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Intervencion Urbana

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INTERVENCION URBANA, MOVILIDAD URBANA, ESPACIOS PUBLICOS

1. ¿Qué son?

Las intervenciones urbanas ciudadanas se caracterizan por ser acciones


estratégicas, comúnmente puntuales en tiempo y espacio, que recurren a
estrategias participativas y colaborativas involucrando a los diversos actores de
la comunidad en las distintas etapas de su desarrollo; relativamente sencillas en
términos de implementación y de bajo presupuesto en comparación con los
grandes proyectos urbanos. Muchas de ellas son temporales, devolviendo el
espacio intervenido a su estado anterior una vez que han culminado (por
ejemplo, el cierre de una calle para realizar deportes un día al mes), o
funcionando como acondicionamientos físicos del espacio urbano con elementos
que luego serán reemplazados por una infraestructura y un diseño mejor
logrados (por ejemplo, la colocación de una ciclovía piloto). En ciertas ocasiones
tienen vocación de permanencia, teniendo como objetivo lograr un cambio
significativo y estable, tanto en términos físicos como en las formas de uso e
interacción que han sido favorecidas con la intervención.

Es así que las intervenciones urbanas ciudadanas apuntan a varios objetivos,


entre ellos, los siguientes:

 Comunicar y visibilizar una idea de una forma rápida y accesible.


 Poner a prueba una idea para el posterior desarrollo de una intervención
permanente.
 Demostrar sus efectos positivos en la calidad de vida de la comunidad.
 Involucrar a los ciudadanos en la transformación de su ciudad.
 Recuperar y activar los espacios públicos; generar debates a través de
los cuales los ciudadanos ejerzan su ciudadanía.
 Reunir a los diversos actores de la ciudad (vecinos, técnicos, empresas
privadas y gobierno) en torno a intereses comunes.
 Crear y consolidar alianzas durante el proceso; cuestionar ciertas ideas y
hábitos urbanos que no necesariamente contribuyen a nuestro
desarrollo.
 Generar diálogo y debate en torno a las políticas urbanas.
2. ¿Cuáles son sus beneficios?

Los beneficios varían dependiendo del tipo de intervención, pero en común


tienen las intervenciones algunas cualidades que las hacen imprescindibles para
recuperar el espacio público y mejorar la calidad de vida urbana en el ámbito
local. Veamos algunos de esos beneficios:

 Promueven la recuperación, el mejoramiento y la activación de los


espacios públicos.
 Le dan un nuevo significado al espacio público a partir de su uso, gestión
y concepción.
 Sus procesos ayudan a consolidar alianzas entre los involucrados.
 Permiten poner a prueba una idea de forma rápida y económica.
 Son una buena herramienta para crear puentes entre ciudadanos y
gobiernos.
 Demuestran a uno mismo y a los demás que los cambios son posibles.
 Comunican, de una manera efectiva, ideas innovadoras a las autoridades
y empresas privadas.
 Generan ventajas inmediatas para la ciudad.
 Brindan un espacio accesible a los grupos sociales que generalmente
son excluidos. Mejoran la percepción de seguridad en el vecindario.
 Crean un vínculo emocional y de identidad con el entorno.

3. Tipos de intervenciones

El riesgo de hablar de tipos de intervención es creer que el mundo de


posibilidades se reduce a una lista finita de acciones predefinidas. No obstante,
las intervenciones que se muestran en este documento son tan solo
referenciales. Son modelos que sirven de base para desarrollar diversos tipos de
intervenciones. El único límite es la imaginación. Antes de pasar a ver varios
tipos de intervenciones urbanas ciudadanas, queremos mostrarte tres grandes
grupos de intervenciones.

a) Acciones ciudadanas:

Son acciones colectivas efímeras, cuyo objetivo principal es el cambio o mejora


social de algún tema en específico. Utilizan el espacio público como medio de
exposición. En este grupo se encuentran las manifestaciones públicas, los
flashmobs, las protestas, entre otros tipos.

b) Innovaciones del espacio social:

Transforman los sentidos y significados en el espacio público. Pueden ser


acciones que resignifican el espacio público o sus recursos a partir de un nuevo
uso, de manera puntual o periódica. Pueden utilizar el espacio existente como
único soporte o complementarlo con algún elemento. En este grupo se
encuentran las calles abiertas, las ciclovías, los huertos urbanos y las
intervenciones artísticas, entre otros tipos.

c) Transformaciones en el diseño:

Son transformaciones espaciales. Proponen nuevas maneras de entender el


espacio con elementos físicos. Suelen tener un grado de permanencia mayor
que las intervenciones conceptuales. Utilizan el espacio público como materia
prima. En este grupo se encuentran los parklets, los parques de juego, los
paraderos y los parques de bolsillo, entre otros tipos.

3.1 Parklets

Consisten en el acondicionamiento de cajones de estacionamiento para la


colocación de mobiliario y plantas, con el objetivo de generar mejores espacios
para el descanso, el encuentro y, en general, para la apropiación de los
transeúntes y vecinos, a través del uso libre y cotidiano del lugar.

3.2. Plazas y parques de bolsillo

Conocidas como pocket parks en el habla inglesa y “parques públicos de bolsillo”


en México, las plazas y parques de bolsillo creados por ciudadanos son espacios
públicos construidos, comúnmente, en remanentes viales, lotes baldíos o
espacios públicos en desuso, por lo que es recurrente que tengan formas
irregulares que se adpatan a las dimensiones del lugar que las acoge.

3.3. Calles abiertas

Sea que posibiliten la realización de ferias, mercados, fiestas, conciertos,


muestras de arte, deportes o juegos para niños entre otras actividades al aire
libre, el cierre de calles y avenidas para los vehículos motorizados, y la apertura
de las mismas para los transeúntes a pie ofrece una oportunidad extraordinaria
para reconectar a los habitantes de una ciudad con su espacio público. ¿Por qué
entonces hablar de “cerrar” una calle si lo que hacemos es abrirlas para los
peatones?

3.4. Estacionamientos para bicicletas

Los también llamados “cicloparqueaderos”, son infraestructuras de distintas


formas y capacidades, cuya finalidad es permitir el parqueo de bicicletas a los
usuarios. Pueden ser privados o públicos, y encontrarse tanto en espacios
públicos (calles, plazas o parques) como en establecimientos privados
(comúnmente en los ingresos a restaurantes, tiendas y otros locales
comerciales). Al igual que otros elementos del mobiliario urbano, si son
ingeniosamente diseñados y colocados, pueden generar cambios significativos
en la comunidad.

3.5. Paraderos

Los paraderos de buses son espacios naturales de interacción. Muchos de ellos


son permanentemente utilizados por los usuarios del transporte público. Estas
características los convierten en espacios idóneos para ser transformados por
medio de diseños que hagan la espera agradable y que, en líneas generales,
faciliten la interacción entre las personas y con los vehículos del transporte
público.

3.6. Ciclovías piloto

Las ciclovías piloto son rutas ciclistas físicamente segregadas con infraestructura
provisional ligera, movible y temporal. Tienen por objetivo ensayar, con usuarios
reales, los comportamientos en la vía; identificar los principales problemas
relacionados con los desplazamientos, la seguridad y la configuración de la
ciclovía, y conocer los posibles efectos de una futura infraestructura permanente
en la dinámica del tráfico y en la zona de influencia.

3.7. Huertos urbanos

Los huertos urbanos son espacios creados dentro de las ciudades para la
producción de alimentos. Sus dimensiones varían, pero pueden crearse en
espacios relativamente pequeños. Si bien las azoteas y los jardines dentro del
hogar son una buena opción para implementarlos, los espacios públicos, como
los parques, también ofrecen una oportunidad para desarrollarlos con
participación de la comunidad.

3.8. Parques de juegos

Consisten en espacios para la recreación. Suelen ser vinculados a los niños,


aunque pueden estar dirigidos a un público diverso. Pueden incluir una gran
variedad de tipos de juegos, desde los más clásicos, como el tobogán o el
columpio, hasta otros más innovadores. Mientras más libertad para usar el
espacio de múltiples formas, mejor. El juego es clave para el desarrollo pleno de
los niños. Cuando el juego es llevado al espacio público, ponemos de manifiesto
el derecho de los niños a jugar en una ciudad que los incluye.

3.9. Picnics

Aunque parecen acciones muy simples, los picnics pueden cambiar


completamente la concepción que se tiene de los espacios públicos en un barrio.
Donde antes había parques prohibidos, hoy hay espacios libres y vibrantes. Los
picnics consisten en la organización de comidas al aire libre, usualmente en
parques. Si bien es común realizarlos sobre el césped con comida preparada de
antemano, en ciertas ocasiones requieren el uso de implementos para prepararla
en el mismo espacio público. Por ello, en ciertos parques es posible encontrar
espacios para colocar parrillas y mesas para preparar y servir los alimentos.

3.10. Arte en la calle

¿Por qué no volver nuestras calles más coloridas y alegres? ¿Por qué no
expresar nuestros sentimientos, pensamientos y posturas políticas a partir de la
transformación de nuestro entorno? Una gran variedad de intervenciones
urbanas responde a estas preguntas, usando el arte como medio para
expresarse. Entre ellas destacan los murales, las esculturas y el uso de tejidos
para adornar elementos del espacio urbano (llamado yarn bombing en el habla
inglesa).

3.11. Actividades al aire libre

No todas las intervenciones consisten en transformar físicamente el espacio


urbano. Algunas de ellas se basan en acciones efímeras que implican
actividades al aire libre. Ya sean acciones orquestadas, como los flashmobs, u
otras que congregan a multitudes con ganas de hacer ejercicio y divertirse, como
los aeróbicos y los bailetones, todas contribuyen a recuperar los espacios
colectivos de la ciudad. Otras actividades comunes son el cine al aire libre, el
teatro callejero, los conciertos y los eventos para volar cometas.

Ubicado entre los territorios del urbanismo y el transporte, se encuentra el


concepto de “movilidad sostenible”, que hace referencia a la planificación, el
diseño y la gestión de la movilidad, dando prioridad a los modos más accesibles,
más seguros, más amigables con el ambiente y más saludables para sus
usuarios. Por ello, este concepto pone especial énfasis en combatir el uso
indiscriminado del automóvil y en fomentar la caminata, el uso de la bicicleta y
de los sistemas de transporte público masivos. Para lograrlo, propone el uso de
diversas herramientas y estrategias de los tres campos antes mencionados –la
planificación, el diseño y la gestión, tales como: integrar los modos de movilidad,
y diseñar ciudades más accesibles y compactas. Dextre y Avellaneda (2014: pag.
7) señalan que el diseño compacto se vincula con la accesibilidad sostenible,
concepto que “busca que las personas puedan acceder a los bienes y servicios
que ofrece la ciudad sin tener que viajar grandes distancias y sin tener que utilizar
vehículos motorizados”.
1. Integración modal

Existen varios modos de moverse: a pie, en bicicleta, en automóvil, motocicleta


o en bus. La integración de los modos de movilidad consiste en conectar lo más
que se pueda las distintas formas y opciones para desplazarse en una ciudad.
Algunas medidas para incentivar esta integración pueden ser la creación de rutas
ciclistas y vías peatonales que se comuniquen fácilmente con las estaciones del
transporte masivo (como las estaciones de un tren) o la creación de paraderos
de bus que incorporen estacionamientos para bicicletas, de tal manera que los
ciclistas puedan dejar sus vehículos a buen recaudo y subirse a un bus para
completar un viaje largo. La integración de los modos de movilidad y medios de
transporte ocurre de diversas formas; las antes mencionadas son solo algunos
ejemplos.

«Nosotros los norteamericanos amamos nuestra libertad y el automóvil nos dio


la libertad de no caminar mucho. Juzgando por el número de norteamericanos
obesos, estamos ejerciendo con entusiasmo nuestra libertad de no caminar».

Douglas Farr.

Los problemas de movilidad en las zonas urbanas tienen implicaciones directas


y efectos en la calidad del medio ambiente en la ciudad y en la calidad de vida
de las personas que allí viven, trabajan o estudian, en el desarrollo económico,
garantizando la igualdad de oportunidades para la población; etc.

La movilidad urbana sostenible debe ser una apuesta estratégica clave para el
siglo XXI y en consecuencia ayudará a mejorar la calidad de vida de los
residentes. Teniendo en cuenta estos aspectos es necesario encontrar
soluciones que satisfagan las necesidades de las personas desplazadas en las
zonas urbanas (ajustar la oferta a la demanda de transporte), y fomentar y
fortalecer los vínculos sin problemas entre los diferentes modos de transporte
(peatonal, ciclístico, el transporte público y el transporte privado).
La tasa de crecimiento urbano exponencial del parque automotor en la segunda
mitad del siglo XX, asociado con la creciente urbanización de la población
europea y el crecimiento urbano difuso y fragmentado los grandes centros
urbanos, han dado como resultado el desarrollo de una movilidad cada vez más
dependiente del automóvil (CE/UE, 2007).

Los primeros espacios urbanos (BANISTER, 1995) al sufrir de esta explosión de


"automobilidad", fueron las áreas centrales tradicionales. Que debido a la
imposibilidad de que su morfología urbana pueda adaptarse a la presión del
transporte individual (por ejemplo, las emisiones de gas, la congestión, el ruido
y otros contaminantes, etc.)

Pronto empezó a perder algunas de sus funciones más representativas y se fue


despoblando. La pérdida de la calidad del medio ambiente urbano, donde las
crecientes dificultades de acceso en automóvil y la externalización progresiva de
estos espacios, que poco a poco llevaron a estas áreas comenzarán a
transformarse en espacios mono funcionales y la vida urbana con un período de
trabajo cada vez más reducido.

En el otro extremo, las periferias urbanas desarrolladas de manera discontinua


y fragmentada capturaron la mayor parte del crecimiento residencial, basado
principalmente en la accesibilidad que ofrecen las nuevas infraestructuras
viarias. La eliminación progresiva de estos nuevos espacios urbanos en relación
a las tradicionales grandes ciudades y la red más densa de transporte público,
se limita a hacer hincapié en la dependencia de la población mayor de transporte
individual.

La mala calidad del servicio y la misma escasez de transporte público existente


en estas áreas, originaron una disminución significativa del comercio y de la falta
o la mala calidad de las instalaciones comunitarias existentes aquí, entre otros,
vinieron a acentuar una mayor dependencia y el uso del transporte privado en
lugar de otros modos de transporte. Tanto la causa como la consecuencia de
estos cambios profundos en el patrón de uso de la tierra y el tipo de urbanización,
lograron que el automóvil finalmente se imponga como el principal modo de
transporte.
Todos estos aspectos han llevado a la destrucción de lo que quedaba del modelo
tradicional de la ciudad, caracterizado por su continuidad, la alta densidad
urbana, la multifuncionalidad y la diversidad de espacios y experiencias en la
calle y la plaza que constituían los elementos estructurales del espacio público y
la identidad morfológica el tejido urbano.

El desarrollo de una nueva urbanidad menos dependiente del medio de


transporte individual, en particular en lo que respecta al movimiento pendular de
la naturaleza, con lo que se basará en la promoción y la complementariedad
entre el transporte individual y el transporte público (autobús, metro y tren) y los
modos ligeros (DIJKSTRA, et al, 1998) de movilidad (peatones, bicicletas),
contribuyendo así a una mayor vitalidad económica de las ciudades, lo que lleva
a una mayor equidad social en estos espacios, la promoción de un urbanismo de
proximidad, con redes de movilidad diarias excelentes para una población con
múltiples búsquedas (FRANK et al. 1994).
El término de movilidad sostenible es esencial para fomentar el respeto de los
criterios de sostenibilidad, que a su vez conducen a una visión global, integrada
y sistémica de la planificación del uso del suelo, el diseño urbano, la accesibilidad
del sistema y la movilidad (HALL, 1999). La relación entre los modos de
transporte y las políticas de uso del suelo es mutua, es decir, tanto el uso de la
tierra influye en el desplazamiento de la población, como el sistema de transporte
influye en el uso del suelo.

En vista de lo cual, el objetivo de la sostenibilidad de la movilidad urbana debe


ser: garantizar la accesibilidad multi modal, disminuir el uso de vehículos
privados y promover su uso común, mejorar el atractivo del transporte público;
preferir los sistemas ligeros de transporte (peatones y bicicletas); la asignación
equilibrada de los espacios públicos para los diferentes modos de transporte, y
en particular garantizar un viaje seguro.

La aplicación del concepto de movilidad urbana sostenible surge así, en la


actualidad, con carácter de urgente y significativo social, económico y ambiental.
Urge encontrar respuestas satisfactorias a las necesidades básicas de la
movilidad de las personas, con seguridad y de manera consistente con la salud
humana y el medio ambiente.
«Si la ciudad es el lugar de encuentro por excelencia, más que cualquier otra
cosa, la ciudad es su espacio público peatonal. Los seres humanos no pueden
estar en el espacio de los automotores, ni en los espacios privados que no les
pertenecen. La cantidad y la calidad del espacio público peatonal determinan la
calidad urbanística de una ciudad».
Enrique Peñalosa

1. ¿Qué es el espacio público?

ONU-Habitat adopta la definición de espacio público de la Charter of Public


Space (Carta del Espacio Público) de la siguiente manera: “Los espacios
públicos son todos los lugares de propiedad pública o de uso público, accesibles
y disfrutables por todos, gratuitamente y sin fines de lucro. Esto incluye las calles,
los espacios abiertos y los equipamientos públicos”. Haciendo una síntesis de lo
presentado en la Carta del Espacio Público, se puede agregar lo siguiente:
 Los espacios públicos son importantes para el bienestar individual y
social, la vida de la comunidad, las expresiones de diversidad y para la
identidad.
 Los espacios públicos consisten en espacios abierto (como calles y
parques) y en espacios techados sin fines de lucro y para el disfrute de
todos (como bibliotecas públicas y museos).
 Los espacios públicos que son de propiedad pública garantizan, en mayor
medida, el acceso y el disfrute a través del tiempo.
 Los espacios públicos deben ser accesibles y sin barreras.
 No son espacios públicos las áreas inutilizables, aunque sean públicas y
no estén cercadas. Son espacios públicos potenciales aquellos que aún
no son accesibles y/o usables.
 Lo anterior nos deja claro que los espacios públicos son de suma
importancia para la sociedad y que deberían cumplir con una serie de
características para ser considerados como tales. ¿Será que los espacios
públicos en las ciudades latinoamericanas cumplen con tales
características?

2. Problemas en los espacios públicos latinoamericanos

Lejos de ser excluyentes, las dos maneras de hacer ciudad (una desde arriba y
otra desde abajo) se combinan en lo cotidiano. Es así que la mezcla de ambas
una vista como “formal” y la otra como “informal” ha dado lugar a las
configuraciones urbanas que hoy tenemos en las ciudades latinoamericanas. Y
aunque es posible encontrar en ambas formas elementos útiles para imaginar un
futuro diferente y mejor de lo urbano, lo cierto es que muchas de sus prácticas
han golpeado duramente al espacio público, deteriorándolo, reduciéndolo, e
incluso, eliminándolo.
De la primera forma de hacer ciudad, tenemos principalmente el sacrificio de la
ciudad para los peatones en favor de la ciudad para los vehículos. Por
consiguiente, se canalizan los recursos públicos hacia grandes proyectos viales
en favor de los automotores privados, por sobre aquellos orientados al encuentro
de los habitantes, la caminata y el uso de los modos de transporte más
accesibles y sostenibles, como la bicicleta y el transporte público. De la segunda
forma de hacer ciudad, tenemos la apropiación ilegal del espacio de la
colectividad, convertido comúnmente en propiedad privada, obedeciendo a
intereses particulares en desmedro de los intereses de la comunidad. Ahora bien,
en cada ciudad latinoamericana, esta situación se plasma en realidades muy
particulares, coherentes con la cultura local. A continuación, veremos algunos
aspectos comunes en diversas ciudades latinoamericanas que dan cuenta de la
crisis de los espacios públicos.
Es habitual que tanto los gobiernos locales que administran ciudades como
aquellos que administran jurisdicciones de menor escala den prioridad a
proyectos orientados a los vehículos motorizados, en especial al automóvil
particular, por sobre aquellos dirigidos a los peatones y usuarios de medios de
transporte no motorizado. Por consiguiente, abundan propuestas y obras de
pavimentación de pistas, ensanchamientos de vías, estacionamientos para
automóviles, pasos a desnivel, vías elevadas (como los viaductos y segundos
pisos), puentes, túneles y vías expresas. En otras palabras, vías y más vías. En
contraposición, son escasos los programas o proyectos para mejorar la
accesibilidad peatonal y ciclista, crear parques, plazas, alamedas, paseos
peatonales, rutas para ciclistas y estacionamientos para bicicletas. Para tener
una idea de este desbalance, en el año 2013, mientras que la red vial de Lima
orientada a los vehículos motorizados tenía una extensión de aproximadamente
7 000 kilómetros, la red de vías orientadas a los usuarios de bicicletas superaba
ligeramente los 100 kilómetros. Visto de otra manera, por cada kilómetro
orientado al uso de la bicicleta, había 70 kilómetros orientados a vehículos
motorizados.
En muchas ciudades en donde los espacios públicos son escasos, en los pocos
lugares orientados a los peatones, como parques y plazas, la vegetación es
colocada como un elemento ornamental, priorizando la apreciación estética por
sobre el uso de los espacios. Es así que pisar el pasto o sentarse sobre él es
casi un delito, lo que se suele advertir con carteles: “Prohibido pisar el césped” o
“Prohibido jugar pelota”. Para muchos, se trata de un atentado a los “buenos
modales” que deben ser mostrados en el espacio público. Por lo que hacer un
picnic, reunirse para conversar, jugar, bailar o hacer ejercicios en las áreas
verdes son actividades prohibidas.
Pero la censura no queda ahí. Además de rechazarse un gran abanico de
actividades, a ciertos grupos se les niega el poder manifestarse en público. Tal
es el caso de las personas cuyos géneros, orientación sexual, comportamientos
y/o costumbres no encajan con lo esperado por ciertas personas y/o grupos
sociales con peso significativo en las decisiones colectivas sobre aquello que
debe y no debe ser permitido en los espacios públicos. Muchas veces estas
personas son agredidas en los espacios públicos y expulsadas de estos. La
discriminación y exclusión de ciertos grupos también puede ocurrir por su lugar
de procedencia o apariencia física. No es extraño escuchar a vecinos de los
barrios más acomodados de una ciudad protestando públicamente porque gente
de otras partes llegan a sus barrios para reproducir sus malas costumbres.
Dependiendo de cada ciudad, la discriminación se extiende a un universo amplio
de personas que puede incluir a niños, trabajadores domésticos, ciclistas,
mujeres, entre tantos otros grupos.
La desigualdad en el acceso, el uso, la distribución y la calidad de los espacios
públicos es un asunto común en las ciudades de América Latina. De esta
manera, es habitual la concentración de más y mejores espacios públicos en las
zonas de mayores ingresos frente a los lugares urbanos más marginados, como
sucede en Ciudad de México (Ramírez, 2015). La prioridad de los coches frente
a los peatones es otra manifestación de la desigual distribución del espacio
público, situación cotidiana en la ciudad de Lima, Perú (Vega Centeno, 2017).
De otro lado, las mujeres no se hallan en la misma posición que los hombres
para acceder al espacio público en las ciudades de América Latina; estos últimos
no solamente dominan la definición de los usos cotidianos, sino que, además,
ponen en situación de inseguridad constante a las primeras, como tiene lugar en
la ciudad de Barranquilla, Colombia (Gómez, 2005). Otros grupos, sin necesidad
de ser explícitamente excluidos a través de anuncios o frases ofensivas, son
privados de gozar de los espacios de la ciudad debido a que el diseño de los
mismos los excluye. Tal es el caso de los niños, los adultos mayores y las
personas con movilidad reducida. El diseño de los espacios no toma en cuenta
medidas de accesibilidad universal, ni tampoco involucra a los futuros usuarios
en el proceso para definir sus características físicas y funcionales. Estos usuarios
ni son entendidos por quienes diseñan ni son participantes del proceso. Pero los
problemas de diseño urbano no solamente giran en torno al desconocimiento de
las características de los usuarios, sino que se relacionan con el uso inadecuado
de materiales y elementos naturales, así como con la arbitrariedad de sus formas
y gustos.
Debido a los cambios de uso del suelo (por ejemplo, si una zona pasa de ser
comercial a residencial) y a la natural evolución de la ciudad, en ocasiones
ciertos espacios quedan en desuso, sean de dominio público o privado. En otras
ocasiones, se identifican zonas baldías, en especial en las partes de
urbanización más reciente. Estos espacios suelen ser vistos como un activo que
puede ser entregado al privado para que desarrolle viviendas, oficinas, centros
comerciales u otros equipamientos que distan mucho de ser espacios de libre
acceso y uso para los habitantes de la ciudad. De esta forma, se pierden o
desperdician oportunidades para crear espacios públicos de los que muchas
ciudades carecen.
Las últimas dos décadas han mostrado cómo los habitantes de las ciudades
latinoamericanas han ido encontrando en los centros comerciales una especie
de sustituto de los espacios públicos. No ocurre porque estos últimos no sean
atractivos, sino porque son escasos y muchos carecen de lo que la gente busca:
distracción, oferta de actividades, seguridad, entre otras cualidades de un buen
espacio público. Aunque vistas con cierto recelo, varias prácticas cotidianas
demuestran la capacidad de la gente para crear formas alternativas de espacio
público en la ciudad. Las piscinas en las calles, y las fiestas y carnavales en el
barrio son tan solo una manifestación de la gran necesidad de contar con más y
mejores espacios para el encuentro de la comunidad. Hasta cierto punto, varias
de estas costumbres presentes en ciudades latinoamericanas son las
actualmente buscadas por los grupos de ciudadanos en ciudades
norteamericanas y de la Europa moderna, poco a poco más preocupados por
activar sus barrios y mejorar la calidad de la vida pública. Afortunadamente, ya
sea en respuesta a esta demanda o como imitación de lo que acontece en otros
lugares, algunos gobiernos locales comienzan a intervenir las vías, calles y
plazas de la ciudad para colocar rutas para ciclistas y estacionamientos para
bicicletas, aumentar la vegetación, incluir juegos para niños en los parques,
organizar actividades dirigidas a los adultos mayores, así como maratones, ferias
de productos agrícolas y cine al aire libre. Esto hace ver que el panorama está
cambiando y que es posible crear una mejor ciudad a través de intervenciones
concretas en el espacio urbano.

Accesibilidad universal

En el diseño urbano, la accesibilidad universal consiste en crear espacios que


pueden ser accedidos y utilizados por todos. A manera de ejemplo: una vereda
que para ser accedida requiere que la persona suba un peldaño excluye a
aquellos que se movilizan en sillas de ruedas y puede ser un peligro para quienes
tienen baja visión. En cambio, una vereda que cuente con accesibilidad universal
fácilmente será accedida por personas en sillas de ruedas, personas con baja
visión o ceguera, personas llevando un coche de bebé o de compras. En líneas
generales, podrá ser accedida y utilizada por cualquier persona con
independencia de sus características y capacidades.

«Es difícil diseñar un espacio que no atraiga a la gente. Lo increíble es la


frecuencia con que esto ha sido hecho».
William H. Whyte.
Bibliografía

CE/UE (2007)- “Livro Verde – Por uma Nova Cultura de Mobilidade


Urbana”, Comissão Europeia, Bruxelas
DIJKSTRA, A. et al (1998)- “Best Practice to Promote Cycling and
Walking: Analysis and Development of New Insight into Substitution of
Short Car Trips”, in Relatório do Projecto ADONIS, Danish Road
Directorate, Copenhaga.
Intervenciones urbanas hechas por ciudadanos: estrategias hacia
mejores espacios públicos.
- www.ocupatucalle.com
- www.onuhabitat.org
- http://www.avina.net

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