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El Sacramento de La Reconciliación o

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EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN O

PENITENCIA

El pecado es una palabra, un acto o un deseo contrario a la ley eterna. El pecado es una
falta contra la razón, contra la verdad y la conciencia recta; es faltar al amor Verdadero
para con Dios, consigo mismo y para con el prójimo, a causa de un apego Perverso a
ciertos bienes. La raíz del pecado está en el corazón del hombre y en su libre voluntad,
pero también, en el corazón reside la caridad, principio de las obras buenas y puras, a las
que hiere el pecado. El pecado hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad
humana.

La misericordia infinita de Dios no puede ser negada por los hombres. El ser humano al
pecar, rompe la amistad con Dios, su Creador y lo ofende, lo que se traduce en una ofensa
de gran magnitud. Pero es Dios mismo quien a pesar de haber sido ofendido le ofrece su
perdón, para que no muera a la vida eterna, sino que viva. Para ello, solamente es
necesaria una conversión interior. Se podría decir, sólo se requiere un cambio de vida, un
volverse hacia Él. De ahí la necesidad de la penitencia.

A. Naturaleza

Penitencia en su sentido etimológico, viene del latín “poenitere” que significa


tener pena, arrepentirse. Cuando hablamos teológicamente, este término se utiliza
tanto para hablar de una virtud, como de un sacramento.

B. Virtud de la Penitencia
Esta virtud moral, hace que el pecador se sienta arrepentido de los pecados
cometidos, tener el propósito de no volver a cometerlos y hacer algo en
satisfacción por haberlos cometidos.
Cristo nos llama a la conversión y a la penitencia, pero no con obras exteriores,
sino a la conversión del corazón, a la penitencia interior. De otro modo, sin esta
disposición interior todo sería inútil.
C. Sacramento de la Penitencia
A este sacramento se le llama sacramento de “conversión”, porque responde a la
llamada de Cristo a convertirse, de volver al Padre y la lleva a cabo
sacramentalmente. Se llama de “penitencia” por el proceso de conversión personal

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y de arrepentimiento y de reparación que tiene el cristiano. También es una
“confesión”, porque la persona confiesa sus pecados ante el sacerdote, requisito
indispensable para recibir la absolución y el perdón de los pecados graves.
El nombre de “Reconciliación” se debe a que reconcilia al pecador con el amor
del Padre. Él mismo nos habla de la necesidad de la reconciliación. “Ve primero
a reconciliarte con tu hermano”.
Este sacramento es uno de los dos sacramentos llamados de “curación” porque
sana el espíritu. Cuando el alma está enferma debido al pecado grave, se necesita
el sacramento que le devuelva la salud, para que la cure. Jesús perdonó los pecados
del paralítico y le devolvió la salud del cuerpo.

Solamente si alguien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios


mediante el arrepentimiento estará rechazando el perdón de los pecados y la
salvación ofrecida por el Espíritu Santo y no será perdonado. “El que blasfeme
contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien será reo de pecado
eterno”. Esto es lo que llamamos el pecado contra el Espíritu Santo. Esta actitud
tan dura nos puede llevar a la condenación eterna.
D. Institución
Este es el momento exacto en que Cristo instituye este sacramento. Cristo que
nos ama inmensamente en su infinita misericordia le otorga a los apóstoles el
poder de perdonar los pecados. Jesús les da el mandato a los apóstoles de
continuar la misión para la que fue enviado; el perdonar los pecados. No pudo
hacernos un mejor regalo que darnos la posibilidad de liberarnos del mal del
pecado. Dios les tiene a los hombres un amor infinito, Él siempre está dispuesto a
perdonar nuestras faltas. Vemos a través de diferentes pasajes del Evangelio como
se manifiesta la misericordia de Dios con los pecadores.
E. Signo: Materia y Forma
Como en todo sacramento este signo sensible está compuesto por la materia y la
forma. En este caso son:
- La materia: el dolor de corazón o contrición, los pecados dichos al confesor de
manera sincera e íntegra y el cumplimiento de la penitencia o satisfacción. Los
pecados graves hay obligación de confesarlos todos.

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- La forma: las palabras que pronuncia el sacerdote después de escuchar los
pecados y de haber emitido un juicio cuando da la absolución: “Yo te absuelvo de
tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
F. Los Actos del Penitente
1. El examen de conciencia: es el primer paso para prepararse a recibir el perdón
de los pecados.
2. Contrición, dolor de corazón o arrepentimiento: es el acto más importante que
debe hacer un penitente. Este es un acto de la voluntad, que procede de la
razón iluminada por la gracia y que demuestra el dolor de alma por haber
ofendido a Dios y el aborrecimiento de todo pecado.
3. El propósito de enmienda: es la resolución que debemos tomar una vez que
estamos arrepentidos, haciendo el propósito de no volver a pecar, mediante un
verdadero esfuerzo.
4. La confesión de los pecados: es el segundo acto más importante que se debe
de hacer.
5. Cumplir la penitencia: Como la mayoría de los pecados dañan al prójimo, es
necesario hacer lo posible para repararlos.
G. Rito y Celebración

La celebración de este sacramento, al igual que la de todos los sacramentos, es


una acción litúrgica. Uno de los elementos son los actos que hace el penitente que
quiere convertirse, gracias a la acción del Espíritu Santo, como son el
arrepentimiento o contrición, la confesión de los pecados y el cumplimiento de la
penitencia. El otro elemento es la acción de Dios, por medio de los Obispos y los
sacerdotes, la Iglesia perdona los pecados en nombre de Cristo, decide cual debe
ser la penitencia, ora con el penitente y hace penitencia con él.

Existen casos excepcionales en los cuales los sacerdote pueden impartir la


absolución general o colectiva, tales como aquellas situaciones en las que, de no
impartirse, las personas se quedarían sin poder recibir la gracia sacramental por
largo tiempo, sin ser por culpa suya. Cuando una persona hace una confesión de
todos los pecados cometidos durante toda la vida, o durante un período de la vida,
incluyendo los ya confesados con la intención de obtener una mayor contrición,
se le llama confesión general. Se le debe de advertir al confesor de que se trata de
una confesión general.
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H. Efectos
El efecto principal de este sacramento es la reconciliación con Dios. Este volver
a la amistad con Él es una “resurrección espiritual”, alcanzando, nuevamente, la
dignidad de Hijos de Dios. Esto se logra porque se recupera la gracia santificante
perdida por el pecado grave.
En los que reciben el sacramento de la Penitencia con un corazón contrito y con
una disposición religiosa, “tiene como resultado la paz y la tranquilidad de la
consciencia, a las que acompaña un profundo consuelo espiritual”.
Otorga la gracia sacramental específica, que es curativa porque le devuelve la
salud al alma y además la fortalece para combatir las tentaciones
I. Necesidad
Los pecados graves cometidos después del Bautismo, como se ha dicho, hay
necesidad de confesarlos. Esta necesidad fue impuesta por Dios mismo . Por lo
tanto, no es posible acercarse a la Eucaristía estando en pecado grave.
Estrictamente no hay necesidad de confesar los pecados veniales, pero es muy útil
hacerlo, por las tantas gracias que se reciben. El acudir a la confesión con
frecuencia es recomendada por la Iglesia, con el fin de ganar mayores gracias que
ayuden a no reincidir en ellos. No debemos reducir la Reconciliación a los pecados
graves únicamente.
J. Ministro y Sujeto
Los obispos y los presbíteros, en virtud del sacramento del Orden, tienen el poder
de perdonar todos los pecados “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”. El obispo, cabeza visible de la Iglesia particular, es considerado, por tanto,
con justo título desde los tiempos antiguos como el que tiene principalmente el
poder y el ministerio de la reconciliación: es el moderador de la disciplina
penitencial.
El sujeto de la Reconciliación es toda persona que, habiendo cometido algún
pecado grave o venial, acuda a confesarse con las debidas disposiciones, y no
tenga ningún impedimento para recibir la absolución.
En virtud de la delicadeza y el respeto debido a las personas, los sacerdotes no
pueden hacer público lo que han escuchado en la confesión. Quedan obligados a
guardar absoluto silencio sobre los pecados escuchados, ni pueden utilizar el
conocimiento sobre la vida de la persona que han obtenido en el sacramento. En

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ello no hay excepciones, quienes lo rompan son acreedores a penas muy severas.
Este sigilo es lo que comúnmente llamamos secreto de confesión.
K. Frutos
 Por este medio se perdonan todos los pecados mortales y veniales.
 Se recuperan todos los méritos adquiridos por las buenas obras.
 Robustece la vida espiritual, por medio de la gracia sacramental.
 Se obtiene la remisión parcial de las penas temporales como consecuencias
del pecado.
 Se logra paz y serenidad de conciencia que se encontraba inquieta por el
dolor de los pecados.
L. Obligaciones
Una vez confesados los pecados hay que cumplir la penitencia. Dado que hay que
tener un propósito de enmienda, se deben hacer los esfuerzos necesarios para no
reincidir en los pecados.
M. Las Indulgencias
Sabemos que todo pecado lleva una culpa y una pena. Dijimos que la confesión
perdona la culpa, pero queda la pena que hay que expiarla de alguna manera, ya
sea en esta vida o en la otra. Las indulgencias son un medio para la remisión de la
pena temporal debida por los pecados y que la Iglesia otorga, siempre y cuando
se cumplan unas condiciones.
Todo pecado necesita de una purificación, ya sea aquí o después de la muerte, en
cuyo caso la purificación se lleva a cabo en el Purgatorio. Hay dos tipos de
indulgencias: parcial o plenaria. La primera perdona toda la pena y la segunda
solo una parte de la pena debida por los pecados.
Mediante las indulgencias, los fieles pueden alcanzar para sí mismos y también
para las almas del Purgatorio la remisión de las pena temporales, consecuencia de
los pecados.
El cristiano que quiere purificarse de su pecado y santificarse con la ayuda de la
gracia de Dios no se encuentra solo. Así el recurso a la comunión de los santos
permite al pecador contrito estar antes y más eficazmente purificado de las penas
del pecado.

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