Que Es El Suelo
Que Es El Suelo
Que Es El Suelo
El suelo en perspectiva
El hombre depende del suelo y, en cierto modo, los suelos buenos dependen del hombre y del uso
que hace de ellos. Los suelos constituyen el medio natural en que las plantas crecen. El hombre
goza y usa de estas plantas tanto por su belleza como por su capacidad en procurarle fibras y
alimentos para él y para sus animales. Su verdadero nivel de vida está determinado, frecuentemente,
por la calidad de sus suelos y por la clase y calidad de las plantas y animales que crecen sobre ellos.
(Estrada, J. 1965)
¿Qué es el suelo?
El suelo es la porción más superficial de la corteza terrestre, constituida en su mayoría por residuos
de roca provenientes de procesos erosivos y otras alteraciones físicas y químicas, así como de
materia orgánica fruto de la actividad biológica que se desarrolla en la superficie.
El suelo es la porción más visible del planeta, en donde sembramos las cosechas, edificamos
nuestras casas y enterramos a nuestros muertos. Se trata de una superficie sumamente variada y
multiforme, sobre la cual se producen los fenómenos climáticos como la lluvia, el viento, etc.
Es una capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con la
desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el
viento. Las plantas y animales que crecen y mueren dentro y sobre el suelo son descompuestos por
los microorganismos, transformados en materia orgánica y mezclados con el suelo. El suelo está
compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos vegetales y animales, aire y
agua.
De igual manera, el suelo es escenario de complejos procesos químicos y físicos, así como de un
ecosistema subterráneo de pequeños animales y abundantes microorganismos, cuya presencia
impacta directamente en la fertilidad del mismo.
Los suelos permiten que las formaciones vegetales naturales y los cultivos se fijen con sus raíces y
así busquen los nutrientes y la humedad que requieren para vivir.
El hombre obtiene del suelo no sólo la mayor parte de los alimentos, sino también fibras, maderas y
otras materias primas. También los suelos son de importancia vital para los animales, muchos de
éstos obtienen su alimento única y exclusivamente de los suelos. Además; sirven, por la abundancia
de vegetación, para suavizar el clima y favorecer la existencia de corrientes de agua.
El suelo está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos vegetales y
animales, aire y agua.
● Los minerales provienen de la roca madre, que se deshace lentamente. También pueden ser
aportados por el viento y el agua, que los arrastran desde otras zonas erosionadas.
● La materia orgánica es el producto de la descomposición de vegetales y animales muertos.
Puede almacenar gran cantidad de agua y es rica en minerales.
● Los microorganismos o pequeños organismos son de dos tipos: los que despedazan la
materia orgánica (insectos y lombrices) y los que la descomponen liberando los nutrientes
(hongos, bacterias). Viven dentro del suelo y, además de intervenir para que la materia
orgánica sea nuevamente utilizada por las plantas, ayudan a pulverizar las rocas. Lombrices
e insectos forman poros que permiten la aireación, el almacenaje del agua y el crecimiento
de las raíces.
● Agua y aire ocupan los poros, espacios entre las partículas de suelo que se producen por las
irregularidades de su forma y tamaño. La distribución y tamaño de los poros es importante.
Una excesiva cantidad de poros pequeños origina suelos compactos, pesados, húmedos y un
pobre crecimiento de las raíces. Demasiados poros grandes forman suelos sueltos que se
secan rápidamente. Cuando más pequeño es el poro, más difícil es para la planta absorber
agua de él. Los organismos del suelo y las plantas necesitan agua para vivir. Las plantas la
utilizan para mantener sus tejidos, transportar nutrientes y realizar la respiración y
nutrición. El agua del suelo es absorbida por las raíces y utilizada en el proceso de
fotosíntesis. La disolución de minerales y materia orgánica en el agua facilita que sean
captados por las plantas.
Cuando el agua del suelo escasea, se detiene el crecimiento de las plantas, que llegan a marchitarse
y morir. Un exceso de agua desplaza el aire del suelo. Este es importante porque aporta oxígeno
para la respiración de las raíces. Además es la fuente del nitrógeno que transforman las bacterias,
haciéndolo aprovechable por las plantas.
En el suelo se multiplican miles de formas de vida, la mayoría invisibles para nuestros ojos. Una
hectárea de tierra fértil puede contener más de 300 millones de pequeños invertebrados: insectos,
arañas, lombrices y otros animales diminutos. La tierra que cabe en una cuchara puede encerrar un
millón de bacterias, además de cientos de miles de células de levaduras y pequeños hongos.
Todas las sustancias que forman el suelo son importantes por sí mismas, pero lo fundamental es el
equilibrio adecuado entre los diferentes constituyentes.
La materia orgánica y los microorganismos aportan y liberan los nutrientes y unen las partículas
minerales entre sí. De esta manera, crean las condiciones para que las plantas respiren, absorban
agua y nutrientes y desarrollen sus raíces. Lombrices, bacterias y hongos también producen humus,
que es una forma estable de materia orgánica. El humus retiene agua y nutrientes y ayuda a prevenir
la erosión.
En resumen, el manejo sostenible del suelo debe estimular la actividad de los microorganismos,
manteniendo o aportando una cantidad adecuada de materia orgánica.
¿Cómo se forma?
Los suelos se forman por la destrucción de la roca y la acumulación de materiales distintos a lo
largo de los siglos, en un proceso que involucra numerosas variantes físicas, químicas y biológicas,
que da como resultado una disposición en capas bien diferenciadas, como las de un pastel,
observables en los puntos de falla o fractura de la corteza terrestre.
El suelo está integrado por tres capas: suelo o capa superior, subsuelo y roca madre, constituye la
cubierta de la superficie terrestre y se forma por la acción de cuatro factores: la temperatura, el
agua, el viento, los animales y las plantas que viven en y sobre él. Estos factores descomponen las
rocas en partículas muy finas que son las que forman al suelo.
Suelo o capa superior. Contiene los alimentos que la planta necesita. Sin la capa superior o suelo
no podría existir la vida. Es de color más oscuro porque tiene materia orgánica que son hojas, tallos
y raíces descompuestas. Contiene alimentos (nutrimentos para las plantas), pero en una forma que
las plantas no pueden usarlos fácilmente.
La roca madre está debajo del subsuelo, es una capa de piedra de la cual la planta no puede tomar
el alimento (nutrimento), ésta es la que da origen al suelo.
Figura ¿. Esquema de la formación del suelo. Foto: Adaptación de Intagri, 2017
El suelo está compuesto por sustancias sólidas, como minerales de rocas y residuos de plantas y
animales; agua y aire.
Las propiedades físicas del suelo se pueden sentir, oler y/o medir y están relacionadas con la
estructura, textura, color y capacidad para sostener el agua; en otras palabras, de estas propiedades
depende si el suelo es apto para la siembra.
1. El color:
El color del suelo depende de su composición, niveles de minerales y materia orgánica. Por
ejemplo: un suelo oscuro generalmente tiene más materia orgánica; los más rojizos tienen mejor
circulación de aire y agua, mientras que los pálidos pueden significar que tiene poca materia
orgánica y han durado mucho tiempo encharcados.
2. La textura:
La textura está relacionada con la cantidad de partículas de distintos tamaños, como puede ser arena
(2.0-0.05 mm), limo (0.05-0.02 mm) y arcilla (menos de 0.002 mm), en el suelo; la proporción de
estas tres es fundamental para saber si el suelo es viable para la siembra de hortalizas.
3. La estructura:
La estructura es la manera en la que se agrupan las partículas del suelo y los espacios. Una buena
estructura de suelo se distingue por su mezcla de macroporos, por donde circula el agua y el
drenaje; y los microporos, que almacenan el líquido.
El ciclo del agua en el suelo comienza con su llegada a través de precipitaciones o irrigación, el
líquido se drena por el suelo y se evapora. La retención del agua depende de los poros disponibles;
los suelos ideales para siembra tienen una capacidad pareja para que circule el agua y el líquido,
pues el aire en exceso pudre la planta, mientras que una cantidad excesiva de agua puede reducir el
vigor de la planta.
La Materia Orgánica
La materia orgánica libera dióxido de carbono cuando se descompone en el suelo y remplaza una
porción del oxígeno en los poros; el dióxido de carbono se disuelve con el agua y forma un débil
ácido que reacciona con los minerales del suelo para liberar nutrientes que absorbe la planta.
La cantidad de materia orgánica depende de las lluvias, la temperatura del aire y del suelo, las
prácticas culturales, el drenaje y el tipo de planta que esté creciendo.
La descomposición es imprescindible para que la planta pueda tomar los nutrientes de la materia
orgánica, y este proceso puede variar según la humedad, temperatura, tamaño de las partículas del
suelo, la relación de carbón a nitrógeno y la disponibilidad de nitrógeno.
La química de los suelos se define como aquella parte de la ciencia del suelo que estudia la
composición, las propiedades y las reacciones químicas de los suelos.
Los esfuerzos mayores de aplicación de esta parte de la ciencia del suelo han estado dirigidos a
tratar de explicar y/o resolver problemas relacionados con la dinámica de los nutrientes vegetales y
con la fertilidad del suelo.
Esta es la habilidad del suelo para retener iones positivos. Entre mayor sea el CEC, será mayor la
cantidad de potasio, amonio, calcio, magnesio, zinc, cobre, fierro y manganeso. El proceso es
parecido al de un magneto: los polos negativos se repelen, mientras que el polo negativo de uno
atrae el positivo del otro; lo mismo ocurre con la retención de nutrientes en el suelo.
Hay nutrientes de la planta que son cationes, y otros que son aniones. Las partículas del suelo atraen
y retienen iones cargados y se sostienen contra el movimiento del agua a través del perfil del suelo.
2. pH:
El pH mide qué tan ácido o alcalino es un suelo. La escala va de 0 a 14, con un nivel neutro en el 7.
Del 0 al 7 son niveles ácidos, y arriba del 7 son alcalinos. La mayor disponibilidad de nutrientes se
encuentra entre 6.5 y 7.5, y los niveles peligrosos para el desarrollo de la planta se encuentran por
debajo de los 5 y mayores a 8.
3. Fertilidad:
La fertilidad está relacionada con la capacidad del suelo para mantener el suministro de nutrientes
para que se aprovechado por las plantas. Hay dos tipos de nutrientes:
Macronutrientes: deben estar en mayores cantidades en el suelo para que sean aprovechados por la
planta; los principales son: Nitrógeno, fósforo, potasio y magnesio.
Micronutrientes: están en menor cantidad, pero deben estar en el suelo para garantizar el adecuado
crecimiento de la planta. Los principales son: Hierro, manganeso, zinc, boro, cobre, molibdeno,
cloro y azufre.
Tipos de suelo:
● Suelos arenosos: N
o retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos para
la agricultura.
● ienen abundancia de sales calcáreas, son de color blanco, seco y árido, y no son
Suelos calizos: T
buenos para la agricultura.
● Suelos humíferos (tierra negra): T ienen abundante materia orgánica en descomposición, de
color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.
● Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color amarillento y retienen el agua
formando charcos. Si se mezclan con humus pueden ser buenos para cultivar.
● Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el agua y no son
buenos para el cultivo.
● Suelos musgosos o limosos: Contienen agua, arena, limo y arcilla en partes más o menos
iguales. son semipermeables y son suelos óptimos para la agricultura.
Referencias