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Alef-Tav 02 - Jesus Nuestro Alef Tav

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www.iglesiadelinternet.com ¡Gracia para ti hoy!

Alef-Tav – Parte 2
“Jesús nuestro Alef Tav – Jesús es Dios”

Pastor Erich Engler

Antes de comenzar con el mensaje de hoy, deseo hacer un breve resumen de la enseñanza
anterior para todos aquellos que no estuvieron presentes en la primera parte.

Una cosa que deseo enfatizar, es que aquí, en esta iglesia, todo gira alrededor de Jesús. Él
es el centro de todo. Nosotros no ponemos la doctrina de Jesús, ni sus palabras en el centro
de todo, sino a su misma persona. Nunca debemos olvidar que hemos recibido la gracia
divina por medio de Jesucristo. La gracia es una persona y su nombre es: Jesús. Él es
nuestro Alef-Tav, lo cual representa la primera y la última letra del alfabeto hebreo. Él es el
primero y el último.

Para poder comprender lo que esto significa, vamos a ir al libro de Apocalipsis cap. 1 vers. 8
donde leemos las palabras que Él mismo dijo:

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de
venir, el Todopoderoso”.

Tú te puedes preguntar por qué dijo Alfa y Omega (primera y última letra del alfabeto griego)
y no Alef-Tav (primera y última letra del alfabeto hebreo) ¿verdad? Sencillamente porque el
nuevo testamento fue escrito originalmente en griego y no en hebreo.

Seguramente que cuando Jesús le dio la revelación del Apocalipsis a Juan, le habrá dicho
esto en hebreo, ya que esta era también la lengua materna de Juan. De todas maneras,
tanto Alef-Tav, como Alfa y Omega, quieren significar que Él es el primero y el último. Él dice
de sí mismo que es el principio y el fin. La última palabra en tu vida siempre la tiene Jesús.

La última palabra no la tienen ni los médicos, ni las circunstancias, ni los resultados de un


examen…sino nuestro Señor Jesucristo.

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Independientemente de las circunstancias que estemos atravesando, no son los seres
humanos los que tienen la última palabra en nuestra vida, sino siempre el Señor Jesús. ¿No
es algo bueno saber esto?

En el versículo que estamos considerando, Jesús nos dice 3 veces seguidas que Él es Dios
mismo. Muchas falsas religiones, que se oponen al cristianismo, aducen que Jesús nunca
dijo ser Dios mismo, pero aquí está la evidencia más clara.

Aquí encontramos que Él dice primero: “Yo soy el Alfa y la Omega”, lo cual equivale a decir:
“Yo soy Alef y Tav”. Él expresa en segundo lugar: “dice el Señor” lo que en hebreo equivale
a Javeh, el nombre de Dios, que con la frase: “el que es y que era y que ha de venir” nos
asegura que es así. En Éxodo cap. 3, cuando Dios habla con Moisés le dice palabras
similares, las cuales muestran su perennidad. Él está por encima del espacio y del tiempo.

Y en tercer lugar Jesús dice: “Yo soy el Todopoderoso”, lo cual en hebreo equivale a “El-
Shaddai” del antiguo testamento.

En este versículo de Apocalipsis, Jesús se describe a sí mismo con 3 de los nombres de


Dios: Alef-Tav; el Eterno; y el Todopoderoso. No cabe ninguna duda que Jesús es Dios
mismo.

En series anteriores me he referido extensamente a los otros nombres de Dios y a sus


significados correspondientes. Habíamos visto que en el nombre Javeh, y especialmente en
su simbolismo en las letras hebreas, encontramos descripto todo el plan de salvación. No
hace mucho tiempo atrás habíamos hablado también sobre el nombre El-Shaddai, lo cual
contiene todo lo que necesitamos. Dicho sea de paso, El-Shaddai es el único nombre de
Dios representado por un emblema el cual es la letra hebrea ‫( ש‬Shin), la cual es la
anteúltima del alfabeto.

Hoy deseo poner el énfasis principal sobre el nombre Alef-Tav.

Con estos 3 nombres de Dios, es más que evidente que Jesús dice de sí mismo que Él
también es Dios. En los tiempos en que vivimos, nuestra fe es atacada fuertemente y para
poder defenderla correctamente debemos saber estas cosas.

Hay 3 aspectos principales en que nuestra fe es atacada: el primero es que hay quienes
dicen que Dios es universal, que Él salva a todo el mundo y que todos van al cielo. La Biblia,
sin embargo, nos enseña claramente que Jesús es el único camino a la vida eterna y que
cada uno tiene que tomar una decisión personal de aceptarlo para llegar a ser salvo.

En Apocalipsis cap. 22, vers. 13 y 14 vemos claramente que Jesús es el camino al Padre y
que no hay tal cosa como el universalismo.

Los que creen en el universalismo sostienen que al final de los tiempos todos seremos uno y
todos han de ser salvos, pero Jesús mismo nos dice que no es así.

“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

(14) Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para
entrar por las puertas en la ciudad”.
2
Hay un solo camino para salvación y no muchos, como algunos sostienen. El camino es a
través del árbol de la vida quien es Jesucristo (Alef-Tav).

El universalismo llega a su fin cuando se reconoce que el único camino al Padre es


Jesucristo.

Hay otros tipos de ataques a nuestra fe que se hacen visibles en los últimos tiempos y que
muchos confunden con la gracia, pero que no tienen absolutamente nada que ver con ella.

La gracia no apoya en absoluto el universalismo, pues la gracia tiene un rostro el cual es


Jesucristo. La gracia divina, o su favor inmerecido, es solo para aquellos que reconocen a
Jesús como su salvador personal.

Lamentablemente hay muchos creyentes, que por no comprender correctamente el mensaje


de la gracia, nos catalogan como universalistas aduciendo que Dios perdona a todo el
mundo sin importar lo que hagan. ¡Nada más lejos de la verdad que eso! Justamente el
mensaje de la gracia apunta única y exclusivamente a la persona de Jesucristo, Él es el
único camino hacia la vida eterna, ¡Él es el centro de todo!

Los universalistas sostienen que el infierno no existe, sin embargo los que predicamos el
mensaje de la gracia aseguramos que sí lo hay, tal como lo dice en la Palabra de Dios.

El mensaje de la gracia nos da la posibilidad de entrar al cielo y escapar del infierno. Jesús
habló muy claramente de ello.

Otro de los problemas con el que es atacada nuestra fe en los últimos tiempos es el
gnosticismo. El gnosticismo es un conjunto de corrientes sincréticas filosófico-religiosas que
llegaron a mimetizarse (=imitarse) con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra
era, convirtiéndose finalmente en un pensamiento declarado herético después de una etapa
de cierto prestigio entre los intelectuales cristianos

Los gnósticos sostienen que no existe el pecado, y que Jesús no vino en carne a la tierra.
Estas son dos cosas que nosotros rechazamos completamente.

El gnosticismo era la falsa doctrina con la cual estuvo confrontado principalmente el apóstol
Juan en su tiempo. Por esa razón, el primer capítulo de su primera carta, como así también
algunos otros pasajes de sus otros escritos, están dirigidos a los gnósticos.

Erróneamente, hay muchos creyentes que toman el primer capítulo de la primera carta de
Juan, como si hubiese sido escrito para la iglesia, pero esto no es así. El apóstol Juan dirige
estas palabras a los gnósticos de su tiempo.

Debemos tener en cuenta, que una iglesia puede estar infiltrada con personas que sostienen
creer en la existencia de Jesús pero que al mismo tiempo niegan su venida en carne a esta
tierra.

Los gnósticos aseveran que el pecado no es algo real, si bien ellos mismos cometen
pecados.

3
El evangelio de la gracia nunca va a negar la existencia del pecado, ni va a decir que
dejamos de pecar. La razón por la cual Cristo vino a este mundo es justamente nuestro
pecado, Él nos extiende su perdón diariamente.

Negar la existencia del pecado es una manera de pensar completamente errónea.

La gracia divina es de vital importancia para nosotros, justamente dado a la existencia del
pecado.

El evangelio de la gracia nos muestra que el pecado que cometemos no nos es tenido en
cuenta ya que Jesús pagó el precio por dicho pecado, pero nunca niega su existencia. El
pecado es tan real como la enfermedad. Los gnósticos llegan incluso a negar la existencia
de la enfermedad. Eso es algo completamente absurdo, ya que cualquiera sabe que los
tumores, los virus o las bacterias son una realidad.

Dado a que la enfermedad es algo real, Dios nos otorgó autoridad, por medio del nombre de
Jesús, para rechazar y vencer todo aquello que intenta causar enfermedad en nuestro
cuerpo. Tú y yo tenemos autoridad sobre virus y bacterias, y sobre todo aquello que se
arrastra a pesar de que sea tan diminuto que solo lo podamos ver bajo la lupa de un
microscopio.

Ya en la creación, Dios le otorgó al ser humano autoridad y dominio sobre todo lo que se
arrastra. ¡Tenemos autoridad y dominio sobre todo tipo de enfermedad! ¡Gloria a Dios por
ello!

Si la enfermedad no fuera algo real Jesús no nos hubiera dado autoridad para vencerla en
su nombre ¿verdad?

Si el pecado no fuera algo real Jesús no hubiese tenido necesidad de morir en la cruz para
salvarnos.

El gnosticismo llega incluso a decir, que cada uno se salva a sí mismo y que por eso no
tenemos necesidad de un salvador.

El apóstol Juan, en su tiempo, estuvo confrontado con los gnósticos y por eso les escribe en
su primera carta cap. 1 vers. 1 lo siguiente:

“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo
que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida”.

Ya al comienzo mismo de su carta, él está haciendo mención a Jesús quien es nuestro Alef-
Tav, principio y fin.

Cada vez que estemos confrontados con falsas doctrinas, podemos hacer mención a Alef-
Tav, Jesús el primero y el último, y con ello se acaba la discusión de inmediato.

Este versículo nos habla claramente que Jesús estaba entre ellos de manera tangible y
visible, o sea en carne. Juan mismo fue testigo de ello. Él fue quien se recostó sobre el
regazo de Jesús.

4
Para nosotros, hoy en día, es tal vez claro que fue así pues lo aceptamos por la fe, pero
Juan habla aquí claramente de la evidencia que él mismo experimentó. Él no escribe esto
para nosotros, sino para los que creían las falsas doctrinas de los gnósticos, aquellos que
negaban que Jesús hubiera venido en carne.

Repito, el primer capítulo de la primera carta del apóstol Juan no está dirigido a nosotros los
creyentes, sino a los gnósticos que estaban infiltrados en la primera iglesia. Esta gente iba a
las reuniones y participaban en algunas cosas junto con los demás creyentes, pero a su vez
negaban la existencia del pecado, y si bien creían en Jesús, le consideraban solo un espíritu
pues negaban que hubiera venido en carne a la tierra.

Mientras estas personas se infiltraban en la iglesia intentando esparcir su falsa doctrina, se


levanta Juan diciendo que él mismo había sido testigo ocular de la existencia corporal de
Cristo.

Juan les dice en otras palabras lo siguiente: “¡Yo vi a Jesús con mis propios ojos, yo palpé
su cuerpo con mis manos, yo escuché sus palabras con mis propios oídos, y por eso, yo les
puedo asegurar que no era solo un espíritu sino que era también de carne y hueso!”

Dado a que los gnósticos niegan la venida en carne de Jesús a la tierra, niegan también la
existencia del pecado.

A causa de todo esto, Juan menciona lo siguiente en el cap. 1 de su primera carta vers. 8:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros”.

Estas palabras del apóstol no están dirigidas a nosotros, los creyentes, sino a los gnósticos
ya que ellos negaban la existencia del pecado.

Él les dice que si creen en Jesús pero niegan el pecado se encuentran en tinieblas. Por eso
les aclara en el vers. 10 lo siguiente:

“Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso, y su palabra no está en


nosotros”.

Estas palabras no están dirigidas a nosotros sino a los gnósticos que por negar la existencia
del pecado, aseguraban también que ellos estaban libres de cometerlos.

Los gnósticos vivían creyendo una gran mentira.

Ahora deseo mostrarte algo muy importante. En 1 Juan cap. 4 vers. 2 leemos:

“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en
carne, es de Dios”.

Este versículo también está dirigido a los gnósticos ya que ellos decían que Jesús era solo
un espíritu. Para nosotros, los creyentes, está más que claro que Jesús vino en carne pues
de otro modo no hubiésemos sido salvos. Nosotros creemos que Jesús vino a esta tierra
tomando forma humana para morir en la cruz cargando nuestros pecados.

5
Aquí Juan comienza diciendo: “En esto conoced el Espíritu de Dios”, porque es indudable
que hay falsos espíritus que no tienen nada que ver con el Espíritu de Dios. Justamente
esos falsos espíritus dicen, por medio de la doctrina gnóstica la cual significa:
“conocimiento”, que ellos poseen un mayor conocimiento que Jesús. A raíz de esto, deducen
sus herejías y por eso Juan, les dice bien claro, que todo espíritu que confiesa que Jesús no
ha venido en carne no es de Dios.

En el vers. 3 Juan lo vuelve a repetir una vez más:

“y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es
el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el
mundo”.

Ese espíritu del anticristo está en el mundo y por eso es que, tanto por aquel entonces como
hoy en día, se manifiestan esas falsas doctrinas.

Como dije, dado a que la iglesia de aquel tiempo estaba confrontada con estas falsas
doctrinas, Juan comienza explicando que Jesús es nuestro Alef-Tav y como él mismo le vio,
le palpó y le oyó.

El tercer problema con el cual es confrontada la iglesia en este último tiempo, es el


misticismo. En dicho concepto encontramos la palabra místico y el diccionario la define de la
siguiente manera: que incluye misterio o razón oculta.

Los falsos espíritus místicos se infiltran en las iglesias para intentar complicar las sencillas
verdades de la Palabra. Ellos siempre andan buscando cosas ocultas y misteriosas y se
mueven dentro de ese ámbito.

En el momento que alguien diga que la Palabra escrita no tiene demasiada relevancia y que
ahora no es tan necesaria, esta persona se encuentra en el camino equivocado.

Si alguien comienza a notar que le va restando importancia a la Biblia, se hace más que
necesario que esa persona se arrepienta de su error. Arrepentirse no es ponerse de rodillas,
llorar y echarse ceniza sobre la cabeza, sino simplemente cambiar de dirección. En este
caso, sería volver a ubicar la Biblia en una posición de importancia en su vida, comenzar a
leerla de nuevo y escuchar la voz de Dios a través de ella. ¡Eso sería verdadero
arrepentimiento!

La Biblia es la referencia más importante que poseemos para todo lo que enseñamos y/o
predicamos.

Deseo mostrarte un pasaje donde justamente la mención de Jesucristo, nuestro Alef-Tav,


nos aclara como debemos reaccionar en cuanto a este asunto del misticismo. Debemos
estar seguros de nuestra identidad en Cristo y que la gracia de Dios es lo correcto para
nosotros. Cuando estamos seguros de esto, no vamos a caer en las trampas que nos intente
tender el enemigo. Solo los que no están seguros, comienzan a tambalear ante el primer
ataque.

El evangelio de la gracia asegura nuestros corazones y nos otorga un firme fundamento.

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El pasaje que deseo considerar con vosotros se encuentra en Colosenses cap. 1 vers. 18:

“y Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, Él que es el principio, el primogénito de entre


los muertos, para que en todo tenga la preeminencia…”

Aquí habla que Jesús es el principio (Alef), el primogénito, el que debe tener la preeminencia
en todo.

Cuando estamos seguros de quien es Jesús para nosotros y que posición ocupa en nuestras
vidas, se acaban todos los interrogantes que se puedan presentar con respecto al
misticismo, al gnosticismo y/o al universalismo.

¡Jesús es el primero en todo!

En el mismo capítulo de Colosenses en el vers. 26 leemos:

“el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido
manifestado a sus santos,”

Aquí se refiere nuevamente a Jesús, quien era un misterio en el pasado, pues en el antiguo
pacto estaba velado y solo se lo conocía por simbolismos o sombras, pero que ahora nos ha
sido manifestado. Por esa razón, no hay más misterios para nosotros.

Jesucristo nos revela los secretos de Dios.

Por supuesto que en lo espiritual hay profundidades todavía por descubrir, pero Jesús es
quien nos las va revelando.

Nosotros, los hijos de Dios, no necesitamos del misticismo pues Jesús nos vino a traer la
verdad de forma clara y concreta.

El misticismo era una doctrina del antiguo testamento, pues ellos tenían verdades
escondidas o veladas a su entendimiento. Ellos no sabían de las dispensaciones o de las
genealogías como las conocemos nosotros. Muchos profetas del antiguo testamento
profetizaban sobre la venida de Jesús a la tierra bajo el nuevo pacto, pero como esto no les
era revelado todo permanecía un misterio para ellos. Por esa causa, ellos transmitían sus
mensajes en forma un tanto cifrada, y hoy nosotros podemos interpretar esos mensajes
correctamente recién cuando leemos el nuevo testamento a la luz de la vida de Jesús y de
las epístolas del apóstol Pablo.

Hoy en día no hay más misterios para nosotros, pero bajo el antiguo pacto ellos solo veían
las cosas de lejos por medio de sombras y simbolismos. Ellos vislumbraban la sombra de lo
que iba a llegar a ser una realidad más tarde bajo el nuevo pacto.

Para ilustrar lo que acabo de decir, quiero que presten atención a la plataforma: yo estoy de
pié aquí pero mi sombra se proyecta más allá. Para aquellos que solo ven la sombra,
pueden llegar a suponer que soy yo pero no me ven a mí en realidad. La sombra tiene algo
místico en sí misma. Es más, mi sombra no es mi persona. De la misma manera era bajo el
antiguo pacto, ellos veían la sombra o el contorno de alguien que iba a venir en el futuro, el
cual era Jesús. Hebreos 10:1 nos habla algo de ello.

7
La sombra indica hacia lo que es en realidad, lo real es Jesús.

En el momento en que Jesús se manifiesta, la sombra no tiene más sentido de ser tenida en
cuenta.

Con la venida de Jesús a la tierra se acabaron los misterios y nosotros podemos ver todo
claramente, pues la Palabra dice, que ese misterio les ha sido manifestado a los santos.

Jesús dijo: “¡Yo soy Alfa y Omega (Alef-Tav)!” Con estas palabras Él nos está dando la
seguridad que no hay ningún otro camino al Padre aparte de Él. Él es el camino, el principio
y el fin.

Repito, ni el universalismo, ni el gnosticismo, ni el misticismo tienen algo que ver con


el evangelio de la gracia.

Habiendo aclarado esto, deseo mostrarte otro ejemplo en el antiguo testamento donde
aparecen las letras Alef-Tav en referencia a la persona de Jesús. Esto lo encontramos en
Zacarías cap. 12 vers. 10:

“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia
y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito,
afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”.

Recordemos que Alef-Tav es su firma o signatura. Más aún, Alef-Tav es Jesús mismo.

Mi firma es E.E. o sea, esas dos letras hablan de mi persona pues son las iniciales de mi
nombre. Exactamente así es con Alef-Tav, las iniciales de Jesús en el antiguo testamento.

Ya en Génesis 1:1, al comienzo mismo de la Biblia, aparecen estas iniciales y los


traductores no le han encontrado un significado exacto, pues esas dos letras juntas, las
cuales no conforman en sí una palabra, no tiene sentido para ellos.

La gran mayoría de los judíos, hasta el día de hoy, no saben por qué esas dos letras
aparecen una y otra vez a lo largo de todo el antiguo testamento. Los únicos que pueden
llegar a comprenderlo son los judíos mesiánicos.

La razón por la cual los judíos no comprenden esto es porque ellos no tienen una revelación
de Alfa y Omega que es el equivalente a Alef-Tav en griego. Nosotros recibimos esa
revelación en el nuevo testamento por medio del apóstol Juan.

Así es como aparece este versículo en la versión interlineal hebreo- español:

ְּ En el ‫ ֵראשִׁ ית‬principio ‫ ב ָָרא‬creó ‫ אֱ ֹלהִׁ ים‬Dios ‫ ַהְּ אֵ ת‬los ‫שָ מַ י ִׁם‬


‫ב‬ cielos ‫ ְּו‬y ְָּ la ‫ָארץ‬
‫ה‬ ֶ
tierra.

Aquí vemos claramente que Jesús mismo estaba presente al comienzo de la creación. Él
mismo dijo que es el principio y el fin. Él nos asegura que es Dios mismo.

Tal como habíamos visto al comienzo de esta enseñanza en Apocalipsis 1:8 que Él dice:

8
“Yo soy Alfa y Omega (=Alef-Tav), principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha
de venir, el Todopoderoso”.

Cuando descubrimos esto en la Palabra, nos damos cuenta que Jesús ya estaba en el
centro del antiguo testamento, mucho antes de que fuera manifestado sobre la tierra en
forma visible.

La razón por la cual muchas falsas doctrinas, tales como el universalismo, el gnosticismo, el
misticismo y tantas otras por el estilo, tratan de atacar a la iglesia es porque pretenden quitar
a Cristo del centro de la misma.

Por eso mismo es que nosotros predicamos el evangelio de la gracia, porque este es el que
vuelve a poner a Jesús en el centro de todo. La gracia no es una doctrina más dentro de
otras muchas, sino la persona misma de Jesús.

Todos aquellos que piensen que tanto el universalismo, el gnosticismo, o el misticismo


tienen algo que ver con la gracia divina están completamente equivocados.

Las falsas doctrinas que atacan a la iglesia intentan quitar a Jesús del centro. Ellos no
niegan completamente a Jesús, pero no le dan el lugar que le corresponde, el cual es el
centro mismo. ¡Todo gira alrededor de Jesús!

En nuestra enseñanza anterior habíamos visto que en el don de lenguas encontramos la


referencia a Alef-Tav. El mensaje puede ser descargado gratuitamente en nuestra página de
internet www.iglesia-del-internet.com

El don de lenguas no es algo que le toca por casualidad solo a la mitad de los creyentes, ni
es un invento de los pentecostales, ni es algo que los carismáticos hayan perfeccionado,
sino que fue otorgado por Dios como señal del pacto de la gracia. A través de toda la
Palabra vemos que cada vez que Dios hacía un pacto con el ser humano, ponía una señal
para confirmar dicho pacto. Así pues, el don de lenguas es la señal que confirma el pacto de
la gracia.

En Hechos cap. 2 vers. 4 leemos que el Espíritu santo fue derramado el día de pentecostés
sobre los 120 que estaban reunidos en el aposento alto esperando la promesa tal como el
Señor les había dicho que lo hicieran. Eso fue lo que marcó el comienzo de la dispensación
de la gracia. La era de la gracia comenzó con oración unánime, y más precisamente con
oración en lenguas.

Vamos a meditar ahora en el versículo que mencioné de Zacarías cap. 12 vers. 10:

“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia
y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito,
afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”.

¡Este es un pasaje maravilloso! Aquí habla de la casa de David, lo cual es la iglesia. Esta
promesa se cumplió el día de pentecostés cuando los creyentes estaban reunidos
precisamente en Jerusalén.

9
El espíritu de gracia y de oración al que aquí se hace referencia, es el don de lenguas el cual
vino justamente con la dispensación de la gracia.

Observemos este versículo en la versión interlineal hebreo-español:

‫ ְּו‬Y ‫ שָ פַ כתִׁ י‬derramaré ‫ עַ ל־‬sobre la ‫ בֵית‬casa de ‫ דָ ו ִׁיד‬David, ‫ ְּו‬y ‫ עַ ל‬sobre los ‫יֹושֵ ב‬
moradores de ‫ַם‬ ְִּׁ ‫ ירּושָ ל‬Jerusalén, ‫רּוח‬
ְַּ espíritu de ‫ חֵ ן‬gracia ‫ ְּו‬y de ‫ ַתחֲ נּונִׁים‬oración; ‫ ְּו‬y
‫ הִׁ בִׁיטּו‬mirarán ‫ אֵ ְַּל‬a ‫ י‬mí, ‫ אֵ ת‬a ‫ אֲ שֶ ר־‬quien ‫ דָ קָ רּו‬traspasaron, ‫ ְּו‬y ‫ סָ פדּו‬llorarán ‫כְּ ו עָ לָי‬
como se ‫ מִׁ ס ֵפד‬llora ‫ עַ ל־‬por ‫ה‬ ְַּ hijo ‫ יָחִׁ יד‬unigénito, ‫ הָ מֵ ר ְּו‬afligiéndose ‫ עָ לָי‬por ‫ ו‬él ְּ‫ כ‬como
quien se ‫ הָ מֵ ר‬aflige ‫ עַ ל־‬por ‫ה‬ ְַּ el ‫ בכֹור‬primogénito.

Aquí aparecen otra vez las letras Alef-Tav refiriéndose a Jesucristo. Cada vez que oramos
en lenguas ponemos nuestra mirada en Jesús.

Aquellos que se oponen al don de lenguas, y que lo catalogan incluso como diabólico, no
han escudriñado todavía este pasaje. Aquí vemos claramente que es Dios el Padre quien
dice que va a derramar ese espíritu de oración el cual nos hace mirar a Jesús.

¡Cuánta maldición se ha esparcido desde los púlpitos por catalogar de diabólico al don de
lenguas!

¡Qué bendición es este don sin embargo para aquellos que lo reciben como enviado por el
Padre, pues siempre les hace mirar a Jesús como Él es!

Incluso para los judíos sería una tremenda bendición, pues verían al Mesías a quien están
esperando todavía.

Si muchos de los judíos que están aún hoy bajo la ley (=Monte Sinaí) vieran al Mesías como
lo describe este versículo, pasarían al Monte Sion (=Jesucristo, la gracia divina).

La dispensación de la gracia es la que marca la diferencia en todo. Este versículo habla del
espíritu de gracia, lo cual equivale a la dispensación de la gracia.

Hay algunos que se preguntan sobre cuál es la diferencia entre las iglesias que predican el
mensaje de la gracia de manera radical, y las otras que se oponen a él y mezclan la gracia
con la ley. La diferencia la hace el espíritu que está detrás. El espíritu de gracia proviene
directamente de Dios. Ese espíritu no es ni místico, ni gnóstico, sino que proviene del Padre
y es el Espíritu santo. Ese es un espíritu de oración y tiene que ver con el don de lenguas.
Jesucristo lo ha confirmado con sus iniciales Alef-Tav. Él está detrás de ese espíritu de
oración. ¡Amén!

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