La Creaciòn 3 El Espìritu Santo en La Creaciòn
La Creaciòn 3 El Espìritu Santo en La Creaciòn
La Creaciòn 3 El Espìritu Santo en La Creaciòn
La 1a y 2a describen la condición de la creación en aquel primer momento cuando fue creado por el
poder soberano de Dios. Después el hagiógrafo presenta de modo ascendente o gradual partiendo
de lo más imperfecto a lo más perfecto el orden de creación como lo narra en el capítulo 1. El
Creador pudo haber comenzado su obra tal como lo conocemos ahora, sin embargo, escogió este
método para destacar su omnipotencia y sabiduría divina.
La segunda parte del texto dice: “y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”.
Primero nos enfocaremos en el concepto “abismo”. Abismo de hebreo “tejom” significa,
abismo acuoso, océano, hondura. Aguas profundas. tejom denota el océano universal
primitivo que envolvía a la creación. Dios creó la tierra cubierto de agua y sobre la cual
flotaba la tierra. Todo el abismo u océano estaba completamente en tinieblas. Todo
estaba en un estado negro y sin forma, todo el océano estaba cubierto de oscuridad.
Carecía de toda belleza del mundo. Las tinieblas eran parte del caos.
La tercera parte del texto es: “y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.
El Espíritu de Dios es la tercera persona de la Trinidad. Aunque en el Antiguo Testamento
no se conocía como Espíritu Santo, sino Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios habitaba
sobre todo lo creado. ¿Qué hacía el Espíritu de Dios? Se movía. Este movimiento señala
que estaba preparando los siguientes actos creativos de Dios. El Espíritu de Dios cubría
los elementos sin vida, se movía. Mover del hebreo merajefet, indica revolotear, volar,
cernir, vibrar o temblar, esto es una metáfora como un ave que con su nido que incuba
los huevos.
En la oscuridad del caos el Espíritu de Dios se movía, dando vida a los elementos
muertos., incubando la materia informe para darle forma y vida. El Espíritu de Dios
estaba atento, cuidando, protegiendo y preparando todo el proceso de la creación. La
presencia del Espíritu Santo tocando y envolviendo el caos como al águila dedicada a
sus polluelos alrededor derramando su amor sobre un mundo acabado de nacer.
El Espíritu es portador y dador de vida.