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El Dios Incomprensible - Tozer

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El Dios incomprensible – A.W.

Tozer

Señor, ¡cuán grande es nuestro dilema! En tu presencia, lo que más nos conviene es el
silencio, pero el amor nos hace arder el corazón y nos impulsa a hablar.
Si nosotros nos callásemos, las piedras gritarían; pero si hablamos, ¿qué vamos a decir?
Enséñanos a conocer lo que no podemos conocer, porque las cosas de Dios no las
conoce hombre alguno, sino el Espíritu de Dios. Haz que la fe nos sostenga donde
fracasa la razón, y pensaremos porque creemos, no para poder creer.
En el nombre de Jesús. Amen.

El niño, el filósofo y el religioso hacen todos la misma pregunta:"¿Cómo es Dios?"


Este libro constituye un intento por responder a esa pregunta. Sin embargo, debo
reconocer que no se puede responder, sino diciendo que Dios no es iguala nada; Él no
es igual a nada ni a nadie.
Aprendemos a base de utilizar lo que ya conocemos como puente sobre el cual
pasamos rumbo a lo desconocido. A la mente no le es posible irrumpir de pronto más
allá de lo familiar en lo que le es extraño por completo. Aun la mente más vigorosa y
osada es incapaz de crear algo a partir de la nada, por medio de un acto espontáneo de
la imaginación.
Esos extraños seres que pueblan el mundo de la mitología y la superstición no son
creaciones puras de la fantasía. La imaginación los creó tomando los habitantes
corrientes de la tierra, el aire y el mar y extendiendo sus formas familiares más allá de
sus fronteras normales, o bien mezclando las formas de dos o más de ellos, de tal
manera que se produjera algo nuevo. Por hermosos o grotescos que sean, siempre se
puede identificar a sus prototipos. Son parecidos a algo que ya conocemos.
El esfuerzo de los hombres inspirados para expresar lo inefable ha puesto gran presión,
tanto sobre el pensamiento, como sobre el lenguaje de las Santas Escrituras. Siendo
éstos con frecuencia una revelación de un mundo situado por encima de la naturaleza,
y siendo las mentes para las cuales fueron escritos parte de esa naturaleza, los escritores
se han visto obligados a usar una gran cantidad de palabras de "semejanza" para
poderse dar a entender.
Cuando el Espíritu nos quiere dar a conocer algo que se halla más allá del campo de
nuestro conocimiento, nos dice que esta cosa es como algo que ya conocemos; pero
siempre tiene el cuidado de poner su descripción en palabras que nos salven de un
Iiteralismo esclavizador.
Por ejemplo, cuando el profeta Ezequiel vio los cielos abiertos y contempló visiones de
Dios, se halló a sí mismo viendo algo que él no tenía lenguaje con el cual describir. Lo
que estaba viendo era diferente por completo a todo cuanto él había conocido antes,
así que se pensó en el lenguaje del parecido. "Cuanto a la semejanza de los seres
vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos."Mientras más se
acercaba al trono llameante, más inseguras se iban haciendo sus palabras: "Y sobre la
expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de
piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de
hombre sentado sobre él. Y ví la apariencia como de bronce refulgente, como
apariencia de fuego dentro de ella y en derredor ... Ésta fue la visión de la semejanza de
la gloria de Jehová."
Por extraño que sea este lenguaje, no crea la impresión de que describe algo irreal. La
impresión que nos da es la de que toda la escena es muy real, pero distinta por
completo a cuanto los hombres conocemos en la tierra. Por tanto, a fin de dar una idea
de lo que ve, el profeta necesita utilizar palabras como "apariencia", "semejanza","como
si fuera" y "la semejanza que parecía". Incluso el trono se convierte en "la figura de un
trono", y el que está sentado en él, aunque semejante a un hombre, es tan distinto, que
se le puede describir como "una semejanza que parecía de hombre".
Cuando las Escrituras declaran que el hombre fue hecho a imagen de Dios, no nos
atrevemos a añadir a esa afirmación una idea tomada de nuestra propia cabeza para
que signifique "a la imagen exacta". Hacerlo así equivaldría a convertir al hombreen una
réplica de Dios, y eso sería perder la unicidad de Dios y terminar sin Dios alguno. Sería
echar abajo el muro infinitamente alto que separa al que es Dios de aquello que no es
Dios. Pensar que la criatura y el Creador son semejantes en cuanto a su ser esencial es
robarle a Dios la mayoría de sus atributos y reducido a la condici6nde criatura; es, por
ejemplo, despojarlo de su infinitud .No es posible que existan dos sustancias ilimitadas
en el universo: es arrebatarle su soberanía. No pueden existir dos seres absolutamente
libres en el universo, porque tarde o temprano, dos voluntades que sean
completamente libres deberán chocar entre sí. Estos atributos, para no mencionar
ninguno más, exigen que solo exista un ser al cual ellos pertenezcan.
Cuando intentemos imaginarnos c6mo es Dios, por necesidad tendremos que usar lo
que no es Dios como el material en bruto para que nuestra mente trabaje sobre él; de
aquí que, comoquiera que nos imaginemos que Dios es, no será así, porque habremos
construido nuestra imagen a partir de aquello que Él ha hecho, y lo que Él ha hecho no
es Dios. Si insistimos en tratar de imaginárnoslo, terminaremos con un ídolo, no hecho
con las manos, sino con los pensamientos; y un ídolo de la mente es tan ofensivo para
Dios como un ídolo hecho con las manos.
"El intelecto sabe que te ignora",dijo Nicolás de Cusa, "porque sabe que no se te puede
conocer, a menos que se pueda conocer lo imposible de conocer, y se pueda ver lo
invisible, y alcanzar lo inalcanzable." "Si alguien presenta un concepto por medio del
cual se te puede
concebir", dice también Nicolás de Cusa, "yo sé que ese concepto no es un concepto
sobre ti, porque todo concepto termina en el muro del Paraíso. .. Así también, si alguien
quisiese hablar de comprenderte, deseando proporcionar un medio a través del cual se
te pueda entender, ese hombre está aún lejos de ti ... tanto como lo absoluto que tú
eres por encima de todos los conceptos que hombre alguno pueda enmarcar."
Librados a nuestros propios impulsos, tendemos de inmediato a reducir a Dios a
términos manejables. Queremos ponerlo donde lo podamos utilizar, o al menos saber
d6nde está cuando lo necesitamos.
Queremos un Dios que podamos controlaren cierta medida. Necesitamos la sensaci6n
de seguridad que procede de saber c6mo es Dios, y por supuesto, lo que pensamos
que Él es resulta ser una composición de todas las imágenes religiosas que hemos visto,
todas las personas buenas que hemos conocido o de las que hemos oído hablar, y
todas las ideas sublimes que hemos acariciado.
Si todo esto suena extraño a los oídos modernos, sólo se debe a que durante medio
siglo hemos dado a Dios por sentado. La gloria de Dios no le ha sido revelada a esta
generación de hombres. El DIOS del Cristianismo contemporáneo es sólo ligeramente
superiora los dioses de Grecia y de Roma, si no resulta inferior a ellos, en el hecho de
que Él es débil e indefenso, mientras que ellos por lo menos tenían poder.
Si Dios no es lo que nosotros concebimos que es, entonces, ¿cómo hemos de pensar en
Él? Si Él es en realidad incomprensible, corno el Credo lo declara, e inalcanzable, como
Pablo dice que es, ¿cómo podremos los cristianos satisfacer nuestro anhelo por Él? Las
esperanzadoras palabras "Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz" siguen en pie
después del paso de los siglos, pero ¿cómo vamos a hacer amistad con Alguien que
evade todos los tensos esfuerzos de mente y corazón? Y, cómo se nos va a exigir que
conozcamos lo que no podernos conocer? "¿Descubrirás tú los secretos de
Dios?"pregunta Zofar el naamatita. "¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es
mas alta que los cielos ¿qué harás?" "Ni al Padre conoce alguno, sino el HIJO, dijo
ElSeñor nuestro, "y aquél a quien el Hijo lo quiera revelar". El Evangelio
Según San Juan revela lo desvalida que está la mente humana ante el gran Misterio que
es Dios, y Pablo enseña en la Pnmera epístola a los Corintios que sólo podemos
conocer a Dios cuando el Espíritu Santo realiza en el corazón del que busca un acto de
revelación de sí mismo.
El anhelo por saber lo que no es posible saber, comprender al Incomprensible, tocar y
probar al Inalcanzable, surge de la imagen de Dios que hay en la naturaleza del
hombre. El abismo llama a otro abismo, y aunque contaminada y atada a la tierra por el
grandioso desastre que los teólogos llaman la Caída, el alma siente cuál es su origen y
suspira por regresara su Fuente. ¿Cómo se puede realizar esto?
La respuesta de la Biblia es Simple: por Jesucristo, nuestro Señor .En Cristo y por Cristo,
Dios realiza su completa autorrevelacíon, aunque no se muestra a la razón, sino a la fe
y al amor. La fe es un órgano del conocimiento, y el amor un órgano de la experiencia.
Dios vino a nosotros en la encarnación; en la expiación nos reconcilié consigo mismo, y
por la fe y el amor entramos a su presencia para alcanzarlo. "En realidad, Dios tiene una
grandeza infinita", dice Richard Rolle, el extasiado trovador de Cristo;"más de lo que
nosotros podamos pensar. . . imposible de conocer por las cosas creadas, y nunca
nosotros lo podremos comprender tal como Él es en sí mismo. Pero aun aquí y ahora,
cada vez que el corazón comienza a arder de deseo por Dios, se le da la capacidad de
recibir la luz increada e, inspirado y completado por los dones del Espíritu Santo, gustar
los gozos del cielo. Trasciende todas las cosas visibles y es levantado a la dulzura de la
vida eterna ... Ciertamente en esto está el amor perfecto; cuando toda intención de la
mente
y toda obra secreta del corazón son levantadas hasta el amor de Dios."· Que el alma
pueda conocer a Dios en una tierna experiencia personal, mientras que permanece
infinitamente elevado por encima de los ojos curiosos de la razón, constituye una
paradoja muy bien descrita como Tinieblas para el intelecto, pero luz radiante para el
corazón. Frederick W. Faber
El autor de la celebrada obrita The Cloud of Unknowing ("La nube del
desconocimiento") desarrolla esta tesis a lo largo de su libro. Al aproximarse a Dios,
dice, el que lo busca descubre que el Ser divino habita en la oscuridad, escondido
detrás de una nube de desconocimiento; sin embargo, no se debe desalentar, sino
fortalecer su voluntad con
un intento por alcanzara Dios. Esta nube se encuentra entre el que busca y Dios de tal
manera que nunca pueda ver a Dios claramente con la luz del entendimiento, ni sentirlo
con las emociones. Con todo, por la misericordia de Dios, la fe puede abrirse paso hasta
su Presencia; todo lo que hade hacer el que lo busca es creerla Palabra y marchar
adelante.'
El español Miguel de Molinos enseñó la misma cosa. En su Guía espiritual dice que Dios
tomará al alma de la mano y la guiará por la senda de la fe pura, "y haciendo que el
entendimiento deje detrás todas las consideraciones y todos los razonamientos, la
llevará adelante ... De esta forma, Él hace que el alma, por medio de un sencillo y oscuro
conocimiento de fe, aspire sólo a alcanzara su Desposado sobre las alas del amor".
Por esta enseñanza y otras similares, Molinos fue condenado como hereje por la
Inquisición y sentenciado a cadena perpetua. Murió pronto en la prisión, pero las
verdades que enseñó nunca podrán morir. Hablando del alma cristiana, dice: "Quedé
por sentado que el mundo entero y los conceptos más refinados de los intelectos más
sabios no le pueden decir nada, y que la bondad y la hermosura de su Amado
sobrepasan de manera infinita todo el conocimiento de ellos, estando persuadida de
que todas las criaturas son demasiado burdas para informarla y para conducirla al
conocimiento verdadero de Dios... Entonces, debe seguira delante con su amor,
dejando detrás todo su entendimiento. Que ame a Dios como Él es en sí mismo, y no
como su imaginación dice que Él es, y lo describe
"¿Cómo es Dios?"Si con esta pregunta queremos decir"¿Cómo es Dios en si mismo?", no
hay respuesta. Si queremos decir "¿Qué ha revelado Dios acerca de si mismo, que la
razón reverente pueda comprender?", sí hay, creo, una respuesta plena y satisfactoria.
Porque
aunque el nombre de Dios sea secreto y su naturaleza esencial sea incomprensible, Él,
en su condescendiente amor ,ha declarado por revelación que hay ciertas cosas que son
verdaderas con respecto a sí mismo. Éstas son las que llamamos atributos.

Padre soberano, Rey celestial,


a ti ahora nos atrevemos a cantar,
alegres confesamos tus atributos,
todos gloriosos e incontables.
Carlos Wesley

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