Jornada Laboral Docente
Jornada Laboral Docente
Jornada Laboral Docente
¡IMPORTANTE!
Sentencia del Consejo de Estado, sobre el Decreto No. 1850 de 2002. La jornada
laboral de los docentes es de 6 horas incluido el descanso. Sobre las seis horas de
permanencia el reconocimiento más significativo hasta la fecha fue realizado por el
Ministerio de Educación Nacional ante el Honorable Consejo de Estado en el Proceso
adelantado contra el decreto 1850 de 2002 (expedientes acumulados: 110001 – 03 –
24 – 000 – 2002 – 00338 – 01 – y: 110001 – 03 – 24 – 000 – 2002 – 00271 – 01 – y:
110001 – 03 – 24 – 000 – 2003 – 00024 – 01), en cuyos folios 131 – 132 se lee
textualmente:
"En tal virtud, la norma demandada es más benéfica al establecer una jornada máxima
de cuarenta (40) horas a la semana distribuidas en seis (6) horas con dedicación
exclusiva a la Institución Educativa, incluido el descanso; y las restantes, bien en el
establecimiento educativo o por fuera de él, según se acuerde con el rector" (este fallo
fue publicado en el Estado del 22 de julio de 2008).
Se observa que allí se reconoce que la duración del descanso pedagógico hace parte
de las seis horas de permanencia. En el mismo fallo en el folio 32, se reconoce que las
horas de clase no tienen que ser de 60 minutos, textualmente se lee: "El Decreto
acusado no establece que la duración de cada clase sea de sesenta (60) minutos,
pues según el artículo 5º, la asignación académica es el tiempo que, distribuido en
período de clase, dedica el docente a la atención directa de sus estudiantes en
actividades pedagógicas correspondientes a las áreas obligatorias y fundamentales y
a las asignaturas optativas, de conformidad con el plan de estudios…"
Con base en este reconocimiento realizado por el Ministerio de Educación Nacional
ante el máximo tribunal de los asuntos contenciosos administrativos, los rectores y las
secretarías de educación, deben acoger lo planteado y aplicar cabalmente el Decreto
1850 de 2002 y las interpretaciones que hasta han circulado sobre el tema.
¿CÓMO DEBE CUMPLIRSE LA JORNADA LABORAL DOCENTE? La jornada laboral
docente se debe cumplir en dos formas: seis horas, como mínimo en la jornada
escolar y el resto del tiempo en actividades complementarias, para ajustar ocho (8)
horas (artículo 11 del Decreto Nacional 1850 de 2002). El elemento normativo mínimo
respecto de la jornada escolar debe entenderse de la siguiente forma: Que el docente
debe asumir la asignación académica durante la jornada escolar, de seis horas. Que
hay actividades no académicas que deben cumplirse necesariamente en la institución
educativa, tal es el caso de la dirección u orientación de estudiantes, actividad que no
es de carácter académico pero que debe cumplirse dentro de la jornada escolar. Lo
anterior es posible porque la jornada escolar es superior a la asignación académica,
así mientras la jornada escolar dura treinta horas a la semana, la asignación
académica de los docentes de secundaria y media es de 22 horas a la semana, la de
los docentes de primaria es de 25 horas a la semana y los de preescolar es de 20
horas semanales, lo que deja un margen de 8, 5 y 10 horas respectivamente, que
perteneciendo a la jornada escolar no tiene contenido académico aunque sí hacen
parte del currículo.
De lo anterior se concluye que la ley impone al docente un máximo de seis horas
académicas propiamente dichas, aunque pueda permanecer más horas en la
institución dedicado a actividades no académicas.
Si al docente se le incrementa por ejemplo, media hora de clase, argumentando que
se encuentra dentro del mínimo de la jornada escolar, se estará cambiando el
contenido de esa media hora, porque el artículo 9º del Decreto 1850 de 2002
establece que el resto del tiempo corresponde al desarrollo de actividades
complementarias, con lo cual el rector asume funciones legislativas que corresponden
sólo al Congreso de la República, vulnerando los artículos 150, 6, 95 (1) y 121 de la
Carta Política.
La asignación académica debe cumplirse mediante períodos de clase, entendidos
como unidades de tiempo en las cuales se divide la jornada escolar. Aquellos son
definidos por el rector o director al comienzo de cada año lectivo y pueden tener
duraciones diferentes de acuerdo con el plan de estudios. Es decir, que no tienen que
ser de 60 minutos (artículo 3º del Decreto 1850 de 2002).
Está definición de los períodos de clase al comienzo del año representa una garantía
para los estudiantes, profesores y coordinadores, porque ello les permite planear
adecuadamente sus obligaciones académicas y adaptarse a los horarios, lo que
constituye un importe elemento para la estabilidad psicológica de los estudiantes y
docentes. Por ello, esta definición hace parte de la seguridad jurídica institucional,
razón por la cual no debe ser modificada durante el año (inciso 1º del artículo 3º del
Decreto 1850 de 2002).
En la educación media de aquellas instituciones donde se trabaja un énfasis, por
ejemplo: comercial, industrial, agropecuaria, entre otros, los estudiantes deben dedicar
más tiempo a su formación, de donde no se concluye que se puede incrementar la
jornada escolar de los docentes.
Esto implica que se requiere mayor número de docentes. Al respecto el Ministerio de
Educación Nacional, sin que la ley lo ha dicho dispuesto así, ha elaborado unos
parámetros donde reconoce lo señalado.
En consecuencia, si a los docentes se les incrementa la jornada escolar, aumentando
el contenido académico en tiempo superior a seis horas, no sólo se lesiona sus
derechos laborales mínimos en ese aspecto, sino que quien lo hace vulnera el Estado
social de derecho, porque se extralimita en sus funciones y ejerce aquellas que no le
han sido otorgadas, según los artículos 6 y 121 de la Carta Política.
EL DESCANSO PEDAGÓGICO 60 MINUTOS, VERSUS PERÍODOS. las cuales
serán distribuidas por el rector o director en períodos de clase de acuerdo con el plan
de estudios. (parágrafo del artículo 5º del Decreto 1850 de 2002). Sin embargo, las
clases como tales no pueden ser de 60 minutos efectivos porque a ellas debe
descontársele el tiempo dedicado al descanso pedagógico.
Al respecto es necesario recordar que las normas no sólo se interpretan de manera
literal sino en el contexto y teniendo en cuenta el principio de utilidad de la ley, es
decir: La norma debe interpretarse para resolver las situaciones concretas, no para
hacerlas imposibles o cambiar su contenido, como ocurre en este caso:
El decreto 1850 de 2002, no asignó un tiempo especial para el descanso pedagógico,
lo que implica que ninguna autoridad de la República está facultada para reglamentar
lo que está en la ley.
El Ministerio de Educación Nacional ha reconocido que el tiempo del descanso
pedagógico de los estudiantes está incluido en las seis (6) horas diarias que como
mínimo, debe permanecer el docente en el establecimiento y no está incluido en
el número de horas de asignación académica (Numeral 5 de la Directiva Nº 003
del 26 de marzo de 2003, expedida por el MEN).
Durante ese tiempo todos los docentes deben participar de las actividades de
vigilancia, lúdicas y de recreación. Si no lo hacen estaría incumpliendo sus
deberes durante su duración y podrían ser responsables civil, penal y
disciplinariamente de lo que ocurra a los estudiantes pudiendo evitarlo pues
tienen el deber de hacerlo, con todos los estudiantes, aunque no se trate de sus
estudiantes directos.
Al respecto debe precisarse que el tiempo dedicado al descanso pedagógico hace
parte de la jornada escolar, lo que implica que deberá disminuirse a cada hora
académica el tiempo proporcional para aquella actividad, sin que pueda excederse el
límite de cuatro, cinco y seis horas académicas que integran la jornada escolar de
preescolar, primaria y secundaria, respectivamente. Lo anterior implica que no se
puede incrementar en media hora la jornada escolar, argumentando que así lo exige la
efectividad de las horas de sesenta (60) minutos, porque en ellas se incluye el tiempo
dedicado al descanso pedagógico.
El incremento de media hora a la permanencia de los docentes en la institución
educativa constituye una extralimitación en el ejercicio de las funciones y el
ejercicio de unas funciones que la Carta Política y la ley, no han previsto para
los rectores y, en el caso de los supervisores, constituye una exigencia no
prevista en la ley, lo que atenta contra el artículo 84 de la Constitución Política
en la medida en que para aprobar el horario de las instituciones educativas
resultan exigiendo un requisito que no está incluido en el ordenamiento jurídico
sino que se pretende forzar su inclusión.
Respecto de la educación preescolar y la básica primaria, se ha venido incrementando
la jornada escolar en media hora, agregando la duración del descanso pedagógico a
la jornada escolar. En estos casos se viola la Jornada escolar, el cual es un derecho
fundamental de los estudiantes, según el artículo 44 de la Carta Política.
El descanso pedagógico hace parte de las actividades regulares de la institución y
compromete por ello a todos los docentes y directivos docentes, porque esa actividad
tiene un contenido altamente formativo, donde la lúdica, el ejercicio de la libertad, el
respeto de las normas y el fomento de las relaciones interpersonales encuentran un
espacio cruzado por la dirección y vigilancia de todo el personal de la institución
educativa. El descanso hace parte tanto de la jornada escolar como del tiempo de
permanencia de los docentes en el establecimiento educativo, sin que pueda
agregarse la duración de aquel al tiempo de permanencia, que es lo que viene
ocurriendo.
Lo que suceda a los estudiantes durante la media hora adicionada por el rector
al tiempo de permanencia de los docentes, es responsabilidad exclusiva de
aquel en materia penal, disciplinaria y civil, porque la ley no lo ha autorizado
para tal decisión. Si esa media hora no ha sido autorizada por la ley y el rector la
agrega al tiempo de permanencia, se está cambiando el contendió a ese tiempo,
ya que el Decreto 1850 de 2002 destina aquel tiempo a actividades
complementarias, no propiamente académicas, lo que podría constituir
prevaricato por acción, en los términos del artículo 413 del Código Penal,
adicionado por el artículo 14 de la Ley 890 de 2004.