Los Principios Del Derecho Del Trabajo
Los Principios Del Derecho Del Trabajo
Los Principios Del Derecho Del Trabajo
principio protector
El principio in dubio pro operario, enuncia que si una norma le permite a su intérprete
varios sentidos, debe elegir el que sea más favorable para el trabajador
POR
JELIO PAREDES INFANZÓN
Sumario: 1. Introducción. 2. Los principios del derecho del trabajo. 2.1. El principio
protector. 2.1.1. Principio in dubio pro operario. 2.1.2. Principio de la norma más
favorables. 2.1.3. El principio de la condición más beneficiosa. 3. Conclusiones.
1. Introducción
Los principios del derecho del trabajo son «líneas directrices o postulados que inspiran el
sentido de las normas laborales y configuran la regulación de las relaciones de trabajo con
arreglo a criterios distintos de los que pueden darse en otras ramas del derecho»[1].
El maestro uruguayo Plá Rodríguez[2] señala que los principios del derecho del trabajo, no
pueden confundirse con los principios generales del derecho, pues estos no se identifican
con los principios propios de una disciplina particular.
Por su parte Alonso García[3] sostiene que los principios laborales, son «líneas directrices o
postulados básicos de la tarea interpretativa que inspiran el sentido que han de aplicarse
las normas laborales, ser desentrañado –en caso de duda– el contenido de las relaciones de
trabajo, o desvelada justamente la intención que presidiera la voluntad de los sujetos
contratantes».
Bayón Chacón[4] indica que los principios del derecho del trabajo, «son simple postulados
que sociológicamente primero y jurídicamente después, por disposiciones legales o por
resoluciones legales, se han convertido en criterios de orientación del legislador y del
juez en defensa de la parte que estimó más débil en la relación laboral para restablecer con
un privilegio jurídico una desigualdad social».
Considero que los principios del derecho del trabajo, son pautas, líneas orientadores para los
operadores jurídicos; sea juez, legislador, abogados, litigantes en materia laboral. Son la
esencia del derecho del trabajo, lo que la diferencia de otras especialidades del derecho.
Boza Pro[5] señala que son ideas fundamentales e informadoras del ordenamiento jurídico
laboral, cuya finalidad es la de orientar su actuación y cimentar su naturaleza tuitiva o
protectora.
Siguiendo al maestro Neves Mujica[6], las funciones de los principios del derecho del
trabajo, respecto al ordenamiento laboral, serían las siguientes:
b) Normativa. Actúan como fuente supletoria, en caso de ausencia de la ley. Son medios de
integrar el derecho.
Pasco Cosmópolis[8], en cuanto a los principios del derecho del trabajo, sostiene que son
verdades anteriores y superiores a la norma legal, que constituyen su fundamento último y
primordial, con una triple función: la de informar y fundamentar el orden jurídico, servir
como fuente supletoria ante el vacío o la laguna legal y operar como criterio orientador en la
labor interpretativa del juez.
Es menester tener en cuenta que estos principios en que se funda el Derecho del Trabajo son
el apoyo, el soporte que permite suplir la estructura conceptual asentada en siglos de
vigencia y experiencia que tienen otras ramas jurídicas[9].
Denomínase como tales a aquellas reglas rectoras que informan la elaboración de las normas
de carácter laboral, amén de servir de fuente de inspiración directa o indirecta en la solución
de conflictos, sea mediante la interpretación, aplicación o integración normativas.
(…) los principios son normas, y los principios jurídicos son normas jurídicas: en palabras
del Tribunal Constitucional, “allí donde la oposición entre leyes anteriores y los principios
generales plasmados en la Constitución sea irreductible, tales principios, en cuanto forman
parte de la Constitución, participan de la fuerza derogatoria de la misma, como no puede ser
de otro modo” (STC 4/1981, de 2 de febrero) (Fundamento 43).
Existen diversos catálogos de los principios que informan el derecho laboral: Plá Rodríguez
reseña trece según el Derecho español y siete según su obra[10]. Nosotros abordaremos el
principio protector y sus manifestaciones de la misma en la doctrina, legislación.
Pasco Cosmópolis[11] señala que el principio protector, al que Plá Rodriguez denomina
«desigualdad compensatoria»; Nicollielo, «correctivo de la desigualdad social», Truena
Urbina, «principio de disparidad social» y Sarthou, «corrector de desigualdades o de
equiparación»; es definido por Pinho Pedreira da Silva como «aquel en virtud del cual el
Derecho del Trabajo, reconociendo la desigualdad de hecho entre los sujetos de la relación
jurídica de trabajo, promueve la atenuación de la inferioridad económica, jerárquica e
intelectual de los trabajadores».
Se refiere al criterio fundamental que orienta el derecho del trabajo, ya que este, en lugar de
inspirarse en un propósito de igualdad; responde al objetivo de establecer un amparo
preferente a una de las partes: el trabajador[12].
Considero que la estructura del derecho del trabajo tiene base sólida y responde, en el
principio protector, a la desigualdad que existe y existirá entre el trabajador y empleador.
Se trata de equilibrarlo con el papel que asume el Estado, a fin de cautelar a la parte más
débil de la relación laboral, el trabajador a través del principio protector.
(…)
Una manifestación del carácter protector del derecho del trabajo, surge en el principio de
interpretación a favor del trabajador llamado in dubio pro operario. El principio de in dubio
pro operario enuncia que, si una norma le permite a su intérprete varios sentidos, debe
elegir entre ellos el que sea más favorable para el trabajador.
El in dubio pro operario es un principio según el cual, en caso de duda de una norma, se
interpreta a favor del trabajador. Es uno de los principios más usados en
materia laboral en las demandas, en los reclamos. Normalmente, la parte laboral señala
que la duda favorece al trabajador[13].
En el principio in dubio pro operario, la norma jurídica aplicable a las relaciones de trabajo
y de seguridad social, en caso de duda, debe ser interpretada de la forma que resulte más
beneficiosa para trabajador o beneficiario, en cuanto a su sentido y alcance[14]. Solo en los
casos de oscuridad de la norma surge la posibilidad de aplicar este principio[15].
El principio in dubio pro operario será aplicable cuando exista un problema de asignación
de significado de los alcances y contenido de una norma. Ergo, nace de un conflicto de
interpretación, más no de integración normativa. La noción de “norma” abarca a la
misma Constitución, los tratados, leyes, los reglamentos, los convenios colectivos de
trabajo, los contratos de trabajo, etc[16].
Para la plena aplicación de este principio laboral, se exige las siguientes situaciones fácticas:
Respecto a la primera condición: Plá Rodríguez[17], señala que solo cabe aplicarla cuando
realmente una norma puede ser interpretada de diversas maneras, es decir cuando hay
una verdadera duda. No se trata de corregir la norma, ni siquiera de integrarla, solo cabe
utilizarla cuando existe una norma y únicamente para determinar el verdadero sentido
dentro de varios posibles.
De la Cueva[18] señala que «se ha hablado del principio, que en caso de duda debe
resolverse la controversia a favor del trabajador, puesto que el derecho del trabajo es
eminentemente proteccionista, el principio es exacto, pero siempre en cuando exista una
verdadera duda acerca del valor de una cláusula de un contrato individual o colectivo o de la
ley, pero no debe ser aplicado por las autoridades judiciales para crear nuevas
instituciones».
Neves Mujica[19], por su parte, señala que «de un lado, no podrá forzarse la
interpretación, sino que esta buscara aclarar la oscuridad real de una norma en un
sentido favorable al trabajador».
Respecto a la segunda condición, «el principio in dubio pro operario no actuará cuando la
duda se refiere a hechos (incluyendo a la costumbre, que debe ser probada por quien alega)
sino a la norma». Esta última afirmación, admite excepciones cuando están expresamente
previstas en la normativa, lo que suele ocurrir en el ámbito procesal laboral, en lo
específicamente referido a la carga de la prueba.
Boza Pro[21] señala que «la duda es el elemento en torno al cual gira el indubio pro
operario. La doctrina y la jurisprudencia comparadas, mucho antes que las nuestras, se han
encargado de señalar claramente la necesidad de una “duda real, manifiesta y patente”. Al
requisito anterior se le ha sumado uno segundo que exige que el sentido elegido no
contradiga la voluntad del legislador. Este segundo requisito es una suerte de
prolongación del anterior, que obligaría a una primera fase interpretativa en busca de la
voluntad real del ente productor de la noma analizada, mediante el uso del método literal y
el de la ratio legis».
Lea también: Recibir indemnización laboral no impide demandar indemnización por
daño moral en la vía civil [Casación 5008-2010, Lima]
Hace referencia a la traslación de la vieja regla del derecho romano in dubio pro reo.
Nuestra Constitución exige la interpretación favorable al trabajador en caso de duda
insalvable sobre el sentido de una norma, vale decir que se acredite que a pesar de los
aportes de las fuentes de interpretación, la norma deviene indubitablemente en un contenido
incierto e indeterminado.
La noción de duda insalvable debe ser entendida como aquella que no puede ser resuelta
por medio de la técnica hermenéutica.
Pasco Cosmópolis precisa que la aplicación de este principio debe ajustarse a los siguientes
dos requisitos:
El Tribunal Constitucional considera que la aplicación del referido principio está sujeta a
las cuatro consideraciones siguientes:
Existencia de una norma jurídica que, como consecuencia del proceso de interpretación, ofrece
varios sentidos.
Imposibilidad lógico-axiológica de dirimir esta duda mediante la utilización de cualquier método
de interpretación admitido como válido por el ordenamiento nacional.
Obligación de adoptar como sentido normativo a aquel que ofrece mayores beneficios al
trabajador.
Imposibilidad del operador de integrar la norma, ya que el principio no se refiere a suplir la
voluntad de este, sino a adjudicarle el sentido más favorable al trabajador.
Finalmente, la aplicación práctica del principio debe ocupar un lugar preeminente cuando la
ley material contiene vacíos o está en oposición con los convenios colectivos de trabajo,
usos, costumbres y liberalidades establecidas en el propio centro de trabajo; ya que en estos
casos es incuestionable que el ente juzgador, para salvar la situación creada, sin
escapatorias, deba aplicar lo que más favorezca al trabajador porque así lo determina el
art. 26°, inciso 3 de la vigente Constitución[22].
El principio de la norma más favorable se mueve en el terreno del conflicto entre dos o más
normas, a fin de seleccionar y aplicar al caso concreto, aquella que resulte más ventajosa
para el trabajador[23].
Neves Mujica[24] señala: «En el derecho del trabajo, a su vez, se ha formulado un principio
específico para la hipótesis del conflicto: la norma más favorable. Así, cuando dos normas
regulen incompatiblemente el mismo hecho, debe seleccionarse la que conceda más ventajas
al trabajador».
El principio de norma más favorable tiene como fundamento la existencia de dos o más
normas en vigor, cuya aplicación se discute. Esto significa que toda norma laboral para
prevalecer sobre otra igual, inferior o incluso de superior rango, ha de contener
prescripciones más favorables que ella[26].
Siguiendo a Boza Pro[27], quien refiriéndose a este principio, señala que cuando dos o más
normas regulan un mismo supuesto de hecho de manera incompatible, es decir, los
contenidos de dichas normas discrepan; debemos optar por una de ellas para aplicarla al
caso concreto. Pero es necesario distinguir dos tipos de incompatibilidades, cuyas
soluciones son diferentes:
Neves Mujica[28] citando a Camps Ruiz señala tres tipos de límites del principio de la
norma más favorable, como son: limites materiales, limites instrumentales y limites
aplicativos.
Lea también: Alcances sobre la fiscalización laboral, por Manuel de Lama [VÍDEO]
En cuanto a los límites materiales, Boza Pro[29] señala que refiere a los contenidos sobre
los que actúa el principio. Aquí la pregunta que debe responderse es si el principio actuará
independiente del contenido de las normas. Para dar respuesta a dicha interrogante, resulta
oportuno recordar que el conflicto supone la regulación simultánea de un mismo hecho por
varias normas divergentes en su contenido, pero formalmente válidas. No se aplica
entonces el principio cuando la norma que se supone más favorable excede los límites que
le fija el propio ordenamiento.
Por los límites materiales, las normas incompatibles que regulan el mismo hecho a la vez,
deben ser válidas en cuanto a su producción, conforme a las reglas previstas por el
ordenamiento. Si una de ellas es inválida, debe eliminarse o inaplicarse, según el medio de
control que utilice (sistema concentrado o difuso, respectivamente). Con ello se suprime el
propio conflicto, y queda una única norma aplicable, independientemente de que sea la
más favorable o no. Esto ocurre, por ejemplo, si un decreto de urgencia paraliza la vigencia
de un convenio colectivo, de modo inconstitucional. En ese caso, el primero debe suprimirse
del ordenamiento o paralizarse su aplicación en este, por lo que permanece solo el
segundo. Asimismo, si en una negociación colectiva articulada, se ha asignado una materia
al convenio colectivo de empresa y, sin embargo, la regula también el de rama de actividad;
este ha transgredido la competencia y es, por consiguiente inválido[30].
Pasco Cosmópolis[31], respecto a estos límites, indica:
La regla no puede actuar cuando una norma superior es de derecho necesario absoluto, esto
es, imperativa, de orden público; tampoco, frente a normas de contenido prohibitivo,
infrecuentes pero no imposibles en el orden laboral.
La norma más favorable al trabajador tiene un límite –agregan Alonso Olea y Casas
Bahamonde– cuando entra en juego el principio general de irrenunciabilidad por el interés u
orden público, al que por supuesto se halla sujeta; se repite de nuevo que aunque
hipotéticamente o prima facie fueran más favorables para el trabajador, no son admisibles
pactos o normas contra las de derecho necesario configuradoras de la “estructuras
institucionales” del Derecho del Trabajo y de las generales del ordenamiento jurídico.
Sobre los límites instrumentales (entre qué normas actúa la regla), no solo hay diversidad de
posiciones doctrinales, sino que los cambios en la legislación modifican constantemente las
reglas de juego respecto a estos[32].
Boza Pro[33] señala que la misma puede darse en los siguientes supuestos de conflicto:
a. Conflicto entre normas estatales: al respecto señala Boza Pro, que conforme al artículo
51 de la Constitución, en caso de normas de distinta jerarquía prevalece la de mayor
rango. Por otro lado, conforme al inciso 8 del artículo 118 de la Constitución, el presidente
de la Republica podrá reglamentar las leyes, pero sin transgredirlas ni desnaturalizarlas.
En consecuencia, incluso cuando una norma de menor rango resulte más favorable al
trabajador, la misma no podrá aplicarse al caso concreto pues contravendría el principio de
jerarquía constitucionalmente consagrado y la prohibición de transgredir y desnaturalizar las
leyes. Agrega Boza Pro, si estamos ante normas de igual jerarquía, habría que determinar si
se prefiere la norma especial (E) sobre la general (G); o, si se aplica la norma que
resulte más favorable (+) o la menos favorable (-) independientemente de su especialidad.
b. Conflicto entre norma estatal y convencional: en este supuesto, lo lógico será que la
norma seleccionada sea el convenio colectivo (C), cuya finalidad es en esencia mejorar los
mínimos establecidos por la norma estatal (L). En esa medida, se supone que tendrá por lo
general un mejor contenido que la norma estatal. Boza Pro señala que, en este punto, cabría
preguntarse si una ley podría derogar o dejar sin efecto a un convenio colectivo. Creemos
que no es posible hablar de derogación entre normas estatales y convencionales, puesto
que se trata de normas de naturaleza distinta, cuyo órgano productor y forma jurídica son
diferentes. No obstante, deben tenerse en cuenta las limitaciones que, por ley, podrían
imponerse a la autonomía colectiva.
c. Conflicto entre normas convencionales: esta clase de conflicto podría producirse entre
convenios colectivos de distintos niveles de negociación. En el derecho comparado son
diversos los criterios de selección para resolver el conflicto entre convenios colectivos –por
ejemplo, prevalece el convenio colectivo de ámbito superior; el celebrado primero en el
tiempo; el último que se celebró; el de ámbito inferior o especifico, el convenio más
favorable; etcétera–.
En conclusión, señala Pasco Cosmópolis, no hay un criterio absoluto respecto de los límites
instrumentales de la regla; la realidad de cada país los relativiza, más que la teoría, con el
incontrastable peso de la legislación positiva concreta.
La teoría del conjunto compara íntegramente toda la ley con todo el convenio colectivo y elige la
norma globalmente más ventajosa. Si se escoge la ley, los trabajadores reciben A, esa B y C, pero
pierden B del convenio colectivo y D otorgado por este. A la inversa, si se selecciona el convenio
colectivo, conservan esa B y D, pero dejan los beneficios conferidos por la ley; A, su B y C. El
resultado no puede ser más injusto. Es la teoría recogida por nuestra Ley de Relaciones
Colectivas de Trabajo, para la comparación entre convenios colectivos de distinto nivel que
entren en conflicto. En este campo, sin embargo, nos parece razonable su recepción, por cuanto
estas normas nacidas de la autonomía colectiva suponen delicadas armonías entre los beneficios
acordados y no acordados, que deben ser respetadas[36]. Boza Pro[37], sostiene que esta es la
opción que ha establecido la LRTC (artículo 45) para el caso de conflictos entre convenios
colectivos de distinto nivel. El problema de esta teoría es que, en virtud de su aplicación, termina
comparando diferentes derechos o institutos, respecto de los cuales no se produce conflicto
alguno, lo que dificulta, sin duda, la selección de la norma que resulta más favorable al caso
concreto.
(…)
Las convenciones de distinto nivel acordadas por las partes deberán articularse para definir las
materias que serán tratadas en cada una. En caso de conflicto se aplicará la convención más
favorable, confrontadas en su integridad.
(…)
Respeto de los derechos adquiridos. En virtud de la cual los derechos otorgados por las normas
se incorporan al nexo contractual y no pueden ser desconocidas. No se deben afectar los derechos
adquiridos por los trabajadores antiguos al amparo de la norma derogada, resultando aplicable
la norma derogante solo a los nuevos trabajadores. Este planteamiento se basa precisamente,
en la teoría de la incorporación, por la cual se “contractualizan” las condiciones de origen
normativo en cada relación individual de trabajo[45]. Esta teoría garantiza que quienes adquieren
un derecho al amparo de determinada norma, lo mantendrán aun cuando esta sea derogada por
otra. En consecuencia, siguiendo esta teoría, la norma anterior puede ser derogada por una
posterior peyorativa, sin embargo, aquellos trabajadores que adquirieron determinado beneficio
con la norma derogada tendrán derechos a conservarlo[46].
Las dos primeras teorías están a favor de la situación alcanzada por el trabajador en la
empresa, y la última está en contra.
Finalmente Toyama Miyaguku,[49] señala. «La C+B es, como se ha visto, pasible de
muchas teorías sobre distintos aspectos aplicativos. Está claro que se aplica frente a
derechos nacidos de actos no normativos y cuya consecuencia es el mantenimiento del
derecho efectivamente gozado por el trabajador. Entonces, no hay discusión acerca de la
aplicación de la C+B sobre derechos adquiridos nacidos de actos no normativos. No
sucede lo mismo respecto de la aplicación del referido principio para supuestos de sucesión
legal o convencional (la disposición contenida en el reglamento de la LRCT no conlleva el
mantenimiento de derechos adquiridos). Nosotros pensamos que en estos dos últimos
supuestos, frente a la disposición del Código Civil y la naturaleza de la C+B, no es posible
la conservación de derechos salvo la inclusión de una cláusula de permanencia: las normas
tienen aplicación automática y temporal, no perpetuándose en el contrato de trabajo».
3. Conclusiones
a. Los principios del derecho del trabajo, son pautas, líneas orientadores para los operadores
jurídicos, ya sea juez, legislador, abogados, litigantes en materia laborales; son la esencia
del derecho del trabajo, que la diferencia de otras especialidades del derecho.
b. Una manifestación del carácter protector del derecho del trabajo surge en el principio de
interpretación a favor del trabajador, llamado in dubio pro operario. El principio in
dubio pro operario, enuncia que si una norma le permite a su intérprete varios sentidos,
debe elegir el que sea más favorable para el trabajador.
c. El principio de la norma más favorable se da cuando existe el conflicto entre dos o más
normas, debiendo seleccionarse aquella norma que resulte más ventajosa para el
trabajador.
[1] Plá Rodríguez, Américo. Los Principios del Derecho del Trabajo. Montevideo,
Uruguay, pp. 13-15.
[3] Alonso García, Manuel. Curso de Derecho del Trabajo. Quinta Edición, Editorial Ariel.
Barcelona, p. 301.
[4] Bayón Chacón, Gaspar. Manual de Derecho del Trabajo. Madrid, 1976, tomo I, p. 233.
[5] Boza Pro, Guillermo. Lecciones de Derecho del Trabajo. Fondo Editorial Pontificia
Universidad Católica del Perú. Lima, Febrero 2011, p. 142.
[6] Neves Mujica, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. Fondo Editorial Pontificia
Universidad Católica del Perú, Tercera Edición. Lima, agosto 2016, p. 129.
[7] De Castro, Federico. Citado por Paredes Infanzón, Jelio. En Análisis De la Nueva Ley
Procesal del Trabajo. Ley N° 29497. Lima, 2010, Gráfica Esperanza SAC, p. 72.
[8] Pasco Cosmopolis, Mario, citada por Pacheco Zerga Luz. En “Los Principios del
Derecho del Trabajo”. Libro Homenaje a Mario Pasco Cosmópolis. Sociedad Peruana de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, primera edición. Lima, marzo 2015, p. 590.
[10] Pacheco Zerga, Luz. Los Principios del Derecho del Trabajo. Ob. cit., p. 591.
[11] Pasco Cosmópolis, Mario. “El Principio Protector en el Proceso Laboral”. En Trabajo y
Seguridad Social. Estudios Jurídicos en Homenaje a Luis Aparicio Valdez. Sociedad
Peruana de Derecho de Trabajo y de la Seguridad Social. Editora Jurídica Grijley, p. 520.
[13] Toyama Miyagusuku, Jorge. El principio “In dubio pro operario”. En Legis.pe.
[14] Alonso Olea, Manuel y Casas Baamonde, Emilia María. Derecho del Trabajo.
Thomson. Civitas. Madrid, 2001, p. 971.
[15] Alonso Olea, Manuel y Casas Baamonde, Emilia María. Ob. cit., p. 971.
[16] Herrera Vásquez, Ricardo. “El in dubio pro operario en la sentencia de la Ley Marco
del Empleo Público”. En Estudios de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Libro
Homenaje a Javier Neves Mújica. Editora y Librería Jurídica Grijley. Lima, 2009, p. 195.
[18] De la Cueva, Mario, citado por Plá Rodriguez, en Derecho Laboral, materiales de
enseñanza. PUCP, Lima, 1998. p. 149.
[25] Alonso Olea, Manuel y Casas Baahamonde, Emilia María. Ob. cit., p. 953.
[26] Ruiz Riquero, Jose Humberto. Luces y Sombras en la Aplicación del Principio de
Primacía de la Realidad en la Jurisprudencia Laboral Peruana. Gaceta Jurídica. Soluciones
Laborales, N° 64. Lima, abril, 2013, p. 109.
[43] Salas Franco. Tomás. Citado por Paredes Infanzón Jelio. En La Nueva Ley Procesal del
Trabajo. Comentarios/Práctica. Editorial San Marcos. Lima, 2007. p. 50.
[45] Salas Franco, Tomas citado por Paredes Infanzón, Jelio. Ob. cit., p. 50.