EXP.N. ° 579-2008-PA-TC Test de Ponderacion
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° 579-2008-PA/TC
LAMBAYEQUE
CÉSAR AUGUSTO
BECERRA LEIVA
En Lima a los cinco días del mes de junio de dos mil ocho, el Pleno del Tribunal
Constitucional pronuncian la siguiente sentencia con los votos conformes de los
Magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos, Eto Cruz y Álvarez Miranda y con los
votos singulares de los Magistrados Vergara Gotelli, Landa Arroyo y Calle Hayen.
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
2. Conforme se aprecia, las cuestiones centrales que este Colegiado debe resolver en el
presente caso, se refieren a los siguientes puntos.
4. Sobre este extremo, el texto originario del inciso 1) del artículo 4° de la referida Ley
Nº 28027 disponía lo siguiente:
5. Se trata como puede observarse, de la suspensión de todo tipo de medidas que puedan
generar la desestabilización económica que impida el reflotamiento de las referidas
empresas de interés social y que afrontan una larga crisis que compromete, o puede
comprometer, otros bienes y derechos, tanto de trabajadores como de otros acreedores.
De ahí que, aún cuando no exista referencia expresa a la suspensión de sentencias
definitivas, se desprende del objeto de la Ley, que ésta involucra la suspensión de todo
tipo de medidas que puedan reducir el patrimonio de estas empresas a los que el Estado
las considera de interés social. Ello se desprende además, de la referencia que hace este
mismo artículo 4.1 de la ley en cuestión, al suspender los efectos tanto de los
“embargos preventivos o definitivos”, esto es, en buena cuenta, de decisiones judiciales
que han convertido un embargo preventivo en definitivo conforme a las reglas
procesales vigentes.
6. Con más precisión aún sobre este punto, el artículo 4° del Decreto Supremo N° 138-
2005-EF, precisa cuales son las obligaciones que se encuentran sometidas a este
régimen de protección patrimonial:“El Régimen de Protección Patrimonial a que se
refiere el numeral 4.1 del artículo 4 de la Ley N°. 28027, Ley de la actividad
Empresarial de la Industria Azucarera, sin perjuicio de lo dispuesto por la Ley 28288,
comprende la suspensión de la ejecución de medidas cautelares, garantías reales o
personales y similares por todo tipo de obligaciones, tributarias y no tributarias, de las
empresas agrarias azucarera que cumplan con los requisitos en la referida ley (...)”.
De este modo, puede observarse que el supuesto de una sentencia firme como es el caso
de autos, también se encuentra dentro de los supuestos contemplados en la ley, pues se
trata de la ejecución de una decisión judicial que en términos prácticos resulta “similar”
a los efectos que genera la ejecución de cualquier medida cautelar, en cuanto supondrá
la disposición de bienes de la empresa ejecutada.
Asunto distinto es sin embargo, si tales limitaciones al derecho que asiste a todo
justiciable de lograr la ejecución de lo que obtiene tras un proceso judicial, resulta
legítima desde la perspectiva de los derechos y bienes que se encuentran
comprometidos en el presente caso. El Tribunal considera que este es aspecto central al
que ahora debemos avocarnos.
7. Si bien en el presente caso, el recurrente impugna una decisión judicial que dispuso la
suspensión de la ejecución de una sentencia judicial firme; no obstante, en la medida
que dicha decisión se ha basado en lo dispuesto en la Ley Nº 28027 y sus sucesivas
prórrogas, el análisis de si las resoluciones impugnadas resultan lesivas de los derechos
que se invoca en la demanda, pasa indefectiblemente, por establecer la legitimidad
constitucional de la referida disposición, sin que ello desde luego suponga un análisis en
abstracto de su constitucionalidad, pues dicha tarea debe realizarse de cara al análisis de
la resolución judicial objeto de control así como en base a las particularidades del caso
concreto. De este modo no obstante, surge de inmediato una relación entre amparo
contra resolución judicial y amparo contra normas, puesto que del análisis de la
legitimidad constitucional de la referida ley y su interpretación por parte de los órganos
judiciales emplazados, resultará la respuesta al caso planteado.
“... [del hecho que el amparo no proceda contra normas legales] no se deriva, siempre
y de manera inexorable, que en ningún supuesto o circunstancia pueda interponerse un
amparo cuando la lesión de un derecho constitucional se produzca como consecuencia
directa de la vigencia de una norma, ya que dicha limitación pretende impedir que a
través de un proceso cuyo objeto de protección son los derechos constitucionales, se
pueda impugnar en abstracto la validez constitucional de las leyes, cuando en el
ordenamiento existen otros procesos, como la acción de inconstitucionalidad, cuyo
objeto es, precisamente, preservar la supremacía de la Constitución.
No procede el amparo directo contra normas cuando se trata de
normas heteroaplicativas, es decir, que tienen su eficacia condicionada a la realización
de actos posteriores de aplicación. Contrariamente, sí procede el amparo directo
contra normas y, desde luego, contra las de fuerza de ley, cuando el acto lesivo es
causado por normas autoaplicativas, esto es, aquellas cuya eficacia no se encuentra
sujeta a la realización de actos posteriores de aplicación, sino que la adquieren al
tiempo de entrar en vigencia. En tales casos, y siempre que éstas normas afecten
directamente derechos constitucionales, el amparo procede, no sólo porque de optarse
por una interpretación literal del inciso 2) del artículo 200° de la Constitución
Política del Estado se dejaría en absoluta indefensión al particular afectado por un
acto legislativo arbitrario; sino además, porque, tratándose de una limitación del
derecho de acceso a la justicia constitucional, ésta no puede interpretarse en forma
extensiva, sino con una orientación estrictamente restrictiva, esto es, en el sentido más
favorable a la plena efectividad de ese derecho. En tal sentido, tratándose el Decreto
Ley Nº 25446 de una norma de eficacia inmediata o autoaplicativa y que en forma
directa incide en el ámbito subjetivo de la demandante, no le alcanza la prohibición
constitucional del inciso 2) del artículo 200º de la Constitución”. (Exp. 00830-2000-AA
FJ 2)
10. Con posterioridad, este Colegiado tuvo ocasión de precisar que, tratándose de normas
auto aplicativas “(…) cabe distinguir entre aquellas normas cuyo supuesto normativo
en sí mismo genera una incidencia directa sobre la esfera subjetiva de los individuos
(v.g. el artículo 1º del derogado Decreto Ley Nº 25446: “Cesar, a partir de la fecha, a
los Vocales de las Cortes Superiores de los Distritos Judiciales de Lima y Callao que se
indican, cancelándose los Títulos correspondientes: (...)”), y aquellas otras que
determinan que dicha incidencia se producirá como consecuencia de su aplicación
obligatoria e incondicionada (v.g. el artículo 2º del Decreto Ley Nº 25454: “No
procede la Acción de Amparo dirigida a impugnar directa o indirectamente los efectos
de la aplicación del Decretos Leyes Nºs 25423, 25442 y 25446”). En el primer caso, el
amparo contra la norma procederá por constituir ella misma un acto (normativo)
contrario a los derechos fundamentales. En el segundo, la procedencia del amparo es
consecuencia de la amenaza cierta e inminente a los derechos fundamentales que
representa el contenido dispositivo inconstitucional de una norma inmediatamente
aplicable (Exp. 04677-2004-AA FJ De 2 a 4).
11. En el presente caso, se trata de una norma que incide de manera directa en el resultado
de un proceso judicial, en el que las instancias judiciales habían establecido un mandato
claro y específico, respecto al pago de una suma líquida a favor del recurrente y cuya
ejecución forzada se ha tenido que suspender, tras la aplicación de la ley en cuestión por
parte de los órganos judiciales emplazados. Ello muestra con toda claridad, que el
efecto de la referida ley incide de manera directa en los derechos del recurrente por lo
que debe procederse al análisis de la misma en relación con los derechos cuya
protección se solicita a través del presente proceso.
12. De este modo, debemos establecer que en el presente caso, la respuesta por parte de
este Colegiado debe surgir, una vez más, de la ponderación entre los derechos en
conflicto. Por un lado, aquellos en cuya salvaguarda ha actuado el legislador emitiendo
la ley materia de análisis, así como sus sucesivas prórrogas en el tiempo, y del otro
lado, aquellos derechos que invoca el recurrente y que estarían siendo restringidos o
conculcados como consecuencia de la aplicación judicial de la referida Ley.
13. En tal sentido, mientras el recurrente ha sostenido que las instancias judiciales
emplazadas, “contraviniendo lo dispuesto expresamente en el inciso 2 del artículo
139º”, estarían retardando la ejecución de una sentencia que tiene valor de cosa
juzgada; los órganos judiciales emplazados, así como la propia empresa
Agroindustrial Pomalca S.A han sostenido que tal intervención del derecho en cuestión
encuentra justificación en el propio objeto de la ley en cuestión, la cual establece en su
artículo 1º, que su objeto es, “(…)propiciar el desarrollo de la industria azucarera
nacional independientemente de la modalidad de la organización empresarial y
composición accionaria promoviendo la inversión de esta actividad a fin de que genere
empleo, disminuya la pobreza, participe activamente en el desarrollo regional, la
generación de ingresos tributarios, seguridad alimentaria, ahorro e incremento de
divisas y el desarrollo de otras actividades agroindustriales”.
14. Se tiene así un conflicto entre disposiciones constitucionales que debe ser resuelto por
el Tribunal, recurriendo al principio de concordancia práctica a efectos de no autorizar o
convalidar una limitación arbitraria en el ámbito de alguno de los derechos en cuestión.
Se trata, en concreto, de resolver un conflicto entre el principio-derecho a que, “ninguna
autoridad (…)” pueda “(…)dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de
cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar sentencias ni retardar su
ejecución, contenido en el artículo 139.2 de la Constitución y; de otro lado, las
finalidades que estaría persiguiendo el legislador a través de la referida ley y que deben
ser analizados en seguida para determinar, con mayor precisión, si tales finalidades
revisten dimensión constitucional y si, tales derechos o principios que estarían siendo
favorecidos con dicha intervención en el ámbito prima facie protegido por el principio-
derecho de la cosa juzgada, autorizan la restricción que en efecto se estaría produciendo
en el ámbito del derecho alegado por el recurrente. Establecer una relación
de prevalencia entre tales derechos en conflicto en el caso concreto, supone sin
embargo, como premisa previa, establecer con precisión el significado constitucional de
los derechos y principios que serán luego objeto de ponderación.
17. No obstante, también hemos tenido ocasión de precisar que “como sucede con todos los
derechos fundamentales, el derecho de efectividad de sentencias tampoco es un derecho
absoluto, es decir que esté exento de condiciones, límites o restricciones en su
ejercicio”.Tales eventuales restricciones, pueden provenir tanto del ejercicio de otros
derechos, como de la propia actividad legislativa en el afán de preservar otros bienes de
relevancia constitucional. (STC Nº 4119-2005-AA/TC). Dentro de tales bienes
constitucionales que pueden prima facie autorizar la intervención del legislador en el
ámbito de los derechos fundamentales hay que destacar no sólo el ejercicio de otros
derechos fundamentales, sino también, la necesidad de preservar los valores objetivos
que la Constitución consagra y, dentro de estos, el orden público, las razones de interés
general, así como la actuación de los poderes públicos en defensa del interés social
objetivamente justificado en un caso concreto.
18. En este sentido, la Constitución se refiere en artículo 2.3 a la “moral y el orden público”
como límites al ejercicio público de las confesiones. Igualmente el artículo 28.3 refiere
que el Estado “regula el derecho de huelga para que se ejerza en armonía con el interés
social”. Estas son dos formas expresas de limitación de los derechos fundamentales que
hacen referencia a dos categorías o conceptos jurídicos indeterminados que deben ser
concretados a la hora de justificar una intervención basada ya sea en el “interés público”
o en el “interés social”. El interés público del Estado constitucional no puede constituir,
desde luego, cualquier argumento que interceda de manera irrazonable o
desproporcionada en la esfera de los derechos que la Constitución garantiza. En
cualquier caso, debe tratarse de supuestos que comprometen bienes de relevancia
constitucional y que como tales obligan a los poderes públicos. A su turno el interés
social, debe ser comprendido aquí como una especie del género interés público en el
que se destaca la relevancia social ya sea en cuanto al grupo humano al que se orienta la
actuación estatal o a la actividad que estos realizan y que puede ser catalogada como de
“interés social” en el marco de las disposiciones constitucionales.
19. Es precisamente la relevancia social de la industria azucarera la que debe ahora ser
analizada, en la medida que ha sido expuesto como “justificante” de la intervención del
legislador. Para el efecto resulta conveniente remitirnos al Dictamen de la Comisión
Agraria del Congreso de la República respecto al Proyecto de la Ley materia de
análisis, de fecha 11 de junio de 2003.
21. En tal sentido y, con la finalidad de lograr tales objetivos, la Ley de la actividad
empresarial de la industria azucarera estableció, entre otras, las siguientes medidas: a)
En las empresas azucareras en las que el Estado tiene participación accionaria y en las
que desde la entrada en vigencia del Decreto Legislativo N° 802 no se haya transferido
más del cincuenta por ciento de las acciones representativas del capital social, podrán
capitalizar la totalidad de la deuda tributaria generadas al 31 de mayo de 2003, respecto
de los tributos que administren y/o recauden la Superintendencia de Administración
Tributaria -SUNAT, el Seguro Social de Salud-ESSALUD y la Oficina de
Normalización Previsional –ONP. Precisando además que tales empresas azucareras
son aquellas en las que, a la fecha de publicación de la Ley, las acciones de propiedad
de los trabajadores, ex trabajadores, los jubilados, sus sucesores y el Estado, adquiridas
en virtud de lo dispuesto en el Decreto Legislativo N° 802, sus normas
complementarias y ampliatorias, representan más del cincuenta por ciento de su capital
social; b) Durante el lapso de doce meses (prorrogado luego hasta diciembre de 2008)
quedan suspendidas la ejecución de mediadas cautelares, garantías reales o personales y
similares sobre los activos de las empresas agrarias azucareras en las que el estado tiene
la participación accionaria y que, a la fecha de entrada en vigencia de a presente Ley,
no hayan transferido más del cincuenta por ciento (50%) del capital social ya sea
mediante venta de acciones o emisión de nuevas acciones; asimismo prevee que los
embargos preventivos o definitivos en forma de inscripción sobre los bienes inmuebles
o muebles registrables, así como las garantías reales continuarán inscritas pero no
podrán ser materia de ejecución; así también, que durante el referido período, los
acreedores no podrán iniciar contra las empresas agrarias azucareras ninguno de los
procedimientos concursales establecidos en la Ley N° 27809; y que finalmente, quedan
suspendidos en el estado en que se encuentren los procesos concursales iniciados
después de la entrada en vigencia del Decreto de Urgencia N°058-98 (Protección
Patrimonial); c) Las empresas azucareras en las que el Estado tiene
participación accionaria y que, a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley no
hayan transferido más del cincuenta por ciento de las acciones representativas de su
capital, podrán acogerse al Régimen de Reprogramación de Aportes de las Empresas
Agrarias Azucareras al Fondo Privado de Pensiones por concepto de aportes al Sistema
Privado de pensiones, que se encuentren pendientes al 31 de mayo de 2003.
24. En este sentido este Colegiado, ha tenido ocasión de precisar que dentro de su función
subsidiaria en la economía: “a) el Estado puede formular indicaciones, siempre que
éstas guarden directa relación con la promoción del desarrollo del país; b) los agentes
económicos tienen la plena y absoluta libertad para escoger las vías y los medios a
través de los cuales se pueden alcanzar los fines planteados por el Estado; y, c) el
Estado debe estimular y promover la actuación de los agentes económicos”. [STC 008-
2003-AI/TC Fundamento jurídico 39]
En tal sentido, puede establecerse, prima facie, que los objetivos del legislador al
promover la ley Nº 28027 que se proyectan al desarrollo de la industria agraria
azucarera, la promoción del empleo y la disminución de pobreza, constituyen fines
constitucionalmente legítimos y que por tanto constituyen razones atendibles que
autorizan su actuación.
24. No obstante el que se trate de un fin legítimo en la intervención de los derechos sólo
constituye el punto de partida a efectos de someter al control de proporcionalidad a la
medida legislativa objeto de análisis. En lo que sigue se trata de establecer si existiendo
un fin legítimo en la expedición de la Ley Nº 28027 y sus sucesivas prórrogas, las
restricciones que en ella se disponen respetan el test de proporcionalidad con sus
tres sub principios: idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto.
25. Tal como lo ha establecido este Colegiado, el test de proporcionalidad incluye, a su vez,
tres subprincipios: idoneidad, necesidad y ponderación o proporcionalidad en sentido
estricto. En cuanto al procedimiento que debe seguirse en la aplicación del test de
proporcionalidad, hemos establecido que la decisión que afecta un derecho fundamental
debe ser sometida, en primer término, a un juicio de idoneidad o adecuación, esto es, si
la restricción en el derecho resulta pertinente o adecuada a la finalidad que se busca
tutelar; en segundo lugar, superado este primer análisis, el siguiente paso consiste en
analizar la medida restrictiva desde la perspectiva de la necesidad; esto supone, como
hemos señalado, verificar si existen medios alternativos al adoptado por el legislador.
Se trata del análisis de relación medio-medio, esto es, de una comparación entre
medios; el medio elegido por quien está interviniendo en la esfera de un derecho
fundamental y el o los hipotéticos medios que hubiera podido adoptar para alcanzar el
mismo fin. Finalmente, en un tercer momento y siempre que la medida haya superado
con éxito los test o pasos previos, debe proseguirse con el análisis de la ponderación
entre principios constitucionales en conflicto. Aquí rige la ley de la ponderación, según
la cual “cuanto mayor es el grado de la no satisfacción o de la afectación de un
principio, tanto mayor tiene que ser la importancia de la satisfacción del otro.
26. Análisis de idoneidad. El establecimiento de un régimen de protección patrimonial en
beneficio de las empresas azucareras constituye un medio adecuado para lograr
el objetivo. La suspensión temporal de la ejecución de medidas cautelares, garantías
reales o personales y similares sobre los activos de las empresas agrarias azucareras en
las que el Estado tiene participación accionaria constituye, en efecto, una medida para
la reactivación económica de las empresas agrarias azucareras en las que el Estado tiene
participación accionaria, las mismas que como ya señaláramos atraviesan por una crisis
económica, pues, tal medida evita que los acreedores de las mismas se hagan cobro de
sus acreencias con los escasos recursos con que cuentan las referidas empresas, dejando
en grave riesgo a los trabajadores respecto de su puesto de trabajo y la propia población
del lugar, pues es claro que dichas poblaciones dependen en esencia de la actividad
agroindustrial y de lo comercios y actividades colaterales que se desarrollan en torno a
ella.
27. Análisis de necesidad. Dado que se trata de una sentencia en proceso de ejecución es
fácil comprobar que no existe medida más efectiva que la propuesta por el legislador.
La suspensión de la ejecución de medidas cautelares, garantías reales o personales, así
como de la suspensión de ejecución de sentencias resulta ser un medio necesario
(indispensable) para alcanzar el objetivo, dado que además de los otros mecanismos
descritos en la Ley 28207, no existen medidas alternativas igualmente eficaces o que
sean menos gravosas que se dirijan a obtener el mismo fin. Si bien podrían alegarse
como medidas para lograr el objetivo, entre otras, la condonación de las deudas de tales
empresas agrarias azucareras, no obstante ello, dichas medidas no gozan de la misma
eficacia para lograr el desarrollo de la actividad azucarera, pues aunque tales medidas
impedirían que las empresas disminuyan sus activos fijos, sin embargo, se perjudicaría
sin lugar a dudas, los derechos de los acreedores quienes se verían imposibilitados a
cobrar sus créditos para siempre.
29. Ello no supone desde luego, que dada la problemática social que está detrás del
presente caso, al cumplirse el plazo ya improrrogable de suspensión del cobro de
acreencias de las referidas empresas, sin que estas se hayan reflotado y estén en
condiciones de afrontar sus deudas, el legislador pueda intervenir, esta vez, para
garantizar un adecuado orden en el pago de dichos créditos, exigiendo para el efecto
que sean las propias empresas quienes alcancen un cronograma razonable de
cumplimiento de obligaciones, sin dejar en suspenso los mandatos judiciales, los que
deben cumplirse en sus propios términos y en base al cronograma que debe respetar las
prelaciones que ordena la propia Constitución en su artículo 24º a efectos de no dejar
impago bajo ninguna circunstancia, los créditos laborales o previsionales.
31. Para hacer más racional dicha operación resulta relevante contrastar los grados o
intensidades de afectación en el ámbito del derecho a la ejecución con los grados o
niveles de satisfacción que se logra en los bienes u objetivos constitucionales que
persigue la intervención por parte de la ley y su aplicación en el caso concreto. Este
colegiado ha incorporado una escala triádica para asignar dichos valores. En tal sentido
hemos establecido que “la valoración de las intensidades puede ser catalogada como:
grave, medio o leve, escala que es equivalente a la de: elevado, medio o débil. Por esta
razón, la escala puede también ser aplicada para valorar los grados de
realización [grados de satisfacción] del fin constitucional de la restricción [STC 0045-
2005-PI/TC, fundamento N.º 35]
33. Por otra parte, tenemos que el grado de realización o satisfacción del objetivo propuesto
por el legislador que en este caso, es lograr el desarrollo, reactivación y saneamiento
económico y financiero de las empresas agrarias azucareras, así como la promoción del
empleo y la disminución de la pobreza, disponiendo para ello la suspensión temporal
de la ejecución de medidas cautelares, garantías reales o personales y ejecución de
sentencias resulta ser elevado, en la medida que sin dicha medida el objetivo
constitucional no sería posible de realizar, en la medida que una empresa cuyos bienes
se encuentran próximos a ser ejecutados difícilmente podría conseguir las alianzas
económicas necesarias para su reactivación. Esto muestra que con
una leve intervención en el ámbito del derecho a la ejecución de las sentencias, se logra
por otro lado un grado de satisfacción elevado a favor de los derechos y fines
constitucionales a los que busca proteger la medida de protección legal de la industria
azucarera en el norte del país.
34. Cuando es posible establecer de manera racional que una medida de restricción de baja
o leve intensidad logra niveles de satisfacción altos o elevados, la conclusión que
resulta es que el medio empleado (ley) ha pasado el test de proporcionalidad y debe
considerarse que estamos ante una restricción legítima desde la perspectiva
constitucional.
35. Llegados a este punto, resulta conveniente volver sobre la última de las cuestiones
planteadas en el fundamento segundo de esta sentencia: “Si resultando de aplicación la
referida ley al caso del recurrente, dicha intervención en el ámbito de la cosa juzgada
se encuentra justificada desde la perspectiva constitucional y en consecuencia la
actuación de los órganos judiciales emplazados no resulta arbitraria”.
36. Conforme se aprecia de las resoluciones judiciales que en etapa de ejecución ha sido
pronunciadas por los órganos judiciales emplazados, éstos dispusieron en aplicación
estricta de la Ley Nº 28027 y sus posteriores prórrogas de vigencia, que si bien podían
dictarse medidas cautelares o de ejecución forzada, éstas no podían ser ejecutadas,
debido a que las empresas agrarias azucareras y entre ellas la acreedora del recurrente,
se encontraban protegidas por las medidas dadas por el legislador a efectos de favorecer
la reactivación de las referidas industrias tras considerarlas de interés social.
37. Tal como ha quedado establecido supra, en la medida que la ley que suspendió la
ejecución de la sentencia favorable al recurrente ha sido dictada en atención a fines
constitucionalmente relevantes, este Colegiado debe concluir que su aplicación al caso
concreto por parte de las instancias judiciales no puede ser considerada violatorio de los
derechos que alega el recurrente, por lo que la demanda debe desestimarse.
38. Dado que las leyes de protección de las industrias agroindustriales azucareras del norte
(Ley Nº 28027 y sus modificatorias) han venido cuestionándose a través de diferentes
procesos judiciales, el Tribunal Considera que la interpretación realizada en el presente
caso con relación a la referida Ley, debe ser seguida por los jueces de todas las
instancias, de conformidad con el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional. En consecuencia, los jueces de todas las instancias del Poder Judicial, se
encuentran vinculados por los criterios interpretativos aquí expuestos, siempre que su
utilización resulte relevante para dar respuesta a los casos planteados. Este criterio
interpretativo se aplicará incluso a causas en trámite a efectos de cautelar el principio de
igualdad en la aplicación de la ley.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESIA RAMIREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
ETO CRUZ
ALVAREZ MIRANDA
EXP.N. ° 579-2008-PA/TC
LAMBAYEQUE
CÉSAR AUGUSTO
BECERRA LEIVA
1. Que con fecha 04 de mayo de 2006 don Cesar Becerra Leiva interpone
demanda de amparo contra el Juez del Primer Juzgado Civil de Chiclayo, Dr.
Rafael Chávez Martos y contra los Vocales de la Segunda Sala Civil de la
Corte Superiorde Lambayeque, Drs. Daniel Carrillo Mendoza, Juan
Zamora Pedemonte y Carlos Silva Muñoz, con la finalidad de que se declare
la nulidad de la Resolución Nº 7, de fecha 17 de octubre de 2005 y su
confirmatoria, la Resolución de fecha 20 de marzo de 2006, dictadas en el
proceso de cumplimiento de contrato e indemnización seguido por el
recurrente contra la Empresa Agroindustrial Pomalca S.A. (Exp. Nº 2004-
7325-0-1701-J-CI-1), y asimismo se ordene a los demandados abstenerse de
dictar nuevas resoluciones que puedan significar la reiteración del agravio.
SR.
VERGARA GOTELLI
EXP.N. ° 579-2008-PA/TC
LAMBAYEQUE
CÉSAR AUGUSTO
BECERRA LEIVA
Con el debido respeto por la opinión de mis colegas magistrados emito el presente voto
singular, sustentado en los siguientes argumentos:
3. Si bien no puede soslayarse que existe una cuestión social detrás del problema de la
empresas azucareras en la cual el Estado tiene una participación como accionista,
cuestión social que se refleja en la necesidad de que dichas empresas, como
Agroindustrial Pomalca S.A., tengan alguna posibilidad de ser reactivadas a fin de
que no se origine un grave riesgo tanto a los trabajadores de dicha empresa pero
también a sus acreedores, no parece razonable ni proporcional que el Estado recurra
a dicha cuestión social para posponer sine die la ejecución de la resolución judicial
firme de 26 de julio de 2005, a través de sendas normas legales.
10. De otro lado, como se puede ver en el considerando 6 del presente voto singular, las
sucesivas prórrogas de la protección patrimonial y transferencia de
participación accionaria del Estado a las Empresas Agrarias Azucareras, demuestra
todo lo contrario a lo que la ponencia considera como un “fin constitucional”
válido: las continuas prórrogas normativas no han servido hasta ahora para la
reactivación de las empresas azucareras en las que el Estado tiene
participación accionaria. Ello nos releva de mayor análisis de la aplicación
constitucional del principio de proporcionalidad, lo cual sin embargo no nos impide
afirmar que, con respecto al subprincipio de necesidad, se opta, evidentemente,
también por la alternativa hipotética más gravosa.
19. Finalmente, en la STC 0024-2003-AI/TC, al fijar las condiciones del uso del
precedente vinculante, este Colegiado ha señalado que “[e]l establecimiento de un
precedente vinculante no debe afectar el principio de respeto a lo ya decidido o
resuelto con anterioridad a la expedición de la sentencia que contiene un precedente
vinculante; vale decir, no debe afectar las situaciones jurídicas que gocen de la
protección de la cosa juzgada. Por ende, no puede impedir el derecho de ejecución
de las sentencias firmes, la intangibilidad de lo ya resuelto y la inalterabilidad de lo
ejecutado jurisdicionalmente” (énfasis agregado). Considero que esta condición es
también plenamente aplicable al establecimiento de la doctrina jurisprudencial,
porque ésta, al igual que el precedente, no puede impedir el derecho de ejecución de
las sentencias firmes ni la intangibilidad de lo ya resuelto, cuando éstas son
plenamente constitucionales; más aún cuando el establecimiento de doctrina
jurisprudencial no cumple con los estándares mínimos de la argumentación
constitucional.
Por los fundamentos expuestos considero que la demanda de amparo debe ser
declarada FUNDADA, en la medida que se vulnera el derecho fundamental a la cosa
juzgada y el derecho a ejecución de las resoluciones judiciales firmes, garantizado por el
artículo 139º.2 de la Constitución.
S.
LANDA ARROYO
EXP.N. ° 579-2008-PA/TC
LAMBAYEQUE
CÉSAR AUGUSTO
BECERRA LEIVA
Si bien concuerdo con parte del fallo y de los fundamentos de la sentencia en mayoría, me
permito con el debido respeto de mis colegas, expresar algunas consideraciones propias que
a continuación expongo y que provocan el presente voto:
El demandante alega que los jueces al emitir las referidas resoluciones vulneran su
derecho a la ejecución de resoluciones judiciales.
9. No cabe duda que dicha intervención es posible en la medida en que, tal como ya lo
ha apreciado el Tribunal Constitucional, el derecho a la ejecución de las sentencias,
como manifestación de la tutela procesal efectiva, no es un derecho absoluto;
también es aceptable constitucionalmente el fin que se persigue que se expone en el
artículo 1 de la Ley 28027, del 18 de julio de 2003, que es el de “propiciar el
desarrollo de la industria azucarera nacional independientemente de la modalidad de
organización empresarial y composición accionaria, promoviendo la inversión en
esta actividad a fin de que genere empleo, disminuya la pobreza, participe
activamente en el desarrollo regional, la generación de ingresos tributarios,
seguridad alimentaria, ahorro e incremento de divisas y el desarrollo de otras
actividades agroindustriales” y que se constata con la realidad del estado del sub-
sector agroindustrial.
10. En este contexto se dicta la Ley 28027 que incorpora en el inciso 1 de su artículo 4
la protección patrimonial a las referidas empresas por un lapso de 12 meses
suspendiéndose “la ejecución de medidas cautelares, garantías reales o personales y
similares sobre los activos de las empresas agrarias azucareras en las que el Estado
tiene participación accionaria y que, a la fecha de entrada en vigencia de la presente
Ley, no hayan transferido más del cincuenta por ciento (50%) del capital social ya
sea mediante venta de acciones o emisión de nuevas acciones así como la ejecución
de “Los embargos preventivos o definitivos en forma de inscripción sobre los bienes
inmuebles o muebles registrables, así como las garantías reales [que] continuarán
inscritas. Durante el referido período, los acreedores no podrán iniciar contra las
empresas agrarias azucareras ninguno de los
procedimientos concursales establecidos en la Ley Nº 27809”
11. El juez demandado, en el caso concreto que nos ocupa es el que, a mi criterio con
acierto, ha considerado que el inicio de la ejecución forzada y consecuentemente la
orden de embargo de la producción de azúcar de propiedad de la
empresa Agroindustial Pomalca S.A hasta por la suma de S/. 1´300,000.00 se
encuentra dentro del supuesto de protección patrimonial dispuesto por Ley 28027 en
la medida en que esta incluye todas las medidas que supongan la afectación del
patrimonio de las empresas mientras cumplan con los requisitos y exigencias legales
para que se sujeten al régimen de protección.
12. En este contexto fáctico y normativo creo absolutamente necesario, tal como
también lo expresa la sentencia en mayoría en su fundamento 28, evaluar la
temporalidad de la medida de intervención del derecho a la ejecución de las
sentencias judiciales en el ámbito del análisis de necesidad; para ello, me permito
destacar, que el propio legislador ha entendido la intervención como de carácter
extraordinaria y por tanto limitada en razón del tiempo, lo contrario acarrearía la
manifiesta inconstitucionalidad.
13. En efecto, el inciso 1 del artículo 4 de la Ley 28027 vigente desde el 19 de julio de
2003 establece el régimen de protección patrimonial durante el “lapso de 12 meses”
que se extiende, por Ley 28207, por 9 meses, para las empresas que no ampliaron su
capital; posteriormente mediante Ley 28288, vigente desde el 18 de julio de 2004,
se prorroga hasta el 31 de diciembre del mismo año la protección patrimonial para
todos los supuestos incluidos en la original ley 28027; luego mediante la Ley 28448,
vigente a partir del 31 de diciembre de 2004, la aludida protección se amplía “en
forma improrrogable [el subrayado es nuestro] hasta el 31 de diciembre de 2005” y,
nuevamente, mediante la Ley 28662, vigente desde el 31 de diciembre de 2005, se
extiende “en forma improrrogable [el subrayado es nuestro] hasta el 30
de setiembre de 2006”. Finalmente se dicta la ley 28885 bajo el título “Ley que
establece plazo improrrogable [el subrayado es nuestro] para acogerse al régimen de
protección patrimonial de la Ley de la actividad empresarial de la industria
azucarera N.º 28027”.
14. Como se aprecia el propio legislador ha tenido presente, cada vez que ha ampliado
el régimen de protección patrimonial de la actividad empresarial azucarera, el
elemento de la temporalidad y luego de extender el plazo de vigencia del régimen de
protección se establece que éste es improrrogable; entiendo, por el correcto uso del
la lengua española, que “prórroga” es la continuación de algo por un tiempo
determinado e “improrrogable” es aquello que no se puede prorrogar; no obstante,
desde la libre configuración de la ley de parte del poder político también es
comprensible que, a partir del análisis de la realidad y de la finalidad que se busca
alcanzar se corrija una posición por otra: lo que a mi parecer ha sucedido con la
intervención del legislador en lo que se refiere a la suspensión de la “afectación” del
patrimonio de las empresas agrarias azucareras sujetas a la protección tantas veces
aludida; incluso se aprecia que la última prórroga improrrogable ha ocupado un
lapso de dos años y tres meses.
15. Vistas así las cosas, a mi criterio, es evidente que debe de evaluarse en todo su
contexto la producción normativa del Parlamento en relación con el límite del
derecho constitucional a la ejecución de las resoluciones judiciales ello dentro del
marco del ya llamado por el Tribunal Constitucional “límite de los límites”, en otras
palabras, conforme a los principios de razonabilidad y proporcionalidad.
17. Por otro lado es especialmente relevante considerar que el hecho de que el alquiler
de la maquinaria que origina la deuda se hubiera producido mientras la protección
patrimonial estaba vigente (enero – febrero del año 2003) constituye un elemento
que permite que se admita, en el caso concreto, una postergación de la eficacia del
derecho a la ejecución de sentencias; en este sentido evaluando los hechos en
conjunto considero que la suspensión de la ejecución de la ejecución forzada, en el
caso concreto, no debe extenderse más allá del indefectible plazo determinado en la
Ley 28885, es decir no debe de limitarse, en el caso concreto, el derecho a la
ejecución de sentencias que le asiste al actor, mas allá del 31 de diciembre de 2008.
20. No obstante me permito ser enfático en destacar que en la medida en que el presente
es un proceso de amparo y no de inconstitucionalidad, el pronunciamiento que me
toca realizar sólo se circunscribe al petitorio demandado y a
la causa petendi conforme al principio de congruencia y contradictorio en relación
con las partes en conflicto; por otro lado, dado que ya se ha emitido la
Ley N.º 29899, considero que la exhortación al Congreso de la República expuesta
por mis colegas en mayoría en el punto resolutivo 2, resulta, ahora, inútil.
S.