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Subsistemas de La Lengua

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SUBSISTEMAS DE LA LENGUA

LA LENGUA COMO SISTEMA

En el mundo existen cerca de 3.000 lenguas. El número resulta difícil de establecer


porque, de una parte, no siempre es posible delimitar lenguas y dialectos
(analizaremos estos conceptos más adelante) y, de otra, hay muchas escasamente
conocidas. Naturalmente, si pensáramos en las que han desaparecido de la faz de la
tierra, el número se ampliaría considerablemente.

En todo lenguaje los signos se relacionan entre sí, pero sufren distinciones
dependientes del medio y origen del mensaje es por esto que se habla de la existencia
de distintos sistemas que agrupados conforman el lenguaje: sistema fonético, sistema
morfológico y sistema léxico de un lenguaje. Estos se relacionan unos a otros,
constituyendo el sistema general del lenguaje.

 Fonética: Sonidos de un lenguaje.

 Morfología: Se estudian las unidades dotadas de significado desde el punto


de vista de la forma.

 Léxico: Léxico es el vocabulario de un idioma o región.

IDENTIFICACION DE LOS SISTEMAS QUE CONFORMAN EL LENGUAJE

Dentro de los tipos existentes de sistemas y analizando de forma inductiva el lenguaje


la distinción o tipo de sistemas que conforman el lenguaje se puede identificar que
son:

 Sistema fonológico: es cerrado es decir que ningún otro fonema puede ser
introducido en una lengua, cuando ya está constituida. No podemos imaginar,
por ejemplo, que el subsistema vocálico pudiera acoger una nueva vocal (y hay
lenguas que tienen muchas más que el castellano).

El plano fónico es el de los sonidos, entendiendo por tal la realización material


de las entidades abstractas que son los fonemas. Éstos tienen, como se ha
dicho, un carácter distintivo: la presencia de un fonema nos sitúa ante signos
distintos (/barco/, /marco/, /parco/).

Otros elementos se sitúan por encima de un conjunto de fonemas: se llaman


elementos suprasegmentales y son el acento, que sirve también para
diferenciar signos ("célebre", "celebre", "celebré") y la entonación, que,
igualmente, distingue enunciados ("Se van de vacaciones", "¿Se van de
vacaciones?").

 Sistema morfológico: no es imaginable la introducción de otro signo para


expresar el singular o el plural; o en el subsistema de las terminaciones de
infinitivo. También el sistema morfológico es cerrado.
 Sistema léxico: es un subsistema abierto dado que depende del ambiente
donde se desarrolle.

LA DOBLE ARTICULACIÓN

El signo lingüístico es articulado. Esto quiere decir que se puede descomponer en


elementos más pequeños que pueden reaparecer en otros signos. Si en el signo
"casa" sustituimos el sonido inicial /k/ por otro, /p/ o /m/, por ejemplo, aparecen nuevos
signos, como "pasa" o "masa". Estos elementos (/k/, /p/, /m/) no son signos, pues
estamos fragmentando sólo el significante, aunque su presencia determina la
formación de uno u otro signo. Los llamamos fonemas o, también, unidades de la
segunda articulación.

Las unidades de la primera articulación son, precisamente, los signos elementales.


"Casa" puede aparecer en muy diversos mensajes: "se compró una casa", "la casa
está ardiendo", "esta casa no es un hogar"... En todos ellos, una misma serie de
fonemas -significante- se asocia a un mismo significado ("edificio para habitar, lugar
en el que se vive").

No hay que confundir estos signos elementales con las palabras, a pesar del ejemplo.
En efecto, en palabras como "marcapasos" distinguimos más de un signo. Pero
también en "viejo", donde aparece un significante ("viej-") con su propio significado
("persona de mucha edad"), y otro ("-o") con el de "sexo masculino".

La Lingüística anglosajona denomina morfema a estos signos mínimos que poseen


significado propio. Entre nosotros es más usual llamarlos monemas o unidades de la
primera articulación.

ESTRUCTURA: SINTAGMA Y PARADIGMA

PARADIGMA Y SINTAGMA: UNA ALEGORÍA

Ferdinand de Saussure, en su celebérrimo Curso de Lingüística General, fue capaz


de ver un montón de cosas que, aunque hoy nos parezcan tan evidentes, nadie había
percibido antes. Entre estas cosas se encuentra una pareja de opuestos (dicotomías,
las llamó) que nombró paradigma y sintagma.

El sintagma es un grupo de palabras que se producen conjuntamente. Por ejemplo,


la oración que hay justo antes del punto anterior («El sintagma es…»). Las relaciones
que se establecen entre una palabra y las que aparecen en su sintagma (p. ej., entre
«grupo» y «El», «sintagma», «es», etc. en el ejemplo anterior) se llaman relaciones
sintagmáticas.
El paradigma es el conjunto formado por una palabra y todas las que pueden aparecer
en su lugar en un contexto (sintagma) determinado. Por ejemplo, en la oración «El
león es un animal», «león» forma un paradigma junto con un numeroso grupo de
palabras, como «cocodrilo», «mosquito», «perro», etc. Las relaciones entre las
palabras de un paradigma se llaman relaciones paradigmáticas.

Vamos a hablar de política, como habréis adivinado. Para representar visualmente la


dicotomía sintagma/paradigma se suele recurrir a los ejes vertical y horizontal:

mosca

La abeja se posó en la rama.

alondra

En el ejemplo se percibe con toda claridad, modestia aparte: el eje verde es el


sintagmático, y todas las palabras de ese color están en relación sintagmática con la
abeja; por su parte, el eje fucsia es el paradigmático, y todas esas palabras,
intercambiables entre ellas y por la abeja, forman un paradigma.

El bienestar futuro de la humanidad depende de que aprehendamos estos dos


conceptos.

Los grupos de poder económico y político procuran que andemos siempre peleados
con los elementos de nuestro sintagma, esto es: con los trabajadores que tenemos al
lado de nuestros hombros. Aparentemente, la abeja y el «se» no se parecen en nada,
puesto que uno es un sustantivo y el otro un pronombre; no obstante, aunque no se
parecen, funcionan de maravilla juntos. Nuestro paradigma son los currantes, amigos
míos: la gente que se levanta temprano para enriquecer a los bancos y a los partidos
políticos.

El paradigma son los que tenemos arriba y debajo, pero sobre todo arriba: la alondra
y la mosca. Se parecen a la abeja, pero solo en el color: en realidad, guardan mucha
más relación con las palabras de otros posibles sintagmas: «La alondra se comió todo
el grano»; «La mosca vive de la muerte y la miseria de los demás.»

La alondra y la mosca quieren que nos fijemos en el color, la religión, la lengua, la


nacionalidad. Quieren pelearnos con las palabras verdes, para ir haciendo su agosto
mientras nosotros empleamos nuestro escaso tiempo libre en odiarnos.

Lo llevan consiguiendo mucho tiempo, es verdad. Pero no es imposible que algún día
cambiemos el cuento y echemos a andar la oración.

(La alondra y la mosca son las grandes empresas, los bancos, los políticos. No sé si
hacía falta decirlo, pero, en fin, por si acaso, dicho queda.)
RELACIONES SINTAGMÁTICAS Y PARADIGMÁTICAS

Dentro del sistema que posee la lengua, un signo mantiene dos clases de relaciones:
sintagmáticas y paradigmáticas. Llamamos relaciones sintagmáticas a aquellas que
existen entre un signo (o un sonido) con los demás signos (o sonidos, en su caso)
que le preceden y siguen en la cadena. Así en:

"Una mujer enlutada esperaba ante la puerta", el signo "mujer" está en relación
sintagmática con "enlutada", "esperaba", etc. Al tiempo, se encuentra en relación
paradigmática con todos aquellos que podrían figurar en el mismo lugar ("anciana",
"señora", "mendiga"..., pero también "hombre", "grupo", "multitud"...). Por tanto, las
relaciones paradigmáticas son las que existen entre un signo y cuantos, ya por su
significado, ya por su función, podrían aparecer en el punto del enunciado que él
ocupa.

Por poner un ejemplo aproximado -no lingüístico-: si acudimos a un restaurante y


consultamos la carta, ésta nos ofrece varios paradigmas (el de las entradas, el de los
pescados, el de las carnes...). Cuando pedimos un plato de cada uno de estos
bloques estamos elaborando una cadena; entre los platos que efectivamente
constituyen nuestra comida existen relaciones sintagmáticas.

Una clase de relaciones paradigmáticas es la que hay entre palabras que comparten
algún rasgo significativo (campos semánticos); una clase de relaciones sintagmáticas
es la concordancia entre sujeto y verbo.

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