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Fotografia Forense

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LA FOTOGRAFÍA FORENSE

Josep Àngel Borràs


Profesor de la D.P. Perito Calígrafo Judicial
Universitat Autònoma de Barcelona

¿FOTOGRAFÍA FORENSE?

Se observa a veces, incluso en alguna literatura profesional, una cierta


confusión entre lo que es fotografía forense y lo que es la fotografía
ilustrativa (aunque sea de temática forense) para ilustrar un informe
pericial.

Al margen de cuestiones técnicas, hay una diferencia conceptual muy


importante. La fotografía forense, como técnica aplicativa específica de
la fotografía científica, tiene la finalidad de plasmar fielmente el estado
de una evidencia en un momento dado, para preservarlo, de manera
que esa imagen pueda usarse en vez de la observación directa del
espécimen, o como un complemento adicional. Sea esto porque la
evidencia es efímera, porque el acceso a la misma sea temporal, porque
ésta haya cambiado o pueda cambiar de estado en algún momento, o
porque se necesite la visualización de características que no son
perceptibles al ojo humano del analista forense.

Se usa principalmente para tres fines principales: sustituir o


complementar la observación del espécimen en fase de análisis, para
que un tercero cualificado pueda reproducir los ensayos u observaciones
y para verificar el desarrollo del análisis.

En tanto en cuanto sustituye o puede sustituir al original en fase de


trabajo, deben controlarse no sólo las condiciones de la toma, sino
también las condiciones de observación, preservación, y trazabilidad de
las imágenes derivadas a partir de un original registrado (con los
procesos de postproducción que se hayan usado para obtener las
imágenes finales de trabajo).

Una imagen forense –para ser imagen forense- incluye necesariamente


la propia imagen, el dossier completo de trazabilidad, el marco de
referencia usado en su elaboración, las condiciones de observación, las
de acceso y el detalle del procedimiento usado.
Fotografía comparativa de dos cartuchos Luger de 9 mm, percutidos por dos armas
distintas.
[Imagen: Gabinete de Criminalística Documental. Bufete Guerrero & Associats]

La fotografía ilustrativa tiene únicamente la misión de hacer inteligible


el informe pericial a ojos de sus usuarios finales naturales. Puede
provenir efectivamente de la postproducción de una imagen forense o
ser una imagen creada ad-hoc del espécimen necesaria para hacer más
comprensible lo que se quiere decir. De una fotografía forense puede
derivarse una fotografía ilustrativa. Una fotografía ilustrativa –fuera del
procedimiento mencionado- no puede ser usada como imagen forense,
aunque sea una imagen captada a partir del espécimen original.

**************

En la imagen, el sistema de calibración SpyderLensCal que usamos en nuestro gabinete de


criminalística para asegurar la calidad de las imágenes resultante

CALIBRACIÓN DE OBJETIVOS

Los objetivos fotográficos de las cámaras réflex digitales, pese a ser


instrumentos de alta precisón y construcción sólida, no están exentos de
pequeños desajustes en sus elementos mecánicos que pueden añadir un
pequeño margen de error en su funcionamiento.
Estos márgenes de error sobrevenidos -aunque aceptables en fotografía
no profesional- se hacen especialmente relevantes cuando afectan a su
capacidad de enfocar con precisión.

Para obtener imágenes de alta nitidez en fotografía forense, se hace


necesario calibrar el sistema de autofoco del objetivo antes de cada
sesión para asegurar su máximo rendimiento.

**************

DOCUMENTACIÓN FIDEDIGNA DEL COLOR Y LA LUZ EN


INFORMES PERICIALES
En la foto, uso de testigos de calibración Pantone, de uso habitual
en la industria de artes gráficas para verificar y documentar la calidad
de la impresión.

Captación fiel del color y fijación de las condiciones lumínicas de


observación para documentarlo correctamente en informes periciales,
usando testigos de calibración que permitan reproducir las condiciones
de la observación realizada.

Especialmente útil en periciales sobre propiedad intelectual e industrial,


donde el color es -o puede ser- un signo distintivo de la marca.
Tarde de laboratorio fijando los nuevos esquemas de iluminación técnica
para fotografía forense según los estándares ASTM

DESCRIBIR LAS FUENTES DE ILUMINACIÓN. (I) Temperatura de


color

En iluminación técnica para fotografía de documentos –por ejemplo para


trabajos en pericia caligráfica- se cae a veces en la tentación de usar
para describir la luz una terminología propia del lenguaje común, o de
lenguajes técnicos específicos propios de otros campos, donde el foco de
atención habitual es la percepción subjetiva del... observador, y no el
ítem cuyo estado o apariencia se pretende preservar mediante una toma
fotográfica.

Esta percepción subjetiva –por ejemplo la sensación psicológica que


produce un determinado tono e intensidad de luz- es siempre una
variable dependiente de múltiples factores, con lo que difícilmente
puede usarse como referencia técnica para que un experto cualificado
pueda reproducir el sistema de iluminación original, y por ende, verificar
o reproducir la imagen.

Si leemos en un informe que un objeto de pericia ha sido iluminado con


una fuente de luz cálida (descripción a partir de esa sensación producida
en el observador), seguramente podremos intuir que vamos a ver una
imagen con dominantes que pueden ir del amarillo al rojo, pasando por
una gama incierta de tonos tierra. Y cuando vemos finalmente la
fotografía, percibiremos ciertamente lo que la cámara ha captado de la
luz que el espécimen refleja, pero no la que ha recibido en realidad de la
fuente de iluminación (por ejemplo, la cámara podría haber captado una
escena cálida en rojos vibrantes del espectro visible reflejada por el
ejemplar, siendo la iluminación que éste ha recibido en realidad una
radiación invisible ultravioleta).

Esta forma de describir la luz, que es de utilidad innegable en otros


campos –fotografía artística, arquitectura de interiores, etc-, no lo es en
el campo de la fotografía científica forense, en tanto en cuanto no
permite identificar la fuente radiante para verificar o reproducir
resultados.

En nuestro campo técnico, el concepto de luz caliente/fría existe


también, y se usa para determinar un tipo de iluminación que puede o
no aumentar la temperatura del espécimen que se somete a ella. Es un
concepto importante a tener en cuenta, ya que el método científico nos
obliga a minimizar cuanto sea posible que la propia observación
modifique lo observado durante la misma.

El concepto útil para describir el tono de la luz visible que se usa


normalmente en un sistema de observación o toma de imágenes, es el
de Temperatura de Color, medido en grados Kelvin. Así, una lámpara
halógena de mercurio de 5500K es una fuente caliente que produce una
luz blanca que un observador podría asimilar a una iluminación solar
natural cercana al mediodía, y una lámpara LED de 1800K es una fuente
fría que produce una luz con dominantes naranja que un observador
podría asimilar a la de una vela.

La Temperatura de color es un sistema de descripción que se basa en la


temperatura que debe aplicarse un cuerpo negro para que éste radie en
una determinada longitud de onda (todos tenemos en mente la imagen
del herrero que a base de aplicar calor al hierro, éste se pone ‘al rojo
vivo’ –emite luz en el espectro visible de este tono-, y que conforme se
va aumentando la temperatura el hierro va emitiendo en tonos más
claros). Nótese que la luz con temperatura de color baja produce un
efecto psicológico de calidez, y que las temperaturas de color más
elevadas producen un efecto psicológico de frialdad.

Usar este concepto para describir el tono en que emite nuestra fuente
de iuminación es un sistema simple y objetivo, útil para que un tercero
cualificado pueda reproducir el sistema, y muy fácil de aplicar hoy en día
en tanto en cuanto las lámparas modernas que se comercializan -incluso
en establecimientos generales- llevan consignada la Temperatura de
Color en el casquillo.

DESCRIBIR LAS FUENTES DE ILUMINACIÓN (II). Indicadores


lumínicos
En la imagen, un testigo lumínico D50 Lighting Indicator de Pantone (tm), que usamos
como estándar en nuestro gabinete de criminalística. En este testigo, el cuadro indicador se
observa como un cuadrado de color uniforme cuando está sometido a una luz de 5000K, y
se observa como formado por dos franjas diferentes cuando la luz está fuera de rango.

Hace unos días resaltábamos la conveniencia de describir el tono de luz


usada para iluminar las tomas fotográficas forenses usando el concepto
de Temperatura de Color.

Para comprobar que efectivamente estamos en el rango de los 5000K,


(si ésta es nuestra luz de referencia, que resulta útil por ser la
temperatura de la luz natural del sol) se hace necesario usar un testigo
lumínico. Este testigo, que incorporamos al plano de la evidencia para la
toma, nos informará si la lámpara que usamos ya ha degradado –y por
tanto ya no es apta para este uso-, y sobre todo, nos proporcionará una
información relevante para el futuro observador, que sabrá
positivamente en qué entorno de iluminación su observación será eficaz.
Las condiciones de luz de la observación de la imagen sólo pueden
establecerse si previamente se han documentado las de iluminación de
la toma.

En caso de que la observación sea en pantalla, se hace necesario


calibrar y perfilar el monitor con un colorímetro para garantizar que se
reproducen correctamente los tonos de color de la imagen.

Si la observación se hace a partir de una imagen impresa, ésta debe


haberse generado con un sistema de impresión con la gestión de color
adecuada (por ejemplo, usando un software RIP, en vez de usar
directamente los controladores estándar comerciales del fabricante).

Sea cual fuere el origen de la imagen para observación forense , las


condiciones lumínicas del entorno del obsevador deben ajustarse a la
misma temperatura de color que las de la toma.

Disponer del testigo lumínico en el momento de la observación, nos


informará de si este entorno es o no el adecuado para las tareas de
análisis o cotejo que queramos realizar.
[En la foto, bolígrafo bic -mancha en este caso por adhesión de corpúsculos de pigmento
entre las fibras, sin tinción- sobre Post-it, a 4x, 40x i 100x, creando el objetivo la imagen
directamente en el sensor de la cámara, sin ópticas intermedias. Iluminación diascópica]

DESCRIBIR LAS FUENTES DE ILUMINACIÓN (III). Iluminancia y


diagramas isolux

Disponer de un nivel de iluminación correcto es muy importante para


garantizar en la zona de trabajo las mejores condiciones de observación,
en anàlisis y cotejos, tanto en lo que se refiere al grado de confort,
optimización del ejercicio de la agudeza visual, como de màxima
percepción de los colores.
El concepto fotométrico asociado al nivel de iluminación es la
Iluminancia, que se define como el flujo luminoso incidente por unidad
de superfície, siendo el Lux su unidad de medida.

La descripción de las fuentes de iluminación usadas se completa pues,


en su esquema, con el resultado que éstas producen sobre los planos de
trabajo, es decir, con la descripción de la iluminancia resultante de su
aplicación en cada caso.

En el trabajo de un perito en grafística y documentoscopia, es


aconsejable tener una serie de esquemas de iluminación prefijados y
convenientemente descritos para facilitar las tareas de documentación
de los procesos, sean éstos de observación directa o de toma de
imágenes.

Obviamente, cada caso de análisis o cotejo es especial y posiblemente


se haga necesario hacer variaciones sobre los esquemas prefijados.

Estos esquemas pueden incluir fuentes para iluminación episcópica


cenital, diascópica o mixta, iluminaciones oblicuas, rasantes y
combinaciones específicas, describiendo en cada caso la tipología de las
fuentes (temperatura de color, potencia...), su geometría en el sistema
de referencia (ángulos, distancias...) y su incidencia sobre el plano de
trabajo.

Para describir la incidencia sobre el plano de Trabajo son muy


interesantes los diagramas Isolux (líneas que unen los puntos con la
misma iluminancia sobre una superficie dada), que se obtienen de forma
práctica usando un Luxómetro.

Con la elaboración previa de estos diagramas podremos verificar en


cada sesión con el luxómetro la correcta aplicación del esquema, la
uniformidad de la iluminación en el espacio de trabajo, controlar la
degradación de las luminarias, comprobar desajustes técnicos en las
geometrías prefijadas y sobre todo, tener un marco de referencia
técnico completo para facilitar el trabajo colaborativo, el intercambio de
datos y la posibilidad de que cualquier tercero cualificado pueda
reproducir nuestro ensayo o verificar cualquiera de sus puntos.
A efectos ilustrativos, en la imagen se ha superpuesto el diagrama isolux correspondiente a
un esquema de iluminación cenital sobre un documento ubicado en el espacio de trabajo.

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¿UNA CÁMARA FOTOGRÁFICA TRADICIONAL EN EL


LABORATORIO DE DOCUMENTOSCOPIA?

Pues en algunos casos es imprescindible. Y no es por el ya superado


debate de si las imágenes tomadas con cámaras digitales tienen o no
validez para construir una p
rueba.

La fotografía digital se usa en todo el mundo y su valor forense es


aceptado por los tribunales, siempre que se cuiden ciertos aspectos de
protocolo, documentación y requisitos técnicos. Ese no es el argumento
que nos ocupa.
La fotografía con cámara tradicional sobre película fotosensible viene a
resolver dos grandes problemas técnicos de la fotografía digital, uno de
los cuales, al menos, no se puede resolver con dinero.

El primero de ellos tiene su origen en el límite de nitidez que impone el


filtro denominado ‘de paso bajo’ (o anti-aliasing). Este filtro no deja
pasar, al sensor de la cámara, las frecuencias más altas de la señal
lumínica.

Esto tiene la finalidad de eliminar el indeseado efecto moiré que se


puede producir en las tomas que incluyen tramas de determinado
tamaño en los objetos o escenarios. El sensor de la cámara no deja de
ser al fin y al cabo una malla densa de píxeles, y la superposición de
tramas es la que genera la citada interferencia.

Este filtro –que es una verdadera pesadilla en fotografía industrial y


artes gráficas- se impone en el diseño de las cámaras digitales por parte
de los fabricantes para habilitarlas para un uso comercial genérico.

Debido a esto, por ejemplo, no podemos fotografiar con ellas el fondo de


seguridad de un billete sin sacrificar su nitidez, o si apostamos por la
nitidez micrográfica de calidad industrial –usando una cámara sin filtro
de paso bajo, que haberlas, las hay-, aparecerán ineludiblemente
interferencias moiré que invalidaran la toma. Los fabricantes apuestan
pues por penalizar la nitidez porque el foco es un efecto que se puede
corregir en postproducción y el moiré no, aunque al interpolar valores
por software, esta imagen en sí se invalida para su uso forense.

Si bien en fotomicrografía y fotomacrografía forense el uso de cámaras


digitales profesionales sin filtro de paso bajo está extendido, sobre todo
en algunas especialidades en las que los objetos no acostumbran a tener
tramas, en documentoscopia éstas aparecen por todas partes (patrones
de fibras de papel, fondos de documentos, patrones de la propia tinta en
impresión policrómica, etc), con lo que el uso de estas cámaras
especializadas, además de ser especialmente caro, no siempre tendrá la
garantía de producir unos resultados aceptables.

Además, la frecuencia con la que podemos necesitar ese nivel de


definición de imagen es también demasiado escasa como para recuperar
una inversión tan notable de una manera aceptable.

La solución óptima pasa por usar fotografía analógica en estas


situaciones.
El segundo caso, en el que la fotografía analógica se hace
imprescindible, es cuando el análisis forense se basa principalmente en
la representación fiel del color.

Los dispositivos digitales pueden representar únicamente conjuntos


finitos de colores –llamados espacios de color- y que por muy grandes
que éstos sean, o por muy extensivo que sea el modelo, dejan fuera de
su capacidad de representación un número igualmente infinito de tonos.
Es decir, hay colores en la naturaleza que no se pueden representar en
el modelo RGB.

Estos colores, por tanto, no se pueden escanear –producen hoja en


blanco-, ni se pueden imprimir informáticamente –al menos, con las
impresoras estándar del mercado-, y cuando se fotografían
digitalmente, la cámara hace una sustitución por aproximación al más
cercano dentro del espacio de color de trabajo.

El uso de estos colores es habitual en muchos sectores industriales,


entre ellos, el de la propia seguridad documental. Y también en algunos
más cotidianos, como podría ser el caso de los dibujantes de cómics,
que usan lápices cuyo color está fuera del espacio de color estándar -y
por tanto no se puede reproducir por escáner ni fotocopia digital- para
hacer sus bocetos. Una vez realizado el boceto y corregido, lo pasan a
tinta, y al efectuar la reproducción digital desaparecen las líneas a lápiz
preexistentes quedando el ‘dibujo final’ sin necesidad de usar la goma
de borrar (el modelo de lápiz para bocetos ‘Sketcher’, de la casa Caran
d’Ache, es uno de los que se pueden encontrar en papelerías técnicas
con estas características).

En estos casos en los que el análisis se basa precisamente en el cotejo


de color, o estudio de cambios producidos en el mismo, el uso de
imágenes forenses se hace sólo posible a partir de la toma de imágenes
mediante el uso de película fotosensible. Sin alternativa posible.

¿Es conveniente, pues, disponer en el laboratorio de documentoscopia


de una cámara analógica tradicional?

Definitivamente, sí.
En la imagen, la cámara analógica que usamos en nuestro laboratorio de
documentoscopia.

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FOTOGRAFÍA FORENSE: ¿RAW o JPEG?

Hay un persistente debate sobre las ventajas e inconvenientes de hacer


las tomas digitales de imágenes forenses en JPEG o RAW. La verdad es
que es un debate curioso, porque consiste en comparar un formato de
imagen (JPEG), con algo que no lo es.

Un fichero RAW ni es un formato de imagen, ni pretende serlo. Es un


archivo que contiene principalmente dos cosas: la... información
lumínica que recibe cada uno de los píxeles del sensor y una serie de
metadatos proporcionados por la configuración de la cámara en el
momento de la toma.

Equivale, pues, a la imagen latente que contenía la película sensible en


fotografía analógica antes de obtener el negativo. Con la ventaja
añadida sobre ésta de que una vez revelada para obtener una imagen
visible, esa imagen latente continúa estando disponible para generar
nuevas imágenes tan íntegras como la primera bajo distintos ajustes.

Tener disponible el archivo RAW de una toma viene a ser –de alguna
manera- como estar nuevamente con la cámara ante el objeto con la
posibilidad de variar parámetros de exposición y características de la luz
para ‘tomar nuevas fotos en JPEG’.

La toma de imágenes generando el fichero RAW ofrece las garantías de


integridad y preservación de la imagen necesarias en el ámbito forense,
ofreciendo además un elemento referenciable que puede ser
autenticado.

Ciertamente hacer tomas de imagen en RAW es incómodo, porque los


ficheros son muy grandes, se necesita usar cámaras de un cierto nivel e
implica realizar un trabajo adicional –con software específico- para
obtener las imágenes de trabajo. Pero creo que es recomendable en
fotografía forense, igual que lo es en cualquiera de las disciplinas de la
fotografía técnica y científica.

Publicado 29th December 2013 por Mariluz Puente Balsells

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