Aplicación de La Convención Única de Las Naciones Unidas de 1961.opio, Hoja de Coca, Marihuana - Final
Aplicación de La Convención Única de Las Naciones Unidas de 1961.opio, Hoja de Coca, Marihuana - Final
Aplicación de La Convención Única de Las Naciones Unidas de 1961.opio, Hoja de Coca, Marihuana - Final
1972), cuyo obje vo es establecer medidas de control aplicables a nivel internacional con la
finalidad de garan zar la disponibilidad de estupefacientes y sustancias psicotrópicas para fines
médicos y cien ficos, así como impedir su desviación hacia canales ilícitos.
La convención de 1961 define el obje vo explícito de poner fin a todos los usos tradicionales y
“casi médicos” de tres plantas (amapola, coca y marihuana), y establece plazos para la
finalización del uso de opio para fumar, el uso de la hoja de coca para mas car y el uso de la
resina de cannabis y la hierba de cannabis para fumar y otros usos en los países en desarrollo
donde se cul vaban.
Por otro lado, el ar culo 49 deja en libertad a los países donde existe uso tradicional de estos
estupefacientes, la decisión y regulación de su uso médico y tradicional, así como el uso del
cannabis, la resina del cannabis, extractos y nturas del cannabis con fines no médicos en los
países en que su uso era tradicional a 1961.
En este contexto, la publicación revisa el empleo lícito actual con fines medicinales del opio y sus
derivados, la hoja de coca y la marihuana respec vamente.
INTRODUCCIÓN 05
OPIO 07
MARIHUANA 25
REFERENCIAS 37
El 24 y 25 de Enero de 1961 se llevó a cabo una conferencia en la ciudad de Nueva York, Estados
Unidos, que preparó la versión final de un tratado internacional denominado Convención Única
de Estupefacientes de las Naciones Unidas. Este tratado fue firmado por 73 países el 30 de
marzo de 1961, y entro en vigor en diciembre de 1964. (Naciones Unidas 1972). Los obje vos de
la Convención fueron: 1) “limitar la producción de materias primas, codificar las convenciones
existentes en una única convención y 2) simplificar la estructura existente para la fiscalización de
estupefacientes”. La Convención también reconoce “que el uso médico de los estupefacientes
con nuará siendo indispensable para mi gar el dolor y que deben adoptarse las medidas
necesarias para garan zar la disponibilidad de estupefacientes con tal fin” (Bewley-Taylor,
2011).
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La Convención de 1961 modificada en 1972, regula el comercio y distribución de
estupefacientes en su ar culo 30.1. comercio y distribución, están some dos a licencia. Se
exceptúa parcialmente a personas debidamente autorizadas para ejercer funciones
terapéu cas o cien ficas.
El ar culo 30.2.b.i, regula el uso médico de estupefacientes mediante la exigencia del uso de
receta médica para el suministro o despacho de los estupefacientes. La Dirección General de
Medicamentos, Insumos y Drogas del Ministerio de Salud del Perú (DIGEMID) ha reglamentado
el uso del registro para recetar estupefacientes, y el empleo de éstas de acuerdo a Ley. El
recetario es expendido por la DIGEMID-MINSA. Este requisito no se aplica necesariamente a los
estupefacientes que una persona pueda obtener, usar, entregar o administrar legalmente en el
ejercicio de sus funciones terapéu cas debidamente autorizadas.
En este trabajo, se revisa el empleo lícito actual con fines medicinales del opio y sus derivados, la
hoja de coca y la marihuana.
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2.1. OPIO, ORIGEN Y RECEPTORES
Actualmente se sabe que nuestro cerebro produce su propia versión de los opiáceos,
llamados pép dos opioides endógenos. Estas sustancias químicas actúan como los
opiáceos, adhiriéndose y ac vando a los receptores de opiáceos. El cuerpo controla el
dolor a través de los opioides endógenos. La relajación que se siente después de haber
hecho mucho esfuerzo sico, es probable que se deba a la liberación de estos pép dos
endógenos en el cerebro. (Nida, 2006; Vega, 2005 y Muriel, 2011).
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Los receptores opioides forman parte de la familia de receptores acoplados a proteínas G
que señalizan segundos mensajeros, sus ligandos naturales son los opioides endógenos
(encefalinas, dinorfinas, endorfinas, endomorfinas y nocicep na, entre otros). Los
opioides exógenos también enen como blanco a estos receptores (Tortorici, 2011).
En la úl ma década del siglo pasado se clonaron los genes que codifican los receptores
mu, delta y Kappa. (Vega 2005 y Muriel 2011).
Los opioides enen su principal uso médico en la terapia del dolor, tratamiento de la tos, la
diarrea del adulto y como analgésico en la neuroleptoanestesia, una variante de anestesia
general endovenosa. (Vega, 2005).
a) Endógenos: que son los opioides que produce el cuerpo humano de forma natural,
aunque existen varios pos, en conjunto son conocidos popularmente como
“endorfinas”.
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b) Según su potencia analgésica (Vallejo y Ruiz 2009) y Buitrago (2011):
Opioides débiles (también llamados opioides menores) y opioides potentes o fuertes
(también llamados opioides mayores). En el ámbito clínico se u liza esta
clasificación arbitraria que es ú l cuando se aplica el manejo escalonado del dolor
que ha sugerido la Organización Mundial de la salud (WHO, 1986). Los analgésicos
no opioides se emplean en el primer escalón, los opioides débiles en el segundo
escalón y los opioides potentes en el tercer escalón. (Vallejo y Ruiz, 2009). Los
criterios para la selección del opioide a u lizar incluyen un perfil de eficacia global y
de efectos adversos, inicio de acción, interacciones farmacológicas, potencial de
abuso, aspectos como costo y disponibilidad y, por supuesto, po (nocicep vo /
neuropá co, agudo/ crónico) y severidad del dolor.
Vallejo y Ruiz (2009) describen estos analgésicos opioides en el manejo del dolor
según la escalera del dolor de la OMS:
Ÿ Agonistas parciales: ac vidad intrínseca leve sobre los receptores mu, que
provoca un efecto techo o limitado en su acción analgésica. Pueden actuar como
antagonistas si se administran simultáneamente con un agonista puro. Podrían
incluso interferir con el sistema endógeno de la analgesia. Este grupo incluye a la
buprenorfina.
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Ÿ Antagonistas puros: enen afinidad por los receptores, pero carecen de ac vidad
intrínseca, por lo que impiden la unión de un agonista a su receptor. Los
antagonistas más conocidos y u lizados son la Naloxona y Naltrexona.
Recientemente se han desarrollado otros 2 medicamentos antagonistas opioides
periféricos, la Me lnaltrexona (derivado me lado de la naltrexona) y Alvimopan
un antagonista muy selec vo de los receptores periféricos que bloquean las
acciones periféricas de los opioides principalmente a nivel gastrointes nal sin
afectar la analgesia a nivel central (Buitrago, 2011).
Scholten y Finney (2011), sos enen que “con excepción de pocos países industrializados,
el acceso a muchos medicamentos fiscalizados con base en los tratados internacionales es
deficiente en todo el mundo y el cumplimiento de la octava meta de los obje vos de
desarrollo del milenio”, asimismo los medicamentos fiscalizados se usan en la terapia del
dolor moderado o intenso, dependencia a los opioides y complicaciones obstétricas.
Ÿ Pacientes pediátricos
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TABLA 1: OPIODES DE USO FRECUENTE
OPIOIDE Presentaciones
Tabletas 10, 15 y 30 mg
MORFINA
Inyectable 50 mg/2 ml, 200 mg/20 ml, 2.5 mg/2.5 ml y 10 mg/10 ml
Tabletas 5 y 10 mg
METADONA
Tabletas dispersables 40 mg
Tabletas 5 mg (con paracetamol 325 mg)
OXICODONA
Tabletas liberación prolongada 10, 20 y 30 mg
Tabletas 2 y 4 mg
HIDROMORFONA
Tabletas liberación prolongada 8 y 16 mg
Cápsulas 65 mg
DEXTROPROPOXIFENO Cápsulas65 mg (con paracetamol 500 mg)
Tabletas sublinguales 0.2 mg
Inyectable 0.3 mg
Transdérmica 20 y 30 mg (52.5 µg/h)
BUPRENORFINA Cápsulas 25 y 50 mg
Liberación lenta 50, 100, 150 y 200 mg
50 mg (con ketorolaco 30 mg) Tramadol
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Uno de los principales usos de los opioides fuertes es el dolor oncológico. Sin embargo, se ha
detectado existe un importante desconocimiento de los médicos residentes de las pautas
analgésicas de la OMS y del uso de la morfina, tal como ocurre en muchos países (Piriz y col.
2004).
Ryan y col. (2011) han listado las acciones y responsabilidades de los médicos autorizados,
farmacéu cos y otros profesionales de salud autorizados (incluyendo enfermeras
especializadas en algunos países),quienes deben prescribir, dispensar y administrar los
opioides al paciente dónde y cuándo lo necesite, incluyendo sus hogares. Ryan y col (2011)
consideran que estos profesionales deben:
Ÿ “Evaluar y manejar el dolor, lo cual incluye op mizar el alivio y minimizar los efectos
secundarios y los riesgos relacionados con el uso de medicamentos fiscalizados.”
Ÿ “Reconocer que la dosis “correcta” para un paciente es la dosis que alivia el dolor de ese
individuo en par cular. No hay una dosis correcta común a todos los pacientes. Las dosis
pueden incrementarse hasta que el paciente experimente alivio del dolor o efectos
secundarios inaceptables.”
Ÿ “Prescribir y dispensar medicamentos fiscalizados de acuerdo a las normas y leyes
vigentes.”
Ÿ “Reconocer y evitar el uso de opioides para propósitos no médicos e ilegales.”
Ÿ “Reconocer que en la medida que progresa la enfermedad, los pacientes pueden requerir
incrementos en la can dad de medicación para aliviar el dolor, lo cual puede ser
confundido con síndrome de dependencia.”
Ÿ Proporcionar información a los pacientes y a sus familias acerca del uso de los
medicamentos opioides.
Ÿ Manejar reservas y registros de acuerdo a los requerimientos legales.
Ÿ Iden ficar los hospitales y farmacias autorizadas para vender y dispensar opioides,
localizadas en la misma área que habita el paciente y ofrecer esa información a los
pacientes y sus familiares.
El uso de opiáceos para tratar el dolor está rodeado de una serie de ac tudes, creencias y
mitos que limitan su empleo en clínica. Estas limitaciones afectan al personal de salud
(médicos, pacientes) asi como al resto de la sociedad. Las principales limitaciones incluyen: a)
barreras socioculturales acerca de la adecuación y uso apropiado; b) aspectos legales, y c)
insuficientes conocimientos. Todo ello conlleva un tratamiento inadecuado del dolor
relacionado con miedos, creencias y ac tudes, tanto de médicos como de pacientes. Una de
las consecuencias frecuentes es la procras nación, la acción de postergar ac vidades o
situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes, que afecta a
pacientes en tratamiento crónico y terminales (Aguilar y col. 2009)
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Una mención especial merece el uso de analgésicos en forma crónica en pacientes en
situación terminal, usualmente aquejados de gran dolor. Un aspecto importante
corresponde al manejo de ideas erróneas en la comunidad como: convierten a las
personas en adictas, pierden su eficacia con el empo, lo toman las personas con cáncer u
otras enfermedades en los úl mos momentos de su vida, provocan deterioro sico y
pérdida de capacidad cogni va o acortan el empo de vida. Estas expresiones han sido
reba das por Guerra de Hoyos y Reyes (2011).
Los analgésicos opioides son medicamentos controlados por la Ley, requieren de receta
de Ley emi da por un médico registrado en el Ministerio de Salud del Perú (DIGEMID)
para poder emi r dichas recetas que incluyen los opioides. El control se realiza a fin de dar
cumplimiento a las disposiciones legales vigentes en el país, y la reglamentación
internacional suscrita por el Perú. Estos medicamentos derivados del Opio, ac vos
principalmente sobre los receptores opioide mu, son eficaces analgésicos sin embargo,
enen un potencial de adicción importante en quienes los u lizan.
Ÿ Hidrocodona (Vicodin®)5
Ÿ Oxicodona (Oxycon n®)
Ÿ Oximorfona (Opana®)
Ÿ Hidromorfona (Dilaudid®)
Ÿ Meperidina (Demerol®)
Ÿ Difenoxilato (Lomo l®)
Ÿ Codeína (Codeina)
Ÿ Fentanil (Fentanest®)
Ÿ Morfina (Duramorph®)
Ÿ Opio y cualquier otro
Ÿ medicamento con efectos similares a la morfina
En Estados Unidos, los medicamentos opioides son la segunda droga de abuso más
común después de la marihuana. El abuso de medicamentos opioides se define como el
uso de un medicamento opioide por razones que no son aquellas por las cuales se ha
recetado (por ejemplo, para drogarse) o en forma dis nta a la que se ha recetado (por
ejemplo, en dosis más altas). Los factores de riesgo incluyen Juventud (<45 años),
antecedentes personales de abuso de sustancias, enfermedades mental o problemas
legales, y antecedentes familiares de abuso de sustancias (Alford y Livingston 2013).
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3.1 LA COCA, ORIGEN Y DERIVADOS
La coca es un arbusto que crece espontáneamente en los Andes peruano y boliviano pero es
cul vada en diferentes países como: Chile, Argen na, Colombia, India, Indonesia y Camerún.
(Zavaleta, 2009).
El uso de la hoja de coca se ha evidenciado desde hace varios miles de años en la región
andina, exis endo registros de su uso ritual y mágico religioso desde el pre-cerámico en Perú y
Chile, donde se ha encontrado hojas de coca en tumbas como producto de ofrenda.
Existen varias leyendas en relación a la coca en el incanato que fueron recogidas por cronistas
españoles en el siglo XVI. Ruiz de Navamuel remi ó un informe a Francisco de Toledo (1571)
que refiere a la leyenda de la mama coca y la coca mama.
En el imperio incaico, se cul vaba la planta de la coca en diferentes localidades, bajo el control
de la nobleza. Los curacas acopiaban la hoja de coca y la entregaban al Inca y su nobleza
quienes la u lizaban para fines principalmente rituales y religiosos. En el incanato se u lizó
como sistema económico el trueque.
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Wilson y col. (2013), mencionan el hallazgo de momias de jóvenes acllas y niños incas
enterrados a grandes al tudes en la cúspide de montañas congeladas como los volcanes
cercanos a la ciudad de Arequipa (Sillustani) y en otras zonas del imperio incaico,
correspondientes a sacrificios ha dado mucho que hablar. El En un reporte publicado en
PNAS en Julio de 2013 presenta los resultados de análisis químicos del pelo de una joven
inca sacrificada en el volcán Lullaillaco en Argen na, que ha demostrado la presencia de
benzoilecgonina (metabolito de la cocaína) y cocae leno (metabolito presente cuando
hay consumo simultaneo de coca y alcohol) han permi do demostrar dichos consumos en
los 3 meses previos al sacrificio. Este hallazgo ha reiniciado la controversia del uso de estos
agentes en la preparación del sacrificio inca de los niños (Wilson, y col. 2013).
Luego de la llegada de los españoles al Perú en 1531 ocurre el período de la conquista del
imperio incaico, la imposición de la dominación económica, polí ca y militar del imperio, y
la posterior aparición del Virreynato del Perú. En los primeros 30 años de la colonia, se
man ene el trueque al no haber emisión de moneda metálica en la región conquistada. El
modelo económico implantado es la encomienda. El rey español, dueño absoluto de los
territorios de la corona española, encargaba (encomendaba) a un súbdito español, un
área definida de terreno con las plantas, minerales e indígenas – no considerados seres
humanos sino animales en la época sobre los que se tenía pleno dominio -, con el fin de
que este encargado administrara e hiciera producir el área encomendada. A cambio el
encomendero debía pagar un tributo al rey denominado Quinto Real (impuesto). Castro
de la Mata (2003) ha descrito lo siguiente sobre aquella época: ““Los cronistas españoles
describieron que los indios colocaban la hoja dentro de la boca haciendo un bolo que
“mas caban” y posteriormente botaban cambiándolo por otro. Pronto describen que
esta planta disminuía el cansancio y el hambre. Hoy conocemos a esta prác ca como
coqueo o acullico” (Castro de la Mata, 2003).
Puesto que en los primeros 30 años en que no exis a moneda metálica en el Perú, los
españoles se vieron obligados a pagar servicios haciendo trueque de productos y pagando
en parte con hoja de coca. Las primeras monedas se acuñaron en el año 1568, sin embargo
los encomenderos con nuaron pagando una parte de los servicios con hojas de coca, lo
que lleva a la expansión de los cul vos de la planta de coca en el virreinato del Perú.
(Castro de la Mata, 2003).
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Durante la república, los pobladores de las regiones alto andinas peruanas y bolivianas
han con nuado el uso tradicional y folclórico del coqueo o acullico, el empleo ritual (pago
a la erra o apu) y el uso como elemento socializante (intercambio de hojas de coca en las
reuniones comunales o familiares).
fue creada en 1885 por John Pemberton en la farmacia Jacobs de la ciudad de Atlanta,
Georgia. Pemberton intentó crear un remedio mezclando de hojas de coca y semillas de
cola. Este remdio comenzó a comercializarse como una medicina que aliviaba el dolor de
cabeza y las naúseas; luego fue vendida en su farmacia como un remedio que calmaba la
sed, a 5 centavos el vaso. Robinson le puso el nombre de Coca-Cola, y con su caligra a
diseñó el logo po actual de la marca. Los derechos fueron adquiridos por Asa Candler,
quien crea la empresa Coca-Cola Company. La Coca-Cola® se vendía como un tónico que
contenía extractos de hoja de coca (cocaína) y de cola (cafeína). En la misma época, en las
úl mas décadas del 1800 y comienzos del 1900, las bebidas alcohólicas (vinos) que
contenían extractos de coca fueron muy populares. Incluso el vino Mariani se hizo famoso
pues el papa de la época hizo un comentario muy favorable sobre esta bebida. Con el acta
de alimentos y drogas aprobada en los Estados Unidos en 1906, la Coca Cola se ve obligada
a re rar los alcaloides de la hoja de coca, manteniendo el extracto de hoja de coca (sin
cocaína) en su composición (para no perder la patente), incrementando la cafeína. La
bebida Coca-Cola es actualmente la bebida gaseosa más vendida a nivel mundial y ya no
con ene cocaína. Los vinos con coca declinan hasta desaparecer del mercado.
Por otro lado, la hoja de coca ha sido y sigue siendo empleada en la medicina folklórica
peruana y boliviana. Esta situación ha generado en el Perú una permanente demanda
interna por hoja de coca para usos folklóricos o medicinales, que algunos denominan
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“coca legal”. Sin embargo, con el pasar de los años además de la demanda legal coexiste
una demanda por hoja de coca para la elaboración ilícita de drogas cocaínicas, en manos
de la fuerza del narcotráfico. Hoy la demanda ilegal sobrepasa largamente a la demanda
histórica de la coca legal (Cedro, 2012).
Hoy en día, la hoja de coca es u lizada en forma tradicional por el indígena andino
peruano y boliviano en la forma de chacchado o acullico (coqueo), principalmente por sus
efectos an fa gantes y reductores temporales leves del ape to. En el coqueo se coloca
una bola de hojas de coca entre los dientes y la mucosa del carrillo, la que mezclada con
saliva permite la salida de la cocaína (Castro de la Mata, 2006). En menor proporción es
u lizada en forma de infusión de hoja entera o como infusión de hoja seca picada en
bolsitas filtrantes (mate de coca). En los úl mos 25 años se ha iniciado una corriente
principalmente con fines comerciales en la que afirman supuestas propiedades
“nutricionales” o ”alimen cias” de un producto al que denominan “harina de coca”,
proponiendo que los seres humanos coman (ingieran) el polvo de la hoja seca micro
pulverizado.
En la Tabla 2 se aprecia los principales usos actuales de la hoja de coca y sus derivados:
b)Uso no tradicional:
b.1 Uso legal
b.1.1 Uso industrial farmacéu co (purificación de cocaína para uso
farmacéu co como anestésico local).
b.1.2 Uso medicinal (anestésico local, cocaína).
b..1.3 Uso semi industrial : preparación de bebidas a base de coca.
b.1.4 Uso semi industrial: preparación de mate filtrante de coca /
combinaciones con otras hojas.
b..1.5 Uso “alimen cio”: polvo de hoja de coca (“harina” de coca). Otros
productos como pan, caramelos, tortas.
b.1.6 Uso de coca combinada con alcohol (coca sawer, vino de coca,
macerados alcohólicos de coca).
b.2. Uso ilegal.
b.2.1 Producción de drogas cocaínicas
b.2.2 Consumo abusivo de drogas cocaínicas (PBC, clorhidrato, crack).
Ref: Zavaleta A. El impacto del narcotráfico en la salud pública: Coca y derivados cocaínicos. En: El mapa
del narcotráfico en el Perú. p: 59-81. Lima: Instituto de Estudios Internacionales (IDEI), Pontificia
Universidad católica del Perú, 2009
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3.3 USO MEDICINAL DE LA COCA
El uso medicinal como anestésico local de la cocaína aún se man ene en la medicina
occidental, con una clara tendencia hacia su reducción (Brunton, 2012). Es ahora un
medicamento legalmente controlado, cuyo uso es regulado en el Perú por la Dirección
General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID-MINSA) y se requiere receta de
ley para su obtención y administración (Zavaleta y col. 2008). La aparición de nuevos y más
potentes anestésicos locales como la Procaína, la Lidocaína, y sus derivados
Cloroprocaina, Cinchocaina, Mepivacaina, Bupivacaina, E docaina y Ar caina los que
carecen de acción adic va, han relegado grandemente el uso de la cocaína inyectable a
nivel mundial. (Brunton 2012, Ruestsch, 2016).
La Cocaína Hidrocloruro para uso como anestésico local se aplica en ciertas áreas del
cuerpo: nariz, boca o laringe previa a la cirugía local. (Mayo Clinic 2016). Se puede
administrar por medio de un aplicador de algodón, spray, packs o ins lado dentro de una
cavidad. (h p://www.medicinenet.com/cocaine_hydrochloride-topical/page2.htm). Se
presenta en solución tópica de Cocaína Hidrocloruro al 4% y 10% y pasta producida por los
fabricantes Cody Laboratories, Inc., USA, y Lanne Co, USA. La dosis en solución no debe
exceder de 1mg/kg.
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Soberón (2008), citando un libro publicado por la Corporación Editora Chirre
(2006), ha listado los efectos medicinales de la hoja de coca, aludiendo a un
insigne médico peruano de la época de la independencia don Hipólito Unanue
(1755-1833), lista las enfermedades que son “curadas” por la hoja de coca, las que
hemos clasificado como: propiedades medicinales con sustento experimental o
clínico y propiedades medicinales carentes de sustento experimental o clínico:
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El efecto an fa gante de la hoja de coca en la altura descrito por inves gadores
peruanos y bolivianos, se debe a la cocaína, un alcaloide es mulante del sistema
nervioso central. (Castro de la Mata 2003). Este es el principal uso del coqueo en la
actualidad. Los estudios recientes en relación al uso tradicional de la coca
muestran que esta no se emplea con nuamente, sino que se usa asociada a
principalmente a las labores del trabajo en la altura (Rospigliosi 2004 y 2005, INEI-
DEVIDA, 2015).
La coca es ineficaz como una droga para bajar de peso; El efecto, anorexigeno
(reductor del ape to) de la coca es producido por la cocaína presente en la coca es
un efecto de corta duración no mayor de 2 horas; pasado el efecto de la cocaína, el
ape to vuelve a la normalidad y el consumidor ingiere sus alimentos incluso con
mayor ape to que antes (Castro de la Mata, 2003). Un dato adicional para la
reflexión: En las comunidades andinas y rurales del Perú no se da hoja de coca a
los niños. Se u liza la coca después de los 14 años cuando el adolescente se
incorpora al trabajo (Rospigliosi, 2005 y INEI-DEVIDA 2015).
Una creencia y uso popular muy difundido en la zona alto andina de Perú y Bolivia,
es el uso de la hoja de coca en forma de mate (infusión) para aliviar el mal de altura
agudo (Soroche). Hoy se conoce que la hoja de coca no ene acción preven va ni
terapéu ca del síndrome del mal de montaña agudo. La cocaína enmascara la
sintomatología del mal de altura (soroche).
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La hoja de coca empleado como anestésico local en la medicina tradicional andina
peruana para tratar la inflamación en cavidad oral o como enjuague bucal, tópico
en dolor de muelas, tópico en faringi s o inflamaciones cutáneas, o quemaduras
de segundo grado, ene el inconveniente de que la concentración de cocaína en la
hoja es menor de 1%, y el efecto anestésico local se observa a concentraciones
mayores del 4%, por lo que resulta ineficaz en la clínica. Por otro lado, la hoja de
coca carece de efecto an inflamatorio.
La hoja de coca con ene cocaína, la que es absorbida en la vía gastrointes nal. La
u lización para el dolor cólico de la altura podría atribuirse a la cocaína, droga que
bloquea la recaptación de aminas en la sinapsis adrenérgica, y puede producir
relajación del músculo liso intes nal. Sin embargo, la absorción y los efectos de la
cocaína limitan su uso frente a an colinérgicos muy baratos y de amplia
efec vidad y difusión comercial.
Ÿ Diges vo: (mate diges vo). Se refieren a un término vago que sugiere mejoras
en la diges ón de los alimentos. La hoja de coca no facilita la diges ón de los
alimentos grasos ni proteicos.
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la cocaína aumenta la presión arterial y ende a aumentar la presión
intracerebral y producir accidentes cerebro-vasculares.
Ÿ Reuma smo (dolor reumá co): La hoja de coca no posee acción analgésica
sistémica (calmar el dolor a distancia), y tampoco posee ac vidad an -
inflamatoria.
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4.1 MARIHUANA MEDICINAL Y DERIVADOS
El término "marihuana medicinal" se usa generalmente para referirse a toda la planta de
marihuana sin procesar o a sus extractos crudos, que no son reconocidos o aprobados
como medicina por las ins tuciones regulatorias de medicamentos (Ej: Administración de
Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos - FDA, por sus siglas en inglés- o la
DIGEMID –MINSA en el Perú). (NIDA 2014). En la figura 1 se muestra la Línea de empo del
uso del cannabis y los avances cien ficos. Una amplia revisión sobre la historia del
Cannabis como medicina ha sido reportada por Zuardi (2006) y Mackoy y Joy (2001).
Registro
arqueológico Uso del Hachis en Ley de impuesto
del cañamo Uso religioso sobre la marihuana
el mundo Arabe
en la India
Mundo occidental Uso médico
Uso médico Uso médico en conoce de la legalizado en
en China Grecia y Roma bioactividad California y Arizona
8000 A.C. 2700 A.C. 2000 A.C. 1 - 25 D.C. 1000 D.C. 1850´s 1937 1996
1964 1984 1986 1988 1990 1992 1993 1994 1995 1998 2000 2010
Figura 1. Línea de tiempo del uso de Cannabis y avances científicos. (Modificado de Mackoy y Joy 2001).
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Bostwick (2012) revisó en las fronteras veladas entre la terapéu ca y la polí ca de la
marihuana medicinal. Afirma que “como el uso recreacional sigue siendo endémico en los
Estados Unidos y el uso médico del humo de Cannabis florece, se hace cada vez más claro
que los dos no son diferentes el uno del otro, con implicaciones médicamente tanto para
usuarios conocedores como para los ingenuos. Aun cuando los defensores de la
legalización de la marihuana afirman que es una sustancia inofensiva natural que mejora
la calidad de vida, un conjunto creciente de pruebas une a un número pequeño pero
significa vo de usuarios aficionados y la inducción o provocación de psicosis”.
En la Tabla 3 se listan los supuestos usos potenciales benéficos del Cannabis. De todos
ellos, solamente 3 han sido confirmados por la medicina basada en evidencias:
De allí que el uso de la planta de Cannabis atrae notoriedad y controversia. El uso del Delta
9 Tetrahidrocannabinol (THC) aislado químicamente en forma pura y conver do en
preparado farmacéu co se ha planteado como úl mo recurso (heroico) para
enfermedades en las que los recursos médicos y farmacológicos han fallado: náuseas y
vómitos intratables con quimioterapia para el cáncer, o anorexia en pacientes con SIDA. El
que el THC contenido en la planta es la misma sustancia u lizada para uso recreacional o
abuso (adicción) cons tuye un grave problema para su uso, debido a que ene los mismos
efectos y riesgos para la salud. (Bostwick, 2012).
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TABLA 3. SUPUESTOS USOS POTENCIALES MEDICINALES
BENÉFICOS DEL CANNABIS (SEGÚN, GREYDANUS Y COL. 2013)
Es en estos casos en que los médicos recurren a otras sustancias que poseen
escaso poder analgésico como una medida heroica o compasiva. El THC se
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encuentra en esta lista de productos. En este caso el THC extraído de la hoja de
marihuana mediante procesos químicos, es formulado por un farmacéu co
autorizado, colocado en frascos y con una receta médica y seguimiento médico se
administra a pacientes para el tratamiento del dolor severo en una enfermedad
crónica usualmente incurable. Este uso está autorizado en algunos Estados de los
Estados Unidos de Norte América, Canadá, España y otros países europeos.
(Chang y col. 2015).
Es evidente a la luz del conocimiento cien fico y medico actual, que existen
riesgos para la salud en el uso recrea vo y medicinal del Cannabis. La idea del uso
recrea vo o medicinal de la marihuana trae consigo la idea de que su uso es
seguro y que no produce daños al consumidor lo que incrementa los riesgos para
su salud, por ejemplo elevado riesgo de sufrir enfermedades psiquiátricas
(depresión, ansiedad y esquizofrenia entre aquellos que consumen regularmente
marihuana), además de los ya conocidos efectos asociados a la dependencia. (Van
Gerpen y col. 2015 y Gordon y col. 2013).
- 28 -
estos medicamentos son los fármacos de elección para prevenir y tratar las
náuseas y vómitos post quimioterapia, por su mayor seguridad y eficacia. Hoy en
día ya no se recomienda el uso del Dronabinol ni la Nabilona como primera
elección para el control de náuseas y vómitos post quimioterapia y tampoco se
recomienda el empleo de la marihuana entera. La planta de marihuana no está
considerada en las guías prác cas clínicas en Oncología (NCCN Guidelines) para
an emesis (contra los vómitos) (Torado, 2012).
- 29 -
Ÿ Como controles se emplearon
Ÿ Placebo (10 estudios)
Ÿ Proclorperazina (12 estudios)
Ÿ Metoclopramida (4 estudios)
Ÿ Domperidona (2 estudios)
- 30 -
c) EL USO DEL ACEITE DE MARIHUANA EN EL TRATAMIENTO DE CONVULSIONES EN
NIÑOS
- 31 -
La empresa GW Pharmaceu cals, ha preparado un producto (Epidiolex, aceite de
CBD) que aún no ha sido aprobado por la FDA. Se ha realizado un estudio de Fase II
con 214 pacientes pediátricos que indica “CBD podría reducir la frecuencia de
convulsiones y podría tener un adecuado perfil de seguridad en niños y jóvenes
con epilepsia resistente al tratamiento” (Devinsky y col, 2016)
- 32 -
Cridge y col. (2013) han efectuado una revisión de la información cien fica
disponible acerca de este tema, y reportan que:
La demencia es una condición común crónica que principalmente afecta más a las
personas de la tercera edad. Esta enfermedad se caracteriza por una disminución
progresiva en la capacidad cognosci va (conocimientos) y funcional. En el Perú en
las úl mas décadas viene ocurriendo un cambio en los grupos etáreos
poblacionales, incrementándose progresivamente la población de personas
mayores de 70 años.
Esta condición incapacitante trae consigo una carga significa va al individuo y sus
trabajadores sociales, así como una carga financiera grande (Lowin, 2001). Ambos
factores conducen a la necesidad de iden ficar intervenciones eficaces
terapéu cas.
Algunos estudios han mostrado que algunos cannabinoides podrían tener efectos
sobre la regulación de algunos efectos neurodegenera vos cerebrales y por tanto
influenciar en los mecanismos regulatorios de la demencia. Esta es una hipótesis
interesante. Krishnan y Col. (2009), realizaron una revisión sistemá ca de la
evidencia disponible acerca del uso de los cannabinoides derivados de la hoja de
marihuana en demencia. Hasta ahora solo existe un estudio controlado pequeño
con muestra aleatoria sin resultados concluyentes. Krishan y Col. (2009)
concluyeron que no existe prueba de que los cannabinoides son eficaces en el
tratamiento de la demencia, el alzheimer (demencia senil) o de otros síntomas de
demencia.
- 33 -
f) EL USO DE MARIHUANA EN EL TRATAMIENTO DEL SÍNDROME DE TOURETTE (TICS)
Existe evidencia cien fica que sos ene que el consumo frecuente de marihuana
predispone a la dependencia cannábica. Varios estudios (Arias y Ramos, 2008; Jiménez y
col. 2006; Arendt y col. 2005; Barnes y col. 2006, entre otros) sos enen que los factores
gené cos pueden ser más importantes que los ambientales. Un indicador conocido en la
clínica de las conductas adic vas, como el referido a la marihuana, es la aparición del
síndrome de abs nencia luego de la interrupción del consumo. El cuadro clínico
comprende ansiedad generalizada, irritabilidad, tensión, angus a, trastornos de sueño y
del ape to, estos rasgos están mediados por agonistas endógenos y receptores
cannabinoides cerebrales específicos. (NIDA 2013)
- 34 -
El consumo de dosis elevadas dentro de patrones de uso recurrente conduce a la apa a,
desgano, pasividad e indiferencia, estado que se ha definido como síndrome
amo vacional. Al respecto, las evidencias neuropsicológicas, morfológicas y funcionales,
describen detalladamente las alteraciones descritas.
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