Columna
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Los griegos antiguos decían que un idiota (idiotes) era un hombre que no intervenía
en los asuntos de carácter público y se dedicaba, en cambio, a sus cosas. Idiota describía
una condición que está lejos de la definición actual. No obstante, a partir del siglo V a. C.,
el siglo de la democracia periclea, el idiota comenzó a ser escarnecido por el polites, es
decir, el ciudadano, el hombre de la ciudad, aquél que se ocupa de los intereses de los
demás en la medida en que también son sus intereses. ¿Por qué?
La palabra demoi es el plural de demos. En efecto, demos significa pueblo, sólo que la
idea de pueblo de los griegos dista mucho de nuestra idea. Los demoi eran los atenienses
varones unidos por lazos de un linaje que vindicaba la pureza racial: bastante menos del
diez por ciento de la población de Atenas.
Es dificil saber si Marx fue cándido al construir la figura ideológica del proletariado,
consignando en ella virtudes y bondades que, en última instancia, no tenía (me inclino a
pensar que Marx no era cándido), pero Popper sí lo fue. Defendió la democracia liberal
dando por hecho que ella implicaba una ciudadanía, un conjunto de hombres y mujeres
responsables, sabios, informados. Creía además en el benéfico influjo de la educación.
El problema, con todo, es más complejo. El siglo XX, el culmen del progreso
tecnológico y científico, también fue el siglo más cruento de la historia, y XXI va por el
mismo camino. Los valores morales, y esto lo observó luminosamente el filósofo
Nietzsche, han servido para justificar actos atroces y deleznables. Descubrimos, fascinados,
los atributos de la libertad, y después nos horrorizamos: no sabemos qué hacer con ella. O
la usamos contra los demás, o la usamos contra nosotros mismos.
Los enemigos de la sociedad abierta no son Platón ni Hegel ni Marx. Son los idiotas.
El libro de Popper es la sinfonía del optimismo que suena melodiosamente a la sombra del
estruendo agónico de una guerra que nos ha legado unas libertades para las cuales, visto lo
visto, no parecemos estar a la altura.