Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Casos Clinicos

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 7

Caso clínico : Una mujer de 42 años fue enviada a la consulta del psiquiatra

por petición de su marido. Este había observado que algunas veces, mientras
discutían en su familia, su mujer presentaba crisis de vértigo muy molestas.
Durante la entrevista, esta señora explicó sentirse mal por la sensación de
fuerte mareo que presentaba unas cinco veces a la semana, y que era
acompañada de nauseas. Durante estos ataques tenía la sensación de que la
habitación se le borraba de la vista y perdía el equilibrio. De manera extraña
estos ataques tenían lugar sobre las 4 de la tarde, llevándola a tumbarse hasta
las 8 de la tarde aproximadamente. Traía informes médicos del
otorrinolaringólogo, neurólogo e internista donde se manifestaba que no
padecía trastorno orgánico alguno.

Cuando el psiquiatra le pidió que describiera su relación matrimonial, la


paciente dijo que su marido era un tirano con ella y sus hijos; y admitió que
temía la llegada de este a casa, pues normalmente le regañaba y vociferaba por
como tenía y llevaba la casa. Desde que tenia este problema el marido y los
hijos tenían que apañársela para cuidar la casa; y el dialogo en la pareja era
mínimo. A pesar de todo, la paciente afirmaba que quería y necesitaba a su
marido.
Caso Clínico: Un ejecutivo de 25 años solicita ayuda del psiquiatra debido a
su necesidad repetida de espiar a mujeres mientras se desnudan o mantienen
actividades sexuales. Ya fue detenido en le pasado por esta actividad y las
personas que trabajan con el se han enterado recientemente de este hecho, lo
que le ha impulsado a la consulta. Este paciente parece una persona inteligente
y razonable, y tiene buen aspecto y capacidad para relacionarse con
muchachas de su edad. De hecho mantiene relaciones sexuales normales con
diferentes parejas. Sin embargo suele caer un par de veces en semana en estos
comportamientos, colocándose cerca de zonas residenciales y usando de
manera oculta unos prismáticos (Binoculares) de gran potencia. No tiene
intención de entrar en esos apartamentos ni violar a esas mujeres, su deseo
habitual es mirarlas y llegar al orgasmo mientras las observa. En el relato de
su vida cuenta que creció en una familia muy religiosa y estricta donde el tenía
tres hermanas mayores. Su madre le proporcionaba frecuentes mimos y
admiraciones y le preguntaba ocasionalmente si encontraría en su futuro una
mujer como ella. De hecho el paciente no ha mantenido hasta el momento una
relación estable con ninguna mujer. Eran muy estrictos en materia sexual, y
evitaban a toda costa cualquier tipo de desnudos parciales o gestos que
pudieran incitar el erotismo (ni siquiera los padres se besaban en presencia de
los hijos de manera cariñosa). Recuerda que desde que tenia 7 años intentaba
ver a su madre o hermanas cuando se desnudaban, tanto como podía. Desde
entonces comenzó a espiar a otras mujeres desnudándose, al principio con
varios amigos, que sin embargo fueron perdiendo el interés por estos actos,
pero el permaneció con ellos hasta el presente.
Gustavo fue detenido cuando abandonaba los grandes almacenes con tres
latas de caviar en sus bolsillos. Fue declarado culpable de robo en una tienda,
pero el juez solicitó un examen psiquiátrico, después de comprobar que no
tenía antecedentes penales y que no tenia necesidad particular de la comida
que había robado. Roberto es un hombre casado de 42 años, que trabaja en
una compañía de seguros y que nunca antes había sido detenido. En la
entrevista con el psiquiatra reconoce que lleva años robando en las tiendas. En
esta última ocasión describe que mientras paseaba sintió el impulso y la
tensión de entrar en los grandes almacenes sin ningún propósito concreto y en
ese momento se le pasó la idea de llevarse las latas de langosta. No tenia
ninguna necesidad de ello, y además no le gusta el marisco. Además llevaba
en la cartera dinero suficiente para haberlas comprado. Añade que en su
trabajo esta bien adaptado y que mantiene buenas relaciones matrimoniales.
Describe que el problema aparece en los dos últimos años donde nota un
sentimiento cada vez mayor de inutilidad que el relaciona con el alejamiento
de sus hijos adolescentes y escasos intereses en otros aspectos. Describe que
su padre era alcohólico y abusaba físicamente de su madre, y en su
adolescencia se metía en bastantes peleas por comentarios de otros chicos de
su baja estatura.
Caso clínico: Manuel es un empleado de correos de 45 años de edad que fue
valorado por su médico de cabecera y enviado al psiquiatra. Afirma haberse
sentido constantemente deprimido desde que iba a la escuela, sin poder
recordar periodos mas largos de dos días de animo normal. Su depresión se
acompaña de falta de interés por casi ninguna actividad, problemas de
concentración, sentimientos de incapacidad, pesimismo y resentimiento. Solo
se encuentra mejor cuando está solo en casa viendo la televisión o escuchando
música. En su historia personal destaca que en su infancia era un niño tímido y
vergonzoso, y se sentía abrumado en situaciones sociales como las fiestas de
cumpleaños o las reuniones escolares, donde se quedaba en blanco sin saber
que decir. Cuando fue creciendo se hizo de un par de amigos entre el
vecindario. Tenia buenas notas, pero lo pasaba mal cuando tenia que exponer
en clase. Le aterrorizaban, siendo un muchacho las citas con chicas, no había
salido con ellas por temor a pedírselo. Tuvo que dejar la universidad a pesar
de sus buenas notas, pues le agobiaba tener que relacionarse con la gente.
Posteriormente consiguió un empleo de correos en el turno de transporte
nocturno, en el que se sentía cómodo por no tener que tratar con mucha gente.
Nunca ha presentado crisis de angustia ni preocupaciones persistentes y solo
se pone ansioso cuando anticipa nuevas situaciones donde tiene que contactar
con gente desconocida.
Caso clínico: Francisco de 40 años, mecánico es remitido a la consulta
psiquiátrica donde le acompaña su mujer. Esta refiere que lleva dos semanas
muy hablador, que apenas duerme, y que le despierta de manera continuada en
la noche para hacer el amor con ella. Además tiene un terreno en el campo en
el que está casi toda la tarde trabajando después del taller de coches. El
paciente interrumpe varias veces a su mujer y se muestra chistoso, ofreciendo
tabaco al terapeuta, se levanta y camina por la consulta, diciendo que el está
muy contento y que no tiene ninguna depresión. Se muestra muy sonriente, y
dice que no le ve nada malo en desear hacer tanto el amor, que para eso están
casados. Después comienza a hablar de que sus hermanos se han aprovechado
de su capacidad de trabajar y que “ya está bien de que le den por el culo”; y en
ese momento comienza a desabrocharse los pantalones y a bajárselo, teniendo
que ser contenido por su mujer. Constantemente se muestra hablador,
marchándose de un tema a otro sin continuidad y cogiendo y soltando varios
objetos de la mesa del terapeuta.
Caso clínico: Se trata de una mujer de 35 años, casada y sin hijos, sin
antecedentes de trastornos mentales. Acude al servicio de urgencias del
hospital presentando síntomas de debilidad y aletargamiento. Se aprecia
deshidratación con arritmia cardiaca. La analítica da valores de alteración
importante e el equilibrio normal. Refiere esta mujer que a los 18 años inició
una conducta caracterizada por atracones de comida y gran apetito, comiendo
cada vez mas. Añade que esto lo comenzó al llevar un régimen de
adelgazamiento del que no tuvo éxito. Nota la necesidad imperiosa de comer,
a pesar de saber las consecuencias. Estas crisis de voracidad son cada vez mas
frecuentes y van precedidas de gran ansiedad que no cede sino es comiendo.
Como los laxantes son insuficientes para perder peso ha aprendido a vomitar y
a provocarse el vómito. Al principio lo hacía metiéndose los dedos en la boca,
pero últimamente lo consigue solo con proponérselo. Después de estos
episodios de ingesta masiva se siente digustada con ella misma, triste y
arrepentida, pero incapaz de cambiar de hábitos. Progresivamente ha
cambiado de carácter, volviéndose más impulsiva, irritándose fácilmente y con
tendencia a la depresión. Se aísla socialmente, fuma y bebe alcohol en exceso.
Caso clínico: Un hombre de 85 años es visto por una asistente social en un
centro para personas de la tercera edad, para valorar sus necesidades sociales,
y las de su mujer, postrada en cama. Aparentemente no presenta ningún
trastorno físico, y no presenta ningún deterioro del pensamiento y memoria.
En su historia personal, confeccionada con sus informes y los de su hija,
aparece que esta persona tuvo una carrera exitosa como abogado y hombres de
negocios. Ha estado casado durante 60 años, y su mujer es la única persona a
la que ha expresado sentimientos de ternura y en la única en que ha confiado.
Siempre ha sido un hombre muy cauteloso a la hora de hablar de él mismo a
los demás, creyendo que si lo hace pueden aprovecharse de él. Ha rechazado
ofertas de ayuda de conocidos, ya que sospecha de sus verdaderos motivos. A
lo largo de su vida han existido numerosas situaciones donde ha reaccionado
con una suspicacia exagerada, en ocasiones rayando lo delirante (p.e
almacenar cartas de un cliente en una caja de seguridad secreta de forma que
pudiera utilizarla como prueba en caso de que éste tentara demandarle por
mala administración de sus acciones). Siempre se ha dedicado a lo que él
considera trabajo útil, y dice que nunca tiene tiempo para actividades de ocio,
incluso los 20 años que lleva retirado. Dedica mucho tiempo repasando y
controlando sus acciones en bolsa, y ha cambiado de asesor en varias
ocasiones al interpretar pequeños errores en los estados de cuenta mensuales
como pruebas evidentes de intentos fraudulentos del asesor de encubrir gastos
fraudulentos.

También podría gustarte