El Sacramento de La Reconciliación o
El Sacramento de La Reconciliación o
El Sacramento de La Reconciliación o
PENITENCIA
El pecado es una palabra, un acto o un deseo contrario a la ley eterna. El pecado es una
falta contra la razón, contra la verdad y la conciencia recta; es faltar al amor Verdadero
para con Dios, consigo mismo y para con el prójimo, a causa de un apego Perverso a
ciertos bienes. La raíz del pecado está en el corazón del hombre y en su libre voluntad,
pero también, en el corazón reside la caridad, principio de las obras buenas y puras, a las
que hiere el pecado. El pecado hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad
humana.
La misericordia infinita de Dios no puede ser negada por los hombres. El ser humano al
pecar, rompe la amistad con Dios, su Creador y lo ofende, lo que se traduce en una ofensa
de gran magnitud. Pero es Dios mismo quien a pesar de haber sido ofendido le ofrece su
perdón, para que no muera a la vida eterna, sino que viva. Para ello, solamente es
necesaria una conversión interior. Se podría decir, sólo se requiere un cambio de vida, un
volverse hacia Él. De ahí la necesidad de la penitencia.
A. Naturaleza
B. Virtud de la Penitencia
Esta virtud moral, hace que el pecador se sienta arrepentido de los pecados
cometidos, tener el propósito de no volver a cometerlos y hacer algo en
satisfacción por haberlos cometidos.
Cristo nos llama a la conversión y a la penitencia, pero no con obras exteriores,
sino a la conversión del corazón, a la penitencia interior. De otro modo, sin esta
disposición interior todo sería inútil.
C. Sacramento de la Penitencia
A este sacramento se le llama sacramento de “conversión”, porque responde a la
llamada de Cristo a convertirse, de volver al Padre y la lleva a cabo
sacramentalmente. Se llama de “penitencia” por el proceso de conversión personal