El Objeto de Estudio de Trabajo Social
El Objeto de Estudio de Trabajo Social
El Objeto de Estudio de Trabajo Social
1.- La endogenista; que sostiene que el origen de trabajo social se ubica en las formas de ayuda
ejercida desde épocas muy remotas, que presentan una evolución organización y finalmente una
evolución. (Montaño 1988).
001
“Tradicionalmente el servicio social cultivó un olímpico desprecio por la teoría. Todo el énfasis se
centraba en la práctica. Y el contenido de esa práctica oscilaba al vaivén de las modas mundiales.
Cuando esa acción comenzó a resultar insatisfactoria para una generación de profesionales
jóvenes que aspiraban, no ya a una vana acción asistencial, sino a una verdadera praxis profesional
en un continente subdesarrollado, quedó en claro que el servicio social latinoamericano carecía de
una teoría propia”.
Herman C. Kruse; La Reconceptualización del Servicio Social en América Latina; Editorial ECRO y
Hvmanitas; Rio de la lata Uruguay; 1971. Pp3
Creemos que en el actual servicio social latinoamericano se esbozan por lo menos tres corrientes
de búsqueda científica.
Podemos llamar a la segunda la corriente “logicista”. Explota el vasto campo abierto por el
empirismo lógico o neo-positivismo – que aún dista mucho de ser una veta agotada – pero evita
caer en su asepticismo. Este segundo aspecto varía de lugar en lugar, en función de la realidad
política de cada país. En esta corriente podemos ubicar al ya mencionado grupo de Di Carlo, al
Instituto de Servicio Social de la Universidad de Chile, al CBCISS (Brasil), etc.
Herman C. Kruse; La Reconceptualización del Servicio Social en América Latina; Editorial ECRO y
Hvmanitas; Rio de la lata Uruguay; 1971. Pp 5-6
La creatividad metodológica.
El servicio social norteamericano creó sus métodos como respuesta al desafío que le planteaba el
medio a la profesión, para profundizar y perfeccionar su acción. Nosotros recibimos esos métodos
y tratamos de transplantarlos acríticamente. El resultado fue realmente frustrante. América Latina
no tenía “agencias” sino instituciones –a menudo calcadas del derecho europeo – en las cuales
operaba una oficina, un departamento o una división de trabajo social.
– Perdónesenos la redundancia – del proceso de humanización del ser humano, meta final del
servicio social.
Herman C. Kruse; La Reconceptualización del Servicio Social en América Latina; Editorial ECRO y
Hvmanitas; Rio de la lata Uruguay; 1971. Pp9
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002
El Centro Latinoamericano de Trabajo Social "CELATS" es un organismo civil, sin fines de lucro
dedicado a la investigación y la promoción del desarrollo social a través de la actualización y
crecimiento profesional de quienes actúan en el campo social desde diferentes espacios laborales.
2.2.1 Demostrar cómo se da la articulación entre las ideas y el proceso histórico a partir de un
objeto específico de análisis, que en este caso sería el trabajo social como profesión. Cómo las
idea, condicionan la práctica profesional y viceversa, y de qué manera ambas son determinantes
socialmente.
2.2.2 Explicitar y analizar las representaciones incorporadas por la profesión sobre su función
social, confrontada con aquella que le asigna la dinámica de las relaciones de clase.
2.2.3 Deslindar los compromisos sociales que el trabajo social presenta históricamente con las
fracciones de clase hegemónicas en el poder y con las clases trabajadoras, hacia las cuales orienta
predominantemente su acción.
2.2.4 Deslindar la influencia que otras ciencias sociales han tenido sobre el trabajo social y cómo
la denominada teoría de éste ha sido básicamente subsidiada desde aquéllas.
Estos objetivos están directamente vinculados a los propósitos que la investigación tiene
correlación al objeto de conocimiento. Podrá llamar la atención la ausencia de algunos otros,
recurrentemente mencionados en las investigaciones desarrolladas en el ámbito del trabajo social.
No los hemos colocado porque entendemos que ellos explicitan los efectos que un proceso de
investigación pudiera tener frente a las perspectivas y la trayectoria general del trabajo social
como función específica.
Manrique Castro Manuel y Villela Yamamoto Marilda; Hacia el estudio de la historia del Trabajo
Social en América Latina; Revista Acción Crítica, # 5. Abril 1979. Lima – Perú; Pp3
Lo que cuenta al hacer historia, es que los hombres son al mismo tiempo sujetos y objetos de ella,
en el sentido que las circunstancias hacen a los hombres así como los hombres hacen a las
circunstancias (Engels, Federico; Marx, Kart… La ideología alemana).
Cit. En. Manrique Castro Manuel y Villela Yamamoto Marilda; Hacia el estudio de la historia del
Trabajo Social en América Latina; Revista Acción Crítica, # 5. Abril 1979. Lima – Perú; Pp11
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003
Eso es algo común en filosofía de la ciencia desde la crisis del paradigma positivista. De ahí que
resulten ociosos debates acerca del método, el objeto u otras entelequias inamovibles de la cual la
referencia a el trabajo social en singular no es muestra menor.
Cit. En. Moreno Pestaña José Luis; Ciencia, ideología y comunicación en el Trabajo Social; Gazeta
de Antropología, 1997, 13, artículo 09. extracto de http://hdl.handle.net/10481/13568; Pp 2
Nietzsche: constata a la perfección el objeto que ha puesto para encontrar. Como explicaremos al
referirnos a la problemática del lenguaje per formativo, en ese mundo imaginario no sólo hay una
constatación sino también una elección acerca de los rasgos que se desean que tenga. El uso de
imaginario se vincula a la acepción de ideología inconsciente; también a la de imaginado: proyecto
implícito.
Cit. En. Moreno Pestaña José Luis; Ciencia, ideología y comunicación en el Trabajo Social; Gazeta
de Antropología, 1997, 13, artículo 09. extracto de http://hdl.handle.net/10481/13568; Pp 2
“Los ingenieros del orden correcto pueden prescindir de las categorías del trato moral y limitarse a
la construcción de circunstancias bajo las cuales los hombres, en tanto que objetos naturales,
están forzados a una conducta calculable. Esa separación de la política respecto de la moral
reemplaza la conducción hacia una vida buena y justa por la posibilitación de una vida holgada en
un orden correctamente elaborado” (Habermas 1990: 51). Foucault explicó de un modo mucho
más preciso que Habermas cómo esa gestión científica de la política se trasladó de los grandes
asuntos de Estado a los microprocesos sociales que constituyen la red de nuestra cotidianeidad.
Cit. En. Moreno Pestaña José Luis; Ciencia, ideología y comunicación en el Trabajo Social; Gazeta
de Antropología, 1997, 13, artículo 09. extracto de http://hdl.handle.net/10481/13568; Pp 6
El trabajo social aparece así como un tipo de mirada. Mirada moralmente dirigida que demuestra
que el momento analítico está conducido por una síntesis previa moralmente prefigurada que
organiza el proceso de disolución del objeto. A ello hemos estado refiriendo al adentrarnos en la
cuestión de lo performativo. Por tanto, la mitología positivista de un momento analítico neutro
comprometido exclusivamente por una ética del conocimiento frente a un proceso sintético
infectado de decisiones cae por el suelo.
Si quisiéramos precisar mejor ese momento moral previo podríamos recurrir a los resultados que
alumbran el estudio de esos casos en trabajo social. Esos «resultados» se producen cuando el
espacio del ayudante y el del ayudado han sucumbido, bien porque uno ha dejado de ser
necesario al proporcionar lo que los angloparlantes llaman enpowerment, bien al generarse una
dinámica nueva donde los papeles dejan de estar claros, al desaparecer los lineamientos de
partida en que adquirían funcionalidad (Fals Borda y otros 1991:173-210). Esa síntesis previa
privilegia el análisis de las coacciones y recursos que estructuran el tejido del individuo porque va
dirigida por el modelo moral de una relación simétrica en la que el papel del catalizador externo
languidezca por crecimiento creativo de los recursos endógenos del individuo o los grupos sociales
atendidos.
Cit. En. Moreno Pestaña José Luis; Ciencia, ideología y comunicación en el Trabajo Social; Gazeta
de Antropología, 1997, 13, artículo 09. extracto de http://hdl.handle.net/10481/13568; Pp 8
Cit. En. Moreno Pestaña José Luis; Ciencia, ideología y comunicación en el Trabajo Social; Gazeta
de Antropología, 1997, 13, artículo 09. extracto de http://hdl.handle.net/10481/13568; Pp 9
Utilizando términos de von Wrigth (1979: 177-179): las normas necesitan de reglas para penetrar y
modelar el curso de los hechos. La división entre normas y reglas no debe superponerse, en
nuestra perspectiva, a la de valores/hechos en la mitología positivista tradicional. Las reglas están
limitadas y moduladas en su aplicación por lo normativo, lo normativo necesita plantearse
descubriendo posibilidades operativas. Y, aunque no confundamos una regla con la acción
instrumental, ésta debe llegar a menudo en ayuda de las normas: el desarrollo de instituciones
dialógicas también necesita fundamentum in re. La posibilidad de una institución política universal
que regule los precios de la fuerza de trabajo sin relaciones de suma cero internas a la clase
trabajadora es, como propuesta presente, un delirio. Aunque no de virtud (que existe: lo trabajoso
es delimitar su tope histórico), sino de cinética (de la economía política, claro): cualquier persona
sensata sabe quela ausencia de movimientos con ese objetivo impide que existan las relaciones de
fuerza para ello.
Cualquier forma de procurar éstas (que a menudo debe ser objeto del Trabajo social) no es, sin
embargo, de recibo.
26. En esto nuestra propuesta se diferencia de trabajos notables como el de Lima (1983: 29).
Cit. En. Moreno Pestaña José Luis; Ciencia, ideología y comunicación en el Trabajo Social; Gazeta
de Antropología, 1997, 13, artículo 09. extracto de http://hdl.handle.net/10481/13568; Pp 16
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004
2.- Los condicionantes del conocimiento científico social. El objeto de conocimiento: lo social, el
conjunto de relaciones interacciones, actuaciones e influencia de los hombres entre sí y con la
sociedad institucional, la cultura y la naturaleza.
5.- La influencia de los valores en el conocimiento. Como parte del objeto, el sujeto que conoce
puede poseer no sólo una experiencia previa o un conocimiento superficial, sino que puede
valorar o apreciar los rasgos de los fenómenos sociales de acuerdo a su particular escala, puesto
que toda persona posee valores que tienden a permanecer a lo largo del tiempo, lo que influye en
su capacidad de conocer.
Todos los fenómenos sociales pueden ser objeto de valoración por parte de las personas, aunque
las jerarquías de valores varíen entre los grupos existentes en el seno de una sociedad (Duverger,
1981) y entre sociedades o culturas diferentes (Dumont, 1987).
6.- El método en las ciencias sociales. ¿O los métodos? El seguir un método es condición
imprescindible para que el conocimiento pueda ser científico. No obstante, como nos señala
Bernal (1991), el método no ha sido algo fijo que no puede ser analizado sin tener en cuenta sus
conexiones con el carácter social de la ciencia. Pensamos, con Feyerabend (1974), que los
procedimientos utilizados por los científicos han sido diversos y que, por tanto, la práctica de los
mismos no ha sido unánime en el uso del método científico.
7.- Lo cuantitativo y lo cualitativo en las ciencias sociales. ¿Son incompatibles? Creemos que no. El
debate entre ambos enfoques, siguiendo a Pérez Serrano (1994: 53), se produce en dos niveles
diferentes: el primero de ellos, será el nivel epistemológico, donde se encuentran las mayores
incompatibilidades entre ambos enfoques puesto que parten de concepciones diferentes acerca
de la realidad social y de cómo abordarla.
8.- La concepción ampliada de las ciencias sociales y los intereses del conocimiento. Según
Pourtois y Desmet (1992), la concepción ampliada podría ser el [camino] de la epistemología y de
la metodología nuevas, a saber, aquél que favoreciera el análisis de las interacciones entre los
individuos, el examen de la subjetividad del observado y del observador, la investigación de lo
particular y del sentido, el tener en cuenta la dinámica de los acontecimientos, la historia de los
individuos y la complejidad de los fenómenos.
Vázquez Aguado, O.: "Pensar la epistemología del trabajo social". Alternativas. Cuadernos de
Trabajo Social. Nº 6, págs. 269-286, (1998). ISSN 1133-0473; Universidad de Huelva; España.
Pp. 274-278
De los tipos de interés que identifica Habermas (1988) -interés técnico del conocimiento, interés
práctico del conocimiento e interés de emancipación-, al trabajo social creemos que le
corresponde este último, que está basado en la lógica de la comunicación, pero con una
orientación «yo-yo», es decir, donde se potencia la capacidad de autorreflexión del sujeto. El
investigador no domina, facilita que el sujeto sea capaz de autodeterminarse, de potenciar su
autonomía propia. El objetivo, por tanto, se centra en la liberación del sujeto de las relaciones de
dependencia que existen en su entorno. Es el interés propio de las ciencias sociales críticamente
orientadas.
Vázquez Aguado, O.: "Pensar la epistemología del trabajo social". Alternativas. Cuadernos de
Trabajo Social. Nº 6, págs. 269-286, (1998). ISSN 1133-0473; Universidad de Huelva; España.
Pp. 278
De la reflexión que hacemos sobre el objeto destacamos que la disciplina localiza su centro
gravitatorio en la persona, ubicada siempre dentro de un contexto, interesándoles los aspectos
subjetivos, desde el momento en el que se trabaja con individuos con autonomía para pensar y
actuar, y los aspectos objetivos, ya que en la realidad social se dan situaciones sociales que tienen
un carácter externo, «objetivo» y coercitivo con respecto al sujeto. Entre sujeto y contexto, entre
las dimensiones objetivas y subjetivas, hay una continua influencia, pues si bien el contexto limita
la posibilidad de acción de los sujetos, éstos modifican a aquél por medio de sus acciones (Hierro,
1996). Abordar estas dos dimensiones requiere de varias reflexiones: cómo es la realidad social y
qué parte de la misma nos corresponde como disciplina, participamos de la que identifica el
objeto como malestar psicosocial ordenado según su génesis estructural y su vivencia personal
(Zamanillo,1992).
Pensamos que se trata de una definición general, que se abstrae de lo inmediato, y que permite
un abordaje conceptual del objeto. La definición del malestar viene establecida no sólo por la
vivencia de una carencia, sino por la distancia que se establece entre la misma y la posibilidad de
superarla obteniendo así una situación de bienestar. Al trabajo social le interesa conocer las
situaciones de malestar en cuanto que los individuos pretenden mejorarla. La ayuda que se puede
prestar en ese tránsito es lo específico de la profesión.
Vázquez Aguado, O.: "Pensar la epistemología del trabajo social". Alternativas. Cuadernos de
Trabajo Social. Nº 6, págs. 269-286, (1998). ISSN 1133-0473; Universidad de Huelva; España.
Pp. 279-280
¿Cómo se construye el malestar? Nos dice Pelegrí (1995) que el objeto del trabajo social no es
enteramente objetivo. Nosotros consideramos que es fundamentalmente ideológico en cuanto
que subjetivo.
• La segunda instancia es el propio trabajo social y los trabajadores sociales. Como miembros de la
sociedad, los profesionales también interactúan con otros sujetos, con el todo social y con la
estructura.
Intercambian y comparten significados que contribuyen a crear los conceptos objetivados, entre
ellos el de malestar social. Los trabajadores sociales se localizan en la parte normalizada,
mayoritaria en la sociedad, en la que reside el poder de objetivación. Como consecuencia de ello,
tiene una visión sobre los problemas y las manifestaciones materiales del objeto, del malestar. Esa
visión, obtenida como miembro de la sociedad, es consustancial a su persona, a su ciudadanía, y
de la que difícilmente se desprenden cuando intervienen como profesionales.
Si doble es el procedimiento de definición del objeto (en cuanto que construcción social y
definición profesional), doble tiene que ser la devolución que se haga desde el propio trabajo
social: hacia la sociedad a la que pertenece, influyendo en la configuración social del malestar, y
hacia la propia profesión y disciplina, ayudando a establecer distancia sobre las opciones
personales y reflexionando sobre la intervención en claves de subjetividad. Pensar sobre las
mediaciones para ser conscientes de cómo construimos el malestar y cómo concebimos a quien lo
padece. Pensar sobre las distancias para poder alejarnos de la racionalidad técnico instrumental y
entrar en otra comunicativa y emancipadora.
Vázquez Aguado, O.: "Pensar la epistemología del trabajo social". Alternativas. Cuadernos de
Trabajo Social. Nº 6, págs. 269-286, (1998). ISSN 1133-0473; Universidad de Huelva; España.
Pp. 281-282
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005
La definición del objeto, como cuestión central en Trabajo Social, se divulga en la literarura en
español desde que Ricardo Hill dio a conocer en 1982 el estudio que realizó Bowers en 1950 sobre
treinta definiciones del objeto de trabajo social que habían sido publicadas a lo largo de más de
tres décadas. Las conclusiones a las que había llegado Bowers fueron las siguientes: “El objeto del
caso individual cae dentro de una u otra de estas posibilidades:
— Cualquier individuo
— Una clase particular de individuo
— Algo relacionado con el individuo, pero capaz de ser abstraído e identificado aparte de él”.
En cuanto a la primera posibilidad, según el comentario de Ricardo Hill, parece que se encuentra la
persona que pide ayuda al asistente social, es decir, “el cliente’. La segunda hace referencia a
conceptos como “persona desordenada socialmente’; “individuo desajustado”; “persona con
problemas, o “enfermo social”. En la tercera posibilidad, “se tiende a afirmar que son las
relaciones sociales las que constituyen el tema del servicio social de caso”.
Bowers concluye que el objeto de trabajo social de casos no es sólo el individuo desajustado o
enfermo, sino “cualquierpersona cuyo ajuste a todo o a cualquier parte de su ambiente físico,
social o cultural puede ser resuelto más satisfactoriamente a través de la competencia
profesional” (Ricardo Hill, 1982: 52). Resume así el objeto en: “El ser humano en su situación
total”, concepto que ha sido desarrollado también por Florence Hollis (1964). Nos encontramos ya
con un primer problema de reglas de construcción de un objeto, a saber: hablar de ajuste o
resolución son objetivos profesionales. Asimismo, la expresión “ser humano en su situación total”
supone una gran vaguedad referida al espacio de estudio de lo psicosocial.
Mª Teresa Zamanillo Peral; Apuntes sobre el objeto en Trabajo Social; Cuadernos de Trabajo Social
Universidad Complutense de Madrid; España; Ediciones Complutense; 2017. Pp 14 y 15.
6. Hoy, en una mirada retrospectiva, se puede ver que la definición así planteada ha creado un
tipo de ejercicio profesional muy restringido a la gestión de los recursos y, a la larga, problemas de
identidad en los trabajadores sociales. La confusión con la materia de Servicios Sociales, que se
puso de manifiesto en el VI Congreso de la profesión celebrado en Oviedo en 1988, es una de las
manifestaciones de este problema que aún se acarrea.
Es importante añadir aquí que, con mis críticas a estos planteamientos, no me opongo a la
planificación pública de los recursos. Por al contrario, la materia de Trabajo Social estaría
desprovista del soporte necesario si se la desvinculara de la planificación social y, desde mi punto
de vista, el principal soporte ha de ser esa política social que sólo un Estado socialdemócrata
puede ofrecer “para asegurar un mínimo de cohesión entre los grupos sociales” (...) y constituirse
“como fuerza motriz que debe hacerse cargo del mejoramiento progresivo de la condición de
todos” (R. Castel, 1997: 391- 392). Más aquí se está tratando la cuestión sobre el objeto, cuestión
epistemológica por excelencia.
Las aportaciones de Nidia Aylwin de Barros, profesora de la Universidad Católica de Chile, quién
hace un esfuerzo de “construcción teórica del objeto” cuyas extraordinarias reflexiones sobre esta
cuestión me fueron de gran ayuda.
Mª Teresa Zamanillo Peral; Apuntes sobre el objeto en Trabajo Social; Cuadernos de Trabajo Social
Universidad Complutense de Madrid; España; Ediciones Complutense; 2017. Pp. 21 y 22.
La reflexión de la Profesora Aylwin sobre el objeto de trabajo social es un esfuerzo importante por
lograr un alto grado de abstracción. Para ello parte de las formalidades epistemológicas que exige
la construcción de un objeto, a saber: no puede ser tomado de la misma realidad, puesto que se
constituían en una aprehensión empírica del mismo; la concepción teórica tiene que ser distinta
de la percepción del sentido común; no puede referirse pues, a un hecho real, sino a un objeto
formal que haga abstracción del objeto real y lo represente de forma teórica.
Sin embargo, a pesar de su sistematicidad y evidente rigor, las explicaciones que expone sobre el
problema social no se alejan mucho de las ya expresadas por otros autores, fundamentados en el
concepto de necesidad o carencia. Veamos éstas: “El problema social es la manifestación de una
carencia que afecta a sectores considerables de la población impidiéndoles satisfacer sus
necesidades básicas y lograr el pleno desarrollo de sus potencíatidades humanas”.
“El concepto de necesidad humana se refiere a aquella necesidad esencial de cuya satisfacción
depende que el hombre pueda desarrollarse como persona y que toda sociedad tiene, por lo
tanto, obligación de satisfacer”.
Así, para la autora, las necesidades son biopsicosocial y tienen un origen estructural que se
manifiesta en la esfera económica, sociopolítica y cultural.
Además, como se aprecia, vuelve a caer en la identificación, propuesta otros autores entre
problema social y necesidad social.
Mª Teresa Zamanillo Peral; Apuntes sobre el objeto en Trabajo Social; Cuadernos de Trabajo Social
Universidad Complutense de Madrid; España; Ediciones Complutense; 2017. Pp. 23
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006
En la discusión del objeto de estudio pareciera que cada grupo tiene su opinión y cada uno de
nosotros trata de imponerla. Hay grupos que opinan que la intervención de Trabajo Social se
relaciona con el bienestar social, con el desarrollo social, con las políticas sociales dependiendo la
perspectiva que dé origen al hacer, pero en la realidad la intervención de Trabajo Social siempre se
constituye en una acción social concreta, teórica y metodológicamente fundada, que aparece en
un tiempo y un espacio determinados y no se desdibuja, ya más, en lo general. ¿Por qué hablar de
conceptos tan generales, tan vinculados a una forma de entender el mundo como los que he
mencionado? ¿Por qué no ver el objeto de estudio en el quehacer mismo, en la intervención de
Trabajo Social? El Trabajo Social se reconoce a sí y se da a conocer en su quehacer concreto, con
un sujeto individual o colectivo, trabajando en un hecho relacional por la construcción de una
historia propia y colectiva. Y he allí que el perfil profesional en nuestra intervención concreta nos
proporciona nuestro objeto de trabajo y por ende nuestro objeto de estudio.
Que la acción del trabajador social, que su hacer o su intervención, recaiga en algunas formas de
construcción de la interacción social, convierte a estas formas en nuestro objeto de intervención y
a su vez a nuestro hacer en ellas en nuestro objeto de estudio. Estudiamos la formas interacción
social, sin embargo también son estudiadas por otros científicos sociales, en ese sentido no
construimos una disciplina especial, aportamos a lo general, pero lo que estudiamos nosotros, y
por lo tanto es el conocimiento que nos constituye como disciplina, es la manera en como
intervenimos en ellas. Dice Margarita Rozas “la intervención profesional es una dimensión
constitutiva del campo disciplinar” (Rozas, 2007, p. 83). Los problemas relacionales son estudiados
por los teóricos sociales, no estamos excluidos para estudiar con ellos lo mismo, pero el estudio de
las formas de intervención para la atención de estos problemas desde el Trabajo Social es nuestro
objeto de estudio.
No existe consenso en ello, como lo demuestra que a pesar de los numerosos proceso de Trabajo
Social que tienen a lugar diariamente, seamos una disciplina débil y escasamente desarrollada,
cada quien dirige su atención a un punto diferente.
Trabajamos con el otro, en su situación problema y tenemos que estudiar cómo trabajamos con él,
qué resultados generamos, con qué lo hacemos, qué funciona y qué no funciona.
Tenemos que estudiar nuestros modos, nuestras maneras, nuestros peros y nuestros aciertos, y en
la medida que lo hagamos generaremos conocimiento propio, acumularemos experiencias
profesionales, enriqueceremos nuestra disciplina, como un espacio del saber.
Conceptualizar sobre lo que hacemos, sobre nuestras intervenciones, sobre los procesos, los
métodos, las técnicas, los instrumentos y los resultados que obtenemos, los límites que
encontramos, nos permitiría crecer como disciplina.
Es también muy importante que nombremos lo que hacemos, que constituyamos categorías
propias de Trabajo Social que reconozcamos propiedades específicas de nuestro hacer. Que
apelemos al Trabajo Social como un proceso, que no hablemos de las partes como si fuese el todo.
Hoy por hoy nos referimos al hacer de Trabajo Social con el nombre de los diversos métodos o
técnicas que utilizamos, en vez de definir lo hecho como procesos (calificados) de Trabajo Social.
“Tenemos que pensar circularmente que la sociedad hace el lenguaje que hace a la sociedad, que
el hombre hace el lenguaje que hace al hombre” (Morin, 1998, p. 166), que el trabajador social
hace al lenguaje que hace al Trabajo Social.
Tello Nelia. Trabajo social Contemporáneo; Artículo publicado en Revista Anales de Trabajo Social,
Escuela Nacional de TS UNAM. México, 2000. 23-24
Tejiendo lo destejido
Así pues, la intervención en lo social es la acción de trabajo social y por tanto su objeto de estudio
como disciplina. Esta intervención exige la realización de un proceso de intervención en lo social.
Tello Nelia. Trabajo Social Contemporáneo: tres grandes problemas.; Artículo publicado en Revista
Anales de Trabajo Social, Escuela Nacional de TS UNAM. México, 2000. Pp. 30-31
Así, no planteamos el objeto de estudio como el estudio de la cuestión social en general, ni como
el estudio de problemas sociales en particular sino como la comprensión de la intervención y el
cambio social que genera la acción de trabajo social en el punto en el que interviene. Nora Aquin
(1998) afirma que “No basta actuar para entender. La intervención, si no está respaldada por una
teoría que dé cuenta de ella, se mueve a ciegas, inconsciente de los efectos que produce, incapaz
de reconocer límites y abrir posibilidades, inhabilita para la crítica y el perfeccionamiento,
condenada, si se quiere, a ser copia de sí misma.
Tello Nelia. Trabajo Social Contemporáneo: Pensando el trabajo social desde el trabajo social.;
Artículo publicado en Revista Anales de Trabajo Social, Escuela Nacional de TS UNAM. México,
2000. Pp. 35
Sin embargo, los académicos tenemos que vincular con nuestro objeto de estudio con nuestro
hacer, conceptualizarlo o categorizarlo, articular lo pensado, generar un movimiento reflexivo,
organizar diferentes razonamientos posibles y desde allí construir la disciplina del trabajo social.
Tello Nelia. Trabajo Social Contemporáneo: Pensando el trabajo social desde el trabajo social.;
Artículo publicado en Revista Anales de Trabajo Social, Escuela Nacional de TS UNAM. México,
2000. Pp. 37
Así, el quehacer del trabajo social es necesariamente el punto central de su objeto de estudio para
su conformación como disciplina, su objeto de estudio se encuentra en qué hace, cómo lo hace,
que produce. Desde su propio quehacer se materializa la posibilidad de construir categorías
propias de la intervención de trabajo social, desencadenando procesos de construcción de
conocimiento que al interactuar con la práctica profesional establecen un dialogo reflexivo que
conduce el desenvolvimiento del conocimiento.
Tello Nelia. Trabajo Social Contemporáneo: Pensando el trabajo social desde el trabajo social.;
Artículo publicado en Revista Anales de Trabajo Social, Escuela Nacional de TS UNAM. México,
2000. Pp. 41
Otro asunto de importancia básica en relación al objeto de estudio es la unidad que puede generar
en relación a los discursos. La unidad construye identidad, fortalece y permite acumular
conocimiento en un punto, no espero que se generé conocimiento en trabajo social desde una
sola lógica, pero sí que se construya y se articulen propuestas completas desde el hacer de trabajo
social. Se trata de un trabajo colectivo, de sumar a las propuestas que se hacen, no de acabar con
ellas, sin darles oportunidad de crecer desde aportaciones diversas.
En cuanto al objetivo de la intervención Trabajo Social convoca a hacer en lo social, ni duda cabe.
Trabajamos, hacemos, desencadenamos procesos intencionalmente. Es una práctica profesional
que en el devenir histórico se construye como disciplina, sustenta su hacer en el conocimiento. No
se trata de una práctica del corazón, no es una práctica de la buena voluntad, ahora, voluntarismo,
tampoco se trata de un activismo político. Trabajo Social es una propuesta de intervención que
apuesta por el conocimiento. Ahora bien, la intervención es en lo social.
Lo social como la interacción, la relación con el otro y los procesos sociales que generan esas
relaciones en sociedad.
Tello Nelia. Trabajo Social Contemporáneo: Pensando el trabajo social desde el trabajo social.;
Artículo publicado en Revista Anales de Trabajo Social, Escuela Nacional de TS UNAM. México,
2000. Pp. 42
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007
También será necesario avanzar hacia una más precisa delimitación de su objeto de estudio e
intervención, de acuerdo a las nuevas situaciones sociales que están emergiendo en la realidad
social contemporánea. Y, atendiendo a la definición que el proyecto de ley le asigna, debería
destinar la mayor parte de sus esfuerzos hacia el mundo micro social y convertir ese ámbito en un
vector de sus procesos de sistematización e investigación.
Toledo, Ulises; ¿Una Epistemología del Trabajo Social?; Cinta de Moebio, núm. 21, diciembre,
2004, p. 0; Universidad de Chile Santiago, Chile Pp. 12 y 13
El Monismo Metodológico es un elemento central del ideal positivista de la ciencia. Dicho ideal
acepta que la investigación científica puede abordar distintos temas (por ejemplo, los que estudia
las ciencias sociales son diferentes de aquellos que estudia las ciencias naturales). Pero, cualquiera
sea el objeto de estudio el investigador debe observar un estricto apego al principio de la unidad
de método para que los procesos y resultados puedan considerarse "científicos". El así llamado
MÉTODO CIENTIFICO está conformado por un canon adoptado de las ciencias físico matemáticas.
Toledo, Ulises; ¿Una Epistemología del Trabajo Social?; Cinta de Moebio, núm. 21, diciembre,
2004, p. 0; Universidad de Chile Santiago, Chile Pp. 15
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014
Desde esta perspectiva el objeto de estudio del trabajo social se centra principalmente en dotar de
conocimiento a la intervención social. El problema no consiste en distinguir la lógica de la
intervención de la lógica de la investigación sino como señala Clarisa Ramos, en “aportar
capacidad de reflexión y de análisis sobre lo que se hace, por qué se hace, en qué contexto, desde
qué discursos” (2013:74). En estas cuestiones reside, desde nuestro punto de vista, la
especificidad del objeto de conocimiento del Trabajo Social. “Hablamos de conocimiento y no de
intervención y de la necesidad de tener información acerca de la realidad con la que se interviene“
(Vázquez, 2013:52).
En la intervención social se usan al menos tres tipos de conocimientos, como señala Octavio
Vázquez: a) conocimiento que deviene de la propia experiencia y la trayectoria profesional;
b) conocimiento derivado de la situación concreta con la que se trabaja; c) conocimiento científico
o teórico. Este último trasciende a los anteriores y trata de explicar y comprender la realidad de la
que se ocupa el Trabajo Social, a la vez que de dotarle de herramientas técnicas, teóricas y
metodológicas que orienten la intervención hacia la eficacia y calidad.
Raya Diez Esther y Caparrós Civera Neus; Del objeto de estudio para la intervención en Trabajo
Social; Universidad de la Rioja; AZARBE; REVISTA INTERNACIONAL DE TRABAJO SOCIAL Y
BIENESTAR N.º 3; España ;2014 Pp. 174
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015
El modelo dentro de la praxis del trabajo social, es una herramienta que articula el que hacer del
trabajador social junto con el método, para lograr una modificación a micro o macro escala del
tejido social en el cual se desea intervenir, pero a su vez llega a confundirse con la visión
paradigmática de las ciencias sociales, al querer debelar la raíces de un fenómeno social , en este
sentido el objeto de estudio del trabajo social, son los sujetos insertos en su contexto social y sus
constantes dinámicas y sinergias en sus tareas cotidianas y estas como generan diferentes
posibilidades de fenómenos de índoles, sociales, psicosociales, familiares, socioeconómicos por
mencionar algunas de ellas.