Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

VictimologAa 13 - Programas Asis - Lima Malvido, MarAa de La Luz (A

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 267

Serie 13

Victimología
Serie
Victimología, 13

Victimología

Programas Asistenciales Victimológicos


Dirección: Hilda Marchiori

Colaboradores:
César Fortete
Judith Biodo
Verónica Bouvier

Lima Malvido, María de la Luz


Programas asistenciales victimológicos / María de la Luz Lima Malvido ; Helen Reeves ;
Stella Spezia ; dirigido por Hilda Marchiori. - 1a ed. - Córdoba : Encuentro Grupo Editor, 2012.
250 p. ; 23x15 cm. - (Victimología; 13)

ISBN 978-987-1925-02-5

1. Victimología. I. Reeves, Helen II. Spezia, Stella III. Hilda Marchiori, dir. IV. Título
CDD 362.88

© Editorial Encuentro
1° Edición.
Impreso en Argentina
ISBN: 978-987-1925-02-5
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de tapa, puede ser re-
producida, almacenada o transmitida por ningún medio, ya sea electrónico,
químico, mecánico, óptico, de grabación o por fotocopia sin autorización
previa.

Miembros de la CÁMARA
ARGENTINA DEL LIBRO

www.editorialbrujas.com.ar publicaciones@editorialbrujas.com.ar
Tel/fax: (0351) 4606044 / 4609261- Pasaje España 1485 Córdoba - Argentina.
Victimología
Comité Científico Consultor
John Dussich, ex Presidente The World Society of Victimology.
Irene Melup, Experta de Naciones Unidas.
Luis Rodríguez Manzanera, Presidente Sociedad Mexicana de
Criminología, México.
Helmut Kury, Universidad de Freiburg, Alemania.
Elías Escaff Silva, Director General Víctimas del Delito, Ministerio
Público, Chile.
Emilio Viano, American University, Washington, USA.
Fely González Vidosa, Fundadora y Directora de la Primer Oficina
de Ayuda a Víctima, España.
Irvin Waller, Director International Centre for the Prevention of
Crime, Montreal, Canadá.
María de la Luz Lima, Vicepresidenta The World Society of
Victimology.
Yael Danieli, Directora Group Project for Holocaust Survivors and
their Children, New York, USA.
Marlene Young. Presidente de National Organization for Victim
Assistance. USA
Zulita Fellini, Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos
Aires.
Aida Tarditti, Profesora de Derecho Penal de la Universidad Nacional
de Córdoba, Vocal del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba,
Argentina.
Pedro David, Juez Ad Litem del Tribunal Penal Internacional para
la Ex Yugoslavia. Juez de la Cámara Nacional de Casación Penal de
Argentina.
Ester Kosovski, Presidente Sociedad de Victimología de Brasil.
Antonio Sánchez Galindo, Miembro de Número de la Academia de
Ciencias Penales, México.
María Josefina Ferrer, Instituto de Ciencias Penales de la Universidad
Central, Venezuela.
Gabriela Fulco, Fundadora y Directora del Centro de Asistencia a la
Víctima de Violencia Familiar. Uruguay.
German Aller, Profesor de Derecho Penal y Criminología de la
Universidad de la República, Uruguay.
María Inés Cuadros, Asociación Colombiana en Defensa del Menor
Maltratado, Colombia.
María Cristina Barberá de Riso, Facultad de Derecho, Universidad
Nacional de Córdoba, Argentina.
Eva Giberti, Coordinadora del Programa Las Víctimas contra la
violencia, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Argentina.
Caridad Navarrete Calderón, Profesora de Criminología, Universidad
de la Habana, Cuba.
Rebeca Gonzalez Leche, Centro Victimológico, Guatemala.
Susana Medina de Rizzo, Vocal de Tribunal Superior de Justicia de
la Provincia de Entre Rios. Presidente Asociación de Mujeres Jueces
de Argentina
Rosa del Socorro Lescano, Juez de Cámara Nacional en lo Criminal.
Buenos Aires.
Jorge Trinidade, Presidente de la Sociedad Brasileña de Psicología
Jurídica. Brasil.
Contenidos

Estandares Internacionales de calidad en la Atención de las Víctima.........11


Prof. Dra. Maria de la Luz Lima. México.

Programas de Apoyo a las Víctimas. El modelo de Inglaterra........... 37


Prof. Dra. Helen Reeves. Inglaterra

Oficina de Asistencia Jurídica de Violencia contra Mujeres (OFAVMU).... 47


Prof. Dra. Stella Spezia, Argentina

La violencia y el abuso sexual contra el niño......................................... 59


Prof. Dr. Jorge Trindade, Brasil.

Alternativas a la pena en el sistema penal Alemán............................... 71


Prof. Dr. Pablo Galain Palermo. Alemania.

Violencia Emocional en la Niñez.............................................................. 89


Prof. Lic. Susana Montoza de Lanza. Argentina

Muerte en Custodia – Muerte en las prisiones.................................. 103


Prof. Dra. Emma Mendoza Bramauntz. México.

Propuesta de Auto cuidado para Trabajo en Violencia.................... 135


Prof. Mag. Inés Rebullida Carrique. Argentina.

Victimología en Bolivia.............................................................................. 155


Prof. Lic. Tania Aramburu. Bolivia.

Maltrato Infantil: pensar en Prevención y en trabajo en red.......... 183


Prof. Lic. Claudia Sala. Argentina.

9
Victimolog í a

Protocolo interinstitucional de intervención para la atención de mujeres


en situación de riesgo alto de muerte por violencia. ILANUD...... 199

ONU Mujeres............................................................................................. 209

Secretaria de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas. Córdoba.........211

Informe III Congreso Latinoamericano de Niñez, Adolescencia y Familia.........219

Informe XIV Symposium Internacional de Victimología- La Haya, Holanda..........233

In Memorian Prof.Dr. Tony Peters......................................................... 245

Publicaciones anteriores de Victimología............................................. 249

10
Estándares Internacionales de calidad en la atención de la
Víctima de delito:

Prof. Dra. María de la Luz Lima Malvido1


México

Definición y criterios para su formulación e implementación


Son muchos los avances que en la actualidad hemos tenido en la
Victimología, al menos podemos mencionar el intento en algunos países
en el mundo, para elaborar una Planeación Estratégica Nacional en el
tema con sus correspondientes políticas públicas, principios, normas,
procedimientos, normatividad para diversos modelos de atención, me-
canismos de monitoreo ciudadano, y normas de calidad de servicios;
incluso hay intentos exitosos por legislar métodos de prevención de
riesgo victimal que tienen resultados promisorios.
En este trabajo analizaremos, de manera esquemática, algunas
consideraciones sobre el rumbo que debemos seguir en esta disciplina
científica, los avances, mitos, errores y fracasos, para enmarcar cuáles
deben ser los lineamientos, definiciones y criterios, para la formulación
e implementación de estándares de calidad en la atención a la víctima
de delito. Sostenemos que éste es uno de los temas por desarrollar
dentro del Derecho Victimal en un futuro próximo.
El Derecho Victimal, lo hemos definido como el conjunto de prin-
cipios, valores, normas, y procedimientos jurídicos locales, nacionales
e internacionales, tendientes a requerir, posibilitar y controlar las pre-
rrogativas y pretensiones de las víctimas de delitos y abuso de poder.
Estas prerrogativas pueden consistir en el derecho de hacer, no
hacer o recibir algo conferido por la ley, un tratado internacional o la
constitución del país.
Dados los avances cualitativos y cuantitativos de la criminalidad y
por ende de la victimidad, podemos ya hablar de un Derecho Victimal

1
Dra. María de la Luz Lima Malvido, Presidenta de la Sociedad Mexicana de Victimología,
Miembro Fundador de la Sociedad Mexicana de Criminología, Miembro de Número de
Academia Mexicana de Ciencias Penales y Presidenta de la Red Social de Victimología,
2012.

11
Victimolog í a

Parte General, y un Derecho Victimal Parte Especial, tal y como existe


en el Derecho Penal.
La Parte General enmarca los lineamientos que consagra la Cons-
titución de un país, los tratados internacionales vinculantes y las leyes,
que dan directrices generales para el trabajo con las víctimas en general.
Ésta, está conformada por un conjunto de lineamientos, principios, y
leyes que se traducen en normas que pretenden tutelar a las víctimas
de delitos y del abuso de poder, que precisan el alcance de su tutela y
mecanismos para hacerla eficaz. Tiene como objeto administrar justicia
a las víctimas y reparar el daño que sufrieron como consecuencia de un
delito, consideradas con las normas penales correspondientes, además
de procurar evitar la comisión de nuevos delitos.
Igualmente incluye el desarrollo de normas y procedimientos que
permitan el goce y ejercicio del Derecho de las víctimas, reconocido
en la Constitución, tratados internacionales y normatividad específica.
Por su parte, el Derecho Victimal Parte Especial, se conforma
por los principios, lineamientos, normas jurídicas y procedimientos
individualizados para cada tipo de víctima, la ley y su correspondiente
modelo de atención; asimismo los procedimientos que permiten hacer
efectivas dichas prerrogativas, en algunos casos a través de una Justicia
Reparadora y/o Transicional, sea para la víctima o la comunidad, como
forma de restituir o reparar daños a cargo del responsable o autor del
delito, o bien a cargo del Estado.
Dado que la victimización ha aumentado inusitadamente, recrude-
ciendo la violencia ejercida sobre las víctimas, los gobiernos (como el
de México), han enmarcado la garantía y respuestas para las víctimas
dentro de diversas leyes especiales.
El aumento del crimen organizado trasnacional, produce distintas
clases de víctimas que requieren atención a través de modelos espe-
cializados. Por ello resulta de gran interés el desarrollo de este trabajo,
que nos llevó a reflexiones fundamentales, donde analizamos cómo
debe construirse la política pública victimológica de cada país, desde
su diseño, implementación y monitoreo, para que ésta cumpla con los
niveles mínimos de calidad requeridos en cada clase de servicios de
atención que se otorgue.
Un primer obstáculo que encontramos, fue la imprecisión que hay
en leyes, políticas y modelos de atención a la víctima, ya que no son
claros en distinguir a partir de qué disciplina están trabajando; no es lo
mismo partir del Derecho Victimal, que del Derecho Asistencial o del

12
María de la Luz Lima Malvido

Derecho Consuetudinario, por dar sólo tres ejemplos.


En la mayoría de las leyes, se usan como sinónimos los vocablos:
apoyo, ayuda, protección, atención, justicia para las víctimas, y ello
nos lleva a resultados distintos y ambiguos, que algunas veces pro-
vocan inseguridad jurídica, insatisfacción para la víctima, así como la
dificultad en la medición de calidad de esos servicios.
Ya que no serán iguales los estándares que se formulen para un
servicio asistencial para las víctimas, en el que se establece como
objetivo “Proteger” a las que tengan menos recursos económicos,
brindándoles alimentos, apoyo financiero, dándoles calzado, albergue
e incluso una canasta básica para su subsistencia, que los estándares
que deben formularse para el servicio de justicia para la víctima de
delito. Ya que el primero es un servicio asistencial y el segundo es
un servicio de justicia para las víctimas.2
El paradigma del que partimos es el de Justicia para las Víctimas,
que sirvió de base para la construcción de los estándares internaciona-
les de calidad en la atención de la víctima del delito, posibilitando ello
su definición y determinación de los criterios para su implementación.
Una vez resuelto el primer obstáculo analicemos cuáles son
algunos de los principales estándares internacionales que tenemos,
según la clase de víctimas de que se trate.

El concepto de calidad
Los criterios de calidad no pueden ser producto de una valoración
apriorística, sino producto de la investigación científica que dé base

2
Demos con ejemplo la Ley para la Protección a Víctimas de Delitos del Estado de Puebla,
de México, que es claramente asistencial, cuyo fundamento es una Constitución Estatal
la cual fue redactada antes de la Declaración de los Principios Fundamentales de Justicia
para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder de la ONU, y en su Capítulo Cuarto
otorga “protección a la víctima”, a través de servicios asistenciales en su Artículo 12:
“La protección a víctimas por la comisión de conductas consideradas delictivas, comprenderá: I.
La gestión para la atención médica de emergencia, atención psicológica y traslado de lesionados
a instituciones hospitalarias; II. El pago de gastos médicos, de atención psicológica, gastos de
hospitalización y suministro de los medicamentos prescritos, prótesis, aparatos ortopédicos y
similares que resulten indispensables para la recuperación del lesionado; III. La provisión de
víveres hasta por el término de tres meses al lesionado y a sus dependientes económicos, así
como a los de aquellos que pierdan la vida; IV. El otorgamiento de los servicios funerarios,
consistentes en: traslado del cuerpo, ataúd, equipo de velación, gastos de inhumación y trámites
inherentes a la expedición del certificado de defunción correspondiente; y V. La canalización
en su caso de las víctimas, a instituciones de asistencia que operen en el Estado.”

13
Victimolog í a

empírica a dicha valoración.


Si el tema de calidad es relativamente nuevo, en lo que se refiere
al ámbito de los servicios sociales, es aún más nuevo en los temas de
servicios a víctimas de delitos.
El concepto de estándar de calidad puede abordarse desde una doble
perspectiva: como modelos de prácticas operativas deseables y como
criterios para evaluar la calidad de un servicio.
Estos modelos o guías de acción se realizan de manera tal que
podrán ser utilizados por muchos profesionales y están formados por
líneas de acción. Líneas muy concretas que permiten crear una acción
profesional de calidad, basada en un consenso.
En la segunda perspectiva, los estándares están dirigidos a evaluación
de programas y tienen que ver con la esencia de la evaluación de los
mismos, siendo en este caso necesario definir que se consideraran un
servicio de calidad.
Para algunos lo mejor sería trabajar en ambas vías, tanto contras-
tando el trabajo con las guías, como evaluando los programas que se
incorporen.
Los servicios de atención a la víctima están evolucionando permanen-
temente, ya que la criminalidad es dinámica y se trasforma modificando
el perfil de las víctimas que llegan con nuevas expectativas y necesidades
que cubrir, por ello deben estar en continuo desarrollo.
La calidad de servicios puede abordarse desde muy diferentes
perspectivas y tiene multitud de posibles soluciones, consideramos que
algunos criterios rectores que deben tomarse en cuenta son los princi-
pios de equidad, perspectiva de género, efectividad y calidad, eficiencia,
sostenibilidad y participación social.
Para hablar de calidad en los servicios a víctimas en la forma más
objetiva posible debemos, en primer lugar, definirla como el conjunto
de características técnico-científicas, materiales y humanas que debe
tener la atención para responder con eficacia y oportunidad, posterior-
mente debemos especificar cómo se va a evaluar el nivel de calidad, y
finalmente, si es posible alcanzarlo.
Según Donabedian3, quien aporta un modelo para valorar la calidad
de los servicios salud, comenta que se deben evaluar en un mismo
tiempo los elementos siguientes:

3
Donabedian quien creó el procedimiento para el mejoramiento de la Calidad de la
Atención Médica. http://fundaciondonabedian.org.ar/

14
María de la Luz Lima Malvido

a. La calidad de la estructura (se refiere a la organización de la


institución y a las características de sus recursos humanos, físicos
y financieros).
b. La calidad del proceso (el cual corresponde al contenido de la
atención y a la forma como es ejecutada dicha atención).
c. Y la calidad de los resultados (referente por un lado al impacto
logrado con la atención, en términos de empoderamiento de la
víctima en la investigación penal, una vez que recibió asesoría
jurídica y la atención física psicológica, y por otro a la satisfacción
de la víctima y de las personas, grupos o poblaciones, por los
servicios prestados).
Para ello se aplican estándares y/o indicadores, tarea que encierra
una dimensión técnica (pertinencia, especificidad y sensibilidad) y una
dimensión política (aceptabilidad para los distintos actores involucrados).
Algunas normas de la serie ISO 9000, como están redactadas en
términos genéricos, son igualmente aplicables a estos servicios y pueden
ser útiles para medir la calidad de la gestión, pero esto cubriría sólo
una parte, ya que en la complejidad de la tarea que se realiza con las
víctimas, bien pueden aplicarse muchas otras normas.

Las fuentes de elaboración de estándares


Los estándares pueden basarse en principios y criterios de actua-
ción fundados en textos legales, donde se establecen las bases de las
políticas públicas así como las garantías de las víctimas, y el consenso
surge de la experiencia profesional.
Son así las leyes y tratados internacionales las fuentes más sólidas
de la elaboración de los estándares. En las mismas leyes en ocasiones
se incluyen los principios y criterios fundamentales, de cómo se debe
dar el servicio.
A estos criterios que emanan de leyes se les han llamado criterios
prescriptivos4 los cuales están más allá de los programas y corres-
ponden a ciertos valores victimológicos universalmente aceptados.
Estos son distintos de los llamados principios descriptivos, que son
los criterios de calidad que se contienen en la propia programación
de las intervenciones.
Los estándares como vía de cumplimiento de los Derechos son
obligatorios, por ejemplo, los que emanan de la Convención de los
4
Shadish, W. R., Cook, T. D. y Leviton, L. C. (1991). Foundations of Program Evalua-
tion. Theories and Practice. Londres: Sage.
15
Victimolog í a

Derechos del Niño, o del Protocolo de Trata de Personas, al que más


adelante nos vamos a referir.
Otros son los estándares como consenso profesional, los cuales
emanan de la experiencia de los profesionales y expertos que, median-
te consenso, establecen una serie de criterios para la buena práctica.
Tal fue el caso de quienes redactaron las Directrices de Justicia para
víctimas y testigos menores, que más tarde fue aprobado por la ONU.
Varios de estos documentos de los que emanan estándares, serán
comentados en el presente trabajo.
Otros son los estándares como una consecuencia de la investigación,
que nutren con resultados las bases para modificar políticas públicas en la
materia, como los resultados de las llamadas encuestas de victimización.

IV. Propósito de los Estándares de Calidad


Los estándares buscan por una parte brindar seguridad jurídica a las
víctimas que acuden a los servicios de atención, y por otra garantizar
el goce y ejercicio de sus garantías victimales a través de un servicio
con calidad.
La Seguridad Jurídica a las víctimas constituye la razón de ser de los
estándares y justifica su existencia al vincularlos a una función funda-
mental del Estado, enmarcada a través del Sistema de Justicia Victimal,
reconociéndolos desde la Constitución.
Por su parte, el garantizar el goce y ejercicio de los Derechos es
un propósito fundamental lo cual se logra con el cumplimiento de los
estándares obligatorios a través de modelos de atención.
La lista de derechos contemplados en las constituciones es enume-
rativa no exhaustiva, por un lado están los que el legislador consideró
fundamentales y por otro los que se derivan de un compromiso interna-
cional marcado por tratados o convenciones del que el Estado es parte.
Si los derechos mínimos de las víctimas derivados de estos docu-
mentos internacionales se omiten en las Constituciones, evidencian una
violación a los Derechos Humanos. Cabe mencionar que la aplicación
de los estándares que nos hemos referido, deben ser uniformes en todo
el territorio nacional.

V. Estándares Internacionales de calidad en la atención de las vícti-


mas de delito
A continuación presentamos un cuadro que contiene algunos de los

16
María de la Luz Lima Malvido

principales textos vinculantes y no vinculantes, fuentes de los estándares


internacionales de calidad en la atención de la víctima.
Derecho
Estándares Tipo de Víctimas
Victimal

La Cuarta Convención de Ginebra,


de 1949, que comprende 4 convenios
aprobados por la Conferencia. Parte
Víctimas de guerra
Diplomática destinada a elaborar Especial
Convenios Internacionales, a proteger
a las víctimas de la guerra.

Declaración sobre los Principios


Fundamentales de Justicia para las Parte Víctima de delitos y del
Víctimas de Delitos y del Abuso de General abuso de poder.
Poder1, ONU, 1985.
Convención sobre los Derechos del Parte
Niños víctimas potenciales
Niño, 1989. Especial
Estrategias y Medidas Prácticas Modelo Las mujeres víctimas de
para la eliminación de la violencia contra Parte violencia contra la mujer en
la mujer en el campo de la prevención Especial el campo de la prevención
del delito y la justicia penal, 1997. del delito y la justicia penal.
El Protocolo de Estambul o Manual
para la investigación y documentación Las víctimas de tortura
eficaces de la tortura y otros tratos Parte y otros tratos o penas
o penas crueles, inhumanas o General crueles, inhumanas o
degradantes, adoptado en 1999 por la degradantes.
Organización de las Naciones Unidas.
Víctimas y testigos de delitos,
Convención de las Naciones Unidas
Parte sus familiares y personas
Contra la Delincuencia Organizada
Especial cercanas en asuntos de
Transnacional, ONU, 2000.
delincuencia organizada.
Protocolo para prevenir, reprimir
y sancionar la trata de personas,
especialmente mujeres y niños, que Parte Víctimas de trata, especial­
complementa la Convención de las Especial mente mujeres y niños.
Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional, ONU, 2000.

Protocolo contra el tráfico ilícito de Parte


Víctimas migrantes
migrantes, ONU, 2000. Especial

17
Victimolog í a

Protocolo facultativo de la Convención


sobre los Derechos del Niño relativo
Víctimas de venta de niños,
a la venta de niños, la prostitución
Parte de prostitución infantil
infantil y la utilización de niños en la
Especial y del resultado de su
pornografía, aprobado por la Asamblea
utilización en Pornografía.
en su resolución 54/263, el 25 de mayo
de 2000.
Directrices sobre la Justicia para los
Parte Niños Víctimas y Testigos
Niños Víctimas y Testigos de Delitos,
Especial de Delitos
2005.

No todos los instrumentos internacionales que guardan relación


con la atención a las víctimas son tratados que puedan hacerse cumplir
en todos los países.
Existen declaraciones, directrices, guías, lineamientos, códigos, me-
morandos de entendimiento, «acuerdos», resoluciones de las Naciones
Unidas, textos interpretativos, pronunciamientos de órganos e informes
sobre procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas (antes Comisión de Derechos Humanos), y de la
Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal, (antes Comisión de
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente) que constituyen
importantes fuentes de orientación para identificar la naturaleza tanto
de los derechos como de las obligaciones. Al no tener fuerza jurídica
obligatoria, estos instrumentos también pueden ayudar a contribuir a
la elaboración de nuevas normas, modelos de ley y patrones jurídicos.
El derecho sin fuerza obligatoria tiene especial importancia, y ha
sido la labor de la Organización de las Naciones Unidas la cual ha
trabajado durante años con los Estados Parte en la elaboración de
normas no incluidas en tratados relativas a aspectos fundamentales de
la administración de justicia penal, como lo es la Declaración sobre los
Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del
Abuso de Poder.
Con el ánimo de tener un documento vinculante desde la Sociedad
Internacional de Victimología nos hemos dado a la tarea de redactar y
promover la aprobación de una Convención de Justicia y Apoyo para
las Víctimas de Delito y Abuso del Poder, que nos ha llevado ya más de
5 años de negociación.

18
María de la Luz Lima Malvido

V.1 Convenios de Ginebra y sus protocolos (1949)


Entre los estándares internacionales mencionaremos aquellos que
tienen más relevancia en el trabajo de atención a víctimas del delito.
Los más antiguos que encontramos son los dirigidos a las víctimas
de Guerra y conflictos armados internos, derivados de los Convenios
de Ginebra y sus protocolos5 donde de manera explícita se encuentran
normas que deben respetar los países que han firmado. Estos han sido
de gran utilidad para evitar miles de masacres y atrocidades que se
cometen en las guerras y los conflictos armados.
Es importante que todos los países que aún no firman todos es-
tos protocolos lo hagan, para estar en posibilidades de elaborar los
criterios para su adecuada implementación, ya que actualmente en el
mundo muchos países viven en guerra o con conflictos armados, que
producen victimizaciones crueles y masivas de territorio, secesión,
autonomía, Ideológicos/sistémicos, de poder nacional, predominancia
o poder regional, de poder internacional y de recursos.6

5
Las Convenciones de Ginebra han sido:
• La Primera Convención de Ginebra, 1864, que comprende el Convenio de Ginebra
para el mejoramiento de la suerte que corren los militares heridos en los ejércitos
en campaña de 1864.
• La Segunda Convención de Ginebra, 1906, que comprende el Convenio de Ginebra
para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos, enfermos o náufragos
en las fuerzas armadas en el mar de 1906.
• La Tercera Convención de Ginebra, 1929, que comprende: Convenio de Ginebra
para mejorar la suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña y
el Convenio de Ginebra relativo al trato de los prisioneros de guerra del 27 de
julio de 1929.
• La Cuarta Convención de Ginebra, 1949, que comprende 4 convenios aprobados
por la Conferencia Diplomática destinada a Elaborar Convenios Internacionales
a proteger a las víctimas de la guerra en 1949. Entró en vigor el 21 de octubre
de 1950 y contiene Convenio de Ginebra para Aliviar la Suerte que Corren los
Heridos y Enfermos de las Fuerzas Armadas en Campaña; II Convenio de Ginebra
para Aliviar la Suerte que Corren los Heridos, los Enfermos y los Náufragos de las
Fuerzas Armadas en el Mar; III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los
prisioneros de guerra; y IV Convenio de Ginebra relativo a la protección debida
a las personas civiles en tiempo de guerra.
Se incluyen en la Cuarta Convención los protocolos de adiciones en 1977:
• Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra relativo a la protección de las
víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y el Protocolo
adicional a los Convenios de Ginebra relativo a la protección de las víctimas de
los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II).
6
Escola de Cultura de Pau, “Afganistán” en Base de Datos sobre Conflictos y Construc-

19
Victimolog í a

V.2 Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para


las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder (1985)
Por otro lado, tenemos como estándar la Declaración sobre los
Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso
de Poder7, derivada del Séptimo Congreso de las Naciones Unidas de
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Milán
Italia, en 1985, que fue emitida y redactada en Zagreb durante uno de
los Symposium de la Sociedad Mundial de Victimología.8
Esta Declaración que se ha llamado la Carta Magna de la Víctima,
define qué se entiende por víctima y especifica su Derecho a tener
acceso a la justicia y a un trato justo, a la asistencia y a indemnización
o resarcimiento.
Esta declaración acotada en la definición de víctimas, ha servido de
guía y punto de referencia para todas las legislaciones del mundo; la
misma Unión Europea, cuando ha analizado de qué definición se partirá
para redactar sus documentos fundamentales sobre el tema, ha decidido
adoptar de manera textual la definición de la Declaración, ya que el
ción de paz. [Consultado: 2 de agosto de 2011] http://escolapau.uab.es/conflictosypaz/
ficha.php
7
Considerada como la Carta Magna de los Derechos de la Víctimas
8
Lima Malvido, Luz María, Modelos de Atención a Víctimas del Delito, Doctrina, Enero/
febrero/2004, pp. 96-97

20
María de la Luz Lima Malvido

término es muy preciso.


Sólo quienes legislaron textos anteriores a la declaración, aco-
taron otras definiciones inacabadas que poco a poco se han ido
modificando.
El movimiento feminista en algunas legislaciones y programas
adoptó términos, al referirse a las “víctimas”, tales como “las re-
ceptoras de violencia” o “sobrevivientes”, dejando a esa víctima o
grupos de víctimas en la indefensión, ya que para las leyes que así las
nombren no se aplicarán estándares internacionales que haya para
las “víctimas de delitos”, máxime que en la legislación penal no aplica
el principio de la analogía.9
Al año se decidió que, debido a que la implementación de la
Declaración realmente iba muy lenta, era necesario instrumentar
diversos cuestionarios que se enviaran a los gobiernos en el ánimo
de evaluar sus avances.
Más tarde se decidió que sería vital contar con un instrumento
que guiara a todos en el cómo debe implementarse la declaración,
es así como fui invitada a presidir el grupo de expertos con la misión
de redactar el Manual de Justicia para Victimas.
Se tuvieron diversas reuniones de discusión y consulta y más
tarde quedó listo el Manual, que es el documento más completo en
su género, y es un material vital para la capacitación de los profesio-
nales que van a trabajar en estas áreas de atención.10

V.3 Convención sobre los Derechos del Niño (1989)


A partir de la promulgación de la Convención de 1989, se han ido
adecuando en la legislación interna de todos los países los principios
contemplados en la misma.
Entre los Derechos del niño, que para este estudio nos interesan
están:
• Los niños tienen Derecho a la protección durante los conflictos
armados
• Los niños tienen Derecho a la protección contra el descuido
o trato negligente

9
Informe de Médicos sin frontera. Sobrevivientes de Violencia Sexual: Derecho a la atención
médica y psicológica. Guatemala, Julio de 2009.
10
Manual de justicia sobre el uso y aplicación de la declaración de Principios Básicos de
Justicia para Víctimas del Delito y Abuso de Poder.

21
Victimolog í a


Los niños tienen Derecho a la protección contra el trabajo
infantil
• Los niños tienen Derecho a la información adecuada
• Los niños tienen Derecho a la protección contra la trata y el
secuestro
• Los niños tienen Derecho a la protección contra las minas
terrestres
• Los niños tienen Derecho a la protección contra todas las
formas de explotación
• Los niños tienen Derecho a crecer en una familia que les dé
afecto y amor
• Los niños tienen Derecho a la libertad
• Los niños tienen Derecho a la paz mundial
• Los niños tienen Derecho a no ser discriminados por sexo,
credo, etnia o ideología.
En ocasiones, en algunos países que firmaron esta Convención han
ido desarrollando diversas políticas públicas pero bajo un esquema
asistencial sin ningún estándar de calidad, como por ejemplo oficinas
de atención a menores víctimas del delito en las que incluso se violan
Derechos Humanos, es por ello que se elaboraron directrices y pro-
tocolos que más tarde mencionaremos.

V.4 Estrategias y Medidas Prácticas. Modelo para la eliminación


de la violencia contra la mujer en el campo de la prevención del
delito y la justicia penal (1997)11
El tema de la mujer que sufre violencia es muy complejo, muchas
mujeres hemos trabajado por más de 30 años para su prevención y
erradicación, y junto con la ONU hemos elaborado diversos documen-
tos, estrategias, manuales, todos útiles pero el fenómeno no disminuye.
En un afán de generar nueva sinergia desde la Oficina del Alto Co-
misionado de Naciones Unidas para los Derecho Humanos, junto con
un grupo amplio de participantes entre ellas expertas, entidades de go-
bierno, organizaciones civiles y agencias; desarrollamos estas Estrategias
y Medidas Prácticas. Modelo para la Eliminación de la Violencia Contra
la Mujer, en el campo de la Prevención del Delito y la Justicia Penal.
Los siguientes lineamientos se encuentran en el anexo del docu-

11
Resolución 1997/24 del Consejo Económico y Social

22
María de la Luz Lima Malvido

mento aprobado “Medidas de prevención del delito y de justicia penal


para la eliminación de la violencia contra la mujer”.

Anexo
Estrategias y Medidas Prácticas Modelo para la eliminación de la
violencia contra la mujer en el campo de la prevención del delito y la
justicia penal.

Capítulo V. Medidas de asistencia y apoyo a las víctimas


10. Se exhorta a los Estados Miembros a que, según proceda, tomen
las siguientes medidas que les permitan gozar de sus derechos.
a) Faciliten información a las mujeres que hayan sido víctimas de
violencia sobre sus Derechos y el modo de hacerlos valer, sobre la forma
de participar en un proceso penal y sobre la preparación, el desarrollo
y la clausura de un proceso;
b) Alienten y asistan a las mujeres víctimas de violencia para presen-
tar en debida forma, su demanda y a lo largo del proceso;
c) Confirmar que las mujeres que hayan sido víctimas de violencia
reciban, por vía oficial y extraoficial, una reparación rápida y justa del
daño sufrido, incluido el Derecho a reclamar restitución o compensación
de la persona declarada culpable o del Estado;
d) Proporcionen vías y procedimientos judiciales de fácil acceso
y debidamente adaptados a las necesidades de las mujeres objeto de
violencia, y que faciliten además la justa solución de los casos;
e) Establezcan un registro de órdenes de amparo judicial y de sepa-
ración de personas, a fin de que la policía y las autoridades de la justicia
penal puedan determinar rápidamente si una orden está en vigor.
Capítulo VI. Servicios sociales y de salud
11. Se exhorta a los Estados Miembros, al sector privado, a las
asociaciones profesionales correspondientes, a las fundaciones, a las
organizaciones no gubernamentales y comunitarias, a las organizaciones
en pro de la igualdad de la mujer y a los institutos de investigación a
que, según proceda, hagan lo siguiente:
a) Establezcan, subvencionen y coordinen una red viable de instala-
ciones y servicios de emergencia y alojamiento temporal para mujeres en
riesgo de ser víctimas de violencia, o que lo hayan sido, y para sus hijos;
b) Establezcan, subvencionen y coordinen servicios tales como
líneas de llamada telefónica sin cargo, servicios de asesoramiento y de

23
Victimolog í a

intervención durante las crisis y grupos de apoyo en beneficio de las


víctimas de violencia contra la mujer y de sus hijos;
c) Conciban y patrocinen programas destinados a advertir sobre
los peligros del alcohol y el abuso de estupefacientes y a prevenirlos, en
vista de la frecuente presencia del abuso de alcohol y estupefacientes
en los actos de violencia contra las mujeres y sus hijos;
d) Establezcan mejores relaciones entre los servicios médicos, pri-
vados y de emergencia y los organismos de la justicia penal con miras
a facilitar la denuncia e inscripción registral de los actos de violencia
contra las mujeres y la adopción de medidas al respecto;
e) Elaboren procedimientos modelo para ayudar a los integrantes
del sistema judicial penal a tratar con mujeres que hayan sido objeto
de violencia;
f) Establezcan, donde sea posible, unidades especializadas con perso-
nas de disciplinas pertinentes especialmente capacitadas para tratar con
las complejidades y la sensibilidad de las víctimas de casos de violencia
contra la mujer.

V.5 Protocolo de Estambul (1999)12


Desde 1982, las Naciones Unidas comenzaron a trabajar para elabo-
rar una herramienta que permitirá atender a las víctimas de la tortura, y
otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, bajo estándares
de dignidad y respeto. Trabajo que se desarrolló en consonancia con
las Normas mínimas para el tratamiento de los reclusos.
Dentro del Protocolo de Estambul encontramos medidas que
conforman ya un estándar en la atención para las víctimas de tortura,
entre las que queremos destacar las que se refieren a las víctimas de
delito de manera expresa:
a. Derecho a tener una asistencia compasiva
b. Derecho a que se aclararen los hechos, establezca y reconozca

12
Este proyecto ha sido financiado con el apoyo del Fondo de Contribuciones Volun-
tarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura; la División de Derechos
Humanos y Política Humanitaria del Departamento Federal de Asuntos Exteriores,
Suiza; la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la Organización
para la Seguridad y la Cooperación en Europa; la Cruz Roja Sueca; la Fundación de
Derechos Humanos de Turquía y Physicians for Human Rights. Se ha obtenido apoyo
suplementario del Centro para las Víctimas de la Tortura; la Asociación Médica Turca;
el Consejo Internacional para la Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura; Amnistía
Internacional Suiza y la Asociación Cristiana para la Prohibición de la Tortura, Suiza.

24
María de la Luz Lima Malvido

la responsabilidad de las personas o los Estados ante las víctimas


y sus familias.
c. Derecho a contar con las medidas necesarias para impedir que
se repitan estos actos.
d. Derecho a que el Estado ofrezca plena reparación incluida una
indemnización financiera justa y adecuada, así como los medios
para obtener atención médica y rehabilitación.
e. Derecho a ser protegidos de actos o amenazas de violencia
o de cualquier otra forma de intimidación que pueda surgir a
resultas de la investigación.
f. Derecho a que la información tenga carácter confidencial, lo
cual debe respetarse.
g. Derecho de las víctimas y sus representantes a ser informados
de las audiencias que se celebren, y tengan acceso a ellas, así
como a toda la información pertinente a la investigación.
h. Derecho a presentar otras pruebas y otorgar libremente su
consentimiento antes de ser examinada.
i. Derecho a que el examen sea realizado en privado bajo control
del experto médico y nunca en presencia de agentes de segu-
ridad u otros funcionarios del gobierno.
j. Derecho a que el entrevistador proceda con sensibilidad con
la presunta víctima y a otros testigos.
k. Derecho a contar por parte del Estado con protección para ella,
los testigos y sus familias contra toda amenaza de violencia o
cualquier otra forma de intimidación en el curso de la investi-
gación.
l. Derecho a contar con información para ponerse en contacto
con grupos de defensa y tratamiento que pudieran ayudarla.
m. Derecho a no ser nuevamente traumatizada por el entrevistador
n. Derecho a que el protocolo se aplique con visión de género.

Este protocolo debe ser conocido por todos los operadores de


justicia, a quienes deben capacitarse en el tema y debe existir un equipo
interdisciplinario de seguimiento a todas las investigaciones que realicen,
a fin de analizar dónde estuvieron las fallas al aplicar el Protocolo.
Posteriormente se elaboró un Manual para el protocolo con el fin
de contar con las directrices internacionales que permitieran examinar
a las víctimas que han sufrido las agresiones mencionadas, cuyos resul-
tados se entregan al poder judicial.

25
Victimolog í a

V.6 Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Orga-


nizada Transnacional (2000)
En caso de delincuencia organizada, las Naciones Unidas traba-
jaron arduamente para establecer reglas de actuación de los países
para controlar la delincuencia que estaba creciendo de manera exor-
bitante y se habían quedado cortas las leyes, estrategias y mecanismos
jurídicos de cooperación internacional, especialmente cuando en la
conducta delictiva involucraba a delincuentes de diversos países, o
bien sus acciones empiezan en un estado con repercusiones en otros.
Esto llevó a las Naciones Unidas a diseñar y aprobar la Convención de
las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional,13
que establece estándares que deben definirse e implantarse por los es-
tados parte, en diversas materias como lo es en la investigación criminal,
donde igualmente se incluyó lo relativo a los lineamientos para crear la
política victimológica en delincuencia organizada (tratándose de víctimas,
testigo, sus familiares y personas cercanas).
El solo hecho de que en la ley y reglamento de la materia de un
país se incluyan estas garantías, no asegura que pueda dar su goce y
ejercicio; ya que para ello se deben adoptar mecanismos, modelos,
protocolos explícitos de cómo esas garantías se harán efectivas, quié-
nes serán los responsable de aplicarlas, cuáles deben ser sus perfiles,
cómo deben capacitarse y certificarse, y quién debe supervisarlos.
Consideramos que para hacer efectivas estas garantías a la víctima
y testigos de la delincuencia organizada, debe existir un departamen-
to encargado de esta tarea dentro de las unidades contra el crimen
organizado, con las instalaciones y medidas de seguridad definidas, de
preferencia fuera del área policial donde se recibe a los presuntos de-
lincuentes de estos delitos. El personal de ese departamento deberá ser
capacitado en el tema victimológico, que les permita realmente hacer un
trabajo con el mínimo estándar de calidad que determinó la Convención.
Más tarde la Unidad de Investigación para la Criminalidad Organizada
tendrá que diseñar y aprobar los protocolos de actuación aplicables a
cada hipótesis garantista victimal, con sus correspondientes flujogramas
de servicio.

13
Cada Estado Parte permitirá, con sujeción a su derecho interno, que se presenten y
examinen las opiniones y preocupaciones de las víctimas en las etapas apropiadas de
las actuaciones penales contra los delincuentes sin que ello menoscabe los derechos
de la defensa.

26
María de la Luz Lima Malvido

La víctima de delitos en esta convención tiene los siguientes derechos:


1. Derecho a la protección, cuando actúe como testigo en un
juicio de delincuencia organizada, la víctima, sus familiares y
demás personas cercanas.14
2. Derecho a la asistencia y protección para cualquier víctima,15
en un juicio de delincuencia organizada.
3. Derecho a obtener indemnización y restitución. 16
4. Derecho de que se presenten y examinen las opiniones y pre-
ocupaciones de la víctima.

V.7 Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas,


especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de
las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacio-
nal (2000) 17

14
Establece la convención en su artículo 24 que se tomarán las medidas apropiadas
dentro de sus posibilidades, para proteger de manera eficaz contra eventuales actos de
represalia o intimidación a los testigos que participen actuaciones penales y que presten
testimonio sobre delitos comprendidos en la presente Convención, así como, cuando
proceda, a sus familiares y demás personas cercanas.
Asimismo establece que se deben establecer procedimientos para la protección física
de esas personas, incluida, en la medida de lo necesario y lo posible, su reubicación, y
permitir, cuando proceda, la prohibición total o parcial de revelar información relativa a
su identidad y paradero; que se deben establecer normas probatorias que permitan que
el testimonio de los testigos se preste de modo que no se ponga en peligro su seguridad,
por ejemplo aceptando el testimonio por conducto de tecnologías de comunicación
como videoconferencias u otros medios adecuados. Y que si pueden los Estados Parte
considerarán la posibilidad de celebrar acuerdos o arreglos con otros Estados para la
reubicación de las personas mencionadas en el párrafo 1 del artículo 25.
15
Debe garantizarse el derecho de la víctima a la asistencia y a que la autoridad examine
las opiniones y preocupaciones que tiene, es así como el artículo 25 establece que:
Cada Estado Parte adoptará medidas apropiadas dentro de sus posibilidades para pres-
tar asistencia y protección a las víctimas de los delitos comprendidos en la presente
Convención, en particular en casos de amenaza de represalia o intimidación.
16
Cada Estado Parte establecerá procedimientos adecuados que permitan a las vícti-
mas de los delitos comprendidos en la presente Convención obtener indemnización
y restitución.
17
Aun cuando todo el Protocolo es un documento garantista para la atención y protec-
ción para las víctimas de trata, mencionamos a continuación aquellos capítulos, artículos
e incisos donde expresamente se refieren a ella. Capítulos II, Protección de las víctimas
de trata de personas, art. 6, art. 7 art. 8, I, 4, Capítulo III, Medidas de prevención, co-
operación y otras medidas. Art 9, 1, 3, Capítulo IV, Disposiciones Finales, Art. 14, 2.

27
Victimolog í a

El Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de per-


sonas, especialmente mujeres y niños, que entró en vigor en 2003,
se emitió con el propósito de promover y facilitar la integración en
las leyes, políticas e intervenciones nacionales, regionales e interna-
cionales contra la trata de personas. Esto con el fin de complementar
los contenidos de la Convención de las Naciones Unidas Contra la
Delincuencia Organizada Transnacional en el tema. Y puede conside-
rarse el más importante e influyente acuerdo legal internacional que
se haya emitido hasta la fecha en materia de trata de personas. Ya que
había diversos instrumentos internacionales emitidos al respecto. 18
El Protocolo en su Artículo 2. Establece que tiene por finalidad
tres acciones victimológicas que deben traducirse en lineamientos para
poder cumplirlas.
“Los fines del presente Protocolo son:
a) Prevenir y combatir la trata de personas, prestando especial
atención a las mujeres y los niños;
b) Proteger y ayudar a las víctimas de dicha trata, respetando ple-
namente sus Derechos Humanos; y
c) Promover la cooperación entre los Estados Parte para lograr
esos fines.”19
Los Derechos de las víctimas de trata, que deben garantizar los
estados parte que ya han signado el protocolo son:
1. Derecho a la protección de la víctima;
2. Derecho a la información sobre procedimientos judiciales y
administrativos pertinentes;
18
Veamos cuáles son estos instrumentos previos: Acuerdo Internacional para asegurar
una protección eficaz contra el tráfico criminal denominado trata de blancas (1904);
Convenio Internacional para asegurar una protección eficaz contra el tráfico criminal
denominado trata de blancas (1910); Protocolo que modifica el Acuerdo internacional
para asegurar una protección eficaz contra el tráfico criminal denominado trata de
blancas y el Convenio internacional para la represión de la trata de blancas (1949);
Convención Internacional para la represión de la trata de mujeres y niños (1921);
Convención Internacional relativa a la represión de la trata de mujeres mayores de edad
(1933); Protocolo que modifica la Convención Internacional para la represión de la trata
de mujeres y niños de 1921 y la Convención Internacional relativa a la represión de la
trata de mujeres mayores de edad de 1933 (1947) y el Convenio para la represión de
la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena del 2 de diciembre de
1949, en vigor desde el 25 de julio de 1951.
19
Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente
mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional, 2000

28
María de la Luz Lima Malvido

3. Derecho de asistencia para permitir que sus opiniones y pre-


ocupaciones se presenten y examinen en las etapas apropiadas
de las actuaciones penales contra los delincuentes;
4. Derecho a contar con atención médica, a través de medidas
destinadas a prever la recuperación física, psicológica y social
de las víctimas de la trata de personas;
5. Derecho a alojamiento adecuado;
6. Derecho al asesoramiento e información, en particular con
respecto a sus derechos jurídicos, en un idioma que las víctimas
de trata puedan comprender;
7. Derecho a la asistencia médica, psicológica y material;
8. Derecho a tener oportunidades de empleo, educación y capa-
citación;
9. Derecho a que individualicen la atención tomando en cuenta la
edad, el sexo y las necesidades especiales de las víctimas de la
trata de personas, en particular las necesidades especiales de
los niños, incluidos el alojamiento, la educación y el cuidado
adecuados;
10. Derecho a la seguridad física de las víctimas mientras se encuen-
tren en el territorio donde fueron encontradas;
11. Derecho a obtener indemnización por los daños sufridos;
12. Derecho para las víctimas a que les permitan permanecer en
el territorio, temporal o permanentemente, cuando proceda;
13. Derecho para las víctimas a que les faciliten y acepten, sin demo-
ra indebida o injustificada, la repatriación, teniendo debidamente
en cuenta su seguridad;
14. Derecho a recibir de receptor, los documentos de viaje o auto-
rización de otro tipo que sean necesarios para que la persona
pueda viajar a su territorio y reingresar en él;
15. Derecho a ser protegidos especialmente las mujeres y los niños,
contra un nuevo riesgo de victimización;
16. Derecho de que protejan a las víctimas frente al traficante y
17. Derecho a que se les aplique el protocolo sin discriminación,
en consonancia con los principios de no discriminación inter-
nacionalmente reconocidos.

En este Protocolo se incluyen un sinnúmero de derecho garantis-


tas para las víctimas de trata especialmente para mujeres y niños, que
están asimismo en otros documentos internacionales, por ello, por

29
Victimolog í a

la complejidad del tema, se emitieron recientemente las Principios


y Directrices recomendados sobre Derechos Humanos y trata de
personas, ONU, 2010, documento que contiene lineamientos consi-
derados los estándares para atender a las víctimas de estos delitos,
que deberán seguir fielmente los países parte.
La misma tarea la hizo el UNICEF publicando las Directrices sobre
la protección de los derechos de los niños víctimas de trata, Fondo de
las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

V.8 Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y


aire, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra
la Delincuencia Organizada Transnacional (2000)
Este Protocolo tiene un enfoque amplio e internacional, ya que re-
quiere de la cooperación, el intercambio de información y la adopción
de otras medidas apropiadas, incluidas las de índole socioeconómica,
en los planos nacional, regional e internacional.
La migración es un fenómeno especialmente relacionado con la
pobreza. Por ello necesitamos hacer hincapié en la protección plena
de los Derechos Humanos de este grupo de riesgo. El tráfico ilícito
de migrantes es una actividad del crimen organizado y va en aumento
cada día con miles de víctimas, por ello es necesario que se cumplan y
supervisen los estándares que contiene este Protocolo. A propósito de
la atención a las víctimas de migración mencionamos algunos.
El migrante víctima tiene los siguientes derechos:
a. Derecho a la seguridad y el trato humano20
b. Derecho a que preserven su vida y protejan sus derechos
c. Derecho a no sufrir tortura u otras penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes.
d. Derecho a una protección adecuada contra toda violencia
que puedan infligirle personas o grupos.
e. Derecho a la asistencia apropiada cuando su vida o seguridad
se hayan puesto en peligro, como consecuencia de haber
sido objeto de las conductas enunciadas en el artículo 6 del
presente Protocolo.
f. Derecho a que se tomen en cuenta las necesidades especiales
de las mujeres y los niños.

20
9. Cláusulas de protección.

30
María de la Luz Lima Malvido

g. Derecho a solicitar la residencia permanente en el territorio


de ese Estado
h. Derecho a contar con los documentos de viaje o autorización
de otro tipo, que sean necesarios para que la persona pueda
viajar a su territorio y reingresar en él.
i. Derecho a una repatriación de manera ordenada y teniendo
debidamente en cuenta la seguridad y dignidad de la persona.

V.9 Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del


Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utiliza-
ción de niños en la pornografía (2002)
Este Protocolo se elabora cuando se ven las cifras alarmantes
que se daban respecto a la venta de menores, y su inicio a estas
actividades delictivas. El internet se convierte en una herramienta
usada para realizar estos delitos de pornografía, lo cual desencadena
que agencias como Interpol y Europol comiencen a integrar bases
de datos útiles para la investigación criminal.21
Algunas de las normas que contiene el Protocolo que marca
estándares de atención, son los siguientes:
Artículo 8…
a) Derecho a la protección en todas las fases del proceso penal de
los derechos e intereses de los niños víctimas de las prácticas prohibidas.
b) Derecho a que se le reconozcan sus necesidades especiales,
incluidas las necesidades especiales para declarar como testigos.
b) Derecho a la información de sus derechos, su papel, el alcance,
las fechas y la marcha de las actuaciones y la resolución de la causa.
c) Derecho a la presentación y consideración de las opiniones, nece-
sidades y preocupaciones de los niños víctimas en las actuaciones en que
se vean afectados sus intereses personales, de una manera compatible
con las normas procesales de la legislación nacional.
d) Derecho a la debida asistencia durante todo el proceso a los
niños víctimas.
e) Derecho a la protección de la intimidad e identidad de los niños
víctimas, evitar la divulgación de información que pueda conducir a la
identificación de esas víctimas.
21
Interpol lanzó en 1995 una gran iniciativa para identificar a las víctimas sexuales in-
fantiles y juzgar a los agresores con la ayuda de un software especial que puede analizar
minuciosamente las imágenes pornográficas, muchas de Internet, y localizar pistas vitales.

31
Victimolog í a

f) Derecho a la seguridad de los niños víctimas, así como la de sus


familias y los testigos a su favor, frente a intimidaciones y represalias.
g) Derecho a la reparación de daños.
3. Derecho a que se atienda el Interés Superior del niño, en la justicia
penal de los niños víctimas de los delitos.
[...]
5. Derecho a contar con la protección y la seguridad de la integridad
de las personas u organizaciones dedicadas a la prevención o la protec-
ción y rehabilitación de las víctimas de esos delitos.
El Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del
Niño, debe interpretarse siempre a la luz del texto integral de la Con-
vención y basarse en los principios de la no discriminación, del interés
superior del niño y de su participación.
“No hay país que sea inmune a este tipo de explotación sexual
infantil y se hace evidente que será necesario un esfuerzo con-
certado por parte de los gobiernos, de las fuerzas y cuerpos de
seguridad del estado y de la sociedad civil, para garantizar la
protección de los niños de todo el mundo.”22
Es importante destacar el esfuerzo que diversos actores de la
sociedad y entidades realizan al trabajar sobre estándares, en la
tarea de la implementación del protocolo. Fue el caso del Centro
Internacional para Menores Desaparecidos y Explotados con sede
en Estados Unidos, que se dio a la tarea de elaborar un modelo de
legislación sobre pornografía infantil.23 Esfuerzo que sumó entidades,
expertos, empresas y centros, todos interesados en prevenir y com-
batir el abuso relativo a la pornografía infantil.
Ya que en 2008 lamentablemente, de los 187 países miembros de la
Interpol, sólo 29 contaban con una legislación suficiente para combatir
los delitos de pornografía infantil (5 países miembros cumplían sólo
algunos criterios, y 24 se ajustan a todos, y 93 no disponían de ninguna
legislación que trate específicamente el problema de la pornografía.

22
Allen, Ernie, Modelo de legislación y revisión global, Centro Internacional para Menores
Desaparecidos y Explotados, Quinta edición.
23
Proyecto realizado con financiamiento del Departamento de Estado de los Estados
Unidos para el desarrollo la Legislación Modelo en el campo de la pornografía infantil
en todos los países miembros de la Interpol, proyecto iniciado desde el 2006.

32
María de la Luz Lima Malvido

V.10 Directrices sobre la Justicia para los Niños Víctimas y Testigos de


Delitos 2005.
Algunos documentos que sientan los antecedentes del trabajo de-
sarrollado de integración de Directrices sobre la Justicia para los Niños
Víctimas y Testigos de Delitos fueron: Declaración de Viena sobre la
delincuencia y la justicia: frente a los retos del siglo XXI integrada en el
anexo de la resolución 55/59 de la Asamblea General de la ONU, de 4
de diciembre de 2000, así como los planes de acción para su aplicación
(resolución 56/261 de la Asamblea, de 31 de enero de 2002), igualmen-
te los planes de acción sobre los testigos y las víctimas del delito y la
justicia de menores, y el documento titulado “Un mundo apropiado para
los niños”, aprobado por la Asamblea General de la ONU (resolución
S-27/2, de 10 de mayo de 2002).
Quienes integrábamos entonces la mesa de la dirección de la Oficina
Internacional de los Derechos del Niño, nos dimos a la tarea de trabajar
un documento que estableciera los estándares para presentar a niños
víctimas y testigos al proceso de justicia penal, en especial los casos
de explotación sexual, trata y otras formas de delincuencia organizada
trasnacional en que los niños son a menudo los únicos testigos.
Después de un largo proceso en el que participaron expertos, or-
ganizaciones civiles y representantes de gobiernos, fueron aprobadas
en la ONU las Directrices sobre la Justicia para los Niños Víctimas y
Testigos de Delitos en 2005.
Enlistamos los principales derechos vinculados con el Derecho
Victimal.
a. Derecho a un trato digno y compasivo
b. Derecho a la protección contra la discriminación
c. El Derecho a estar informado
d. El Derecho a expresar opiniones y preocupaciones y a ser
escuchado
e. El Derecho a una asistencia eficaz
f. Derecho a la privacidad
g. El Derecho a ser protegido de todo perjuicio que pueda causar
el proceso de justicia
h. El Derecho a la seguridad
i. El Derecho a la reparación

33
Victimolog í a

j. El Derecho a medidas preventivas especiales


k. La Oficina de la ONU, junto con parte del equipo de los re-
dactores originales de los Principios, decidieron por mandato
de la Asamblea General trabajar el Manual sobre la Justicia en
Asuntos Concernientes a los Niños Víctimas y Testigos de De-
litos, para uso de profesionales y encargados de la formulación
de políticas, que resulta ser una herramienta fundamental en la
implementación de los estándares internacionales contenidos
en el documentos base.

VI. Conclusión
Es necesario promover la calidad en la atención de la víctima que
brindan los organismos públicos y entidades privadas, mediante una
estrategia para la implementación de los Estándares de Calidad de los
Servicios a Víctimas (ECSV) con alcance Latino Americano.

Bibliografía
Allen, Ernie, Modelo de legislación y revisión global, Centro Internacional para
Menores Desaparecidos y Explotados, Quinta edición, 2008
Beristain Ipiña, Antonio, Nueva Criminología desde el derecho penal y la Victi-
mología, Tirant le Blanch. Valencia, España, 1994.
———, Protagonismo de las Víctimas Tirant lo Blanch España, 2004.
———, Victimología, nueve palabras clave, Tirant lo Blanch, España, 2000.
Comité de Ministros del Consejo de Europa.- Recomendación N° R (2006) 8,
de 14 de junio de 2006, a los Estados miembros sobre asistencia a las víctimas
de delitos.
Donabedian, Procedimiento para el mejoramiento de la Calidad de la Atención
Médica. http://fundaciondonabedian.org.ar/
Escola de Cultura de Pau. Afganistán en Base de Datos sobre Conflictos y
Construcción de paz, Consultado, 2011. http://escolapau.uab.es/conflictos-
ypaz/ficha.php
Informe de Médicos sin frontera, Sobrevivientes de Violencia Sexual, Derecho
a la Atención Médica y Psicológica. Guatemala, 2009
Instituto Nacional de Ciencias Penales, Congreso Internacional; Las ciencias penales
en el siglo XXI, México, Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2004
———, Manual de justicia para víctimas; Sobre el uso y aplicación de los principios
fundamentales de justicia para las víctimas del delito y del abuso de poder, México,
Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2004.
Kirchoff, Friday, Victimology at the transition from the 20th to de 21st century,

34
María de la Luz Lima Malvido

WSV, 2000
Lima Malvido, María de la Luz, Modelos de atención a víctimas en México, Porrúa
México, 2004.
———, Política Victimológica, Rev. Criminalia, año LVI, No. 1-12, Enero Diciembre,
Editorial Porrúa, México, D.F. 1990.
———, Servicios a víctimas en México, Justicia y atención a víctimas del delito,
Sociedad Mexicana de Criminología, Universidad la Salle, México, 1995.
Manual de Justicia sobre el Uso y Aplicación de la Declaración de Principios Básicos
de Justicia para Víctimas de Delitos y Abuso del Poder, Viena, 1996.
Marchiori, Hilda, Criminología, La víctima del delito, (2ª edición). Editorial Porrúa.
México, 2000.
Marchiori, Hilda, Victimología, Universidad Nacional de Córdoba Argentina,
Argentina, Editorial Encuentro, Córdoba, 2004..
Onu.- Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Re-
solución 48/104 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 20 de
diciembre de 1993.
ONU.- Declaración sobre los Principios de Justicia para las Víctimas de delitos y del
abuso de Poder, Resolución 40/34 . Séptimo Congreso de la Naciones Unidas-
sobre Prevención del delito y tratamiento al delincuente, Milán, Italia, 1985.
ONU.- Directrices sobre la justicia en asuntos concernientes a los niños víctimas
y testigos de delitos. Resolución 2005/20 del Consejo Económico y Social de
las Naciones Unidas, de 22 de julio de 2005.
ONU.- Medidas de prevención del delito y de justicia penal para la eliminación
de la violencia contra la mujer. Resolución 52/86 de la Asamblea General de
las Naciones Unidas, de 2 de febrero de 1998.
ONU.- Naciones Unidas. Directrices sobre la Justicia en Asuntos Concernien-
tes a los Niños Víctimas y Testigos de Delitos, Resolución 2005/20, Consejo
Económico y Social. Nueva York, Naciones Unidas, 2005.
ONU.- Principios básicos para la aplicación de programas de justicia restaurativa
en materia penal. Resolución 2002/12 del Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas, de 24 julio de 2002.
ONU.- Principios y directrices básicos sobre al derecho de las víctimas de
violaciones manifiestas de las normas internacionales de Derechos Humanos y
violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos
y obtener reparaciones. Resolución 2005/30, del Consejo Económico y Social
de las Naciones Unidas, de 25 de julio de 2005.
Parlamento Europeo.- Resolución de 19 de septiembre de 1995, sobre los
menores víctimas de violencia.
Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo
a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la por-
nografía, hecho en Nueva York el 25 de mayo de 2000. Ratificado por España
el 5 de diciembre de 2001.

35
Victimolog í a

Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, espe-


cialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones
Unidas contra la Delincuencia Organizada Trasnacional, hecho en Nueva York
el 15 de noviembre de 2000. Ratificado por España el 21 de febrero de 2002.
Rodríguez Manzanera, Luis, “Situación actual de la Victimología en México, retos
y perspectivas”, Derechos Humanos, número 65, México, enero-febrero de 2004.
———, Victimología, estudio de la Víctima 12 ed., México, Porrúa, 2010
Roxin, Claus, De los delitos y de las víctimas, Buenos Aires, AD-HOC, 2001.
Ruiz Vadillo, Enrique, Victimología, Córdoba Argentina, Centro de Asistencia
a la Víctima del Delito, 1995.
Shadish, W. R., Cook, T. D. y Leviton, L. C. Foundations of Program Evaluation.
Theories and Practice. Sage, Londres, 1991.
Wallace, Harvey, Victimology, legal, psychological, and social perspectives, second
edition, United State of America, Pearson, 2007.

36
Programas de Apoyo a las Víctimas: El modelo del Reino Unido

Prof. Dra. Helen Reeves1


Inglaterra

Durante los pasados diez años, se ha desarrollado una extensa red


de programas locales comunitarios en el Reino Unido2, para proveer a
las necesidades de las víctimas de delito. Más de 200 Programas están
afiliados a la Asociación Nacional de los Programas de Apoyo a las Vícti-
mas, la cual promueve un modelo estándar para la práctica local, basada
en una filosofía de responsabilidad comunitaria compartida respecto
a un problema ante el cual somos todos igualmente vulnerables. Los
Programas han sido bienvenidos en forma entusiasta por el Ministerio
del Interior, la Policía y muchas agencias de voluntarios, sin embargo
lo que resulta importante, es que en la medida en que el conocimiento
avanza, el modelo se revisa constantemente.

El presente trabajo describe el modelo del Programa- Esquema de


Apoyo a las Víctimas, para la asistencia a las víctimas de delito que co-
múnmente se desarrolla en el Reino Unido. Desde que se implementó
el primer Esquema en la ciudad de Bristol en 1974, el movimiento se
desarrolló con una velocidad en un acentuado incremento. Actualmente
hay 247grupos locales afiliados a la Asociación Nacional que apunta con
limitados recursos a proveer guía e información a los grupos locales
y a establecer buenos estándares de práctica. Más de 5000 personas
trabajan comúnmente en los Programas, principalmente basado en el
voluntariado, y solo en el año 1983 consultaron más de 65.000 vícti-
mas. Como en todas las áreas de provisión de servicios, es necesario
examinar primero:
1. Las necesidades de las víctimas en la medida en que se conozcan
2. Los servicios disponibles y su accesibilidad
3. Qué objetivos son posibles de alcanzarse

1
Asociación Nacional de Programas de Apoyo a las Víctimas (Nacional Association of
Victims Support Schemes). Reino Unido.
2
Trabajo publicado en Victimology: an International Jornal, volumen 10, 1985, Director:
Emilio Viano este valioso trabajo se incluyó por su importancia en las estructuras de
los Programas Asistenciales Victimológicos.

37
Victimolog í a

En el caso de los servicios para las víctimas, donde el conocimiento


de las necesidades básicas se desarrolla y cambia rápidamente, cualquier
modelo adoptado necesitará ser tan flexible como sea posible y abierto
a constantes revisiones. El modelo original, creado en Bristol en 1974
por profesionales y académicos de los campos del Trabajo Social y la Psi-
quiatría, ya ha cambiado a la luz de la experiencia práctica, así como por
el conocimiento proveniente de otras fuentes. En un período de rápido
desarrollo, es necesario exponer el caso al modelo que comúnmente
es promovido por la Asociación Nacional de Programas de Apoyo a las
Víctimas, de modo que sus principios básicos puedan ser examinados
junto con su capacidad para lograr los fines que ha delineado.

¿Qué necesitan las víctimas?


Necesidades emocionales
Desde los primeros días en Bristol, los Programas de Apoyo a las
Víctimas se han encontrado confrontando algunos supuestos comunes
respecto a las víctimas de delito y sus necesidades. Generalmente se
presume que solamente necesitarán atención los problemas emocio-
nales severos de una minoría de víctimas. Se espera que la gente que
tiene necesidades sean aquellos tradicionalmente considerados como
vulnerables: los pobres más que los ricos; los ancianos más que los
jóvenes; las mujeres más que los hombres. En muchas áreas donde
los Programas seleccionan a cuales víctimas visitar, la mayoría de las
víctimas seleccionadas han sido mujeres por encima de la edad de
jubilación, independientemente del delito involucrado. El experimento
Bristol, trabajando en conjunción con la policía, dispuso que se revisaran
las necesidades en toda su extensión, a través del entrenamiento de
voluntarios para que visitaran a todas las víctimas que reportaran un
delito durante un período de seis meses. Hallaron que si se utilizaba
como base de referencia el uso de criterios tradicionales ligados a la
vulnerabilidad –tales como edad o estatus económico-, resultaban sólo
la mitad de los problemas que salían a la luz. Ni los efectos prácticos
ni los emocionales podían anticiparse por el tipo de delito sufrido y
frecuentemente lo que aparecía como un delito menor en términos
prácticos podía producir los mismos niveles de estrés que los inciden-
tes mayores, dependiendo de las capacidades generales de las víctimas
para enfrentarse con una crisis personal y con una variedad de otras
circunstancias no relacionadas con el hecho delictivo. Surgió que no

38
Helen Reeves

había medios para determinar la necesidad a través de la información


contenida en los registros policiales. La investigación halló que se podía
brindar un servicio apropiado solamente si a todas las víctimas se les
ofrecía un mismo apoyo.
De igual relevancia, son los niveles de angustia experimentado por
las víctimas. En tanto se encontró que el miedo, la ira y la desorientación
general, eran respuestas al delito, comunes y normales, una minoría de
las víctimas puede experimentar angustia extrema que podría resultar en
un daño duradero o permanente. Es poco probable que se conozca el
nivel de angustia antes de tener un contacto inicial, por lo que cualquier
provisión de servicios necesitaría ser extremadamente flexible y sensible
al amplio rango de posibles necesidades. Algunas víctimas necesitarán
posiblemente servicios profesionales durante un largo período; otros
necesitarán apoyo en general.

Reconocimiento
Muchas víctimas reportan que se han visto sorprendidas por el
grado de miedo, angustia o ira que han experimentado como resultado
de delitos como el robo o el vandalismo. Ha sido escaso el reconoci-
miento público respecto del impacto del delito, y el grado en el que se
lo considera como serio está generalmente determinado por el monto
del daño y la pérdida. Las víctimas que creen que sus reacciones son un
signo de debilidad, parecen apreciar cuando se los tranquiliza diciéndoles
que sus reacciones pueden ser vistas como normales. Los Programas
de Apoyo a las Víctimas reciben un gran número de cartas que indican
que las víctimas pueden ser profundamente reconfortadas por el simple
conocimiento que el delito que han sufrido le importa a otra gente y que
la asistencia está disponible cuando sea necesaria. Esta es una indicación
más, respecto a que todas las víctimas de delito podrían beneficiarse
simplemente por ser reconocidas y contactadas.

Práctica
Muchos aspectos deben ser reparados o reemplazados, las cartas
tienen que escribirse, y las llamadas telefónicas tienen que hacerse.
La capacidad individual varía de acuerdo a cuantos de estos objetivos
puedan alcanzarse, y aún para la persona más competente, la capacidad
para enfrentar y sobrellevar determinadas situaciones puede ser seria-
mente dañada luego de un delito. Alguna gente puede beneficiarse a
través de la información y la guía, para lograr estos objetivos, mientras

39
Victimolog í a

que otros necesitan que se les brinde asistencia práctica. En casos de


daño o impacto severo, se requiere un alto nivel de trabajo práctico.

Información
Las investigaciones muestran consistentemente que el tipo de servi-
cio frecuentemente más requerido por las víctimas es la información, sin
embargo debería reconocerse que ésta es también el tipo de necesidad
más fácilmente identificable y por la cual es más fácil pedir ayuda. Las
víctimas necesitan información acerca del proceso de Justicia Penal, así
como información profesional en materias tales como prevención del
delito, compensación y las prestaciones que brindan otros recursos de
la comunidad. La investigación realizada por Karen Williams en 1983 y
publicada por el Ministerio del Interior, muestra que las víctimas desco-
nocían los servicios disponibles y estaban confundidas por la cantidad de
diferentes agencias que existían.

Alienación
Otro aspecto detectado por los profesionales del Programa de
Apoyo a las Víctimas y respaldado por la investigación, es que las vícti-
mas experimentan frecuentemente consecuencias secundarias del delito
que resultan en sentimientos de aislamiento y falta de reconocimiento
provenientes tanto de la comunidad en general como del sistema de
justicia penal en particular. Cuando las víctimas sienten que han sido
dejadas solas para abordar las consecuencias del amplio problema so-
cial del delito, algo de su ira y resentimiento puede ser desviado hacia
otros miembros de la comunidad, la policía y otros organismos públicos.
Resulta de particular incumbencia, la inseguridad y la alienación conco-
mitantes, porque son enteramente prevenibles.

Enfrentándose al Proceso de Justicia Penal


Actualmente se ha tomado conocimiento que las víctimas quieren
y necesitan más información sobre el progreso de su caso. En ocasiones
cuando son citadas a los Tribunales o para realizar ruedas de reconoci-
miento (reconocimiento de sospechosos o presos), ellas también nece-
sitan asesoramiento respecto al sistema, y posiblemente apoyo personal.

Recursos comunitarios existentes


De varias maneras se podría sostener que el Reino Unido es ex-

40
Helen Reeves

tremadamente afortunado por el número de organismos de ayuda que


existen. La Policía misma tiene una tradición de trabajar estrechamente
con las comunidades locales y ser accesibles al público. Sin embargo, esta
imagen ha cambiado algo en los recientes años, existen fuertes intentos
dentro de la policía para incrementar la implicación de la comunidad y
la atención que se les brinda a todos los ciudadanos, particularmente a
las víctimas de delito. Está claro que la policía brinda un recurso impor-
tante. Tienen información acerca del delito y respecto del proceso de
Justicia Penal; tienen experiencia en tratar con víctimas, e información
sobre la reparación y la prevención del delito. Sin embargo, no tienen
entrenamiento específico que los ayude a reconocer que tipo de apoyo
se necesita y pueden no estar completamente versados respecto a los
recursos de la comunidad. Ciertamente, no tienen tiempo para proveer
toda la ayuda que se necesita de ellos. En cualquier caso, es discutible que
las víctimas debieran ser responsabilidad de la Policía, en estos tiempos
en los que cada vez más gente prefiere considerar al delito como una
responsabilidad de la comunidad.
Las oficinas de Trabajo Social profesional, en la actualidad son man-
tenidas por cada una de las autoridades locales con fondos públicos, que
emplean un gran número de trabajadores sociales profesionalmente en-
trenados. El Servicio de libertad condicional en Gran Bretaña es también
una oficina de Trabajo Social profesional y todos los funcionarios tienen
título de Trabajador Social. Técnicamente, las necesidades de trabajo
social de toda la comunidad deberían ser atendidas por estos dos or-
ganismos, sin embargo claramente surgen brechas. Probablemente haya
suficientes recursos para tratar aquellas víctimas que tengan problemas
severos o de larga data que requieren de una intervención profesional.
Sin embargo los Trabajadores Sociales no tendrían suficientes recursos
para explorar a todas las víctimas de delito y para determinar donde su
tarea profesional fue más requerida. En cualquier caso, si se considerara
que todas las víctimas de delito necesitan consultar con un profesional
del Trabajo Social, promovería el estereotipo.
Además, hay un amplio rango de servicios voluntarios experimen-
tados, a menudo excelentes, incluyendo una red bien establecida de
Oficinas de Asesoramiento a los Ciudadanos, Asociaciones de Bene-
ficencia Familiar, y Consejos de Guía a los Matrimonios, que ofrecen
consejos acordes a las necesidades individuales, con muy buen nivel. El
Servicio de Voluntariado Real de las Mujeres (WRVS) y los Clubs de
Leones y el Rotary también están establecidos a nivel nacional y brin-

41
Victimolog í a

dan asistencia a una amplia gama de problemas financieros y prácticos.


La atención en crisis también es brindada por la WRVS en la mayoría
de las áreas. Además hay un sistema de Ayuda Legal y un número de
Centros Legales en los barrios que brindan consejo legal gratuito. Los
delitos intrafamiliares, particularmente aquellos cometidos contra los
niños, reciben la asistencia de la Sociedad Nacional para la Prevención
de la crueldad hacia los niños y por una red de oficinas relacionadas.
Asimismo hay numerosos médicos, abogados, constructores y exper-
tos en seguros que gustosos ofrecen sus servicios en forma gratuita
para apoyar el trabajo de las Oficinas de Voluntariado. Se considera
que muchos ciudadanos en forma individual darían la bienvenida a la
oportunidad de involucrarse constructivamente en ayudar a resolver
los problemas del delito, sin embargo se han brindado pocas salidas y
oportunidades en el pasado.
El problema ya ha sido referido. La cantidad de servicios puede
causar confusión y además la mayoría de las organizaciones tienen una
imagen ya establecida con la cual una víctima de delito podría no nece-
sariamente identificarse. Una víctima podría no pensar en la Asociación
de Beneficencia Familiar o una víctima de robo podría no pedir consejo
respecto a la reparación o al seguro a la Oficina de Asesoramiento a los
Ciudadanos. Los individuos que quisieran ayudar -grupos de la iglesia,
etc- no sabrían quien ha resultado víctima de delito. Para brindar una
real asistencia a las víctimas de delito en el momento en la que se lo
necesita, los recursos necesitan estar coordinados y ser más fácilmente ac-
cesibles. Esta es una de las funciones de los nuevos ¨Programas ¨ locales.

¿Cuáles son los objetivos de los Programas de apoyo a las víctimas?


El principal objetivo de los Programas de Apoyo a las Víctimas, como
se señaló en el Reporte Anual de la Asociación Nacional, es “proveer
el mejor servicio posible a aquellos miembros de la comunidad que han
sufrido daño, pérdidas, miedo o angustia como resultado del delito.
El objetivo es minimizar los efectos perjudiciales del delito y ayudar a
la gente a atravesar la inesperada crisis de la manera más completa y
rápida que sea posible”. El propósito aquí es ayudar a la gente a enfren-
tarse al delito que han experimentado. Tempranamente se reconoció la
necesidad de evitar el reforzamiento o imponer a la persona el estatus
de “víctima”.

42
Helen Reeves

Algunos principios básicos


Los miembros de la Asociación sostenían que las víctimas tienen
necesidad de apoyo que no podía ser brindada por las fuentes existentes
de otra manera. Sin embargo, planeando una respuesta, se tomaron en
cuenta algunos principios básicos:
• La amplia gama de necesidades, que incluyen la información, el
consejo, la asistencia, el apoyo o la intervención terapéutica su-
giere un igual amplio rango de servicios más allá de la capacidad
de un asistente o de una pequeña oficina.
• Es poco probable que la gente se identifique a sí mismo como
teniendo “necesidades”, y en este país al menos, las investiga-
ciones policiales indican que poca gente demanda información
o asistencia, aún cuando la deseen y necesiten.
• Muchos de los servicios requeridos, ya existen dentro de las
comunidades locales y no deberían duplicarse.
• Acorde al pensamiento común, el delito es responsabilidad de
toda la comunidad y, tanto como sea posible, todos los sectores
de la comunidad deberían ser animados a jugar un rol en el trato
con las consecuencias del delito.
• No es posible determinar con las fuentes provenientes de los
registros policiales cual víctima se beneficiará con la asistencia,
hasta que no se haya hecho un ofrecimiento de la misma.
• En los servicios especiales para las víctimas no resulta útil y
podría ser contraproducente, alentar una “identidad víctimal”,
así como una dependencia a largo plazo.
• En la medida de lo posible, las víctimas deberían ser dirigidas
hacia los servicios habituales que ya existen en sus comunidades.

El modelo de Apoyo a las Víctimas basado en la comunidad


Por ende, el modelo que ha sido desarrollado apunta a reunir los
recursos habituales de cada comunidad local, tanto agencias como indi-
viduos, que en forma mancomunada pueden brindar una variedad de
conocimientos y habilidades expertas. El “Programa” brinda un punto
focal hacia el cual todas las víctimas pueden ser referidas y una estruc-
tura en la cual todos los recursos están desarrollados y coordinados.
La Dirección de las Comisiones es coordinada desde las comunida-
des locales, incluyendo a la Policía, los Servicios Sociales y de Libertad
Condicional, Abogados y Magistrados, así como un amplio rango de

43
Victimolog í a

instituciones de voluntariado e iglesias. La Comisión tiene la responsa-


bilidad de negociar las políticas de derivación con la Policía, contratar y
entrenar voluntarios que se comprometan con la visita inicial y el nom-
bramiento de coordinadores voluntarios que se aseguren de que todas
las derivaciones reciban una respuesta adecuada. La Comisión también
es responsable de recaudar y manejar los fondos necesarios. De la
misma manera en que brindan experiencia individual, los representantes
de tales organismos, también son capaces de disponer de recursos que
los respalden y de centros de derivación hacia sus propias agencias, en
la medida que lo necesiten.
A los miembros de las profesiones u organizaciones que no están
representados en la Comisión normalmente se los contacta y se les
pregunta si quieren brindar ayuda con el entrenamiento a voluntarios,
así como su disponibilidad para una derivación adicional. Los grupos de
jóvenes realizan reparaciones en el hogar; los hospitales pueden brindar
asistencia terapéutica; los clubes de Leones y Rotary pueden otorgar
subsidios personales, etc.
Los voluntarios: se contratan y entrenan hombres y mujeres con un
amplio rango de experiencias y formación, para que lleven a cabo las
visitas iniciales de las personas en crisis. Deben proveer ayuda y apoyo
en el momento, pero también tratar con la víctima que otro tipo de
asistencia puede necesitar.
Se puede hacer la derivación a otras oficinas y recursos cuando sea
apropiado, pero en la mayoría de los casos la información requerida
o el apoyo que se necesita brindar está dentro de las capacidades del
voluntario. Los programas de entrenamiento tomarán en cuenta las si-
tuaciones en las que los voluntarios deberían derivar a las víctimas a un
apoyo profesional o de largo plazo. Las visitas de seguimiento deberían
hacerse a menudo para brindar la información necesaria o para ver como
la gente está enfrentando la situación, pero en general se recomienda
que el trabajo a largo plazo sea abordado con los recursos habituales
de la comunidad.
El coordinador: en cada Programa se designa un Coordinador para
obtener cada día derivaciones de la Policía y asegurar que un voluntario
adecuado sea designado para las visitas, usualmente es un voluntario,
pero cada vez más y en la medida de lo posible aquél es asalariado. En
muchos Programas, la Policía ha adoptado una política de derivación
para que al menos se pueda hacer un ofrecimiento de apoyo a todas las
víctimas de delito. En los lugares donde son insuficientes los voluntarios

44
Helen Reeves

para visitar a todas las víctimas, se envían cartas y folletos a través del
correo de primera clase. El coordinador es responsable de supervisar
a los voluntarios y debe asegurarse de que hayan brindado el mejor
servicio disponible.

Ventajas del modelo:


• Al coordinar los recursos locales, se puede demostrar que la
oferta de apoyo proviene de toda la comunidad, lo que incluye
a los miembros del sistema Penal de Justicia antes que a oficinas
separadas o partidarias.
• Al promover comisiones balanceadas, ninguna oficina domina
la política de Apoyo a las Víctimas y ninguna oficina sería la
única responsable por el trabajo. Esto asegura que el apoyo a
las Víctimas sea la prioridad para la Comisión y no un interés
subsidiario de las prioridades de otra oficina.
• Los miembros individuales de la comunidad tienen oportuni-
dad de participar constructivamente, ayudando a buscar alguna
solución al delito.
• En primera instancia, al ser visitado por un “buen vecino”, la víc-
tima está protegida de la necesidad de tener que “pedir ayuda”.
• Constituye una ventaja para aquellas oficinas que normalmente
tienen muy poco contacto entre sí, ya que esto les da la posibi-
lidad de trabajar juntos de una manera positiva, con objetivos
comunes y acordados.

Problemas con el modelo


1. Aún parecen no existir prestaciones adecuadas de la comunidad
para atender ciertos aspectos de las necesidades de las víctimas.
La ayuda contra la hostilidad racial y la ayuda psicológica para
las víctimas de violación o para aquellas que están en duelo
por la pérdida de un familiar, son los ejemplos más obvios. Se
espera que al identificar la necesidad, el Programa de Apoyo
a las Víctimas estará en posición de encarar el trabajo social
profesional de las oficinas para considerar su rol en esas áreas.
En esta etapa, parece haber realmente poco conocimiento sobre
que tipos de asistencia o intervención serían las más apropiadas
para estas áreas de trabajo, lo que constituye el mayor bloque
para la provisión de servicios. Los Programas necesitan empren-

45
Victimolog í a

der más investigaciones y trabajo experimental en estas áreas.


2. Los Programas han intentado romper el molde tradicional de
las oficinas que trabajan aisladamente y frecuentemente compi-
tiendo entre ellas, consiguiendo que las oficinas juntas compartan
sus recursos. Muchas organizaciones existentes, tanto creadas
por ley como voluntarias, originalmente resistieron esta innova-
ción. Sin embargo, casi todos los grupos claves, actualmente le
están brindando su completo respaldo al Apoyo a las Víctimas,
existiendo una o dos excepciones a la regla.
3. Existe un peligro inevitable, y es que tan pronto un grupo se
forma y comienza a trabajar, tomará el estatus de una organiza-
ción separada. Esto es muy probable que ocurra si los miembros
de la comunidad permanecen estáticos. Existen signos de esto
ocurriendo en algunos de los primeros Programas, por lo que
esta posición necesita revisarse constantemente.
La velocidad con la que el trabajo de Apoyo a las Víctimas está
creciendo en el Reino Unido es un indicador del entusiasmo de la
gente trabajando dentro de los Programas, y parecen existir muchas
probabilidades de que el país esté cubierto ciertamente dentro de la
próxima década. De aquí que resulta vital que el trabajo sea revisado
constantemente y que puedan introducirse cambios en la práctica y
en las prioridades, a medida que avanza el conocimiento. Actualmente
están en marcha una mayor investigación y evaluación de los programas,
los cuales brindarían una guía considerable en dirección a desarrollos
futuros.

Traducción: Lic. Verónica Bouvier

46
Oficina de Asistencia Jurídica de Violencia contra Mujeres

Prof. Dra. Stella Spezia1


Argentina

1. Identificación del problema.

1.1. Ser distintas y distintos no significa ser desiguales. Sin embar-


go, a lo largo de la historia se comprueba la efectiva desigualdad entre
mujeres y varones en base al género. Y aunque sucede con frecuencia,
no hay que confundir ni asimilar la palabra y el concepto “género” con
“mujer”, “femenino”, “feminista” (1).

También hay que diferenciar sexo, género, identidad de género, rela-


ciones de género, sexualidad y reproducción. El sexo es una clasificación
cultural binaria de los seres vivos con criterios genéticos, biológicos,
físicos y fisiológicos (hembra/macho; mujer/hombre). El género, “abar-
ca al conjunto de características, roles, oportunidades y expectativas
que un conjunto asigna a las personas, basándose en sus características
biológicas (sexo), son construcciones culturales-históricas configuradas
en las interacciones sociales, que varían según los grupos y épocas, se
vincula simbólicamente con el sexo, es posicional y relacional, determina
vínculos jerarquizados entre varones y mujeres a partir de las cuales
aparece el ámbito público y privado. (2)

El derecho a la igualdad y la prohibición de la discriminación,


complementados con el de equidad, son principios que sustentan los
Derechos Humanos. La discriminación y la violencia contra las mujeres
son dos caras de una misma moneda. “La violencia de género viola los
Derechos Humanos”, (cfr Recomendación General n° 19 del Comité
de la CEDAW, año 2001). Las conductas discriminatorias hacia las
mujeres derivan de ser consideradas “inferiores” a los varones quie-
nes representan la “superioridad” y el parámetro de lo humano en el
modelo androcéntrico. Las desigualdades surgen de no ser valoradas

1
Secretaria Relatora de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza.
Coordinadora del Programa.

47
Victimolog í a

como los varones, porque se interpreta erróneamente que la igualdad


de las mujeres significa semejanza con los hombres, cuando hay que
interpretarla “desde la diversidad y con el debido respeto a las diferen-
cias”. (3). Las prácticas discriminatorias hacia las mujeres se expresan
a nivel simbólico-discursivo, a nivel físico-corporal y a nivel jurídico.
Es por ello, que las mujeres encuentran dificultades en el acceso a los
Derechos civiles, políticos, culturales, sociales y económicos (4).

Las distintas formas de violencia contra las mujeres atraviesan todos


los sectores sociales, sin deferencias por niveles de educación, etnia,
religión o región geográfica. Estas prácticas asentadas en modelos de
organización social (creencias, estereotipos respecto de roles relacio-
nales, etc), establecen horizontes de lo permitido y lo prohibido cuya
transgresión implica un castigo, que se adecua a las pautas contextuales
que legitiman formas de violencia y sientan las bases para la naturalización
del esquema norma-transgresión-medida disciplinar.(5)

1.2. Las consecuencias que ocasiona la violencia de género contra


las mujeres son innumerables y gravísimas, recorren un largo camino
desde el daño emocional hasta el femicidio y feminicidio. En América
Latina, por ejemplo, las formas más corrientes de violencia moral son
el control económico, el control de la sociabilidad, el control de la mo-
vilidad, el menosprecio estético y sexual, la descalificación intelectual
y profesional. (6)

La información oficial disponible en el Observatorio de Igualdad de


Género de América Latina y el Caribe en “¿Qué Estado para qué igual-
dad?” (2010), plantea que la democracia es deficitaria en la mayoría de los
países de la región, porque la mitad de la población, es decir, las mujeres
de todos los grupos sociales, “no han logrado ni los mismos resultados ni
obtenido las mismas posibilidades que sus pares hombres en ejercicio de
la ciudadanía”.(7) El espíritu de esta documentación para el avance hacia
la equivalencia de Derechos entre ambos géneros, “podría resumirse
en la idea de igualdad en el país y en la casa”. Plantea como estrategia la
articulación de las tres esferas de autonomía de las mujeres: autonomía
económica (valoración del trabajo no remunerado, cuidado de personas,
etc), autonomía en la toma de decisiones (paridad en la participación en
todas las esferas de poder) y autonomía física (Derecho al cuerpo, a una
vida sexual sin violencia, derechos reproductivos, etc). (8)

48
Stella Spezia

1.3. Entre la igualdad nominal y sustantiva de trato y de oportu-


nidades entre los géneros, existe una barrera de discriminaciones y
desigualdades, que obstaculiza y vulnera la igualdad de acceso y de
resultado simultáneo en el ejercicio pleno de los Derechos Humanos
de las mujeres.

Hay tareas que son socialmente definidas como “femeninas” y como


“masculinas”, que generan segregación ocupacional y ésta tiende a des-
embocar en una desvalorización de las femeninas. En América Latina,
en el acoso laboral por ejemplo, predomina “el silencio, la invisibilidad,
el ocultamiento y la culpabilización de la víctima”. “La lista de reclamos
es larga, compleja, heterogénea. Refleja la diversidad de situaciones
concretas, de postergaciones históricas y de ideales. Es en el debate
interno que se definen las estrategias. Es en la lucha política concreta
que se establecen prioridades, en un proceso dinámico, creativo, con
avances y retrocesos”. (9)

1.4. No existe en el Poder Judicial de Mendoza una dependencia


judicial específica para la tutela judicial de esta problemática. La necesidad
de la creación e instalación de una Oficina, para asesorar y patrocinar en
forma gratuita a mujeres que sufren todo tipo de violencia de género, se
dirige a materializar una acción afirmativa para revertir las situaciones
de discriminación y violencia que padecen las mujeres, iniciativa que
deriva de la obligación del Poder Judicial como Poder del Estado, de
hacer efectivos los principios y derechos reconocidos por la CEDAW
y la ley nacional n° 26.485, para la prevención, sanción y erradicación
de todas las formas de violencia y discriminaciones contra las mujeres,
tanto en el ámbito privado como en el público, ya que “la máxima par-
ticipación de la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre, en
todos los campos, es indispensable para el desarrollo pleno y completo
de un país, el bienestar del mundo y la paz social”. (10).

Y teniendo en cuenta la complejidad y multidimensionalidad del


fenómeno (11), su extensión nacional e internacional, y que la región de
América Latina y El Caribe, donde se agudizan la brechas de género (12),
para encarar la violencia de género y garantizar el pleno goce formal y
sustancial de los Derechos Humanos de las mujeres que padecen toda
clase de violencia (artículo 75 incisos 22° y 23° CN), es una estrategia
crucial e impostergable la creación de una Oficina de asistencia jurídica

49
Victimolog í a

gratuita, en coordinación y en red inter-institucional y organizacional,


con entidades y organismos gubernamentales, de la sociedad civil y
comunitarios de todos los niveles, para que el tratamiento integral y
sistemático de la violencia contra las mujeres, atraviese las estructuras y
procesos culturales, sociales, políticos, familiares, económicos, jurídicos,
judiciales, publicitarios, etc, (artículos 2.f), 7 y concordantes de la ley
nacional n° 26.485 y artículo 2.5.f) del decreto 1011/2010).

2. Diagnóstico de situación.
2.1. Según informe de Naciones Unidas, “se estima que 6 de cada 10
mujeres del mundo sufren violencia física o sexual a lo largo de su vida
(ONU Mujeres, 2011)”. Estudios realizados en diez (10) países por la
Organización Mundial de la Salud indican “que la tasa de mujeres víctimas
de alguna forma de violencia sexual o física por parte de sus parejas
oscila entre el 15 % y el 71 %, revelando que 1 de cada 6 mujeres es
víctima de violencia en el hogar” (13). Y el primer Relatórico Nacional
Brasileiro para la CEDAW publica que, “en el mundo, de cada cinco
días que la mujer falta al trabajo, uno es consecuencia de la violencia
sufrida en el hogar”. (14).

2.2. En Argentina existen pocos datos oficiales sobre violencia


de género contra las mujeres. Según las estadísticas publicadas por la
Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la C.S.J.N., en el año 2009
se denunciaron 542 casos de violencia; 671 en el año 2010 y en el año
2011 aumentaron a 719. De las personas afectadas por sexo y edad,
entre el 01/10/2011 al 31/10/2011, el 62 % corresponde a mujeres; el
17 % a niños; el 16 % a niñas y el 5 % a varones adultos. En el mismo
período, entre las personas denunciadas, el 85 % son varones y el 15 %
son mujeres. En cuanto a la relación entre persona afectada y denunciada,
el 34 % son exparejas; el 31 % son concubinos y el 16 % son cónyuges.
Según el tipo de violencia observada, el 91 % es psicológica; el 67 % es
física, el 31 % económica y el 13 % sexual. Y en cuanto al nivel de riesgo
evaluado, el 40 % es alto; el 28 % es medio y el 12 % es moderado. (15)

2.3. De acuerdo al informe “Mapa de Género de la Justicia Argen-


tina”, elaborado por la Oficina de la Mujer (OM) de la C.S.J.N., en la
provincia de Mendoza por ejemplo, en el año 2009 de un total de 4.358
personas que trabajan en el Poder Judicial, 2.504 son mujeres (57 %) y

50
Stella Spezia

1.854 son varones (43 %). La distribución por cargo y sexo según año
2009 proporcionó estos datos: (i) ministros: una mujer y seis varones;
(ii) camaristas: 64 varones y 25 mujeres; (iii) jueces: 56 varones y 71
mujeres; (iv) secretarías: 139 mujeres y 55 varones; (v) máxima catego-
ría administrativa: 77 mujeres y 39 varones. (16) De la observación de
estos datos, se aprecia que a medida que se asciende por la pirámide
hacia los cargos de mayor jerarquía, las probabilidades de acceder de las
mujeres en términos equivalentes es desigual en relación a los varones.

2.4. Entre los relevamientos realizados por organizaciones sociales


y comunitarias, como el Observatorio de Femicidios en Argentina de la
Sociedad Civil “Adriana Marisel Zambrano”, informan que fueron muer-
tas por sus parejas, ex parejas o miembros de sus familias: 207 mujeres
en el año 2008; 231 en el año 2009 y 260 en el año 2010. Y que en los
primeros meses del año 2011, murieron por violencia machista más de
80 mujeres; y en menos de dos años, catorce (14) mujeres murieron
quemadas por sus parejas o ex parejas. (17)

2.5. En la provincia de Santa Fe, según datos aportados por la ONG


Indeso Mujer, que representa el 10 % del total del país, se informa que
durante nueve meses del año 2011, murieron 21 mujeres víctimas de
violencia de género; el 60 % de los agresores son sus parejas, ex novios,
esposos o familiares; y la mitad de las mujeres tenían entre 15 y 34 años,
mientras que el 28 % restante tenían entre 35 y 54 años de edad. (18).

2.6. En la provincia de Mendoza, según el Informe Estadístico del


01/01/2011 al 22/11/2011, elaborado por el Registro de Información
de Violencia de Género (R.I.V.G.) del Instituto Provincial de la Mujer,
Ministerio de Desarrollo Humano, Familia y Comunidad, Gobierno de
Mendoza, de los 803 casos registrados de consultas por primera vez,
el 100 % fue por padecer violencia, de las cuales el 98 % las realizaron
mujeres y el 2 % varones. En el primer semestre se contabilizaron 306
casos, y en la segunda mitad se registraron 497 casos de violencia, es
decir, aumentó alrededor del 62 % de los casos; y más del 64 % de las
mujeres pertenecen al Gran Mendoza.

Según este informe del R.I.G.V., en cuanto al tipo de violencia (no


son categorías excluyentes unas de otras): el 90% de las mujeres padeció
algún tipo de violencia psicológica (726); el 65% maltrato físico (586):

51
Victimolog í a

el 50% violencia económica (403) y un 18% agresión sexual (148). Con


respecto a la edad de la víctima, el 27 % de las mujeres tienen entre 25
a 34 años; el 26% tienen entre 35 y 44 años; 17% entre 45 y 54; el 11%
55 años o más; el 11% de 15 a 19 años, y la menor cantidad de consultas
se registran entre los 20 a 24 años con un 8%. En cuanto al vínculo de la
mujer con el agresor, se informa que el 40% son sus esposos; el 22% es la
pareja; el 17% una ex pareja; el 9% son los hijos; el 5% el ex esposo; 3% el
novio y el 1% es ejercida por una hija, una persona no familiar, hermanos
o cuñados. En lo relativo al tiempo de maltrato, el 28% manifestó haber
vivido situaciones de violencia entre 1 y 5 años; el 21% entre 11 y 20 años;
el 18% entre 6 y 10 años; el 15% 20 años o más; el 10% por primera vez
y el 7% menos de un año. Además, el 26 % de las mujeres mantiene un
vínculo de once (11) a veinte (20) años con el agresor. (19).

3. Fundamento normativo.
La protección a la igualdad de derechos y libertades entre todas las
personas, sin distinciones de edad, sexo, etnia, condición social o de
otra índole, data del año 1948 cuando la Asamblea General de Naciones
Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

A partir del año 1994, nuestro país ha incorporado a la Constitu-


ción Nacional Tratados y Convenciones internacionales que protegen
la igualdad entre mujeres y hombres, tales como la declaración citada,
la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la Convención
Americana de Derechos Humanos, la Convención para la Eliminación
de todas las formas de discriminación contra la Mujer (CEDAW), el
Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, entre otros, los
que son operativos porque integran el marco constitucional argentino
(artículo 75 inciso 22° C.N.). Por ley n° 24.632, se ratificó la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
la Mujer “Convención de Belém Do Pará”.

También constituyen fundamentos normativos específicos y ope-


rativos, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing (1995), el
Consenso de Quito (2007), el Consenso de Brasilia (2010), los Obje-
tivos de Desarrollo del Milenio, Las 100 Reglas de Brasilia (2008), los
“Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas del Delito y del
Abuso del Poder” y el “Manual de Justicia sobre el Uso y Aplicación de

52
Stella Spezia

la Declaración de Principios Básicos de Justicia para Víctimas de Delito


y Abuso de Poder” de Naciones Unidas.

En el ámbito nacional, se sancionó la ley n° 24.417 de “Protección


contra la Violencia Familiar” (B.O. 03/03/1995); la ley 26.061, de “Pro-
tección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes”;
y la ley 26.485, “Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que de-
sarrollen sus relaciones interpersonales” (B.O.14/4/2009) y Decreto
Reglamentario 1011/2010.

Y en el ámbito provincial, el “Protocolo de Asistencia a Víctimas de


Violencia Sexual”, aprobado por Resolución N° 1533, del 04/07/2008,
dictada por el Ministerio de Salud del Gobierno de la Provincia de Men-
doza; el artículo 108 del Código Procesal Penal (Ley 6730 y sus modifi-
catorias); la Ley Orgánica Ministerio Público n° 8008 (B.O. 27/2/2009);
la Ley n° 6354, “Protección Integral del Niño y Adolescente”; la Ley n°
6551, “Programa de Prevención y Atención Integral del Maltrato a la
Niñez y Adolescencia”; y Ley n° 6672 de Violencia Familiar y adhesión
a la ley n° 24.417.

4. Objetivo General.
Garantizar y facilitar a las mujeres que padecen cualquier tipo de
violencia de género, el ejercicio nominal y sustantivo de sus Derechos
Humanos establecidos en Tratados y Convenciones internacionales y
legislación nacional y provincial, mediante el acceso real, oportuno y
efectivo a los servicios y recursos del Poder Judicial de Mendoza, para
avanzar hacia el Estado igualitario, democrático, inclusivo.

5. Objetivos específicos.
a) Elaborar el protocolo de recepción de la exposición de los dis-
tintos tipos de violencia contra las mujeres, certificado por autoridad
competente para su validez probatoria en procesos judiciales y admi-
nistrativos, (cfr artículo 11.5.1.e), ley n° 26.485).

b) Proveer asistencia y patrocinio jurídico gratuito en todo tipo


de violencia contra las mujeres (física, psicológica, moral, simbólica,
mediática, laboral, institucional, sexual, obstétrica, contra la libertad

53
Victimolog í a

reproductiva, y cualquier otra modalidad en que sea visibilizada), para


su erradicación, y en su caso, la reparación del daño.

c) Brindar contención en la crisis de violencia y realizar la derivación


a entidades de enlace interinstitucional e intersectorial, para la imple-
mentación de acciones positivas articuladas en cada caso particular de
violencia de género, (servicios de salud; seguridad y protección personal;
tratamientos psicológicos; albergues transitorios; medidas de reparación,
sociales, educativas, etc).

d) Proporcionar información, asesoramiento, trato humanizado y


acompañamiento durante todo el proceso judicial y evitar la revictimi-
zación.

e) Sensibilizar y capacitar continuamente en perspectiva de género,


violencia contra las mujeres, Derechos Humanos y temas vinculados, a
las personas que integren el equipo de trabajo de la oficina judicial que
llevará adelante el proyecto.

f) Recolectar y sistematizar datos e información en forma perma-


nente sobre violencia contra las mujeres, destinados al monitoreo y
seguimiento del proyecto, y para su eventual elevación a organismos e
instituciones provinciales y nacionales vinculados con el tratamiento e
investigación de esta temática e implementación de políticas públicas,
(artículo 9.m), ley n° 26.485).

6. Población beneficiaria.
En forma directa la población beneficiaria es el grupo de mujeres de
cualquier edad, que padezca cualquier tipo de violencia de género, sean
nacionales o extranjeras. E indirectamente, también incluye a varones
que sufran violencia de género.

7. Actividades para la implementación, monitorización y evaluación.


a) Normativa: aprobar por norma administrativa (acordada), la crea-
ción e instalación de una Oficina que dependerá de la Suprema Corte de
Justicia, y cualquier otra norma administrativa para su implementación,
monitoreo y evaluación. Disponer su inclusión en el organigrama del
Poder Judicial.
54
Stella Spezia

b) Recursos materiales: 1. Lugar físico adecuado, con sala de espera


y sanitario en estructura edilicia del Poder Judicial. 2. Disponibilidad de
un vehículo oficial para el traslado de la mujer en caso de derivación,
según la gravedad y urgencia, a otras entidades y organismos que integren
la red de enlace inter-institucional y organizacional. 3. Afectación del
Centro Móvil de Información Judicial para brindar asistencia a lugares
distantes de la oficina según las particularidades del caso. 4. Proporcionar
una línea gratuita para consultas telefónicas.

c) Recursos humanos: 1. Composición del equipo interdisciplinario:


una abogada, un abogado, una psicóloga, una trabajadora social, una
médica, un/a secretaria/o, un/a notificador/a, un/a agente de policía,
un/a chofer, dos auxiliares administrativos. 2. Selección del personal:
diseñar perfiles y seleccionar el personal desde una visión de género.
3. Capacitación previa y continua: facilitar cursos y actividades de ca-
pacitación permanente en perspectiva de género, violencia contra las
mujeres, Derechos Humanos y temas vinculados, para los/as operadores
de justicia que trabajen en la Oficina.

d) Funcionamiento: 1. Horario de atención: de lunes a viernes de 8:00


hs a 13.30 hs y de 16 hs a 20 hs, con guardia pasiva rotativa el resto de
las horas, días feriados, fines de semana y ferias judiciales. 2. Articulación
estratégica en Red: conformar una “Red de Enlace Intra e Interinsti-
tucional e Interorganizacional”, a través de convenios con organismos
y entidades gubernamentales (Instituto Provincial de la Mujer, etc),
Colegio de Abogados, Universidades, Municipalidades (Departamento
de Políticas de Género y Juventudes de la Municipalidad de la Capital,
etc), Hospitales, ONG, asociaciones religiosas con raíces comunitarias,
fundaciones solidarias, etc, para construir el apoyo y participación de los
actores sociales y políticos, y unificar esfuerzos hacia objetivos y metas
compartidas. 3. Difusión y publicación: comunicar los servicios judiciales
que prestará la Oficina a los medios masivos de comunicación, a través
de la Secretaría de Información Pública de la S.C.J. y por la página web
del Poder Judicial de Mendoza (www.jus.mendoza.gov.ar).

e) Monitorización y evaluación interna: 1. Informes trimestrales:


la persona responsable de la coordinación y gestión de la Oficina,
deberá presentar informes trimestrales sobre el funcionamiento de la

55
Victimolog í a

misma, para su seguimiento y monitoreo, a la persona responsable de


la dirección académica. 2. Informe anual: la persona responsable de la
dirección académica de la Oficina, deberá determinar criterios, indica-
dores y mecanismos de evaluación, para la realización de los ajustes,
correcciones y actividades complementarias indispensables para lograr el
cumplimiento de los objetivos del proyecto, y deberá elevar un informe
anual a la Sala III de la S.C.J. de Mendoza. 3. Estadísticas: diseñar con la
Oficina de Estadísticas y el Departamento de Informática, una base de
datos para la recolección y sistematización de los casos y modalidades
de violencia contra las mujeres, a fin de obtener datos oficiales con-
fiables, oportunos y comparativos, para la medición del fenómeno y la
mejora del servicio de justicia propuesto, (cfr Objetivos de Desarrollo
del Milenio, Informe 2010, Naciones Unidas).

f) Ejecución del proyecto: comenzar con la creación e instalación de


una oficina en la primera circunscripción judicial (ver punto 3.6) en el
primer semestre del año 2012. Continuar su implementación en forma
simultánea en la segunda, la tercera y la cuarta circunscripción judicial,
respectivamente, según el Informe Estadístico proporcionado por el
Instituto Provincial de la Mujer.

g) Consulta y evaluación externa: en razón que el proyecto se origina


y diseña en el Curso “Mujeres y Derechos Humanos” de la Dirección
Nacional de Formación de Derechos Humanos, Subsecretaría de Dere-
chos Humanos, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Presidencia
de la Nación, se propone a este organismo nacional para las consultas
y evaluaciones externas del mismo.

Bibliografía.
(1) “Los Derechos Humanos de las mujeres: Fortaleciendo su promoción y
protección internacional”, DH-CEJIL, p. 74
(2) “La perspectiva de género”, Mujeres y Derechos Humanos-APT, Módulo
2, ps 2/3.
(3) “Los Derechos Humanos...”, ob. cit., p. 92
(4) VARGAS, Graciela, “El escenario de las desigualdades”, Desgravación de la
video-Conferencia, Curso “Mujeres y Derechos Humanos”, año 2011.
(5) Violencias contra las Mujeres. Genealogía de las violencias: desigualdad,
minoridad y discriminación”, Mujeres y Derechos Humanos- APT, Módulo 4.
(6) SEGATO, Rita, “La argamasa jerárquica: violencia moral, reproducción del

56
Stella Spezia

mundo y la eficacia simbólica del derecho”, en “Las estructuras elementales


de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y
los Derechos Humanos”, Bs As, Prometeo, UNQ, ps 10/11.
(7) “¿Qué Estado para qué Igualdad?”, XI Conferencia Regional sobre la Mujer
de América Latina y El Caribe, Brasilia, año 2010, CEPAL, NACIONES UNI-
DAS, p. 5.
(8) “¿Qué Estado…”, ob. cit., p.7.
(9) JELIN, Elizabeth (1994), “Ante, de, en, y?: mujeres y Derechos Humanos”,
en América latina hoy: Revista de Ciencias Sociales, Salamanca, Vol. 9, ps. 19-21.
(10) Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW), (1981), considerando n° 12.
(11) Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, objetivo A, párrafo 47.
(12) Consenso de Brasilia, párrafo 26.
(13) “Prevenir y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres”,
Material elaborado por la Subsecretaría de Promoción de Derechos Humanos,
2011…”, p.1.
(14) SEGATO, Rita, ob. cit, p.7.
(15) www.csjn.gov.ar/docus/documentos/verdoc.jsp
(16) http://www.csjn.gov.ar/om/trab_unidades/mapa.pdf
(17) “Prevenir y erradicar…”, ob. cit., p. 13.
(18) Diario Página 12, Rosario/12, 10/10/2011, (http://www.pagina12.com.ar)
(19) Informe Estadístico elaborado por el Registro de Información de Violen-
cia de Género, del Instituto Provincial de la Mujer, Ministerio de Desarrollo
Humano, Familia y Comunidad, Gobierno de Mendoza, (2011).

La Acordada n° 24.292 dictada por la Sala III de la Suprema Corte de


Justicia de la Provincia de Mendoza Argentina, dispone la creación de
la Oficina de Asistencia Jurídica de Violencia contra las Mujeres (OFA-
VMU). Y la acordada nº 24324 sobre implementación y disposiciones
internas de la Oficina OFAMU.
19 de junio de 2012
Firmado: Dr Pedro J. Llorente, Presidente de la Suprema Corte de Justicia
de Mendoza.
Dres Herman A. Salvini y Dr Jorge H. Nanclares, Ministros Suprema Corte
de Justicia de Mendoza..

57
La violencia y el abuso sexual contra el niño

Prof. Dr. Jorge Trindade1


Brasil

Introducción
La violencia puede suceder en diversos contextos: en la escuela, en
el local de trabajo, en el club, en el tránsito, en los lugares públicos, y
también dentro del ambiente familiar (violencia intrafamiliar). Además
de eso, la violencia puede afectar a cualquier tipo de persona, de manera
aún más preocupante cuando las víctimas son niños, porque debido a la
fragilidad física y emocional, poseen menos recursos para defenderse. En
cuanto a las consecuencias, éstas pueden ser más o menos transitorias
o perdurar a lo largo de la vida. Por ello, el actuar violento merece una
atención especial del Derecho y de la Psicología (Sani, 2002).2
En efecto, la violencia es excepcionalmente dramática en contra
de aquellos que poseen menos recursos para resistir, oponerse o huir,
como es el caso de los niños, naturalmente con menos estrategias de
coping.
Por razones físicas y de desarrollo emocional, los niños de bajo grupo
etario presentan menos recursos cognitivos y menos experiencia en
la confrontación con eventos estresantes. Tales circunstancias pueden
aumentar el impacto negativo del acto violento.
Los efectos más perjudiciales de la violencia acostumbran ser aque-
llos de naturaleza psicológica, incluyendo secuelas en el funcionamiento
comportamental, social, cognitivo y físico.
Este artículo intenta discutir la violencia contra el niño, en especial
el abuso sexual infantil.

Modelos de la continuidad y descontinuidad de la violencia.


La literatura sobre abuso y maltrato en la infancia ha reforzado la
importancia del papel de la familia en la formación del individuo y en su
1
Post-doctorado en Psicología Forense. Doctor en Psicología Clínica. Doctor en Ciencias
Sociales por la Universidad de Lisboa. Libre docente en Psicología Jurídica. Profesor
Titular de la Universidad Luterana de Brasil. Presidente de la Sociedad Brasileña de
Psicología Jurídica. Psicólogo y Abogado.
2
SANI, A. I. As crianças e a violência. Coimbra: Quarteto, 2002.

59
Victimolog í a

predisposición a una conducta violenta o delincuente. En ese aspecto,


se relatan tres modelos de funcionamiento comportamental:

Modelo de la continuidad homotípica


La concepción del modelo de continuidad homotípica (homotypic
continuity) propone que la violencia y el maltrato sufrido en la infancia
corresponden al tipo de conducta de la vida adulta. De esta forma, tipos
específicos de violencia y maltrato vividos en la infancia llevarían a tipos
específicos de desórdenes de conducta en la vida adulta. Así, se explica
la perpetuación de la violencia: abusado en la infancia, abusador en la vida
adulta, manteniéndose el ciclo de violencia a través de su transmisión
intergeneracional. En esta línea, el abuso sexual sufrido en la infancia
es frecuentemente referido como causa del abuso activo futuro o de
prostitución en la vida adulta.

Modelo de la continuidad heterotípica


Otro modelo concebido es el de la continuidad heterotípica (he-
terotypic continuity). De acuerdo con esa concepción, la violencia y el
maltrato sufridos en la infancia no son predictivos de disturbios espe-
cíficos en la vida adulta, habiendo una variada gama de efectos de ellos
decurrentes, de naturaleza diversa de aquellos vividos en el pasado. Así,
por ejemplo, el maltrato sufrido en la infancia podría ser predictivo de
cualquier otro comportamiento inadecuado en la vida futura. El com-
portamiento sufrido no precisa coincidir específicamente con aquel de
la vida adulta o repetirse en el mismo patrón vivido por la víctima en
la infancia. La propuesta básica puede ser así enunciada: los niños que
sufren violencia, maltrato o son abusados sexualmente por un período
largo de tiempo presentarían consecuencias negativas en el futuro,
esto es, algún tipo de comportamiento disfuncional en la vida adulta,
pero sin guardar la especificidad de los acontecimientos de la infancia.
El maltrato podría tener diversas consecuencias negativas inespecíficas,
no todas de naturaleza criminal.

Modelo de la no continuidad.
Con base en ese modelo, no existe una línea de continuidad entre
los comportamientos sufridos en la infancia y los comportamientos
posteriormente seguidos en la vida adulta. Esa idea presupone que

60
Jorge Trindade

pueden existir incontables factores o eventos que se interponen entre


las vivencias infantiles y la vida posterior, los cuales funcionarían como
elementos de protección para un determinado desenlace. De esta forma,
la relación entre riesgos (maltrato y violencia en la infancia) y resultados
negativos (convertirse en abusador, presentar disturbios de conducta,
violencia, delincuencia u otros) permanece en nivel apenas especulativo.
En este abordaje, los efectos de las experiencias de violencia, maltrato
o abuso sexual en la infancia dependerán de la ocurrencia de “factores
de protección”, esto es, factores positivos que pueden minimizar los
efectos del acontecimiento pretérito sufrido en la infancia.
Esa concepción se funda en el hecho de que las teorías del estereo-
tipo entre experiencias infantiles y comportamientos futuros no están
suficientemente demostradas, quedando en suspenso la cuestión de
continuidad, en la vida adulta, de experiencias traumáticas ocurridas
en la infancia.
Una de las fuertes críticas comúnmente opuestas a las teorías de
continuidad reside justamente en su carácter determinista.
No obstante, se sabe que la violencia, el maltrato y la explotación
sexual infantil transmiten un punto de vista degradado acerca de la propia
sexualidad y que el niño victimizado sexualmente aprende la sexualidad
como un “desvío”. En este contexto, la violencia en general puede ser
entendida como una simple adaptación o aprendizaje de esa identidad.
Así, la experiencia sexual precoz sugiere negligencia y falta de su-
pervisión y control de los padres, mientras que los niños con historia
de maltrato tienen mayor riesgo para la delincuencia que los niños no
maltratados, y jóvenes rechazados por sus padres poseen mayor posi-
bilidad de delinquir que los jóvenes amados por sus familiares.
Estudios revelan que el maltrato infantil produce lesiones que
rompen la conexión que permite a la corteza controlar la amígdala,
convirtiendo al niño maltratado en psicópata (Lambert y Kinsley, 2006).3
Los niños esperan bondad de los adultos y cuando no la reciben, la
única manera de resolver el conflicto es identificarse con la mala con-
ducta. Por eso, muchos niños víctimas de violencia se vuelven agresores.
Esto explica el hallazgo de que las hijas de padres violentos presentan
mayor posibilidad de casarse con hombres también violentos.
En conclusión, la pregunta consiste en saber si existe asociación

3
LAMBERT, K.; KINSLEY, C. H. Neurociência clínica – as bases neurobiológicas da saúde
mental. Porto Alegre: Artmed, 2006.

61
Victimolog í a

entre el tipo de violencia sufrido en la infancia y las formas específicas


o inespecíficas de desórdenes de conducta o delincuencia futura.

Abuso sexual infantil


Hasta el advenimiento de la filosofía de Locke e Rousseau4 y de la
pedagogía de Pestalozzi predominó la visión “defectológica” de la infan-
cia. Desde Aristóteles el niño era considerado imperfecto, prefiriendo
la Grecia antigua proclamar la belleza de los cuerpos de la edad en flor.
Entre los Romanos, si alumni (alumnu) fue ‘sin lumbre’ – aquel que no
poseía conocimiento -, la expresión ‘infantia’, a su vez, significaba sin voz,
incapacidad para hablar, solamente sirviendo para designar una etapa del
desarrollo mucho más tarde.
A pesar de la crítica de historiadores al trabajo de Ariès5 - que habría
sido basado en la expresión parcial del arte medieval superior no repre-
sentativa de la imagen de la infancia, y por eso entendiendo al niño como
un adulto en miniatura – es incuestionable, por lo menos desde el punto
de vista jurídico, que el niño históricamente fue tratado como objeto y
no como sujeto de derechos. El padre poseía el poder de aplicar castigos
y sanciones físicas. Su estatuto, durante mucho tiempo, fue similar al del
esclavo (res) y al de la mujer, secundario y marginal.
En el siglo XIX, el niño pasó a ser objeto de inversión económica,
pero solamente en el siglo XX, con el entendimiento de la infancia como
etapa de protección especial del desarrollo, primordialmente a partir de
la Declaración de los Derechos del Niño (1959), se comenzaron a definir
medidas más efectivas. Hasta los años noventa, en Brasil, la violencia sexual
contra las niñas constituía un fenómeno invisible, ocurriendo lo mismo
con la violencia sobre las mujeres adultas. Estos comportamientos, por
mucho tiempo, estuvieron vinculados a la esfera de lo privado y fueron
mantenidos en secreto por las familias y la sociedad, encubiertos por
pactos y tabúes que auxiliaban la negación de la realidad.
En Brasil, solamente con el Estatuto del Niño y del Adolescente
(Ley nº 8.069/90), la violencia infantil pasó a ser considerada una situación
de relevancia social que exige la tutela del Estado y normas legales de
protección especial.
Aunque en aumento, la constatación de casos de abuso todavía es
4
ROUSEAU, J. J. Emílio: ou da educação. Rio de Janeiro: Bertrand do Brasil S. A.,
1992/1762.
5
ARIÈS; Philippe. L` anfant et la vie familial sous l`Ancien Régime. Paris: Plon, 1960.

62
Jorge Trindade

muy restringida, pues el abuso sexual infantil se envuelve en un manto


de secretismo, que comienza con la víctima y acaba en la sociedad en
general (Alberto, 2010).6
Para los profesionales que trabajan con niños, encontrarse con el
abuso sexual infantil es un hecho que se vuelve cada vez más común.
Este tipo de violencia tiene raíces muy profundas, existiendo desde
el inicio de los tiempos. Sus causas no son sólo culturales o sociales.
Algunas radican en factores biológicos y/o psicológicos predisponentes
que serán desencadenados por situaciones del medio social.
Buscar las causas que llevan a la práctica del abuso sexual de niños
pasa por un intrincado camino multifactorial, algo difícil de aislar, no
sólo debido a la enorme complejidad del fenómeno, pero también por
ser muchos los factores asociados a la identidad del abusador: poder,
desigualdad, drogas y dinero, estimándose que los crímenes sexuales y
la pedofilia, incluyendo la modalidad de internet, que mueve cifras eco-
nómicas oscuras que compiten con el tráfico de drogas.
En el ámbito del Poder Judicial, el enfrentamiento de estas cues-
tiones es apremiante y exige acciones rápidas de profesionales que,
muchas veces, se sienten perplejos e inmovilizados para actuar con
intervenciones plenas y eficaces. En el caso de incesto, la prueba de la
violencia es difícil de ser producida, pues el evento opera en el secreto
familiar, en el “amor” perverso velado como un tesoro. Cuando el niño
o adolescente consigue expresar la violencia sufrida, todavía resta en-
contrar una forma de traducir los hechos a través del proceso judicial.
Tratar de evitar la revictimización por medio de una escucha especial
que disminuya al máximo posible la repetición de la vivencia traumática
sin perder la cualidad de relato, constituye un desafío para el sistema
judicial de protección al niño.
Al lado del procedimiento criminal de carácter investigativo, siempre
necesario ante la noticia fundada de abuso, en el campo del derecho de
familia, la custodia de los niños y el derecho de visita constituyen otro
tema que merece atención simultánea de los operadores del Derecho
y de la Salud Mental. Parece haber consenso que la víctima de abuso
no deba tener más contacto con el abusador, pero no siempre es así,
pues muchas veces este sujeto es el padre, el padrastro o algún familiar
de quien el niño depende.

6
ALBERTO, Isabel Maria Marques. Maltrato e trauma na infância. Coimbra: Almedina,
2010, p. 58.

63
Victimolog í a

De esta forma, se pueden comprender los motivos por los cuales,


en diferentes ámbitos del Derecho, todavía es tan difícil identificar el
abuso sexual infantil y responsabilizar al agresor. Se conjugan en ese
evento un manto de secretismo con el síndrome de acomodamiento
al abuso y con el síndrome de la compulsión (Furniss, 1993).7 Estas
condiciones tornan al abuso sexual infantil muy diferente de cualquier
otro tipo de maltrato.
Es importante recordar que el abuso sexual es el uso del niño
para fines sexuales y que esa conducta puede ser de forma genital o
a través de caricias y toques, bailes o juegos sexuales, no necesitando
haber violencia física o penetración. También es considerado abuso la
exposición del niño a actos sexuales de los adultos, denominándose
incesto cuando el abuso fuera cometido por miembros de la familia. La
cuestión inherente al abuso sexual está en la disparidad del poder entre
el adulto y el niño, una violencia que involucra desigualdad relacional: la
recusación del reconocimiento de una diferencia.
En realidad, toda violencia constituye un hecho traumático. En con-
secuencia de un evento violento, las víctimas pueden manifestar diversos
tipos de síntomas y expresar diferentes niveles de estrés. Estos niveles
están relacionados con la variabilidad encontrada en la recuperación
de la víctima, cuyo proceso dependerá de sus características y predis-
posición, de la naturaleza del incidente, de su duración e intensidad, así
como de la manera como la víctima percibe o interpreta el acto violento.
La manera como ésta es acogida después del hecho traumático por la
familia, por amigos, por vecinos, colegas, o por las instituciones sociales
o de intervención legal, también podrán minimizar o potencializar las
secuelas del evento.
Atestiguar, asistir o presenciar un acto violento por sí sólo consti-
tuye un episodio victimogénico, que produce daño indirecto, pudiendo
desencadenar sintomatología emocional traumatizante incluso más grave
que en casos de victimación directa. Eso sugiere la imprevisibilidad de
las consecuencias de la violencia, aunque se espere que su impacto
directo, por lo menos en teoría, sea mayor que aquel causado en la
victimización indirecta.
Sin embargo, esta es una relación hipotética y presupuesta, pues la
manera como la víctima percibe la violencia depende de una variada gama

7
FURNISS, T. Abuso sexual da criança – uma abordagem multidisciplinar. Porto Alegre:
Artes Médicas, 1993.

64
Jorge Trindade

de factores externos e internos. Muy importante es la manera como el


niño percibe los hechos. Si percibe una situación como real, esta forma
pasa a ser vivida como real, esto es, se vuelve real en sus consecuencias.
El sentimiento sobre los acontecimientos es algo que se teje en el
espacio de la subjetividad. Lo que es percibido como traumático para una
persona puede no serlo de la misma manera para otra. Esto demuestra
el valor de las percepciones humanas. Estas son cargadas de sentido que
acompañan las vivencias singulares de cada persona. Así, se atribuye una
dimensión relacional a la violencia, cuyas consecuencias permean el espa-
cio de la interpretación de los hechos. La interpretación de la violencia
no se presenta como una lectura aislada de la realidad, mas adquiere
el significado que se atribuye juntamente con otras personas, el social.
Aún hay otros aspectos a considerar. Uno de ellos concierne al
profesional que tiene que enfrentarse con los casos de abuso. En el
abuso sexual, no es suficiente sólo la mirada técnica para el niño o para
el proceso. Es necesario trascender y desvelar aquello que se esconde
en las señales como indicadores sugestivos de un acontecimiento. En
esa mirada, para ver es necesario estar preparado para enfrentar las
emociones que la realidad despierta como equivalentes transferencia-
les -contratransferenciales. Las emociones muchas veces engañan a la
percepción: hacen que no se consiga ver aquello que está cerca porque
engendran sufrimiento emocional capaz de romper las barreras continen-
tes del ego. Ese sufrimiento también expresa el dolor de la perplejidad
y de la impotencia frente a una realidad muchas veces no metaforizada.
Debido a esos motivos, los profesionales de la Salud y los operadores
del Derecho pueden quedar involucrados por la niebla de la negación de
los hechos de manera que el pensamiento crea una nueva realidad, ya
que tomar consciencia del abuso significa tener que enfrentarse con la
impotencia de la enfermedad social que a todos implica. Significa tener
que hacer algo salvático por aquel niño que ya no tiene con quien contar.
Esa actuación profesional no involucra solamente un problema jurídico.
Hay una serie de cuestiones sociales y psicológicas involucradas. Para el
niño, buscar auxilio y encontrar el adecuado acogimiento puede ser la
última salvación, la esperanza de la (re)construcción del mundo infantil
que le fue robado.
Otro aspecto que debe ser resaltado concierne al propio niño víc-
tima de abuso. Se estima – aunque eso sea cuestionable – que muchos
casos de abuso sexual infantil se encuentran en las clases sociales menos
favorecidas. Sin embargo, el abusador puede ser cualquier persona,

65
Victimolog í a

inclusive un pariente o persona muy cercana al niño.


La sexualidad – se conoce desde Freud - es parte del desarrollo infan-
til, pero es una forma distinta de la sexualidad adulta. Los adultos sanos
alcanzan una sexualidad madura, genital, mientras la sexualidad infantil
es un proceso en desarrollo. La niñez está permeada de fantasías y esas
fantasías son importantes para posibilitar la transformación del niño en un
adulto sano. Que la niña fantasee su hijo en un juego con muñecas cons-
tituye una fantasía que auxilia la construcción futura del papel materno.
Esa niña también siente celos de la madre en relación al padre. Durante
una fase psicológica de la niñez (conflictiva Edípica), la niña fantasea que su
padre es su novio, sin entender realmente los mecanismos inconscientes
de ese deseo. Comprende apenas el amor experimentado en una rela-
ción que debería ser segura y confiable. Sin embargo, esas experiencias
suceden en el plano de la fantasía y en él deben permanecer para que el
desarrollo sano ocurra y la niña entienda que existe diferencia entre ser
padre y ser novio.
En el transcurrir de ese proceso emocional, el abuso puede, de he-
cho, ocurrir, y las fantasías infantiles pueden confundirse con la realidad.
Así, se vuelve posible percibir por qué el niño se siente tan confundido
y avergonzado y no busca ayuda inmediatamente, como haría si fuera
una agresión en la escuela, por ejemplo. La violencia del abuso sexual
es diferente, pues involucra un secreto familiar y social.
La culpa y la sensación de que la propia víctima contribuyó para que
el abuso ocurriera imposibilitan percibir la agresión a que la víctima fue
sometida. Dentro de esa relación abusiva, el niño ama el agresor familiar,
pues aprendió con él cómo debe sentir y expresar sus sentimientos.
Sin embargo, es conducido a confundir cariño y afecto con sexualidad.
El niño desea ser velado y amado, pero la única forma de contacto
que recibe es por la vía sexual. Entonces, no logra distinguir lo real de
lo imaginario. El discernimiento, con respecto al significado del abuso
sexual, exige del niño un equipamiento mental y emocional para el cual
él no está suficientemente estructurado, tanto por su tierna edad como
por la falla del estímulo afectivo para ese desarrollo.
Además, el abusador comúnmente es astuto y acusa a la propia víc-
tima, haciendo uso de artimañas para mantener el abuso y para no ser
denunciado. Amenaza al niño de que la madre se decepcionará, que él
será la causa de la separación de la pareja o responsable por la prisión
del agresor, lo que queda agravado cuando el abusador es el padre o
algún familiar próximo. Esas amenazas son hechas en un momento en

66
Jorge Trindade

que el niño está vulnerable, dependiente, alejado de la familia, de los


amigos y de la escuela. El niño, en esas condiciones, posee reducidas
oportunidades de defensa, ya que es acusado de ser seductor y respon-
sable por los actos del abusador.
En el plan familiar, aún está la agravante económica, cuando el
abusador es la persona de quien el niño o la familia dependen. En ese
momento puede ocurrir su muerte simbólica: la pérdida del sentimiento
de amor propio, la pérdida de la alegría de vivir e, incluso, de la capaci-
dad de sentir odio. El niño pasa a percibirse como culpable del abuso,
cuyo acto él interpreta como un castigo por su sentimiento, que cree
ser errado.
El sentimiento de merecer el dolor emocional resultante del abuso
puede perdurar por toda la vida, engendrando posiciones pasivas que
repiten historias de violencia, autorizando que compañeros continúen
haciendo lo mismo con sus hijos. Cuando la víctima es un niño, es posible
que él se transforme en un adulto agresor para neutralizar el dolor de
haber sido agredido.
Para los profesionales del Derecho, que tienen la misión de juzgar,
puede quedar la duda en la interpretación de las señales percibidas – las
pruebas – y si ellas son realmente indicadoras de abuso. La cuestión, de
hecho, es compleja e involucra secretos y violaciones. En la producción
de la prueba, que difícilmente es material, se vuelve claro que el recurrir
al uso de la evaluación psicológica es fundamental, pues ella viabiliza un
conocimiento más completo de la violencia y de sus repercusiones en
el niño. Los psicólogos poseen conocimientos que posibilitan encaminar
de forma adecuada los procedimientos que involucran al niño víctima de
abuso. Ellos también pueden contribuir para el examen de la credibilidad
del testimonio, evitando que el niño necesite ser oído muchas veces y en
diferentes esferas (estación de policía, consejo tutelar, Ministerio Público
y el juicio). Por otro lado, es importante evaluar al abusador y estimar su
capacidad de reincidir o de beneficiarse con el tratamiento que recibirá,
el cual deberá incluir a la familia como unidad, aunque sea disfuncional.
Sin embargo, la ciencia psicológica no consigue reconstituir los he-
chos ocurridos ni identificar al abusador. La Psicología puede auxiliar a
encontrar indicadores de abuso y examinar criterios de psicopatología, lo
que, por sí mismo, es de gran valía para el esclarecimiento de la verdad.
Como fue referido anteriormente, las fantasías que forman parte
del desarrollo del niño están ligadas al amor edípico. En esta fase, se
debe prestar especial atención al riesgo de producir falsas memorias y

67
Victimolog í a

memorias distorsionadas, particularmente cuando, en el proceso judi-


cial, hay interferencia de factores externos que imponen determinada
realidad al niño. Las falsas memorias no son mentiras, sino recuerdos
de hechos no ocurridos o modificados. Generalmente son implantadas,
exógenas, y encuentran repercusión en las fantasías inconscientes del
niño, vulnerable a la influencia y sensible a la repetición de preguntas de
carácter inductor. Cuando se le pregunta muchas veces sobre el mismo
asunto, el niño pequeño puede cambiar sus respuestas para actuar de
modo que agrade o satisfaga aquello que él percibe como siendo de
interés para los adultos. El niño también puede repetir afirmaciones
hechas en preguntas mal elaboradas. Sin embargo, los relatos de falsas
memorias pueden ser detectados a través de rupturas y de inconsis-
tencias del discurso.
La modalidad procesal y jurídica, la atmósfera acusadora, formal y
persecutora, puede perjudicar la verbalización del niño. Los profesio-
nales impotentes frente a la realidad o sedientos de “justicia” también
pueden influenciar la conducta del niño. Una óptica sectorial y alarmista
conduce a resultados poco confiables.
Otro punto que dificulta la elucidación del abuso sexual infantil es
el cambio en los relatos y en las actitudes del niño. El niño abusado
parece tener dos compartimentos mentales: una especie de disociación
promueve una división entre una parte que sabe de la agresión, que
se reconoce como víctima y que odia a su agresor, otra que intenta
negar la realidad para poder sobrevivir al abuso. Esto vulnerabiliza el
relato del abuso, pues, en algunos momentos, el niño puede sentirse
seguro para confiar y revelar los hechos tal y como sucedieron, pero,
en otros, él retrocede a la culpa y sucumbe a la inseguridad y al miedo
de no ser comprendido.
Psicológicamente, es común que el niño abusado se presente
deprimido y tímido. Un tipo de niño que no se ve, pues está siempre
escondido en medio de otros niños que demuestran sus traumas de
forma agresiva. En la adolescencia, comienzan a mostrar su sexualidad de
forma exagerada, y todas las relaciones pasan a tener una carga sexual
y seductora. En realidad, el niño víctima de abuso sexual aprendió una
sexualidad confusa, siendo probable que transmita sus afectos y senti-
mientos de esta misma manera.
Las repercusiones físicas son mejor observadas entre las 24-48
horas siguientes al abuso sexual. Pueden aparecer contusiones, escoria-
ciones, inflamaciones, sangrados, lesiones genitales graves, infecciones

68
Jorge Trindade

genitourinarias y, posteriormente, enfermedades de transmisión sexual.


No se debe olvidar que, conforme la violencia practicada y la rein-
cidencia, las consecuencias pueden ser diferentes. Aun así, es posible
enlistar los siguientes síntomas (Marcelli, 2004):8
• quejas somáticas diversas, fatiga;
• surgimiento repentino de disturbios alimenticios: anorexia,
vómitos, rechazo de alimentación;
• disturbios muy frecuentes del sueño: ansiedad al acostarse,
reaparición de los rituales al acostarse, pesadillas, despertares
nocturnos reiterativos, terror nocturno;
• disturbios afectivos: apatía, confusión, desinterés por el juego,
expresión triste, crisis de llanto, pudiendo llegar a un estado
francamente depresivo;
• disturbio de adaptación; dificultades escolares repentinas, ais-
lamiento, fuga, rechazo de quedarse en casa o en otro lugar
con un adulto. O, por el contrario, inversión escolar intensa, la
escuela siendo vivida como un medio de escapar de la situación
traumática.
Otras conductas pueden ser tomadas como indicadores indirectos
de experiencia sexual traumática vivida por el niño (especialmente
cuando es repetida):
• masturbación prolongada e intempestiva (niño pequeño);
• conducta sexual inadecuada con curiosidad crudamente expresa,
utilización de palabras sexuales propias del lenguaje de un adulto;
• juegos de apariencia sexual con muñecas o con pares.
Tales síntomas no demuestran necesariamente la existencia de
abuso sexual, pero su ocurrencia debe ser tratada con cuidado por la
familia y servir como indicador para orientar el cuadro clínico con vista
al diagnóstico de violencia sexual.

Consideraciones Finales
Las dificultades para la constatación del abuso infantil no involucran
sólo el diagnóstico, sino también las repercusiones sociales oriundas de
la violencia sufrida. El sufrimiento como consecuencia del abuso también
es social. Los indicadores consistentes de una elevada cifra oscura de
casos de abusados sexuales muestran la dimensión de esa fragilidad. La
8
MARCELLI, D. Manual de Psicopatologia da Infância de Ajuriaguerra. 5ª ed. Porto Alegre:
Artmed, 2004.

69
Victimolog í a

carencia de “no” moral, establecida dentro de muchos individuos tiene


como riesgo de la debilidad de internalización de las nociones de ley,
transgresión y culpa.
Sin embargo, el abuso sexual de los niños es una realidad que no
se agota en el hecho criminoso o en la cuestión de la custodia y de la
visita. Demuestra la precariedad de la sociedad, del Derecho y de la
Psicología para enfrentar el problema.
Por eso, la responsabilidad del Estado va más allá de la sanción y de
la regularización de situaciones ya establecidas. Existe la necesidad de
medidas que apunten a evitar o minimizar la ocurrencia de la violencia
inherente a cualquier tipo de abuso, así como ofrecer alternativas de
ayuda para las víctimas. Las familias deben ser tratadas conjuntamente
a través de grupos vinculatorios para que el problema del abuso sea
plenamente enfrentado, no como un acontecimiento individual, sino
como un problema social, moral, psicológico y jurídico.
La discusión de este tema se vuelve imperiosa entre los equipos de
la red de salud pública, de los técnicos y de los magistrados, a fin de
que estén preparados para ver al niño-víctima, identificando su “pedido
de ayuda”, a veces un grito de socorro. En este aspecto, se exige el
esfuerzo de todos, de la familia, de las instituciones y del Estado, sin
poder ser complacientes con cualquier tipo de omisión.

Referencias
Alberto, I. M. M. (2010). Maltrato e trauma na infância. Coimbra: Almedina.
Ariès; P. (1960). L` anfant et la vie familial sous l`Ancien Régime. Paris: Plon.
Furniss, T. (1993). Abuso sexual da criança – uma abordagem multidisciplinar.
Porto Alegre: Artes Médicas.
Lambert, K.; Kinsley, C. H. (2006). Neurociência clínica – as bases neurobiológicas
da saúde mental. Porto Alegre: Artmed.
Marcelli, D. (2004). Manual de Psicopatologia da Infância de Ajuriaguerra. 5ª ed.
Porto Alegre: Artmed.
Rouseau, J. J. (1992/1762). Emílio: ou da educação. Rio de Janeiro: Bertrand do
Brasil S. A.
Sani, A. I. (2002). As crianças e a violência. Coimbra: Quarteto.

70
Alternativas a la pena en el Sistema Penal Alemán

Prof. Dr. Pablo Galain Palermo1


Alemania

Alternativas al sistema penal y/o a sus consecuencias.


1. Cuando se habla de alternativas, desde un punto de vista jurídico-
penal, hay que determinar en forma previa si nos referimos a las alterna-
tivas a la pena o a las alternativas al Derecho Penal, cuya consecuencia
natural es la pena. En el caso de concentrar nuestra atención únicamente
en el concepto de alternativa a la pena, habrá que determinar si este
incluye a las penas alternativas a las tradicionales o si, además, incluimos
dentro de ese concepto a los equivalentes funcionales a la pena (como
puede ser hoy en día la reparación, la mediación u otras formas de
acuerdo o consenso entre las partes del delito o del proceso).2
2. Hablar sobre alternativas a la pena es una tarea que no está exenta
de riesgos y que, por otra parte, acarrea algunas dificultades. La prime-
ra dificultad con la que nos encontramos es con la determinación del
alcance del concepto de alternativa, en tanto se trata de encontrar una
figura material y/o formal que cumpla con la misma función que en una
sociedad cumplen tanto el Derecho Penal como su consecuencia natu-
ral, la pena. Para tratar este tema habría que determinar previamente
el alcance del concepto de alternativa en un determinado contexto, es
decir, si hablamos de alternativas habrá que decidir primero qué es lo
que se pretende sustituir y, luego, qué opción se pretende y para qué
y con qué alcance se pretende encontrar una alternativa. Esto es, si se
trata de alternativas al sistema penal, hay que determinar con claridad
y de forma previa: sí tenemos que hablar de alternativas al propio De-
recho Penal cuya consecuencia natural es la pena; o sí nos referimos a
un nuevo modelo de hacer justicia, que parte de premisas distintas a
las que asume el Derecho Penal (Justicia Restauradora). Ahora bien, si
se trata de la búsqueda de alternativas a la pena, hay que precisar: a) si
el concepto alternativo se limita a ocupar el lugar de la pena tradicio-
1
Doctor Europeo en Derecho. Investigador Senior del Instituto Max Planck para el
Derecho Penal Extranjero e Internacional, Freiburg, Alemania.
2
Vide Marshall, Tony, Alternatives to Criminal Courts. The Potential for Non-Judicial Dispute
Settlement, Gower, Great Britain, 1985.

71
Victimolog í a

nal de privación de la libertad, como si se tratara de penas alternativas


(por ejemplo, de multa o trabajo en beneficio de la comunidad); b) si se
refiere a sanciones distintas a las penas que cumplan con una función
punitiva aunque no sigan el procedimiento tradicional para impo-
ner una pena, sino que se afilien a la lógica procesal del principio
de oportunidad condicionado o del consenso entre las partes del
proceso (fiscal y autor); 3 o c) si se trata de otras instituciones
que no son penas pero que pueden cumplir con los fines de las
penas, siguiendo la lógica del consenso o acuerdo de partes del
delito (autor y víctima).4 Estas reflexiones dejan fuera a la pena
de multa y el trabajo en beneficio de la comunidad y parten de
un concepto amplio de alternativa a la pena que permite incluir
a los equivalentes funcionales a la pena (por ejemplo, Reparación,
Mediación, Conciliación).
3. Como se puede apreciar el tema en general acarrea algunas difi-
cultades debido a su amplitud y porque presenta una doble complejidad.
Por un lado, se requiere explicar la función actual de la pena en relación
con todo el sistema penal y por otro, analizar la posibilidad de encontrar
alternativas a la pena que cumplan con esa función. En realidad y por
razones de tiempo y espacio, me limitaré a hacer algunas reflexiones en
relación a qué debemos referirnos cuando hablamos de la posibilidad
de resolver un conflicto penal con una sanción distinta de la pena o
con una consecuencia o una intervención distinta a la pena, que permita
solucionar el conflicto jurídico causado por el delito (función de la pena).
Las teorías de la pena no pretenden solucionar el conflicto social que
3
Vide Roxin, Claus, “Sobre o desenvolvimento do direito processual alemão”, trad.
Fernandes Godinho, Ferreira Monte/Calheiros/Conde Monteiro/Noversa Loureiro
(Coords), Que futuro para o direito processual penal? Simpósio em Homenagem a Jorge de
Figueiredo Dias, por ocasião dos 20 anos do Código de Processo Penal Português, Coimbra
Editora, 2009, pp. 37 y ss; Galain Palermo, Pablo, “Suspensão do processo e terceira
via: avanços e retrocessos do sistema penal”, trad. Sabadell e Elias, Ibídem, pp. 613 y
ss; “Formas de consenso que permiten la suspensión del proceso penal en Alemania y
Portugal”, Revista do Ministério Público, Abr-Jun 2006, 106, Lisboa, pp. 43 y ss.
4
Como acontece con la reparación de la víctima del delito o la mediación, que permiten
poner fin al conflicto. Sobre estos temas me he referido en Galain Palermo, Pablo, La
reparación como equivalente funcional de la pena, Universidad Católica/Fundación Kon-
rad Adenauer, Montevideo, 2009; La reparación del daño a la víctima del delito, Tirant
lo Blanch, Valencia, 2010; “Mediação penal: Hacia uma justiça penal sem juízes”, Da
Costa Andrade/Aires/ João Antunes (Eds) Estudos em Homenagem ao Prof. Doutor Jorge
de Figueiredo Dias, Volume III, Coimbra ed, Coimbra, 2010, pp. 821-858.

72
Pablo Galain Palermo

subyace al delito y ésta ha sido una de las principales críticas realizadas


a la justicia penal por parte de los defensores de las teorías alternativas
a la pena y al Derecho Penal. Ahora bien, para tener posibilidad de
éxito las alternativas tienen que cumplir con las funciones asignadas al
Derecho Penal dentro del ordenamiento jurídico en relación con el
mantenimiento del orden social. De modo que sí la alternativa a la pena
propuesta no pudiera dar satisfacción a esa función mínima de permitir
la solución jurídica del conflicto causado por el delito, estaríamos en
un campo distinto al que tiene asignado el sistema penal como medio
de control social.
4. En la gran mayoría de los casos, el Derecho Penal administra cas-
tigos por medio de la imputación de responsabilidades. Cuando se trata
de infligir un castigo el punto de partida es la existencia previa de un
conflicto provocado por una violación del ordenamiento jurídico penal
que puede ser imputada al infractor. En el ámbito de las alternativas
a un determinado tipo de castigo el problema a resolver es cómo se
puede solucionar ese conflicto sin tener que recurrir a una pena. Pero
además, qué consecuencias ello puede traer aparejado para el sistema
penal, en el sentido que sus consecuencias no permitan que decaiga o
disminuya la confianza de los ciudadanos en el modo de reacción a la
violación de la norma que regula en última instancia la vida comunitaria.
Una de las primeras decisiones político criminales a tomar en el campo
de las alternativas a la pena, tiene que ver con la forma de solucionar
el conflicto por medio de una imputación del hecho a su autor que
conlleve la imposición de una consecuencia jurídica determinada, o si
en el caso concreto se pueden admitir formas autónomas de recono-
cimiento voluntario del delito y reparación de sus consecuencias por
parte del autor. Esta es una decisión de política criminal que debe tomar
el legislador, que refiere a la aceptación de formas de resolución del
conflicto diversas a la tradicional que permitan poner fin al conflicto
penal. La decisión puede ir incluso más allá de la situación individual del
autor e incluir también a la víctima, de modo que se admitan formas
de resolución del conflicto jurídico (Paz Jurídica) que también podrían
brindar solución al conflicto social (Paz Social).
5. El tema escogido permite comenzar la reflexión por las funciones
y fines que tiene asignada la pena dentro del sistema penal, para luego
buscar un catálogo de alternativas que permitan cumplir con esos fines
y funciones, sin que ello resienta la función o finalidad que el Derecho
Penal pretende realizar. La determinación de la finalidad y función de la

73
Victimolog í a

pena no proviene únicamente de la teoría de la pena, como si fuera una


discusión meramente dogmática o filosófica, sino que se trata de una
decisión eminentemente político criminal.5 Por eso, la reflexión sobre
las alternativas a la pena no se puede desconectar de la discusión sobre
el Derecho Penal en sí mismo, según el contexto político en el que este
se determina y aplica. El punto de partida entonces es el límite normativo
y fáctico que un sistema democrático se auto-impone, circunscribiendo
su función y finalidad a la resolución de los conflictos sociales más gra-
ves, aquellos que no se pueden resolver por una vía menos lesiva que
el Derecho Penal, para los intereses de los sujetos involucrados.6 Para
entender cuál es la función y finalidad del Derecho Penal, si partimos
de la consideración de éste como un sistema de normas constituido
por preceptos y sanciones, entonces, primero tenemos que definir
políticamente su alcance.
6. El Derecho Penal, como ordenamiento normativo respetuoso del
Estado de Derecho, tiene que cumplir con una función doble: por un
lado, tiene que proteger bienes jurídicos mediante la amenaza de una
pena, de un modo tal, que su sistema de prohibición y aplicación tenga
la capacidad de motivar a todos los individuos, y por otro, su sistema de
prohibición y aplicación no puede lesionar los Derechos y Garantías de
esos individuos. La función penal en un sistema democrático está sujeta
a límites: desde un punto de vista sistémico, cabe recordar la función
de barrera que von Liszt otorgaba a la dogmática penal en relación a
los intereses de la política criminal,7 y desde un punto de vista político,

5
El Derecho Penal no es orden de normas neutro, es político. Y tan es así que la
dogmatica no es mas que la muleta que utiliza el juez para fundamentar una decisión
político-criminal. Ver Muñoz Conde, Francisco, Edmund Mezger y el derecho penal de su
tiempo. Los origines ideológicos de la polémica entre causalismo y finalismo, Valencia, Tirant
lo Blanch, 2000, pp. 47 y s. De alguna forma la política criminal esta en sintonía con la
concepción política del Estado, con la constitución y su interpretación. Y como dice
Muñoz Conde, en un estado de derecho la dogmática está ligada a un principio político
criminal ineludible: el principio de legalidad de los delitos y de las penas que vincula a
todos los poderes del Estado. Ibídem, p. 58.
6
Vide Prittwitz, Cornelius, “El derecho penal alemán: ¿fragmentario? ¿subsidiario?
¿ultima ratio? Reflexiones sobre la razón y límites de los principios limitadores del De-
recho penal”, trad. Castiñeira Palou, La insostenible situación del derecho penal, Comares,
Granada, 2000, pp. 427 y ss.
7
Muñoz Conde, sin embargo, sostiene que la concepción de von Liszt debe de enten-
derse en un doble sentido, como “un Derecho penal con todas sus garantías derivadas
del Estado de Derecho, válido como «Derecho penal del ciudadano» que alguna vez
en su vida u ocasionalmente comete un delito o que, en su calidad de sospechoso por

74
Pablo Galain Palermo

el Derecho Penal tiene que estar limitado en su área de intervención


y ese límite primero viene dado por el respeto de la dignidad humana.8
Esta primera reflexión que parece evidente en el contexto del Estado
de Derecho, indica que el campo de acción del Derecho Penal no puede
sobrepasar el marco de acción que le permite la Constitución como
carta magna en la que se reúne la gran mayoría de los derechos de los
individuos y se exige el respeto de la dignidad humana. De este modo
la unión de las normas de la Constitución y los principios fundamentales
del Estado de Derecho (¡no la dogmática!) es la barrera infranqueable
de la política criminal.
7. En lo que refiere a las penas, la doctrina penal mayoritaria en
Alemania se afilia a una concepción funcional del Derecho Penal asentada
en juicios racionales, que viene justamente determinada por la forma
de reacción al delito, según coordenadas político-criminales, como
propone su máximo exponente Claus Roxin.9 En ese sentido, salvo
excepciones, se dice que el Derecho Penal tiene la función de proteger
bienes jurídicos en última instancia, es decir, que debe cumplir con una
función preventiva cuando han fracasado otras instancias de protección
(principio de ultima ratio). Téngase en cuenta, sin embargo, que aun-
que parte de la doctrina solo legitime y exija una función preventiva al
Derecho Penal, este no puede ser concebido en su esencia como un
medio eficaz de prevención del delito sino únicamente como un medio
de reacción al delito.10 El objetivo del Derecho Penal no es la evitación
de las lesiones (o de la puesta en peligro) de los bienes jurídicos que
protege por medio de la anticipación de sus mecanismos y órganos de

la comisión de uno, aparece como acusado en un proceso penal” y al mismo tiempo


como “Otro Derecho penal que, por contraste, debe concebirse como un Derecho
penal «de otro tipo», para delincuentes reincidentes e «incorregibles», que deben ser
condenados con la mayor dureza a una pena de aseguramiento perpetua a fin de hacerlos
«inofensivos». Un Derecho penal, pues, que ya no es una «barrera insuperable» de la
Política criminal, sino un mero instrumento para su realización”. Vide Muñoz Conde,
Francisco, “La herencia de Franz von Liszt”, RP, 27, 2011, p. 161.
8
Aquí está la primera y más relevante relación entre la función del Derecho penal y la
protección de los Derechos Humanos. Para el caso alemán, este principio está contenido
en el Art. 1 de la Ley Fundamental Alemana (Grundgesetz).
9
Vide por todos, Roxin, Claus, “Sinn und Grenzen staatlicher Strafe“, JuS 6, 1966, pp.
377 y ss; “Zur Entwicklung der Kriminalpolitik seit den Alternativ-Entwürfen“, JA 12,
1980, pp. 545 y ss.
10
Vide Hassemer, Winfried, Strafen im Strafrecht, Nomos, Baden-Baden, 2000, p. 277;
“Perspectivas de una nueva política criminal“, trad. Guardia, REVDP, 1, Buenos Aires,
2002, p. 485.

75
Victimolog í a

contralor, sino que solo puede servir de instrumento (jurídico) para


el mantenimiento de un sistema de normas básicas y elementales que
permita el libre desarrollo individual y que, en última instancia, posibilite
la vida en sociedad castigando a quien hace un mal uso de su libertad
en contra de bienes jurídicamente tutelados.11 Y como ciencia jurídica
que es, puede admitir sin hesitaciones un concepto jurídico de libertad
de actuación de un sujeto con capacidad de actuar responsablemente,
basada en la libertad de elección del individuo en una situación concreta,
que puede ser reprochada cuando la lesión al bien jurídico protegido sea
considerada producto de una decisión libre o voluntaria del individuo.12
El peso del injusto reside en la mala elección cuando otras hubieren
sido posibles. De allí la exigencia de haber obrado de otra manera en
el caso concreto, exigencia normativa en la que luego se fundamentará
la culpabilidad.13 Los inconvenientes prácticos comienzan porque esta
posibilidad de elegir -que fundamenta la capacidad de responder penal-
mente- tiene que ser comprobada en el caso concreto por medio de
los mecanismos de imputación objetiva y subjetiva desarrollados por
la dogmática. Por ello, los operadores del sistema penal tienen que de-
mostrar formalmente y de un modo fáctico la relación entre el autor y
su hecho, así como desde un punto de vista normativo la culpabilidad
del autor, como único medio de legitimación material de la función de
reproche o desaprobación de la conducta por medio de una pena.14 En
caso de que la culpabilidad no fuera comprobada y declarada, al sistema
penal le estaría vedada cualquier función de reprobación jurídica al suje-
to que ha lesionado dolosa o culposamente un bien jurídico protegido
por una norma penal.15 Incluso le estaría vedado el reproche penal del
11
Libertad en sentido jurídico o normativo, Roxin, Claus, Strafrecht. Allgemeiner Teil. Band I,
Grundlagen. Der Aufbau der Verbrechenlehre. 4 Auflage, Beck, München, 2006, pp. 868 y ss.
��
Vide Roxin, Claus, “Kritische Überlegungen zur Schuldprinzip”, MschrKrim, 1973,
pp. 316 y ss; Kaufmann, Arthur, “Dogmatische und kriminalpolitischen Aspekte des
Schuldgedankens im Strafrecht”, JZ, 1967, pp. 555 y ss; Pastor, Daniel, “La discusión
actual en torno a la culpabilidad“, Urquizo (Dr) Modernas tendencias de Dogmática Penal
y Política Criminal. Libro Homenaje al Dr. Juan Bustos Ramírez, Idemsa, Lima, 2007, p. 780.
13
Vide Hassemer, Winfried, Persona, mundo y responsabilidad. Bases para una teoría de la
imputación en Derecho penal, trad. Muñoz Conde/Díaz Pita, Tirant lo blanch, Valencia,
1999, pp. 111 y ss.
��
Vide Wolter, Jünger, Objektive und personale Zurechnung von Verhalten, Gefahr und
Verletzung in einem funktionalen Straftatsystem, Duncker&Humblot, Berlin, 1981.
15
Por eso las formas alternativas de solucionar el conflicto penal como la suspensión
condicional del proceso a cambio de condiciones o instrucciones (§ 153 a Código del
Proceso Penal alemán) si bien son consideradas por la doctrina como medidas cuasi

76
Pablo Galain Palermo

sujeto que ha violado un deber especial. Un Estado Democrático de


Derecho se apoya en la premisa que ante la carencia de declaración
de culpabilidad debe imperar la libertad y el principio de inocencia,16
de modo que el sistema penal no podría exigir de aquel autor ninguna
forma de responsabilidad o de reparación del daño causado (equivalente
funcional de la pena). Para ser más claro: la falta de declaración de cul-
pabilidad impide cualquier tipo de compensación del injusto por parte
del autor, ya sea consecuencia de una imposición o de su voluntad.17
Es decir, la compensación del injusto -para que cumpla con la función y
los fines de la pena- tiene que tener como correlato la declaración de
culpabilidad del autor, para que tal compensación o reparación del daño
social tenga una naturaleza jurídica penal y, de ese modo, se diferencie
de una “liberalidad” del autor o de la mera “compra de la libertad”.
8. Estas prerrogativas dogmáticas que parecen básicas en un sistema
penal liberal garantista, aun dentro de un Estado Democrático de Dere-
cho, hoy sufren el embate de una política criminal que requiere de una
administración de justicia eficaz. La eficacia exigida se mide en términos
económicos y significa el recurso indistinto de procedimientos formales
o informales que ofrezcan una solución rápida y que disminuya los costes
empleados para la resolución del conflicto. Ello requiere disminuir las
exigencias probatorias para lograr una imputación o prescindir incluso
del procedimiento formal y de la declaración de la culpabilidad, a cambio
de la compensación del injusto. En algunos ordenamientos jurídicos los
equivalentes funcionales de la pena no cumplen con estas prerrogativas
dogmáticas, como puede suceder en el sistema penal alemán con la
figura procesal de la Reparación como obligación o condición para la
suspensión condicional del proceso de los §§ 153a y siguientes del Código

penales (Dencker, ”Die Bagatelldelikte im Entwurf eines EGStGB, JZ, 5-6, 1973, p. 144;
Lackner/Kühl, Strafgeszbuch Kommentar, 25. Auflage, Beck, München, p. 343) o sustitutos
de la pena encubiertos (Schmidhäuser, Eberhard, ”Freikaufverfahren mit Strafcharakter im
Strafprozeß?”, JZ, 28, 1973, pp. 529 y ss) no conllevan una declaración de culpabilidad.
Fácticamente, sin embargo, estas condiciones o instrucciones cumplen con los mismos
fines y funciones que las penas, a tal punto que pueden ser considerados equivalentes
funcionales de las penas. Vide Galain Palermo, Pablo, La reparación del daño a la víctima
del delito, cit, pp. 250 y ss
16
Vide Chaves, Gastón, “El Derecho Constitucional y el Derecho Penal”, Preza, Estudios
de la parte especial del derecho penal uruguayo, Tomo II, Ingranussi, Montevideo, 2000,
pp. 127 y ss.
17
Vide Galain Palermo, Pablo, La reparación del daño a la victima del delito, cit, pp. 438 y s.

77
Victimolog í a

de Proceso Penal alemán o con los acuerdos en el seno del proceso.18

Alternatividad Penal: entre la abolición y las formas de consenso.


9. Un sector del movimiento abocado a la búsqueda de alternativas
a la pena no se concentra solamente en la búsqueda de alternativas a
la pena privativa de libertad sino del propio Derecho Penal.19 Esta ten-
dencia que proviene del sistema anglosajón ha sido denominada Justicia
Restaurativa, cuando ella pretende sustituir a la justicia retributiva o
tradicional,20 y recibe la denominación de procesos de diversion, cuando las
alternativas se han focalizado en la desformalización del procedimiento
penal. Con una posición más radical están aquellos que pregonan la
abolición del sistema penal y su sustitución por un sistema que se con-
centre en la reparación del daño, en el que la reconciliación del autor
con la víctima y la sociedad ocupa el lugar del castigo.21 Esta segunda
18
Vide Jostes, Kerstin, Leistungsstörungen und Fehlverhalten von Gericht und Staatsanwalt-
schaft bei der Einstellung von Strafverfahren gem. § 153a StPO, Lang, Frankfurt, 2004;
Salditt, Franz, “§153a stopp und die Unschuldvermutung“, Festschrift für Egon Müller,
Nomos, Baden-Baden, 2008, pp. 611 y ss; Beulke, Werner, “Die unbenannten Auflagen
und Weisungen des § 153a StPO“, Festschrift für Hans Dahs, Schmidt, Köln, 2005, pp.
209 y ss; Murmann, Uwe, “Probleme der gesetzlichen Regelung der Absprachen im
Strafverfahren“, Heinrich et al (Hrsg), Festchrift für Claus Roxin zum 80. Geburtstag
am 15. Mai 2011: Strafrecht als Scientia Universalis, De Gruyter, 2011, pp. 1385 y ss;
Momsen, Carsten, “Zur Beweiskraft des Sitzungsprotokolls bei Verfahrensabsprachen“,
Ibídem, pp. 1403 y ss; Rosenau, Henning, “Plea bargaining in deutschen Stafgerichtssälen:
Die Rechtsvergleichung als Auslegungshilfe am Beispiel der Absprachen im Strafverfahren
betrachtet“, Paeffgen et al (Hrsgs), Strafrechtswissenschaft als Analyse und Konstruktion.
Festschrift für Ingeborg Puppe zum 70. Geburtstag, Duncker&Humblot, Berlin, 2011,
pp. 1597 y ss; Jahn, Matthias, “Zurück in die Zukunft –Die Diskurstheorie des Rechts
als Paradigma des neuen konsensualen Strafverfahrens”, GA, 2004, pp. 272 y ss; Salditt,
Franz, “Möglichkeiten eines Konsensualprozesses nach deutschem Strafprozeßrecht“,
ZStW, 115, 2003, 3, pp. 570 y ss; Dippel, Karlhans, „Urteilsabsprachen im Strafverfahren
und das Prozessziel der Wiederherstellung des Rechtsfriedens“, Schöch et al (Hrsgs),
Straverteidigung, Revision und die gesamten Strafrechtswissenschaften, Heymanns, 2008,
pp. 105 y ss;
��
Según Dignan: “The key attributes of restorative justice are the principle of ”inclusiv-
ity“, the balancing of interests, non-coercive practice and a problem-solving orientation“.
Vide Mc Ivor, Gill, “Reparative and restorative approaches”, Bottoms/Rex/Robinson
(Eds), Alternatives to Prison, cit, p. 166
��
Vide Walgrave, Lode, “Imposing Restoration Instead of Inflicting Pain: Reflection
on the Judicial Reaction to Crime“, Von Hirsch/Roberts/Bottoms/Roach/Schiff (Eds),
Restorative Justice and Criminal Justice. Competing or Reconcilable Paradigms?, Hart Publish-
ing, Oregon, 2003, pp. 61 y ss.
��
Vide por todos Bianchi, Herman, “Abolition: assensus and sanctuary”, Bianchi/Van

78
Pablo Galain Palermo

tendencia crítica con el sistema penal se presenta, de algún modo, como


un nuevo paradigma de justicia porque considera que “a reparação do
dano social é levada a cabo unicamente por meio da individualização e
do cumprimento de uma pena, enquanto a justiça restaurativa deseja
romper com ese paradigma de forma absoluta, para aceitar instâncias
de diálogo e acordos de reparação”.22 A esta segunda tendencia en la
búsqueda de alternativas, pero con una posición más moderada, se han
plegado penalistas que sugieren una orientación del sistema penal hacia la
víctima y sus necesidades, sin desconocer que “restoration is not only
compatible with retribution: it requires retribution”.23 Cualquiera de
estas propuestas admite formas de consenso dentro del sistema penal,
que podrían ser consideradas como alternativas a la pena. El elemento
común de toda esta segunda tendencia de búsqueda de alternativas a la
pena (justicia restauradora, proceso de diversion, formas de consenso,
abolicionismo, etc) es la denuncia de la estigmatización que tanto la
pena privativa de libertad como el propio Derecho Penal provocan en
los individuos involucrados por el delito (autor y víctima). La Justicia
Restaurativa se legitima en tanto pretende la composición del conflicto
de un modo social y no solo jurídico.24 Con ello hay quienes entienden
que con estas propuestas el conflicto expropiado por el Estado es
devuelto a las partes para que encuentren una solución de consenso
basada en la reparación voluntaria del daño a la víctima. En la posibilidad
de encontrar soluciones de consenso reside la legitimación de quienes
proponen un “redescubrimiento de la posición de la víctima” 25 y de

Swaaningen (Eds), Abolitionism towards a non-repressive approach to crime, Free University


Press, Amsterdam, 1986, pp. 117 y ss. En tanto estas posturas abolicionistas no ofrecen
alternativas a la pena no las considero en estas reflexiones.
��
Vide Galain Palermo, Pablo, “Mediação penal: Hacia uma justiça penal sem jueces”,
cit, p. 839; Walgrave, Lode, “Extending the Victim perspective towards a systemic
restorative justice alternative ”, Cradford/Goodey (Eds), Integrating a victim perspective
within criminal justice: International debates, Ashgate, Aldershot, 2000, pp. 253 y ss; Sch-
weigert, Francis, “Moral and Philosophical Foundations of Restorative Justice”, Perry
(Ed), Repairing communities through restorative justice, American Correctional Association,
Lanham, Maryland, 2002, p. 34.
��
Vide Duff, Antony, “Restoration and Retribution“, en Von Hirsch/Roberts/Bottoms/
Roach/Schiff (Eds), Restorative Justice and Criminal Justice. Competing or Reconcilable Para-
digms?, Hart Publishing, Oregon, 2003, p. 43.
��
Vide Bottoms, Anthony, “Some Sociological Reflections on Restorative Justice“,
Restorative Justice and Criminal Justice, cit, pp. 79 y ss.
��
Vide Schöch, Heinz, “Die Rechtsstellung des Verletzten im Strafverfahren”, NStZ, 9,
1984, pp. 385 y ss; Seelmann, Kurt, “Paradoxien der Opferorienterung im Strafrecht“,

79
Victimolog í a

quienes admiten el consenso en el sistema penal.26 Algunas de estas


alternativas abogan por una resolución de los conflictos sin tener que
recurrir a la jurisdicción penal o por medio de una desviacion del sistema
penal hacia instancias más informales.27 Así ganan terreno la mediación,
la conciliación, la reparación y otros métodos basados en la autono-
mía de las partes del delito. Ahora bien, estas alternativas no escapan
definitivamente del sistema penal porque necesitan de la hegemónica
valoración judicial de homologación para gozar de reconocimiento y
de validez universal, de modo que puedan solucionar el conflicto desde
un punto de vista fáctico (Paz Social) y también desde un punto de vista
normativo (Paz Jurídica). Además, las formas de consenso pueden ser
útiles para la extensión de puentes entre los diversos modelos de hacer
justicia (tradicional y/o restaurativo) en la medida en que ellas sirven
para poner fin al conflicto sin menoscabo de los fines del Derecho Penal.
Esto significa que no se puede hablar de dos modelos alternativos de
hacer justicia sino complementarios.28
10. Las alternativas que pregonan soluciones de consenso por
medio de una mejora de la situación de las partes del delito en el seno
del procedimiento, retrayendo aparentemente la intervención estatal
en el conflicto, no siempre constituyen “algo mejor” que el Derecho
Penal, porque en la práctica pueden resultar incluso desventajosas para
el autor y la víctima. El hecho de devolver el conflicto penal a las partes
o, para expresarlo en mejores términos, el hecho de permitir espacios
de consenso para resolver cuestiones penales puede resultar lesivo para
determinados principios y garantías básicas relacionadas en el ámbito

JZ, 1989, p. 670; Eser, Albin, “Rechtsgut und Opfer: zur Überhöhung des einen auf
Kosten des anderen“, Festschrift für Ernst-Joachim Mestmäcker zum siebzigsten Geburtstag.
Nomos, Baden-Baden, 1996, p. 105.
��
Vide Baumann, Jürgen, “Zur Repersonalisierung des Strafrechts”, Küper/Welp (Ed),
Beiträge zur Rechtswissenschaft. Festschrift für Walther Stree und Johannes Wessels
zum 70. Geburtstag, Heidelberg, 1993, p. 44; Walther, Susanne, Vom Rechtsbruch zum
Realkonflikt. Grundlagen und Grundzüge einer Wiedergutmachung und Strafe verbindenden
Neuordnung des kriminalrechtlichen Sanktionensystems, Duncker & Humblot, Berlin, 2000,
p. 279 y ss; Frehsee, Detlev, Wiedergutmachung als Instrument strafrechtlicher Sozialkon-
trolle. Ein kriminalpolitischer Beitrag zur Suche nach alternativen Sanktionsformen, Duncker
&Humblot, Berlin, 1987.
��
Vide Rice, Paul, “Mediation and arbitration as a Civil Alternative to the Criminal Justice
System- An overview and legal analysis”, AULR, 1979, 29, pp. 17 y ss; Dispute Resolution
Resource Directory, National Institute for Dispute Resolution, Washington, 1984, p. ii.
��
Vide Galain Palermo, Pablo, “Mediação penal: Hacia uma justiça penal sem jueces”,
cit, pp. 835 y ss.

80
Pablo Galain Palermo

macro con el Estado de derecho y, en un ámbito micro, con el debido


proceso. La componenda que se busca como objetivo principal de estos
métodos alternativos no sólo se basa en la libre voluntad de las partes
de participar en el acuerdo sino en la necesidad de que el autor asuma
la responsabilidad por la comisión del hecho. Esta exigencia no está
exenta de problemas desde un punto de vista penal cuando colida con
principios fundamentales del sistema penal liberal como el principio de
inocencia, el nemo tenetur o el principio de igualdad, entre otras garantías
constitucionales y procesales. La idea que subyace a estos procesos de
“diversion” no guarda relación con el objetivo de brindar una mejor
protección a los intereses individuales de las partes enfrentadas por el
delito sino con el objetivo político criminal de disminuir la cantidad de
“clientes” del sistema penal y de los medios invertidos en la averiguación
y diligenciamiento de la prueba sin que ello signifique una merma de las
instancias de control social. La única diferencia se puede encontrar en
el sujeto que mantiene en sus manos las instancias de control social,
que pasarían del Estado a algunos miembros de la sociedad.29 Como
trasfondo de estos métodos alternativos englobados en el concepto de
“diversion”, hay una mezcla de objetivos económicos y administrativos
que no siempre coinciden con el meta objetivo de lograr la “paz social”
sino con la eficiencia y la disminución de costes al momento de lidiar
con el delito. Esta disminución de costes conduce a la privatización
del Derecho Penal y puede llegar a incluir la prescindencia del aparato
estatal encargado de la administración de la justicia para la resolución
de algunos delitos que no revisten mayor gravedad.30
29
La doctrina filosófica discute sobre el concepto de comunidad y su delimitación a los
efectos de determinar qué miembros de la sociedad pueden participar de los procedi-
mientos y de los acuerdos de reparación en el marco de la justicia restauradora. Vide
Reggio, Federico, Giustizia dialogica. Luci e ombre della Restorative Justice, Franco Angeli,
Milano, 2010, pp. 139 y ss.
30
Esta orientación pone al derecho penal en una encrucijada que lo obliga a replantear
su concepción y fines en un mundo globalizado e integrado jurídicamente que exige,
por ejemplo, un mayor protagonismo de la víctima. Como dice Sieber: “Conjuntamen-
te con otros factores no dependientes de la globalización (como la consideración
fortalecida de la perspectiva de la víctima), esta evolución pone al Derecho Penal ante
la pregunta acerca de si la desprivatización y nacionalización de la administración de
justicia, ocurrida en la Edad Media, se ha puesto parcialmente en retroceso, de ahora
en más”. Vide Sieber, Ulrich, “Rechtliche Ordnung in einen Globalen Welt”, http://www.
mpg.de/97975/HM01_Rechtliche_Ordnung-basetext.pdf, hay traducción al castellano de
Chaves, Gastón/Cascales, Ester/Galain Palermo, Pablo, “Orden jurídico en un mundo
global”, de próxima publicación.

81
Victimolog í a

Sanciones Alternativas en el Sistema Penal Alemán.


11. La época actual trae aparejado un desdibujamiento de las fronte-
ras entre el Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal, en tanto ambos
han sido instrumentalizados para cumplir con esa función preventiva
de la que el Derecho Penal alemán no es ajeno. De todas las sanciones
alternativas a la privación de libertad que contiene el Derecho Penal
alemán, encontramos aquellas que dentro del Código Penal permiten
prescindir de la ejecución del castigo sin renunciar a la declaración de la
culpabilidad y al reproche, así como aquellas que dentro del Código del
Proceso Penal siguen la lógica de la negociación y permiten prescindir
del castigo y de la declaración de la culpabilidad.
12. En el ordenamiento penal alemán hay algunas sanciones cri-
minales autónomas, que permiten diferenciar entre el reproche penal
(declaración de culpabilidad) y la ejecución de la pena. En ese sentido
el Código Penal cuenta con la amonestación con reserva de pena en el
parágrafo 59 StGB que conecta elementos del castigo retributivo con
finalidades preventivo especiales siguiendo la lógica de la suspensión
condicional de la pena, cuando sea de esperar que el autor se abstenga
en el futuro de cometer hechos punibles aun sin condena a pena. Para
eximir de la ejecución de la pena se lleva a cabo una valoración en con-
junto del hecho y de la personalidad del autor que tiene que arrojar
especiales circunstancias favorables al otorgamiento de este beneficio,
en particular que la defensa del ordenamiento jurídico no exija la pena.
Este tipo de reacción penal al delito que renuncia a la ejecución de la
pena sin renunciar a la declaración de culpabilidad no sirve para todos
los delitos porque se aplica en el reducido ámbito de la pena de multa.
La política criminal favorable a las alternativas penales debería sugerir
una ampliación de la competencia del §59 StGB porque es una norma
que bien podría considerarse como una positiva alternativa a la pena
en sentido general.

13. El otro tipo de sanciones alternativas a la pena que se encuen-


tra en la sociedad de riesgos actual sigue la lógica de la negociación y
se trata de intervenciones penales que pretenden la autoinculpación o
el reconocimiento de la culpabilidad por el daño causado a la víctima, a
cambio de la declaración formal de la culpabilidad. Para que esto sea
posible se necesita que no exista una necesidad de prevención general
que exija una pena. Estas alternativas procuran que no haya proceso

82
Pablo Galain Palermo

penal ni una estigmatización penal, por medio de la búsqueda de la


autoresponsabilidad del infractor, con el objetivo que éste repare “vo-
luntariamente” las consecuencias dañosas de su conducta (esto es: la
necesidad preventiva de pena puede llegar a admitir que la asunción de
responsabilidad sustituya al procedimiento formal y al reproche penal).
En efecto, detrás de todo el arsenal de alternativas que pretenden el
reconocimiento de culpabilidad sin declaración formal de culpabilidad se
encuentra la finalidad de que el infractor asuma voluntariamente reparar
el daño como una condición u obligación a cambio de la no declaración
de la culpabilidad. La reparación, que sigue siendo la pena preferida en
ordenamientos del medio oriente31 y en sistemas consuetudinarios
indígenas de la propia Latinoamérica,32 en el Derecho Penal alemán
solo se la acepta como causa para disminuir la pena (§§46.2. 49 StGB)
y en algunos casos para prescindir de ella (§ 46a StGB). De lege ferenda
el proyecto alternativo sobre reparación de 1992 confeccionado por
profesores penales de Alemania, Austria y Suiza, propuso convertir a la
reparación en una tercera vía punitiva.33 Sin embargo, el legislador alemán
ha preferido de lege lata (§ 46a StGB) darle cabida a la reparación en
el código penal dentro de la mediación (según la lógica: los esfuerzos
serios y denodados del autor de reparar el daño social mediante en-
cuentros con la víctima o la reparación total o parcial del daño causado
a la víctima compensan la disminución o la dispensa de la pena) y en
el proceso penal (§ 153a StPO) como una obligación o condición para
suspender el proceso penal y no aplicar una pena (según la lógica: el
cumplimiento de la obligación o condición compensan la ausencia de
pena). En el parágrafo 153a del Código Procesal alemán se permite la
suspensión condicional del proceso cuando no se trata de crímenes (§
12 Código penal alemán)34 y cuando el autor acepta compensar el injusto

��
Vide Albrecht et al (Hrsgs), Conflicts and Conflict Resolution in Middle Eastern Societies-
Between Tradition and Modernity, Duncker & Humblot, Berlin, 2006.
32
Vide Borja Giménez, Emiliano, Introducción a los fundamentos del derecho penal indígena,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2001; “El derecho consuetudinario indígena como mecanismo
de reducción de la violencia en los pueblos originarios de Latinoamérica”, Simon, Jan-
Michael/Galain Palermo, Pablo, Conflicto y Sanción en América Latina. Retaliación, Mediación
y Punición (REMEP), en prensa.
��
Vide Baumann, Jürgen, Alternativ-Entwurf Wiedergutmachung. Arbeitskreis Deutscher,
Österreicher und Schweizerischer Strafrechtslehrer, Beck, München, 1992; Schöch, Heinz,
“Wege und Irrwege der Wiedergutmachung im Strafrecht” Festschrift für Claus Roxin
zum 70. Geburtstag am 15. Mai 2001, de Gruyter, 2001, pp. 1048 y ss.
34
Como la norma no es clara, según interpreta la doctrina esto puede suceder con

83
Victimolog í a

por medio de actos de reparación. Como contrapartida el sujeto no


es declarado culpable ni recibe una pena. La suspensión condicional del
proceso o suspensión por allanamiento a cambio de reparación puede
aplicarse incluso para la criminalidad media y permite la compensación
del injusto sin una declaración de culpabilidad.35 Esta solución puede plan-
tear algunas dudas en cuanto al principio constitucional de inocencia,36
pero esto es discutido por la doctrina y la jurisprudencia.37 Como se ve
la reparación se reconoce cada día más como una forma de compensar
el injusto sin declaración de culpabilidad ni juicio oral, en lo que puede
denominarse como una alternativa al propio procedimiento penal o una
tercera vía, como propuso el Proyecto Alternativo sobre reparación.
En la práctica una gran cantidad de casos penales se resuelven por esta
vía rápida. Las estadísticas alemanas indican que casi en el 90% de los
casos la condición u obligación impuesta al infractor para suspender
el proceso no es la de reparar material o simbólicamente a la víctima,
sino la de pagar una suma de dinero a una institución del Estado, como
si se tratara de una multa.38 Quien paga se exonera de un reproche,
de una declaración de culpabilidad y de un antecedente penal. Lo más
llamativo de esta vía alternativa a la pena para compensar el injusto sin
comprobación de la culpabilidad es que ella no se aplica solo para la
pequeña criminalidad (como exigía esta norma en un principio) sino que
el legislador la ha extendido sin dar pautas fijas a toda la criminalidad
media y ella ha beneficiado a poderosos banqueros, a políticos influyen-
tes, o a personalidades públicas.39 Como puede verse, esta alternativa
a la pena y al Derecho Penal se aplica generalmente en beneficio de

delitos castigados hasta con un año de pena de prisión. Vide Roxin, Claus, “Sobre o
desenvolvimento do direito procesual penal alemão”, Ferreira Monte/Calheiros/Conde
Monteiro/Noversa Loureiro (Coords), Que futuro para o direito processual penal?, cit, p.
389; con más detalles Galain Palermo, Pablo, “Mediação penal: Hacia uma justiça penal
sem jueces”, cit, pp. 843 y s (nota 92).
��
En profundidad, Galain Palermo, Pablo, La reparación del daño a la víctima del delito,
cit, pp. 261 y ss.
��
Vide Jung, Cornelia, Der Täter –Opfer-Ausgleich als Weisung. Verfahrensrechtliche Ein-
wände und Auswege im Hinblick auf § 153 a Abs. 1 StPO, Dr. Kovac, Hamburg, 2008, p.
270; Kondiziela, Andreas, “Täter-Opfer-Ausgleich und Unschuldvermutung“, MschKrim,
1989, pp. 187 y ss. Sobre el tema, Kühl, Kristian, Unschuldsvermutung, Freispruch und
Einstellung, Carl Heymanns Verlag, Köln, 1983.
37
Vide Galain Palermo, Pablo, La reparación del daño a la víctima del delito, cit, p. 270
(nota 92).
38
Ibídem, pp. 422 y s.
39
Ibídem, pp. 390 y s.

84
Pablo Galain Palermo

quien se encuentre en condiciones de “comprar su libertad” y mante-


ner su reputación fuera de la mancha que significa un reproche penal.40
Esta es una de las alternativas a la pena que no puede ser considerada
beneficiosa para la sociedad en general, que frente a cada suspensión
condicional del proceso seguida de un archivo definitivo del proceso
a cambio de una reparación, no sabe si realmente se ha tratado de un
delito o si el hecho queda comprendido por el umbral de lo permitido.41
Lo cierto es que cuando se aplica esta alternativa a la pena a este tipo
de autores que asume reparar materialmente a la víctima,42 la política
criminal decide que no estaríamos frente a un delincuente, o frente a
alguien a quien considerar en el futuro una fuente de peligro que se
tiene que controlar. Este tipo de alternativa a la pena, que se aplica a
una determinada franja de autores, si bien atenta contra la seguridad
jurídica sirve para cumplir con el fin de disminuir la estigmatización de
los individuos. En realidad, aunque pueda dejar algunas dudas desde el
punto de vista dogmático, ella es útil desde el punto de vista político
criminal porque disminuye en millones la cantidad de casos que llegan
a tramitarse como un procedimiento penal formal.43
14. Todavía dentro de este segundo grupo de alternativas que per-
sigue la asunción de responsabilidad por parte del infractor, se puede
incluir a todas aquellas alternativas que permiten la negociación entre los
involucrados por el delito siguiendo la lógica de la Mediación. El Código
Penal alemán en el parágrafo 46a ha introducido la conciliación entre el
autor y la víctima que permite al juez atenuar o prescindir de la pena
en caso de una Reparación total o parcial del daño, si el autor se ha
esforzado seriamente para ello.44 En la mediación o conciliación alemana
el legislador sigue la lógica de la compensación de la víctima dentro de un
plano de valoración civil y además, sigue la lógica punitiva en cuanto a
la valoración del esfuerzo del autor en compensar a la víctima, dentro
de un plano de valoración preventivo general o especial. Véase que para
solucionar el conflicto según la lógica de la mediación o conciliación
��
Vide Schmidhäuser, Eberhard, “Freiverkaufen mit Strafcharakter im Strafprozeß?“,
cit, pp. 529 y ss.
��
Vide Roxin, Claus, “Sobre o desenvolvimento do direito procesual penal alemão”,
Ferreira Monte/Calheiros/Conde Monteiro/Noversa Loureiro (Coords), Que futuro
para o direito processual penal?, cit, pp. 387 y ss.
42
Véase que las estadísticas así lo demuestran, si bien nada impide podría aceptarse la
reparación simbólica.
43
Vide Galain Palermo, Pablo, La reparación del daño a la víctima del delito, cit, pp. 425 y s.
44
Ibídem, pp. 248 y ss.

85
Victimolog í a

hay que desviarse del proceso formal hacia una instancia menos formal
en tanto en Alemania estos procesos son dirigidos por trabajadores
sociales o pedagogos. Sin embargo, el sistema penal no renuncia a la
función de control social porque es el juez quien tiene que homologar
los acuerdos alcanzados.45

15. También se podría entender como una posible alternativa a la


pena la reparación voluntaria del autor del daño causado a la víctima
considerada como un equivalente funcional de la pena. Este comporta-
miento positivo posterior en algunas circunstancias puede ser suficiente
para cumplir con los fines de la pena y con la función del Derecho Penal.

Conclusión.
16. El sistema penal tiene que contar con alternativas a la pena en-
tre las herramientas disponibles para prevenir y solucionar el conflicto
jurídico y social causado por el delito. En ese contexto, una política
criminal racional y respetuosa de los individuos debe orientarse según
la revaloración de la posición de la víctima y la posibilidad de que ella
obtenga la reparación del daño sufrido como consecuencia del delito.
Ello, sin embargo, no significa que el Estado esté dispuesto a devolver
a los particulares la resolución del conflicto, o que acepte una resolu-
ción horizontal del conflicto. Véase que en la mediación o conciliación
entre autor y víctima hay una actuación previa y posterior de control
y homologación por parte del juez, y por otra parte, si se considera la
suspensión condicional del proceso aquí la víctima ni siquiera participa
de un acuerdo entre el ministerio público y el defensor. Esto indica
que aun en el grupo de alternativas a la pena que siguen la lógica de la
negociación el Estado no cede ni delega funciones sino que permanece
con la concentración del poder y que continúa ejerciendo las sanciones
en un contexto vertical.

45
Otros sistemas penales muy cercanos al alemán -como es el caso de Portugal- acep-
tan a la mediación como alternativa de la pena. El sistema penal portugués también
admite la desviación del proceso, pero -a diferencia del sistema alemán- quien decide
la desviación y posteriormente homologa el acuerdo de reparación que surge de la
mediación no es el juez, sino el ministerio público. De esta forma, el sistema penal
portugués deja en manos del fiscal toda la política criminal futura de delitos castigados
hasta con penas de hasta 5 años, en lo que he denominado como el camino hacia una
justicia penal sin jueces. Vide Galain Palermo, Pablo, “Mediação penal: Hacia uma justiça
penal sem juízes”, cit, pp. 851 y ss.

86
Pablo Galain Palermo

17. Cuando analizamos las alternativas que siguen la lógica de la ne-


gociación (por ejemplo, la posibilidad de suspender condicionalmente el
proceso a cambio de la reparación del § 153a StPO), mis discrepancias
tienen que ver con la renuncia a la declaración de culpabilidad de quien
ha compensado el injusto penal, porque aunque la compensación del
daño social sea voluntaria, ella obedece a una situación de negociación
en la que la reparación es la moneda de cambio utilizada como “salida de
urgencia” del sistema penal. En esta negociación la víctima está irradiada
y es el Estado el beneficiario de la reparación del daño, que generalmente
consiste en el pago de una cantidad de dinero a una entidad estatal o
de interés público.46 En mi opinión, las alternativas a la pena tienen que
estar contenidas en la parte general del Código Penal; por eso, parece-
ría una mejor solución una norma similar al § 59 StGB que permitiera
-para una franja mayor de delitos- que una vez operada la reparación
el juez pueda declarar la culpabilidad del autor y prescindir de una pena
(y de sus efectos estigmatizantes). De esta forma, la compensación del
injusto se correspondería proporcionalmente con la culpabilidad y con
los fines de la pena, permitiendo que la reparación se convierta en un
equivalente funcional de la pena.

46
Vide Galain Palermo, Pablo, Reparación del daño a la víctima del delito, cit, p. 422. En
este trabajo se sugiere que para sistemas penales como el español, la reparación puede
abarcar en su seno también a la responsabilidad civil ex delicto, constituyéndose en una
solución global del conflicto ocasionado por el delito. Ibídem, pp. 437.

87
Violencia emocional en la niñez.

Prof. Lic. Susana Montoza de Lanza1


Argentina

Uno de los temas más complejos de la Victimología es el referido


a los menores. El niño es una de las víctimas más vulnerables, porque
sus posibilidades para buscar ayuda y protección son muy limitadas. En
consecuencia, suelen sufrir pasivamente distintas situaciones de maltrato,
lesiones, abuso sexual, abandono; son testigos de la violencia entre sus
padres y también víctimas de homicidio, por nombrar solo algunas formas
de abuso infantil. Un sistema educativo que no prepara al niño para su
vida futura, un sistema de salud que no le brinda suficiente cobertura,
programas que emiten los medios masivos de comunicación que incitan
a la violencia y al consumismo, también victimizan al niño.

El maltrato infantil tiene innumerables manifestaciones que se


encuentran tanto en las comunidades con alto desarrollo tecnológico
como en las más postergadas. La realidad social muestra millones de
niños sumidos en una cruel miseria material o moral. Desnutrición,
niños “de” y “en” la calle, consumo de drogas, explotación laboral,
marginación, condiciones habitacionales infrahumanas, son solo algunas
formas de victimización que pueden verse a diario. Están, además, todas
las manifestaciones que trajo aparejada la posmodernidad: anorexia y
bulimia, alcoholismo, individualismo, depresión, suicidio… En el ámbito
de la sexualidad, prostitución infantil, pornografía vía Internet, turismo
sexual, redes de pedófilos… Los chicos soldados, refugiados, captados
por sectas, víctimas de tráfico, utilizados por el narcotráfico para ase-
sinatos por encargo o que viven en zonas de conflicto armado. Todas
ellas formas perversas de maltrato infanto – juvenil, a las que se suma
el maltrato en la familia.
El resultado es una minoridad sumida en condiciones incompatibles
con la dignidad del ser humano, un problema que presenta dimensiones
que lo acercan a los límites de una verdadera tragedia social, que se burla

1
Presidenta de la Asociación Argentina de Victimología. Miembro del equipo de Salud
Mental, Sanidad Policial, Ministerio de Seguridad, Mendoza. Fundadora del Programa
de Asistencia a Víctimas de Delitos de la Provincia de Mendoza.

89
Victimolog í a

de todos los principios de la Declaración Universal de los Derechos del


Niño de 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño de l989.

Antecedentes históricos.
Martínez Roig y Ochotorena describieron la evolución histórica del
maltrato infantil que es tan antiguo como el hombre y está presente en
todas las culturas, aunque solo recientemente fue reconocido como tal.
Si bien se desarrollaron algunas formas de cuidado del niño, no fueron
menos dañinas. Así, en los siglos XVII y XVIII se protegía al menor
internándolo en instituciones, sistema que fracasó, demostrando que
solo era otra forma de atentar contra la niñez. “En París, entre 1771 y
1777, habían muerto el 80% de los 31.000 niños acogidos en hospicios;
en Dublín, entre 1775 y 1796, sólo sobrevivieron 45 de los 10.000 que
pasaron por instituciones”2.

En resumen, los autores señalan que los primeros estudios científicos


de casos de maltrato surgieron en el siglo XIX: en 1852, Toulmuche,
médico francés, describió algunas lesiones de malos tratos; en 1860,
otro médico francés, Ambrose Tardieu, hizo la primera gran descripción
científica del “síndrome del niño maltratado”, citando 32 casos, 18 de
los cuales murieron. También se crearon las primeras asociaciones para
prevenir actos de crueldad hacia los niños: en 1874 se fundó en Nueva
York la Society for the Prevention of Cruelty to Children, como con-
secuencia del caso de la niña Mary Ellen Wibon, gravemente maltratada
por su familia, que sólo pudo ser institucionalizada por la invocación de
una ley de protección de animales.

Sin embargo, debió pasar casi un siglo para que la sociedad reaccio-
nara frente al fenómeno del maltrato infantil. En 1962, el Dr. H. Kempe
y su equipo, publicaron un artículo sobre 302 casos de niños maltrata-
dos, 33 de los cuales habían muerto, designándolo como “síndrome del
niño apaleado”, descubiertos a través del estudio de radiografías que
mostraban huesos soldados sin intervención médica. A partir de estos
estudios, el tema se fue instalando en los ámbitos científicos, aunque
pocos países llevan estadísticas confiables.

2
Martínez Roig y J. de Paul Ochotorena, Maltrato y abandono en la infancia, Ed. Martínez
Roca, Barcelona, 1993, pag. 17

90
Susana Montoza de Lanza

Debieron transcurrir diez años más para que se considerara el


maltrato emocional; en 1971, Lukianowicz habló de los malos tratos
psicológicos, pese a que ya en la década de 1940 Reneé Spitz había
advertido sobre la depresión anaclítica, que podía llevar a la muerte a
niños privados de contacto emocional con su madre que, por la privación
afectiva parcial presentaban: pérdida de la expresión mímica, mutismo,
anorexia, insomnio y retardo psicomotor, lo que muestra claramente
la importancia de la relación afectiva en el desarrollo del niño.

El abuso sexual fue estudiado con mayor profundidad a partir de


1980. Poco a poco estos temas se fueron instalando en la sociedad. En
Argentina debe destacarse la labor del Dr. Arnaldo Rascovsky, quien
publicó en 1970 “La matanza de los hijos” y en 1973 “El filicidio”.

Generalidades
El análisis histórico muestra la evolución del tema y cómo, a través
del tiempo, situaciones que se aceptaban como normales fueron incor-
poradas a la temática del maltrato. Investigaciones y estudios realizados
mostraron que distintas pautas de crianza y métodos educativos co-
rrientemente utilizados, producían daños irreparables. En consecuen-
cia, se llamó la atención sobre situaciones específicas, tales como los
castigos físicos, las rotulaciones, o la institucionalización, entre otros,
con el objeto de difundir sus efectos nocivos y modificar conductas. No
obstante, cambiar pautas culturales que se trasmitieron de generación
en generación, no resulta sencillo y la sociedad evoluciona con gran
disparidad para incorporar nuevos modelos. Por ello, aún hoy, pueden
verse brutales castigos físicos aplicados como medidas educativas.

Si bien las conductas relacionadas con el castigo físico no propor-


cionan dudas y son consideradas como maltrato tanto por especialistas
como por cualquier integrante de la sociedad, que las reconoce y de-
nuncia, formas de castigo más atenuadas determinan mayores problemas
para establecer acuerdos. Bibiana Herrera Reynals3, señala: “un adulto
no aceptaría un bofetón como respuesta al incumplimiento de algún
requerimiento. Por el contrario, se consideraría un hecho así como
humillante, degradante, ofensivo o injuriante. Sin embargo, se acepta
como medida natural cuando se trata de “corregir” la conducta de un
3
Programa de Asistencia a Víctimas de Delitos de la provincia de Mendoza.

91
Victimolog í a

niño. Cabría preguntarse qué tipo de conducta es la que admite ser


corregida: ¿el despliegue de energías en forma de juegos que molestan y
perturban al adulto?, ¿las preguntas espontáneas en lugares inadecuados
y ante personas extrañas, que pueden comprometer al adulto?, ¿los
requerimientos de ser escuchados y atendidos en sus gustos y necesi-
dades?, ¿las negativas a verse impuestos de decisiones que no los hacen
felices?, ¿el llanto, la risa desbordada?...”

Un problema aún mayor está dado por las distintas formas de abuso
y abandono emocional. Existen múltiples maneras de intimidar a un niño,
asustarlo o humillarlo, sin necesidad de llegar a la violencia física. La
forma en que los adultos se comunican con el niño puede tener efectos
adversos, aunque verbalmente se le exprese que es querido, con lo que
se emiten mensajes contradictorios que lo confunden y determinarán
consecuencias negativas en su desarrollo psíquico. Los ejemplos abun-
dan: a menudo los niños son los últimos en ser considerados cuando
se establecen necesidades y prioridades del grupo familiar; cuando se
debe delegar su cuidado en terceras personas, utilizando criterios que
suelen depender de costos, distancias, horarios, sin tener en cuenta
lo que resulta más adecuado para el niño. Cuántas veces se los ve
deambulando por vecinos, clubes, plazas o calles, con conocimiento o
no de los padres, tal vez buscando un lugar donde le brinden un poco
de atención. O los bebés y niños que pasan horas sentados frente a un
televisor como entretenimiento. Las reiteradas, prolongadas y a veces
hasta sádicas penitencias, como enviarlos a la cama sin comer, privarlos
de juegos o encuentros con sus mejores amigos. Niños y adolescentes
mal alimentados, en hogares en los que no hay carencias económicas,
sino que se da prioridad a la facilidad de la comida “chatarra”. Bulimia,
anorexia, alcoholismo, drogadicción, etc., que pasan inadvertidos para
los padres… A veces hasta se oyen comentarios acusadores o culpa-
bilizantes hacia los menores por su conducta, sin tener en cuenta que
han sido víctimas de abandono emocional y es el único recurso que
poseen para reclamar atención. Y la permisividad, ¿no es acaso una
forma solapada de expresar indiferencia afectiva? Como así también la
sobreprotección, otro tipo de abuso que impide que el hijo desarrolle
potencialidades y tenga sus propias experiencias, por la actitud de los
padres que esperan poco de él, una manera indirecta de rotularlos como
“inútiles”, que les impide lograr independencia, el ejercicio de la libertad
y la posibilidad de tomar decisiones sobre su vida.

92
Susana Montoza de Lanza

El análisis longitudinal muestra, a través de los siglos, cómo ha cam-


biado la concepción acerca del niño y, en consecuencia, la consideración
de una situación determinada como maltratante o no. También pueden
observarse posturas distintas en un estudio transversal de la sociedad
actual. En un sentido amplio variará si se posee un origen latino, an-
glosajón, oriental, etc. Y, en un mismo país, las subculturas regionales
también determinarán posturas distintas. La cultura predominante deter-
minará qué se espera de un niño, las prácticas de crianza, cómo será la
interacción con los adultos, como así también las formas de corrección.

Lo cierto es que, con distintos criterios, a lo largo de la historia y en


pos de la educación, el adulto ha tenido siempre el permiso para abusar
física, psicológica y emocionalmente de los niños, sin que las institucio-
nes hayan podido hacer mucho para modificar esas conductas, que han
recibido la calificación de maltrato en épocas recientes, especialmente
en lo que se refiere al abuso emocional o psicológico, por lo que toda-
vía se carece de definiciones claras y consensuadas. Asimismo, existen
otras causas que dificultan circunscribir el problema, tales como la ya
señalada diversidad de pautas culturales y también porque las primeras
intervenciones partieron de la medicina y no de la psicología, por lo que
se tardó bastante más tiempo en considerar el maltrato psíquico como
una forma de abuso, aunque está presente en todos los tipos de maltrato.

Tipología.
Existen diferentes tipos de maltrato infantil, de acuerdo al enfoque
desde el que se lo aborde.

1.- En cuanto se refiere a la actitud del autor puede ser clasificado


como:
a. el ejercido intencionalmente, a través de un acto perverso que
provoca placer al agresor (es el más raro y probablemente
implique una psicopatología grave);
b. el realizado en un violento arrebato de furia (es el más frecuente);
c. los actos que, por negligencia u omisión exponen al niño a
accidentes que los lastiman o ponen en peligro su vida;
d. las conductas no intencionadas que dañan al niño, aunque el
autor no es consciente de las consecuencias de su actitud.
2.- También puede abordarse el tema en relación al ámbito en el cual

93
Victimolog í a

se produce. De esta manera, en una primera aproximación, se puede


hablar de maltrato extrafamiliar y familiar.
3.- Estos, a su vez, podrán dividirse en activos y pasivos, es decir los
que son consecutivos a una acción y los que son fruto de una omisión.
4.- De acuerdo a la esfera en la que repercuten, podrán ser físicos,
psíquicos o sexuales.

Se enfatizará el maltrato intrafamiliar que es el que se produce en el


ámbito en el que se concreta la crianza y hace referencia a la relación
del niño con su cuidador. Allí muchas veces se golpea, humilla o violenta
sexualmente a un niño que, por ser naturalmente dependiente, es una
víctima vulnerable, con muy pocas posibilidades de buscar ayuda.
El niño puede provocar la ira de sus cuidadores con solo expresar sus
demandas naturales, por ejemplo, el bebé que llora. Cabe preguntarse
¿cuál puede ser la vivencia de un niño que ante una tensión psíquica, una
necesidad, una demanda, tiene como respuesta un golpe, un manoseo,
una humillación o la violación por parte de un miembro de su familia?

Definiciones
Hay una gran diversidad de marcos teóricos para definir el maltrato,
utilizándose también a veces criterios ambiguos y diversos. En ocasiones
se habla de “trato inadecuado”, “ambiente inapropiado”, que permiten
una amplia variedad de criterios en el momento de tomar decisiones,
por lo que la subjetividad de quienes evalúan la situación va a jugar un
papel muy importante. El maltrato psicológico responde a un conjunto
de conductas, que contienen alguna forma de agresión, la que puede
tratarse de un acto, situaciones en las que se da un trato degradante y
persistente a través del tiempo, que ataca la autoestima del niño. Cuando
el maltrato es pasivo, obedece a omisiones, que consisten en la falta de
atención y afecto al niño, quien depende del agresor por tratarse de su
cuidador y no tiene un lugar en la vida de ese adulto.
El abuso y el abandono emocional pueden detectarse en la medida
en que se sepa con antelación qué es lo que hay que buscar, aquí no
hay marcas, como en el maltrato físico, que puede ocasionar graves
consecuencias que aparecen en forma inmediata, tales como la muerte,
el traumatismo, la fractura, la quemadura o cualquier otro tipo de le-
sión, aunque la mayoría de sus víctimas sobreviven a los golpes y, luego
de un tiempo, los moretones desaparecen, las heridas se curan y los

94
Susana Montoza de Lanza

huesos sueldan. Sin embargo, en el abuso emocional esto no ocurre


ya que la “lesión” se acentúa y consolida en forma paulatina y es muy
probable que los daños perduren a través del tiempo, tornándose más
graves a medida que mayor sea el lapso en que se producen. También
hay que reconocer que el abuso físico puro no existe ya que implica
necesariamente un abuso emocional, el que se acentúa y consolida a
través del tiempo, por lo que mientras más dure, mayores serán las
consecuencias que ocasionará, provocando un desgaste que incapacita
paulatinamente a la víctima.
Vicente Garrido y Santiago Redondo4 definen el maltrato y negli-
gencia emocional o psicológica como “la intención destructiva o el daño
significativo ocasionado en la competencia del niño a través de actos tales
como el castigo de la conducta de apego, el castigo de la autoestima y
el castigo de las conductas necesarias para una interacción normal” y
citan el rechazo, aislamiento, aterramiento, indiferencia, corrupción y
el manejo del niño como un adulto.
Danya Glaser cita la Conferencia sobre abuso psicológico a jóvenes
y niños, realizada en 1983, que establece: “el maltrato psicológico a
jóvenes y niños consiste en acciones u omisiones que son juzgadas por
los expertos y los parámetros de la comunidad como psicológicamen-
te dañinas”. Dichos actos son cometidos por individuos que por sus
características (edad, status, conocimientos, modalidad organizacional,
etc.) en forma individual o colectiva se encuentran en una posición
de poder desigual que convierte al niño en vulnerable. Dichos actos
dañan el funcionamiento cognitivo, afectivo y conductual del niño en
forma inmediata o mediata. Si bien el abuso emocional se puede dar
en cualquier ámbito, mientras más cercana sea la relación entre el niño
y su maltratador, más graves serán las consecuencias. De igual modo,
estas conductas deben ser típicas de la relación y no circunstanciales.
El tema puede circunscribirse partiendo del análisis de los hechos
que se cometen por acción o por omisión. Los casos cometidos por
acción se designan “maltrato o abuso” y se definen como: “cualquier
acto que tenga como consecuencia un daño físico, mental o sexual y
que provoque o pueda provocar que la salud mental, física o emocional
del niño queden en peligro”. Los hechos consecutivos a una omisión
determinarán abandono, que se produce “cuando un padre u otro cus-

4
Garrido Genovés, Vicente y Redondo Illescas, Santiago; Manual de Criminología Apli-
cada; Ediciones Jurídicas Cuyo; Mendoza (Argentina); Capítulo 14.

95
Victimolog í a

todio legal, a pesar de ser capaz económicamente, no proporciona al


niño la alimentación, vestido, seguridad o tratamiento médico básicos,
o permite que un niño viva en un ambiente en el que tal deprivación
cause una alteración en la salud mental, emocional o física del niño o
que lo ponga en serio peligro de sufrir dicha alteración”.
La sintomatología varía en relación con:
• la edad del niño,
• el momento en que se inició la situación de maltrato,
• la intensidad y duración del abuso,
• la estimulación de otras personas no abusadoras,
• la resistencia del niño a las situaciones críticas,
• la resiliencia.
En consecuencia, limitándose a la esfera emcional, se encontrarán
situaciones en las que los hechos se cometen por acción, es decir, si-
tuaciones de maltrato o abuso emocional y por omisión, que consisten
en abandono emocional.
1.- El maltrato emocional se define como “hostilidad verbal crónica
en forma de insulto, burla, desprecio, crítica o amenaza de abandono,
y constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles (desde
la evitación hasta el encierro o confinamiento) por parte de cualquier
miembro adulto del grupo familiar”.
Este abuso emocional está determinado por todas las acciones de los
adultos en el núcleo de convivencia, las relaciones de los adultos entre
sí y de ellos con el niño, que inciden negativamente en su evolución y
desarrollo. Pueden citarse:
• rechazo verbal ante cualquier acción del menor,
• designaciones descalificantes,
• agresividad verbal, insultos,
• criticar sus comportamientos,
• educación intimidatoria,
• exigencias superiores a la edad o a la capacidad del niño,
• educación desvalorizadora,
• amenazas de abandono o castigo,
• apelativos despectivos,
• explotación,
• disciplina severa,
• desvalorización,
• discriminación,
• impedirle experiencias de socialización,

96
Susana Montoza de Lanza

• burlarse de sus requerimientos,


• compararlo con hermanos u otros niños.
2.- El abandono emocional consistiría en la “falta persistente de
respuesta a las señales (llanto, sonrisa), expresiones emocionales y
conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciadas por el
niño y falta de iniciativa de interacción y contacto, por parte de una
figura adulta estable”. Son manifestaciones de abandono emocional:
• indiferencia,
• falta de atención
• escasa o nula preocupación por sus necesidades emocionales,
• ausencia de comunicación,
• inaccesibilidad emocional de los padres,
• ignorar sus demandas,
• ausencia de muestras de afecto,
• aislamiento social.
Estos niños pueden estar físicamente bien cuidados pero el padre,
la madre o ambos no están disponibles para atender sus necesidades
emocionales. Esto puede ocurrir por alguna problemática psicopatológi-
ca del o los progenitores: padres depresivos que no pueden brindarle la
atención adecuada, padres sobreocupados que pasan muy poco tiempo
en el hogar; padres de muy buen nivel económico que hacen largos viajes
dejando a los niños al cuidado de terceros, entre otras.
Una situación en la que se hace mucho hincapié en la actualidad es la
necesidad de comunicación, cuando puede verse la escasa disponibilidad
de los padres tanto temporal como emocional para dedicar atención a
los hijos. Otra forma de abandono emocional es la clara tendencia, en
muchos casos a “depositar” los hijos en instituciones de diversa índole,
que los mantienen ocupados y liberan a los padres. De esta manera se
cubren horarios libres con guarderías, institutos para el aprendizaje de
idiomas o computación, práctica de deportes, etc.
El abandono emocional, si bien en algunos casos puede diagnosticarse
fácilmente a través de la observación de los menores, es el que aparece
en menor medida en las instituciones abocadas al tratamiento del tema,
dado que no es considerado como una forma de maltrato. Por ello no
se denuncia ni determina consultas o asistencia, también es el más pro-
clive a ser encuadrado, cuando aparecen las consecuencias, como casos
de niños o adolescentes “difíciles”, cuyas verdaderas causas quedarán
enmascaradas y serán tratados como una psicopatología individual.

97
Victimolog í a

Factores de riesgo.
Para Danya Glaser existen tres factores de riesgo en lo padres:
1. enfermedad mental
2. abuso de drogas
3. violencia doméstica
Vicente Garrido y Santiago Redondo consideran, además de los fac-
tores psiquiátricos, los socioculturales (pobreza, aislamiento, desempleo,
paternidad prematura, hacinamiento, etc.) y los socio-interaccionales,
es decir, los procesos psicológicos que condicionan la interacción entre
padres e hijos (percepciones, atribuciones, manejo del estrés, expresión
del afecto y de la ira, etc.)
En el maltrato infantil en todas sus manifestaciones, intervienen una
amplia gama de factores en continua interacción. En 1980, Jay Belsky
afirmó: “el maltrato infantil está determinado de manera múltiple por
fuerzas que actúan en la familia, en el individuo, en la comunidad y en la
cultura en la que ese individuo y esa familia están implicados”. Asimismo,
adaptó el Modelo Ecológico – ecosistémico propuesto por Bronfen-
brenner, que responde a esos lineamientos y permite una mirada más
amplia y abarcativa de los diversos problemas humanos. Se distinguen:
1. Macrosistema: la cultura o subcultura que determina un sistema
de creencias, valores, organización social, roles familiares, dere-
chos y responsabilidades, conceptos sobre poder, obediencia,
aceptación de modos violentos para resolver conflictos o del
castigo corporal para controlar la conducta infantil, entender
al niño como propiedad de los padres, etc.
2. Exosistema: las instituciones sociales que son las mediadoras
entre la cultura y el individuo y pueden favorecer la aparición de
fenómenos violentos. Esto ocurre cuando no existe una legisla-
ción adecuada, no se brinda apoyo a las víctimas, los perpetrado-
res gozan de impunidad, se brindan modelos violentos a través
de los medios de comunicación, etc. Todo ello se favorece con
otros factores de riesgo tales como el desempleo, aislamiento
social, sistema de salud deficiente, situación socioeconómica
estresante, etc.
3. Microsistema: hace referencia al círculo más íntimo de la perso-
na: baja autoestima, autoritarismo, aislamiento, modos violentos
de resolver conflictos, alcoholismo, psicopatologías, conflictos
de pareja, etc. También el abuso de poder ya que la jerarquía

98
Susana Montoza de Lanza

de poder en relación a la edad da ilusión de ser todopodero-


sos, por ello se exige al hijo obediencia ciega, como modo de
afirmar ese poder. Niños difíciles, hiperkinéticos, prematuros,
con deficiencias psíquicas o físicas, etc.
4. Desarrollo ontogenético: historia de malos tratos, abandono
emocional, desconocimiento de las etapas evolutivas del niño,
etc.

Consecuencias
Las consecuencias del abuso emocional pueden ser diversas. Como
es un problema considerado como tal en forma relativamente reciente,
también está en investigación y los estudios al respecto son muy dispares.
Debido a que son hechos persistentes a través del tiempo, las conse-
cuencias pueden aparecer a largo plazo, cuando el niño se ha expuesto a
otras formas de maltrato, propias de las circunstancias vitales, ya que por
sus características, tenderá a entablar relaciones similares en el ámbito
laboral o en la elección de pareja, que lo someterán en el futuro a otras
formas de abuso de poder, eternizando a lo largo de su vida elecciones
que lo ubiquen en los estratos inferiores de las pirámides de poder.
Otra limitación está dada porque, al investigar estos casos, es
necesario trabajar con los recuerdos de la víctima, que pueden estar
notoriamente desdibujados por el paso del tiempo o no ser tenidos en
cuenta por la naturaleza sutil e insidiosa del maltrato emocional sufrido
en las primeras etapas de la vida, que no permiten considerarlas como
tales por no ser evidentes para la víctima y, muchas veces, para el pro-
fesional interviniente.
También por responder a una forma de crianza, suelen ser na-
turalizadas y, en el futuro, aplicadas a nuevos ámbitos de relación y,
especialmente, a la crianza de los propios hijos, con lo que se perpetúa
una forma de relación violenta en la esfera emocional.
De todos modos, si bien en el ámbito de la conducta humana no
existe una relación directa causa – efecto, debe contemplarse un aba-
nico bastante amplio de posibilidades en cuanto a las consecuencias
del abuso emocional. En un extremo se ubicarían conductas suicidas,
que pueden ocurrir a edades tempranas, también estados depresivos,
psicóticos, conductas adictivas, violentas o en conflicto con la ley. En el
otro extremo se ubicarían las personas que logran un funcionamiento
más o menos “adaptado” a la vida social actual que, debe reconocerse,

99
Victimolog í a

tolera en gran medida el abuso emocional como algo natural en las


relaciones humanas.
El niño víctima de violencia emocional podrá presentar una o varias
de las siguientes características:
• ser más proclive a ser manipulado por los demás,
• no respetar normas de convivencia,
• ser incapaz de demostrar sus sentimientos,
• tener poca confianza en sus capacidades para resolver problemas,
• no confiar en su propio juicio,
• ser hipersensible a la crítica,
• ser personas indecisas por miedo a equivocarse,
• ejercer una autocrítica exagerada,
• ser perfeccionistas o autoexigentes en forma desmesurada,
• exagerar la magnitud de sus errores,
• culparse indefinidamente,
• mostrar una hostilidad constante,
• tener tendencias depresivas manifiestas por un negativismo
generalizado,
• ser personas poco creativas,
• entablar relaciones de dependencia con los demás,
• presentar trastornos psicosomáticos.
Tal vez una de las consecuencias más presente es el desgaste emo-
cional que se produce en la víctima, que le impide implementar meca-
nismos defensivos adecuados frente a los ataques, llevándola a asumir
como propias las calificaciones atribuidas o que no son merecedores de
recibir afecto, por lo que se destacan como personas con una autoestima
muy disminuida, inseguras, tendientes a asumir la culpa por todo lo que
ocurre a su alrededor, que se sienten incapaces de enfrentar problemas
y que no logran emerger o superar situaciones adversas. Además, la
escasa estimulación de la afectividad puede tornarlos egocéntricos, con
poca capacidad empática, insensibles ante sus pares y con dificultades
para interactuar con los demás.
La especialista Danya Glaser5 hace referencia al seguimiento de 94
niños víctimas de abuso emocional y distingue perturbaciones en seis
áreas del desarrollo:
1. Trastornos del desarrollo emocional: niños ansiosos, reprimidos,

5
Jornadas internacionales de violencia y abuso en niños y adolescentes, Buenos Aires,
13,14 y 15 de agosto de 1997.

100
Susana Montoza de Lanza

angustiados, asustados, que lloran con facilidad por cualquier


motivo.
2. Retraso en los vínculos: vínculos inseguros, niños que buscan vin-
cularse indiscriminadamente con cualquier persona del entorno.
3. Dificultades en la conducta: niños muy traviesos, con compor-
tamientos desafiantes, desobedientes, difíciles. O niños con
conductas muy maduras, “pequeños adultos”.
4. Dificultades en las relaciones con su grupo de pares: muy agre-
sivos o muy aislados.
5. Retraso en el desarrollo cognitivo: niños que no logran alcanzar
los objetivos escolares.
6. Trastornos en el desarrollo físico: niños con problemas psico-
somáticos de origen inexplicable.
Es preciso tener en cuenta que el abuso emocional siempre deja
huellas, mientras más sutil sea, mayores serán las consecuencias porque
pasará desapercibido tanto para la víctima como para su entorno y
especialmente, para el profesional no entrenado en esta problemática,
al que le resultará difícil detectarlo.
Por otra parte, si bien los estudios actuales no son concluyentes
acerca de la evolución de un niño víctima de maltrato psíquico, es nece-
sario reconocer que tendrán más probabilidades de presentar desajustes
en la esfera emocional, tener problemas de conducta o convertirse en
adultos maltratadores.

Bibliografía
Bonaldi, Pablo; ¿Estamos frente a una nueva forma de violencia?, Vertex, Rev. Arg.
de Psiquiatría 2.000, Vol. XI.
Garrido Genovés, Vicente y Redondo Illescas, Santiago; Manual de Criminología
Aplicada; Ediciones Jurídicas Cuyo; Mendoza (Argentina.
Garrido, Vicente; Amores que matan. Acoso y violencia contra las mujeres;
Algar Editorial; España; 2001.
Glaser, Danya y Frosh, Stephen; Abuso sexual de niños; Paidós, Argentina, 1997
Hirigoyen, Marie – France; El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida
cotidiana; Ed. Paidós; España; 1999.
Jaim Etcheverry, Guillermo; La tragedia educativa, Fondo de Cultura Económica;
Argentina; 2000.
Jornadas internacionales de violencia y abuso en niños y adolescentes, Buenos
Aires, 13,14 y 15 de agosto de 1997.

101
Victimolog í a

Marchiori, Hilda y otros; Criminología. Victimología y Asistencia a las Víctimas;


Carlos Alvarez Editor; Uruguay; 1998.
Marchiori, Hilda; Criminología, La víctima del delito; Editorial Porrúa; México,
2000.
Martínez Roig y J. de Paul Ochotorena, Maltrato y abandono en la infancia, Ed.
Martínez Roca, Barcelona, 1993.
Ortega Ruiz, Rosario y otro; Violencia escolar. El problema del maltrato entre
iguales; Cuadernos de Pedagogía Nº 270; España; junio 1998.

102
Muerte en custodia. Muertes en las prisiones.

Prof. Dra. Emma Mendoza Bremauntz1


México

1. Introducción y Justificación
Los temas carcelarios resultan siempre inquietantes y en especial
si nos acercamos a buscar los índices y a tratar de encontrar las expli-
caciones de las llamadas muertes en custodia.
La idea de desarrollar el tema se deriva del interés personal de
relacionarlo directamente con los Derechos Humanos que frecuente-
mente son violados dentro de las prisiones y cuyas violaciones no se
analizan con el suficiente cuidado, al considerar que se trata de personas
(los afectados) que no merecen ninguna consideración, por haber sido
ellos mismos violadores de Derechos e integridad de sus víctimas, por
lo que llegaron a la prisión, lo cual es una idea incorrecta y equivocada.
La idea que autoridades y algunos sectores sociales tienen en cuan-
to al maltrato de los internos, algo como que “ellos se lo buscaron”,
es absolutamente desocializante, ya que una persona con una cultura
mediana debe de saber que la consecuencia penal de los delitos es la
aplicación de las penas previstas en las leyes, mediante un procedimiento
igualmente regulado y en ninguna de estas leyes se contempla el mal-
trato y abuso ni físico ni psicológico en contra de ellos, menos aún la
violación permanente de sus Derechos, aunque de hecho así es como
se ejecutan las sentencias actualmente.
La publicidad denigrante dada con fines diferentes, por ejemplo,
de la llegada de un procesado exgobernador de Quintana Roo a una
institución de máxima seguridad, prácticamente introducido a rastras
entre perros de aspecto feroz y ladrando amenazadoramente casi en
la cara del reo, significó quizá en la mente enferma de quien lo ordenó,
una advertencia para otros funcionarios mezclados con la delincuencia
organizada, pero en realidad fue un espectáculo vergonzoso para las
autoridades mexicanas, de falta de respeto a la dignidad humana y muchas
otras cosas válidas solo para pueblos primitivos y estimulantes de las
1
Catedrática por oposición en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Au-
tónoma de México, cofundadora de la Sociedad Mexicana de Criminología y Miembro
del Sistema Nacional de Investigadores.

103
Victimolog í a

bajas pasiones vengativas de las poblaciones ignorantes y no una etapa


de un procedimiento penal adecuado.
Es así que las autoridades mismas han encontrado una pseudo justi-
ficación para estos vergonzosos hechos que de repente se han desatado
en las cárceles de muchos países, pero especialmente de manera increíble
y brutal en el nuestro, al explicar que las matanzas son producto de riñas
por territorio y poder, dentro y fuera de las prisiones y entre pandillas
o cárteles. La realidad es que, como todos los delitos, aún estos de un
perfil tan salvaje y corrupto, son multifactoriales, que no obedecen a una
lógica tan simplista como tratan de explicarlo. Pero no solo se entiende
por el tema penitenciario, sino también por el fenómeno mundial de
la exacerbación de la violencia, gubernamental o social que se amplía
cada vez más, sin que se logre una explicación clara de su por qué, ni
menos un control, una limitación de la violencia que se ha convertido
en el pan nuestro de cada día y parece no tener fin.
La violencia familiar, la violencia con los niños y las mujeres, tan
frecuente como vergonzosa, la violencia callejera, la violencia delictiva,
la violencia gubernamental, representan fenómenos incontrolables que
mantienen aterrorizada a la sociedad actual, de países, regiones, ciudades
y poblados y no parece disminuir ni tampoco que las medidas tímidas y
formales que los gobiernos toman eventualmente, funcionen.
Antes bien, cualquier tipo de violencia, aún la falsa violencia esceni-
ficada en el cine y en la televisión, y desde luego la real, difundida am-
pliamente por los medios masivos de comunicación, sirve de modelo y
estímulo enfermizo, para su continuación y aumento. Pero dentro de los
sistemas de violencia practicados o facilitados por el Estado encontramos
una violencia que se puede considerar histórica y es la que se sucede
en las cárceles, en los oscuros sitios que la sociedad ha destinado para
resguardar a los seres que han delinquido o de los cuales se presume
que lo hicieron y que deben ser por ello juzgados. Sin embargo, estos
sitios se han caracterizado por la posibilidad de mantener aislados del
resto de la sociedad, a sus procesados y sentenciados con el fin, en el
caso de los procesados, aún sin saber con certeza si son culpables, de
evitar que sigan cometiendo delitos, que lastimen nuevamente a los seres
ajenos a sus intereses y formalmente, de que asistan a sus procesos y
en el caso de los sentenciados, para que cumplan con la sanción que la
ley les atribuye por haber cometido dichos delitos.
Se parte pues de la idea de que la única o mejor solución es la
prisión, un sitio separado de la mayoría de la sociedad. Este aislamiento

104
Emma Mendoza Bremauntz

con frecuencia conlleva la secrecía de su cosmos y con el pretexto de


la seguridad, se evita que las personas libres se enteren de lo que pasa
en ese estrecho lugar. Sólo familiares cercanos saben del verdadero
sistema de vida interior, más aún cuando en ese interior reina la violencia
y el abuso. Es un abuso silencioso, a veces cometido por los mismos
compañeros de pena, a veces por personal mal preparado y corrupto,
con una visión equivocada de lo que debe ser su función y la cárcel en
realidad y de acuerdo con las leyes.
Sin embargo, en los años recientes las denuncias por estos abusos
han aumentado, y de forma impresionante en lo que va del año que corre
la violencia carcelaria ha arrojado cifras y datos terribles y la búsqueda
de sus causas, cuando avanza, horroriza. Caben estas muertes dentro
de los abusos que se cometen en las prisiones, en las detenciones, jus-
tificadas o arbitrarias, derivan muchas de la tortura y otras peor aún,
del disimulo para encubrir maniobras corruptas, con el conocimiento
y consentimiento de las autoridades.
Desde 2010, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, mani-
festó claramente su preocupación por la persistencia de la tortura en
México. Amnistía Internacional y Human Rights Watch lo han denunciado
como consecuencia del incremento de la militarización de la seguridad
pública y la justicia penal. Se encuentra natural y ocultamente previsto en
el arraigo penal y en la guerra contra el narco, es su lógica consecuencia.
La incomprensión y falta de preparación del ejército para desempe-
ñar funciones de policía y la incomprensión de la diferencia entre una
función de prevención del delito y una de policía, el desconocimiento
de una formación por naturaleza tan diferente entre policía y milicia,
cuyos principios e ideales son tan diferentes, ha logrado estos nefastos
resultados, entre algunos pocos positivos perdidos entre las tragedias
ocurridas. Y como todo lo que sucede en las prisiones que no son sino
un reflejo amargo y sangriento de lo que sucede en el mundo libre,
los estallidos, los abusos, las muertes se duplican proporcionalmente.
Pero de cualquier forma, es un mundo diferente del que vive afuera de
los muros de la prisión, con reglas, personas y metas distintas, lo que
provoca reacciones diversas en sus habitantes, a veces una liberación
cercana al cinismo, al sentirse los presos casi autorizados a ser distintos, a
hacer cosas que en libertad jamás habrían hecho aún siendo delincuentes,
y otras veces a actuar con miedo, con depresión y angustia al no adap-
tarse a ese universo extraño al que finalmente deberán acostumbrarse,
aunque no sea ese el fin de su encierro.

105
Victimolog í a

A veces es difícil entender cómo y por qué suceden algunas cosas


en las cárceles, inclusive la muerte.
La muerte nunca tiene plazos ciertos, sin advertencias perceptibles,
ni siquiera en los enfermos, nunca aparece igual y es siempre sorpren-
dente y dolorosa para los que se quedan, los que no sabían que estaba
simplemente ahí. Y la muerte bajo custodia siempre inquieta, por la
posibilidad de dudar que haya llegado así, sin ser prevista, sin ser siquiera
imaginada y sin ser realizada por otros.
Tal vez por eso no se le ha estudiado lo suficiente, es otra de
nuestras “materias pendientes”, siempre cuestionada, siempre dudosa,
como comenta el talentoso criminólogo dominicano Wilfredo Mora.
“Es necesario conocer de varios informes médicos, del departamento
médico del penal en los últimos tres meses, el parte médico del Hospital
General (por ejemplo el Moscoso Puello en Dominicana) obteniendo
copias originales, el testimonio de los médicos que lo atendieron” los
peritos que deben asistir al Ministerio Público pero este no hablar por
ellos, para que en la conferencia publica de prensa que obliga a las au-
toridades, los periodistas puedan abordarlos e inclusive entrevistar a
los compañeros de celda y a los familiares del fallecido.
Y como todo en las cárceles, si nadie tiene la responsabilidad legal
y confiable de analizarla, de manera que los deudos y las autoridades
queden seguras de sus causas, de que no fue producto de un abuso o
que se pudo evitar con alguna atención médica a tiempo, es importante
un amplio acceso a la familia y a la prensa (no amarillista si se puede
evitar) a los expedientes, todo ello previsto reglamentariamente para
que no parezca que las autoridades están ocultando la verdad.
De ahí la insistencia respecto a recomendaciones sobre la tortura
y su prevención e investigación, a pesar de la negativa de aceptarlas,
las críticas y los informes publicados a nivel internacional por ejemplo
el del Subcomité para la Prevención de la tortura de la ONU en 2008
que subraya el incumplimiento de las recomendaciones internacionales
en la materia en México y la necesidad de reforzar las funciones de la
CNDH en cuanto a mecanismo de prevención de la tortura y su recu-
rrencia. Esta recurrencias cada vez en aumento con cifras significativas
y profundamente preocupantes, como que “el uso del arraigo penal se
ha incrementado en un 450% en todo el país y que en los últimos dos
años ha crecido en un 550%el número de quejas por tortura ante la
CNDH, sin que hasta ahora se hubieran garantizado ni la aplicación del
Protocolo de Estambul, para detectar científicamente su comisión, ni

106
Emma Mendoza Bremauntz

su sanción, y mucho menos la reparación del daño.”2


De estas críticas derivan recomendaciones urgentes y desatendidas
como la búsqueda de la armonización del tipo penal de tortura con los
estándares internacionales, la implementación como obligatorio del Pro-
tocolo de Estambul sobre la tortura en todos los casos denunciados, el
reforzamiento de la intervención de los jueces de control y de vigilancia
de la ejecución penal, la supresión del arraigo y otras medidas con las
cuales se pretende disminuir este abuso y su impunidad.
Se señala que la muerte en custodia es reveladora de muchos factores
carcelarios que deben analizarse y abrirse al esclarecimiento de la muerte
de los que están enfermos, de los que están integrados a la corrupción
o a la violencia, de todos los muertos en custodia estatal.
Ha de incluirse entre las funciones del Juez de Ejecución, la facultad
de revisar si se ha violado el “Principio de Dignidad de la persona reclui-
da” que consiste en el Derecho de todo condenado a que se le respete
su integridad personal, y física, psíquica y moral, que no muera nadie
en un emplazamiento penal sin haberse averiguado bien los hechos que
produjeron su deceso3 Es tema de gran preocupación, en el momento
actual de la muerte de personas producida por la violencia callejera, por
la lucha territorial que sea ha desatado ante el desmedido crecimiento
de los grupos de narcotráfico propiciado por las ejecuciones y muertes
de las cabezas de los cárteles a manos del ejercito y la policía en esta
llamada “guerra contra el narco” al perderse totalmente el control de
estos grupos en lo interno y reflejarse en la violencia desatada que afecta
todos los niveles sociales.
Y desde luego, en las prisiones que son siempre un reflejo de lo más
nefasto de la sociedad, como grotescas y crueles caricaturas de la vida
exterior, también se ven afectadas por estos cambios. No es problema
sólo de México y sin duda se ve acentuado por la sobrepoblación carcelaria
que se presenta en todas las cárceles del mundo. Es infantil negarlo,
simplemente leamos la experiencia con las ratas de Pavlov. Veamos la
calidad de vida de 50 personas habitando cuartos construidos para 5.
Imaginémonos a nosotros ahí. Y ese nos es el castigo previsto por la
ley ni implica su necesaria consecuencia.

2
Concha, Miguel, prevención y sancióncontra la tortura, en La jornada, opinión, México,
internet, 24/II/12.
3
Mora, Wilfredo, La muerte del duro motor. http://www.elsoldelasamericas.com/colum-
nistas/wilfredo-mora, 28/VII/11.

107
Victimolog í a

2. Conceptos.
La muerte se define como la cesación definitiva de la vida, y es
en este sentido como podemos deducir que la muerte es un evento
natural o inducido que está presente en cualquier espacio y tiempo de
toda sociedad.
Los factores que predisponen y/o provocan la muerte así como los
agentes que conllevan a la misma son incontables, pues se puede perder
la vida en un fuego cruzado entre dos grupos delictivos, caer a las vías
del metro o perecer electrocutado al tratar de conectar la cafetera,
padecer una enfermedad crónico degenerativa o tomar la decisión de
terminar con la vida mediante el suicidio.
Este trabajo se relaciona especialmente con el origen de la muerte en
personas sujetas a custodia estatal, en prisión o por causas muy cercanas
como la detención, sea con fines de arresto administrativo o judicial,
o simplemente para investigación o arraigo, dos causas autorizadas por
las leyes y que son generalmente arbitrarias y peligrosas, medio ideal
para la comisión de abusos.
En general, las muertes en estas condiciones siempre plantean la
posibilidad de que haya habido un abuso de autoridad, un maltrato, in-
clusive una tortura, por lo que se hace indispensable, ante la sospecha
de una violación a Derechos Humanos, en especial al mas importante
como resulta el Derecho a la vida, cometido arbitrariamente, sin res-
paldo legal, sin ningún procedimiento autorizado, a pesar de que aún
con la autorización legal, mediante la aplicación de la pena de muerte,
puede considerarse por los opositores a esta pena, incluyéndome a mí,
como una violación a este Derecho a la vida.
Son de observarse con todo cuidado, ya que si consideramos a los
“Derechos Humanos como el conjunto de prerrogativas inherentes a
la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispen-
sable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad
jurídicamente organizada4” cualquier violación a estos Derechos le
impide alcanzar la plenitud como ser humano y lo reduce a una condi-
ción animal, condición inaceptable por sus propias características. Es al
gobierno al cual compete su reconocimiento y garantía, como ha sido
en México claramente aplicable a todos sus habitantes, a partir de la
vigencia de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
4
Mijares, Jesús, Ponencia para su ingreso en la Sociedad Nacional de Geografía y Es-
tadística Mexicana.

108
Emma Mendoza Bremauntz

en la cual, evidenciando su desconocimiento aunque con la intención


de subrayar el respeto a esos Derechos, el gobierno hizo una reforma
a nuestra Constitución, puntualizando conceptos y obligaciones del
poder publico al respecto.
Es de interés comentar que muchas de las recientes reformas pe-
nales, que son discordantes con todo el sistema jurídico mexicano, de
profunda raigambre romano germánica, aunque en las declaraciones
justificadoras de 2008 afirmaban seguir una línea independiente y ori-
ginal, ya al proceder a su análisis y consecuencias con el entorno legal,
observamos claramente como lo comenta García Ramírez, contienen
una oculta intención transformadora de ya que “entre 1993 y 2010,
consumamos un torrente de reformas penales en la Ley Suprema que
últimamente forman parte del ensayo de sustitución de ésta, inconfesado
y sistemático”.5
Se habla de “Muerte en Custodia o Bajo Custodia” refiriéndose a
las muertes ocurridas “en personas privadas de libertad y sobre la que
se puede aventurar una situación de muerte violenta…. Se espera al
menos que todas estas muertes tengan obligatoriamente una investiga-
ción criminal y se inicie con la correspondiente necropsia.”6
Otros autores, como por ejemplo los participantes en la serie de
Cuadernos de Medicina Forense, los argentinos Palomo, Rando y Santos
Amaya, opinan que en realidad el término es una traducción literal de
los estudios realizados sobre personas privadas de libertad por estar
presos, detenidos o siendo pacientes ingresados involuntariamente en
establecimientos psiquiátricos, que en la literatura medico legal anglo-
sajona se denomina “Deaths in Custody”. Consideran estos autores mas
propio utilizar la denominación de Muerte en Privación de Libertad
(MPL) a la vez que proponen también la obligatoriedad legal de la
autopsia e investigación judicial en todos los casos, para detectar los
métodos utilizados y las causas reales de la muerte, primero analizando
de acuerdo con los Protocolos Internacionales para la Investigación y
documentación de torturas y muertes tanto en el sujeto vivo como en
el cadáver. (Protocolos de Minnesota y Estambul, por ejemplo).7
5
García Ramírez, Sergio, Seguridad pública, proceso penal y Derechos Humanos,
Revista Reforma Judicial, I.I.J. UNAM, México. Internet, 4/II/12, en Google,
Derechos Humanos México.
6
Veloso de França, Genival, Muerte bajo custodia, http://derechoycambiosocial.com/
revista 015, 1/VIII/11.
7
Palomo Rando, J.L., Ramos Medina, V. y Santos Amaya, I.M., Muerte en privación de

109
Victimolog í a

El concepto de la muerte en custodia debe incluir no solo las que se


produzcan durante la ejecución penal sino siempre en las que medie
la intervención de las fuerzas de seguridad, como persecuciones de
presuntos delincuentes, intentos de fuga, disolución de manifestaciones
y protestas, como lo enuncia la Royal Comission Australiana, en su
normativa que es reiterada en Inglaterra y Canadá8 cuando señalan las
situaciones que deben tomarse en cuenta para el concepto:
a) Muertes producidas durante la detención y en enfrentamientos
con las fuerzas de seguridad.
b) Muertes de internos en centros de detención y prisión así como
en centros de internamiento de menores, incluyendo fugas e intentos
de fuga.
c) Muertes de personas ingresadas contra su voluntad en institu-
ciones psiquiátricas.
Se suma a estas posibilidades la muerte en caso de traslados a hos-
pitales después de estar internos o detenidos, y los casos de muertes
súbitas, homicidios y suicidios, muertes violentas accidentales en delega-
ciones, comisarías y juzgados de guardia. La verificación de la autopsia
significa una garantía para la sociedad, de que la autoridad es ejercida
correctamente, que ninguna de estas muertes es pasada por alto ni se
está tratando de ocultar nada.
Sabemos que las muertes en las prisiones han sido, desde las prime-
ras prisiones organizadas con una cierta reglamentación, un fenómeno
cotidiano, principalmente por la falta de atención respecto a la clasi-
ficación de internos y la necesaria separación y vigilancia permanente
que se requiere en las cárceles, pero mas aún cuando la población
penitenciaria rebasa la capacidad del establecimiento y los presos viven
e condiciones de hacinamiento que hacen verdaderamente inhumana
la vida en el interior, fenómeno que parece repetirse en casi todas las
cárceles en la actualidad.
Debemos reconocer que también, como muchas situaciones que
se dan en las prisiones y las detenciones como la tortura y la muerte,
se violan constantemente los Derechos Humanos de los presos, pues a
pesar de lo que muchas personas y algunas autoridades creen, los presos
y presuntos delincuentes son seres humanos que sufren y también tienen
derechos, todos los que no se afectan por la naturaleza de su pena y

libertad. Cuadernos de Medicina Forense no. 35. Enero 2004, p.37.


8
Palomo et al., Muerte en privación… p. 39.

110
Emma Mendoza Bremauntz

por la sentencia que se aplique legalmente. Por la naturaleza misma de


los asuntos que se tratan y por las características de la mayoría de los
internos, el encierro opera como un caldo de cultivo para las conductas
delictivas y violentas, porque el encierro es realmente una limitación no
solo de la libertad ambulatoria sino también la libertad de decidir hasta
en cosas ínfimas y personales sobre la vida cotidiana, horarios, amistades,
convivencia, descansos, contactos familiares, y muchas cosas más que
están reglamentadas o arbitrariamente decididas por terceras personas.
El fenómeno se agrava cuando la selección y capacitación del personal
penitenciario, en especial el personal de custodia, que es el que perma-
nece mas tiempo en el interior y tiene mas contacto con los internos, es
deficiente y se mira como si se tratara de un empleo cualquiera, cuando
en realidad se necesita una vocación especial, una formación adecuada
y una convicción respecto a las metas de la pena de prisión, y no sólo
del personal de custodia sino de todos los que trabajan en prisiones y
que tienen muy cercano contacto con los internos e internas. Y por
eso, cuando el trabajo en la prisión se ve como una “chamba” o peor
aún, como una forma de obtener ingresos extraordinarios quitándose-
los a los internos o a sus familias, con la idea de que finalmente se lo
merecen por su mala conducta, sustituyendo a los jueces y a las leyes,
la situación es mas grave aún.
Resulta impresionante el poder que el personal penitenciario de
cualquier nivel, tiene sobre la vida de los presos y como la toma de
conciencia de este poder se refleja, frecuentemente en abusos sobre
los internos, más aún si se reconoce que el personal de custodia en su
mayoría es de un nivel cultural, psicológico y geográfico semejante al
de la mayoría de los presos. Podemos pensar que uno de los aspectos
que en la actualidad menos se han reflejado en cuanto a la situación de
vida en las prisiones de México, es relativo a los encarcelados políticos,
cuando la guerra realmente se debe enfocar a los presuntos narcotra-
ficantes y no a los enemigos políticos y no es así, quizá en razón de la
multiplicidad de partidos y participantes en los gobiernos y en las luchas
políticas, aunque no deja de haber casos que se hacen valer como tales
y estos seguramente aumentarán con las elecciones que se aproximan,
por el usufructo del poder.
En este tema resulta patética la historia de nuestros países herma-
nos de Europa y América Latina y la no muy lejana nuestra que no ha
superado situaciones semejantes, quizá por la facilidad que las prisiones
proporcionan para el abuso sobre los internos, cuando los usuarios del

111
Victimolog í a

poder se olvidan de sus compromisos y se enfocan al ejercicio de dicho


poder en beneficio propio o de sus grupúsculos y no del pueblo que los
llevó al triunfo. Como oleadas perversas, bajan y aumentan los abusos
carcelarios y la indiferencia de las autoridades frente a las denuncias de
presos y familiares, de ahí la importancia de una permanente observación
de las instituciones y de la ejecución penal sin importar como se le llame.
La vigilancia debe ejercerse no sólo por las autoridades sino por
la ciudadanía y el estudio proyectivo de la academia sobre una materia
que ha sido vista un poco despectivamente en el mundo académico
penal, no importa si se habla de Derecho Penitenciario o con cierta
negatividad, de las “consecuencias jurídicas del delito”, en el fondo hay
un pretexto para no cumplir con la ley, contra el que hay que luchar.
No puedo ser omisa en la referencia a una corriente internacional en la
cual participan organismos internacionales del mas alto nivel así como
multitud de organizaciones sociales de todos niveles, en la búsqueda
de soluciones humanitarias a los problemas globales humanos como la
miseria, los abusos y la corrupción, que afecta tan gravemente los temas
que anotamos en millones de seres humanos, aunque esto es tema que
no abordo directamente ahora.
En este aspecto, resulta importante dado lo expuesto, establecer
sistemas de vigilancia constantes, tanto de la sociedad civil, de las auto-
ridades dentro del balance de poderes, de las ONGs y las Comisiones
de Derechos Humanos, para detectar oportunamente abusos y errores
en la ejecución penitenciaria en general.
Como veremos mas adelante, en realidad nuestro país no es la
excepción en cuanto a los problemas carcelarios que desembocan en
la tortura y muerte de internos, creo que se avanza como en todo lo
carcelario y se retrocede, por épocas, por funcionarios, por intereses,
pero no se termina con la responsabilidad universal que los gobiernos
tienen en cuanto a la integridad de los privados de libertad, en cual-
quier nivel, policial, investigativo, procedimental o de ejecución penal,
ni tampoco se debe omitir totalmente en los diferentes espacios de
instituciones totales como las de menores, de enfermos mentales, de
internamiento militar, religioso o escolar.
Veloso opina lo valioso que sería tener un Registro Nacional de
Muerte bajo Custodia que pudiera proporcionar datos ciertos sobre la
extensión del problema, sus características, intensidad e incidencia, a
partir de instituciones, ciudades y estados, que los organismos públicos
y privados de Derechos Humanos contemplaran este tema en sus pro-

112
Emma Mendoza Bremauntz

gramas y proyectos y que los médicos legistas recibieran capacitación


para perfeccionar sus conocimientos sobre el tema.9

3. Clasificaciones.
Hablamos de diferentes clases de muertes y de diferentes tipos
de custodias o salvaguardas porque si existe una diferenciación en la
realidad. Aunque podemos afirmar que todas las muertes ocurridas en
custodia o en privación de la libertad, (MPL) deben ser consideradas
“sospechosas” aún cuando no se omita la posibilidad de que sucedan
muertes de origen natural, la seguridad exige y así lo hacen las leyes de
muchos países, al disponer que siempre que ocurran muertes relaciona-
das con el arresto o la privación de la libertad, aunque aparentemente
sean de origen natural, el patólogo forense ha de verificar su autopsia
con especial cuidado, porque será siempre su dictamen revisado por
familiares y medios de comunicación, con detalle, incluyendo hallazgos
positivos y negativos.
Así por ejemplo, se habla, respecto a las muertes acaecidas en
detención que aunque como ya mencioné, han ocurrido siempre, en
los años finales del siglo XX y los iniciales del actual se ha puesto mas
atención en su análisis, según la opinión de los médicos forenses, por
tres causas fundamentales, relacionadas entre sí.
La creación de los Protocolos Forenses de Minnesota (1991) y
Estambul (1999) significaron un avance importante teórico y técnico;
teórico porque implicó el reconocimiento de la gravedad del uso de la
tortura en todo tipo de detenciones, desde luego verificadas por funcio-
narios públicos con el pretexto de investigar delitos considerados graves
y alarmantes para el poder público y la sociedad en general. Ambos sur-
gen con la idea de crear buenas prácticas forenses para las investigaciones
sobre ejecuciones extrajudiciales y tortura respectivamente, basados en
el interés manifiesto por la ONU en la Resolución1 992/24 que señala
que se “observaba que en varios informes que se habían presentado se
hacía referencia a la exhumación e identificación de victimas probables
de violaciones de Derechos Humanos y de infracciones conexas, así
como las dificultades técnicas y prácticas con que se tropezaba en esa
actividad”10 -Se dice que ambos Protocolos comparten también los

9
Veloso de França, Muerte Bajo… idem p.2.
10
Informe del Secretario General de la ONU sobre Derechos Humanos y Ciencias
Forenses presentado a la Comisión de Derechos Humanos. Resolución 1992/24.E/

113
Victimolog í a

mismos principios fundamentales que son, además de la independencia,


la competencia, minuciosidad, oportunidad e imparcialidad.11
La utilización obligatoria de estos protocolos, ha sido firmemente
impulsada por la ONU en abundantes resoluciones de la Comisión de
Derechos Humanos y de la Asamblea General, para la investigación
de violaciones a Derechos Humanos, con base en consideraciones
técnicas en cuanto a la relación entre las desapariciones forzadas y los
crímenes de ejecución extrajudicial y tortura, habiendo establecido
que la aparición de señales de “tortura en el cuerpo de una persona
desaparecida son prueba de detención en inclusive, permite concluir
que señales de tortura y ejecución extrajudicial son pruebas de una
desaparición forzada”12 por lo que se recomienda a los investigadores
forenses que tengan presente la relación entre estos tres crímenes. Estas
recomendaciones también privilegian las necesidades de las familias de
los desaparecidos en las investigaciones forenses concernientes a sus
seres queridos para el cierre emocional de sus pérdidas.
Es indudable que aún no tratándose de desapariciones forzosas sino
del caso de nuestro trabajo, las muertes ocurridas en las prisiones, la
posibilidad de muerte por tortura siempre está presente, ampliada a
todo tipo de encierros y detenciones oficiales, por lo que la utilización
de estos instrumentos técnicos y sus principios debe se obligatoria y
su conocimiento básico para todo el personal forense investigador,
para cumplir siempre con los estándares jurídicos y científicos a nivel
nacional en los procesos investigativos de muertes en los casos de des-
apariciones forzosas, ejecuciones ilegales y muertes en las prisiones, ya
que estas últimas siempre resultan sospechosas por las características
de las instituciones de encierro y su secrecía, por lo que es indispensable
la investigación y la autopsia.
La comprensión de este interés surge con base en:
1. Se ha tomado una nueva actitud por los gobiernos democráticos a la
hora de afrontar el problema.
En la década de los 90 se conocieron cifras escandalosas sobre la
mortalidad de presos y detenidos entre la población aborigen australia-
na. A dicho grupo étnico, que representa solo el 1.4% de la población

CN.4/1993/20, 5 de febrero de 1993.


11
EQUITAS. Aplicación de los protocolos forenses de las Naciones Unidas a los están-
dares sobre acompañamiento psicosocial en el marco de las exhumaciones realizadas
en Colombia. Internet, dic. 2011. No.830144344-8, p.1
12
Idem.

114
Emma Mendoza Bremauntz

adulta de ese país, pertenecían mas del 25% de las muertes en prisión
y detención policial. Las investigaciones se habían iniciado en los años
ochenta por una Comisión Real, creada al efecto, que calificó dichas
cifras como totalmente inaceptables que no serían toleradas si ocurrieran
en otra comunidad.
Muchas otras experiencias de muertes de presos y detenidos con
sospecha de maltrato, tortura o falta de atención, han sido ampliamente
estudiadas y publicadas. Una buena investigación que incluya la autopsia
judicial es, en estos casos, de gran importancia como garantía social
de que la autoridad es ejercida correctamente y que nada se trata de
encubrir. Además, el estudio de estos problemas puede ser de utilidad
para prevenir que estos hechos se repitan en el futuro. Como lo seña-
laba Churchill, una Sociedad puede ser valorada por la forma en que
trata a sus presos.
2. El descubrimiento y publicación de nuevos conocimientos médico-
legales del tema.
Además del caso de los aborígenes australianos, la publicación de los
Protocolos de Minnesota y Estambul sobre la Tortura. Los casos de
palestinos detenidos en la franja de Gaza durante los años de la primera
Intifada, los detenidos por la policía en África del Sur, los numerosos
casos de muertes por Delirium relacionados con el abuso de cocaína en
Estados Unidos, en Canadá e Inglaterra y Gales también han aportado
nuevos conocimientos en los últimos años
3. Una preocupación creciente por la comunidad científica medico legal
por este problema.
Aunque los médicos forenses siempre han sido profesionales com-
prometidos con la defensa de los Derechos Humanos y de valores como
la justicia, la igualdad etc. también su compromiso ha incrementado en
años recientes, lo que se ve reflejado en la importancia que se le da
al tema en los textos de Medicina Forense y en su propia formación,
buscando en la especialización de los médicos que sepan manejar bien
este tipo de muertes en sus autopsias.
4. La trascendencia de los incidentes en prisión, la aplicación de la pena
de muerte y la recuperación de ésta en países que la habían suprimido.
Existe una frecuente aplicación de la pena de muerte que aparece
paralela con la ligereza respecto a la apreciación del valor de la vida,
pese a la casi unánime aprobación de los Derechos Humanos como
fundamentales, desde los años cuarenta en todo el mundo.

115
Victimolog í a

5. La utilización cada vez más profusa de la pena de prisión de forma


vitalicia.
Para no usar el término de cadena perpetua; que alude al encadena-
miento de los sentenciados con enormes pesas para impedir su movilidad
y que ha sido sustituido en muchos países con un encadenamiento de
pies y manos con el pretexto evitar las fugas, no solo de sentenciados
sino también de procesados y detenidos para investigación; se habla
ahora de prisión vitalicia para referirse al encierro permanente aplica-
do como pena hasta el término de la vida natural, expresión utilizada
por el Subsecretario de Seguridad Pública federal actual al comentar
como innecesario crear consejos técnicos ni personal especializado
para el tratamiento penitenciario de los sentenciados a penas de mas
de la duración promedio de la vida en México, pues solo estarán en
la prisión para esperar su muerte. Esta idea de la prisión vitalicia se
empareja con la pena de muerte en razón que finalmente eso implica
la condena referida, aún cuando no se le llame ni cadena perpetua ni
prisión vitalicia sino simplemente se sumen las sentencias por diversos
delitos para el sentenciado y su cumplimiento sea sucesivo. En ambos
casos, desde nuestro punto de vista, existe una violación a los Derechos
Humanos de los sentenciados.

4. La visión internacional.
Toda la comunidad mundial se conmueve con casos como el ocu-
rrido en nuestro país en días pasados y encontramos comentarios al
respecto en todos los comunicados de los Organismos Internacionales
que tienen que ver con la materia como el emitido el 31 de julio por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,(CIDH) en el cual
expresa su preocupación por los hechos ocurridos, y subraya que el
Estado como garante de los derechos de las personas privadas de libertad
tiene el deber de adoptar medidas concretas para asegurar la seguridad
interna en los establecimientos penitenciarios. Entre estas medidas se
encuentran la prevención efectiva del ingreso de armas y drogas, y el
control de la actividad de las organizaciones criminales presentes en las
cárceles rompiendo la posibilidad de su reunión en una misma institución.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos observa con
preocupación que, de acuerdo con la información recibida, durante la
riña también perdió la vida una reclusa que en ese momento se en-
contraba inexplicablemente en el área de reclusión masculina. A este

116
Emma Mendoza Bremauntz

respecto, la citada Comisión subraya que el Derecho Internacional de


los Derechos Humanos impone a los Estados la obligación de garanti-
zar la separación efectiva entre hombres y mujeres en los centros de
privación de libertad. Lo que implica, entre otras cosas, que el Estado
debe actuar con la debida diligencia para prevenir la interacción entre
hombres y mujeres en aquellos centros penitenciarios cuya población
penal es mixta.
La Comisión reitera su llamamiento urgente a las autoridades mexi-
canas, a fin de que adopten las medidas idóneas, incluyendo reformas
estructurales, destinadas a prevenir brotes de violencia en los centros
penitenciarios.13
Me pregunto como ha quedado la imagen de México después de
los sucesos carcelarios multitudinarios de este año, ya que aunque
la realidad no sea tan dolorosa como deriva de la publicidad de los
medios masivos de comunicación amarillistas, la realidad sigue siendo
preocupante en sumo grado, a pesar del descuido con que las políticas
públicas han actuado.
También se tiene aún presente un asunto no resuelto llevado a cabo
por las fuerzas militares de los Estados Unidos fuera de su territorio y
según apareció en documentos publicados en Internet, autorizados por
el Secretario del Ejercito y la Armada en ese momento, en relación con
los interrogatorios a los presuntos terroristas después de los ataques a
las Torres Gemelas, utilizando como técnicas de interrogatorio métodos
brutales de tortura física y mental, primero en la prisión de Guantánamo
y luego en una serie de prisiones fuera de su territorio para liberarse
de la aplicación de leyes y procedimientos válidos al parecer solo en su
territorio y posteriormente mediante la aprobación de una ley Patriota
que exime de su cumplimiento a los sospechosos de terrorismo.
El escándalo explotó en una prisión del Medio Oriente, llamada
Abu Graib al ponerse en circulación documentos y fotografías de las
torturas aplicadas, distribuidas por los mismos militares y ante la actitud
permisiva de las autoridades, se inició un juicio en Europa en el que se
exhibieron dichos documentos. Esto ha agitado mas aún el interés aca-
démico y especialmente de los médicos forenses y surge en ese mismo
país el documento llamado Protocolo de Minnesota relacionado con el
tema para la determinación si un individuo fallecido ha sido torturado.

13
Comunicado de prensa. Organización de Estados Americanos. No. 79/11. Internet
31 de julio 2011.

117
Victimolog í a

El Protocolo de Minnesota fue elaborado por un grupo de abogados


y patólogos norteamericano en la década de los ochenta y es una guía
para la realización de una autopsia punto por punto, de manera que se
pueda detectar la tortura. El citado Protocolo forma parte del Manual
de las Naciones Unidas para la Prevención e Investigaciones Eficaces
de las Ejecuciones Ilegales Arbitrarias y Sumarias y aparece también
como la Recomendación (99) 3 del Consejo de Ministros del Consejo
de Europa a los Países Miembros para la armonización de las Reglas
para las Autopsias Médico-legales para la protección de los Derechos
Humanos y la prohibición de la tortura y los malos tratos.14
El Protocolo de Estambul surge ante el reconocimiento formal
hecho por las Naciones Unidas de que la tortura se practica en mas
de la mitad de los países del mundo y encontramos una definición en
la Convención de las Naciones Unidas de 1984 que dice lo siguiente:
“Se entenderá por “tortura” todo acto por el cual se inflija intencio-
nalmente a una persona, dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero, información o
una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche
que ha cometido, o de intimidar o coacciona a esa persona o a otras, o
por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando
dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionarios público
y otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o
con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas lo
dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones
legítimas o que sean inherentes o incidentales a estas.” 15
La Declaración de Tokio de 1975 contiene otra definición que
junto con la anterior, son las mas reconocidas y dice que “la tortura es
el sufrimiento físico o mental infligido en forma deliberada, sistemática
o caprichosamente, por una o más personas, que actúan solas o bajo las
órdenes de cualquier autoridad, para forzar a otra persona a entregar
informaciones, hacerla confesar o por cualquiera otra razón”.
Se dice que en realidad la tortura física es la más relacionada con la
Muerte en Custodia, es importante comentar algunos de los métodos de
tortura psicológica mas utilizados por ejemplo en las cárceles secretas
de Estados Unidos, aunque según aparecen en las fotografías, tampoco
se excluyeron las torturas físicas.
14
http://cm.coe.int/ta/rec/1999/19r3.htm
15
Citado en Muerte en privación de libertad, Op.cit. p.46.

118
Emma Mendoza Bremauntz

Se documentaron y se conocen las torturas psicológicas como:


Abusos con excrementos, aislamiento, amenazas, exposición
constante a luz intensa, humillación sexual, impedir la higiene, inte-
rrogatorios constantes, mantener desnudo, no permitir estar solo en
el baño, presenciar sesiones de tortura de otros, privación del sueño,
ruidos fuertes, simulacro de ejecuciones.16 Estas torturas que no son
solamente psicológicas, pueden llevar a extremos tales como el suicidio
de los detenidos, por lo tanto deben tomarse muy en cuenta a la hora
de investigar y elaborar dictámenes sobre muertes en prisión, mas aún
cuando los países mas poderosos del mundo las denomina simplemente
“técnicas especiales de interrogatorio” y autoriza su práctica por sus
policías y militares con pretextos de peligrosidad.

Las muertes en prisión como violación a los Derechos Humanos.


Existe actualmente una gran confusión respecto a los Derechos
Humanos y la humanización de las penas, pues ante la embestida de la
delincuencia organizada transnacional y la ineptitud de las autoridades,
además de la ignorancia, corrupción y ambición de los titulares del
poder, tanto político como económico, se presenta una resistencia
a obedecer las leyes y a reconocer los principios que deben regir su
creación y aplicación, especialmente en cuanto implican cuestiones como
las garantías individuales para protección de los Derechos Humanos o
las limitaciones impuestas por el Derecho a las autoridades para que
respeten los derechos de la población.

5. Algunos países en los que las dictaduras han dejado su marca.


Los países cuya historia ha dejado lacerantes huellas en esta materia
son aquellos en los que las dictaduras se han enseñoreado con brutali-
dad en contra de sus supuestos o reales enemigos pero además en los
cuales la falta de educación y capacitación laboral a pesar de o quizá por
la dictadura, permanecen en una etapa cultural muy primitiva como los
países colonizados en el África, explotados pero no civilizados y quizá
un parte aguas lo ha significado el problema de la antigua Yugoeslavia
que integrada por diferentes grupos de religiones y culturas diferentes,
en el momento en que desapareció la dictadura no hubo quién con-
trolara el desorden que llegó a extremos francamente monstruosos

16
Ibídem. p. 46 y 47.

119
Victimolog í a

y que impulsaron la reacción internacional para crear los Protocolos


mencionados y otros documentos y recomendaciones sobre la materia,
impulsados por la ONU.
En el caso de las dictaduras latinoamericanas encontramos resul-
tados semejantes, aunque las condiciones fueron diferentes ya que
las dictaduras propiciadas por golpes de Estado militares, impulsados
generalmente por intereses económicos de las grandes empresas tras-
nacionales, apoyadas por los organismos políticos de su país de origen,
impusieron disciplinas férreas y corruptas en sus territorios y utilizaron
las organizaciones existentes del sistema gubernamental para lograrlo y
sostenerse en el poder, algunos por largos periodos de tiempo.
Genival Veloso comenta que las instituciones responsables de la
disciplina en las relaciones sociales y que administran la represión legal
(policía) las que juzgan y aplican las sanciones (justicia) y que ejecutan
la punición (cárcel) no dejan, en cierto modo de ejercer o tolerar la
violencia en virtud de que la estructura policial se vició por la intolerancia
y la corrupción, imbuida de una mentalidad represiva, reaccionaria y
prejuiciosa que la absoluta fidelidad al sistema que se le impuso en los
años de la represión.
Considera el autor que este modo de actuar del aparato policial no
deja de ser una fuente permanente de conflictos, haciendo que esa cor-
poración se constituya en una forma de violencia institucional. También
encuentra en la deshumanización del aparato judicial “una modalidad
de violencia institucional a partir del instante en que sus decisiones se
inclinan obstinadamente hacia un legalismo insensible”17 que se apega a
la eficacia de las leyes en algunos aspectos que son elaboradas a partir
de los intereses que los legisladores defienden y representan y han ido
poco a poco sustituyendo la independencia de los jueces en decisiones
legales verticalmente impuestas y disminuyendo cada vez mas la auto-
nomía y humanización de las decisiones judiciales aplicables a la variedad
de cada caso concreto.
La dolorosa y aún vigente historia de los “escuadrones de la muerte”
antecedente directo de la “escuela francesa” desarrollada en Indonesia
y documentada en un film elaborado y difundido profusamente a raíz
de los descubrimientos en Abu Graib, con entrevistas personales con
los militares fundadores de estos grupos que aplicaron métodos de la
guerrilla independentista y pobre de la época de lucha por mantener

17
Veloso de França, Genival, op. cit. p.3.

120
Emma Mendoza Bremauntz

Indonesia como una colonia francesa, que finalmente se desarticuló


en tres países. Sin embargo, los escuadrones de la muerte y la escuela
francesa de interrogatorio fueron adoptados por alguna organización
política intervencionista norteamericana, se dice que la CIA, y difundi-
das sus técnicas para sostener las dictaduras sud y centroamericanas,
que posteriormente las utilizaron para secuestrar y chantajear a los
empresarios nacionales en esos países y que amenazan con resurgir y
son también utilizadas por los grupos de paramilitares narcotraficantes,
a través de la capacitación salvaje de los mareros.
Sin embargo, ninguna posibilidad aparentemente legítima, puede
equipararse a la violencia del aparato carcelario quizá en razón en que
es mas despiadada y humillante porque el presidiario, en especial tratán-
dose de delitos comunes, representa para el poder y para una fracción
de la sociedad una basura, una escoria. No llega a aceptarse totalmente
que la pena sea una medida de recuperación y de resocialización sino
la conciben como un instrumento de venganza y cuando mucho de re-
paración, Se afirma que el sentido de intimidación y de excesivo rigor
punitivo no deja de constituir una modalidad de terrorismo oficial, lo
estamos viviendo con las reformas penales en las cuales un tope de 60
años máxima les pareció a los legisladores poco tiempo y se adecua-
ron las leyes para sumar sentencias que exceden la duración normal
de la vida en libertad y desde luego no en las condiciones de vida que
implican las cárceles.
El conocimiento de todo lo que existe, publicitado a veces por
la prensa, parece no interesar a ninguna autoridad y se acepta como
natural la sordidez de las cárceles, la prepotencia, la falta de convicción
y la brutalidad gratuita de algunos agentes oficiales, su desdén por las
entidades defensoras y protectoras de los Derechos Humanos que en
su concepto, “les impiden realizar bien su trabajo.”
Ha habido necesidad en algunos países, como Brasil o México, de
crear a nivel presidencial instituciones especializadas en la defensa de
los Derechos Humanos como la Secretaría Especial de los Derechos
Humanos en Brasil y las Comisiones Nacionales y Estatales de Derechos
Humanos en México, además de la evidente necesidad de proporcionar
apoyo y protección a los defensores no oficiales de los Derechos Hu-
manos, a su difusión y reconocimiento desde el mínimo nivel educativo
para inducir su respeto y reconocimiento social y oficial, aunque even-
tualmente parece haber políticas contradictorias al perseguir con una
supuesta guerra contra el narco, a los presuntos delincuentes ejecutados

121
Victimolog í a

sin más trámite y reformar e impulsar legislación en exceso represiva,


sin atender debidamente la educación preventiva en vez de impulsar
conceptos mágicos sobre la aprobación de las leyes. Estas posturas
políticas no han hecho sino incitar una mayor violencia delictiva y la
multiplicación de los grupos de delincuencia semi organizada que dañan
profundamente la vida social y hacen aparentar como única opción, la
contraviolencia oficial, lo cual en realidad poco ayuda para mejorar la
vida de la comunidad.
En las dictaduras latinoamericanas de la segunda mitad del siglo
pasado, la razón de estado, las campañas de ley y orden justificaron
los monstruosos abusos llevados a cabo contra la población inerme en
condiciones tales que algunos países no han podido recuperarse; que
parecen reanudarse en las campañas políticas con agresiones infunda-
das con pretextos electorales, como el caso de uno de los juristas mas
reconocidos mundialmente, como Zaffaroni, que con motivos políticos
ha sido atacado irracionalmente para desprestigiar la institución que
actualmente representa.
Hicimos referencia a los protocolos contra las ejecuciones y torturas
y hago una breve referencia a una adecuación verificada en Brasil para
adaptar el Protocolo de Estambul a las condiciones del país, realizado
por el grupo de trabajo “Tortura y Peritaje Forense”, estableciendo
algunas orientaciones y reglas uniformes para ser utilizadas por los
servicios periciales y forenses en los casos que estamos comentando
proponiendo los siguientes puntos:
1. Valorizar en el examen físico el estudio esquelético-cutáneo,
2. Describir detalladamente la piel y las características de las
heridas,
3. Registrar esquemas corporales de todas las lesiones encon-
tradas,
4. Fotografiar las lesiones y alteraciones existentes en los exámenes
interno y externo.
5. Detallar todas las lesiones, con independencia de su volumen,
forma, edad, dimensiones, localización y particularidades.
6. Radiografiar, cuando posible, todos los segmentos y regiones
agredidos o sospechosos de violencia.
7. Trabajar siempre en equipo,
8. Examinar a la luz del día.
9. Usar los medios subsidiarios disponibles.
10. Evaluar de forma objetiva e imparcial.

122
Emma Mendoza Bremauntz

11. Finalmente, se recomienda a los peritos que no utilicen la in-


formación como opiniones personales, cualesquiera que sean
sus posiciones políticas o ideológicas.18
Se aconseja también que en los casos de muerte súbita en detenidos
o presos se encuentren daños orgánicos significativos e incompatibles
con la continuidad de la vida, no existiendo lesiones o alteraciones
producidas por acción violenta, no se debe dudar del diagnóstico sobre
muerte natural, mejor llamada “muerte con antecedentes patológicos”
o “muerte orgánica natural”
Igualmente, el documento señala que cuando las alteraciones mor-
fopatológicas que no se muestran totalmente suficientes para explicar
la muerte, ante la dificultad del peritaje medico-legal, especialmente al
no existir manifestación exógena a la cual atribuir claramente la causa
del óbito, no existiendo antecedentes patológicos ni lesiones orgánicas
en la necropsia y no se encuentren en definitiva causas violentas de la
muerte, deben agotarse las investigaciones toxicológicas y anatomopa-
tológicas para no eludir el diagnóstico de muerte por causa indeter-
minada, especialmente si existen factores no violentos de inhibiciones
sobre regiones reflexógenas, predisposición constitucional y estados
psíquicos inhibidores.19
La última hipótesis que se menciona es relativa a situaciones de
muerte inesperada con evidencias de lesiones y alteraciones típicas que
explican la muerte violenta.
Se encuentra sí el caso en que la muerte “súbita lesional” con diag-
nóstico de muerte seguro en su diagnóstico y explicación sea claramente
por los antecedentes patológicos y que debe quedar claramente con-
firmado par evitar las dudas e insinuaciones que siempre se presentan
en las muertes en detención o prisión.
El diagnóstico es más complicado cuando no existe el antecedente
patológico, no hay manifestaciones violentas y ni alteraciones orgánicas
importantes. Es estos casos es también indispensable, además de los
exámenes toxicológicos, el cuidadoso y técnico examen del local de los
hechos y la información personalizada del servicio médico del presidio
o del médico asistente. El caso de existencia de alguna perturbación
funcional requiere especial cuidado como las muertes por crisis com-
pulsivas para diagnosticar firme y cuidadosamente y alejar cualquier

18
Veloso de França, op.cit. p4.
19
Idem.

123
Victimolog í a

duda respecto al dictamen.


Finalmente, en los casos de muerte violenta, el peritaje no debe
solo restringirse al diagnóstico de la muerte y de la acción o el medio
causante sino el detallado estudio del mecanismo y las circunstancias en
que ocurrió el óbito para determinar con la mayor precisión la causa
jurídica. En estos casos es importante la realización de una necropsia
completa, sin prisa, sistemática metódica e ilustrativa, anotando todos
los datos y la participación de cuando menos otro forense, apoyada en
fotografías, gráficos y esquemas y todos los exámenes complementarios
necesarios.

6. Protocolos de modelo de necropsia en muertes en clausura.


Se ha intentado en muchas ocasiones, además de reconocerse como
una grave violación a los Derechos Humanos, establecer procedimientos
puntuales para verificar si las autoridades penitenciarias, propician o
toleran la muerte llevada a cabo por personal de las cárceles y se han
creado diferentes instrumentos o instructivos detallados para que el
análisis de una muerte en la prisión, no pase desapercibida.
Se intenta con estos llamados Protocolos, evitar que cualquier
muerte quede sin una apropiada investigación porque el forense que
la realiza sea descuidado, o ignorante, permitiendo que escapen a su
observación y registro, detalles que permitan presumir que la muerte en
ese caso concreto, haya sido ocasionada por personal carcelario o por
compañeros de prisión y no sea natural, lo que permitiría la impunidad
de quienes hubieran intervenido.
Médicos y forenses en general, han participado en la elaboración
de estos protocolos en diversos lugares y momentos de la historia, a
pesar de que con frecuencia se habla despectivamente del personal pe-
nitenciario, en realidad ni todo es ignorante ni corrupto, Lejos de esto,
han sido ellos los que han elaborado detalladas guías para la práctica
de las investigaciones correspondientes.Algunos de estos documentos
son sencillos y bienintencionados generados en zonas violentas o en
momentos difíciles para la justicia, dictaduras, guerras, terrorismo, han
propiciado la existencia de dudas sobre las muertes ocurridas en las
detenciones, en las investigaciones y ya en las cárceles.
De manera mas formal y técnica, se han generado protocolos que
sirven como ejemplo detallado de la manera de realizar siempre la inves-
tigación de las muertes que desafortunadamente, no dejan de sucederse

124
Emma Mendoza Bremauntz

en las instituciones de encierro y que siempre son sospechosas o pueden


serlo, por lo cual deben ser investigadas cuidadosamente.
No es sitio de analizar todos los protocolos que en el momento
actual, tienen o han tenido vigencia aunque sea formal en distintos países
o a nivel internacional, cuando la preocupación por los abusos carcela-
rios excede los límites de tolerancia de las organizaciones defensoras
de los Derechos Humanos, de los mundos académicos o simplemente
de la población que en cualquier momento se entera de lo que pasa en
las prisiones, más aún cuando tiene familiares o amigos en las prisiones.
Se enumeran algunos de los evocados en este trabajo, como el de
Japón, el de Minnesota o el de Estambul reconociendo que solo son
los más conocidos y aceptados en el momento, pero sin que signifique
que hayan sido los únicos incluyendo a la ONU que ha generado guías
especiales e importantes sobre el tema.Tampoco es válido considerar
que las muertes en las prisiones ya no tienen por origen la violencia, los
abusos y la falta de atención médica que históricamente hace dudar de
los dictámenes médicos de muerte natural, ya que en las publicaciones
de defensores de Derechos Humanos de todo el mundo se insiste en
denunciar hechos violentos y causas de muerte inaceptables como
naturales, por lo que se explica la creación, cada vez mas cuidadosa y
detallada de los Protocolos que venimos de referir.
Es básico que los gobiernos de todos los países adopten y vigilen
el cumplimiento de dichos protocolos, porque el ignorarlos tiene un
fuerte perfil de complicidad.
Se entiende que todas las muertes ocurridas en comisarías, presidios
y órganos congéneres son de “causa sospecha”, ellas deben estar sujetas
a la necropsia. Lo ideal sería que en los casos de sospecha de tortura
o ejecución sumaria, el peritaje fuese realizado por peritos específica-
mente preparados para exámenes en estas circunstancias y capaces de
seguir un protocolo mínimo para asegurar un peritaje sistemático en
el sentido de facultar una idea positiva o negativa alrededor del hecho
que se quiere aclarar. Como toda muerte de causa sospechosa origina
controversia, se necesita de esclarecimientos, exige que los exámenes
sean realizados de forma minuciosa. La finalidad de un peritaje hecha
para superar sospechas, es reunir el mayor número de información para
asegurar la identificación del muerto, la determinación confiable de la
causa de la muerte, de su causa jurídica y la descripción y caracterización
de las lesiones o elementos dudosos.

125
Victimolog í a

Se recomienda que en la praxis en las necropsias médico-legales se


realicen sin omisión ciertas acciones:
a) Apuntar la hora del inicio y del término de los peritajes;
b) Proteger, analizar y encaminar las muestras para los debidos
exámenes en laboratorio bajo custodia de persona responsable.
c) Poner el cadáver en bolsas apropiadas.
d) Guardar el cadáver en lugar refrigerado para evitar alteraciones
y posibles compromisos de las pruebas;
e) Si el muerto estuvo ingresado antes de la muerte, solicitar los
datos de registro relativos a la admisión, evolución, medicación, a su
tratamiento, análisis radiológicos y de laboratorio complementarios y
así como el dato anotado como causa mortis.
f) Proteger las manos del cadáver con bolsas de papel o plástico, que
se apunte la hora del inicio y del término del peritaje y que se fotografíen
en colores las lesiones más significativas. Además, que se fotografíe la
secuencia del examen interno y externo, teniendo el cuidado de usar
escalas, número y nombres para identificación del caso. Fotografiar
también los dientes aunque se tenga la identificación por otros métodos.
g) Valorizar el examen externo del cadáver que en muchos casos
es la parte más importante. Verificar y practicar la valorización de la
temperatura, del estado de preservación, de la rigidez y de las livideces
cadavéricas.
h) Teniendo en cuenta que las ejecuciones sumarias superan en
mucho, en circunstancias de violencia en los países, los casos de tortura,
las heridas por proyectiles de arma de fuego deben ser bien descritas
cuanto a la forma, dirección, trayecto, inclinación y distancia de tiro, y
de ser posible, el orden de las heridas.
i) Recoger muestras de vísceras para examen toxicológico y guardar
parte de las muestras para posible re-examen. Recoger muestras de
sangre de al menos 50ml de un tiesto subclavio o femoral.
j) Realizar incisiones a lo largo de las regiones dorsales, lumbares y
nalgas en la búsqueda de lesiones profundas.
l) Examinar las extremidades de los brazos y de las piernas en busca
de las llamadas “lesiones de defensa” y de las lesiones producidas por
tortura en los pies, en las manos, rodillas y parte posterior de las piernas.
m) Examinar bien la cara especialmente los ojos, nariz y oídos.
Examinar el cuello externamente en todos sus aspectos.
n) Examinar los genitales y en casos sospechosos de violencia sexual
examinar todos los orificios, recoger por los pubianos, secreción vaginal

126
Emma Mendoza Bremauntz

y anal para exámenes en laboratorio.


o) Fotografiar en colores de las lesiones más significativas. Además,
que se fotografíe la secuencia del examen interno y externo, teniendo
el cuidado de usar escalas, número y nombres para identificación del
caso. Se fotografíe también los dientes aunque se tenga la identificación
por otros métodos.
p) Describir en detalles los proyectiles de arma de fuego cuanto a
la forma, dirección, trayecto, inclinación y distancia de tiro.
q) Cotejar el mayor número de informaciones con los criminalistas.
r) Extraer muestras de tejido en el trayecto de la herida y micro-
vestigios biológicos de los proyectiles para examen microscópico.
Es muy importante que el cadáver quede a la disposición de la ins-
titución médico-legal al menos por 12 horas.
En razón de lo expuesto, el autor del documento en que me apoyo
para esta parte, expresa como sería interesante fuesen consideradas
las siguientes medidas:
1. Considerar como muerte bajo custodia toda aquella que ocurre
en personas privadas de libertad y sobre la que se puede presumir una
situación de muerte violenta.
2. Recomendar que estas muertes tengan obligatoriamente una
investigación criminal y que se inicie con la competente necropsia.
3. Creación de un Registro Nacional de Muerte bajo Custodia para
tenerse la extensión y acompañar su incidencia, sus características y sus
causas además de los datos del sitio en que ocurrió.
4. Estimular los organismos de Derechos Humanos, gubernamen-
tales o no gubernamentales, en el sentido e incluyan en sus programas
y proyectos, el tema “muerte bajo custodia”
5. Estimular la capacitación de médicos legistas y peritos criminales
en el sentido de perfeccionar sus conocimientos ante de este tipo de
óbitos.20
Cabe el comentario en cuanto a la situación general de nuestro país,
primero el razonamiento de que las propuestas y consejos conclusivos de
lo expuestos, resulta totalmente aplicable y aconsejable buscar la forma
de difundir y aplicar todos los principios y derivados e interpretaciones
de los distintos Protocolos existentes, para el detallado conocimiento

20
Resumen de conferencia presentada en el 2º Congreso Internacional en Ciencias
Forenses y Jornadas de la Sociedad Boliviano-Peruana de Medicina Legal y Ciencias
Forenses,  La Paz – Bolivia, 1° de marzo de  2008. Internet, 1 de agosto 2011

127
Victimolog í a

y aplicación en los casos concretos que los médicos forenses tienen


que enfrentar, tomando en cuenta además de describirlas, la situación
de las áreas de salud de la institución. Sin detallar las condiciones de
alimentación y de violencia que se viven en las prisiones, datos recientes
derivados de un Seminario sobre la Salud en el Sistema Penitenciario
Nacional, verificado a finales de noviembre en la Ciudad de México, nos
anotan que por ejemplo, en nuestro país se presentan entre los internos
de nuestras prisiones: 71% con enfermedades crónico degenerativas
3.5% requiere atención psicológica 19% gastrointestinal. 14% oftalmo-
lógica 60% de los centros carece de personal médico fijo. La población.
tiene enfermedades gastrointestinales o respiratorias y a pesar de estas
condiciones, el 51 % no tiene servicio médico.
México tiene un promedio de 2 médicos para cada mil internos,
en América existe en las cárceles 34 veces mas tuberculosis que la
población libre.
En 2010 hubo 97 muertos en centros federales en un año por en-
fermedades. crónico degenerativas y en cuanto al Distrito Federal, cabe
comentar los siguientes datos:

Algunos datos estadísticos oficiales en México.


Con el propósito de sistematizar el desarrollo de este trabajo,
abordaremos el tema de la muerte recuperando únicamente tres
aspectos generales:
• Muerte Natural (por enfermedad)
• Muerte por Homicidio
• Muerte por Suicidio
Una visión general de la situación penitenciaria en México, propor-
cionada por el Subsecretario del Ramo de la Secretaría de Seguridad
Pública Federal, tomando en cuenta que se trata de población peni-
tenciaria y que son datos oficiales, los cuales pudieran no ser precisos.
Esto porque sabemos la dificultad que implica hablar de estadísticas
contundentes al reconocer la variabilidad y dinámica de la población
y la política penitenciaria siempre y en todos los países, pero mas en
el México actual en el que la democracia ha producido, en lugar del
gobierno del y para el pueblo, un gran desorden partidista.
Esto ha provocado que existe una gran inestabilidad en cuanto a
leyes, reglamentos y políticas motivadas por interés de grupos políticos
y personales, sin embargo aunque sea con las referencias actuales y
condicionadas a las variables mencionadas podemos utilizar los datos

128
Emma Mendoza Bremauntz

proporcionados por la Subsecretaría en agosto de 2011, señalando que:


Hay 430 Centros penitenciarios con 184,193 espacios, más o menos
habitables los cuales se ubican en:
10 centros federales, con 15,246 espacios,
329 centros estatales y del D.F. con 165,344 espacios y
91 centros municipales con 3, 603 espacios.
En general, el 48% tiene sobrepoblación,
El 50% de la población se concentra en 28 centros,
En 6 Estados se concentra el 50% de la población total: D.F., México,
Baja California, Jalisco, Sonora y Puebla.
Hay 97.802 en prisión preventiva (es decir procesados sin estar
sentenciados) con una duración promedio de 5 años del proceso y la
Federación calcula instalar en sus centros a la totalidad de sus internos
en 2012 los que son 42,734 hombres, (sentenciados 48%) y 2,817 mu-
jeres, (sentenciadas 46%) según entiendo, solamente a los sentenciados
por delitos federales.
Se planea incrementar en 20,000 espacios la capacidad del Sistema
Federal Penitenciario al aumentar con centros penitenciarios en la
que llaman modalidad de Contrato de Prestación de Servicios y con
la ampliación de los Centros Federales ya operando para internar en
su jurisdicción a la totalidad de los internos federales y a los del fuero
común que requieran medidas especiales de reclusión, como llaman
eufemísticamente a los centros de máxima seguridad, instituciones des-
humanizadas y sin esperanza de salir vivos por la duración de su sentencia
y por las condiciones de los establecimientos, que con el pretexto de
la seguridad en relación con la peligrosidad o simplemente por el tipo
de delitos (llamados delincuencia organizada como un género o tipo
delictivo) se les aísla y sujeta a un régimen mucho mas riguroso que las
prisiones normales llamadas de media seguridad.
En estos días, a pesar de estar en el periodo final de su poco exitoso
periodo gubernamental en el Distrito Federal, el gobierno anunció el
inicio de la construcción de dos torres de prisión en los terrenos de
la penitenciaría de la Ciudad de México, concesionadas a la iniciativa
privada, sin aclarar los términos de dicha concesión y al hablar de to-
rres, da la impresión de que se trata de esas construcciones inhumanas,
sin espacio para recibir aire ni plantas ni donde ejercitarse, como las
cárceles de los rascacielos norteamericanos.
Vale preguntarnos si la modalidad de Contrato de Prestación de
Servicios se refiere a la criticable y equivoca privatización de la ejecu-

129
Victimolog í a

ción de sentencias penales y las medidas especiales de reclusión son de


seguridad y mas privación o limitación de garantías o de ciertas selección
y comodidad en cárceles concesionadas.
Se tienen en centros federales 12,891 internos, que son, 2,461
del fuero común y 10,791 fuero federal pero no tenemos el dato de,
habiendo una impresionante mayoría de internos entre los 18 y los 40
años, cuales tienen programados para que mueran en sus cárceles, dado
el número de años de sus sentencias y con base en ellos, de acuerdo a
algunas declaraciones anteriores, no tiene caso proporcionarles medi-
das educativas y de apoyo si se quedarán hasta su muerte, encerrados
en las secciones de máxima y supermáxima seguridad. El resto de los
presos federales se encuentran, por razón del lugar en que fueron
detenidos y no siendo de alta peligrosidad y por un criterio constitu-
cional de ubicarlos para el cumplimiento de sus sentencias en lugares
lo más cercano posible a sus domicilio, en los centros del fuero común,
sujetos a un régimen irregular por las dificultades que antes de que se
centralizara mas la política penitenciaria, existían para el sostenimiento
de estos internos.
La aplicación de los tratamientos de readaptación mediante la
educación y capacitación laboral que ordenaba el art. 18 Constitucional,
medios que se mantienen inclusive con la Reforma Constitucional penal
2008, y que desafortunadamente quedan igualmente indefinidos en el
nivel constitucional ya que aunque se reiteraron el derecho a la salud
y el deporte, agregados a los ya existentes, no se hace una definición
legal clara de la diferencia entre readaptación y reinserción social, la cual
queda a la interpretación de autoridades administrativas, legislativas y
judiciales cuando las creen y de acuerdo con las facultades que se les
otorguen.
Volviendo al tema del traba, tenemos los datos locales proporcio-
nados en el Gobierno del Distrito Federal y referidos a la población de
2010 son los siguientes:
A nivel nacional, tuvimos un total de población nacional de
112,336,538 personas, y de población penitenciaria 218,571 internos,
en el Distrito Federal, se reportaron un total de población de 8,851,080
personas, y una población penitenciaria de 40,229 internos.
Con estos datos, encontramos que el 0.19% de la población nacio-
nal se encuentra recluida y que el 0.46% de la población del Distrito
Federal está en prisión.

130
Emma Mendoza Bremauntz

Principales causas de muerte oficiales en 2010.


Realmente nos ocupamos de las muertes en las prisiones sin omitir
algunos datos mas generales en virtud de que estos permiten observar
la proporción que se encuentra entre los diferentes datos y entender
si realmente en este momento se tiene una disminución de casos o
realmente podemos presumir que contamos con una información
incompleta.
Los fallecimientos registrados en ese año ascienden a nivel nacional
a 564,673 y en el Distrito Federal 53,801 y en las cárceles del país, un
total 352 y en las del Distrito Federal se registraron 113.
De estos totales, tenemos que 472,721 fallecimientos de población
libre a nivel nacional, fueron a causa de enfermedades como Diabetes
Melitus, hipertensión arterial sistémica, insuficiencia renal, hepática,
cardiaca y pulmonar, infarto en sus diversas localizaciones, infecciones
agudas, VIH, entre otras.
Encontramos reporte de un total de homicidios de 24,374, Suicidios
5,190 y otras causas variadas 63, 388
En lo que hace a población penitenciaria, se nos reportaron 265
muertes por enfermedad, 36 homicidios y 51 suicidios, coincidiendo
las enfermedades con las mismas de la población libre aunque en otros
porcentajes y en el caso de los suicidios encontramos más alto el por-
centaje en las prisiones. En lo que se refiere al Distrito Federal de enero
a junio tenemos 39 fallecimientos por enfermedad, 10 homicidios y 4
suicidios que hacen un total de 53 muertes.
Se tiene información de que el 51 % de las cárceles mexicanas no
tienen servicio médico y sabemos que hay 2 doctores para cada mil
internos en América donde se presentan 34 veces mas casos de tuber-
culosis que en la población libre y los contagios de sida y sífilis están
fuera de control y los tratamientos para evitar las muertes prematuras
por ser costosos no se aplican como es debido.

Conclusiones
1. El hecho de reconocer la existencia de problemas en las prisio-
nes que pueden ocasionar la muerte de internos y detenidos, no
implica siempre responsabilidad de las autoridades encargadas
del manejo de instituciones y establecimientos de clausura, pero
exige siempre la averiguación de los hechos y la especialización
del personal de servicios médicos forenses y peritos en la ma-

131
Victimolog í a

teria, para evitar las sospechas de muertes intencionales por


abuso en los establecimientos penitenciarios.
2. La carencia de estos servicios en todas las instituciones demues-
tra una vez más la falta de interés y cuidado que en cuanto a
Derechos Humanos y Condiciones de vida de los prisioneros,
hombres, mujeres y menores de edad, han tenido y tienen las
autoridades y la sociedad, por lo que es necesario una mayor
difusión y conocimiento, para ambos sectores, de la naturaleza
y fines de las penas, funciones de las cárceles e importancia de
no confundir justicia con venganza ni homologar apoyo a las víc-
timas del delito con malos tratos a los sentenciados por delitos.
3. Sin embargo, las reformas poco claras en materia penal que
implican un cierto descuido y conocimiento de los legisladores
no aportan ninguna seguridad y parecen confirmar la impresión
de que inclusive la reforma del artículo primero Constitucional
para enfatizar la defensa de los Derechos Humanos, y las demás
necesarias para soportarla, solo son declaraciones formales
carentes de una intención seria de cumplirlas. Los asesinatos y
agresiones constantes a los defensores de los Derechos Huma-
nos y la poca atención dedicada a cumplir las promesas públicas
de investigar y sancionar a los culpables, solo arroja una nueva
desconfianza de la población en estos asuntos.
4. La importancia de la capacitación del personal penitenciario
pero iniciando con una buena selección, un mejoramiento de
las condiciones de trabajo y sueldos y un reconocimiento de la
diferente calidad y riesgos de este personal, así como la protec-
ción y preparación de voluntarios y miembros de Comisiones
públicas y privadas, defensoras de los Derechos Humanos y de
los peritos médico-legistas en relación con los estudios sobre
Muerte en prisión y todo lo relacionado con la exposición que
antecede, se hace patente y se revela como urgente, alejada de
los intereses políticos electoreros y de abuso de poder.
5. Reconocer la necesidad de aplicar indiscriminadamente, todos
los compromisos internacionales y analizar las políticas apro-
badas por la ONU y la OEA que nos proporcionan una mayor
amplitud de horizontes para mejorar una institución siempre
en déficit pero indispensable hasta ahora: la prisión.
Las causas que provocan la muerte en la población penitencia son
similares a las observadas en la población en general.

132
Emma Mendoza Bremauntz

El homicidio no es la causa principal de las muertes que ocurren en


prisión. Sin embargo, los hechos recientes han alterado la información
oficial publicada hasta ahora
En prisión, el índice de suicidios es mayor al número de homicidios,
pero es superior al que se reporta en el exterior.
La mortalidad por enfermedad en el ámbito penitenciario nacional
y en el Distrito Federal es inferior a la detectados en la población en
general, sin embargo, en ambos casos es la causa que genera más decesos.
6. Con las declaraciones oficiales y las Reformas Constituciona-
les, no ha disminuido la necesidad de poner mayor interés en
la protección tanto de los Derechos Humanos como de sus
defensores, con el fin de evitar las agresiones y muertes de
estas personas que no solo han sido víctimas en su persona y
sus familias sino en los asuntos que defienden y sin las corres-
pondientes y muy necesarias investigaciones, se encuentran de
condiciones de peligro que significan una advertencia para todo
los demás defensores de Derechos Humanos en el país y en el
extranjero, con la posibilidad siempre latente de que la amenaza
se cumpla y se amplíe.
7. Las condiciones generales dentro de las cárceles, exigen refor-
mas legislativas razonadas que busquen y utilicen con seriedad
opciones penales diferentes a la pena de prisión y su aplicación
se disminuya para los casos absolutamente indispensables.
8. El cumplimiento de las Reformas Constitucionales y de normati-
vidad consecutiva en cuanto a alternativas a la justicia, permitirá
reducir el uso de la prisión a niveles humanos y mas lógicos,
reconociendo que la inversión importantísima que se hace en
construir nuevas e inhumanas cárceles, estaría mucho mejor
utilizada en el desarrollo de programas eficaces y probados de
prevención del delito.
9. La utilización de la prisión sobre todo en casos claramente pro-
bados de funcionarios corruptos deberá estar siempre acompa-
ñada con la recuperación por todos los medios legales posibles,
de las ganancias económicas obtenidas por los delincuentes.
10. En cuanto a las muertes ocurridas dentro de las prisiones, es-
tas deberán ser inexorablemente investigadas de manera que
no caigan mas sombras de sospecha en estas instituciones tan
desprestigiadas y sobrepobladas.
11. Universidades y hospitales deberán tener cada vez mayor parti-

133
Victimolog í a

cipación en estas investigaciones para proyectar en la población


libre la verdadera decisión de no ocultar ni solapar lo que pasa
en las cárceles, con el pretexto de la seguridad. La impunidad
es uno de los mayores estímulos para la delincuencia y hay que
terminar con ella.

134
Propuesta de Auto-Cuidado para Trabajo en Violencia

Prof. Mag. Inés Rebullida Carrique1


Argentina

El presente trabajo expone el resultado de una experiencia de sis-


tematización realizada en el sector asistencial del Área de Violencia de
Género del Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) en San José de
Costa Rica durante el año 2010, junto al equipo interdisciplinario de
profesionales (abogadas, trabajadoras sociales, psicólogas) y personal
administrativo que trabaja cotidianamente asistiendo a personas en
situaciones de Violencia Familiar y de Género.
El desarrollo de esta experiencia responde al problema de la ausen-
cia de dispositivos de auto-cuidado en dicha institución y la premisa de
que la implementación de espacios institucionalizados para el cuidado
es una prerrogativa para la salud integral del personal y la mejora en la
calidad de su desempeño laboral.
El trabajo señala aspectos teóricos que apoyan la premisa de investi-
gación, describe la metodología de la sistematización y los resultados de
la misma. Por último, presenta la propuesta de auto-cuidado, elaborada
a partir de las propias experiencias de quienes participaron del proceso.

Introducción
Está suficientemente discutido en el ámbito científico que las per-
sonas que realizan trabajos de prestación de servicios, especialmente
aquellas que intervienen en situaciones de Violencia Intrafamiliar y de
Género, se ven afectadas en su salud integral.
Velázquez (2003) ha nombrado efectos de ser testigo2 al impacto de
las experiencias de las y los profesionales que son testigos de hechos de
violencia narrados sobre su subjetividad, y ha señalado que este impacto
puede inscribirse en el psiquismo en forma traumática manifestándose

1
Licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, Magíster en Violencia
Intrafamiliar y de Género del Posgrado Regional en Estudios de la Mujer de la Univer-
sidad de Costa Rica y la Universidad Nacional. Profesora Asistente en la Cátedra de
Criminología. Universidad Nacional de Córdoba.
2
VELAZQUEZ, S. (2003). Violencias Cotidianas, Violencia de género. Escuchar, comprender,
ayudar. Buenos Aires: Paidós.

135
Victimolog í a

desde un primer contacto entre la persona operadora y la persona a


la que asiste.
Los efectos sobre la salud que trae aparejado este trabajo también
se han descrito en términos de traumatización vicaria o secundaria y
síndrome de desgaste profesional o burnout.
El concepto de traumatización vicaria o secundaria ha sido usado
por diversos/as autores/as (McCann y Pearlman, 1990; Arón y Llanos,
2001; Harrison y Westwood, 2009) para describir el proceso de ex-
perimentar o reproducir por parte de las y los profesionales similares
síntomas ocasionados por el trauma en la víctima primaria. Deriva de la
exposición continua a acontecimientos traumatizantes de otra persona,
combinada con la empatía que la/el profesional siente hacia esta perso-
na y con sus propias experiencias traumáticas, y tiene la capacidad de
aparecer repentinamente. En eso precisamente radica la diferencia con
el burnout, ya que éste es un proceso progresivo que puede resultar
del trabajo con cualquier grupo de personas con alguna problemática.
En cambio la traumatización vicaria es el resultado directo de escuchar
material emocionalmente impactante (Schauben y Frazier, citados por
Lliffe y Steed, 2000) y se expresa a través de la presentación de síntomas
relacionados con estrés postraumático (TETP).
Por lo anterior, el constructo de traumatización vicaria podría tener
mayor posibilidad explicativa cuando se trata de una tarea específica
como la asistencia a personas en situaciones de Violencia Intrafamiliar
y de Género que el constructo conceptual de burnout, el cual explica
más los elementos organizativos y el ajuste de la persona al trabajo y se
conceptualiza como un “síndrome de agotamiento emocional (sensación de
no poder dar más de sí), despersonalización (actitud impersonal y negativa
hacia las personas usuarias) y falta de realización personal en el trabajo”3.
Las y los profesionales que trabajan en violencia también forman
parte del campo de la violencia, pues no sólo es su campo de aplicación
e investigación, sino porque aquélla compromete su salud integral. Por
ello, su asistencia y cuidado debería ser considerado un problema de
salud pública y, por lo tanto, una responsabilidad de las instituciones
hacerse cargo de él, a través, por ejemplo, de la institucionalización de
dispositivos de atención para profesionales.
El impacto sobre la salud del trabajo constituye, asimismo, un pro-

3
MASLACH, C. (1982). Understanding burnout: Definitional issues in analyzing a complex
phenomenon. Job stress and burnout. Sage: Beverly Hills.

136
Inés Rebullida Carrique

blema de Derechos Humanos, concretamente, del derecho de las y los


profesionales a preservar la salud integral (física y mental) expuesta a
los riesgos que el trabajo con la violencia implica, en un ambiente de
trabajo saludable. De este modo, la construcción de dispositivos de auto-
cuidado encuentra su fundamento en diferentes normas que garantizan
el derecho a la salud en el ambiente de trabajo de las instituciones, como
la Constitución de Costa Rica que regula el tema de la salud ocupacional
y específicamente de los accidentes y enfermedades profesionales, y la
ley ordinaria Nº 6727 que se deriva de ella, la cual hace referencia a la
seguridad e higiene en el trabajo.
En virtud de la necesidad de que las instituciones del Estado inten-
sifiquen su lucha contra la violencia hacia las mujeres en la toma de
conciencia por parte de las y los funcionarios de que todas las formas
de violencia son inaceptables, el modelo se fundamenta en instrumentos
de Derecho Internacional como la Convención sobre la Eliminación de
todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus
siglas en inglés) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belem do Pará), y en normas
jurídicas nacionales que permiten cumplir con las obligaciones de los
tratados anteriores, como la Ley contra la Violencia Doméstica Nº 7586
y la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres Nº 8589 de
la República de Costa Rica.
Optimizar el sistema de apoyo profesional a través de una propuesta
de auto-cuidado para profesionales constituye una estrategia preventiva
frente al problema de la victimización secundaria de las personas usua-
rias. La prestación de un servicio adecuado exige, entre otras cosas,
que el personal que trabaja en las instituciones que intervienen en la
problemática de la Violencia Intrafamiliar y de Género, además de co-
nocer el perfil de sus usuarias/os, cuente con los elementos necesarios,
instrumentales y de apoyo, para una atención especializada.
Ante la ausencia de una política institucional y dispositivos de
auto-cuidado en la Delegación de la Mujer del Instituto Nacional de las
Mujeres (en adelante INAMU), la formulación de una propuesta de auto-
cuidado, resultado de un proceso de sistematización de las necesidades
y experiencias de sus funcionarias, significó un insumo importante para
su bienestar y salud integral, con la consecuente posible incidencia en
la mejora de la calidad de la atención brindada a las personas afectadas
por la Violencia Intrafamiliar y de Género.

137
Victimolog í a

El contexto Institucional.
La institución
El INAMU4 (Ley de la República N° 7801) funciona bajo ese nom-
bre desde abril de 1998 y es el ente rector de las políticas públicas en
materia de género.
Tiene una amplitud de funciones y atribuciones, siendo la más impor-
tante, la promoción y tutela de los Derechos Humanos de las mujeres
para contribuir con la construcción de una sociedad justa e igualitaria
que garantice la equidad de género. Cuenta con servicios de atención
legal, psicológica y social a mujeres víctimas de Violencia de Género
y supervisa la creación y puesta en marcha de legislación en el tema.
Entre sus valores institucionales se encuentran el ejercicio de un
poder democrático, horizontal y participativo, excelencia técnica, trabajo
en equipo, respeto a los derechos de las y los trabajadores, relaciones
interpersonales basadas en el respeto mutuo y la comunicación asertiva,
compromiso con las mujeres, compromiso y cumplimiento del mandato
institucional. etc.

La Delegación de la Mujer Área de Violencia de Género


La Delegación de la Mujer es la instancia del INAMU que tiene como
objetivo brindar una atención integral, directa y especializada a mujeres
afectadas por la Violencia de Género, sus hijos e hijas, con énfasis en
Violencia Intrafamiliar. Esta atención incluye orientación y acompaña-
miento a nivel legal y psicosocial, contención, orientación, seguimiento
y movilización de recursos comunitarios.
Entre sus funciones también se encuentran: brindar atención espe-
cializada a los niños y niñas abusados sexualmente y testigos de violen-
cia, coordinar con instancias gubernamentales y no gubernamentales,
ofrecer un servicio de información y orientación telefónica a personas
afectadas por la Violencia Intrafamiliar, desarrollar y ejecutar las políticas
y directrices emanadas del Área de Violencia de Género.
En el contexto laboral arriba descrito, existe la necesidad de aten-
der el fenómeno del desgaste profesional que trae aparejado el trabajo
con la Violencia Intrafamiliar y de Género. Entre los aspectos que dan
cuenta de aquel fenómeno, un relevamiento preliminar destacó la falta de
apoyo por parte de la institución, la cual no brinda recursos necesarios
ni reconoce el problema como tal, la descentralización institucional,
condiciones en las que se desempeña la tarea y las relaciones laborales

4
En http://www.inamu.go.cr

138
Inés Rebullida Carrique

deterioradas. Todo esto deriva, para las funcionarias, en la necesidad


imperiosa de implementar prácticas de auto-cuidado (permanentes y
temporarias) dirigidas a todo el personal de la Delegación de la Mujer.

Metodología
El proceso de sistematización se centró en la experiencia obtenida
de los procesos grupales e individuales con las funcionarias de la Delega-
ción de la Mujer del INAMU, de las percepciones, opiniones y acciones
surgidas en las participantes durante esta vivencia.
El objetivo centró en organizar, analizar y exponer el resultado de
aquellos procesos, los cuales permitieron realizar colectivamente una
propuesta de auto-cuidado que resultara adecuada para ese contexto
particular y para otros espacios institucionales.
El objeto (apunta a las experiencias que se pretendieron sistematizar)
se inscribió en las experiencias de las funcionarias en torno al trabajo
de asistencia a personas en situaciones de Violencia Intrafamiliar y de
Género, a los efectos que sobre la salud integral tiene el trabajo que
realizan (tarea y condiciones laborales-institucionales), a las estrategias
individuales y grupales de auto-cuidado, al apoyo/responsabilidad ins-
titucional en el cuidado del personal y a sus necesidades individuales y
de equipo respecto al auto-cuidado.
Los ejes de la sistematización, es decir, aquellos que permitieron orga-
nizar el proceso de obtención y análisis crítico de la información, fueron:
• Estrategias de auto-cuidado.
• Apoyo/responsabilidad institucional en el cuidado de las fun-
cionarias.
• Necesidades de auto-cuidado.
A través de la metodología cualitativa, no se buscó cuantificar sino
profundizar en las expectativas, conocimientos, opiniones expresa-
das por las personas directamente implicadas en la realidad social en
cuestión. Esta metodología está asociada con el paradigma naturalista
interpretativo5 y en el paradigma crítico o liberador6, insumo teórico

5
Este paradigma supone que la realidad es subjetiva en vez de objetiva, que ésta existe
en las opiniones, sentimientos e interpretaciones de las personas, incluido el investiga-
dor o investigadora. Según esta perspectiva, muchas versiones diferentes e igualmente
válidas de la realidad pueden existir al mismo tiempo, y algunas de ellas pueden de hecho
crearse mediante la interacción de los investigadores y sujetos (OMS- PATH, 2007:59).
6
Este enfoque tiene como propósito último empoderar a las personas que participan en
el proceso para que se conviertan en agentes activas de la transformación de la realidad.
139
Victimolog í a

en el cual se fundamenta la investigación feminista.

¿Cómo se hizo?
El proceso de sistematización se realizó a través de conversacio-
nes informales realizadas en la etapa preliminar a dos funcionarias de
la Delegación que luego participaron del proceso grupal y entrevistas
individuales semi-estructuradas a dos ex funcionarias de la Delegación,
las cuales se construyeron de acuerdo a los objetivos y ejes de siste-
matización.
Además, se realizaron cinco sesiones de grupo focal con siete
funcionarias activas de la Delegación de la Mujer, quienes decidieron
participar de manera voluntaria en el ámbito de un primer encuentro de
presentación y acuerdo respecto al encuadre de trabajo. Las sesiones
se hicieron de acuerdo al objeto y a los ejes de sistematización con
técnicas cualitativas específicas (Sociodrama, Estudio de casos, Test de
frases incompletas, etc.).

Algunos resultados de la experiencia.


Trabajo de asistencia a víctimas de Violencia Intrafamiliar y de Género.
Apoyo/responsabilidad institucional y necesidades de auto-cuidado
A partir del ejercicio de recuperación histórica y análisis crítico de
la experiencia grupal desde la propia voz de las participantes, se advirtió
que para las funcionarias la Violencia Intrafamiliar y de Género, aunque
reconocida como problema de seguridad ciudadana y de salud pública,
no reviste interés ni es una prioridad política para los gobiernos, por lo
que no hay una atención integral y coordinada que contemple el trabajo
en red de las instituciones públicas, lo que impacta forzosamente en
su trabajo.
Dentro la institución, no es reconocido el nivel de experticia teórica
y práctica que existe en el ámbito específico de la Delegación, lo que
se traduce en una desvalorización del servicio y la complejidad que el
trabajo de asistencia implica (en virtud de los nuevos tipos y manifesta-
ciones de la violencia contra las mujeres), lo que impide el acceso a otros
puestos de trabajo y, por ende, la implementación de una política de
rotación lo cual ,para las funcionarias, alentaría el desarrollo profesional.
La sobredemanda resaltó como un importante factor de agotamiento
en el trabajo, tanto por la carencia de personal, como por el manejo
institucional de un concepto de efectividad asociado a una valoración de

140
Inés Rebullida Carrique

cantidad. La excesiva demanda, para las profesionales, es un elemento


que impide participar en espacios de investigación, capacitación y su-
pervisión formal de casos, los que se plantearon -casi unánimemente-
como estrategias de auto-cuidado y tareas de acompañamiento y apoyo
institucional ausentes en la política de la institución, pero necesarias.
Lo mismo sucede con las vacaciones psicoprofilácticas que, si bien son
una medida institucional -de cuidado-, no significan un real descanso
debido a su insuficiencia y a la imposición respecto al momento en que
deben ser tomadas.
La temática en sí misma, el contenido de la tarea de atención directa
y algunas situaciones de violencia de mucho riesgo y frustración con las
usuarias que ellas individualmente no pueden resolver, también fueron
reconocidos como factores de agotamiento, todos reforzados por un
entorno grupal conflictivo y una institución que falla en el respeto por
el derecho de su personal de preservar su salud integral. Esto último
relacionado, a su vez, con la existencia de una cultura organizacional y
una gestión de Recursos Humanos que no considera el aspecto psico-
lógico y de las relaciones interpersonales dentro del trabajo.
Respecto a la dinámica grupal -atravesada indudablemente por
cuestiones asociadas a la pertenencia de género-, fue destacado que
aquella desvalorización que existe respecto al trabajo asistencial se
reproduce al interior del grupo -entre las mismas compañeras-, por lo
que se trabaja aisladamente, sin una red de apoyo solidario dentro del
equipo. Los conflictos de esta manera, no encuentran espacio para ser
expresados y aclarados y tienden a ocultarse.
Se discutió, finalmente, cómo algunos elementos que forman parte
de la construcción de la identidad de las mujeres -como el altruismo,
la capacidad de ser para los otros- que son útiles a los fines de la inter-
vención profesional y cuyos resultados positivos en la práctica generan
satisfacción en las profesionales, no pueden ponerse en juego a nivel
grupal, en donde lo que se manifiesta es omnipotencia frente a la tarea
y una lucha de poderes -ligado a los diferentes saberes- vertical y auto-
ritaria entre las compañeras (con el peligro que esto conlleva respecto
a su deslizamiento hacia su relación con las usuarias).
No obstante lo anterior, se reconoció que trabajar para ser más
solidarias, generar alianzas entre ellas y promover mayor cohesión y
apoyo grupal son medidas de auto-cuidado para la promoción de un
ambiente de trabajo saludable.

141
Victimolog í a

Los efectos
Ya se mencionó que los efectos del trabajo con la Violencia Intra-
familiar y de Género sobre la salud y la vida cotidiana se han descrito
de diversas maneras.
Para las funcionarias, el desempeño de la tarea ha traído aparejado
sentimientos de impotencia, frustración y vulnerabilización, todo lo
cual podría revelar el proceso a través del cual las experiencias de
las personas que asisten (afectos, identificaciones, fantasías, etc.) son
transformadas negativamente a través de un compromiso empático con
el material de trauma de las personas asistidas (Cornille y Meyers, en
Santana y Farkas, 2007), es decir la contratransferencia que existe en
la traumatización vicaria.
También se señalaron la presencia de actitudes que estarían ponien-
do en evidencia algunos procesos defensivos vivenciados para enfrentar
o reducir las emociones, sensaciones o cogniciones experimentadas
durante la asistencia, tales como un negativismo (con el consecuente
alejamiento de la situación de entrevista) o, por el contrario, un so-
breinvolucramiento con las personas usuarias marcado, en este caso,
por un elevado altruismo de características mesiánicas7.
Al ser presentados dos casos, la mayoría de las participantes se
identificó con aquél cuyos elementos particulares de aparición pau-
latina -más característicos del síndrome de desgaste profesional o
burnout- eran: pérdida de idealización por el trabajo, sentimientos de
desesperanza, impotencia y frustración en las expectativas e ideales;
relaciones interpersonales tensas y conflictivas en el trabajo8; cambios
a nivel físico: cansancio físico y mental, trastornos del sueño, dolores
musculares, resfríos; frecuentes incapacidades; cambios en el estado de
ánimo: sentimientos de enojo, de tristeza y llanto; temor y preocupación
por su seguridad. Además, se mencionaron en la discusión la vivencia
de cambios en los patrones de la alimentación, migrañas y trastornos

7
Actuar con fuertes fantasías mesiánicas también es una manifestación de la ansiedad
y la tensión sostenida que provoca la atención de hechos violentos. Las características
de urgencia de la demanda, en la que los pedidos de ayuda superan las posibilidades de
acción del equipo, derivan en la dispersión del equipo y en la compulsión de actuar de
alguno de sus miembros pretendiendo dar o solucionar todo lo que plantea la demanda,
aunque concretamente ésta no pueda ser satisfecha (Velázquez, 2003).
8
Ya se aludió, a la luz de los elementos de la dinámica grupal, cómo el impacto del
trabajo con personas en situaciones de Violencia Intrafamiliar y de Género también
ocurre al interior del equipo, en este caso a través de competencia y lucha de poder.

142
Inés Rebullida Carrique

gastrointestinales, resfríos frecuentes, infecciones bronquiales, alergias,


neuralgias y también dolores de cabeza. A nivel cognitivo, disminución
de la memoria expresada a través de olvidos extraños, relacionados
estrictamente a cuestiones del trabajo (citas, nombres, etc.).
A nivel psicológico, se reconoció que una de las consecuencias del
trabajo con la violencia manifestadas fuera del espacio laboral es una
gran apatía y un sentimiento de que el trabajo les consume la propia vida,
característico del burnout. Además, como consecuencia del trabajo se
perciben a sí mismas como personas más irritables e intolerantes a raíz
de la impotencia y frustración que genera ver que los sistemas sociales
y judiciales son insensibles a los problemas de las mujeres usuarias,
sentimientos que se vuelcan, otra vez, al interior del equipo de trabajo.
A partir de los elementos anteriores y de aquellos que surgieron
de las recomendaciones hechas por las participantes respecto a sus
estrategias y necesidades de auto-cuidado, se elaboró la propuesta que
sigue a continuación.

Propuesta de Auto-Cuidado para el personal de las instituciones


que asiste a personas en situaciones de Violencia Intrafamiliar y de
Género
1. Presentación
Esta propuesta de auto-cuidado está destinada a las personas cuyo
trabajo se basa en la asistencia a personas en situaciones de Violencia
Intrafamiliar y de Género, y tiene como propósito visibilizar la necesidad
de incorporar procesos de auto-cuidado en las políticas institucionales,
mediante nociones éticas, conceptuales y estrategias operativas que
puedan ser adaptadas a las instituciones de servicios que atienden esta
problemática. Para ello, se debe lograr primero un reconocimiento a
nivel personal, de equipo e institucional del riesgo que significa para la
salud integral -física y mental- de las personas exponerse todos los días
a impactantes relatos de violencia, sumado a las expectativas y esfuerzos
reales de ayudar a las víctimas a resolver su situación, en contextos a
veces no favorables para el desempeño adecuado de la tarea.
A partir de este reconocimiento, las herramientas propuestas po-
drán ser utilizadas por cada persona para establecer su propio plan de
auto-cuidado individual acorde a sus necesidades y características, y por
las instituciones para garantizar el bienestar del personal ofreciendo
condiciones favorables de trabajo para su salud integral. De acuerdo a

143
Victimolog í a

esto, los aportes teóricos e investigativos respecto al concepto de auto-


cuidado resultaron pertinentes para la elaboración de la propuesta, pues
permitieron pensar en diversos referentes prácticos a varios niveles de
aplicación. De esta manera, la propuesta apunta tanto al nivel personal
del auto-cuidado, como a las transformaciones que en lo institucional
deben plantearse para proteger al personal y, al mismo tiempo, a las
personas usuarias de los servicios.

2. Breve marco de referencia.


El auto-cuidado ha sido bastante considerado en el contexto de
trabajo de intervención en Violencia Intrafamiliar y de Género. Existen
diferentes teorizaciones, pero la mayoría apunta a la necesidad de de-
sarrollar intervenciones orientadas a promover la salud de las personas
que trabajan con personas y su sufrimiento, velando por la eficacia de
la tarea que desarrollan (Morales et al., 2003).
También se trata de un referente práctico de los equipos para la
protección de éstos frente al desgaste emocional cotidiano del trabajo
con la violencia (Hidalgo y Moreira, en Godoy y Romero Bergdholt,
2005), pues se ha identificado que las(os) operadoras(es) que intervienen
asistiendo a personas en situaciones de violencia están expuestas(os)
a procesos y problemas particulares que impactan directamente en su
salud integral.
Las experiencias descritas en cuanto a los efectos de ser testigo,
desgaste profesional o burnout y traumatización vicaria o secundaria, a
pesar de sus diferencias y en los modos en que se manifiestan y respecto
a sus factores de riesgo, son generadas por las características de la tarea
de asistencia a personas, en este caso víctimas de Violencia Intrafamiliar
y de Género, y necesitan de medidas de prevención y protección.
Por todo lo anterior, el auto-cuidado es el concepto a partir del cual
se pueden plantear una variedad de estrategias preventivas y protecto-
ras frente a estos efectos y, tal como dice MacDonald (2004), generar
transformaciones en todos los niveles desde lo individual (empezando
por los patrones de socialización), en la organización institucional y
administrativa que enmarca la atención, así como en el desempeño
particular de los grupos de trabajo, lo que involucra las características
individuales de las personas vinculadas en la atención.

3. Objetivos de la propuesta.
• Brindar herramientas teóricas y operativas para el cuidado de

144
Inés Rebullida Carrique

las personas y los equipos que trabajan asistiendo a personas


en situaciones de Violencia Intrafamiliar y de Género.
• Visibilizar y promover la responsabilidad de las instituciones de
acciones que promuevan y prevengan o mitiguen los efectos
que las tareas asignadas producen en la salud integral de sus
funcionarias(os).

4. Consideraciones éticas.
Principios que fundamentan la propuesta:
• Las personas que trabajan asistiendo a personas en situaciones
de Violencia Intrafamiliar y de Género tienen derecho a preser-
var su salud integral (física y mental) y a trabajar en condiciones
laborales adecuadas para ello.
• Las personas que trabajan con esta problemática tienen derecho
a contar con un apoyo institucional a través de herramientas
conceptuales y operativas para el desempeño adecuado de la
tarea y espacios de apoyo y auto-cuidado.
• Las instituciones que trabajan con la problemática de la Vio-
lencia Intrafamiliar y de Género, tienen la responsabilidad de
brindar todas las condiciones (ambientales y de apoyo) para
que su personal desarrolle una labor efectiva en un ámbito de
trabajo saludable.
• Las personas que estén a cargo de los espacios de auto-cuidado
institucionales deben tener conocimiento y experticia suficiente
en atención directa a personas en situaciones de Violencia In-
trafamiliar y de Género, en el tema de los efectos asociados a
esta tarea y los mecanismos de reconocimiento, prevención y
asistencia de los mismos (estrategias de auto-cuidado), así como
experticia para trabajar los procesos grupales.

5. Marco institucional.
El departamento de Recursos Humanos y las áreas de salud ocupa-
cional de la institución deben poder llevar adelante tanto las actividades
de diagnóstico como la implementación de algunas de las estrategias de
auto-cuidado a nivel institucional y grupal. Asimismo, será necesario para
ello contar con instancias externas de consultoría, acompañamiento,
orientación, capacitación y de apoyo terapéutico en las áreas de auto-
cuidado individual como de equipo.

145
Victimolog í a

6. Ejes fundamentales para trabajar.


• Individual, para revisar el estado de salud del personal (a la luz
de los conocimientos teóricos respecto a los efectos de ser
testigo de relatos de violencia y los fenómenos de traumatiza-
ción vicaria y desgaste profesional o burnout). En este eje deben
considerarse actividades de auto-evaluación de estos procesos.
• Grupal-participativo, para reconocer áreas de disfunción grupal
que interfieren en el desenvolvimiento de la tarea en equipo,
así como ver prioridades y necesidades de las personas del
equipo. En este eje también se considerarán actividades de
auto- evaluación.
• Institucional, para revisar aquellos procedimientos y herramien-
tas técnicas, conceptuales y políticas que guían la administración
y el cuidado de los recursos humanos dentro de la institución,
para reformularlos a la luz de los principios mencionados.
Estas actividades de diagnóstico tendrán como fin instituir estrate-
gias de acción operativas de auto-cuidado permanentes y temporarias,
según sean las necesidades y procesos cambiantes que se producen en
la atención.

7. Medidas de acción
En este apartado se detallan las propuestas concretas sobre cómo
implementar el auto-cuidado, a través de la descripción de diversas
estrategias en diferentes niveles de aplicación:

A. Medidas a nivel Institucional.


Se trata, en primer lugar, de una revisión o modificación de la nor-
mativa institucional respecto a:
• La capacitación profesional, la cual debe ser un proceso continuo
destinado a todo el personal de la institución que tenga por
objetivo brindar herramientas conceptuales y operativas en la
problemática de la Violencia Intrafamiliar y de Género para el
desempeño adecuado de la tarea y herramientas instrumentales
para auto-cuidado individual y de equipo.
La estrategia debe estar dirigida a capacitar a mayor cantidad de
personas para el trabajo de atención directa, como una expresión de
equidad y de integración entre tareas y necesidades personales. Mediante
la evaluación del desempeño podrían identificarse las necesidades de
capacitación del personal. Al mismo tiempo, se debe revalorizar a nivel

146
Inés Rebullida Carrique

institucional el trabajo de servicios a través de una tarea de sensibiliza-


ción sobre la importancia del mismo.
• Las vacaciones profilácticas (cuando hubiere), con el objetivo
de flexibilizar su uso para garantizar que efectivamente sirvan
para el descanso real del personal, de acuerdo a sus necesidades.
Esto quiere decir que se deben valorar -cuando se manifieste la
necesidad del disfrute de las vacaciones profilácticas- las situa-
ciones particulares de salud, siempre teniendo en cuenta que
la distribución de las vacaciones pueda contar con un personal
sustituto para que no se altere el desarrollo del trabajo.
En segundo lugar, debe hacerse una revisión de las modalidades de
trabajo cotidiano dentro de la institución y partir de allí para implementar
medidas permanentes como:
• Alternar la atención directa con la participación en otros espa-
cios tales como talleres, cursos, trabajo en la comunidad, trabajo
técnico de prevención y capacitación. Esta alternativa permite
cambiar y diversificar los roles profesionales para disminuir
el riesgo sobre la salud que implica la exposición permanente
y directa del tema. Puede implementarse en términos de una
política de rotación del trabajo de atención directa a otras ta-
reas para prevenir el desgaste y hacer más saludable el trabajo.
• Promover la participación activa del personal en la realidad social
y en la defensa de los derechos de las personas que asisten. Esto
otorga coherencia dentro de la institución y les permite a las
personas que la integran canalizar los sentimientos de impotencia
y frustración que la tarea trae aparejados.
• Promover la participación activa del personal en los procesos
de toma de decisión a través de un trabajo en equipos multi-
disciplinares donde se definan las necesidades de los equipos,
se fijen objetivos claros respecto a la tarea y sus resultados.
Estos espacios tienen que guiarse por un reconocimiento y
valoración de las funciones y especialidad de la tarea que cada
persona realiza.
• Establecer espacios de supervisión externa para fortalecer el
trabajo profesional, la cual deberá estar a cargo de una persona
con suficiente experticia teórica y técnica en la problemática
que se asiste. Estos espacios deben promover, además, la res-
ponsabilidad para auto-monitorearse e implementar prácticas
de autocuidado.

147
Victimolog í a

Otras medidas a nivel institucional, cuya implementación depende ya


del sector administrativo y de los recursos económicos de la institución
que se destinen al cuidado del personal, son:
• Evitar la recarga de trabajo con mayor personal y recursos ma-
teriales suficientes para garantizar la efectividad de la tarea. En
los procesos de selección de personal realizados en Recursos
Humanos se debe considerar necesariamente la historia perso-
nal, especialmente la mayor vulnerabilidad de algunas personas
al impacto que los relatos de violencia provocan en virtud, por
ejemplo, de las propias historias de violencia padecidas.
• Garantizar las condiciones mínimas de resguardo de la integri-
dad del personal, valorando las situaciones que impliquen algún
riesgo para las personas asistentes y otorgando recursos para
que el ámbito de trabajo sea un lugar seguro.

B. Acciones operativas dentro de equipo de trabajo.


En primer lugar, será necesario distinguir entre estrategias a imple-
mentarse formalmente dentro de los equipos de trabajo y estrategias
informales que cada grupo podrá realizar de acuerdo a las condiciones
en las que se desempeña su trabajo y a sus características o preferencias.
Las primeras son:
• Instituir espacios interdisciplinarios estructurados de capacita-
ción y supervisión de casos entre compañeras(os) de equipo
que tengan como objetivos intercambiar conocimientos y expe-
riencia y compartir la responsabilidad que implica decidir sobre
casos complejos y de riesgo (tanto para las personas usuarias
como para las y los profesionales). Estos espacios deben ser
principalmente de apoyo a partir de la comunicación y del res-
peto por el criterio técnico y la competencia de cada profesional.
Además, deben servir para compartir aspectos vivenciales de la tarea
con el fin de disminuir el aislamiento.
Los grupos de Reflexión se constituyen en una estrategia posible
de instalar como un dispositivo de formación profesional, que fomenta
la constitución de equipos reflexivos respecto a las dimensiones teó-
rico–prácticas de la tarea para el aumento del repertorio de acciones
profesionales, de la efectividad de la propia práctica y del propio auto-
cuidado profesional (Homan Sepúlveda, et al., Chile Solidario, s/f).
• Construir espacios específicos de apoyo y auto-cuidado que
tengan por objetivo revisar y trabajar elementos grupales

148
Inés Rebullida Carrique

conflictivos para promover la solidaridad al interior del equipo


de trabajo y lograr generar alianzas saludables que permitan
trabajar en red y brindar una atención integral a las personas
usuarias. Además, deben permitir reflexionar acerca de la tarea
y su impacto en las personas que asisten, así como facilitar la
comunicación y la expresión de emociones.
Pueden estar dirigidos por una persona con experticia y formación
técnica en el trabajo grupal y con suficientes recursos para mejorar el
funcionamiento grupal dando respuestas a las situaciones críticas vividas.
Pero también pueden constituirse como grupos de apoyo sin mode-
ración por parte de una persona profesional. Tal como lo plantea Ana
Carcedo (2001) a propósito de los Grupos de Autoayuda para mujeres
en situaciones de violencia, los grupos de auto-cuidado (o mejor, de
mutuo-cuidado) pueden ser espacios en donde se desarrolle un proce-
so de fortalecimiento personal y grupal, y se disminuya el aislamiento.
• Establecer espacios de sensibilización, discusión y reflexión para
trabajar aspectos de la vida personal imbricados en mecanismos
de reproducción de la estructura de poder patriarcal. Algunos
de los temas sugeridos para el proceso son:
a. las relaciones entre mujeres y entre hombres
b. el ejercicio del poder
c. el rol profesional
d. las relaciones interpersonales en el trabajo
e. los mandatos femeninos
El objetivo fundamental de estos espacios debe ser, tal como lo
propone Marcela Lagarde (2000) el de provocar una transformación
radical de las condiciones sociales de producción de comportamientos
que reproducen la subordinación de género. Deben estar dirigidos por
una persona con experticia y formación técnica en el trabajo grupal y
en los temas sugeridos. La modalidad de trabajo debe adaptarse a las
características del grupo.
Las estrategias informales dentro de los grupos son:
• Instituir espacios de intercambio profesional durante la jornada
de trabajo para compartir vivencias y expresar emociones acerca
de situaciones particulares y difíciles, dentro de un ambiente de
respeto y apoyo mutuo (técnico y emocional).
• Crear espacios sociales dentro del ámbito del trabajo tales como
espacios compartidos de desayunos, almuerzos o festejos de
cumpleaños y fechas especiales, que permitan establecer rela-

149
Victimolog í a

ciones de confianza entre las personas que forman el equipo


de trabajo y descansar de la temática de la violencia. Además,
deben servir para favorecer los canales de comunicación infor-
mal lo que mejorará, a su vez, la fluidez de la comunicación en
espacios estructurados.
• Establecer espacios recreativos y de relajamiento para compartir
con el equipo de trabajo, tales como reuniones fuera del tra-
bajo en espacios alejados de la temática del trabajo para jugar,
desarrollar el sentido del humor y, al mismo tiempo, trabajar
valores grupales y fortalecer la comunicación y los vínculos.

C. Medidas a nivel personal o individual.


El plan de auto-cuidado individual es muy específico y depende de
las características de la persona y de la evaluación que ésta haga de su
propio ambiente de trabajo, del impacto que tiene en su vida y de la
demanda que impone la atención de situaciones de Violencia Intrafa-
miliar y de Género. Sin embargo, existen estrategias tanto dentro del
espacio laboral como fuera de él cuyos efectos protectores han sido
ampliamente discutidos en la literatura y en la sistematización grupal.
Entre las primeras se encuentran:
• Plantear encuadres de trabajo claros que permitan mantener
lazos de respeto y empatía pero una distancia óptima y límites
adecuados con las personas usuarias, de manera tal que se pueda
intervenir adecuadamente sin sobreinvolucrarse con ellas y su
situación. En primer lugar, es necesario conocer las consecuen-
cias que los relatos de violencia provocan para anticiparse a ellas
y neutralizar su efecto traumático para poder operar (Lagache,
en Velázquez, 2003). Este mecanismo de anticipación resulta
sumamente valioso para proteger a la persona que asiste del
impacto subjetivo que tiene la escucha de relatos de violencia
y de aquellos mecanismos defensivos que interfieren en las
intervenciones.
• Fijarse objetivos de trabajo reales, acordes con los de la insti-
tución, pero posibles de alcanzar; y registrar oportunamente
cuando está sobre exigida(o) o asume responsabilidades en ex-
ceso en el trabajo, bajo la premisa de que, aunque los esfuerzos
profesionales son importantes y valiosos, no hay responsabilida-
des individuales en resolver la situación de las personas usuarias.
• Visibilizar, reconocer y atender los malestares físicos (fatiga,

150
Inés Rebullida Carrique

trastornos del sueño, dolores corporales, etc.), los malesta-


res psicológicos (ansiedad, irritabilidad, cambios en el humor,
miedos, etc.) y todos aquellos cambios acaecidos durante el
desempeño de la tarea.
Las estrategias fuera del espacio laboral:
• Realizar actividades recreativas en espacios alejados de la temá-
tica de la violencia y afines a las preferencias particulares, tales
como bailar, leer, escuchar música, disfrutar de la naturaleza,
viajar, tomar o dar clases.
• Cuidar todas las áreas de la vida personal, lo que incluye realizar
actividad física (caminar, hacer deporte, yoga, etc.) descansar,
tener una alimentación saludable, tener actividad social con
amigas(os), pareja, familia evitando la saturación de estas redes
de apoyo.
• Actividades terapéuticas tales como la psicoterapia individual,
la cual resulta una estrategia imprescindible en tanto permite
tener un espacio personal para revisar y elaborar aspectos de la
historia de vida. Además, actividades de relajación y meditación
pueden constituirse en opciones saludables.
Todas las estrategias mencionadas son efectivas para el auto-cuidado
y el cuidado de los equipos que trabajan con violencia, especialmente
con personas en situaciones de Violencia Intrafamiliar y de Género.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el primer paso para el auto-
cuidado es reconocerse como profesionales y equipos en riesgo y
dedicar tiempo y recursos al desarrollo de tales estrategias (Velázquez,
2003; Arón y Llanos, 2004). Las personas como las instituciones deben
responsabilizarse en la prevención de esos riesgos y en la promoción
de la salud integral a través de la práctica permanente del auto-cuidado,
dentro y fuera del ámbito laboral.

A modo de cierre
La experiencia de sistematización dio cuenta de la importancia de los
espacios grupales para movilizar necesidades y recoger prioridades para
el cambio, esto es, para la transformación social. No obstante, como
los diferentes grupos de trabajo -así como las distintas instituciones-
difieren en sus características, las estrategias de cambio que en ellos
surjan deben apuntar, en primer lugar, a reconocer esas diferencias y

151
Victimolog í a

particularidades. Sólo a partir de este reconocimiento, dado por una


tarea previa de diagnóstico participativo, se pueden pensar en medidas
efectivas para el cuidado.
De esta manera, parafraseando a Santana y Farkas (2007), el auto-
cuidado no es una receta para todos los equipos, aunque hay estrategias
de carácter efectivo para las personas que trabajan con la problemática
de la Violencia Intrafamiliar y de Género.
Al momento de plantear tales estrategias de auto-cuidado, es nece-
sario no sólo atender a las características del tema que se asiste, sino
tener en cuenta las particulares condiciones laborales en las que traba-
jan las personas y observar cómo éstas son generadoras de malestar y
enfermedad. Esto con el fin de crear condiciones saludables, tal como
la consolidación del apoyo social en el trabajo.
Los equipos de trabajo no pueden funcionar adecuadamente si
las relaciones interpersonales están deterioradas puesto que, además
de entorpecer el desempeño de la tarea -que indudablemente debe
realizarse a través de una red de apoyo-, es un factor de riesgo para
la salud integral de las personas que lo conforman. Es necesario que
las personas de manera individual también se responsabilicen por su
cuidado y una de las medidas, además de revisar la historia de vida y de
aprender a reconocer las propias necesidades, es conocer muy bien su
institución y el marco normativo que la rige. Sólo así, las personas que
asisten estarán en condiciones de ejercer el derecho a reclamar y exigir
que las normas se cumplan, actuando de forma consecuente con los
valores institucionales de protección de los derechos. Este es el caso
de la capacitación que, aunque las participantes lo mencionaron como
una carencia, el INAMU en su Convención Colectiva de Trabajo (Art.
28) declara que todas las personas trabajadoras tienen garantizado el
derecho a la capacitación y formación.
Una práctica de auto-cuidado no puede empezar al mismo tiempo
que la práctica profesional de asistencia a personas, y mucho menos
cuando los efectos de esta tarea sobre la salud y vida cotidiana ya se han
hecho crónicos. El auto-cuidado, al decir de las mismas participantes,
debe formar parte de un estilo de vida, y la formación en auto-cuidado
debe estar incluida en la estructura curricular de las carreras sociales y
las carreras de salud, de la misma manera que deben estarlo las teorías
de género y de Derechos Humanos.
Por último, se plantea esta sistematización de experiencias sólo
como un insumo teórico y de conocimiento práctico para un trabajo

152
Inés Rebullida Carrique

más ambicioso que pueda considerar como objetivo general desarrollar


un proceso de institucionalización de una propuesta -o política- de auto-
cuidado para las instituciones y objetivos específicos como implementar,
dar seguimiento y evaluar dicha propuesta. Esto implicaría, indudable-
mente, un análisis de viabilidad de la misma dentro de la institución
donde se trabaje.

Bibliografía9
Arón, Ana María y Llanos, María Teresa (2004). Cuidar a los que cuidan: Des-
gaste profesional y cuidado de los equipos que trabajan con violencia. Sistemas
Familiares, Año 20, Nº 1-2.
Carcedo Ana (2001). Grupos de Auto-ayuda de “Mujer no estás sola”. En
Mujeres en América Latina: Transformando la vida. Sara Poggio, Montserrat
Sagot y Beatriz Schmuker (Comp.). Sección de Género de la Latin American
Studies Association y la Maestría Regional en Estudios de la Mujer, Universidad
de Costa Rica y Universidad Nacional.
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra
la Mujer. Documento completo en: http://www.cinu.org.mx/biblioteca.
Harrison, Richard y Westwood, Marvin (2009). Preventing vicarious traumatiza-
tion of mental health therapists: Identifying protective practices. Psychotherapy
Theory, Research, Practice, Training. Vol. 46, Nº 2.
Homan Sepúlveda, Krecho; Jara Maleš, Patricia; Mora San Martín, Mirtha. Manual
de Orientación para la Reflexividad y el Autocuidado Dirigido a Coordinadores
de Equipos Psicosociales de los Programas del Sistema de Protección Social
Chile Solidario. Gobierno de Chile, Mideplan.
Iliffe, Guillian y Steed, Lyndall. (2000). Exploring the Counselor´s Experience
of Working With Perpetradors and Survivors of Domestic Violence. Journal
of Interpersonal Violence.
MacDonald, Jéssica (2004). Salud Mental y Violencia Intrafamiliar. Ruptura con
el paradigma tradicional de la salud mental y propuesta de auto cuidado para
las personas que atienden situaciones de violencia intrafamiliar. Ministerio de
Salud. OPS. San José, Costa Rica.
Maslach, Cristina (1982). Understanding burnout: Definitional issues in analyzing
a complex phenomenon. Job stress and burnout. Sage: Beverly Hills.
McCann, L. y Pearlman, L. A. (1990). Vicarious traumatization: A framework
for understanding the psychological effects of working with victims. Journal of
Traumatic Stress 3.
Morales, Germán; Pérez, Janet y Menares María A. (2003). Procesos emo-
cionales de cuidado y riesgo en profesionales que trabajan con el sufrimiento
9
Se menciona sólo aquella que fue citada en la síntesis. Para ver trabajo y bibliografía com-
pleta consultar http://www.sep.ucr.ac.cr/MaestriasProfesionales/mpestmujer/index.html

153
Victimolog í a

humano. Revista de Psicología, año/vol. 12, Nº 001, Universidad de Chile,


Ñuñoa, Santiago, Chile.
Morgan Gerald, Marcela Cecilia (2000). Guía de Autocuidado de los presta-
dores de servicios de salud en relación a la Violencia Intrafamiliar. OPS/OMS,
MINSA y C.S.S. Panamá.
OMS-PATH (2007). Investigando la violencia contra las mujeres. Alianza. In-
terCambios: Managua, Nicaragua
Santana, Isabel y Farkas, Chamarrita (2007). Estrategias de Autocuidado en
Equipos Profesionales que Trabajan en Maltrato Infantil. Revista Psykhe, Vol.
16, Nº 1, Santiago, Chile.
Torres Godoy, Pedro y Romero Bergdholt, Sabine (2005). Teatrosalud para
el Autocuidado. EDRAS, Chile.
Velázquez, Susana (2003). Violencias Cotidianas, violencia de género. Escuchar,
comprender, ayudar. Buenos Aires: Paidós.

154
La Victimología en Bolivia

Prof. Lic. Tania Aramburo Guerrero1


Bolivia

En Bolivia las leyes y las instituciones creadas para brindar apoyo a


la víctima, surgen a partir de los años noventa. En este artículo analiza-
remos estos cambios legales y la creación de instituciones creadas por
el estado para brindar a la víctima asistencia psicológica, médica legal
y social; la función de los equipos interdisciplinarios descritos en los
códigos y, sobre todo, la practica real que se realiza en las instituciones
que llegan a constituir una nueva manera de victimizar

El lugar de las víctimas en las leyes bolivianas


Tomando en cuenta las características y los efectos traumáticos
de la victimización, todos los países tienen la responsabilidad de crear
políticas estatales que permitan garantizar los derechos de las víctimas.
Bolivia, dando cumplimiento a la Resolución 40/30m, aprobada en el
Séptimo congreso de Naciones Unidas, sobre prevención del delito y al
tratamiento del delincuente (29 de noviembre de 1985) ha incorpo-
rado en los últimos años, normativas e instituciones para proteger a
las víctimas. La víctima del delito ha ido tomando cierto protagonismo
en el Derecho penal boliviano. Visualizaremos el lugar que ha tenido
y tiene actualmente la víctima en las leyes del área penal bolivianas, a
través del análisis de los códigos penales modificados en los años 1973,
1997,1999, 2006 y 2010.

La situación de la víctima en la nueva Constitución Política del Estado


A pesar de que las víctimas de delitos han adquirido derechos y ga-
rantías determinados en el nuevo Código de Procedimiento Penal y en
el Código Penal, la actual Constitución Política del Estado Plurinacional
boliviano (promulgada en el año 2009). no toma en cuenta o desconoce
la ley 2030 promulgada en 1999, que establece los derechos y garantías
de las víctimas, y que determina su reconocimiento en la nueva cons-

1
Profesora de Psicología Jurídica. Facultad de Derecho. Universidad Mayor de San
Simón. Cochabamba, Bolivia.

155
Victimolog í a

titución. En esta solo se toma en cuenta a la víctima en dos artículos.


El primero, que determina el derecho a la indemnización, la reparación
de los daños producidos en la víctima, que deben ser cubiertos por el
autor del delito (Art. 113) y el segundo artículo en el que la víctima
adquiere un derecho en el propio proceso (Art. 121).
En el código Banzer de 1973, (derogado en 1999 por la ley 1970), la
víctima de alguna manera era protegida por el Estado a través del finan-
ciamiento de la caja de reparaciones destinada al pago de responsabilidad
o indemnización a la víctima en caso de insolvencia o incapacidad del
condenado, o de error judicial. Actualmente en el Art 133 de la CPEP
se establece que “la vulneración de los derechos le concede a la víctima el
derecho a la indemnización, reparación y resarcimiento de daños y perjuicios
en forma oportuna”. La Constitución da a entender que la víctima ha
obtenido un progreso en relación a sus derechos y a la reparación del
daño ocasionado por el delito, no obstante en la práctica puede obser-
varse que este derecho no ha sido conquistado puesto que el imputado,
por falta de recursos no llega a cubrir la indemnización económica, ni
la asistencia médica ni psicológica.
Para poder comprender el alcance y la importancia del beneficio
que supuestamente obtendría la víctima con la incorporación de este
artículo, debemos comprender la noción de reparación: “La reparación
etimológicamente significa componer, remediar enmendar, también el daño
causado a la víctima, desagraviar. Desde la Victimología es atender y remediar
el daño causado a la víctima del delito y su Derecho a la asistencia, acceso
a la justicia y reparación” (Marchiori: 2012; 55).
La indemnización, reparación y resarcimiento de daños,”es uno de
los derechos adquiridos delimitados en el manual sobre el uso y aplicación de
la declaración de los principios de justicia para víctimas del delito y abuso de
poder, Naciones Unidas 1986” (Marchiori: 2012:55). No obstante, en la
realidad la víctima de delito no recibe, el reparo económico ni la ayuda
psicológica y social. A pesar de la creación de instituciones de apoyo a
la víctima, no existe un tratamiento médico, psicológico social gratuito.
Por lo tanto, la ayuda a la víctima se reduce al apoyo legal en el juicio,
como puede observarse en el artículo 121 de la Constitución.
La víctima legalmente adquiere un beneficio en el propio proceso
como puede observarse En la Constitución Política del Estado en el
Artículo 121, punto II: “La víctima en un proceso penal podrá intervenir
de acuerdo con la ley, y tendrá derecho a ser oída antes de cada decisión
judicial. En casos de no contar con los recursos económicos necesarios debe-

156
Tania Aramburo Guerrero

rá ser asistida gratuitamente por una abogada o abogado asignado por el


Estado”. Este apartado significa un verdadero avance en los derechos
procesales de la víctima ya que hasta el 2010 (año en el que se modifica
el artículo 11 del Código de Procedimiento Penal), la víctima no podía
participar directamente en el proceso, sólo lo podía realizar a partir
de la formalidad de una querella, y con participación de un abogado
particular, el estado no le otorgaba abogado de oficio como lo hacía
con los autores de delitos.
El análisis de la Constitución nos permite observar que la víctima no
es considerada en su integridad, no se explicitan las medidas de protec-
ción que deben darse a la víctima durante el proceso para evitar la re
victimización ni delimitan la creación del apoyo y asistencia terapéutica
psicológica y social, dependiente del Estado.
La Constitución delimita el derecho de todas las personas a la vida,
a la integridad física psicológica y sexual, a no sufrir daños en contra de
estos derechos, explicita el castigo para el sujeto que actúa en contra
de estos derechos, pero no fija el tratamiento y la asistencia a la víctima.
La víctima en realidad, es objeto de atención en la codificación
jurídica penal en el Código de Procedimiento Penal y el Código Penal
desde el año 1995. Las modificaciones en los códigos anteriores fueron
tardías y escasas; el primer cambio importante se dio en el año 1997 y
luego la modificación significativa fue en 1999.

La situación de la víctima en el Código de Procedimiento Penal


El Código Penal vigente en Bolivia, tiene como referencia al Código
Santa Cruz (promulgado en 1834) y modificado en el Código Banzer
promulgado el 6 de agosto de 1973. En el Código reformado, el autor
del delito adquirió derechos, se suspendió la pena de muerte y se de-
terminó la sentencia de 30 años, como la pena máxima. Se realizaron
modificaciones incrementando la tipificación de delitos. La víctima
sólo es considerada en el artículo 94 del Decreto Supremo 10426. Es
decir que la víctima, no adquiere garantías, ni derechos, ni medidas de
protección sino hasta la ley del año 1997.
En 1997, por influencia de la Resolución 40/30 y porque la sociedad
requería la modificación de nuevas estrategias criminales, durante el
gobierno de G. Sánchez de Lozada se aprueba la Ley 1768, modificando
el Código Penal de 1973.
La ley No 1768, tiene modificaciones importantes:

157
Victimolog í a

El decreto 10426 es elevado a rango de ley y se modifican artículos,


que otorgan beneficios y derechos a los autores de delitos, y la víctima
es tomada en cuenta de manera explícita en la ley No 1970, promulgada
el 25 de mayo de 1999.
Desde entonces, la víctima toma un lugar ya relevante en las leyes
y adquiere derechos que se plasman en el código de procedimiento
penal. Se amplía la noción de víctima, ya no se considera únicamente
como víctima, a la persona que ha sufrido directamente las ofensas del
delito, sino que:
1. A las personas directamente ofendidas por el delito.
2. Al cónyuge o conviviente, a los parientes dentro del cuarto
grado de consanguinidad o segundo de afinidad el hijo o padre
o padre adoptivo el heredero testamentario, en los delitos cuyo
resultado sea la muerte del ofendido
3. A las personas jurídicas en los delitos que los afecten.
4. A las fundaciones y asociaciones legalmente constituidas en aque-
llos delitos que afecten intereses colectivos o difusos, siempre
que el objeto de la fundación o asociación se vincule directa-
mente con esos intereses. (CPP; libro tres, artículo 76:1999:28).
Esta ampliación de la noción de víctima, corresponde al cumplimiento
de la Resolución mencionada que considera a “los testigos, familias y per-
sonas que le presten ayuda, están expuestos injustamente a pérdidas, daños
o perjuicios, y que además pueden sufrir dificultades cuando comparezcan
al enjuiciamiento de los delincuentes” (Naciones Unidas, 1985).
Como pueden observarse, en la práctica y atención a las víctimas
de delitos, analizando los estudios de Victimología puede decirse que:
“Las consecuencias de la victimización afectan a tres generaciones en las
situaciones de abuso de poder, tortura, incesto, homicidio dentro del grupo
familia”(2012:45). Es decir que las consecuencias postraumáticas no son
vividas solo por la persona sobre la cual recae directamente el delito, sino
también en la familia o personas cercanas a la misma, quienes asumen
la defensa, económica, psicológica y social ya que el apoyo del estado
es reducido en relación a la cantidad de la demanda creada.
En el Código de Procedimiento Penal, los derechos de la víctima
también se adquieren en relación al propio proceso legal, los jueces
tienen la obligación de tomar en cuenta a las víctimas. “las autoridades
deben informar a la víctima acerca de sus derechos y por el juez o tribunal
sobre los resultados del proceso”.(C.P.P.. Artículo 77: 28)
Este artículo es fundamental para la víctima, puesto que al conocer

158
Tania Aramburo Guerrero

los resultados del proceso, se la toma en cuenta como sujeto activo,


se le brinda credibilidad a su denuncia, adquiere el conocimiento de lo
que sucede con el autor del delito y esto contribuye a que disminuya
mínimamente la tensión, de tener que enfrentarse con el autor o de
alguna manera se siente validada por el sistema judicial
A pesar de que la víctima ha adquirido derechos establecidos en el
Código de Procedimiento Penal; la víctima no podrá intervenir directa-
mente en el proceso necesariamente, tiene que ser representado ante
el juez a través de la presentación formal de la querella.
“La víctima podrá promover la acción penal mediante querella,
sean en los casos de acción pública o privada” cuando la acción
sea ejercida por la Fiscalía. La acción penal pública a instancia
de parte se constituye cuando el delito haya sido cometido
en contra de una persona menor de la pubertad, un menor
incapaz que no tenga representación legal, un menor incapaz
por uno o ambos padres, el representante o el encargado de
su custodia, cualquiera sea el grado de su participación (C.P.P.:
artículo 78:1999:28).
Es decir que a partir de estos artículos el Estado asume la responsa-
bilidad, (a través de la Fiscalía), de proteger los derechos de las víctimas,
desde el momento que se da la denuncia hasta que el proceso concluya.
La acción penal privada será ejercida exclusivamente por la víctima
a través de la presentación formal de la querella, la Fiscalía no se consti-
tuye en parte. También la querella puede darse por una representación
convencional.
La persona ofendida directamente por el delito podrá disponer que
sus derechos y facultades sean ejercidos por una asociación o fundación
de protección o ayuda a las víctimas. En este caso no será necesario
el poder especial y bastará que la delegación de derechos y facultades
conste en un escrito firmado por la víctima y el representante legal de
la entidad” (C.P.P., Artículo 81:1999: 29).
Este apartado da lugar a que varias instituciones sobre todo ONGS,
se constituyan en parte legal de la víctima y asuman toda la representa-
ción legal sobre todo si la víctima es menor de 18 años. Por lo tanto la
sociedad civil, de alguna manera, también interviene en lo protección
de la víctimas.
La legislación penal boliviana, a través de la ley No 007 del 18 de
mayo de 2010, fortalece los derechos de la víctima en el proceso judicial

159
Victimolog í a

ya que se modifica el artículo 11 del Código de Procedimiento Penal,


en el que: “la víctima por si sola o por intermedio de un abogado, sea
particular o del Estado, podrá intervenir en el proceso penal aunque no
se hubiera constituido en querellante”. Antes de la modificación de este
artículo la víctima sólo podía ser informada del proceso, y escuchada
antes de cada decisión que implique la extinción o suspensión de la acción
penal, no podía ser parte directa del proceso, tenía que constituirse
necesariamente a través de la formalidad de la querella.
En los artículos del Código de Procedimiento Penal, anteriormente
mencionados, podemos observar que la víctima obtiene mínimamente
garantías y protección en la defensa legal, pero no se establecen las
garantías y los derechos asistenciales que fueron establecidos en la
resolución de naciones unidas de 1985.

La situación de la víctima en el Código Penal


La asistencia y tratamiento multidisciplinario que deberían obtener
las víctimas de delitos, va surgiendo paulatinamente en el nuevo orde-
namiento jurídico; a partir de la creación de leyes que tipifican nuevos
delitos, la modificación de artículos ya existentes en el código penal y la
determinación de nuevos artículos que establecen medidas de protección
a las víctimas de esos delitos considerados por la ley.
Estas nuevas leyes son:
• Ley contra la violencia en la familia o doméstica,(Ley No 1674,
promulgada el 15 de diciembre de 1995)
• Ley de protección a las víctimas de delitos contra la libertad
sexual, (Ley No. 2033 promulgada el 29 de octubre de 1999)
• La convención Interamericana para prevenir, sancionar y erra-
dicar la violencia contra la mujer (Ley No 1599, promulgada el
29 de octubre de 1999)
• La ley de trata y tráfico de personas y otros delitos y por último
la ley contra la discriminación, (Ley No. 3325 promulgada el 18
de enero de 2006).
Con la primera ley dirigida a la protección y a la asistencia a la
víctima en Bolivia, Ley contra la violencia en la familia o domésti-
ca, las víctimas obtienen nuevas garantías y derechos; se impulsa a la
modificación de los patrones socio-culturales de conductas de hombres
y mujeres, incluyendo el diseño de programas de educación formales
y no formales apropiados a todos los niveles del proceso educativo,

160
Tania Aramburo Guerrero

para contrarrestar prejuicios, costumbres y todo otro tipo de prácticas


basadas en la supuesta inferioridad o superioridad de cualquiera de los
géneros o en papeles estereotipados para el hombre y la mujer que
legitiman o exacerban la violencia
Este apartado y esta ley son fundamentales porque implican una
modificación en los valores y conceptos en la cultura boliviana acerca
de la concepción de mujer, de hombre, y de los niños. La autoridad del
padre en la familia ejercida con violencia era asimilada con normalidad,
el abuso sexual intrafamiliar y la explotación laboral, aceptadas dentro
de la cultura.
Es a partir de la sociedad, de las resoluciones internacionales que
la familia, los niños y las mujeres se convierten en un bien jurídico que
debe ser protegido por el estado.
Con el objetivo de que la Ley contra la violencia en la familia o
doméstica, sea aplicada a cabalidad, el 6 de julio de 1998, el Estado a
través del Poder Ejecutivo, reglamenta la ley 1674 a través del decreto
supremo No. 25087.
En este decreto se incrementan: la capacitación a los profesionales
que apoyan a las víctimas de delito. Se considera el tratamiento, Diag-
nóstico y Terapia psicológica (con carácter de confidencialidad) tanto
al autor como para la víctima de delitos.
Dentro de los derechos más importantes adquiridos por las víctimas
a través de estas leyes podemos mencionar también: la instrucción al
personal de los servicios de salud, a la policía para brindar un adecua-
do trato a las víctimas de violencia familiar respetando la privacidad,
intimidad. Se instruye no repetir los exámenes clínicos ni evaluaciones
para evitar los daños psicológicos re-victimización. Se da lugar a la
capacitación de los policías en la adecuada atención a las víctimas de
violencia intrafamiliar. Se instituyen las brigadas de Protección a la Mujer
y a la Familia, cuyo objetivo es brindar auxilio inmediato, proteger a la
víctima desde el momento de la denuncia y aprehender a los agresores
y ponerlos a disposición de la autoridad judicial.
A partir de este decreto, la víctima de delitos contra la violencia
familiar es tomada por diferentes instituciones gubernamentales como
se puede especificar:
“El Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación será el
organismo rector que implemente a través del Viceministro
de Asuntos de Género Generacionales y Familia, en coordina-

161
Victimolog í a

ción con los ministerios de Salud y Previsión Social, Educación,


Gobierno, Justicia y Derechos Humanos, y el Ministerio de la
Presidencia, programas de prevención, detección y atención de
la violencia en la familia o doméstica, así como la difusión de
la ley 1674 y éste decreto reglamentario”. (Reglamento de Ley
1674: artículo 3).
Finalmente, a través del artículo 14 del Código Penal en lo relativo
a la prescripción, se establecen una serie de garantías para las víctimas
de delitos contra la libertad sexual y se establece como responsabilidad
del Ministerio Público la de crear en coordinación con la Policía Nacio-
nal, equipos interdisciplinarios que colaboren en la investigación de las
denuncias de delitos contra la libertad sexual”. (Ley Nº 2033 de 29 de
octubre de 1999, que modifica el artículo 101 C.P.).
Legalmente se puede observar que verdaderamente la víctima de
delitos ha adquirido garantías y derechos que se encuentran claramente
delimitados en la Ley de protección a la víctimas de delitos contra la
libertad sexual: La víctima de delitos contra la libertad sexual tendrá, además
de los derechos y garantías reconocidas en la Constitución Política del Estado,
en el Código de Procedimiento Penal y demás leyes, los siguientes derechos:
Art. 15 Ley de protección a la víctimas de delitos contra la libertad sexual.
1. A presentar denuncia, a su elección, en las oficinas del Ministerio
Público, del Poder Judicial o la Policía Boliviana especialmente habilitadas
para este tipo de delitos o en las asociaciones o fundaciones de protec-
ción o ayuda a las víctimas, quienes canalizarán la denuncia conforme a
las previsiones del Código de Procedimiento Penal [2,3,4,5,6,7,8].
9. A recibir tratamiento pos-traumático, psicológico y terapia sexual
gratuito, para la recuperación de su salud física y mental en los hospitales
estatales y centros médicos [10,11].
En caso de que la víctima sea menor de edad, además de los ante-
riores, tendrán los siguientes derechos:
12. A que el juez le designe un tutor ad litem para que le represente,
cuando los padres o responsables fueran los imputados, cómplices o
encubridores o no tuviera padres o responsables.
13. A que en la etapa de diligencias de policía judicial, los inte-
rrogatorios sean realizados bajo la supervisión de un psicólogo o de
instituciones de servicio social sin fines de lucro, el fiscal y su abogado
defensor. Debiendo realizarse únicamente en el domicilio de la víctima.
(Ley No. 2033:1999: Artículo 15).

162
Tania Aramburo Guerrero

En la última ley promulgada en Bolivia a favor a las víctimas de delitos


de trata y tráfico de personas, si implementan los centros interdiscipli-
nario de atención y protección a las víctimas.
Con el objetivo de proteger y asistir a las víctimas de los delitos
de trata y tráfico de personas, la Estrategia Nacional incluirá el diseño
y ejecución de programas de atención integral, encaminados a su pro-
tección, recuperación física, psicológica y reintegración social y laboral.
Las medidas deberán garantizar las protección a la intimidad y la iden-
tidad de las víctimas que incluirán: El sistema de Control y seguimiento
de la ejecución de las medidas de Protección y Asistencia a Víctimas y
la implementación de Centros de Acogida a víctimas que se basen en
un Protocolo Único de Atención.
El Protocolo de Atención será único y aplicable a nivel nacional que
cuenta con la validez probatoria a efectos jurisdiccionales, y evita la re
victimización de la víctima al no someterla a interrogatorios redundan-
tes, careos o múltiples exámenes forenses (Ley No. 3325 Artículo 9:
cap. IV: 2006).
Como podemos observar en el análisis de la modificación y crea-
ción de leyes en el Derecho Penal, la víctima cambia sustancialmente
de lugar. Las leyes hasta el 1997, sólo protegían los derechos del autor
del delito y la víctima prácticamente estaba olvidada. Posteriormente,
y por influencia de los derechos adquiridos en los tratados de 1985, la
víctima se convierte en objeto de estudio, es tomada en cuenta en el
Código de Procedimiento Penal. No solamente se van creando leyes,
sino que a través de las mismas el Estado va adquiriendo responsabili-
dades, al crear instituciones que garanticen los derechos promulgados.
Legalmente la víctima ha adquirido Derecho: a nivel procesal, tiene
protección en el procedimiento desde el momento de la denuncia; en
la intervención en el mismo proceso, y a la vez, el Estado provee pro-
fesionales a través de las diferentes instituciones encargadas de apoyar
a la víctima interdisciplinariamente.

Instituciones legalmente constituidas para la atención de las víctimas


de delitos
Instituciones que brindan apoyo a niños niñas adolescentes y vícti-
mas de delitos.
Con la modificación y creación de leyes a favor de las víctimas se
van creando instituciones, conformados por equipos interdisciplinarios,

163
Victimolog í a

para garantizar el cumplimiento de los derechos de las víctimas. Reali-


zaremos una breve descripción de las mismas:
Organismo Nacional del menor, Mujer y la Familia (ONAMFA)
En 1966, por influencia de la Declaración Universal de los Dere-
chos del Niño de Naciones Unidas y las recomendaciones del Instituto
Interamericano del Niño, (por resolución ministerial No. 146/66 de 12
de abril 1966) se aprueba el primer Código del Menor, que contiene
acciones paliativas para detener el abandono familiar, la proliferación
de los niños de la calle y sobre todo la delincuencia infantil y juvenil, en
base a la denominada doctrina de la situación irregular.
En 1969 se creó la Oficina de Acción social de la Presidencia, de
esta manera el Estado asumía el control absoluto en toda acción de
carácter social y de beneficencia. Esta institución que estaba a cargo de
la esposa del presidente, recibía financiamiento de un aporte estatal y
de las donaciones de la cooperación internacional y el sector privado.
Por lo tanto, los presupuestos de esta institución no siempre eran
utilizados desde una política hacia la niñez: eran acciones esporádicas,
políticamente dirigidas, la mayor parte de las veces discriminatorias,
que no contribuían a desarrollar una política integral hacia la infancia.
En Diciembre de 1991, se promulga el nuevo Código del Menor,
que tiene entre sus objetivos garantizar la prevención, la atención
integral y la defensa por el ejercicio de los derechos de la niñez. Para
estos efectos se crea el Organismo Nacional del Menor, Mujer y la Fa-
milia (ONAMFA) como institución cabeza del sector. Este Organismo
adquiere el status de institución descentralizada de la Presidencia de la
República y se complementa con el establecimiento de los Juzgados del
Menor, dependientes del Poder Judicial y que será la única instancia de
protección legal, para intervenir en situaciones jurídicas donde estén
involucrados niños, niñas y adolescentes.
ONAMFA se definía como una institución de apoyo a los ‘Grupos
de mayor vulnerabilidad”, sin que exista una clara definición de quiénes
son, sin ningún análisis de sus necesidades sociales y ninguna participa-
ción activa de los posibles involucrados. No había una formulación de
políticas, trabaja en el antiguo esquema paternalista frente a solicitudes
y denuncias puntuales y reitera la idea de separar los niños “normales”,
que son atendidos por los Ministerios de Salud y Educación, de la niñez
“irregular”, constituida por toda la gama de niños, niñas y adolescentes,
que tienen “problemas” para su desarrollo normal. ONAMFA fue la pri-
mera institución que incorporó equipos interdisciplinarios conformados

164
Tania Aramburo Guerrero

por abogados, trabajadores sociales y psicólogos. (Generalmente confor-


mados por estudiantes de los últimos años o que no habían realizado sus
tesis de grado) Estos profesionales tenían la tarea de realizar informes
psicológicos a los menores y padres que se encuentran en proceso de
divorcio, o donde exista solicitud de adopciones. No se incrementaron
los consultorios psicológicos para realizar tratamientos. Supervisaban a
los niños que se encontraban en centros de acogidas.

El Servicio Departamental de Gestión Social, SEDEGES


El 2 de junio de 1998, se dicta el decreto supremo No 25060, que
tiene por objeto establecer el modelo básico de la organización secto-
rial para el funcionamiento, en cada Prefectura de Departamento, del
Servicio Departamental de Gestión Social, SEDEGES, sustituyendo a
de ONAMFA y las responsabilidades estatales respecto a la infancia,
van a pasar a ser responsabilidad de un Vice Ministerio de Desarrollo
Sostenible.
El Servicio Departamental de Gestión Social, cuya sigla es SEDEGES,
es un órgano desconcentrado y de coordinación de las Prefecturas de
Departamento, con competencia de ámbito departamental en lo rela-
tivo a la gestión técnica del Servicio, y con dependencia funcional del
Director de Desarrollo Social de la respectiva Prefectura.
El SEDEGES, a nivel departamental y en el ámbito de su competen-
cia, tiene como misión fundamental la de aplicar las políticas y normas
nacionales emitidas por el órgano competente sobre asuntos de género,
generacionales, familia y servicios sociales, mediante el apoyo técnico
a las instancias responsables y la supervisión del cumplimiento de los
objetivos y resultados propuestos, así como la de coordinar los pro-
gramas y proyectos en materia de gestión social. El SEDEGES amplía la
cantidad de equipos interdisciplinarios que desempeñan la misma función
que cumplían en ONANFA:
El equipo interdisciplinario conformado por el trabajador social,
y psicólogo eran los únicos profesionales dependientes del estado, en
realizar las evaluaciones a las personas que se encontraban en proble-
máticas judiciales. Actualmente realizan informes psicológicos en el área
familia y del niño niña y adolescente, ya no están a cargo de las pericias
en el área penal.
Las instituciones creadas en el departamento de Cochabamba desde
del 1995 son:

165
Victimolog í a

• La Brigada de protección a la familia dependiente de la policía


• La defensoría del niño niña y adolescente dependiente de la
alcaldía,
• El equipo interdisciplinario del Juzgado del Niño Niña y Ado-
lescente,
• El instituto de ciencias forenses dependiente de la Fiscalía.
A la vez en los últimos años se van conformando organizaciones
civiles, particulares como ser instituciones no gubernamentales, organi-
zaciones religiosas, encargadas de proteger y acompañar a niños niñas y
mujeres víctimas de delito, enfatizando a las víctimas de delitos sexuales
y a víctimas de violencia familiar.

Brigada de protección a la familia


Surge como respuesta a la demanda de instituciones que trabajan
por los Derechos Humanos de las mujeres, es prácticamente la primera
institución determinada al servicio de las mujeres y niños que han sido
víctimas de estos delitos.
Por resolución del comando general de la policía Nacional No 025/95
se crea la Brigada de Protección a la Familia, dependiente de la Dirección
Nacional de Planeamiento y Operaciones como unidad eminentemente
social y en casos de auxilio violencia familiar.
El decreto reglamentario de la ley 1674 establece que las atribuciones
fijadas a la Brigada de de Protección a la Mujer y Familia determinando
las acciones investigativas y de auxilio a desarrollar en cumplimiento
de sus actividades.
El personal del equipo multidisciplinario estará conformado por
profesionales universitarios psicólogos, abogados y trabajadoras socia-
les; será nombrado por el Comandante Departamental de Policía, de
acuerdo a la disponibilidad de personal de apoyo técnico especializado
en las áreas: jurídica, psicológica, social y otras que puedan ser de utilidad
en el servicio. Estarán encargadas de prestar apoyo, asesoramiento a
la Dirección y a todas las Secciones componentes de la BPF, de acuer-
do a las necesidades y a su especialidad, cuando se tramitan casos de
violencia familiar, maltrato a menores, adolescentes, mujeres y adultos
mayores en general.

Asesoría de Psicología
• Coordinará con las diferentes Secciones del Nivel Operativo,

166
Tania Aramburo Guerrero

la atención de casos de violencia familiar, atención de menores,


adolescentes y adultos mayores a objeto de realizar diagnós-
ticos, evaluaciones y seguimiento de los casos que requieran
esta atención [..]
• Prestar apoyo profesional a las parejas involucradas en casos
de violencia familiar.
• Elaborar el perfil psicológico de las víctimas y de los agresores.
Elaborar informes escritos de la intervención en cada caso.
Coordinar con instituciones públicas o privadas que se ocupan
de esta especialidad.
• Coadyuvar en las actividades de la Sección Prevención, para las
campañas de orientación.
• Es en esta institución donde se encuentra claramente delimitada
legalmente la función del psicólogo, en relación a la elaboración
de pericias psicológicas, destinados a todos los casos donde
hubo un tipo de victimización.

Defensorías de la niñez y adolescente


Como resultado de toda la evolución de los derechos del niño en
Bolivia, en Octubre de 1999, se promulga el actual Código del Niño, Niña
y Adolescente, introduciéndose importantes novedades y mejoras en
materia de prevención, atención y protección. El nuevo Código enmarca
sus postulados de manera más coherente e integral con las normas in-
ternacionales y la doctrina de protección integral, concediéndole al niño
el status de ciudadano en desarrollo, profundizando en sus derechos
fundamentales y proponiendo mecanismos de control y exigibilidad de
los mismos.
En el artículo del código mencionado, se determina que los servicios
socioeducativos, públicos o privados brindarán apoyo interdisciplinario
en las áreas psicológicas, pedagógica y social bajo el sistema de puertas
abiertas, para orientar al niño niña y adolescente, en procura de lograr
una mayor vinculación con su núcleo familiar y su comunidad.
En su funcionamiento las Defensorías de la niñez y Adolescencia,
como instancia promotora y defensora de los Derechos Humanos son
un servicio municipal gratuito de protección y defensa socio jurídica
dependiente de cada Municipio.
Constituye la instancia promotora que vela por la protección y el
cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes estable-

167
Victimolog í a

cidas en el Código del niño niña y adolescentes y por otras disposiciones.


“Brindar orientación interdisciplinaria a las familias para prevenir situaciones
críticas y promover el fortalecimiento de los lazos familiares. Derivación a la
atención médica, psicológica o psiquiátrica en régimen hospitalario o ambula-
torio (Art 195- 208: 1999: 65). Actualmente los profesionales del equipo
interdisciplinario, son los encargados de realizar las pericias psicológicas,
a solicitud de jueces y fiscales. Intentan conformar equipos encargados
de la terapia psicológica y no sólo de la evaluación de las víctimas.

Equipo interdisciplinario del Juzgado del niño niña y adolescente:


Con la promulgación de la ley No 2026 del 27 de octubre de 1999,
se implementa el Código del niño niña y adolescente dando origen al
juzgado que lleva el mismo nombre. “El Juzgado está constituido por el
Juez de la niñez y adolescencia, un secretario abogado, un auxiliar, un oficial
de diligencias y un equipo interdisciplinario de apoyo y asesoramiento. Este
equipo está conformado por un trabajador social y un psicólogo. Este equipo
mantendrá su autonomía respecto a otros similares que puedan funcionar
en entidades estatales, nacionales o departamentales” (1999: 92). Los psi-
cólogos realizan especialmente pericias psicológicas a solicitud o por
orden judicial.

Servicio legal y psico-social para la mujer


El Departamento del Servicio Legal Integral Municipal (SLIM) depen-
diente de la Dirección de SLIM, DNA y de Equidad de Género – Ge-
neracional, es una unidad especializada en ejecutar estrategias, planes,
programas, proyectos destinados al cumplimiento de actividades de
restitución, protección legal, psicológica y social de los derechos de
las mujeres víctimas de violencia doméstica e intrafamiliar y de discri-
minación de género. También encara acciones de prevención a través
de la difusión y promoción de los derechos de las mujeres y la familia,
conforme a disposiciones legales referentes a la temática, políticas y
estrategias delineadas por la máxima autoridad.
Su función básica es organizar, dirigir, coordinar y ejecutar el
efectivo cumplimiento de políticas y estrategias que estén orientadas
al manejo de los programas, proyectos que beneficien la promoción,
difusión y defensa de los derechos de las mujeres y lograr el adecuado
funcionamiento de los Servicios Legales Integrales Municipales en las
Comunas, establecidos para la defensa y protección de los derechos

168
Tania Aramburo Guerrero

de las mujeres y la familia en los ámbitos públicos y privados. Servicios


permanentes gratuitos, encargados de brindar información, orientación
y apoyo psicológico social y legal a favor de las mujeres brindando un
tratamiento adecuado a las denuncias de violencia familiar, doméstica
y discriminación.
A partir de la creación de la ley de trata y tráfico de persona y o
otros delitos se fortalece la protección y asistencia a las víctimas de
la trata y tráfico de personas de manera integral, tanto en lo físico,
psicológico, social, jurídico y económico. La ejecución de programas
de ayuda, asistencia a niños, niñas, adolescentes y adultos víctimas de
violencia sexual comercial estará coordinado con los responsables de
los Gobiernos Municipales a través de las Defensorías de la Niñez y
adolescencia y los Servicios legales Integrales, destinarán los recursos
para ejecutar estas actividades.

La Unidad de Atención y Protección a Víctimas y Testigos- Ministerio


Público
Surge por la aprobación del Reglamento del Programa de Asistencia
a Víctimas y Testigos (Aprobado por Resolución Nº 729-2006-MP-FN
del 15 de junio de 2006). Nace con un enfoque más amplio y multidis-
ciplinario y tiene el respaldo técnico y financiero de la Agencia Española
de Cooperación Internacional (AECI), Checchi/Usaid/Bolivia y GTZ
Alemana. El programa es desarrollado por el Ministerio Público, cuya
finalidad es diseñar y ejecutar las medidas asistenciales de testigos y
víctimas que intervengan en todo tipo de procesos penales, previnien-
do que sus testimonios no sufran interferencias por factores de riesgo
ajenos a su voluntad durante el trámite del proceso.
La unidad de atención y protección a víctimas de delitos cuenta
con medidas asistenciales, legal, medicinal y psicológicas “la asistencia
psicológica tiene como objetivo Proporcionar el soporte profesional necesario
para que el testigo y la víctima cuenten con el apoyo y tratamiento psicoló-
gico que les permita rehabilitarse cuando el caso lo requiera, y que posibilite
contar con un testimonio idóneo y firme durante la investigación y el proceso
judicial” (Art 4. Resolución Nº 729-2006). Las funciones particulares del
psicólogo consisten en brindar asistencia psicológica, psicoterapia breve
y tratamientos de emergencia y atención, trauma o shock emocional.
La última institución creada para proteger los derechos de la víctima,
fue el Servicio Nacional de Atención y Protección a Víctimas, que fue

169
Victimolog í a

creado por Decreto Supremo 0304 de 2009, abrogado por el decreto


supremo 0323. A pesar de la abrogación de este decreto actualmente
el gobierno del presidente Evo Morales trabaja el proyecto de ley en
defensa y protección a las víctimas.
Las organizaciones no gubernamentales que prestan apoyo integral
a las víctimas de delitos y que cuentan con equipos interdisciplinarios a
favor de la víctima son La Oficina Jurídica para la Mujer, que fue creada
en 1984, y su objetivo es defender los Derechos Humanos de la mujer
desde la perspectiva jurídica, psicológica, social y de género. Es una
institución pionera en la promoción de los Derechos Humanos de las
mujeres, y desde una perspectiva político-social influye en las políticas
relacionadas con las mujeres. Y el Centro Una Brisa de Esperanza,
inaugurado el junio del 2004, con el apoyo del MAP- internacional
Alemania, proporciona un apoyo directo a niñas, niños, y adolescentes
víctimas de delitos sexuales, promueve procesos educativos para la
población en general.

Análisis de la práctica institucional actual en la ciudad de Cochabamba-


Bolivia
Todas las instituciones dependientes del gobierno Nacional o
municipal conformadas a partir de los años 90, trabajan con un equipo
interdisciplinario conformado por Psicólogos, abogados trabajadores
sociales, y médicos.
El determinar las mismas funciones a todos los psicólogos de de-
fensorías brigadas de protección a la familia, juzgados del niño niña y
adolescente, O.N.G.S da lugar a dos inconvenientes en el trato con
las personas víctimas, uno por lado institucional, es decir se redoblan
esfuerzos, ya que una sola víctima debe ser evaluada por los diferentes
psicólogos y queda sin ejecución por falta de tiempo y profesionales en
el área de tratamiento psicológico. Y por otro por lado, de la víctima se
da una doble re victimización porque la víctima debe contar su historia y
ser evaluada por diferentes profesionales. Tiene que ser evaluada para
medir el índice de su credibilidad. La función de los psicólogos se puede
resumir en tres funciones:
1.-Colaborar en la investigación en la elaboración de técnicas apropia-
das para contar con testimonios aptos con el objetivo de obtener la mayor
información acerca de los sucesos ocurridos en el delito previniendo que sus
testimonios no sufran interferencias por factores de riesgo ajenos a su volun-

170
Tania Aramburo Guerrero

tad durante el trámite del proceso. La primera intervención del psicólogo


con la víctima -niña o adolescente- es la de participar en la declaración
ante la Fiscalía. El objetivo institucional de esta intervención es “acom-
pañar a la víctima, para que no se vulneren los derechos por parte de
la autoridad”. La participación del psicólogo en esta instancia tiene un
objetivo más amplio que van a ayudar al propio proceso judicial y va a
permitir que la víctima relate todo lo que tenga que decir para que no
se realice nuevamente la interrogación.
La declaración realizada y firmada por el menor, es el documento
utilizado legalmente como prueba, y a partir del cual se puede dar lugar
a una demanda judicial. En el derecho, existe la institución de la escritu-
ra, el sujeto debe firmar la denuncia, la declaración, el testimonio, para
que la posición subjetiva no sea modificada, la firma implica un acto
simbólico. Por lo tanto, la forma en la que se realiza la interrogación y
la información que se obtiene a partir de esta es crucial para encaminar
una manera justa y con menor margen de error el proceso jurídico por
un lado y por otro lado el tratamiento terapéutico.
La presencia del psicólogo en la primera declaración es fundamental
en las declaraciones de las víctimas de delitos (sobre todo si las víctimas
son niños, niñas y adolescentes) porque es el momento en el que el
sujeto describe los acontecimientos con sus propias palabras, y puede
dar más detalles de la vivencia traumática, brinda mayor información,
evitando de esta manera la repetición. El psicólogo debe evitar que la
víctima sea intimidada por la autoridad judicial, o los abogados, que no
se realicen preguntas morbosas o mal intencionadas (sobre todo en
delitos sexuales)
En la declaración se debe respetar la particularidad de cada víctima
en su declaración ya sea en la forma de declarar, en el tiempo y en la
utilización de los términos empleados para designar las partes del cuerpo
o el relato de los hechos.
El proceso de victimización, no se limita al hecho delictivo, sino
abarca los procesos psíquicos conscientes e inconscientes que surgen a
partir del mismo. Uno de los mecanismos que generalmente se presenta
después del delito es la anestesia psicológica, proceso en el que el sujeto
expulsa de la consciencia, los elementos vividos, no quiere pensar en
eso porque la imagen recordada de delito es vivenciada con el mismo
sufrimiento. Ya que “el relato de la vivencia del delito es un acto trauma-
tizante, es una estructura compleja que comprende aspectos individuales,
familiares sociales y culturales (Marchiori, 2012: 49).

171
Victimolog í a

“Para la víctima, el relato de la victimización significa: la cons-


ciencia del riesgo de muerte; la incomprensión de la violencia
sufrida; el esfuerzo psíquico de romper el silencio; la crisis
emocional afectiva de verbalizar la situación traumática, la
persistencia de la angustia, miedo y depresión; sentimientos
de pérdida personal, humillación social, de humillación a su
dignidad personal; el relato es una construcción post- delictiva
de la vida de la víctima”. (Marchiori, 2012: 49).

2.- La elaboración de informes y pericias psicológicas son solicitadas por


fiscales y jueces, tienen el valor de prueba, porque brindan los conocimientos
especializados en el estudio de víctimas. La pericia psicológica es el ins-
trumento que le permite al juez o fiscal, saber quién es la persona, que
ha pasado por el proceso de victimización, indagar el estado en el que
se encuentra, determinar cuáles son los efectos o las consecuencias
post- traumáticas
3.- Las funciones particulares del psicólogo consisten en brindar asistencia
psicológica, acompañar a la víctima en su sufrimiento, sostenerla psicoló-
gicamente, realizar tratamientos de emergencia y terapias respetando la
particularidad de cada sujeto. Legalmente se instituye la instrucción al
personal de los servicios de salud, policía a brindar un adecuado trato a
las víctimas de violencia familiar respetando la privacidad, intimidad. Se
instituye no repetir los exámenes clínicos ni evaluaciones para evitar los
daños psicológicos (re-victimización). Se da lugar a la capacitación de los
policías en la adecuada atención a las víctimas de violencia intrafamiliar.

La re-victimización institucional en las primeras declaraciones


“Las víctimas para los abogados son clientes, para los policías
son quejosos. Y casi siempre para los vecinos un animal raro
cuando no es un simple caso”.
(Hinkenckers, 2009)

A pesar de la creación y modificación de las leyes a favor de las


víctimas y la creación de instituciones que tiene el objetivo de garan-
tizar sus derechos, podemos observar que en la práctica, sucede todo
lo contrario y más bien los profesionales se convierten en autores de
una re-victimización, en la medida en que están al servicio del sistema

172
Tania Aramburo Guerrero

judicial y no protegen a la víctima del delito. Desde 1990, fecha en la que


se inicia la incorporación de profesionales psicólogos en el área jurídica,
la psicología forense, se ha convertido, en un amplio y nuevo campo
laboral, ya sea en el ámbito institucional o particular.
Actualmente los psicólogos participan en las declaraciones de las
víctimas en Fiscalía: En la participación en diferentes declaraciones se
pudo observar que los fiscales generalmente utilizan interrogatorios
dirigidos, intimidatorios, que no permiten que las víctimas puedan
hablar con libertad de aquello que les sucedió. Van delimitando sus
respuestas y van induciendo a las mismas. Muchas veces las víctimas
relatan lo sucedido llorando con mucha angustia, pero quieren contar
lo que les sucedió para no hablar (nunca) más del tema. Se ha podido
observar en muchas ocasiones, que los fiscales intentan interrumpir la
declaración, aún suprimiendo elementos que son importantes para la
misma investigación.
Llama la atención que en la mayoría de las declaraciones los niños,
niñas adolescentes victimas de violación, indican las partes del cuerpo
que fueron afectadas sin ponerle nombre o que cuentan claramente los
que les hicieron, sin necesidad de exagerar morbosamente los detalles
del hecho y es la autoridad quien induce a una respuesta verbal, inclusive
interviniendo en el discurso, dando el nombre a la parte indicada y la
acción: nominación que debe ser aceptada por la víctimas. Por esta razón,
en la revisión de expedientes se puede percibir que en las declaraciones,
la forma de expresión (sobre todo de la violación en niños, niñas y ado-
lescentes), no se diferencian mucho entre las víctimas de este delito, ya
que se transcriben las palabras de las autoridades y no la de los niños. Por
lo tanto el psicólogo debe posibilitar que en la declaración se incorpore
una entrevista cognitiva, que permite al testigo o víctima relatar el hecho
desde diferentes momentos y de diferentes perspectivas. Que se deje
hablar a la víctima con sus propios términos (la declaración transcrita y
firmada y las enunciaciones de la misma); que la entrevista siga su propio
curso. Evitando una inducción y una exageración en los detalles que no
amplían la información sino que responde hasta una posición de alguna
manera perversa por parte de las autoridades.
Por ejemplo, se pudo observar en una declaración de una adolescen-
te de 14 años, en la que participamos como psicóloga propuesta por su
abogada. Al iniciar la interrogación conducida por la fiscal, la menor se
puso a llorar sin lograr emitir palabras. Situación que fue interpretada
por la Fiscal como falta de preparación por parte de la psicóloga para la

173
Victimolog í a

declaración de la víctima y que la misma se fuera a comer algo para que se


tranquilizara y en el momento en el que se sintiera mejor se retomaría la
declaración. A pedido de la víctima, se solicitó a la fiscal que la declaración
siguiera su curso, y que la misma fuera narrativa; que la menor contara
con sus propias palabras el delito al que fue sometida, argumentando
que la tarea del psicólogo en la Fiscalía era proteger a la víctima y evitar
la victimización secundaria en el proceso. Esta solicitud fue aceptada por
la fiscal. No obstante la autoridad interrumpía el relato e interpelaba
a la víctima, porque la menor invirtió el orden de los hechos (primero
dijo que la penetración fue vaginal, luego anal y posteriormente dijo lo
contrario) elemento que fue interpretado por la fiscal como falso tes-
timonio, interpretación que fue interpelada por la psicóloga. A pesar de
las intervenciones de la fiscal, la adolescente pudo dar una declaración
extensiva, que dio lugar a un relato detallado y amplio de lo sucedido,
a la descripción de su vivencia subjetiva en relación al hecho delictivo.
Sin embargo, en un momento dado la fiscal interrumpió la declaración
indicando “¡Cállate! ya has hablado demasiado”, dando por terminada la
declaración.

La re-victimización en la participación como peritos


En los establecimientos dependientes del Estado, las autoridades
judiciales solicitan de oficio los informes periciales a diferentes institu-
ciones públicas o a ONGS. No se delimitan las funciones específicas de
los psicólogos de cada institución, por lo tanto se solicita indistintamente
su presencia, en la fiscalía durante la primera declaración, se demandan
peritajes para autores y víctimas de delitos, y realizar terapias que es la
que generalmente no se realiza.
Al determinar las mismas funciones a todos los psicólogos se da
lugar a dos riesgos en el trato con las personas víctimas:
Primero, por el lado institucional, es decir se redoblan esfuerzos, ya
que una sola víctima debe ser evaluada por los diferentes psicólogos. Y
por el lado de la víctima, se da una doble re victimización porque debe
contar su historia y ser valorada por diferentes profesionales.
Segundo, las prácticas y las funciones del psicólogo en el área jurí-
dica- forense no se encuentran reglamentadas, por lo tanto las pericias
psicológicas son utilizadas como pruebas que responden a la demanda
del abogado o de la parte (sobre todo en prácticas privadas) y no en
favor de la víctima. Generalmente los informes periciales se realizan

174
Tania Aramburo Guerrero

en base a dos o tres entrevistas breves, más bien reuniones, donde se


pide a la víctima que relate nuevamente el delito y que realice un Test
proyectivo.
En la observación (durante 20 años) de muchos informes psicológi-
cos realizados a víctimas de delitos puede observarse que el contenido
del mismo se reduce a la transcripción de la declaración de la víctima,
entendiendo que al dar información en otro contexto, la víctima podrá
dar mayor información del hecho y se justifica esta práctica bajo el
principio de cumplir con la evaluación de la credibilidad: porque se pone
en duda el relato de la víctima (sobre todo si es niña niño o adolescente
o es víctima de delito sexual), agregan el nivel de vulnerabilidad y sufri-
miento en la víctima.
A la vez el ocupar casi todo el contenido del informe en el relato
del suceso, se origina un obstáculo a nivel de la investigación judicial,
porque no cumple la función que el procedimiento penal otorga a la
pericia, que consiste en brindar información acerca de la persona que
ha sido víctima y evaluar las consecuencias psicológicas desencadenadas
por el propio delitos. Puesto que el Código Penal sostiene que si se
comprueba que los traumas psicológicos son profundos, recaerá en los
años de sentencia dictadas al autor del delito.
Entre los puntos solicitados por la autoridad, se encuentra la medi-
ción del índice de credibilidad, y se realizan protocolos que son preguntas
o indicadores de la presencia o ausencia de ciertos criterios uno de los
medios empleados es el Control de la realidad (Reality Monitoring) de
Johnson y Raye. Se examinan cuatro componentes de la declaración:
a. Las partes del discurso (pronombres, nombres y verbos)
b. La información extraña
c. La falta de convicción
d. El equilibrio de la declaración
Estos protocolos, en Bolivia son utilizados, pero no están legítima-
mente aceptados. El riesgo de usar los protocolos es el carácter de
supuesta objetividad y cientificidad que se da a una técnica que puede
contener errores por la misma situación traumática por la que el sujeto
está atravesando.
Además del relato del delito y el protocolo de índice de credibilidad,
para realizar las pericias psicológicas, generalmente se solicita a la víctima
que elabore el Test proyectivo de persona bajo la lluvia, (adaptación de
Querol, Silvia Mabel Chaves Paz, Maria Inés), que se basa en la prueba del
DFH,Test del dibujo de la figura humana (Machover). Técnica proyectiva

175
Victimolog í a

que proporciona indicadores de los elementos de la realidad psíquica y


el tipo de personalidad. A través del análisis en su totalidad del dibujo
realizado por la persona evaluada se pueden estudiar sus ansiedades,
sentimientos y aspiraciones y elementos de la realidad psíquica, pero
agrega la lluvia que representa el factor perturbador en condiciones
desagradable tensas y en el test se observa los mecanismos de defensa
que utiliza el sujeto.
Si bien este test no puede proporcionar datos muy valiosos acerca
de las características psíquicas y de sus mecanismos de defensa por parte
de la víctima, no se puede considerar que los datos revelados por un
único test sean la verdad absoluta de la realidad psíquica de un sujeto.
Los datos obtenidos sirven para responder, de manera totalmente
incompleta e irresponsable, a la demanda del fiscal y del juez, pero no
se encuentra al servicio de las víctimas. Todo lo contrario: promover
que la persona dibuje y cuente una historia o responda dirigidamente,
es otra forma de hace silenciar a la víctima de aquello que realmente la
preocupa y la angustia.
Veamos, a través de un caso las consecuencias traumáticas que
son incrementada por el desarrollo de la pericia y por el contenido de
la misma:
Una joven que se encontraba en estado de inconsciencia por la
ingesta de alcohol que se inició en una fiesta de provincia, organizada
por la institución en la que ella trabaja, fue abusada por cinco persona:
un amigo, dos desconocidos y dos compañeros de trabajo. Ella, al des-
pertar pudo percatarse de que algo le sucedió. En la revisión médica
fue culpabilizada y reñida por el personal de enfermería, El informe
médico forense encuentra indicadores evidentes del abuso sexual a
la que la víctima fue sometida. Es en ese momento en que ella queda
totalmente horrorizada porque tiene la evidencia de que fue abusada, y,
a partir de ese momento tiene ideas suicidas y depresiones profundas;
queda en una situación total de vulnerabilidad, tiene temor de haber
quedado embarazada, y asume la situación de peligro de muerte en la
que se encontró. A pesar de la intimidación que recibe por parte de los
agresores, decide denunciar e iniciar el proceso jurídico. En el informe
psicológico encargado por la fiscalía, además de relatar a detalle lo acon-
tecido, sostiene que la víctima tiene traumas psicológicos más que por
el delito sino por el qué dirán de la gente, y pone en duda el relato de la
víctima. Después de que la víctima lee el informe pasa por una serie de
acontecimientos donde se siente culpable por lo sucedido. La víctima

176
Tania Aramburo Guerrero

vuelve a tener ideas suicidas y se sumerge en una profunda depresión y


angustia. Razón por la que acude a consulta a solicitar terapia psicológica
porque no podía soporta la situación
El interrogatorio que la psicóloga de la institución realiza con la
víctima, exigiéndole que relate nuevamente el proceso de victimización
-además de producir dolor en la víctima - obstaculiza el desarrollo del
propio proceso judicial ya, que es un elemento que el abogado presenta
como prueba. Prácticamente los informes periciales psicológicos se
limitan a transcribir esos relatos, agregando algunos elementos que
la persona no dijo en la declaración y de esto se sirve el abogado del
agresor para sostener que la víctima se contradice y miente.
En los llamados puntos de pericia se pide generalmente que el psicó-
logo afirme -a partir de una técnica- quién es el verdadero agresor (a
pesar de la inexistencia de dicha técnica). Muchos y muchas profesionales
aseveran como si se basaran en pruebas científicas para determinar dicho
punto. En muchos casos se ha podido observar que la víctima acusa a
otra persona para cubrir al verdadero autor, ya sea por intimidación o
porque un tercero le obligó a hacerlo. Al escuchar exclusivamente el
relato de la víctima el psicólogo no puede percibir lo que realmente le
sucede a la víctima, determinar su sufrimiento subjetivo (que no es lo
mismo que contar el hecho). Cuando se evalúa esta posición subjetiva
se puede observar y profundizar las consecuencias traumáticas que
dejó el acto delictivo en cada persona, (que pueden influir en las años
de sentencia designado al autor del delito).
En muchos casos los informes periciales tuvieron que ser rechazados
por las autoridades judiciales, como prueba, puesto que se comprobó
que dichos informes, eran copias literales y genéricas, meras transcrip-
ciones de los indicadores de estrés postraumático que encuentra en el
manual de trastornos mentales del DSM 4.
El DSM4, es un manual con criterio diagnóstico que posee los códigos
de “la clasificación Internacional de enfermedades, décima versión diez (CIE
10), un sistema de codificación de enfermedades utilizados en Europa.
Es utilizado por psiquiatras, clínicos e investigadores. No es un manual
especifico de psicológicos. Es la base de los protocolos empleados en
psicología forense, que se limitan a preguntas y respuestas concretas y
que no constituye un método científico que da como resultado verdades
irrefutables, y menos generalizable para todos los casos. Como se lee:
Uno de los objetivos de este manual es proporcionar criterios diagnósticos
para aumentar la fiabilidad de los juicios diagnósticos” (1995 211-213).

177
Victimolog í a

Se basa en cinco criterios.-que son los que contemplan el psicoa-


nálisis en la teoría del trauma pero no los utiliza como categorías de
clasificación diagnóstica internacional, sino que es la teoría que permite
entender la particularidad de cada uno-.
El primero relacionado con la situación propiamente traumática, cir-
cunstancia en la que se puso en riesgo la vida del sujeto, y vivencia llena
de sufrimiento y dolor. El segundo se refiere a los fenómenos que hacen
referencia a las repeticiones o re experimentaciones propias del dolor
-como imágenes recurrentes o que invaden el sujeto, sin que él lo desee-.
El tercer criterio también contemplado en la teoría psicoanalítica hace
referencia a los mecanismos de evitación, -el sujeto no quiere pensar ni
estar en los lugares donde aconteció el acontecimiento traumático-. El
cuarto criterio diagnóstico hace referencia a los cambios de conducta
inmediatos después del trauma que pueden decirse que se presentan
por la dificultad de simbolizar o comunicar la el acontecimiento trau-
mático. Y el último hace referencia a los síntomas o inhibiciones que
se presentan después del delito.
Los problemas surgen al copiar los ítems del Manual de trastornos
mentales DSM4. Cuando se quiere dar un diagnóstico de la víctima a
través de una pericia generan problemas a nivel procesal y personal.
Al juez o al fiscal un informe copiado de un manual no le proporciona
ninguna información acerca de la víctima y por lo tanto no colabora a
que la autoridad de una sentencia a favor de la víctima. Y a nivel per-
sonal la víctima no comprende el contenido del informe, porque no se
delimita, no describe y menos explica su verdadera angustia y por qué
no da lugar a la particularidad de cada víctima. En la pericia psicológica
debe explicar, cuál es la situación en la que se encuentra la víctima,
qué conductas han sido modificadas a partir del delito y esos cambios
de conducta son singulares particulares en cada sujeto. La función de
un informe psicológico es proporcionar al juez o fiscal la información
acerca de esa particularidad, de esa singularidad de cada sujeto y poder
observar cómo el delito le modificó y delimitar los daños producidos
en ese sujeto.

La terapia o tratamiento psicológico


Es la práctica menos desarrollada por las instituciones -a pesar
de que actualmente a través de las defensorías y por instituciones no
gubernamentales se quiere implementar este espacio.

178
Tania Aramburo Guerrero

El abuso sexual de niños es un tema intensamente controvertido y


profundamente divisible: Cuando en una familia un niño ha sido víctima
de delitos sexuales: Separa a los niños de los padres, si ellos son los
autores del delito. Aleja las madres de los padres agresores. Aparta a
las familias de sus amigos, vecinos y parientes. Divide a los trabajadores
sociales contra los psiquiatras, a los terapeutas contra los investiga-
dores, contra los abogados, contra los jueces, contra los jurados y a
cada protagonista contra la sociedad misma. Dejando a la víctima sola
(Summit, 2008: 17-18).
A través de otro caso, podemos reflejar cómo se da el proceso de
re victimización por varias instancias, familiar, social legal, institucional.
Camila (nombre ficticio) es derivada al psicoanalista (practicante en
la institución para obtener el grado de especialista en psicoanálisis) por la
trabajadora social de SEDEGES, por que la madre y la abuela no querían
vivir con ella, y está ultima pedía su internación a un hogar de protec-
ción al menor. La niña de siete años fue violada, y presenta cambios de
conducta y dificultades en el desempeño escolar. En el colegio, Camila
se encuentra con dificultades en el aprendizaje, existe constante queja
por parte de los profesores porque “Camila cambió, ya no atendía, se
distraía con todo, no realizaba sus tareas, pegaba y cortaba el cabello a
sus compañeros” desde la fecha en que empezaron los abusos sexuales.
La institución considera que Camila debe recibir tratamiento psicológico
para superar la situación traumática.
La demanda judicial es aceptada, puesto que “la niña presenta lesiones
profundas y hemorragia vaginal”, como certifica el médico forense (prueba
que en si misma implica una re-victimización, y este una prueba inevitable
que especifican los daños en el cuerpo propios de una violación). A pesar
de que la prueba es innegable, Camila presta su primera declaración en
Fiscalía ante la presencia de una psicóloga de SEDEGES. Manifiesta que
fue abusada sexualmente en varias oportunidades por un tío paterno de
21 años y un primo de 15 años y recibía amenazas de que le sucedería
lo mismo a la hermanita menor si comentaba lo sucedido. Se le pide
que cuente a detalle cómo sucedió el abuso, “¿qué le hicieron?, ¿qué le
tocaron? ¿con qué? ¿Cuántas veces? ¿cómo era con lo que la tocaron?
¿qué pasaba cuando la hacían echar?, ¿qué hacia después cada uno cuando
se levantaba? ¿qué color de líquido veía que tenía en su cuerpo? ¿Cómo
la tocaron? ¿qué hacía cada uno? ¿qué hacia ella?” se repite de diversas
maneras y detalle la forma en que fue abusada (datos obtenidos por la
lectura de las declaraciones)

179
Victimolog í a

La psicóloga no orienta ni pone límites a la cierta morbosidad exis-


tente en las preguntas del autoridad del Ministerio Público; al contrario
se sujeta al discurso jurídico. La niña termina la declaración mucho más
angustiada y sola. La psicóloga no la acompaña; termina con el trabajo
requerido por la institución, pero no da el verdadero soporte psico-
lógico a la niña.
La niña en las entrevistas con mi persona, comenta que buscaba
que la defiendan. Ella contaba lo que le ocurría a sus compañeras del
colegio, a su madre, y nadie le prestaba atención. Su madre le pidió que
se callara para evitar cualquier problema con el padre y con la familia
de éste, ya que toda la familia paterna vivía en la misma casa. La abuela
materna de Camila se entera de este hecho a través de una amiga,
quien le comenta que su nieta hablaba acerca de que le hacían el amor.
A partir de ese momento es la abuela la que se hace cargo de la niña e
inicia el proceso jurídico, ella la lleva a la revisión del médico forense,
y a las entrevistas en SEDEGES. La madre y la familia paterna, protegen
a los abusadores, Camila es sacada a la fuerza de la casa por la abuela
materna y la lleva a vivir con ella. La madre acepta la situación. Luego
de un tiempo, un mes la abuela se cansa de la niña y la lleva a internar
a un orfanato; demanda que es negada por la institución.
En la institución es evaluada, por otra psicóloga también de Sedeges
y la trabajadora social. Se da otro proceso de re-victimización ya que
ambas profesionales en un ambiente, -que no correspondía porque cada
una tiene su consultorio correspondiente- donde se encontraba mucha
gente, incluida mi persona -que hasta ese momento no atendía a la niña-
realizaron la primera entrevista. Se le obliga nuevamente a relatar el
hecho en presencia de la abuela, siendo esta última la que relata y no la
niña. Camila prácticamente está dormida mientras la abuelita cuenta lo
sucedido. La psicóloga institucional realiza dos entrevistas para realizar
el informe. El informe se limita a la transcripción del suceso y no relata
acerca del sufrimiento de la niña.
A Camila se le pudo asistir desde una escucha psicoanalítica gracias a
que se dio la posibilidad de abrir un espacio en la institución de SEDEGES
para la realización de prácticas de la especialidad y maestría en psicoa-
nálisis (UCB San Pablo Sede La Paz, 1977-1999). Pero la institución en
sí misma, no cuenta con estos espacio porque los profesionales están
hostigados por la cantidad de informes psicólogos que deben realizar y
por el tiempo que le dedican a la audiencias
Cuando Camila es derivada a mi consulta, primero se le pide que

180
Tania Aramburo Guerrero

ingrese sola y que la abuela espere afuera, puesto que la niña se sentía
angustiada porque tenía miedo a ser abandonada. Pedía un lugar en el-
que podía ser escuchada. Todos los días hacia un dibujo, o una cartita,
quería que yo tuviera algo de ella y así no la abandonará. A la niña se
le pudo brindar un espacio donde pudiera hablar de sus verdaderas
impresiones, a elaborar la situación traumática por la que atravesó; a
darle el tiempo que ella necesitaba para hablar de lo que ella quisiera.
De esta manera Camila podía disminuir la carga afectiva de las imáge-
nes traumatizantes que recordaba; la vivencia displacentera y dolorosa
disminuía lentamente, Pudo modificar la conducta en el colegio, ya no
necesitaba fingir, porque podía expresar su dolor y sufrimiento y no se
sentía abandonada.
Como hemos podido demostrar a partir de los tres casos, el trau-
ma es un acontecimiento externo que sorprende al sujeto y produce
efectos de terror, mortificación y desengaño. Es un acontecimiento
traumático en el que la víctima no puede captar el peligro en el que se
encuentra, por la situación queda paralizada, no puede reaccionar, no
puede defenderse durante el delito no puede mitigar todo el sufrimiento
y se mantiene tal cual en el recuerdo, produciendo de esta manera una
re victimización. El delito establece un antes y un después radical en el
sujeto. Es decir en la víctima, algo se rompe, algo irrumpe en su vida,
produciendo un intenso sufrimiento que muchas veces lo envuelve en
una depresión profunda, presentando ideas suicidas. Razón por la que
la víctima necesita espacios donde pueda ser escuchada, donde pueda
liberar la impresión, sus miedos y angustias, sin ser censurada, culpabi-
lizada ni intimidada.
A pesar de que la sociedad, el Estado a través de la creación y mo-
dificación de leyes a favor de las víctimas de delitos, de la creación de
instituciones que permitan respetar sus derechos y garantías las víctimas
se encuentran en estado de vulnerabilidad y pasan por re-victimización
institucionalizada, es decir aquella provocada por los mismos profesio-
nales que trabajan en instituciones públicas y privadas que obedecen
al sistema y que en realidad no se encuentran al servicio de la víctima
sino del sistema judicial. Las prácticas tanto en la declaración como en
la elaboración de informes se han convertido en una re victimización
institucionalizada a la que se debe empezar a cuestionar, e incorporar en
las instituciones prácticas que estén al servicio de la víctima, prestando
los mecanismos adecuados para su defensa en el juicio y que cuente
en la práctica, con terapias que le permitan sobrellevar su sufrimiento.

181
Victimolog í a

Es importante puntualizar que a pesar de las dificultades que se


presenta en la atención a las víctimas de delitos, las mismas actualmente
son consideradas como un bien jurídico a proteger, y ya no queda total-
mente ignorada tanto en el Estado y en la sociedad civil, por lo contrario
pasan a tener una posición protagónica en el Derecho Penal boliviano.

Bibliografía
Código Penal, “Código Santa Cruz”; Vigente de 6 de enero de 1834 al 5 de
agosto de 1973.
Código Penal, “Código Banzer”; Vigente de 6 de agosto de 1973, Ley Nº 10426
al 18 de marzo de 1997
Convención Interamericana para prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer: 18 de octubre de 1994, ratificada por Ley Nº 1599.
Ley contra la Violencia en la Familia o Doméstica; 15 de diciembre de 1995,
Ley Nº 1674
Código Penal; “Reforma Blattman”; 18 marzo de 1997, Ley Nº 1768
Código de Procedimiento Penal; 25 marzo de 1999, Ley Nº 1970
Código del Niño, Niña y Adolescente; 27 de octubre de 1999, Ley Nº 2026
Ley de protección a las víctimas de delitos contra la libertad sexual; 29 de
octubre de 1999, Ley Nº 2033
Trata y Tráfico de personas y otros delitos relacionados; 18 de enero de 2006,
Ley Nº 3325
Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional (CPEP). Aprobada en el
Referéndum de 25 de enero de2009 y Promulgada el 7 de febrero de 2009
FITCHTER, J. 1982 Sociología la persona social, Herder , Barcelona,
HERNÁNDEZ, José, 1994, “Los procesos psicosociales y jurídicos de la vic-
timización criminal”.
Anuario de Psicología Jurídica ISSN 1133-0740, Nª 4. 101-110
MARCHIORI, Hilda. 1990, Víctima del delito, Córdoba, Marcos Lerner Ed.
MARCHIORI, Hilda (coord.) 2006 Serie Victimología, No 2, Córdoba, En-
cuentro Grupo Editorial
Serie Victimología, No 12, Encuentro Grupo Editorial, Córdoba.

182
Maltrato Infantil: trabajo preventivo en red

Prof. Lic. Claudia Mabel Sala1


Argentina

Estamos en los comienzos del siglo XXI, frente a un mundo de cam-


bios acelerados, de avances científicos y tecnológicos deslumbrantes.
Procuramos adaptarnos a los desafíos de la competitividad económica
y a la integración social, rasgos propios de la globalización mundial. Si
bien nos enfrentamos a nuevos problemas sociales como el del aumen-
to de la desocupación y la marginación urbana, existen otros que han
surgido con el hombre mismo, como la discriminación, el hambre… y
el maltrato infantil.
El maltrato hacia los niños se repite incesantemente a lo largo de
la historia, y es recurrente en diversas culturas y regiones geográficas.
En nuestra sociedad, el castigo físico (una de las formas más visibles
de maltrato infantil) ha sido empleado para educar, para “disciplinar” a
los niños y adolescentes. Actualmente se sigue empleando, aunque de
manera más encubierta o sutil, porque ya no goza de una amplia acep-
tación social, como hace un siglo atrás. Esta falta de aceptación social
permite vislumbrar un avance en la concepción del niño como persona,
con derechos que le asisten. Como lo expresa Eva Giberti2 “La novedad
actual reside en haber logrado que estas violencias se reconozcan como
un problema de índole pública superando el secreto que garantizaba la
impunidad de los agresores. Este tema adquirió estatuto y status; se la
conoce, se la estudia, se la describe”.
En Argentina así como el maltrato infantil, también la violencia intra-
familiar en general, es un fenómeno social que ha gozado de aceptación
cultural. “Las violencias que se organizan, se desatan y se cronifican
en el ámbito familiar son peligrosas. Siempre lo fueron pero hoy han
logrado cotización en el mercado; el tema lo compran los programas
de tv, mesas redondas, cátedras universitarias. En épocas anteriores

1
Docente de la Universidad Nacional de Córdoba. Cátedra de Psicología Criminológi-
ca. Docente de la Universidad Católica de Córdoba. Seminario de Psicología Jurídica.
Miembro del Gabinete de Psicología en la Unidad Judicial de la Mujer y el Niño Víctimas
de Delitos contra la Integridad Sexual. Córdoba.
2
Giberti, Eva. “La Familia a pesar de todo”. Año 2005.

183
Victimolog í a

existía esa misma violencia pero invisibilizada” afirma Eva Giberti3. En


nuestra provincia de Córdoba, lejos de estabilizarse o reducirse, este
fenómeno sigue creciendo. Así lo demuestra un estudio realizado por
el área de Investigación del Centro de Perfeccionamiento “Ricardo
Núñez”, que destaca que durante 2009 el Poder Judicial recibió 51 por
ciento más denuncias que lo registrado en los últimos cuatro años4.
Del mismo modo –en lo atinente a los niños en particular- podemos
afirmar que a pesar de que en los últimos tiempos estas conductas han
sido condenadas socialmente, todavía cientos de niños sufren de manera
permanente actos de maltrato físico, psicológico, emocional y sexual
en su propio hogar.
La Dra. Hilda Marchiori5 señala que la Criminología presenta una
cifra negra oculta de la criminalidad, es decir de aquellos delitos que
no llegan al conocimiento de las instituciones de la administración de
justicia. Esto es posible pensarlo en relación al tipo de delito, la estrecha
relación víctima-delincuente y el silencio impuesto a la víctima (niño).
Una de las problemáticas más graves de la Criminología son aquellos
delitos dentro del grupo familiar, en donde la relación entre víctima y
delincuente es estrecha y la cifra negra referida al maltrato infantil es
preocupante.

Puntualicemos algunos conceptos claves:


La O.M.S6, en el año 1999 definió al maltrato infantil como todas
las formas de maltrato físico y emocional, el abuso sexual, el abandono,
la negligencia en el cuidado, la explotación comercial o de otro tipo,
que resulten en daños reales o potenciales para la salud, supervivencia,
desarrollo y dignidad del niño, dentro del contexto de una relación de
responsabilidad, confianza o poder.
A tal definición, Mirtha Yocco7 agrega que implica lo que primaria-
mente entendemos como provocar lesiones físicas, pero también las
presiones y humillaciones psíquicas, así como los delitos sexuales, desde
el atentado violento al pudor hasta la violación o el incesto.
El Maltrato Infantil abarca distintos tipos de maltrato: el ejercicio
intencional de un acto perverso, con placer, el realizado en un violento
3
Giberti, Eva. Ob. cit.
4
Poder Judicial de la Provincia de Córdoba. Centro de Investigación Ricardo Núñez. 2009.
5
Marchiori, Hilda. “Criminología- Introducción”. Ed Lerner. Córdoba 1999.
6
Organización Mundial de la Salud, 2009.
7
Yocco, Mirtha: “El niño victima en su grupo familiar”. Victimología 2. Cba. 1992.

184
Claudia Mabel Sala

acto de furia hasta el acto que, por negligencia u omisión, expone al niño
a accidentes que lo lastiman o ponen en peligro su vida, lo cual manifies-
ta una hostilidad encubierta y rechazo por parte de sus progenitores.
Lo que da la característica de maltrato a una conducta agresiva es
la frecuencia y la intensidad de las agresiones. Además, el maltrato es
sostenido, sistemático e intencional, se cronifica y agrava con el trans-
currir del tiempo y las consecuencias tanto físicas como psicológicas y
sociales son gravísimas y pueden terminar en la muerte.
Al ser dichas conductas dirigidas por un adulto, que en general
es el cuidador, progenitor o persona a cargo del niño, la paradoja es
clara: hablamos que quien maltrata al niño es quien debería cuidarlo
y procurarle todos los cuidados básicos a los fines de su desarrollo
integral saludable.
Estas consideraciones son las que nos incitan a pensar inevitable-
mente al niño como vulnerable, pues “…dentro del género humano, el
niño es el ser más vulnerable, como lo es cualquier ser vivo en los primeros
días o años de la vida (…) el niño está expuesto y de hecho así sucede, a
sufrir abusos de diversa índole (…) que pueden dejar huella en su vida.”8
El aporte que realizan González Perrett y Tuana Nageli9 nos sirve
para explicar lo mismo, pues afirman que los niños han sido ubicados
a lo largo de la historia en un lugar de sumisión y dominación frente
al mundo de los adultos, perdiendo así, la posibilidad de tener voz,
protagonismo y opinión. Los autores expresan que “la alta dependencia
emocional y material en la que se encuentran los niños y las niñas en el seno de
sus familias los hace vulnerables a todo tipo de arbitrariedades y crueldades.”
Desde una perspectiva criminológica-victimológica el niño, por sus
características físicas o psicológicas, también es visto como una víctima
vulnerable. Aquí “el concepto de vulnerable comprende a la persona
que por sus características no puede defenderse, no tiene posibilidades
de percibir el peligro, la agresión, ni tiene posibilidades de reaccionar.
Son víctimas absolutamente inocentes del hecho delictivo y padecen
los mayores sufrimientos y consecuencias del delito”10. En esta misma

8
Monera Olmos, C.; Pastor Bravo, M.; Rodes Lloret, F. “Vulnerabilidad infantil. Un
enfoque multidisciplinar”. Ed. Díaz de Santos. Madrid – Buenos Aires - México, D.F.
– Bogotá. 2010
9
González Perrett, D. y Tuana Nageli, A. “El género, la edad y los escenarios de violencia
sexual”. Montevideo: Ed. Avina. 2009 (p.27).
10
Marchiori, Hilda: Criminología, victimas vulnerables y maltrato infantil. Victimología
7 Cba. 1993

185
Victimolog í a

línea, Yocco11 expresa que los niños son la víctima más fácil de violencia,
en tanto, además de ser dependientes naturalmente, “son los que tienen
menos posibilidades de buscar ayuda fuera del núcleo familiar.” La relación
asimétrica entre el niño y sus cuidadores, en los casos de maltrato, se
enrarece, se contamina y al lugar de indefensión del niño se le opone
el de Impunidad del agresor, porque no solamente el niño no puede
defenderse ni reaccionar sino además, está silenciado. El agresor, me-
diante distintos mecanismos tales como las amenazas, la manipulación,
la mentira y el engaño, la inducción de la culpa, la seducción sostiene al
niño en esta posición de indefensión, le obstruye todas las posibilidades
de pedir ayuda y denunciar los hechos. Yocco12 puntualiza lo mismo
al referir que ante la imposición del poder y autoridad del adulto, “el
niño no puede hablar ni resistirse, ni siquiera mentalmente. No está aún
consolidado para protestar…”
Es fundamental entender estas ataduras psicológicas, mordazas invisi-
bles que mantienen velada la realidad que el niño vive dentro de su casa.
 
Prevención y Compromiso Social.
Todos podemos tener una idea respecto al concepto de preven-
ción. En general se asocia a: prever, ver, conocer de antemano o con
anticipación un daño o perjuicio; precaver, evitar, estorbar o impedir
algo, disponer con anticipación lo necesario para un fin.
El hecho que intento puntualizar y sobre el cual quiero llamar la
atención es que en el imaginario social se piensa la prevención de
manera reduccionista, o sea, sólo en relación al primer nivel, antes de
que suceda el hecho, un hecho de violencia en nuestro caso puntual.
Desde esta perspectiva, y considerando las características sociales
e ideológicas epocales que nos caracterizan, que no explayaré, pues
es harto conocida las adjudicaciones que nos hemos ganado como
sociedad, como personas, que realmente no enorgullecen. El hecho
es que, si consideramos que cada uno de nosotros está inmerso en
su individualismo, a lo que se suma entender prevención sólo como
anticipación; si nos referimos al maltrato infantil, entonces cada quien,
en el mejor de los casos, intentará proteger a los suyos, evitando que
“algo malo” les suceda. Esto no es poca cosa, pero el problema es más

Yocco, Mirtha: El niño victima en su grupo familiar. Victimología 2. Cba. 1992.


11

Yocco, M. “Abuso sexual intrafamiliar”. En Victimología 15. Córdoba. Ed. Advocatus.


12

Argentina. 1998 (p.120).


186
Claudia Mabel Sala

complejo, pues, la realidad es otra: ya hicimos referencia a tal paradoja.


Sabemos que mayoritariamente el maltrato es intrafamiliar. Entonces,
si cada quien no cuida a los suyos….quien los cuida?,
Qué es una paradoja si no es una realidad que contradice una lógica?
Y entonces qué hacer al respecto? sucumbimos en la derrota de pensar
en “la suerte” que le toca a cada niño en relación al hogar donde nació?
– me niego a creer que cada uno de nosotros piense así. Prefiero basar-
me en algunas evidencias que lo contradicen. He visto que anoticiarse
de un hecho de Maltrato, especialmente de un abuso sexual Infantil, a
las personas nos genera una mixtura de emociones difícilmente des-
criptible. Una mezcla de rechazo, indignación, espanto, incomprensión
que se canalizan generalmente mediante un reproche social, un pedido
a gritos de justicia, que en ciertas circunstancias termina produciendo
conductas de actings. Al respecto más de una vez nos hemos anoticiado
de situaciones tales como vecinos que intentan linchar a un vecino del
barrio supuesto violador. Dichas reacciones, emociones producto de
develamientos tales podrían deberse al reconocimiento social del niño
como una víctima vulnerable, desamparada, que necesita del cuidado
y protección social y de un Estado garantista de Derechos. Si fuese
esta la lógica que subyace a los reclamos sociales, entonces no todo es
oscuridad, no todo está perdido.
Pero este supuesto es realmente la base del reproche?...nos re-
conocemos responsables en alguna medida de estas problemáticas
sociales? Podemos hacer algo más que supere un mero “paso al acto”
de querer “linchar” al maltratador”? Porque si la empatía no genera un
compromiso, entones es efímero, momentánea, y luego cada quien sigue
su camino, sus tareas y se reduce a desear que los suyos “no tengan la
misma suerte”, y aquel hecho de violencia se recordará, por supuesto,
pero luego se “olvida”, como se “borran” del presente aquellas cosas
feas que nos superan.
Lo que intento remarcar entonces es que la prevención, en su sen-
tido amplio incluye la prevención secundaria y terciaria, implica mucho
más. Implica no sólo evitar, anticiparse y estar atentos a los posibles
factores de riesgo; sino atender a los indicadores, tomar un rol activo
frente a una posible sospecha, asesorarnos respecto a cómo intervenir,
dónde acudir y cómo contener a un niño frente a una circunstancia de
develamiento.

187
Victimolog í a

Repensemos entonces las siguientes definiciones.


Según Rozas13, la prevención “es un proceso por el que una comunidad
genera formas de decisión y participación organizacional, grupal y personal que
le permiten optimizar el uso de sus recursos para prever y evitar situaciones
que pueden originar fenómenos indeseados y promover actitudes y valores
que incidan para el logro de una mejor calidad de vida”.
Para prevenir, el punto de partida consiste en promover la Salud
Integral, para ello es necesario tener en cuenta las distintas áreas: indi-
vidual, familiar, institucional, comunitaria, reconociendo a su vez que la
salud del individuo está íntimamente ligada a la salud del grupo al que
pertenece. Además es fundamental para pensar programas de preven-
ción: socializar información adecuada y pertinente, dedicar tiempo a
la reflexión y elaboración de la información, promover la solidaridad,
promover la participación, restablecer y favorecer las redes sociale13.
Puente de Camaño14 postula que el termino prevención alude a la
capacidad de anticipar, de actuar antes de, con la finalidad de disminuir la
emergencia de comportamientos violentos como así también disminuir
los procesos de victimización, generando espacios mediatizados por
la palabra y la reflexión. Prevención, según la autora, implica a su vez
minimizar el impacto que los actos violentos tienen sobre la víctima y
la sociedad.
En el Diccionario de la Real Academia Española15 Prevenir es:
Preparar, aparejar y disponer con anticipación lo necesario para un
fin; prever, ver, conocer de antemano o con anticipación un daño o
perjuicio; precaver, evitar, estorbar o impedir algo; advertir, informar
o avisar a alguien de algo; anticiparse a un inconveniente, dificultad u
objeción; disponer con anticipación, prepararse de antemano para algo.

Prevenir es comprometerse?
Hoy nos encontramos frente a la obligación de denunciar aquellas

13
Rozas (2008, p. 2) “Redes Sociales como Herramienta de Apoyo para Víctimas de
Delitos contra la Integridad Sexual” Trabajo final para la obtención del título de Licen-
ciado en Psicología. Facultad de Psicología. UNC. Córdoba, Argentina. 2011.
14
Puente de Camaño, O. “El problema de la violencia en el ámbito escolar. Bases para
su prevención”. En serie Victimología 4. Córdoba. Encuentro Grupo Editor. Argentina.
2008.
15
Real Academia Española. “Diccionario de la Lengua Española” Vigésima Segunda
Edición. 2001. Disponible en: http://buscon.rae.es

188
Claudia Mabel Sala

situaciones de maltratos. Ello se establece tanto en el artículo 9 de la Ley


2606116, donde se menciona que “la persona que tome conocimiento
de malos tratos, o de situaciones que atenten contra la integridad psí-
quica, física, sexual o moral de un niño, niña o adolescente, o cualquier
otra violación a sus Derechos, debe comunicar a la autoridad local de
aplicación de la presente Ley”. A la vez, las leyes de violencia familiar17,
la Ley 24417 en su artículo 2 obliga a representantes legales, Ministerio
Público, servicios asistenciales sociales, educativos, públicos y privados,
a todo profesional de la salud y a todo funcionario público.
Dicha obligatoriedad se ve reforzado por la norma constitucional
del artículo 19.2 de la “Convención sobre los Derechos del Niño” (art.
75 inc. 22, Constitución Nacional)18 que establece: “1. Los Estados
Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales
y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de
perjuicio, o abuso físico o explotación mental, descuido o trato negli-
gente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el
niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante
legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”. Por ende,
ningún reproche puede merecer la persona denunciante por cumplir
con una obligación legal de suprema trascendencia jurídica como lo es
la protección psico-física de los niños, que encuentra además sustento
legal en los dispuesto en el 1 párrafo del artículo 1071 del Código Civil
y en el artículo 34 inciso 4 del Código Penal Argentino19.
Acuñar estas normativas implica validar las ideologías que le subya-
cen. Si reconocemos entonces que el Maltrato Infantil es una proble-
mática vigente, de gravedad y consecuencias de dimensiones nefastas,
que viola y transgrede los Derechos Humanos, los Derechos de Niño,
y que ya no puede ser considerada una problemática asociada al ámbito
privado, sino un problema social, significa entonces, como lo puntúan las
leyes, que todos tenemos el deber de velar por la Integridad psicofísica
16
Ley Nacional 26.061. Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños
y Adolescentes. Disponible en: http://www.notivida.org/legnacional/LEY%20NACIO-
NAL%2026061%20proteccion%20integral.html
17
Ley 9.283. Ley Provincial de Violencia Familiar Disponible en: http://www.unc.edu.
ar/extension-unc/vinculacion/genero/legislacion-vigentesobre- genero/ley-9.283-ley-de-
violencia-familiar-cba.pdf/view (2006)
18
Convención sobre los Derechos del Niño” (art. 75 inc. 22). U.N.C. Criminología.
Capacitación Interna.2005. Prof. Dra Hilda Marchiori.
19
Código Penal Argentino (Párrafo 1 del artículo 1071 del Código Civil. Artículo 34
inciso 4).

189
Victimolog í a

de los niños. Que todos debemos asumir el compromiso, que se impone


frente a nosotros la necesidad imperante de un rol activo.
El problema es que la obligatoriedad de la denuncia, vivida como
imposición, nos paraliza aún más, porque sentimos miedo ante el dis-
curso jurídico, más el horror de la realidad de los hechos de violencia.
Nos sentimos sin las suficientes herramientas para saber cómo actuar.
Quizás entonces la raíz de la falta de compromiso no sea el indivi-
dualismo, sino el miedo. Se me ocurre entonces una manera de superar
este obstáculo y es el no sentirnos solos en esta lucha contra el maltrato.

Pensarnos como enlazados, enREDados.


La palabra red proviene del latí rete: aparejo hecho con hilos, cuer-
das o alambres trabados en forma de mallas. Conjunto de elementos
organizados para determinado fin. Ardid o engaño de que alguien se
vale para atraer a otra persona20.
Mario Bronfman21 define el término como policémico porque ha
tenido diferentes conceptualizaciones con alcances teóricos y empíricos
distintos. En general, dice el autor:
“Se usa el término para designar situaciones donde se visualizan
intercambios no institucionalizados. Se trata de denotar acciones e in-
teracciones de individuos y de grupos que permiten- a estos individuos
o grupos- hacer frente común a un gran número de problemas de la
vida diaria: cuidado de la prole, crisis en la economía familiar, ayuda en
caso de emergencias, soporte moral en caso de accidentes o desgracias,
etcétera”22.

Para Dabas23, la idea de red: implica un proceso de construcción


permanente tanto individual como colectivo. Es un sistema abierto,
multicéntrico, que a través de un intercambio dinámico entre los inte-
grantes de un colectivo (familia, equipo de trabajo, barrio, organización,
tal como el hospital, la escuela, la asociación de profesionales, el centro
comunitario, entre otros) y con integrantes de otros colectivos, posi-
20
Real Academia Española. “Diccionario de la Lengua Española” Vigésima Segunda
Edición. 2001. Disponible en: http://buscon.rae.es
21
Bronfman, M. “Como se vive se muere. Familia, redes sociales y muerte Infantil”.
Buenos Aires: Lugar Editorial. 2001.
22
Bronfman, M. Ob. Cit. (p. 111)
23
Dabas, E. “Redes Sociales, familias y Escuela”. Colección Cuestiones de Educación.
Buenos Aires: Ed. Paidós. 1998.

190
Claudia Mabel Sala

bilita la potencialización de los recursos que poseen y la creación de


alternativas novedosas para la resolución de problemas o la satisfacción
de necesidades. Cada miembro del colectivo se enriquece a través de las
múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla, optimizando
los aprendizajes al ser éstos socialmente compartidos24.
Qué significa todo ello? Por qué resulta relevante retomar este
concepto al hablar de Maltrato Infantil? Significa que pensar en tér-
minos de Red, implica pensarnos a nosotros mismos como inmersos
en un entramado de múltiples configuraciones, como sujetos sociales
constituidos por vínculos positivos y negativos. Que frente a distintas
circunstancias podemos ser o transformarnos en un elemento crucial
de las redes de otro, por ejemplo de un niño víctima, que necesita de
nosotros, de nuestra contención; Y que nosotros, para ayudar a aquel
niño, podemos apelar también a otras personas que pertenezcan a la
red comunitaria, familiar, escolar, o barrial de éste, y así, entre muchos,
hacer lo mejor que podamos.
Dabas25 plantea que la perspectiva de red propone la concepción de
un mundo construido por todos y de responsabilidades compartidas.
Existen distintos tipos de redes: Comunitarias, Institucionales,
de establecimientos y servicios, Intersectoriales y redes personales y
familiares.
A esta última intento apuntar, en relación a la posibilidad de encon-
trarnos dentro de ellas para muchos niños.
La Red Social Personal-Familiar es la suma de todas las relaciones que
un individuo percibe como significativas o define como diferenciadas de
la masa anónima de la sociedad. Esta red contribuye sustancialmente a su
reconocimiento como individuo y constituye una de las claves centrales
de la experiencia individual de identidad, bienestar, competencia y pro-
tagonismo, incluyendo los hábitos de cuidado de la salud y la capacidad
y adaptación a una crisis26.
Según Bronfman27 la razón de ser más frecuente de estas redes es
el “apoyo social”. Ana Barrón28 agrega una enumeración de conductas

24
Dabas, E. Ob. Cit. (p. 3)
25
Dabas, E. (Comp.) Viviendo redes. Experiencias y estrategias para fortalecer la trama
social. Buenos Aires: Ed. Ciccuec. 2010.
26
Dabas, E. y Perrone, N. Redes en salud. En Dabas, E. (Comp.) Viviendo redes. Expe-
riencias y estrategias para fortalecer la trama social. Buenos Aires: Ed. Ciccuec. 2010.
27
Bronfman, M. Ob. Cit. (p. 110)
28
Barrón, A. “Apoyo Social: aspectos técnicos y aplicaciones”. Madrid: Siglo XXI España

191
Victimolog í a

que forman parte del concepto de apoyo social: “escuchar, demostrar


cariño o interés, prestar objetos, ayudar económicamente, dar consejo o
guía, expresar aceptación, empatizar”, entre otros. También distingue
las funciones que cumple el apoyo. Una de las funciones básicas que
nombra es de apoyo emocional, que hace referencia a la disponibilidad
de alguien con quien hablar e incluye aquellas conductas que fomentan
los sentimientos de bienestar afectivo, y que provocan que el sujeto se
sienta querido, amado, respetado y que crea que tiene personas a su
disposición que puedan proporcionarle cariño y comodidad. Dentro de
esta red podemos pensar 4 subgrupos:
1. Familia: refiriéndose no sólo a como está compuesta, sino las
relaciones que resultan más significativas.
2. Amistades: Resultan altamente significativas en el caso de pérdida
o disminución de las relaciones familiares. Se puede indagar aquí
las relaciones de vecindad que pueden ser apoyos importantes
para la persona.
3. Relaciones laborales o escolares: “La cotidianeidad de estos vín-
culos hace que resulten sumamente importantes tanto para brindar
información como para las funciones de acompañamiento y apoyo.”29
En cuanto a las relaciones escolares, Puente de Camaño30, aporta
que “un niño con redes sociales pobres y escasa integración escolar
tiene menos recursos para buscar ayuda cuando se siente victimizado
y romper el círculo de silencio que refuerza el poder del victimario
sobre él”.
4. Relaciones comunitarias de servicio o credo: Las mismas pueden
conformar un mundo significativo de pertenencia, que en caso de
necesidad puede ser activado y resultar de ayuda para el sujeto.
Por qué recalco estas conceptualizaciones? Se ha consensuado
ya la necesidad de capacitar a los docentes, los profesionales y demás
personas que tengan una proximidad al niño que permita la detección
del maltrato; pero atañe a todos nosotros, desde cada uno de nuestros
roles, comenzar por comprometernos, por asumir el desafío, de co-
menzar por no hacer oídos sordos y no dejarnos paralizar por el temor
a entrometernos, a saber.
Se sabe que la escuela, los hospitales y los vecinos son las vías re-

Editores SA. 1996. (p.10)


29
Dabas, E. y Perrone, N. Ob.Cit. (p 217)
30
Puente de Camaño, O. Ob.Cit (p. 231)

192
Claudia Mabel Sala

gias para la detección del maltrato; pero cada un de nosotros puede


llegar a estar algún día en el lugar indicado, en el momento preciso
en el cual un niño nos diga su verdad por primera vez, que nos elija
para confiar, que nos comparta con temor el secreto más dañino que
lo priva de una infancia felíz; y no debemos temer a esa instancia, que
debemos verla quizás como la única oportunidad de salvar una vida, de
cambiarle el destino a un niño que necesita simplemente para comenzar
sentirse apoyado, que significa brindar una palabra dulce, una mirada
contenedora y una escucha atenta, que le trasmita la seguridad de que
desde ese momento la valentía que tuvo para develar los hechos serán
consagrados con nuestro compromiso de ayudarlo.
Siguiendo con los aportes de Bronfman31, el mismo se pregunta qué
significa la presencia o ausencia de una red social. Al respecto plantea
que por ausencia se entiende a la falta de ayuda en el momento que la
persona lo requiere, y que esto es distinto a la inexistencia de una red.
Qué significa? en casos de niños víctimas, no alcanza con que el niño
nos perciba como auxilio, sino que la respuesta que le demos al respecto
marca la diferencia. Con respecto a las funciones de las redes, Bronf-
man32, afirma que en general, se suelen resaltar los aspectos positivos de
las mismas, como ser sostén en las caídas o servir de contención, y se
deja de lado que muchas veces se pueden convertir en “trampas mor-
tales” y no proporcionar apoyo sino, agravar los riesgos de las personas
que están involucradas en ellas. De este modo es necesario distinguir
redes como apoyo de redes como obstáculo, es decir no toda red es
salutogénica, si no que muchas veces existen redes destructivas. Sobre
estas últimas, Hooper33 nombra cuatro formas de respuestas negativas
que pueden dar las mismas ante el pedido de apoyo de algún miembro.
1. Censura: puede experimentarse de manera directa o indirecta
provocando sentimientos de culpa, aislamiento y ansiedad.
2. Incredulidad
3. Indiferencia
4. Rechazo: negación a mantener contacto, diálogo o no permitir
que se acerquen a sus hijos para jugar34.

31
Bronfman, M. Ob. Cit.
32
Bronfman, M. Ob. Cit.
33
Hooper, C. “Madres sobrevivientes al abuso sexual de sus niños”. Buenos Aires: Ed.
Nueva Visión. SAIC. 1994.
34
Hooper, C. Ob Cit.

193
Victimolog í a

Estas respuestas negativas me resultan reacciones tan cotidianas,


que asustan. Hemos pensado en las consecuencias para el niño de que
aquel Otro en quien decidió confiar reaccione así? Si en vez de recibir
apoyo, de escuchar palabras de aliento, de garantizarle un cambio po-
sitivo en su vida, lo silenciamos perpetuando un secreto que daña?,lo
interrogamos poniendo en tela de juicio sus dichos?, lo culpamos de
estar percibiendo distorsionadamente ciertas conductas?, justificamos
el accionar del violento?, minimizamos lo relatado? O simplemente,
hacemos caso omiso? Si esto no es revictimizar al niño, qué es?, si esto
no es perpetuarlo a la desubjetivación, entonces qué es?. Acaso será
posible que luego de una reacción así el niño se atreva a decir nueva-
mente aquella verdad a alguien más? – es difícil creerlo.
El mismo autor35 sigue planteando que la red social puede estar
existiendo en la percepción de sus miembros pero estar ausente en
momentos críticos. La mera percepción de la red, puede ser tan útil
como que exista realmente. A su vez es posible mencionar que a veces
el sujeto cuenta con redes y no logra reconocerlas. Al respecto? Nos
encargamos de vez en cuando de hacerle saber a nuestros niños que
pueden contar con nosotros? Y hablo de nuestros niños en sentido
amplio, ya sea un hijo, sobrino, nieto, alumno, vecino, paciente, etc .Ha-
cemos una pausa en el trajín diario para dar lugar al diálogo con ellos?.
El niño necesita escuchar palabras que lo autoricen a decir lo que sea
que le suceda, sintiendo que no será culpado, que no será castigado ni
dejará de ser querido por aquello que el siente que hizo, que hace o
que permite. Porque ésta es la realidad que muchas veces vive el niño,
sintiéndose responsable de “su suerte”.
Por último, en casos extremos, tenemos a sujetos que cuentan con
un mínimo de redes, o que no las poseen36. Y en estos casos? Qué
trabajo nos compete? Aquí es donde más se torna fundamental pensar
en la importancia de las redes Comunitarias, Institucionales. En los de-
beres del Estado en relación a la protección de los Derechos del Niño
y en la conformación de planes y proyectos que velen y garanticen los
Derechos violentados. El Maltrato Infantil es una problemática que
requiere un trato y dedicación especial por parte de los Estados Partes.

35
Hooper, C. Ob Cit.
36
Hooper, C. Ob Cit.

194
Claudia Mabel Sala

Concluyendo.
Estoy apelando al humanismo, entendido como relativo al respeto, a
la empatía, condición básica que debe guiar nuestro actuar. Si partimos
por entender la importancia y singularidad de aquel momento en el
que tomamos noticia de un hecho de maltrato (ya sea porque nos lo
consultan, derivan, lo detectamos, lo sospechamos o nos lo devela el
niño), cualquier acto que implique un compromiso asumido, puede ser
considerado un primer paso positivo en el camino hacia la transforma-
ción de la vida de ese niño.
Si justamente pensar en Red alude a no pensarse solo en estas
cuestiones, entonces por allí empezar: No estamos solos frente a esto.
No nos dejemos apabullar por el miedo. Podemos empezar por intentar
dilucidar quién más puede ayudarnos, qué otra persona es significativa
para ese niño y puede servir de sostén. Así tendríamos una idea respecto
a si el niño cuenta con alguna red familiar-personal . Luego están las
redes comunitarias y las Institucionales. Llamar por teléfono, acercarse
a consultar a un dispensario, un hospital, una O.N.G relacionada, un
profesional pertinente, instituciones que asisten y su razón de ser son
la protección del niño.

El poder judicial y sus instancias.


No estamos solos. Quiero creer que cada vez es más accesible la
posibilidad de asesorarse, llamar y preguntar; y ser asistido. Soy con-
ciente también que muchas veces sucede que las redes no están bien
entramadas, organizadas y que se generan desinteligencias, inoperancias,
torpezas, atropellos, revictimizaciones, al punto tal que quien se acercó
en busca de apoyo, termina arrepintiéndose. Esta es una realidad, pero
volveré quizás a pecar de optimista, pero quiero pensar que es cuestión
de “aceitar” y “darle tiempo” a que las redes se armonicen. Claro está
que dicha mejora no llega por añadiría, sino por el compromiso de los
agentes intervinientes.
Y finalmente, cómo evaluamos la eficacia de nuestros actos?, Qué
hechos nos corroboran un buen proceder? Es tan sencillo, casi natu-
ralmente podemos sentirlo. La sensación gratificante que nos devuelve
un agradecimiento, una mirada complacida, un diálogo enriquecedor,
un abrazo de un niño.

195
Victimolog í a

Bibliografía
Barrón, A. “Apoyo Social: aspectos técnicos y aplicaciones”. Madrid: Siglo XXI
España Editores SA. 1996. (p.10).
Bronfman, M. “Como se vive se muere. Familia, redes sociales y muerte Infantil”.
Buenos Aires: Lugar Editorial. 2001.
Código Penal Argentino (Párrafo 1 del artículo 1071 del Código Civil. Artículo
34 inciso 4).
Convención sobre los Derechos del Niño” (art. 75 inc. 22). U.N.C. Crimino-
logía. Capacitación Interna.2005. Prof. Dra Hilda Marchiori.
Dabas, E. (Comp.) Viviendo redes. Experiencias y estrategias para fortalecer
la trama social. Buenos Aires: Ed. Ciccuec. 2010.
Dabas, E. “Redes Sociales, familias y Escuela”. Colección Cuestiones de Edu-
cación. Buenos Aires: Ed. Paidós. 1998.
Dabas, E. y Perrone, N. Redes en salud. En Dabas, E. (Comp.) Viviendo redes.
Experiencias y estrategias para fortalecer la trama social. Buenos Aires: Ed.
Ciccuec. 2010.
Datos extraídos de una guía confeccionada por el Ministerio Público Fiscal.
2009. disponible en La Unidad Judicial de la Mujer y el Niño Victimas de Delitos
contra la Integridad Sexual.
Gentes, G. “El psicólogo clínico y la prevención”. Ficha de Cátedra Psicología
Clínica. Facultad de Psicología. UNC. Córdoba. 2005.
Giberti, Eva. “La Familia a pesar de todo”. Año 2005.
González Perrett, D. y Tuana Nageli, A. “El género, la edad y los escenarios
de violencia sexual”. Montevideo: Ed. Avina. 2009.
Hooper, C. “Madres sobrevivientes al abuso sexual de sus niños”. Buenos
Aires: Ed. Nueva Visión. SAIC. 1994.
Ley 9.283. Ley Provincial de Violencia Familiar Disponible en: http://www.unc.
edu.ar/extension-unc/vinculacion/genero/legislacion-vigentesobre- genero/ley-
9.283-ley-de-violencia-familiar-cba.pdf/view (2006)
Ley Nacional 26.061. Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas,
Niños y Adolescentes. Disponible en http://www.notivida.org/legnacional/
LEY%20NACIONAL%2026061%20proteccion%20integral.html
Luna, Mariel Cristina; Palma, Daniela Soledad; Tymoszczuk, Aylen Vanesa “Re-
des Sociales como Herramienta de Apoyo para Víctimas de Delitos contra la
Integridad Sexual” Trabajo final para la obtención del título de Licenciado en
Psicología. Facultad de Psicología. UNC. Córdoba, Argentina. 2011.
Marchiori, Hilda. “Criminología- Introducción”. Ed Lerner. Córdoba 1999.
Marchiori, Hilda: Criminología, víctimas vulnerables y maltrato infantil. Victi-
mología 7 Cba. 1993.
Monera Olmos, C.; Pastor Bravo, M.; Rodes Lloret, F. “Vulnerabilidad infantil.
Un enfoque multidisciplinar”. Ed. Díaz de Santos. Madrid – Buenos Aires -
México, D.F. – Bogotá. 2010.

196
Claudia Mabel Sala

Organización Mundial de la Salud, 2009.


Poder Judicial de la Provincia de Córdoba. Centro de Investigación Ricardo
Núñez. 2009.
Puente de Camaño, O. “El problema de la violencia en el ámbito escolar. Bases
para su prevención”. En serie Victimología 4. . Córdoba. Encuentro Grupo
Editor. Argentina. 2008.
Rozas (2008, p. 2) “Redes Sociales como Herramienta de Apoyo para Vícti-
mas de Delitos contra la Integridad Sexual” Trabajo final para la obtención
del título de Licenciado en Psicología. Facultad de Psicología. UNC. Córdoba,
Argentina. 2011.
Yocco, M. “Abuso sexual intrafamiliar”. En Victimología 15. Córdoba. Ed.
Advocatus. Argentina. 1998.
Yocco, Mirtha: “El niño víctima en su grupo familiar”. Victimología 2. Cba. 1992.

197
Protocolo interinstitucional de intervención para la atención de
mujeres en situación de riesgo alto de muerte por violencia

Poder Judicial de Costa Rica1

Este Protocolo es un instrumento para lograr la intervención efectiva


y oportuna de las autoridades públicas en la atención de mujeres en
situación de riesgo de muerte por violencia, a partir del cual se emitirán
las directrices correspondientes a las instituciones responsables.

A continuación se presenta una lista de indicadores de riesgo de


muerte de mujeres, que han sido diseñados en el contexto de agresio-
nes por parte de sus parejas, ex parejas, pretendientes, familiares por
consanguinidad o afinidad u otras personas conocidas (vecino, autoridad
religiosa, amigo de la familia, docente).

Riesgo alto: peligro inminente de muerte o de ataque físico muy severo

Indicadores:

• Ataques previos con riesgo mortal: ahorcamientos, asfixia,


sumersión, ataque con arma blanca, contundente o de fuego
(aunque no haya sido disparada), golpes y heridas graves, tirarle
el auto encima, precipitarla por la escalera, envenenamiento
• Amenazas de muerte a la víctima
• Intento o amenaza de suicidio de parte del agresor
• La afectada ha tenido que salir de la casa por riesgo de muerte
• El agresor es convicto o ex convicto por delitos contra las
personas
• El agresor tiene una acusación o condena previa por delitos
contra la integridad física o sexual de las personas
• Habiéndose dictado medidas de protección de no acercarse a la
afectada, el agresor las irrespeta sistemáticamente, irrumpe por
la fuerza en la casa o acosa a la afectada, en su lugar de trabajo

1
Comisión Permanente para el Seguimiento de la Atención y Prevención de la Violencia
Intrafamiliar. Poder Judicial de Costa Rica.

199
Victimolog í a

o en otros lugares.
• La víctima considera que el agresor es capaz de matarla
• La víctima está aislada o retenida por el agresor contra su vo-
luntad en el momento o lo ha estado previamente
• Abuso sexual del agresor contra los hijos o hijas u otras perso-
nas menores de edad de la familia cercana, así como tentativa
de realizarlo
• Hay abuso físico contra los hijos e hijas
• La víctima está recientemente separada, ha anunciado al agresor
que piensa separarse o abandonarlo, o ha puesto una denuncia
penal o ha solicitado medidas de protección por agresiones
contra ella o sus hijas e hijos o ha existido amenaza por parte
del agresor de llevarse a sus hijos o hijas más pequeños si decide
separarse.
• Abuso de alcohol o drogas por el agresor
• Aumento de la frecuencia y gravedad de la violencia
• La víctima ha recibido atención en salud como consecuencia de
las agresiones o ha recibido atención psiquiátrica producto de
las agresiones vividas.
• Se han impuesto medidas legales y de otro tipo
• El agresor tiene antecedentes psiquiátricos (internamiento
psiquiátrico, medicación por depresión)
• El agresor es una persona con acceso, y tiene conocimiento en
el uso de armas de fuego y/o que trabaja con ellas o porta armas
• Resistencia violenta a la intervención policial o a la intervención
de otras figuras de autoridad
• Acoso, control y amedrentamiento sistemático de la víctima
• Que haya matado mascotas.
• Indica por sí sola un riesgo alto
Tres o más de estos indicadores afirmativos = riesgo alto
La situación es de mayor riesgo e implica una mayor urgencia en la
intervención si:
• La víctima está embarazada, en período de post parto o de
lactancia
• La víctima tiene algún grado de discapacidad o está enferma
• La víctima es una adulta mayor

200
Poder Judicial de Costa Rica

Intervenciones institucionales en caso de riesgo alto


En cualquier caso que se realice una intervención con mujeres
agredidas, mantener estricta confidencialidad, lo que implica no brindar
información a ninguna persona o institución que no esté directamente
relacionada con la protección de la mujer.

Fuerza Pública:
Las situaciones de alto riego pueden ser conocidas por la Fuerza
Pública por tres medios: a) por una solicitud de intervención (llamada
o personal) a través de la cual se recopilan datos que indican que hay
alto riesgo; b) por una solicitud de intervención en casos en que hay
antecedentes que indican que hay alto riesgo; c) cuando los(as) oficiales
están presentes durante la situación de violencia y valoran que hay alto
riesgo; d) por información brindada por una institución que detecta una
situación de alto riesgo.

En todas las intervenciones realizadas deberá tenerse en cuenta el


Protocolo de Intervención Policial en situaciones de violencia doméstica
y la política sobre agentes contra la violencia.
Actuación:
1. Ponerse inmediatamente a disposición de la persona agredida y
garantizar su seguridad, neutralizando al agresor y poniéndolo
a la orden de la autoridad judicial competente.
2. Registrar con precisión la situación de riesgo existente y la
intervención realizada en un informe policial.
3. Poner al agresor a disposición del Ministerio Público o la au-
toridad judicial competentes antes de cumplirse las 6 horas de
detención.
4. Facilitar transporte y acompañamiento a la víctima a declarar
ante el Ministerio Público.
5. En caso que la mujer no desee declarar en ese momento, in-
terponer la denuncia con base en los hechos que constan en
el informe policial.
6. Decomisar las armas en poder del presunto agresor.
7. Llevar un registro de agresores en cada Delegación, que per-
mitirá a la Fuerza Pública dar seguimiento a las situaciones de
reincidencia y alto riesgo e informar al Juzgado de Violencia
o al Ministerio Público sobre la situación. Este registro deberá

201
Victimolog í a

contener la siguiente información: nombre, cédula, dirección,


profesión u oficio, lugar de trabajo, tipos de agresiones y grave-
dad de las mismas, indicadores de riesgo, existencia de medidas
de protección, irrespeto de medidas de protección, número de
eventos de que se tiene conocimiento y número de eventos en
que la Fuerza Pública ha intervenido.
8. En caso de desobediencia de medidas de protección: detener
al agresor y ponerlo a disposición de Ministerio Público, entre-
gando una copia del registro de antecedentes de agresión del
detenido, si se cuenta con él.
9. Brindar información a la víctima y coordinar de inmediato con
el INAMU mediante el sistema 911 dónde puede contar con
recursos de apoyo y protección personal.
10. Dar seguimiento a la denuncia interpuesta en sede judicial e
incorporar la información al registro de agresores.
11. Si no existiera prisión preventiva contra el agresor o éste que-
dara libre por cualquier otra circunstancia, ofrecer a la afectada
la posibilidad de un albergue y comunicarse con el Área de
Violencia de Género del INAMU para ello, manteniendo la
confidencialidad sobre el lugar donde se encuentra la mujer y
efectuar el traslado.
12. En caso que la afectada no se traslade a un albergue, realizar
rondas periódicas por su domicilio y diseñar con ella un plan
de apoyo policial de emergencia. Orientar a la víctima sobre un
plan de seguridad en caso de que sea sorprendida en su casa o
en cualquier lugar por el agresor que le permita pedir ayuda.
Indicarle a la persona la importancia del acompañamiento fa-
miliar, ya que en estos casos es vital para la víctima recurrir a
personas de su confianza, siempre en el caso de que la víctima
no acceda ir a un albergue. Brindarle información sobre recursos
de apoyo existentes en la comunidad.
13. Informar al Área Violencia de Género del INAMU todos los
casos de alto riesgo atendidos.
14. En los casos de violación o abuso sexual de personas menores de
edad, la Autoridad Policial actuará de acuerdo con el Protocolo
de intervención policial en casos de abuso sexual y violación y
consignará los hechos en un informe policial.

202
Poder Judicial de Costa Rica

Poder Judicial
Ministerio Público
Actuación:
1. En la valoración de prisión preventiva, tener especialmente en
cuenta los casos de desobediencia de medidas de protección,
de delitos o de evaluación de alto riesgo.
2. Brindar información a la víctima y coordinar de inmediato con
el INAMU mediante el sistema 911 dónde puede contar con
recursos de apoyo y protección personal.
3. Informar a la Fuerza Pública y a la afectada si el juez(a) penal ha
hecho efectiva o no la prisión preventiva y si se ordenaron o
no medidas cautelares.
4. Si no existiera prisión preventiva contra el agresor, ofrecer a
la afectada la posibilidad de un albergue y comunicarse con el
Área Violencia de Género del INAMU para ello, manteniendo
la confidencialidad sobre el lugar donde se encuentra la mujer
y efectuar el traslado. Verificar que la víctima cuente con un
plan de seguridad de emergencia.
5. Informar a la mujer de sus derechos y recursos en el proceso
penal (constituirse como querellante, acción civil resarcitoria)
6. En los casos de agresión que no constituyan delito, trasladar de
oficio al Juzgado de Familia o de Violencia Doméstica para las
Medidas de Protección que correspondan.
7. Informar al Área Violencia de Género del INAMU todos los
casos de alto riesgo atendidos, a través del 9-1-1, para efectos
de atención y seguimiento de la víctima.
8. Llevar un registro de agresores en cada Fiscalía, que deberá
contener la siguiente información: nombre, cédula, dirección,
profesión u oficio, lugar de trabajo, tipos de agresiones y grave-
dad de las mismas, indicadores de riesgo, irrespeto de medidas
de protección, número de eventos de que se tiene conocimiento
y número de eventos en que ha intervenido el Ministerio Público.

Juzgados penales
1. En caso que el agresor se encontrara detenido o en prisión
preventiva, informar a la Fuerza Pública y a la víctima cuando
queda en libertad.

203
Victimolog í a

Juzgados especializados de violencia doméstica, de familia o contra-


vencionales
Actuación:
1. Trasladar de oficio los casos de desobediencia de medidas de
protección a Ministerio Público.
2. Trasladar de oficio casos de delitos a Ministerio Público en
casos de lesiones o abuso sexual se debe testimoniar piezas a
la Fiscalía para que se inicie la investigación.
3. Informar al Ministerio Público de los casos de riesgo, para que
éste evalúe la posibilidad de solicitar prisión preventiva en los
mismos, a la luz de la dinámica de la violencia intrafamiliar.
4. En caso que no sea posible solicitar prisión preventiva y haya
alto riesgo, ofrecer a la afectada la posibilidad de un albergue y
comunicarse con el Área Violencia de Género del INAMU para
ello, manteniendo la confidencialidad sobre el lugar donde se
encuentra la mujer. Verificar que la víctima cuente con un plan
de seguridad de emergencia.
5. Informar al Área Violencia de Género del INAMU, a través del
9-1-1, todos los casos de alto riesgo atendidos, para efectos de
atención y seguimiento de la víctima.
6. Llevar un registro de agresores en cada Juzgado, que deberá
contener la siguiente información: nombre, cédula, dirección,
profesión u oficio, lugar de trabajo, tipos de agresiones y grave-
dad de las mismas, indicadores de riesgo. irrespeto de medidas
de protección, número de eventos de que se tiene conocimiento
y número de eventos en que ha intervenido el Juzgado.
7. Hacer saber a la Fuerza Pública los casos en que el agresor sea
notificado en el Juzgado.

Ministerio de Justicia
1. En los casos en que la autoridad judicial ordene la libertad de
un agresor que está en prisión preventiva, informar a la Fuerza
Pública y a la afectada el momento en que el agresor queda en
libertad.

Sector Salud
1. Ofrecer atención integral inmediata en caso de riesgo de muerte.

204
Poder Judicial de Costa Rica

2. Evaluar situación de riesgo en todos los niveles de atención.


3. Ordenar un estudio psicosocial a la brevedad del caso.
4. Informar a la mujer que puede dirigirse al Juzgado Especializado
de Violencia Doméstica, Juzgado de Familia o Juzgado Contra-
vencional para medidas de protección o al Ministerio Público
para denuncia de delitos.
5. Ofrecer a la afectada la posibilidad de un albergue y comunicarse
con el Área Violencia de Género del INAMU para ello, mante-
niendo la confidencialidad sobre el lugar donde se encuentra la
mujer y trasladar a la mujer.
6. Si la mujer no se traslada a un albergue, establecer con ella un
plan de seguimiento; se debe establecer un plan de seguridad e
informar de posibilidades de apoyo para ella o sus hijas o hijos al
cual pueda recurrir en el momento que lo considere la víctima.
7. Llevar un registro de agresores en cada Centro de Salud, que
deberá contener la siguiente información: nombre, cédula, di-
rección, profesión u oficio, lugar de trabajo, tipos de agresiones
y gravedad de las mismas, indicadores de riesgo, irrespeto de
medidas de protección, número de eventos de que se tiene
conocimiento y número de eventos en que se ha intervenido.
8. En el nivel local, informar a la Fuerza Pública, Juzgado de Vio-
lencia Doméstica, de Familia o Contravencional y Ministerio
Público las situaciones de riesgo de muerte detectadas.

PANI
Actuación:
1. Evaluar situación de riesgo.
2. Informar a la mujer que puede dirigirse al Juzgado Especializado
de Violencia Doméstica, Juzgado de Familia o Juzgado Contra-
vencional para medidas de protección o al Ministerio Público
para denuncia de delitos.
3. Ofrecer a la afectada la posibilidad de un albergue y comunicarse
con el Área Violencia de Género del INAMU para ello, mante-
niendo la confidencialidad sobre el lugar donde se encuentra la
mujer y trasladar a la mujer.
4. Llevar un registro de agresores en cada Oficina, que deberá
contener la siguiente información: nombre, cédula, dirección,
profesión u oficio, lugar de trabajo, tipos de agresiones y grave-

205
Victimolog í a

dad de las mismas, indicadores de riesgo, irrespeto de medidas


de protección, número de eventos de que se tiene conocimiento
y número de eventos en que se ha intervenido.
5. En caso que haya abuso sexual de las personas menores de edad,
denunciar ante el Ministerio Público, solicitar prisión preventiva
del agresor y tomar todas las medidas necesarias para la pro-
tección conjunta de los niños(as) y su madre.
6. Brindar apoyo en el apersonamiento de solicitud de medidas de
protección o procesos de familia a la madre y sus hijos e hijas,
cuando exista amenaza de sacar a los niños del país o llevárselos
del domicilio que compartían antes del episodio de violencia.

OFIM
Actuación:
1. Evaluar situación de riesgo.
2. Informar a la mujer que puede dirigirse al Juzgado Especializado
de Violencia Doméstica, Juzgado de Familia o Juzgado Contra-
vencional para medidas de protección o al Ministerio Público
para denuncia de delitos. Orientar a la víctima si del hecho
ocurrido se deriva otras acciones que pueden constituir delitos
por ejemplo el delito de violación, lesiones, robo, daños a bienes.
3. Ofrecer a la afectada la posibilidad de un albergue y comunicarse
con el Área Violencia de Género del INAMU para ello, mante-
niendo la confidencialidad sobre el lugar donde se encuentra la
mujer y coordinar con otras instituciones el traslado de la mujer.
4. Si la mujer no se traslada a un albergue, establecer con ella un
plan de seguimiento y diseñar con ella un plan de apoyo de
emergencia.
5. Dar seguimiento y acompañamiento en los procesos judiciales en
la medida en que tengan el recurso profesional correspondiente
6. Llevar un registro de agresores en cada OFIM, que deberá con-
tener la siguiente información: nombre, cédula, dirección, pro-
fesión u oficio, lugar de trabajo, tipos de agresiones y gravedad
de las mismas, indicadores de riesgo, irrespeto de medidas de
protección, número de eventos de que se tiene conocimiento
y número de eventos en que se ha intervenido.

206
Poder Judicial de Costa Rica

Delegación de la Mujer del INAMU


Actuación:
1. Evaluar situación de riesgo.
2. Informar a la mujer que puede dirigirse al Juzgado Especializado
de Violencia Doméstica, Juzgado de Familia o Juzgado Contra-
vencional para medidas de protección o al Ministerio Público
para denuncia de delitos. Orientar a las personas afectadas si
del hecho ocurrido se deriva otras acciones que pueden cons-
tituir delitos por ejemplo el delito de violación, lesiones, daños
a bienes y robo.
3. Ofrecer a la afectada la posibilidad de un albergue y coordinarlo
con el Área de Violencia, manteniendo la confidencialidad sobre
el lugar donde se encuentra la mujer y coordinar con otras
instituciones el traslado de la mujer.
4. Si la mujer no se traslada a un albergue, establecer con ella un
plan de seguimiento y diseñar con ella un plan de apoyo de
emergencia.
5. Dar seguimiento y acompañamiento en los procesos judiciales.
6. Llevar un registro de agresores, que deberá contener la siguiente
información: nombre, cédula, dirección, profesión u oficio, lugar
de trabajo, tipos de agresiones y gravedad de las mismas, indica-
dores de riesgo, existencia de medidas de protección, irrespeto
de medidas de protección, número de eventos de que se tiene
conocimiento y número de eventos en que se ha intervenido.

Recomendaciones complementarias:
Secretaría Técnica de Género del Poder Judicial.
1. Informar a las autoridades judiciales sobre este protocolo.
2. Coordinar capacitación en manejo de situaciones de alto riesgo
a funcionarios(as) del Poder Judicial.
3. Publicar y divulgar materiales informativos dirigidos sobre los
servicios brindados por la institución a las mujeres en alto riesgo
y a las personas e instituciones que las apoyan.

Instituto Nacional de las Mujeres


1. Capacitar en el uso del presente protocolo a las instituciones
que lo soliciten.

207
Victimolog í a

2. Brindar atención integral y alojamiento a las mujeres en alto


riesgo, a través de los Centros de Atención Especializada y
Albergue Temporal para Mujeres Agredidas.
3. Apoyar la investigación sobre femicidio y situaciones de alto
riesgo.

208
Acerca de ONU Mujeres

Naciones Unidas

En julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas creó


ONU Mujeres, la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el
Empoderamiento de la Mujer.
Al hacerlo, los Estados Miembros de la ONU dieron un paso his-
tórico en la aceleración de los objetivos de la Organización en materia
de igualdad de género y de empoderamiento de la mujer.
La creación de ONU Mujeres formó parte de la reforma de la ONU,
al reunir los recursos y mandatos para obtener un mayor impacto. Fu-
siona y seguirá el importante trabajo de cuatro componentes del sistema
de la ONU, con el fin de centrarse exclusivamente en la igualdad y el
empoderamiento de las mujeres:
• División para el Adelanto de la Mujer (DAW).
• Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para
la Promoción de la Mujer (INSTRAW).
• Oficina del Asesor Especial en cuestiones de género (OSAGI)
• Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer
(UNIFEM).
Las principales funciones de ONU Mujeres son:
• Dar apoyo a las entidades intergubernamentales como la
Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en su
formulación de políticas y estándares y normas mundiales,
• Dar asistencia a los Estados Miembros para implementar esos
estándares, dando cuando sea necesario el apoyo técnico y fi-
nanciero adecuado para ayudar a los países que lo soliciten, así
como para establecer alianzas eficaces con la sociedad civil; y
• Hacer que el sistema de la ONU rinda cuentas de sus compro-
misos en materia de igualdad de género, incluyendo el monitoreo
continuo de los progresos dentro del sistema.

Atendiendo las Necesidades de las Mujeres del Mundo


Durante varias décadas la ONU ha hecho progresos importantes
en el adelanto de la igualdad de género, incluyendo los acuerdos histó-
ricos como la Declaración y Plataforma para la Acción de Beijing, y la

209
Victimolog í a

Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación


contra la Mujer (CEDAW). La igualdad entre los géneros no es sólo un
derecho humano básico, sino que su logro tiene enormes ramificaciones
socioeconómicas. Fortalecer a las mujeres da un impulso a las economías
florecientes, a la productividad y al crecimiento.
Sin embargo, las desigualdades entre los géneros están muy arrai-
gadas en las sociedades. Las mujeres no tienen acceso a un trabajo
decente y se enfrentan a la segregación ocupacional y a las diferencias
en los salarios por su sexo. A veces también se les niega el acceso a
la educación básica y a los servicios de salud. Las mujeres de todas las
regiones del mundo son víctimas de violencia y de discriminación y están
mal representadas en los procesos de la toma de decisiones.
Durante varios años, la ONU se ha enfrentado a serias dificultades
en sus esfuerzos por promover la igualdad de género en el mundo,
incluyendo una financiación inadecuada y ningún motor reconocido
que dirija las actividades de la ONU en materia de igualdad de género.
ONU Mujeres ha sido creada para atender esas dificultades. Será un
defensor dinámico y fuerte de las mujeres y de las niñas, otorgándoles
una voz poderosa en los ámbitos mundial, regional y local.
En base a la visión de igualdad de la Carta de las Naciones Unidas,
ONU Mujeres se consagrará, entre otras cosas, a trabajar en pro de:
• la eliminación de la discriminación en contra de las mujeres y
las niñas;
• el empoderamiento de la mujer; y
• el logro de la igualdad entre las mujeres y los hombres, como
socios y beneficiarios del desarrollo, los Derechos Humanos,
las acciones humanitarias y la paz y la seguridad.

210
Programa de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas

Provincia de Córdoba

Resolución Nº 1 (B.O.C. 29.08.2012)


Córdoba, 24 de agosto de 2012
VISTO: El Proyecto de Ley 6087/L/10, el Decreto Provincial 2565/11,
la planificación de la Secretaría de Asistencia y Prevención de la Trata de
Personas, el Programa Provincial de Lucha Contra la Trata de Personas
y Explotación Sexual del Gobierno de la Provincia, la Ley Provincial n°
10.060 sancionada el 30 de mayo de 2012 reglamentada por Decreto
Provincial n° 582, la Ley Provincial n° 10.066 sancionada el 19 de junio
de 2012, el Decreto Provincial n° 581 de creación de la Secretaría de
Asistencia y Prevención de la Trata de Personas con rango de Secretaría
de Estado que establece su competencia;
Y CONSIDERANDO:
Que en el mes de septiembre del año 2010 se presenta en la Le-
gislatura de la Provincia de Córdoba el proyecto de Ley 6087/L/10 con
la finalidad de crear el Programa Provincial de Atención a Personas
Explotadas Sexualmente en el ámbito del Ministerio de Desarrollo
Social de la Provincia
Que por decreto provincial número 2565/11, ratificado por ley
provincial numero 10.029 aprobada en el año 2011 se crea la Secretaria
de Prevención de la Trata de Personas en el ámbito del Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos.
Que en el mes de enero de 2012 se establece la Planificación de
la Secretaria de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas, esta-
bleciéndose los programas de acción para la asistencia y prevención de
Víctimas de la Trata de Personas y la asistencia a las personas explotadas
sexualmente y laboralmente.
Que el 14 de mayo de 2012 el Poder Ejecutivo creó el Programa
Provincial de Lucha Contra la Trata de personas y la Explotación Sexual
que prevé la creación de la Secretaría de Asistencia y Prevención de la
Trata de Personas, con el rango de Secretaría de Estado. El programa
tiene como principales ejes de acción:
a) La sanción de la ley Provincial N°10.060 y su decreto reglamenta-
rio 582, donde se prohíben los prostíbulos encubiertos, cualquiera sea
su forma, modalidad o denominación “wiskerias, cabarets, etc.” Es decir

211
Victimolog í a

los lugares de explotación sexual, destino por excelencia de las víctimas


de Trata de Personas, ordenando la inmediata clausura de los existentes.
Contemplando el resguardo integral de los Derechos de las víctimas y
personas en situación de prostitución por la Secretaria de Asistencia y
Prevención de la Trata de Personas. Además de la incorporación en la
currícula escolar provincial de la temática, la adhesión de Municipios y
Comunas y la adecuación a la normativa de la misma.
b) La sanción del decreto Provincial 365 ratificado por ley 10.066,
que adhiere al Decreto Nacional 936/11 de prohibición de Avisos de
Oferta Sexual por cualquier medio, incorporando en su artículo dos (2)
los avisos encubiertos de masajes, casa de masajes, relax, de acompa-
ñantes, etc”, salvo que el profesional esté identificado y con su matrícula
profesional incorporada al aviso.
c) La creación del Registro Único de Personas buscadas, encargado
de registrar denuncias de personas desaparecidas.
d) La habilitación del 0810-888-3368, para denuncias anónimas donde
la llamada no puede ser identificada, y el denunciante recibe un número
de trámite para el seguimiento de su denuncia.
e) La presentación en el Congreso Nacional del Proyecto de ley
3750-D_2012 que contempla la modificación del artículo 17 de la ley
12.331 (ley de profilaxis) y la incorporación del articulo 145 quater al
Código Penal, elevando la pena en el primer caso y estableciendo una
condena de 4 a 10 años de prisión para quienes regenteen, administren
o exploten lugares destinados a la explotación de la prostitución en el
segundo caso.
Que por Decreto Provincial n° 581 de fecha 14/06/2012, se crea la
Secretaría de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas, con rango
de Secretaria de Estado que tiene entre otras competencias promover
los mecanismos de contención y asistencia integral de las víctimas de
Trata de Personas, garantizando el pleno ejercicio de sus Derechos; la
implementación de políticas de re-vinculación social y laboral; la elabo-
ración de propuestas de trabajo y asistencia interinstitucional para la
implementación de acciones destinadas a la asistencia y reintegración
social y familiar.
Que en el artículo 39 bis inciso 1 del Decreto Provincial 581 es-
tablece como atribución de la Secretaría de Asistencia y Prevención
de la Trata de Personas: La formulación y ejecución de las políticas,
planes, programas y proyectos elaborados correspondientes al área de
su competencia.

212
Provincia de Córdoba

Que el Estado y en particular este Gobierno, está absolutamente en


contra y da lucha frontal a las mafias u organizaciones delictivas similares,
que esclavizan y/o reducen a la servidumbre y/ o someten a mujeres,
hombres, niñas y niños para destinarlos al comercio sexual y laboral,
obteniendo de tal actividad abundantes ganancias que son usufructuadas
exclusivamente por quienes manejan estas asociaciones ilícitas
Por ello, y lo informado por la Dirección de Asuntos legales de la
Secretaria de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas bajo el
dictamen jurídico numero 2 respectivamente que aconseja el dictado de
la resolución correspondiente en razón de resultar una de las atribucio-
nes conferidas por el decreto provincial 581/12 -Art. 39 bis- inciso 1;
La Secretaria de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas;
Resuelve:
Crear los Programas:
A. Programa Provincial de Prevención y Asistencia a Víctimas de la
Trata de Personas.-
B. Programa Provincial de Prevención y Asistencia a Personas Ex-
plotadas Sexualmente.
C. Programa Provincial de Prevención y Asistencia a Personas Ex-
plotadas Laboralmente.

Capitulo I
Titulo 1:
Artículo 1º.- Créanse los Programas que se desarrollarán de confor-
midad a lo establecido en la presente resolución.
Artículo 2º.- Con la finalidad de abordar dicha problemática como
política pública desde una perspectiva integral, articulando recursos,
capacidad y acciones mediante la movilización de todos los sectores
sociales, contribuyendo al fortalecimiento institucional para la protec-
ción de la población.
Los objetivos:
En lo referente a la Prevención y Asistencia a Víctimas de La Trata
de Personas.
a) Sensibilizar, procurar la comprensión y difusión de la problemática
de la trata, a fin de concientizar a la población, medios de comunicación,
instituciones públicas y privadas, con perspectiva de género y Derechos
Humanos.-
b) Capacitar a quienes integren servicios asistenciales, equipos de

213
Victimolog í a

salud, operadores sociales, agentes y funcionarios públicos, integrantes


de organizaciones no gubernamentales, redes y público en general, a fin
de lograr el fortalecimiento de los recursos existentes para la prevención
y lucha contra la trata de personas.-
c) Combatir las causas de la trata de personas a través de políticas
activas de cooperación entre sectores públicos y privados, de ámbito
municipal, provincial, nacional e internacional.-
d) Desarrollar medidas desde una perspectiva integral, en los ámbitos
judicial, social, educativo, de salud, laboral, policial, administrativo y de
inmigración, con participación de organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales y de sectores o personas que se sientan involucradas
en la cuestión, a los fines de la detección, derivación, rehabilitación y
seguimiento de las situaciones de trata de personas.
Titulo 2:
b) Programa Provincial de Prevención y Asistencia a Personas Ex-
plotadas Sexualmente
La Secretaría de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas
ejecutará este Programa.
Los Objetivos:
a) Prevenir la explotación sexual de personas.
b) Garantizar la protección y la asistencia a las personas explotadas
sexualmente, conforme con los principios e instrumentos internacionales
de Derechos Humanos.
c) Implementar políticas tendientes a la revinculación social y laboral
de las personas explotadas sexualmente.
d) Garantizar el acceso a la educación y a la salud de las personas
explotadas.
e) Promover la autonomía socioeconómica de las personas explo-
tadas sexualmente y la de sus familias.
f) Garantizar el acceso a la Justicia de las personas explotadas
sexualmente y la de sus familias.
g) Sensibilizar a la sociedad sobre el problema de la explotación
sexual a fin de promover su condena social.
El Programa Provincial tendrá a su cargo las siguientes líneas de
acción:
1º) Establecer líneas o teléfonos directos gratuitos, anunciados en
los medios informativos, que cumplan las siguientes funciones:
Asesoramiento y orientación independiente para posibles víctimas
de explotación sexual que estén buscando empleo; operar como vía

214
Provincia de Córdoba

inicial de acceso de las personas explotadas sexualmente para ponerse


en contacto con los servicios previstos en este Programa y canalizar las
denuncias anónimas de delitos de explotación sexual.
2º) Crear centros especializados de consulta e información que
permitan que toda persona pueda verificar la legitimidad de un negocio
o de una empresa, particularmente en los casos de búsqueda de empleo
en el extranjero.
3º) Realizar campañas de sensibilización y capacitación dirigidas a
los medios de comunicación social sobre la vulneración de los derechos
fundamentales de las personas explotadas sexualmente tendientes a
eliminar cualquier contenido que estimule, promueve, difunda o repro-
duzca dicha explotación.
4º) Realizar campañas de comunicación dirigidas a la sociedad sobre
la vulneración de los Derechos fundamentales de las personas explo-
tadas sexualmente.
5º) Organizar y financiar campañas de información y programas de
educación y capacitación destinadas a niñas, niños y adolescentes para
sensibilizar acerca de los efectos personales y sociales negativos de la
explotación sexual de personas y capacitar sobre modos de protegerse
y proteger a otros/as de la explotación sexual.
6º) Realizar una investigación provincial sobre el alcance, las causas
y las consecuencias de la explotación sexual de personas a efectos de
relevar necesidades y formular nuevas políticas públicas acordes con la
información relevada.
7º) Identificar a los segmentos de la población más vulnerables a la
explotación sexual y preparar campañas de alerta social particularmente
destinadas a ellos.
8º) Ejercer el control de los anuncios destinados a la difusión de la
explotación sexual de personas en los medios de comunicación.
9º) Capacitar a educadores, trabajadores sociales, operadores del
servicio de administración de justicia, abogados y demás operadores
comunitarios, a fin de formar agentes aptos para la atención de perso-
nas explotadas sexualmente y desarrollar las actividades previstas por
este programa.
10°) Asegurar el acceso de la Víctima de la explotación sexual a
servicios de atención integral, accesibles y gratuitos de asistencia medica,
psicológica, social y jurídica previniendo su revictimizacion.
11°) Garantizar la restitución de Derechos de las víctimas de la
explotación sexual, el respeto y protección de sus Derechos Humanos.

215
Victimolog í a

12°) Elaborar protocolos de trabajo y asistencia interintitucionales


para la implementación de acciones destinadas a la asistencia y reinte-
gración familiar y social de las víctimas de explotación sexual y a mejorar
la detección, persecución y desarticulación de las redes de Trata de
Personas, articulando y optimizando los recursos disponibles.
13°) Promover la realización de estudios e investigaciones sobre
Trata de personas y la explotación sexual y su publicación periódica,
entre organismos estatales y no gubernamentales.
14°) Proporcionar el asesoramiento legal, orientación y preparación
frente a instancias procesales.
15°) Coordinar con los Ministerios de Educación, Desarrollo So-
cial, Seguridad, Transporte y Turismo de la Provincia de Córdoba, en
materias que fueren de su competencia, para la ejecución del Programa.
Titulo 3:
C) Programa Provincial de Prevencion y Asistencia a Personas Ex-
plotadas Laboralmente
La Secretaría de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas
ejecutará el Programa.
Los Objetivos:
a) Prevenir la explotación laboral de personas.
b) Garantizar la protección y la asistencia a las personas explotadas
laboralmente, conforme con los principios e instrumentos internacio-
nales de Derechos Humanos.
c) Implementar políticas tendientes a la revinculación social y laboral
de las personas explotadas laboralmente.
d) Garantizar el acceso a la educación y a la salud de las personas
explotadas laboralmente y sus familias.
e) Promover la autonomía socioeconómica de las personas explo-
tadas laboralmente y la de sus familias.
f) Garantizar el acceso a la justicia de las personas explotadas labo-
ralmente y la de sus familias.
g) Colaborar en la agilización y simplificación de procedimientos
administrativos para la concesión de autorizaciones de trabajo, residencia
y documentación de las víctimas.-
Sensibilizar a la sociedad sobre el problema de la explotación laboral
y el trabajo infantil a fin de promover su condena social.
El Programa Provincial tendrá a su cargo las siguientes líneas de
acción:
1º) Establecer líneas o teléfonos directos gratuitos, anunciados en

216
Provincia de Córdoba

los medios informativos, que cumplan las siguientes funciones: asesora-


miento y orientación independiente para posibles víctimas de explotación
laboral que estén buscando empleo; operar como vía inicial de acceso
de las personas explotadas laboralmente para ponerse en contacto
con los servicios previstos en este Programa y canalizar las denuncias
anónimas de delitos de explotación laboral.
2º) Crear centros especializados de consulta e información que
permitan que toda persona pueda verificar la legitimidad de un negocio
o de una empresa, particularmente en los casos de búsqueda de empleo
en el extranjero.
3º) Realizar campañas de sensibilización y capacitación dirigidas a los
medios de comunicación social sobre la vulneración de los Derechos
fundamentales de las personas explotadas laboralmente tendientes a
eliminar cualquier contenido que estimule, promueve, difunda o repro-
duzca dicha explotación.
4º) Realizar campañas de comunicación dirigidas a la sociedad sobre
la vulneración de los Derechos fundamentales de las personas explo-
tadas laboralmente.
5º) Realizar campañas de comunicación dirigidas a la sociedad para
informar sobre los derechos, recursos y servicios que el Estado garantiza
a las personas explotadas laboralmente.
6º) Organizar y financiar campañas de información y programas
de educación y capacitación destinadas a niños, jóvenes, trabajadores
migrantes, “golondrinas”, empresarios, productores agropecuarios,
sindicatos, para sensibilizar acerca de los efectos personales y sociales
negativos de la explotación laboral de personas y capacitar sobre modos
de protegerse y proteger a otros/as de la explotación laboral.
7º) Realizar una investigación provincial sobre el alcance, las causas
y las consecuencias de la explotación laboral de personas a efectos de
relevar necesidades y formular nuevas políticas públicas acordes con la
información relevada.
8º) Identificar a los segmentos de la población más vulnerables a la
explotación laboral y preparar campañas de alerta social particularmente
destinadas a ellos.
9º) Ejercer el control de los anuncios destinados a la difusión de la
explotación laboral de personas en los medios de comunicación.
10º) Capacitar a educadores, trabajadores sociales, operadores del
servicio de administración de justicia, abogados y demás operadores
comunitarios, a fin de formar agentes aptos para la atención de perso-

217
Victimolog í a

nas explotadas laboralmente y desarrollar las actividades previstas por


este programa.
11°) Asegurar el acceso de las víctimas de la Trata de Personas
explotadas laboralmente a servicios de atención integrales, accesibles y
gratuitos de asistencia medica, psicológica ,social y jurídica, previniendo
su revictimización.
12°) Garantizar la restitución de Derechos de las víctimas de la
Trata de Personas y explotación laboral el respeto y protección de sus
Derechos Humanos.
13°) Elaborar protocolos de trabajo y asistencia interintitucionales
para la implementación de acciones destinadas a la asistencia y reintegra-
ción familiar y social de las victimas de Trata de Personas y explotación
laboral a mejorar la detección, persecución y desarticulación de las redes
Trata de Personas, articulando y optimizando los recursos disponibles.
14°) Promover la realización de estudios e investigaciones sobre
Trata de personas y explotación laboral y su publicación periódica, entre
organismos estatales y no gubernamentales.
15°) Proporcionar el asesoramiento legal, orientación y preparación
frente a instancias procesales.
16°) Coordinar con los Ministerios de Educación, Desarrollo So-
cial, Seguridad, Transporte y Turismo de la Provincia de Córdoba, en
materias que fueren de su competencia, para la ejecución del Programa.

Capitulo II
Del financiamiento y la autoridad de aplicación
Artículo 11º.-El Programa se ejecutará en jurisdicción de la Provincia
con recursos provenientes del Presupuesto Provincial.
Artículo 12°.- El Ministerio de Finanzas fijará las adecuaciones presu-
puestarias correspondientes a fin de efectuar las erogaciones del Programa.
Artículo 13°.- El Programa se desarrollará en el marco de las dispo-
siciones de la Ley Provincial Nº 10.060 y su reglamentación (582/12),
y de las competencias de la Secretaría de Asistencia y Prevención de
la Trata de Personas creada mediante el decreto del Poder Ejecutivo
Provincial nª 581/12.
Artículo 14°.- Protocolicese, Comuníquese al Ministerio de Finanzas
demás que correspondan, publíquese, y archívese.

218
Informe III Congreso Latinoamericano de Niñez Adolescencia y
Familia1

Asociacion Latinoamericana de Niñez Adolescencia y Familia


Dra María Amanda Fontemachi
Presidenta

Conclusiones:
Comision 1: Politicas Publicas y Legislativas en Niñez
Adolescencia y Familia Conclusiones y Propuestas

Se recomienda
1. Contemplar la figura del defensor del niño y garantizar el Derecho
de defensa de todas las niñas, niños y adolescentes.
2. Generar a) Coordinación interministerial, con nuevas estrategias
de integralidad, territorialidad y articulación en los distintos niveles gu-
bernamentales, para obtener mayor eficiencia en materia de derechos y
restitución de derechos vulnerados en el grupo familiar de las personas
privadas de libertad. b) Sancionar una ley que establezca la prisión do-
miciliaria de las mujeres embarazadas, madres con hijos menores de 14
años o personas discapacitadas, siempre que esto no implique presunción
de inseguridad física, moral o desarrollo psicológico de las mencionadas
personas. c) Favorecer el vínculo de los hijos con las madres privadas
de libertad teniendo presente lo más conveniente para el mismo
3. Implementar un modelo de gestión integral para la prevención,
sanción y asistencia a víctimas de trata de personas, considerando este
delito como delito complejo por su conexión con otros delitos, por lo
que se debe intervenir articuladamente y con protocolos de actuación
conocidos y reconocidos por los distintos actores.
4. Considerar como delito de lesa humanidad la trata o tráfico de
niños. Incrementar las sanciones penales y civiles para los infractores
pedófilos y abusadores sexuales cuyas victimas sean niños y niñas.
5. Reformar los Códigos Procesales en lo pertinente a la prueba,
a los fines de habilitar el uso de escuchas telefónicas en las redes de
1
Realizado en el Centro de Eventos y Convenciones Iguazú. 10 al 12 de Noviembre
de 2011

219
Victimolog í a

los proxenetas y la posibilidad de usar agentes encubiertos, en aquellas


legislaciones que aún no lo permitan.
6. Promover la elaboración y ejecución de programas y proyectos
estratégicos que fortalezcan redes para superar la segmentación o
fragmentación de las políticas sociales.
7. Consagrar la vigencia de los Derechos Humanos de niños, niña y
adolescente en el ámbito del Derecho Concursal y Quiebras debiendo
resolverse el reconocimiento de los créditos relacionados con la persona
de un niño/a o joven conforme al principio del interés superior del
niño, otorgándole solución prioritaria en caso de conflicto con otros
derechos igualmente legítimos.
8. Construir un sistema en el que la solidaridad sea el centro, abor-
dando un trabajo interdisciplinario con equipos para encarar el diagnós-
tico de situaciones, el distingo y la definición de problemas junto con
el compromiso en la acción para el diseño de alternativas de solución
en una etapa tan crítica para los niños, niñas y jóvenes.
Comisión 2 de la Justicia de Familia del Siglo XXI:
Nuevos conflictos, nuevas propuestas Conclusiones y propuestas
Se recomienda
1. Utilizar los instrumentos de Derechos Humanos ratificados por
los países latinoamericanos y velar por su efectivo cumplimiento
en todos los ámbitos a fin de evitar discriminación y vulneración
de Derechos Humanos.
2. Una vez trabada la litis. Resaltar y optimizar la importancia de
la función conciliadora del juez y el protagonismo de las partes
en conflicto para la efectividad en la resolución y cumplimiento
de los acuerdos.
3. Fortalecer las redes en la detección temprana de la mujer en
conflicto con la maternidad, priorizándose el factor tiempo en
la toma de decisiones, evitando se consoliden situaciones ilegales
y perjudiciales para el niño que espera.
4. Garantizar el principio de inmediación, el derecho a ser oído
y la defensa idónea, en los procesos que involucren personas
con discapacidad, proporcionando un abordaje y evaluación
interdisciplinaria.
5. Propiciar la participación activa de los representantes del Mi-
nisterio Público (Fiscal, Defensa y Pupilar) en la promoción de
acciones que garanticen los Derechos Humanos fundamentales
de los niños, niñas y adolescentes y personas con discapacidad,

220
Victimología

especialmente en las medidas cautelares de oficio.


6. Propiciar la adecuación de las normas procesales a los fines
de garantizar un efectivo acceso a la justicia de las personas en
situación de vulnerabilidad – niños, niñas adolescentes e inca-
paces- para reguardar sus Derechos Humanos.
Comision 3 Justicia Penal Juvenil
Conclusiones y Propuestas
Se recomienda:
1.-Que los Estados latinoamericanos promuevan reformas legis-
lativas que incorporen al derecho Interno los principios del “Corpus
iuris Internacional” de los Derechos Humanos de los niños, niñas y
adolescentes conforme los standares aconsejados en el Informe de la
Comision Interamericana de los DDHH de fecha 13 de julio del 2011
(Justicia juvenil y Derechos Humanos de las Américas)
2. En especial la previsión de Medidas Alternativas a la intervención
del sistema penal y a la privación de libertad en los casos de conflicto
con la ley penal
3. Recomendar que los niños, niñas y adolescentes en conflicto con
la ley penal, imputables conforme el derecho interno de cada estado,
sean juzgados por Tribunales Especializados mediante un sistema penal
y procesal completamente diferenciado de la situación de los adultos
y en espacios diferentes
4. Se promueva en el Derecho Interno de los Estados Americanos
la abolición de la pena de muerte y de prisión perpetua, estableciéndose
un plazo máximo de pena privativa de la libertad cualquiera sea el o
los delitos atribuidos a los niños, niñas y adolescentes en conflicto con
la ley penal.
5.- Se adopten mecanismos de revisión periódica de las medidas
y penas privativas de la libertad permitiendo que los niños, niñas y
adolescentes recuperen la libertad cuando la situación no justifique la
continuidad del encierro.
6.- Desde el punto de vista legislativo la instalación de procedi-
mientos de justicia restaurativa en el área de la Justicia penal Juvenil, sin
flexibilizar las garantías, a fin de asegurar la aplicación igualitaria de los
derechos en los diferentes casos posibles y, de ese modo, propiciar la
creación de distintos programas que faciliten la resolución alternativa
del conflicto penal en términos que permita coexistir con el sistema
positivo vigente en cada Estado
7.- Que la educación de niños, niñas y adolescentes que se encuen-

221
Victimolog í a

tran en contextos de encierro:


a) Sea de calidad y con equidad.
b) Que en el proyecto educativo institucional estén contemplados:
la familia, el centro que los alberga, los jueces, defensores y la comu-
nidad en general.
c) Que los docentes tengan una preparación adecuada y específica
para la problemática particular y sean evaluados periódicamente y que
en la remuneración se les reconozca la especialidad con un porcentaje
no menor al 20%
d) Que se realice un legajo educativo mostrando los logros alcan-
zados y sus puntos débiles en el aprendizaje, para tener una continuidad
educativa de calidad
e) Que se efectúe una evaluación externa de la educación en
contextos de encierro para sopesar si los resultados obtenidos son
similares a los de la escuela común. Lo que se evalúa se puede mejorar;
f) Que los contenidos curriculares sean acordes a la edad;
g) Que se eduque en competencias, pero también en valores, esen-
ciales para la relación con el otro, recordando que somos individuos
separados unos de otros, pero, interactuamos en todo momento y de
esa manera nos proyectaremos a un futuro mejor y mas inclusivo para
los niños, niñas y adolescentes en conflicto con la ley.
h) Que se trabaje para afianzar un proyecto de vida para los niños,
niñas y adolescentes en situación de conflicto con la ley, teniendo
presente siempre su calidad de sujeto prevalente de derechos.
Comisión 4 Violencias de Género, Familiar y en la Escuela
Conclusiones y propuestas
A.- Violencia de género
Se recomienda
1. Los Estados latinoamericanos deben fomentar, crear y desarro-
llar políticas públicas concretas y claras, tendientes a la erradicación de
las formas de violencia de género. También para ello se deberán crear
organizaciones internacionales, así cómo Tratados y Convenciones
tendientes a obtener el mismo fin.
2. Posibilitar que las denuncias puedan ser realizadas por cualquier
persona
3. Reformar la legislación penal y adecuar proporcionalmente la
sanción del acto de Violencia Familiar, la gravedad de la problemática y
a su incidencia, propiciando que en estos casos no exista la posibilidad
de indulto o conmutación de pena.

222
Victimología

4. Hacer efectiva la obligación de los Estados de difundir las leyes,


capacitar al personal, funcionarios, operadores y personal policial a los
fines de acabar con el silencio, el miedo a denunciar, independiente-
mente del género que denuncie.
5. Posibilitar la creación de Juzgados especiales y especializados en
Violencia de Género y Familiar que trabajen en forma coordinada con el
Poder Ejecutivo responsable de la implementación de programas a los
fines de tratamiento psicológico, medico, social de la víctima, evitando
la reiteración de hechos por la falta de tratamiento y la vinculación
patológica entre víctima y victimario. Ello permitirá lograr una mayor
eficiencia en la resolución de estos casos, como así también arribar a una
verdad objetiva que logre el fin principal de la actividad jurisdiccional:
impartir justicia.
6. Conforme la incidencia de los medios de comunicación en la
socialización de los niños, niñas y adolescentes, eje central en la cultura
de imágenes, consideramos que es preciso alentar una lectura crítica de
los medios desde la niñez y la adolescencia e instalar el protagonismo
de ciudadanas y ciudadanos con derechos a elegir y propiciar cambios
educativos; reconociendo la importancia de estos nuevos productos
culturales, que entran en nuestras vidas influyéndonos fuertemente.
7. Capacitar y educar para generar una cultura de igualdad, paz y res-
peto a la vida, en todas sus manifestaciones, considerando a la violencia
de género como un problema social que requiere un nuevo contrato
social, con nuevas medidas legislativas y modificaciones de programas
educativos para afrontar el problema y superar sus consecuencias.
B.- Violencia Familiar
1.- Propiciar el trabajo interdisciplinario como excluyente en esta
problemática.
2.- Propiciar la reforma de los códigos procesales civiles para hacer
mas ágiles los procedimientos por daños y perjuicios consecuencia de
violencia
3.- Incluir en los presupuestos del Estado, una partida para la Ca-
pacitacion, Prevención y la Asistencia de esta problemática
4.- Proponer la sanción del siguiente proyecto de ley para la Repú-
blica Argentina –origen de la propuesta- y similares en el resto de los
países de Latinoamérica:
1. Reemplazase el texto de los incisos b) y e) del artículo 24 de la
ley 26.485 por el siguiente texto:
“Inc. b) La niña, niño o adolescente directamente, por sus represen-

223
Victimolog í a

tantes legales o por el profesional, técnico o acompañante de acuerdo a


lo establecido en la ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos
de las Niñas, Niños o Adolescentes.”
“Inc. e) La denuncia será obligatoria para toda persona que se des-
empeñe laboralmente en servicios asistenciales, sociales, educativos y de
salud, en el ámbito público o privado, que con motivo o en ocasión de
sus tareas tomare conocimiento de que una mujer, niña o niño padecen
violencia aunque los hechos no constituyeren delito.”
5.- La obligación de denunciar por parte de los profesionales y técni-
cos conforme lo previsto en la ley nacional 26.485 así como disposiciones
similares contempladas en las leyes de violencia familiar y de protección
niños/as y adolescentes, y sus respectivas reglamentaciones de las dis-
tintas jurisdicciones y en los casos de los delitos contra la integridad
sexual contemplados en los artículos 89 a 94 y 104 a 108 del Título I y
títulos II y III del Libro Segundo del Código Penal, y sin perjuicio de las
sanciones que pudieren aplicarse en función de lo dispuesto en el art.4,
se hará efectiva conforme las disposiciones contenidas en los distintos
Códigos procesales y las reglamentaciones respectivas.-
La denuncia debe ser deducida en un plazo máximo de quince (15)
días corridos contados a partir de la fecha en que se tomó conocimiento
de la situación de violencia. Si hubiese duda se contará a partir de la
fecha de la primera intervención.
Dicho plazo no admite prórroga ni excepción alguna, bajo aperci-
bimiento de aplicar las sanciones que se prevén infra.
Los obligados a denunciar gozan de inmunidad e indemnidad civil y
penal, salvo supuestos de mala fe. Dicha obligación está comprendida
dentro de los supuestos previstos en los artículos 1071, 1ª parte del
Código Civil y 34, inciso 4º del Código Penal.
Si el obligado a denunciar fuese demandado en acción civil por daños
y perjuicios por considerárselo denunciante de mala fe, podrá oponerse
a dicha acción fundado en no haber incurrido en tal supuesto. Esta de-
fensa podrá ser planteada como de previo y especial pronunciamiento
en los términos del art. 346 y concordantes del Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación, la cual en ningún supuesto podrá diferirse al
momento del dictado de la sentencia definitiva.
Los obligados a denunciar están relevados y exentos de cualquier
obligación de guardar secreto profesional en todos los casos siendo de
aplicación los alcances de lo dispuesto en los arts. 1071 1ª parte del
Código Civil y 34 inc. 4º del Código Penal y ajenos a la sanción prevista

224
Victimología

en el art. 156 del mismo.-


3.- En caso de incumplimiento de dicha obligación de denunciar, se
considerará al profesional incurso dentro de las previsiones contenidas
en el art. 249 del Código Penal cuando fueren funcionarios públicos.-
Sin perjuicio de ello, comprobada la situación de violencia podrá
aplicársele, de oficio o a requerimiento de parte en un proceso que
tramitará por la vía incidental, una multa diaria equivalente al uno por
ciento (1%) del sueldo básico de un juez federal de primera instancia
por cada día de retardo contado desde el momento en que debió
producirse la denuncia hasta aquél en el que el hecho de violencia se
consideró comprobado judicialmente o se produzca la denuncia tardía,
conforme las circunstancias previstas en las leyes de violencia familiar,
de protección a la mujer, o de niñez y adolescencia tanto nacionales
como locales.
Los alcances del presente artículo se aplicarán a los superiores jerár-
quicos que de algún modo no denunciaren, impidieren, obstaculizaren
la denuncia o perturbaren, amenazaren, sancionaren y/ despidieren al
obligado a denunciar.-
4. Están legitimados para accionar de manera independiente según
las normas de los procesos sobre violencia familiar aún en los casos
de no existir denuncia de la víctima, o ser admitidos como terceros
intervinientes en los términos de los arts. 88, 90 ó 91 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación o sus equivalentes de otras
jurisdicciones en las causas en trámite, los profesionales, técnicos,
acompañantes o guardadores que atiendan, asistan o acompañen a las
víctimas cualquiera sea su edad y sin perjuicio de las demás acciones que
correspondieren, cuando sufrieren en sus personas y con motivo de
dichas intervenciones alguno de los tipos de violencia contemplados en
las leyes de violencia familiar, de protección a la mujer o de protección
a niños/as y adolescentes tanto nacionales como locales.-
En tales supuestos la demanda se acumulará a la que pudiere co-
rresponder a la de violencia contra la persona asistida.-
En estos casos podrán solicitarse al juez las medidas previstas en
dichos ordenamientos para la protección de las víctimas y que resultaren
aplicables a la condición de los sujetos comprendidos en este inciso o
toda otra que no estando establecidas pudieran ser efectivas para ase-
gurar la tutela pretendida, por un plazo determinado y renovable según
las circunstancias y antecedentes de la causa, y solicitar las sanciones
allí contempladas.-

225
Victimolog í a

5.- Los tribunales, los juzgados, los organismos administrativos,


judiciales o de cualquier otra índole intervinientes; como de cualquier
otra índole, deberán evitar cualquier tipo de amedrentamiento, coac-
ción moral, intimidación o cualquier acción que afecta la tranquilidad
espiritual y moral y/o que implique una restricción al derecho de de-
fensa de las víctimas y/o de los profesionales intervinientes durante las
tramitaciones iniciadas.
A tal efecto se deberá evitar cualquier tipo de acción por parte
de las partes, allegados o terceros dentro de la sede los tribunales u
organismos, durante la realización de las peritaciones, tratamientos,
audiencias de mediación, como también en la vía pública. Para ello, se
deberán tomar en forma inmediata las medidas necesarias de preserva-
ción de las víctimas y de los profesionales intervinientes, considerando
que las mismas merecen el mismo trato, consideración y decoro que los
magistrados. Ello incluye la posibilidad de solicitar el auxilio de la fuerza
pública de ser necesario, pudiendo incluso disponerse el arresto de el o
los agresores y sin perjuicio de la remisión inmediata a la justicia penal. El
incumplimiento por parte de los funcionarios judiciales o administrativos
de esta disposición será considerada falta grave.-
6.- Créase dentro del Programa Las Victimas de las Violencias de-
pendiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación
un área de investigación, asesoramiento y capacitación respecto a la
victimización terciaria que sufren los profesionales y distintos opera-
dores que asistan a las víctimas de las violencias y en especial el abuso
sexual infantil.
C. Violencia en la Escuela
1. Crear en cada establecimiento escolar un Consejo interdisci-
plinario integrado por padres, docentes y profesionales especialistas
a los fines de:
a. Trabajar la problemática de la violencia, capacitar, asistir y re-
solver las situaciones conflictivas que se presenten con el alumnado
b. Trabajar con los padres e hijos en el respeto a la institución escuela
c. Diseñar un reglamento de convivencia especial para el estableci-
miento de acuerdo a las características del mismo para evitar situaciones
de violencia en la escuela, obligatorio para todos los miembros de esa
comunidad escolar. Esta reglamentación es deseable que contenga
formas de detección, abordaje y estrategias respecto a situaciones de
riesgo de niños, niñas y adolescentes respecto de su salud física, psico-
lógica, actuando en forma coordinada con los Ministerios y autoridades

226
Victimología

respectivas, cuando no exista un Órganos Administrativos Local espe-


cífico competente en el abordaje de estas problemáticas, en conjunto.
d. Trabajar con distintas estrategias que abrirán nuevos caminos
para un cambio no invasivo.
e. Estimular la creatividad del docente, para reaccionar ante distintas
situaciones de violencia, que permitan mostrar alternativas válidas a la
misma, al grupo escolar.
f.- Potenciar habilidades sociales de los alumnos que les permitan
reconocerse en roles positivos, despertando su interés por otros temas
que no tengan relación con respuestas pasivas o agresivas, sino asertivas.
2.- Crear espacios curriculares para el trabajo sobre violencia de
genero, familiar, escolar y capacitación sobre las normas de convivencia
3.- Optimizar el trabajo docente, en relación a impartir los cono-
cimientos que históricamente han sido depositados en la escuela, en
un marco de orden, sin agresividad, retomando una de sus primeras
funciones: la sociabilización.
4.- Fomentar y poner énfasis en el trabajo interdisciplinario entre
los profesionales que actúan en los circuitos de intervención, así como
respecto de los docentes, supervisores/supervisoras y directores/direc-
toras a los fines de poder realizar un correcto seguimiento del caso y/o
cambiar de estrategias de abordaje en caso que la situación del niño,
niña o adolescente lo amerite.
5.- Promover la responsabilidad y sensibilidad de los educadores en
la forma de abordar situaciones en las que los derechos de los niños,
niñas y adolescentes pudieran estar siendo vulnerados.-
6.- Implementar la manera de resguardar a la persona del denun-
ciante, permitiendo la recepción de denuncia en forma anónima, ya que
la mayoría de las y los docentes a la hora de denunciar sienten miedo
a futuros inconvenientes como consecuencia de haber efectuado la
misma.-
Comision 5. Programas, Metodos y Estrategias Inclusivas
Conclusiones y propuestas
Salud Mental de los niños, niñas y adolescente
Se recomienda
1.- Tener presente en los Programas socioeducativos para niños,
niñas y adolescentes, un espacio para el tema de Adicciones donde
se propicie:
a. No libre disponibilidad de drogas,
b. Trabajo interinstitucional con las Universidades para un efectivo

227
Victimolog í a

diagnóstico derivado de la investigación en terreno que posibilite la


creación de observatorios
c. Fortalecer relaciones con la escuela, recursos personales, rela-
ciones con la familia y relaciones con grupo de iguales, control del ocio
y tiempo libre.
d. Fortalecer los valores y actitudes responsables frente a la to-
lerancia social, promover estilos de vida saludables, implementando
programas de protección integral
2º Proponer cursos a los profesionales de los Medios Masivo de
Comunicación para propiciar un manejo serio y veraz de la información
de las Adicciones.
3º Programar cursos para el Abordaje sobre las Nuevas Adicciones
a los medios Tecnológicos (Teléfono celular, Internet, Video Juegos).
4°. Que los Poderes del Estado responsables de la diagramación
de los programas preventivos y asistenciales socioeducativos, de salud
física, mental, etc., prioricen la protección de los Derechos de la in-
fancia y la adolescencia a la salud y a una vida sana y tengan un discurso
coherente respecto de las adicciones y drogas perjudiciales,
5°. Generar programas de investigación de la situación de los jóvenes
privados de libertad específicamente evaluar el stress de operadores
e internos. Se debe brindar cotidiana atención clínica en adicciones
y salud mental para adolescentes en estado de privación de libertad
Niños, niñas y adolescentes en situacion de Vulnerabilidad
Se recomienda:
1º Establecer Políticas Públicas que contemplen programas que
se encarguen de los “niños invisibles” hijos de mujeres que cumplen
prisiones preventivas o penas privativas de la libertad, estableciendo los
mecanismos para cada caso individual, donde se prevea una evaluación
integral se posibilite la detención domiciliaria de la madre y su niño.
2° Recomendar como necesaria la creación de una reglamentación
pautada a nivel internacional para enfocar el problema de los niños/as
que viven en cárceles por la comisión de delitos de su progenitora y
construir establecimientos adecuados para el alojamiento exclusivo de
mujeres con niños/as, o embarazadas donde se garanticen los espacios y
el personal adecuado para un aceptable crecimiento de los niños y niñas
y la resocialización de la madre mediante la instrucción y adiestramiento
en oficios, de acuerdo a las necesidades del mercado, para lograr su
inmediata reinserción, al cumplir su condena.-
3° En los programas que trabajen con “chicos en situación de calle”

228
Victimología

debe preverse una intervención integral para lograr su recuperación


e inclusión través de charlas, talleres y juegos didácticos atractivos y
pertinentes, que tengan en cuenta la realidad de cada uno mediante
la investigación en sus comunidades, familias etc
4° Establecer Programas para la contención del “Embarazo adoles-
cente”. Este como problema de Salud Publica y de Educación, debe
propiciar generar actitudes responsables para garantizar el progresivo
y pleno ejercicio de todos los derechos de las madres adolescentes y/ o
embarazadas con sus hijos, a fin de afianzar ese vinculo entre su grupo
familiar y el de su comunidad.
Abordaje a partir de talleres grupales, análisis de Fortalezas, Difi-
cultades y Estrategias de Afrontamiento.
5°. Trabajar para lograr una reinserción escolar que le permita
seguir los estudios, a través de una atención sistematizada y organizada
que fortalezcan las acciones de cada una de ellas, por medio de organi-
zaciones que trabajan para la infancia y la adolescencia, con un personal
capacitado y sensibilizado que sea capaz de apoyar y de orientar a este
tipo de población que cada día se hace más vulnerable y numerosa
6º Establecer dentro de la Agenda Pública la revisión de las posi-
ciones existentes en materia de revinculación familiar y de Centros de
Vida propiciando que los niños queden en el mejor espacio teniendo
presente su Interés Superior y sobre todo su Derecho a crecer en un
ambiente familiar de amor y comprensión (Preámbulo CIDN).
7° Siempre previo a decidir una desvinculación de niños, niñas y
adolescentes debe propiciarse una investigación interdisciplinaria eficaz
y expedita sobre su familia biológica, alternativas familiares y comu-
nitarias a fin de evitar internaciones que lo priven de sus principales
derechos.
8° En caso de que la situación jurídica del Niño, Niña o Adoles-
cente no permita su vinculación adoptiva deben crearse programas de
acogimiento familiar como cuidado alternativo de calidad procurando el
mantenimiento de un vínculo biológico familiar que le permita al niño
o niña contar con una red que lo contenga
9° Si el niño, niña o adolescente es víctima de alguna de las situa-
ciones previstas para la Privación de Patria Potestad en la legislación
argentina art. 307 del C.C.A. o análoga en el derecho latinoamericano
comparado, se resuelva sin perdida de tiempo la privación de la patria
potestad y se permita a los niños vivir bajo el amparo y protección de
familia alternativa adoptiva.

229
Victimolog í a

10º La re vinculación o desvinculación en los delitos de abuso sexual


agravados por el vínculo familiar se debe decidir teniendo presente
siempre la plena vigencia de los derechos del niño y no de los adultos
victimarios.
11° Que se prevea en los programas socioeducativos reflexión
desde y sobre los valores.
12° Respecto de programas para jóvenes infractores, se propone
la deconstrucción de un proyecto de vida de riesgo a través de un
proceso de acompañamiento, en el que es necesario: en primer lugar
que el joven y su familia reconozcan la situación de riesgo y la posibilidad
de que el joven reflexione sobre el mismo.
13° Procurar que los programas socioeducativos habiliten a los ni-
ños, niñas y adolescentes mediante un proceso de educación no formal
para la elaboración de su proyecto de vida y generar acciones conjuntas
y articuladas que promuevan la contención del joven en la generación
de estilos de vida de protección.
14° Propiciar Programas desde el trabajo pastoral, ya que consti-
tuye el primer nivel de intervención: denominado “articulación” en el
que ante diferentes situaciones posibilita a las personas el acceso a un
espacio de contención en la que se activan mecanismos para ofrecer la
información correspondiente a su demanda y la activación de dispositi-
vos de protección integral de derechos de niños, niñas y adolescentes.
15°. Los Estados deben promover el respeto de los derechos de
niños, niñas y adolescentes a través del monitoreo de su aplicación en
las familias, instituciones y sociedad en general
16°. Los medios de comunicación deben ser agentes educativos que
reflejen los valores y las formas positivas de expresión de la niñez, la
adolescencia y familia.
Comisión 6 La Sociedad Civil Organizada: Funciones y Estrategias Trata
de Personas y Trafico de Niños
Conclusiones y Propuestas
La trata de personas se ha incrementado a nivel mundial, convir-
tiéndose en el segundo negocio más lucrativo, extendido y rentable.
Desde un análisis de los temas tratados en esta comisión, se propone
implementar programas que fortalezcan y promocionen acciones para
la prevención de la trata de personas. Para ello se recomiendan cam-
pañas de difusión y sensibilización en las áreas de seguridad, educación,
comunicación y capacitación con los líderes comunitarios.
Además deberán continuarse y profundizarse las Políticas de Esta-

230
Victimología

do que los países de América Latina están llevando a cabo sobre esta
problemática.
Por ello se recomienda
1) Apoyar los proyectos de ley tendientes a tipificar los delitos de
robo de identidad digital y de grooming.
2) Apoyar la constitución de organismos no estatales para investigar
y concienciar sobre la “ciber violencia”.
3) Elaborar una estrategia y un protocolo uniforme de acción, tanto
público como privado, para enfrentar y solucionar los casos de ciber
acoso, y prevenir los de acoso sexual.
4) Urgir al Estado en la modificación del régimen penal de niños
niñas y adolescentes menores de edad a fin de dar cabida al flagelo del
uso violento de la tecnología.
Con propuesta de proyecto de ley, para:
1.- Acoso cibernético – Por Internet en Niños, Niñas y Adolescentes
menores de edad - Child grooning -
2.- Ley contra la pornografía infantil y la pedofilia en Internet
3.- Ley que penaliza las actividades de turismo sexual infantil.
4.- Creación del Consejo interdisciplinario consultivo para la pre-
vención de la violencia sexual y asistencia integral de niños, niñas y
adolescentes víctimas de abuso sexual.
La sociedad civil (ONG), en concordancia con el gobierno nacional
y provinciales deberán abordar el tratamiento del tema en forma co-
ordinada, además de lograr un adecuado financiamiento que permita
realizar campañas de prevención en todo el territorio nacional.
Otras medidas de prevención deben ser contempladas como he-
rramientas válidas, estas son: el fortalecimiento de capacitación con
los líderes comunitarios, charlas y material de difusión para docentes y
alumnos, incorporación de la temática en los medios de comunicación
comunitarios.
Crear mecanismos e instrumentos integrados en el ámbito de los
países de América Latina, tal como fundar un banco de datos de usuarios
que se inscriban en los proveedores de Internet para la publicación de
fotos y videos, lo que debería constituir un requisito previo de registro
como condición para que el material sea divulgado en Internet.
Compromiso con los medios de comunicación basados en valores
con fines educativos para acompañar en la prevención para no revicti-
mizar y/o estigmatizar a las víctimas.
Debe existir un concepto uniforme del delito de trata de personas

231
Victimolog í a

para América Latina.


No es suficiente declarar los derechos de los niños, niñas y ado-
lescentes si no, que es un compromiso de la civilización humana, de no
ser espectador, sino que todos debemos ser protagonistas.
Comisión 7. Niños, niñas y adolescentes indígenas: Derecho y cultura.
Conclusiones y propuestas.
Recomienda:
1. Incorporación de intérpretes de lenguas indígenas, que sean de
planta permanente en el Poder Judicial, especialmente en los Equipos
Interdisciplinarios del Fuero de Familia, con atención a todo el espec-
tro judicial, en lo que respecta a víctimas menores de edad, debiendo
el intérprete estar interiorizado en las diversas áreas y problemáticas
como para que su designación en el caso puntual resulte productiva a
la población originaria en situación de vulnerabilidad. También resulta
necesaria la capacitación de los operadores con maestros bilingües en
idiomas de los pueblos originarios, a fin que tanto el operador como el
justiciable, comprendan adecuadamente la problemática a resolver, y
como contrapartida, capacitar de manera directa al traductor o intér-
prete sobre distintos procedimientos judiciales.
2. Que los representantes de las comunidades indígenas ante el
Estado, sean elegidos por las mismas comunidades, y no por el poder
político de turno, respetando asimismo que tengan representación todas
y cada una de las agrupaciones ante el poder público, para asegurar el
acceso a la justicia de las niñas, niños y adolescentes miembros de las
comunidades aborígenes, así como también de sus progenitores y la
familia extensa.-
3. Garantizar el acceso a la justicia de los niños, niñas y adolescentes
miembros de las comunidades indígenas en distintos aspectos, por ejem-
plo, incorporando en las currículas escolares asignaturas que enseñen
y difundan las particularidades culturales de los pueblos aborígenes,
así como también realizar acciones positivas tendientes a la difusión y
conocimiento de su cultura y necesidades.

232
14 Symposium Internacional de Victimología
World Society of Victimology
La Haya (Holanda) 20–24 mayo 2012
Informe general: Derechos de las víctimas

Prof. Dr. Matti Joutsen

Desde la oscuridad hacía la luz, de los Derechos que aspiramos a otros


que se puedan hacer cumplir.

Los organizadores nos han pedido a los “rapporteurs” identificar


los aspectos más significativos de las tendencias cuales son las futuras
orientaciones y destacarlo en titulares. No pretendemos resumir todas
las ponencias que se han presentado en el Symposium.
Durante el “14 Symposium Internacional de Victimologia”, hemos
tenido 130 sesiones y 400 presentaciones, de las cuales y de acuerdo
con Victor Jammers, Presidente del Comité Organizador tratar con
“todos los aspectos posibles de los Derechos de las víctimas”.
Mi tarea básica como “rapporteur” es informar acerca de que se
dijo el primer día del Symposium en el que el tema general fue “Los
Derechos de las víctimas”. Sin embargo, la vida y el Symposium no
son cosas sencillas. El tema de los Derechos de las víctimas no se pue-
de desconectar de los que se abordaron los dos días siguientes en la
conferencia y que fueron, “justicia trasnacional” y “trauma, resistencia y
justicia”. Después de todo, el tema general del Symposium es “Justicia
para las Victimas”, y el tema de los Derechos de las víctimas no puede
estar separado del tema principal. Por esta razón, trataré de entrelazar
todos estos aspectos. De hecho, esto se relaciona con lo que señaló
Rama Manni en su presentación: la justicia integral es holística, inter-
conectada y mutuamente reforzada.

Discusiones conceptuales
Cuando los investigadores se reúnen podemos esperar discusiones
conceptuales. También esto ha sido cierto en el 14 Symposium Inter-

233
Victimolog í a

nacional de Victimologia en La Haya.


Paul Rock, en su presentación del lunes, destacó que la palabra
“victima” es una palabra muy elástica. Su presentación facilitó mucha
claridad y detalle. Al objeto de este informe, simplemente diré que por
lo general una “víctima” es una persona que ha sufrido. El concepto no
es incompatible con el de “injured party” (parte perjudicada) que es el
termino utilizado, a nivel nacional, en el contexto del Derecho Penal y
en la ley de procedimiento.
José Zalaquett, en su presentación miraba hacía el centro de la noción
de víctima en la justicia transacional, incluyendo conceptos de víctimas
individuales y colectivas. El hacía hincapié en el largo desarrollo de la
noción de “víctimas” en aquellos estados que cometen crímenes y violan
los Derechos Humanos de las víctimas.
Desde los conceptos que nosotros pensamos construimos también
es importante definir como entendemos el término “derechos”. Paul
Rock nos facilitó un perspicaz análisis.
De manera resumida, diré que “derechos” implica dentro de un
cierto contexto estructurado que:
• nosotros podemos hacer algo que otras personas no pueden
hacer, o
• alguien nos otorga algo que otras personas no pueden recibir
• en ese sentido nosotros somos capaces de satisfacer lo que
queremos y necesitamos
Mi formación es la de abogado (Rock) y es natural que por mi
“contexto estructurado” los “derechos” se encuentren en las leyes y
en los juzgados. Sin embargo, ese concepto, es solo uno de ellos dentro
de un contexto estructurado. Mi impresión a la hora de las discusiones
ha sido que para la mayor parte de todos nosotros en el Symposium el
término “derechos” aparece y se usa dentro de un marco conceptual
general de derechos legales.
Jeremy Sarkin’s en su presentación dio un ejemplo de ésto. El miraba
hacía las reparaciones contra las violaciones masivas de los Derechos
Humanos cometidas contra las víctimas en África durante la época co-
lonial y se preguntaba a si mismo, “cuando comenzaron sus derechos”,
“quien tiene derecho” “si podía alguien remontarse a aquellos tiempos
para otorgar justicia”. Sarkin señalaba como un numeroso grupo de
personas se están ahora definiendo a ellos mismas como víctimas (o
se están comenzando a definir) y están demandando su derecho a la
reparación, un derecho como condición social cada vez es más solici-

234
Victimología

tado en el juzgado.
Al mismo tiempo, otros artículos facilitaron otras indicaciones a la
Victimologia, marcos distintos al marco legal que es el más utilizado. La
referencia en esos artículos fueron los derechos morales y los derechos
consuetudinarios. Y más aún, varios de esos artículos parecían insinuar
que esas víctimas tenían derecho a que se les satisfaga esos derechos
morales y consuetudinarios. Un derecho, que el sistema legal no les
reconoce de momento.
Cuando nosotros hablamos acerca de los Derechos de las víctimas,
a que clase de derechos nos estamos refiriendo.
En la ceremonia de apertura, en el imponente Salón de los Caba-
lleros, el Ministro F. Teeven nos dio una respuesta cuando afirmó que
nosotros deberíamos poner la mirada en tres cuestiones cruciales:
reconocimiento, la percepción de que las autoridades están trabajando
(esto incluye que las autoridades traten con respeto a las víctimas, las
informen y las ayuden) y que las víctimas puedan influir para que se
haga justicia con ellas.
Un análisis más extenso fue dado por Irving Waller quien miró
hacía los Derechos de las víctimas en varias legislaciones nacionales
e internacionales. El habló ampliamente de las siguientes categorías:
reconocimiento y apoyo emocional, información, asistencia con atención
médica y servicios sociales para cubrir sus necesidades, seguridad per-
sonal, restitución, participación y representación en el sistema de justicia,
prevención del delito – y la puesta en práctica de esos derechos.
Como dijo Katheleen Daly en su presentación en el plenario, mu-
chos de esos derechos pueden ser satisfechos mediante mecanismos
convencionales que están relacionados con la investigación, la acusación
y el juicio: el impacto de la declaración de la víctima, la demanda civil,
compensación por el Estado y así sucesivamente. (Debo señalar que Daly
prefiere utilizar el término “justicia” que “derechos de las víctimas”)
Estos mecanismos convencionales no son los únicos hay otros a
los que Daly se refiere como mecanismos innovadores, los cuales no
necesariamente tienen que estar integrados en la justicia penal, civil o
administrativa. Ejemplos de ello son la mediación, los mecanismos infor-
males de justicia, y ofertas de reparación con elementos materiales y/o
simbólicos. También estos mecanismos innovadores peden fortalecer
los Derechos de las víctimas, por ejemplo, permitiendo la participación
de la víctima.

235
Victimolog í a

Mirando la Victimología en diferentes contextos


En las discusiones del Symposium un gran número de temas salieron
a debate. Uno de ellos fue la historia conocida y que se repite quizás en
cada encuentro donde los victimólogos se reúnen y que es, como las
víctimas han sido desatendidas, que ha sucedido con ellas después de
50 años o como estamos lentamente “redescubriendo” los Derechos
de las víctimas.
Normalmente, la contundencia de estos temas nos viene dada por
los profesionales que proceden de las jurisdicciones que tienen un
derecho consuetudinario, en particular los Estados Unidos y el Reino
Unido. En otros países, que también cuentan con derecho consuetu-
dinario el “redescubrimiento” de la víctima es más reciente. Podemos
afirmar que, en algunos de esos países con jurisdicciones basadas en el
derecho consuetudinario los derechos de las víctimas siguen avanzando
mientras que en otros el tema está aún comenzando.
También mirando al derecho civil, al derecho islámico y a otras tra-
diciones legales, los victimólogos repiten el mismo tema de abandono y
el lento re-descubrimiento de la víctima y la necesidad de reconsiderar
los derechos de las víctimas.
La historia no se limita a las víctimas de los delitos en los sistemas
nacionales de justicia penal, Harvey Weinstein en su discurso de apertura
enfatizó la lentitud del trabajo en la justicia transnacional –trabajando
con las violaciones de los Derechos Humanos y los crímenes de guerra
–. En sus propias palabras, los logros en el área de la Jurisprudencia son
“fantásticos” pero si tú miras a la realidad con las víctimas de frente el
resultado es trágico. No mucho ha cambiado.
Aunque las historias eran diferentes los delegados compartían un
cierto criticismo acerca del progreso de los derechos de las víctimas y
de su reconocimiento. El pesimismo parecía prevalecer. Era casi como
si “todo fuese oscuridad”.
Sin embargo, podríamos preguntarnos, no estamos siendo dema-
siado desdeñosos e impacientes. No podemos reconocer señales de
progreso o evolución.
Ferd Kirchoff en la ceremonia de apertura repasó la evolución de los
Symposiums organizados por la Sociedad Internacional de Victimologia,
enfatizó en la extensión y la profundidad de los intereses victimológicos.
Marc Groenhuijsen, también en la ceremonia inaugural señaló que en los
últimos tres años se habían hecho muchas reformas legales y progresos

236
Victimología

en la ayuda a la víctima desde el anterior Simposium en Mito (Japón).


Katheleen Daly en su sesión plenaria debatió que deberíamos tener
en cuenta desde la perspectiva de la víctima los diferentes contextos
relacionales y nacionales, cuestiones contextuales en la justicia. .
Los contextos relacionales identificados por Daly son el individual, el
organizativo, el institucional y el colectivo. El contexto nacional puede
estar desarrollado o en desarrollo, en conflicto o en post-conflicto. María
Luz de Lima formuló un punto similar, nosotros deberíamos al menos
distinguir entre países con normas de derecho, países en transición y
países en conflicto.
Cuando nosotros hablamos de derechos legales deberíamos tener
en cuenta las tradiciones legales. Además, necesitamos también mirar
al nivel regional e internacional, el cual por cierto es lo que el Ministro
Teeven observó en la ceremonia de apertura cuando se refirió por
separado a los desarrollos en Holanda, en la Unión Europea y en la
Corte Penal Internacional.
Todos estos diferentes contextos ofrecen diferentes realidades,
diferentes prioridades y diferentes posibilidades.

El contexto nacional victimológico


Vamos a mirar primero al nivel nacional. Paul Rock en su discurso
de apertura debatió que aunque algunos progresos se habían hecho
mucho de esto no había sido necesariamente al interés de la justicia por
la víctima, más bien se debía a otros intereses tales como los programas
políticos de las feministas, el interés en asegurar que la asistencia a la
víctima funciona en el sistema de justicia penal, y un apoyo populista
hacía ciertas categorías de víctimas, en particular, aquellas que aparecen
en televisión y que suscitan nuestra simpatía en sesiones paralelas, la
referencia se hizo en el mismo sentido cuando se habló del “alto im-
pacto de las víctimas”, lo que Nils Christie llama las “víctimas ideales”.
De acuerdo con Rock, los derechos de las víctimas casi invariable-
mente tienden a ser Derechos a los que se aspira, los cuales emanan de
afirmaciones, principios y declaraciones acerca de normas de una buena
práctica, por ejemplo, la restitución o que las víctimas sean tratadas
con dignidad y respeto y tener derecho a la información. El problema
surge cuando esos derechos son violados y la víctima no tiene donde
recurrir. Esos derechos son unos derechos que no se pueden hacer
valer, son unos derechos que no se cumplen en los juzgados.

237
Victimolog í a

En una de las sesiones paralelas Michael O´Conelll definió la cuestión


de una manera sencilla: los derechos no son derechos verdaderos a menos
que se puedan hacer cumplir.
Rock se hizo eco del interesante modo como Harvey Weinstein
habló en el contexto de las víctimas de las guerras: a la hora de tener
derechos, las víctimas deben asumir una identidad pero esa identidad
es mucho más que un papel pasivo. Es la sociedad, el Estado, quien
tiene que tomar las decisiones acerca de sus derechos, y los servicios
que necesita. Las víctimas de los Derechos Humanos pueden llegar a
estar perdidas en “politics of victimhood” [las políticas de protección
a la víctima]
Rock se pregunta por qué las víctimas no continúan aspirando a
esos derechos. El trabajo del movimiento a la víctima ha estado lento
o incluso interrumpido por presiones compensatorias. Se le ha hecho
retroceder por las siguientes razones:
• El pasar de unos derechos teóricos a otros que se hagan cum-
plir es muy caro. Especialmente, en un tiempo de austeridad
(tal como acontece en este momento), el Estado y la sociedad
no están dispuestos a asumir nuevas obligaciones económicas.
• Se considera que los delitos se cometen contra el Estado y la
sociedad en su conjunto y no contra una víctima individual.
• Hay una general aversión entre los responsables políticos contra
la figura de la víctima que es considerada como políticamente
voluble, irracional y vengativa.
• Hay incluso un conflicto de clase: las víctimas tienden a ser cla-
se trabajadora mientras que los profesionales que las atienden
suelen ser de clase media.
Rock razonó que será un camino difícil lograr esos derechos a los
que aspira la víctima. Seguirá siendo una aspiración.
Rama Mani señaló que “toda oscuridad contiene un punto de luz”
Podríamos tomar nota de ésto y decir que el derecho al que aspiramos
contiene el germen de un derecho que se podrá hacer cumplir.
En conexión con todo esto debo señalar que se ha producido un
giro enorme en el perfil de este Symposium. Yo también estuve en 1997
en el Symposium de Ámsterdam donde hasta entonces la mayor parte
de los participantes y ponencias eran de la Europa Occidental y Norte
América. Aquí en la Haya en 2012, ha habido según mis estimaciones,
más artículos relacionados con los Derechos de las víctimas de los paí-
ses en desarrollo que de Norte América. Con relación a los artículos

238
Victimología

de los victimólogos ha habido más balance geográfico entre los países


del Este (Bulgaria, Rumania, Bosnia Herzegovina) y Occidente (Reino
Unido, Holanda) el Norte de Europa (Finlandia, Islandia, Suecia) y el Sur
de Europa (Italia, España y Turquía)
Ahora bien podríamos preguntarnos, están las cosas mejores en
los sistemas legales tradiciones que los basados en el derecho con-
suetudinario.
K Jaishankar en su disertación miró a ocho nuevos países industriali-
zados: Brasil, China, India, Malasia, México, Filipinas, Sud-África, Tailandia
y Turquia. Todos ellos representan diferentes tradiciones legales.
En su conjunto nos dibujó un panorama bastante triste. Señaló la
ausencia de una legislación específica sobre la víctima, la apatía de la
policía, la falta de cooperación entre la policía y la fiscalía, la corrupción,
una escasa puesta en práctica de las normas de protección a los testigos,
la sobrecarga de la policía y el pesado legado colonial del Derecho Penal.
Sin embargo, en otras sesiones, se examinaron los sistemas legales
de otros países y se profundizó en analizar los derechos de las víctimas.
Algunos de esos ponentes estaban satisfechos acerca del progreso
alcanzado a nivel nacional mientras que otros fueron más despectivos
con el progreso alcanzado. Algunos razonaron que “se había progresa-
do sobre el papel”. Sin embargo, algunos artículos sacaron a relucir lo
que yo llamo la “geometría variable de los derechos”. Cuando se habla del
derecho de la víctima a participar en un juicio en Suecia, o la protección
de los derechos de las víctimas de terrorismo en España o de las dos
recientes y más importantes reformas legales en Japón, o sobre los
derechos de las víctimas en Colombia, las ponencias sugieren futuros
desarrollos legislativos acerca del rol de la víctima en las sentencias.
Cuando te encuentras cara a cara con la realidad de los diferentes
contextos legales el alcance de los derechos es diferente.
Lo que parece claro es que en unas legislaciones las víctimas estén
relegadas a ser un mero “testigo del fiscal”, mientras que en otros países
y legislaciones las víctimas pueden actuar como “fiscales subsidiario” o
como “querellantes” y en esa dirección participar en el juicio.
En el 14 Symposium Internacional de Victimologia hubo un gran
número de ponencias sobre la declaración del impacto de la víctima y
el contexto en el cual esas declaraciones fueron hechas (incluyendo no
solo las jurisdicciones de derecho común también en las de los Estados
Unidos, Sud-África y también Japón. El grado como la víctima puede ser
activa en su presentación varió considerablemente de un Estado a otro.

239
Victimolog í a

No únicamente la cuestión de la “geometría variable” de los dere-


chos de las víctimas depende del contexto nacional, tema que se repite
una y otra vez. También se habló de que los profesionales que atienden
a las víctimas se han convertido en burócratas debido a que no disponen
de tiempo suficiente para atenderlas y a la falta de recursos. Otro tema
de discusión fue, que los responsables políticos cambian constantemente
de opinión respecto a las víctimas porque tienen otras prioridades y,
que los medios de comunicación trabajan muy deprisa contando “el caso
del día” para olvidarse por completo del que era noticia el día anterior.
Como resultado de todo ello y a pesar del contexto legal, los victi-
mólogos parecen sugerir que habrá largos periodos de escaso progreso
y que la causa (víctimas) retrocederá. Marc Groenhuijsen en la ceremonia
inaugural habló de la “fatiga de la víctima”.
La fatiga de la víctima significa que se intenta echar la causa hacía
atrás, que no hay voluntad política en desarrollar programas ni en pro-
mulgar leyes. Echar hacía atrás la causa también significa no poner en
práctica ni la ley ni los principios que la inspiran y que esto se debe a:
• Falta de presupuesto, un factor al que Rock se refirió.
• Cuando te enfrentas a la propuesta de mejorar los derechos de
las víctimas, te encuentras con la respuesta despectiva “esto no
es compatible con nuestro sistema legal”.
• Los derechos de las víctimas entran en conflicto con los del
delincuente. (En varias sesiones paralelas, el comentario fue
que mientras los derechos del delincuente están bastante me-
jor definidos y protegidos por el Estado que los de las víctimas
continúan siendo vagos y su implicación no está protegidos por
el Estado.
Este general retroceso de la causa de las víctimas no nos debería
engañar ya que las cosas no son iguales alrededor del mundo. Las víc-
timas tienen derechos diferentes dependiendo de su sistema legal. No
hay un rol “natural” de la víctima en el sistema de justicia penal. En
algunos sistemas, las víctimas tienen derechos relativamente amplios y
el sistema funciona razonablemente bien. Otros sistemas podrían tomar
lecciones de cómo funcionan los primeros y así poder responder a las
preocupaciones y necesidades de las víctimas.

El contexto regional victimológico: el caso de la Unión Europea.


Aquí en La Haya hemos discutido mucho acerca del trabajo llevado

240
Victimología

a cabo por la Unión Europea.


En la ceremonia de apertura, la comisaria Viviana Reding nos informó
acerca del trabajo realizado por la Unión Europea:
• 2001 Decisión Marco del Consejo sobre la posición de la víctima
en el Derecho Penal y en el Procedimiento Penal.
• 2004 Directiva acerca de la compensación a la víctima (y otros
instrumentos legales)
En línea con estos instrumentos el progreso de los Derechos de
las víctimas ha sido paulatino. En un proyecto de investigación titulado
“Víctimas en Europa” que se llevó a cabo entre los años 2007 y 2009
dirigido a conocer el grado de implantación de la Decisión Marco del
Consejo 2001, en los sistemas legales de 22 jurisdicciones en la Unión
Europea,. El estudio reveló que la puesta en práctica había sido escasa,
que se habían utilizado conceptos vagos y que algunos Estados habían
redefinido de manera restrictiva el concepto de “derechos” y de “víc-
timas”. Entre otras cuestiones, se constató que una persona que había
sido víctima de delito en un Estado de la Unión Europea, podía tener
menos derechos y menor asistencia que si hubiese sido víctima de ese
mismo delito en otro Estado.
Algunos ponentes estaban satisfechos de que la Unión Europea
hubiera fortalecido los derechos de las víctimas y la Decisión Marco de
2001 era una prueba de ello.
Por qué estoy enfatizando esto en el Symposium, porque muchos
participantes de fuera de la Unión Europea pensaban de manera clara
que éste era un tema que solo preocupaba a los europeos y, que ellos
también se habían sentido confusos con la terminología y los mecanismos
(Decisiones Marco, Directivas, Trilogías y así sucesivamente).
Me estoy refiriendo a esto porque las Decisiones de la Unión Euro-
pea si que tienen impacto más allá de nuestras fronteras. Europa tiene
una gran diversidad de culturas y sistemas legales y una gran tradición
criminológica y victimológica. Europa es un semillero de innovaciones y
un laboratorio de propuestas, incluyendo las víctimas de los delitos. Eu-
ropa también tiene una larga tradición de cooperación con otros países
a través del Consejo de Europa y, ahora, a través de la Unión Europea
que tiene una clara estructura para tomar decisiones intergubernamen-
tales. Por consiguiente, en particular la U.E tiene mecanismos legales y
no legales para examinar los diferentes sistemas legales y tradiciones y
solicitar que se apliquen en otros contextos legales a nivel internacional.
Este organigrama de ideas transcurre por diferentes vías, una de

241
Victimolog í a

ellas, es a través de encuentros internacionales como el “14 Symposium


Internacional de Victimología”. A su vez los europeos pueden aprender
de las innovaciones desarrolladas en otros lugares como en Estados
Unidos, Australia, Sud África y Japón.

El contexto victimológico Internacional


Aquí en La Haya ha sido inevitable que hayamos hablado de la Corte
Penal Internacional y de otros tribunales y de manera más amplia, de
temas como las víctimas de crímenes de guerra, genocidio y de distintas
violaciones de los Derechos Humanos.
En la ceremonia de apertura, el Presidente de la Corte San-Hyun
Song nos dio cuenta de los procedimientos en marcha relacionados
con los Derechos de las víctimas en la Corte Penal Internacional (ICC)
Apenas hace dos meses se había impuesto la primera condena y una
segunda decisión se estaba esperando para el próximo año, teniendo
como fondo las disposiciones contempladas en el Estatuto de Roma,
referidas a los Derechos y Necesidades de las víctimas. La ICC ha tra-
bajado para hacer posible esta realidad. Las dificultades son inmensas ya
que en los casos de crímenes de guerra o de genocidio están implicadas
miles de víctimas.
Algunas sesiones y ponencias estuvieron a favor del trabajo de-
sarrollado por la Corte Penal Internacional y defendían con claridad
como la ICC había reconocido y puesto en práctica los derechos de las
víctimas, mientras que otros ponentes se mostraron más cautos. Hubo
muchas ponencias sobre los mecanismos que aseguran los derechos de
las víctimas cuando se producen violaciones de los Derechos Humanos
en países como: Indonesia, Kamputsea, Congo, Uganda, Zimbabwe,
Argentina, Sud-África, Rwanda, Bosnia-Herzegovina, Serbia y Kosovo.
Jeremy Sarkin hablando de “la reparación de las violaciones masi-
vas de los Derechos Humanos de las víctimas en tiempos de la África
colonial”, señaló que las víctimas de esas violaciones se enfrentaban a
muchas dificultades (falta de mecanismos y recursos especiales para
obtener indemnización por daños, dificultad en donde tenían que pre-
sentar su reclamación, tener que escuchar que aquellos actos no eran
delito cuando se cometieron) las mismas dificultades a las que se tiene
que enfrentar una víctima de un delito “tradicional” todos los días en
un juzgado.
En general, también a nivel internacional las ponencias reflejaban

242
Victimología

progreso y falta de progreso y una vez más, retroceso. Como se leía


en el título que figuraba en esas sesiones relativas a las víctimas en la
justicia internacional: “Está el vaso vació o lleno hasta la mitad”.

Últimas consideraciones
Permítanme terminar mirando a un contexto final: la Victimología.
En la ceremonia de apertura, la comisaria Reding en sus declaraciones
por video expresaba su deseo de que el “14 Symposium Internacional
de Victimologia” nos facilitara inspiración e ideas.
Hemos aprendido de la importancia que tiene distinguir entre los
derechos a los que aspiramos y aquellos otros que se puedan hacer
cumplir.
Hemos visto, una vez más, la importancia que tienen las víctimas
por ellas mismas, la de los profesionales que las atienden reconociendo
esos derechos, la necesidad que existe de que aumente la preparación
de esos profesionales, la de estimular un cambio en sus actitudes –un
punto enfatizado también por la comisaria Reding.
Como victimólogos, hemos visto la necesidad de las “4 C” iden-
tificadas por Marlene Young: entrega, compasión, coraje y convicción.

Nosotros estamos ayudando a que se haga la luz en la oscuridad.

Traducción: Dra. Fely Gonzalez Vidosa


Dra. Rosario Hernandez Medina,

243
In Memoriam Profesor Dr.Tony Peters

El viernes 23 de Marzo de 2012 falleció el Profesor Dr. Tony Peters


uno de los Maestros Contemporáneos de la Criminología y de la Victi-
mología. Presidente de la Sociedad Internacional de Criminología, realizó
una extraordinaria y fecunda obra en el Penitenciarismo, la Mediación
Penal, las penas alternativas, la Justicia Restaurativa y la Victimología.

Profesor de Criminología de la Universidad Católica de Lovai-


na- Katholieke Universiteit Leuven, Bélgica, recibió reconocimientos
internacionales por sus importantes aportes en las investigaciones cri-
minológicas. Estos aportes son amplios y abarcan avances en temas y
problemáticas difíciles de abordar en el campo de la Justicia Restaurativa.

Con un profundo sentido histórico-social y cultural el Profesor


Peters nos enseñó que los criminólogos no pueden ignorar la realidad
social -de la pobreza y el hambre- en numerosos países, deben ir mas
allá del estudio de los conflictos entre ciudadanos; por ello el estudio
criminológico de la violencia estructural puede brindar líneas e ideas
para una Victimología interesada especialmente en acciones preventivas.

En sus trabajos y escritos manifiesta que la Victimología y la Crimi-


nología encuentran lógicamente un interés común en el estudio de las
implicaciones del hecho delictivo; no obstante la atención por la víctima
dentro de la Criminología y el Derecho ha surgido en las ultimas décadas
con un desarrollo extraordinario de la Victimología. Y este interés por
la víctima ha determinado un notorio cambio en los estudios Criminoló-
gicos. Es evidente, entonces, que el Maestro Tony Peters demostró que
la Victimología ha ampliado de una manera fundamental el alcance y el
análisis de los estudios sobre de la delincuencia. Es decir el interés por
los problemas de la víctima han influido en la manera de describir y medir
la delincuencia –análisis del crimen- la manera de organizar la reacción
social contra la delincuencia-el proceso penal a partir del momento del
contacto entre víctima y policía- y la manera de controlar la delincuencia
no sólo en cuanto a la represión sino también y especialmente en el
ámbito de la prevención. Otro aspecto Victimológico destacado por

245
Victimolog í a

el Prof.Peters es el conocimiento de la criminalidad como fenómeno


de masa y su medición a través de Encuestas de Victimización, “así el
criminólogo se ha visto enfrentado por una dimensión problemática de
la criminalidad que había descuidado: el descubrimiento y el reconoci-
miento de los problemas de las víctimas de delitos a partir de Encuestas
de Victimización ha permitido el desarrollo de investigaciones sobre las
consecuencias de la victimización.

El Dr.T.Peters en sus conferencias explicaba que la Victimología


Europea ha examinado la importancia del estudio de los problemas
que sufre la víctima en los momentos decisivos del proceso penal y
la victimización secundaria, que se refiere al riesgo de una segunda
experiencia como víctima en ocasión de la declaración de los hechos
delictivos a la Policía y la Administración de Justicia. Señalaba que otro
aspecto negativo es el papel principalmente pasivo en que se encuentra
la víctima en el proceso penal.

La Criminología para el Dr.Tony Peters ha determinado el gran


desarrollo de la Victimología pero al mismo tiempo la Victimología ha
cambiado y transformado a la Criminología.

Siempre abogó por la enseñanza de la Criminología en el espacio


Universitario a nivel de grado, master y doctorado. Estos programas
ya existen-señalaba- en Canadá y en los Estados Unidos, en algunas
Universidades Mexicanas y en países europeos como Bélgica, Holanda,
Reino Unido y Suiza. Cátedras que promueven el desarrollo de inves-
tigaciones científicas en áreas tan presentes en el debate político social
actual como la delincuencia, la inseguridad, la violencia, la victimización, la
delincuencia organizada internacional. En estos ámbitos la necesidad del
criminólogo profesional es evidente, cada vez mas se necesitan expertos
bien preparados que puedan aportar sus conocimientos.

El Profesor Tony Peters recordaba en sus conferencias: “Después de


muchos años de investigaciones sobre el tema de las penas privativas de
libertad y las penas alternativas me volví hacia la Victimología y la Justicia
Restaurativa,; esta reorientación me obligó a reformular cada concepto
teórico de base, como el delito, la pena, la prevención la asistencia social
y judicial. En este cambio fue fundamental el Maestro Dr. Ezzat Fattah.”

246
Victimología

Para el Profesor Peters la Mediación y la Justicia Restaurativa


consisten, en esencia, en abrir un espacio de tiempo y de interacción
social para la aplicación de iniciativas conjuntas entre el imputado y la
víctima que permitan negociar y llegar a un acuerdo que pueda servir a
la solución del problema en el marco de la Justicia Penal.

Conocimos al Dr.Tony Peters hace ya varios años, los encuentros


siempre en reuniones sobre Criminología y Victimología. Tengo pre-
sente muchas imágenes y enseñanzas pero especialmente la imagen del
Congreso Internacional de Criminología en Chile, escuchando el mara-
villoso diálogo que entablaba con el Maestro Dr. Ezzath Fattah, sobre
las teorías victimológicas. También recuerdo nuestra emoción cuando
nos envió para las publicaciones de Victimología de Córdoba, sus artí-
culos: “Análisis descriptivo de crímenes callejeros y robos con allanamiento
de morada en Bélgica” y “ Victimización análisis del problema, reacciones
sociales y penales”

Me impactaba en su persona sus maneras y miradas permanente-


mente constructivas y positivas de la vida, buscando el conocimiento
con una especial energía, empatía y humanismo.

Hilda Marchiori.

247
Publicaciones anteriores de Victimología

Victimología 1
La víctima del delito y Programas Preventivos.
Irene Melup - Naciones Unidas.

Enfrentando lo inimaginable. Reacciones de los Psicoterapeutas hacia


las Víctimas del Holocausto nazi.
Yael Danieli - USA.

Abuso de Poder. Victimización organizada.


John Dussich - USA.

El papel de la policía ante las Víctimas del delito.


Elías Escaff Silva - Chile.

El Derecho Victimal.
María de la Luz Lima Malvido - México.

Abuso Emocional.
Danya Glaser - Inglaterra.

La vida diaria y la victimización.


Emilio Viano - USA.

Psicoterapia de niños testigos de la Violencia Familiar.


Michael Freedman - USA.

Hay certezas en el diagnóstico de abuso sexual?


Esther Romano - Argentina.

Violencia y víctimas.
María Josefina Ferrer - Venezuela.

249
Victimolog í a

Algunos criterios para considerar la terminación del tratamiento


Victimológico del Abuso sexual Infantil.
Mirtha Yocco - Argentina.

La lógica ilógica del acoso moral.


Maria Guadalupe Morales Plesent - México.

La protección de la víctima y del testigo durante el proceso penal.


Su recepción legal dentro de un nuevo marco de garantías penales.
Cesar Fortete - Argentina.

Implicaciones sociales de la prostitución de niños.


Annette Burrhus Clay - USA.

Análisis de la nota póstuma del suicida.


Héctor Grijalva - México.

Conflicto armado y desplazamiento forzado en el eje cafetero:


la Emergencia de nuevas voces urbanas.
María Cristina Palacios Valencia
Pedro Pablo Castrillon Sánchez - Colombia.

Drogas, violencia y victimización.


Esther Kososvki - Brasil.

El sistema de vinculación afectiva.


Isabel Cuadros Van der Werf - Colombia.

Las crisis, el traumatismo psíquico y la atenuación del daño.


Ruben Musicante - Argentina.

La violencia en el ámbito educativo.


Olga Puente de Camaño - Argentina.

Violencia Intrafamiliar en Chile.


Guido Demichelis, Carlos Clavijo - Chile.

Victimología y Derechos Humanos: Víctimas del Abuso de Poder.


Hilda Marchiori - Argentina.

250
Publicaciones anteriores de Victimología

Victimología 2
Cómo son vistas las víctimas del delito en Alemania? Sobre
cuestiones de una estigmatización.
Helmut Kury - Alemania.

Criminalidad y Victimización como cotidianeidad. Resultado de un


estudio Victimológico en Colombia.
Helmut Kury. Liliana Gordon Atehortura. Michael Wurger - Alemania-Colombia.

Víctimas y Victimología. Los hechos y la retórica.


Ezzat Fattah - Canadá.

Algunas consideraciones sobre el rol de la víctima en el sistema


penal Argentino.
Cesar Fortete - Argentina.

Los procesos de Victimización en el Homicidio dentro del grupo


Familiar.
Hilda Marchiori - Argentina.

Los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas del delito


y del Abuso del poder - Naciones Unidas.

Justicia para los niños víctimas y testigos de delitos.


Oficina Internacional de los Derechos del Niño - Canadá.

Victimología 3
Declaración de Naciones Unidas sobre Los Principios de Justicia
para las Víctimas del delito y abuso del poder.
Irene Melup - Naciones Unidas.

La Víctima y la Justicia Restaurativa


John Dussich - USA.

251
Victimolog í a

Abuso sexual de menores por el clero. El escándalo y sus lecciones.


Emilio Viano - USA.

El Homicidio en Chile. Aproximaciones a un perfil con propósitos


comprensivos e investigativos.
Elias Escaff Silva- K.Guaita Cahue- Pamela Navarrete Bernal - Chile.

Asistencia a víctimas. Respuestas desde la primera línea de atención.


Hilda Marchiori - Argentina.

Reparación y resolución del conflicto penal: tratamiento en el


Código Penal Argentino y perspectivas en el Proyecto de Reforma
integral (2006)
José Daniel Cesano - Argentina.

Castigar o mediar la violencia doméstica. El dilema de las víctimas.


Raúl Rojas Camacho - México.

Efectos a corto plazo del abuso sexual infantil.


Oriana Ercoli Altamirano - Chile.

Tortura: la búsqueda de la destrucción.


Loreto Zaror Sánchez- Karen Quinteros Pobrete- Fabiola Haro Rodríguez
Carolina Baez Hernandez - Chile.

Victimología 4.
Justicia postergada igual a Memoria herida
Armando S. Andruet - Argentina.

Violencia Institucional. Diferentes formas de Violencia en el ejercicio


del poder.
Zulita Fellini - Argentina.

Consideraciones sobre legislación y tratamiento de la Violencia


Doméstica en Inglaterra y Gales
Fely González Vidosa - España

252
Publicaciones anteriores de Victimología

El trauma de la irrupción de la sexualidad adulta en el universo


infantil y sus consecuencias ulteriores.
Eva Giberti - Argentina

Perfil de Personalidad de Agresores sexuales


Francisco Maffioletti Zeledón - Maria Paz Rutte Barrera - Chile

Víctimas y Periodismo
Alejandra Hillman - Argentina

Evolucionamos hacia la justicia victimal?


Antonio Beristain - España.

La Trata de Personas y la grave vulnerabilidad de las Víctimas.


Hilda Marchiori - Argentina.

Caracterización de Delitos Sexuales a través de Fallos del Tribunal


Oral en lo Penal de la IX región de Chile.
Paula Alarcón- Iria Oliveros Soto.- Oriana Ercoli - Chile

La posición del querellante particular frente a la coerción procesal


del imputado
Gustavo A. Arocena – Argentina.

El problema de la violencia en el ámbito escolar. Bases para la


prevención
Olga Puente de Camaño - Argentina

De los Afectos a sus Efectos


Adriana López - Argentina

Victimología 5
La globalización, el delito transnacional y sus víctimas: una reflexión
Emilio C. Viano - USA

253
Victimolog í a

Perspectivas sobre la Victimología: La Ciencia, el Contexto Histórico,


el presente
Gerd Ferdinand Kirchhoff - Alemania

Abuso emocional social 


Eduardo J. Padilla - Argentina

Los niños y las niñas frente al conflicto armado colombiano y las


alternativas del futuro.
Esperanza Hernández Delgado – Colombia

La Victimización de la Mujer
Antonio Sánchez Galindo – México

¿Hacia una nueva victimización de la niñez?


José González del Solar - Argentina

Abuso sexual infantil: La retractación del menor víctima y sus


consecuencias
Romina Monteleone – Argentina

Violencia en la vejez. Un enfoque victimológico


Susana Montoza de Lanza - Argentina

Acerca de los niños en prisión y los Derechos del niño


Silva Vivas - Argentina

Aportes para pensar el Maltrato Social y el Institucional


Juan José Castellano - Argentina

Consideraciones sobre Maltrato infantil


Claudia Mabel Sala - Argentina

Homenaje al Maestro Prof. Dr. Ricardo C. Nuñez.


Daniel Carrera, Jorge de la Rúa, Raúl Zaffaroni, Luis Marcó del Pont,
Wilfredo Pérez, Aída Tarditti, Maria Cristina Barberá de Riso, Hilda Marchiori.

13º Symposium Internacional de Victimología en Mito, Japón

254
Publicaciones anteriores de Victimología

Victimología 6
Stephen Schafer : su vida y su tipología.
John Dussich -USA

En Defensas de las Víctimas.


Luis Rodríguez Manzanera- México.

Delitos sexuales- Tensiones entre las garantías del imputado y


Derechos fundamentales de las víctimas.
Aída Tarditti – Argentina.

Victimización de Mujeres en Prisión


Elias Neuman - Argentina.

Estándares internacionales de Derechos Humanos para la protección


de los niños víctimas y testigos en sede judicial.
Zulita Fellini - Argentina

Ancianos-Adultos mayores: los procesos de Victimización y su


Asistencia Victimológica
Hilda Marchiori - Argentina

Las víctimas y el Derecho Penal Salvadoreño.


Miguel Alberto Trejo. El Salvador

De la Criminología a la salud ocupacional, La gestión de riesgos


psicosociales en Sistemas Penitenciarios.
Lic. Heriberto Valdez Bonilla – México.

Los conocimientos victimológicos en la institucionalización y práctica


de la Mediación.
Rosario Hernandez Medina - Argentina

Referentes teóricos –clínicos e instrumentos técnicos en el


Diagnóstico del Abuso Sexual.
Esther Romano - Argentina

255
Victimolog í a

Abuso emocional en la infidelidad. La resilencia como recurso de


afrontamiento.
Camusso - Jimena Dosis - Vanesa A. Di Giulio. Argentina.

Symposium Internacional de Victimología – Japón

Victimología 7.
Stress, Trauma y Crisis: El marco teórico de la Victimización.
Marlene Young - USA

Victimología Forense
Emilio José García Mercader – España.

Evaluación del Abuso Sexual Infantil: un instrumento para administrar


Justicia a las víctimas y una respuesta al Backlash
Gioconda Batres Mendez - Costa Rica.

Justicia Restaurativa: perspectivas desde la Psicología Jurídica en México.


Eric Garcia-López - México.

Rompiendo el Silencio: El Maltrato Institucional en la vejez.


Dra. Lía Susana Daichman - Argentina

El rol de la Victimización, las actitudes punitivas y los medios de


comunicación en las Reformas Penales.
Cesar Fortete- Daniel Cesano - Argentina.

Victimología Forense; consideraciones sobre tipologías Victimológicas.


Norma Miotto - Argentina.

Volverse “Amok”
Eduardo Padilla - Argentina

Prácticas en el Proceso Judicial y Victimización Secundaria en casos de


Abuso Sexual Infantil en la Novena Región de la Araucanía en Chile.
Fabiola Haro Rodríguez, Oriana Ercoli Altamirano - Chile.

256
Publicaciones anteriores de Victimología

Análisis de la Violencia Conyugal


Inés Guzmán - Argentina.

Algunos atravesamientos en la función pericial psicológica ante el


Testimonio de la Víctima en el Sistema Penal Acusatorio-
Neuquén Letaif - Argentina.

Homenaje a Mercedes de la Rua

Violencia Enfoque Sistémico


Mercedes de la Rúa

Homenaje a Ruth Kempe


Qué son los Malos Tratos a los Niños?
Ruth Kempe y Henry Kempe
World Society of Victimology

Victimología 8
Cuando la mujer golpeada se convierte en acusada
Lenore E. Walker - USA

Esposas: las víctimas “preferidas” de la Violencia Conyugal.


Ermerson Dobash y Russell Dobash- Escocia.

Mujeres Golpeadas y Homicidio.


Mildred Daley Pagelow - USA

Intervención Psicosocial con personas que ejercen Violencia de


Género.
Andrés Quinteros, Pablo Carbajosa - España.

La Violencia Conyugal a la luz del sistema patriarcal-


Rebeca González Leche - Guatemala.

Consideraciones acerca de la Violencia Familiar en el Proceso Penal


de la Provincia de Mendoza.
Stella Spezia - Argentina.

257
Victimolog í a

Algunas consideraciones sobre retractación en víctimas de Violencia


Intrafamiliar. Cómo abordar la reparación?
Maria Isabel Salinas Chaud. Chile.

Violencia Familiar: intervención en la escena misma de la violencia.


Eva Giberti - Argentina.

Los celos en la Violencia Conyugal


Verónica Bouvier - Argentina.

La realidad invisible de un “niño-arma”. Que será cuando sea grande?


Maria Celia Lassus - Uruguay.

El Hombre Machista y Maltratador.


Jose Martin Amenazar Beitia - España.

La Violencia Conyugal en el Municipio de Ixtlahuaca, Estado de México.


Andres Bernal Barraza - México.

Los comportamientos paradojales en la Violencia Familiar-Conyugal.


Hilda Marchiori - Argentina

Congreso de Naciones Unidas en Brasil- Temario-

Fundación Internacional de Victimología. España.


Premio Internacional de Victimología y Defensa de las Víctimas-2009-

Victimología 9
La contratransferencia del evaluador en las evaluaciones
por la custodia de los niños
Dr. Michael R. Freedman, Ph.D., Dr. Samuel J Rosenberg. Ph.D.,Dr.
Dawn Gettman - Felzien, L.C.S.W., y Dra. Susan Van Scoyk, M.D. USA

Adolescencia y Abuso Sexual.


Dra. Danya Glaser. Inglaterra

258
Publicaciones anteriores de Victimología

El abuso sexual y la violación.


Dr.David Finkelhor. USA.

Importancia de la notificación inmediata de casos de Maltrato Infantil


por parte de los Servicios Policiales, Educativos y Sanitarios.
Prof. Lic. Alejandra Andreu-Fernández. España.

Declaración de víctimas y testigos menores de 16 años en hechos


contra la integridad sexual en el Proceso Penal de Córdoba
Dra. Maria Jose Anan de Agrelo. Argentina

Narración de historias en Psicoterapia del abuso sexual


Prof. Lic. María Guadalupe Morales Plesent. México

Niños, niñas y adolescentes Víctimas del Femicidio de sus madres.


Mag. Lic.Lorena Contreras. Mag.T.S.Alejandra Ramirez Lema. Chile.

Grupo especial de menores infractores.


Prof. T.S. Julia Sabido Ruisánchez. México

Aporte sobre la adoptabilidad en el estudio de una niña de 4 años.


Prof. Dra .Esther Romano. Argentina

El proceso fatídico de Víctimas a Victimarios en los homicidas


seriales.
Prof. Lic. Joaquín Jiménez Acosta. México

Crisis en la Familia. Divorcio. Riesgo de Maltrato Psicológico a los hijos.


Prof. Lic. Mirtha O. Yocco. Argentina

Víctimas del tdah


Prof. Dr. Héctor Grijalva. México.

Niño maltratado. Caso médico legal.


Prof. Dra. Martha Cervantes Ruiz. México

Consideraciones sobre los conceptos de abandono y negligencia


infantil
Lic. Belén Aguilera. Argentina

259
Victimolog í a

Violencia en la pareja e impacto de las resoluciones judiciales en la familia.


Lic. María Bartolomé -Lic. Verónica Bouvier - Lic. Viviana Russo

Homenaje al Prof.Dr- Antonio Beristain


Prof. Dra. Virginia Mayordomo Rodrigo -
Prof. Dr. Antonio Sánchez Galindo
Prof. Dra Hilda Marchiori

Victimología 10 - Ley y Víctima Panorama Internacional


Derecho Victimal y su construcción científica
Prof.Dra.Maria de la Luz Lima Malvido. Mexico.

Los Derechos de las Víctimas contemplados en la Decisión


Marco del Consejo Europeo relativa al Estatuto de la
Víctima en el Proceso Penal. Función de los Servicios de
Asistencia a la Víctima
Prof. Dra .Fely Gonzalez Vidosa. España.

La posición Jurídica de la Víctima del delito en el Proceso


Penal de Córdoba.
Prof. Dr. Jose Luis Clemente Argentina.

Sistema Penal Democrático y Víctima del delito.


Prof. Dr. José Zamora Grant. Mexico

Protección del Testigo, delincuencia organizada y Derecho de


defensa del imputado.
Prof. Dr.Cesar Fortete
Prof .Dr. Jose Daniel Cesano. Argentina

Derecho Penal y Victimodogmática.


Prof.Dr.German Aller. Uruguay

La Protección frente al tráfico de órganos: su reflejo en el Código


Penal Español.
Prof. Dra. Luz Maria Puente Aba.- España.

260
Publicaciones anteriores de Victimología

La Ley Penal Juvenil Salvadoreña y la Justicia Restaurativa.


Prof. Dr. Miguel Alberto Trejo. El Salvador.

La Víctima en el Proceso Penal.


Prof. Dra. Amalia Mattio. Argentina.

Ley de Protección a Víctimas y Testigos en Costa Rica.


Prof.Dr. Verny Zúñiga Cabalceta. Costa Rica.

La interdisciplina: atención, asistencia, orientación y tratamiento


de Abuso Sexual Infantil.
Dra. Nura Becerra. Argentina

Nuevas Víctimas de un viejo delito


Prof Dra María Cristina Barberá de Riso

Naciones Unidas. Principios Fundamentales de Justicia Para las


Víctimas del Delito y Abuso del Poder

Publicaciones Anteriores de Victimología

Victimología 11 - Víctimas de Traumas Masivos


Trauma Masivo  y el rol curativo de la Justicia Reparadora
Prof. Dra Yael Danieli - U.S.A.

Los Derechos Humanos de las Víctimas.


Prof.Dra. Ana Gloria Robles Osollo. México.

¿Cómo continuar mi proyecto de vida? Aportes desde la Resiliencia


Prof.Mg. Maria Stella Rodríguez- Colombia

Víctimas de violencia en la Tercera Edad.


Dra, Maria Eugenia Sammartino.
Dra, María Guadalupe Vergara. Argentina
Discurso de Sectores populares de la comuna de Temuco –Chile-
en torno a la Administración de Justicia.
Prof. Mg. Mauricio Esteban Alarcón Silva. Chile.

261
Victimolog í a

Análisis del fenómeno de femicidio y feminicidio desde la perspectiva


de los Derechos Humanos de las Mujeres.
Mg. Inés Maria Rebullida Carrique. Argentina.

Psicopatía, perspectivas actuales para la Criminología, la Victimología


y el Derecho Penal.
Dr. Eric Garcia Lopez- Dr. Antoni Gomila Benejam- David Gonzalez
Trijueque- México - España.

Policía privada: una crónica.


Prof. Dra. Ana Griselda Ruiz- El Salvador.

Abuso sexual Infantil. El trabajo con los padres.


Lic. Roxana N. Zarate. Lic. María Cecilia Ravasi. Argentina.

Enfoques conceptuales y teóricos sobre la Trata de Mujeres


para explotación sexual.
Dra. Mariana Perez Villalobos.
Dra.Maria Dolores Romero Diaz- Argentina.

In Memorian al Profesor Dr. Elías Neuman


Prof. Dr.Luis Rodríguez Manzanera.
Prof. Dr.Raul Zaffaroni.
Prof. Dra. Emma Mendoza Bremauntz
Prof. Dr.Antonio Sanchez Galindo
Prof.Dra, Susana Medina de Rizzo,
Prof.Dra,Maria de la Luz Lima Malvido.
Prof. Dra. Hilda Marchiori.

Victimología 12 Vulnerabilidad de las Víctimas


La importancia de la Vulnerabilidad para la Víctimología
Prof. Dr.John Dussich. USA.

Violencia extrema vs. Legislación Penal


Prof. Dra. Aída Tarditti. Argentina.

262
Publicaciones anteriores de Victimología

Madres detenidas con niños en Italia: cuál es el futuro para los


niños?
Prof. Dra. Maria Cristina Calle-
Dra. Federica Giannotta. Italia.

La Vulnerabilidad y los Procesos de Victimización Post-delictivo.


Prof. Dra. Hilda Marchiori. Argentina.

Desinserción social juvenil: víctimas del fracaso de la función


paterna.
Prof. Dr. Jorge Trindade. Brasil

Proceso Penal acusatorio y Víctimas del delito.


Prof. Dr. José Zamora Grant - México

Una Nueva Punitividad. Actitudes Sancionadoras y Política


Sancionadora.
Prof. Dr. Helmut Kury.
Prof. Dr. Martin Brandenstein. Alemania.

Adolescentes en conflicto con la ley penal.


Dra. Nora Beatriz Gudiño. Argentina.

Los padres como víctimas: el Síndrome del Vampiro


Prof. Dr. Héctor Grijalva. México

Ciudadanía, Derechos Humanos y Victimología


Prof. Dra. Esther Kosovski. Brasil

Variables de sesgo en la entrevista forense.


Prof. Dra. Maria Isabel Salinas Chaud,
Prof. Rodrigo Landabur.
Prof. Dr. Elias Escaff Silva. Chile.

Psicofisiología de la Victimización de niños


Dr. Carlos Cornaglia. Argentina

Asesoría Social y Auxilio a Víctimas


Dra. Adriana Añorve Cubells - México

263
Victimolog í a

Mujeres, victimización y falta de acceso a los recursos.


Ab. Matilde Sonia Alonso.
Lic. Anabel Sánchez. Argentina

Delito de violencia Familiar: la múltiples victimización.


Mtro.Ab.Ramiro Gonzalez López. México

XIV Symposium Internacional de Victimología- Holanda

Publicaciones anteriores de Victimología

264
Impreso por Editorial Brujas • octubre de 2012 • Córdoba–Argentina

También podría gustarte