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Derecho de Sucesiones PDF

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DERECHO

DE SUCESIONES
Segunda edición

Juan Sebastián Alejandro


Perilla Granados

Bogotá, enero de 2017


Perilla Granados, Juan Sebastián Alejandro
Derecho de sucesiones / Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados -
2ª edición - Bogotá: Universidad Sergio Arboleda, 2017.
222 p. - (Serie textos. Cátedra)
ISBN: 978-958-8987-20-0
1. SUCESIONES 2. DERECHO SUCESORIO 3.
TESTAMENTOS 4. DERECHO CIVIL
346.052 ed. 21

DERECHO DE SUCESIONES
ISBN: 978-958-8987-20-0 (rústica)
ISBN: 978-958-8987-21-7 (.pdf)
© Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados
© Universidad Sergio Arboleda

Segunda edición: enero de 2017


Fondo de Publicaciones de la Universidad Sergio Arboleda
Queda prohibida toda reproducción por cualquier medio
sin previa autorización escrita del editor.
El contenido del libro no representa la opinión de
la Universidad Sergio Arboleda y es responsabilidad del autor.
Calle 74 No. 14-14
Teléfono: (571) 325 7500 ext. 2131/2260
www.usergioarboleda.edu.co
Bogotá, D.C.
Director del Fondo de Publicaciones:
Jaime Arturo Barahona Caicedo
jaime.barahona@usa.edu.co
Diseño de portada y diagramación:
Jimmy F. Salcedo Sánchez
Impresión: Digiprint
Bogotá, D.C.
A quienes me continúan enseñando desde y para la vida
CONTENIDO

PRÓLOGO................................................................................................................................... 7
PRESENTACIÓN....................................................................................................................... 15
INTRODUCCIÓN.................................................................................................................... 21
Capítulo I
SOBRE LAS FUENTES DE LA FAMILIA............................................................................... 29
Parentesco............................................................................................................................... 30
Matrimonio.............................................................................................................................. 38
Unión marital de hecho........................................................................................................ 47
Familia de crianza................................................................................................................... 49
Capítulo II
SOBRE LAS FUENTES DE LOS DERECHOS REALES..................................................... 51
Fuentes..................................................................................................................................... 52
Títulos....................................................................................................................................... 61
Modos y derechos reales..................................................................................................... 65
Capítulo III
LA SUCESIÓN COMO UN MODO DE ADQUIRIR....................................................... 67
Órdenes sucesorales............................................................................................................. 69
Requisitos de los asignatarios.............................................................................................. 75
Capacidad............................................................................................................................. 75
Dignidad............................................................................................................................... 92
Vocación.............................................................................................................................103
Capítulo IV
LIQUIDACIÓN DE SUCESIONES......................................................................................105
Inventario, avalúo y calificación.........................................................................................105
Liquidación de la sucesión..................................................................................................107
Distribución en el primer orden sucesoral....................................................................110
Distribución en el segundo orden sucesoral.................................................................113
Distribución en el tercer sucesoral.................................................................................122
Distribución en el cuarto orden sucesoral....................................................................124
Distribución en el quinto orden sucesoral.....................................................................126
Cancelación de la liquidación sucesoral..........................................................................127

5
Derecho de sucesiones

Capítulo V
LIQUIDACIÓN DE SUCESIONES CON SOCIEDAD CONYUGAL O
PATRIMONIAL DE HECHO.................................................................................................139
Capítulo VI
PORCIÓN CONYUGAL......................................................................................................163
Capítulo VII
EL TESTAMENTO....................................................................................................................177
Requisitos de existencia ........................................................................................................178
Requisitos de validez...............................................................................................................186
Testamento vital.......................................................................................................................188
Derogatoria de testamentos ................................................................................................193
Liquidación de sucesiones con testamento........................................................................195
EJERCICIOS..............................................................................................................................201
REFERENCIAS..........................................................................................................................215

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PRÓLOGO

E scribir un prólogo suscita muchas inquietudes propias del ejercicio de análisis


académico. Entre estas inquietudes se puede encontrar las siguientes: ¿es
necesario?, ¿quién lo debe escribir?, ¿de qué tratan los prólogos?, ¿hay alguna técnica,
metodología o estructura que deba cumplirse?, ¿se deben responder estos interrogantes?
Y son estos cuestionamientos lo que se han desarrollado para consolidar la estructura
del razonamiento que se presenta como encabezamiento de esta obra. Se advierte, desde
luego, que en su contenido no se debe dar respuesta a todos esos interrogantes, porque
sería un escrito sobre la naturaleza de los prólogos y eso no es lo esperado, pero sí,
cuando menos, se debe cumplir con el fin tradicional y decirle a sus lectores el porqué
del mismo y la trascendencia que en materia doctrinal tiene el libro objeto de estudio.
De manera específica, este prólogo se escribe por especial deferencia de su autor,
el distinguido abogado y profesor universitario Juan Sebastián Alejandro Perilla
Granados, quien a temprana edad irrumpe en el estudio sistémico del derecho sucesoral
colombiano, de manera clara, sencilla y especialmente didáctica. Inicia en la teoría y
luego la aplica con ejercicios prácticos que van de lo simple a lo complejo, y finalmente
presenta nuevos retos y visiones en materia de voluntad testamentaria.
Este derecho de sucesiones objeto del meritorio y concreto estudio del doctor Perilla,
es tal vez el más complejo y paradójico de todos los subsistemas normativos que inte-
gran el derecho civil, por ser una disciplina jurídica de síntesis, destinado a regular en
la concepción tradicional, precaria e insuficiente, el fin y futuro de relaciones patrimo-
niales en una persona física que se extinguirá para el derecho, o, como se ha venido jus-
tificando, en la simple “perpetuación de un patrimonio” en quienes posiblemente jamás
se hubiese pensado al momento de la constitución de los derechos que se transmiten.
Pese a lo anterior, también el derecho de sucesiones es el menos modernizado y tal
vez el único que en su desarrollo normativo y jurisprudencial ya no está acorde con la
realidad familiar, social y económica de este momento histórico sino del siglo XVIII;
motivo por el cual el autor de este libro debe explicar la razón de las normas “apelando
a un argumento propio de la época en la cual fue escrito el Código Civil”, como lo afir-
ma racional y fundadamente en diversos capítulos de su obra.

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Derecho de sucesiones

Y no puede ser de otra manera, porque aun si la realidad muestra que la normativi-
dad legal del Código Civil ya no se aviene con los hechos, relaciones y formas sociales,
familiares y económicas de la sociedad colombiana, el jurista no puede, dado el carácter
dogmático del derecho, sustraerse del mismo y desconocerlo. En cambio, sí debe, como
lo sostiene sabiamente el maestro Valencia Zea, “pensar de nuevo según las concepcio-
nes culturales de la época presente; y en este pensar de nuevo, hacer servir las ideas a
los hechos actuales. En síntesis, adaptar y crear”.
Recordemos que nuestro Código Civil data (para no detenernos en las verdaderas
fuentes formales que fueron el derecho romano del Corpus Iuris Civile, los códigos de
Austria y de Prusia, el Código Civil de Francia de 1804 y las antiguas leyes españolas,
y le sirvieron a su redactor inicial, Andrés Bello, cuando hizo el “trasplante jurídico”
a Chile, que a su vez fue “trasplantado” sin fundamentación alguna a Colombia por su
clase dirigente) del 26 de mayo de 1873, cuando se expidió por primera vez para todo el
territorio de los Estados Unidos de Colombia (1863).
Como luego se suprime el sistema federal, desaparecen los nueve Estados que lo
conformaban y la Nación se “reconstituye en forma de República Unitaria” (artículo 1º
de la Constitución Política de 1886), es necesaria la unificación de la legislación. Se re-
quiere de un Código único que rija en todo el territorio nacional, y la Ley 57 de 1887 lo
ordena. Esta ley en su artículo 1º establece que lo será el “Civil de la Nación, sancionado
el 26 de mayo de 1873”, con algunas adiciones y modificaciones no esenciales: se man-
tienen su ideología, sus principios, su estructura, y las instituciones jurídicas tomadas
del derecho europeo continental; su redacción inicial se conserva.
Con posterioridad el legislador derogó el sistema inicial de filiación, para llegar pau-
latinamente a la plena igualdad de todos los hijos matrimoniales y extramatrimoniales,
leyes 45 de 1936, 75 de 1968 y 29 de 1982, y al reconocimiento de las uniones mari-
tales, Ley 54 de 1990, que también modifican el régimen de los derechos sucesorales.
Desde luego que todas las transformaciones del derecho de familia han incidido en el
mismo, pero más por voluntad de la Corte Constitucional, y para proteger derechos del
menor y dar plena vigencia a la igualdad de derechos a las uniones maritales y a las pa-
rejas homoafectivas, que por valorar o tener en cuenta que detrás de todo derecho su-
cesoral siempre está un ser humano, o, para no desconocer la técnica jurídica formal,
mínimo dos.
Es impensable, pero esa es nuestra realidad, encontrar que en todo lo demás el de-
recho de sucesiones regulado en el Código Civil Colombiano sigue estático, como mo-
numento monolítico bifronte para rendir veneración a la antigüedad y para anunciarnos
que las normas fundadas en relaciones sociales y jurídicas de un tiempo ya ido, no han
dejado de ser y que permanecen en ese ordenamiento no sólo como alusión histórica y
amenazante, sino “vivas” como normas de obligatorio cumplimiento.
Y así lo señaló nuestra Corte Constitucional, que sin apreciar los valores jurídicos y
principios consagrados en la Constitución de 1991 que buscan materializar un Estado
social de derecho, razón de ser de su función consistente en la “guarda de la integridad

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Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados

y supremacía de la Constitución”, abdicó de sí misma y dijo que se trata de un aspecto


que se “deja al legislador, para que en su sabiduría lo establezca si esa es su voluntad, y
lo reglamente como a bien tenga”, y lánguidamente concluyó que “el derecho a suceder
por causa de muerte está consagrado por la ley, y no por la Constitución” (Sentencias
C-352 de 1995 y C-422/95). Sentencias con poca elocuencia y nada de sindéresis frente
a una problemática que es trascendente en la razón de vida de los colombianos.
Es tal la pobreza argumentativa de esta sentencia y tan llena de falacias, que sólo
basta tomar un ejemplos de la vida real para rechazarla. Así, supongamos ¿qué suce-
dería si el legislador en su ”sabiduría” expide una norma jurídica que en su aplicación
desconozca el derecho que tienen los menores, también los discapacitados con capaci-
dad mental diferente, a seguir percibiendo la cuota económica de alimentos a cargo de
sus padres o abuelos o hermanos, si estos fallecen y dejan activos patrimoniales? La
respuesta es obvia, se daría el más absurdo desconocimiento del principio de preva-
lencia de su interés superior, consagrado con efectos erga omnes en el artículo 44 de la
Constitución Política.
Si se aceptara que como la Corte Constitucional sostuvo que el legislador lo puede
hacer “como a bien tenga”, simplemente se concluiría que por mandato de los magistra-
dos se le otorgaron facultades omnímodas para legislar o abstenerse de hacerlo, como
ocurre en la actualidad, y que el artículo 4º y otras normas de la Constitución Política
sólo tendrían aplicación relativa y el Estado social de derecho y los demás valores po-
drían ser vulnerados en leyes de esta naturaleza. En esos fallos simplemente se omitió
tener en cuenta que el derecho de sucesiones es de humanos y para humanos, no sim-
ple transmisión de cosas. Por fortuna, los poderes son también temporales y ya vendrán
nuevas y bien argumentadas interpretaciones en materia constitucional.
Por eso, el legislador, sin quien lo exija, continúa incumpliendo sus función consti-
tucional de “Expedir códigos en todos los ramos de la legislación y reformar sus dispo-
siciones”, y omite en materia sucesoral la finalidad propia del Estado social de derecho,
que exige la materialización de un “orden político, económico y social justo”, fundado
en “el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que
la integran y en la prevalencia del interés general”. En forma confusa se ha justificado
esa inercia en la protección de “derechos adquiridos”, pero se olvida que la situación
jurídica, individual y concreta de ellos solamente se perfecciona con la delación o lla-
mamiento de ley para la aceptación o repudio de la asignación.
Así como el mundo ya no es una “aldea global”, las disposiciones normativas es-
pecíficas en materia de sucesiones proferidas hace más de 100 años no pueden ser la
razón de la normatividad legal aplicable a una nueva sociedad con valores y principios
diferentes, necesidades y vivencias fundadas en nuevos desarrollos personales, intelec-
tuales, científicos y tecnológicos, y con aspiraciones de realización individual y social
distintas a las de épocas pretéritas. Empezando por su denominación, pues más que una
sucesión existe la universalidad jurídica denominada herencia, el Congreso tiene el
deber de legislar y pagar otra deuda social con los colombianos.

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Derecho de sucesiones

Mientras que el llamado “derecho de las personas”, referido a la existencia y dere-


chos del ser humano, se renueva y se han reconocido como derechos fundamentales su
personalidad jurídica, la igualdad no sólo formal sino material, el libre desarrollo de su
personalidad y además se fortalece el sistema jurídico que lo regula desde el contenido
mismo de la Constitución Política, y en innumerables sentencias de control constitucio-
nal con efectos generales y de cosa juzgada y en otras de tutela o amparo, se enaltece el
respeto a su singularidad y a su integridad e identidad de género, en materia sucesoral ni
el legislador ni la Corte Constitucional ni los demás jueces nada renuevan directamen-
te, a menos que se trate de derechos derivados del reconocimiento a nuevas formas de
constitución de familia o de protección a menores.
En tanto en la regulación normativa de las relaciones familiares, el legislador y la
jurisprudencia han procurado recoger las grandes transformaciones que se están dando
en la realidad social y económica, y el derecho de los contratos se renueva permanente-
mente, porque recoge la fuerza dinámica de las nuevas tecnologías y se desarrolla para
regular la grandes innovaciones en la red mundial de producción de bienes y de pres-
tación de servicios, nada parece cambiar en las regulaciones directas del derecho de
sucesiones.
Y qué no decir en materia del derecho de daños, responsabilidad civil, que avan-
za para superar la concepción subjetivista de nuestro Código Civil, a pesar del querer
contrario de la Corte Suprema de justicia en algunas sentencias de casación, que se ma-
terializa en la nueva concepción de reparación integral, y en las nuevas disposiciones
expedidas por el legislativo que buscan proteger al consumidor o usuario final, y con-
sagra específicamente la responsabilidad objetiva; en cambio, en materia sucesoral ni
el legislador colombiano ni la Corte Constitucional han propendido por establecer un
régimen que efectivamente esté acorde con el verdadero ser de las relaciones sociales
en Colombia.
Tampoco la enseñanza usual del derecho de sucesiones busca esa realidad social y
simplemente sigue desarrollándose bajo el conocido chascarrillo o agudeza que desde
tiempos inmemoriales se ha repetido irreflexivamente en los claustros universitarios,
bajo la sonrisa de “monalisa”, entiéndase burlona, de quienes ejercemos la docencia y
“enseñamos”, que las asignaciones sucesorales son como las relaciones amorosas, por-
que “primero desciende, luego asciende y finalmente se extiende”.
Claro que no se concluye en el ser de la realidad, debido a que así no fue en Roma
ni en Francia, y se omite decir, como en verdad es, que todo puede ser en vano y para
nadie cercano al causante por su comunidad de vida, o ideología, o afectos, o ideas o
vivencias, porque finalmente el activo patrimonial del causante puede terminar, sin que
este así lo quiera, en poder de absolutos parientes ignotos o “refundido en las golosas e
incognoscibles arcas del Estado” (entiéndase, ICBF).
Corolario: como los estudiantes no olvidan esa lección, ¿será ese el método ideal del
proceso enseñanza-aprendizaje? Los tiempos lo dirán, porque los años también ense-
ñan. Por eso planteamos (como reto en la búsqueda de nuevas formas o técnicas de tra-

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Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados

bajo del docente, cualquiera que sea el método utilizado en el proceso enseñanza-apren-
dizaje, pues todos son útiles y en todos se encuentran defensores, detractores, logros,
falencias, y hasta aburrimiento del estudiante, claro que en unos más que en otros) que
todas las formas de enseñanza propenden por el mismo fin y que nada puede descono-
cerse a menos que se deslegitime por sí misma en su momento y tiempo debido, reali-
zado lo cual sólo existirá como una referencia histórica para superar.
Lo anterior, sencilla valoración de la realidad colombiana, que los investigadores
llamarían “estado del arte” y desde luego calificarían como incompleta, puede y debe
ser entendida como una crítica subjetiva, calificativo que no debe preocupar ya que los
seres humanos somos sujetos y no actuamos como objetos. En la historia de la humani-
dad ninguna idea o práctica se ha convertido en definitiva ni puede considerarse absolu-
ta o “verdadera” por el buen o mal uso del lenguaje oral o escrito o por insuficiencia de
contenido, a menos que se trate del designio específico y fatal del derecho de sucesiones
en su concepción tradicional, cual es la extinción de los derechos y la simultánea trans-
misión mortis causa de los bienes de quien ha fallecido.
Y ahora, ¿qué hacer frente a esta nueva realidad? En el Estado actual la solución la
tienen los estudiosos del derecho y los integrantes de la academia, profesores e inves-
tigadores, quienes deben profundizar en la valoración de la realidad y auscultar nuevas
perspectivas para presentar a la sociedad colombiana otras formas de regulación que
convoquen el interés, debate y participación de todos sus estamentos, para luego elabo-
rar nuevas propuestas que se tramiten vía constitucional con participación ciudadana.
Y es aquí donde aparece otro de los méritos del libro sobre Derecho de sucesiones
del profesor Perilla; a más de la manera didáctica como logra un desarrollo práctico de
lo simple a lo complejo que lleva de la estructura del sistema sucesoral al “saber hacer”,
logra, aún cuando el tema parece no permitirlo, concluir con el elemento más valioso en
la enseñanza, cual es el de incitar a la reflexión y para lo cual expone en capítulo espe-
cial el novedoso tema del Testamento Vital, tan ajeno a nuestros legisladores, doctrinan-
tes, investigadores y estudiantes.
Previamente al contenido que desarrolla el autor en su libro, observemos y pensemos
que detrás de toda sucesión están los seres humanos, no la simple norma, y que por eso
tienen reflexiones y vivencias sobre cómo trascender a través de los tiempos y también
sobre como concluir el ciclo vital, para lo cual a lo largo de su trayectoria en la sociedad
adquieren y tienen valores, principios y normas de comportamiento individual y social,
y también adquieren, guardan y acumulan bienes y otros derechos de contenido extra y
patrimonial.
Luego ese ser humano pensará en transmitirlos de diversas maneras, entre ellas por
medio de asignaciones y legados, que si pudieran hacerse con plena voluntad sucesoral,
corresponderían a su querer específico y consciente, y no limitado por unas simples re-
laciones de parentesco impuestas por el legislador y que no son ni fueron vivencias en
su vida afectiva y social y que no tienen razón alguna para seguir gozando de protección
jurídica.

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Derecho de sucesiones

La normatividad del Código Civil, “transplantada” de la cultura europea del siglo


XVIII, estaba basada en relaciones sociales y familiares que hace tiempo son extrañas
en la vida colombiana, porque se fundamentaban en el patriarcado, en la familia exten-
sa como unidad productiva, en la propiedad de la tierra como único bien protegible, en
la preponderancia del individualismo y del querer del padre o del esposo. Pero hoy es
todo lo contrario, igualdad de hombres y mujeres, familia nuclear, comunidad de vida,
sentimientos solidarios de unión y apoyo, ideas y realizaciones impregnadas de altruis-
mo social, de respeto y protección a todos los seres vivos y convivencia sostenible con
la naturaleza.
También el causante como ser humano, consciente o inconscientemente pasó por un
estado existencial de reflexión o de trascendencia; necesariamente recordó sobre lo que
hizo en su vida, lo que dejó de hacer, las ideas y quereres que logró desarrollar y otros
que dejó truncos y, desde luego, llegó a los cuestionamientos existenciales en búsqueda
de la interrelación entre la vida y la muerte y necesariamente en su síntesis, y también
sobre cómo finalizar ese ciclo de existencia e incluso y para qué morir.
Todo lo cual, ya puesto en presente, podría guardar para sí o darlo a conocer en un
escrito con o sin efectos jurídicos; si lo último, por ser producto de su querer interno y
autodeterminación y autorregulación, debe tener efectos vinculantes ante el Estado y
terceros, máxime que no desconoce norma imperativa alguna que lo impida. Se trata ni
más ni menos que del TESTAMENTO VITAL, ajeno a la legislación colombiana, que
con gran acierto desarrolla el profesor Perilla en este libro de sucesiones y que define
como:
Acto jurídico que no está contemplado expresamente por el derecho, pero que de
las disposiciones constitucionales como la libertad o autodeterminación se puede
configurar como el que no se refiere de manera directa al patrimonio tradicionalmente
contemplado, sino a condiciones de la esfera personal del causante. Siendo así,
contiene las disposiciones de la voluntad sobre aspectos personales del causante
como estados de muerte cerebral, donación de órganos, entre otras.
Concepto o definición que desarrolla y fundamenta acudiendo tanto al derecho com-
parado como a doctrinantes que también han investigado sobre la razón de ser de ese
acto lícito y univoluntario. Luego con rigor, sentido de lo práctico y útil, elabora la es-
tructura básica de ese Testamento Vital; así considera con fines de orientación y no de
imposición que puede contener:
Identificación del representante principal y suplente que velará por el cumplimiento
del testamento vital.
Determinación expresa de las condiciones en las cuales se puede o no acudir a la
disposiciones del testamento vital.
Formulación de instrucciones claras para el personal médico en relación con los
órganos y las posibles donaciones que se hagan de ellos.

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Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados

Determinación de condiciones de atención espiritual (sea que se requiera o


no), sepelio, funeral, ceremonias, entre otras que llegarán a requerirse según las
necesidades y creencias del otorgante.
Concluye su acertado análisis haciendo énfasis en el carácter personalísimo y en la
impronta de vida que cada quien debe dejar en ese escrito. Por eso afirma que
En cualquier caso, quien decida otorgar un testamento vital deberá hacer un análisis
personal de sus peticiones y alejarse de modelos predeterminados que no siempre
responden a sus necesidades y exigencias particulares. Se pueden usar los modelos a
manera de orientación, pero se debe evitar llenar formularios a manera de adhesión,
pues se pueden presentar situaciones que el otorgante no contemplara inicialmente.
He ahí la trascendencia que este libro tendrá. Por eso y por la metodología usada en
su desarrollo, teoría-práctica-sencillo-complejo-reflexión-, por el contenido, y en espe-
cial por presentar a la comunidad universitaria, a los abogados, estudiantes, profesores
e investigadores, una nueva visión del testamento en una connotación distinta de la tra-
dicional de contenido patrimonial y que por su contenido y fines se denomina como tes-
tamento vital, el profesor Perilla, merece nuestro reconocimiento y sincera felicitación.
También la Universidad Sergio Arboleda debe ser congratulada por la publicación
de este libro, pero en especial por la designación del profesor Perilla Granados como
Decano en la Facultad de Educación, con lo cual demuestra que lo trascendente en la
academia es enseñar a aprehender.
Álvaro Ortiz Monsalve

13
PRESENTACIÓN

T engo el honor de presentar el libro de Derecho de sucesiones de mi destacado


discípulo Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados, que se publica con el
respaldo y sello de la Universidad Sergio Arboleda, donde ocupa el cargo de Decano
de la Escuela de Educación, regentando en esta institución la asignatura de Sucesiones
durante varios años.
Conocí al Dr. Perilla cuando se me había encargado la tarea de regentar el curso de
Relaciones Familiares en la Universidad de los Andes. Este curso abordaba desde una
perspectiva interdisciplinaria los debates en torno al derecho de familia y de sucesiones,
desde una perspectiva crítica y fundamentalmente positivista. Así, se trascendía la cos-
tumbre académica de estudiar familia y sucesiones de forma aislada, para vincularlas de
manera dinámica bajo el amparo de un mismo currículo.
Desde entonces descubrí que las brillantes intervenciones del Dr. Perilla hablaban
por sí solas y configuraron la carta de presentación para que asumiera la tarea de ser
mi monitor. No lo dudé un instante y por supuesto le manifesté que hiciera todos los
trámites internos en la Facultad para que me acompañara en la asignatura. Siendo mi
monitor, sus intervenciones en clase ratificaban y validaban mi decisión, al tiempo que
evidenciaban el alto potencial jurídico y pedagógico que podía llegar a tener. Desde sus
comienzos como monitor, el Dr. Perilla asistía a todas mis clases, me apoyaba en tareas
administrativas como el control de notas, entre otras responsabilidades que le permitie-
ron formarse día a día en su labor.
La pregunta obligada era: ¿por qué Juan Sebastián estaba interesado en la monito-
ría del curso de Relaciones Familiares? Me respondió que lo habían entusiasmado dos
aspectos: los contenidos patrimoniales y sus procesos liquidatarios, y la metodología
como se desarrollaba la clase. Sin duda alguna, la gran fortaleza disciplinar del Dr. Pe-
rilla eran las liquidaciones de sociedades conyugales y patrimoniales de hecho. Inclu-
so, ha llegado a proponer avances valiosos respecto de las teorías académicas que en su
momento tuve oportunidad de plantear en varios de mis libros. Además, en la clase se
aplicaba el método del caso, como una estrategia de aprendizaje aplicada a la realidad.

15
Derecho de sucesiones

El Dr. Perilla me acompañó en la labor de monitor, imprimiendo un alto nivel de


entusiasmo. Se esmeraba preparando material innovador para la clase, investigando los
nuevos avances en materia de derecho civil y aportando permanentemente a los proce-
sos académicos de los estudiantes. Sin duda, este excelente desempeño llevó a que una
vez finalizados sus estudios le fuera entregada la máxima condecoración de la Univer-
sidad de los Andes, el grado cum laude.
La entrega decidida a la docencia y su interés por asegurar grandes aprendizajes en
los estudiantes, permitió que la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes
reconociera sus altas calidades y aprobara su vinculación como profesor auxiliar de la
materia. De manera simultánea, adelantó estudios de la Maestría en Educación, y en de-
sarrollo de esta realizó sus prácticas en la asignatura de Relaciones Familiares.
Mientras el Dr. Perilla adelantaba sus estudios de Maestría, mi labor académica con-
tinuaba como Coordinador del Área de Derecho Privado de la Universidad Católica de
Colombia. Desde este cargo, inicié una serie de encuentros académicos de profesores,
denominados Claustros Docentes y Cátedra Colombia. En marzo de 2011, dediqué estos
eventos a la enseñanza del Derecho y uno de los temas que se había programado abor-
dar era el Aprendizaje Basado en Problemas, para lo cual había invitado a la Directora
de Tesis de Maestría de Juan Sebastián, la Dra. Juny Montoya. Faltando poco tiempo
para iniciar el evento, la Dra. Montoya canceló su participación y encargó de esta tarea
al Dr. Perilla. Fue el momento en el cual el Dr. Perilla brilló por sus conocimientos en
temas pedagógicos ante un número aproximado de sesenta profesores privatistas con
varios años de experiencia en la labor docente. Aquel auditorio se encontraba sorpren-
dido al ver a un joven profesional de veintiún años liderando con tal propiedad los retos
actuales para la educación jurídica. La admiración fue permanente y mi orgullo como
maestro fue innegable.
Poco tiempo después, el Dr. Perilla comenzó a dictar talleres de pedagogía a un pe-
queño grupo de profesores del área de Derecho Privado. Se abordaban temas de objeti-
vos educativos, enfoques educativos y algunas técnicas pedagógicas tangenciales. No se
contaba con mucho tiempo, pues se trataba de espacios extraños para las Facultades de
Derecho. Mientras esto ocurría, las Directivas de la Facultad de Derecho fueron cambia-
das y el nuevo Vicedecano tenía la fuerte convicción de crear una dirección encargada
de los docentes. Fue ese el momento en el cual propuse la hoja de vida del Dr. Perilla,
como aquel que podía liderar los procesos de la docencia en la Facultad de Derecho.
La propuesta fue bien recibida, pero no aprobada inmediatamente. Al día siguien-
te se programó una entrevista, de la cual notifiqué al Dr. Perilla mientras hacíamos el
examen final oral del curso de Relaciones Familiares en la Universidad de los Andes.
Luego de la entrevista, la hoja de vida fue presentada ante el Consejo Consultivo de la
Facultad de Derecho y de manera unánime se aprobó el nombramiento de quien había
sido mi discípulo. Tuve la oportunidad de darle la noticia personalmente mediante una
llamada telefónica, con aquella frase que medité y no olvidaré: “Juan, a partir de maña-
na empezarás a ser mi jefe”.

16
Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados

La labor del Dr. Perilla en la Universidad Católica de Colombia fue y seguirá siendo
reconocida como valiosa. Los procesos de organización curricular, la formulación del
proyecto Educativo del Programa y la innovación en el aula de clase fueron permanen-
tes. Poco tiempo después, logró que todos los profesores empezaran a estudiar temas de
pedagogía en la Escuela de Maestros, un espacio creado por él para cambiar las dinámi-
cas tradicionales de la educación jurídica. Aunque lo acompañé por un par de años más,
continué mi labor académica en otras Facultades de Derecho del país.
No faltó mucho para que el Dr. Perilla empezara a ser reconocido en el mundo aca-
démico como un abogado brillante y un pedagogo experto. Adelantó luego su especiali-
zación en Derecho Comercial y, por mi recomendación, la Maestría en Derecho Priva-
do en la Universidad de los Andes. Su nombre empezaba a ser reconocido en múltiples
Universidades del país y se configuró como un referente de brillante profesor. Es motivo
de orgullo para mí que en las Facultades donde se desempeña el Dr. Perilla siempre es
evaluado como el mejor docente, ha sido nominado como mejor docente universitario
por diferentes medios de comunicación nacionales y lo he acompañado de manera per-
manente en estos grandes logros.
Es de aclarar que su labor no se limitó a las Facultades de Derecho. En 2012 empe-
zó a trabajar en el Icfes como diseñador de la prueba Saber Pro. El Dr. Perilla empezó
entonces a diseñar la evaluación para todas las Facultades de Derecho del país. Fue ahí
cuando mi discípulo me llamó para que trabajara como asesor de su proyecto y desde mi
experiencia aportara a la construcción de las especificaciones de la prueba. El Dr. Perilla
materializó a través de este proceso una real innovación para las Facultades de Derecho,
porque se dejó de evaluar por áreas para evaluar competencias. Se rompió entonces el
paradigma de las Facultades de Derecho, según el cual el mejor abogado es el que mejor
memoriza los códigos y las leyes en general.
Este libro corresponde a la segunda edición de una obra cuyos ejemplares de la pri-
mera edición duraron pocos meses en el mercado. El tiraje de la primera edición de la
obra fue vendida a nivel nacional y leída en diferentes facultades de derecho, teniendo
como consecuencia su agotamiento casi inmediato. Las obras que entrega el Dr. Perilla
al mundo jurídico son fruto de muchos meses de trabajo y estudio, consignan de manera
didáctica los conocimientos y experiencias profesionales y académicas del autor en ma-
teria de Sucesiones. Cada una de las ediciones tienen el ánimo de dotar a los estudiantes,
profesores, jueces y abogados en ejercicio de un libro completo y actualizado en torno
al derecho patrimonial de sucesiones por causa de muerte. De antemano, conociendo las
virtudes académicas del autor y el contenido de sus obras, sabemos que en poco tiempo
estaremos ante un importante referente académico que orientará a las nuevas genera-
ciones de juristas y que aportará mucho al desarrollo de la doctrina jurídica nacional y
extranjera.
En mi condición de privatista y positivista del derecho, quiero destacar aquellos temas
que me han llamado especialmente la atención, entre  los muchos que son tratados con
solvencia y facilidad metodológica para que sean muy rápidamente comprendidos por

17
Derecho de sucesiones

los lectores. Se trata del fenómeno de  constitucionalización  del Derecho Civil de
sucesiones y el referente a los nuevos métodos de enseñanza del derecho fruto de la clase
de Familia y fortalecido por la Maestría en Educación que hiciera en la Universidad
de los Andes, es lo que el Dr. Perilla muestra en este libro de sucesiones por causa de
muerte.
El Dr. Perilla hace un gran esfuerzo por desarrollar a través de los diferentes talle-
res o casos los principios y preceptos constitucionales que trazan las pautas y los crite-
rios para la interpretación y aplicación del derecho civil de sucesiones, que, como otras
ramas del derecho —el Penal, el Laboral o el Administrativo, por ejemplo— y como lo
subraya con formidable argumentación el autor, ha sufrido importantes mutaciones en
sus alcances y perspectivas en razón a la vigencia de la Constitución Política, mostran-
do la nueva jurisprudencia sentada desde 1992 por la Corte Constitucional, que ha mo-
dificado parte de la normatividad que señala los preceptos normativos del Código Civil
vigente desde 1873.
Las sentencias de la Corte Constitucional han modificado sustancialmente el enfo-
que de los preceptos integrantes del Código Civil y han obligado a una renovación de
la jurisprudencia civil. De ahí que temas propios del Derecho de Familia y Sucesiones
necesariamente tienen que ser abordados y tratados por el renovador concepto huma-
nista de la Carta Política aprobada en 1991. Así —para traer como ejemplo la Sentencia
C-238 de 2012 que extiende los derechos sucesorales a los compañeros permanentes no
solo heterosexuales sino que la misma corporación los extendió a la pareja del mismo
sexo, sentencia que condicionó los artículos 1046 y 1047 del Código Civil. Todas las fa-
milias son iguales, como lo proclama el artículo 42 de la Constitución; ya no debe haber
discriminaciones para efectos sucesorales.
En esta segunda edición del libro, se hace énfasis en una actualización legislativa y
jurisprudencial relevante, haciendo especial referencia a lo siguiente: primero, la con-
solidación de dos teorías novedosas que el autor propone cuando concurren cónyuges y
compañeras en la misma sucesión del segundo orden, la teoría de la igualdad y la teoría
de la equivalencia. Estas teorías responden a las modificaciones introducidas al ordena-
miento jurídico por parte de la Corte Constitucional, en las cuales cónyuges y compañe-
ras tienen iguales derechos sucesores como asignatarias principales, concurrentes y de
porción conyugal. Segundo, también se hace un análisis especial sobre el repudio en las
sucesiones, el cual en ocasiones llega a impedir la configuración del orden hereditario.
Y tercero, se hace énfasis en las novedades legislativas en torno a la sucesión en vida.
Aunque hay muchas otras novedades, es labor del lector profundizar en las mis-
mas para apropiar sus conocimientos y tener la posibilidad de aplicarlos en sus propias
realidades. Se trata de una obra que se sigue complementando y el autor demuestra su
teoría antiformalista según la cual el derecho es de naturaleza abierta y cambiante. Pro-
bablemente, las siguientes ediciones nos seguirán mostrando un apasionante mundo de
cambios jurídicos, los cuales sugieren la necesidad de que los operadores jurídicos se
actualicen de forma permanente; un abogado debe estudiar todo el tiempo las diferentes

18
fuentes del derecho, pues de lo contrario tendrá grandes límites para poder desempeñar-
se profesionalmente de forma plena.
En este sentido, el Dr. Perilla muestra a través de su obra que parte de los contenidos
del Código Civil viene siendo objeto de revisión en la administración de justicia y la
doctrina, y que muchos de los criterios dominantes durante muchos siglos han sido
revaluados, en el curso de un interesante proceso de estudio y confrontación, aplicado en
casos concretos, a partir de los cuales se han trazado las actuales líneas jurisprudenciales.
Por lo tanto, el libro que presentamos se estructura con fundamento en el conocimiento
y análisis de casos, que constituyen, en cada tema, un hilo conductor que ilustra la
trayectoria del Derecho de Sucesiones y permite concretar la teoría, como el Dr. Perilla
lo aprendió en las monitorías y como profesor auxiliar de la materia de Familia como la
imparto en diferentes Facultades.
Por último, es de resaltar que de manera paralela a la realización de esta obra, el Dr.
Perilla continúa ejerciendo el cargo de Decano de la Escuela de Educación de la Univer-
sidad Sergio Arboleda. Se trata entonces del decano más joven del país y seguramente
el decano más joven de todo el mundo. Merece entonces felicitación el Dr. Perilla y la
Universidad Sergio Arboleda, pues es motivo de satisfacción poder entregar esta obra a
sus estudiantes y profesores, y a la comunidad jurídica nacional e internacional.
Aroldo Quiroz Monsalvo

19
INTRODUCCIÓN

E l derecho de sucesiones configura uno de los regímenes jurídicos más tradicionales


del derecho, pues se enmarca dentro de tradiciones francesas de hace varios
siglos y que fueron materializadas a través de procesos permanentes de mutación de
teorías. El presente libro aborda el estudio del derecho de sucesiones a través de la
siguiente estructura: en primer lugar, se hace una contextualización de las fuentes de
la familia y de los derechos reales, pues son conocimientos jurídicos fundamentales
para comprender las dinámicas de los procesos de sucesión. Se trata de un conjunto de
información dinámica y puntual, con fuentes jurídicamente relevantes suficientes para
que el lector esté en la posibilidad de profundizar sobre los temas particulares que se
abordan. No se trata pues de tratados exhaustivos sobre el tema, sino de aquello que
desde una perspectiva del enfoque educativo de estructura de las disciplinas permitirá
derivar nuevos conocimientos relacionados.
En segundo lugar, se estudiarán las sucesiones como un modo de adquirir derechos
reales. Se retomará la estructura según la cual para adquirir estos derechos se requiere
en primer lugar una fuente, que se materialice en un título particular para que a través de
los modos sea posible alcanzar el dominio, uso, goce y disfrute, entre otros. En el marco
de esta estructura, se analizarán los órdenes sucesorales, los requisitos de los asignata-
rios (capacidad, dignidad y vocación). Al respecto de estos requisitos, en el caso de la
capacidad, se analizarán las premuertes, las posmuertes y las conmuertes. En el caso de
la dignidad, se analizarán los procesos de indignidad y desheredamiento. Y de manera
transversal se analizarán las ficciones jurídicas de representación, transmisión y susti-
tución procesal.
El tercer capítulo aborda el tema puntual de la liquidación de sucesiones, es decir,
la materialización de los primeros capítulos en el régimen patrimonial. La liquidación
de sucesiones usa como estructura la que se presenta en todo proceso, iniciando por la
diligencia de inventario, avalúo y calificación. A partir de los bienes que sean incluidos
en la anterior diligencia, se hará la liquidación de las sucesiones según se trate de ac-
tivos, pasivos y activos líquidos. Se abordará el estudio de la distribución en cada uno
de los órdenes sucesorales y finalmente las reglas propias de cancelación. Con el ánimo
de continuar con el proceso de liquidación, en el cuarto capítulo se hará el estudio de la

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Derecho de sucesiones

liquidación de sucesiones con presencia de sociedad conyugal y patrimonial de hecho.


Finalmente, se abordará el estudio de qué es y cómo se calcula la porción conyugal.
Visto todo lo anterior desde la perspectiva de las sucesiones intestadas, se analizan
las sucesiones con presencia de un testamento. Cuando se trata de testamentos se anali-
zan en primer lugar los requisitos de existencia y su validez según se trate de testamen-
tos solemnes o privilegiados (verbal, militar y marítimo). Se incluye luego una novedad
jurídica consistente en los testamentos vitales, los cuales son aquellos que se refieren
a los tratamientos médicos y disposición de órganos en caso de que el causante no lo
pueda decir expresamente. Finalmente, se aborda el tema de la derogatoria de testamen-
tos y su materialización en la liquidación de sucesiones con testamentos y sociedad con-
yugal presente. El libro incluye de forma transversal una serie de ejercicios para que el
lector tenga la posibilidad de aplicar los conocimientos planteados.
Debe tenerse en cuenta que el libro se fundamenta en una metodología de enseñanza
y aprendizaje desde la práctica, por lo cual las explicaciones que se dan utilizan de ma-
nera permanente casos y ejemplos que ilustran al lector acerca de los contenidos que se
están estudiando. Esta decisión metodológica responde a la necesidad de trascender los
meros contenidos, para darles un alcance desde y para la práctica. Se propende así por
asegurar que el libro tenga sentido de utilidad para el lector y no se trate de un cúmulo
de conocimientos teóricos aislados de la realidad práctica.
Debe considerarse que la inclusión de casos y problemas hace que desde los paráme-
tros actuales de la academia se trate este libro como resultado de un proceso de cátedra
y no de investigación; se ha venido considerando que la investigación debe generar pro-
ductos académicos abstractos que puedan ser entendidos por pocos. Sin embargo, debe
ser un compromiso de la comunidad académica que sus trabajos tengan un sentido de
utilidad amplio y no se destinen a ser trabajos archivados que no aseguren un impacto
real en la sociedad. Se requiere que los procesos de investigación tengan como impera-
tivo la necesidad de impactar la realidad social, pues de lo contrario sus efectos podrán
verse altamente limitados. Y parte de ese impacto se da porque los trabajos puedan ser
entendidos por un espectro amplio de sujetos, asegurando aplicabilidad a situaciones
reales.
Pero más allá del debate en torno al alcance de la investigación, el fundamento prin-
cipal de explicar a través de casos proviene de la pugna que se presenta de manera rei-
terada en el derecho entre la iusteoría del formalismo y la iusteoría del antiformalismo.
Por iusteorías se pueden entender aquellas formas de concebir el derecho desde sus po-
sibilidades de aplicación sobre las cuales median múltiples posibilidades hermenéuti-
cas. Los operadores jurídicos en general tienen una forma de entender el derecho, la cual
determina el alcance específico que le pueden dar en situaciones concretas del ejercicio
profesional; existen concepciones más limitadas que otras y esto se hace evidente en los
modos de actuación que cada uno de ellos puede llegar a materializar. En este sentido,
las iusteorías han sido definidas como “aquellos enfoques jurídicos que están llamados a
permear de manera dúctil el sistema jurídico de acuerdo con las características del con-

22
Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados

texto del cual provienen” (Perilla, 2013, p. 4). Así, son una forma de entender las nor-
mas que hacen parte de cada uno de los sistemas jurídicos llamados a regir los procesos
académicos y de práctica profesional.
Por regla general, estas iusteorías se encuentran en la norma superior de cada sistema
y en el caso colombiano se trata de la Constitución. El actual Código Civil colombiano,
que regula y reglamenta en gran medida el régimen del derecho de sucesiones, entró a
regir en 1887 cuando el sistema jurídico tenía un marcado enfoque formalista (Barreto,
2011; Lemaitre, 2009). El formalismo se materializaba al entender al derecho como un
entramado de normas perfecto, debido a la inexistencia de lagunas jurídicas (López,
2004). Se entendía que el derecho estaba en la capacidad de regular y reglamentar todo
aquello que sucediera en el contexto social, por lo cual todas las respuestas debían
provenir del mismo (Perilla, 2013; Perilla, 2015).
Esta aspiración de perfección del derecho responde al positivismo kelseniano, según
el cual las normas se estructuran a través de relaciones causales lógicas y con aspiracio-
nes de pureza. Se entiende que la pureza del derecho se da gracias a que aspectos como
la moral o la política se mantenían al margen de la producción de normas. Sobre el par-
ticular existen diferentes posturas académicas, las cuales han propendido por defender
una postura kelseniana menos radical, pero sin lugar a dudas sus postulados académicos
sugerirán esta concepción del derecho.
Analizar el positivismo es particularmente relevante en un contexto como el colom-
biano, debido a que la formación académica en la mayoría de facultades de derecho
responde a la lógica de esta escuela. El culto por la ley presente en las Facultades de
Derecho es una conducta socialmente aceptada y que establece de forma permanente
parámetros de normalidad desde lo que es, lo que debe ser y lo que definitivamente no
puede llegar a ser. El derecho de sucesiones, en particular, es una de las más altas mues-
tras del positivismo en acción, puesto que en muchas ocasiones no existe una justifi-
cación de sus preceptos normativos. La taxatividad de sus disposiciones responde a la
lógica de la voluntad absoluta y maravillosa del legislador.
Por lo mismo, el formalismo justifica la perfección del derecho desde la perspecti-
va del legislador tradicional. Se entiende que las normas jurídicas carecen de lagunas y
tienen plena relevancia para el contexto en el cual se pretenden aplicar, puesto que es
elaborado por un grupo de sujetos inspirados por una fuerza superior; los legisladores
no hablan por sí solos, sino que expresan el designio natural de lo que debe ser. Se trata
de una visión que pretende justificar aquello que es cuestionable desde lo que parece ser
irrefutable. Este carácter superior y natural que supuestamente inspira al legislador en
el momento de hacer las normas, tiene una naturaleza tan amplia y tan ambigua que es
difícil de contrarrestar desde el plano de lo racional. Por lo mismo, el discurso se auto-
legitima desde lo que ciertas perspectivas o creencias consideran un dogma.
Siendo así, el formalismo en un primer momento presenta ante la sociedad un cúmu-
lo de normas perfectas elaboradas por la fuente por excelencia del derecho: el legislador
tradicional. Al tiempo que estas normas aparentemente perfectas son válidas, el forma-

23
Derecho de sucesiones

lismo también sugerirá que con justas. Por lo mismo, las normas válidas se entienden
como justas y de obligatorio cumplimiento, lo cual es ampliamente debatible desde lo
que dice la norma y la concepción de justicia de cada conglomerado social específico.
Esta justificación de la labor del legislador puede estarse enmarcando así en el iusnatu-
ralismo, según la cual todo lo que acontece en los conglomerados sociales —incluyendo
la producción de normas— es una manifestación de la naturaleza. El formalismo kel-
seniano se complementaría en este caso en el análisis de su norma fundamente básica,
según la cual todas las normas tienen siempre un mismo origen superior, ajeno al hom-
bre e inexplicable por la racionalidad humana.
No es extraño encontrar en regímenes jurídicos como el de sucesiones un cúmulo
de normas que pueden parecer caprichosas o arbitrarias, pero que la comunidad jurídi-
ca reconoce como de obligatorio e incuestionable cumplimiento porque manifiestan la
voluntad casi perfecta del legislador. Muchas de las dinámicas al interior de las aulas de
clase de derecho justifican sus procesos de enseñanza y aprendizaje así, por lo cual la
ley es la inspiración más importante que puede llegar a tener el proceso educativo ten-
diente a formar nuevos abogados.
Tal es la influencia de la ley en los procesos educativos en las Facultades de Derecho,
que incluso la mayoría de los planes de estudio se justifican en sí mismos en el orden
que tienen los Códigos vigentes. En la mayoría de Facultades de Derecho la estructura
de organización del Código Civil es exactamente igual al orden en que se estudian las
asignaturas por parte de los estudiantes. La situación es más cuestionable cuando las Fa-
cultades adoptan los mismos nombres de los capítulos del Código Civil para denominar
las asignaturas de los planes de estudio. No es extraño encontrar conjuntos de docentes
que ante propuestas como cambiar o eliminar asignaturas como Negocio Jurídico, Bie-
nes y Obligaciones, consideran que se trata de esperpentos jurídicos que atentan contra
la lógica y racionalidad del derecho. Tal vez el esperpento jurídico puede radicar en el
hecho de que se siga entendiendo que el derecho es un conjunto de normas perfecto,
pues lo hace un cuerpo colegiado de personas sabio y con aspiraciones de ser inmutable.
La consecuencia de la aspiración de perfección del derecho y su legitimidad desde la
labor incuestionable del legislador tradicional llevan a la tercera característica del for-
malismo: la interpretación mimética (Perilla, 2013; Perilla, 2015). El término de “inter-
pretación mimética” es construido desde el término “mímesis”, según el cual se busca
comportarse o parecerse lo más posible a otro. Quiere decir de esta forma que las inter-
pretaciones que puede llegar a hacer el operador jurídico deben procurar ser casi idén-
ticas a lo dispuesto por el legislador. Se trata de una creación que pretende condensar
en sí misma los métodos de interpretación que buscan entender la lógica del mencio-
nado legislador tradicional, a saber: exegético, teleológico, histórico y sistemático. Lo
interesante del tema es que estos métodos son los que generalmente se enseñan en las
facultades de derecho, sin abrir posibilidades a otras concepciones de lo que podría ser
el mundo jurídico.

24
Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados

Así, la interpretación mimética se constituye en una agrupación de métodos forma-


listas que pretenden mostrar que el operador jurídico debe responder al imperio de la
ley y esforzarse por entender al legislador de la forma más exacta posible. La lógica de
interpretación formalista se podría entender de la siguiente forma: siempre que se lea
una norma debe ser considerada como perfecta porque fue realizada por el legislador
tradicional, por lo mismo el operador jurídico debe esforzarse por entender la norma lo
más parecido a su literalidad con el método exegético o también llamado gramatical.
Sólo en el caso en el cual la literalidad de la norma sea insuficiente será posible analizar
su espíritu a través del método teleológico, el cual pretende entender las disposiciones
normativas desde lo que discutió el legislador para llegar a aprobarlas. Estas discusiones
pueden ser estudiadas a través de las Gacetas del Congreso en las cuales se encuentran
las exposiciones de motivos y los debates de las sesiones plenarias.
Si no es posible entender la norma desde su literalidad o desde su espíritu, será labor
del operador jurídico comprender en el momento histórico en el cual se ubicó el legis-
lador al aprobar la norma ambigua. Así, se ubica en la posición del legislador y analiza
las condiciones particulares del contexto en el cual estaba ubicado para llegar a formu-
lar la disposición específica que se analiza. Este método historicista también se estable-
ce en función del legislador, para entenderlo ya no desde lo exegético o lo teleológico,
sino desde lo contextual. Finalmente, si la norma sigue siendo oscura para el operador
jurídico se deberá analizar esa disposición en relación con el sistema jurídico en el cual
está inmerso. El sistema jurídico le permite realizar analogías, aplicar principios gene-
rales del derecho y, en general, ir a otras creaciones jurídicas del mismo legislador tra-
dicional.
Se evidencia en este sentido que la interpretación mimética no es lo mismo que la
llamada interpretación gramatical o exegética, sino que a partir de la misma va más allá.
Es un error común considerar que lo exegético es el único método formalista, pues se
hace evidente que los demás métodos también lo son y se pueden agrupar en el término
mimético. La interpretación mimética busca apegarse a la literalidad de la norma, justi-
ficando su pertinencia desde una aparente voluntad del legislador tradicional dada desde
interpretaciones históricas o teleológicas. Así, no basta con repetir los contenidos, sino
que se debe justificar la importancia de repetirlos lo más parecido posible a lo que dijo
el legislador.
Un ejemplo tangible de esta característica del formalismo jurídico en las faculta-
des de derecho se hace evidente en metodologías como la cátedra magistral, y lo que
la misma implica, puesto que los docentes —que suponen comprender bien la voluntad
del legislador— trasmiten a los estudiantes una serie de contenidos abstractos que han
de ser aprendidos por ellos. En estos procesos no existen posibilidades para hacer apor-
taciones interesantes al acto educativo, puesto que el profesor habla y los estudiantes
copian de la forma más fidedigna posible.
A partir de esta metodología, los exámenes consisten en repetir de memoria (sin uti-
lizar ningún tipo de material académico) la información transmitida por un profesor.

25
Derecho de sucesiones

Así, será mejor estudiante de Derecho aquel que al momento de contestar un examen
repita de forma más parecida posible lo que dijo el legislador a través de la norma. En
ocasiones, los exámenes solicitan justificaciones de las respuestas, las cuales deben pro-
venir de la fuente formalista por excelencia del derecho: el legislador tradicional.
Lo interesante de la situación es que la vida profesional no exige que el estudiante
sepa de memoria un cúmulo interminable de información, sino que esté en la capacidad
de hacer algo con esto. Así, el ejercicio profesional exige el desarrollo de competencias,
las cuales se consolidan a través de la interacción permanente entre contenidos, habi-
lidades y actitudes. Los contenidos son muy importantes, pero no son suficientes para
ser un buen abogado. Se debe tener la capacidad de aplicar esos contenidos con habi-
lidades suficientes y actitudes idóneas para responder a las exigencias que el contexto
y conglomerado social hace de forma permanente al derecho. En este sentido se puede
considerar que:
Estas prácticas educativas, inspiradas por el enfoque tradicional establecido en el
currículo, pueden ser cuestionadas en el caso de la iusteoría del antiformalismo.
Esto se justifica al estimar que el ejercicio de transmitir para repetir se encuadra
en la interpretación mimética propia del formalismo (Perilla, 2013), ubicándose en
contraposición directa a las exigencias del contexto jurídico planteado para el sistema
colombiano actual. Siendo así, no se podría pensar en inscribir de forma exclusiva
la educación jurídica al enfoque tradicional, pero tampoco eliminarlo por completo;
se debería propender por determinar en qué momento puntual es importante que el
docente acuda a la transmisión de contenidos y establecer límites muy fuertes, que
permitan consolidar el antiformalismo de manera efectiva (Perilla, 2016a, p. 28).
El formalismo es entonces un enfoque ampliamente aceptado por la comunidad aca-
démica, pero que debe seguir siendo cuestionado de forma permanente. Estos cuestio-
namientos se deberían dar desde un proceso de investigación que establezca una cultura
específica para el diseño curricular y que atienda a las características de cada contexto
(Perilla, 2016b). En contraposición al formalismo se ha planteado el antiformalismo, el
cual tiene tres categorías opuestas: el derecho se entiende como un conjunto de normas
abierto, colmado de lagunas que requieren ser llenadas. Tal ejercicio para superar los
vacíos del derecho debe provenir de múltiples fuentes, trascendiendo la labor limitada
que puede hacer el legislador tradicional. Razón por la cual los operadores jurídicos no
están llamados a repetir y justificar sus repeticiones, sino a crear interpretaciones a tra-
vés de interpretaciones auténticas.
El término de interpretación auténtica debe ser entendido como aquella posibilidad
creativa en virtud del cual el operador jurídico vincula diferentes métodos de interpre-
tación (o elementos de los mismos) para que las normas puedan responder de forma
dinámica a una situación particular. Así, el operador jurídico decidirá cuáles interpreta-
ciones, elementos hermenéuticos o nivel de los mismos son adecuados para enfrentarse
a cada situación. Se pueden vincular entre sí los métodos de interpretaciones exegética,
histórica, teleológica, sistemática, entre otras posibles, para crear derecho a partir de
mínimos que se deben respetar.

26
Juan Sebastián Alejandro Perilla Granados

Debe aclararse que el antiformalismo no presupone un desconocimiento absoluto de


las normas, sino una creación dinámica a partir de las mismas. Se deben tener en cuenta
unos mínimos, que pueden ser objeto de crítica y cuestionamiento. El derecho se vuelve
de esta manera vivo, para evitar que los procesos de aplicación del mismo respondan
a lógicas paquidérmicas que impiden que se responda a las exigencias que se hacen de
forma permanente por parte del conglomerado social.
La educación jurídica debería propender por acercarse al antiformalismo, pues de
esta forma los profesionales tendrían una formación que va más allá del desarrollo
de técnicas básicas de repetición. El antiformalismo exige la aplicación permanente de
metodologías activas, en virtud de las cuales el estudiante adquiera el protagonismo del
proceso educativo, el docente sea una guía y la sociedad sea la beneficiaria última de la
construcción académica. Sin embargo, para asegurar este tipo de alcances de la educa-
ción deberá propender por formar a los docentes desde otras perspectivas, que permitan
entender que el derecho carece de cualquier posibilidad de perfección, puesto que en el
proceso de construcción del mismo intervienen múltiples factores que reducen al máxi-
mo la posibilidad de pureza del mismo. Así, el derecho debe estar llamado a crearse y
complementarse de forma permanente, más no a ser respetado al máximo a través de
dinámicas propias del culto a la ley.
Para determinar si se está en presencia del formalismo o del antiformalismo se pue-
den medir desde la teoría de la alineación iusteórica (Perilla, 2013, p. 12), la cual se en-
cuentra condensada en el siguiente esquema:

Mapa 1. Análisis de un régimen jurídico en el espectro iusteórico formalista


y antiformalista

27
La alineación iusteoría pretende ser un método que debe seguir siendo complemen-
tado, para determinar si los diferentes regímenes jurídicos responden o no a la iusteoría
imperante en cada sistema jurídico. El mapa encuentra así su explicación:
El ejercicio de identificación de iusteorías es valioso, toda vez que permite
comprender las dinámicas que inspiran la consolidación del derecho más allá de la
simple literalidad de las normas. Sin embargo, tal labor carecería de utilidad práctica
si se reduce a un ejercicio abstracto del deber ser; limitarse a identificar iusteorías,
trasplantes y mutaciones de estas para solamente concluir cómo está estructurado el
derecho no genera un impacto trascendental en las dinámicas cambiantes de cada
sistema jurídico. Por esta razón se propone que una vez identificada la iusteoría de
cada sistema jurídico (y sus elementos), deben evaluarse los diferentes regímenes
que hacen parte de tal sistema y generar propuestas prácticas que aseguren alineación
entre el enfoque jurídico y las normas existentes (Perilla, 2013, p. 11).
Lo que debe hacerse es ubicar cronológicamente las diferentes normas de un régi-
men jurídico, según entiendan la naturaleza del derecho, las fuentes de las mismas y
las exigencias interpretativas (Perilla, 2013). En el caso particular del derecho de suce-
siones, las dinámicas y preconceptos detrás del mismo presuponen la existencia de una
iusteoría marcadamente formalista. Esto se justifica en el hecho de que las diferentes
disposiciones jurídicas están taxativamente delimitadas y limitadas, y las mismas son
casi incuestionables debido a que se trata de la manifestación de la voluntad del legisla-
dor tradicional. En consecuencia, se exige que los operadores jurídicos las adopten sin
mayor posibilidad de creación a través de interpretaciones auténticas.
La presente obra presenta entonces uno de los regímenes jurídicos formalistas por
excelencia, invitando al lector a que desde interpretaciones auténticas lo cuestione de
forma permanente. El derecho de sucesiones responde a una serie de preceptos ajenos
y diferentes al contexto social actual, por lo cual requiere de revisión, profundización y
actualización. Las normas taxativas deben ser objeto de apertura, deben ser complemen-
tadas por fuentes que trasciendan la ley y deben permitir que cualquier operador jurídico
cree derecho a partir de unos mínimos normativos interpretables.
Así, la obra se presenta con la necesidad de ser cuestionada, complementada y de-
batida, es labor del lector contribuir a que el sistema jurídico entienda el derecho desde
una perspectiva dinámica, superando enfoques aparentemente obsoletos. El lector de-
berá entender de qué se trata el derecho de sucesiones, para proceder a interpretarlo de
forma auténtica y así crear derecho desde el antiformalismo. El reto está planteado, es
momento de asumirlo y materializarlo.

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