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Ensayo Septima Papeleta

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ENSAYO

“LA SÉPTIMA PAPELETA”


PRESENTADO POR:
ANGIE YOHANNA FLOREZ RAMOS
COD. 2013061006
ING. DE ALIMENTOS

Todo comenzó el 11 de marzo de 1990 cuando los colombianos estaban


convocados a votar y en la mesa debía recibir seis papeletas para Senado, Cámara,
Asamblea, Concejo, Alcalde y Consulta Liberal. Sin embargo, unos estudiantes
propusieron una séptima que tuviera la siguiente leyenda: “Voto por Colombia. Sí a
una asamblea constituyente”. Pero la Registraduría no efectuó la impresión de esa
papeleta y además advirtió que no era posible adelantar el conteo pues no existía
norma legal para que la autorizara, aun cuando señaló que su inclusión en las urnas
no anulaba el voto. Pues siendo así, los periódicos publicaron el texto para que el
ciudadano la recortara y la introdujera en la urna.

Las personas se animaron ante esto, pero el aspecto logístico fracasó porque los
universitarios promotores de la propuesta no tenían la experiencia que tenían la
clase política. Los votos no se pudieron contabilizar y las cifras más optimistas
aseguraron que si acaso se llegó al millón de papeletas.

El presidente Barco compartía con los estudiantes de bondad de la Constituyente y


por eso dictó el decreto de estado de sitio número 927 del 3 de mayo de 1990 que
ordenaba a la organización electoral adoptar todas las medidas conducentes para
contabilizar los votos que convocaran la Asamblea Constitucional en los comicios
presidenciales del 27 de mayo. Luego la decisión del constituyente primario se tomó
no con una séptima papeleta sino con una segunda porque en esta oportunidad se
votaba para presidente de la República y para la Constituyente. Por esa
convocatoria votaron a favor 5’236.863 y 230.080 lo hicieron en contra.

Lo anterior es el verdadero origen de la Constituyente que expidió la Constitución


de 1991. Fue fruto del tan manoseado artículo 121 de la Constitución anterior que
por más de cien años sirvió para todo. Ahora por la paz quieren revivir una nueva
versión de la séptima papeleta. Lo que pasa es que ya no hay 121 que era un
artículo que comenzaba con uno y terminaba con uno.
El Movimiento de la Séptima papeleta fue un Grupo de estudiantes de diferentes
universidades públicas y privadas liderado por: Fernando Carrillo, Wilson Abraham
García, Oscar Ortiz, Cesar Torres, Claudia López, Fabio Villa, Ximena Palau, Pedro
Viveros, Diego López, Carlos Caicedo, Oscar Guardiola, Catalina Botero, Alfonso
Gómez Lugo, Adriano Muñoz, José Elver Muñoz, Juan Carlos Cortes, Jorge Mario
Eastman, Miguel Ángel Moreno, Jesús Francisco Arteaga, entre otros, quienes
promovieron la introducción de una papeleta electoral adicional a las seis oficiales,
en las elecciones de marzo de 1990, a fin de promover la convocatoria de una
Asamblea Constituyente en Colombia. Y que finalmente lograron su objetivo de
movilizar un país y constituirse en verdaderos artífices de la Constitución de 1991.

Finalmente, dos apuntes. Por un lado, si bien parte de la reforma política promovida
por el presidente Calderón fue aprobada y se da entrada a las candidaturas
independientes, a la consulta popular y a la iniciativa ciudadana, lo cierto es que
sigue siendo una reforma muy limitada y la posibilidad de modificar otros rubros que
requieren revisión a fondo (como el fiscal, laboral, educativo, agrario, de salud, de
medios y de competitividad) seguirá en manos de las negociaciones entre partidos.
Habrá que analizar con mucho detalle qué oportunidades y obstáculos ofrecerá la
ley secundaria que deberá normar la consulta popular y la iniciativa ciudadana, que
aún no se publica. Por otro, lo simbólico tiene efectividad cuando se conjuga con
una coyuntura adecuada podría llegar a convertirse en la oportunidad perfecta para
transformar esas elecciones intermedias, donde participarían candidatos
independientes, en un referéndum nacional sobre el tipo de democracia que
queremos ser en el siglo XXI. Sin miedos ni pusilanimidad, ¿por qué no asumir el
riesgo?, ¿será que debemos esperar hasta llegar a una fractura social de mayores
dimensiones? Sinceramente, espero que no.

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