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La Manipulacion

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La manipulacion

enemos el deber moral de conocer, exponer y, en lo

posible corregir, un problema que es una anomalía

y un pecado. El llamamiento a “guardar el buen

depósito”, “la fe dada una vez a los santos” incluye

velar por el rebaño de Cristo, la Iglesia. “Al que sabe

hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado”. Por tanto, no

podemos guardar silencio ante un problema que puede

afectar mucho a las ovejas que Dios nos da a pastorear.

¿Por qué

del tema?

¿Para qué?

l propósito no es condenar a otros. En palabras

de José De Segovia en la introducción al

seminario de pastoral sobre este tema (mayo

2015): “No se trata de condenar a otros, sino de

examinarnos a nosotros mismos, para poder servir mejor

a Dios y a su pueblo”. Por tanto, debemos acercarnos a

esta realidad con humildad y disposición a reconocer

nuestros propios errores, aplicándonos las palabras del

apóstol Pablo en otro contexto: “Pruébese cada uno a

sí mismo”. Dios nos libre de ver “la paja en el ojo ajeno”

ignorando “la viga en el propio”. Nuestro propósito

no es condenar, sino edificar y estimular.


Una palabra de alerta. Muchos de los problemas

y pecados que mencionaremos son sutiles, no

escandalosos, y reflejan algunos de los valores e ídolos

del mundo hoy. Son aceptados y promovidos por la

sociedad. Por ello, hemos de estar vigilantes para que

no lleguen a ocurrir en una iglesia “normal”, sana, bajo

la enorme presión secularizadora que sufre Europa hoy.

Así pues, el espíritu que nos mueve es el de edificar y

servir al pueblo de Dios en la línea de 1 Corintios 14:3:

“….habla a los hombres para edificación, exhortación y

consolación”, el trípode básico de la pastoral.[ 10 ] Los Peligros


del Abuso Espiritual

Una perspectiva histórica:

La perspectiva histórica, como siempre, nos ayuda a encuadrar

el tema.

No estamos ante un problema moderno; es tan antiguo como

la existencia del pueblo de Dios. Lo único nuevo es el nombre,

abuso, un nombre muy apropiado, como veremos. El problema

ya existía en el Antiguo Testamento y en los tiempos de Cristo;

el mal pastor o “asalariado”, los “lobos rapaces” y en particular

los escribas y fariseos, la “casta” religiosa de la época de


Jesús,

todos ellos se caracterizaban por un abuso espiritual flagrante.

Constituyen un ejemplo evidente de abuso y, justamente por


ello,

el Señor no regateó esfuerzos en denunciarlo y combatirlo.

Un ejemplo elocuente en la Historia de la Iglesia: la Reforma en


el siglo XVI se origina precisamente en la denuncia y lucha con

tra una forma escandalosa de abuso: las indulgencias. Lo que

Lutero hace al clavar las 95 Tesis en la iglesia de Wittenberg es

poner al descubierto un caso grave de abuso espiritual por parte

de Roma, un abuso que lleva a traficar con la fe y a manipular a

los creyentes. La Iglesia Católico Romana del siglo XVI que


Lutero

denunció estaba llena de abuso espiritual en las diversas


formas

que iremos considerando.

En un tema tan delicado es fundamental dejar que la propia


Palabra

de Dios nos hable. Vamos a tomar como marco de referencia


bíblico

los pasajes de Ezequiel 34: 1-16 y 1ª Pedro 5: 1-4. A la luz de


estos textos,

intentaremos responder a tres grandes preguntas sobre los


malos pas

tores o abusadores:

1. ¿Cómo son y qué hacen? Sus características.

2. ¿Por qué son y actúan así? Las causas

3. ¿A dónde nos lleva? El resultado final01 Parte - Pablo


Martínez Vila [ 11 ]

Apacentad la grey de Dios

“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano

también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que


soy

también participante de la gloria que será revelada:

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando


de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia

deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío


sobre

los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la


grey. Y

cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros


recibiréis la

corona incorruptible de gloria.”

1ª Pedro 5: 1-4. [ 12 ]

Vino a mí palabra de

Jehová, diciendo: Hijo

de hombre, profetiza

contra los pastores de

Israel; profetiza, y di a los

pastores: Así ha dicho

Jehová el Señor: !!Ay de

los pastores de Israel,

que se apacientan a sí

mismos! ¿No apacientan

los pastores a los rebaños?

Coméis la grosura, y

os vestís de la lana; la

engordada degolláis,

mas no apacentáis a las

ovejas. No fortalecisteis

las débiles, ni curasteis la

enferma; no vendasteis
la perniquebrada,

no volvisteis al redil la

descarriada, ni buscasteis

la perdida, sino que os

habéis enseñoreado

de ellas con dureza y

con violencia. Y andan

errantes por falta de

pastor, y son presa de

todas las fieras del campo,

y se han dispersado.

Anduvieron perdidas

mis ovejas por todos los

montes, y en todo collado

alto; y en toda la faz de la

tierra fueron esparcidas

mis ovejas, y no hubo

quien las buscase, ni

quien preguntase por

ellas.

Por tanto, pastores, oíd

palabra de Jehová: Vivo

yo, ha dicho Jehová el

Señor, que por cuanto

mi rebaño fue para ser

robado, y mis ovejas


fueron para ser presa

de todas las fieras del

campo, sin pastor; ni

mis pastores buscaron

mis ovejas, sino que los

pastores se apacentaron

a sí mismos, y no

apacentaron mis ovejas;

por tanto, oh pastores, oíd

palabra de Jehová. Así

Ezequiel 34:1-16[ 13 ]

ha dicho Jehová el Señor: tierra, y las apacentaré

He aquí, yo estoy contra en los montes de Israel,

los pastores; y demandaré por las riberas, y en todos

mis ovejas de su mano, y les los lugares habitados del

haré dejar de apacentar país. En buenos pastos

las ovejas; ni los pastores las apacentaré, y en los

se apacentarán más a sí altos montes de Israel

mismos, pues yo libraré mis estará su aprisco; allí

ovejas de sus bocas, y no dormirán en buen redil,

les serán más por comida. y en pastos suculentos

Porque así ha dicho serán apacentadas sobre

Jehová el Señor: He los montes de Israel. Yo

aquí yo, yo mismo iré apacentaré mis ovejas,

a buscar mis ovejas, y y yo les daré aprisco,

las reconoceré. Como dice Jehová el Señor.


reconoce su rebaño el Yo buscaré la perdida,

pastor el día que está y haré volver al redil la

en medio de sus ovejas descarriada; vendaré

esparcidas, así reconoceré la perniquebrada, y

mis ovejas, y las libraré fortaleceré la débil; mas a

de todos los lugares en la engordada y a la fuerte

que fueron esparcidas destruiré; las apacentaré

el día del nublado y de con justicia.

la oscuridad. Y yo las

sacaré de los pueblos, y

las juntaré de las tierras;

las traeré a su propia 1.2

Ante todo necesitamos identificar a los pastores y líderes que

practican el abuso espiritual. Es el punto de partida para poder

cambiar o corregir.

El texto de Ezequiel los describe perfectamente con dos frases:

“se apacientan a sí mismos” (v.2)

“os habéis enseñoreado de las ovejas” (v.4)

Ahí tenemos el “retrato robot” del abusador espiritual o mal

pastor. Dos grandes evidencias, dos rasgos lo definen:

¿Cómo son y qué

hacen?

Sus características

1 El egocentrismo: “se apacientan a sí mismos” (v.2)

- Buscan su propio beneficio. Ahí entendemos lo apropiado de la

palabra abuso:
- Ab-uso: es un uso desviado, desviado hacia sí mismo, para

beneficio propio (ídem. idea al “desvío de fondos” con el dinero).

Abusar es usar para sí en perjuicio de las ovejas.

[ 14 ] Los Peligros del Abuso Espiritual01 Parte - Pablo Martínez


Vila [ 15 ]

-Son “hombres amadores de sí mismos” (expresión de Pablo en


Timoteo. 3:2). Hay un elemento de narcisismo con la


consiguiente

falta de empatía típica de la persona narcisista. No les importa

en realidad el rebaño: “mas no apacentáis a las ovejas”; hay una

negligencia de consecuencias trágicas (v.5-6) como veremos

después. En realidad, no aman a Cristo, se aman a sí mismos y


lo

que les importa de verdad es su propio interés (Fil 2:21).

- En los casos más graves, se llega a una especie de culto a la

personalidad: se hacen venerar por la gente.

2 La manipulación: “os habéis enseñoreado de las

ovejas” (v.4)

- Se “sirven de” en vez de “servir a”, una tergiversación perversa

de su cometido. Usan a las ovejas para su beneficio. Es patética


la

descripción del texto: “Coméis la grosura, y os vestís de la lana;


la

engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas” (Ez. 34:


3).

- ¿Cómo lo hacen? Tienen tres grandes medios con los que

se sirven de las “ovejas”. En realidad es una tentación clásica


del
sacerdotalismo en todas las religiones, por ejemplo algunos
“gurús”

en las religiones orientales. Señorean con la “triple P”, tres


facetas

que suelen ir juntas: [ 16 ] Los Peligros del Abuso Espiritual

Poder

- Se consideran y se ponen en una posición de poder. Están en

un plano superior, “por encima de” y no “bajo”, como es propio


del

siervo. Entienden el poder como mandar, dominar (v. Mc.


10:42-45),

un poder jerárquico.

- Hacen una distorsión de la palabra “epískopos”.


Efectivamente,

el pastor ha de estar por encima, sobre (“epí”), pero el propósito


y

la única razón de “estar sobre” es mirar por (“skopos”), vigilar,


velar

por las ovejas. No es una posición con intención jerárquica, sino

pastoral. La idea de “estar sobre” no es mandar más, sino


cuidar

mejor.

- “Someten” en vez de “someterse a”. Es una perversión


diabólica

porque cambian la exhortación bíblica “sometiéndoos los unos


a

los otros” por “sometiendo a los otros”.

Privilegio

- Es consecuencia del anterior: al estar en un plano superior


se consideran libres, exentos de cumplir lo que demandan de
los

demás. Su ministerio se asemeja a aquellas películas inglesas -

“arriba y abajo” – donde queda muy claro quiénes son los


señores y

los servidores. Hay una distorsión completa de su cometido


original

tan bien resumido por el Señor: “no he venido para ser servido,
sino

para servir”.

Jesús describe con detalle y denuncia esta conducta (Mc


7:1-23)

que se sintetiza en una frase: lo que ellos más prohíben, es lo


que

más hacen. 01 Parte - Pablo Martínez Vila [ 17 ]

Presión (Exigencia):

-Cargan hasta la extenuación a las personas con normas y

obligaciones de manera que la vida cristiana acaba en un


legalismo

asfixiante y generador de culpa. Jesús lo denuncia en Mateo 23:

“ay de vosotros…”.

Uno de los rasgos distintivos de la persona abusada es el peso

de la culpa. Por ello Jesús aporta un aire fresco y lleno de vida

a sus contemporáneos al decir: “Venid a mí todos los trabajados

y cargados porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”. O bien,

“conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Estas


palabras

eran bálsamo ante el yugo difícil y la pesada carga que se les

imponía.
En resumeeos y ambiciones. Convierte n, el mal pastor utiliza

a las personas como peones en

beneficio propio para conseguir

sus des

la vara y el cayado en látigo que

fustiga en vez de báculo que guía

y apoya.

Llegados aquí hacemos nuestras

las palabras de J. Stott: “interpretar

la iglesia en términos de una casta

clerical privilegiada o de una

estructura jerárquica es destruir la

doctrina de la iglesia del Nuevo

Testamento.”[ 18 ] Los Peligros del Abuso Espiritual 1.3

Hasta aquí hemos visto “el abusador por fuera”, cómo se

manifiesta. Ahora vamos a considerar “el abusador por dentro”,

algo así como un viaje al interior de su corazón. Puede, y suele,


haber

explicaciones psicológicas. Es lo que se llama el perfil


psicológico

del abusador: la proyección de conflictos personales no


resueltos,

tensiones internas que aboca desde el púlpito o en el trato con


los

demás etc. Las conductas del abusador las podemos entender y

analizar psicológicamente. Pero el problema es, en último


término,
espiritual. Estamos delante de un asunto moral, no psicológico,
hay

una raíz profunda que anida en el corazón (Mc. 7: 15-23). Por ello

nuestra guía en este delicado “viaje” es una vez más la Palabra,


en

este caso a la luz del texto de 1 Pedro 5:2-4.

¿Por qué son y

actúan así?

Las causas

2 Apacentad la grey de Dios que está entre

vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino

voluntariamente; no por ganancia deshonesta,

sino con ánimo pronto;

3 no como teniendo señorío sobre los que

están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos

de la grey.

4 Y cuando aparezca el Príncipe de

los pastores, vosotros recibiréis la corona

incorruptible de gloria. o Una motivación correcta: “no por


ganancia deshonesta”

Trabaja por dinero, es un asalariado. Es una consecuencia

natural de lo anterior. Si falla la vocación genuina, falta el

“ánimo pronto” que es sustituido por la codicia, la “ganancia

deshonesta”, los intereses meramente personales. El buen


pastor

ama al rebaño de Cristo –la iglesia- porque ama a Cristo. El

asalariado no ama a Cristo, se ama a sí mismo.

o Un espíritu de siervo (servicio): “no teniendo señorío…”


Un rasgo esencial del “buen pastor” es la humildad. La

verdadera humildad nace del espíritu de siervo y lleva a una

vida de servicio. Este fue el rasgo distintivo del Señor como se

nos enseña en el antológico canto de Filipenses 2: 5-11. Cristo

se hizo menos, se rebajó (Fil 2: 7-8). De ahí viene precisamente

la palabra ministro (de minus, menos). El ministro (siervo) es el

que se ha hecho menos y entiende su trabajo pastoral como un

servicio.

1 SUS CARENCIAS: lo que les falta (pecados de omisión)

Según el texto de Pedro, el mal pastor tiene tres grandes


carencias,

cada una de ellas introducida por un “no”:

o Una auténtica vocación: “no por fuerza, sino

voluntariamente”

El pastorado es su trabajo, pero no su vocación. El buen pastor

tiene un llamamiento que viene de Dios. Esta vocación divina le

capacita para pastorear “no por fuerza”, como una obligación,

sino “voluntariamente”, de buena gana, Si no hay este sentido

de vocación divina, el pastoreo deviene una simple profesión

donde falta lo más importante: el corazón de pastor que da su

vida por las ovejas.

En resumen, a diferencia del abusador, el buen pastor trabaja no

por obligación, sino por vocación; no por dinero, sino por amor a

Cristo y al rebaño de Cristo; no busca “poder”, sino “poder


servir”

[ 20 ] Los Peligros del Abuso Espiritual2

Vanidad: un concepto carnal de ambición


Hay una ambición buena y legítima: usar mis dones, tiempo

y energía lo mejor posible para que “Cristo sea magnificado en

mí” (Fil. 1:20). Es una ambición cristocéntrica, no egocéntrica.

No obstante, hay también una ambición mala. Es la que

tenía Baruc quien “buscaba para sí grandezas” y es reprendido

por el Señor (Jer. 45:5). Destacar, ser importante, ser famoso,


ser

recordado son las “tentaciones silenciosas” del vanidoso. Ahí

entra el narcisismo antes mencionado. En vez de pedir “brilla

Jesús en mí” (como reza un hermoso cántico), su anhelo íntimo

es “brille yo lo más posible”. El deseo de hacer algo grande

para Dios es legítimo y loable; pero a veces puede esconder un

anhelo, incluso inconsciente, de pasar a la historia, de “ hacerse

un nombre” como los hombres de Babel (Gen. 11:4). La Historia

nos enseña cómo a veces las grandes ambiciones terminan en

grandes cementerios”.

SUS ERRORES: lo que les sobra (pecados de comisión)

o Autoritarismo: un concepto personalista de liderazgo.

El mal pastor centra la atención en él, todo gira alrededor

de su persona. Nada se puede hacer sin su conocimiento

y su consentimiento. Lo controla todo. Fomenta una gran

dependencia de su persona y puede llegar a convertirse en una

especie de “gurú”. En este punto, la iglesia (la congregación)

puede entrar en una dinámica de secta con todas las

consecuencias que ello conlleva.

El autoritarismo lleva a la inmadurez espiritual por cuanto la

dependencia impide crecimiento. Trata a los miembros no como


adultos sino como niños. La verdadera autoridad es creativa

(la palabra “autoridad” viene de “autor”) y estimulante, no

represiva y paralizante. El abusador – líder autoritario- impone;

01 Parte - Pablo Martínez Vila [ 21 ][ 22 ] Los Peligros del Abuso


Espiritual

el líder maduro expone. El crecimiento en madurez y sabiduría

espiritual – llegar a ser “adultos en Cristo”- queda relegado

porque el abusador mide la santidad sobre todo en términos

de obediencia a su persona, no de obediencia a Cristo. Lo

importante no es crecer, sino obedecer. El abusador te hace

sentir más niño que adulto.

Legalismo: un concepto equivocado de espiritualidad.

La vida cristiana gira alrededor de normas: lo que se puede

y lo que no se puede hacer, lo que es bueno y lo que es malo.

Te hace sentir más esclavo que libre. El legalismo, a su vez,


suele

tener dos grandes consecuencias:

- LA CULPA. Este legalismo con frecuencia se asocia a una

culpa intensa por no llegar a los niveles requeridos. Te hace


sentir

más culpable que gozoso.

- EL MIEDO. El Evangelio acaba siendo un mensaje de juicio

sobre un trasfondo de gracia en vez de un mensaje de gracia

con un aviso de juicio. Sin quererlo, convierten el Evangelio

en “malas noticias” más que en la buena nueva de salvación,

libertad y vida abundante en Cristo. Te genera más inseguridad

que certeza.
A modo de resumen, el “retrato robot” del abusador es una

versión ampliada de los dos grandes rasgos mencionados en el

primer punto:

- Exigen mucho, pero ellos dan muy poco (falta alimento)

- Riñen, pero no fortalecen (falta consolación)

- Reprenden, pero no enseñan (falta instrucción)

- Mandan, pero ellos no se someten (falta el ejemplo)

- Se sirven de, pero no sirven a (falta el amor) 01 Parte - Pablo


Martínez Vila [ 23 ]

El resultado final es que en vez de “sobrellevar las cargas los


unos

de los otros” (Gal. 6:2), imponen cargas sobre los otros.

En el texto de Ezequiel 34 encontramos cinco ejemplos


concretos

de esta conducta negligente, lo que debían haber hecho y no

hicieron:

o No fortalecisteis las débiles

o No curasteis la enferma

o No vendasteis la perniquebrada

o No volvisteis al redil a la descarriada

o No buscasteis la perdida

Llegados a este punto, una palabra de advertencia es


necesaria.

Hasta aquí hemos puesto al descubierto los rasgos y


motivaciones

del abusador espiritual, pero cuidado porque también existe el


otro

extremo, el “CONSENTIDOR ESPIRITUAL”. Debería ser objeto


también
de amplia reflexión porque es un grave peligro para el pueblo

de Dios. El consentidor es un mal pastor porque vive y enseña


un

cristianismo “bajo en calorías”, genera flojera espiritual, en una

palabra, la permisividad que tanto caracteriza a la Iglesia en


una

Europa secularizada.

Por ello debemos enfatiza que no estamos hablando de ni

abogamos por:

Pastores “débiles”. Los pastores con una personalidad fuerte,


incluso

dominante, aparecen con frecuencia en la Palabra y en la


historia

de la Iglesia. Grandes líderes, como Moisés, Pablo y Pedro, no


fueron

pastores débiles. Una personalidad recia y un liderazgo bíblico


no son

incompatibles.

Un discipulado “light” sin esfuerzo, carente de disciplina y


sacrificio.

No abogamos por una vida cristiana de “disneylandia”. La


salvación

es gratuita, pero en el discipulado no hay rebajas. Sin sacrificio


no hay

bendición.

Una iglesia “club” más cercana a un club social que a una


comunidad

de discípulos de Jesús el radical. 1.4

Hasta ahora hemos visto ya numerosas consecuencias y


peligros
del abuso espiritual. Pero, ¿cómo puede y suele acabar? El
resultado

final se resume en una palabra: destrucción. Se puede ver en


tres

niveles:

o en lo personal, la crisis de fe;

o en lo eclesial, la dispersión del rebaño

o en cuanto al mal pastor, el juicio divino.

En Ez. 34 esta destrucción se nos describe otra vez en cinco


frases

dramáticas que apuntan a los tres niveles mencionados. Son


pasos

progresivos, de gravedad creciente. Éstas son las etapas de una

crisis espiritual:

¿A dónde nos

lleva?

El resultado final

El extravío espiritual: “Andan errantes por falta de

pastor” (v.5), “anduvieron perdidas” (v.6). Confusión,

desorientación, dudas.

Donde no hay dirección, ni instrucción, ni guía,

hay extravío, uno acaba perdido. La confusión, la

desorientación, las dudas caracterizan al creyente

“errante por falta de pastor”.

El alejamiento (separación) de la iglesia: “Se han

dispersado”, “fueron esparcidas”.

[ 24 ] Los Peligros del Abuso Espiritual01 Parte - Pablo Martínez


Vila [ 25 ]
En medio de esta situación es frecuente la decisión de

dejar la iglesia local que es vista, erróneamente, como

el foco causante del problema. El problema no es la

iglesia, sino el mal pastor en la iglesia. El abuso espiritual

no se arregla marchando de la iglesia. Más bien al

contrario, la reacción de apartarse de la iglesia conlleva

una soledad peligrosa. El aislamiento espiritual implica

la falta de apoyo comunitario, el calor del cuerpo de

Cristo. Cuando las ovejas están separadas, dispersas,

les es mucho más difícil sobrevivir. El cristianismo es una

fe para vivir en comunidad, no en solitario. De ahí, la

tercera etapa.

La muerte espiritual “Son presa de todas las fieras

del campo” (v.5).

Una oveja sola es una oveja en peligro. Igual sucede

con el creyente. Son presa fácil de cualquier enemigo:

influencias de personas o ideologías hostiles al Evangelio

y hábilmente usadas por el diablo. Quedan a merced

de los “vientos de doctrina” o de los lobos rapaces

que llevan a la crisis de fe. Hundidos y destrozados

emocionalmente son terreno abonado para el

naufragio, el abandono ya no de la iglesia, sino del

Señor. Es el peor final posible del abuso, el triste epílogo

de un mal pastoreo.CONCLUSIÓN:

Contra destrucción,

edificación. La edificación es
el antídoto natural contra el

abuso espiritual, es su opuesto,

lo que más se aleja del mal

pastoreo. Por ello, constituye

la mejor prevención y el mejor

tratamiento.

De ahí la gran preocupación

de Pablo por este asunto

en las epístolas. Un ejemplo

destacado lo encontramos

en la iglesia de Corinto,

una congregación proclive

al abuso espiritual. No es de

extrañar que en el capítulo

14 aparezca hasta siete

veces la palabra edificar o

edificación. Una congregación

donde abundaba la inmadurez,

el infantilismo espiritual,

necesitaba, ante todo, ser

edificada. Este énfasis alcanza

su clímax en el versículo

26: “hágase todo para

edificación….”. La edificación

incluye la predicación de

exhortación y de consolación
porque son formas prácticas

de edificación. Por esta razón

el apóstol las presenta como

inseparables en 1 Corintios

14:3.

La edificación tiene un

propósito: EL CRECIMIENTO:

”Creciendo para ser un templo

santo en el Señor” (Efes. 2:20-

22). El crecimiento personal

y comunitario es evidencia

de una buena edificación y

constituye uno de los síntomas

primordiales de una iglesia

saludable.

Ello es así porque el

Conclusión

LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA, LA “VACUNA” POR

EXCELENCIA CONTRA EL ABUSO

[ 26 ] Los Peligros del Abuso Espiritualcrecimiento lleva a la


MADUREZ

en Cristo (1 Cor. 14:20).

Crecemos para llegar a ser

como Cristo: “…que Cristo sea

formado en vosotros”. Al final

todo apunta a Cristo, el Príncipe

de los Pastores, el Buen Pastor


por excelencia. Él es nuestro

modelo y quien nos capacita.

Así pues, son indicadores de

salud espiritual de una iglesia

la edificación, el crecimiento

y la madurez. Por ello, además

de todos los rasgos ya

mencionados, nos ayudará

a identificar una situación

de abuso el hacernos estas

preguntas: ¿me edifica? ;¿me

ayuda a crecer? ;¿contribuye a

mi madurez en Cristo?

En el Salmo 78:72

encontramos un resumen

certero y hermoso de lo que es

un buen pastor, la antítesis del

“abusador”:

“Y David los apacentó

conforme a la integridad de su

corazón; los pastoreó con la

pericia de sus manos”.

David, el gran rey de

Israel, fue un pastor según el

corazón de Dios, “un hombre

que hará todo lo que yo quiero”


(Hc.13:25), no por su perfección

sino por su “corazón íntegro” y

por “la pericia de sus manos”,

es decir, la excelencia en su

trabajo. ¿Cuál fue su secreto?

¿Cómo se consigue ser un

pastor así? Amaba a Dios con

todo su corazón y anhelaba la

comunión diaria con Él (Salmo

27:4). Es el mismo requisito

que el Señor Jesús le enseña

a Pedro antes de comisionarlo

a pastorear sus ovejas: “Simón,

hijo de Jonás, me amas” (Jn

20:15-19). Una vez Pedro ha

declarado tres veces que ama

a Jesús, está preparado para

ser un buen pastor.

En el amor a Cristo y en la

comunión íntima con Él radica

el secreto último para ser un

buen pastor y no un abusador

espiritual.

Pablo Martínez Vila

01 Parte - Pablo Martínez Vila [ 27 ]Parámetros éticos de la

intervención pastoral[ 30 ] Parámetros éticos de la intervención


pastoral
2 2.1. INTRODUCCIÓN

2.2. DIGNIDAD DE LAS PERSONAS.

2.3. PRINCIPIOS GENERALES DE INTERVENCIÓN

2.4. CASUÍSTICA

2.5. TOMA DE DECISIONES

2.6. ANEXOSE

ste documento es el resultado de la búsqueda de una


herramienta

que fuera útil a la hora de desarrollar la pastoral,


especialmente

en lo relativo a la consejería. La exhortación de Pablo en


Hechos 20: 28

de que cuidemos de nosotros mismos, y del rebaño en que el


Espíritu

Santo nos ha puesto para apacentarlo, junto con la


recomendación a

los corintios en 1ªCorintios 11:28, invitándonos a examinarnos


a nosotros

mismos (este pasaje habla de la Cena del Señor, pero el hecho


de

examinarnos puede aplicarse a nuestra vida en general), y


reiterándolo

nuevamente “examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe;


probaos a

vosotros mismos” en 2ªCorintios 13:5, me llevó a pensar que


necesitaba

unos parámetros de actuación que marcasen los límites de mi


acción

pastoral y me diesen herramientas para el examen y la prueba


de la
intervención pastoral.

sta necesidad personal cada día se hizo más marcada en medio

de una sociedad plural, donde incluso los creyentes


manifiestan

pluralidad en sus propios acercamientos a la norma bíblica.


Como

pastor y consejero, la fe que profeso no me autoriza a imponer


creencias

u opiniones a los demás, sino que me impulsa a escuchar, a


respetar, a

colaborar lealmente con los demás y a ofrecer con la humildad


y con

fuerte convicción los propios puntos de vista sin pretender que


éstos

representen siempre la voluntad definitiva de Dios.

Introducción

2.1

02 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 31 ]C

uando abordo el tema de los Parámetros éticos de la

intervención pastoral, lo hago desde la perspectiva de que la

ética cristiana no es primariamente una doctrina, no es un


decálogo,

un conjunto de leyes y normas a aplicar, sino que emana de un

encuentro personal con Jesucristo que provoca un cambio


radical de

los valores, lealtades, prioridades, actitudes e intereses de la


persona
que se alinean con la revelación dada a los hombres en la Biblia.
El

cambio radical consiste ante todo en la experiencia fascinante


de

sentirse amado por un Dios padre, y ese amor hace que


ajustemos

nuestra toda nuestra manera de vivir, nuestra manera de actuar


y

juzgar moralmente, lo que en definitiva es nuestra ética, a la


revelación

dada por Dios en su Palabra.

ero no es un amor que pueda ser tomado como criterio único

de legitimación de la ética de los cristianos, ya que podemos

preguntarnos: ¿puede desde el amor errarse? ¿Puede un


auténtico

amor cristiano conducirnos al pecado? ¿Puede el amor


oponerse a

la voluntad de Dios? ¿Puede el amor hacer el mal? Es cierto que


el

amor nos libra de cargas legalistas que transforman la fe en un


cerrojo

de la vida, pero también se entiende como un principio limitado.


Por

ejemplo, si una relación sexual no es la correcta, sigue siendo


incorrecta,

sin importar el grado de amor entre las personas. ¿Qué intenta


trasmitir

esta sentencia? Que hay otro criterio de evaluación que está


por
encima del amor: la voluntad de Dios. En el ejemplo anterior
podemos

decir que un vínculo es sano se adecua a la Palabra de Dios, y


no lo es

si no se adecua, más allá del amor, el respeto y el compromiso


que se

vivencie en el mismo.

sta convicción personal de mi encuentro radical con Jesús me

enfrentó al mundo plural en el que vivimos, lo cual provocó, con

ánimo de mejorar el ministerio pastoral, me hiciese muchas


preguntas.

¿Puedo imponer mi criterio moral a una persona que busca


ayuda?

¿Debo asumir el papel de “salvador” aunque me sea solicitado


por

[ 32 ] Parámetros éticos de la intervención pastoralla persona?


¿Cómo evitar que pueda llegar a convertirme en un

manipulador espiritual? ¿Dónde están los límites de mi consejo?


¿Qué

pasa si alguna persona no sigue el consejo que le doy, cómo


debo

actuar? ¿Cuál es mi papel como pastor o consejero espiritual?


¿Hasta

dónde puedo llegar? ¿Debo forzar la opción que “yo sé que es la

mejor”? ¿Soy yo el responsable de una persona ante Dios o lo es


ella?

e esta reflexión y fruto de la práctica ministerial, comencé a

aplicar en mi intervención pastoral unos parámetros éticos


que dieran consistencia y a un tiempo garantizaran al máximo
la

corrección de la misma. Doy gracias a Dios por los años de


labor como

pastor y por la intensa formación en Ética y en Bioética, a las


que debo

mucho, como comprobarán, de lo que en este documento


desarrollo.

Por años fui integrando diferentes aspectos del saber y los


apliqué al

ministerio, lo cual ha redundado positivamente en todo el


proceso de

consejería pastoral.

o abordo en este documento aspectos relacionados con

la propia consejería que tienen que ver con el proceso

terapéutico, técnicas, modelos de intervención, etc., sino que


me

limito exclusivamente a intentar acotar las líneas éticas en las


que se

desarrolla tal intervención pastoral.

as tesis del presente escrito fueron presentadas en forma de

ponencia en el Seminario de Teología y Psicología Pastoral

organizado por la Alianza Evangélica Española realizado en


Mayo del

2015.

Marcos Zapata Figueiras

02 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 33 ] 2.2


[ 34 ] Parámetros éticos de la intervención pastoral

A través de este documento determinaremos unas

pautas de actuación en la pastoral, especialmente en

ámbito de la consejería pastoral, en la vida de los creyentes.

Estas pautas han de tener ciertas características:

• Sencillez y claridad en su presentación y conceptos.

• Ser universales en su aplicación, es decir no

pueden depender de doctrinas particulares de cada

denominación cristiana, y tienen que ser válidas para toda

persona, en todo lugar y en cualquier época.

En función de estas premisas podemos establecer cuatro

parámetros que serán el marco en el cual nos movamos.

Parámetro 1º:

Dignidad de las

personas

as personas tienen dignidad, y no precio. Las

personas no pueden ser discriminadas, no pueden

ser compradas y tienen que ser tratadas con

respeto y consideración como criaturas y/o hijos de Dios.

Deben ser tratadas con equidad, no haciendo acepción

de personas por ninguna razón. 02 Parte - Marcos Zapata


Figueiras [ 35 ]

sta es una premisa muy importante ya que refleja un cambio

de paradigma en la pastoral: las personas no son el objeto

de nuestra pastoral, sino los sujetos de ella, por lo tanto


interaccionan, opinan, tienen creencias y valores establecidos
por

su cultura, educación o familia que los definen ante los hechos

transcendentes de la vida. Las personas son responsables de


sus

vidas y dan cuenta de ellas ante Dios. Hemos de pasar de una

pastoral con un enfoque paternalista a una pastoral que


considere

la autonomía de las personas como un valor establecido.[ 36 ]


Parámetros éticos de la intervención pastoral

2.3

Parámetro 2º:

Principios generales

de intervención

n nuestra sociedad pluralista, con diferentes filosofías

y creencias religiosas, la ética pastoral además de ser

respetuosa debe ser beligerante en defensa de los principios

bíblicos y, a su vez, de la dignidad de la persona.

En la relación consejero-aconsejado, pastor-creyente, en la que

se expone la vida y las circunstancias del aconsejado, la toma

de decisiones siempre supone una elección entre alternativas

diferentes, en las que siempre una será mejor (o menos mala)

para el creyente que el resto. Por ello lo recomendable es que


por

procedimientos deductivos, inductivos o de inferencia, o


reflexivos

con coherencia, los procedimientos, planteamientos y toma de


decisiones se basen en los siguientes principios de: No
Maleficencia,

Justicia-No Acepción, Hacer Bien, y Autonomía, que a


continuación

vamos a exponer.

Principios Generales de Intervención: La intervención pastoral


se

sujetará a los siguientes principios:

1. NO HACER MAL

2. JUSTICIA Y NO ACEPCIÓN

3. HACER BIEN

4. AUTONOMÍA1

02 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 37 ]

En España no se ha judicializado, como sucede en

Estados Unidos, la acción pastoral. Son conocidas denuncias,

sentencias y recomendaciones de actuación a raíz de ciertos

escándalos eclesiásticos en ese país, que casos pueden

ilustrarnos.

Según el código penal español un profesional liberal puede

ser condenado si cae en ciertas circunstancias, entre ellas:

• Impericia.- Hacer mal una cosa que se debe saber

hacer bien. Es nuestra obligación. Somos expertos o peritos

en las áreas pastorales que se nos suponen dominadas y

conocidas. (ejemplo: Liberación espiritual)

• Imprudencia.- Hacer algo para lo que no estamos

capacitados, pero aun así nos atrevemos. (sanidad interior vs

psiquiatría)
• Negligencia.- Hacer mal una cosa por descuido o

dejadez.

• Ignorancia.- Desconocer aquello que debemos

conocer por ser peritos.

NO HACER MAL

Claramente se establece que es NO HACER DAÑO en nuestra

intervención. Esto es esencial, no debemos intervenir si vamos


a

empeorar la situación.

Para aclarar esto nos serviremos de lo siguiente:

A[ 38 ] Parámetros éticos de la intervención pastoral

Como pastores tenemos la obligación ética de ser peritos

en nuestros ministerios. No debiera ser común que un creyente

que lleva años en una congregación siga atado a sus pasiones

carnales manifestando el fruto de la carne, incluso con ataduras

demoníacas, y no haya habido ninguna intervención pastoral

que traiga solución a tales ataduras. Esto en un problema de

negligencia pastoral, o podría ser un caso de ignorancia, es

decir, simplemente no se abordan ciertos asuntos porque se

desconoce cómo hacerlo. Esto es hacer mal nuestro trabajo.

Es maleficente, y somos responsables delante de Dios de las

vidas que se nos han encomendado.

Podemos caer en la maleficencia cuando no tomamos

en cuenta el consentimiento de las personas. Una acción

bien practicada pero sin el consentimiento es incorrecta y en

algunos países puede ser penalizada.


Como indicamos en el primer parámetro ético, las personas

no son el objeto de nuestra pastoral, sino los sujetos de ella.

Son responsables de sus vidas y dan cuenta de ellas ante Dios.

De ahí el cambio de una pastoral con un enfoque paternalista

a una pastoral que considere la autonomía de las personas,

de forma que éstas toman responsabilidad por sus vidas. No

podemos decidir por ellas. Este aspecto lo desarrollaremos

mejor en el parámetro cuarto.

Hacer algo que esté contraindicado.

Hacer recomendaciones contraindicadas por falta de

conocimiento del área que enfrentamos, es una mala práctica

pastoral y atenta contra el principio de no hacer mal. Cuando

abordamos, por ejemplo, un problema de violencia de

género, etc., debemos tener los conocimientos acerca de la

C02 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 39 ]

problemática global de la violencia de género: el ciclo del


maltrato,

qué decir y no decir, cómo acompañar, cómo proveer recursos,

etc., lo que no podemos en aras de la restauración matrimonial


es

forzar una reconciliación, para la cual la mujer no está


preparada,

volviendo a restablecer el ciclo del maltrato. Esto supone de


facto un

segundo abuso por nuestra parte. Esto es hacer mal. Este


principio

ético de no hacer mal es imperativo para todo agente pastoral.


Ezequiel 34: 1-10.

El texto citado de Ezequiel abunda en los diferentes aspectos


de

una pastoral maleficente. Leámoslo en la versión RV60. (1)

(1) Texto de referencia página 12-13[ 40 ] Parámetros éticos de


la intervención pastoral

JUSTICIA Y NO ACEPCIÓN DE PERSONAS 2

De la Palabra de Dios emana el principio de Justicia y No


Acepción

de personas. Leemos en Deuteronomio 16:19, en diferentes


versiones

la misma conclusión:

RV 1960: No tuerzas el derecho; no hagas acepción de

personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los

ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.

La Biblia de las Américas: No torcerás la justicia; no

harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque

el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras

del justo.

DHHe: No pervirtáis la justicia; no hagáis diferencia

alguna entre unas personas y otras, ni os dejéis sobornar,

pues el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las

palabras de las personas justas.

También leemos en Romanos 2:11

RV60: porque no hay acepción de personas para con

Dios.

La Biblia de las Américas: Porque en Dios no hay


acepción de personas.

DHHe: Porque Dios no hace diferencia entre unos y otros.

BLPH: Porque en Dios no caben favoritismos.

También podemos leer Levítico 19:1502 Parte - Marcos Zapata


Figueiras [ 41 ]

El principio de Justicia- No Acepción de personas engloba

diferentes aspectos que deben ser tenidos en cuenta:

a. Equidad.

No se puede discriminar a

nadie, y debemos ser equitativos

en el sentido de justicia

equitativa. La equidad es

también no hacer acepción de

personas.

b. Accesibilidad.

Debemos estar accesibles, y ser

alcanzables por las personas a las

que Dios nos llamó a servir. Nuestro

tiempo debe ser distributivo según

las necesidades de la obra. No

podemos estar tan ocupados en la

obra que no tengamos tiempo para

la gente que finalmente son el sujeto

de la obra. Los recursos deben ser

c. Eficiencia. accesibles para todos.

Debemos ser efectivos

en la misma medida de
los recursos y dones que

poseemos. Al que mucho

se le da mucho se le

demandará.

Si falta alguno de estos aspectos, nuestra pastoral en la iglesia


no

será justa. [ 42 ] Parámetros éticos de la intervención pastoral

HACER BIEN 3

ES HACER BIEN. El bien de la intervención pastoral viene como

resultado de la aplicación de la Buena Práctica Pastoral (se

desarrolla este aspecto en el último punto del documento).

La Buena Práctica Pastoral es directamente proporcional a

nuestra formación en las diversas áreas de la pastoral y a la


buena

relación con la persona que recibe la acción de nuestro


ministerio.

La máxima de que “no sólo hay que hacer el bien, hay que
hacerlo

bien”, debe estar presente a la hora de la acción pastoral. El


bien

hay que hacerlo bien, sino no será un bien.

Este principio evidentemente se refiere a la búsqueda del bien

o beneficio de la persona que es sujeto de nuestra intervención

pastoral, a la protección de sus derechos, a la obligación de


socorro

y a las decisiones que requieren a veces un análisis de coste

beneficio en la toma de decisiones pastorales, etc. Hacer el


bien
implica evitar todo tipo de intervención ineficaz o fútil. Todo ello
se

deriva de que cada persona es un fin último en sí misma, y


nuestra

actividad pastoral es un instrumento a su servicio, en el sentido


del

cuidado del rebaño que el Señor nos encomendó.

Los textos de referencia son Ezequiel 34: 11-16. 1ªPed 5: 2-3.


(RV60).

(2)

El bien hay que

hacerlo bien,

sino no será un

bien.

(2) Estos textos están magníficamente

estudiados por Dr. Pablo Martínez Vila en la

primera parte de este libro, “Los Peligros del

Abuso Espiritual”. 02 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 43 ]

AUTONOMÍA 4

En la pastoral este principio se identifica con la capacidad

de tomar decisiones, establece el derecho de la persona a la

autogestión de su vida, asumiendo las consecuencias ante los

hombres por sus actos y rindiendo cuentas a Dios de los


mismos.

También debemos tener en cuenta los valores de cada persona,

que hacen que se aprecie de forma diferente cada hecho o

situación de la vida. En la Buena Práctica Pastoral debemos


incorporar los valores de las personas para dejarlos en las
mejores

condiciones para la toma de decisiones en su vida que los


acerquen

a la voluntad de Dios.

Este principio nos obliga a convencer al creyente a que deje

sus malas prácticas sin coaccionar, aunque sí persuadiéndolo


con

argumentos. El límite de incorporación de valores del paciente

está en el punto que choca con nuestra buena práctica pastoral,

es decir, podemos tener en cuenta esos valores que las


personas

nos muestran siempre y cuando no nos obligue a hacer algo en

contra de la buena práctica pastoral, convirtiendo mi


intervención

en maleficente.

El respeto a la autonomía del creyente llega al punto de que si

en un momento dado éste toma una decisión contraria a nuestro

consejo, una vez que hemos tenido en cuenta los principios

bíblicos y valorado las circunstancias especiales de cada caso,

y lo hace conscientemente asumiendo la gestión de su vida,

con las consecuencias que esto pueda traer, nosotros debemos

respetar su decisión e incluso acompañarlo en su proceso


vivencial.

Acompañarlo a lo largo de su vida no debe implicar nunca


validar

posiciones no bíblicas, sino no romper los puentes de relación


que
tengamos con las personas. [ 44 ] Parámetros éticos de la
intervención pastoral

En cierta ocasión una mujer que se iba a casar con un hombre

que no era del agrado de sus padres por diversas razones para

ellos muy consistentes, las cuales les llevaron a la decisión de


no

asistir a la boda y romper toda relación con la hija, me dijo: “tal


vez

me esté equivocando, tal vez cometa un error, pero ahora me


han

abandonado, y si fracaso ¿quién recogerá mis pedazos?” A esto


me

refiero con acompañar en el proceso vivencial, es poderle


transmitir

con palabras o con hechos a otra persona: “puede que piense


que

te estás equivocando, pero ahora más que nunca quiero estar a

tu lado”. Estoy hablando en un contexto de relación pastoral,


que

va mucho más allá de una relación que un profesional de la


salud

psicológica, o un consejero externo puede llegar a tener.

El respeto de este principio es básico. No somos dueños de las

personas, lo es Dios, nosotros daremos cuenta al Señor de


haber

dado lo mejor de nosotros y haber enseñado los principios


bíblicos

para que la persona tome las decisiones en su vida alineándose

con la Palabra. 02 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 45 ]

I. No hacer mal
II. Justicicia y No Acepción de personas

III. Hacer bien

IV. Autonomia[ 46 ] Parámetros éticos de la intervención


pastoral

Estos cuatro principios están jerarquizados.

os principios de no hacer mal y de justicia tienen carácter

público, es decir, se refieren a nuestra relación con la sociedad,

y, por tanto, determinan nuestros deberes para con todos los


seres

humanos, en el orden de su vida biológica y social. No podemos

hacer mal, no podemos se injustos; tal y como vimos puede


estar

penado el hacer mal. Son, por ello, exigibles a todos por igual.
Son

principios no voluntarios, por tanto IMPERATIVOS, es decir no


hay

manera de no cumplirlos. No podemos elegir, estamos


obligados a

intervenir de esta forma.

os principios de hacer bien y autonomía pertenecen al ámbito

privado de cada persona, ya que responden al desarrollo de

su proyecto de vida, y dicha persona los tiene que gestionar de

acuerdo con sus convicciones, ideales y valores. Así pues,


justicia y

no hacer mal se deberían de anteponer siempre a beneficencia


y
autonomía. No son imperativos y los máximos a los que se
lleguen

son voluntarios. Esta buena práctica pastoral es exigible a todo

pastor no por la ley, pero sí por la comunidad de creyentes y por


los

ministerios supervisores que tuviese dicha comunidad.

l Hacer Bien, como principio moral, está estrechamente

unido al de Autonomía, y consecuentemente son del mismo

nivel. Por ejemplo, yo establezco autónomamente mi sistema de

creencias, valores, metas y propósito en la vida y el significado


de lo

que es para mí la felicidad, y por tanto aquellas acciones que


son

buenas para mí, ya que me ayudan a alcanzar dichas metas y a

desarrollar mis creencias y valores. Algo puede ser bueno para


una

Jerarquización de los principios02 Parte - Marcos Zapata


Figueiras [ 47 ]

persona y para otra no. Para un testigo de Jehová la transfusión


de

sangre no es un procedimiento que le haga bien, sin embargo


para

los demás sí lo es. Algo que hace bien, algo bueno, siempre es
algo

bueno para mí. El principio de hacer bien siempre lo es respecto

al propio sistema de creencias y valores, cualesquiera que


fuesen,

religiosos, culturales, políticos, familiares, económicos, etc.


Por esto
en este plano es en el que todos somos distintos por causa de la

pluralidad de nuestras ideas de lo que es bueno y las maneras


de

cómo alcanzar el bien que deseamos. Por eso estamos


obligados a

hacer el bien respetando la autonomía de la persona.

n mi actuar priorizo siempre el No Hacer mal y la Justicia-No

acepción de personas, sobre el Hacer bien. Nuestro deber de

no hacer daño a otros es claramente superior al de hacerles


bien.

Lo mismo cabe decir de la Justicia y No acepción. Pero


podemos ir

todavía más allá, ya que se nos puede obligar a no hacer daño o


a

no ser injustos, pero no pueden obligarnos a hacer el bien, ya


que

este acto de hacer bien debe ser otorgado y recibido libremente

y en consecuencia se halla intrínsecamente relacionado con la

autonomía.

os dos primeros principios, no hacer mal y de justicia son los

que hay que respetar en la ética de mínimos y los otros dos,

hacer bien y autonomía, se refieren a la ética de máximos y, por

tanto, no necesariamente se tienen que compartir en el ámbito


de

la universalización.

quí buscamos la excelencia y la calidad de la intervención,


recordando que la responsabilidad directa de la pastoral

sobre los creyentes es nuestra razón de ser como pastores.[ 48 ]


Parámetros éticos de la intervención pastoral

2.4

Parámetro 3º:

Casuística

odos los Principios Generales de Intervención tendrán su

aplicación particular en cada caso. Es absolutamente

necesario aplicar los principios a cada situación, a cada

persona, de forma que no se conviertan en principios éticos

monolíticos. La casuística se preocupa de aplicar las normas


éticas

a casos especiales. Intenta sopesar los conflictos de


obligaciones,

trazando las distinciones y clarificando las excepciones.

La doctrina que empapa este pensamiento está basada en que

“El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el


hombre por

causa del día de reposo” (Marcos 2:23-28), en este texto Jesús


pone

como modelo a David que come de los panes de la proposición,

algo que sólo podían hacer los sacerdotes, compartiendo el pan

con sus hombres ¿por qué hizo tal cosa?, por necesidad, porque

tuvo hambre, comportamiento que pareciera que Jesús valida.

El Hijo del Hombre, que es Señor del día de reposo,

defendió la acción “ilegal” de sus seguidores con el

argumento de que la necesidad humana está sobre la


ley ritual. Jesús citó un ejemplo de las mismas Escrituras

para mostrar que aun el inmortal David, cuando huía

con urgencia comió el pan de la proposición que

legalmente le estaba vedado, dándoles también a 02 Parte -


Marcos Zapata Figueiras [ 49 ]

los hombres que iban con él (véase 1 S. 21:1–7). Esto no

quiere decir que la necesidad siempre dicta lo que es

correcto; pero sí indica que en similares condiciones,

el acto de David no fue condenable; de manera que

los fariseos no entendían ni las implicaciones de su

propia ley. “Los panes de la proposición” normalmente

sólo debían ser comidos por los sacerdotes como

parte de un ritual significativo, y no eran tan sagrados

que no pudieran servir para satisfacer las necesidades

humanas.

De esa manera fue enunciado el gran principio

que dice: El día de reposo fue hecho por causa del

hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.

Notemos, sin embargo, que el día de reposo es para

beneficio de la totalidad del hombre: necesidades

físicas, mentales y espirituales. (3)

(3) Comentario Bíblico Beacon: Mateo hasta Lucas (Tomo 6) (pp.


296–297).

Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones. Énfasis en


cursivas del autor del

presente documento.

No son los hombres los creados para cumplir principios y


normas,
sino éstas para facilitar la vida del hombre y acercarlo a Dios.

Un ejemplo de cómo las normas son revisadas por Dios mismo,

ampliándolas ante un caso en particular, se encuentra en las

Escrituras. El caso de la petición de las hijas de Zelofehad (Núm.


26:33;

27:2 -11; 36:1-13) y la posterior queja de los varones de su tribu,


ambas

tomadas en cuenta por Dios y que generaron nuevas normas. Es

sorprendente esta historia donde Dios cambia su propia


legislación,

dada por él al pueblo, cuando ante la queja de las cuatro


hermanas

huérfanas, en la que denunciaban como dicha norma provocaba

una injusticia, en lugar de justicia, la ley establecía que sólo


podían [ 50 ] Parámetros éticos de la intervención pastoral

heredar los varones y su padre había tenido cuatro hijas,

pedían que las mujeres pudiesen heredar la tierra en caso de no

haber hermanos varones. Moisés por indicación divina extiende


la

norma ajustándola a la petición de las hermanas. En un giro de

los acontecimientos aparece otra queja, la de los hombres de la

tribu, que reclaman un nuevo cambio de esta segunda


normativa,

ya que puede llegar a menoscabar los derechos territoriales de

toda la tribu. Reconocían el derecho de las hijas a heredar la


tierra,

pero pedían que se casasen con hombres de la tribu, para que la

herencia de la tribu no se fuese a otra, y así se mantuviese la


unidad
territorial. Nuevamente Moisés consulta con Dios y lo
asombroso

es que la norma recién dictada en favor de las cuatro hermanas,

vuelve a ser desarrollada de forma que se ajusta a las


peticiones

de todos los involucrados, las hijas de Zelofehad y los hombres


de la

tribu. Dios mismo desarrolla su propia ley ajustándola a la


casuística

no contemplada hasta entonces.

6 Y Jehová respondió a Moisés, diciendo:

7 Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión

de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás

la heredad de su padre a ellas.

8 Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno

muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija.

9 Si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos;

10 y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos

de su padre.

11 Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a

su pariente más cercano de su linaje, y de éste será; y para los

hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como Jehová

mandó a Moisés.

Números 2702 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 51 ]

Es un interesante ejemplo de que los principios generales no lo

engloban todo y que la casuística genera nuevas perspectivas

antes no previstas ni exploradas teóricamente.


En el episodio de las hijas de Zelofehad comprobamos la
dificultad

de ejercer una pastoral en base a la aplicación de normas y


leyes,

ya que éstas contemplan todas las variantes posibles y para


ello

hemos contemplar cada caso en particular y actuar con


sabiduría.

En ocasiones es difícil en el proceso de consejería aconsejar las

decisiones correctas, ya que no están explicitadas en la Biblia


de

forma clara y aun así, como hemos visto, deben ser expuestas a
la

luz de las circunstancias.

Los escribas y fariseos sucumbieron con demasiada facilidad

a la tentación de utilizar el Decálogo y todo el Pentateuco como

base para una serie de reglas y normas. Hay un peligro


inherente

a toda ética basada en las normas. Las reglas, y el


cumplimiento

de las reglas, pueden convertirse en un fin en sí mismos, y en


algo

más importante que la gente a quien esas reglas están


destinadas

a ayudar.

La casuística es la aplicación de la norma a problemas nuevos

y difíciles. El hecho de que nos tengamos que enfrentar a tantos

problemas nuevos hace que la vida del consejero esté muy


ocupada.

De ahí la necesidad de los principios éticos, que no debemos ver


como normas morales, sino como líneas de actuación que nos

marcan unos mínimos que no debemos traspasar en nuestra


tarea

de consejería. [ 52 ] Parámetros éticos de la intervención


pastoral

Como consejeros cristianos tenemos bien presente lo que se

ha dado en llamar “sentido moral”, que afirma la existencia de

principios deontológicos formulados universalmente, como el


no

matar o el no mentir, pero considera que todo principio tiene sus

excepciones, que se verifican por las circunstancias del caso y


las

consecuencias previsibles.

Nuestro deber primario como agentes pastorales es siempre

cumplir con los principios bíblicos, de tal forma que quien


pretenda

hacer una excepción tiene de su lado la carga de la prueba y,


por

tanto, tiene la responsabilidad de probar que dicha excepción

puede y debe hacerse. Por eso se trata de una mera excepción,


no

de otro principio. La excepción es siempre excepcional, y


debemos

evitar convertirla en norma.

La consecuencia práctica de todo lo anterior es que la


consejería

ha de realizarse siempre en dos tiempos, el primero es en el que

se contrasta el hecho a considerar con los principios morales y


bíblicos generales, las normas, y el segundo es en el que se
evalúan

las circunstancias y las consecuencias, por si éstas permitieran


o

exigieran hacer una excepción a los principios.

El caso paradigmático del divorcio y nuevo matrimonio, que no

pretendo abarcar aquí; o el caso del maltrato de la mujer por


parte

del marido, o el matrimonio en yugo desigual, pueden constituir

ejemplos de una casuística a la que no es sencillo aplicar un


principio

bíblico sin más. Hay que valorar el principio y hay que valorar la

totalidad de las circunstancias. 02 Parte - Marcos Zapata


Figueiras [ 53 ]

Mi práctica pastoral, en el caso de divorcio, o en el caso de un

posible nuevo matrimonio, consiste en crear una terna de


consejeros

que deliberen junto con la persona afectada acerca de todas las

circunstancias que le llevaron a tal punto. Una terna formada


por:

alguien del equipo pastoral, un especialista en


psicología/familia y

un consejero externo a la congregación, que no esté


condicionado

por situaciones de lealtad, amistad, etc. Esto minimiza los


posibles

errores de percepción y ayuda a escuchar a Dios en todo el

proceso, pudiendo tener los principios bíblicos presentes y a un

tiempo aplicarlos al caso en concreto. Proverbios nos recuerda


que
“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la
multitud

de consejeros hay seguridad”. Proverbios 11:14[ 54 ]


Parámetros éticos de la intervención pastoral02 Parte - Marcos
Zapata Figueiras [ 55 ]

2.5

Parámetro 4º:

Toma de

Decisiones

a toma de decisiones se hará en función de los parámetros

anteriormente expuestos. El proceso de toma de decisiones

por parte de la persona debe ser avalada por nuestra propia

autoevaluación a la hora de actuar como consejeros. Debo


valorar

en todo momento si actúo dentro de los principios de:

• No hacer mal

• Justicia-No Acepción de personas

• Hacer bien

• Autonomía

No debemos hacer una intervención sin considerar estos


aspectos,

sería una mala práctica pastoral.

Hemos de tener en cuenta en nuestro análisis de los casos, los

principios bíblicos, los componentes morales, el contexto en el


que

se desarrolla y las consecuencias de cada decisión. Esta forma

de trabajar es la que más se acerca a contemplar el hecho de la


singularidad de cada persona y, por tanto, es el modelo que más
se

acerca a la humanización, y al corazón de Dios por su pueblo.


[ 56 ] Parámetros éticos de la intervención pastoral

La toma de decisión será responsabilidad final de la persona

implicada, pero nosotros como consejeros, dentro de un


proceso

deliberativo de consejería, ayudamos a que la persona tome

libremente y con todos los elementos en su mano, la decisión


más

sabia. A veces nos enfrentamos a decisiones que no sabemos si

son las correctas hasta que vemos los frutos de ellas, pero al
menos

hemos dado todas las herramientas para que se haga la


decisión

más prudente. La prudencia es una virtud que nunca debemos

olvidar a la hora de abordar la casuística ya que permite tomar

decisiones racionales o al menos razonables, en condiciones de

incertidumbre, es decir, cuando no conocemos si el camino a


tomar

entre varias opciones es el correcto o no; cuando no


alcanzamos

a ver todas las consecuencias que habrá en una decisión. Las

decisiones prudentes no son ciertas pero sí aspiran a ser


razonables,

por eso han de ser el resultado de un proceso de debate y


oración.

Dado que no se trata de decisiones ciertas, diferentes personas

pueden tomar ante un mismo hecho decisiones distintas que no


por
ello dejen de ser prudentes.

Nunca debemos sustituir a la persona en sus decisiones, no

podemos ni debemos decidir por ellas, pero sí podemos


acompañar

en el proceso deliberativo, y posteriormente en la decisión


tomada,

especialmente si ésta no es la más sabia.

A. Buena práctica pastoral

A todo pastor se le deberá exigir una Buena Práctica Pastoral lo

cual quiere decir que se le supone el conocimiento, la pericia y


el

carácter necesario para afrontar los acontecimientos de la vida


de

la iglesia.

La Buena Práctica Pastoral no se sale del marco bíblico. La


Biblia

es la máxima autoridad en la práctica pastoral. Toda la


Escritura

es inspirada por Dios, y útil para enseñar, redargüir, para


corregir,

para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea


perfecto,

enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16 y


17

Las áreas de conocimiento y dominio que se le suponen a todo


pas

tor están englobadas en dos dimensiones de la iglesia, a modo


de

resumen:

E
l mandamiento es claro en 2ª Timoteo 2:15. Tenemos la

responsabilidad de formarnos en estas áreas para que haya

una buena práctica pastoral en cada congregación. Como

dice la máxima: fallar en prepararse es prepararse para

fallar.

[ 58 ] Parámetros éticos de la intervención pastoral

DIMENSIÓN INTERIOR

• Gobierno/Administración

• Culto/Adoración

• Enseñanza/Disciplina

• Consejería/Ministración

DIMENSIÓN EXTERIOR

• Evangelismo

• Presencia Social

• Representación pública de la Iglesia

• Comunión/Servicio • Servicio• RV60. Y los apacentó conforme


a la integridad de su corazón,

Los pastoreó con la pericia de sus manos.

• CEE2011. Los pastoreó con corazón íntegro, los guiaba con

mano inteligente.

• NVI. Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano ex

perta los dirigió.

El salmo 78:72 en diferentes versiones nos enseña lo siguiente:

ste verso nos indica al menos tres aptitudes necesarias para

la buena práctica pastoral: el carácter, el conocimiento y

la pericia. De ahí que todo proceso formativo se sustenta


en tres “patas” en equilibrio, las dos primeras tienen que

ver con la pericia y el conocimiento, y la tercera con la


integridad

del corazón:

Conocimiento: es la doctrina, el saber y ciencia que


transmitimos.

Habilidades: es el entrenamiento para adquirir destrezas,


pericia,

arte.

Actitud: es la madurez del adecuado carácter para el desarrollo

del llamamiento.

ay un cuarto elemento que debemos añadir que

engloba a los tres anteriores, pero no es un elemento,

es una persona: el Espíritu Santo. Él es el que nos guía en

toda intervención pastoral y la dirección y dependencia

de él es vital en toda la pastoral, pero especialmente en la

consejería. Tanto el fruto como los dones del Espíritu son


esenciales

en nuestra labor y nuestra relación con él es esencial para


nuestra

vida y ministerio. No hay buena práctica pastoral sin


dependencia

y presencia del Espíritu Santo. Ver Juan 16:7-15.

02 Parte - Marcos Zapata Figueiras [ 59 ]02

03

04

01
B. Parámetros éticos de la

intervención pastoral

DIGNIDAD DE

LAS PERSONAS PRINCIPIOS

GENERALES DE

INTERVENCIÓN

TOMA DE

DECISIONES

CASUÍSTICA

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