera y Martin Kohan- no
solamente son concientes de lo ambicioso de su proyecto, sino que tampoco
ignoran cuán desusadoresulta, y a contrapelo de las modascríticas, esta aspi
ración a una mirada totalizante.
Proyecto ambicioso, pues, que no excluye la diversidad, el recorte
minucioso ni el enfoque puntual; por el contrario, los hace interactuar en dos
direcciones de lectura a las que denomina “Perspectivas” y “Focalizaciones”.
Bajo el primero de estos rótulos, se reúnen artículos criticos que, atravesando
varios textos con un común denominador genérico, se proponen..."revisar
definitivamente la imagen de autor de Echeverria” (p. 11, el destacado es mio).
Adverbio categórico si los hay, este “definitivamente” señala como meta un
cierre pues, tal como se viene exponiendo a lo largo del prólogo escrito por
los compiladores, la imagen del escritor fundante. simbólica ella misma, que
el canon nos ha legado. padece de una suerte de distorsión constitutiva, pro
movida por el vaivén de tensiones originarias de nuestra cultura, comoes el
caso de lo universal y lo nacional, destiempo que *(...)convierte a la sincronia
universal en urgencia local y hace de la inflexión argentina del romanticismo un
proyecto que, en la misma posibilidad de ser escrito encuentra la imposibilidad
218
atractivo por su mirada situada en otro campo, que vincula con la literatura.
En resumen, un libro en el que se conjugan los aspectos más dispares, SUUISI
Celina Manzoni
DADSat
=
$ uando todavía no se sabia hasta dónde llegaria la barbarie política
A
4 desatada en la Europa del siglo XX y cuando la guerra de España
OS
apenas terminaba el 1 de abril de 1939, nadie parecía poner en duda
aún la capacidad del lenguaje para narrar el horror, ni las socieda
des se sustraian, en la vorágine de una modernidad avasalladora, a la necesi
dad de codificar y transmitir informaciones, una actividad ordenadora que
también sufrió -como se supo después, pero se practicó antes- la violenta dis
torsión que pareció culminar en el inclasificable absurdo clasificatorio de los
campos de concentración.
A pesar de la intensidad de los cambios y la violencia de los giros inte
lectuales y morales que caracterizaron esos años y que se prolongaron en
otros escenarius durante el último fin de siglo y el inicio del actua), ese ade
mán sistematizador siguió constituyendo, aun en medio de la desaparición de
muchos otros, un rasgo recurrente de nuestra cultura: recordemos si no, las
fantasias de algunos cuentos de Jorge Luis Borges tan cercanos a las formas
de un delirio benigno y a clasificaciones tan absurdas comola de la enciclo
pedia china. Será por eso quizá que los diccionarios siguen siendo, como anta
ño, esos libros que, organizados según unestricto orden alfabético, nos expli
can las dicciones de una lengua y quizás sea por eso también que figuren
entre los pocos a los que no les cabe imputación de falacia ("Engaño, fraude
o mentira con que se intenta dañar a otro"). Es probable también que esa con
fianza establezca el tipo de trato, en general de carácter instrumental, que
caracteriza a quienes los consultan, lo que no suponeindiferencia o desafec
to aunque tampoco sean muchos los lectores, que algunos prefieren llamar
usuarios, que se detienen en las páginas que anteceden a las ordenadas
228
| Steiner, George, “El milagro hueco”, en Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhurnano
(1976), Barcelona, Gedisa, 1982.
2Thomas, Hugh, La guerra civil española. Madrid, Ruedo Ibérico, 1967. Edición corregida y aumentada.
230
sedicentes legalistas por cambiar el primer pliego de la obra (la carátula), con
el propósito de difundir la labor académica con “el sello de la nueva España
imperial” y -a confesión de parte, relevo de prueba-sin la lista acostumbrada
de los académicos que la integran. Y ¿quiénes serían esos académicos que no
nombra, los que no figuran en la lista? ¿Estarian entre ellos Antonio
Machado, muerto en Collioure en 1939 después de una lenta huida a pie con
su madre anciana hasta llegar a territorio francés? ¿Tomás Navarro Tomás,
muerto en el exilio en los Estados Unidos en 1979? ¿Niceto Alcalá Zamora,
muerto en el exilio en Buenos Aires en 1949? ¿Ignacio Bolivar, muerto en el
exilio en México en 1944?
Los nombres que el Diccionario no recoge el infausto “Año de la
Victoria” que es el de la derrota, figuran en las listas completas de académi
cos que publica hoy la RAE en su página electrónica, sin recordar siquiera con
una nota al pie que por lo menos a partir de 1939, ninguno de los que nom
bramos antes pudieron ocupar los sillones que tenian reservados en la “casa
solariega de la Corporación”. Detras de la escasa memoria con que la
Academia presenta una información que se supone sistematizada, actualiza
da, confiable y moderna podría encontrarse el falso espiritu de concordia que.
como se ha demostrado largamente, en lugar de conducir a un insensato y a
la vez inútil intento de borrar desgarramientos -indicio siempre de contradic
ciones escondidas pero no resueltas- crea nuevas heridas.
Aunsi la “Advertencia” parece contaminarse del peligro que arrastra la
serie de admoniciones de que está plagada: “hordas revolucionarias”, “pode
res exóticos”, “diabólica saña”, “vesania de los usurpadores”, siempre opues
tas a los seráficos “renacer”, “el alborear de la reconquista”, “la casa solarie
ga”, “el día felicisimo de la liberación total”, "emblemastradicionales” y “titu
lo varias veces secular” en la “nueva España imperial”, en el de nuevo “glo
rioso Año de la Victoria, 1939”, es innegable la eficacia de una articulación
que al abandonar cualquier pretensión o instancia de razón se apoya enla
contundencia y autoridad de una palabra que adquiere su fuerza de la confu
sión y el silencio reflexivo que suelen acompañar a la derrota cuando no se
pretende la inútil negación.
Alejados ya de los sucesos españoles que marcaron entre nosotros a más
de una generación, los meandros de la memoria se entretejen de pronto con
otras historias cercanas, las de la conminación al silencio que en nombre de la
salud encirculaba el Obelisco de la ciudad de BuenosAires, las de la apropia
ción de los niños y la usurpación de los nombres de familia, las de las desapa
riciones forzadas y las tumbas sin nombre, las de las bibliotecas robadas, las de
los libros quemados y las que repetian clichés que apropiándose de la patria y
de la lengua común expulsaban al otro al espacio de la diferencia, a un limbo.
Si bien es posible que nuestras sociedades puedan con el tiempo llegar
Museo
Zama
-
a conocer mejor las circunstancias históricas en que se desarrollaron esos
Ni a) có
quizás por eso mismo, unavisita al museo para restablecer vinculos, para que
no triunfe el silencio.
3. Mallarme, Stéphane. "Le tombeau d'Edgar Poe”, en Pages choisies, Paris. Librairie Hachette, 1954.
232
ACADEMIA ESPAÑOLA
DICCIONARIO
DE LA
LENGUA ESPAÑOLA
Zama
Museo
-
LD a) ps]
ADVERTENCIA
Catalogo
* Instituto de Literatura Hispanoamericana, Buenos Aires, ILH-EUDEBA, 1998.
Libros
Serie Áctas
e Actas de las VII Jornadas de Investigación, edición a cargo de Sylvia Iparraguirre
y Jorge Monteleone. Buenos Aires, ILH-FFyL-UBA, 1993.
e Literatura latinoamericana. Otras miradas, otras lecturas, edición a cargo de Elsa
Noya y Sylvia Iparraguirre. Buenos Aires, ILH-FFyL-UBA, 1994.
e Travesías de la escritura en la literatura hispanoamericana, edición a cargo de
Sylvia Iparraguirre y Elsa Noya. BuenosAires. ILH-FFyL-UBA, 1995.
e Fronteras literarias en América latina, edición a cargo de Sylvia Iparraguirre y
Elsa Noya, Buenos Aires, ILH-Oficina de Publicaciones del CBC, UBA, 1996.
e Atipicos en la literatura latinoamericana, Noé Jitrik (Comp.). Buenos Aires.
ILH-Oficina de Publicaciones del CBC, UBA. 1996.
e Nuevosterritorios de la literatura latinoamericana, edición de la Oficina de
Publicaciones del ILH. Buenos Aires, ILH-Oficina de Publicaciones del CBC,
UBA, 1997.
e Las maravillas de lo real: literatura latinoamericana, Noé Jitrik (Comp.). Buenos
Aires, ILH-FFyL-UBA, 2000.
e Sesgos, cesuras y métodos. Literatura Latinoamericana, Noé Jitrik (Coord.).
Buenos Aires, EUDEBA, 2005.
e Aventuras de la cnítica. Escrituras latinoamericanas en el siglo XXI, Noé Jitrik
(Comp.), Córdoba, Alción, 2007.
e El Despliegue. De pasados y de futuros en la literatura latinoamericana, Noé Jitrik
(Ed.), Buenos Aires, NJ, 2008.
Ensayos
e Piglia. Ricardo (Ed.), Diccionario de la novela de Macedonio Fernández, Buenos
Aires, ILH-FFyL-UBA - FCE, 2000.
* Jitrik, Noé, La selva luminosa: ensayos críticos 1987-1991, BuenosAires, ILH,
FFyL-UBA, 1992.
e Jitrik, Noe. El ejemplo de la familia. Ensayos y trabajos sobre literatura argentina,
Buenos Aires, ILH-FFyL-EUDEBA, 1997.
Serie Homenaje
e Noé, Julio, Escritos de un lector, Pról. de Noé Jitrik, Buenos Aires, ILH-FFyL-UBA, 1993.
Serie de la Vigilia
e La parodia en la literatura latinoamericana, Introducción y coordinación de
Roberto Ferro, BuenosAires, ILH-FFyL-UBA 1993.
e Informes para una Academia: crítica de la ruptura en la literatura latinoamericana,
Coordinación de Gonzalo Aguilar, Buenos Aires, ILH-FFyL-UBA, 1997.
e La novela latinoamericana de entresiglos: 1880-1920, Compilación y prólogo de
Susana Zanetti, Buenos Aires, ILH-FFyL-UBA, 1997.
e Letras y divisas: ensayos sobre literatura y rosismo, Compilación y prólogo de
Cristina Iglesia, Buenos Aires, EUDEBA, 1998.
+ Rubén Dario en "La Nación” de Buenos Aires 1892-1916, Susana Zanetti (Coord.),
BuenosAires, EUDEBA, 2004.
e Iglesia, Cristina, La violencia del azar. Ensayos sobre literatura argentina. Buenos
Aires, FCE, 2003.
e Jitrik, Noé, Historia e imaginaciónliteraria: las posibilidades de un género.
Buenos Aires, Biblos, 1995.
e Jitrik, Noé, Suspender toda certeza: antología de trabajos criticos1959-1993,
Recopilación y prólogo de Gonzalo Aguilar y Gustavo Lespada, Buenos
Aires, Biblos, 1997.
* Jitrik, Noé, Los grados de la escritura, Buenos Aires, Manantial, 2000.
e Jitrik, Noé, Fantasmas semióticos, México, Cátedra Alfonso Reyes de Monterrey y
Fondo de Cultura Económica, 2007.
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e Laera, Alejandra, El tiempo vacio de la ficción. Las novelas argentinas de Eduardo
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e Lespada, Gustavo, Esa promiscua escritura. Estudios sobre Literatura
latinoamericana. Córdoba, Alción, 2002.
+ Manzoni. Celina, El mordisco imaginario: crítica de la critica de Pablo Palacio,
Buenos Aires, Biblos, 1994.
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Último diario, José Martí, Buenos Aires. Biblos, 1995.
e Manzoni, Celina, Un dilema cubano: nacionalismo y vanguardia, La Habana. Casa
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e Manzoni, Celina, (Editora), Roberto Bolaño. La escritura como tauromaquia,
Buenos Aires, Corregidor, 2002.
* Manzoni, Celina. (Editora). La fugitiva contemporaneidad, Buenos Aires.
Corregidor, 2003.
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* Monteleone, Jorge, El relato de riaje, Buenos Aires, El Ateneo, 1998.
+ Monteleone. Jorge y Buarque de Holanda, Heloisa, Puentes/Pontes. Poesia argentina
y brasileña contemporánea. Antologia bilingúe. Buenos Aires. FCE. 2003.
* Néspolo, Jimena. Ejercicios de pudor. Sujeto y escritura en la narrativa de Antonio
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e Noya, Elsa, Leer la patria. Estudios v refleriones sobre escrituras puertorriqueñas.
Córdoba. Alción, 2004.
e Ostrov, Andrea, El género al bies. Cuerpo. género y escritura en cinco narradoras
latinoamericanas, Córdoba, Alción. 2004.
* Rodriguez Pérsico, Adriana, (Editora), Ricardo Piglia: una poética sin lúmires,
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Antonio Cornejo Polar, 2, Universidad de Pittsburgh, 2004.
e Schvartzman. Julio, Microcritica. Lecturas argentinas (cuestiones de detalle),
BuenosAires, Biblos, 1996.
238
Revistas
e sYc: Revista de análisis de discurso y semiótica. Dirección: Noé Jitrik. Buenos
Aires, Números 1-9/10 (ISSN 0328-0217) 1989.
e Abyssinia: Revista de poesía y poética. Dirección: Maria Negroni, Jorge
Monteleone. Buenos Aires, Eudeba, Números 1-2 (ISSN 1514-8025) 1999,
Dirección de Colecciones
e Noé Jitrik, Historia Critica de la Literatura Argentina, Buenos Aires, Emece.
Volúmenes publicados
-"La irrupción de la critica”, volumen X, Buenos Aires, 1999.
Dirección del tomo: Susana Cella.
-"La narración gana la partida”, volumen XI, Buenos Aires, Emecé. 2000.
Dirección del tomo: Elsa Drucaroff.
- "El imperio realista”, volumen VI, Buenos Aires, Emecé, 2002.
Dirección del tomo: María Teresa Gramugplio.
- “La lucha de los lenguajes”, volumen Il, Buenos Aires, Emecé, 2003.
Dirección del tomo: Julio Schvartzman.
- “El oficio se afirma”, volumen IX, Buenos Aires, Emecé, 2004.
Dirección del tomo: Sylvia Saitta
- “La crisis de las formas”, volumen V, Buenos Aires, Emecé, 2006.
Dirección del tomo: Alfredo Rubione.
- “Macedonio”, volumen VIII, Buenos Aires, Emecé, 2007.
Dirección del tomo: Roberto Ferro.
- Beatriz Colombi, La inteligencia americana, Buenos Aires, Corregidor.
- Gonzalo Aguilar, Florencia Garramuño y María Antonieta Pereira (UMG), Vereda
Brasil, Buenos Aires, Corregidor.
Zama
Ni La D
NÓMINA DE AUTORES
futora invitada
Margo Glantz (México, 1930) es una de las más importantes escritoras
e investigadoras de la literatura latinoamericana. Doctorada en La Sorbonne.
Profesora emérita de la UNAM,docente en prestigiosas universidades de todo SN
0DUVZ
1 4Y
=—
Zama
Ny Le un
Normas
editoriales
Carrera, Arturo y Arijón, Teresa, Teoría del cielo, Buenos Aires, Planeta,
1992.
Lamborghini, Leónidas, “El gauchesco como arte bufo”, en Jitrik, Noé
(Dir.),Historia crítica de la literatura argentina, vol. 2: Schvartzman,Julio
(Dir. del volumen), La lucha de los lenguajes, Buenos Aires, Emecé
Editores, 2003, pp. 105-118.
Artículos de revistas:
Lapesa, Rafael, “La originalidad artística de 'La Celestina'””, Romance
Philology, vol. 17, n* 1 (1963), pp. 55-74.
Artículos de periódicos:
Chiaramonte, José Carlos, “La vigencia de la Ilustración”, en adn Cultura,
suplemento cultural del diario La Nación, Buenos Aires, 26 de enero de
2008.
Articulos de Internet:
Delfini, Marcelo Fabián y Valentina Pichetti, “Desigualdad y pobreza en
Argentina en los noventa.” Disponible en:
http :/fredalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/267/26702409.pdf
(Fecha de consulta: 23 de setiembre de 2007)
En el caso en que sea necesario citar varias veces el mismo texto, puede
indicarse al final de la primera cita la siguiente frase: Todas las citas per
tenecen a esta edición.
Ej: Paz, Octavio, El signo y el garabato, México, Joaquin Mortiz, 1973.
Todas las citas pertenecen a esta edición.
Y en el cuerpo del artículo citar a partir de la próxima cita sólo el núme
ro de página entre paréntesis.
Ej: “Desde hace más de cien añosla literatura japonesa no deja de fasci
narnos” (p. 89).
co . En el caso en que vuelva a citarse la obra, la referencia debe decir: ob. cit.
En el caso en el cual se cite ademásel título, debe decir: ed. cit. En el caso
en que deba repetirse la cita, debe decir: Jbíd.
e] . Puede incluirse bibliografia, sólo si es estrictamente necesario, ya que no
es obligatorio, siguiendo las pautas antedichas.
a . Los textos deben ser enviados como archivo electrónico (en el formato
Word para Windows) a nombre del director Noé Jitrik, a esta dirección:
ilhOfilo.uba.ar
— — . Una vez quelos articulos y las notas enviadas a la revista, sean recomen
dados por el Comité de Redacción para integrar un número de la revista
Zama, serán sometidos anónimamente al referato de especialistas en la
materia, nombrados por el Comité de Redacción. Podrán ser aceptados en
su totalidad, aceptados parcialmente con pedido de correcciones o recha
Zama zados. Ningún miembro de la revista Zama mantendrá correspondencia
Ny de —Á
vez acordados. Las reseñas deben tener título y en una nota al pie la cita
completa del libro reseñado. eN
13. Los articulos y notas aceptados para su publicación deberán ser acompa
ñados por una breve referencia bio-bibliográfica de los autores, que en la
8007
1-
medida de lo posible no exceda los 500 caracteres con espacios.
14. La revista Zama se reserva el derecho a editar el texto enviado de acuer
do con sus normas editoriales, toda vez que alguna de ellas no se cumpla.
Se recomienda ser exhaustivos con todos los datos bibliográficos que pue
dan ser de utilidad para el lector.
15. El envio de trabajos a la revista Zama implica !2 aceptación de todas estas
normas.
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