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Medicina Alternativa. Sonia Gorski

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Dossier:

Medicinas y/o terapias


alternativas en Uruguay
Investigación colectiva del Programa de Antropología y Salud
Departamento de Antropología Social-FHCE

Sonnia Romero Gorski


Blanca Emeric
Fabiana Davyt
110 Selene Cheroni
Virginia Rial
Ana Cecilia Rodríguez
Ana Buti
Fabricio Vomero
La diversidad en el
campo de la salud
Sonnia Romero Gorski

Presentación
En esta introducción al dossier reviso en primer lugar concep-
tos teóricos y análisis anteriormente producidos (S. Romero, 111
1993-2003), a propósito de la complejidad y transformaciones
del campo de la salud; el objetivo es avanzar desde allí hacia la
comprensión del auge actual de oferta y demanda de terapias y/
o prácticas medicinales llamadas ‘tradicionales’ y ‘alternativas’,
de curas mágico-religiosas, chamánicas y múltiples técnicas de
sanación y armonización. El tema fue abordado en equipo du-
rante los primeros meses del año 2004, realizando una búsque-
da documental y trabajo de campo, con visitas a instituciones,
entrevistas a diferentes especialistas, con observación y regis-
tro de programas de difusión mediática. Una variedad de trata-
mientos y/o sistemas de atención (desde los tratamientos vincu-
lados a las características new age, a la acupuntura, a sanaciones
de tipo mágico-religiosas) fueron localizados en Montevideo y
en el área este de influencia metropolitana, conocida como Ciu-
dad de la Costa.
Se tomó en consideración también la permanencia de prác-
ticas de ‘medicina popular’, remanentes residuales de conoci-
mientos empíricos y simbólicos en medio rural, contando con
un estudio de caso en Valle Edén, Dpto. de Tacuarembó, a unos
300 kilómetros de la capital.
Un aspecto a destacar es que la diversidad de sistemas y/o terapias no tiene un
vínculo exclusivo con necesidades materiales de la población, sino que en general la
demanda surge como forma de complementar diagnósticos o tratamientos ya aplica-
dos y juzgados como insuficientes. Al mismo tiempo intervienen como prevención,
como sistema de consulta y auxilio inmediato, disponibles en el entorno familiar, ve-
cindario u otros. Se distribuyen grosso modo en dos grandes categorías, según que los
mismos operen en el orden empírico o en el orden simbólico; al primero corresponden
aquellos tratamientos que se proponen actuar sobre el plano físico, el dolor, patologías
y/o descompensaciones psico-físicas. Al segundo corresponden aquellas acciones o
sistemas que trabajan sobre la representación del mal, de la enfermedad y la dolencia,
apelando a la unidad del ser en conexión con un universo circundante ya sea natural,
social, espiritual, o supramundano.
En los tratamientos que trabajan desde el orden simbólico es necesario interrogar
el estatuto de la creencia, como clave de la eficacia simbólica, aunque cierto grado de
creencia, aceptación o convicción siempre cuenta dentro de condiciones de eficacia
objetiva en el orden empírico. Sobre estos tópicos entramos en terreno compartido por
el psicoanálisis y la antropología; la persona y su circunstancia pueden ser manipula-
das con una meta de sanación, según ciertas condiciones culturales.1

Antecedentes
Un antecedente de esta incursión en el estudio de sistemas de atención fuera del
ámbito de la medicina oficial, está en mi contribución a un primer seminario organi-
zado en el Instituto Goethe y en el libro correspondiente sobre, La Medicalización
de la Sociedad, (Instituto Goethe y Ed. Nordan-Comunidad, Montevideo 1993,
reedición 2003).
En aquel seminario, varios especialistas –desde las ciencias médicas a las humani-
dades– habíamos abordado la problemática del título. En mi trabajo –“Transformacio-
nes en el campo de la salud en Uruguay: ¿una revolución cultural?”– había planteado
aspectos que resultaron novedosos: la salud y los procesos de atención/enfermedad no
112 se reducían en la práctica ni en las representaciones a las competencias de un único
sistema médico que trata con autoridad problemas o disfunciones bio-psíquicas de las
personas. Expuse evidencias de que la salud se encuentra en un campo relacional que
se mueve tironeado por tendencias globales y locales, externas e internas al propio
campo, que nuevos agentes de asistencia y/o curación hacen su entrada o simplemente
reaparecen según nuevas condiciones socioculturales del contexto, que nuevas de-
mandas, nuevos posicionamientos y/o cuestionamientos de tipo social y cultural se
enfrentan a la hegemonía médica (o en otras palabras, se discute la exclusividad de la
medicina oficial, académica, con prácticas que se denominan genéricamente, y no
siempre acertadamente, como alternativas).
Al cumplirse los 10 años del seminario y de su publicación, el Instituto Goethe
convocó a un segundo Seminario a fin de profundizar y actualizar temas de la
Medicalización y la Desmedicalización (Montevideo, 1 al 3 de junio 2004). Para res-
ponder a la invitación propuse al equipo de Antropología y Salud hacer una rápida
investigación colectiva sobre el panorama de las Medicinas Alternativas en Uruguay
ya que había sostenido una década atrás que este aspecto era un emergente dentro del
campo de la salud en Uruguay, no sólo porque introducía nuevos agentes sino también

1. Breve caracterización´étnico-cultural del Uruguay: la mayoría de la población de poco más de 3 millones vive en
ciudades, 97% aproximadamente es el índice de alfabetización; la laicidad es obligatoria, es decir no existe religión
oficial y hay libertad de cultos. La base más amplia de la población es tercera o más, generación de descendientes de
inmigrantes europeos; existen unidades ‘etnicas’ o minorías que mantienen relativamente endogamia y tradiciones
propias: afrodescendientes, judíos, armenios, rusos del Cáucaso, entre otros. La población indígena autóctona no
sobrevivió más allá del siglo XIX como unidad étnica, aunque cierto grado de mezcla con otras poblaciones y/o
acriollamiento, permitió la transmisión en estado residual de elementos culturales de origen, algunos de los cuales
integran recetas de la llamada ‘medicina popular’.
porque producía cambios de actitudes y sentidos asociados a las demandas. El desafío,
para la actualización del tema, consistió en contrastar aquel primer trabajo con el con-
texto actual –muy marcado por condiciones socioeconómicas desfavorables–, y ver si
los conceptos, los desarrollos, resistían la prueba del tiempo transcurrido, ver si las
previsiones mantenían vigencia.
En 1993 había abordado el tema desde la observación y verificación de cambios
socioculturales inéditos, vinculados con efectos mundiales de una mayor interacción
de los mercados y de una intensa diversificación cultural, que algunos autores llama-
ron posmodernidad y M. Augé definió como sobremodernidad. Observando los efec-
tos de estas transformaciones sobre el campo de la salud, sostuve entonces que, “La
mayor movilidad de los escenarios, y en su interior, de los actores, roles y funciones,
es una tendencia que toca diferentes instituciones y campos, entre ellos el de la salud;
las reterritorializaciones se producen allí tanto del lado de la cultura informal como en
las ciencias médicas”. (S. Romero, 1993: 126)

Referentes teóricos
El recurrir a la ‘caja de herramientas conceptual’ de P. Bourdieu me había asegurado
que la complejidad del tema ‘salud’ podía caber dentro de categorías y clasificaciones
aclaratorias; el concepto de campo fue a partir de allí una referencia ineludible; el
saber que todo campo es una configuración relacional, dotado de una gravedad especí-
fica, capaz de imponerse a todos los objetos y agentes que penetran en él, pues “todo
campo, como un prisma refracta las fuerzas externas en función de su estructura inter-
na” (Bourdieu y L. Wacquant, 1992, citado en S. Romero, 1993: 127), se unió adecua-
damente con la constatación de que la dinámica social definía transformaciones pro-
fundas en la atención, prevención y representaciones de la salud/la enfermedad. Devino 113
entonces la adaptación del concepto bourdiano, en campo de la salud.
“Es precisamente desde la cultura informal y desde las expectativas individuales (prin-
cipalmente construidas por los medios) que se están impulsando cambios en las re-
glas de juego en el campo de la salud” (...)
“No dudamos en caracterizar esos cambios que estamos observando como una revo-
lución cultural. Es indudable que en su complejidad como hecho social, se entretejen
transformaciones que trascienden no sólo la salud, sino la esfera económica y el
ámbito nacional, ya que quizás nunca antes las sociedades y los individuos hayan
estado tan interrelacionados en empresas y en fenómenos extraterritoriales”. (S. Ro-
mero, op. cit.: 128)
Había observado que los cambios impulsaban transformaciones en los pacientes,
en la sociedad y en las profesiones dentro del campo de la salud. Cambios en las
especializaciones, en las ofertas y las demandas.
Para comprender estos movimientos a nivel de imaginario, representaciones y ac-
titudes que no provenían de un único lugar social o institucional, pero que podían ser
captadas cualitativamente en lo microsocial en situaciones concretas e identificadas
cuantitativamente a lo largo de los períodos, recurrí a otra ‘caja de herramientas’ (G.
Deleuze, 1990, Pourparlers, Les Editions de Minuit, Paris), y allí las categorías de
pensamiento de estado y pensamiento nómade fueron muy apropiadas para pensar y
dar cuenta de los fenómenos referidos. “Pensamiento de estado” aplicado al campo de
la salud para describir mejor el estatuto de la medicina oficial, llamada occidental (o
biomedicina), ya que todo lo que recubre su accionar y su influencia remite a su legi-
timación social oficialmente establecida, a un conocimiento institucionalizado, codifi-
cado/escrito, con formalidades varias, con vigencia ‘universal’.
Con el concepto de “pensamiento nómade” quedaban perfectamente ubicadas y
caracterizados los tratamientos o sistemas ‘médicos’ que evolucionan en un plano in-
formal, sin legitimación oficial y que se comunican socialmente e incluso de un siste-
ma cultural hacia otros, por situaciones de contacto cultural, sistemas de pensamiento
o ethos que se difunden dentro de opciones de estilos de vida que no se atan a un único
territorio (por ejemplo difusión del ideal de retorno a una ‘vida natural’, consumo de
alimentos naturales, tratamientos no invasivos...). En aquél momento (1993) la mayo-
ría de las medicinas tradicionales –que provienen de culturas tradicionales de la India,
China y otros–, ya se habían difundido en el mundo occidental (desde los años 1970),
pero eran poco o nada reconocidas en Uruguay; (esto independientemente de que los
sistemas o tratamientos fueran oficiales en sus culturas de origen, como los casos del
Ayurveda y de la medicina china). La variedad de medicinas o sistemas de atención
comenzaron a difundirse aquí tardíamente avanzados los años 1990; algunos se encon-
traban comprendidos dentro de marcos religiosos (es el caso del umbandismo) y otros
no (tratamientos florales), pero compartían todos la preocupación por el bienestar, por
una salud integral.
Evaluando lo observado hasta aquél momento, había considerado a la existencia
del conjunto de ‘medicinas alternativas’ como parte y/o manifestación destacada de
cambios socioculturales globales, incluyéndolas a su vez como factores de cambio
dentro del propio campo de la salud.

Actualización
Diez años después ¿podemos decir que aquellos análisis mantienen su vigencia, o
dicho de otro modo, las categorías teóricas evocadas resisten una confrontación con
114 datos empíricos actualizados? De forma inmediata, y previa a la respuesta, es necesa-
rio subrayar el interés antropológico que encontramos en los resultados de la indaga-
ción colectiva (y que habrán de proseguirse en futuros desarrollos).
1) Un primer punto parece ineludible: desde la actualidad no encontramos nin-
gún anacronismo en los análisis anteriores. Los conceptos teóricos y los su-
puestos manejados en el primer trabajo (S. Romero, 1993) se revelan ajusta-
dos y se comprueba que prosiguió el avance o la presencia más explícita de las
‘medicinas alternativas’, aunque sea necesario completar y complejizar las
nuevas observaciones.
2) El mayor grado de difusión e institucionalización de terapias alternativas o
de prácticas que pueden ser consideradas dentro de una esfera mágico-reli-
giosa, así como de la homeopatía y la acupuntura ‘normatizadas’ dentro de la
medicina oficial, son fenómenos bastante recientes que indican la necesidad
de apuntar hacia la complejidad intrínseca del sistema de atención y de salud
ya que los agentes que efectivamente atienden en dichas especialidades son
profesionales cada vez más diversificados en sus fuentes de conocimiento
(ref. Bruno Dujardin, 2001; Olivier de Sardan, 2001, Curso Internacional de
Investigación en Sistemas de Salud, Ecole de Santé Publique, Universidad
Libre de Bruselas).
3) Este último enfoque no es excluyente del mantenimiento del concepto de cam-
po de la salud; una demostración de la realidad del ‘efecto de prisma’ al que
refería P. Bourdieu, está claramente expresada en la absorción dentro de la
medicina oficial, y sometimiento a normativas que dictan las autoridades en la
materia, de la acupuntura como práctica médica, autorizada a ser ejercida por
médicos habilitados, (desde el 2001).
4) Consideramos igualmente que es válido mantener la idea de revolución cultu-
ral en el campo de la salud, ya que ahora se puede comprobar que los cambios
que se esbozaban a principios de los 90’ están hoy confirmados y se ubican
naturalmente en el plano representacional, en las actitudes y en las múltiples
posturas que diversifican la composición del campo. Así encontramos una
emergente actitud que centra la interrogación y/o expectativas sanadoras sobre
el propio cuerpo y el estilo de vida (el sujeto en cuestión).
5) Se busca apoyo en tradiciones, concepciones, técnicas y prácticas que vie-
nen desde vertientes culturales diferentes y hasta remotas, de la mano de una
variedad de especialistas los cuales hoy por hoy integran el campo de la sa-
lud, o en terminología más descriptiva, son componentes del ‘sistema de aten-
ción y de salud’ (ref. B. Dujardin, O. De Sardan, idem). La entrada e insta-
lación de estos agentes en dicho sistema se vincula con una demanda social,
motivada en un nuevo ethos en el cual se destaca la actitud de búsqueda y
apertura hacia la diversidad, y no tanto como resultado de un desencanto pun-
tual o rechazo radical hacia el sistema biomédico, tampoco puede atribuírsele
una razón por carencias económicas ya que la mayoría de las nuevas ofer-
tas de tratamientos no son gratuitas. Por el contrario forman parte de un mo-
vimiento cultural global de amplio espectro y que descubre o redescubre an-
tiguas tradiciones que trabajan a partir de la convicción de que existen zo-
nas bio-psíquicas que escapan a las intervenciones de la ciencia positiva, zo-
nas del self donde es posible una manipulación eficaz, sin ser necesariamente
mágica.
6) Podemos evocar a propósito de estos fenómenos conceptos canónicos de la
antropología en su primera época, y que paradójicamente parecen adquirir nuevo 115
sentido dentro de la era de la globalización y/o mundialización. La expansión,
nuevo interés y aceptación de prácticas que se reclaman de tradiciones celtas o
de los indios navajos, entre tantas, se enmarcan dentro de lo que podemos
llamar movimientos de revival o resistencia cultural. Es decir que desde una
cultura alejada, y con argumentos propios de esa tradición lejana, se puede
resistir localmente y defender alternativas a propuestas del mundo contempo-
ráneo: por ejemplo, resistirse a la medicalización de la vida individual y social.
De alguna manera asistimos a un verdadero fenómeno de difusión cultural,
aspecto posible y sustentable con avances tecnológicos y cambios en un estilo
de vida con referentes ‘deslocalizados’. Existen asociaciones y redes virtuales
que difunden conocimientos, principios y técnicas chamánicas, así como se
difunden resultados y se realizan convocatorias a encuentros, seminarios, ta-
lleres, vinculados a los llamados neochamanismos. Casualmente, y como prueba
de lo que estamos sosteniendo, mientras preparábamos este trabajo, el equipo
de Antropología y Salud recibió la visita de un especialista, sanador suizo, que
venía por tercera vez en misión a Uruguay; vino a perfeccionar la formación de
‘su’ comunidad, gente de diferentes edades, ocupaciones y géneros, interesa-
dos en prácticas preventivas, terapéuticas y de crecimiento personal. Nos ha-
bló de la enseñanza de rituales complejos –como la Rueda del Sol de tradición
navajo–, para los que es necesario diferentes niveles de preparación y concen-
tración. Su presentación fue en todos sus términos coincidente con la biblio-
grafía más reciente consultada y que da cuenta de la permanencia y revitalización
de tradiciones amerindias, de pueblos del ártico, celtas y otros. (Ref. Revue
Diogène. Chamanismes .Dirección de Roberte N.Hamayon. Ed. PUF-Quadrige,
311pp. Paris 2003).
Tradiciones de sanación, medicinas alternativas,
curas mágico-religiosas, recetas populares
Proponemos una mirada actualizada, tratando de ordenar los materiales recogidos como
evidencias etnográficas locales, dentro de una complejidad y diversidad creciente.
Grosso modo podemos decir que en el orden empírico encontramos conocimientos
y acciones que tienen por objetivo el plano físico, la dolencia, el dolor. Mientras que
en el orden simbólico se relevan tratamientos y/o rituales que actúan sobre la represen-
tación del mal.
Las diferentes ‘medicinas’ y/o tratamientos son complementarios de diferentes
prácticas de sanación, apelándose a la vez o alternativamente a la medicina oficial, a
sistemas religiosos, a saberes antiguos, a sistemas naturales... que pueden ser clasifi-
cados de acuerdo a su mayor o menor grado de vinculación con uno u otro orden, aún
cuando se entienda que no es posible establecer en todos los casos fronteras excluyentes.2
Así por ejemplo en un consultorio donde se hacen tratamientos de reflexología se
observó que los tratamientos pueden ser calificados como ‘suaves’ o ‘delicados’ ya
que no se incluyen técnicas invasivas ni exigentes con aparatos o instrumentos como
los que se aplican en las sesiones de fisioterapia (sistema médico). Se avanzó sobre
interrogantes en cuanto a una recomposición de nuevos espacios de religiosidad, o
diversificación de la espiritualidad con respecto al cuerpo y su sanación como alterna-
tiva cultural a las tradiciones netamente occidentales, referidas a la biomedicina. (ver
B. Emeric, “Tratamientos alternativos-complementarios en un centro de terapias natu-
rales y estéticas”.)
En las diferentes aproximaciones fue ineludible plantearse la cuestión de la acep-
tación amplia de tratamientos ‘exóticos’; F. Davyt realizó una reseña extensa sobre la
116 variedad de ofertas de reiki, florales, digitopuntura, moxibustión, biodanza –dentro de
un mismo paradigma de prácticas alternativas–, y dice al respecto que las sanaciones
se dan en enfermedades o dolencias que no habían tenido buena resolución a través de
la medicina oficial. Los terapeutas consideran que el éxito de los tratamientos no siem-
pre es tan evidente a nivel físico, pero sí a nivel psíquico y/o emocional, que tienen que
ver con cambios que se producen en la percepción del sí mismo, en una búsqueda de la
dimensión espiritual de la existencia. En cuanto a la oferta de servicios constató, como
en el caso anterior, que los terapeutas no hacen propaganda para difundir sus servicios,
se va creando una comunidad terapeútica en torno al sanador, respaldada por una
‘clientela’. (ver “Vigencia de terapias o tratamientos holísticos complementarios”, F.
Davyt).
Hay casos en que subyace o directamente domina la creencia como clave de resul-
tados positivos. Cuando se observan tratamientos enmarcados en sistemas religiosos,
el vínculo o apelación a la fe de los ‘pacientes’ es explícito. Vemos cómo a pesar de la
diferencia de cultos, se relevan recurrencias sobre posibilidades de tratamientos o cu-
ras desde un sistema de creencias religiosas. En el estudio sobre prácticas ‘sanadoras’
de la Iglesia Universal, S. Cheroni anotó que la enfermedad es vista tanto como conse-
cuencia del pecado que enferma el alma o como una prueba que Dios le pone a las
personas. En las sesiones del culto son muy importantes los ‘relatos de conversión’
que marcan para las personas, y sus dolencias, un Antes y un Después. Observa una
‘eficacia funcional’ en acción ya que en las sesiones de la Iglesia Universal se manejan
respuestas inmediatas, suministrando un nuevo mundo de sentidos, (ver “La Iglesia
Universal, ¿también se ocupa de la salud?”, S. Cheroni).

2. Aún el tratamiento más empírico, como la administración de un medicamento adaptado, un masaje correctivo u
otro, pueden incluir una carga indudablemente simbólica según quien lo recomiende, cómo se lo administre, etc.
En el caso de la religión de Umbanda, la ortodoxia y la práctica de su culto permite
que las personas iniciadas que adquieren jerarquía de ‘pae’ o ‘mae’, es decir personas
de ambos sexos que desarrollaron lo suficiente sus conocimientos y religiosidad como
para manejar una comunidad de adherentes y un lugar propio de culto, pueden desde
allí proponer y practicar consultas o sesiones de tratamiento y cura, convertirse en
guías de vida, tomando en muchos casos el rol de sanadores o personajes complemen-
tarios a la figura del médico. En las entrevistas al ‘pae’ Armando de Ayala (poco antes
de su fallecimiento), este aspecto queda claramente establecido. La religión y sus
oficiantes dan a quienes van en busca de alivio la idea de que existe algo más podero-
so, que da esperanzas. El carácter concreto de la biomedicina quita esa esperanza
cuando los casos son graves. Por medio de la religión (umbanda) el individuo se trans-
forma en parte activa de su propia curación, con ausencia de intermediarios o burocra-
cia médica. Los pacientes sienten que son tratados como personas y se valora su con-
dición de entidad global, con cuerpo, con emociones, problemas, familia, deseos, pro-
yectos de vida. (ver “Sobre ‘paes’, ‘maes’ y curanderas. Las religiones afro-brasileñas
y la salud”, V. Rial).
En la indagación incluimos un estudio sobre la diversidad de tratamientos y/o saberes
que aún se usan y se transmiten en poblaciones del ambiente rural; es una pequeña
muestra de lo que podemos encontrar sobre prácticas de tipo residual, con resabios de
varias tradiciones, incluyendo viejas recetas y conocimientos sobre uso de plantas que
transmitieron los inmigrantes, los primeros pobladores de la campaña, población afri-
cana trasplantada en el período de la trata y las poblaciones autóctonas. A.C. Rodríguez
hizo su investigación de campo en una pequeña localidad del Dpto. de Tacuarembó.
Algunos vecinos, sobre todo las mujeres, mantienen viejas recetas y prácticas, más
que nada preventivas; para algunas dolencias se confía en la capacidad de las
‘bencedoras’, que se distinguen de la categoría más amplia de las ‘curanderas’... el 117
género femenino es el que predomina, aunque se conoce la existencia de hombres que
desempeñan ese rol. (ver “La práctica medicinal en Valle Edén”, Ana Cecilia Rodríguez).
Volviendo la atención al panorama de las nuevas prácticas más establecidas en el
ambiente urbano, nos encontramos con la acupuntura como la técnica más difundida
de la medicina china, llegó para quedarse dentro del ‘sistema de atención y de salud’
porque, como ya dijimos, sólo los profesionales médicos están formalmente habilita-
dos para aplicar este tratamiento. Existen igualmente escuelas o centros de atención
que no están totalmente regidos por la medicina oficial. A. Buti se ocupó de este tema,
consultando documentación disponible a nivel local y entrevistando a profesionales
quienes reconocen que en la medicina tradicional china se imponen otras técnicas que
acompañan de forma global la terapia, como las dietas, el modo de vida, las hierbas y
la gimnasia. El médico chino no sólo aplica la acupuntura sino que aconseja al pacien-
te, el cual rectifica el camino para volver al estado de lo normal, es decir cuando
circula la energía que alimenta el cuerpo y que emana del corazón, órgano más impor-
tante para esta concepción. Para los chinos la psiquis está en el corazón. A nivel del
corazón se almacena esa energía. Si el corazón no está bien o el canal no está bien,
surgen las enfermedades. En Uruguay se recurre (más las mujeres) a la acupuntura
sobre todo para aliviar el dolor, (ver “Medicina tradicional china: testimonio de su
presencia en Uruguay”, A. Buti)
En la variedad de sistemas y situaciones estudiadas es evidente el predominio del
orden simbólico o representacional, en el que los resultados positivos corresponden a
la llamada ‘eficacia simbólica’ (ref. C. Lévi-Strauss, capítulos IX y X, Anthropologie
Structurale, Ed. Plon, Paris1958 y 1974). Sin embargo en los tratamientos médicos
stricto sensu o en los que se aplican conocimientos de orden empírico es igualmente
necesario que el paciente no ofrezca resistencia o rechazo conciente al tratamiento, es
decir que el éxito de un tratamiento se vincula con cierto grado de creencia, aceptación
o convicción; digamos que ésta también compone condiciones de eficacia en el orden
empírico.
Sobre el punto que vincula el pensamiento o sistema individual a un sistema de
cura, en particular de tipo mágico-religioso, son elocuentes los cruces teóricos que
podamos establecer desde el psicoanálisis y la antropología ... Considerando también
ciertas prácticas de sanación, F. Vomero sostiene que su eficacia se basa en que miti-
gan la angustia y asignan sentido, de manera que ciertos agentes de sanación, como
sacerdotes, pastores, curanderos, etc. crean la situación de curaciones exhibiendo la
desaparición de síntomas que pueden provocar en sus pacientes. Aquí la conjunción de
disciplinas, de obras destacadas dentro del psicoanálisis y la antropología, nos ofrecen
un sesgo sugestivo para proseguir investigando sobre ‘curas milagrosas’... (ver “Creencia
y eficacia simbólica: posibles respuestas”, F. Vomero).

Dos tipologías para medicinas y/o terapias encontradas


Primer tipología (se tomó en cuenta la fuente de los conocimientos/saberes)
1. Atención y/o sanación, vinculados con sistemas religiosos
Estas prácticas y/o sistemas, tienen amplia difusión en el medio urbano, en este caso
encontradas en Montevideo y área metropolitana incluyendo la llamada ‘Ciudad de la
Costa’. Tratamientos sin arancel fijo, se aceptan ‘ofrendas’, ‘contribuciones’.
Adhesión: variada, sectores medios y medio-bajos.
Umbanda (religión de origen afro-brasilero)
Iglesias Neo-Pentecostales
118 Católicos carismáticos
Menos frecuentes: tradición sufi, budismo zen, otros.
2. Tratamientos directamente vinculados con Medicinas Tradicionales
Difundidos en medio urbano.
Tratamientos con costo o arancel pre-fijado.
Adhesión: sectores medios, medio-altos.
Acupuntura y Medicina china en general
Ayurveda
Homeopatías
Prácticas chamánicas, neo-chamanismos de diferentes vertientes
3. Terapias o tratamientos holísticos complementarios, vinculados con el movi-
miento llamado new age
Difusión, costos, adhesión: similares a la anterior categoría.
Reiki
Hierbas
Florales
Aromaterapia
Gemoterapia
Reflexología
Digitopuntura
Musicoterapia
Sigue una larga lista
4. Tratamientos y/o conocimientos de tipo tradicional residual; áreas de mayor
difusión en zonas rurales
Prácticas que se rigen por la informalidad, la transmisión oral; hay retribuciones en
especies.
Adhesión: familias, pobladores de localidades rurales.
Medicina popular
Recetas de familia
Recetas populares, incluyen conocimientos de hierbas
Benceduras y simpatías
Segunda tipología (se tomó en cuenta el origen –país, cultura, tradición– y
centros de legitimación)
1. Medicinas y terapias procedentes de Areas culturales no-occidentales, y/o de
Europa pre-cristiana
Acupuntura y medicina china
Neo-chamanismos (tradiciones indios americanos y otros)
La mayoría de las terapias holísticas
Tradiciones celtas
Umbanda
Ayurveda, Zen, tradición sufi
Elementos en común: invocación y trabajo con la energía, con la energía natural y
universal, humores corporales y elementos naturales.
Movimiento cultural genéricamente denominado New Age. Aspectos mágico-simbóli-
cos no generalizados.
2. Medicinas y/o terapias del área cultural occidental y cristiana 119
Medicina oficial o biomedicina, y tratamientos incorporados o bajo su influencia (in-
cluye desde 2001 a la acupuntura como acto médico)
Homeopatía
Medicina popular, de carácter empírico y residual
Tratamientos o instancias de ‘curas divinas’ propuestas por Iglesias pentecostales
y católicos carismáticos (diferentes tradiciones, aunque dentro del cristianismo).
Elementos comunes de las tres últimas: invocación a Dios y los santos, la fe como
factor curativo, aspectos mágico-simbólicos.

Resultados y conclusiones, en el 2004


a) En primer lugar se constató que la medicina oficial convive con una o más tradicio-
nes y /o sistemas, donde se da la confluencia de diferentes vertientes de la inspira-
ción llamada New Age, vigente y en expansión en Europa, USA, Canadá desde la
década de 1970 y que hace unos cinco años adquirió mayor visibilidad en Uruguay.
b) Hay una interpenetración de los mundos y tradiciones. Formas diversificadas de
ver-se y de tratar-se.
c) Revalorización de una farmacopea ‘natural’ y autóctona, de prácticas naturales y
populares.
d) Las mujeres están muy representadas tanto en el rubro oferta de tratamientos (espe-
cializadas en terapias alternativas y otras), como en la demanda de atención y curas.
e) Se observa relativa autonomía de los sujetos dentro de una mayor oferta; campo
auto-regulado, demanda concientemente diversificada. Más información disponi-
ble para los pacientes, menos “charlatanería” de parte de los agentes.
f) Mayor interés desde los profesionales de la salud oficial; ‘aperturas’ desde la
biomedicina y la psicología.
g) Expresiones de solidaridad en la mirada de los nuevos agentes y voluntad de servi-
cio hacia la sociedad, hacia el Otro.
h) ‘Revolución cultural’ que puede ser considerada como saludable, por generar ma-
yor autogestión de los sujetos, o menor dependencia con respecto a una salud
medicalizada. Demandas de sanación que apelan a una realidad psico-somática y
espiritual, que se canalizan hacia vertientes o agencias capacitadas para atender
esa demanda. Ayudan o alivianan al sistema de atención biomédico, haciéndose
cargo de dolencias, algunas difíciles de identificar y absorber dentro de estructuras
masificadas (hospitales, sanatorios del sistema mutual).
i) Interés renovado por la prevención, el auto-cuidado, sobre todo a través del equili-
brio en la alimentación, (se cita el caso de Japón donde la dieta fue clave para
alcanzar el promedio de 90 años de esperanza de vida).
j) Interés y revalorización de recursos y tradiciones locales; asimismo aceptación de
la diversidad sin juzgar de forma estigmatizante, creencias y nuevas concepciones.
k) Formación de grupos o colectivos que se presentan como alternativas de conten-
ción socializada, como alternativas de estilo de vida con promoción de valores no-
consumistas.
Podemos decir que a través de una cierta idea de vida saludable, de visión del ser
humano dentro de una cosmovisión más integral, se perfila un movimiento de resisten-
cia cultural, al cual no son ajenos algunos actores dentro de la esfera de la biomedicina.
Unos y otros –agentes de la/s medicina/s, sanadores, neochamanes, terapeutas–, ape-
lando a diferentes fuentes del conocimiento, vienen a coincidir en la necesidad de una
mirada integral sobre el ser humano, como una nueva actitud científica, responsable,
120 que reconoce la inconveniencia de seguir operando desde dicotomías (cuerpo y alma o
cuerpo y mente/espíritu). La concepción holística ya existía en el canon de diferentes
tradiciones culturales (africanas, celtas, mayas, navajos y otros) y en las llamadas
‘medicinas tradicionales’ (medicina china, india, tibetana, árabe, entre otros).
Por último –y provisoriamente ya que puede considerarse que este es un esfuerzo
de aproximación al tema– las medicinas y tratamientos alternativos como abordajes
responsables, concientemente ofrecidos y demandados, tienden actualmente a la for-
malidad y/o institucionalización (como una constante paradójica, observable en otros
ámbitos, lo informal y alternativo reclama una formalidad). Por esa razón también
algunas de las prácticas aludidas, tienden a constituirse en oportunidades de especiali-
zación profesional fuera de un paradigma médico hegemónico, pero sin caer totalmen-
te dentro de representaciones y/o prácticas mágico-religiosas sino como búsqueda de
mejor calidad de atención y tratamiento.

Referencias
– Seminario sobre la Medicalización y La Desmedicalización; Instituto Goethe de Montevideo,
1 al 3 de junio 2004. Coordinadores J. Portillo y J. Rodríguez Nebot; moderador de deba-
tes, Carlos Amorín. En el seminario: exposición de S. Romero Gorski, Investigación so-
bre Medicinas Alternativas, Programa de Antropología y Salud, FHCE, Montevideo, 2004.
– Indagación antropológica sobre Medicinas y/o Terapias Alternativas en Uruguay. En: PAPE-
LES DE TRABAJO de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación-Univer-
sidad de la República- 2004. Autores: Sonnia Romero Gorski (coord.), Fabiana Davyt,
Blanca Emeric, Selene Cheroni, Virginia Rial, Ana Cecilia Rodríguez, Ana Buti, Fabricio
Vomero, (colaboradores).
En el texto: otras Referencias y Bibliografía citada.

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