Pasquino (2004) - Cap. 5. Los Sistemas de Partido PDF
Pasquino (2004) - Cap. 5. Los Sistemas de Partido PDF
Pasquino (2004) - Cap. 5. Los Sistemas de Partido PDF
159
--
Gianfranco Pasquino
teo del número de partidos, aun cuando haya sido llevado a cabo no
haciendo referencia exclusiva al número de partidos existentes, sino tam-
bién a una valorización de su consistencia electoral (Laakso y Taagepera
1979). Pero cuando examinando las medidas propuestas por algunos
autores, se afirme que los partidos "efectivos", según su definición, son
menos de tres en Gran Bretaña y apenas más de tres en Alemania, sabien-
do también, superficialmente, que la dinámica de los dos sistemas es,
como ya veremos, extraordinariamente diferente, no podremos dejar de
preguntarnos si el criterio numérico, incluso después de intentar refinar-
lo, no resulta insuficiente o no requiere, preliminarmente, de una for-
mulación teórica. Si miramos los resultados obtenidos por los dos auto-
res citados más arriba debemos forzosamente poner en evidencia que,
por sí solo, el criterio numérico resulta poco claro e incluso equívoco, y
mucho. No por casualidad el criterio sugerido por Laakso y Taagepera es
hoy muy raramente utilizado, con mucha cautela, mientras que la mayor
parte de los estudiosos nos enseña a encontrar alguna combinación entre
criterios cuantitativos y cualitativos (por ejemplo, aunque inadecuado,
pero con principios útiles, Ware 1996).
En lo que respecta a los sistemas políticos analizados en este libro,
sólo el sistema de partidos de los Estados Unidos es con toda seguridad
bipartidista. Recordemos que, según Sartori (1982, p . 76), los criterios
cruciales que caracterizan a un sistema bipartidista son los siguientes:
1) dos partidos están en posición de competir por la mayoría absoluta
de las bancas;
2) al menos uno de los dos partidos conquista una mayoría suficiente;
3) dicho partido está dispuesto a gobernar solo;
4) la rotación del poder sigue siendo una expectativa creíble.
En la gran mayoría de las vueltas electorales estadounidenses para los
cargos federales compiten casi exclusivamente candidatos Demócratas y
Republicanos, pero, y esto es lo que importa, al Congreso, salvo rarísimas
excepciones, sólo llegan los Representantes y Senadores que hacen refe-
rencia a los Demócratas y a los Republicanos. Es import::mte subrayar que
ningún candidato de un partido distinto al Demócrata y al Republicano
ha conquistado la Presidencia en la segunda posguerra, pero, en verdad,
tampoco antes, aunque no han faltado, en al menos cinco ocasiones,
desafiantes de este tipo (Campus y Pasquino 2003), y que, finalmente, al
nivel de la Presidencia, la rotación el cargo se ha producido, efectiva-
mente, con satisfactoria periodicidad. La tabla 5.1 pone en evidencia la
sucesión de presidencias demócratas y republicanas. Por lo tanto, en
161
q
Gianfranca Pasquina
Demócratas Republicanos
Kennedy 1961-1963
Johnson 1963·1968 Nixon 1969· 1974
Ford 1974-1976
162
Sistemas pollticos comparados
163
Gianfranco Pasquino
25,4 por ciento de los votos, pero sólo 23 bancas, y tampoco en 2001,
cuando habiéndose presentado solos obtuvieron el más alto número de
bancas, 4 7, con un notable porcentaje de votos, 18,3 por ciento, que
sigue siendo muy superior al alcanzado jamás por los Liberales alemanes.
En ninguna ocasión los Liberales alemanes obtuvieron más del 13 por
ciento de los votos, por lo general oscilando entre el seis y el 1O por
ciento, pero gracias a la distribución proporcional de las bancas conquis-
taron regularmente de 30 a 60 bancas en el Bundestag. Sin embargo,
desde el punto de vista del sistema de partidos, el aspecto más importan-
te que debe subrayarse es que los Liberales alemanes han formado parte
de todos los gobiernos de 1949 a 1966, y de 1966 a 1998. Más aún,
fueron decisivos para permitir la primera alternancia, entrando a formar
parte del gobierno con los socialdemócratas en 1969 hasta 1982. Después
de lo cual volvieron a ser decisivos en septiembre-octubre de 1982, subs-
cribiendo, junto a los democristianos, y produciendo junto a ellos a
través del voto de desconfianza constructivo, usado de la manera más com-
pleta, la pérdida de la mayoría parlamentaria que llevó a la sustitución del
Canciller socialdemócrata Helmut Schmidt por el democristiano Helmut Kohl.
A la luz de estas consideraciones es claro, por un lado, que el sistema
de partidos inglés es concreta y verdaderamente bipartidista. Por otro
lado, resulta efectivamente incomprensible que algunos autores hayan
podido definir al sistema de partidos alemán como un sistema de dos
partidos y medio. El llamado "medio partido" ha desarrollado un papel
absolutamente relevante e incomparablemente mayor que el de los Libe-
rales ingleses, resultando no sólo un partido "entero" sino también "deci-
sivo". La Tabla 5.2 presenta los datos relativos a la participación de los
partidos en los gobiernos alemanes, poniendo en evidencia al mismo
tiempo el papel decididamente importante de los Liberales y la transfor-
mación del sistema de partidos, iniciada ya en 1987 y luego definitiva-
mente registrada con la formación del primer gobierno entre el SPD y los
Verdes en 1998.
164
Sistemas políticos comparados
Demócratas Republicanos
165
Gianfranco Pasquino
Laboristas Conservadores
Atllee 1945-1951
Churchill 1951 -1955
Eden 1955-1957
Macmillan 1957-1963
Home 1963-1964
Wilson 1964-1970
Heath 1970-1974
Wilson 1974-1976
Callaghan 1976-1979
Thatcher 1979-1990
Major 1990-1997
Blair 1997-2006
166
Sistemas políticos comparados
167
Gianfranco Pasquino
168
Sistemas pollticos comparados
169
Gianfranco Pasquino
deciden elegir, de vez en vez en cada elección, aunque sólo por esa oca-
sión, ,un partido distinto al precedente. Esa es la razón por la que los
partidos no tienen nunca una total libertad de movimiento que les per-
mita ocupar el espacio politico de sus opositores, corriendo el riesgo de
que una parte de su electorado no los siga (véase tanto Downs 1957, trad.
it. 1988, como la crítica de Sartori 1976, cap. 10).
En los sistemas de multipartidismo extremo, vale decir el caracteriza-
do por un alto número de partidos -nunca menos de seis o siete-, la
competencia centrípeta no es alentada por la estructura misma del siste-
ma. Cada partido cuidará a su propio electorado específico, incluso tra-
tará de encapsularlo, volviéndolo indisponible a las eventuales, pero no
improbables, incursiones de los otros partidos, consciente de que es muy
difícil arrancarle electores a otro partido que se comporta del mismo
modo, o bien de manera defensiva. De esta estrategia de minimización de
losTiesgos resulta, obviamente, que los desplazamientos del voto en siste-
mas multipartidistas extremos, en los que se usa el sistema proporcional,
se miden siempre en porcentajes muy bajos. Por otra parte, dada la abun-
dante oferta de partidos, es más fácil para los electores encontrar un
referente partidafio que lo satisfaga. Si el pluralismo no es sólo extremo,
en cuanto al número de partidos, sino polarizado, vale decir que existen
tres polos: uno al centro, otro a la derecha y otro a la izquierda, y el polo
de derecha y el de izquierda son anti-sistema (término que, técnicamen-
te, significa que, si pudieran, tratarían de cambiar el sistema, especial-
mente su régimen, que consiste en las reglas, en los procedimientos y en
las instituciones, de manera tal que pudieran consolidar y blindar defi-
nitivamente el propio poder político), y las distancias ideológico-políti-
cas, .entre los polos son grandes, entonces la competencia podrá asumir
características centrífugas con los dos polos extremos que intentarán va-
ciar el centro atrayendo hacia ellos sectores del electorado de centro, de
centro-derecha y de centro-izquierda. Es una operación difícil, pero no
impracticable.
Según Sartori (1976, pero también 1982, cap. 1), tanto la Cuarta Re-
pública francesa (1946-1958) como Italia (de 1947 a 1993) han consti-
tuido ejemplos significativos de sistemas de partido con pluralismo pola-
rizado. En la formulación que hace el mismo Sartori (1982, pp. 83-89),
en ambos casos se presentaron claramente las ocho siguientes caracterís-
ticas:
1) presencia de partidos anti-sistema;
2) existencia de oposiciones bilaterales;
170
Sistemas políticos comparados
171
Gianfranco Pasquino
172
Sistemas políticos comparados
pero que son percibidas como anti-sistema por todo el resto del electora-
do, tienen graves problemas de circulación de las elites y de renovación
de las políticas y corren riesgo de asfixia.
173
Gianfranco Pasquino
174
Sistemas políticos comparados
175
Gianfranco Pasquino
l
En el contexto italiano post-1993 es difícil individualizar una ten-
dencia específica y continuada, porque poco más de diez años y tres
elecciones generales no son factores suficientes para delinear cualquier
evolución con características dotadas de la capacidad de durar. Sin em-
bargo parece que las dos mayores formaciones (Casa de lle Liberta y El
Olivo) pretender durar en el tiempo, pero muchos elementos, como el
liderazgo de centro-derecha y la persistente fragmentación de la centro-
izquierda (y sus fracasados intentos de unión), sugieren también la posi-
bilidad de que se quiebren y· sean sustituidos en la misma área política.
También en este caso, a condición de que se siga utilizando el sistema
electoral mayoritario, podremos concluir que en Italia la división es pro-
bablemente estable, en tomo a dos polos, pero la composición de las dos
coaliciones está destinada a sufrir rio pocas redefiniciones de los actores
y del respectivo séquito electoral.
Aun cuando resulte interesante, la individualización de los tipos de
evolución en un sistema de partidos efectuada por Duverger parece dar
cuenta, sustancialmente, de la evolución del electorado y, a lo sumo, de
cómo esta evolución se refleja en los partidos y en sus relaciones de
fuerza, más que en la transformación de los sistemas de partido . Cuando
podamos sostener, convincentemente, que, por ejemplo, las repetidas
victorias de un partido y, por consiguiente, la serie inint~rrumpida de
gobiernos compuestos por ese solo partido en un sistema bipartidista
terminan configurando la transformación en un caso de predominio, o
bien de sistema de partido predominante, habremos encontrado la clave
de la transformación exclusivamente en los cambios de las preferencias
electorales. A pesar del largo y desde muchos puntos de vista excepcio-
nal predominio de los Conservadores en Gran Bretaña, caracterizado por
cuatro victorias electorales consecutivas (1979, 1983, 1987, 1992) y una
experiencia de gobierno con dieciocho años de duración, no sólo este
fenómeno se configura como excepcional en el panorama de los sistemas
bipartidistas, sino que, como ya sabemos, la alternancia ha vuelto a fun-
cionar en el sistema británico a partir de 1997.
Agrego que probablemente debemos tener en cuenta no sólo la efecti-
va alternancia sino, especialmente, la legítima expectativa de alternancia. Con
esta expresión me refiero tanto al hecho de que electores y dirigentes de
un partido sigan comportándose como si la altemáncia pudiese tener
lugar en cualquier elección, como el hecho de que no se cambia ninguna
norma electoral e institucional que pueda incidir negativamente en las
posibilidades de alternancia. Finalmente, división estable, izquierdismo
e, incluso, predominio, no parecen sugerir de manera probatoria de qué
176
Sistemas políticos comparados
177
Gianfranco Pasquino
178
Sistemas políticos comparados
Francia Italia
Oposiciones anti· 2 1· 2 1º
sistema
179
Gianfranco Pasquino
marginada, de la coalición Casa delle Liberta, sino que tiene tres minis-
tros en el gobierno de Berlusconi. En cuanto a los comunistas, también
partido anti-sistema, entraron a formar parte del gobierno, en Francia,
desde la primera presidencia de Franc;ois Mitterrand, en el período 1981-
1984; en Italia, limitándonos a considerar "comunistas" a los dirigentes y
los parlamentarios de Rifundazione Comunista, entraron en el juego de
las coaliciones apoyando desde afuera al gobierno de Prodi (1996-1998).
En segundo lugar los dos sistemas de partido se reestructuraron de tal
manera que es posible sostener que no sólo no existen ya oposiciones
bilaterales, sino que al no estar ya el sistema clavado en el centro, la
competencia política, de tripolar pasó a ser bipolar.
Ésta, con toda la probabilidad, es la transformación más significativa
y cualitativamente más relevante, ya que ha permitido la alternancia, que
siempre había ilusionado a los dos sistemas políticos en la segunda pos-
guerra, habiendo estado, hasta entonces, bloqueada la competencia en el
centro, con la consecuencia de que el recambio en el gobierno no fue
nunca más allá de la simple rotación semi-periférica, limitada, como
escribió Sartori (1982, p. 87) a las medias tintas, es decir, a partidos de
centro-izquierda y de centro-derecha. De modo que ninguna de las opo-
siciones, salvo, en el caso francés, la representada por le Pen, puede
permitirse una política irresponsable de puenteo y de elusión de cargas
políticas, ya que podría ser llamada a dar cuenta de sus premisas progra-
máticas. Por consiguiente, en ambos sistemas de partido los impulsos
centrípetos tienden a prevalecer sobre los impulsos centrífugos. También
por razones extra-sistémicas, vale decir, la caída del muro de Berlín, la
configuración ideológica de los dos sistemas se atenuó en gran medida,
pero, lo que más cuenta, la polarización, ,vale decir la distancia ideológi-
ca, ha disminuido tanto -aunque no muy consistentemente-, que, en
la práctica, todos los partidos son pasibles de entrar en coalición.
A pesar de que el número de partidos relevantes, tanto en Italia des-
pués de 1993 como en la Quinta República francesa, se ha vuelto, o, tal
vez sea mejor decir ha quedado, muy elevado, prácticamente todos los
partidos, con muy pocas excepciones, la más evidente de las cuales está
representada por el Front National, en ambas formaciones tienen un
notable potencial de coalición, periódicamente satisfecho. Hay cuatro
partidos relevantes en la Casa delle Liberta (por orden, Forza Italia, Alianza
Nazionale, lega Nord y UDC); al menos seis partidos relevantes en El
Olivo (por orden nuevamente, Demacratici di Sinistra, la Margherita,
SDI, Verdes, Comunisti Italiani y Alianza Populare). He escrito por qué,
por un lado, la Margherita consiste a su vez en la unión de cuatro partí-
180
Sistemas políticos comparados
dos, y por qué Lltalia dei Valori de Antonio Di Pietro es importante para
El Olivo y presiona para entrar en la coalición relevante, aunque más no
sea bajo el perfil de su poder intimidatorio, es decir de infligir daño
político-electoral a la coalición y a u~ eventual gobierno del Olivo, sigue
siendo Refundazione Comunista. Curiosamente, en Francia también el
centro-derecha está menos unido que la izquierda. Después de haber
creado como soporte de su elección presidencial de 2002 una organiza-
ción de protección llamada Union pour la Majorité Présidentielle (UPM),
el Presidente gaullista Jacques Chirac alentó su transformación en Union
pour un Mouvement Populaire (UPM), compuesta por dos partidos {in-
dico entre paréntesis, para dar una idea de las dimensiones de los parti-
dos, los porcentajes de votos y las bancas obtenidas en las elecciones
legislativas del 9 y el 16 de junio de 2002): Rassemblement Pour la Répu-
blique (RPR = 33,4 por ciento, 355 bancas) y Démocratie Libérale (DL =
0,5 por ciento, dos bancas), pero apoyada en el Parlamento por la Union
pour la Démocratie Franc;aise (UDF = 4,8 por ciento, 29 bancas) . De un
modo no muy diferente a la situación italiana, la izquierda francesa re-
sulta bastante fragmentada: Partido Socialista (24, 1 por ciento, 140 ban-
cas), Partido Comunista (4,9 por ciento, 21 bancas), Ecologistas (4,4 por
ciento, tres bancas), Partido Radical de Izquierda (1,5 por ciento, 7 ban~
cas) tienen representación parlamentaria en la Asamblea Nacional (577
bancas en total) electa en junio de 2002, pero, naturalmente, hay que
tener en cuenta el potencial de intimidación, ya clamorosamente ejerci-
do en las elecciones presidenciales, de los tres grupos trotskistas (grandes
responsables del fracasado pasaje a la segunda vuelta del candidato so-
cialista Lionel jospin). Finalmente, en la extrema derecha se ubican el
Front National de Le Pen (11 ,3 por ciento) y el Mo'uvement National
Républican (MNR = 1,1 por ciento) que, excluidos de cualquier alianza
electoral, quedan privados de bancas en el Parlamento. Como es fácil
notar, desde el punto de vista del número de los partidos relevantes,
ambos sistemas partidarios en Francia e Italia se configuran aún hoy como
multipartidismos extremos.
Tal vez se podría discutir si estos multipartidismos contemporáneos
se merecen también la calificación de "despolarizados", ya que la distan-
cia ideológica entre los partidos parece haber disminuido, aunque no
mucho. Teniendo en cuenta la presencia y el papel del Front National y
de Refundazione Comunista, creo que efectivamente los multipartidistas
italiano y francés deben considerarse lo suficientemente despolarizados
(en términos ideológicos, no necesariamente en términos políticos), como
para permitir, y esto es lo que cuenta, el ingreso de casi todos los partidos
181
Gianfranco Pasquino
182
Sistemas políticos comparados
1.83
Gianfranco Pasquino
gobiernos alemanes, nacionales y regionales, por una fase que duró casi
cincuenta años, deben ser correctamente definidas de semi-rotación, 0
bien de semi-alternancia. A partir de la segunda mitad de los años ochenta,
pero sobre todo con el advenimiento y la consolidación de los Verdes
como potencial partido de gobierno, los Liberales alemanes tienen sola-
mente una única posibilidad para coalicionar: el acuerdo con la CDU/
CSU. la consecuencia de la nueva situación es que la competencia elec-
toral se ha estructurado alrededor de dos coaliciones estables, cada una
de ellas compuesta por dos partidos. Además, las dos coaliciones son
pre-electorales, es decir que se forman antes del voto, y para anticipar
apenas el discurso de la accountability, que será presentada de manera más
extensa en el capítulo sucesivo, deben respetar los compromisos hechos
para con los electores -de modo que el recurso al voto de desconfianza
constructivo, que sigue constituyendo un disuasivo contra quien, en la
mayoría, quisiese dar origen a una crisis a ciegas, resulta absolutamente
improbable-, la competencia ha asumido características absolutamente
bipolares, y cualquier futura alianza significará la sustitución completa
de una coalición operada por la otra, y ya no -o ·mucho menos- una
simple rotación alrededor de un partido-pivote, como sucedió con el
cambio de mayoría de 1982.
184
Sistemas políticos comparados
185
Gianfranco Pasquino
186
Sistemas políticos comparados
Multipartidario
•De 1949 a 1998 la competencia en Alemania puede ser definida como de "semi·
rotación"
187
Gianfranco Pasquino
Reflexión conclusiva
A este punto, a modo de conclusión, no queda más que poner en
clara evidencia que no es posible comprender plenamente el funciona-
miento de los sistemas políticos contemporáneos, y no sólo de los cinco
sistemas políticos analizados en este ·volumen, sin conocer profunda-
mente el formato y la mecánica de los respectivos sistemas de partido. La
enseñanza crucial sigue siendo la de Sartori, que sintetizo con el impera-
tivo: "contar los partidos que importan". Para conseguir este objetivo,
contrariamente a una escuela de pensamiento "matematizadora", que se
empeña en la presentación de abstrusas fórmulas de conteo sin conocer
nada de los partidos reales o efectivos, es indispensable poseer cuidado-
sos criterios cualitativos, como la disponibilidad y aceptabilidad de los
partidos a entrar en las coaliciones de gobierno y su poder de intimida-
ción y de chantaje sobre las coaliciones que se forman sin su participa-
ción, como la distancia ideológica y la anti-sistemicidad. Finalmente,
gracias al recurso a estos criterios cualitativos que, en determinadas con-
diciones, también pueden ser operacionalizados en clave cuantitativa, se
vuelve posible sugerir las lineas de eventuales transformaciones. Esto es
lo que he intentado poner de manifiesto, espero que convincentemente,
en este capítulo.
En el próximo capítulo haré las sumas referidas a la calidad de la
democracia que cada sistema político produce y garantiza en la plena
conciencia de que la calidad de la democracia depende en gran medida
188
Sistemas políticos comparados
189
Gianfranco Pasquino
Referencias bibliográficas
Bréchon, P. (2003) La France aux urnes. Soixante ans d]istoire électorale, París, Les études
de la documentation Frarn;aise. .
Bréchon, P. (editor) (2001) Les partís politiques fran~ais, Paris, Les études de la documen-
tation Frarn;aise.
Brougthon, D y Donovan, M. ( editores) (1999) Changing Party Systems in Western
Europe, Londres-Nueva York, Pinter.
Campus, D. y Pasquino, G. (2003) USk elezioni e sistema politico, Bolonia, Bononia
University Press.
Chambers, WN . y Burnham, WD. (editores) (1975) The American Party Systems. Stages
of Política! Development, Oxford-Nueva York, Oxford University Press.
Downs, A. (1988) Teoria economica della democrazia, Bolonia, 11 Mulino.
Duverger, M. (1951) Les partis politiques, París, Colin (trad. it. I partiti politici, Milán,
Comunita, 1961).
Eckstein, H. (1968) Party Systems, en International Encyclopaedia of the Social Sciences,
Nueva York-Londres, Free Press/Collier-Macmillan, pp. 436-453.
Finer, S.E. (1980) The Changing British Party System, 1945-1979, Washington, D.C.,
American Enterprise Institute.
Fisichella, D. (2003) Elezioni e democrazia. Un'analísi comparata, Bolonia, 11 Mulino.
Green, J.C. (2002) Still Functional After Al These Years: Parties in the United States, 1960-
2000, en P. Webb, D. Farrel y l. Holliday (editores) Political Parties in Advanced
Industrial Democracies, Oxford, Oxford University Press, pp. 310-344.
Huber,J. e Inglehart, R. (1995) Expert]udgements of Party Space and Í'arty Location in 42
Societies, en ".Party Politics", vol. 1, n. 1.
Laakso, M. y Taagepera, R. (1979) The "Effectivew" Number of Parties: A Measure with
Application to West Europe, en "Comparative Political Studies", vol. 12, pp. 3-27.
Lowi, T.J. (1985) The Personal President: Power lnvested, Promise Unfulfilled, Ithaca,
Cornell University Press.
McLean, l. (2001) Rational Choice & British Politics, Oxford, Oxford University Press.
Mair, P. (1997) Party System Change. Approaches and Interpretationsw, Oxford, Oxford
University Press.
Newell, J.L. (2000) Parties and Democracy in Italy, Londres, Ashgate.
Pasquino, G. (2002a) 11 sistema político italiano. Autorita, istituzioni, societci, Bolonia,
Bononia University Press.
Pasquino, G. (editor) (2002b) Dall'Ulivo al governo Berlusconi. Le elezioni del 13 maggio
2001 e i1 sistema político italiano, Bolonia, 11 Mulino.
Reif, K-H. (1987) Party Government in the Fifth French Republic, en R.S. Katz (editor),
Party Governments: European andAmerican Experiences, Berl!n-Nueva York, de Gru-
yter, pp. 27-77
Sartori, G. (1976) Parties and party systems. A framework for analysis, Cambridge, Cam-
bridge University Press.
Sartori, G. (1982) Teoría dei partiti e caso italiano, Milán, SugarCo.
190
Sistemas políticos comparados
191