Francisco Leal: Quevedo
Francisco Leal: Quevedo
Francisco Leal: Quevedo
Francisco Leal
Quevedo Un médico contador de historias
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nas, surgió luego de un viaje que hizo en 1999 con sus hijos a lación de uno con el sitio. Si uno viaja para volver igual, mejor
ese lugar. “Me dio por escribir un cuento para mi hija (La mari- no viajar”, dice.
posa perfecta). Pero procuro ser equitativo y escribí también un Leal se emociona con el éxito de sus libros, porque apenas en
cuento para mi hijo. Vi que daban para un libro, así que en 2003 diez años como escritor ya aparece en las antologías y monogra-
decidí enviarlo a un premio de Norma-Fundalectura. Con la fías. Pero sobre todo presume de su férrea disciplina: “Escribo tres
sorpresa de que entre 256 participantes, fui el único colombiano horas todos los días, aunque esté de viaje”. Y por eso, cuenta, de-
finalista. Ese libro se editó, y tuvo una acogida maravillosa. Va mora unos seis meses en terminar sus novelas. De sus estudios de
por la décimo primera reimpresión”. latín y griego le ha quedado un conocimiento de la profundidad de
Detrás de cada libro de Leal hay un viaje, un escenario real la palabra: “Aunque escribo para niños procuro, en mi lenguaje,
que lo inspira: Aventura en Tierradentro, Aventura en el Caribe y el que la palabra sea como un guante que calce completamente en
último de la saga, que está por salir: Aventura en la montaña. “Uno la idea. Eso hace que mi escritura sea muy lenta. Y puede que el
va por los lugares y como que algo pasa. Hay como una interre- lector no capte todo lo que hay de trabajo. Que se vea sin costuras”.
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ENT R E VI STA
Francisco Leal Quevedo
¿Piensa seguir escribiendo libros de medicina o la literatura ha ocu- tuló El mordisco de la medianoche. En 2009 lo mandó a uno de los
pado todo su tiempo? principales concursos de literatura infantil y juvenil en español,
Los libros de medicina han ido quedando a un lado. La edi- el concurso Barco de Vapor, y ganó. “La literatura colombiana
torial quería volver a sacar Neumología pediátrica pero es mucho ha sido muy tímida con ciertos temas. Estamos llenos de des-
el esfuerzo, que además es muy efímero y perecedero. Un libro plazados y aun así nadie escribía sobre eso. Es casi un deber que
de medicina a los cuatro años es viejo. El tiempo no me alcanza. el niño conozca esa otra realidad. Hay profesores que me dicen
Tengo consulta de una de la tarde a siete de la noche. Atiendo a que hay niños que se ponen tristes, y digo que de eso se trata, la
catorce pacientes y tengo citas para las próximas seis semanas. literatura no es solo alegría. La literatura es hablar de la vida”,
Solo dispongo de la mañana para escribir, actualizar los libros reflexiona.
que me piden, y leer.
¿Cómo fue la reacción de los editores con el tema?
¿Ha pensado dejar la medicina para dedicarse de lleno a la literatura? No tuve ese problema porque entró por la puerta grande,
No, jamás. Para mí la medicina es una pasión. porque había ganado un premio. La editorial quiere algo que se
venda fácil y de una u otra forma puede haber implicaciones en
¿Y la literatura? el contenido, pero depende de uno ser capaz de hablar de todo
También. Me hace recordar una anécdota de un médico que muy bien. Admiro mucho a una escritora del Brasil que se llama
era violinista; si le preguntabas a los médicos por el doctor Mar- Lygia Bojunga, porque es capaz de escribir sobre el suicidio y
tínez, decían: “es un buen violinista”, y si le preguntabas a los hacerlo bien, o sobre un niño que descubre su homosexualidad.
músicos, decían: “es un buen médico”. Porque no hacía las dos Ella fue premio Hans Christian Andersen y ahora es la editora
cosas con excelencia. Para mí la medicina es algo que debe ser de sus propios libros.
de excelencia, y la literatura también. Me dedico con pasión a
ambas y logro dividir el tiempo. ¿De qué otros temas “delicados” piensa escribir?
Estoy empezando a escribir un librito sobre el matoneo. En
Sus hijos los libros este momento la comunidad educativa del mundo está muy sen-
sibilizada con el tema.
En 2008 Francisco Leal viajó a La Guajira por primera vez y allí
surgió la idea de escribir la historia de un niño desplazado. La ti- Últimamente vemos mucha información sobre matoneo en los me-
dios. ¿Es porque el fenómeno se ha incrementado o porque los medios le
están prestando más atención que antes?
No creo que necesariamente se haya incrementado, pero sí
creo que somos más conscientes. Siempre ha existido, en nues-
tra época había matoneo. También pienso hacer un relato sobre
un niño que padece una enfermedad mortal. Si no lo escribe uno
que como médico tiene un bagaje de vivencias, nunca lo podrá
hacer otro. Yo le digo a mis amigos del mundo del libro: no es-
peren que yo escriba sobre el pollito pío pío, o sobre el cocodrilo
amarillo. Hay que escribir sobre realidades importantes. Hay
que ser valientes. El hecho de no vivir de esto me da esa libertad.
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historia que nació en un viaje a Estambul, en una dulcería fun-
dada en 1864, donde el niño protagonista entra como aprendiz.
Antes, en 2007, Leal Quevedo publicó El camino de Matilde,
basado en una leyenda urbana: la hija de un pintor de la ciudad
llamado Nemo tenía que ir caminando hasta su escuela, pero en
la ruta había muchos peligros y por eso decide no seguir estu-
diando. El padre, para acompañarla de alguna forma, le hace
murales en los recorridos.
Leal explica que este libro es “un pequeño tratado de resilien-
cia”, un término que se usa en psicología para aludir a la capaci-
dad que tiene una persona para resistir y reponerse a la adver-
sidad y a los traumas. “Los niños necesitan resiliencia”, añade.
En esa misma línea, publicó después Matilde y el ladrón de re-
cuerdos, que muestra cómo a la abuelita de Matilde se le olvidan
cosas, como si un ladrón se metiera en su cabeza y le robara los
recuerdos.
Otros de sus libros son Faltan 77 días, donde capta el mo-
mento en que se deja de ser niño y se llega a la adolescencia; Los
hijos del viento, basado en una anécdota real de dos niños de la
tribu de los nukak que fueron abandonados y uno de ellos es
adoptado en Suecia; y el más reciente, Guarida de fantasmas, don-
de cuatro personajes cuentan la misma historia, pero cada uno
desde su propia perspectiva.
¿No le parece que este último libro puede ser complejo para el públi-
co infantil? Son cuatro narradores…
Me preocupa que a veces la literatura infantil es más infan-
til y menos literatura. Quería escribir un libro que fuera bas-
tante literario. Normalmente en las obras para niños hay un
solo narrador, y cuando ya jóvenes llegan a leer a Faulkner, por
ejemplo, el golpe es brutal, porque en Faulkner hay polifonía,
es decir, en sus historias participan varias voces, se cuenta la
historia desde diferentes perspectivas. En Guarida de fantasmas
me ingenié una polifonía al alcance de los niños.
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