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El Engañador Engañado

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EL ENGAÑADOR ENGAÑADO

Aurora, Jaime, Jacinto (El falso médico), Ester (la suegra), Ramón (hermano de
Aurora), Anacleta (la pitonisa), vecinos del matrimonio.

(Casa del matrimonio, Tan solo un catre y una mesa)

Aurora: (Con grandes rulos y levantadora) – son las siete de la mañana y


nada que aparece el sinvergüenza de mi marido

Jaime: (Cantando). “Un negro nubarrón se alza en el cielo, ya se avecina


una fuerte tormenta…

Aurora: _Bonitas las horas de llegar.

Jaime: (Alegre) – Ya viene la mujer que yo más quiero, por la que me


desespero, y hasta pierdo la cabeza.”

Aurora: (Tomándolo del cuello) –Ahora si vas a perder la cabeza. Descarado.


No he podido pegar los ojos. Ayer vinieron varios cobradores y se
han llevado lo poco que teníamos de valor: el televisor, el equipo de
sonido, los muebles de la sala, de la alcoba. ¡Sinvergüenza! (lo
zarandea del cuello: él trata de zafar, pero no puede y termina
cayendo al suelo). ¡Párate! No servís, Ni como trapo de piso.
¡Levántate¡

Jaime: (Completamente inmóvil, Adolorido) – Mija no me puedo mover, me


duele todo el cuerpo.

Aurora: (Se arrodilla junto a él) - ¿Qué te pasa? (le mueve partes del cuerpo)
¿te duele aquí?

Jaime: (Angustiado – ¡No siento mis piernas, no me siento del cuello para
abajo!

Aurora: (Cada vez más asustada, Jaimito perdóname, no quería lastimarte


¡Auxilio! ¡Ramón! (aparece un joven desperezándose). Ayúdame
golpee a Jaime y no puede mover el cuerpo. ¡No se puede levantar¡

Ramón: ¿Quieres que llame a la pitonisa que vive al frente? Ella promete
levantar todo, novia, plata… trabajo.

Jaime: (Con voz entrecortada) - No, Traiga al doctor Jacinto… él vive frente
al parque, en la casa de portón negro (Ramón sale lentamente)

Aurora: -¡Rápido! ¿Te duele mucho? (él asiente) Pobrecito… (Le acomoda la
cabeza en una almohada) juiciosito mientras llamo a mi madre (Toma
el teléfono marca el número, y mientras lo hace le da la espalda a
Jaime, que inmediatamente se acomoda. Ella se voltea y él regresa
a su posición inicial) madre, buenos días… ha ocurrido un
accidente… No, yo estoy bien… he golpeado a Jaime y no se puede
parar (Nuevamente se incorpora a rascarse la espalda. Ella se voltea
a verlo y él regresa a su posición inicial). Sí madre, está como
paralitico… ¿De qué te alegras, madre? Necesito que vengas
inmediatamente.

Jaime: -¡No!, tu madre, ¡No!

Aurora: ¿Qué dices mi vida? (él no responde) No madre, hablaba con


Jaime… Entonces te espero (cuelga el teléfono) ¿se te ofrece algo
mi vida?

(Entra el falso doctor)

Jacinto: Impostando una voz grave buenos días señora.

Aurora: (Desesperada se lanza,… Doctor, salve a mi marido, yo lo golpee sin


misericordia, hasta que cayó al suelo y desde ese momento no se ha
podido levantar. Parece que está paralizado.

Jacinto: Cálmese señora, voy a visitar a su marido

Aurora: Querrá decir examinar, doctor

Jacinto: Eso es, gracias. Déjame solo con el paciente. (Ella se resiste hasta
que logra sacarla del cuarto. Se dirige efusivo a Jaime. ¡No hermano,
esta si me la ganó! (ramón escucha tras la puerta). Aquí están sus
cien mil pesos de la apuesta. (Jaime se incorpora y hacer ejercicio) Y
ahora que se debo decir si de medicina, no sé nada.

Jaime: Invéntese lo que sea, pero eso sí, que mi mujer me atienda como un
príncipe.

Jacinto: ¡señora! (Ramón se retira, entra Aurora afanada). Su marido tiene


un cálculo en su cerebro, varias vertebras rotas en de las costillas y
un soplo en el bazo.

Aurora: Doctor, yo esas enfermedades no las conocía

Jacinto: Recuerde usted que el golpe que le dio a su marido produjo una serie
de reacciones, muchas de ellas desconocidas. Por el momento
tenemos que ponerle una venda que le cubra todo el cuerpo.

Jaime: (Disgustado) Eso no habíamos hablado, como cree que me voy a


mover.

Aurora: Si es por el bien de tu salud debemos hacer lo que dice el doctor,


procedamos. (Jacinto saca una gran venda y envuelven a Jaime,
quien se muestra disgustado. Solo la cabeza queda sin cubrir. Lo
colocan sobre el catre)

Jacinto: Señora, debe cuidarlo muy bien y que guarde absoluto reposo.
Vendré más tarde para ver cómo sigue nuestro enfermo. Luego
veremos lo de la cuenta. (Salen, Jaime aprovecha para acomodarse.
Se halla en esta tarea cuando entra Ramón)

Ramón: (Burlón) ¿muy enfermo, cuñadito? ¿Verdad que no se puede


mover… o sí? ¿Dónde le duele? ¿Aquí? (Jaime está furioso, Ramón
lo toca por varias partes hasta que encuentra la billetera llena de
dinero). ¿Y qué es esto? ¡Cuánto billete¡ ¿se ganó la lotería cuñadito,
o se ganó una apuesta? (toma el dinero y se lo guarda)

Jaime: (Imponente) Deje eso donde estaba. Ladrón! ¡Desconsiderado!

Ramón: Yo podré ser un ladrón, pero usted es un farsante. Se todo lo que ha


planeado con su amigo el famoso “medico”. Bueno, abreviemos, si
no me da una contribución le cuento todo a mi hermana. ¿Entendido
cuñado?

Jaime: Jovencito, esto le va a salir caro ¡Aurora!

Ramón: Al que le va salir caro el juego es a usted. Chao cuña, y muchas


gracias por su contribución. (Sale)

Aurora: (Entra) ¿Qué te ocurre? Te ves descompuesto. Ahí viene mi madre,


te pido que la trates con consideración. No quiero peleas entre
ustedes (Entra Ester).

Ester: (Fiscalizando toda la casa) Hija, que es este despropósito, hay


basura por todas partes, ¿verdad Jaime?

Jaime: Buenos días, doña Ester (en voz baja)

Ester: (Hacia el público) Y qué es ese montón de trapos sucios y viejos.


Huele mal hija me tienes desilusionada con tanto reguero y basura.
Bueno, ¿y qué es lo que tiene el enfermo?

Aurora: Madre, lo tomé del cuello y…

Ester: ¿y no lo estrangulaste? (Aurora lo niega ¡Qué lástima! A Jaime no le


creo nada. ¡Vago!

Jaime: Suegrita, del cuello para abajo no siento nada.

Aurora: Si, madre, y el medico ordenó reposo y calma.


Ester: (Burlona) ¡No sientes nada! Veamos (la pellizca con mucha fuerza.
Jaime apenas se contiene). ¿Te dolió? (Jaime niega). Qué raro.
Nunca me falla (con el paraguas, le golpea las piernas). ¿Te dolió?
(Jaime a punto de estallar se contiene y niega). Seguro no fue
suficiente (nuevamente lo golpea) ¿y esto te dolió? (Jaime niega con
voz de ultratumba). Estoy por creer que realmente está tieso y que
no se puede parar. Hija, vaya y me trae un tinto (saliendo, Aurora se
encuentra con Ramón).

Aurora: (En voz baja) Ramón ¿De dónde sacaste eso? (él no quiere decir
nada). Me vas a decir de donde sacaste ese walkman o hablo con
mamá.

Ramón: (Asustado) _Por favor no me eches a los leones. Lo que pasa es que
descubrí el chantaje de Jaime. Él no está enfermo, solo finge y así
fue como se ganó una apuesta que hizo con el “doctor”. Jaime
apostó que podía engañarte. El tal medico es otro farsante y no vino
a examinar a Jaime, sino a pagar la apuesta. Yo le quité el dinero y
me compré este aparato.

Aurora: (Con la furia contenida) – con que esas tenemos. Ah miserable. Pues
le aplicaremos una dosis de su propia medicina. Esto es lo que
vamos hacer… (Al oído le cuenta mientras salen).

Ester: No estas aburrido ¿Tu deporte favorito no es la risa? Veamos que


pasa… (Un plumero le pasa por todo el cuerpo) Así que no puedes
sentir nada, se retuerce conteniendo la risa ¿Te sucede algo? (Jaime
lo niega) se retuerce como si tuviera hambre. Aurora, trae un caldito
para Jaime. Mientras llega tratare de divertirme (Le hace cosquillas.
Él se contiene). Lamento mucho que no sientas nada muchacho.

Aurora: (Trae el tinto y una taza de caldo) pobrecito mi bebé ¿debe tener
mucha hambre, verdad? (asiente y ella ya va a dársela pero
intencionalmente se la derrama encima). Qué bruta soy, menos mal
que no sientes nada (Lo limpia exageradamente). Discúlpame, mi
pollito. Ya mande a traerte una buena medicina. (Golpean
afanadamente la puerta. Ella sale, entra luego con Jacinto).

Jacinto: Vengo aplicarle una inyección que estoy seguro va curar a Jaime.
Por favor déjame solo con él.

Aurora: Ni más faltaba “doctor” (Le quita la inyección) yo le voy aplicar la


inyección

Ester: (Intenta quitársela a Aurora) nada de eso yo soy enfermera (Las dos
forcejean con la inyección sobre el cuerpo de Jaime que esta
aterrado) Que no se aplica ahí (Sobre el brazo y las piernas forcejean
hasta que se la entierran en una pierna, Jaime grita) Ves ya le está
haciendo efecto.
Aurora: -¿Y cuánto es lo que le debemos doctor?

Jacinto: -Por tratarse de un amigo, nada. Y ahora con su permiso me marcho.


(Gesto de partida)

Aurora: (Lo detiene)-Ni más faltaba “doctor” (Entra Ramón con Anacleta y
otros vecinos)

Anacleta: (Completamente cubierta de andrajos) –Buenos días señoras y


señores, soy la bruja Anacleta, que todo levanta a punta de tretas.

Jacinto: -Pues no creo que usted sea capaz de levantar a Jaime, si no lo he


hecho yo con todos mis títulos, que va a poder usted

Anacleta: -Pues aquí donde ustedes me ven, yo levanto lo que me pongan por
delante, cristiano, animal, levanto tullidos…Levante usted el brazo
(Jacinto lo levanta) ¿Se da cuenta? Y usted doctor con esa chucha
no levanta nada (su voz es gangosa, su apariencia deforme. Saca un
montón de frascos y una grabadora) Aquí le traigo remedios para
todos sus males.

Aurora: -Señora, mi hermano todavía se orina en la cama

Anacleta: -¿Tan viejo y todavía con esas mañas?

Ramón: -Es que me da pereza levantarme de la cama

Anacleta: -Le ofrezco estos polvos hechos a base de cucaracha molida tómelos
con jugo de naranja y santo remedio. Ábrame espacio que voy a
trabajar. Yo conozco lo profundo de la selva y conozco los secretos
de las siete yerbas, vistas y oídos damas y caballeros que ante sus
ojos va operar la más asombrosa transformación. Yo con todos mis
poderes, hare levantar a este hombre de su lecho de enfermo. No se
asusten ni tampoco se escandalicen. ¡Silencio! (todos quedan a la
expectativa). ¡Música para el conjuro! (Enciende la grabadora y se
escucha un ritmo de tambores que posteriormente se convertiría en
mapalé. Los vecinos la acompañaran quedamente con las palmas.
Arrodillada en el centro de la escena hará un conjuro).
Lekumi…mimi…neke neke…jala jala (continua, todos a la
expectativa se le van acercando, para ver lo que hace, pero
finalmente ella se levanta vigorosamente. Su voz ha cambiado, ahora
es seductora, despoja de la venda que cubre a Jaime) Primero
recibirás el Néctar del Tres Esquinas en gotas de cristal beber.

Jaime: (Bebiendo) Esto es aguardiente

Anacleta: -No. Es el Néctar del Cristal ¡bueno! (Jaime bebe gustoso


nuevamente). Ahora ¡orines de murciélago! (Los lanza encima de él,
que asqueado se retuerce) vean. Comienza a obrar mi magia.
¿Quieres más Néctar del Blanco? (Jaime asiente gustoso) ¡Bebe! Si
se acaba aquí tengo más (La música aumenta el ritmo y ella baila
alrededor de Jaime) Vista y oído que ahora viene lo mejor (Saca una
plasta) ¡Estiércol de gallina culeca! (Lo lanza encima de Jaime, que
se retuerce) ¡Prodigio! ¿Vieron todos el encantamiento de mis
sortilegios? Y ahora más Néctar del Tapa Roja (Jaime bebe y cada
vez está más ebrio, se mueve y retuerce sin quitarle la vista de
encima mientras ella danza. (El ambiente creado es de fiesta)
¡Alegría! La cura ya está cercana (Lentamente y si dejar de bailar ella
se va despojando de los harapos y debajo de ellos se encuentra una
bella mujer vestida con un traje muy sugestivo, Jaime al ver esto se
entusiasma, y a medida que ella lo invita a bailar, él se incorpora
hasta quedar completamente de pie. ¡Vieron todos, yo levanto lo que
sea, casados, jóvenes y viejos, pobres, ricos, feos y guapos (Jaime
trata de seguirla. Ella va saliendo con los vecinos bailando Jacinto
trata de huir)

Aurora: (Con la ayuda de los demás enlaza a los dos truhanes) –Ahora
queridito (le golpea) quiero tener la certeza de que realmente se va a
necesitar un médico y no olvides

Tomado de atrapado entre dos eternidades


De German Garzón, Aula alegre. Magisterio 1995.

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