Breve Historia de La Musica
Breve Historia de La Musica
Breve Historia de La Musica
Alrededor del 1011 d. C., la Iglesia Católica Romana quiso estandarizar la celebración
de la misa y los cantos. En esa época, Roma era el centro religioso de la Europa
occidental y París era el centro político. Los esfuerzos de estandarización consistieron
principalmente en combinar estas dos regiones litúrgicas (Romana y Gala). Este cuerpo
de cantos llegó a ser conocido como Cantos gregorianos. Por el siglo XII y XIII los
cantos gregorianos habían superado a todas las otras tradiciones de cantos occidentales,
con la excepción de los cantos Ambrosianos en Milán y los cantos mozárabes en unas
pocas capillas españolas
EL CANTO GREGORIANO
Como en cada monasterio o abadía de cada zona o país se cantaban cosas distintas y de
diferente manera, el papa Gregorio Magno quiso que en todas partes se “rezara” de la
misma forma, para que un cristiano pudiera orar en cualquier parte del mundo cristiano.
Por ese motivo unificó los cantos-oraciones; reunió los que consideraba más apropiados
y por eso, en honor suyo, se le denominó “canto gregoriano”.
Roma quiere tener su liturgia y canto propios. A parte necesidad de unificar ante las
herejías.
Gregorio Magno Siglo VI compila melodías de diferentes liturgias, en especial de la
bizantina y reformó el coro papal.
Características:
Tipos/Estilos:
a) Estilo silábico: A cada sílaba del texto le corresponde una nota.
b) Estilo melismático: A una sílaba del texto le corresponden muchas notas.
c) Estilo neumático: A una sílaba le corresponde un grupito de notas
d) Estilo salmódico: Sobre una misma nota se recitan diferentes sílabas.
Siglo XI →El Gregoriano poco a poco entró en decadencia con el auge de los tropos y
la aparición de la música a varias voces. Al incorporar estas nuevas formas musicales se
desnaturalizó.
A mediados del siglo XIX los monjes de la Abadía de Solesmes propusieron restaurarlo
a su pureza (antes del siglo XI).
Después del Concilio Vaticano II y con la introducción de lenguas vernáculas en la
liturgia, decayó definitivamente su práctica.
El erudito español San Isidoro de Sevilla (560-636) contemporáneo del Papa Gregorio I
dedica a la música una parte de su monumental: las etimologías. Refiriéndose al
problema de la notación dice: «Los sonidos mueren, pues no pueden escribirse».
Un siglo después Guido d´Arezzo (995-1050) dio valor tanto a las líneas como a los
espacios entre ellos con lo que se economizaban espacio. En lugar de poner las sílabas
del texto en la pauta puso neumas o signos musicales que los representaban. También
dio un nombre a cada nota de la escala. Utilizaba el himno de San Juan Bautista y llamó
a cada una de las notas con la primera de cada verso.
Por otra parte, se mantuvo un sistema de referencias alfabéticas, con las siguientes
correspondencias que sigue vigente hoy en día, en países de habla alemana e inglesa.
TROVADORES Y TROVEROS. JUGLARES Y MINISTRILES LA MÚSICA
PROFANA EN LA EDAD MEDIA
Saber “trovar” venía a significar saber improvisar versos y melodías, conocer historias
y leyendas y hablar del amor.
A medida que se acerca el siglo XIV encontramos un tipo especial de juglares que va
adquiriendo mayor consideración social y son los llamados “ministriles”. Su función
era “ministrar”= suministrar acompañamiento instrumental a los trovadores. Eran
músicos asalariados. Básicamente doblaban la melodía y se servían de instrumentos
como la lira, la viela o el arpa.
Otra figura curiosa son los llamados “galiardos”: eran clérigos, personas de cierto nivel
cultural que habían abandonado la vida religiosa y vagabundeaban de un lado a otro
intentando sacar partido de su superioridad cultural.
Las composiciones
La Baja Edad Media comprende dos amplios periodos representados por dos estilos
artísticos diferentes como son el románico (desde el 840 d.C hasta mediados del s. XII)
y el gótico (desde 1250 d.C hasta fin de la edad media).
TEATRO MEDIEVAL
Al igual que el culto a Dionisos en el pueblo griego engendró la tragedia o teatro griego,
en la Edad Media el culto cristiano (la liturgia) dará origen también al teatro moderno,
en medio de una mezcla curiosa de paganismo y religiosidad.
La mayoría de los fieles no sabe leer ni escribir por lo que la Iglesia→para
hacer comprender mejor los misterios sagrados→REPRESENTACIONES
LITÚRGICAS→ MISTERIOS (AUTOS SACRAMENTALES O DRAMAS
LITÚRGICOS) →MORALIDAD→MUERTE (placeres terrenales son efímeros).
Hasta el siglo IX, toda la música practicada en Europa es monódica. Pero a partir de ese
momento va a surgir un nuevo procedimiento revolucionario: La polifonía. Mientras
que la monodia continuará practicándose aun durante siglos, y con excelentes resultados
artísticos, la polifonía emprenderá un desarrollo acelerado en que los hallazgos se van
sucediendo unos a otros perfeccionándose a cada generación de músicos hasta llegar al
siglo XVI en que culmina de forma gigante con Palestina, Victoria y Lasso.
Los griegos ya admitían tres intervalos consonantes (la octava, la quinta y la cuarta) y
dos disonancias (las terceras y las sextas mayores).Las primeras referencias escritas se
remontan al siglo IX, en el célebre tratado Música enchiriadis, que hasta el Ars Nova
fue el referente principal en la música sacra, describe el órganum y da un ejemplo de
diafonía.
El órganum básico era la superposición paralela de una quinta justa ascendente. Pero a
veces también se empezó a enriquecer con una cuarta descendente (que es el
equivalente a la misma quinta ascendente, pero una octava más grave) y también de la
octava ascendente. Si la nota de la línea melódica principal era un sol3, el órganum
básico era el re4 y uno más elaborado usaría re3 o sol4.
La vox organalis es la voz del órganum, la línea melódica paralela añadida a la voz
principal como acompañamiento.
Desde el punto de vista de los intervalos armónicos y al menos hasta el siglo XI, las dos
partes están separadas por los intervalos que en esa época se consideraban consonantes:
la cuarta, la quinta o la octava justas. Las dos voces siempre comienzan y terminan en la
misma altura (unísono). Además el ritmo no se escribía, simplemente seguían el ritmo
tradicional del canto gregoriano.
A partir del siglo XI, la voz principal del órganum va perdiendo importancia, y se
desarrollan otros métodos para generar la o las voces organales, llamadas ahora
discanto. Comienzan las primeras tentativas de movimiento contrario, la voz
acompañante desciende cuando la principal asciende y viceversa, aunque siempre nota
con nota (es decir la voz organal tiene exactamente el mismo ritmo que la voz
principal).
• El conductus: como música sacra, era una pieza procesional que tenía lugar
durante el oficio de misa. Conducir a los sacerdotes y diáconos desde el altar
hasta las gradas del coro y viceversa, sería su principal función. Por esta razón se
cree que el conductus fue inventado para solucionar un problema logístico. Por
otro lado, estaba la esfera profana, que evocaba temas para ocasiones
especiales: acontecimientos políticos, la entronización de princesas,
coronaciones de reyes, obispos, lamentos de muerte, cantos al amor,
llamamientos a una cruzada, lecciones morales, denuncias a problemas sociales,
etc. De alguna manera, esta forma musical estaba también ligada a la vida
cotidiana medieval. Leo Schrade enmarcó al conductus dentro de las
composiciones políticas del siglo XII y XIII que tenían una función distinta a la
de la liturgia; incluso da una posible explicación vernácula a su origen. el
conductus es en esencia una composición original. Su tenor es casi siempre
una melodía nueva, salvo algunas pocas excepciones en las que éste se basa
parcialmente en melodías preexistentes. Otro rasgo particular es el
movimiento de las voces, ya que éstas tienen el mismo esquema rítmico,
haciéndolo un estilo de composición menos complejo que el organum. Al
escribirse, se hacía en forma de partitura, de tal manera que el texto quedaba
escrito solamente debajo del tenor, haciendo que el duplum y las voces sucesivas
quedaran sin indicación de texto. Esta característica especial de los conductus
hacen suponer a algunos musicólogos que las voces superiores se podían haber
interpretado con instrumentos; no obstante, todo parece indicar que en las
melodías superiores también se cantaba el texto que se escribía debajo de la voz
principal.
Se pueden distinguir claramente dos estilos de conductus: el simple o estrófico
y el embellecido. El primero es un tipo de conductus con melodía silábica, en
donde las voces del contrapunto avanzan nota contra nota, a estilo de discanto y
en forma de secuencia corta (a-a-b-b), canción (a-a-b-c) o himno (a-b-c-d). El
conductus embellecido, también llamado “con caudae", es una especie
mucho más elaborada. Consiste en el desarrollo de un pasaje melismático
que puede aparecer en cualquier parte del conductus. En algunos casos la cauda
(sección melismática pura, melodía sin texto, en notación modal, frecuentemente
muy extensa, añadida en las últimas silabas del texto que se repite en cada
estrofa de otras formas musicales para embellecerlas. Las caude realizaban un
papel de terminación e introducían elementos de contraste y variedad que daban
salida a la creatividad de los compositores) se desarrolla al final de la pieza, otra
veces al principio o en la parte central.
La razón por la que es probable que los compositores de conductus optaran por
una u otra forma –simple o embellecida- parece ir en razón de la función a la que
se destinaría la composición. Si el conductus era preparado para una ocasión
muy especial, entonces se trataría de realizar de la forma más “embellecida”
posible, con pasajes melismáticos abundantes. Por el contrario, si se trataba de
una ocasión más cotidiana, lo más lógico sería que el estilo de composición
fuera más simple, con pocos o ningún pasaje melismático.
La forma conductus, trátese de su versión monódica o polifónica, tuvo su mayor
desarrollo en los siglos XII y XIII. Fue hacia 1250 cuando comenzó a declinar, y
en su lugar surgió otro estilo de música que hizo las mismas funciones que éste
último: el motete.
Las melodías que se tomaban para estas nuevas experimentaciones eran de carácter
litúrgico, extraídas comúnmente de los tropos por ser estos inventados de nueva
creación no pertenecientes al repertorio gregoriano antiguo, más severo en su
interpretación para la que la iglesia no admitía la práctica polifónica aunque, cada vez
más, esta iba ganando terreno.
ARS ANTIQUA
ARS NOVA
Liturgia
Están influidos por los bardos celtas (casta hereditaria de poetas-músicos altamente
educados en la historia y tradiciones de los diferentes clanes.
1.- Trovadores (mitad del siglo XII - fin del XIII): Cantan en lengua de Oc (actual sur
de Francia) y estudian en escuelas monacales, por lo que conocen a los clásicos griegos
y latinos. Sus autores más conocidos son Guillermo IX de Aquitania, Marcabrú,
Riquier, Pere Vidal y la Condesa de Día. Sus formas poéticas son estróficas: un número
indefinido de estrofas idénticas en estructura y con la misma melodía; no existen aún las
formas fijas. En función de su temática, se distinguen los siguientes tipos:
•Cansó: Temática amorosa; la forma más importante del Amor Cortés.
•Sirventés: Canción de servicio para un noble, nunca de amor.
•Alba: Separación de dos amantes al amanecer.
•Dansa: Cantada por una mujer, invita a gozar de la vida..
2.- Troveros (1150-1300): Cantan en lengua de Oïl (de la que deriva el actual francés).
Sus autores más conocidos son Leonor de Aquitania, María de Champaña, Ricardo
Corazón de León, Teobaldo de Navarra y Adan de la Halle. Con ellos comienzan las
formas fijas: rondó, virelay, balade... Aparecen ya los estribillos.
•Similares a las de los trovadores: la cansó es ahora la chanson.
•Lais: Tema artúrico y amoroso. Relacionados con los cantares de gesta como el catar
de Roldán (lo relatado se remonta a Carlomagno) y la tradición celta. Tienen una forma
estereotipada de entonación.
3.- Minnesinger (1160-siglo XIV): Viven en una sociedad que se rige por el código
caballeresco y que admira a lo francés, por lo que están muy influidos por trovadores y
troveros. Autores más conocidos: Walter von der Wogelbeide. Utilizan mucho las
formas tripartitas A-A-B.
Notación musical
A partir del siglo VII se comienza a anotar el canto mediante neumas (en griego, “gesto
con la mano”), como ayuda a la hora de cantar. Surgen dos tipos de notación:
•Adiastemática: No refleja las alturas, pero sí da muchos detalles: St. Gall.
•Diastemática: sí refleja las alturas, pero no da tantos detalles: Aquitana, notación
cuadrada.
Los ocho modos son escalas a partir de las notas re, mi, fa y sol. Cada uno de ellos tiene
un ethos determinado. Las notas más importantes son la finalis de cada modo y la
dominante (su segundo centro de atracción).
Características generales
Los excesos del ars nova a finales del s.XIV continuarán en el siglo XV, hasta
conducir a una reacción contraria de simplicidad al terminar dicho siglo. Hegemonía
musical se traslada de Francia e Italia a Inglaterra, Borgoña y Flandes, Estas cortes son
escenario de fiestas donde la música ocupa un puesto relevante. Se fundan capillas
musicales principescas, a imitación de la Papal, las cuales atraen a los artistas más
importantes. Al principio eran sólo de cantores aunque pronto tendrán también
instrumentistas que darán lugar a la mayoría de la música instrumental de los siglos
XVII Y XVIII. La música instrumental en general no es más que la vocal pero sin texto
y con ciertos adornos.
Es tema de debate en qué medida los nuevos estilos polifónicos de los siglos XV y XVI
forman parte o no de un movimiento cultural más amplio de revitalización artística
denominado renacimiento. Ello, a su vez, depende de cómo se defina el renacimiento y
la cronología y geografía de este fenómeno cultural. La cuestión geográfica es
importante: el ímpetu del renacimiento musical provino en gran medida de los
compositores del norte que estudiaban en Borgoña, al norte de Francia y en Flandes.
Aunque muchos (como es el caso de Dufay y Josquin) emigraron a Italia, sus obras
respiran un aire diferente del estilo italiano. Y si bien existen ciertos paralelismos entre
el nuevo sentido de la profundidad y el control del espacio musical en la polifonía
imitativa y el desarrollo de la perspectiva en la pintura de la época, o entre la nueva
expresividad de este estilo y los aspectos emocionales más humanos y directos de las
artes del renacimiento, en general, la música no tiene lo que a menudo se ha
considerado la característica definitoria del renacimiento, esto es, el retorno consciente a
los modelos clásicos y su reinterpretación.
Todo ello tuvo un efecto significativo sobre las posibilidades de trabajo así como en la
determinación del rango artístico del músico de talento, quien cada vez más fue capaz
de reclamar una posición social y económica, y con ello elevarse sobre la clase de los
artesanos manuales. Compositores como Des Prez o, más tarde, Adrian Willaert
(director musical en San Marcos en Venecia, desde 1527 a 1562) se convirtieron en
"dioses de la música". Sorprende la creciente nobleza de los músicos (así como de otros
artistas) en esta época, ya que los compositores e intérpretes sacaron partido de las rutas
comerciales y de las alianzas políticas para afianzar sus carreras. El distinguido
madrigalista Luca Marenzio fue uno de los numerosos compositores que viajaron desde
Italia a Polonia, mientras que muchos compositores españoles y portugueses se
establecieron en el Nuevo Mundo. Es más, el invento de la imprenta musical a manos de
Ottaviano Petrucci alrededor de 1500 y los desarrollos técnicos subsiguientes, como el
método de impresión de ejemplares desarrollado por Pierre Attaingnant en París a
mediados de 1520, crearon un modo barato y efectivo de propagar la música con objeto
lucrativo. Resultado de ello es el nacimiento de una industria musical masiva, con
grandes imprentas en París, Venecia (Antonio Gardano y Girolamo Scotto), Amberes
(la dinastía Phalèse) y, más tarde, en Londres (Thomas East), que crearon y definieron
un mercado para sus productos. La impresión cambió drásticamente las fronteras
intelectuales y geográficas, cosa que en gran medida se debió al hecho de que permitía
la transmisión fiable de los textos originales a una escala nunca antes posible dentro de
la tradición del manuscrito.
El impacto también fue claro en el terreno de la música misma, tanto por la emergencia
del lenguaje musical internacional de la polifonía imitativa cuyo pionero fue Josquin des
Prez, como por los géneros que definían las actividades de los músicos de la época:
géneros litúrgicos, motetes, canciones sobre textos en lenguas vernáculas (los
madrigales italianos e ingleses, las chansons francesas, el Lied alemán, el villancico
español) y música para uno o más instrumentos (laúd, clavicémbalo, flautas dulces,
violas) tanto en las formas abstractas como en las de danza. Dichos géneros
interactuaban de formas muy complejas, ejemplo de ello son las llamadas misas de
parodia que reelaboraban partes musicales sagradas, profanas e incluso instrumentales
ya existentes. Pero, al mismo tiempo, todos estos géneros y sus estilos asociados
produjeron unas historias propias, siguiendo caminos separados aunque relacionados a
medida que los compositores utilizaban el poder de la imprenta para conservar y
comprender su pasado y así crear un futuro propio.
Incluso dentro del amplio contexto internacional, las diferentes variantes reflejan unas
circunstancias regionales específicas; comparemos en la segunda mitad del siglo XVI la
serena polifonía equilibrada del italiano Giovanni da Palestrina, con la sensualidad
mística del español Tomás Luis de Victoria o con el esplendor ceremonial de los
venecianos Andrea y Giovanni Gabrieli. Dichas variantes se hicieron más significativas
a medida que avanzamos hacia el norte de los Alpes. William Byrd en Inglaterra se
asoció con el italiano Alfonso Ferrabosco el Viejo y con el alemán Heinrich Schütz, y
estudió en Venecia tanto con Gabrieli como, posteriormente, con Claudio Monteverdi.
Pero sus respectivos estilos poseen un cierto regusto local. De hecho, Inglaterra quedó
aislada de la corriente principal europea tanto por motivos religiosos como geográficos
lo que dio lugar a unos estilos y géneros exclusivos de ese país: la antífona versada
(anthem), el madrigal inglés y el aria para laúd.
Una vez más, ello trajo aparejado el problema cronológico. Parecía ingenuo esperar que
todas las artes en todos los lugares se movieran al unísono en el mismo sentido, si bien
los defensores del Zeitgeist (el espíritu tiempo) persiguieran como elemento
determinante de la actividad cultural humana a estas comparaciones cronológicas,
geográficas e interdisciplinarias. En Italia, las presiones revisionistas del Concilio de
Trento y de la Contrarreforma, a la que la iglesia católica consideraba una respuesta
efectiva al desafío del protestantismo, da como resultado el ascenso de las obras de
Palestrina al rango de canónicas. Por otra parte, las crecientes demandas para que la
música expresara e hiciera aflorar las pasiones del alma atenuaron el equilibrio clásico
propio del estilo renacentista. El intenso cromatismo erótico de los madrigales de finales
del siglo XVI —por ejemplo las obras de Carlo Gesualdo, como Dolcissima mia vita—
pueden poseer impecables credenciales humanistas, pero sugieren un estilo que se
colapsa bajo la presión de las crecientes demandas. Tanto si uno trata o no dichas
tendencias manieristas como indicativos de un nuevo periodo estilístico, como si se las
considera una tendencia finisecular del renacimiento, los valores estaban cambiando y
no siempre para mejor.
Pero si tomamos en cuenta los estilos improvisativos y las prácticas interpretativas del
siglo XVI (canción solista, combinaciones ad-hoc de voces e instrumentos y ornamentos
virtuosos no escritos, entre otras), la nueva música florentina y el recitativo operístico
tienen unas raíces evidentes tanto en el pasado reciente como lejano. Se podría pensar
eso quizá del más importante compositor de la época, Claudio Monteverdi. El introito
de las vísperas Deus in adjutorium (1610), de Monteverdi, parece totalmente barroco en
su esplendor sonoro, sus fuertes ritmos y la vibrante mezcla de voces e instrumentos.
Pero, también aquí, las técnicas renacentistas (entre ellas, la organización en torno a un
cantus firmus) y las prácticas interpretativas tuvieron su efecto.