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¿Qué es ser Padre para el Psicoanálisis?

Un recorrido por la Obra de Freud y Lacan.

Trabajo Final de Grado

Autor: Camila Vilche Barreto 4.579.378-7

Tutor: Mag. Verónica Pérez Horvath

Montevideo, 31 de Octubre, 2016.


Contenido
Resumen ............................................................................................................................... 2
Palabras Clave: ..................................................................................................................... 2
Introducción........................................................................................................................... 3
Breve recorrido histórico acerca de la interrogante: ¿Qué es ser padre? .............................. 4
Un breve recorrido por las obras de Freud donde expone el lugar del padre en el desarrollo
Psíquico del niño ................................................................................................................... 6
 Procesos Identificatorios propios del Complejo de Edipo ................................................ 11
 Mito Fundacional de la Cultura para Freud ........................................................................ 14
La Función Paterna desde Lacan .................................................................................................... 18
 Los Tres Tiempos del Edipo ................................................................................................. 20
 La Metáfora Paterna............................................................................................................... 23
 Padre Real, Simbólico e Imaginario .................................................................................... 24
Una mirada contemporánea acerca de la Función Paterna ........................................................ 27
Consideraciones Finales ................................................................................................................... 32
Referencias bibliográficas ................................................................................................................. 35

1|Página
Resumen

El presente trabajo monográfico remite a la categoría de Trabajo Final de Grado (TFG) que
corresponde a la Licenciatura en Psicología, de la Universidad de la República, UdelaR.

Desde una perspectiva psicoanalítica (Freud y Lacan) se aborda una temática central
referida a la interrogante: ¿Qué es ser Padre para el Psicoanálisis? La cual guarda una
relación directa con lo trabajado por Freud a modo de “Lugar del Padre” y por Lacan de
“Función Paterna”.

Se procederá a realizar una presentación conceptual en ambas teorías en consonancia con


perspectivas de autores contemporáneos, procurándose hacer mención a similitudes y
distinciones a nivel reflexivo y expositivo.

El propósito primordial del presente desarrollo, se encuentra dirigido hacia el objetivo de


llegar a visualizar, la importancia del Padre en la construcción del psiquismo del niño, ya que
comprende instancias que le otorgan seguridad, afianzamiento, autonomía, independencia y
demás.

Tal abordaje es de gran trascendencia en el marco de las Teorías Psicológicas, a los efectos
de presentar una visión más actualizada sobre el Padre en Psicología, trasladándola a la
Teoría fundante del Psicoanálisis para poder articular conceptos y apreciaciones aplicables
en la clínica hoy por hoy.

Palabras Clave: Función Paterna, Lugar del Padre, Complejo de Edipo, Identificación,
Metáfora Paterna

2|Página
Introducción

La presente monografía se encuadra en el marco del Trabajo Final de Grado


correspondiente a la Licenciatura en Psicología, de la Universidad de la República, UdelaR.

La temática de abordaje principal se encuentra dirigida hacia la conceptualización de ¿Qué


es ser Padre? desde una mirada psicoanalítica. Realizando la distinción conceptual del
“Lugar” del Padre de Freud y la “Función Paterna” considerada por Lacan.

El concepto de Padre a lo largo de la historia, se ha venido transformando a nivel


conceptual. Cada época, cada sociedad, posee un estereotipo de “Padre”. Del mismo modo
se procurara dar cuenta de una articulación teórica sobre la noción de padre para el
Psicoanálisis con ideas de autores contemporáneos desde una mirada actual, tales como:
Phillipe Julien, Joel Dor, Sebastián León, Mario Fleig, entre otros.

A partir de dichas posturas se podrían desprender ciertas interrogantes tales como las
modalidades de conceptualización en relación al desarrollo del concepto de Padre ya sea
para Freud y para Lacan así como aquellas distinciones que en tal sentido se podrían aplicar
desde una mirada histórica llegando hasta nuestros días. Las apreciaciones resultantes
cobrarían un rol de enriquecimiento y profundización del conocimiento abordado.

Así mismo se espera poder responder a la interrogante inicial que motivo la elección de la
temática elegida, ¿Qué sucede cuando el Padre no se encuentra presente, la Función
Paterna se cumple?

Para dar respuesta a dichas inquietudes, es que se realizara una búsqueda a nivel
bibliográfico.

El propósito central de dicho trabajo bibliográfico, remite a considerar los puentes centrales
de abordaje a la temática expuesta de gran importancia para la Psicología y el Psicoanálisis,
en cuanto al Padre, factor contribuyente a la función estructurante del psiquismo infantil, a
partir de figuras de autoridad y referencia como lo son, la madre y el padre.

En suma el ser Padre para la Psicología y en específico para el Psicoanálisis, cobra


relevancia, por cumplir una función central en la construcción y desarrollo del psiquismo
humano.

A continuación se procederá a la presentación y desarrollo (temático-reflexivo) de lo


previamente descripto.

3|Página
Primer Capitulo

Breve recorrido histórico acerca de la interrogante:

¿Qué es ser padre?

La interrogante ¿Qué es ser padre? podría pensarse desde diferentes ángulos, en el


presente trabajo se realizara un recorrido por diferentes autores quienes se adentraron en la
temática.

Philippe Julien en su libro El Manto de Noe (1993) realiza un recorrido social sobre las
variantes acontecidas en el tema.

Comienza ejemplificando desde el siglo XVIII donde el padre no era con quien se mantenía
un lazo sanguíneo, sino social, regido a través de la palabra.

Con esto el autor hace mención a que el padre era aquel que a través de la palabra decía
serlo, y no quien procreo al hijo. El ser padre era una decisión que se proclamaba de forma
explícita. Lo cual variaba según la cultura, dado que en algunas se proclamaba de forma
voluntaria y en otras no. (Julien, 1991)

En el origen de nuestra cultura europea, la paternidad era adoptiva y voluntaria: En la Roma


antigua después del nacimiento, el niño era depositado en el suelo, delante del padre, y éste
lo reconocía levantándolo; era como un segundo nacimiento, un nacimiento no biológico,
comparable a la adopción. (Julien, 1991 p.19.)

En dicha obra se hace referencia a que el acto de ser padre era un reconocimiento desde lo
social, el padre declaraba socialmente ser padre de un niño determinado, poseía derechos
sobre su hijo, derecho de vida y de muerte, derecho de castigo y derecho de decidir sobre el
matrimonio del hijo, entre otros.

Siguiendo esta misma línea Gonzalez (2008), hace referencia a que los hombres han sido
quienes a lo largo de la historia han tenido el poder en la sociedad patriarcal sobre la mujer.
Se los ha educado para ser quienes realizan actividades de sacrificio.

Se trata de construcciones sociales que dejarían en evidencia que históricamente se le ha


designado un lugar al padre de poder y autoridad.

Lugar este que colocaría al hombre de la familia como el “dictador”, quien decidía sobre las
cuestiones familiares y a quien se le debía respetar y obedecer.

4|Página
Tradicionalmente se ha ubicado al padre como figura de autoridad, de respeto, el que impone
la ley, el que sabe o supuestamente sabe, el que protege, el que provee, el que brinda
seguridad por su mayor fortaleza (Aray,1992). El componente afectivo de la función paterna,
aunque siempre ha existido, ha sido asumido y construido más recientemente. (p.94)

Retomando a Julien (1991), este afirma que siglos más tarde se pudo experimentar el
cambio de aquello que socialmente era considerado un padre, la idea de padre actualmente
remite a un vínculo de fraternidad; destaca que durante el curso del siglo XVIII y
fundamentalmente en el XIX, aflora una nueva imagen: la del padre-educador. La misma se
expande sobre todo en el siglo XX con lo que se denomina “nuevo padre”, aquel que carga
en brazos a su hijo, cambia pañales, juega y habla con el recién nacido. Destaca que ya no
es aquel de quien la madre habla, sino que es él que habla a sus hijos.

Ya no es un padre rígido, y jefe de familia sino que los cuidados y educación del niño es
compartida con la madre. Es un padre más cercano, quien brinda cariño al niño. Se podría
concluir que desde el siglo pasado se ha producido un cambio en el vínculo del padre y su
hijo.

De tal apreciación se podría inferir que el autor no estaría sosteniendo que el padre tiene
menos potestad sobre el hijo, sino que el vínculo con él ahora es desde otro lugar, más
desde el amor y no tanto desde la autoridad. El lugar que ocupa en la familia es diferente al
que en siglos anteriores ocupaba. Actualmente la filiación es distinta, el poder que el padre
ejercía sobre el hijo y la familia cambió, ahora es un ser que brinda cuidados y la relación es
lineal.

5|Página
SEGUNDO CAPITULO

Un breve recorrido por las obras de Freud donde expone el lugar


del padre en el desarrollo Psíquico del niño

Al momento de pensar la función paterna desde Freud, es preciso realizar un recorrido por
diversas obras en las cuales el autor hace alusión al lugar que ocupa el Padre para la dupla
madre-hijo. Es preciso separar dicha fusión a través de la autoridad de tal figura a los
efectos de una diferenciación entre madre-hijo, ya que al principio se da el fenómeno de
indiferenciación yo no-yo. El padre viene a oficiar de autoridad externa de separación.

A continuación se dará paso al despliegue de tal referencia temática por parte de dicho
autor.

Primeramente Freud en su estudio con sus histéricas como él las denominaba, comienza a
desplegar la teoría de la seducción, la cual en su desarrollo perdió crédito. Esto debido a
que en todos los caso el padre debía ser culpado como perverso y Freud comenzó a dudar
de esto, lo que lo llevo a su descredito de la Teoría de la Seducción y su apego a la
incipiente Teoría del Edipo. (Freud, 1899/1996)

Mediante la teoría de la seducción, Freud intento dar explicación a la neurosis. Le atribuyo


su origen a episodios de abuso sexual vivenciados en la infancia, luego mediante su trabajo
con pacientes llega a la conclusión de que no se trataba de un hecho real. Lo que provocaba
la neurosis no era el abuso o acoso sexual en sí, sino el recuerdo reprimido del mismo. A
posteriori llega a la conclusión que se trataba de fantasías inconscientes dejando de lado la
Teoría de la Seducción.

En su Carta Nº 69 enviada a su colega Fliess expresa: “Ya no creo más en mis neuróticas”
(Freud, 1899/1996). Tal expresión remite al hecho relacionado con la alusión que hace
Freud acerca del relato de las pacientes, ya no como recuerdos propiamente dichos sino
como fantasías inconscientes, por lo tanto los recuerdos en calidad de reprimidos no
resultaban ser hechos reales. Los recuerdos reprimidos constituyen el contenido del
inconsciente, la persona mediante los mecanismos de defensas que son inconscientes
reprime a causa de su importante caudal de dolor.

Posteriormente Freud en relación al recuerdo de sus vivencias infantiles, en su autoanálisis


llega a percatarse de sus deseos amorosos inconscientes que comienza a dirigir hacia su
madre e iniciación de deseos hostiles hacia su padre. Reconoce el amor por su madre y los

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celos hacia su padre y a partir de allí se crea un conflicto afectivo, situación que lo lleva a
cuestionarse las razones de su sentir.

En una de sus cartas a Fliess con quien en ese momento mantenía una fluida
correspondencia, le describe un sueño que tuvo la noche siguiente al entierro de su padre,
Freud comienza a autoanalizar su sueño. (Casas de Pereda, 1994)

En conjunto con su autoanálisis, en el trabajo con sus pacientes observa, que los niños
sueñan con la muerte del padre y las niñas con la de la madre. Tal situación se debe a la
rivalidad con la figura de su mismo sexo, por el deseo inconsciente de quedarse con el
padre del sexo contrario, ya que los primeros deseos de la niña fueron dirigidos hacia su
padre y los del niño hacia su madre.

Para el varón el padre y para la niña la madre devinieron competidores estorbosos, y ya


respecto de los hermanos puntualizaremos cuán poco se necesita para que este sentimiento
lleve al deseo de muerte. Es regla que la preferencia sexual se imponga ya en los propios
padres; un impulso natural vela por que el hombre alague a su pequeña y la madre favorezca
al varón, al paso que ambos, donde el ensalmo del sexo no enturbia su juicio, se empeña con
rigor en la educación de sus hijos. El niño advierte muy bien la preferencia y se revuelve
contra el miembro de la pareja parental que se le opone. Para él, hallar amor en el adulto no
es sólo la satisfacción de una necesidad particular; también significa que su voluntad será
obedecida en todo lo demás. Así, cuando elige a uno de sus progenitores en el mismo sentido
en que ellos lo hacen, cede a su propia pulsión sexual, renovando al mismo tiempo la
incitación que partió de ellos. (Freud, 1900-1901/1996, p.267)

Los deseos inconscientes propios en los niños y que según el autor, se debe al deseo
sexual hacia uno de los progenitores, constituye el punto de partida que conduce a Freud a
desarrollar una Teoría acerca del periodo sexual de la primera infancia.

Dando continuidad al sentido de sus Obras en donde aparecen menciones al padre, se


pueden observar en el Psicoanálisis freudiano diversas narrativas a través de mitos,
principalmente con el propósito de analizar situaciones y vivencias infantiles, las cuales
serán de gran utilidad a la hora de interpretar ciertos síntomas que se manifiestan en el
joven o en el adulto.

El autor en su Obra La Interpretación de los sueños (1986/1996) relaciona la tragedia de


Edipo en la obra de Sofocles, con estos deseos de muerte propios de los niños. El mito
cuenta que al nacer Edipo, el oráculo predijo a su padre el Rey Layo, que el niño lo mataría
y desposaría a su madre. El padre, en un intento por evitar la profecía, manda matar al niño,
pero el plan falla y Edipo retorna a Tebas siendo adulto y se cumple la profecía.

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Freud lo que utiliza no es la leyenda sino que la versión que hace Sófocles. La tragedia de
Sófocles que es llamada Edipo Rey.

Esta tragedia lo que quiere mostrar es que hay un destino inexorable, que ya está escrito. Y
en este caso puntual el destino inexorable es el no desearas a tu madre, a su vez en la
búsqueda de ese deseo fracasaras.

En 1900, Freud hace mención explícita a la tragedia de Sófocles y afirma que:

… esos deseos enamoradizos u hostiles hacia los padres (…) ocurren en el alma de casi
todos los niños. En apoyo de esta idea la Antigüedad nos ha legado una saga cuya eficacia
total y universal sólo se comprende si es también universalmente válida nuestra hipótesis
sobre la psicología infantil. Me refiero a la saga de Edipo rey y al drama de Sófocles que lleva
ese título (Freud, 1900/1996).

Es así que años más tarde Freud convencido de que estos sentimientos eran centrales en la
formación del Psiquismo humano, desarrolla el concepto de Complejo de Edipo.

A continuación se desarrollara de modo analítico el Complejo de Edipo. Laplanche y Pontalis


(2010) indican que Freud utiliza el término Complejo de Edipo en el siguiente sentido:

Conjunto organizado de representaciones y de recuerdos dotados de intenso valor afectivo,


parcial o totalmente inconscientes. Un complejo se forma a partir de las relaciones
interpersonales de la historia infantil; puede estructurar todos los niveles psicológicos:
emociones, actitudes, conductas adaptadas. (p.55)

En un sentido más genérico la noción de Complejo de Edipo se relaciona con un conjunto de


rasgos personales dentro de un contexto situacional novedoso que resultan ser desplazados
a nivel inconsciente a situaciones infantiles. En un sentido más restrictivo es utilizada para
denominar una estructura central a nivel interpersonal y el modo que el sujeto encuentra su
lugar así como su apropiación. A su vez emplea el término Complejo de Castración,
Complejo Paterno, entre otros.

A continuación considero pertinente definir Complejo de Edipo:

Conjunto organizado de deseos amorosos y hostiles que el niño experimenta respecto a sus
padres. En su forma llamada positiva, el complejo se presenta como en la historia de Edipo
Rey: deseo de muerte del rival que es el personaje del mismo sexo y deseo sexual hacia el
personaje del sexo opuesto. En su forma negativa, se presenta a la inversa: amor hacia el
progenitor del mismo sexo y odio y celos hacia el progenitor del sexo opuesto. De hecho,
estas dos formas se encuentran, en diferentes grados, en la forma llamada completa del
complejo de Edipo. (Laplanche y Pontalis 2010, p.61)

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El Complejo de Edipo es el periodo sexual por excelencia en la primera infancia. Freud
presenta conceptualmente el desarrollo sexual infantil, remitiendo a cuatro fases, tales
como: Fase Oral, Fase Anal, Fase Fálica (sexual) y Genital.

El autor describe sus manifestaciones o satisfacciones de deseos, en un sentido positivo o


negativo. En un sentido positivo:

El hijo, ya de pequeño, empieza a desarrollar una particular ternura por la madre, a quien
considera como su bien propio y a sentir al padre como un rival que le disputa esa posesión
exclusiva; y de igual modo, la hija pequeña ve en la madre a una persona que le estorba su
vínculo de ternura con el padre y ocupa un lugar que ella muy bien podría llenar. (Freud,
1910/1996)

El vínculo del niño con el padre es ambivalente, siente hostilidad hacia él, sintiendo deseos
de hacerlo desaparecer para así quedarse con su madre. Por su parte con su madre
mantiene sentimientos de ternura. Es así que se desarrollaría según el autor un Edipo
simple y positivo.

En cuanto al Edipo negativo Freud refiere a que sería cuando no solo el niño siente
sentimientos hostiles hacia su padre y una posición tierna con su madre, sino aquella
situación donde el niño invierte sus sentimientos tomando una posición hostil hacia su
madre y mostrando una actitud tierna hacia su padre.

Ambos sentidos (positivo y negativo) declinan ante la percepción de la falta del pene por
parte de la niña, al ver que el niño lo posee, ya que existe la fantasía de que existe un
órgano genital único para todos: el pene. Al tomar conocimiento de que la niña no lo tiene,
se crea la fantasía de que lo perdió, o le crecerá. La niña fantasea con un pene pequeño
(clítoris) el cual más adelante aumentara su tamaño. (Freud, 1910/1996).

Por otra parte, a su vez fantasea con el momento en que tuvo un pene de gran tamaño y lo
perdió por Castración.

El concepto de Castración remite a:

Complejo centrado en la fantasía de castración, la cual aporta una respuesta al enigma que
plantea al niño la diferencia anatómica de los sexos (presencia o ausencia del pene): esta
diferencia se atribuye al cercenamiento del pene en la niña. La estructura y los efectos del
complejo de castración son diferentes en el niño y en la niña. El niño teme la castración como
realización de una amenaza paterna en respuesta a sus actividades sexuales: lo cual le
provoca una intensa angustia de castración. En la niña, la ausencia de pene es sentida como
un perjuicio sufrido, que intenta negar, compensar o reparar. El complejo de castración

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guarda íntima relación con el complejo de Edipo y, más especialmente, con su función
prohibitiva y normativa. (Laplanche y Pontalis, 2010 p.58)

Freud considera que la niña resolvería a nivel inconsciente su situación de Castración,


dando lugar al deseo inconsciente de tener un hijo con su padre. A diferencia, el niño
mantiene el miedo de perder su pene.

El Complejo de Edipo y el miedo a la Castración suceden tanto en la niña como en el niño,


desarrollándose de diferente manera, debido a que el niño pose a nivel anatómico un pene y
la niña no.

Por su parte el niño vivencia la posibilidad de Castración por parte de su padre como una
gran amenaza. En tal situación es importante destacar la existencia de un mundo interno
infantil así como su forma de pensamiento.

Freud sostiene que no es necesario decir explícitamente “te lo voy a cortar” sino que el niño
puede llegar a sentir que corre peligro el pene, que es un órgano de placer. El niño está
volcando la libido dirigida hacia su madre, al ser impedida, se dirige al cuerpo propio,
expresándose a través de la masturbación.

En pocas palabras Freud lo expresa de la siguiente manera: “el enamoramiento” se da hacia


su madre lo cual simultáneamente se liga a su actividad autoerótica masturbatoria sobre el
pene. En dicho escenario su padre aparece como rival.

El mencionado Complejo se resuelve de manera inconsciente por el miedo a la pérdida de


su pene. Comenzando el niño a desarrollar diversos comportamientos tales como, meterse
en la cama de sus padres, irrumpiendo en la habitación de los padres, teniendo pesadillas,
entre otros.

Por consiguiente la salida de dicho Complejo se da a través, de lo que Freud llama parálisis
sexual es decir inicio del periodo de latencia, donde el niño estaría deteniendo su sexualidad
en pos de salvar su órgano sexual, el pene. Entonces renuncia a la madre.

En síntesis en relación al Complejo de Castración se resuelve en el varón abandonando a la


madre es decir el objeto incestuoso. Preserva en sentido simbólico el pene identificándose
con el padre e internalizando la prohibición del incesto.

En el caso de la niña Freud considera que existe una tendencia hacia el padre ya que se
encuentra decepcionada de la madre. Del mismo modo representa la prohibición del incesto
identificándose con la madre.

Freud articula el Complejo de Edipo con el de Castración y lo explicita en la Conferencia 13°:

10 | P á g i n a
(…) íntimamente anudado a él (se refiere al Complejo de Edipo) hallamos lo que llamamos
complejo de castración: la reacción frente a la intimidación sexual o al cercenamiento de la
práctica sexual de la primera infancia, que se atribuyen al padre” (Freud, 1915-1916/1996).

Aquí Freud nos muestra como el deseo sexual del niño está íntimamente relacionado con el
padre, con el miedo de que este le quite su órgano que le brinda tanto placer.

 Procesos Identificatorios propios del Complejo de Edipo


Freud en “El yo y el ello” (1923) elabora su Segunda Tópica. Donde hace mención de los
procesos de identificación por los que atraviesa el niño, en calidad de primarios y
secundarios.

Freud sostiene que se produce una identificación preedípica a modo de lazo afectivo con el
objeto, basada en una relación canibalística la cual inicialmente es ambivalente, tratándose
de una identificación inmediata en modo directo, es decir que se daría previamente a la
catexis de objeto de amor propiamente dicho que se corresponde con la identificación
primaria.

A su vez dicho tipo de identificación lo denomina como identificación con el padre de la


prehistoria al cual se tiene como ideal o prototipo.

Los efectos de las primeras identificaciones, las producidas a la edad más temprana, serán
universales y duraderos. Esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, tras este se
esconde la identificación primera, y de mayor valencia, del individuo: la identificación con el
padre de la prehistoria personal. (Freud, 1923/1996. p.33)

Por su parte las identificaciones primarias y secundarias mantienen un grado de


diferenciación no solo por el orden cronológico sino por razones de relación con el objeto de
amor.

Freud describe las identificaciones primarias como directas e inmediatas. En el caso del niño
varón el autor lo detalla de la siguiente manera:

En época tempranísima desarrolla una investidura de objeto con la madre, que tiene su punto
de arranque en el pecho materno y muestra el ejemplo arquetípico de una elección de objeto
según el tipo de apuntalamiento anaclítico; del padre, el varoncito se apodera por
identificación. Ambos vínculos marchan un tiempo uno junto al otro, hasta que por el refuerzo
de los deseos sexuales hacia la madre, y por la percepción de que el padre es un obstáculo
para estos deseos, nace el complejo de Edipo. (Freud, 1923/1996, p.33)

11 | P á g i n a
Freud señala en su obra El Yo y el Ello (1923/1996), que la identificación secundaria es la
investidura de objetos en la que el Yo toma los rasgos de los progenitores para ser tomado
como propio. La investidura de objeto en el niño es con la madre, del padre se apodera por
identificación.

Según el psicoanálisis el padre fue el obstáculo para la satisfacción de los deseos. A través
de la presencia del padre y la prohibición del incesto impuesta por él, el Yo se fortalece y se
da paso a una nueva instancia psíquica el Superyó. En este momento el niño se aleja de la
madre para acercarse al padre. En esta instancia internaliza la prohibición del incesto y
renuncia al goce de la madre. El Yo1 del niño se extraña del Complejo de Edipo y comienza
a identificarse con su progenitor del mismo sexo.

El Superyó recién se está instaurando y culminara el Complejo de Edipo, dando lugar al


periodo de Latencia. El Superyó es el heredero del Complejo de Edipo.

Freud (1923/1996) al hacer alusión al Superyó menciona lo siguiente:

El superyó conservará el carácter del padre, y cuanto más intenso fue el complejo de Edipo y
más rápido se produjo su represión (por el influjo de la autoridad, la doctrina religiosa, la
enseñanza, la lectura), tanto más riguroso devendrá después el imperio del superyó como
conciencia moral, quizá también como sentimiento inconsciente de culpa sobre el yo. (p.36)

En el niño no se da el sentimiento de culpa en sus primeros años de vida, lo que sucede es


que se angustia ante las normas, las exigencias ejercidas por la autoridad del padre. Es en
el adulto cuando se da el mecanismo de sentimiento de culpa a raíz de la conciencia moral,
instancia superyoica.

La “resolución” del Edipo marcará, la internalización de la ley y la posición masculina o


femenina que el sujeto adopte en relación al otro sexo.

En el caso de la niña la salida del Complejo de Edipo se realiza a través de la renuncia a


tener un hijo con el padre, introyectando el deseo incestuoso. Freud explica tal situación
acerca del pene a nivel simbólico en el deseo del hijo que el padre podría llegar a darle, lo

1
Yo: Instancia que Freud distingue del ello y del superyó en su segunda teoría del aparato
psíquico. Desde el punto de vista tópico, el yo se encuentra en una relación de dependencia, tanto
respecto a las reivindicaciones del ello como a los imperativos del superyó y a las exigencias de la
realidad. Aunque se presenta como mediador, encargado de los intereses de la totalidad de la
persona, su autonomía es puramente relativa. (Laplanche y Pontalis, 2010, p.467)

12 | P á g i n a
cual fracasa ya que no se dará de este modo por la prohibición del incesto es decir, que no
se llevara a cabo el intercambio sexual entre el padre y la hija.

En este momento de pasaje de una etapa a otra es cuando entran en juego las
identificaciones con la madre y el padre, que son el núcleo del Superyó, que prohibirá el
incesto, e impedirá que el objeto retome sus investiduras.

Las aspiraciones libidinales son sublimadas en afecto desexualizado, entonces comienza el


período de latencia. Freud describe a dicho proceso como represión 2 , pero podría
catalogarse de cancelación del complejo.

Laplanche y Pontalis (2010) definen al periodo de latencia del siguiente modo:

Período comprendido entre la declinación de la sexualidad infantil (quinto o sexto año) y el


comienzo de la pubertad, y que representa una etapa de detención en la evolución de la
sexualidad. Durante él se observa, desde este punto de vista, una disminución de las
actividades sexuales, la desexualización de las relaciones de objeto y de los sentimientos
(especialmente el predominio de la ternura sobre los deseos sexuales) y la aparición de
sentimientos como el pudor y el asco y de aspiraciones morales y estéticas. Según la teoría
psicoanalítica, el período de latencia tiene su origen en la declinación del complejo de Edipo;
corresponde a una intensificación de la represión (que provoca una amnesia que abarca los
primeros años), una transformación de las catexis de objetos en identificaciones con los
padres y un desarrollo de las sublimaciones. (p.209)

En relación al fenómeno de desexualización se puede decir que se encuentra ligado a un


estado latente de la libido 3 en un sentido sexual, por incidencia de la cultura. La Libido
constituye la energía sexual de la pulsión la cual es considerada por Freud no como instinto
sino como empuje desde una perspectiva cuantitativa económica.

La resolución del Complejo de Edipo se da mediante el sepultamiento del mismo. Freud en


su obra, El sepultamiento del Complejo de Edipo (1924/1996), da explicación al modo en
que se da el pasaje de una etapa a otra, del Complejo de Edipo al periodo de latencia y lo
vivenciado por el niño en el mismo.

2
Represión: En sentido propio: operación por medio de la cual el sujeto intenta recha zar o mantener
en el inconsciente representaciones (pensamientos, imágenes, re cuerdos) ligados a una pulsión. La represión
se produce en aquellos casos en que la satisfacción de una pulsión (susceptible de procurar por sí misma
placer) ofrecería el peligro de provocar displacer en virtud de otras exigencias. La represión es particularmente
manifiesta en la histeria, si bien desempeña también un papel importante en las restantes afecciones mentales,
así como en la psicología normal. Puede considerarse como un proceso psíquico universal, en cuanto se hallaría
en el origen de la constitución del inconsciente como dominio separado del resto del psiquismo. (Laplanche y
Pontalis, 2010, p.376)
3
Libido: Energía postulada por Freud como substrato de las transformaciones de la pulsión sexual en
cuanto al objeto (desplazamiento de las catexis), en cuanto al fin (por ejemplo, sublimación) y en cuanto a la
fuente de la excitación sexual (diversidad de las zonas erógenas). (Laplanche y Pontalis, 2010, p.2010)

13 | P á g i n a
En cuanto al padre cumple una función de separación del vínculo estrecho entre madre e
hijo que permite la diferenciación entre ambos. Por consiguiente a la salida del Complejo de
Edipo el padre cumple una función paterna habilitante a la identificación primaria del niño
con su padre y la niña con su madre.

Por su parte Aberastury y Salas (1978) sostienen que Freud hace mención a diversos
papeles centrales que el padre como figura paterna de incidencia primordial ejerce, tales
como: modelo identificatorio, objeto afectivo, como auxiliar de la madre y como rival.

En suma se podría decir que el padre constituye una figura de autoridad dentro de la triada
madre-hijo-padre, una función de separación de la relación diádica que guarda la madre con
su hijo. Así como también el lugar que ocupa el padre, lugar de autoridad y ley para el niño,
es quien prohíbe el incesto con la madre.

Para Freud el Complejo de Edipo es un fenómeno universal y sucede de manera indistinta


según la cultura. Por ello tomo una metáfora de un mito científico para exponer su teoría
Tótem y tabú.

 Mito Fundacional de la Cultura para Freud


Freud en su Obra Tótem y Tabú (1912-1913/1996) hace alusión al origen de la cultura, es
decir la convivencia humana, a través del mito del padre de la Horda primitiva, el cual ilustra
la constitución primitiva del hombre en sociedad.

Las dinámicas desarrolladas por las tribus australianas de siglos pasados son utilizadas por
Freud a los efectos de establecer las bases de la construcción de la cultura en sus orígenes.

Freud señala que el totemismo, forma primitiva de todas las religiones, se sostiene a través
de determinados tabúes inviolables. En las tribus totémicas el tótem era una figura
idealizada la cual representaba la unión del grupo, el lazo existente en el grupo no era
sanguíneo sino que era por seguir al mismo tótem. El tótem era por lo general un animal,
que representaba los lazos familiares del grupo e impedía el comercio sexual entre
miembros de la misma tribu, por ser consideradas incestuosas.

Existiría un ritual donde los integrantes de las mismas en ocasiones solemnes, mataban al
animal totémico y lo comían. Este ritual era de tal magnitud que los integrantes luego de
comer al animal imitaban ser el mismo y finalmente lloraban su muerte.

El psicoanálisis nos ha revelado que el animal totémico es realmente el sustituto del padre, y
con ello armonizaba bien la contradicción de que estuviera prohibido matarlo en cualquier otro

14 | P á g i n a
caso, y que su matanza se convirtiera en festividad; que se matara al animal y no obstante se
lo llorara. La actitud ambivalente de sentimientos que caracteriza todavía hoy al complejo
paterno en nuestros niños, y prosigue a menudo en la vida de los adultos, se extendería
también al animal totémico, sustituto del padre. (Freud, 1912-1913/1996. p.143)

De tal apreciación es pertinente hacer referencia al concepto de ambivalencia (amor-odio)


en psicoanálisis, el cual alude a dicha antítesis. Por lo tanto siguiendo el fragmento citado se
puede decir que los hijos, a través del odio, matan a su padre dándose cuenta después que
lo aman y debido a eso lo incorporan, lo cual significa pensar en el sentimiento de amor-odio
que se presenta en las relaciones entre los hombres.

Asimismo también se estaría revelando en la unión entre hermanos en un sentido grafico la


alianza entre los seres humanos.

Freud en la misma realiza una comparación de las tribus totémicas con la hipótesis
Darwiniana sobre el estado primordial de la sociedad humana. Esta hace referencia a un
padre violento, celoso y que se queda con todas las mujeres para él.

Un día los hermanos expulsados se aliaron, mataron y devoraron al padre, y así pusieron fin a
la horda paterna. Unidos osaron hacer y llevaron a cabo lo que individualmente les habría
sido imposible. (Freud, 1912-1913/1996, p.143)

Freud utiliza esta comparación para continuar desarrollando su teoría del concepto del
Complejo de Edipo, donde las pulsiones sexuales en los niños son dirigidas a sus
progenitores de su mismo sexo.

Freud relaciona el asesinato del padre de la horda primitiva que da origen a la cultura, con la
introyección del padre, debido a que le niño debe matar al padre para constituirse como
sujeto deseante, aceptando la castración simbólica momento en el cual el sujeto se liga con
la ley. La ley estaría representada por el padre muerto.

En esta comparación que realiza trae además del Complejo de Edipo, al de Castración a
modo de esclarecer el papel que juega el padre en el niño. Ejemplifica esto con las fobias
vivenciadas en la niñez como por ejemplo el caso del pequeño Hans quien tenía fobia a los
caballos y esta no le permitía salir a la calle. Freud frente a este caso da una explicación
analítica de que el temor del niño es frente a su padre quien es vivenciado como amenaza.
Hans coloco a un animal en el lugar de su padre, ese ser amado y temido al igual que lo
hacían los integrantes de las tribus totémicas, que su tótem el padre de todos, era un
animal.

15 | P á g i n a
Tanto en el complejo de Edipo como en el de castración, el padre desempeña igual papel, el
del temido oponente de los intereses sexuales infantiles. La castración, o su sustitución por el
enceguecimiento, es el castigo que desde él amenaza. (Freud, 1913/1996, p.132).

Freud sostiene que el miedo que Hans le tiene a los caballos, miedo que se transforma en
fobia esconde el Complejo Paterno, miedo del niño hacia su padre por querer tanto a su
madre.

(…) comencé a explicarle que le tenía miedo a su padre precisamente por lo mucho que él
quería a su madre. Creía, sin duda, que el padre le tomaba a mal aquel cariño y eso no era
verdad; su padre le quería también mucho y él podía confesarle sin miedo todas sus cosas.
Mucho antes de que él viniera al mundo sabía yo que iba a nacer un pequeño Juanito que
querría mucho a su madre y por ello mismo le tendría miedo a su padre, y se lo había dicho
así a este último. (Freud, 1909/1996)

Es en esta Obra Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1909/1996), que por primera
vez en la Obra de Freud aparece la problemática del Complejo de Castración en la teoría
sexual infantil, explicando la diferencia anatómica entre el hombre y la mujer, para dar
explicación a la castración de la mujer y dar fin a la premisa que todas las personas poseen
un pene.

Frente a esto el autor muestra como a partir de esta relación padre-hijo nacen grandes
enfermedades denominadas neurosis.

En el complejo de Edipo se conjugan los comienzos de religión, etnicidad, sociedad y arte, y


ello en plena armonía con la comprobación del psicoanálisis de que este complejo constituye
el núcleo de todas las neurosis (…) Se me aparece como una gran sorpresa que también
estos problemas de la vida anímica de los pueblos consientan una resolución con el padre.
(Freud, 1912-1913/1996)

A decir de Julien (1991) es a partir del relato mítico, donde con el asesinato del padre se
funda la ley del incesto. A partir de ello se repetiría en cada generación con la figura paterna
que cada ser crea de su padre al declinar del Edipo.

A nivel de la sociedad el Complejo de Edipo estaría figurado mediante la figura paterna de la


religión (dios) estado, sociedad, tribu (tótem) entre otros, que estarían ejerciendo la función
paterna. Esta función de padre como quien da órdenes, dicta leyes, una moral y una ética.
(Freud, 1921/1996)

A lo largo de sus obras Freud ha intentado dar cuenta de la importancia de los progenitores
en el desarrollo psíquico del infans, cada uno de ellos juega un papel fundamental en este.

16 | P á g i n a
Por otra parte podríamos decir siguiendo a Crespo (2010) en la presentación de su obra El
Complejo de Edipo, ¿Universal en toda cultura? que lo que Freud procuro expresar, es que
el complejo de Edipo es la condición central de totemismo y por lo tanto es universal,
representando la fundación de la cultura en todas las sociedades humanas. A partir de
concebir a tal mito como una explicación de un fenómeno histórico no real, en relación a la
constitución de una sociedad propiamente dicha, se podría decir que de la misma forma que
el complejo de Edipo funciona como organizador a nivel familiar, esto se podría aplicar a la
forma en que los sujetos se organizan en la cultura.

Con dicho recorrido realizado por las obras de Freud podemos sintetizar que la función
paterna que nos plantea el autor es, una función que censura el incesto, regula el deseo de
las pulsiones sexuales existentes en el niño. El padre es el regulador de la economía
pulsional entre madre-hijo.

Se puede observar que a lo largo de su Obra Freud fue delineando su teoría sobre el lugar
del padre en el desarrollo psíquico del niño, cumpliendo una función única en el mismo.
Freud señala, que luego del Edipo otras figuras en la sociedad asumirán el papel de
representantes de la ley, la moral, y la protección, esto dependiendo de que se pase por el
Edipo.

Podemos concluir que para Freud la figura del padre que cada niño crea al finalizar el
Complejo de Edipo va a estar regido por cómo fue vivido esa fase, “el amor por ese padre,
por el padre todo poderoso, funda la ley para siempre…Ese es el padre que aparece en el
discurso ético en el que se dice la ley.” (Julien, 1991, p. 70)

En definitiva desde la perspectiva Freudiana se podría decir que el Complejo de Edipo


remite a un proceso inconsciente que se establece a partir del nacimiento en relación con su
madre y el padre progresivamente aparece a modo de figura de autoridad, limitando tal
relación. Tal proceso se concluye en el marco de las identificaciones.

17 | P á g i n a
Tercer Capitulo

La Función Paterna desde Lacan

Para pensar al padre desde Lacan, quien fue un pensador de Freud, debemos seguir en la
línea del Complejo de Edipo. El autor piensa al Complejo de Edipo desde una mirada
estructural y lo divide en tres tiempos.

Lacan sostiene que, “El inconsciente está estructurado como un lenguaje”, es así que
explica que las leyes que estructuran el lenguaje son las mismas que intervienen en la
formación del inconsciente. Para decir esto se sirve del pensamiento de De Saussure sobre
la lingüística.

Dentro del pensamiento de Ferdinand De Saussure (padre de la Lingüística) se encuentran


sus teorías acerca del signo lingüístico. La lingüística desde su perspectiva corresponde al
estudio de los aspectos formales del lenguaje que se corresponden con su estructura, es
decir el plano abstracto, formal, intangible entre otros, del lenguaje. Este último se encuentra
conformado por dos planos: lengua (lo abstracto) y habla (lo material). (Saussure, 1916)

En su primera teoría sostiene que el signo lingüístico posee dos aspectos intrínsecos; por un
lado el concepto (la idea que se tiene del objeto, no el objeto) y la imagen acústica
(representación mental).

Su objetivo central consistió en separarse cada vez más del plano del habla, es decir de los
sonidos materiales del lenguaje, abocándose en su objeto de estudio que es la lengua.
Sostiene a su vez que la lengua es un sistema de signos lingüísticos, una red de relaciones
donde cada uno se define por lo que no es el otro (principio de negatividad).

En su segunda teoría sostiene la idea de “concepto” trasladándola al término “significado” e


imagen acústica a “significante” (representación simbólica).

Posteriormente confirma su definición de alta teorización formal acerca de la lengua como


un sistema de valores puros.

En síntesis el estructuralismo es una línea de pensamiento que se corresponde con un


objeto de estudio tomado como estructura o sistema que conserva aspectos de lo abstracto,
no contemplando el plano concreto de la materialidad del habla.

Lacan integra componentes lingüísticos a nivel de la clínica psicoanalítica, los cuales


permiten un mayor entendimiento acerca de la función activa de la palabra en tal proceso.

18 | P á g i n a
Por consiguiente toma el concepto de signo lingüístico de Saussure, el cual abarca dos
facetas en su segunda teoría “significado y significante”. En tal sentido se establece una
correlación directa entre ambos. Sin embargo Lacan realiza una modificación de tal
aplicación ya que percibe que a nivel psíquico los significantes en el discurso del paciente
no se encuentran ligadas necesariamente con su significado, es decir que un significante
palabra se encuentra implicado en una cadena de significantes que dará lugar a significados
y sentidos propios de quien los expresa.

Es así que Lacan invierte el signo lingüístico, rompiendo con la soldadura entre significante y
significado, para darle una primacía absoluta al significante sobre el significado y lo
contextualiza y adecua en un discurso singular en relación a las experiencias,
pensamientos, fantasías vividas por un sujeto en particular.

En síntesis lo primordial es el significante dentro de la cadena de significantes para cada


sujeto, y como estos significantes inciden y afectan al sujeto en su propia historia, lo cual se
refleja en su narrativa.

El objetivo del Psicoanálisis se encuentra dirigido al descubrimiento de aquellos significantes


que el propio sujeto integra en su diario vivir así como la cadena de significantes en la cual
se encuentra inmerso con el propósito de poder otorgarle un nuevo significado es decir
resignificándolos para mejorar su vida.

A partir de sus Seminarios es posible extraer la idea que no realiza una correspondencia
directa entre el orden simbólico y el lenguaje sosteniendo lo siguiente:

Sin embargo, Lacan no equipara sencillamente el orden simbólico con el lenguaje; por el
contrario, el lenguaje, además de la dimensión simbólica, involucra también las dimensiones
imaginaria y real. La dimensión simbólica del lenguaje es la del SIGNIFICANTE; esta es una
dimensión en la cual los elementos no tienen existencia positiva, sino que están puramente
constituidos por sus diferencias mutuas. (Evans, 1997, p.179)

Evans (1997) menciona que el concepto de imagen especular remite a la imagen reflejada
del cuerpo propio en relación al espejo, es decir esa imagen de uno mismo que constituye al
mismo tiempo uno mismo y otro.

El orden imaginario se llega a comprender a través de una traducción simbólica o sea que
se corresponde con aspectos de la identificación. Asimismo dicha dimensión se abarca a
partir de una decodificación simbólica a nivel lingüística, es decir mediante los significantes
(sustantivos). Lo imaginario se encuentra estructurado gracias al orden simbólico. (Evans,
1997)

19 | P á g i n a
Es así que por lo tanto se comenzara a describir el concepto de Falo, que para Lacan no se
corresponde con el concepto de pene, Lacan suele reservar el término “pene” para el órgano
biológico y “falo” para las funciones imaginaria y simbólica de ese órgano. (Evans, 1997)

El falo constituye un elemento dentro de la triada (madre-hijo-falo) imaginaria de la fase pre-


edípica, es decir a modo de objeto imaginario que se haya en movimiento entre la madre y
el niño. El falo se corresponde con las dimensiones imaginaria y simbólica propuestas por
Lacan.

A modo de dar explicación al lugar del padre en la teoría de Lacan, se procederá a realizar
una diferenciación de los tres tiempos del Edipo que desarrolla el autor, cada tiempo tiene
sus particularidades y características, son lógicos en tanto tienen determinada sucesión,
pero no guardan una cronología.

 Los Tres Tiempos del Edipo


Lacan en 1950 comienza a desarrollar su concepción sobre el Complejo de Edipo, a partir
de lo desarrollado por Freud en su momento.

Para Lacan, el complejo de Edipo es la estructura triangular paradigmática, que contrasta


con todas las relaciones duales (Evans, 1997, p.54).

Por ello es que la función principal del Complejo de Edipo según Lacan es la de introducir al
Padre, quien es el tercero en la triada, separando la diada dual madre- hijo.

Por otra parte es el pasaje del orden imaginario al simbólico y el autor analiza este pasaje en
tres tiempos.

Primer Tiempo: En este primer tiempo el niño se encuentra en un estado de completud con
su madre, y su deseo queda alineado al de ella, lo que hace el niño es identificarse con el
deseo de su madre para así ser él su deseo.

Al objeto de deseo de la madre, Lacan lo llama falo, hace referencia a ello de la siguiente
manera: “Para gustarle a la madre,… basta y es suficiente con ser el falo.” (1958 p.198)

Lacan al utilizar el término falo lo hace diferenciándolo del pene, ya que no serian la misma
cosa. Bleichmar (1984) lo describe de la siguiente manera:

El falo es entonces la forma en que el teórico conceptualiza la creencia del chico de que todos
los seres tienen pene desde su propio conocimiento de que existe pene y vagina. De modo

20 | P á g i n a
que el falo designa una entidad de dos caras: del lado de la subjetividad del niño al pene, del
lado de la teoría a la falta del mismo. (p.40)

En este primer tiempo del Edipo se encuentran presentes las relaciones simbólicas que se
guardan entre la madre, el hijo y el falo, formando el triangulo pre edipico. No se da una
relación biunívoca entre el niño y la madre, antes que intervenga el padre ya sino que
siempre está presente el falo como objeto imaginario en la madre deseante mas allá del niño
mismo, indicando que el padre simbólico comenzó a formarse.

El niño busca satisfacer el deseo de su madre, debido a que se encuentra en espejo con
ella, ya que es una relación imaginaria. El niño se encuentra sujeto al deseo de la madre.

El hijo se encuentra en una relación de total fusión con su madre y en esta relación no existe
lugar para el padre quien en este momento es un completo extraño. La relación fusional del
niño con la madre resulta esencialmente del hecho de que el niño se constituye como el
único objeto que puede colmar el deseo de la madre (Dor, 1998, p.44).

Por tal motivo es que el padre queda relegado de esta fusión madre-hijo y le es imposible
cumplir su Función de Padre simbólico y menos cuando el hijo colma el deseo de su madre
siendo el falo para esta, todo esto a nivel inconsciente.

Siguiendo a Bleichmar (1984), este menciona que para que suceda la castración simbólica
el niño debe reconocer que existe algo más allá de él, y que su madre lo busca en otra parte
que no es él. Es cuando el niño deja de ser el Falo.

El pasaje al segundo tiempo se da cuando el niño sitúa el falo como estando en posesión
del padre, esta vez sí, padre de la realidad investido de funciones imaginarias.

Segundo tiempo: Aquí es cuando ingresa el Otro privador de la madre, el Padre, quien
impone la ley.

Este padre se corresponde con la imagen que el infante se forma de su padre, en el sentido
de la idea que tiene de él. El niño siente que el padre como representación de autoridad lo
separa de su mamá privándolo del amor de esta.

La función del padre, está vinculada con la interdicción del incesto, priva al niño de su objeto
de deseo y a la madre de su objeto fálico.

Es el estadio nodal y negativo según Lacan, “…la madre es dependiente de un objeto que
ya no es simplemente el objeto de su deseo, sino un objeto que el Otro tiene y el no tiene.”
(1958 p.198)

21 | P á g i n a
La imagen del padre como privador hace que el niño ya no sea el falo de la madre en el
orden simbólico. Y ambos madre e hijo pierden su valor fálico. Lacan hace referencia al
concepto de privación en el sentido de la falta del objeto imaginario, remitiendo al pene
como falo imaginario y no en un sentido real biológico.

A partir de esto el niño comienza a rivalizar con su padre por ser el objeto de deseo de su
madre, de ser el falo.

Tercer tiempo: De esta etapa es que depende la salida o no del Complejo de Edipo. Para
Lacan la salida es definir una posición como sujeto deseante.

El chico al dirigirse a su madre encuentra que hay otro, en este caso Otro como el lugar de la
ley o significando a la ley, a la cual la madre debe someterse. Por lo tanto la castración
simbólica no es el pasaje de la denominación de la madre a la dominación del padre, sino que
consiste en la instauración del falo como algo que ésta por fuera de cualquier personaje, de la
madre o del padre, que no se lo puede poseer a su solo arbitrio. (Bleichmar, 1984. p.67)

Por lo tanto lo que sucede en la castración simbólica es la separación entre la madre y el


hijo y para ambos sucede un corte y una perdida. La madre pierde a su falo (niño- falo), el
niño pierde su identificación con el falo.

Producida la castración simbólica, el hijo deja de ser el falo, la madre deja de ser la ley,
tampoco lo es el padre. El falo pasa a ser algo que se podrá tener o carecer de él pero que no
se es; la ley pasa a ser una instancia en cuya representación un personaje pueda actuar pero
no lo será. (Bleichmar, 1984, p.85)

En esta etapa es donde el niño se identifica con el padre como el poseedor del pene. Por
ende es donde queda instaurada la ley simbólica.

Haciendo alusión al tercer tiempo Lacan (1958ª) menciona: “El tercer tiempo es esto - el
padre puede darle a la madre lo que ella desea, y puede dárselo porque lo tiene” (p. 200)

Por su parte Lacan hace mención a este tipo de identificaciones y menciona lo siguiente: “La
identificación que produce el Ideal del Yo es una puesta en relación del sujeto no con la
persona del padre sino con ciertos elementos significantes de los que es el soporte, digamos
las insignias del padre” (Lacan como se cito en Bleichmar, 1984)

Cuando se hace mención a la ley, esta ley es referida a la ley del incesto, que no solo
prohíbe la relación sexual con la madre, sino que también es la habilitadora a la relación con
otras mujeres.

22 | P á g i n a
Al contrario del segundo tiempo el padre en el tercero aparece como permisivo y dador, la
ley es “no te acostaras con tu madre pero si con cualquier otra mujer”. Con esto se hace
referencia a que la relación será con mujeres fuera de su ámbito familiar directo.

 La Metáfora Paterna
Para abordar el tema central de la presente monografía desde Lacan es preciso desarrollar
la conceptualización acerca de la expresión: Metáfora Paterna ya que para el autor esta
concierne a la Función del Padre.

El autor hace referencia al término de Metáfora, el hecho de algo que sustituye a otra cosa y
como resultado se obtiene algo que no existía. El Complejo de Edipo es analizado por Lacan
en un sentido metaforico ya que lo concibe como “la sustitución del deseo de la madre por el
NOMBRE- del –PADRE (Concepto que se pasara a desarrollar más adelante)”.

La Metáfora Paterna es una cadena de significantes a partir de constituir una narrativa


discursiva, en la sustitución de un significante por otro, surgiendo uno nuevo, lo cual Lacan
lo ejemplifica de la siguiente manera:

S: son significantes
X: la significación desconocida
s: el significado inducido por la metáfora
Hay una sustitución de S a S’ siendo que S' barrado de éxito de la metáfora.

Lacan registra de la siguiente forma la Metáfora Paterna:

Por lo tanto dicha metáfora es la operación de sustitución del deseo de la madre por el
Nombre del Padre.

23 | P á g i n a
Se podría decir que la relación que guarda el sujeto con el falo tiene que ver con el Nombre
del Padre, y a su vez el representante de la ley. El Nombre del Padre constituye el
significante principal que adjudica identidad al sujeto, es decir nombrándolo lo está ubicando
a nivel simbólico. Asimismo se corresponde con la prohibición edípica, el “no” del tabú del
incesto.

Lacan denomina triangulo simbólico al triangulo conformado por madre-hijo-padre, a partir


de este es que da su explicación a la metáfora paterna.

Para él existen tres instancias de padre, padre real, simbólico e imaginario los cuales se
procederá a desarrollar a continuación.

 Padre Real, Simbólico e Imaginario


En cuanto al padre Real Lacan sostiene que su presencia se torna molesta para el niño, ya
que se presenta en su derecho sobre el deseo de la madre y realiza una separación con la
misma. El niño siente que ya no es el objeto de deseo de su madre ya que hay otro entre
ellos.

Joel Dor (1998) hace referencia en su obra El Padre y su Función en Psicoanálisis, al padre
real y menciona lo siguiente:

En un primer tiempo esta figura del que tiene derecho solo podría actualizarse ante el niño
sobre el terreno de la rivalidad fálica en relación con la madre. Rivalidad fálica donde la figura
paterna seria triplemente investida por el niño bajo los atavíos de un padre privador,
interdictor y frustrador. (p.45)

Se le otorga dichos atributos en relación a la función que estaría cumpliendo entre la madre
y el hijo.

Al padre real en Julien (1991) citando a Lacan, este último lo denomina de la siguiente
manera:

El padre real es el que introduce para el niño una castración, esto es un decir-no: tú no eres el
falo de tu madre, no eres lo que a ella le falta. El es el agente de esta castración no porque
sea el gran lobo malo, que es celoso castiga al niño por gozar de la madre, es por rivalidad
retocidad o competitiva. (p.47)

Por lo tanto seria quien corta con el goce del niño con su madre, mostrándole que ese goce
no le pertenece. A partir de allí es que el niño comienza a percibir al Padre Imaginario como
quien priva, frustra y prohíbe.

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El padre será sentido por el niño como el gran privador del deseo de la madre; lo cual a nivel
inconsciente el niño realiza el pasaje de la figura del padre real a un nivel imaginario. El niño
crea una imagen a nivel representativo de su padre, un padre que se presenta como una
imagen de cierta completud, una imagen omnipotente el cual lo puede todo.

Siguiendo a León (2013), describe al padre imaginario expuesto por Lacan de la siguiente
forma:

(…) es el objeto paterno en la fantasía del sujeto, destino del conflicto de ambivalencia
afectiva y agente de la privación; es al padre imaginario a quien la niña culpa por haberla
privado de pene (y no a la madre, como postulaba Freud), y de quien teme el niño varón ser
privado del suyo. (p.66)

Lo imaginario se encuentra relacionado en Lacan con lo simbólico, ya que lo imaginario se


estructura a partir de lo simbólico. El significante padre es la base del orden simbólico es
decir donde el significado así como la significación constituye componentes de lo imaginario.

El lenguaje abarca en si mismo códigos simbólicos y al mismo tiempo imaginarios. Por lo


tanto la idea de Padre Real posee un correlato en el inconsciente del niño a nivel imaginario
es decir una representación simbólica que se construye a posteriori desde lo subjetivo.

El estatuto del Padre Simbólico puede ser legítimamente reducido, como lo menciona
Lacan, al estatuto de un significante, que él entonces designa Nombre del Padre.

Para el niño dice Lacan, hasta antes del Edipo el padre no existe como hecho real. En El
Seminario 5 (1957), hace referencia al Nombre del Padre y realiza una exposición haciendo
alusión al orden simbólico del mismo:

La posición del padre como simbólico no depende del hecho de que la gente haya reconocido
más o menos la necesidad de una determinada secuencia de acontecimientos tan distintos
como un coito y un alumbramiento. La posición del Nombre del Padre, la calificación del
padre como procreador, es un asunto que sitúa en el nivel simbólico. Puede realizarse de
acuerdo con las diversas formas culturales, pero en sí no depende de la forma cultural, es
una necesidad de la cadena de significante. (p.187)

El Nombre del Padre es habilitado por la madre, a través de su palabra es que se inscribe
un lugar en el orden simbólico. Julien (1991) haciendo referencia al Nombre del Padre
expresa lo siguiente:

La madre instaura un lugar es posición tercera entre ella y el hijo. Lo instaura en el hijo en ese
lugar de inscripción, en esa estructura que Freud llama el inconsciente y Lacan el Gran Otro,
es decir el orden simbólico donde el padre tiene, o no, su lugar. (p.37)

25 | P á g i n a
Por otra parte Julien (1991) realiza una síntesis de lo que sucede al declinar del Edipo, el
niño se vuelve hacia el padre, tomando distancia de la madre. A decir del autor ¿hacia qué
padre? El niño se vuelve no hacia el padre real sino hacia la imagen que el mismo, un padre
fuerte, todo poderoso y digno de ser admirado.

A decir de Dor (1998), sería suficiente con que el significante del Nombre del Padre se
encuentre presente en el discurso de la madre para que la función mediadora del padre
simbólico resulte estructurante.

En síntesis para Lacan el niño busca una relación con su padre desde el orden simbólico,
esto permite que la Función Paterna se cumpla y se desarrolle el Superyó.

La Función Paterna habilita el sepultamiento del Complejo de Edipo y la superación de la


identificación con la madre. Lacan crea el concepto de Nombre del Padre desde una idea de
lugar y no de persona.

En conclusión, Lacan concibe a la Función Paterna como una experiencia metafórica.

26 | P á g i n a
Cuarto Capitulo

Una mirada contemporánea acerca de la Función Paterna

En este cuarto y último capítulo se intentara dar cuenta de una breve lectura de autores
contemporáneos en relación con el concepto de Función Paterna.

Desde un lineamiento más general se puede observar que cada autor realiza una lectura
propia de lo expuesto por los principales autores del Psicoanálisis tales como Freud y
Lacan.

Julien (1993), autor que ya presentamos, desde una perspectiva más direccionada hacia el
Psicoanálisis lacaniano menciona en su Obra El Manto de Noe la tesis de la declinación del
padre. Sostiene que el Psicoanálisis freudiano hace referencia a una Función Paterna desde
un lugar de autoridad, de separación entre la madre y el hijo.

El autor puntualiza acerca de lo expuesto, utilizando las apreciaciones de los autores


principales del Psicoanálisis (Freud y Lacan), quienes enfatizaron que el hecho de haber un
padre es diverso al ejercicio de la función paterna, independiente de que se haya tenido o
no, un padre.

Como señalábamos en otro capítulo, Julien destaca los siguientes aspectos, por un lado el
hecho que el Nombre del padre se instaura a través del discurso de la madre dirigido hacia
su hijo. Por otro lado el padre como una imagen ideal a modo de balance del deseo sexual
de la madre. Y por ultimo un padre real como agente de castración ya que introduce un no
saber para el hijo del goce de la madre.

Mario Fleig (2008), también hace mención a un declino de la función paterna, haciendo
alusión a un cambio en la globalización de la sociedad en estos tiempos, una sociedad que
se afianza en torno a la igualdad entre el hombre y la mujer, así como también en las
familias ensambladas y familias donde los padres son del mismo sexo. En cuanto a dichas
variantes que hoy en día vemos en las familias es que realiza un análisis de ¿cómo y cuál
es la función paterna en la actualidad?

Sugiere desde su lectura de Freud que la moral, la religión, la sociedad y el núcleo de todas
las neurosis se unen en un solo punto, en la relación del hombre con su padre. Es así que
plantea que el deterioro de la función paterna o del papel que el padre cumple en su función
ha variado debido a los cambios surgidos en la sociedad y la subjetividad de cada época.
Además las formas de neurosis dominantes están estrechamente relacionadas con los

27 | P á g i n a
cambios en las condiciones familiares, en especial aquello que él llama "la gran neurosis
contemporánea", la depresión.

Ambos autores al mencionar este quiebre lo hacen desde una posición de cambio y no de
disminución en el vínculo, lo cual no sería ni mejor ni peor sino un devenir de subjetividades
propio de la época.

Fleig (2008) siguiendo a Julien, hace referencia al declino del modelo patriarcal y menciona
lo siguiente:

Este pai moderno dilapidado e aviltado é efeito do declínio do modelo patriarcal,


progressivamente substituído pelo modelo horizontal moderno, igualitário, fraterno e
autônomo. Contudo, isso não significa deplorar o abandono do modelo tradicional, mas antes
tentar encontrar os operadores da estruturação de um sujeito e de uma dada cultura, ou seja,
o que determina o social e o individual.

El autor muestra que el modelo patriarcal ha ido mutando y con ello la función paterna se ha
visto modificada. Alejándose al viejo modelo, modelo de autoridad y dureza que se le
otorgaba al padre y pasando a un modelo socialmente aceptado por brindar cuidados.

Desde el Psicoanálisis y dejando de lado el lugar social del ser padre, el autor, en su
entrevista trae lo trabajado por Lacan sobre la función paterna y menciona lo siguiente:

A pista lançada por Freud, que localiza a questão do pai como o organizador fundamental da
subjetividade e da cultura, é retomada a partir da introdução da noção de função paterna.
Lacan, com a utilização da noção lógico-matemática de função, oriunda de Frege, como
operador fundamental no qual se inclui então a função paterna, nos permite compreender que
o pai, antes de qualquer outro atributo, é uma função. Deste modo, a queda do rei, o declínio
do modelo patriarcal, o descrédito nos deuses, o pai humilhado etc. não coincide
necessariamente com a destruição das condições de operação da função paterna.

Al igual que Lacan, Fleig (2008) pone énfasis en aquello que se debe cumplir, es la función
paterna la cual puede ser ejercida por otro sujeto que no tiene porque ser el padre biológico
del niño, sino que aquello que prima es que la función se cumpla, que el corte entre madre e
hijo se dé; dado que la función es lo que genera cierto orden psíquico en el niño.

El padre humillado nombrado por Fleig (2008) y el cambio en el modelo patriarcal no genera
cambios en lo que es la función paterna, aquello que sí generaría cambios sería según el
autor el cambio en la cultura.

28 | P á g i n a
En cuanto a Cottet (2006) plantea una reflexión muy similar a la expuesta por el autor
brasilero, haciendo alusión a las variantes que se dan en las familias en el siglo XXI, familias
homoparentales, homosexuales, recompuestas, adoptivas, entre otras, las cuales denomina
anomalías familiares.

Plantea el hecho que la declinación del imago paterno trae consigo síntomas en los niños, lo
social y el deseo inconsciente da por resultado patologías.

Poner la atención sobre el entorno familiar encuentra en efecto en la carencia paterna su


justificación clínica para la mayoría de los síntomas que el niño presenta. Estos importan al
entorno familiar en el punto de saber a quién particularmente se identifican. (2006 p.)

La falta de autoridad en la figura paterna y los roles pocos definidos en los nuevos diseños
familiares, llevan a que se presenten dificultades a la hora de identificarse con la figura
paterna, conduciendo a la siguiente sintomatología: pesadillas, violencia, agresividad, entre
otras. Desde el Psicoanálisis se apuesta al inconsciente para restablecer el orden en la
familia. Al decir de Cottet (2006), el inconsciente rectifica, inventa familias ficticias,
restablece al padre a pesar de todo:

Los niños demuestran un pragmatismo que se iguala al eslogan de un presidente de la China


popular: “Que importa que el gato sea blanco o negro con tal que atrape los ratones”. De
forma homóloga, que importa que los padres estén presentes o ausentes, homo o hetero,
hombre o mujer con tal que el niño invente un significante que le evite ser él mismo el ratón
de sus fantasmas. (p.4)

Por consiguiente tales síntomas pueden relacionarse con las siguientes situaciones: ir a
dormir a la cama de los padres, pesadillas nocturnas, entre otras, (ya descripto en el capitulo
dos).

Se puede observar que las consideraciones de los autores expuestos, coinciden en el


pensamiento que sostiene que el cambio sucedido en la cultura y en la sociedad, ha incidido
en el desarrollo de la función paterna propiamente dicha. Dado que los cambios producidos
en la sociedad llevan a que las dinámicas familiares se vean modificadas. El corte necesario
que nos menciona Lacan entre madre e hijo, la palabra de la madre para dar lugar al
Nombre del Padre podrían darse de manera distinta debido a dichas modificaciones.

Asimismo Freud refiere a una universalidad en el Edipo, y se podría pensar que los cambios
surgidos en la cultura se podrían ver reflejados en que hoy en día los niños manifiesten sus
miedos a través de fobias de la primera infancia y antiguamente, manifestaban el
temor/amor al padre a través del banquete totémico. La cultura cambia, pero hay una
invariante que es el padre como organizador de la vida psíquica y cultural.

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A continuación se liga el pensamiento de Arevalo (2000) quien plantea la hipótesis que la
función paterna es una función afectiva socio-cultural, la cual tiene un carácter real y
simbólico que trasciende las funciones que ejerce un padre, debido a que tal función no
necesariamente debe ser cumplida por el padre únicamente sino ejercida por un pariente o
por la madre misma.

Por su parte Joel Dor (1998), realiza una lectura sobre el padre mencionando que se trata
de una entidad esencialmente simbólica y ordenadora de una función, función esta
estructurante en un nivel psíquico del ser humano.

Designemos al padre, en lo real de su encarnación, como aquel que debe al gobierno del padre
simbólico, estando a su cargo asumir la delegación de esta autoridad ante la comunidad
extranjera madre-hijo. (Dor, 1998. p.12)

A partir de su lectura de Freud concluye que no es necesario un hombre para que haya un
padre, basta con que exista un tercero que ejerza de argumento a esta función mediando
entre el deseo de la madre y el hijo, será suficiente para que se instaure la prohibición del
incesto. En otras palabras este tercero ocupara el lugar de padre simbólico y con ello el
significante fálico.

A lo sumo se requiere, y alcanza con que el deseo de cada cual sea referido y mediatizado
por la única consistencia de ese significante del Padre simbólico que es el Nombre del Padre.
(Dor, 1998, p.39)

Aquí el autor se remite a lo trabajado por Lacan para sintetizar que el hecho que la función
paterna se cumpla no es necesario que el padre biológico se encuentre presente. Debido a
que en muchos casos se encuentra presente y asimismo no se cumple.

Tal autor realiza una afirmación sobre la función paterna del siguiente modo: La función
paterna será estructuralmente identificada con la función fálica. (Dor, 1998, p.32)

Es decir la función fálica remite a la autoridad que tiene el padre, “el poder” que tiene el
padre sobre el hijo, de resolver, ser directriz, decidir, ordenar, limitar, entre otros.

Se puede apreciar que los autores contemporáneos aquí expuestos se mantienen apegados
a lo desarrollado por Freud en el siglo pasado y la lectura realizada por Lacan de Freud
posteriormente.

El Psicoanálisis freudiano hoy en día se mantiene vigente con ciertas modificaciones debido
a los cambios sucedidos en la sociedad y la cultura. Los tiempos de hoy difieren mucho de
cuando se creó el Psicoanálisis como ciencia humana.

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De la articulación conceptual presentada se puede inferir que por un lado se encuentra la
línea tradicional psicoanalítica de Freud y Lacan que remiten a un pensamiento de época
mucho más tradicional conjugado con líneas más modernas a las cuales se les añaden otras
miradas incluyendo una perspectiva social, diversidad de modelos de familias así como
modo de relacionamiento.

Si bien por un lado se tomaron citas referenciales que fueron elegidas específicamente para
tal apartado es importante destacar que los autores aquí mencionados realizan grandes
aportes en la actualidad mostrando apertura y flexibilidad en el manejo del concepto de
Función Paterna como tal.

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Consideraciones Finales:

El objetivo principal de la presente monografía es el poder acercarse al concepto de Función


Paterna desde diversos autores, tomando como base la teoría psicoanalítica de Freud y
Lacan. Comenzamos realizando un recorrido histórico desde el siglo pasado hasta nuestros
días sobre la forma en que se concebía al padre. Primeramente se puede observar cómo
se han producido variantes en el curso del devenir desde siglo pasado hasta la actualidad,
en aquello que es considerado la Función Paterna.

Freud considerado “Padre” de la Teoría Psicoanalítica en el siglo XIX en la época moderna,


introdujo la temática de la sexualidad infantil, tomándola como punto de partida para dar pie
al desarrollo del Complejo de Edipo, visibilizando el lugar del padre como sujeto fundamental
en el desarrollo psíquico del niño.

Desde Freud se lo entiende a modo de una función de corte en el vínculo madre-hijo. Tal
Complejo es considerado por el autor, una etapa central en el desarrollo de la sexualidad en
el niño. A través del Complejo de castración, se corta el vínculo establecido entre ambos.
Asimismo se va modificando a nivel inconsciente lo ya establecido, pasando a un estado de
identificación con el progenitor de su mismo sexo.

En relación a la niña primeramente toma a la madre como objeto de amor y posteriormente,


al tomar cuenta de la castración, y desilusionada de la madre, porque no le ha dado un
pene, la niña toma al padre como objeto de amor, esperando un hijo de él como consuelo
por su castración. Represión mediante, podrá poner este deseo a futuro en un hombre. O
sea, que la niña, no teniendo el falo, saldrá de la órbita de su madre y pasando por el padre,
sabrá a futuro donde encontrar el falo, bajo la figura de un hombre (amante) o un hijo.

La mencionada función de corte, no estaría anulando la fusión madre-hijo, sino que la


función del padre sería un corte en pos de un crecimiento esperado a nivel evolutivo, ya que
Freud plantea que si tal situación no se genera, el desarrollo psíquico del niño no sería el
adecuado, pudiendo manifestarse futuras patologías.

Freud toma ciertos mitos para dar explicación a su teoría. En cuanto al mito de Edipo
procura dar cuenta de la sexualidad infantil, desarrollando el Complejo de Edipo. Por otra
parte en Tótem y Tabú describe el origen de la vida en sociedad a partir del mito del Padre
de la Horda primitiva, así como la alianza de los hombres, el origen de la cultura y la base de
la familia.

En síntesis, la teoría del Complejo de Edipo procuraría otorgar el lugar que ocupa el padre
en la familia, relacionándolo con la diada madre-hijo.

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Por otra parte se puede exponer lo trabajado por Lacan acerca de la Función Paterna, quien
realiza una profunda reflexión que remite al desarrollo psíquico del niño. El autor toma como
eje principal el Complejo de Edipo desarrollado por Freud, pasando a considerarlo una
estructura estructurante del psiquismo. Este autor propone pensar en términos de función
paterna, o sea, pensar al “padre” como una función u operación simbólica, que instaura en el
sujeto las bases de la ley y la diferencia sexual, y que va más allá de la existencia en la
familia de un padre real.

Otra apreciación a destacar en su teoría, es la conceptualización del término “significante”


en el marco del lenguaje a nivel discursivo y narrativo autobiográfico. Es así que en tal
contexto, la figura del significante estaría inscribiendo en el sujeto, un hilo conductor dentro
del discurso que va desarrollando, en cuanto su abstracción en la cadena de los mismos al
expresar su propia biografía. A partir de allí, el autor brinda la explicación del concepto de
Metáfora Paterna en cuanto, construcción a nivel simbólico de la figura del padre por parte
del niño. Lacan realiza una mirada estructuralista dado que considera que el inconsciente se
encuentra estructurado como el lenguaje, entonces plantea la idea de que la Función
Paterna es introducida a través del significante. La Función Paterna, es considerada una
Metáfora la cual es introducida a través de la madre como un significante.

La función paterna, como transmisora de la ley puede provenir de diversas fuentes, como
por ejemplo: una idea (Dios) o una institución (como la Iglesia) pueden cumplir esa función,
el autor plantea que no tiene porque ser el padre biológico el que cumpla la función, lo
importante es que la función se cumpla indistintamente de quien sea que la ejerza.

El autor presenta tres tiempos del Complejo de Edipo en los cuales se puede observar el
proceso vivenciado por el niño, a partir del deseo del mismo. Como también diferencia tres
tipos de padre, El Padre Real, El padre Simbolico y El padre Imaginario.

A partir de lo expuesto por Lacan desde su lectura de Freud, se puede apreciar una relación
de conexión entre ambas teorías, ya que aluden al desarrollo psíquico del niño donde
existen diferentes etapas que se presentan en forma sucesiva.

En ambos autores se observan semejanzas y diferencias en el desarrollo de sus teorías. De


este modo se puede ver reflejado el giro que propuso Lacan de lo expuesto por Freud
acerca del Complejo de Edipo. Sus puntos de coincidencia se refieren al carácter universal
del mismo, así como la importancia del padre a modo de agente de separación (puesta de
límites) en la diada madre-hijo.

Es importante destacar que partiendo de la postura freudiana y lacaniana se pueden


encontrar lineamientos afines con perspectivas de autores contemporáneos a nivel social,

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en relación a la conceptualización de la Función Paterna per se. Aquí se puede apreciar la
interacción de lo psíquico con lo social en la conformación del psiquismo.

Si bien se ha transitado en el recorrido histórico del presente trabajo en relación a la


concepción de Función Paterna específicamente y se ha articulado una multiplicidad de
conceptos per se, se puede concluir que tanto en la época moderna en la cual se dio origen
al Psicoanálisis, así como en la actualidad en el siglo XXI, es posible correlacionar líneas de
pensamientos acerca de la temática expuesta.

Personalmente he tenido la posibilidad de acercarme a ciertos conceptos que anteriormente


en el transcurso por la facultad no había tenido oportunidad de hacerlo, también a un autor
de gran relevancia en el Psicoanálisis como lo es Jaques Lacan, quien junto a Freud dieron
respuesta a mis interrogantes: ¿Qué es ser Padre? ¿Qué sucede cuando el Padre no se
encuentra presente, la Función Paterna se cumple?

Cierro la presente monografía con interrogantes nuevas y también algunas que ya existían
en mí previamente, las cuales no fue posible abordar debido a la amplitud de la temática. En
un primer momento, al inicio de mi Trabajo Final de Grado mi gran interrogante era ¿Qué
pasa cuando el padre abandona el hogar y desaparece de la vida de los hijos?; me encontré
con que para poder responder esa pregunta debía tener varios conocimientos previos, como
por ejemplo ¿Qué es ser un padre? lo que llevo a que ésa sea mi primer interrogante a
resolver, para en un futuro poder continuar profundizando en la temática que tanto me intriga
e interesa.

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