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Info Poesia Precolombina

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Literatura precolombina Antes de la llegada de los españoles en la América

hispana existian gran cantidad de culturas con numerosas lenguas distintas,


entre las que se destacan la lengua maya, la nahuatl (de los aztecas) y la
quechua (de los incas)etc
La literatura precolombina, como su propio nombre indica, hace referencia al
conjunto de obras con valor literario producidas en América (del Norte,
Central y del Sur) antes de la llegada de Cristóbal Colón y de la subsiguiente
conquista española.
En ese largo período de tiempo, que va desde el surgir de los primeros pueblos
americanos hasta la mencionada conquista, existieron literaturas muy
diferentes, cada una propia de una cultura o pueblo. Hay tres de ellas que, sin
embargo, fueron más brillantes y conocidas, tres literaturas que van en
consonancia con las tres grandes culturas americanas precolombinas: la
azteca, la maya y la inca. Cada una de ellas utilizó una lengua diferente. Los
aztecas hablaban y producían su literatura en lengua nahuatl; los mayas en la
llamada lengua maya; y los incas en lengua quechua. La lengua aymara por su
parte también produjo -y en menor medida sigue produciendo- una
importante literatura.
Una -triste- realidad común a estas tres literaturas que acabamos de
mencionar es el escaso número de testimonios que conservamos. Si bien
aztecas, mayas e incas fueron pueblos profundamente desarrollados y
avanzados en su relación con las artes y la ciencias, no tuvieron por
costumbre fijar por escrito su producción literaria. Ésta se basaba
fundamentalmente en la tradición oral, y por este medio se transmitía y
conservaba. Sólo algunasobras muy particulares se grababan en algún soporte
escriptorio.
Es bien sabida la esquilmación humana y material que sufrieron estos pueblos
con la llegada de los españoles. La conquista destruyó sus culturas y muy
pocos retos se conservaron. Lamentablemente, la literatura fue uno de los
ámbitos más perjudicados, y sólo gracias a la labor de algunos cronistas, que
tradujeron ciertas obras y las fijaron al alfabeto latino, se pudieron conservar
algunos ejemplos de su literatura, si bien, probablemente, no de la forma en
que fueron creados.
Por medio de esos ejemplos, sabemos que se trataba en su mayor parte de
una literatura poética, que versificaba casi todos los géneros. Sabemos que su
temática iba casi siempre relacionada con los dioses, bien en forma de himnos
o alabanzas, bien en forma de descripción e instrucciones para rituales y
conmemoraciones religiosas. Por otra parte, sabemos también que existía
unaliteratura que hoy, amén de las lógicas reservas, podemos asimilar al
ensayo: había obras, en efecto, que trataban de ciencias, astronomía y
filosofía.
La literatura inca
La civilización inca logró formar un extenso y poderoso imperio en la época
precolombina; imperio que logró ser el estado prehispánico de mayor
extensión de toda América, y que subsistió durante siglos. De ese poderoso
imperio han quedado restos monumentales y artísticos, pero no nos resulta
nada fácil hacer un estudio sobre su literatura, dado que no se conserva
ningún testimonio directo en forma escrita que pueda ser estudiado por
expertos en el tema.
Los incas se expresaban en lengua quechua, un idioma que por cierto pervive
hoy en día y es ampliamente usado en diversas regiones de América Latina.
Sin embargo, no tenían costumbre de poner por escrito sus leyendas y
tradiciones. La única forma de escritura que se les conoce es la de los quipus,
compuesta por unos hilos de diferentes colores que anudándose en formas
distintas les servía como materia escriptoria. Los quipus eran muy útiles, en
efecto, para mantener los registros y la contabilidad del estado, pero no eran
desde luego idóneos para escribir literatura.
De este modo, la literatura de los incas (o “literatura incaica”) se componía
exclusivamente de testimonios orales. Cómo funcionaba, qué temas trataban,
qué historias contaba y qué autores destacaron son preguntas que sólo pueden
obtener respuestas parciales y especulativas. Si bien los cronistas españoles
transcribieron algunos ejemplos, y otros se perviven aún gracias a la tradición
oral, resultan muy poco numerosos y tal vez no sean lo suficientemente
significativos como para abordar un estudio sistemático que mejore nuestro
conocimiento de la literatura incaica.
Sabemos, en cualquier caso, que la literatura de los incas era mayormente
poética, y se mantenía centrada en temas directamente relacionados con la
naturaleza, como las plantas, las flores y los animales. Los investigadores
asocian esta tendencia a la naturaleza fundamentalmente agrícola de su
civilización.
La música y la danza, al parecer, eran parte misma de la experiencia literaria,
y componían juntas parte integrante de la representación.
Se conocen al menos varios tipos de poesías, que son:
- el wawaki, unos poemas entonados por coros de jóvenes durante las
llamadas fiestas de la luna,
- el huahuay, unos poemas de naturaleza triste y melancólica
- el yaravía, unos poemas relacionados con el amor
- el huaino, unos poemas relacionados con el amor erótico
- el triunfo, unos poemas que tenían que ver con la guerra y la victoria
- el aymoray, unos poemas de inspiración rural y agrícola
Sobre la autoría, se saben pocas cosas. Los incas contaban con autores
oficiales residentes en la corte y llamados amautas, así como con poetas
populares que tal vez “recitaran” en las calles y que recibían el nombre de
haravec

MAYAS
Sistema de Escritura
El sistema de escritura maya (a menudo llamada jeroglífica por un vago
parecido superficial con la escritura del Antiguo Egipto, con la que no se
relaciona) era una combinación de símbolos fonéticos e ideogramas, en
realidad la estructura pictográfica es más parecida al chino, donde los
ideogramas pueden anidarse para formar conceptos más complejos, a la vez
que funcionar sólo como representaciones fonéticas. El desciframiento de la
escritura maya ha sido un largo y laborioso proceso. Algunas partes de ésta
fueron descifradas a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX (en su
mayoría partes relacionadas con números, el calendario, y astronomía), pero
los mayores avances se hicieron en las décadas de 1960 y 1970, y se
aceleraron de allí en adelante, de manera que ahora la mayoría de textos
mayas pueden ser leídos casi completamente en sus idiomas originales. Los
misioneros españoles, en su afán por imponer y arraigar la religión cristiana
entre los indígenas, para acelerar el proceso de catequización, ordenaron la
quema de todos los libros mayas poco después de la conquista.[3] El hecho fue
un gran golpe a la conservación del conocimiento de la antigua escritura
maya. Aunque muchas inscripciones en piedra aún sobreviven (la mayoría de
ciudades que ya estaban abandonadas cuando llegaron los españoles), sólo
tres libros y algunas páginas de un cuarto sobreviven de las antiguas
bibliotecas. Terrones rectangulares de yeso son un descubrimiento frecuente
en la arqueología maya; parecen ser restos de lo que una vez fueron libros,
después de que todo el material orgánico se pudrió.
Literatura
Hay pocos ejemplos de la literatura maya, pues muchos códices mayas (libros)
fueron destruidos por el tiempo, la humedad o los misioneros españoles, y
sólo se salvaron cuatro: El Códice de Dresde; el Códice Tro-Cortesiano, el
Códice Peresiano y el Códice Grolier que se encuentran respectivamente en
Dresde, Alemania; Madrid, España; París, Francia; y Ciudad de México,
México. Los Libros de Chilam Balam, El Popol Vuh y Los Anales de los
Cakchiqueles fueron escritos respectivamente en maya yucateco, quiché y
cakchiquel utilizando el alfabeto latino traído por los españoles. Así, la
“pureza” de estos libros está bajo sospecha pues los españoles pudieron haber
influido de forma directa o indirecta, pero de cualquier forma, son libros
mayas, es decir de los mayas que vivieron en tiempos de la colonia española.
En el caso del Popol Vuh, el descubrimiento de un bajorrelieve de 1.500 años
de antigüedad en la Acrópolis, (una pirámide de cerca de 75 m de altura) en
Toniná, Chiapas, podría confirmar la autenticidad del Popol Vuh.
Música
La música maya se basaba en dos tipos de instrumentos: de viento (silbatos,
flautas y caracoles) y de percusión (xilófono [tanto de piedra como de
madera], caparazones de tortugas y bastones de madera). Los bastones de
madera son huecos y tienen estrechos pasajes interiores que hacen sonar las
semillas en su interior. No se conoció la música producida por instrumentos de
cuerda (por ejemplo las guitarras). No conocemos muchos de los instrumentos
hechos en madera que desaparecieron al paso del tiempo y la humedad.

Aztecas

Literatura

La escritura

Le escritura azteca o náhuatl, fue videográfica o jeroglífica, y estaba en la


ultima etapa de elaboración, es decir, la fonética, cuando llegaron los
españoles. Los aztecas no habían podido todavía representar los sonidos con
letras, o al menos, no se lo ha podido comprobar.

Fuentes
La literatura náhuatl es conocida, sin embargo, por diversas fuentes que han
llegado hasta nuestros días. Muchos códices de la época aborigen, fueron
destruidos por los españoles, para evitar la supervivencias de las regiones
idolátricas y a veces, lo destruyeron también los propios aborígenes en sus
luchas intestinas.

En general, lo que se conoce hoy en dia de la literatura nahuetl es debido a


las crónicas de los misioneros o la tradición oral. Los estudiosos investigadores
han podido hacerse una idea caval e incluso rescatar ideas indígenas gracias a
esas fuentes.

Se sabe, así, que entre los aztecas llegaron a formarse verdaderas escuelas
literarias y que al menos hubo tres grandes centros culturales: Tenochtitan
(México), Texcoco y Cualhtitlán. En las primeras de esas ciudades, existió un
verdadero emporio cultural, y en la segunda hubo archivos y museos
importantes, ahora desaparecidos.

Los géneros literarios mas cultivados fueron la lírica , la épica, el drama y


además, la historiafria.

La poesía lírica

La poesía lírica estuvo íntimamente ligada a la música y a la danza, es decir,


que la poesía era cantada y bailada.

Esta poesía era anónima e intervenían tres agentes: el compositor de la letra,


el músico y los bailarines y cantores.

La temática no era muy variada, y trataba principalmente de la fugacidad de


la vida, el enigma de la muerte con frecuentes alusiones al mas allá, la
vanidad del hombre y la rapidez del goce en la vida. Estaba impregnada de
ideas religiosas, acordes con el concepto azteca de la vida, que en su opinión,
consistía en la guerra, la muerte, el mundo de ultratumba y las clases
sociales.

No quedan sino escasos vestigios de la poesía amorosa o satírica.

En cuanto a la forma, fue muy común el uso del verso hemistiquios.

La épica y los himnos religiosos

Los aztecas componían himnos religiosos en honor a sus dioses, que provenían
de la inspiración de compositores oficiales de los templos.

En materia épica o guerrera los aztecas tuvieron una profunda conciencia.


Escribieron problemas sobres sus héroes y la historia, bastantes
rudimentarios, en los cuales mezclaban ciertos lirismos.
Incas

Literatura

Escrituras y fuentes

Los Incas carecieron de un sistema de escritura ideográfico o fonético. No se


conservan restos del idioma imperial ni tampoco quedan documentos literarios
escritos. Solo se dispone de tradiciones orales. El Inca Gracilaso, que la
conoció dice que "es lastima que se pierda o corrompa, siendo una lengua tan
galana"*. Las fuentes de la primitiva literatura quechua, además de la
tradición oral, son los libros escritos por los españoles del tiempo de la
Conquista, quienes han dejado transcriptas muchas composiciones de la época
y aun anteriores.

La poesía Quechua

La poesía incaica se caracteriza por el panteísmo o adhesión a la tierra,


propio a una civilización agrícola-militar, en la que los animales, las plantas y
las flores, ocupan un lugar importante. El espíritu de la mentalidad indígena
es difícil de comprender por el hombre occidental, ya que los valores de
ambos mundos son distintos.

Además del panteísmo, es perceptible en la poesía incaica una tristeza típica


del indígena, que, sin embargo, no tiene el mismo sentido que le da el
hombre moderno. Por otra parte, casi no existe diferencia para el alma
indígena entre los conceptos de tiempo y espacio. Otra característica es un
cierto "franciscanismo" (como lo designo Luis Alberto Sánchez) que consiste en
el amor especial que el indio siente por los animales, que comparten el hogar
casi en calidad de hermanos. Este matiz hace pensar en la sicología de san
Francisco de Asís, que consideraba hermanos a las bestias y cosas naturales.

Así mismo, la poesía Quecha es un arte de masas y no exalta sino por


excepción a los grandes hombres del imperio o Tahantisuyo.

Como en las otras civilizaciones antiguas, la poesía se acompañaba de la


música y de la danza. Hubo dos clases de poetas: el poeta oficial, de la corte
y el poeta popular, profano, lírico o bucólico, llamado Haravec. El primero
componía poesías rituales, de mayor valor literario y más exquisita técnica
literaria, mientras que el segundo era un vate popular, de menos técnicas y
compromisos en los temas a desarrollar.

Declinación de la literatura quechua

Conviene distinguir al referirse a las letras incaicas, entre el arte incaico


puro, propio de la época de la Conquista, y el arte mestizo o cholo fruto de la
contaminación de las culturas aborigen y española.

Con la Conquista, los cantos indígenas se mezclaron con los católicos, y de esa
fusión surgió un arte nuevo o mestizo. Los españoles, del mismo modo que lo
habían hecho en México, Guatemala y otros países, destruyeron los elementos
paganos de las civilizaciones indígenas. Sin embargo, la mentalidad indígena,
muy religiosa de por si, transfirió muchos aspectos de su paganismo al
catolicismo, y fue así como en algunos casos Jesucristo fue asimilado en
Pachacamac, dios de los incas.

Clases de lírica

La lírica incaica y su posterior evolución, la mestiza, tenían distintos tipos de


composiciones. Entre ellas el wawaki, que era cantado por coros juveniles de
ambos sexos en las festividades de la luna o durante las noches de guardia en
las sementeras.

El yaraví, que eran expresiones líricas, por lo general de temas amatorios y


sentimental, que fue raíz del actual yaraví peruano.

El Huayno, de carácter erótico; el hahuay o lamento; el triunfo o canción


alegre del trabajo y la victoria, que también paso al arte mestizo; el aymoray,
poesía ligera de inspiración rural, que empleaba a menudo el dialogo; la
poesía ritual y otras formas.

Escritura

Los pueblos mayas desarrollaron un método de notación jeroglífica y


registraron su mitología, historia y rituales en inscripciones grabadas y
pintadas en estelas (bloques o pilares de piedra), en los dinteles y escalinatas
y en otros restos monumentales. Los registros también se realizaban en
códices de papel ámate (corteza de árbol) y pergaminos de piel de animales.
Sólo existen tres muestras de estos códices: el Dresdensis (Dresde),
actualmente en Dresde; el Perezianus (Peresiano o de París), en París; y el
Tro-cortesianus (Tro-Cortesiano o Matritense maya). Estos códices se
utilizaban como almanaques de predicción en temas como la agricultura, la
meteorología, las enfermedades, la caza y la astronomía.

En el siglo XVI se escribieron textos en lengua maya pero con alfabeto latino,
y entre los más importantes se encuentran el Popol Vuh, relato mítico sobre
el origen del mundo y la historia del pueblo maya, y los llamados libros de
Chilam Balam, crónicas de chamanes o sacerdotes en las que se recogen
acontecimientos históricos. La obra del obispo fray Diego de Landa, Relación
de las cosas de Yucatán, ha resultado una fuente importantísima para
descifrar la grafía maya.

Popol Vuh o Libro del concejo

Se transmitió originalmente por tradición oral, hasta mediados del Siglo XVI,
en que fue escrito por un indígena en lengua quiché pero con caracteres
latinos.

Este fue traducido al castellano por Francisco Jiménez, cura párroco de Santo
Tomás Chuilá, antigua población de Guatemala.
El popol vuh narra la historia de la creación de los pueblos quiches:

Primera creación

Los dioses crearon la tierra y la poblaron de animales dándoles a cada uno un


lenguaje, pero como no fueron capaces de pronunciar los nombres divinos,
fueron destruidos.

Segunda creación

Los dioses crean figuras humanas de barro que hablan pero carecen de
pensamientos. Vieron que no estaba bien y las destruyeron.

Tercera creación

Los dioses fabricaron muñecos de madera con forma humana, los cuales
hablaban y tuvieron descendencia, pero al carecer de sangre se secaron.

Los utencillos de cocina y los animales domésticos se rebelaron contra estos


maniquíes y una espesa lluvia que bajo del cielo termino por destruirlos. Los
sobrevivientes huyeron a los montes convertidos en monos.

Cuarta creación

Después de celebrar nuevo consejo, se produce la creación definitiva del


hombre, fortalecido con la sustancia blanca del maíz, con el cual forman la
carne de los que serán los primeros padres de la humanidad. Estos como
tenían inteligencia capaz de comprender los secretos del universo,
agradecieron su creación a los dioses.

Las 4 edades del Popol vuh

El popol vuh tienen un carácter simbólico y a través de los mitos que lo


componen se ha podido leer la historia sistematizada de las distintas etapas
del pueblo quiché, desde la prehistoria hasta su edad mas avanzada.

Las cuatro edades corresponden, sucesivamente, a la edad primitiva, en la


cual no existían diferencias de grupos lingüística y el hombre estaba en el
ciclo de la caza y la recolección; la segunda edad es el comienzo de la vida
agrícola y el principio de la alfarería; la tercera edad nos habla de una
sociedad con unidad étnica y al grupo familiar dedicado a los cultos agrarios;
y la cuarta edad se corresponde con importantes progresos de organización
política, social y religiosa, en la que el maíz es el alimento esencial y la base
de una economía propia.

Le lenguaje del Popol Vuh

Este es simbólico y oculta una cosmogía que se dirige a la mentalidad mágica


del hombre primitivo. La riqueza de su prosa poética consiste en la revelación
producida a través de nombres de dioses mayores o menores que representan
la fuerza de la naturaleza, o nombran a los seres que pondrán la vida sobre la
faz de la tierra. Los llamados constructores y los que traerán por primera vez
la palabra.

En lenguaje del Popol Vuh es metafórico, debido a que se expresa por


analogías, y se explica mediante un pensamiento con imágenes. Aparece
entonces la metáfora como una pequeña fábula o mito.

ANTES DEL SIGLO XV

Antes de la llegada de los españoles, en el territorio americano existían


importantes culturas indígenas que se habían desarrollado en diversos
aspectos: científico, artístico y económico. Entre ellas sobresalen pueblos
como los mayas, radicados en Guatemala y Yucatán; los aztecas, establecidos
en México, y los incas, que ocuparon el Perú. Subyace en todos ellos una
interpretación mágica de la realidad, característica común a todas las
civilizaciones primitivas.

En el ámbito literario, América indígena desarrolla una literatura colectiva


transmitida oralmente de generación en generación.

SIGLO XV

Durante este siglo, dos civilizaciones indígenas americanas se encuentran en


su apogeo: la azteca y la inca. Con el descubrimiento del nuevo mundo
realizado en 1492 por Cristóbal Colon, la América indígena se convierte en
América hispánica.

Claro que existía una forma de escritura no podía ser de otra manera de

tan extraordinaria civilización esta era llamada Kipus eran un sistema de

nudos los cuales tenían diferentes colores que a la vez estaban ubicados

distante del uno al otro esta forma constituyo claramente una evolución

a la forma de expresión grafica también se conocen otro tipo de Kipus

ideológicos los cuales esos nudos representaban hechos históricos que

eran aprendido de memoria, podemos percatarnos que no solo servían

estos Kipus para la memoria y para los números es posible que esta

forma de “escritura” sirviera para repetir poemas, leyendas, historias y

leyes. Sin duda una forma muy interesante de dar a conocer los hechos

de esta civilización que llevaron a conocer de alguna manera esta cultura


y lo que hoy también conocemos como literatura incaica esta cultura dio

gran importancia al género lírico ellos tenia esta representación en la

gran mayoría de sus actividades ya sea agricultura, económica o social.

Según José Alcina Franch los primeros y màs destacados poetas de

aquella civilización eran los Arawikus que preferian los versos cortos de

unas cuatro, cinco o seis silabas, los poemas mas famosos de los Incas los

encontramos refiriéndose a temas tales como hombre se ponían en

contacto con la divinidad en lo cual estos expresaban su mas genuinos

sentimientos religiosos estos poemas religiosos son mas conocido como

Jaillis sagrados en los cuales muchas veces se encontraba a hombre

tuteando al Dios . Viracocha, Dios creador esto Jaillis eran cantado en

efectividades religiosas las cuales eran acompañados por danzas y canto

a sus dioses.

Otra forma que poseían los Incas eran el Wawaki su similar en Jailli, una

canción de tipo dialogada este genero si podemos llamar así era utilizado

para la festividades de la luna, la cual tenia como objetivo el

acercamiento del sexo opuesto estos cantos referían a temas amoroso y

de un amor fácil entre los jóvenes Incas. De este genero podemos

encontrar otro dos tipos de poemas o cantos, el primero era el Wayñu

donde podemos referir temas tales como el amor leve, puro, lìrico. El

otro genero era conocido como Ghashwa que se referia en sus estrofas a

canciones de jóvenes que bailaban en parejas sementeras. También

existe otro elemento lírico como Urpi (La paloma) vendría siendo una

canción nostálgica y doliente el la cual encontramos un canto de dolor de


parte del poeta esta reacción cuando su mujer le causaba la Urpi de su

paloma.

A continuación encontramos algunas poesías o cantos Incas de Urpi y de

Jillis

QUITA URPI

¿Qué viene a ser el amor

palomita agreste,

tan pequeño y esforzado,

desamorada;

que al sabio más entendido,

palomita agreste,

le hace andar desatinado?

desamorada.

Oración Primera al Hacedor

! OH Wiracocha del principio del mundo,

Wiracocha del fin del mundo,

Wiracocha principal y bello!

! OH Creador, Providente!

que diciendo:

”Sea el hombre,
sea la mujer”

a todos hiciste.

Creado y colocado

por ti (en este mundo)

pacíficamente

y sin cuidados

viviré.

¿Dónde estás?

¿Estás afuera?

¿Estás adentro?;

¿estás en las nubes?

¿Estás en la sombra?

¡Escúchame, atiéndeme!

¡Concédeme este ruego!

Hazme vivir

por tiempo indeterminado,

protégeme, susténtame!

Y a través de esta ofrenda

Recíbeme,

Donde quiera que estés,

¡OH Wiracocha!
omo su nombre lo indica, la literatura precolombina hace referencia a la
producción literaria que tuvo lugar en el continente americano antes de la
llegada de Cristóbal Colón y los conquistadores europeos. Por lo tanto, el
concepto abarca miles de años de historia y llega hasta 1492.

En cuanto a los textos precolombinos de los pueblos más desarrollados


socialmente, no es mucho tampoco lo que ha quedado, aunque sí lo suficiente
para hacerse una idea del concepto poético de estos pueblos. Esta poesía
posee, principalmente, un fuerte sentido religioso de comunicación colectiva
entre los hombres y sus divinidades, también encontramos, además de los
textos sagrados, una cantidad de poemas educativos, líricos, épicos y
eróticos, muchos de los cuales fueron transmitidos en forma oral y luego
llevados a la simbología escrita. Los habitantes precolombinos dieron una
importancia superlativa al cosmos, sacralizándolo incluso en sus
manifestaciones orgiásticas y festivas, que no eran menores dentro de su
cultura. La conservación de los textos se debe principalmente a los códices o
libros en lengua autóctona escritos por los amanuenses más letrados. Muchas
de las creaciones precolombinas, sobre todo las dramáticas, se cantaban y
bailaban en las ceremonias rituales, eventos esenciales en el desarrollo
cotidiano de estas sociedades.

Para este breve recorrido por la poesía precolombina nos basaremos


fundamentalmente en las culturas azteca, maya, e inca, siendo la idea
resaltar aspectos que, si bien pueden resultar generales, acerquen al lector,
de algún modo, a la literatura practicada por nuestros antepasados más
cercanos, permitiéndonos, a la vez, una especie de reencuentro con nuestras
raíces prehispánicas.

Los Aztecas

Los aztecas fueron un pueblo que tomó muchos elementos culturales de los
Olmecas (mencionados anteriormente); de los Zapotecas, que poseían un
sistema de escritura que grabaron en pergaminos y piedra. De los Mixtecas, de
los cuales se conservan códices pintados sobre piel de animales y de los
Teotihuacanes cuyo legado religioso fue profundo. Fueron politeístas con un
marcado antropomorfismo. En el aspecto lingüístico no pronunciaban la b, g,
r y s. Usaban mucho los sonidos p, c, l y x, predominando el tl. Los poetas en
esta cultura poseían un elevado rango que los ponía a la par con sacerdotes,
nobles y príncipes. Algunos nombres que se conservan son los de
Netzahualcoyotl, Tlacahuepan, Tozcuatectli y Tlatecatzin, entre otros. La
mayor parte de la poesía azteca o Náhualtl es anónima y priman los poemas
de corte místico donde la relación con la divinidad prevalece, tal como se
expresa en este fragmento: "Y decían que a los primeros hombres/ que dios
los hizo, los forjó de ceniza./ Eso lo atribuían a Quetzalcóalt, cuyo signo es
el viento" (...) "Se cimentó luego el tercer Sol. Su signo era lluvia" (...) "Y
decían que en él llovieron las pedrezuelas que vemos,/ que hirvió la piedra
tezontle/ y que entonces se enrojecieron los peñascos", perteneciente al
texto "Rito de los cinco Soles". Otro poema importante se titula "Poema de
Quetzalcóatl y el nacimiento de Huitzilopochtli". Vale destacar unos singulares
concursos de poesía llamados Huehuetitlan donde participaban los caudillos y
guerreros. Estos fueron recogidos luego en los Cantares Mexicanos.

En un poema festivo, "Canto de Chalco" donde se eleva la figura del vate, se


canta: "¡Oh!, llegaron las flores,/ las flores en primavera:/ bañadas de sol
están las múltiples flores;/ son tu corazón, tu cuerpo, ¡oh dador de la vida".
Los aztecas practicaron los sacrificios humanos y mantuvieron un permanente
estado de guerra con sus vecinos, lo que también quedó reflejado en su
poesía: "¿Qué estáis pensando, príncipes de Huexotzinco?/ Fijad la vista en
Acolhuacan,/ la tierra arrasada, como sementera de Huexotla/ de
Itztapalocan./ ¡reina la noche en la ciudad!" (...) "¿Por qué motivo nos
aborrece Tezozomoctzin?/ ¡Acaso muerte nos prepara y guerra quiere!/ ¡Ya
está tendida la batalla en Acolhuacan!/ Aunque afligidos, damos placer/ al
dador de vida". También sería importante destacar que el poeta cumplía
además una función de educador, historiador, teólogo y filósofo, todas
funciones donde se mezclaba lo real con lo mitológico.

Los Mayas

Los mayas fueron uno de los mayores imperios de la civilización precolombina,


llegando a abarcar sus dominios Tabasco, Chiapas, el Yucatán, Guatemala,
Honduras y una parte de El Salvador. Su imperio pasó por varias etapas:
Antiguo Imperio Maya, período formativo (1500 a.n.e. al 150 d.n.e). Apogeo y
fin del Antiguo Imperio (período clásico 300 al 800 d.n.e.) y el Nuevo Imperio
Maya (cultura maya-tolteca), hacia el siglo X y sobreviviendo hasta 1250
gracias a la liga Mayapán que unió a todas las ciudades del Yucatán.
Posteriores guerras y plagas acabaron con los últimos vestigios del esplendor
de la civilización y ciudades mayas. Este pueblo destacó por su sistema
numérico vigesimal con conocimiento del cero. Desarrolló un sistema de
escritura y de grafismo numérico. Conocieron las fases de la luna y crearon un
calendario basado en la observación de los astros. En su faceta literaria
escribieron "libros" en tiras de piel de venado y la obra más importante de su
literatura es el Popol Vuh, que está a la altura de grandes obras universales
como la Biblia, la Teogonía o el Ramayana. De manera general podríamos
decir que relata la lucha de los mellizos Hunahpú e Ixbalanqué (los gemelos
civilizadores) contra los gigantes Vucub Caquix, Zipacná, Cabracán y los
señores de Xibalbá. En 1542 fue transcrito a letras latinas por Fray Alonso del
Portillo de Noreña y entre 1701 y 1703 Fray Francisco Ximénez lo tradujo al
español. Junto al Popol Vuh está el Chilam Balam, un conjunto de libros que
cuentan sobre el modo de vida de los mayas antes y después de la conquista,
dejando de manifiesto sus aspectos religiosos y mitológicos.

A pesar de la dificultad idiomática y falta de estudios al respecto han llegado


hasta nuestros días algunos textos a través de los cuales podemos conocer el
concepto poético de esta cultura. Estos textos han sido conservados
principalmente gracias a la tradición oral. De un poema llamado "Himno Solar"
rescatamos estos versos: "Veo lo malo y lo bueno aquí en la tierra./ Dame tu
luz, mi verdadero padre./ Pon en mí pensar y en mi inteligencia mucho
entendimiento/ a fin de que pueda reverenciarte cada día". Dentro de la
cultura maya también podemos encontrar escritos lacandones y tzotziles que
nos hablan de adivinaciones, ofrendas, exorcismos y otros rituales. Curioso
resulta un texto tzotzil titulado "Rezo para curar la epilepsia": "Fuego
amarillo, te has convertido en epilepsia./ Viento del norte,/ te has
convertido en epilepsia" (...) "¡Arréglate, pulso grande! ¡Arréglate pulso
chico!/ Los dos pulsos en una hora, en media hora,/ así sea, Señor./ Así te
acabas/ sobre trece montañas/ sobre trece lomas,/ ahí te acabas en medio
de trece filas de rocas,/ ahí te acabas en medio de trece filas de árboles". En
otras temáticas podemos encontrarnos con bellos poemas de amor, como por
ejemplo uno llamado "Alabanza" al cual pertenecen los siguientes versos: "Es
necesario que te veas como eres:/ la más bella de todas,/ aquí en el pueblo
de Zibalche./ Te amo./ Quiero que luzcas de verdad muy hermosa,/ parecida
a la estrella humeante,/ deseada hasta por la luna y las flores del campo". El
legado de la literatura maya, si bien es todo un aporte a nuestra historia, aún
está por desentrañarnos sus mejores páginas.

Los Incas

Al sur de América, en la región andina, floreció quizá el más poderoso de los


imperios precolombinos, el Imperio Inca. Anterior a la aparición de los incas,
la región andina estuvo poblado por una raza llamada "ándina", que pobló el
litoral peruano entre los años 200 y 700 a.n.e, y que en la medida que se
desarrollaban lo hicieron diversificándose en variadas culturas. En su mayor
extensión el imperio alcanzó desde Quito hasta gran parte del actual
territorio chileno, integrando a pueblos como los Aymaraés, Chinbúes y
Diaguitas, entre otros. Importante fue la cultura Chavín, la más antigua de las
altas mesetas andinas, la Mochica, la Pacaras y la Nazca. Sobre el origen de
los Incas más que los hechos históricos abundan las leyendas. Su legado
arquitectónico como el de Tiahuanaco, junto al Titicaca, que nos muestra
imponentes construcciones y la "Puerta del Sol", refleja la grandeza de una
civilización que también ha sido llamada por algunos como "El Imperio del
Sol". Y qué decir de Machu Picchu, cuyas ruinas hablan por sí solas.

Si bien en el proceso de unificación del Imperio Inca la lengua quechua fue un


elemento importantísimo, éstos no conocieron la escritura, por lo que su
poesía sólo nos ha llegado de manera oral. Asunto extraño para un pueblo que
política y socialmente poseyó una organización de primer nivel. También
practicaron la pintura, la agricultura (cultivaron el maíz y la patata) y la
cerámica. Lograron trabajar varios metales, siendo el oro uno de los
principales y además el que más desgracias les traería tras la llegada de los
españoles. Como no dejaron escritura, los sacerdotes amautas versificaban los
hechos y los recitaban en las Fiestas del Sol. Estos además estaban encargados
de la educación de la juventud nobiliaria. También tuvieron un destacado
papel los harauec que practicaban la poesía narrativa mezclando historia y
mito. Los Incas tenían un sistema llamado quipu o escritura de nudos que
sirvió para recordar los acontecimientos mediante la cuelga de objetos en
cada nudo que hacían en un cordel.

Su calidad de pueblo guerrero y sin misericordia con sus enemigos quedó


grabada en el siguiente poema: "Beberemos en el cráneo del traidor,/
usaremos sus dientes como un collar,/ de sus huesos haremos flautas,/ de su
piel haremos un tambor;/ después bailaremos". Su misticismo religioso lo
reflejan, por ejemplo, estos versos del poema "Viracocha": "¡Dios que
gobierna y provee,/ Que crea con sólo decir:/ Sea hombre, sea mujer,/ Que
viva libre y en paz/ El ser que pusiste/ Y criaste". Pero la mayor fuerza
espiritual de los Incas venía de su relación con el Sol y la importancia de éste
en su vida cotidiana. En este hermoso poema aquello se expresa con altos
matices líricos: "Una llama quisiera/ que de oro tuviera el pelo/ brillante
como el Sol;/ como un amor fuerte,/ suave como la nube/ que la aurora
deshace./ Para hacer un quipus/ en el que marcaría/ las lunas que pasan,/
las flores que mueren". Cabría resaltar que este pueblo también cultivo el
arte dramático con obras teatrales sobre diferentes temas, representadas por
grupos llamados pukiskulla. Los géneros teatrales claramente definidos fueron
el wanka, de carácter histórico y el aránway que versaba sobre sucesos
cotidianos. Su drama más famoso fue Ollantay, prohibido luego bajo pena de
muerte tras la rebelión de Tupac Amaru en 1781.

Guaraníes y Mapuche

Si bien estos pueblos no alcanzaron grados superiores de civilización y


tampoco dejaron textos escritos, se ha podido recoger algunos testimonios
poéticos a través de la tradición oral, los que posteriormente fueron
transcritos por estudiosos del tema como una manera de conservar parte de
estas cultura sudamericanas. Los guaraníes habitaron gran parte del Río de la
Plata, Paraguay y parte de Brasil, llegando incluso a penetrar, en ocasiones,
hasta la cordillera de los Andes. Fueron monoteístas y llamaban al bien Tupá y
al mal Añang. Un poema de ellos dice: "Detente, culebra, detente,/ para que
mi hermana copie tus bellos colores/ como modelo de un lujoso cinturón/
que voy a dar a mi amada./ Tu belleza será así siempre preferida/ a la de
todas las demás serpientes".

En cuanto a los Mapuche, habitaron al sur de lo que hoy es Chile y fueron el


pueblo que más resistencia opuso a la conquista española. Creían en un Ser
Supremo llamado "Guenupillán" y en la inmortalidad del alma: "pillán". Otras
divinidades eran Meulen (benefactor), Huecub (el mal), Epunamun (dios de la
fábula) y Antumalguen (esposa del sol). Respecto de su lengua podemos decir
que es admirable por su armonía y espiritualidad, vivo reflejo de su sentido de
mancomunión con la tierra. Respecto a una parte de su religiosidad, nos dice
este "Canto a la Machi": "Serás machi, me dijo/ el rey de la tierra;/ sola me
ha mandado;/ machi ¡ay! Me dijo/ el rey de la tierra: aproxímate,/ soy el rey
médico/ y te digo seas médica./ Por eso con mi solo poder/ no he sido
machi". Otro testimonio de esta poesía son estos versos pertenecientes a un
texto llamado "Rezo de Nguillatún": "Tú, Rey Anciano, tú, Reina Anciana que
reinas en la Casa de Oro del Cielo Azul o/ Negro, arriba en las alturas. Nos
has olvidado a nosotros, los pobres, porque te va bien./ Nos olvidas a
nosotros y a nuestros animales. Siempre te hemos agradecido/ por regalarnos
el fuego, por habernos mandado el alma de un antepasado/ que nos enseñó a
hacer una ruka y a usar el fuego para cocinar...".

Finalmente, tendríamos que mencionar que el encuentro entre dos culturas,


como sucedió entre la precolombina y la de los conquistadores, no sólo trajo
la imposición de una sobre otra en un momento histórico determinado, sino
que influyó en la formación cultural y social de todo lo que sería el desarrollo
posterior de los pueblos y países Hispanoamericanos de una manera más
perjudicial que beneficiosa en cuanto a que rompió, por ejemplo, la intensa
relación que los pueblos mantenían con la tierra que habitaban, no heredando
esta característica a las nuevas sociedades. Hoy, cuando en el mundo se
pretende imponer una cultura hegemónica impulsada desde el gobierno
estadounidense, es más necesario que nunca buscar el reencuentro con
nuestras raíces culturales para intentar recuperar con fuerza algo que nos fue
arrebatado con la espada y la cruz. Una parte importante de nosotros se
encuentra en lo que fueron las civilizaciones precolombinas, y recuperar parte
de su poesía, en este caso, es una manera de recomenzar a rescatar y conocer
una cosmogonía que tiene muchos elementos que aportar en la emancipación
y lucha de los actuales pueblos Latinoamericanos.

No por segunda vez venimos a la tierra, príncipes chichimecas. / Gocémonos y


tráiganse las flores. / ¡Al reino de la muerte!.. Sólo estamos de paso: / de
verdad,
de verdad nos vamos/ verdad es que dejamos las flores y los cantos, y la
tierra. /
¿Estamos ya muertos o aun tenemos vida?/ ¿Hay un sitio en que dura la
existencia?/ ¡en la tierra tan sólo es el bello cantar, es la riqueza nuestra,/ es
nuestro adorno: / ¡gocémonos con ella!"3.
Es verdad que me perturba, y lo hace porqué descubro que los antepasaos
aztecas tenían una concepción filosófica que se potencio en Europa sólo hasta
la
modernidad, además, porque no es sólo eso, la concepción de la vida fugaz,
del
instante aprovechado y del goce y el placer de vivir, es la negación de la
tradición cultural que hace el poeta; es bien sabido que para las culturas
precolombinas la muerte significaba el paso a mejor vida con las deidades, el
retorno a la tierra de la que fueron formados, y el poeta pone en duda su
tradición, asegura que es aquí y ahora que existimos, niega la posibilidad de
otra
vida y anima a festejar con la danza y la poesía.
Cada vez me doy cuenta de que en América han existido desde sus primeras
civilizaciones concepciones de mundo amplias y complejas, incluso, - lo digo
con
atrevimiento- mucho mas elaboradas y sólidas que las europeas. Puedo
parecer
pretencioso, pero esto es un acuerdo tácito que propuse desde el inicio
cuando
aseguré que todo era mi interpretación, así que me atrevo a seguir.
Encuentro también en esta literatura una visión de mundo que se asemeja a la
de algunos escritores de vanguardia, en especial a los simbolistas, incluso a
los
románticos, pues subyacen en los versos que expongo a continuación una serie
de principios y características que hicieron sólidas a estas vanguardias:
"En primavera deleitosas son las flores, / deleitosos son los cantos. / Pero en
mi
casa reina el dolor. / Yo, yo ahora digo: / sólo por breve tiempo, cual flor de
la
magnolia,/ hemos venido al mundo a abrir nuestra corola. / Hemos venido
solamente a marchitarnos." 4.
Que bello me cae este poema, justo cuando estoy hablando de poetas de
vanguardia, en especial de aquellos que rompieron pautas y cantaron versos
de
muerte y deseo, egoísmo y putrefacción, pues bien, en este verso veo a
Charles
Baudelaire, ¿acaso soy osado cuando digo que aquí existe un Baudelaire con
tapa rabo?, creo que no se necesita mostrar la reverberación de gusanos para
referirse a la carroña, es suficiente con hablar de una flor que después de ser
de
las más bellas del jardín ahora se marchita. La muerte esta detrás de estos
versos, detrás del poeta, que asegura que aunque haya flores (poesía) en su
casa

(alma) reina y habita el dolor, y no sólo eso, además, recalca que nuestra
existencia se reduce al momento de la muerte, al olvido.
"He bebido vino de hongos y llora mi corazo: / sufro y soy un desdichado en la
tierra/ Me pongo a meditar en que no gozo, en que no soy feliz…"5.
Sigo viendo a algunos "malditos" con taparrabo. También recuerdo a Borges
cuando dice que es el más infortunado de los hombres porque no ha sido feliz.
Pero siguiendo con el tema, en algunos poemas aztecas, subyace un
sentimiento
surrealista de dudar que la existencia sea real y que seamos apenas el reflejo
de
otros mundos que se anidan en el inconsciente.
Sólo venimos a dormir, / sólo venimos a soñar: / ¡no es verdad que venimos a
vivir en la tierra!6.
¡Oh, tú que con flores pintas las cosas, / dador de la vida:/ con cantos tú las
metes en tinte, las matizas de colores: / ha todo lo que ha de vivir en la
tierra! /
Luego queda rota la orden de las águilas y tigres: / ¡Sólo en tu pintura hemos
vivido aquí en la tierra!7.
Podemos ver que existe un profundo deseo de manifestar que somos apenas
producto de la imaginación de otros seres superiores, incluso, producto de
nuestros sueños, o del sueño de otro; característica que resaltó el
pensamiento
simbolista y surrealista de Mallarme, Valery, Dalí y otros.
Por ultimo, me queda decir que la literatura de los aztecas también refleja
las
esferas del erotismo y la sexualidad, ofreciendo una serie de imágenes y
pensamientos que, mas allá del morbo, generan placer al leerlos, goce y una
profunda sensación estética de belleza, no sólo por su concepción del cuerpo,
sino por la calidad del lenguaje aflorado en metáforas y comparaciones ricas
de
sentido; me recuerdan el erotismo salvaje que existe en "el cantar de los
cantares" bíblico. Cuando digo salvaje no me refiero al salvajismo, lo ago
refiriéndome a las figuras de animales que representan la corporeidad
humana.
He venido a dar placer a mi vulva florida, / mi boca pequeña. Deseo señor, /
al
pequeño Axayacatl. / mira mi pintura florida: mira mis pechos. / He aquí tus
manitas, /ya con tus manos tómame a mi. / tengamos placer. / En tu estera
de
flores, poco a poco, / entrégate al sueño, queda tranquilo, niñito mió, / tú,
señor
Axayacatl. 8.
La literatura erótica azteca posee elementos que en la literatura Europea
necesitaron mas de diez siglos para poder expresar con tranquilidad; en
Rabelais, Boccacio, en los cuentos de "Cantelburry" y otros un poco más
contemporáneos, pero lo que importa es que la literatura precolombina esta

cargada de sentidos y sensaciones similares que despiertan el erotismo y la


sensualidad.
Por último, me queda decir que la literatura precolombina aporta mucho a la
literatura universal y que merece que cada vez más se le de la importancia y
el
reconocimiento dentro de los ámbitos académicos y culturales; de manera
que
les invito a disfrutar de la literatura precolombina y de los inmensos y
profundos sentidos que trae entre líneas para que sean develados.

1. "La flor y el canto", En: Garibay, Ángel, la literatura de los aztecas. Joaquín
Mortiz editorial, México: 1964. Pág. 56.
2. "MISIÓN DEL POETA" En: GARIBAY, Ángel, la literatura de los aztecas.
Joaquín Mortiz editorial, México: 1964. Pág. 67.
3. "LA VIDA PASA: HAY QUE VIVIR". Ibidem, Pág. 66
4. "LA TIRÁNICA LEY DE LA MUERTE" En: ibidem, Pág. 68.
5. "CANTOS DE ANGUSTIA" En: PANIAGUA, Jorge Eduardo, Antología de
poesía indígena precolombina. Politécnico colombiano, Bogotá: 1983. Pág. 38.
6. "LA VIDA ES SUEÑO", En: En: GARIBAY, Ángel, la literatura de los aztecas.
Joaquín Mortiz editorial, México: 1964. Pág. 60.
7. "COMO UNA PINTURA NOS IREMOS BORRANDO" En: PANIAGUA, Jorge
Eduardo, Antología de poesía indígena precolombina. Politécnico colombiano,
Bogotá: 1983. Pág. 45.
8. Ver: "CANTO DE LAS MUJERES DE CHALCO" En: PANIAGUA, Jorge
Eduardo, Antología de poesía indígena precolombina. Politécnico colombiano,
Bogotá: 1983. Pág. 51.

La literatura mapuche

El desarrollo de la literatura mapuche: de la oralidad a la escritura

El desarrollo de la literatura mapuche será esbozado partiendo del texto


"Etnoliteratura mapuche y literatura chilena: relaciones" (1990) de Iván
Carrasco.

En el artículo referido, el investigador describe lógicamente la evolución de la


literatura mapuche sobre el trasfondo de dos sociedades en contacto y en
relación con la literatura en lengua española. Como resultado de la
interacción cultural, la tradición etnoliteraria mapuche con sus
manifestaciones de carácter oral – el canto y el relato – ha experimentado un
proceso rápido de literarización, que ha llevado a una literatura mapuche
propiamente tal con géneros nuevos. Uno de éstos es el poema escrito, el
tema principal de esta tesis.

Carrasco divide su ‘teoría de la evolución’ en tres etapas bien descritas, a


saber ‘la oralidad absoluta’, ‘la oralidad inscrita’ y ‘la escritura propia’.

La oralidad absoluta

La primera de las tres etapas en la evolución de la literatura mapuche


definidas por Iván Carrasco, se caracteriza por la oralidad absoluta. Esta fase
literaria coincide en su mayor parte con el período histórico prehispánico
cuando la cultura mapuche, como otras culturas indígenas, es exclusivamente
verbal, debido a su condición ágrafa. En tal sociedad, sin conocimiento de la
escritura, no es asombroso el desarrollo avanzado del arte verbal.

La palabra ocupa un espacio relevante en la vida social de este período y los


textos artísticos tienen una fuerte vinculación con las actividades diarias. Por
consecuencia, el discurso mapuche es de carácter intracultural, que quiere
decir que "se funda en los criterios, valores, referencias, códigos y géneros
propios de su tradición cultural" (Carrasco 1990: 20). Esto implica que el
hablante asume un público mapuche; un observador externo será incapaz de
apreciar el valor estético y de captar el contenido semántico sin suficiente
conocimiento de la lengua y la cultura mapuches (Salas 1984: 206-207).
Carrasco describe otras características de la producción verbal mapuche en un
artículo anterior (1981: 81-86), donde pone objeciones al uso del concepto
literatura para caracterizar la tradición oral. Opina que, aunque la mayor
parte de los textos es de índole artística, más que a la literatura propiamente
tal, pertenecen al folklore literario (1981: 86).

En grandes rasgos, se puede describir el folklore literario de la siguiente


manera: es lo no registrado que existe en la memoria y está expresado en
situaciones específicas de la vida de la comunidad para entretener, educar,
recordar, acompañar al trabajo etc. Esta función altamente social trae
consigo que es poco innovador el texto folklórico; requiere que tenga
semejanza con textos ya conocidos y que siga las normas de la tradición. Un
texto, una vez creado, tiene poca seguridad de subsistencia sin la aprobación
de la comunidad; un juicio favorable de parte del público es de crucial
importancia para su reproducción. Sin embargo, la comunidad no sólo actúa
de crítico, sino también de coautor. La creación del texto folklórico es de
carácter colectivo; en interacción con su público el intérprete reproduce,
actualiza y modifica su texto, así produciendo una nueva versión. Cada acto
enunciativo generará otra versión, condicionada por la situación misma. El
resultado es que la obra folklórica es una unidad compleja y variable con
versiones múltiples de cada texto.

La literatura, a diferencia del folklore literario, tiene su existencia en la


escritura. Los textos, que generalmente permanecen inalterados, son el
producto de un solo autor que se esfuerza por escribir textos únicos, distintos
a los demás. Predomina la función estética del lenguaje. Menos importante es
la aceptación de la norma propia de la tradición; la producción literaria
obedece a las leyes del mercado, y la presión y la influencia de la comunidad
son limitadas, por lo que el autor tiene tanto la posibilidad de aceptar las
normas – voluntariamente – como de oponerse a ellas o rechazarlas.

Está claro que el folklore literario es un hecho distinto a la literatura e Iván


Carrasco decide clasificar la producción verbal mapuche en el folklore
literario por las características que tienen en común. Otra razón para preferir
este concepto es la posición social del pueblo mapuche: "[L]a cultura
mapuche en el contexto de la sociedad chilena corresponde a la de una
minoría étnica marginada y discriminada, que expresa sus valores
tradicionales y no los adquiridos de la sociedad global (chilena), coincidente
con lo que los folklorólogicos norteamericanos consideran comunidades o
grupos folk" (1981: 86). En artículos posteriores Carrasco demuestra una
preferencia por el término etnoliteratura, con el mismo significado que
‘folklore literario’.

Las formas de arte verbal mapuche se pueden dividir en dos clases de textos,
contados y cantados. Entre los primeros ha predominado el epeu, el género
más representativo del folklore literario o etnoliteratura (Carrasco 1988: 710;
1990: 20-21); otro tipo de texto narrativo de gran importancia es el nütram.
No hay criterios uniformes sobre la clasificación del relato oral mapuche, lo
que se manifiesta en las diferentes descripciones del epeu y del nütram.
Hugo Carrasco, basándose en su trabajo de campo en comunidades indígenas,
cree que de manera intuitiva los narradores mapuches hacen una distinción
entre estos dos tipos de texto según su estructuración: el epeu es un relato
estructurado como tal, ‘algo que se cuenta’ o ‘lo que relatan los mayores’,
mientras que el nütram es una conversación sobre un tema específico, no
estructurada como relato, aunque posee elementos narrativos; es
básicamente una descripción o explicación (en I. Carrasco 1988: 711).

Se puede decir que las descripciones de María Catrileo, aunque ponen más
énfasis en la intencionalidad del texto y el contenido temático, globalmente
están basadas en la misma distinción entre cuento y descripción/explicación.
Según ella el epeu, generalmente contado a orillas del fogón, es un discurso
didáctico y de entretenimiento "acerca de un acontecimiento imaginario
perteneciente a la tradición de las creencias mapuches, o también una
narración en donde los protagonistas principales son los animales que
simbolizan vicios y virtudes humanas" (1992: 67). El nütram, dice Catrileo, es
una narración principalmente informativa "acerca de un acontecimiento
histórico, un evento ritual, un tema sobre sucesos actuales en la comunidad, o
experiencias de la vida diaria. A través del nütram, los miembros de la familia
y de la comunidad se mantienen informados acerca de los acontecimientos
pasados y presentes" (1992: 65).

Lucía Golluscio, por último, opina que la variable decisiva para distinguir el
epeu del nütram es la de los mundos representados; se refiere a la oposición
fantasía/realidad. Dice, de manera concisa: "[T]odo relato verdadero, que
‘sucedió’, es ngïtram; todo relato de ficción es epew"(1984: 109). No
obstante, al mismo tiempo hace observar la dificultad de trabajar con este
criterio: de ninguna manera se puede partir de la suposición de que la
realidad mapuche coincide con la realidad ‘occidental-racionalista’. Esta
observación hace pensar sobre la exactitud del uso de la palabra "imaginario"
por María Catrileo en su descripción del epeu.

Como ya se ha dicho, el epeu es el tipo de relato oral mapuche más cultivado.


La mayor parte de los textos que circulan en la sociedad mapuche y son
conocidos fuera de ella son epeu, ha constatado Iván Carrasco (1988: 711).
Aunque existe una gran variedad, los epeu están concentrados mayormente en
dos campos temáticos: la mitología tradicional (epeu mítico) y la
antropomorfización de animales como estereotipos conductuales (epeu de
animales o fábula) (Salas 1984: 205). Uno de los mitos más importantes en la
tradición mapuche es el de Trentren y Kaikai, que relata la destrucción y
renacimiento del mundo y el hombre. El sistema mítico mapuche es un tema
estudiado profundamente por Hugo Carrasco.

La segunda categoría del arte verbal mapuche abarca los textos cantados. La
característica fundamental que, lógicamente, distingue este segundo tipo de
texto mapuche del texto contado recién descrito, es la presencia de música.
El canto mapuche evidentemente es un texto complejo, constituido por dos
códigos: verbal y musical.
La pertenencia de los cantos a los dos sistemas de signos, verbales y no
verbales, suscita problemas de clasificación, opina Iván Carrasco. ¿Se puede
considerar literario este tipo de texto? La canción, dice, excede los límites de
la textualidad verbal y su forma de transmisión es distinta a la literaria.
Además, las palabras están subordinadas a la música; no hay norma para la
construcción del verso (el número de sílabas, el orden de los acentos, etc.): el
único requisito indispensable parece ser la cantabilidad. Por eso Iván Carrasco
prefiere hablar de ‘frases musicales’ en vez de versos. Consideradas las
observaciones anteriores es lógica la conclusión del investigador: el canto
mapuche, por su carácter especial no pertenece al folklore literario, sino más
bien al folklore social (1988: 706-710).

Con razón Iván Carrasco señala la problemática con respecto al carácter


preciso del canto mapuche, dado el hecho de que se confunden a menudo
canción y poesía. Esto, por ejemplo, tiene como resultado la idea, no pocas
veces expresada, de que no existe la poesía mapuche moderna, porque los
poemas no serían otra cosa que las canciones tradicionales. La confusión,
según Carrasco, es debida al hecho de que tanto los cantos como los poemas
están en verso y a que la poesía en sus orígenes ha estado muy ligada a la
música (1988: 706). Sin duda, juega un papel también la coexistencia en la
actualidad de ambos géneros, gracias a la perduración de la canción en el
tiempo.

Entre las dos clases de canto mapuche distinguidas por Lucía Golluscio, a
saber tayïl o canto religioso e ïl (ïlkantun) o canto profano (1984: 105-108), el
tayïl ha tenido las mejores posibilidades de conservar sus rasgos genuinos
hasta hoy día. Es el canto de la machi, que ocurre en estrecha relación con las
ceremonias rituales y depende en gran medida de ellas. Porque tiene como
finalidad la relación con lo trascendente, son limitadas la improvisación y la
creación personal. La transmisión del tayïl es cerrada: se realiza de machi a
machi, de las ancianas a las más jóvenes. Golluscio dice que el canto religioso
se caracteriza por su tono penoso – muchas veces suena como un lamento – y
por su estructura arcaica.

Los ïlkantun, por contrario, tienen una función sobre todo recreativa, lo que
permite una gran cuota de improvisación y creatividad individual. Muchas de
estas canciones, que pueden ser cantadas por cualquier mapuche, son creadas
por los mismos cantores de manera espontánea para, por ejemplo, manifestar
sentimientos de agradecimiento, pena o alegría, o simplemente para contar
una historia. Porque tienen menos restricciones y más flexibilidad, los
ïlkantun son más sensibles a influencias externas y al cambio que los tayïl
(Golluscio 1984: 106, 108).

Las distintas formas de la tradición oral mapuche hasta aquí tratadas, todas
características de la primera etapa de la evolución literaria mapuche,
coexistieron separadamente durante algún tiempo, después de la llegada de
los españoles, con las formas literarias europeas. Hubo una situación de
paralelismo, sin interacción textual, explica Iván Carrasco, a causa de la
existencia de dos lenguas mutuamente desconocidas. Cuando más tarde sí hay
contactos entre la cultura mapuche y española, que tienen su influencia en la
literatura mapuche, empieza la segunda fase literaria: la oralidad inscrita
(Carrasco 1990: 21).

La oralidad inscrita

Los contactos interétnicos cada vez más intensivos y el interés creciente de


los españoles por la tradición oral mapuche, producen cambios significativos
en la etnoliteratura mapuche, que le dan razón a Iván Carrasco para anunciar
una nueva fase literaria. El mecanismo básico de esta secunda etapa es, según
Carrasco, "la transcripción de textos en mapudungun y su traducción al
español u otra lengua moderna" (1990: 21).

En este primer paso hacia la literatura escrita, dice Carrasco, el cambio


fundamental concierne la recepción, ya que la transcodificación hace los
textos, que antes tenían como destinatario únicamente al pueblo mapuche,
accesibles a un público mixto y mucho más amplio. Existe una nueva situación
en la que la literatura mapuche sobrepasa sus límites culturales y está
incorporada al contexto de la literatura chilena y universal. Sin embargo, hay
que darse cuenta de que, en cuanto a su contenido, los textos siguen siendo
intraculturales.

Aparte del cambio en la recepción, la transcripción de textos mapuches


provoca cambios de otra índole. Si bien la etnoliteratura mapuche gana en
publicidad por su existencia simultánea en la oralidad y la escritura, en la
escritura los textos etnoliterarios pierden variedad: generalmente sólo una de
las versiones múltiples del texto oral está registrada. Al mismo tiempo, se
modifica la naturaleza de los textos cantados; al ponerla en escrito, se
suprime el componente musical de la canción, por lo que llega a dominar el
componente verbal. Además, por la transcripción la creación del texto y la
recepción ya no coinciden necesariamente. Estos son cambios que hacen la
etnoliteratura más cercana a la literatura. "Los textos mapuches han iniciado
un proceso de literarización", opina Carrasco (1990: 22).

En cuanto a los tipos de textos en este período: son los mismos que los ya
considerados en la etapa de la ‘oralidad absoluta’ (nütram, epeu, tayïl,
ïlkantun), pero ahora con más posibilidades comunicativas. Esto acentúa
también el término ‘oralidad inscrita’, que Carrasco da a esta etapa literaria
mapuche, "puesto que se trata de una textualidad oral que se adecúa a las
posibilidades de la escritura" (1990: 22).

A los géneros tradicionales se agrega un género nuevo, a saber la


autobiografía. La autobiografía se diferencia de los otros tipos de textos en
que no se realiza de manera espontánea, sino bajo la influencia de
investigadores científicos que han motivado al mapuche a producir
determinados textos para ellos. La autobiografía es un medio por excelencia
para obtener información de primera mano, a menudo siendo el relato de la
vida de cierta persona y un testimonio etnográfico a la vez. La autobiografía
más conocida es la de Pascual Coña, un lonco mapuche, puesta por escrito y
traducida al español por el P. Ernesto Wilhelm de Moesbach a principios de
este siglo.
Se piensa que Francisco Núñez de Pineda (1608?-1680) es él que inició las
actividades de transcribir y traducir textos mapuches – transcribió algunas
frases de un canto de despedida en su obra El cautiverio feliz (ca. 1663) –,
pero al P. Bernardo de Havestadt se le considera como el primer recopilador.
Este sacerdote transcribió cuatro cantos de machi en su gramática mapuche
de 1777 y los tradujo al latín. Más de un siglo después, Rodolfo Lenz recopiló
una gran cantidad de cantos y narraciones en sus Estudios araucanos (de 1895
a 1897) e hizo un primer intento de analizar, clasificar e interpretar los
textos. Sus seguidores son, entre otros, P. Félix de Augusta, con sus Lecturas
araucanas de 1910, Tomás Guevara, el ya mencionado P. Ernesto Wilhelm de
Moesbach, y los investigadores actuales Adalberto Salas y Hugo Carrasco (I.
Carrasco 1988: 696-697; 1990: 22-23).

El interés de los huinca por la etnoliteratura mapuche aumenta con el tiempo


y tiene su efecto también en la literatura en lengua española. Aunque las dos
literaturas en esta segunda etapa de la evolución literaria mapuche siguen
desarrollándose paralelamente, hay una confluencia en un aspecto, a saber,
la temática. Ello tiene lugar en la literatura indigenista, que es de tema
indígena pero de autor, lengua y cosmovisión no mapuche (Carrasco 1990: 23-
24). La literatura indigenista, dice Iván Carrasco citando a Vásquez, "es el
resultado del esfuerzo deliberado de autores modernos impregnados de
tradiciones europeas y literatura hispanoamericana, para presentar en su
propia lengua algunos aspectos de la vida indígena que enriquezcan la visión
del mundo propia de los no indígenas" (1988: 698). Entre los representantes
chilenos de este tipo de literatura se destaca Lautaro Yankas, autor de
distintas novelas en las que el mapuche es el protagonista. Fernando Alegría
es conocido por su novela de carácter indigenista Lautaro, joven libertador
de Arauco. Gabriela Mistral (1889-1957), Pablo Neruda (1904-1973) y Jorge
Teillier también se han preocupado del tema mapuche; en la obra de estos
poetas aparecen diversos aspectos de la realidad mapuche. Los precursores de
la literatura indigenista, según Carrasco, han sido los cronistas y poetas épicos
de la conquista, entre quienes hay que mencionar a Alonso de Ercilla (1533-
1594), famoso por su obra La Araucana de 1569-1589 (Carrasco 1981: 94;
1988: 698-700; 1990: 23).

Queda por señalar que también ha habido el proceso inverso; por su parte, la
etnoliteratura mapuche ha incorporado el tema huinca, tratándolo de manera
directa o indirecta (Carrasco 1990: 24).

La escritura propia

Como resultado del proceso de literarización ya iniciado en la fase anterior,


aparece en la tercera y última fase definida por Iván Carrasco la literatura
mapuche propiamente tal, es decir, una literatura escrita por autores
mapuches. El criterio básico para distinguir la literatura de la etnoliteratura
inscrita es, según Carrasco, "la codificación del texto realizada en forma
autónoma con respecto al canto y la narración oral" (1990: 24).

Es una literatura con las características fundamentales de la escritura


artística moderna. El autor es consciente de su arte y escribe sus textos de
acuerdo a su particular concepto de literatura. Éste, dice Carrasco, puede o
no respetar la tradición. (1988: 713). El autor tiene esta libertad por su nueva
posición de creador individual; ahora trabaja independientemente de su
público, que es desconocido y ausente, y les presenta textos terminados y de
forma fija a sus lectores, los que así ya no pueden influir en el proceso de la
creación literaria.

El autor mapuche tiene una nueva actitud frente a su texto. Aparte de su


papel familiar de intérprete de la tradición en su comunidad que le hace
repetir lo que se le ha contado, hace ahora el papel de innovador que escoge
sus propios temas, elaborándolos de su propia manera y desde su propio punto
de vista, dando opiniones y tratando de ganar a su público para su causa.

Las actividades innovadoras han llevado a la aparición de géneros nuevos en


mapudungun. Carrasco menciona sin más explicaciones la relación personal,
el ensayo de carácter etnográfico, el epeu didáctico y el poema escrito. Son
todas nuevas formas derivadas de los géneros tradicionales mapuches por la
incorporación de características de los géneros de la literatura moderna
(Carrasco 1990: 25). En lo que respecta al poema escrito, se supone que su
principal fuente es el ïlkantun, el tipo de canto más sensible al cambio por su
alto grado de improvisación (H. Carrasco 1993: 75).

Aunque es cierto que los escritores mapuches modernos tienen muchos


intereses nuevos y han desarrollado su propio estilo, está claro que sus obras
siguen manteniendo los lazos con la tradición. Iván Carrasco habla de una
revitalización de la tradición, "puesto que gran parte de sus obras, sobre todo
sus relatos, son reactualizaciones escritas de antiguas versiones presentes en
su memoria o en la de sus amigos y familiares" (1988: 714).

Otro aspecto llamativo de esta tercera etapa literaria es que se va


manifestando claramente el efecto de la interacción entre las culturas chilena
y mapuche y de la incorporación de los mapuches en la sociedad global. El
planteamiento de la problemática de la interculturalidad caracteriza la
literatura mapuche contemporánea, opina Carrasco. Junto a esta
característica se ve una ampliación de lenguaje; los autores mapuches ya no
se limitan a su lengua propia, el mapudungun, y a menudo producen textos en
lengua española. Del uso más libre del lenguaje resulta una nueva forma
textual: el texto de doble registro, que es un texto presentado por un autor
simultáneamente en dos versiones equivalentes, en mapudungun y en
español. Además, se puede constatar que la comunicación intensificada entre
las dos culturas y la ampliación del ámbito de recepción de la literatura
mapuche han conducido al discurso explicativo, en que el autor da muchas
explicaciones y habla con todo detalle de asuntos que supone menos
conocidos por sus lectores, en especial los chilenos y los mapuches alejados
de su cultura. La literatura mapuche moderna, cree Carrasco, ya no es
intracultural, sino intercultural (Carrasco 1989a: 9-22; Carrasco 1992b: 184-
188).

De gran importancia para el desarrollo de la literatura mapuche han sido los


talleres organizados para autores mapuche-hablantes con el fin de fomentar
la escritura en mapudungun. Conocidos son los realizados por el Instituto
Lingüístico de Verano en convenio con la Universidad de la Frontera, Temuco,
que han tenido como resultado la escritura y la publicación de diversos textos
bilingües en 1983 y 1984 (Carrasco 1988: 713-714; Catrileo 1992: 68). Un
hecho que indudablemente también ha tenido sus efectos positivos, es el
acuerdo de 1986 sobre el uso de un alfabeto unificado para la publicación de
los textos. Este alfabeto facilita la lectura de textos mapuches, antes difíciles
de leer por el uso de distintos alfabetos, y así ayuda a aumentar
considerablemente su accesibilidad al público (Carrasco 1988: 714).

Ahora, después de enterarse de la ‘teoría de la evolución’ de Iván Carrasco,


uno puede preguntarse cuál es la situación actual de la literatura mapuche.
¿Ya está cristalizado el proceso de la literarización?, y, ¿ya ha terminado la
evolución? El poeta Elicura Chihuailaf aduce el término ‘oralitura’, porque es
de la opinión de que la literatura mapuche actualmente se mueve entre la
oralidad y la escritura: "[V]a en una y otra dirección sin contraponerse," dice
el poeta, "la segunda [i.e. la escritura] como registro y creación que, a su vez,
trata de recrear la oralidad." (Chihuailaf 1992: 129; Moens 1997b). Con estas
palabras el poeta esboza una situación de transición, que no obstante parece
ser bastante estática por el movimiento de la literatura mapuche de un lado a
otro y sus lazos en apariencia permanentes con la tradición. La opinión del
poeta coincide en este sentido sólo parcialmente con todo lo dicho anterior;
Carrasco claramente pone énfasis en el desarrollo de la etnoliteratura
mapuche hacia una literatura moderna, aunque aquélla todavía no
completamente ha dejado atrás la tradición. Sea como sea, la literatura
mapuche parece tener potencial para desarrollarse más, por lo que tiene final
abierto su historia de evolución.

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