CALVET Louis Jean - Linguistica Y Colonialismo Breve Tratado de Glotofagia
CALVET Louis Jean - Linguistica Y Colonialismo Breve Tratado de Glotofagia
CALVET Louis Jean - Linguistica Y Colonialismo Breve Tratado de Glotofagia
L u c ia n o P a d il l a L ó p e z
LOUIS-JEAN CALVET
LINGÜÍSTICA
Y COLONIALISMO
Breve tratado de glotofagia
Calvet, Louis-Jean
Lingüística y colonialismo ; Breve tratado de glotofagia. -
r ed. - Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005.
296 p p .; 21x13,5 cm. (Colee. Lengua y Estudios Literarios)
Traducido por: Luciano Padilla López,
ISBN 950-557-654-4
1. Lingüística. I. Padilla López, Luciano, trad. II. Título
C D D 410
ISBN: 950-557-654-4
Fotocopiar libios está penado por la ley.
Im p r e s o e n l a A r g e n t i n a - P h in te d i n A rg e n tin a
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
R obar a un h o m b re su lenguaje, en no m b re de ese
m ism o lenguaje: allí com ienzan codos los asesina
tos legales.
R oland B arthes
11.ouis-Jean Calvet, “La chanson breconne”, en: Critique socialiste, enero de 1973.
1 L.ouis-Jean Calvet, “Le colonialisme linguistique en France", en: I.es Temps
Mtuiernes, septiembre de 1973.
9
10 LINGÜÍSTICA Y COLONIALISMO
reencontraba algo de mi infancia y de mi adolescencia. Quizá colo
res, olores, pero ante todo una situación lingüística que me resultaba
familiar. Todavía no había leído el artículo de Ferguson sobre la
diglosia, pero -si medito al respecto—sentía confusamente que am
bas situaciones tenían en común ese modelo: en el Malí indepen
diente, la dominación de una lengua oficial -el francés—sobre una
decena de lenguas africanas; en el Túnez de mi adolescencia, la mis
ma dominación del francés sobre el árabe, el maltés, el italiano. Volví
a Malí al año siguiente, siempre por motivos pedagógicos; luego, en
1971, permanecí más tiempo, para cumplir con el encargo de la
Unesco de realizar una gramática del bambara. Esas estadías, así como
los recuerdos de Túnez que éstas habían reavivado, fueron el segundo
origen de Lingüística y colonialismo. En ese entonces, yo buscaba una
manera de hacer política en la lingüística, por medio de la lingüística,
y consecuentemente mi respuesta del momento surgía a la vez del
cruce entre esas dos experiencias (Túnez, África negra) y del cruce
entre dos prácticas históricas, de las cuales una había servido a la otra
como modelo, como campo de experimentación (la constitución lin
güística de Francia, la vertiente lingüística de la colonización). Más
tarde me fascinó —y hoy sigue haciéndolo- esa suerte de esquizofrenia
que permitía a Noam Chomsky ser, en su vida “civil”, un hombre
comprometido políticamente y, por otra parte, en su vida científica,
un formalista que niega a la lengua toda característica social. Mi pro
yecto era —lo es en todo momento—estrictamente inverso: construir
una lingüística que tome en cuenta plenamente ese aspecto social de
la lengua.
Lingüística y colonialismo vio la luz en abril de 1974. La acogid.i
que le brindó la prensa (artículos: muchos y más bien favorables), l;r.
traducciones (a las lenguas italiana, alemana, serbocroata, española,
gallega) no me sorprendieron excesivamente: yo no había percibido
cuán difícil, hoy aún más que entonces, es para una obra de human:
dades llegar al gran público. Sin embargo, poco a poco, el éxito (sin
duda, relativo...) del libro me devolvió una imagen difícil de aceptai.
Tanto en Francia (entre los militantes bretones, vascos, occitanos...)
I
PREFACIO A LA NUEVA EDICIÓN 11
'
ÉOmo en África, Lingüística y colonialismo se había convertido en una
llUirte de devocionario, y se me investía de un rol que no había elegi-
nO' Como por naturaleza soy algo haragán, durante mucho tiempo
Hlj4 pora más adelante el desafío de retomar intuiciones de Antoine
Mílllec para construir una auténtica lingüística social y, antes que
el cuerpo y enfrentar el problema, giré alrededor de él, abor-
’ Siento predilección por ese plural árabe del término suq, o sotik, si así se prefiere.
12 LINGÜÍSTICA Y COLONIALISMO
la de los sociólogos acerca de esas mismas relaciones (sociología de
la lengua) constituían dos modos distintos de eludir el problema
central: el estatuto social de la lengua. Y que en ambos casos se
intentaba que creyéramos en la existencia de un objeto langue, cuya
única tarea, en mi opinión, era hacer más fácil el trabajo de crear
una ciencia -la lingüística estructural—y justificar una lingüística
que sólo contara con un punto de vista interno sobre la lengua. Y
me sentía bastante de acuerdo con Jean-Paul Sartre, quien a propó
sito de Michel Foucault había declarado que el estructuralismo era
el último obstáculo erigido por la burguesía contra el marxismo. A
mi criterio, el problema 110 era por tanto hacer sociolingüística o
sociología de la lengua, sino (socio)lingüística. Ese “socio” entre
paréntesis estaba destinado a desaparecer el día en que llegáramos a
imponer la idea laboviana de que la sociolingüística era la lingüísti
ca. Mucho más tarde, todo eso me llevó a proponer otro abordaje de
los hechos de lengua, para empezar, en un libro,4 luego en un artícu
lo:5 en 1974 110 sabía cuál era mi ubicación en la escala que iba de lo
analógico a lo digital, de la sociología de la lengua a la lingüística; por
más que rehuyera tajantemente lo digital, o al menos lo eludiera,
ahora sé que allí no había un verdadero problema, y que debemos
poner el cuerpo ante el conjunto de situaciones de lengua, en un
movimiento de zoom que va de lo analógico a lo digital. Seguir ese
rumbo hizo que en 1993 escribiese, en un pequeño libro dedicado a
la sociolingüística, que la noción de comunidad lingüística era inuti-
lizable y que lo más conveniente era analizar a las comunidades socia
les en su aspecto lingüístico.6 Uno o dos años más tarde, William
Labov, quien acababa de leer mi libro, me decía, sucintamente, que
esa idea le hubiera gustado a su “maestro” Uriel Weinreich, sin que yo
sepa si así evitaba dar su opinión ante mí o si expresaba su aproba
4 Louis-JeanCalvet, Pour une écologie des langues du monde, París. Plon, 1999.
5 Louis-JeanCalvet, en colaboración con Lía Varcla, “De l’analogique au digital.
Á propos de sociologie du langage et/ou sociolinguisiique et/ou linguistique”, en:
Langage et Socidté, núm. 89, septiembre de 1999.
* Louis-Jean Calvet, La Sociolinguisiique, París, puf, col. “Que sais-je?”, 1993.
PREFACIO A IA NUEVA EDICIÓN 13
ción. Pero queda claro que, a mi entender, allí residía el nodo central:
tomar como punto de partida lo social, no lo lingüístico.
Se habrá notado que todo lo anterior constituye un intento de eva
luar, a veintiocho años de su primera publicación, el lugar ocupado
por Lingüística y colonialismo en mi trayectoria científica. Pero los
libros tienen vida propia, siguen su camino, son interpretados dentro
de distintos horizontes y tienen efectos que también conviene eva
luar. Esos efectos conciernen sin duda en primer lugar a los lectores:
su modo de recibir un texto, de emplearlo en sus prácticas (para eso
están hechos los libros). Sin embargo, el autor no queda exento. A lo
largo de casi tres décadas, la imagen que de mí devolvió mi público
europeo, africano o latinoamericano muchas veces me irritó. Me sen
tía encerrado dentro de un rol -ser el denunciante de la “glotofagia”-
que me quitaba libertad de acción y me deparó algunas sorpresas.
Así, algunos esperantistas vieron en Lingüística y colonialismo la justi
ficación para su combate y me invitaron muchas veces a sus reunio
nes, en las cuales los decepcionaba al decirles que, en mi opinión, el
esperanto no podía encarnar una respuesta a los problemas lingüísticos
del mundo. En África, muchos militantes de las lenguas endógenas
hacían de mí el abanderado de su lucha, mientras que las institucio
nes de la francofonía me consideraban un temible izquierdista que
accionaba contra su lengua...
Esas evaluaciones evolucionaron, sin duda, hacia un estadio más
moderado. Por mi parte, no reniego de la sustancia de este libro, pero
seguí meditando, escribiendo y sobre todo analizando muchas situa
ciones. Todas estas actividades me llevaron a relativizar una cierta can
tidad de afirmaciones. Así, a comienzos de la década de 1970 en Fran
cia, el tema del “colonialismo interno” nutría los discursos bien pen
santes; y, naturalmente, soy consciente de que mi libro alimentó esa
visión. Desde ese momento, recorrí el mundo en todas las direcciones
y vi la verdadera colonización económica, cultural y lingüística, la ver-
(ladera opresión. Si pienso que los corsos, los bretones o los martiniqueses
tienen un derecho inalienable a su lengua identitaria, no considero que
14 LINGÜÍS TICA Y COLONIALISMO
Córcega, Bretaña o las Antillas sean hoy colonias, con el mismo estatu
to del Congo, Argelia o Chad. Pero, en ese tipo de situaciones, los
locutores son confrontados con el vector lingüístico de la globalización,
con un cilindro compresor que también podría ser calificado de
glotófago. Simplemente, los desafíos ya no son los mismos, las amena
zas son más extendidas, involucran a otras lenguas, que hasta ahora
uno podía considerar protegidas. Más allá del itinerario científico que
intenté resumir más arriba, ése es el motivo de la auténtica continuidad
que creo percibir entre este libro y mi trabajo actual: del análisis cientí
fico-militante de las prácticas lingüísticas al intento de comprender los
efectos lingüísticos de la globalización, para poder intervenir, ejercer
un control o imponerse sobre ellos.
Desde cierto punto de vista, la actitud sigue siendo la misma, pero
los análisis que le sirven de sustento son más complejos. Así, propuse
dar cuenta de la vertiente lingüística de la globalización con ayuda del
modelo gravitacional7 que resumiré rápidamente. Es sabido que sobre
la faz de la Tierra se hablan gran cantidad de lenguas, entre seis mil y
siete mil, según las evaluaciones. Esas lenguas pueden ser reagrupadas
en familias (romance, semítica, bantú, etc.); pero ello no quita que, en
su pluralidad, conformen un gran desorden babélico. El modelo
gravitacional permite poner un poco de orden, al partir de dos princi
pios: las lenguas se vinculan entre ellas por medio de los bilingües, y los
sistemas de bilingüismo están jerarquizados, determinados por las rela
ciones de fuerzas. Así, por ejemplo, un bilingüe árabe-bereber en Ma
rruecos siempre tiene como primera lengua el bereber; un bilingüe wolof-
francés en Senegal siempre tiene como primera lengua el wolof; un
bilingüe alsacianó-francés de Alsacia siempre tiene como primera len
gua el alsaciano, etc. En consecuencia, arribamos a una representación
de los vínculos entre las lenguas del mundo en términos de gravitacio
nes superpuestas en torno a lenguas-eje de distintos niveles. En el cen
tro tenemos una lengua hipercentral, el inglés, pivote del conjunto del
sistema, cuyos hablantes manifiestan una fuerte tendencia al monolin-
7 Véase Louis-Jean Calvet, Pour une ecologie des langues du monde, o¡>. cit.
PREFACIO A LA NUEVA EDICION 15
giiismo.8 Alrededor de esa lengua hipercentral gravitan una decena de
lenguas supracentrales (español, francés, hindi, árabe, malayo y otras),
cuyos hablantes, cuando adquieren una segunda lengua, aprenden ya
sea el inglés o una lengua del mismo nivel, esto es, otra lengua
supracentral. Aquéllas son, a su vez, ejes gravitacionales de unas cien o
doscientas lenguas centrales, alrededor de las cuales gravitan, por últi
mo, de cinco mil a seis mil lenguas periféricas. Dentro de esa organiza
ción tridimensional y piramidal, cimentada sobre el sistema de los bi
lingüismos, será fácil comprender que la mayor amenaza pesa, a causa
de su transmisión más aleatoria, sobre las lenguas periféricas, que prác
ticamente nunca son segundas lenguas y cuya expansión es eventual,
sostenida sólo por la vitalidad de las comunidades que las tienen como
primera lengua. Eso nos remite, en parte, al planteo de Lingüistica y
colonialismo.
En consecuencia, ese modelo gravitacional es una representación
abstracta de los vínculos entre lenguas, una configuración abstracta
de relaciones concretas que se entablan en un lugar determinado, en
una situación dada y con hablantes dados. En la actualidad, dicho
modelo me es útil en el ámbito de las políticas lingüísticas, según la
perspectiva de aquello que llamopolitologia lingüística, lo cual es para
las políticas lingüísticas como la politología (o ciencia política) es
para los políticos. Si el inglés, lengua de la globalización, amenaza la
diversidad, el desafío tiene una extensión aún mayor, por cuanto está
en juego el conjunto de las lenguas del mundo. Los grandes grupos
lingüísticos (árabe, chino, español, francés, malayo, portugués) están
dominados por la lengua hipercentral, el inglés, o van en camino de
serlo. Al mismo tiempo, se encuentran en situación de dominio
ante las lenguas centrales o periféricas. Cualquier intento de inter
vención sobre ese sistema mundial debería tomar en cuenta esas
dos corrientes.
PROBLEMAS GENERALES
I. LA TEORIA DE LA LENGUA
Y EL COLONIALISMO
25
I. LA TEORÍA DE LA LENGUA
Y EL COLONIALISMO
25
26 PROBLEMAS GENERALES
Pero incluso esa referencia es ideológica: es partícipe de una determi
nada apreciación de la lingüística contemporánea que -si se contem
pla la historia del abordaje del lenguaje con los gemelos de la escuela
estructural—es llevada a privilegiar entre sus ancestros a aquellos pa
sibles de una promoción al rango de precursores. De Panini (tal como
nos lo presentan) a la fonología, persiste una idéntica modalidad de
escapar en dirección a la técnica; idéntico rechazo de la filosofía, con
siderada —con pleno derecho, en esa oportunidad- como no científi
ca. Sin embargo, la “filosofía” es reveladora por lo que ella expresa y la
“técnica” presupone. Así, se puede encontrar en un diálogo de Platón,
el Crálilo, una de las primeras visiones ideológicas de la lengua y de
las lenguas (esto es, a fin de cuentas, de las relaciones entre las comu
nidades que hablan esas lenguas). Mi intención aquí no es desarrollar
ese ejemplo; pero la noción de rectitud de las palabras, acompañada
de un juicio de valor acerca de su modo de composición, no carece de
interés: postulando un más allá del lenguaje respecto del cual se po
dría arbitrar sobre la rectitud o no rectitud de un vocablo —palabras
bien y mal formadas-, Platón introducía tranquilamente la idea de
que el griego era una lengua bien formada; eso equivalía a decir que
las otras lenguas, las lenguas bárbaras, estaban mal formadas (por lo
demás, Platón no conocía ninguna de ellas, y esa circunstancia es
tanto más significativa cuanto que para Platón no es un problema de
comparación de lenguas sino el modo de afirmar un principio, prin
cipio que en él ya es una herencia cultural e ideológica).
El más allá del lenguaje postulado por Platón era metafísico: en el
siglo xvi será teológico. Este período será el primero que estudiare
mos, pues en él pueden hallarse a la vez dos elementos interesantes en
su conjunción: una forma embrionaria de teoría de la lengua y el
conocimiento de gran cantidad de lenguas hasta ese entonces desco-
nocidas.
LA TEORÍA DE 1A LENGUA Y EL COLONIALISMO 27
E l siglo xvi : ia pirAm ide
' Rabelais, CEuvres, libro ll, cap. vm, París, Garnier, 1950.
' Véase en especial Gessncr, Duret, Percrius y Postel, cuyas obras constan en la
bibliografía.
'' 1! K Giambullari, II (¡ello, Florencia, 1546.
I Goropius, Origines Antwerpianae sive Cimmeriorum iiecceselana novem libros
• Amberes, 1569; y Claude-Gilbert Dubois, op. cit., pp. 85-86.
* l litad» por Claude-Gilbert Dubois.
LA TEORÍA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO 29
Los franceses, que en esta carrera habían sacado ventaja a Goropius,
veían en los galos a los descendientes de Noé (¡acaso en hebreo Gallim
no significa “salvado de las aguas”!) y, así, presentaban su candidatura al
puesto de príncipe heredero.9 Por lo demás, esa hipótesis (¡!) conlleva
un viraje, una suerte de encarrilamiento: lo poco de galo que se conoce
no permite vincularlo al hebreo (pese a gallim), pero se cree saber, a
través de una indicación de César, que los druidas se valían de caracte
res griegos. ¡No se diga más! De allí en adelante, los franceses se vuelcan
hacia el griego y pugnan por demostrar las profundas afinidades entre
lengua francesa y lengua griega (se notará el rápido paso del galo al
francés: el bretón, por ejemplo, no se toma en cuenta). Ése es el origen
de las obras de Jean Bodin (Methodus adfacilem historiarían cognitionem,
1566), Henri Estienne ( Traite de la conformité du langage frunzáis avee
legrec, 1569), entre otros. Se proponen distintas teorías, que tienen por
finalidad demostrar la excelencia de la tesis “céltica” y combatir la de
Cioropius. I os galos son en su origen civilizaciones griegas y romanas,
lian ocupado los territorios germánicos (de donde surgen las afinidades
léxicas reseñadas por Goropius), están en el origen de la cultura.10
De nada vale aquí sonreír. Lo que cuenta es la subordinación de la
reflexión acerca de la lengua a los distintos nacionalismos: la carrera
por el derecho a la sucesión es una carrera lingüístico-política. Por si
fuera poco, así bosquejado, el esquema evolutivo de las lenguas es
piolundamente eurocentrista. Sólo las lenguas alemana y francesa (y
ti toscano; pero Giambullari es un caso aislado) pueden pretender el
primado. ¿Y las otras lenguas? Se insertarán en una pirámide cuya
bote (que, por supuesto, abarca la mayor cantidad de lenguas) es con-
forin ada por las lenguas bárbaras:
Se llama bárbaras a todas las lenguas con excepción del latín y el griego.
Kxccptuamos igualmente el hebreo, porque es la más antigua, y una suer-
L e n g u a , je r g a y d e s ig u a l d a d e n e l s ig l o x v iii
113 Judith Schlangcr, “L’enfance de rhumanité", en: Diogenc, núm. 73, citada por
Jcan Biou.
** Al respecto, véase S. Delasallc, I.. Valensi, “Le mot n¿gre dans les dictionnaires
de l’ancien régime”, en: Languejranfaise, núm. 15, septiembre de 1972.
44 PROBLEMAS GENERALES
El s ig l o x ix : d e f e n s a e il u s t r a c ió n d e l a E u r o p a a r ia
1,5 Ferdinand ele Saussure, C.ours de linguistique. genérale (1916), París, Payot, 1973,
p. 14 [trad. esp.: Curso de lingüística general, Buenos Aires, Losada, 1945].
LA TEORÍA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO -Í5
título del volumen de Bopp,46 no es exactamente nueva. De hecho,
desde el siglo xvm se encuentran intuiciones semejantes. Así, el artí
culo “Etimología” de la Encyclopédie (sin firma, pero generalmente
Itribuido a Turgor) empieza a razonar en términos de factores inter
nos de evolución, mientras que las obras del presidente Des Brosses o
De Court de Gébelin'17 consideran la lengua como una materia so
metida a las leyes físicas y mecánicas de la naturaleza: en todo m o
mento se cortan las raíces sociales de la lengua; pero esta última em
pieza a aparecer como un conjunto, un sistema que tiene sus propias
leyes. No obstante, durante el siglo xix estallará la gramática general y
los “gramáticos” van a inclinarse hacia la historia y la comparación de
lenguas, efectuando de ese modo un “salto adelante” de importancia
desde el punto de vista técnico: leyes fonéticas, reconstrucción del
indoeuropeo, gérmenes de la glotocronología, etcétera. No insistire
mos acerca de ese período; ya se encuentran buenas descripciones en
los manuales de historia de la lingüística: más bien, nos detendremos
sobre el revés de la trama.
De hecho, esc aspecto técnico ampliamente positivo encuentra,
Como siempre, su réplica en elementos que, bajo el amparo de la
"ciencia” reposan sobre la ideología y justamente llegan a manchar de
ambigüedad la noción de progreso técnico. Ya lo hemos visto: una
franja completa de la visión antigua, de amplio predominio durante
el siglo xvi, y posteriormente nunca impugnada, se desmorona. Ya
no se cree en la monogénesis y en el hebreo como lengua madre. E
Schlegel propone en su obra de 18084íl una tipología de las lenguas
basada en la productividad relativa de las raíces: habrá lenguas flexivas,
cuyas raíces son productivas, y lenguas no flexivas, sin raíces (en ellas,
¥' F. Bopp, Systéme de conjuga¡son de la Litigue ¡amerite comparé h celui des ltingues
giecques, latines, persanes et germaniques ¡Überdas Conjugationssystem der Sanskritsprache,
ín Vergleichung mitjenem der griechischen, l/iteinischen, persisehen undgermanischen
Sprache], 1816.
47 Des Brosses, Traitédelaformation mécanique des langues, 1765; Cauri de Gébelin,
Histoire naturelle de la parole, 1776.
4,1 F. Schegel, Über die Sprache und Weisheit der Indien.
•16 PROBLEMAS GENERALES
todas las unidades son raíces, lo cual da el mismo resultado). Se pasa
inmediatamente a una tipología tripartita, que distingue:
— lenguas aislantes, cuyas unidades son invariables; no se puede
distinguir radical y elementos gramaticales: su modelo es el chi
no;
— lenguas aglutinantes, cuyas unidades se componen de un radi
cal al que se añaden afijos gram aticales segmentables y
analizables (ejemplo tipo: el curco);
— lenguas flexivas, cuyos afijos no son segmentables y se presentan
amalgamados (modelo latino).
Esa tipología no es en sí misma impugnable: Bloomfield la retomará
en términos semejantes,'19 remitiéndola a dos tipos (lenguas analíticas
y lenguas sintéticas); y los diccionarios de lingüística modernos no la
cuestionan.'50 Sin embargo, será trasladada al ámbito histórico, pues
ta en perspectiva diacrónica, luego jerárquica, en especial en A.
Schleicher, quien posrula que todas las lenguas fueron aislantes, que
algunas se volvieron aglutinantes y finalmente las más refinadas se
volvieron flexivas. Allí existe una influencia simultánea de I legel y
Darvvin, y una prolongación de las intuiciones del presidente Des
Brosses o De Court de Gébelin: la lengua es un organismo natural
vivo, que se desarrolla y tiende a la muerte. Es la tesis del declive de
las lenguas; después de la evolución caracterizada por los tres estadios
(aislante-aglutinante-flexivo) las lenguas comenzaron a morir.
¿Cóm o explicar ese declive de las lenguas a lo largo de la historia? La
mayor parte de los comparatistas -especialm ente Bopp y Schleicher- lo
atribuyen a la actitud del hom bre histórico respecto de la lengua, una
actitud de usuario: trata la lengua com o un sim ple instrum ento de co
m unicación, cuyo em pleo debe hacerse lo más cóm odo y económ ico
‘ Del Mainc, hasta 1790 “provincia". Pasó a la Corona en 1481. Su capital era l.e
Mans, de cuyo nombre deriva el gentilicio. |N . deT.j
1 Fran?ois Rabelais, Paniagruet, libro vi, a propósito del “cscholier limosin".
“ El dialecto característico de íle-de-France que se impuso corno base del francés
moderno. [N. de T.]
53
54 PROBLEMAS GENERALES
rísticaprovincial (rasgo evidente en el texto citado). Pero también los
caracteriza una antigüedad: son restos, rastros, pliegues que son aso
ciados con una nobleza debida a la edad; en suma: “hablas” cuyas
antiguas palabras aseguran a la lengua francesa raíces propias. Al res
pecto, Du Bellay habla incluso de reliquias:
No tengas duda de que el uso moderado de dichos vocablos da gran
majestuosidad tanto a los versos como a la prosa: tal como hacen las
reliquias de los santos en las cruces, y otros objetos preciosos consagrados
a los templos.2
En ambos casos, la lengua (francesa) se encuentra en posición privile
giada: ante todo, geográfica y políticamente, por ser la lengua de Fran
cia, frente a los dialectos regionales; luego, históricamente, pues, ante
esos dialectos vistos como reliquias históricas, es la lengua moderna.
Por ende, desde su origen se encuentra en este uso no científico del
término un dejo de glotofagia: los dialectos reafirman, le otorgan cédu
las de nobleza y antigüedad. En el siglo siguiente, Moliere utilizará
ampliamente la diferencia lingüística como elemento cómico. Sus per
sonajes hablan naturalmente francés (en este contexto, naturalmente
debe tomarse en oposición a cultura/mente); pero a veces bajo esa páti
na aparecen otros idiomas. En Don Juan,3 Charlotte, Mathurine y Pie
rio t hablan una lengua (de hecho, en la terminología de la época, una
jerga) que es a la vez connotación de lugar (llevados por la corriente,
Don Juan y Sganarelle están lejos de París) y de clase (los aldeanos). Y,
en El Burgués gentilhombre!' el autor utiliza con fines cómicos a un
turco fruto de la fantasía, a medias inventado y a medias romanizado.
En ambos casos, la prenda en juego es la diferencia social y/o geográfica
implicada por esas diferencias lingüísticas. El “nuco” 110 corre mejor
suerte que el “dialecto” del territorio francés ya que, cuando Monsieur
JJ. ilu Bellay, Défense et illusiration de la langue fiattfaise, 11, 6 .
Don Juan, 11,1, 2, 3 y 4 [trad. esp.: Don Juan, Barcelona, Planeta, 2002],
3 Moliere,
4 Moliere,Le Bourgeois gentilbomme, iv, 4 y 5, v, 1 [trad. esp.: El burgués gentil
hombre, Barcelona, Bragueta, 1974],
DIALECTOS Y LENGUA 55
Jourdain, recientemente investido mamamouchi, ‘ imita ese lenguaje,
su mujer exclama: “Pero ¿qué es esa jerga?”. Una vez más, la diferencia
se convierte en elemento cómico y en señal de inferioridad del otro:
nos reímos de los que no somos (o incluso, con idéntico resultado, nos
reímos de que el otro no es como nosotros).
Esa ambigüedad semántica no abandonará jamás al término. Los
dialectos recién habrán de volverse objeto de estudio en el siglo xix:
en efecto, a principios de siglo comienza a manifestarse, bajo la in
fluencia del romanticismo, un interés por las producciones “popula
res”, a la vez que los comparatistas empiezan a utilizar los “dialectos”
en su abordaje histórico de las lenguas (Jacob Grimm, R. Rask, entre
los primeros; más tarde, hacia fin de siglo, Gastón Paris y el abad
Rousselotcn Francia, Ascoli en Italia, etc.). En 1876, Georges Wenlcer
emprendió los trabajos que lo llevaron a su Sprachatlas des deutschen
Reichs, y en 1898, Jules Gilliéron inició los que habrán de tomar
forma concreta en su célebre Alias linguistique de la Franca: la dialec
tología entró en el ámbito de la ciencia lingüística. Sin embargo, no
por ello la noción de dialecto se esclarece o precisa; todavía falta un
largo trecho. “Es difícil decir en qué consiste la diferencia entre una
lengua y un dialecto”, declara Saussure,5 y alega zonas de transición,
isoglosas, ondas de innovación: para él no es cuestión de fijar un
mapa de dialectos, sino a lo sumo un atlas de rasgos dialectales (y
remite justamente a los trabajos de Gilliéron y de Wenker). “Dialec
to” es, entonces, un concepto geográfico, al menos si se indaga al
respecto a partir de los pasajes que acabo de referir; pero algunas
páginas antes, Saussure lo definía históricamente: los dialectos son el
producto de la evolución de las lenguas; evolución que nunca es uni
forme y desemboca “en la creación de formas dialectales de toda ín
dole”.6
' Es parte del engaño urdido por Cleome y su criado para que el primero pueda
casarse con su enamorada Lucile, hija de M. Jourdain. |N. de T.]
5 Ferdinand de Saussure, Cours de linguistique générale, np. cit., p. 278.
f' ¡bicL, pp. 272-274.
56 PROBLEMAS GENERALES
Antoine Mcillet, en su prefacio a las Langues du monde? utiliza
una terminología un poco menos flotante. Después de definir elparler
(habla local] como el “conjunto de medios lingüísticos empleados
por un grupo local dentro de un grupo que ocupa un área extensa”,
esto es, como la forma local de una lengua, escribe: “Por lo general,
dentro de un grupo lingüístico extenso se constata que ciertas hablas
locales presentan rasgos en común y los hablantes de determinadas
regiones tienen el sentimiento de pertenecer a un mismo subgrupo:
en tales casos, se dice que esas hablas locales forman parte de un mis
mo dialecto".8 En consecuencia, “dialecto” es únicamente un concep
to sincrónico, ya que la evolución, por sí sola, no puede arribar más
que a nuevas lenguas: “En la medida en que los habitantes de distin
tas provincias dejan de entenderse, se puede decir que la lengua co
mún es reemplazada por nuevas lenguas”/' La diferencia es importan
te, pues en el primer caso (en Saussure), el dialecto es un subproducto
histórico de la lengua (que, por otra parte, Saussure curiosamente
tiende a definir con la existencia de una literatura, véase Cours, p.
278), mientras que en el segundo (en Meillet) el dialecto es simple
mente una forma de habla local geográficamente extendida de la len
gua. Como noción diacrónica, el dialecto es necesariamente una no
ción relativa: si las lenguas A, B, c , etc., son dialectos de una lengua a ,
esta última, junto con otras lenguas -b , c, etc.-, indudablemente es
un dialecto do una lengua ct que, a su vez, junto con otras lenguas -(i,
y, etc.—, es en igual medida dialecto de una lengua X, y eso hasta el
infinito, o casi. Entonces, si se mira hacia el pasado, un “idioma” es
dialecto; si se mira hacia el futuro, lengua. En este punto, la taxono
mía es cuestión de punto de vista, de orientación histórica. Sin em
bargo, como concepto sincrónico, el dialecto no es más que un me
dio para describir las variaciones lingüísticas contemporáneas. Nues
tra intención no es, en este momento, hacer un deslinde entre esas
Pero éstas no son más que excepciones: entre los lingüistas, no hay
tendencia a leer históricamente las relaciones entre las lenguas, sino
antes bien a hacer un borramiento de la historia y a endurecer las
posiciones adquiridas. Tanto la descripción como su teorización fijan
las relaciones de fuerza existentes en relaciones de naturaleza; el azar
histórico se torna necesidad.
Decir que de ese modo la lingüística se pone (se puso) al servicio
de la glotofagia y de la ideología colonialista podría ser tomado como
evidencia de una suerte de terrorismo intelectual que buscara señalar
en todas partes el poderío de la ideología dominante. Sin embargo,
111 Ibid., p. 119.
'' Edouard Bourciez, Précis de bhnnétiquc frnncaise (8' ed.), París, Klincksieck,
1958, p. xv.
DIALECTOS Y LENGUA 63
no hay que perder de vista que las recaídas en esa curiosa oposición
realizada entre dialecto y lengua funcionaron en dos importantes di
recciones. Por una parte, según la visión habitual acerca del proble
ma, se halla el sentido común, que retomó, amplificándola, la actitud
peyorativa hacia el dialecto iniciada por los lingüistas; por la otra, la
descripción do las lenguas de los países colonizados realizadas por los
lingüistas.
L a c u l p a b il iz a c ió n l in g ü ís t ic a
L a DESCRIPCIÓN COLONIAL
Las cosas se hicieron aún más claras cuando los lingüistas comenza
ron a describir las lenguas de las regiones colonizadas. En primer
!<l Acerca de Victor Gelu, véase V. Gelu, Canfons causidjisper G. Basalgas, eso de
Mnntpellier, 1972.
Jl Émile Masson, en: Les Temps nouveaux, 6 de junio de 1912, reeditado en: Les
llrtta >is et le socialisme, París, Maspéro, 1972, p. 186.
64 PROBLEMAS GENERALES
dedicada, en consecuencia, a defender al pueblo: Les Mystéres de
Marseille- lograra no deslizar siquiera una palabra de la lengua de ese
pueblo. Un caso aún más significativo es el del poeta marsellés Victor
Gelu. Muy influenciado por el compositor de canciones Béranger,
comenzó a escribir en occitano después de hacer unas quince cancio
nes en francés. Pero la relación que tenía con esa lengua, su lengua,
permanecerá en todo momento marcada por la actitud peyorativa
centralizadora que hemos intentado reconstruir. Así, en 1840, en el
prólogo a una recopilación de sus textos, Gelu señala:
Tom é mis bérocs del últim o grado de la escala social, pues no se podía
ubicar de m odo apropiado nuestro patois en otro sitio que no fuera su
boca, pues excluye toda idea de gracia y no puede expresar adecuadamen
te más i]ue la fuerza; porque ese dialecto es brutal e im petuoso com o el
viento del nordeste que le dio origen y le dejó su impronta de huracán, ya
que incluso las mujeres, tan agradables sin embargo, se vuelven horribles
cuando articulan ese lenguaje diabólico.
L a DESCRIPCIÓN COLONIAL
Las cosas se hicieron aún más claras cuando los lingüistas comenza
ron a describir las lenguas de las regiones colonizadas. En primer
30Acerca de Victor Gelu, véase V. Gelu, Canfons causidasper G, ttasalgm, CF.0 de
Montpellier, 1972.
21 Émile Masson, en: Les Temps nouveaux, 6 de junio de 1912, reeditado en: Les
Bretons et le socialisme, París, Maspéro, 1972, p. 186.
66 PROBLEMAS GENERALES
lugar, esa misma empresa de descripción estaba desde su inicio man
chada por una seria falta constitutiva: en realidad no podía consistir
en una descripción de las lenguas, pues el Verbo nos estaba reservado.
A lo sumo podía prestar oído con conmiseración a los gorgoteos bár
baros cuyo sitio eran el museo o el circo. Da testimonio de ello un
sorprendente artículo para Le Fígaro perpetrado en 1893 por el gober
nador Bayo!. En ese entonces, refiriéndose a la resistencia del rey de
Dahomey, Béhanzin, contra los ejércitos del colonialismo francés, este
señor declaraba tranquilamente: “Acaso una vez terminada la presente
guerra, ya sin tener que combatir por su rey, amazonas y jefes se enrolarán
a sueldo de un Barnum' para ir de gira por toda Europa. Si sólo uno de
nuestros compatriotas tiene la misma paciencia que en otro tiempo
tuvo el señor d’Avezac, podrá enriquecer a la ciencia con una gramática
y un diccionario franco-dahomeno”.22 No seríamos capaces de emplear
mejor modo para dar a entender que esas “lenguas” -pasibles de estoica
transcripción y estudio- hallan su lugar privilegiado en el circo, donde
podrá hallarlas el erudito civilizado que tenga el alma bien templada,
entre el acre olor de las leoneras y el estiércol de los caballos.
Desde luego, hay gente más seria. Pero, en la mayor parte de los
casos, la gente más seria y mejor intencionada que a comienzos de
la colonización intentó estudiar las lenguas de los pueblos coloniza
dos no pudo deshacerse de esa visión ideológica de las situaciones
lingüísticas. Así, cuando Maurice Delafosse estudia las lenguas del
antiguo Sudán, exporta esa oposición entre lengua y dialecto y la
aclimata de la manera más simple que existe: todo es dialecto, nada
es lengua, al menos hoy en día nada es lengua. Por ejemplo, cuando
se ocupa del bambara, del malinke y del diula, los presenta como
tres dialectos de una lengua, el mande, de la que habrían surgido23
* El Barnum era uno de los circos con mayor despliegue de atracciones de la
época. [N. deT.]
11 Citado por R. Cornevin, en reedición de Maurice Delafosse, Haut Sénégal
Níger, j. i, p. xi.
25 Maurice Delafosse, La Langue mandingue et íes dialectcs, París, R Geuthner,
1929, t. i, p. 10.
DIALECTOS Y LENGUA 67
-hipótesis sin duda históricamente correcta-, Pero ¿por qué no con
ceder el nombre de lengua más que al mande, desaparecido desde
hacía tanto tiempo? ¿Por qué no detenerse en la relación entre man
de y bambara y, por otra parte, entre bambara, malinke y diula, del
mismo modo que en la relación entre latín y francés, español e ita
liano? Allí interfieren dos concepciones de dialecto. La concepción
dialéctica, relativamente científica, nos permite con toda evidencia
rotular el bambara o el malinke como dialectos del mande, exacta
mente como nos permite designar al francés dialecto del latín . Pero
la concepción peyorativa, racista y colonialista, veda considerar el
francés y el bambara como dos vehículos de comunicaciones simi
lares. Además, el francés se escribe; el bambara no. El francés es la1
lengua de un pueblo con larga tradición cultural; algo que el bambara
no es. Por último, y acaso sea lo fundamental, el francés es la lengua
del colonizador blanco; el bambara, la del colonizado negro. Esa
negativa a afirmar la igualdad entre Blanco y Negro, entre coloniza
dor y colonizado, con plena naturalidad se ve expresada en la des
cripción lingüística con la dupla lengua / dialecto. Indudablemen
te, sería más adecuado decir que la utilización de esa dupla entraña
a la vez una aceptación y una reafirmación de esa actitud segrega-
cionista; pero la diferencia no es más que de matiz, pues aquí se ve
el compromiso constitutivo entre una ciencia “humana” (la lingüís
tica) y las necesidades sociales de la sociedad dentro de la cual se
desarrolla (el capitalismo en su etapa imperialista). Esa confusión
cómplice no es sólo una enfermedad infantil de la lingüística africa
nista. Más cerca de nosotros, L. Homburger mezcla alegremente
los conceptos de lenguas, dialectos e idiomas. Siguiendo las huellas
de Delafosse, ella sistemáticamente presenta como dialectos las
marcas contemporáneas de la lengua m ande.24
Podríamos multiplicar los ejemplos. Lo que tiene peso aquí es so
bre rodo sugerir el lazo constante entre una ciencia en vías de consti-
24 Lilia Homburger, Les Langues négro-africaines et lespeuples qu't les parlent, París,
Payot, 1941, pp. 8 y 46.
68 PROBLEMAS GENERALES
tuirsey la sociedad en que se desarrolla. Por mucho que puedan decir
al respecto los cultores celosos de la ciencia “neutra” (y, el Cielo nos
libre, nunca falta alguno), no es cierto que la lingüística sea una mo
dalidad de análisis de la lengua recortada de la sociedad, es decir, de la
lucha de clases. La coherencia entre la contraposición de lengua y
dialecto, que a fin de cuentas retuvo el sentido común, y las distintas
manifestaciones del imperialismo (racismo, glotofagia, y otras) es
demasiado grande como para que podamos atribuirla al azar. Ya hici
mos énfasis sobre el paralelismo entre los pares lengua-dilecto y civi
lizado-salvaje. Pero hay otros que entran perfectamente en el mismo
campo dicotómico. El menosprecio por el “dialecto”, lengua del co
lonizado (y entonces, por definición, del salvaje), es estrictamente
paralelo al menosprecio por la organización social o familiar de esos
mismos colonizados. Así, en Europa, tenemos Estados, naciones,
pueblos y demás, según la inspiración del escritor; pero, en África, la
mayor parte de las veces, sólo tenemos tribus. Yves Person señala in
cluso que en la antropología inglesa el uso extensivo de este último
término lleva a situaciones paradójicas: “Entonces los hausa, que son
al menos quince millones, serían una tribu; pero los 120 mil islande
ses, un pueblo y una nación”.25 Eso nos llevaría a una armoniosa or
ganización dicotómica sobre la cual se cimentaría el confort del Oc
cidente colonialista:
Civilizado - salvaje
Lengua - dialecto
Pueblo (o nación) - tribu
25 Yves Person, “L’AFriquc noirc et ses frontiéres”, en: Revite Fratifaise d'Études
Politiques Africaines, núm. 80, agosto de 1972, p. 23 n.
DIALECTOS Y LENGUA 69
por cierto, ante todo una función social: está allí para “defender” a
una clase (en el caso de la clase en el poder, la ideología dominante) o
a un grupo, mientras que la ciencia pura (si tal cosa existe) tendría
ante todo una función cognitiva. Sin embargo, la lingüística está en
una posición falsa respecto de esa dicotomía: muchas veces su fun
ción social prima por sobre su función cognitiva
Por eso debemos abandonar dichas denominaciones —lengua, dia
lecto—cuyo uso es a menudo discutible, y cuyas definiciones contra
dictorias 110 pueden compensar las desviaciones. Y, ya que la tendencia
en este asunto es mezclar lo sincrónico y lo diacrónico, podemos adop
tar de modo provisorio la siguiente terminología, que nos permitirá
dar cuenta en este libro del hecho colonial en el ámbito lingüístico.
Todo lo anterior deja en claro ostensiblemente que el dialecto nunca es
más que una lengua trillada, y que la lengua es un dialecto que ha
triunfado políticamente. O, para ser más precisos, un dialecto cuyos
hablantes adquirieron una determinada forma de poder por interme
dio de determinadas formas sociales y políticas dentro de un deter
minado marco económico. Pero esas definiciones no nos permiten
volver a utilizar una vez más ambos términos, pues hoy connotan
demasiado los compromisos ideológicos que intentamos mostrar an
tes: la lingüística no se hace impunemente el cerbero de un estado de
hecho imperialista. Desde luego, podríamos proclamar, como el can
tante belga Julos Beaucarne: “Si Luis XVI se hubiera instalado en
Namur, toda Francia hablaría el valón de Namur. Fl francés es un
patois que triunfó, que se impuso en el hit-parade de las lenguas”.
Pero esos ajustes no tienen gran peso ante más de un siglo de uso
desvirtuado. Así, para evitar todo riesgo de malentendidos, en las
páginas que siguen ya 110 utilizaremos el término dialecto y, cuando
las relaciones lingüísticas que tratemos se incluyan en relaciones de
fuerza (lo que, con toda seguridad, será el caso más frecuente), habla
remos únicamente de lengua dominada y lengua dominante. Reservare
mos el término “dialecto” para su uso estrictamente diacrónico.
III. EL PROCESO COLONIAL
A NIVEL LINGÜÍSTICO
1 Pierre Jalée, L'Impérialisme en 1970, Maspéro, París, 1970 [trad. esp.: El impe
rialismo en 1970, México, Siglo xxi, 1970],
7)
72 PROBLEMAS GENERALES
cunscribir ese mismo proceso de colonización en su manifestación
lingüística, de seguir en el terreno de las relaciones entre lenguas
dominadas y lengua dominante, de las relaciones más abarcadoras,
que las engloban.
5 Roland Barthes, Éléments de sémiolope, París, Senil, 1971, p. 130 [trad. esp.:
Mementos de semiología, Barcelona, Paidós, 1993].
r' Yves Person, “L’Afrique noirc et ses frontiéres”, o¡>. cit., p. 18.
' earabiyy, -i “árab e">arbi>arbicof>bicnt. La derivación de este préstamo del árabe
marca también un grado creciente de desprecio. O tra hipótesis lo señala como posi
ble préstamo del francés ambique, con interferencia del español arábico, y posterior
aféresis. Hay, además, tina forma posterior apocopada; bic. [N. de T.]
EL PROCESO COLONIAL A NIVEL LINGÜÍSTICO 75
de canciones que a continuación se escriben para levantar la moral de
las tropas:
C ’est moi 1c bel arbicot
Toujours kif kif bourricoc
J’d anse com m e les Africains
Les pas les plus coquins.
o bien:
Bam-bou-lah
C ’est un fils de l’Afrique
Un syinpatique Sénégalais.
[Bam-bu-la
Es un hijo / nativo de África
Senegalés simpático.]
fragm entos tic, respectivamente, “Le Bel Arbicot”, letra de 7.. Duc; “Bam-bou-
lali! , |ctra ,]c Albert Dcligny y “Les Arbicots”, letra de Stéphane Morel. Estas can
ciones, junto con otras 12 mil, se encuentran depositadas en los archivos de la pre
fectura de policía de París, sitio en que se las depositó a causa de la censura previa.
Véase R. Fernández Retamar, Caliban cannibale, París, Máspero, 1973 [ed. esp.:
Todo Caliban, Concepción, Chile, Cuadernos Atenea, 1998].
F.L PROCESO COLONIAI. A NIVEL LINGÜÍSTICO 77
Sin lugar a dudas se retrucará que ese fenómeno es más amplio y
da cuenta de una dificultad generalizada para reproducir fónicamente
las palabras del otro. El argumento no es en medida alguna pertinen
te, pues la mayor parte de los pueblos de Europa son llamados en las
otras lenguas del continente con términos que representan ligeras
deformaciones del vocablo autóctono. Para tomar nuestros ejemplos
del francés, los términos russe (russki), ungíais (english), italien (ita
liano), espugnol (español) no están muy lejos del término original.
Pero las relaciones económicas y políticas (tanto como la visión ideo
lógica de esas relaciones) entre Francia, Rusia, Italia, etc., eran muy
distintas a las existentes entre Europa occidental y sus futuras colo
nias. En el primer caso, el derecho a dar nombre es estrictamente
limitado (se toma en cuenta las denominaciones locales); en el segun
do, no tiene barreras. En eso consiste toda la diferencia.
Diferencia importante, pues define la antesala del colonialismo
lingüístico que ahora describiremos.
P r im e r e s t a d io : el c o l o n ia l is m o n a c ie n t e
P r im e r e s t a d io : el c o l o n ia l is m o n a c ie n t e
H Roland Barthes, Sude, l'ourier, Loyola, París, Scuil, 1971, p. 55 [trad. esp.: Sude,
Fourier, Loyola, Madrid, Cátedra, 19971.
EL PROCESO COLONIAL A NIVEL LINGÜÍSTICO 83
respuesta a las preguntas anteriores es simple: para hablar en la capi
tal o en la metrópoli hay que olvidar el corso, el bretón, el occitano, el
árabe, el wolof, el bambara, etc., hacer el vacío a esos lenguajes pre
vios para utilizar el francés que, en consecuencia, se vuelve lengua
exclusiva. A escala lingüística, el colonialismo instaura, por tanto, un
ámbito de exclusión lingüística a dos tiempos y exclusión de una len
gua (la lengua dominada) de las esferas del poder y exclusión de los
hablantes de esa lengua (de aquellos que no aprendieron la lengua
dominante) de esas mismas esferas. Y tal como antes, si bien en este
ámbito la lengua nunca es una superestructura, por su parte, su esta
tuto de lengua exclusiva o lengua que tiende a desarrollarse en un
campo de exclusión es superestructura!. Por ende, ese estatuto lin
güístico caracteriza ciertas relaciones de fuerza (no sólo en situación
colonial): bilingüismo con oposición entre lengua dominada y len
gua dominante, aplastamiento de una o varias lenguas por parte de
otra, lengua exclusiva, etc., que de ahora en más llamaremos superes
tructura lingüística.
Pero paralelamente a ese proceso —dentro del marco en que se instaura
el campo de exclusión y, de un modo más amplio, la superestructura
lingüística- la empresa colonial tiene en idéntica medida una rela
ción transitiva con las lenguas: opera mediante decretos, decisiones
políticas, planificación escolar. Esa acción está, con toda evidencia,
ligada al afianzamiento de las superestructuras que acabamos de re
cordar, pero al mismo tiempo es producto de una cierta ideología
que intentamos describir en los dos primeros capítulos. En efecto:
una vez instalado, el colonialismo afirmará su cultura ante el vacío
cultural que cree (o más bien desea) hallar; esto es, establecerá la cul
tura. Así, en los Estados Unidos, a partir de 1880, cuando la “pacifi
cación” está prácticamente terminada (si se exceptúa la resistencia del
grupo chiricahua liderado por Jerónimo), el gobierno crea escuelas
donde, prohibidas las lenguas indígenas, se impone el inglés. A propó
sito, por otra parte sorprende ver que una autora cuya simpatía por los
indios es evidente (y militante), Helen Jackson, sistemáticamente eva
84 PROBLEMAS GENERALES
lúe su grado de “civilización” en los términos de la visión blanca del
problema, es decir, en términos de grado de asimilación:
— los cherokee: “Cuesta creer los progresos realizados por ese pueblo
durante el transcurso de diez años. En 1851, se había establecido
veintidós escuelas primarias [...] la asociación antialcoholismo con
taba con 3 mil miembros”;
— y a la inversa, respecto de los sioux: “Es imposible negar que las
tribus eran ligeramente hostiles a cualquier forma de civiliza
ción; pero, después de todo, eso era normal: se trataba de inevi
tables protestas de una raza orgullosa y valiente contra el aban
dono de su modo de vida”.15
Así, tenemos, de un lado, la civilización; del otro, un modo de vida.
Con todo, no sólo los indios tienen lenguas (¿quién lo dudaría?),
sino que incluso a veces las escribían (lo que, objetivamente, no aña
de nada al estatuto de esas lenguas, pero reviste una cierta importan
cia en Occidente, donde —una vez más por etnocentrismo—hay ten
dencia a equiparar civilización con lengua escrita). Ya en 1734, des
pués de la llegada de Ogletliorpe a Georgia, los cherokee envían una
carta a la compañía colonial, redactada en jeroglíficos pintados sobre
una pie! de bisonte. Más tarde, hay quien se maravilla (con un ligero
paternalismo) de la invención de un alfabeto cherokee. Thomas
McKenney señala en 1825 los “trabajos de filología de un indígena
de nombre Guess”. De hecho, se trata de Scquoyah, a quien en 1842
la North American Review dedica un artículo de afligente paternalismo:
U n indio cherokee de nombre Scquoyah, en lugar de tomar parre en los
rudos juegos de los otros jóvenes indios, sintió gran placer durante su
infancia al ejercitar su ingenio con trabajos de mecánica sencilla [...].
Perseveró en esa empresa y alcanzó su objetivo com pilando un total de
86 caracteres.16
151bul, pp. 89 y 175.
16 Citado por H. Jackson, op. cit., pp. 294-295.
EL PROCESO COLONIAL A NIVEL LINGÜÍSTICO 85
En suma, Sequoyah era un buen indio, cal como en Africa se decía
“un buen negro”. Por su parte, el lingüista Leonard Bloomfield tam
bién lo mencionará: “Sikwaya, un cherokee, inventó una serie de 85
símbolos silábicos para su lengua; los indios fox tienen gran cantidad
de silabarios, todos basados sobre las formas escritas inglesas; y el cree
tiene un silabario conformado por caracteres geométricos simples”.17
Eso no impide en absoluto que se desarrolle el desprecio por la cultu
ra de los indios y una evaluación de su “nivel de civilización” basado
tan sólo sobre el de los blancos. En ocasiones esa tendencia alcanza
las cúspides del ridículo y del sectarismo religioso (lo que viene a sel
lo mismo). Por ejemplo, en 1870, un misionero, el doctor Williamson,
escribe al ministro del interior a propósito de los indios santees: “Los
indios civilizados son, por cierto, mucho más numerosos de lo que
usted creería. Durante el servicio del primer sabbat de este mes bahía
77 comulgantes de nuestra iglesia y una cierta cantidad de visitantes
más”.18 Aquellos no son errores del pasado, como podría suponerse:
esa práctica continúa boy, repartida en todas las zonas del planeta.
Jean-Marie Huart señala, por ejemplo, que en la Guyana francesa no
sólo no se enseña a los niños otra lengua más que el francés, sino que se
los separa por la fuerza de sus familias, pues los misioneros imponen un
sistema de internado conocido como “home d’enfants”[pensionado
para niños].19 Esa utilización de la escuela encuadrada dentro de la
glotofagia no es para nada aislada: en 1969, la enseñanza que se im
parte a los indios wayana de Guyana es en francés; y, al parecer, no se
hizo ningún intento de transcribir su lengua;20 en Perú, entre los in
dios shipibo, colonizados desde 1560, sólo hace treinta años algunas
sectas protestantes lanzaron una enseñanza bilingüe, español-shipibo,21
etcétera.
30 Ibid., p. 207.
90 PROBLEMAS GENERALES
la superestructura lingüística del colonialismo naciente que antes in
tentamos describir. Glotofagia, desde ya, pero también destrucción
cultural, o al menos tentativa de destrucción cultural, coinciden, así,
en la arquitectura del colonialismo naciente y aportan su pequeña
piedra para construirlo. La escuela halla de un modo absolutamente
natural su lugar en el campo de exclusión lingüística; y el proyecto es
de comunicación dirigida: orientada hacia la metrópoli, y en la len
gua de esta última. Por supuesto, para una minoría (bastará como
ejemplo la solicitud para los hijos de los jefes); los demás no tenían
voz. Y esa comunicación dirigida es llamativamente isomorfa de la
economía “dirigida” instaurada por el colonialismo: ¿acaso mono-
producción (real) y monolingüismo (idealizado) no van a la par, con
forme a una amplia perspectiva, en cuyo seno las civilizaciones loca
les, a las que además se niega entidad, no hallan cabida?
S e g u n d o e s t a d io : el c o l o n ia l is m o t r iu n f a n t e
* Se utilizó variedad de lengua para “trasladar” /’iarlery con ello no se hace alusión
alguna a los escritos de Labov. (N. deT.J
1Dictionnaire de linguistique, op. eit., p. 188.
1 Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov, op. eit., p. 20
** ay b son “palabras”; el fragmento corresponde a la entrada Nacimiento déla lingüis
tica histórica: puede consultarse en pp. 21 y ss. de la trad. esp. ya citada. [N. de'f.]
108 PROBLEMAS GENERALES
las que acabamos de mencionar no captará nuestra atención más allá
de lo esperable: lo que verdaderamente parece interesante para el es
tudio —sobre ello basaremos nuestro abordaje- es el sistema global de
préstamos, los que se hacen recíprocamente dos lenguas, tomados
como reflejo de las relaciones que han sostenido las comunidades que
hablaban dichas lenguas. La primera de esas dos definiciones citadas
más arriba insiste, al respecto, en la importancia sociolingiiística del
préstamo; pero en la frase siguiente pone al préstamo en relación con
el prestigio de una lengua (lo motivaría la predilección por una len
gua de prestigio). Eso causa un problema, pues cuesta discernir de
qué modo dar una definición de una lengua de prestigio desde la
lingüística. A esto se suma que, si por lengua de prestigio debe enten
derse una lengua que posee un prestigio mayor que la lengua-meta, la
proposición es ostensiblemente falsa: ¿puede afirmarse seriamente que
cuando los españoles toman de los aztecas las palabras que derivaron
en chocolate y tomate la lengua azteca gana, entre los contemporá
neos, un prestigio mayor al del español? Y más aún: cualquier otra
definición de prestigio, ya sea cultural, política o religiosa, necesaria
mente hará intervenir consideraciones sociales y políticas, históricas.
Una lengua de prestigio no puede ser otra cosa que la lengua de un
grupo que, en virtud de alguna prerrogativa, se aseguró cierto prestigio;
es decir, se lo impuso ante los demás. De allí en más, hallamos—mucho
o poco- la problemática que nos interesa, y nos resulta posible inte
grar el préstamo en nuestra descripción de la glotofagia. Pero, una
vez más, la taxonomía lingüística es sorprendentemente imprecisa; ya
la definición de préstamo llamativamente hace abstracción de sus
condiciones históricas de producción.
Esa perspectiva sólo fue adoptada en escasas oportunidades. Cuando
el lingüista Séerba estudia las relaciones entre alemán y suabo,3 cuan
do Uriel Weinreich estudia las relaciones entre romanche y alemánico4
3 M. áierba, “Sur la notion de mdange de langues”, Recueil'japhitique, iv, 1926.
4 Uriel Weinreich, Languages in Contacc, La Haya, Mounteco, 1968 [trad. esp.:
Lenguas en contacto, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1974],
LAS MARCAS LINGÜÍSTICAS DE LA COLONIZACIÓN 109
8 Fernand Mossé, Esquissed'une histoire de la langue anglaise, Lyon, IAC, 1947, pp.
67-71.
11!) PROBLEMAS GENERALES
dría la lingua romana menos prestigio, para este ejemplo, que las va
riedades germánicas de las cuales tomó como préstamos gran canti
dad de palabras; pero, en cambio, no hay obstáculos para compren
der que la población que hablaba esa lingua romana estaba bajo la
ocupación y el dominio de conquistadores de lengua germánica: allí
-n o en un “prestigio” idealista—hay que buscar el origen de los prés
tamos que puedan producirse.
Comienza a aparecer, entonces, la tesis que defenderé e intentaré ilus
trar aquí. Puede resumirse en una proposición: Los préstamos que se
hacen una a otra dos comunidades lingüísticas dan testimonio de las
relaciones que sostienen o sostuvieron entre sí. Dicha proposición remite
tanto a la cantidad de préstamos y al equilibrio o desequilibrio de esa
cantidad en alguna de las dos lenguas como a los ámbitos semánticos
de los préstamos. Si nos detenemos a considerar los préstamos que se
hacen lenguas como el inglés o el francés, comamos conciencia de
que existe cierto equilibrio estadístico: poco falta para que el inglés
tenga tantos préstamos del francés como el francés del inglés. A eso se
suma que los ámbitos de los préstamos son relativamente heterogé
neos, algo disgregados: del vestuario (pnllóver) al comercio (pressing),
sin olvidar el campo de la información (.speaker) ni el deporte (único
ámbito en que el francés tomó términos en bloque) en cuanto a los
elementos provenientes del inglés; del ámbito amoroso (ajjairede cceur)
a la lingüística (patois), con un toque gastronómico (vol-au-vent) para
los préstamos del francés al inglés. De hecho, en los préstamos que se
hacen ambas lenguas no parece haber una gran coherencia, sino una
organización cualquiera: los préstamos tienen lugar en desorden, se
gún el azar de los contactos culturales, de las influencias de una civi
lización. Es más: el relativo equilibrio económico nos muestra que
ambas lenguas (y por ende ambas comunidades) están “en igualdad”:
no existe dominación de una sobre la otra.
Si, por el contrario, se toman en consideración los préstamos que
se hicieron el inglés y el francés entre los siglos xi y Xlli, se encuentra
una situación muy distinta. Por una parte, el francés no toma prácti-
LAS MARCAS LINGÜÍSTICAS DE I A COLONIZACIÓN 111
camente ningún préstamo del inglés; mientras que en la otra direc
ción los préstamos son numerosos. De por sí, ese desequilibrio esta
dístico da cuenta de una relación de dominio de una comunidad por
parte de la otra; veremos que se la detecta en la mayoría de las situa
ciones coloniales: el francés casi no toma préstamos del bretón; pero
el bretón está atestado de términos franceses; no bay siquiera una
palabra bambara en francés, pero el bambara tomó muchas del fran
cés (véase capítulo x); hay muchos términos suecos o noruegos en
lapón, pero pocos términos lapones en sueco o noruego, etc. Por otra
parte, los ámbitos semánticos en que mayoritariamente tienen lugar
esos préstamos dan testimonio directo del tipo de relaciones que en
ese entonces eran usuales entre la comunidad francófona y la comu
nidad anglófona. Fernand Mossé propone al respecto un cuadro te
mático fijado a partir del New English Dictionary on Historical
Principies, diccionario que presenta la historia (¡el léxico inglés desde
1150. De ese modo se ve que los préstamos tomados del francés abar
can el léxico de la política [government, parliament, asscmbly, minister,
sovereign, etc.), de la Iglesia (clergy, parson, sacrament, communíon,
abbey, confession, etc.), del Ejército (army, battle, spy, enerny, soldier,
captain, etc.), de las artes (art,painting, sculpture, column,poetry,prose,
comedy, etc.), de la gastronomía (dinner, supper, veel, beef, mutton,
salmón, solé, cream, etc.), del vestuario refinado y las joyas (fashion,
goum, pctúcout, jewel, broach, diarnond, etc,), de la caza, de la danza,
entre otros.8 Pero esa acumulación no es, en cuanto tal, significativa.
Para discernir mejor su sentido debemos oponerla a su contrario, es
decir, a los ámbitos en que no hay préstamos del francés. Ahora bien,
si los ámbitos de préstamo indicados más arriba se corresponden exac
tamente con el área de la vida social que tenía lugar en francés (la
propia de la corte y las clases pudientes), no hay términos franceses
en el dominio de la agricultura ni en el del artesanado, por ejemplo.
Y los términos veel, beef, mouton, que designan la carne que se come,
9 Fernand Mossé, Esquisse d'une histoire de la langue anglaise, I.yon, ia c , 1947, pp.
67-71.
110 PROBLEMAS GENERALES
dría la lingua romana menos prestigio, para este ejemplo, que las va
riedades germánicas de las cuales tomó como préstamos gran canti
dad de palabras; pero, en cambio, no hay obstáculos para compren
der que la población que hablaba esa lingua romana estaba bajo la
ocupación y el dominio de conquistadores de lengua germánica: allí
—no en un “prestigio” idealista—hay que buscar el origen de los prés
tamos que puedan producirse.
Comienza a aparecer, entonces, la tesis que defenderé e intentaré ilus
trar aquí. Puede resumirse en una proposición: Los préstamos que se
hacen una a otra dos comunidades lingüísticas dan testimonio de las
relaciones que sostienen o sostuvieron entre sí. Dicha proposición remite
tanto a la cantidad de préstamos y al equilibrio o desequilibrio de esa
cantidad en alguna de las dos lenguas como a los ámbitos semánticos
de los préstamos. Si nos detenemos a considerar los préstamos que se
hacen lenguas como el inglés o el francés, tomamos conciencia de
que existe cierto equilibrio estadístico: poco falta para que el inglés
tenga tantos préstamos del francés como el francés del inglés. A eso se
suma que los ámbitos de los préstamos son relativamente heterogé
neos, algo disgregados: del vestuario (pnllóver) al comercio (pressing),
sin olvidar el campo de la información {speaker) ni el deporte (único
ámbito en que el francés tomó términos en bloque) en cuanto a los
elementos provenientes del inglés; del ámbito amoroso {ajfaire de cceur)
a la lingüística {patois), con un toque gastronómico {vol-au-vent) para
los préstamos del francés al inglés. De hecho, en los préstamos que se
hacen ambas lenguas no parece haber una gran coherencia, sino una
organización cualquiera: los préstamos tienen lugar en desorden, se
gún el azar de los contactos culturales, de las influencias de una civi
lización. Es más: el relativo equilibrio económico nos muestra que
ambas lenguas (y por ende ambas comunidades) están “en igualdad”:
no existe dominación de una sobre la otra.
Si, por el contrario, se toman en consideración los préstamos que
se hicieron el inglés y el francés entre los siglos XI y XIII, se encuentra
una situación m u y distinta. Por una parte, el francés no toma prácti-
U S MARCAS LINGÜÍSTICAS DE I.A COLONIZACIÓN 111
camente ningún préstamo del inglés; mientras que en la otra direc
ción los préstamos son numerosos. De por sí, ese desequilibrio esta
dístico da cuenta de una relación de dominio de una comunidad por
parte de la otra; veremos que se la detecta en la mayoría de las situa
ciones coloniales: el francés casi 110 toma préstamos del bretón; pero
el bretón está atestado de términos franceses; no hay siquiera una
palabra bambara en francés, pero el bambara tomó muchas del fran
cés (véase capítulo x); hay muchos términos suecos o noruegos en
lapón, pero pocos términos tapones en sueco o noruego, etc. Por otra
parte, los ámbitos semánticos en que mayoritariamente tienen lugar
esos préstamos dan testimonio directo del tipo de relaciones que en
ese entonces eran usuales entre la comunidad francófona y la com u
nidad anglófona. Fernand Mossé propone al respecto un cuadro te
mático fijado a partir del New English Dictionary on Historical
Principies, diccionario que presenta la historia del léxico inglés desde
I 150. De ese modo se ve que los préstamos tomados del francés abar
can el léxico de la política (government,parliament, assembly, minister,
sovereign, etc.), de la Iglesia (clergy, parson, sacrament, cornmunion,
abbey, confession, etc.), del Ejército (army, battle, spy, enemy, soldier,
captain, etc.), de las artes (art,painting, sculpture, column, poetry,prose,
comedy, etc.), de la gastronomía (dinner, supper, veel, beef, mutton,
salmón, solé, cream, etc.), del vestuario refinado y las joyas (fashion,
gown,petticoat, jewel, broach, diamond, etc.), de la caza, de la danza,
entre otros.8 Pero esa acumulación no es, en cuanto tal, significativa.
Para discernir mejor su sentido debemos oponerla a su contrario, es
decir, a los ámbitos en que no hay préstamos del francés. Ahora bien,
si los ámbitos de préstamo indicados más arriba se corresponden exac
tamente con el área de la vida social que tenía lugar en francés (la
propia de la corte y las clases pudientes), no hay términos franceses
en el dominio de la agricultura ni en el del artesanado, por ejemplo.
Y los términos veel, beef, mouton, que designan la carne que se come,
" Fernand Mossé, Esquisse d 'une histoire de la langue angla¡se, Lyon, i a c ,1947. pp.
67-71.
112 PROBLEMAS GENERALES
tienen su correspondiente sajón (calf, ox, sheep) para designar el gana
do en pie, al cual se cría (véase capítulo vni). Que el árbol no impida
ver el bosque: la bipartición del léxico registra de modo directo una
división social, ya que el problema de los campesinos es criar el gana
do (de donde surge la especialización semántica de los términos que
empleaban: términos sajones) y el de nobles y burgueses consumirlo
(de donde proviene, paralelamente, la especialización semántica de
los términos franceses pues, una vez más, esas clases sociales no ha
blaban otra lengua que no fuera el francés). El sistema de préstamos
medievales en dirección francés-inglés se presenta, entonces, como
una marca, una huella de la superestructura lingüística de Inglaterra
entre los siglos XI y XHl, la cual es perfectamente ilustrada, además,
por el proverbio en inglés medio:
)acl< wold lie a gentilman if lie conde spekc frensskc.
'•Véase Eric Wolf, Peuples et civilisation de l’Américjue centrale, París, Payot, 1962.
LAS MARCAS LINGÜÍSTICAS DE LA COLONIZACIÓN 119
F ig u r a 1
' Incluye sustantivos y formas pronominales. Antes Calvet usó noms de nombre
para hacer referencia a los numerales. |N. de T.)
14 E. Haugen, “The analysis of linguistic borrowing”, en: Language, núm. 26,
1950.
126 PROBLEMAS GENERALES
- los chontal (en Tabasco y Oaxaca),
- los popoiuca (en Puebla, Veracruz y en Guatemala),
- los totonaca (en Veracruz, Jalisco y Oaxaca).
¿Casualidad? ¿Dispersión lejana? Evidentemente esas opciones son
poco probables: ¿cómo podrían haber conservado su parecido los
nombres de esos pueblos mientras sus propias lenguas habrían evolu
cionado al punto de volverse irreconocibles? Efectivamente se trata
de restos de la dominación tohcca, que se extendió por toda esa parte
del continente entre los años 800 y 110: los toltecas bautizaron con
nombres peyorativos tomados de su lengua (el náhuatl) a las pobla
ciones que encontraron a su paso, según el mismo modelo, de mane
ra casi idéntica a los casos mencionados anteriormente. En náhuatl,
chontal significa “extranjero”; popo loca, “incomprensible”; totopac es
el equivalente a “aldeano”...
Así, en las denominaciones de los pueblos {etnonimia) algunas
veces contamos con un medio para seguir los avances de una con
quista, para encontrar huellas suyas, para delimitar su expansión.
Pero la que nos sirve de modo más seguro como guía en esa materia
es la toponimia. De un modo muy general, los nombres de lugares
sólo tienen relación lejana con la lengua del grupo étnico que vive
en una región: con toda certeza el topónim o es el sustrato más resis
tente a los sucesivos estratos de lenguas que se continúan, reempla
zan o degluten en un punto específico del planeta. Y en ello ya hay
una marca importante de grupos lingüísticos desaparecidos y, con
secuentemente, de glotofagia: en los Estados Unidos, donde las
poblaciones indias padecieron la suerte que todos conocemos y ya
mencioné, los nombres de lugares son a menudo indios: entre otros,
Massachusetts, M innesota, Mississippi, Missouri, Oregon. O tro
tanto sucedió en Inglaterra —desde épocas lejanas poblada por los
celtas, hasta la ocupación romana (desde el año 55 antes de nuestra
era hasta aproximadamente siglo iv, ya en ésta); luego bajo la inva
sión de los piratas germánicos (hasta el siglo vn) y, en último térm i
no, ocupada por los franceses—: a m enudo allí los topónimos que-
LAS MARCAS LINGÜÍSTICAS DF. LA COLONIZACIÓN 127
da ron en su formulación céltica, mientras que en la lengua son muy
escasos: Kent, Devon, Cumber(land), Dover, London, York, Avon,
Esk, Tliames, Wye, Leeds, Glou(cester), Ex(eter), W in(chester),
Wor(chester), Salis(bury), etc., en cuanto a los nombres de lugares
o ríos; mientras que E Mossé señala a lo sumo una decena de térm i
nos usuales del mismo origen.15
Sin embargo, no basta con decir que por lo general los primeros
ocupantes dejan a los lugares los nombres que les dieron, mientras
que su lengua desaparece. En efecto, por una parte esa tesis general
es falsa en algunos casos específicos: para mayor precisión, en gran
parte de las situaciones coloniales modernas. Muchas veces el colo
nizador quitó su nombre de pila a distintos lugares para darles
apelativos más acordes a su tradición: Brazzaville, Ferryville, Bóne,
Port-Lyautey, Fort-Lamy, Johannesburg, Porto Novo, etc., y, si du
rante la descolonización una vez más se quitó un nombre y luego se
impuso otro a algunas ciudades, nunca debe perderse de vista que
ese fenómeno no está generalizado (Casablanca siguió siendo
Casablanca, pese a su nombre árabe: dar el beidd) y que ese nuevo
nombre de pila no siempre significa una recuperación del origina
rio (como Ferryville, cuando pasa a ser Menzel Burguiba). Por otra
parte, algunas veces la toponimia puede aportar referencias mucho
más precisas y densas que la simple huella de una lengua y una
comunidad desaparecidas: nos ayudará, por ejemplo, a distinguir
entre los movimientos de pobladores.
Para empezar, tomemos el caso más sencillo: los topónimos galos
en Francia. Sabemos que los galos llegaron al actual territorio fran
cés hacia el siglo v antes de nuestra era, que su lengua se expandió
ampliamente, que después, llegada la invasión romana, retrocedió
ante el latín para finalmente desaparecer (¿en el otro siglo v?) dejan
do, por cierto, un importante sustrato:'ése es 1111 buen ejemplo de
glotofagia lograda, consumada. Pero, con gran frecuencia, el galo
permanece en los topónimos, mientras que los vocablos galos que
"Véase Fernand Mossé, Esquisse cl’ttnc histoire de la Litigue anglaise, op. cil., p. 29.
128 PROBLEMAS GENERALES
pasaron al francés son relativamente escasos. A continuación pue
den verse algunos ejemplos:
— los nombres de ríos (Rin, Sena, Marne, Somme, Meuse);
— los nombres de lugares ubicados cerca de un río, a partir de "briva,
que significaba “puente” (Brive, Brives, Brioude); o de °condale,
“confluente” (Cosne, Combres, C ondate—antiguo nombre de
Rennes—, entre otros);
— los nombres de lugares ubicados cerca de una gruta , a partir de
"balma, que significaba “gruta” (La Balme, La Baume);16
— los nombres de lugares ubicados cerca de 1111 torrente, deriva
dos del término froud (Frocourt, Frouville, Fromeréville);
— los nombres de lugares ubicados sobre alturas, a partir de cnoc
o croc (Carrach, monte Créqui, Carrezac, Quenet).17
En todos esos ejemplos, que —por supuesto—no representan más que
una ínfima minoría de los topónimos de origen galo, hallamos la
ilustración de cómo pueden ser las marcas de una comunidad lin
güística desaparecida, cuando se limitan a los nombres de lugares:
tan sólo el erudito podrá ver (o hacer ver) en esos topónimos un
rastro de galo (y de los galos).
Eso nos lleva a un ejemplo más complejo y, desde nuestra pers
pectiva, más productivo: el de Bretaña. Una tradición dos veces
secular, cuyo más ardiente defensor fue, en el siglo xix, Joseph Loth,
quiere que los bretones, que alrededor del siglo v de nuestra era
dejaron Gran Bretaña por la península armoricana, hayan desem
barcado en una región de la cual había desaparecido por completo
el galo, que, así, hayan impuesto sin inconvenientes su lengua, que
se habría extendido hacia el este; Loth llegó a marcar la última fron-
lf>Ejemplos lomados deJean ¡Markale, Les Ccltes etla civilisation celtique. Mytheet
histoire, París, Payot, 1971. p. 297 [trad. esp.: Las celtas y ¡a civilización celta: mito e
historia, Madrid, Taurus, 1992],
17 Ejemplos tomados de Fran^ois Falc’hun, I.es Noms de lieux celtiques, t. n, Retines,
Armoricaines, 1970, pp. 168 y ss.
LAS MARCAS LINGÜÍSTICAS DE LA COLONIZACIÓN 129
L as MARCAS s u p e r e s t r u c t u r a l e s
12 Véase, por ejemplo, Édouard Glissant, “Proposirions de base”, en: Acama, núm.
4-5 -dedicado al “delirio verbal" en Martinica-, abril de 1973.
I.AS MARCAS LINGÜÍSTICAS DE LA COLONIZACIÓN 135
guiendo y remontando la corriente de dicho fenómeno; ambos casos
ven distintas lenguas participantes en el eje de la lengua dominada.
En efecto, el créole es una lengua cuya misma existencia es señal de
una cierta forma de explotación (en su inicio, con base esclavista) que
es constitutiva de esa lengua y que, para simplificar, llamaré aquí colo
nialismo. Todos los casos de colonización estudiados hasta aquí in
cluían la presencia de una población local; ahora bien, en este caso no
existe. Sin embargo, la diferencia reside en su origen, 110 en su esen
cia; la explotación que les sigue es la misma. Como se sabe, el créole
es originariamente una lengua heterogénea, reducida—en el momen
to de su nacimiento—a determinadas necesidades de la comunica
ción, como los sabir, que a continuación adquieren una envergadura
mayor, como los pidgin, para inmediatamente volverse lengua ma
terna de los hablantes que en un comienzo la empleaban como herra
mienta mínima de intercomprensión. El créole es
un habla local de tipo pidgin (o pseudo sabir) que, por m otivos históri
cos o sociológicos, se volvió lengua única de una com unidad lingüística.
En consecuencia, hay muchos individuos que tienen com o lengua ma
terna un créole y 110 conocen otra lengua.23
Téngase en cuenta que ese origen, así como el del pidgin, está ínti
mamente ligado a una situación de dominación de una comunidad
por otra. E 11 el caso de los pidgin, consiste en la negativa por parte de
un grupo a hablar la lengua de los otros grupos con que entabla rela
ciones comerciales: entonces, se desarrolla una lengua derivada, naci
da del contacto entre la lengua de ese grupo y las otras lenguas en
tensión. Es, por ejemplo, el caso del pidgin-english que se conformó
en el Sudeste Asiático sobre la base de estructuras sintácticas chinas y
un léxico inglés. Queda en evidencia, entonces, la relación de fuerza
que preside la aparición de un pidgin. En el caso del créole, se trata
de la privación de una lengua, de la negativa manifestada ante un
decir, los blancos criollos (entre 2 mil y 3 mil, sobre una población de
320 mil habitantes), forman la clase superior; los mulatos forman la
pequeña burguesía local y los negros constituyen la gran masa de las
clases inferiores. Esa masa habla créole, y sólo utiliza el francés, o
rudimentos de francés, en sus informes anee la administración: en
este caso, nos hallamos ante una situación muy similar a la de las
colonias tradicionales. Por su parte, los békés generalmente son bilin
gües: utilizan el créole para dirigirse a su personal doméstico, pero en
ocasiones también lo hacen en familia. En cuanto a los mulatos, con
forman la parte de la población que siente más repugnancia a hablar
créole: para ellos, la lengua francesa es un medio de promoción social
(así, hay gran cantidad de mulatos en la enseñanza).
Vemos que las diferencias que originariamente oponen situaciones
de créoles a las de glotofagia más clásica se atenúan muy pronto: la única
diferencia que persiste es el hecho de que los békés hablan la lengua
local y el francés, cosa nunca vista en África o en Indochina, que
encuentra fácilmente explicación en la implantación de larga data de
los criollos {békés) en las islas. Queda sin cambio que la situación
superestructural en que se encuentran implicados el créole y el fran
cés es estrictamente paralela a la propia de las colonias tradicionales:
lingüísticamente, pese al origen especial del créole, esa superestructu
ra es rastro de colonialismo, aunque sea de un tipo especial.
Resta evocar, antes de concluir, un caso que algunos quisieron pre
sentar como peculiar: el del inglés de los indios. Se sabe que en la India
existe una situación lingüística bastante compleja: junto al hindi habla
do, con el urdu, por sesenta millones de habitantes, o del bengalí
hablado por setenta millones de habitantes, hay lenguas fuertemente
minoritarias. El conjunto conforma un mosaico que favoreció la ex
pansión y sobre todo la conservación del inglés. Sin embargo, el re
sultado no es en modo alguno diferente del que es visible en las colo
nias francesas o en las ex colonias francesas: allí, el inglés es lengua
dominante, frente a una pluralidad de lenguas dominadas, es la len
gua de la administración, la lengua del poder, en síntesis, la lengua de
140 PROBLEMAS GENERALES
opresión del pueblo. Por eso, es al menos llamativo ver cómo algunos
lingüistas intentan presentar la situación india bajo una luz en gran
medida diferente. Así, Braj Kachru2" inventa el concepto de indianidaet
del inglés de los indios (iridian english) que pone en el mismo nivel
que la ang licidud del inglés británico y la am ericanidad del inglés de
los Estados Unidos (indianness, englishness, am ericanness), sin pregun
tarse cuál es el porcentaje de la población inglesa o estadounidense
que habla inglés, y sin pensar en comparar ese porcentaje con el co
rrespondiente a la población india que habla esa lengua: no obstante,
el resultado sería instructivo. B. Kachru cree que acumulando una
cierta cantidad de interferencias léxicas y culturales puede hablar de
“contextualización” del inglés. Pero esa “con text ual i/ación" 110 hace
mella alguna al estatuto neocolonial de la lengua. Así, que haya quien
diga, en iridian english, flo w e-b ed en vez de nuptial-bed , según el mode
lo del bengalí p hu khzyjja, no es testimonio de otra cosa que de un
fenómeno de interferencia que se encuentra un poco en todas parres en
las situaciones de conflicto lingüístico: en África Occidental se dice
gag nerpetit por avoir un enfant [tener un hijo], lo que está lejos de dar
testimonio del surgimiento de un francés de Africa. Una vez más, sería
preciso preguntarse cuánta gente habla francés en África, o cuánta gente
habla inglés en la India : en las treinta y tres páginas de su artículo, B.
Kachru 110 nos da información alguna acerca de ese punto.
En efecto, las características estadísticas de la diglosia producida
por el colonialismo son fundamentales. La superestructura lingüísti
ca resultante de un colonialismo trunco 110 está constituida por 1111
bilingüismo del 100% y, sin importar cuántas cifras se puedan pro
poner al respecto, la del 10% es sin duda la más cercana a la verdad.
La glotofagia que caracteriza al colonialismo moderno y al neocolo
nialismo no consiste en volver bilingües a todos los colonizados; sim
plemente consiste en (si se me permite utilizar ese término) prohibir
a las lenguas de los colonizados el derecho a la existencia plena. Ha-
143
1 44 PROBLEMAS GENERALES
en el capítulo i, los efectos de esos postulados se hacen sentir en todo
momento, por un efecto retardado propio de la difusión de las ideas
“científicas” en el sentido común, por una parte, y, por otra, debido a
que no es fácil separarse de aquello qtie justifica nuestra práctica, a me
nos que uno se vea obligado a hacerlo y, en ese caso, contra nuestra
propia voluntad. Ya vimos que la glotofagia crece a sus anchas en el
terreno fértil conformado por una cierta cantidad de bases propicias,
para lo cual el discurso científico-ideológico brinda un abono de pri
mera línea: existen las lenguas, eso que nosotros hablamos, y los dia
lectos o jergas, merced a los cuales llegan penosamente a comunicarse
los poblados que vamos a liberar de su salvajismo. Y, desde luego,
dicho salvajismo se define, negativamente, por privación de todo cuan
to hace la cultura de Occidente: nosotros tenemos una lengua, una
literatura, una arquitectura, una ética, una Weltanschauung, todas cosas
de las que carecen los colonizados. Y, de 1111 m odo global y
general izador: nosotros tenemos una Historia y ellos 110. Al respecto,
resulta interesante exhumar algunos fragmentos escogidos, como ese
pasaje del prefacio que el gobernador Clozel dedicaba en enero de
1911a Haut-Sénégal Niger de Maurice Delafosse:
A diferencia de la mayoría de las colonias africanas, cuyo pasado, tan
virgen com o sus forestas, se reduce a la historia del esfuerzo de los explo
radores europeos por penetrar en ellas, el Sudán tiene una historia.3
Notable descubrimiento, que, de una sola vez, niega a los negros 110
sudaneses el derecho a la historia. Si en este caso se sustrae al Sudán,
es básicamente producto del azar, ese azar que nos dejó una cantidad
relativamente importante de textos árabes acerca de su pasado.4 Den
Y además:
En efecto, no podem os im poner a nuestros sujetos las disposiciones de
nuestro derecho francés, manifiestamente incom patibles con su condi
ción social. Pero no podríam os tolerar mucho más la conservación, bajo
el amparo de nuestra autoridad, de ciertas costumbres contrarias a nues
tros principios de humanidad y al derecho natural.
5 Maurice Delafosse, La Langue mandingue et ses dialectes, op. cit., t. i, pp. 111
118 .
EL DISCURSO COLONIAL ACERCA DE LA LENGUA 147
en sentido más general. De hecho, hay dos dogmas clave que el
colonialismo no puede dejar de usar. Según el primer dogma, al
aprender nuestra lengua -que los introducirá en la civilización, en el
mundo m oderno- todo lo que reciben los colonizados es ganancia.
El segundo estipula que, de todos modos, las lenguas indígenas serían
incapaces de cumplir esa función; incapaces de actuar como vehículo
de los conceptos modernos, de nociones científicas; incapaces de ser
lenguas de enseñanza, de cultura o de investigación. Así, se desarrolla
un discurso elaborado por blancos, para blancos y para aquellos cuya
educación y cuyos intereses impulsan a considerarse y comportarse
como blancos, discurso que por supuesto tiene su vertiente teórica, o
pretendida tal: se busca mostrar que la glotofagia es un hecho evidente,
ineluctable, y además anhelado por los propios colonizados. En
consecuencia, DésiréThebault no lamenta escribir:
La francización de Argelia, tan avanzada ya en Cabilia y en las regiones
delTel, se presenta, entonces, com o el hecho lingüístico más im portante
para el porvenir de esc país. Se corresponde con las verdaderas necesida
des de las poblaciones, si no siempre en la dim ensión sentimental, por
cierto sí en la de sus aspiraciones al mayor bienestar dentro de una socie
dad moderna en que se le va preparando su sitio/’
" Angelami Delorme, en: Revue Oriéntale, octubre de 1852. Citado por Y. Turin.
J Reproducido por Mauricc Houis, Antbropologie linguistique de lAfriqie noire,
np. cit., p. 31.
EL DISCURSO COLONIAL ACERCA DE LA LENGUA 151
cipio es siempre el mismo: en el linaje de las teorías racistas y etno-
centristas del siglo anterior —y según una modalidad que distorsiona
los hechos cuando es forzoso hacerlo- se demuestra, para un público
ya convencido, que las lenguas de los colonizados son sublenguas
incapaces de dar respuesta al desafío de los tiempos modernos, de las
ciencias, de la cultura; de ahí, su necesidad de adoptar la lengua del
colonizador. Con ello, el teorema está demostrado.
Por otra parte, hay una difusión masiva de esas ideas, bajo la ac
ción de una fuerza aún más simplificada, si es posible, hasta adquirir
el aspecto de eslóganes, de consignas, con la veracidad impactante e
irrefutable que en todo momento pretenden expresar. Por ejemplo,
ya vimos, en el capítulo anterior, que la mayor parte de las veces el
préstamo era la evidencia de un estatuto de dominación lingüística,
de una glotofagia en curso. Ahora bien, en el discurso ideológico
habitual se presenta justamente como prueba de la incapacidad de
traducir el mundo moderno, propia de las lenguas indígenas. Desde
luego, a nadie se le ocurrió jamás interpretar los numerosos présta
mos tomados del árabe por el español o por el francés como prueba
de la inferioridad de esas dos lenguas romances; pero qué más da: la
ideología tiene una memoria corta. Se prefiere remarcar con delecta
ción que al automóvil, quintaesencia del modernismo introducido
por Occidente en sus colonias, no se le puede dar nom bre en esas len
guas de salvajes. ¿Acaso no se dice lornobil , en árabe de África del
Norte; m obili, en bambara; karr , en bretón? Ya no se considera el
préstamo como resultado de una relación de lenguas / relación de
fuerzas; se distorsiona su realidad. No existe interés respecto del modo
en que aparece, de los motivos de su aparición, pues éstos ya fueron
encontrados, en su totalidad, y sólo resta justificarlos; lo cual implica,
por supuesto, que no se ven fenómenos opuestos. Tampoco se liará
constar que el bretón construyó, sobre su verbo n ij (“volar”), el tér
mino ka rr-nij (“avión”); o que el bambara, a partir de sus raíces pro
pias so (“caballo”) y n e g e (“hierro”), construyó el término n e g e s o
(“caballo de hierro”, es decir: “bicicleta”) en lugar de un bicicleti o
bicileti cualquiera que habría dado satisfacción al discurso colonial.
152 PROBLEMAS GENERALES
Además, se olvida que en ese mismo bambara se publicaron libros de
cálculo, que también se creó una terminología gramatical de base sin
préstamo alguno del francés:10 la ideología tiene una mirada selectiva.
El préstamo “forzoso” se toma, entonces, como prueba de la debi
lidad de las lenguas dominadas, de su incapacidad para traducir el
mundo moderno. En este caso, la ideología corriente dispone asimis
mo de otro argumento: esas lenguas son sublenguas porque no tie
nen escritura. Hoy, esa aserción hace sonreír a cualquier lingüista,
pero ya permeó profundamente el sentido común, tanto que nos hace
perder tiempo en refutarla. Para empezar, se sabe que la escritura nunca
es más que una etapa histórica de la evolución de una comunidad
lingüística: todas las lenguas fueron no escritas, durante un período
de tiempo variable. Y esa ausencia de escritura 110 está ligada, por
cierto, a una ausencia de civilización, como generalmente se pretende
con suficiencia. Todo lo contrario: a partir de esas condiciones con
cretas, se desarrolló una forma originaria de civilización, aquella que
Maurice Houis estudió a propósito del África negra y bautizó civili
zación de la oralidad.11 En este caso, la memoria funciona como bi
blioteca (“En África, cada anciano que muere es una biblioteca que se
quema”, decía Hampaté Bá), y esa oralidad cimentada en la palabra
hablada (cuando en nuestra civilización se cimenta en la literatura)
trae aparejada, por supuesto, una estructura del texto (cuya cercanía
con el verso propio de Claudel es señalada por Houis al tratar acerca
de un proverbio bambara), pero también cierta estructura social. Lo
que cuenta es que la oralidad determina una forma específica de civi
lización, distinta de la nuestra, sin más. También que la conversión
de la ausencia de escritura en ausencia de civilización proviene de ese
planteo etnocentrista que ya citamos a lo largo de todo este libro.
Pero hay otro punto fundamental, ya que tomar la ausencia de escri
tura como prueba de inferioridad congénita de una lengua raya en la
grosería, cuando se sabe que la administración colonial siempre se
12Véase, por ejemplo, “Per una semanrica occitana”, de Joan Lar/.ac, en: Obradors,
núm. 2, Montpellier, 1973.
154 PROBLEMAS GENERALES
gandas intentaron presentar como una idea generosa no era, desde
luego, más que uno de los avatares de la táctica colonial, un engaño
más. Para discernir su impacto, basta ver qué porcentaje de las pobla
ciones colonizadas fue tocado por la cultura francesa. Yves Benot des
cribió perfectamente esa máscara de la glotofagia en algunas líneas:
Para el colonialism o francés, la teoría de la asimilación desempeñaba un
papel de propaganda tanto en relación con los africanos com o con la
opinión pública francesa. En cuanto a su contenido efectivo, podem os
quedarnos con la conclusión de Suret-Canalc (Afrique nuire, II, 116): “La
asimilación sólo tenía una significación negativa: suprimía o ignoraba las
culturas políticas estrictamente africanas, la cultura africana, con vistas a
sustituirlas por las estructuras coloniales, la instrucción colonial; eso era
indudablem ente ‘francés’, pero profundamente distinto a lo existente en
el m ism o ámbito en la metrópoli”.13
Sin embargo, hay que tomar distancia respecto del final del fragmen
to de Suret-Canal que cita Benot, pues en verdad el problema no es
saber si el sistema colonial era el mismo que el de la metrópoli. Por
supuesto, la impostura de la asimilación surge con claridad cuando se
destaca que los colonizados estaban lejos de tener los mismos dere
chos, las mismas posibilidades, las mismas oportunidades que los blan
cos. Pero por más que se hubieran encontrado en igualdad de dere
chos y de oportunidades —es decir, si la asimilación tomada al pie de
la letra hubiera sido una realidad-, la negación o la deglución de la
cultura que les era propia habría sido pasible de las mismas críticas.
Hoy la glotofagia francesa en África puede parecer selectiva (de he
cho, pocos africanos hablan en francés), pero la trayectoria que se
guía llevaba a la digestión total. Un colonialismo consumado crea un
vacío de especificidad local por debajo de él.
A eso se debe que ese discurso colonial acerca de la lengua, esa
traducción simplificada de los temas ideológicos perimidos, presente
13 Yves Benor, Idéologies des indépendances africaines, París, Masp¿ro, 1969, p. 79, n.
20 [trad. esp.: Ideologías de Lis independencia*, africanas, Barcelona, Dopesa, 19733.
EL DISCURSO COLONIAL ACERCA DE LA LF.NGUA 155
una importancia tan considerable. Desde luego, se trata de mitos;
pero la vida de los mitos tiene más penurias que la de las teorías.
Reforzadas por su aparente evidencia, por ese aire de ineluctabilidad
que les confiere la repetición, impregnan la sociedad de temas recu
rrentes, y ya su recurrencia los hace fuertes. Ya vimos cómo muchos
siglos de discursos acerca de la lengua habían ofrecido al colonialis
mo una provisión de justificativos “científicos”. Llegado a este punto,
el colonialismo siempre necesita justificarse, no es cínico al punto de
limitar su defensa a las sesiones de la Asamblea Nacional, encargada
de votar su presupuesto. Desde ese punto de vista, las teorías
lingüísticas anteriores al reinado de Jules Ferry, que lo justificaron a
posteriori, eran sus precursoras, la precedían, mientras que el discurso
colonial acerca de la lengua que intenté bosquejar aquí sigue su co
rriente, la justifica siempre, sin duda, pero después, una vez lanzada
la iniciativa.
Como si fuera necesario agenciarse una buena conciencia pintan
do con los colores del humanismo la glotofagia en curso. A menos,
desde luego, que todo consista en preparar la agenda, disponer el
porvenir y el neocolonialismo, del que hablaremos más adelante.
154 PROBLEMAS GENERALES
gandas intentaron presentar como una idea generosa no era, desde
luego, más que uno de los avatares de la táctica colonial, un engaño
más. Para discernir su impacto, basta ver qué porcentaje de las pobla
ciones colonizadas fue tocado por la cultura francesa. Yves Bcnot des
cribió perfectamente esa máscara de la glotofagia en algunas líneas:
Para el colonialism o francés, la teoría de la asimilación desempeñaba un
papel de propaganda tanto en relación con los africanos com o con la
opinión pública francesa. En cuanto a su contenido efectivo, podem os
quedarnos con la conclusión de Suret-Canale [Afnque noire, II, 116): “La
asimilación sólo tenía una significación negativa: suprimía o ignoraba las
culturas políticas estrictamente africanas, la cultura africana, con vistas a
sustituirlas por las estructuras coloniales, la instrucción colonial; eso era
indudablem ente ‘francés’, pero profundamente distinto a lo existente en
el m ism o ámbito en la m etrópoli”.13
Sin embargo, hay que tomar distancia respecto del final del fragmen
to de Suret-Canal que cita Benot, pues en verdad el problema no es
saber si el sistema colonial era el mismo que el de la metrópoli. Por
supuesto, la impostura de la asimilación surge con claridad cuando se
destaca que los colonizados estaban lejos de tener los mismos dere
chos, las mismas posibilidades, las mismas oportunidades que los blan
cos. Pero por más que se hubieran encontrado en igualdad de dere
chos y de oportunidades —es decir, si la asimilación tomada al pie de
la letra hubiera sido una realidad—, la negación o la deglución de la
cultura que les era propia habría sido pasible de las mismas críticas.
Hoy la glotofagia francesa en África puede parecer selectiva (de he
cho, pocos africanos hablan en francés), pero la trayectoria que se
guía llevaba a la digestión total. Un colonialismo consumado crea un
vacío de especificidad local por debajo de él.
A eso se debe que ese discurso colonial acerca de la lengua, esa
traducción simplificada de los temas ideológicos periinidos, presente
Yves Benot, Idéologies des indépendances afiieaines, París, Maspéro, 1969, p. 79, n.
20 (tracl. esp.: Ideologías de las independencias africanas, Barcelona, Dopesa, 1973).
EL DISCURSO COLONIAL ACERCA DE LA LENGUA 155
una importancia tan considerable. Desde luego, se trata de mitos;
pero la vida de los mitos tiene más penurias que la de las teorías.
Reforzadas por su aparente evidencia, por ese aire de ineluctabilidad
que les confiere la repetición, impregnan la sociedad de temas recu
rrentes, y ya su recurrencia los hace fuertes. Ya vimos cómo muchos
siglos de discursos acerca de la lengua habían ofrecido al colonialis
mo una provisión de justificativos “científicos”. Llegado a este punto,
el colonialismo siempre necesita justificarse, no es cínico al punto de
limitar su defensa a las sesiones de la Asamblea Nacional, encargada
de votar su presupuesto. Desde esc punto de vista, las teorías
lingüísticas anteriores al reinado de Jules Ferry, que lo justificaron a
posteriori, eran sus precursoras, la precedían, mientras que el discurso
colonial acerca de la lengua que intenté bosquejar aquí sigue su co
rriente, la justifica siempre, sin duda, pero después, una vez lanzada
la iniciativa.
Como si fuera necesario agenciarse una buena conciencia pintan
do con los colores del humanismo la glotofagia en curso. A menos,
desde luego, que todo consista en preparar la agenda, disponer el
porvenir y el neocolonialismo, del que hablaremos más adelante.
VI. LENGUA Y LIBERACIÓN NACIONAL
3 Memorándum sur l’u nivenité de Dakar, dossicr publicado por la UF.D, mimeo.
160 PROBLEMAS GENERALES
llegue explícitamente a ese punto, con un eslogan tan elocuente como
Franjan Zangue desclaves [Francés, lengua de esclavos], y también en
ese caso se daba en el clavo: para convencerse, basta con ver las etapas
posteriores de la trayectoria política de ese movimiento.
En la llamada África anglófona, el problema se planteó algunos
años antes, en julio de 1962, en el XI Congreso del Convention Peoples
Party en Kamusi, Ghana, y el Programa para el empleo y el bienestar (o
Programa de Kamusi) insiste por primera vez en la defensa de las len
guas nacionales. Pero esa fecha, 1962, debe ser relativizada, pues las
colonias inglesas obtuvieron su independencia antes que las colonias
francesas: Ghana es independiente en marzo de 1957, mientras que,
aparte de Guinea -octubre de 1958—, los países de África “francófona"
obtienen su independencia en 1960 (dejo aparte a Marruecos y T ú
nez, que son independientes desde 1956). En términos muy genera
les, el problema lingüístico no se plantea, entonces, sino después de
las independencias, y en la gran mayoría de los casos lo hacen intelec
tuales, de quienes lo mínimo que puede decirse es que su vínculo con
las masas no es evidente. Yves Benot señala, como muestra de ello,
una traducción de una página de Langevin al wolof, “a título ilustra
tivo”, realizada por Sheij Anta Diop; dos artículos de Pathé Diagne
en 1964 y 1965, y la obra de Abdou Moumouni, UÉducation en
Afrique, publicada en 1964/'
E incluso ese aislamiento es revelador. Si se excluye la campaña
lanzada en Guinea por Sékou Tomé en 1972 a favor de las lenguas
nacionales, el militantismo lingüístico nunca es resultado de una ac
ción de gobierno en África. Por otra parte, la mayor parte de los inte
lectuales, reducidos —por obra del colonialismo y de la educación
privilegiada que recibieron—a la condición de bastardos culturales, se
hallan frente a la lengua de dominio, la lengua del colonizador, en
una relación de usufructo-beneficio que torna vana cualquier idea de
cambio. Aquí volvemos a encontrar el uso de clase de la lengua, úni
co estatuto social que le otorgaba Stalin, pero sobre lodo el hecho
4 Véase Yves Benot, op. cit.> p. 414.
LENGUA Y LIBERACIÓN NACIONAL 161
¿L a LENGUA ANTES?
O bien:
Si querem os ganar en Bretaña, bretones socialistas, hablemos a nuestros
hermanos del cam po (rustiques) en su lengua, su buena vieja lengua libre
y bárbara, la nuestra.'’
Pero aun antes de lo que ese tipo de mensaje expresa, optar por la
lengua del pueblo es optar por el combate que toma como base una
identidad cultural, optar por reivindicar el derecho a la existencia del
pueblo que la habló o que la habla ante la lengua exclusiva. Consiste
en una opción que se encuentra en el extremo opuesto a las desvia
ciones universitarias señaladas anteriormente a propósito de la tra
ducción de Langevin al wolof.
Con total evidencia, las cosas marcharon igual también en las co
lonias no francesas. Cuando debían hacer mítines populares, los mi
litantes del Destour’ tunecino los hacían en árabe, del mismo modo
que los del r d a empleaban las lenguas locales en el África negra. La
opción era menos clara entonces, pues los interlocutores no hablaban
francés y sólo quedaba eso, o 110 ser entendidos; pero para esos movi
mientos la única posibilidad de hacerse de una base popular era justa
mente optar por la lengua local. Ahora bien, una vez que se lograba la
independencia, los dirigentes africanos tomaron el poder, lo mantu
vieron y teorizaron sobre él. Todo en francés. Los diarios se redactan
en francés. La justicia se imparte en francés. En octubre de 1972,
durante el golpe militar en Dahomey, los golpistas usaron el francés
Como destaca Yves Benot, quien cita esos distintos textos, es muy
evidente que “aun socialista, la metrópoli seguiría siendo la metrópo
li”;8 también que, como proclamó otro autor, sólo hay que contar
con las propias fuerzas. En efecto, la contradicción entre ambas posi
ciones salta a la vista. Sin embargo, acaso sea menos evidente el para
lelismo entre la situación discutida (el colonialismo en 1956) y la que
aquí nos ocupa. Pues bien, lo que salta a la vista en ambos casos es la
jerarquización dogmática de las luchas. En un caso, lucha de clases
primero, pues el resto emana de la victoria del proletariado. “El resto”
significa tanto la lucha contra el colonialismo, como la lucha por la
liberación de la mujer (pero todavía queda por saberse si una even
tual victoria obtenida sin ese resto sería verdaderamente una victoria
del proletariado). Lucha de liberación ante todo, en el otro caso, sin
esperar a que el opresor cambie por sí solo.
7 Algún tiempo antes, el 9 de marzo de 1956, el r>CP votaba plenos poderes para
Guy Mollet...
a Yves Benot, op. cit., p. 87.
170 PROBLEMAS GENERALES
En consecuencia, mutatis mutandis, la contraposición entre ambas
tesis sigae siendo válida en todo momento. Y si hubiera que renovar
su formulación para acotarla a nuestro problema lingüístico, eso arro
jaría estos resultados:
1. Lucha de liberación nacional en primer lugar, pues el resto (en
especial la resolución del problema lingüístico) vendrá después,
una vez que se haya excluido al colonizador.
2. Lucha de liberación sobre la base de nuestra identidad cultural
(y, en especial, lingüística).
Generalmente se adoptó, con la salvedad de algunos detalles, la pri
mera solución. Ya vimos cómo terminó, pues efectivamente también
en este caso la jerarquización prefigura el porvenir de ese movimien
to, y cualquier posición tendiente a aplazar el problema lingüístico
(así como otros que reseñamos pero que aquí tan sólo nos atañen
como ejemplos) hasta después de la liberación es una forma de ocul
tar ese problema. Sin una liberación completa, no hay liberación.
¿Debate entre refonnismo e izquierdismo? Acaso sea así, por más que
las etiquetas no sean del todo pertinentes, y las independencias for
males de las colonias son mucho más una adaptación del imperialis
mo a nuevas condiciones que un triunfo reformista.
¿A qué conclusión debe llegarse respecto de este punto? Que, salvo
la total, no hay liberación real, desde luego; pero eso no es una nove
dad. ¿Que la “prueba obtenida del análisis de la superestructura lin
güística” muestra que el colonialismo no desapareció, que simple
mente mutó en neocolonialismo? Eso ya lo sabíamos, por evidentes
motivos políticos y económicos. ¿Que la lucha de liberación nacional
debe incorporar también la lucha en el ámbito lingüístico? Sin duda,
ésa es la lección principal que debemos retener a partir de estos dis
tintos ejemplos. Pero entonces surge un nuevo riesgo, una desviación
en dirección opuesta.
LENGUA Y LIBERACIÓN NACIONAL 171
¿Só l o la le n g u a ?
I. Enseñanza:
1° Tres horas semanales facultativas de bretón, organizadas en la Baja
Bretaña, en todos los tipos de instrucción (primaria y segunda ense
ñanza).
2o Igualdad de condiciones del bretón con las otras lenguas vivas en la
enseñanza y en los exámenes.
3o Integración a los programas del estudio de la civilización de Bretaña
(historia, economía, geografía, literatura).
II. ORTF:"
l 1’ Creación de ciclos televisivos en lengua bretona.
Ia Una hora diaria de bretón por radio.
3o Programas bretones, culturales o informativos, en francés, en radio y
televisión.12
Y parece estar claro que esas exigencias muy bien podrían ser conce
didas al pie de la letra por un gobierno centralizado!1 si tuviera un
poco de inteligencia: eso no cambiaría gran cosa de la relación entre
las fuerzas en juego. En mi opinión, ese tipo de reivindicación parece
ser apolítico-progresista en ese perfil. Por una parte, se hace un lla
mamiento a apoyar las fuerzas de “izquierda” (tipo ur>ii), se busca
tejer alianzas en aquel sector; pero el análisis (si es que existe alguno)
que por sí solo sostiene la reivindicación lingüística pasa a cien leguas
de lo que justamente podría constituir un campo de discusión teórica
con esas fuerzas de “izquierda” o con los grupos revolucionarios. Al
gunos le contestaron desde el ámbito político, justamente desde el
punto de vista del combate bretón (cuyos fundamentos no discutiré
aquí), reivindicaciones de este tipo:
El combate por Bretaña empieza con la destrucción del Estado francés en
Bretaña, también de sus instrumentos de dominación. Desde hace un
siglo, la universidad francesa es el principal instrumento de alienación
¿S in la l e n g u a ?
A la inversa, del mismo modo que resulta difícil concebir que la len
gua pueda por sí sola ser la meta o el medio de una lucha de libera
ción nacional, 110 se percibe bien qué final podría tener una lucha de
ese tipo si no tuviera en cuenta, en 1111 momento u otro, el problema
lingüístico.
Para empezar, por motivos teóricos. Si, en efecto, se admite el esta
tuto superestructural que propuse dar a los conflictos entre lenguas,
no es fácil colegir cómo podría perdurar dicha superestructura lin
güística mientras la infraestructura cambiaría: cualquier subversión
LENGUA Y LIBERACIÓN NACIONAL 179
de la infraestructura colonial, es decir, cualquier descolonización real
y no formal, implica una subversión similar de la superestructuras
que están asociadas a ella. Como ya dije, desde ese punto de vista la
persistencia del sistema sociolingüístico surgido del colonialismo es
señal de otra persistencia, más fundamental: la del propio sistema
colonial. Es decir, en términos más claros, que 110 hay ni puede haber
descolonización económica y política sin que en el desenvolvimiento
de ese proceso también intervenga una descolonización lingüística.
Esa proposición no deriva en medida alguna de 1111 dogmatismo cual
quiera, sino simplemente de la lógica, de la coherencia: la desapari
ción real de una causa se mide por la desaparición total, dentro de
cierto plazo, de sus efectos.
Pero también hay argumentos históricos para sustentar esa propo
sición. Un rápido y superficial recorrido por las distintas situaciones
de descolonización que nos es dado conocer nos convence con gran
rapidez de que prácticamente nunca un pueblo se liberó de su suje
ción colonial conservando la lengua del colonizador. Hay que tomar
lo como tal y analizar ese hecho. Para empezar, en todos los casos en
que se impuso una lengua, se debe a que antes de ella se impuso una
comunidad que hablaba esa lengua, imponiendo a la vez su mercado,
su organización política, jurídica, etc. Si, por ejemplo, existe un con
junto de lenguas al que se llama lenguas romances, se debe a que la
conquista romana fue una conquista lograda, a que la colonización
romana fue una colonización lograda. Ya se trate de la Península Ibé
rica, de Galia o del norte de los Balcanes, el occitano, el francés, el
español, el portugués o el rumano hoy están allí para convencernos
de ello. A la inversa, los conquistadores árabes, pese a su larga presen
cia en el sur de España (permanecieron allí siete siglos), no impusie
ron su lengua. No quedan, entonces, más que rastros, de los que ya
nos ocupamos: superestrato árabe en español (en especial, todas las
palabras que comienzan con a o al, recuerdo del artículo definido).
Esos superestratos dan testimonio de que en cierta época una lengua
tuvo el dominio, sin llegar a imponerse. Al contrario, el sustrato (como
el sustrato celta en francés, por lo demás, limitado) testimonia que la
180 PROBLEMAS GENERALES
primera lengua desapareció: es a la colonización lograda lo que el
superestrato es a la colonización inacabada. Hay, por supuesto, otros
ejemplos de este vínculo entre la trayectoria del colonialismo y la
trayectoria de la superestructura lingüística de tipo colonial. La colo
nización de América Latina (y ese apelativo, latina, es significativo)
impuso el español y el portugués a los indios, tal como la de América
del Norte les impuso el inglés; esos son casos de colonialismo logra
do; en el norte, las lenguas indígenas prácticamente desaparecieron, en
el sur corren el riesgo de desaparecen desaparición que nos señala a un
tiempo la desaparición de la organización social de esos pueblos. Y a la
inversa, para seguir refiriéndonos a ese continente, los québécois hacen
de su lengua uno de los puntos principales de su lucha contra un fede
ralismo que estiman dañino y consideran una sujeción colonial.
Otro ejemplo, acaso más significativo, aunque peculiar, es el de la
creación del Estado de Israel, si se lo analiza desde el punto de vista
lingüístico. En efecto, hace un siglo, el hebreo prácticamente ya no
existía; todos los diccionarios lo colocaban dentro de la categoría de
las lenguas muertas, y su léxico restriivgido (alrededor de ocho mil
términos) era arcaico, en su base fundamentalmente bíblico, y por
ende desligado de las realidades de esc presente. Nada predisponía,
entonces, a esa lengua de estatuto comparable al del latín o al del
griego antiguo, a volverse el medio de comunicación de un estado
moderno. A fines del siglo pasado, Eliézer Ben Yehudan, dejando
Alemania para ir a Palestina, intenta modernizar esa lengua litúrgica.
Se lanza a la redacción de un diccionario en diecisiete volúmenes (el
Thesaurus Totius Hebraitatis), para el que inventa miles de términos,
o incluso crea derivados más acordes a las reglas internas de la lengua
para reemplazar calcos (en lugar de bet sefarim, “casa de los libros”,
propone sifriya, “biblioteca”; en lugar de sefer-milim, “diccionario”,
calcado sobre el alemán Wórterbuch, propone milone,; en lugar de rekhev
barzel, “vehículo de hierro”, propone rakevet, “tren”; etc.). Pero en
eso nunca había habido más que el intento por parte de un intelec
tual aislado (lo cual, por otra parte, es relativo: Ben Yehudan no tra
bajaba solo; en 1890 crea la va’a d haslhaon, comisión de la lengua
LENGUA Y LIBERACIÓN NACIONAL 181
hebrea, que en 1948 se transformará en la Academia de la Lengua
Hebrea), en quien tenía predicamento la idea sionista, en el fondo
bastante cercano a esas traducciones de textos científicos a lenguas
africanas que señalaba más arriba. Lo que más cuenta es que, llegada
la fundación del Estado de Israel, momento en que son posibles gran
cantidad de lenguas nacionales, al importar los distintos integrantes
de la diáspora su bagaje de inglés, ruso, alemán, francés, etc., se elegi
rá el hebreo como lengua nacional, como para dar cuerpo a la antigua
(e incompleta) teoría que hace de la lengua el criterio de existencia o
de especificidad de una nación. Desde luego, lo que interviene en eso
son ante todo motivos religiosos (por lo demás, motivos inherentes al
proyecto sionista): se elegía para un estado de base religiosa la lengua
sagrada de esa religión, la lengua de la Tora. Pero eso no cambia que
lo tomado por la diáspora judía como una liberación también fuera
acompañado por una especie de liberación lingüística, por cuanto el
regreso a “tierra santa” iba junto a un regreso a la lengua santa. Acaso
porque el antiguo ensalmo anual “el año próximo en Jerusalén” se
pronunciaba en hebreo.
Lo dije antes: el ejemplo no es claro, merced a la confusión que ya
implica la creación de Israel, en esta oportunidad más una potencia
colonial que una nación descolonizada. Por añadidura, la situación
del hebreo, lengua dispersa, dominada dondequiera, luego desapare
cida, no era estrictamente comparable a la propia de las lenguas do
minadas en la situaciones coloniales clásicas, en que el factor geográ
fico (la diáspora) introduce una nueva dimensión. Sin embargo,
muestra que en la dimensión de la vivencia de los pueblos tanto como
en la dimensión teórica, que un pueblo tenga plena posesión de su
destino implica que también tiene plena posesión de su lengua, y -para
ésta—el derecho a ser por completo una lengua, es decir, en cuanto
nos ocupa aquí, una lengua nacional.
182 PROBLEMAS GENERALES
L,a l e n g u a , p a r t is a n a d e l p u e b l o
ESTUDIOS ESPECÍFICOS
VII. EL COLONIALISMO
LINGÜÍSTICO EN FRANCIA
187
188 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
Si yo preguntara a la mayoría de vosotros en que hacéis consistir la civili
zación, obtendría como respuesta que civilización es depuración de las cos
tumbres, urbanidad, cortesía, y expansión de los conocimientos de modo que
se observe las buenas formas y tengan cabida leyes propias de sus distintos
elementos.
3 Tullio De Mauro, Storia lingüistica dell'Italia unita, Barí, l.oterza, 1970, pp.
267 y ss.
190 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
patriota”.4 Por lo demás, se notará la poca distancia que toma Brunot,
quien prácticamente asume la visión de las cosas que describe: eso es
revelador de la perennidad de esa visión, como intentaremos demos
trar más adelante. En efecto, esa idea de que la nación se define pol
lin a comunidad de lengua se abrirá camino sin dificultades. Stalin,
por ejemplo, escribirá que la nación es “una comunidad hum ana es
table, conformada históricamente, surgida sobre la base de una co
munidad de lengua, de territorio, de vida económica y de formación
psíquica, que se traduce en una comunidad de cultura”,5 pero que
“recién durante la segunda etapa del período de la dictadura del pro
letariado, a medida que se instaure una economía mundial socialista
unificada en lugar de la economía capitalista mundial, recién en esa
etapa las naciones sentirán la necesidad de poseer, junto a sus lenguas
nacionales, una lengua internacional común”.6
De hecho, el problem a de Stalin era el mismo que el de los
jacobinos, y él le dará una solución apenas distinta. Ciertamente,
cuando la revolución mundial haya triunfado, una lengua común
podrá crearse (en ese aspecto hay que ver una influencia de N. Marr,
que Stalin condenará más tarde); pero, mientras tanto, la política de
la URSS juega a dos puntas. Por una parte, se transcribe las lenguas
locales, se les da u n a ortografía, se recopila la tradición oral, y al mis
mo tiempo se im pone la lengua rusa por medio de la escuela, la pren
sa, etc., como para to m ar una opción acerca de la lengua internacio
nal común. Es decir que la política de la URSS es, en ese aspecto, tan
imperialista como la d e los revolucionarios de 1789, o la propia de la
Francia colonial, a u n q u e allí 110 se dé el genocidio cultural. El francés
siempre mostró ser u n a lengua que excluye a las demás, mientras que
E l in ic io d e i .o s c o m b a t e s y la ley D k ix o n n e
141bid p. 232. Después de leer muchas veces ese pasaje, no consigo desentrañar
la ironía o la antífrasis que ciertos exégetas bretones quieren ver en él.
' En 1852 ingresa a la Academia de Inscripciones. [N. deT.]
15 Véase, en especial, E. Vallérie, “Place de la langue dans le combat de libération
nationale”, en: Sav lirciz, núms. 7 y 8.
Esto es, “de laboratorio”, “sintético”. [N. deT.]
EL COLONIALISMO LINGÜÍS TICO EN FRANCIA 209
111 Acerca tic este período del movimiento bretón, véase O. Mordrel, lireiz Atao,
París, 1972.
EL COLONIALISMO LINGÜÍSTICO EN FRANCIA 211
215
216 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
esos términos no son suficientes, los expande generosamente: “bal
buceos, chirridos, gruñidos, desgarros y chirriar de dientes” (wlajfyng,
chytering, harring, garryng andgrisbytyng). Aquí volvemos a encontrar
esa tendencia ya señalada a despreciar la lengua de los otros; la única
considerada aceptable es la nuestra: el wlajfyng de John de Trevisa se
corresponde bastante bien con el jargon de los enciclopedistas o con
el patois de nuestros modernos jacobinos. Y esa actitud peyorativa es
ampliamente reforzada por el contexto. Estamos en el medio de la
Guerra de los Cien Años, en pleno nacimiento de la conciencia na
cional, y la cuestión de la lengua tiene una actuación importante en
ese proceso. Hecho significativo: a partir de 1362, los tribunales y el
Parlamento abandonan el francés en pro del inglés; y una literatura
en lengua inglesa empieza a aparecer con Geoffrey Chaucer. En
1386, los merceros de Londres envían tina petición al Parlamento
que, por primera vez, está redactada en inglés. En resumen, el esta
tuto del francés vacila; y el texto que analizamos aquí data justa
mente de esa época; Ranulpli Higden, muerto en 1364, debió con
cluir su Polychronicon poco tiempo antes, y la traducción de Trevisa
se concluye en 1387.
De ese estatuto ya nos brinda una descripción el texto latino: los
niños aprenden el francés en la escuela, los hijos de nobles lo apren
den en sus casas y los aldeanos que desean imitar a la nobleza se
esmeran en hablar francés. John de Trevisa añade a ese pasaje un pro
verbio popular que condensa perfectamente esa alienación por obra
de la lengua dominante y del modelo cultural que ella vehiculiza:
“Para ser gentilhombre, maese jack tiene que hablar francés”. Y es
impactante constatar que esa situación se corresponde con lo que
intentamos describir en el capítulo dedicado al proceso colonial en la
dimensión lingüística. La diglosia es un hecho ligado a algunas clases;
y, para expandirse, la glotofagia se vale de todos los medios a su dis
posición, en especial la escuela. Además, Higden destaca un hecho
importante: en la isla, el inglés se pronuncia de distintas maneras,
mientras que la lengua está unificada. En su traducción, John de Trevisa
agrega, como compensación, que en Francia el francés está igualmente
LA SITUACIÓN DEL. INGLÉS DURANTE EL SIGLO XIV. 217
diversificado y dialectalizado. Pero el primer punto es importante
porque demuestra que la lengua del poder tiene una tendencia me
nor a dispersarse que la lengua hablada por el pueblo: una vez más, la
superestructura lingüística que se adivina por detrás de ambos textos
tiene una llamativa semejanza con la que en tiempos más recientes
conocimos en las antiguas colonias. El francés se expande haciendo
tabula rasa de cuanto se halla por debajo de él; y la división lingüísti
ca francés-sajón resulta ser una de las evidencias de la división social,
del mismo modo que la contraposición entre lengua demótica y
katharevussa es señal de una división social similar en Grecia, o que la
oposición entre, por una parte, francés, y, por otra, bambara, peul,
songhai, etc., es señal de idéntica división en Malí. En lo referente a
la Inglaterra medieval, la situación fue bien percibida por el novelista
Walter Scott, quien en su libro Ivanhoe nos da una descripción cuasi
científica:
En la Corte y en los castillos de los nobles principales, donde se emulaba
la pompa de la Corte, el francés normando era la única lengua empicada;
en los tribunales, los pleitos y juicios se sustanciaban en la misma lengua.
En suma: el francés era la lengua de honor de la caballería, y siempre de la
justicia, mientras que el más expresivo lenguaje anglosajón se abandonó
al uso de los hombres del campo y del populacho, que 110 conocían otro.
Sin embargo, el trato necesario entre los señores dueños del suelo y los
oprimidos inferiores, cultivadores del mismo, ocasionó la gradual forma
ción de un dialecto derivado del francés y del anglosajón, en el cual pu
dieron entenderse mutuamente, y de esia necesidad nació gradualmente
la estructura de nuestra presente lengua inglesa.'
And also by cause that the kynges of englond abyde and dwelle more
in the soiith countreye than ¡11 the norch counrrcy.
The cause why (bey abyde more ¡n the south countrey than in the
norch countrey is by cause that ther is better corne londe more peplt
11100 noble cytees and moo prouffytable havenes in the south countrey
than in the north.
[Acerca de las lenguas de los pobladores
Es evidente que en esta isla hay tantas lenguas como pueblos; de todas for
mas, Escoceses y Galeses, que no se mezclaron con otros pueblos, conservan
puro y, por así decir, prístino su idioma, si bien no tanto acaso los Escoceses,
que en otro tiempo estuvieron confederados y en vecindad con los Pictos, y
algo tomaron de la lengua de aquéllos. Sin embargo, los Flamencos, que
habitan la región occidental de Gales, dejaron esa lengua extranjera y hablan
bastante bien el sajón. También, pese a que los Ingleses en un principio vie
ron repartida su lengua en tres vertientes —meridional, central y septentrio
nal, conforme a su proveniencia de entre los tres pueblos germanos-, ya la
notan corrompida en varios puntos con extraños bramidos y parloteos por
causa de la mezcla, primero con los Daneses y más tarde con los Normandos.
Hoy esa cierta corrupción de la lengua nativa se debe en gran medida a dos
cosas: sin duda, la primera es que -contra la usanza de las demás naciones-
no bien llegaron los Normandos en las escuelas los niños se vieron obligados
a soslayar su propia lengua y a utilizar en sus lecciones la lengua de la Galia;
la segunda, que los hijos de los nobles son formados en esa lengua Gala ya
entre las sonajas de sus cunas. Y, en verdad, por ello los campesinos deseosos
de pareccrseles, en pos de ser mejor vistos, muy bien se ocupan de francizarse
con todo su empeño. Por lo cual, resulta especialmente llamativo que la len
gua materna y propia de los Ingleses, acotada a sólo una isla, varíe tanto ya en
su pronunciación, mientras que la lengua de los Normandos, proveniente
del extranjero, permanece en poder de todos, invariada.
En cuanto a la lengua Sajona antes mencionada, que apenas subsiste
aún entre pocos campesinos, al hablarla concucrdan más -como si se los
hubiera dejado bajo la misma región del cielo- los del Este con los del
Oeste que los del Norte con los del Sur. Por ende, como si fueran compa
ñeros de los habitantes de los confines, los Mercianos o bien Ingleses del
Centro entienden mejor las lenguas vecinas —septentrional y meridio
nal- que cuanto sucede con los dos extremos entre sí.
222 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
and medlyng first with danés and afterward with normans. In many
tliynges thc countreye langage is appayred flor somme use straunge
wlafíyng, chyteryng harryng garryng and grisbycyng chis appayryng oí
che langage comedí of two thynges. One is by cause diat children that
gon ro scole lerne to spelce first englysshe and chan ben compellid to
constrewc her lessons in Frenssh and dial have ben lerned and taugli
frorn theyr yongthe to speke frenssh.
And uplondyssh men will countcrfete and likene heni self to gentilmen
and arn besy to speke frensshe for to be more sette by. Wherfor it is sayd by
a comyn proverbe. Jack wold be a gentilman il he coude speke frensshe.
This maner was moche used to fore (lie grette deth. But sytli il: is sonidele
chaunged. For sirjohan cornuayl a mayster of gramer chaunged the lechyng
in gramer scole and conxtruction of Frenssh in to englysshe. And odier
scoolmaysters use the same way now in thc yere ofoure lord M. iij C. lx. v.
(lie ix yete of kyng Rychard the secund and leve all frenssh in scoles and use
al construcción in englissh, wherin chcy have avantage one way. Tha( is chac
they lerne (lie somier theyr gramer. And in anofher disavauncage. For
nowe they lerne 110 frenssh ne can none whiche is hurle for them that shal
passe the see. And also gentilmen have moche lefte co ceclie (lieyr children
to speke frenssh. Hit semeíh a grece wonder thac Englyssmen have so gretc
dyversycc in theyr owne langage in sowne and in spekyng ol il, whiche is all
in one ylond. And the langage oí Normandye is comen oute oí another
londe and hath one maner soune among al men that speketh it in englond.
For a man of Kencc Southern, western and northern men speken Frensshe
al lyke in sowne and speke. But they can speke theyr englyssh so. Netheles
ther is as many dyverse manere of Frensshe in the Royamme of Fraunce as
in dyverse englysshe in the Royamme of Englond. Also of che forsayd tong
whiche is deparced in chre is grete wonder. For men oí che esce with the
men of the west acorde better in sownyng of theyr speche than men of
the north with men of che socith.
Therfor it is that men of mercij that ben of myddel englond as it were
partyners wich che endes understande better thc side langages northern
and sothern than iiorchcrn and sothern understande eyther other. Alie
the langages ol the northumbres and specially at York is so sluirp slycyng
frotyng and unshape that we sothern men may unncth understande that
langage 1 suppose the cause be that they be nygli to the alyens that speke
straungely.
LA SITUACIÓN DHL INGLÉS DURANTE EL SIGLO XIV. 223
And also by cause that the kynges of englond abyde and dwelle more
in the south countrcye than in the norch countrey.
The cause why they abyde more in the south countrey than in the
north countrey is by cause that ther is better come londe more peple
11100 noble cytees and moo proufíytable havenes in che south countrey
than in the north.
[Acerca de las lenguas de los pobladores
Es evidente que en esta isla hay tantas lenguas como pueblos; de todas for
mas, Escoceses y (¡alesos, que 110 se mezclaron con otros pueblos, conservan
puro y, por así decir, prístino su idioma, si bien no tanto acaso los Escoceses,
qlio en otro tiempo estuvieron confederados y en vecindad con los Pictos, y
algo tomaron de la lengua de aquellos. Sin embargo, los Flamencos, que
habitan la región occidental de Gales, dejaron esa lengua extranjera y hablan
bastante bien el sajón. También, pese a que los Ingleses en un principio vie
ron repartida su lengua en tres vertientes -meridional, cenital y septentrio
nal, conforme a su proveniencia de entre los tres pueblos germanos—,ya la
notan corrompida en varios puntos con extraños bramidos y parloteos por
causa de la mezcla, primero con los Daneses y más tarde con los Normandos.
Hoy esa cierta corrupción de la lengua nativa se debe en gran medida a dos
cosas: sin duda, la primera es que -contra la usanza de las demás naciones-
no bien llegaron los Normandos en las escuelas los niños se vieron obligados
a soslayar su propia lengua y a utilizar en sus lecciones la lengua de la Galia;
la segunda, que los hijos de los nobles son formados en esa lengua Gala ya
entre las sonajas de sus cunas. Y, en verdad, por ello los campesinos deseosos
de parecérseles, en pos de ser mejor vistos, muy bien se ocupan de francizarse
con todo su empeño. Por lo cual, resulta especialmente llamativo que la len
gua materna y propia de los Ingleses, acorada a sólo una isla, varíe tanto ya en
su pronunciación, mientras que la lengua de los Normandas, proveniente
del extranjero, permanece en poder de todos, invariada.
En cuanto a la lengua Sajona antes mencionada, que apenas subsiste
aún entre pocos campesinos, al hablarla concuerdan más —como si se los
hubiera dejado bajo la misma región del cielo- los del Este con los del
Oeste que los del Norte con los del Sur. Por ende, como si fueran compa
ñeros de los habitantes de los confines, los Mercianos o bien Ingleses del
Centro entienden mejor las lenguas vecinas -septentrional y meridio
nal- que cuanto sucede con los dos extremos entre sí.
224 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
Tan disonantes son las nada cultivadas hablas de los Northumbrios,
sobre todo la hablada en York, que nosotros, los sureños, apenas logra
mos comprenderlas; por ello llego a pensar que estuvieron en contacto
cercano con la vecina barbarie, que también por ello los reyes de Inglate
rra se alejaron constantemente de aquella zona, la que más difiere del
Sur: si alguna vez se dirigen hacia el Norte, no llegan a destino, a menos
que reciban gran ayuda. Por otra parte, la causa de que permanezcan en
la zona meridional mucho más que en la septentrional puede ser la ma
yor fertilidad de sus terrenos, su mayor cantidad de población; sus ciuda
des, más nobles; sus puertos, más convenientes.]
IX. LOS SISTEMAS DE NUMERACIÓN
EN BAMBARA, DIULA Y MALINKE1
22 5
226 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
en conflicto con el sistema de numeración importado por Francia en
las regiones que nos interesan.
2. Asistimos, entonces, a un fenómeno de interference con el francés,
que debe analizarse en dos momentos: en el ámbito general de la
numeración y en el referente a la medida de precios.
La numeración tradicional era decimal basta las 60 unidades (en
tre los malinkes) o hasta las 80 (entre los bambaras), luego nueva
mente decimal entre los múltiplos de 60 o de 80 (véase cuadro 1). En
las aldeas, muy pronto será puesta en contacto con el sistema com
pletamente decimal introducido primero por los árabes, luego alian
zado y por último impuesto por los franceses; y las unidades cardina
les kemé, ba y ba tan tendrán entonces tendencia a ser asimiladas a
100, 1.000 y 10.000, respectivamente, lo que conlleva una reorgani
zación interna del sistema de denominación: después de veinte (que
sigue siendo mugan), se designa las decenas mediante una multiplica
ción de las unidades (saba = “tres”; nani- “cuatro”; duru = “cinco"...;
kononto ~ “nueve”) por bi (“diez”); (véase cuadro 2). Ese sistema es
adoptado sobre todo por los diulas, pueblo formado principalmente
por comerciantes, y el nuevo kerné (= 100) adquiere, entonces, el
nombre bambara silamiya kerné ("kemé árabe”) para mostrar clara
mente su carácter de préstamo. Teóricamente tenemos, entonces, tres
sistemas, basados sobre tres ¿««¿distintos (banmana kemé, maninkemé,
silamiya kemé)-. de ello da cuenta nuestro cuadro 2. Pero esos sistemas
nunca coinciden plenamente en un mismo punto; una vez más, en
contramos una distribución geográfica que se corresponde a la ex
pansión glotofágica descrita en el capítulo ni. Así, en una ciudad como
Bamako (República de Malí), el numeral que se utiliza por regla ge
neral es el silamiya kerné (= 100); pero en el mercado de esa misma
ciudad, algunos campesinos que concurren a vender sus legumbres
utilizan el banmana kerné (- 80). En cuanto al maninkemé (= 60),
aún sería utilizado en algunas regiones alejadas de la capital. Eso equi
vale a decir que el préstamo tomado del francés se consumó primero
en la capital (Bamako), luego en las otras ciudades hablantes de
LOS SISTEMAS DE NUMERACIÓN EN BAMBARA, DIULA Y MAI.INKE 227
bam bara (Ségou, Sikasso...), mientras que el campo abandona más
lentamente su kemé: es un caso de expansión horizontal, geográfica,
de la lengua dominadora. Verticalmente (o socialmente), la expan
sión es más clásica, más cercana a lo que ya describí en el capítulo 111,
por haber adoptado la burguesía colaboracionista como lengua el fran
cés (y, consecuentemente, la numeración francesa).
C uadro 1
Bambara Malinke
10 tan tan
20 mugan m ugan
30 mugain ni can m ugan ni tan
40 debé debé
50 debé ni tan debé ni tan
60 m aninkem é KtiMfi
70 m aninkem é ni tan kem é ni tan
80 KGMIÍ kem é ni m ugan
C uadro 2
Bambara Malinke Diula
10 tan tan tan
20 m ugan m ugan m ugan
30 m ugan ni tan m ugan ni tan bi saba
40 debé debe bi nani
50 debé ni tan debé ni tan bi duru
60 m aninkem é KEMÉ bi woro
70 m aninkem é bi tan kem é ni tan bi w olonfla
80 KEMÉ kem é ni m ugan bi segin
90 kem é ni tan kem é ni m ugan ni tan bi k ononto
100 kem é ni m ugan kem é ni debe KP.MÉ
228 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
Bambara M alinké Diula
120 kemé ni debe K E M É FLA kemé ni mugan
240 K E M É SAHA
etcétera.
Del mismo modo, el billete de mil francos malienses podrá ser desig
nado con:
- mil frá
- kemé fla ni debé (= 2 banmana kemé + 40 = 200 doromés = 1000)
- kemé fla (= 2 silamiya kemé = 200 doromés = 1000).
5 Maurice Delafosse, ¡,a l.angue mandingue el ses dialectes, o¡>. cit., t. i, p. 274.
6 Grammaire bambara, “Ancienne grammaire de monseigneur Sauvant revue el
compliítée par monseigneur Molin”, 1956, pp. 62-63.
232 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
tanto, al cent del francés, como por otra parte señala Moussa Travélé
en el fragmento citado. La que impuso su sistema de numeración fue
la lengua francesa. La referencia al islam (silamiya) es, en este caso,
completamente retórica.
Esta situación trae aparejada, desde la perspectiva de la glotofagia,
otra enseñanza para nosotros: la dominación de una lengua por sobre
otra no se produce sólo por supresión tic esta última en beneficio de la
primera. El proceso puede ser más sutil, más subrepticio y menos visi
ble, tal como lo demuestra el caso de los numerales del mandinga, pero
también del bretón (véase capítulo iv): las que ceden lentamente ante
la lengua dominante son de por sí las estructuras de la lengua domina
da. Desde luego, esto consiste en indicios lingüísticos de la coloniza
ción; pero el ejemplo de la numeración en las lenguas mandingas nos
muestra esta colonización en curso a escala lingüística, nos muestra
una glotofagia en acción durante un breve lapso de tiempo.
5. Sincrónicamente, la situación actual es relativamente paradójica:
incluso dentro del marco de las lenguas (mandingas) locales 110 hay
univocidad en la denominación. Ese hecho es, por supuesto, más
complejo que el ya conocido de los sistemas de denominación en
francés de Francia y en francés de Bélgica (80 = quatre-vingts u ociante;
90 = quatre-vingt-dix o novante),‘ pues en el primer caso nonante no
tiene ningún sentido en francés de Francia, y viceversa. Es decir que
hay bivocidad en la denominación, 110 ambigüedad.
En Bamako, por el contrario, la bivocidad va acompañada por
ambigüedad, ya que la misma sucesión de fonos puede tener dos sen
tidos, según qué sistema de referencia se adopte.
La diferencia entre ambas situaciones es igualmente fundamental
desde otra perspectiva. En el caso franco-belga, estamos ante lo que
podríamos llamar un sistema distinto de denominación, es decir, una
articulación lingüística distinta dentro del marco de una misma or
ganización de la numeración (decimal). La diferencia entre nonante y
‘ Los términos franceses corresponden a 4 x 20 = 80 y a 4 x 20 + 10 = 90. [N. de T. |
LOS SISTEMAS DE NUMERACIÓN EN BAMBARA, D1ULA Y MAIJNKE 233
quatre-vingt-dix es -mutatis mutandis—la misma que aquella entre
30, xxx y d a , para lo cual utilizamos números arábigos, números
romanos y una notación que adopta los valores a = 0; b = 1; c = 2; d=
3; e = 4, etcétera.
En el caso bambara-diula (o bambara-francés) tenemos, por el con
trario, una organización diferente de la masa nombrable. Y dicha or
ganización diferente resulta estar denotada por series fónicas que, si
bien en ocasiones son físicamente similares, ya no corresponden a los
mismos significados.
6. lise estado sincrónico nos lleva al problema tantas veces machaca
do de la arbitrariedad del signo y del recorte lingüístico.
Como se sabe, de Platón (Crdtilo) al primer Wittgenstein (Tractatus
Logico-phdosophicui)y durante veinticinco siglos se consideró que ha
bía una organización prelingüística del mundo que, al dar nombre a
los objetos, las lenguas dejaban intacta. Las lenguas resultaban ser
nomenclaturas; y entonces se llegaba a lo que podríamos llamar arbi
trariedad de la denominación (el mismo hecho prelingiiístico puede
ser designado por cadenas fónicas diferentes: dog en inglés, carie en
italiano, chien en francés, sabaka en ruso, kelb en árabe,perro en espa
ñol, tuulu en bambara, k ien bretón...).
La definición saussureana (relación arbitraria entre significante y
significado) culmina, a! contrario, en la arbitrariedad del recorte, y
ambas concepciones se hallan en una relación de oposición de base:
en un caso, el acto de significación organiza la experiencia al tiempo
que la comunica; en el otro, deja intacta una organización que existía
antes que él. La arbitrariedad del recorte nos lleva, entonces, en otro
ámbito, a un nuevo tipo de problema: la lengua constituye, en mayor
o menor medida, una visión del mundo, es el sustento de una cultu
ra, de una civilización. Y, por tanto, la dominación de una lengua por
parte de otra, ya sea que se traduzca en la desaparición de una lengua
o bien en la conmoción de sus estructuras internas, constituye a la
vez la dominación de una cultura por sobre otra y, a veces, la supre
sión de una cultura.
234 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
7. Parece quedar en claro que la situación recién descrita sólo puede
ser temporaria. Fruto del contacto entre muchas lenguas después de
un lapso de tiempo prolongado en que el estado de las comunicacio
nes, la ausencia de unidad política, las rivalidades locales hacían que
nada obligara al hablante de Ségou a hablar como el de Bamako ni
como un comerciante diula: sin duda, evolucionará mucho más rápi
do no bien los territorios en que se habla mandinga pasen de su con
dición de conglomerado aleatorio de antiguas colonias sometidas al
neocolonialismo a la de países que hayan efectuado una auténtica
unidad nacional. Hoy es difícil saber si al final la lengua francesa será
despojada de su estatuto de lengua dominante: eso dependerá, desde
luego, de la capacidad de lucha anticolonial del pueblo correspon
diente. Sin importar cuál sea, y respecto del punto específico de la
numeración, se tiene la fuerte sensación de que las cosas son irrever
sibles. l'.l esfuerzo que actualmente se lleva adelante en Malí para
alfabetizar en lengua bambara, y la perspectiva a largo plazo de una
enseñanza escolar en esa lengua, dejan pensar, por cierto, que esa
lengua local tiene futuro, pese a los desesperados esfuerzos tendientes
a su destrucción por parte de la supuesta “cooperación” francesa. Con
todo, parece que cu los estadios oficiales ya se optó en el sentido del
silamiya kemé, por lo menos a juzgar por las tablas de multiplicar
editadas en Bamako por la comisión de alfabetización:
duru sigiyoroma woro yé bisaba yé
(5 por 6 = 30)
duru sigiyoroma tan ye b¡ duru ye
(5 por 10 = 50)
y
tan sigiyoroma tan ye kemé ye
(10 por 10 = 100).
Así, cualquiera sea el porvenir político de las lenguas locales, se afian
za un kemé oficial, fruto de la era colonial, mientras que lentamente
los de la tradición se ven relegados al rango de kemé de mercado ne
gro antes de hundirse entre los desechos de la historia lingüística.
X. LOS PRÉSTAMOS TOMADOS
POR EL RAMEARA DEL ÁRABE Y DEL FRANCÉS1
235
236 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
Los contactos entre las lenguas francesa y bambara son, desde luego,
mucho más recientes. La “marcha a Níger” (Delafosse) inicialmente
tomó como base Senegal, donde Francia se instaló a partir de media
dos del siglo xix (Faidherbe, el primer gobernador, es nombrado en
1854), y su primera finalidad era procurar al comercio francés una
vía segura de Kayes a Bamako. Jules Ferry, que en sus discursos siem
pre fue claro, más que claro, exponía así en el estrado de la Asamblea
Nacional:' “Las colonias son para los países ricos una colocación de
capitales de las más ventajosas [...]. Digo que Francia, que es tan
rica, tiene interés en tom aren consideración ese perfil de la cuestión
colonial”. Y, sin olvidar la misión civilizadora de su país, el país de la
Declaración de los Derechos del Hombre, agregaba: “¡Señores, hay
que hablar más alto y con más verdades! Hay que decir abiertamente
que en efecto las razas superiores tienen un derecho frente a las razas
inferiores...”. Los créditos para el ferrocarril Senegal-Níger ya están
aprobados desde hace cinco años (13 de noviembre de 1880); pero
los trabajos no avanzan, y la implantación militar recién se verá ase
guiada tras la toma de Ségou (Ahmadou es abatido en 1890), y la de
Sikasso (Ba Bemba y sus soldados son masacrados en 1893). En ese
' En notas a su edición del Corán {Le Coran, París, Gallimard, 1967, vol. i, |>.
367) Masson glosa: " alfiitiha: la apertura, el prólogo o: la Sura liminar". |N . de T. |
246 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
Préstamos tornados por el bambara del francés
nlimeti (fósforo, cerillo) [de hiperiyalismu (imperialismo)
allumctte| fakte (afectar)
anglópu (sobre) [de enveloppe] faratnansin (farmacia)
arduwasi (pizarra) [de ardoise] fítshi (m odo, especie) (ele jh(on]
asiyeti (plato) [de assiette] firme (cerrar, puerta, candado)
awiyon (avión) fm h r i (ventana) [de fenétre]
awnka (abogado) fouse (desplomarse) [de s)enfoncer]
balarnini (barreta) [de barre a mine\ fose (fosa)
balón (balón) foto (fotografía)
¿««¿/‘ (banco) [de banque\ fbne (forzar)
basikili (báscula) frhi (freno)
bato (barco) |de batean] fumo (horno) [de fourneau]
bcrhi (buril) fursiti (tenedor) [de fourebette\
biro (oficina) [de burean] ganyb (ganar)
biye (oficina) gara (estación) [de gare]
boyi (criado)' gardi (guardia)
b'onbhn (bom bón) gerenadi (granada)
brigaje (brigadier) glasi (hielo) [d eglace]
buleti (bolilla, bala) [de boulette] gbftrnamati (gobierno) \Acgouverne-
buteli (botella) ment]
butigi (tienda) [de bouúque] grife (manga grejfée [añadida])
buwati (caja) [de boite] gudrbn (brea, ruta) ]Acgoudron]
dara (paño) o (sábana) |tic drap] bhfoi (rastrillo) [dcherse]
diwhi (vino) " ¡samen (examen)
dbkbtbr'o (enfermero, doctor) kaari (carro, bus)
dute (té) kafe (café)
jarasisi (ejercicio, desfile) kalte (calidad, índole)
ekiiru (orden de arrcsto)[de écrou\ kamisoli (camisola)
eglisi (iglesia) kamiybn (camión)
’ El coi respondiente francés es boy, a su vez, préstamo tomado del inglés para
designar a los subalternos en las colonias. [N. de 'TI]
" Probablemente, a partir de du vin “(algo de) vino”. |N. de T.]
"" También en este caso es probable que se haya incorporado sin mayor distin
ción el partitivo a la cadena fónica del sustantivo. [N. deT.J
LOS PRÉSTAMOS TOMADOS POR EI. BAMBARA. 247
kanpatnan (campamento) libru (libro)
kaptalismu (capitalismo) limonati (limonada)
karbti (zanahoria) [tic carotte\ limu (lima)
katidante (cédula de identidad) loriye (laurel)
luwanse (alquilar, locatario) [de louer]
katrapla (tractor, utilitario) [de Cater
pillar] makbrbni (macarrones)
kaye (cuaderno) [de eahier] mangasa (depósito, almacén) [de
kh u (caja) magasi n]
kilo (kilogramo) murase (marchar [un mecanismo])
kilbti (short) [de culotte) mano (martillo)
kle (llave [para desmontar]) [de clé_\ rnasin (máquina)
korni (empleado) (de commis] masbn (albañil) [de ma(on]
kontan (estar contento) meri (alcaldía) [de tnairie]
koperatiwu (cooperativa) melón (melón)
komi (como [comparativo)) miliyon (millón)
kbmisere (comisario) minise (carpintero) (de menuisier]
kbm iüri (papa, patata) [depomme de ministiri (ministro)
terre] mobili (automóvil)
k'omte (comité) monturu (reloj) [de rnontre]
kbnkbn (pepinillo) |de concombre] rnotiri (motor) [de moteur)
krisi (choque) [de crush] moto (motocicleta)
kriybn (lápiz) [de cmyon] nason (índole, especie)
kumandan (comandante) nilón (nylon)
kum andi (pedir) (hacer un pedido nsilenin (chaleco)
[de mercadería)) nuneti (anteojos) [de lunettes]
kuran (electricidad, lámpara) palé ([sede de la] presidencia) [de
kursi (curso) palais)
lakbli (escuela) pariye (apostar) [de parier]
lamu (hoja de afeitar) [de lame] partí (partido)
lankri (tinta) [de (1’) enere] pase (repasar)
lanpa (lámpara de petróleo) patami (patente)
larame (ejército) [de (l)armée] payasi (colchón) [de paillasse]
lasasi (fusil de caza) pelu (piel)
laso (cal) [de (la) cbaux] petrbli (petróleo)
layi (ajo) [de (l)ail] pemi (pinza)
leterb (carta) [de leitre\ persidan (presidente)
li (cama) [de lit] pesb (pesar)
248 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
pirie (neumático) [ d e pneti] silo (estilográfica)
pisi (pieza) simisi (camisa)
polisi (policía) simbn (cimiento)
politigi (política) siniman (cine)
ponpe (bomba, bombear) siso (tijeras) [de ciseaux]
posta [d e poste] sosiyalismu (socialismo)
p'on (puente) sbfiré (chofer)
pbnti (punta, clavo) sbrbdati (soldado)
pbsbni (veneno) [d e poison] suseti (medias, calcetines) [de
p m n ti (aprendiz) cbattsseítes]
raso (radio) taari (hectárea)
ron (rango) tabali (mesa) [de table]
rapidi (bus pequeño) tablo (cuadro) [de tablean|
resho (estufa, cocina portátil) [de tagisi (taxi)
rechaud] tamati (tomate)
régli (regla) toroto (pulpa de algodón) [totirteau
rhvyon (reunión) de colon]
rhbu (ropa) transpbrb (costos de transporte)
salan (chalana, esquife) trin (tren)
salati (ensalada) turne (gira) [de tournée]
sanbruybre (cámara |de un neumáti tusunyi (cocinero)
co]) (de chambre ti air] uzini (planta industrial) [de usine\
sansi (nafta, solvente) [de essence| walan (volante)
santarama (gendarme) wantiri (inventario)
sapo (sombrero) [de chapean ] waranda (veranda)
sari (arado) [de charrue] watiri (vehículo) [de voitureJ
serwisi (servicio) weluru (terciopelo) [de velours]
shi (silla) [de chaise] w'eri (vaso) (de vene\
si (sierra) [de scie] wuruwiri (revó 1ver)
sigariti (cigarrillo) wutimeri (veteri nario)
zu (yugo)
XI. EL FRANCÉS EN ÁFRICA
¿ Q u é f r a n c o f o n ía ?
(
iniciativa colonial +
después de la independencia +
ejemplos: árabe swahili bambara
Cantidad
di’ emisoras__________________Lenguas
Alto Volca 2 francés y lenguas locales
Argelia 3 árabe, cabila, francés
Camerún 4 francés, inglés, lenguas locales
Chad 3 árabe, francés, sara
Congo 2 Radio Congo: francés y lenguas locales;
Radio Brazzaville: repetidora de la o k t f
Costa de Marfil 1 francés (22 horas semanales)
y lenguas locales (8 horas semanales)
Dahomcy 1 francés, inglés, lenguas locales
Cabón 1
Guinea 1 francés, inglés, portugués, árabe
y lenguas locales
Madagascar 3 francés, malgache, inglés
Malí 1 francés, lenguas locales
Marruecos I francés, inglés, español, árabe, beréber
Mauritania árabe, francés, hassania, peul,sarakolé,wolo
Níger 1 francés, lenguas locales
RCA I francés, inglés, sango, árabe, litígala
Senegal 2 francés (90%), inglés y portugués
en una emisora; francés (30%)
y lenguas locales en la otra
Togo 1 francés, inglés
Túnez 2 una emisora en árabe; una en francés
y en italiano
N o ta : Estos datos se refieren a los boletines informativos.
Se noca, enconces, que exisce un vínculo escrecho enere los clacos <li I
cuadro 4 y los del cuadro 5. Si el Iranees es -a excepción del M agnb
lengua oficial en codos (o casi rodos) lados, se debe especialmciiu .i
que la polícica lingüíscica de la Francia colonial soslayó (o casi) l >
lenguas locales y a que, en consecuencia, escás úlcimas escán reu.ivi
das respecco del mundo moderno, cosa que no sucede en Alm.i
EL FRANCÉS EN ÁFRICA
E l ARGUMENTO CULTURAL
lia para la paz interior. De allí la tarca intentada durante estos últimos
años para acelerar la escolarización.10
Ya vimos que este argumento no tenía más que valor temporario: el
ejemplo del África “anglófona” muestra la posibilidad de promoción
de las lenguas locales; también vimos que era ante todo emanación de
cierto tipo de colonización. La situación de las antiguas colonias re
quiere el empleo de la lengua francesa: eso se debe a que la coloniza
ción francesa aplastó de forma sistemática las lenguas locales. Ahora
bien, ese carácter temporario y heredado parece ser negado por gran
cantidad de personas. A. Viatte, por ejemplo, habla con ira mal con
tenida de las experiencias que derrotaron o pusieron en tela de juicio
la francofonía:
Guinea, la única que rechazó todos los lazos con Francia en el referendum
de 1959. la única que más tarde no adhirió a la unión africana o malgache,
formó un bando aparte, y se orientó hacia un nacionalismo virulento que
se manifestó especialmente en la expulsión de los sacerdotes extranjeros,
mientras estrechaba relaciones con los países socialistas a los que su ideo
logía la acerca. En 1968 decidió alfabetizar rápidamente a la población
en las ocho lenguas indígenas; pero el francés, que se volvió simple len
gua auxiliar, hasta entonces había permanecido como vehículo de la alfa
betización en las ciudades."
Ese mismo autor llega hasta la negación sistemática de cierta canti
dad de realidades, en especial la de las antiguas colonias inglesas:
Se oponía el realismo de los anglosajones a la ideología asimiladora de Fran
cia; se reprochaba a esta última que hubiera impuesto la “lengua del coloni
zador” y balcanizado su porción del continente; esc reparto en estados más
acotados, pero enlazados por una lengua universal, reveló ser más propicio
que el método contrario para el despliegue de nuevas naciones.12
1(1Auguste Viatte, La Francophonie, París, Larousse, 1969, p. 109.
11 Ibid., pi». 105-106.
12 JbieL, pp. 108-109.
266 ESTUDIOS ESPECÍFICOS
C m .IDAN O EL CAPITAL
19 Yves Rouquette, i.a Nouvttlle Chansun occitime, 'Ibiilouse, Privat, 1972, p. ■í'S.
BIBLIOGRAFÍA
-------- , Esquisse d ’une histoire de- la langue anglaise, Lyon, IAC, 1947-
Mounin, Georges, Histoire de la linguistique des origines au xxe. siécle,
París, PUF, 1970 [trad. esp.: Historia de la lingüistica: desde los oríge
nes al siglo xx, Madrid, Gredos, 1995].
Ndinga, Antoine, Structures lexicographiques du Litígala, tesis de 3e.
eyele, mimeo.
N ’Dongo, Sally, La "Cooperation" franco-africaine, París, 1972.
Person, Y., “L’Afrique noire et ses frontiéres”, en: Revue Franqaise
d ’Études Politiques Africaines, núm. 80, agosto de 1972.
-------- , “Impérialisme linguistique et colonialisme”, en: ArFalz, núm.
1, 1973.
Philipp, M ., “La prononciation du fran^ais en Alsace”, en: La
Linguistique, núm. 1, 1967.
Postel, Gillaume, Apologie de la Gaule, París, 1552.
---------, Histoire memorable des expéditions depuys le dé lugefaictes por
les Gaidoys ou franqois depuis la Francc pisques en Asie ou en Thrace
et en ¡'Oriéntale partie de l'Europe.
Rabelais, H, CEuvres, París, 1950.
Racan, Mémoirespour servir la vic de Malherbe, París, 1672.
Régnier, M., Sátiras (Satires).
Robins, R. H., A Short History in Linguistics, Londres, Longman,
1967.
Ronjat, J., Grammaire historique des parlers provenqaux rnodernes,
Montpellier, 1930-1941.
Ronsard, Abrégéde l'artpoétique, París, 1565.
Rouquette, Y., La Nouvelle Chanson occitaine,Toulouse, Privar, 1972.
Rousseau, J.-J., Essaisur lorigine des langues, Ginebra, 1781 [trad. esp.:
Ensayo sobre el origen de las lenguas, Madrid, Alad, 1980].
Sand, G., La Mare au diable [trad. esp.: La charca del diablo, Madrid,
Cátedra, 1974].
Sapir, E., Le Langage, París, Payot, 1953 [ed. orig.: Language. An
introduction to the study ofspeech, Nueva York, 1921; trad. esp.: El
lenguaje: introducción al estudio del habla, Madrid, Fondo de Cul
tura Económica, 1981].
BIBLIOGRAFÍA 279
Saussurc, Ferdinand de, C.ours de linguistiquegénérale (1916), rced.,
París, Payot, 1973 [trad. esp.: Curso de lingüística general, Buenos
Aires, Losada, 1945].
Séerba, M., “Sur la notion de mélange de langues”, en: Recueil
japhétique, iv, 1926.
Schlanger, “L’enfance de l’humanité”, en: Diogéne, núm. 73.
Schlegel, ÜberdieSpracheundWeisheitderIndien [Heidelberg, 1808],
en Obras Completas, t. vm, Viena, 1846.
Senghor, Léopold, Liberté l, París, Senil, 1964 [trad. esp.: Libertad,
negritudy humanismo, Madrid, Tecnos, 1970],
Stalin, José, El Marxismo y la cuestión nacional.
-------- , La cuestión nacional y el leninismo.
-------- , “A propos du m arxismo en linguistique”, en: Cahiers marxistes-
léninistes, núm. 12-13.
Suret-Canale, J., Afrique noire, 2 vols., París, 1964.
Fagliavini, C., Storia de Ha lingüistica, Bolonia, 1963.
Tbebaut, D„ “Langue arabe et parléis inaghrébins”, Cahiers nord-
africains, núm. 74, 1959.
Tliiene, P., Der Frendlingin Riqueda, Leipzig, 1951.
Tllurot, F., Tablean desprogrés de la sciencegrammaticale (1796), rced.
de Burdeos, 1970.
Tougas, Gérard, La Francophonie en péril, Montréal, Cercle du livre
de France, 1967.
Touré, Alimed Sékov, Technique de la révolution, Conakry, s/í.
Traoré, Sékov, Responsabilités historiques des étudiants africains, París,
Anthropos, 1973.
Travelé, Moussa, Petit manuelfranqais-bambara, París, Geutliner, 1910.
Turin, Yvonne, AJjrontements adiareis dans lAlgérie coloniale, París,
Marpéro, 1971.
Valdlman, A., “Créole et franjáis aux Antilles”, en: La Franqais en
France et hors de France, 1 .1, núm. 7 de los Armales de la Faculté des
Lettres et Sciences Humaines de Nice, Niza, 1969.
Vallérie, E., “Place de la langue dans le combar de libération nationale”,
Sav Breiz, núrns. 6 y 7, 1972.
280 LINGÜÍS TICA Y COLONIALISMO
África del Norte, 82, 112, 113, 148, Babel, 27, 31, 196.
150, 238. Balcanes, 179.
África negra, 9 ,1 0 ,8 2 ,8 9 , 152,153, Bamako, 9 ,1 5 8 ,2 2 6 , 2 2 9 ,2 3 1 ,2 3 2 ,
158, 165, 225, 253, 255, 263, 234, 235, 240, 241, 251, 260,
269. 261.
alemán , 44, 47, 73, 95, 108, 165, bambara, 10, 66, 67, 72, 83, 102,
166, 180, 181, 193, 195, 207. 111, 122, 124, 151, 152, 177,
alemanes, 72, 87, 95, 157, 189. 183, 184, 20 4 , 20 5, 21 2, 217,
Alsacia, 14, 59, 193-195. 2 1 8 , 2 2 5 -2 3 1 , 2 3 3 -2 3 6 , 2 3 8-
alsaciano, 14, 59, 198, 212, 250. 246, 2 5 3 ,2 5 5 ,2 6 2 , 264.
América Central, 125. bamileké, 73.
América Latina, 180, 263, 264. Bélgica, 232, 250, 251.
Árabe , 10, 1 1 ,1 4 , 15, 2 8 ,3 0 ,4 1 ,4 2 , bereberes, 231.
7 4 ,7 8 ,8 3 ,8 6 ,8 7 ,8 9 ,9 5 ,9 9 ,1 0 1 , Blida, 89.
112, 113, 117, 127, 144, 149, bobo , 72, 125.
151, 153, 163, 165, 167, 179, Bóne [actual Aunaba], 87, 89, 127.
204, 205, 212, 226, 228, 233, Bourges, 193.
235-241, 243-245, 252-258. Brasil, 30.
arawaks, 138. Brazzaville, 127, 256.
Argelia, 14, 76, 86, 88, 89, 95, 101, Bretaña, 9, 1 4 ,3 1 , 78, 82, 1 2 8 ,1 3 3 .
104, 147, 169, 211, 21 2 , 252- 164, 167, 1 7 1 -1 72, 175, 176,
254, 256-258. 193, 197, 198, 2 00 , 201, 209,
Asia, 36, 263, 269. 2 1 0 ,2 1 3 .
Australia, 36. bretón, 29, 62, 63, 65, 83, 96, 97,
Avon, 127. 100, 101, 103, 11 1,114, 115,
aztecas, 108. 122 -1 2 4 , 128, 129, 132, 151.
281
282 LINGÜÍSTICA Y COLONIALISMO
171-175, 177, 182-184, 193, Dahomey, 66, 165, 254, 256, 258.
197, 198, 200, 206, 207, 209- DAKOTA, 73.
212, 232,233,250. danés, 103.215.
Burdeos, 97, 199. DELAW ARE, 73, 125.
Deva, 78.
caldeo, 28. Devon, 127.
Cambrai (paz de), 30. diula, 66, 67, 121, 225, 227, 228,
Camerún, 254, 256-258. 234, 253.
Canadá, 141, 251. Dominica (isla), 138.
Caribe, 76. Dover, 127.
caribes, 76. duala, 73.
Carrach, 128.
Carrczac, 128. Esk, 127.
Casablanca, 127. España, 179, 194, 239.
CATALANES, 194. Español, 15, 31, 67, 73, 74, 76, 77,
celta, M , 132, 133, 179. 85,103,118,151,179,180,233.
Ghcrokee, 84, 85. Estados Unidos, 83, 126, 137, 140,
Chicago, 61. 266.
Chichen-Itzá, 118. etíope, 36.
China, 36, 260. Exeter, 127.
chino, 15, 30, 41, 46.
cbippewa, 73. Tali, 73.
chiricaluia, 83. fang, 73.
chamal, 125. Ferryville, 127.
Combres, 128. Flamenco, 62.
Conakry, 167. Flandes, 193.
Condate, 128. Fort-Lamy, 127.
Congo, 14,115,253,254,256-258. francés, 9,10,14,15,29,31,32,35-
Córcega, 15, 82, 167. 38, 39 n. 31,44,47, 50, 53, 54,
Cornouailles, 79. 57-59,64,65,67,69,73,74, 76,
Cosne, 128. 77, 79, 80, 83, 85, 86, 88, 89,
Costa de Marfil, 121, 225 n. 2,253, 94-98, 100-104, 107, 109-115,
254, 256-258. 118, 119-124, 127, 130, 133,
créole, 106, 134-137, 139, 183,250. 137, 139-141, 145, 150-152,
Créqui (monte), 128. 154, 160, 161-167, 172, 174-
Cumber, 127. 176, 178-183, 188-202, 204-
209, 213, 214, 216-220, 226-
ÍNDICE DF. LENGUAS, PUEBLOS Y PAÍSES 283
233, 235-237, 239-244, 246, 139.
I n d io s ,
249-260, 262-267, 269. Indochina, 82, 139, 171, 202.
Francia, 9, 10, 13, 21, 25, 31, 40, indoeuropeo, 45.
50, 53-55, 59,69,77,79,80,94, Inglaterra, 78-81,94, 112,126,215,
102, 109, 127, 141,158*,168, 217-220, 224.
169, 172, 173, 176,187, 190, inglés, 14,73,76,79, 80,83,92-95,
192, 196, 197, 199,201, 206, 104, 110-1 12, 115, 118, 119,
208, 210, 212, 213,216, 218, 120, 125, 136, 139, 140, 141,
226, 232, 240, 249,250, 256, 161, 165, 180, 181, 191, 208,
260, 261, 263, 265, 266, 270. 215-218, 220, 233, 244, 246,
Francien, 53, 58, 60. 254, 256, 257.
francos, 49. Isca, 78.
islandés, 68.
galés, 72,78,92-95, 117, 122. Israel, 101, 180, 181.
Galia, 28,50,91,99,100, 179, 223. Italia, 55, 77, 101.
galo, 29,91,99,100,127-130,132. italiano, 10, 31, 67, 77, 233, 256.
ga lo s , 29, 31, 49, 100, 122, 127,
130, 132. Johannesburgo, 127.
Georgia, 84, 137. Jura suizo, 251.
Gemianía, 53, 221.
Ghana, 99, 160, 231, 236-238. Kanuisi, 160, 239, 245.
Glouccster, 218. Kayes, 99, 240, 241.
Gran Bretaña, 72,94, 128,129,130. Kent, 127.
griego, 26-30, 36, 44, 47, 180, 269. Kenya, 104.
GRIEGOS, 40, 72. kiluha, 116,
Guatemala, 118, 126. Kirina, 99.
Guérande, 130. kiswahili, 117.
Guinea, 99, 138, 160, 254, 256, klt, 102, 129.
258, 259, 265. hongo, 1 16.
gullab, 137. hola, 116.
Guyana, 73, 85, 89. kotoko, 73.
Koutnbi, 231, 236, 238.
Hastings, 119.
bausa, 68, 102. la Bahne, 128.
hebreo, 27-30, 36,45,95, 101, 180, la Baumc, 128.
181. LAKOTA, 73.
iridian english, 140. Languedoc, 31, 200.
284 LINGÜÍSTICA Y COLONIALISMO
Lannion, 97. Men/.el Bourguiba, 127.
Lipón, 111. merina, 163, 254.
Ittri, 116. Mcusc, 128.
latín, 27-30, 36, 44, 47, 67, 79, 91, México, 11 8.
92, 95, 99, 100, 102, 107, 109, Minessota, 126.
118, 127, 180, 199, 215, 269. Mississippi, 126.
Lecds, 127. Missouri, 126.
lengua de oc (véase aceitano), 31, 62, mongo, 116.
65, 164, 200. munukotuba, 116.
I.EN1-LENAPES, 73.
¿fon, 101. náhuatl, 118, 125, 126.
[.con, 129. nakota, 73.
lingala, 115-116, 204, 253, 256. Niani, 99, 238.
London, 127. Normandía, 53, 119.
Londres, 79, 216, 220. normando, 60, 80, 208, 215, 217.
noruego, 111.
Madagascar, 163, 254, 256, 258, Nueva York, 61.
259.
Malí, 9, 10, 72, 99, 100, 177, 183, Occitania, 79,82,96,166,167, 171,
212, 217, 218, 225 n. 2, 226, 197, 201,210, 213.
231, 234-238, 244, 250, 253, occitano, 64, 83, 96-98, 100, 153,
254, 256, 258-263. 166, 174, 179, 198, 207, 209,
rnalinke, 66, 67, 72, 99, 122, 225- 212, 250.
228, 231, 236, 238, 239.
mam, 125. País de Gales, 78,92,94,215.
mande, 66, 67. País Vasco, 9, 193, 196, 197, 210,
mandinga, 78, 122, 124, 146, 225, 213 n. 29.
229, 231, 234, 235. París, 33, 34, 53, 54, 62, 65, 86-88,
Maridunum, 78. 158, 192, 195, 208, 241, 268.
Marne, 128. Pau, 79.
Marruecos, 14, 160, 254, 256, 258. Pavia (batalla), 30.
Marsella, 64, 97. persa, 45 n. 46, 47, 49.
Martinica, 134, 137, 169, 178, 183. Perú, 85.
Massachusetts, 126. peni, 102, 178, 183, 217, 231, 236,
Mauritania, 99, 254, 256, 258. 253, 256.
maya, 118, 125. Picardía, 53.
mbochi, 116. picardo, 34, 60.
ÍNDICE DF. LENGUAS, PUEBLOS Y PAÍSES
pidgin, 115, 135, 136. Somme, 128.
popoluca, 126. suabo, 108.
Port-Lyautey, 127. Sudán (Mali), 66,73,144, 230,238,
Porto Novo, 127. 239,241,243, 244.
portugués, 15, 115, 116, 179, 180, sueco, 111.
256. Suiza, 57, 198,250,251.
su/ahili, 104, 116, 117, 153, 184,
Qucbec, 141, 171, 250, 251. 255, 266.
quebcqués / québécois, 109, 250,
141, 180, 196, 250. Tananarive, 163.
Quenet, 128. Tanzania, 104, 153, 184.
Quimper, 79, 129. Thames, 127.
toltecas, 118, 126.
Ron ncs, 128. Tombuctú, 78, 99.
Reunión, 134, 169. toseano, 28, 29, 101.
Rin, 128, 195. totonaca, 12(~¡.
romanos, 78, 100, 117. Trégor, 129.
rumano, 179. Tréguier, 129.
Rusia, 77, 79, 168. Tula, 118.
ruso, 181, 191,233. Túnez, 9, 10, 160, 202, 254, 256,
258.
Saint-Brieuc, 97, 129, 130. turco, 30, 35, 46, 54.
Saint-Malo, 129.
Salisbury, 127. urss, 82, 172, 190, 260.
sánscrito, 25, 30, 44, 47, 95.
santees, 85. Valniy, 194.
sarakoíé, 99, 100, 253, 256. Vannes, 101, 129, 202.
Scgontium, 78. vannetais, 101, 102, 129.
Ségou, 227, 234, 240, 261. Vannetais, 132.
Sena, 128. Villers-Cotteréts, 94, 199, 200,263.
Senegal, 14,99, 145,159,166,178,
183, 240, 250, 253, 254, 256, wayana, 85.
258, 263, 269. Winchester, 127.
serer, 178, 183, 253, 269. wolof, 14, 83, 160, 161, 165, 166,
shipibo, 85- 178, 183, 202, 204, 228, 253,
shipibo, 85. 256, 264, 269.
Sikasso, 227, 240. Worchester, 127.
286 LINGÜÍSTICA Y COLONIALISMO
Wuri (río), 73. Yucatán, 1)8.
Wyc, 127.
zapoteca, 125.
York, 127,220,224. zoque, 125.
INDICE DE NOMBRES
287
288 LINGÜÍSTICA Y COLONIALISMO
Cornwall, J., 218. El Bekri, 72,144 n. 4,145,231,236,
Costes, M., 86. 237. 275.
Court de Gébelin, 45, 46, 274. El Kati. 145.
Engels, 81, 277.
Damoiseau, R., 138 n. 27. EsSaadi, 144 n. 4, 145, 237, 275.
Darbelnet, J., 141,274. Esiienne, H., 28, 30, 31, 33-
Darwin, 46, 49. Étiemble, 33.
Davesne, A., 50, 150.
Davity, P., 36, 274. Fairdherbe, 240.
De Cordemoy, C., 37 n. 27, 274. Falc’hun, E, 128 n. 7,129,130,131.
De Carros, P., 79. 132, 209, 275.
De Gaulle, C., 249, 269. Faye, J.-P, 49 n. 57 y 58, 275.
De la Villemarqué, H., 201,207,208. Febvrc, L„ 187, 275.
De Mauro, T., 27 n. 3, 189, 275. Feix, L., 169.
Deixonne, M., 25, 166*, 174, 206, Fernández Retamar, R., 76 n. 8,270,
210, 211, 212. 275.
Delafosse, M., 50,66,67, 144, 146, Ferry, J., 20, 50, 155, 201, 202, 240,
228, 230, 231 n. 5, 235, 237, 263.
240, 274. Ficlite, 189.
Delasalle, S„ 275, 43 n. 44. Fleuriot, L., 130, 275.
Delcassé, 241. Floro, G., 76.
Deroy, L, 109, 122, 275. Franccschim, P J., 250, 264.
Des Brosses, 45, 46, 275. Francisco 1, 94, 199.
Desfontaines, D., 192 n. 8. Furetiere, 35.
Diagne, P., 160.
Diop, C. A., 160, 161. Garmadi, S., 113 n. 9, 275-
Du Bartas, 79. Gelu, V., 64, 65, 276.
Du Bcllay, 30,31, 54,275. Genty de Bussy, 86, 87.
Dubois, C.-G., 19, 27, 28 n. 7 y 8, Gessner, G., 28, 30 ti. 11, 36.
29,30 n. 10,31,275. Glenmor, 213.
Duchet, M„ 19. 280. Glissant, É., 134, 276.
Ducrot, O., 47 n. 51, 60, 107 n. 2, Gobineau, J.-A. de, 43, 47, 48, 49,
275. 50, 52, 204, 276.
Dumczil, G., 49 n. 55. Goropius, J., 28, 29, 30, 31, 276.
Dumont, B., 262 n. 6. Gournay, Mlle. de, 33, 274.
Duruy, V., 201. Gourvcs, Y., 183.
ÍNDICE DK NOMBRES 289
Gregoire, abad [Hcnri], 192, 193, Jespersen, O., 119.
194, 195. Jomard, 86.
Grimm.J., 44, 55, 207. Jones, G., 94.
Guez de Balzac, J.-L., 33, 276. Jourdain, É., 55, 136 n. 24, 276.
Guillaume, 196.
Guillauniin, C., 48 n. 53, 276. Kachru, B„ 140, 276.
Guillermo el Conquistador, 119. Kankan Moussa, 237, 238.
Guiraud, P., 114. Kashamura, A., 117, 184 n. 17,276.
Guyot, conde, 87. Keita, M., 260, 261.
Gwehaz, 212. Kenyatta, J., 158.
Kermoal, )., 212.
Hamon, M., 211.
Hampaté Bá, A., 137 n. 26, 152, Lacheraf, M„ 95, 142 n. 30, 276.
276. Lafont, R , 96, 276.
Haroldo II, 119. Lainé, C., 210.
Harris, James, 40. Lakanal, 196.
1iaugen, E., 125 n. 14, 276. Lancelot, 35, 273.
Hegel, 46. Langevin, 160, 161, 165.
Hemon, R., 114. Laizac, J„ 9, 153 n. 12, 276.
Herder, 189. Lauthenas, 194.
Hervé, R, 211. Le Biaz, A., 203.
Higden, R„ 215, 216, 220. Le Calvez, A., 78 ti. 9.
Hoel, duque de Cornouailles, 79. Le Gonidec, 171, 206, 208.
Homburger, L, 67. Lcnin, 71, 190 n. 6.
Houis, M„ 50, 51, 143, 150 n. 9, Lcpschy, G„ 19, 277.
152, 251, 252, 276. Leroy, M., 19.
Huar r, J . - M . , 8 5 . Leroy, R., 211.
Hudson, 36. Lewis, H., 118.
Humboldt, 189. Lirtré, 47.
Loth, J., 128, 129, 130, 132.
Ibn Battuta, 145. Loyola, I. de, 82, 157.
Luis IX, 122, 200.
Jackson, II. H., 73 n. 3, 83, 84 n. Luis XI, 199.
16, 85 ti. 18, 276. Luis XII, 199.
Jackson, IC, 118. Luis XIV, 200.
Jalée, P., 71, 276. Lucero, 27.
Jerónimo, 83.
290 LINGÜÍSTICA Y COLONIALISMO
McKenney, T., 84. Panini, 25, 26.
Malherbe, 32, 33,347,35, 37,277. Paris, G., 55-
Mar$ais,W., 148, 150. Patrie, 164, 213.
Marco Polo, 36. Peigné, M„ 86.
Markale, 128 n. 16, 277. Person, Y., 67, 74, 94, 191, 278.
Marr, N„ 20, 79, 190. Philipp, M., 59 n. 13, 278.
Marti, 9, 164,213,270. Pbylip, R„ 93.
Martinet, A., 11,61, 62, 277. Platón, 26, 233.
Marx, K..81, 157,277. Plcven, R., 210.
Masson, É„ 65, 164, 245*, 277. Pompidou, G„ 183, 197.
Maupcrtuis, 20, 30, 40, 41, 188. Porcet, C„ 19, 280.
Mauro, F., 36 n. 25. Postel, G., 28 n. 5, 29 n. 9, 30, 278.
Mazarin, 73. Portier, E., 199.
Mazouni, A., 252 n. 3, 277.
Meillet, A., 11, 52, 56,60,-91, 92 n. Rabel ais, E, 28 n. 4, 53, 278.
32, 109, 277. Racan, 32, 34, 278.
Meister, A., 259, 262, 277. Rask, R„ 55.
Mendel, 47, 49. Régnier, M., 33, 278.
Mi rabean, 187. Riebelíen, 35.
Moliere, 41, 54,277. Robert, G„ 15 n. 8, 22, 93.
Mollee, G., 169 n. 7. Robins, R. I I., 19, 25 n. 1,278.
Montaigne, 76, 207. Ronjat, )., 96, 278.
Mordían, M., 171, 173. Ronsard, 53, 57, 278.
Mordrel, O., 210 n. 18, 277. Ronche, 145.
Mossé, F„ 79 n. 10, 111, 119, 120, Rouquette, Y., 164,271,278.
127, 277. Rousseau, J.-J., 39, 41, 278.
Motimouni, A., 160. Rousselot, 55.
Mounin, G., 19, 25, 30, 36, 143, Rovigo, duque de, 86, 87.
278.
Salisbury, lord, 74.
N’Dongo, S., 263, 278. Sand.G., 63, 201,207, 278.
Naegelen, 211. Sangninetti, A., 197.
Ndinga, A., 115 n. 10, 278. Sapir, E„ 58, 278.
Nkrumah, 158. Saussure, F. de, 25, 44, 55, 56, 57,
219,279.
O glethorpe, 84. Schlanger, J., 43 n. 43, 279.
Schlcgel, A. W., 143.
ÍNDICE DE NOMBRES 291
Schlegel, P., 45. Ton re, A. S„ 160, 167, 269, 279.
Schlcicher, 46. Traorc, S„ 158, 261,279.
Sclicelcher, V., 138. Travélé, M., 230, 232.
Scott, W., 207, 208,217,219. Trevisa, J. de, 215, 216, 218, 220.
Senghor, L. 159. 183, 249, 251. Tsirana, 163.
266, 268, 269. 279. Turgot, 45.
Sequoyah, 84, 85. Turin, Y., 86, 150 n. 8, 279.
Shakespeare, W., 76, 270.
Smith, A.. 40, 188. Valdinan, A., 136 n. 25.
Sohier, Y„ 172, 173.210. Valensi, S., 43 n. 44, 275.
Stalin, J., 79. 80, 81, 82, 160, 190, Vallcc, R, 171. 173.
196, 197, 279. Vallérie, F„ 177. 208 n. 15, 279.
Sunjata, 99, 237, 238. Vaugelas, 32, 34, 35, 37, 280.
Siirct-Canale, )., I 54, 237. 279. Viatce, A., 264, 265, 267, 280.
Sylvestre, 169. Viau, T. de, 33.
Tagliavini, C., 19. Wartburg, W. von, 76.
Tallcyrand, 194. Weinreich, U„ 13, 108, 280.
Taxil, L„ 198. Wenker, G., 55.
ThehauU, D., 147, 148, 150. Westermann, D., 50.
Thlemc, P., 48 n. 55. Williamson, 85.
Thiers, A., 199. Willot, hermanos, 261.
Thurot, F., 40, 41 n. 38, 279. Wittgcnstein, L., 233.
Todorov, T., 47 n. 51, 60, 107 ti. 2, Wolf, E„ 118 n. 12, 280.
275.
Tongas, G., 266 n. 13, 279. Zola, É„ 63, 280.
ÍNDICE GENERAL
293
294 LINGÜISTICA Y COLONIALISMO
¿Sólo la lengua?........................................................................ 171
¿Sin la lengua?........................................................................... 178
La lengua, partisana del pueblo............................................ 182
Segunda paute
Estudios específicos
Vil. El colonialismo lingüístico en Francia................................ 187
El desempeño de la Revolución Francesa.......................... 192
Del Imperio a la Tercera República..................................... 199
El inicio de los combates y la ley Deixonne...................... 206
VIII. La situación del inglés durante el siglo xiv, según
Ranulph Higden y John de Trevisa......................................215
IX. Los sistemas de numeración en bambara,
diula y m alinke........................................................................ 225
X. Los préstamos tomados por el bambara
del árabe y del francés............................................................ 235
Los préstamos provenientes del árabe.................................236
Los préstamos tomados del francés..................................... 240
Dos tipos de presencia........................................................... 242
XI. El francés en África.................................................................249
¿Qué francofonía?....................................................................251
Alfabetizar, ¿para qué?............................................................ 259
F! argumento cultural............................................................ 264
Calibán o el capital................................................................. 268
Bibliografía........................................................................................... 273
Indice de lenguas, pueblos y países.................................................. 281
índice de nom bres.............................................................................. 285
Esta edición de Lingüistica y colonialismo, de Louis-Jean Calvet,
se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2005
en Nuevo Offset, Vicl 1444, Buenos Aires, Argentina.