El Engañador Engañado
El Engañador Engañado
El Engañador Engañado
Aurora, Jaime, Jacinto (El falso médico), Ester (la suegra), Ramón (hermano de
Aurora), Anacleta (la pitonisa), vecinos del matrimonio.
Aurora: (Se arrodilla junto a él) - ¿Qué te pasa? (le mueve partes del cuerpo)
¿te duele aquí?
Jaime: (Angustiado – ¡No siento mis piernas, no me siento del cuello para
abajo!
Ramón: ¿Quieres que llame a la pitonisa que vive al frente? Ella promete
levantar todo, novia, plata… trabajo.
Jaime: (Con voz entrecortada) - No, Traiga al doctor Jacinto… él vive frente
al parque, en la casa de portón negro (Ramón sale lentamente)
Aurora: -¡Rápido! ¿Te duele mucho? (él asiente) Pobrecito… (Le acomoda la
cabeza en una almohada) juiciosito mientras llamo a mi madre (Toma
el teléfono marca el número, y mientras lo hace le da la espalda a
Jaime, que inmediatamente se acomoda. Ella se voltea y él regresa
a su posición inicial) madre, buenos días… ha ocurrido un
accidente… No, yo estoy bien… he golpeado a Jaime y no se puede
parar (Nuevamente se incorpora a rascarse la espalda. Ella se voltea
a verlo y él regresa a su posición inicial). Sí madre, está como
paralitico… ¿De qué te alegras, madre? Necesito que vengas
inmediatamente.
Jacinto: Eso es, gracias. Déjame solo con el paciente. (Ella se resiste hasta
que logra sacarla del cuarto. Se dirige efusivo a Jaime. ¡No hermano,
esta si me la ganó! (ramón escucha tras la puerta). Aquí están sus
cien mil pesos de la apuesta. (Jaime se incorpora y hacer ejercicio) Y
ahora que se debo decir si de medicina, no sé nada.
Jaime: Invéntese lo que sea, pero eso sí, que mi mujer me atienda como un
príncipe.
Jacinto: Recuerde usted que el golpe que le dio a su marido produjo una serie
de reacciones, muchas de ellas desconocidas. Por el momento
tenemos que ponerle una venda que le cubra todo el cuerpo.
Jacinto: Señora, debe cuidarlo muy bien y que guarde absoluto reposo.
Vendré más tarde para ver cómo sigue nuestro enfermo. Luego
veremos lo de la cuenta. (Salen, Jaime aprovecha para acomodarse.
Se halla en esta tarea cuando entra Ramón)
Aurora: (En voz baja) Ramón ¿De dónde sacaste eso? (él no quiere decir
nada). Me vas a decir de donde sacaste ese walkman o hablo con
mamá.
Ramón: (Asustado) _Por favor no me eches a los leones. Lo que pasa es que
descubrí el chantaje de Jaime. Él no está enfermo, solo finge y así
fue como se ganó una apuesta que hizo con el “doctor”. Jaime
apostó que podía engañarte. El tal medico es otro farsante y no vino
a examinar a Jaime, sino a pagar la apuesta. Yo le quité el dinero y
me compré este aparato.
Aurora: (Con la furia contenida) – con que esas tenemos. Ah miserable. Pues
le aplicaremos una dosis de su propia medicina. Esto es lo que
vamos hacer… (Al oído le cuenta mientras salen).
Aurora: (Trae el tinto y una taza de caldo) pobrecito mi bebé ¿debe tener
mucha hambre, verdad? (asiente y ella ya va a dársela pero
intencionalmente se la derrama encima). Qué bruta soy, menos mal
que no sientes nada (Lo limpia exageradamente). Discúlpame, mi
pollito. Ya mande a traerte una buena medicina. (Golpean
afanadamente la puerta. Ella sale, entra luego con Jacinto).
Jacinto: Vengo aplicarle una inyección que estoy seguro va curar a Jaime.
Por favor déjame solo con él.
Ester: (Intenta quitársela a Aurora) nada de eso yo soy enfermera (Las dos
forcejean con la inyección sobre el cuerpo de Jaime que esta
aterrado) Que no se aplica ahí (Sobre el brazo y las piernas forcejean
hasta que se la entierran en una pierna, Jaime grita) Ves ya le está
haciendo efecto.
Aurora: -¿Y cuánto es lo que le debemos doctor?
Aurora: (Lo detiene)-Ni más faltaba “doctor” (Entra Ramón con Anacleta y
otros vecinos)
Anacleta: -Pues aquí donde ustedes me ven, yo levanto lo que me pongan por
delante, cristiano, animal, levanto tullidos…Levante usted el brazo
(Jacinto lo levanta) ¿Se da cuenta? Y usted doctor con esa chucha
no levanta nada (su voz es gangosa, su apariencia deforme. Saca un
montón de frascos y una grabadora) Aquí le traigo remedios para
todos sus males.
Anacleta: -Le ofrezco estos polvos hechos a base de cucaracha molida tómelos
con jugo de naranja y santo remedio. Ábrame espacio que voy a
trabajar. Yo conozco lo profundo de la selva y conozco los secretos
de las siete yerbas, vistas y oídos damas y caballeros que ante sus
ojos va operar la más asombrosa transformación. Yo con todos mis
poderes, hare levantar a este hombre de su lecho de enfermo. No se
asusten ni tampoco se escandalicen. ¡Silencio! (todos quedan a la
expectativa). ¡Música para el conjuro! (Enciende la grabadora y se
escucha un ritmo de tambores que posteriormente se convertiría en
mapalé. Los vecinos la acompañaran quedamente con las palmas.
Arrodillada en el centro de la escena hará un conjuro).
Lekumi…mimi…neke neke…jala jala (continua, todos a la
expectativa se le van acercando, para ver lo que hace, pero
finalmente ella se levanta vigorosamente. Su voz ha cambiado, ahora
es seductora, despoja de la venda que cubre a Jaime) Primero
recibirás el Néctar del Tres Esquinas en gotas de cristal beber.
Aurora: (Con la ayuda de los demás enlaza a los dos truhanes) –Ahora
queridito (le golpea) quiero tener la certeza de que realmente se va a
necesitar un médico y no olvides