Marcos 14:12-16
Marcos 14:12-16
Marcos 14:12-16
Introducción
El pasaje que hoy estaremos estudiando - y que dividiremos en dos sermones - es muy
importante ya que estaremos tratando el tema relacionado a la institución de uno de estos
sacramentos: La Cena del Señor.
El centro de la vida y adoración de los primeros cristianos era la celebración de la cena del
Señor. La iglesia del primer siglo se reunía para juntos celebrar lo que ellos llamaban “ágape” o
“comida de amor” - Judas escribe a los cristianos de su época que tengan cuidado de los
falsos creyentes, ya que estos son “…manchas en vuestros ágapes…” - (Judas 12)
Refiriéndose a que los falsos creyentes participaban de una forma indigna en la Cena del
Señor.
También se le llama Cena del Señor porque se hacia referencia a la última cena que Jesús
tuvo con sus discípulos en el aposento alto la noche antes de su muerte. Acontecimiento que
leemos en Marcos 14:12- 25.
¿Pero donde tiene sus raíz la cena del Señor? Para responder está pregunta debemos
remontarnos al Antiguo Testamento a la celebración de la Pascua.
1. El significado de la Pascua
El contexto inmediato en el que Jesús instituye la Cena del Señor fue la celebración de la fiesta
de la Pascua con sus discípulos. Marcos escribe:
12 “El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la
pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la
pascua?”
Como podemos ver, existe un vinculo entre la Cena del Señor y la Pascua del A.T. Este
pensamiento no solo existe en los autores de los evangelios, sino también en el apóstol Pablo.
Recordemos cuando él le escribe a la iglesia de Corintio diciendo: “…porque nuestra pascua,
que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” (1 Corintios 5:7) Por tanto, esta más que claro
que la iglesia primitiva miró un vinculo entre la muerte de Cristo y la celebración de la Pascua
en el Antiguo Testamento.
Pero ¿Que es la Pascua? ¿Por que fue instituida por Dios como fiesta solemne? ¿En que
contexto se da la institución de la Pascua? Para responder a estas preguntas, debemos ir a las
páginas del AT, al contexto histórico de la Pascua.
Debemos recordar que el pueblo Hebreo estuvo esclavizado 400 años en Egipto, cuyo
implacable faraón luchó con Dios constante mente en la liberación del pueblo. Ellos sufrían
inmensamente, pero su clamor no quedó sin ser escuchados por Dios (Éx. 3:7) La Escritura
nos dice que el Señor llamó a Moises, quien se encontraba pastoreando las ovejas de su
suegro Jethro. Dios se le apareció a Moises y le hablo desde la zarza ardiente diciendo: “No te
acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” (Éx. 3:5)
En ese encuentro Dios dirige a Moises enviándolo nuevamente a Egipto, al trono de faraón
mismo a darle la orden de liberar al Pueblo de Dios. Sin embargo, Moisés no solamente fue
enviado a faraón, sino también al pueblo, con el propósito de entregarle a ellos la Palabra del
Señor. Recordemos que Moisés se consideró incapaz de dar el mensaje al Pueblo de Dios, sin
autoridad delante de faraón, o del pueblo hebreo.
En esencia, Moisés dijo: “¿Por qué me iban a seguir? ¿Por qué tendrían que creerme?”. Y para
parafrasearlo, Dios le respondió: “Mira, tú vas a ir. Les dices que yo he oído el clamor de mi
pueblo, y le dices al faraón que yo digo: ‘Deja ir a mi pueblo para que pueda venir a adorarme
en el monte que les mostraré’, y le dices al pueblo que empaque sus cosas y abandone al
faraón y Egipto”. (“Sproul, R.C.. ¿Qué es la Cena del Señor? (Spanish Edition) . Poiema
Publicaciones. Edición de Kindle.”)
Después de esto, se dio una lucha de voluntad y poder de Dios por medio de Moisés y, de
los magos de farón. Dios envió 10 plagas en total. En nueve de ellas la escritura nos revela que
parecía que farón ya había cedido a liberar al pueblo, pero en el momento en el que daba la
orden, Dios entraba y endurecía el corazón del faraón nuevamente. Esto sucedía para que el
pueblo reconociera que la liberación vino de la mano de Dios y no de la gracia de faraón. Así
que, una vez que el corazón de faraón era endurecido nuevamente, seguía otra disputa y, Dios
enviaba otra plaga para azotar a los egipcios.
Hasta que finalmente faraón dijo a Moisés: “Retírate de mí; guárdate que no veas más mi
rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás. Y Moisés respondió: Bien has
dicho; no veré más tu rostro.” (Éx. 10:28-29)
Fue en este momento donde Dios le anuncia a Moisés la décima plaga que él traería sobre
los egipcios. Esta última plaga fue la peor de todas porque implicaba la “muerte” de todos los
hijos primogénitos de “todos” los egipcios, incluido el primogénito de faraón. Veamos lo que
Dios le dice a Moisés:
Éxodo 11:1-9 “Jehová dijo a Moisés: Una plaga traeré aún sobre Faraón y sobre Egipto,
después de la cual él os dejará ir de aquí; y seguramente os echará de aquí del todo. Habla
ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de
oro. Y Jehová dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por
gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo.
Dijo, pues, Moisés: Jehová ha dicho así: A la medianoche yo saldré por en medio de Egipto, y
morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en
su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las
bestias. Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá. Pero
contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua,
para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas. Y descenderán a
mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Vete, tú y todo el pueblo que está
debajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia de Faraón.Y
Jehová dijo a Moisés: Faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de
Egipto.”
miércoles, 9 de octubre de 2019
2 Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses
del año.
3 Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno
un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.
4 Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su
vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer
de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero.
5 El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.
6 Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del
pueblo de Israel entre las dos tardes.
7 Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo
han de comer.
8 Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas
amargas lo comerán.
9 Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con
sus pies y sus entrañas.
10 Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo
quemaréis en el fuego.
11 Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro
bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.
12 Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la
tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los
dioses de Egipto. Yo Jehová.
13 Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré
de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.”
Esto es muy, pero muy importante, es decisivo para entender el sacramento de la Santa
Cena en el N.T, no solamente como un recordatorio, sino como algo mucho más profundo. La
pascua apunta hacia una verdad de la Salvación que es crucial para la vida del pueblo de Dios.
Lo que Dios estaba diciendo a Moisés al instituir la pascua es lo siguiente:
“Tomen este animal, el cordero sin defecto, y mátalo. Tomen su sangre, y marquen la entrada
de sus casas. Pongan la sangre en el dintel y en los postes de la puerta, como señal que los
marca como el pueblo de Dios, de manera que cuando venga el ángel de la muerte a destruir a
los primogénitos del país, y a ejecutar mi juicio sobre los egipcios, la destrucción de ese juicio
solo caiga sobre los egipcios. Voy a diferenciar entre el pueblo que he llamado del mundo para
que sea mi pueblo santo del pacto, y aquellos que lo han esclavizado. Por lo tanto, mi ira caerá
sobre Egipto pero no sobre mi pueblo. El ángel pasará sobre cada hogar marcado con la
sangre del cordero.” (Sproul, R.C.. ¿Qué es la Cena del Señor? (Spanish Edition) . Poiema
Publicaciones. Edición de Kindle.)
¿Qué estaba pasando sobre las casas de los egipcios? La ira de Dios, el juicio de Dios era
sobre sus vidas. ¡Dios estaba juzgando a una nación pagana ! Por tanto, la señal en la puerta
de las casas de los hebreos – la sangre del cordero – era una señal de liberación de la
esclavitud. Pero hay algo más profundo en esto: Todas aquellas casas que estuvieran
marcadas en sus puertas con la sangre del cordero, no experimentarían el juicio de Dios, la
muerte no pasaría por sus familias.
“La señal en el poste de la puerta, la señal marcada por la sangre del cordero significaba que
los israelitas serían rescatados de una calamitosa exposición a la ira de Dios. Así que aquella
noche vino el ángel de la muerte y mató a los primogénitos de los egipcios, pero el pueblo de
Dios fue dejado con vida. Después de eso, Moisés los sacó de la esclavitud, a través del Mar
Rojo, y los guió hacia la Tierra Prometida, donde se convirtieron en el pueblo de Dios bajo el
pacto de Moisés, recibiendo la ley en el Monte Sinaí. Ellos efectivamente salieron y adoraron a
Dios en su santo monte, pero como un recordatorio perpetuo de su redención, cada año a
partir de entonces, el pueblo de Israel obedeció la institución de la Pascua. Se reunían en sus
casas, y comían el alimento con las hierbas amargas, y bebían el vino, todo lo cual hacían para
recordar la salvación que Dios había obrado para ellos en la tierra de Egipto. Ellos participaban
de esta celebración original con sus bastones en la mano, como personas que están prestas a
salir, prestas a marcharse en cualquier momento porque el Señor dijo que debían estar listos
para salir de Egipto, de la esclavitud a la Tierra Prometida tan pronto como el faraón y sus
fuerzas fueran destruidas.” (Sproul, R.C.. ¿Qué es la Cena del Señor? (Spanish Edition) .
Poiema Publicaciones. Edición de Kindle.)
En aquella última cena Jesús dijo a sus discípulos: “Esto es mi sangre del nuevo pacto, que
por muchos es derramada.” v 24
“En esencia, Jesús estaba diciendo: “Yo soy la Pascua; yo soy el Cordero Pascual; yo soy el
que será sacrificado por ustedes. Es por mi sangre marcada en la puerta de sus vidas que
escaparán de la ira de Dios”. Así que él dijo: “Desde ahora en adelante, esta es mi sangre,
derramada por la remisión de sus pecados. Esta es la sangre de un nuevo pacto”. Este nuevo
pacto que él instituyó esa misma noche completa el antiguo pacto, dándole su máxima y más
significativa expresión.” (Sproul, R.C.. ¿Qué es la Cena del Señor? (Spanish Edition) .
Poiema Publicaciones. Edición de Kindle.)