Este capítulo describe cómo la búsqueda de oro y otros recursos por parte de los Reyes Católicos de España llevó al descubrimiento de América. Cristóbal Colón, respaldado por la corona española, encontró tierras ricas en América que podían salvar a España de problemas financieros. Sin embargo, esto tuvo un alto costo para los pueblos indígenas, muchos de los cuales murieron durante la conquista española. El capítulo también menciona el auge de Potosí debido a la plata encontrada allí.
Este capítulo describe cómo la búsqueda de oro y otros recursos por parte de los Reyes Católicos de España llevó al descubrimiento de América. Cristóbal Colón, respaldado por la corona española, encontró tierras ricas en América que podían salvar a España de problemas financieros. Sin embargo, esto tuvo un alto costo para los pueblos indígenas, muchos de los cuales murieron durante la conquista española. El capítulo también menciona el auge de Potosí debido a la plata encontrada allí.
Este capítulo describe cómo la búsqueda de oro y otros recursos por parte de los Reyes Católicos de España llevó al descubrimiento de América. Cristóbal Colón, respaldado por la corona española, encontró tierras ricas en América que podían salvar a España de problemas financieros. Sin embargo, esto tuvo un alto costo para los pueblos indígenas, muchos de los cuales murieron durante la conquista española. El capítulo también menciona el auge de Potosí debido a la plata encontrada allí.
Este capítulo describe cómo la búsqueda de oro y otros recursos por parte de los Reyes Católicos de España llevó al descubrimiento de América. Cristóbal Colón, respaldado por la corona española, encontró tierras ricas en América que podían salvar a España de problemas financieros. Sin embargo, esto tuvo un alto costo para los pueblos indígenas, muchos de los cuales murieron durante la conquista española. El capítulo también menciona el auge de Potosí debido a la plata encontrada allí.
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LIBRO: LAS VENAS ABIERTAS DE AMERICA LATINA
CAPITULO I: LA FIEBRE DEL ORO
Este capitulo describe a grandes rasgos las motivaciones destrras del
descubrimiento de america, y pequeñas historias colon y cortes quienes son los mayores representantes de la pre- colonia, tambien nos cuenta sobre la guerra santa y como esta enrriquecio a los reyes españoles, asi como gracias a colon y el libro de marco polo, se convence a los reyes catolicos de financiar los viajes al fin del mundo para encontrar m inas de oro y plata. Los reyes catolicos buscaban varias cosas entre ellas las mas importantes espandir el catolisismo y conseguir todos los recuros de forma barata y sencilla, es la ambicion de estos dos hombres; colon respaldado por la corona, la que logra descrubir tierras con recursos para trasportar a españa y es asi como comienza la conquista del nuevo continente y del sufriniento de los indigenas en gran parte de america, se menciona la inocencia de los indiguenas ante las armas españolas, al decir “agarraban las espadas por el filo y se cortaban” una bella metafora sonbre lo que significo la guerra por la tieera y el costo que pagaron los indigenas por cruzarse en el camino del gran imperio español en apuros financieros. El capitulo temina con el suicidio en masa de los indiguenas en Dominicana quien a diferencia de los mexicanos optaron por tomar las vidas de sus hijos y familiares junto con la suya, a ser forzados a empuñar una espada y explotar sus tierras para los españoles.
OPINION: A mi parecer este capitulo se enfoco en todo lo que llevo a españa a
buscar nuevos territorios en busca de oro para salvar su economia, inicia la cinquista por estas tierras ricas en oro que salvarin a españa de la crisis economica, dejando como concecuencia la muerte en masa de indigenas
El signo de la cruz en las empuñaduras de las espadas
Cuando Cristóbal Colon decidió atravesar los grandes espacios vacíos al oeste de la Ecúmene, había aceptado el desafió de las leyendas. Tempestades terribles jugarían con sus naves, como si fueran cáscaras de nuez, y las arrojarían a las bocas de los monstruos. Solo faltaban mil años para que los fuegos purificadores del juicio final arrasaran el mundo, según creían los hombres del siglo XV, y el mundo era entonces el mar Mediterráneo con sus costas de ambigua proyecciones hacia África y Oriente. América no solo carecía de nombre. Los noruegos no sabían que la habían descubierto hacia largo tiempo, el propio colon murió, después de sus viajes, todavía convencido de que había llegado al Asia por la espalda. En 1492, cuando la bota española se clavo por primera vez en las arenas de las Bahamas, el Almirante creyó que estas islas eran una avanzada de Japón. España vivía el tiempo de la reconquista. 1492 no fue solo el año del descubrimiento de América, el nuevo mundo nacido de aquella equivocación de consecuencias grandiosas. Fernando de Aragón e Isabel de Castilla abatieron a comienzos de 1492 el último reducto de la religión musulmana en suelo español. Había costado casi ocho siglos recobrar lo que se había perdido en siete años, y la guerra de la reconquista había agotado el tesoro real. Tres años después del descubrimiento, Cristóbal Colon dirigió en persona la campaña militar contra los indígenas de la dominicana. Un puñado de caballeros, doscientos infantes y unos cuantos perros especialmente adiestrados para el ataque diezmaron a los indios. Más de quinientos, enviados a España, fueron vendidos como esclavos en Sevilla y murieron miserablemente. Pero algunos teólogos protestaron y la esclavización de los indios fue formalmente prohibida al naces el siglo XVI. América era el vasto imperio del Diablo, de redacción imposible o dudosa, pero la fanática misión contra le herejía de los nativos se confundía con la fiebre que desataba, en las huestes de las conquista, el brillo de los tesoros del Nuevo Mundo. Colon quedo deslumbrado, cuando alcanzo el atolón de San Salvador, por la colorida transparencia del Caribe, el paisaje Verde, la dulzura y la limpieza del aire, los pájaros esplendidos y los mancebos. A los indígenas les mostró las espadas. Ellos no las conocían, las tomaban por el filo y se cortaban. Mientras tanto el Almirante buscaba oro y vide que algunos de los indígenas traían un pedazo colgado en un agujero que tenían en la nariz y por señas pudo entender que yendo al sur o volviendo a la isla por el sur, había un rey que habitaba allí que tenia grandes vasos dello y tenia mucho oro. En su tercer viaje Colón seguía creyendo que andaba por el mar de China cuando entro en las costas de Venezuela; ello no le impidió informar que desde allí se extendía una tierra infinita que subía hacia el Paraíso Terrenal. Con despecho escribía Colón a los reyes, desde Jamaica, en 1502: Cuando lo descubrí las Indias, dije que eran el mayo señorío rico que hay en el mundo. Yo dije del otro, perlas, piedras, preciosas, especias. Una sola bolsa de pimienta valía, en el medioevo, más que la vida de un hombre, pero el oro y la plata eran las llaves que el renacimiento empleaba para abrir las puertas del paraíso en el cielo y las puertas del mercantilismo capitalista en la tierra. Las tierras vírgenes, densas selvas y de peligros, encendían la codicia de los capitanes, los hidalgos caballeros y los soldados en harapos lanzados a la conquista de los espectaculares botines de guerra: creían en la gloria, y en la audacia. Nació el mito de Eldorado, el monarca bañado en oro que los indígenas inventaron para alejar a los intrusos: desde Gonzalo Pizarro hasta Walter Raleigh, muchos lo persiguieron en vano por las selvas y las aguas del Amazonas y el Orinoco. El espejismo del “cerro que manaba plata” se hizo realidad en 1545, con el descubrimiento de Potosí. Había si oro y plata en grandes cantidades, acumulados en la meseta de México y en el altiplano andino. Hernán Cortes revelo para España en 1519 la fabulosa magnitud del tesoro azteca de Montezuma y quince años después llego a Sevilla el gigantesco rescate, un aposento lleno de oro y dos de plata, que Francisco Pizarro hizo pagar al Inca Atahualpa antes de estrangularlo.
Esplendores del Potosí: el ciclo de la plata
En Potosí la plata levanto templos y palacios, monasterios y garitos, ofreció motivo a la tragedia y a la fiesta, derramo la sangre y el vino, encendió la codicia y desato el despilfarro y la aventura. La espada y la cruz marchaban untas en la conquista y en el despojo colonial. Para arrancar la plata de América, se dieron cita en Potosí los capitanes y los ascetas, los caballeros de lidia y los apóstoles, los soldados y los frailes. Potosí contaba con 120.000 habitantes según el censo de 1573. Solo veintiocho años habían transcurrido desde que la cuidad brotara entre las cenizas y ya tenia la misma cantidad de habitantes que Londres y superaba a Sevilla, Madrid, Roma o París. Hacia 1650 se hizo un nuevo censo adjudicaba a Potosí 160.000 habitantes. La historia de Potosí no había nacido con los españoles. Tiempo antes de la conquista, el inca Huayna Cápac había oído hablar a sus vasallos del Sumaj Orcko, el cerro hermoso y por fin lo pudo verlo cuando se hizo llevar, enfermo, a las termas de Tarapaya. En 1545, el indio Huallpa corria tras las huellas de una llama fugitiva y se vio obligado a pasar la noche en el cerro. Para no morirse de frió ,hizo, fuego. La fogata alumbro una hebra blanca y brillante. Era plata pura. Se desencadeno la avalancha española. Fluyo la riqueza. El emperador Carlos V dio prontas señales de gratitud otorgando a Potosí el titulo de villa imperial.
La distribución de funciones entre el caballo y el jinete
El saqueo, interno y externo, fue el medio más importante para la acumulación primitiva de capitales, desde la Edad Media, hizo posible la aparición de una etapa histórica en la evolución económica mundial Las colonias americanas habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de la expiación del capital comercial. Ni España ni Portugal recibieron los beneficios del arrollador avance del mercantilismo capitalista, aunque fueron sus colonias las que, en media substancial. Proporcionaron oro y la plata que nutrieron esa expansión. Europa y necesitaba oro y plata. Los medios de pago de circulaciones se multiplicaban sin cesar y era preciso alimentar los movimientos del capitalismo a la hora del parto: los burgueses se apoderaban de las ciudades y fundaban bancos, producían e intercambiaban mercancías, conquistaban mercados nuevos. Pero no todo el excedente se evadía hacia Europa. La economía colonial también financiaba el despilfarro de los mercaderes, los dueños de las minas y los grandes propietarios de tierras, quien se repartían el usufructo de la mano de obra indígena y negra bajo la mirada celosa y omnipotente de la Corona y su principal asociada, la Iglesia.
Analizando la naturaleza de las relaciones a lo largo de la historia de América Latina
como una cadena de subordinaciones sucesivas. Potosí brinda el ejemplo más claro de esta caída hacia el vació. Las minas de plata de Guanajuato y Zacatecas, en México, vivieron su auge posteriormente. En los siglos XVI y XVII, el cerro rico de Potosí fue modo u otro, la economía chilena, que le proporcionaba trigo, carne, seca, pieles y vinos; la ganadería y las artesanías de Córdoba y Tucumán. Aquella sociedad potosina, enferma de ostentación y despilfarro, solo dejo a Bolivia la vaga memoria de sus esplendores, las ruinas de sus iglesias y palacios, y ocho millones de cadáveres de indios En sus épocas de auge, al promediar el siglo XVII, la ciudad había congregado a muchos pintores y artesanos españoles o criollos o imagineros indígenas que imprimieron su sello al arte colonial americano. Estas iglesias desvalijadas, cerradas ya en su mayoría, se están viniendo abajo, aplastadas por los años. Sin embargo, nada pudo hacer el señor de la Vera Cruz contra la decadencia de Potosí. La extenuación de la plata había sido interpretada como castigo divino por las atrocidades y los pecados de los mineros. Junto con Potosí cayo, Sucre. Esta ciudad del valle, de clima agradable, que antes se había llamado Charcas, La plata y Chuqiosaca sucesivamente, disfruto buena parte de la riqueza que mandaba de las veras del rico cerro de Potosí. Sucre cuenta todavía con una Torre Eiffel y con sus propios Arcos de Triunfo, y dicen que con las joyas de su Virgen se podría pagar toda la gigantesca deuda externa de Bolivia. En Potosí y en Sucre solo quedaron vivos los fantasmas de la riqueza muerta. En Chancaca, otra tragedia boliviana, los capitales anglos chilenos agotaron, durante el siglo pasado, vetas de plata más de dos metros de ancho, con una altísima ley; ahora sólo restan las ruinas humeantes de polvo. Los capitales no se acumulaban, sino que se derrochaban. Se practicaba el viejo dicho: Padre Mercader, Hijo caballero, nieto pordiosero.
El derramamiento de la sangre y de las lágrimas: y sin embargo, el Papa había
resuelto que los indios tenían alma
Contribución del oro de brasil al progreso de Inglaterra
El oro había empezado a fluir en el preciso momento en que Portugal firmaba el tratado de Metheuen, en 1703, con Inglaterra. Esta fue la coronación de una larga serie de privilegios conseguidos por los comerciantes británicos en Portugal. Inglaterra y Holanda, campeonas del contrabando de oro y los esclavos, que amasaron grandes fortunas en el tráfico ilegal de carne negra, atrapaban por medios ilícitos, según se estima, más de la mitad del metal que correspondía al impuesto del “quinto real” que debía recibir, de Brasil, la corona portuguesa. Nada quedó, en suelo brasileño, del impulso dinámico del oro, salvo los templos y las obras de arte. A fines del siglo XVIII, aunque todavía no se había agotado los diamantes, el país estaba postrado. Solo la explosión de talento había quedado como recuerdo del vértigo del oro, por no mencionar los agujeros de las excavaciones y las pequeñas ciudades abandonadas. Portugal no pudo, tampoco, rescatar otra fuerza creadora que no fuera la revolución estática. La leyenda asegura que en la iglesia de Nossa Señora de Merces e Misericordia, de Minas Gerais, los mineros muertos celebran todavía misa en las frías noches de lluvia. Cuando el sacerdote se vuelve, alzando las manos desde el altar mayor, se le ven los huesos de la cara.