Resumen Tema 10
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Resumen Tema 10
La excelencia de los seres humanos es la capacidad de aprender. Nuestro desarrollo no viene prefijado por
el ADN, sino que está abierto y mediado por influencias externas (educativas). En este sentido, la cultura,
como conjunto de valores y prácticas sociales hace que nos humanicemos al apropiarnos de ella, en un
proceso llamado socio-construcción. Cuevas (2006) “el aprendizaje y el desarrollo es un proceso
bidireccional”.
Así las prácticas educativas son concebidas como contextos para el desarrollo del individuo, siempre desde
una posición de clara interdependencia entre las personas y los entornos socio-culturales. De ahí que su
comprensión y optimización sea un aspecto esencial para los psicólogos que trabajen el ámbito de los
“desarrollos diferentes”.
Las prácticas educativas se pueden analizar en función de distintos parámetros, según el nivel de
intencionalidad y sistematicidad con la que se implementan, lo que ha dado pie a una distinción entre
contextos educativos:
contextos educativos formales: escuela
contextos educativos no formales: ocio y tiempo libre
contextos educativos informales: ámbito familiar y medios de comunicación.
Aunque hoy en día debido a las TIC se están difuminando estos límites, llevando a crear lo que algunos
denominan una “nueva ecología del aprendizaje” en la que las oportunidades para aprender se expanden
en el ciclo vital y permiten conectar más y mejor aquellas prácticas educativas formales, no formales e
informales configurando un aprendizaje conectado lo que supone dar relevancia a las trayectorias
individuales de aprendizaje.
Las perspectivas educativas se han organizado en el contexto que llamamos educación escolar mediante la
cual la sociedad articula y sistematiza para que los niños se apropien de la cultura y la transformen.
No existe una verdad plena respecto a la forma en la que debemos organizar la escuela para que sea un
contexto facilitador del pleno desarrollo del alumnado con desarrollos atípicos. La verdad, o lo que se ha
considerado tradicionalmente como normal o adecuado ha sido construido desde las concepciones de un
tiempo y una cultura, por lo que no son inmutables ni incuestionables.
Consideramos 2 perspectivas diferentes respecto a la educación del alumnado considerado con desarrollos
diferentes o atípicos:
Tema 10. Alteraciones del Desarrollo. 2017/18. Beita Kabesu - Vicente F.H. Diciembre 2017.
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En la Tabla 10.1 se indican las premisas con las que se ha construido esta perspectiva y las respuestas
educativas y organizacionales que ha generado:
Desde el punto de vista de la valoración social de la diversidad humana es evidente que esta perspectiva
procede de un tiempo donde la misma se restringía enormemente. Es sobre los años 60´s y 70s´ que se
inicia el movimiento hacia la igualdad de derechos y el reconocimiento de quienes eran considerados
“ciudadanos de segunda”. Aun así, el colectivo de los “discapacitados” sigue siendo el más discriminado y
excluido por su baja consideración y falta de igualdad de oportunidades.
Es por ello que se haya tomado la bandera de la educación inclusiva como baluarte desde el cual construir
una nueva verdad.
La perspectiva inclusiva
Esta perspectiva no está analizada desde perspectivas históricas, sino sobre premisas y respuestas
educativas de deseo y esperanza. Existen bastantes evidencias que dicen que es deseable y posible actuar
conforme a las premisas mostradas en la Tabla 10.2. Si unimos los valores hacia el reconocimiento e
igualdad hacia la diversidad en un marco de derechos humanos, con una comprensión socioconstructivista
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sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje, tenemos las bases para la escuela inclusiva, con formas de
enseñas variadas y ajustadas a la diversidad, sin categorías.
El proceso de implementar la perspectiva inclusiva se concreta en una compleja y dilemática tarea de tratar
de articular con equidad 3 dimensiones de la vida escolar, con 2 polos opuestos, uno inclusivo (presencia
o acceso a la participación y aprendizaje) y otro excluyente (segregación, marginación y fracaso), y una
dimensión mediadora que definimos igualmente por sus opuestos: barreras/facilitadores.
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Acceso o presencia: lugar donde se escolariza a los estudiantes. Necesaria la presencia de todos los
alumnos conviviendo desde las actividades del aula hasta extraescolares, descanso y comida, para que
todos los alumnos aprendan a valorar la diversidad humana deben aprender a convivir con ella.
Participación: es ir más allá del acceso, aprender con otros y colaborar, una implicación activa en lo que se
está aprendiendo. Nos permite hablar de la preocupación por el bienestar personal y social del alumnado,
lo que lleva a preguntarnos por la calidad de sus experiencias educativas. Incluye la amistad, el compartir y
la convivencia.
Marginación: es simplemente lo opuesto, nos habla de la falta de amigos y, en caso extremo, al maltrato
entre iguales.
Aprendizaje: preocupación porque todos los alumnos de la escuela desarrollen las competencias básicas.
La idea de aprendizaje y rendimiento debe ir más allá que las pruebas estandarizadas administrativas
(PISA), deben prestar más atención al reconocimiento del progreso de cada estudiante respecto a sí
mismo en relación al desarrollo de las competencias básicas e imprescindibles que facilitaran su inclusión
en la vida social y laboral.
Esta dimensión está estrechamente relacionada con la participación, como dice Puig Rovira (2014): “sin
reconocimiento no hay conocimiento”. Esta fuerte interdependencia entre lo emocional y racional es
irrefutable. Comprender y empalizar más con las emociones, por lo general negativas, del alumnado
asociadas a los que llamamos fracaso escolar nos ayudaría a combatirlo.
¿Qué es lo que impide esta articulación entre presencia, participación y aprendizaje? La respuesta es clara:
las barreras: conjunto de factores (actitudes, creencias políticas, prácticas del aula) que limitan la
presencia, aprendizaje y el reconocimiento y la valoración de la diversidad del alumnado. Se pueden
encontrar en los diferentes planos que conforman la vida de un centro escolar:
La cultura escolar: valores, creencias y principios compartidos en un centro por su comunidad
educativa. Es como las gafas con las que se ve la vida del centro educativo. Son culturas más o
menos consistentes y coherentes aunque pueden modificarse y variar. Suelen reflejar los proyectos
institucionales como suelen ser los proyectos educativos o los documentos referidos a la visión,
misión y valores del centro.
Las políticas de un centro, hacen referencia a la planificación explicita y articulada de normas,
procedimientos y acciones por ejemplo la política de admisión de alumnos, política de participación
de la comunidad educativa, política curricular... Las políticas tienen su fundamento y apoyo en la
cultura escolar, y pueden ser más o menos coherentes con los valores declarados en el centro.
Las prácticas son las acciones que finalmente se ejecutan o desarrollan cotidianamente en el centro
por parte del profesorado y otros, tanto en el aula como en otros espacios comunes. Determinadas
prácticas necesitan de políticas que las sustenten y apoyen para encarnar los valores y principios de
la cultura escolar.
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Las barreras no solo limitan la participación y aprendizaje del alumnado, también afectan a la participación
de la familia, profesorado y al resto de personas que trabajan y conviven en un centro escolar.
Por el contrario hablamos de facilitadores o apoyos a todos los factores situados en las culturas, políticas y
prácticas escolares que promueven una articulación equitativa de la presencia, participación y aprendizaje
(pedagogía inclusiva).
Vemos que la educación inclusiva no es una meta, es un proceso de desarrollo o mejora escolar
constante, específico de cada comunidad educativa que está comprometida con los valores propios de
equidad, como la justicia, respeto a la diversidad del alumnado y sus derechos, la responsabilidad o la
igualdad.
No es sin embargo una tarea fácil por su carácter dilemático, continuamente en conflicto de necesidades,
derechos individuales y decisiones escolares que nunca dejan plenamente satisfechos a todos los agentes
de una comunidad. Por ello la estrategia es el diálogo y Ia colaboración.
La educación inclusiva es justa, necesaria y posible, y compromete al psicólogo a través del Código
Deontológico, art 6: “protección de los derechos humanos”.
Profesor Farrel (2008) ¿Pueden los psicólogos educativos ser inclusivos? Dependen de la perspectiva que
adopten, desde la perspectiva inclusiva está garantizado. Como ejemplo, el Colegio Cardenal Espínola de
Madrid donde en un momento de su historia repensaron su labor poniendo en el horizonte del cambio una
respuesta educativa de calidad para todos los estudiantes.
Esa comprensión de diversidad humana también subyacía a las prácticas que se desarrollaban desde el
Departamento de Orientación donde empezaron a generar descontento.
Trabajo en aula, en colaboración con el profesor, para todos los estudiantes. La presencia de dos
profesionales en la clase facilita enormemente la capacidad de ambos para atender a la diversidad,
para que la acción docente se ajuste a todos. Las metodologías también son más activas, con
estrategias cooperativas y grupos interactivos o desdobles en paralelo (se divide la clase en 2 y cada
profesor da clase a un grupo). La docencia compartida no es continua, de modo que también hay
momentos en que los profesores trabajan de manera individual con su grupo-aula, incluidos los
profesionales del Departamento de Orientación que también son docentes de una asignatura.
Trabajo con familias. Son una pieza clave en el aprendizaje y enseñanza, no solo por su
participación dentro del aula como en los Talleres para padres, sino porque en la forma de mirar a
cada estudiante y de reflexionar sobre su situación en la comunidad educativa se adopta una
perspectiva sistémica, retomando en las argumentaciones la realidad familiar. También participan
en las entrevistas con el tutor y orientador con el alumno que necesita un especial seguimiento.
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Reflexión con otros profesionales. Cómo organizar las sesiones que trabajan juntos, cómo adaptar
el currículo a las necesidades del alumnado. Anticipación en las reuniones de los equipos docentes
y en los procesos de desarrollo de las diferentes líneas pedagógicas a través del currículo:
aprendizaje cooperativo, aprendizaje experiencial, pensamiento crítico y creativo, inteligencias
múltiples, aprendizaje dialógico y estimulación temprana (Escuelas del Siglo XXI, Hernando).
También reflexionan con otros agentes externos a su centro educativo.
Con todo esto el Departamento de Orientación se ve como un apoyo importante para los profesores.
Observamos un horizonte de transformación hacia una educación más inclusiva, propicio para la
participación y aprendizaje del alumnado con desarrollos atípicos. Nos encontramos 3 retos:
2. Aprender a trabajar junto a otros, es indispensable el trabajo colaborativo con otros agentes
educativos. Dando valor a los conocimientos de todas las personas, bajarse del pedestal de experto
para asumir el de acompañamiento y asesoramiento colaborativo al profesorado y familias.
Tema 10. Alteraciones del Desarrollo. 2017/18. Beita Kabesu - Vicente F.H. Diciembre 2017.