Arboles Filogeneticos y Evolucion Biologica
Arboles Filogeneticos y Evolucion Biologica
Arboles Filogeneticos y Evolucion Biologica
La lógica detrás de los árboles filogenéticos. Cómo construir un árbol a partir de la información
sobre las características presentes o ausentes en un grupo de organismos.
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Introducción
Todos estamos relacionados, y no me refiero solo a nosotros los
humanos, ¡aunque eso es más que cierto! Todos los seres vivos de la
Tierra pueden rastrear su ascendencia a un ancestro común. Cualquier
conjunto más pequeño de especies puede también rastrear su ascendencia
hasta un ancestro común, por lo general mucho más reciente.
Dado que no podemos regresar en el tiempo y ver cómo evolucionaron
las especies, ¿cómo podemos saber de qué manera se relacionan unas con
otras? En este artículo veremos los métodos básicos y la lógica usada
para construir árboles filogenéticos, árboles que representan la historia
evolutiva y las relaciones de un grupo de organismos.
Una vez que te sientas cómodo leyendo un árbol filogenético, puede que
te preguntes: ¿cómo se construye una de estas cosas? En este artículo,
veremos con más detalle cómo se construyen los árboles filogenéticos.
Mandíbulas 0 + + + +
Plumas 0 0 + 0 0
Molleja 0 0 + + 0
Pelo 0 + 0 0 0
Tabla modificada de Taxonomía y filogenia: Figura 4, por Robert Bear
et al., CC BY 4.0
Sin la habilidad de mirar hacia el pasado (lo que sería útil, pero
imposible), ¿cómo sabemos cuáles caracteres son ancestrales y cuáles
derivados?
Mandíbulas 0 + + + +
Plumas 0 0 + 0 0
Molleja 0 0 + + 0
Pelo 0 + 0 0 0
Tabla modificada de Taxonomía y filogenia: Figura 4, por Robert Bear
et al., CC BY 4.0
Ahora, podemos empezar a construir nuestro árbol agrupando los
organismos de acuerdo con sus características derivadas compartidas. Un
buen lugar para empezar es ver qué carácter es compartido por el mayor
número de organismos. En este caso, es la presencia de mandíbulas:
todos los organismos excepto la especie del grupo externo (la lamprea)
tienen mandíbulas. Así que podemos comenzar a dibujar el árbol con el
linaje de la lamprea que se separa del resto de las especies, de forma que
podamos ubicar la aparición de mandíbulas en la rama que lleva a las
especies distintas de la lamprea.
[Espera, ¿cómo supiste que debías poner el águila a la izquierda y el caimán a la derecha?]
¿Qué pasa con los rasgos restantes, las plumas y el pelo? Estos caracteres
son derivados pero no compartidos, ya que se encuentran en una sola
especie. Los caracteres derivados no compartidos no nos ayudan a
construir un árbol, pero los podemos colocar en la ubicación más
probable para ellos. En el caso de las plumas, esta sería en el linaje que
conduce al águila calva (después de separarse del caimán). Para el pelo,
sería en el linaje del antílope, después de su separación del caimán y el
águila.
Imagen basada en Taxonomía y filogenia: Figura 6, de Robert Bear et al., CC BY 4.0
En este ejemplo, puede parecer muy obvio cuál es el mejor árbol y quizá
sea innecesario contar las marcas. Sin embargo, cuando los
investigadores construyen filogenias como parte de su trabajo, con
frecuencia usan un gran número de características, y los patrones de estas
rara vez concuerdan entre ellos al 100\%100%100, percent. Al contrario,
puede haber algunos conflictos en los que un árbol se ajusta mejor al
patrón de un carácter, mientras que otro árbol se ajusta mejor al patrón de
otra característica. En estos casos, el investigador puede usar la
parsimonia para elegir el árbol (la hipótesis) que mejor se ajuste a los
datos.
La revolución darwiniana
Aunque la idea de la evolución tenía precedentes, no fue
hasta 1859, con la aparición de la obra El origen de las
especies del naturalista británico Charles Darwin, que la
idea de la evolución se estableció definitivamente. Darwin
recopiló e interpretó un gran número de observaciones y
experimentos de muy diversas disciplinas de investigación
y los presentó como un argumento irrefutable en favor del
hecho de la evolución. Pero Darwin suministró además un
mecanismo para explicar las adaptaciones complejas y
características de los seres vivos: la selección natural.
¿Qué significó la teoría de la evolución y de la selección
natural en el contexto de la biología del siglo XIX? En
1802 el teólogo W. Paley publica la obra Teología natural,
en donde arguye que el diseño funcional de los
organismos evidenciaba la existencia de un creador
omnisapiente. Según él, el ojo humano, con su delicado
diseño, constituía una prueba concluyente de la existencia
de Dios. Para los naturalistas que querían explicar los
fenómenos biológicos por procesos naturales, explicar la
adaptación, la maravillosa adecuación de los organismos a
su ambiente, constituía el problema fundamental.
El gran reto de Darwin era explicar las complejas
adaptaciones de los organismos vivos, como el
diseño funcional de un ojo, por mecanismos
naturales. La solución de Darwin fue proponer el
mecanismo de la selección natural
El pensamiento poblacional
Charles Darwin
El estudio de la evolución
Los estudios y afirmaciones acerca de la evolución
generalmente se refieren a uno de dos aspectos distintos:
(1) las investigaciones acerca del hecho de la evolución y
(2) las que se refieren al mecanismo de la evolución. Las
primeras abarcan las disciplinas biológicas, tales como la
paleontología, la clasificación, la biología comparada, la
biología de poblaciones,... que muestran de manera
inequívoca el hecho de la evolución. Las segundas, las
afirmaciones acerca del mecanismo de la evolución, son el
objeto principal de estudio de la genética de poblaciones,
y nos informan de los factores, fuerzas o procesos que
producen el cambio evolutivo, es decir, los mecanismos
naturales que causan la descendencia con modificación.
Una analogía cotidiana que ilustra esta distinción es la del
tiempo meteorológico. Las precipitaciones, los vientos, las
gotas frías, los tifones, son las evidencias que constituyen
las afirmaciones de hecho del tiempo atmosférico. Ahora
bien, si queremos explicar el porqué se dan los diferentes
fenómenos meteorológicos, entonces nos tenemos que
introducir en el ámbito de las afirmaciones del proceso o
de los mecanismos meteorológicos. Debemos proponer los
factores, tales como las diferencias de temperatura entre
distintas masas de aire, que producen los fenómenos
meteorológicos.
La evidencia de la evolución
El registro fósil
El tiempo geológico
Los dinosaurios
Órganos vestigiales
El sistema linneano
Filogenia molecular
El movimiento creacionista
Evolución humana
Las semejanzas morfológicas, bioquímicas, y genéticas
sitúan al ser humano en el orden de los primates de la
clase mamíferos. Dentro de los primates, son el
chimpancé, el gorila y el orangután, sus parientes más
próximos. Los datos de comparación de secuencias
muestran que hay una similitud del 98,5% entre el DNA
humano y el del chimpancé. Esta semejanza es mayor
que la que existe entre el chimpancé y el gorila o el gorila
y nosotros, por lo que el chimpancé y los humanos
compartimos un antecesor común más reciente que
ambos con los gorilas. Esta cercanía, que se ha estimado
en 5M de años, es mucho mayor de lo que se había
inferido sólo con datos morfológicos, y muestra la
capacidad de los datos de DNA para desvelar relaciones
de parentesco. En la evolución humana existen dos
grandes adquisiciones, la marcha bípeda, y el desarrollo
extraordinario del cerebro. El registro fósil nos muestra
que la postura erguida precedió al desarrollo cerebral y
que África es la cuna de la humanidad.
El Australopithecus, de una antigüedad de 1,5-5M de años
es el primer mono antropoide de marcha bípeda. Su
capacidad craneal era similar a la del chimpancé y gorila
actual. El Homo habilis y el Homo erectus son las líneas
que siguen cronológicamente hasta la llegada de nuestra
especie, Homo sapiens, hace 100.000 años.
Filogenia actual del humanos y antropomorfos
modernos que integra los datos moleculares y
morfológicos. H: hombre, C: Chimpancé, G: Gorila,
O: Orangután y G: Gibón.
El futuro de la evolución
Con la aparición del cerebro humano se produce un
hecho singular: el surgimiento de la conciencia
objetiva en la biosfera. Somos chispas de conciencia
en un Universo que hasta nuestra irrupción era ciego
y sordo a su devenir. Por primera vez, y en un
sentido recursivo, el universo se piensa a si mismo
cuando descubrimos su existencia de igual forma
que nosotros nos pensamos y descubrimos con
nuestro cerebro. Esto constituye el momento más
trascendental de toda la evolución. El pensamiento
científico que resulta de la actividad de mentes que
trabajan en colaboración para entender la realidad
física, biológica y mental de nuestro universo nos
conduce a niveles de conciencia superiores. Como
señala Mosterín (2005), nos dirigimos hacia a una
conciencia cósmica, donde se alcanzarán planos
superiores de empatía, alegría y lucidez.