El Simulacro Baudrillard
El Simulacro Baudrillard
El Simulacro Baudrillard
Y si se preguntan cómo es que hemos perdido entonces la noción de realidad y cómo es que
estamos sumergidos en simulacros sin habernos percatado de ello, es porque éstos tienen un
poderoso aliado, que son los medios de comunicación. Los medios de comunicación también han
influido en la hiperrealidad en la que ahora creemos, ya que muchas veces se hacen construcciones
de un concepto basados en los intereses políticos o de algunas industrias y es en este punto en el
que se manipula nuestra percepción. Un claro ejemplo de cómo los medios de comunicación
reafirman la hiperrealidad, son los estereotipos de belleza de la mujer que estos establecen, es
decir una mujer para ser bella debe tener los signos que los medios de comunicación le asignan,
como un cuerpo delgado, pero con glúteos y senos grandes, un cabello sedoso y brillante, una piel
perfecta, nariz pequeña y pómulos marcados. Pero ¿quién dijo que estas características son las
que construyen o las que equivalen a la belleza en una mujer? Fácil, este estereotipo de belleza lo
promueven las industrias que se benefician al hacer que todas las mujeres quieran encajar en este
prototipo. Desde la industria de las cirugía estética, la industria del maquillaje o cualquiera que
se encargue del cuidado personal de la mujer, todas estas promueven una imagen de belleza para
crear consumismo y de esta forma volverse industrias multimillonarias a base de vender un
concepto de belleza creado por las industrias y reproducido por los medios de comunicación.
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Baudrillard: teoría de la hiperrealidad
Gustavo Leyton
Filosofía
Hiperrealidad y simulacro
El concepto de hiperrealidad de Jean Baudrillard está estrechamente relacionado con su idea
de simulacro. El mundo contemporáneo es un simulacro, donde la realidad ha sido
reemplazada por imágenes falsas, a tal punto que no se puede distinguir entre lo real y lo
irreal. La hiperrealidad difiere de otras realidades en que la división entre realidad e
imaginario desaparece. La representación es más importante que lo que se está
representando.
En la hiperrealidad, los simuladores buscan hacer que toda la realidad coincida con sus
modelos de simulación. El resultado es que lo real ya no es real. Los ejemplos de la vida
contemporánea incluyen la creación y el cambio de personalidad en las salas de chat y los
canales de noticias que nos bombardean con información. Baudrillard señala que la “realidad”
de la Guerra del Golfo (1990-91) se presentó al mundo en términos de representaciones de
los medios.
Para Baudrillard, este conflicto bélico está enmarcado dentro del contexto teórico de lo
hiperreal y sostiene que la guerra fue un evento mediático cuidadosamente escrito. El
sistema está obsesionado por una constante sensación de crisis. El sistema presenta -en
dosis homeopáticas- la crisis como espectáculo. Por lo tanto, no explota.
Cultura de masas y medios
La cultura de masas, según Baudrillard, es un conjunto de signos ritualizados de cultura, sin
contenido real. Las cosas se presentan de tal manera que la superficie borra y cubre cualquier
profundidad posible. El sistema resultante depende del mantenimiento duradero de un
régimen de control. La información devora sus propios contenidos, transformando lo real en
lo hiperreal. El sistema no produce nada más que vértigo y fascinación. Valores como
responsabilidad, justicia y violencia continúan circulando solo como simulaciones impuestas
por el Estado.
Los medios tienen un lugar especial en la implosión del significado. En particular, crea una
presión de información excesiva. Esto lleva a la desestructuración de lo social. Pero al mismo
tiempo, los medios alientan una sensación de seguridad. Incluso cuando presenta violencia
o desastre, el hecho de no “estar allí” mientras se observa, refuerza la seguridad. A través
de los medios, nunca alcanzamos el evento real, sino solo su suplente informativo, que está
abierto a una interminable interpretación.
Baudrillard argumenta que el poder ya no produce más que los signos de su parecido, la
aparición del poder. Esta crisis de la ley es la condición para una transición particular. La ley
es reemplazada por la norma. El poder intenta defenderse contra el colapso del significado
reinyectando lo real y lo referencial en todas partes.
Las personas son “retroalimentadas” a través de una totalidad simulada, que surge de los
signos que demandan complicidad cultural en lugar de transmitir un contenido de significado.
Los programas de noticias tratan toda la información como intercambiable, reduciendo todo
a un espectáculo. Como resultado, los medios hablan principalmente de sí mismos. La
función real de los medios es transmitir la perspectiva general de reducir todo a los signos.
Los desastres pasados y presentes se neutralizan en una simple respuesta emocional. Todos
los criterios humanistas de valor, desde la moralidad hasta la verdad y la estética,
desaparecen, porque el código descansa en la indiferencia y la neutralización. Estamos
viviendo un colapso de significado. Por lo tanto, el sujeto responsable se encuentra en una
situación similar de crisis.
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