La Guía Del DMSO PDF
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EL CONOCIMIENTO OCULTO DE LA
NATURALEZA PARA LA SANACIÓNES
*
Novedad: desde noviembre del 2015 las ampollas de DMSO están autorizadas y se comercializan en
Alemania.
Como científico, no pude prever ningún capítulo en el que no se recogiera
la entretenida historia del DMSO y sus asombrosas propiedades físicas,
químicas y farmacológicas, así como la certidumbre de que el DMSO es un
remedio natural. Para los «impacientes», entre los que seguramente no solo
se encuentran aquellos que no forman parte de la profesión médica, sino
también algunos médicos y naturópatas, al comienzo de estos pasajes se
ofrece un resumen de fácil comprensión. De esta manera, puede pasarse más
rápidamente por la exposición detallada de las propiedades del DMSO para
llegar lo antes posible al capítulo práctico. Sin embargo, le invito a que lea
estas consideraciones científicas, puesto que le proporcionarán una
comprensión más profunda de los procesos bioquímicos que el DMSO
propicia en el cuerpo, tanto en el humano como en el animal. Así, a lo mejor
también puede reconciliar a su manera la teoría y la investigación con su
aplicación práctica.
Hartmut Fischer
INTRODUCCIÓN
El DMSO es conocido por ser un remedio fácil de emplear que está
indicado tanto en el tratamiento de las enfermedades graves y dolorosas
como en el de las molestias más habituales. Por lo que parece, puede
utilizarlo en beneficio propio y de su familia sin necesidad de tener en cuenta
una lista de lo que se conoce como efectos secundarios. Hasta donde se sabe
hoy en día, combina muy bien con otros remedios, llegando incluso a
reforzarlos. Además, el DMSO resulta asequible para cualquiera. Por ello,
tanto si se ha topado con este libro buscando una solución para sus molestias
como si lo ha hecho al haber asumido una misión terapéutica con otros
pacientes, vale la pena poner el DMSO bajo el microscopio junto con todas
sus sorprendentes propiedades. Y dado que de entre todas las expectativas
acerca de esta sustancia la principal debe ser la seguridad de su aplicación,
quiero abordar, primero, los pocos efectos secundarios que cabe esperar en
un tratamiento con DMSO, los cuales no se presentan, ni mucho menos, en
todos los usuarios.
Naturalmente, puede discutirse lo que hay que enterder como efecto
secundario y cómo puede diferenciarse de los efectos pretendidos. En este
libro siempre se considerará que las manifestaciones u observaciones que se
presenten debido al uso de un remedio son algo deseado y necesario, siempre
y cuando constituyan una expresión del efecto farmacológico en el cuerpo.
Con independencia de que cada usuario lo considere agradable o
desagradable, se habrá producido un efecto. Por ejemplo, la propiedad
vasodilatadora del DMSO hace que al aplicarlo externamente con frecuencia
aparezca un enrojecimiento local pasajero en la piel, que puede ser muy
variable de un individuo a otro (vease 2.2). Dado que esta reacción
contribuye a acelerar considerablemente la reducción de la inflamación y la
cicatrización, a mi entender, forma parte integrante y es una manifestación
de su efectividad. Veamos un ejemplo más drástico en un ámbito diferente:
cuando toma un vomitivo, espera que el efecto deseado sea lo más eficaz
posible pese a que subjetivamente, resulte muy desagradable.
Por el contrario, un efecto secundario no deseado sería, desde mi punto
de vista, la caída del cabello que tiene lugar como consecuencia de la
quimioterapia clásica que aplica la medicina convencional. Resulta obvio
que tiene que deberse a sustancias que dañan las células de manera no
selectiva, por lo que la pérdida del cabello es una manifestación de la
destrucción de los tejidos del cuerpo, lo cual ni puede ser deseable ni debe
aceptarse como necesario.
Seguramente la interpretación del tema efectividad y efectos secundarios
que aquí me tomo la libertad de hacer contradiga los protocolos y
cuestionarios clínicos convencionales. Por lo general, el fugaz
enrojecimiento local de la piel que he mencionado anteriormente se
consignaría bajo el título de efectos secundarios observados. En el ámbito de
las terapias alternativas conocemos este dilema tan generalizado y
designamos diversos fenómenos puntuales con el término crisis curativa. Es
un hecho conocido que, por ejemplo, la eliminación que tiene lugar durante
un proceso de desintoxicación puede llegar a causar efectos se cundarios
muy intensos y frecuentemente desagradables —desde pesadillas hasta
náuseas—. Y, sin embargo, ni el terapeuta ni el paciente se referirían a ellos
como efectos secundarios indeseables. En primer lugar, es una reacción
esperada —es decir, es deseada— y, en segundo lugar, no se trata de un
efecto secundario, sino del efecto principal.
Una propiedad del DMSO que muchos consideran especialmente per
judicial consiste en que muchos usuarios despiden un olor corporal o un
aliento que las personas de su alrededor describen como similar a ajo o a
ostra. Resulta gracioso que el interesado no perciba estos efluvios y que con
frecuencia se pregunte por qué los demás se mantienen a distancia y
aprovechan toda oportunidad que se les presente para ventilar la habitación...
Los procesos naturales de secreción de nuestro cuerpo se encargan de que
este olor desaparezca, a más tardar, a las 72 horas de haber administrado la
sustancia. Esta propiedad del DMSO es, ade más, la principal razón de que
su uso no resulte muy, o nada, adecuado en un estudio clínico con un diseño
doble ciego. Todo el mundo percibiría inmediatamente a qué probando se le
está administrando el verum y a cuál el placebo.
Figura 2: MSM
1.2 PROPIEDADES
Hoy en día podemos añadir mucho a esa primera descripción que el
químico ruso Alexander Saytzeff4 (véase 1.1) hizo de las propiedades de esta
sustancia. Tradicionalmente, la descripción de las sustancias se subdivide en
la física, la química y la farmacéutica o farmacológica. Del mismo modo que
actualmente se están desdibujando las fronteras existentes entre las diversas
disciplinas científicas —históricamente bien cuidadas y nítidas—, también
las propiedades del DMSO incluidas en cada una de ellas se están
entrelazando. A fin de cuentas, tanto los usuarios como los investigadores de
sus fundamentos coinciden en que este remedio todavía nos tiene preparados
muchos misterios y sorpresas.
Figura 5: Dipolos en los que, pese a tener una carga externa neutra, los centros de gravedad de las
cargas positivas y negativas de las partículas no coinciden
Por tanto, en este caso el doble enlace existente —en el que el átomo
central de carbono y el átomo de oxígeno comparten dos electrones cada
uno— da lugar a una disposición plana en los tres grupos de átomos y
garantiza que en esta disposición geométrica «triangular» haya la mayor
distancia posible.
En cambio, el átomo central de azufre del dimetilsulfóxido, como
miembro del grupo principal VI dentro de los elementos químicos, tiene la
capacidad de establecer hasta seis enlaces, lo que significa que en el DMSO,
en el que solo se han realizado cuatro de estos posibles enlaces, aún quedan
disponibles dos electrones exteriores. Así pues, estos electrones del
denominado par solitario de electrones suponen un cuarto ligando, el cual no
suele tenerse en cuenta al hacer la representación molecular (véanse figuras
1, 2 y 3), Y así la disponibilidad de cuatro grupos de átomos próximos
alrededor de un átomo central de azufre, debido a la exigencia espacial
contrapuesta de estos vecinos, impone una distribución espacial que equivale
a la figura geométrica de una pirámide, como aparece indicado en la figura
de arriba mediante los símbolos científicos convencionales.
Naturalmente, como las esquinas están formadas por diferentes ligandos, no
prevalece una simetría piramidal exacta. La exigencia espacial en
cuestión no depende únicamente del tamaño de los átomos/órbitas conforme
al cálculo aritmético, sino que también es una manifestación de diversos
efectos electrostáticos y de la mecánica cuántica, lo que da lugar a que los
ángulos de los enlaces se desvíen entre sí.
H
3C
C
Figura 8:H3
Catión con cubierta de DMSO
Como puede ver, para entender la grata versatilidad del DMSO, bien vale
la pena asomarse al mundo de las particularidades químicas de esta sustancia.
Ahora que dispone de esta información, puede pasar al siguiente capítulo, en
el que, finalmente, trataremos la verdadera «fuerza» de la acción de que este
remedio está dotado. En un sentido farmacológico, dichos efectos habrán de
llevarnos, directa y lógicamente, a sus ámbitos de aplicación, es decir, a las
enfermedades que pueden tratarse con él.
Resumen
Los efectos del DMSO –en animales y personas—que se han descubierto a
lo largo de muchos años de intensos trabajos de investigación son muy
numerosos. En conjunto pueden describirse y comprenderse a través de los
principios fundamentales de regeneración, penetración, protección y
modulación. Así pues, podemos hablar, con toda propiedad, de un
medicamento universal. Algunos de sus efectos específicos más importantes
son el alivio del dolor, la actividad antiinflamatoria, su acción de drenaje y
vasodilatadora, la captura de los radicales libres y el favorecimiento de la
cicatrización y de la relajación muscular. Otros aspectos importantes son la
capacidad que el DMSO tiene de atravesar fácilmente las membranas
biológicas, como pueden ser la pared celular o la pie, y que puede llevar
consigo otras sustancias (medicimales).
En este contexto, el término farmacológico se refiere a aquellas
propiedades que son susceptibles de clasficación yque van asociadas a una
sustancia en virtud de los efectos observables o verificables que se produzcan
tras haber sido administrada como fármaco a personas o animales. Los
estudios in vitro, es decir, aquellos que tienen lgar en un laoratorio fuera de
un organismo vivo –por ejemplo, en tejidos aislados--, también dieron como
resultado otros efectos adicionales o independientes.
En general, cuando hablamos de efectos verificables, naturalmente debe
garantizarse que se recaben de manera objetiva y que puedan reproducirse
estadísticamente, es de cir, que puedan repetirse. Evidentemente, se
producen grandes variaciones, sobre todo cuando se trata de juicios
personales emitidos por pacientes. Lo que uno describe como un ligerísimo
alivio del dolor otro puede expresarlo com un fenomenal efecto inmediato.
Pese a ello, siempre deberíamos aspirar a obtener unos resultados sólidos a
partir de los tratamientos.
Volvamos al ejemplo de la articulación calcificada del hombre: más alla
de la satisfacción del paciente y del terapeuta por haberrecuperado la
capacidad de movimiento y por la desaparición del dolor, lo realmente
adecuado para poder determinar correctamente la efectividad del tratamiento
con DMSO sería el resultado positivo de un procediminto basado en pruebas
de diagnóstico por imagen. Aunque, a decir verdad, como naturópatas no
solemos ser entusiastas de las pruebas diagnósticas precipitadas o incluso
innecesarias, tales como las radiografías y demás. Con ello solo quiero
recordar que, con frecuencia, anunciar a bombo y platillo supuestos éxitos
curativos de la medicina alternativa puede acabar teniendo un efecto
bumeráng cuando, acto seguido, un diagnóstico de la medicina convencional
desengaña a todas las partes interesadas. Pese a todo ello, la sensación
subjetiva del paciente es lo más importante de todo, ya que, a fin de cuentas,
busca ayuda médica porque quiere sentirse mejor.
Para ir directamente al grano: la lista de propiedades terapéuticas
farmacológicas estudiadas y públicas del dimetilsulfóxido es muy larga. Es
tan larga que, francamente, induce a adoptar una postura crítica. Algunas
de estas propiedades farmacológicas incluso parecen contradecirse. Los
propios padres de la aplicación terapéutica del DMSO --que comenzó de
manera fulminante a principios de los años 60— actualmente opinan que
la etiqueta de «panacea» ha hecho más mal que bien a su causa. Pero si se
analiza con más detenimiento, puede verse que muchos de los efectos
individuales descritos pueden atribuirse, esencialmente, a los mismos
procesos bioquímicos. Visto por sí mismo, es decir, dejando de lado la
utilizació del DMSO como aditivo en otros remedios, los efectos
curativos pueden reducirse a un denominador comprensible:
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Novedad: desde noviembre del 2015 las ampollas de DMSO están autorizadas y se
comercializan en Alemania.
visto bueno de la autoridad competente conforme a la ley aplicable en
materia de fármacos. Dicha obligación de autorización existe para toda
forma de aplicación de todo principio activo —tanto para su administración
en personas como en animales— y no solo en lo que respecta a esta cuestión.
Por consiguiente, en el caso del DMSO, de poco sirve que esta sustancia esté
disponible en los preparados anteriormente citados, cremas o gotas, y que
estas formas de administración estén autorizadas. Naturalmente, estas
resultan inapropiadas para su administración mediante perfusión y la
«bendición» burocrática no se traslada al DMSO como dilución acuosa.
De ahí que semejantes soluciones no puedan recetarse, no sean
reembolsables para los contribuyentes del sistema sanitario y que su
aplicación se lleve a cabo bajo la responsabilidad del terapeuta y del
paciente (por vía privada).
El hecho de que las soluciones de DMSO no estén autorizadas se debe a
varios motivos y, como ya se explicó en la introducción, también ha de ser
entendida desde el prisma de la política farmacológica. Esta es también la
razón por la que los veterinarios y los médicos no hablan abiertamente sobre
esta vía de aplicación del DMSO, especialmente cuando se trata de personas
que gozan de gran prestigio, a no ser que tengan una relación de mucha
confianza con usted.
A pesar de ello, en las consultas privadas de afamados médicos de
medicina deportiva y de cirujanos plásticos, así como, lógicamente, de
veterinarios y naturópatas, este líquido se aplica con muy buenos resultados.
En el caso de deportistas cotizados, de caballos de carreras y de otras
«estrellas», se valora especialmente por el efecto que ejerce al reducir el
«tiempo de baja», es decir, de mejorar la cicatrización de las lesiones. Si
investiga acerca de las perfusiones con DMSO, fundamentalmente se
encontrará con sus aplicaciones en caballos de carreras. En este ámbito el
tema se trata abiertamente, hasta cierto punto.
El denominado Paravac, una emulsión con una base de DMSO, fue
elaborado por la empresa immunA supuestamente para su ensayo clínico en
fase III. Entre tanto, no ha vuelto a oirse nada sobre este preparado, que, por
desgracia, aparte del DMSO, contenía unos cuantos ingredientes
controvertidos, entre los que estaban, por ejemplo, la dimeticona
(polidimetilsiloxano) o los denominados adyuvantes oleosos, que también se
emplean como supuestos potenciadores en las vacunas. Yo personalmente
rechazaría semejante mezcla, ya que, desde mi punto de vista, los preparados
que contienen numerosos productos químicos artificiales no tienen razón de
ser. Precisamente este es el proceder que caracteriza a los intereses
comerciales acentuados de los que los terapeutas verdaderamente
independientes se mantienen totalmente apartados.
Simplemente, tenemos que alegrarnos de poder utilizar de manera tan
versátil el DMSO puro en sus concentraciones adecuadas, ya sea mezclado
con agua pura, ya sea mezclado con isotónica. Cuando alguien no es capaz
de hacer acopio de la paciencia y la flexibilidad necesarias para utilizar este
líquido natural, cabe preguntarse si realmente está interesado en las terapias
alternativas.
El principal problema a la hora de utilizar el DMSO en perfusión o como
inyectable es la ausencia de soluciones preparadas, ya que no están
autorizadas (véase la nota de la pagina anterior). Para que una solución se
administre directamente en la sangre o en los tejidos, debe cumplir con una
serie de requisitos. La observancia de unos criterios de calidad conforme a
las prácticas internacionales correctas para la fabricación de productos
farmacéuticos y dispositivos médicos desempeña un papel fundamental en
la producción industrial de los denominados fármacos parenterales
(ampollas y perfusiones, entre otros). En virtud de esta, dichas sustancias
deben envasarse sin pirógenos y todo lo estériles que sea posible. Los
pirógenos son sustancias que, cuando se administran por vía intravenosa,
pueden producir fiebre. Entre ellos no solo están la contaminación
microbiológica o los organismos (bacterias, virus, hongos...), sino también
los pirógenos de origen no biológico, que pueden ser partículas
microscópicas que se originan debido al desgaste de plásticos, metales o
caucho (goma), que no deberían ir a parar al medicamento. ¡Cuando se trata
de administrar medicamentos por vía parenteral, los juegos con sustancias
infectadas no tienen cabida!
Como consecuencia, para descartar semejantes impurezas, la
elaboración «artesanal» de soluciones para perfusiones o inyecciones re
quiere cumplir con unas normas fundamentales de higiene. A mi modo de
ver, los informes sobre «reacciones alérgicas» tras perfusiones o inyecciones
acompañadas de escalofríos y cosas semejantes con frecuencia son
atribuibles a la ignorancia en lo que respecta a la preparación de estas
soluciones, lo cual es igualmente aplicable en el caso de las perfusiones con
MMS, entre otras. Es preciso adquirir el conocimiento y la experiencia
necesarios para manejar soluciones estériles. Si no puede o no quiere
permitírselo, lo mejor es que busque la ayuda de un médico o naturópata para
que le muestre y explique todos los pasos. Los terapeutas también tienen la
posibilidad de encargar la elaboración de perfusiones en pequeñas cantidades
y de conformidad con las condiciones de buenas prácticas de elaboración.
Dentro de este segmento hay varios proveedores que también ofrecen
parcialmente la posibilidad de que uno lleve sus propios ingredientes y
elabore las soluciones en condiciones estériles siguiendo las indicaciones
correspondientes.
Los requisitos mínimos que debe cumplir el equipamiento adecuado para
la elaboración independiente de los preparados para la administración por
vía intravenosa son los siguientes:
En primer lugar, se necesita un lugar de trabajo que esté limpio, como
pueda ser, por ejemplo, una encimera de laboratorio o de cocina sobre la que
pueda aplicarse un producto desinfectante. También es importante disponer
de una bata de laboratorio o de médico que esté limpia, de una mascarilla y
de unos guantes de un solo uso para manipular los materiales necesarios. Es
conveniente encontrar un proveedor de artículos para laboratorios o de
ingeniería médica que sea de confianza y que a su vez pueda asesorarle.
Para preparar perfusiones con DMSO, necesita, ante todo, la materia
prima apropiada, es decir, DMSO de calidad farmacéutica certificada (Ph.
Eur.). Si nos lo solicita, podemos indicarle algunos proveedores apropiados
o también puede buscarlos a través de Internet. Si al igual que yo tiene la
suerte de conocer a personas dentro del ámbito de la investigación científica,
tal vez tenga la posibilidad de conseguir que le destilen DMSO en
condiciones de sala limpia en el vacío a través de hidróxido de sodio y, a
continuación, se lo envasen en un frasco con un septo en una atmósfera
protectora.
En caso contrario, deberá trabajar con nanofiltros estériles para purificar
el DMSO antes de agregarlo al fluido para ser perfundido. Cuando se habló
del concepto del mecanismo de envasado hecho por uno mismo, ya se apuntó
indirectamente a esta posibilidad (véase 2.1). Para ello, necesitará filtros de
jeringa estériles —envasados y encapsulados individualmente— que
dispongan de una conexión Luer en ambos extremos, lo que permite que
puedan utilizarse fácilmente como adaptador con las jeringas normales de
uso médico. Naturalmente, estas también deben estar en un envase estéril en
el que aparezca indicada una fecha de caducidad válida. Hay filtros de
jeringa de diversas dimensiones, tamaños de poro y materiales. Los
adecuados son, por ejemplo, aquellos con un tamaño de poro de 200
nanómetros o menos y cuyo material del filtro aparezca identificado como
PTFE (politetrafluoroetileno) o PA (poliamida nailon). Lo mejor es que
pregunte al proveedor cuál es el tipo más indicado para el filtrado del DMSO.
Para «desactivar» una posible contaminación biológica, es recomendable
calentar la cantidad de DMSO que se vaya a utilizar a entre 70 y 90 0C antes
de filtrarla. De esa manera se desnaturalizarán los microorganismos y las
enzimas. Para ello, puede verterse el DMSO en un recipiente de cristal para
laboratorio — un vaso de precipitados o un matraz Erlenmeyer— o en una
jarra para té o café que haya sido previamente tratada y calentarlo en la
cocina. Con el propósito de controlar el proceso de calentamiento, es
aconsejable emplear un sencillo termómetro de laboratorio hecho de cristal
que tenga un intervalo de medición adecuado (por ejemplo, entre -15 y
+150ºC) y colocarlo en el recipiente. La temperatura también puede medirse
sin necesidad de contacto empleando un termómetro infrarrojo.
Para que pueda hacerse una idea general de cuál es el «poder oxidativo»
de las diversas sustancias con contenido en oxígeno que hemos descrito, a
continuación le ofrezco una tabla con los potenciales de oxidación estimados
que se alcanzan en una solución neutra (pH 7).
También figuran los potenciales estándares de estas sustancias, 0, tal y
como aparecen en la literatura, los cuales se han calculado con la ecuación
modificada de Nernst. Hay que añadir que cuando aumenta el valor del pH
de la solución acuosa en la que están las sustancias que aparecen en la tabla,
se amortigua su intensidad oxidativa. El valor del pH indica, de manera
simplificada, lo ácida que es una solución. Los valores por encima de 7
indican una alcalinidad creciente, mientras que por debajo de 7 son
progresivamente más ácidos. Con un valor de 7, la solución reacciona con
neutralidad. El valor aproximado del pH de la sangre humana —la sangre es
igualmente una solución acuosa con diversas sustancias— es de 7,3, lo que
significa que nos encontramos en un medio ligeramente alcalino.
Se aplica lo siguiente:
ε7 = ε0 - 0,05916 pH pH = 7
Potencial Potencial de
Símbolo Denominación general
estándar ε 0 Ox. ε7
Pero para mí y para otros terapeutas que han acudido a mis seminarios,
una SDC «hecha por uno mismo» es la mejor manera de elaborar una
solución (para perfusión) que sea totalmente pura y tenga un alto contenido
en MMS/SDC. Entre tanto, es el único procedimiento que sigo para mis
propias aplicaciones. Para ello, se necesita un sencillo «generador de ClO 2”
con el que pueda hacer burbujear la sustancia pura en forma de gas en el agua
o, con un filtro estéril, en la solución isotónica para perfusión que se desee.
Precisamente las perfusiones frescas elaboradas de esta manera son una
bendición terapéutica por lo bien que se toleran, porque su pH es neutro y
porque pueden manejarse con la mayor efectividad. Hasta mis propios
estudiantes de naturopatía, aunque estén sanos, suelen ofrecerse voluntarios
para tomar parte en la demostración de este procedimiento, porque después
se sienten realmente bien...
Al contrario de lo que Jim Humble opina sobre la necesidad de manejar
las perfusiones de MMS con precaución porque asegura haber observado
supuestas reacciones de Jarisch-Herxheimer, ni yo, ni ninguno de los
terapeutas o usuarios que conozco, hemos observado nunca ninguna de estas
manifestaciones, y ello pese a que con frecuencia hemos enriquecido una
perfusión con su contenido íntegro de dióxido de cloro con hasta 10 (¡!) gotas
de solución madre de MMS. Recientemente, en colaboración con una colega,
traté con este procedimiento a una paciente de 84 años aquejada de una
infección bacteriana crónica —a continuación, la señora se sintió como si
hubiese vuelto a nacer y empezó a hacernos reír con sus anécdotas...-.
Conclusión
Cuando las perfusiones de MMS/SDC se preparan con una alta pureza,
resultan altamente tolerables, de lo que deduzco que las reacciones pasajeras
que parcialmente se recogen en los libros, tales como escalofríos o fiebre,
son debidas a impurezas (pirógenos), por lo que no se trata de «verdaderas»
reacciones de Jarisch-Herxheimer. Esto significa que únicamente se debería
aplicar este tipo de tratamiento cuando se disponga del equipo técnico
bioquímico y de laboratorio necesario, el cual puede conseguirse muy
fácilmente. Cumpliendo con este requisito, no quiero prescindir de aplicarme
las perfusiones de SDC ya que, al utilizarlas, incluso en dosis muy elevadas,
no se padece ningún trastorno gastrointestinal, lo que suéle ser muy habitual
con la solución para beber. Posteriormente, uno se lleva las manos a la cabeza
y se pregunta cómo es que no se nos ocurrió antes esta idea, ya que funciona
con los medios más simples. También enseñamos y probamos este método
en nuestros seminario.
¿Cómo debe considerarse la relación de la dosificación o la potencia
respectiva entre la nueva SDC y el MMS clásico? Según las indicaciones del
fabricante, la SDC contiene un máximo de un 0,3% de C1O2 —lo que
equivale a tres gramos en un litro de agua (como ya se ha dicho, en muchos
casos se tiene incertidumbre sobre el contenido)—. Por consiguiente, en un
mililitro de una solución semejante habría disueltos tres miligramos de
dióxido de cloro. Si suponemos que el volumen estándar de una gota es de
0,05 mililitros, podríamos considerar que en una gota de SDC a lo sumo hay
0,15 miligramos de C1O2
Según los cálculos estequiométricos, con base en la fórmula química de
la fórmula del C1O2 y suponiendo que la reacción transcurra en condiciones
óptimas, en teoría, una solución estándar de MMS (Na C1O 2 al 22,4%)
aporta como máximo, unos 6,5 miligramos de C1O2 por gota, lo que viene a
ser unas 40 veces más y significa que si el contenido de la SDC al 0,3 %
fuese fiable y la solución de MMS clásica reaccionase íntegramente a C1O2,
deberíamos dosificarla de tal manera que dos mililitros de SDC (40 gotas)
¡¿equivaldrían a una gota de MMS?!
Con esta información puede darle al agua oxigenada los mismos usos
múltiples que suele darle a la solución de MMS. En su libro56, Josef Pies56
ofrece numerosas recetas y aplicaciones sorprendentes que pueden llevar a
cabo aquellos que no son profesionales de la medicina —tanto en personas
como en animales y plantas—. Entre otras muchas cosas, se incluye la
composición de un aerosol para uso externo con H202 y DMSO que propicia
una mejor absorción. Según Pies56, los tratamientos mediante perfusión de
peróxido de hidrógeno —que han de estar reservados a médicos o
naturópatas— ya se han aplicado en muchas enfermedades graves con muy
buenos resultados, entre las que están la artritis, la candidiasis, la esclerosis
múltiple, las varices, el síndrome de fatiga crónica, el reuma o el cáncer.
NH2 NH2
Figura 35: Transformación de la procaína en una partícula cargada (catión) mediante la acción de un
ácido
(en este caso, el ácido clorhídrico HCI)
Acné
Estas pústulas inflamatorias, que no aparecen únicamente durante la
pubertad, pueden «apaciguarse» muy bien aplicando unos toques de solución
de DMSO. La piel de la cara reacciona al DMSO con mayor sensibilidad que
la de otras zonas, por lo que hay que comenzar aplicando una solución al
50%. Si el cosquilleo o el picor inicial se toleran bien, puede aumentarse la
concentración al 75%. Por lo general, bastan unas pocas aplicaciones para
frenar la aparición de los granos. Nosotros hemos tenido muy buenas
experiencias con nuestros hijos.
También cabe la opción de combinar estas aplicaciones locales de
DMSO con soluciones de agua oxigenada y con el uso por vía oral de
preparados a base de bacterias lácticas o de microorganismos eficientes
(EM). Así mismo, soy partidario de la aplicación tópica de suspensiones
hechas con las cepas bacterianas apropiadas junto con porciones
fermentadas, lo que también produce unas mejoras asombrosas del acné y
de otras inflamaciones cutáneas. En este sentido, es una lástima que
actualmente casi se haya perdido la costumbre de hacer chucrut casero. El
líquido excedente que resultaba sería —evidentemente, una vez enfriado—
un efectivo medio fermentativo con un abundante contenido en bacterias
«buenas» y ácido láctico. Como niño criado en provincias, formé parte de
aquella generación que «podía» colaborar en la tradicional elaboración anual
del chucrut en grandes ollas esmaltadas. Por aquel entonces originaba un
entusiasmo bastante escaso —actualmente, ese conocimiento se ha
perdido—.
Adicciones
(véase «Síndrome de abstinencia»)
Afecciones discales
Los discos intervertebrales —esa es su denominación correcta— están
formados por un anillo fibroso y lo que se conoce como núcleo pulposo, que
desempeña una función similar a la de un colchón de agua, pues amortigua
los impactos. Cuando termina el crecimiento longitudinal del cuerpo —en
torno a los 20 años—, los discos intervertebrales dejan de recibir suministro
directo de los vasos sanguíneos y pasan a alimentarse indirectamente por
medio de un proceso de difusión pasiva, de ahí que, para la alimentación y
eliminación de desechos de estos elementos de la columna vertebral, la
alternancia entre sueño y vigilia sea muy importante. A lo largo del día,
mientras se está de pie o sentado, la fuerza de la gravedad ejerce presión en
el núcleo pulposo y, como consecuencia, este elimina agua con sustancias
diluidas, lo que origina el famoso fenómeno de «haber menguado» de uno a
tres centímetros al llegar la noche, durante la cual, estando tumbado, el disco
puede volver a llenarse, es decir, a regenerarse. En el caso de los adultos, el
transporte de nutrientes y desechos ha de llevarse a cabo mediante este
intercambio de agua, lo que es un proceso delicado. Es bien sabido que las
lesiones en los discos intervertebrales se deben a cargas excesivas o
inadecuadas a largo plazo, pero también pueden aparecer espontáneamente
tras una «gripe» o durante el embarazo. Se traducen en inflamaciones,
deformaciones o liberación del núcleo pulposo, algo que, a su vez, estimula
las estructuras de la médula espinal, lo que puede manifestarse a través de
síntomas conocidos, tales como dolor, sordera o incontinencia. Entre tanto,
por lo que estoy oyendo de osteópatas y fisioterapeutas, pero también de
médicos con un enfoque holístico, ha cobrado fuerza la opinión de que, en
principio, las hernias discales pueden curarse de manera espontánea, salvo
unas pocas excepciones. De ahí que una intervención quirúrgica, sea del tipo
que sea, resulte completamente innecesaria. Para que se produzca una
cicatrización espontánea, hay que garantizar la capacidad de regeneración,
para lo que aligerar la carga de los discos intervertebrales por medio de
medidas pasivas, manuales y gimnásticas resulta decisivo. Como ya sabe, la
regeneración tiene lugar a través de los procesos de difusión con el medio
acuoso. Mediante dicho proceso, los nutrientes/electrolitos disueltos son
transportados al interior y aquelloss que son innecesarios se devuelven al
exterior. Y ¿cuál es el principio activo que favorece el transporte a través de
las membranas biológicas de manera destacada? Correcto: el DMSO es
capaz de atravesar el anillo fibroso hasta llegar a la estructura —dotada de
un alto contenido en agua— del núcleo pulposo, modulando el conjunto
estructural y transportando las partículas disueltas.
Si ya se ha sometido a una intervención quirúrgica —haya sido o no de
manera precipitada—, igualmente puede utilizar el DMSO como
regenerador: podrá reducir el tiempo de recuperación y la cicatriz mejorará
considerablemente.
Tratamiento con DMSO: Las hernias discales pueden tratarse con
DMSO externa e internamente al mismo tiempo. Para ello, la zona afectada
se humedecerá, diariamente y en toda su extensión, con una solución de
DMSO al 70%, aproximadamente. Para administrar al cuerpo una cantidad
todavía mayor de DMSO, puede recurrirse a la toma oral o a la perfusión.
Entre los veterinarios, es muy habitual efectuar perfusiones de DMSO a
caballos que tengan problemas de columna vertebral. El caso real de un
paciente servirá para ilustrar el tratamiento.
Caso: El señor M. F., varón, de 31 años, desarrolló un problema discal
en la zona lumbar después de que hubiese tenido lugar un «gran
acontecimiento» en su vida —¡uno realmente feliz!—. Él lo atribuía a que
desarrollaba su actividad predominante en un despacho y a la falta de
movimiento. El asunto se agudizó rápidamente y mostraba el cuadro
sintomático completo de una compresión, con la ansiedad correspondiente.
El médico que le trataba le aconsejó operarse inmediatamente. La
intervención se llevó a cabo en el transcurso de una semana y se desarrolló
según lo previsto. La fase de rehabilitación que la siguió resultó ser variable
y lenta. En esta situación, aconsejé al afectado el empleo simultáneo de
DMSO por vía tópica y oral. Tras dos semanas tomando diariamente de cinco
a 10 mililitros de DMSO y de aplicárselo sobre el sitio en que se había
efectuado la intervención, se produjeron grandes avances en la curación. El
joven describió el proceso de regeneración con las siguientes palabras: «Para
mi sorpresa, me doy cuenta de que he vuelto a encontrar mi forma natural de
moverme y el modo de poder caminar sin miedo. La cicatriz también es
mucho más flexible ahora».
Aftas
Son úlceras, generalmente menores de un centímetro, que aparecen en
las mucosas de la cavidad bucal o en la zona genital, cuyos bordes presentan
una inflamación enrojecida y tienen una cubierta membranosa blanquecina.
Muchas personas se quejan de dolor intenso y, a menudo también de
inflamación de los ganglios linfáticos asociados, unido a una verdadera
sensación de malestar. Se barajan varios factores como posibles causas, entre
los que están el virus (herpes simple), déficit vitamínico, estrés, lesiones,
cambios hormonales o procesos crónicos como puedan ser la celiaquía o una
enteropatía inflamatoria crónica.
Tratamiento con DMSO: Se emplea una solución estándar de DMSO del
65 al 80% y se aplica varias veces al día sobre la zona afectada dando unos
toques con un bastoncillo de algodón. A ser posible, la solución debería
poder actuar durante unos minutos antes de eliminarla con la lengua o con
saliva. En casos muy persistentes, también puede combinarse con MMS o
con agua oxigenada. Para ello, prepare un enjuague bucal con las
concentraciones habituales (por ejemplo, 15 gotas de MMS o una solución
de peróxido de hidrógeno al 1,5%) y utilícelo poco antes del tratamiento con
DMSO. También puede mezclarlos en una huevera y aplicarse unos toques
inmediatamente. En este caso, deberá prepararlo en el preciso momento en
el que vaya a utilizarlo. Entre tanto, hay muchos informes positivos de
pacientes sobre el éxito del tratamiento que indican que las aftas y otros
focos inflamatorios en la boca se curan considerablemente más de prisa y
resultan mucho menos dolorosos con ayuda del DMSO.
Alergias
Según el desarrollo de los procesos inmunitarios, estas enfermedades se
clasifican en cuatro tipos (I al IV) con sus respectivos subtipos, como la
inmediata, la de complejos inmunitarios o la retardada. Si se especificasen,
habría tantas enfermedades diferentes como trastornos atópicos:
enfermedades de la glándula tiroides / enfermedad de Graves-Basedow,
fiebre reumática, la PTI, de la que se hablará más adelante, el «pulmón del
granjero», el asma del panadero o la alergia al níquel. En última instancia,
todas se deben a reacciones inapropiadas (excesivas) de los componentes de
nuestro variado sistema inmunitario, que habitualmente puede diferenciar
con toda exactitud entre «propio» y «extraño» y que dispone de estrategias
defensivas ajustadas o «dosificadas». Son igualmente importantes los
elementos que, al mismo tiempo, se encargan de que las medidas defensivas
en funcionamiento retrocedan de manera controlada. En la mayoría de las
reacciones alérgicas, son precisamente estos los que muestran un
funcionamiento defectuoso.
Sin necesidad de tener que profundizar en estos conocimientos
científicos, podemos recurrir al hecho de que el DMSO también actúa como
modulador, lo que en este caso significa equilibrando y regulando los
procesos inmunológicos. Este rasgo lo vemos también claramente en el
consultorio, cuando las enfermedades alérgicas, tales como la dermatitis
atópica (véase), responden bien al uso del DMSO. Esta influencia positiva
en las reacciones inmunitarias excesivas también se da en los procesos muy
agudos (véase «Picaduras de insectos»), así como en las afecciones crónicas,
entre las que se encuentran las conectivopatías («reumatismo de los tejidos
blandos», véase «Esclerodermia»). A lo largo de todo el capítulo 3, se citan
muchas enfermedades que causalmente se entienden como procesos
alérgicos. Deberá consultarse la aplicación recomendada de DMSO en cada
una de las secciones correspondientes.
Angina de pecho
(véase «Arteriosclerosis»)
Arteriosclerosis
Actualmente se considera que se trata de depósitos en los vasos que
pueden ser de distinto tipo y composición, como grasa, células sanguíneas,
sales de calcio o tejido conjuntivo. Estos procesos reducen la luz del vaso
sanguíneo y pueden provocar hipertensión y un abastecimiento deficitario de
los órganos y tejidos. Las consecuencias más conocidas son el infarto de
miocardio (estrechamiento de los vasos coronarios), el ictus (estrechamiento
de las arterias cerebrales) y la arteriopatía periférica (EAP) (estrechamiento
de las arterias de las piernas). Cuando los depósitos se extienden al corazón,
también pueden producir lesiones en las válvulas cardiacas. Normalmente,
hasta que esta conocida enfermedad —que supone un riesgo para la vida—
no se presenta, no se toman las medidas oportunas para combatirla mediante
una alimentación natural, ejercicio y un estilo de vida adecuado. El DMSO
actúa como vasodilatador, disuelve la grasa y otras sustancias, relaja el tejido
conectivo y se infiltra en los depósitos. Por este motivo, está igualmente
indicado tanto en la prevención de la arteriosclerosis como en el tratamiento
de las enfermedades que se derivan de ella. El tratamiento con DMSO
también resulta beneficioso para aquellos pacientes que padecen
complicaciones cerebrales relacionadas con la arteriosclerosis, el ictus, la
senilidad, heridas en la cabeza o enfermedades cerebrales
neurodegenerativas (véanse). Encontrará información detallada al respecto
en el apartad: «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil».
Para el tratamiento de la arteriosclerosis, lo más indicado es administrar
el DMSO mediante perfusión según las dosificaciones recomendadas y
dadas en el capítulo 2. Como alternativa, el DMSO también puede
administrarse a través de la piel o como solución bebible. El estrechamiento
de los vasos sanguíneos provoca un déficit de oxígeno permanente que se
manifiesta, sobre todo, en los órganos que más consumen, como puedan ser
el corazón, el cerebro o los riñones, de ahí que esté indicado el uso
simultáneo de principios activos oxidativos capaces de mejorar el suministro
de oxígeno a los tejidos o la captación de este por parte de los glóbulos rojos.
Este tipo de combinación del DMSO con principios oxidativos (SDC, H202)
puede utilizarse para el tratamiento de todos los trastornos circulatorios
relacionados con la arteriosclerosis, como la angina de pecho, la
hipertensión, la arteriopatía periférica o los trastornos cerebrales.
Dependiendo de la concentración, el DMSO no debera administrarse en una
misma perfusión junto con la SDC o el H202: es más sencillo separar las
aplicaciones.
Otros elementos terapéuticos que pueden resultar beneficiosos son el
ácido láctico dextrógiro, el cloruro de magnesio o el MSM. Los pacientes
que tienen arteriosclerosis, y muy especialmente aquellos que desarrollan
una enfermedad grave como consecuencia del estrechamiento de los vasos
sanguíneos, deben tener muy claro que hacer sus propios «deberes» es tan
importante o más que las acciones terapéuticas de los principios activos que
se han descrito. Entre ellos está perseverar en modificar la alimentación con
alimentos naturales, así como un cambio completo del modo de vida. Deben
evitarse todos los estímulos nocivos —azúcar incluido—, así como la carne
(de cerdo) y la leche. Cuando usted o sus pacientes estén preparados para
ello, las aplicaciones que se han recomendado también pueden contribuir a
mejorar el estado general del riego sanguíneo.
Artritis/artrosis
Hasta el momento es uno de los principales ámbitos de aplicación del
DMSO. Con frecuencia dentro del concepto de la artritis se engloban
diversos procesos patológicos de las articulaciones, aunque (en alemán) solo
se refiere a aquellos procesos que realmente son de tipo inflamatorio
(terminación '-itis'). Entre estas, destacan las inflamaciones de las
articulaciones de origen microbiano (fundamentalmente bacterias como los
estafilococos y los estreptococos) y las formas reumatoides (procesos
autoinmunitarios). En el uso internacional del término también se incluyen
las enfermedades articulares no inflamatorias que se originan, por ejemplo,
por causas degenerativas (artrosis). Si recuerda las propiedades
farmacológicas del DMSO (capítulo 1, apartado 1.2.3), se dará cuenta
inmediatamente de que su uso está indicado en todas las enfermedades de las
articulaciones, puesto que tiene un efecto antiinflamatorio y antimicrobiano,
modula la función inmunitaria y, como principio regenerador, evita los
procesos de degradación, es decir, degenerativos. Además, al asumir la
función de taxi para el transporte de las sustancias, el DMSO mejora la
nutrición del tejido cartilaginoso —con frecuencia, deficitariamente
abastecido—. Es irrelevante de qué articulación se trate, Hasta el momento,
en mi consulta se tratan mayormente articulaciones de rodilla, hombro,
tobillo, dedos y columna vertebral.
Tratamiento con DMSO: Cuando se trata de articulaciones aisladas,
puede empezarse por el uso tópico, ya que suele dar buenos resultados; a ser
posible, humedeciendo completamente las articulaciones afectadas en toda
su extensión con una solución acuosa de DMSO de entre el 60 y el 80 %
utilizando un pincel o aerosol. Tenga en cuenta que, por lo general, la piel
de la mitad superior del cuerpo reacciona con mayor sensibilidad que la
inferior, lo que significa que para tratar una articulación del hombro debería
comenzar con una concentración menor —por ejemplo, del 60%—, mientras
que para el tobillo podrá comenzar directamente aplicando una solución al
75%. Con frecuencia, una aplicación diaria propicia una rápida mejoría de
los síntomas. Dependiendo de la necesidad, las aplicaciones diarias pueden
aumentarse a dos, tres o incluso más. En caso de enfermedades graves que
afecten a muchas articulaciones, se conseguirá una mayor concentración de
DMSO en la sangre mediante su uso interno (oral o perfundido). Dichos
tratamientos pueden comenzarse, por ejemplo, con entre 0,05 y 0,1 gramos
de DMSO por kilogramo de peso corporal, aumentando la dosis
gradualmente en función de la evolución hasta llegar a entre 0,5 y 1 gramo
por kilogramo de peso.
Caso19: Ruth Lewis, quien contaba 64 años, llevaba más de 20 años
padeciendo artritis reumatoide y solo podía caminar utilizando un andador.
Tampoco podía cerrar la mano derecha debido al dolor. Había acudido a
numerosos especialistas y clínicas de diagnóstico y se había sometido a
diversos tratamientos sin haber obtenido ninguna mejoría. Tras habérsele
producido una lesión de espalda adicional, el médico le dijo que debería
guardar estricto reposo en cama durante un mínimo de seis meses. Como
Ruth Lewis temía no volver a ser capaz de caminar después de aquello y
tener que pasarse el resto de su vida en la cama, decidió que su marido y su
hijo la llevasen a una clínica para someterse a un tratamiento con DMSO.
Tras apenas dos semanas y media administrándosele diariamente una
perfusión de DMSO, abandonó la clínica caminando sin ningún tipo de
ayuda ni bastón. Afirmó: «No puedo describir con palabras lo que este
remedio ha hecho por mí. Lo recomiendo encarecidamente. Mientras estuve
ingresada en la clínica, vi a muchas personas llegar y marcharse. Todos lo
hicieron sanos».
Asma
El asma puede considerarse tanto una reacción inflamatoria de la mucosa
bronquial de tipo alérgico (variedad atópica) como crónica y no alérgica, si
bien lo más frecuente es que se trate de forma combinada. Lamentablemente,
tanto ahora como antes, la fracción de la medicina convencional pura
sostiene que el asma es incurable, de ahí que los pacientes, niños en su
mayoría, se vean amenazados por la perspectiva de tener que cargar durante
décadas con los habituales «inhaladores», entre los que destacan en primera
línea la cortisona y los betamiméticos, con sus efectos secundarios a largo
plazo. Si se trata de su hijo, no debe consentirlo. La primera prioridad del
tratamiento consiste en evitar la sustancias y factores desencadenantes, que
pueden ser medicamentos (por ejemplo, analgésicos como el ácido
acetilsalicílico), el aire frío (cuando se practican actividades deportivas en
invierno siempre dehe respirarse por la nariz), disolventes orgánicos (uso de
lacas [de uñas], adhesivos, selladores, ambientadores, productos de
limpieza...), las partículas de polvo, la contaminación atmosférica urbana o
el pelo de los animales, así como otros alérgenos de origen animal o vegetal.
Igualmente, está indicado tratar en primer lugar una posible afección
desencadenante como pudiera ser, por ejemplo, una infección o el reflujo
gastroesofágico (acidez de estómago). También debe tener en cuenta que el
asma, al igual que el resto de las enfermedades atópicas —la dermatitis
atópica y la rinitis alérgica— posee un importante componente psicogénico.
En el caso de los niños, los problemas escolares o las crisis familiares pueden
actuar como desencadenantes. Desde mi punto de vista, además del
tratamiento con DMSO (antialérgico y antiinflamatorio), el del asma debe
contemplar la modulación inmunitaria (el intestinal, las sales básicas, el
ácido láctico...), la alimentación y terapia respiratoria.
Borreliosis
Existen varias propuestas terapéuticas para el tratamiento de esta
infección bacteriana crónica. El hecho es que la Borrelia es muy
persistentz en muchos aspectos y un tratamiento sistémico con antibióticos
puede resultar muy largo o tener poco éxito. Por ello, considero que es
recomendable combinar un antibacteriano de acción oxidativa —MMSMMS
2 0 peróxido de hidrógeno— con DMSO como «transportador». De esta
manera, los principios activos oxidantes también impregnarán aquellos
tejidos del cuerpo que reciben pocos nutrientes o solo lo hacen por difusión
—tejido avascular—, en los que las distintas variedades de Borrelia gustan
de esconderse durante las diversas fases de su desarrolla A esto hay que
añadir que el género Borrelia pertenece al grupo de bacterias gramnegativas
y que, al ser destruidas, liberan las denominadas endotoxinas, que pueden
dar lugar a reacciones inflamatorias o alérgicas y deben ser eliminadas del
cuerpo. Es bien sabido que el DMSO también ayuda en este proceso de
desintoxicación.
Tratamiento con DMSO y MMS: Lo más sencillo es tomar ambos
remedios por vía oral separados por un intervalo de tiempo. Es decir, primero
se bebe la cantidad necesaria de MMS (comenzar por dos gotas e ir
aumentando la dosis) y, poco tiempo después, la solución de DMSOSi le
resultase demasiado complicado, alternativamente puede preparar el MMS
conforme a lo prescrito para su toma oral, añadirle la cantidad deseada de
DMSO y beber esta mezcla inmediatamente. Mientras que, según Jim
Humble, el MMS debe tomarse al menos tres veces al día, es suficiente tomar
el DMSO de una a dos veces diarias.
Caso: La señora H. G., de 65 años, padeció durante muchos años una
serie de síntomas que, ya muy tarde, fueron diagnosticados como borreliosis
crónica. Padecía insommo, ansiedad, dolores difusos, decaimiento físico,
aumento de peso y problemas articulares generalizadosLos análisis de sangre
mostraron una elevada presencia de BorreliaDado que los médicos no le
ofrecieron un tratamiento convincente, inmediatamente optó por uno que se
basaba en los principios activos del cardo. En seguida percibió diversos
cambios, aunque sin llegar a curarse. Probó a tomar MMS durante varias
semanas, lo que en su caso desencadenó una reacción de desintoxicación
muy intensa que, en conjunto, resultó muy dura. Finalmente, tenía claro que
la «obra» estaba bastante extendida. Los valores en sangre obtenidos
posteriormente indicaban ia desaparición de sus valores habituales de
borreliosis, lo que, sin embargo, no es determinante. Volvimos a hablar y le
aconsejé que hiciese un descanso en su lucha contra la infección para abordar
los atroces problemas articulares que padecía y que continuaban igual.
Siguiendo mis indicaciones, comenzó por la aplicación local diaria de
DMSO sobre sus doloridos pies y rodillas, lo que dio lugar a una rápida
disminución de los dolores y de la inflamación, así como a una mejor
moviEdad. Dado que, quizás como consecuencia de lagrecién adquirida
monTdad y actividad —trabajando en el jardín—, pronto se sumó un serio
problema de ciática, pasó a la toma oral del DMSO como solución beEe. Ya
la primera noche, tras haber tomado apenas dos tomas de cuatro mililitros de
DMSO en sendos vasos de agua, tuvo un sueño tan reparador como hacía
años que no había tenido. Todavía hay que esperar para ver cómo evoluciona.
Bronquitis
(véase «Infecciones de las vías respiratorias»)
Cáncer
Hay algunas páginas webs que ofrecen información a través de la cual
cualquiera puede hacerse una idea de lo malas que, aun hoy en día continúan
siendo las estadísticas relativas a la tasa de curación del cáncer con la
quimioterapia, las intervenciones quirúrgicas y la radiación. Entiéndase que
dichos datos no los recopilan aficionados o «críticos de la profesión», sino
que forman parte del censo estadístico de médicos y que están documentados
oficialmente. Hace al menos 25 años que nos están contando el cuento de los
supuestos avances que se llevan a cabo —o que se pretenden llevar a cabo—
mediante técnicas de radiación siempre nuevas o moléculas de fármacos
químicamente alteradas. Estos esfuerzos, que engullen cantidades increíbles
de fondos públicos y privados destinados a la investigación —y, por lo tanto,
también— de nuestro dinero—, con frecuencia solo sirven para dar renombre
a determinadas organizaciones de investigación y a sus catedráticos en busca
de reconocimiento internacional. Para ello, legiones de cientficos
provenientes de la cantera han de «servir» en laboratorios, sin darse cuenta
de que su trabajo, visto desde la distancia, recuerda a las estériles lides del
pobre don Quijote. Hace ya mucho tiempo que se dispone de la comprensión
fundamental de la reparación del metabolismo celular descarrilado y de las
funciones de crecimiento que este altera, así es que las investigaciones
podrían orientarse hacia las correspondientes sustancias (naturales). Pero,
claro, ello no ofrece las perspectivas de obtener los suculentos beneficios de
los nuevos avances patentables que los poderosos consorcios «al mando»
imponen al cuerpo facultativo del «mercado de la salud» —quizás sería
mejor hablar aquí del «mercado de la enfermedad»—. Así es, que solo
podemos seguir soñando, llenos de impaciencia y anhelo, con un mundo
ideal en el que se aspire a la mentalidad del «conocimiento libre» (open
source) para el bienestar de todos los pacientes o itomamos cartas en el
asunto
Los propios investigadores médicos han demostrado, pública y
reiteradamente, mediante los denominados metanálisis, que lo que se conoce
como tasa de supervivencia de cinco años —siguiendo únicamente los
tratamientos de la medicina convencional— por término medio ¡se sitúa en
un dígito aún más bajo! Y, sin embargo, la confianza que tenemos en las
«batas blancas», tan arraigada en nuestro subconsciente, nos conduce a una
grotesca realidad bien distinta, y es que, tras recibir un diagnóstico de cáncer,
la mayoría de los afectados continúan viendo su única posibilidad de cura en
lo que el hospital les ofrece como algo avanzado y prometedor. Un buen
negocio, no cabe duda... Incluso la revista farmacéutica alemana Apotheken
Umschau, que cuenta con un gran reconocimiento, hace poco informaba
sobre los graves efectos que los tratamientos oncológicos de la medicina
convencional tenían a largo plazo y cuestionaba la conveniencia de los
procedimientos establecidos.
Las células degeneradas —y en eso consiste el cáncer— no hacen
aquello que normalmente deberían hacer en virtud de la genética. Llegados
a este punto, no quiero tomar partido en favor de una u otra teoría sobre las
causas de dicha degeneración celular, pero hay que dejar claro que el cáncer
no «cae del cielo» —aunque no nos cansemos de parlotear sobre la
radioactividad natural o sobre la radiación cósmica (que «cae del cielo»), que
podrían ser las responsables de la mutación celular—. Sin embargo,
lógicamente la evolución también ha tenido en cuenta condiciones terrestres
y nos ha dotado a todos nosotros —los seres vivos— de los antídotos
correspondientes. Según se dice, desde un punto de vista estadístico, estas
alteraciones celulares tienen lugar en todos nosotros varias veces a la
semana. Sin embargo, no todos enfermamos de cáncer, ¿no? Normalmente,
nuestras propias células o las células competentes del sistema inmunitario
son capaces de identificar cuándo ha producido un daño celular como
consecuencia de la radiación. Entonces, las mitocondrias ponen en marcha
uno de los programas de autodestrucción o los fagocitos o las células NK se
ven impulsados a encargarse de ellas. No obstante, parece que los procesos
metabólicos adversos o las infecciones (víricas) son una causa mucho más
frecuente en la formación de células cancerosas que estas causas físicas. Así,
en el primer caso, los carcinomas se considerarían consecuencia de las
enfermedades de la civilización (sobrealimentación, hiperacidez...) y, en el
segundo caso, de un bajo rendimiento del sistema inmunitario. Dado que un
sistema inmunitario depende, sobre todo, de que la alimentación, el ejercicio,
la luz solar, las emociones, etc., sean las adecuadas, hay que aceptar, sin
lugar a dudas, que el cáncer es una agravación crónica de un desequilibro en
los tejidos. Esta definición se adapta a muchas teorías de la medicina
alternativa y convencional sobre la formación de las enfermedades malignas.
Lamentablemente, el propio término malignas nos da la impresión de que
estas células proliferan deliberadamente con el propósito de fastidiarnos. Por
el contrario, conforme a la famosa hi pótesis de Warburg (Otto Warburg,
médico y bioquímico, Premio Nobel de Medicina de 1931), hay que partir
de que cada una de las unidades biológicas (células) que readaptan su
metabolismo a la obtención anaeróbica de la energía solo están siguiendo su
instinto de conservación En cierta medida, podría decirse que estas células
(cancerosas) “consideran» que es el entorno (matriz) el que es «maligno» —
por ejemplo, hiperácido o pobre en oxígeno— y no ellas.
No vamos a seguir profundizando en el tema. Solo se trata de transmitir
de una manera sencilla que el cáncer suele tener —o siempre tiene-una
génesis motivada por nuestro comportamiento alimentario, el pejuicio
derivado de las toxinas u otras condiciones adversas de la vida. La
consecuencia lógica que cabe extraer es que, ante semejante enfermedad, las
únicas medidas indicadas son aquellas que contribuyan a la desintoxicación
y al refuerzo del sistema inmunitario. Llegados a este punto, ¿se le ocurre
algún argumento a favor de aplicar tratamientos de quimioterapia o
radiación, que resultan tóxicos e inmunodepresivos (que debilitan el sistema
inmunitario)?
Como ya se ha dicho, el drama radica en que muchos afectados quieran
seguir los tratamientos oncológicos alternativos, pero al mismo tiempo no
rechacen definitivamente las propuestas de la medicina convencional.
Seguro que un motivo es el miedo que se mete para intentar mantener a los
pacientes «dóciles» en una posición de indefensión. En mi consulta, un
paciente con cáncer de vejiga citó las siguientes palabras que le había
dirigido el médico que le había tratado anteriormente: «¡Si no deja que le
operemos e irradiemos inmediatamente, para Navidad se morirá como un
perro!». El paciente me contaba esto —risueñamente satisfecho— el mes de
febrero siguiente tras haber abandonado el tratamiento de este médico...
Así es que mientras se inyectan cantidades de dinero crecientes en la
investigación «reconocida» del cáncer sin que sus éxitos aumenten
perceptiblemente, existen innumerables informes fidedignos de pacientes
que se han curado de cáncer en los que podemos constatar que se han
empleado «medicamentos» muy simples y, por lo general, sumamente
económicos. Entre estos informes de curación nos encontramos con cáncer
de mama, cáncer de intestino grueso, cáncer de páncreas, cáncer de
estómago, cáncer de pulmón, cáncer de huesos, cáncer linfático, cáncer de
piel y muchos otros más. Los (auto)tratamientos aplicados siempre
abarcaron varias medidas. Además de la aplicación de sustancias altamente
efectivas —tales como el DMSO, el MMS, el ácido láctico, los oxidantes,
las semillas de frutos, bases o vitaminas, entre otros muchos—, con
frecuencia se informó de haber llevado a cabo simultáneamente cambios en
la alimentación, en los hábitos, en el trabajo o en el lugar de residencia, así
como de muchas otras decisiones que constituían cambios de rumbo
evidentes. También aquí puede identificarseclaramente que se trata de
restablecimientos integrales.
El DMSO puede aplicarse en el tratamiento del cáncer de forma aislada
o combinado con otras sustancias. Su acción regeneradora y protectora
celular se manifiesta, sobre todo, en la rápida estabilización del estado
general de los pacientes con cáncer y en la mejora de sus síntomas de fatiga.
Además, refuerza el sistema inmunitario y favorece la eliminación de
toxinas. La infiltración de oxidantes selectivos (MMS... ) o de
«regeneradores celulares» (ácido láctico dextrógiro, procaína...) se optimiza
en combinación con el DMSO. La dosificación y la forma de empleo pueden
modificarse en función de la situación y evolución de cada caso siguiendo
las propuestas que se dan en el capítulo 2. Precisamente el seguimiento de
los enfermos de cáncer siempre nos deja claro hasta qué punto tenemos que
interpretar su evolución como un camino imponderable y cómo las distintas
influencias arrastran al afectado y dificultan sus decisiones terapéuticas.
Para ilustrarlo, he aquí el ejemplo de un paciente: el joven (37 años) me
buscó a finales de noviembre del 2011, acompañado por sus padres, tras
varios meses sometido a un tratamiento médico convencional por un tumor
de páncreas. Había recibido varios tipos de quimioterapia y se había
sometido a una segunda operación para constatar que no era posible extirpar
la creciente masa tumoral. Consideraba que acudir a mi consulta era un
último acto de rebelión después de que le hubiesen dicho que no tenía
posibilidades de curación. La intervención había tenido lugar tres días antes.
Por este motivo su estado era inestable y extremadamente débil, sobre todo
porque ya se encontraba en la fase preliminar de un síndrome de fatiga y
mostraba una acusada anemia tumoral. Como residía a más de 300
kilómetros de nosotros, acordamos que se alojase en algún lugar cercano y
que, durante una semana, acudiese dos veces al día a la consulta. Debía
iniciar rápidamente un tratamiento combinado con DMSO y MMS.
Inmediatamente le fueron administradas las dos primeras dosis como
solución oral. Además, le estabilizamos por medio de acupuntura aplicada
en los principales puntos energéticos, enviamos una muestra de sangre al
laboratorio y limpié la cicatriz reciente del abdomen con una mezcla de
DMSO y procaína. Apenas media hora después nos informó de que toda la
sintomatología dolorosa había remitido considerablemente y de que ya no
tenía frío. La tensión de la pared abdominal también había desaparecido y
volvía a tener algo de color en la cara. Al día siguiente, el paciente me hablo
de lo espantosas que eran las camas de los hoteles y de los primeros efectos
de la desintoxicación del MMS, que se habían manifestado mediante una
diarrea. No había tenido un sueño reparador y la pared abdominal volvía a
dolerle. Los valores sanguíneos eran iguales que los que había traído del
hospital. Junto con dosis orales más elevadas DMSO y MMS, también
procedimos a administrarle el principio activo oxidante mediante perfusión.
Entre tanto, el paciente podía prepar sus propias dosis y nos iba informando
de los avances satisfactorios que hacía de día en día. Para estabilizarle
emocionalmente, aprovechaba tiempo de las consultas para conversar con él
largo y tendido. Una y otra vez sacaba a colación que, aunque en general sus
experiencias habían sido malas, no quería renunciar completamente a la
quimio y compañía. Pese a que los hechos hablaban por sí mismos, sus ideas
no eran completamente lógicas. Un proceso ilógico, una cualidad que nos
mantiene vinculados —a nosotros, los seres humanos— a los inicios de la
historia de la evolución. De una manera que también es muy típica,
acompañaba su forma de pensar con todo tipo de «argumentos buenos»: el
oncólogo que le trataba en casa era un buen amigo de la familia; el centro
oncológico le había ofrecido participar en la investigación de un tratamiento
«muy nuevo y sumamente específico». Para ello, era condición
indispensable que volviera a someterse al tratamiento de quimioterapia que
había estado recibiendo. Si lo hacía, «disfrutaría» de unos métodos
diagnósticos especiales y mucho más minuciosos que hasta entonces. Y tal
y tal.
Le expuse mi punto de vista objetivamente y, transcurrida una semana,
regresó a su casa con mejores valores sanguíneos, una mejoría física y mucho
optimismo. Continuamos manteniendo contacto telefónico semanalmente y
siguió aplicándose el tratamiento, ya que notaba que mejoraba
progresivamente. Lamentablemente, debido a su olor, quería dejar el DMSO
cuanto antes para no exigirle demasiado a su familia. Al mismo tiempo me
iba informando de sus «progresos» en su incorporación al programa de
investigación de la clínica oncológica, con el que cada vez estaba más
entusiasmado. Pese a que él —y su padre— me había descrito con toda
claridad cómo cada vez que su oncólogo le administraba un nuevo cóctel de
quimio esta le producía efectos aterradores durante días, no era capaz de
oponerse a su «promesa» y aceptaba los retrocesos que se iban produciendo.
Seguro que conoce el dicho «un paso adelante y dos atrás». Al aproximarse
la serie experimental, tenía que dejar de tomar cualquier otra cosa —que era
el principal requisito—. Nuestro contacto telefónico también fue siendo cada
vez más escaso. En aquel momento lo interpreté como que la medicina
alternativa le había perdido —¡o al contrario!—. Entre tanto, en un par de
ocasiones me habló de los procedimientos que se seguían en este ensayo
clínico, que a mí, personalmente, me parecieron dudosos. Varias semanas
después de haber recibido esta nueva clase de sustancia —¿¡o el placebo!?,
a fin de cuentas se trataba de un estudio doble ciego—, quiso concertar una
cita para acudir a mi consulta. El relato de su participación en el ensayo
sonaba muy desilusionado y ya no veía ventaja alguna en tomar parte.
Llegaron las primeras noticias de fallecimientos de sus compañeros de viaje
en la serie experimental de la clínica, que habían sucumbido a los tumores
en el páncreas. Nuevamente le dijeron que no podían hacer nada más por él.
El sinfín de pruebas diagnósticas a las que le sometieron mostraba que las
semanas de tratamiento en la clínica oncológica no habían producido mejoría
alguna. El paciente, que otra vez estaba extremadamente debilitado y
psíquicamente desestabilizado, aquel día volvió a preguntarme… ¡si debía
continuar con la quimioterapia!
Pocas semanas después me llamó con la voz muy debilitada, se disculpó
por llevar mucho tiempo sin llamarme y me preguntó si podía volver a
ponerse en tratamiento conmigo. Como ya no se sentía en condiciones de
desplazarse, le prometí buscar un terapeuta que conociese a fondo los
métodos en cuestión y estuviese cerca de él. Cuando dos días después quise
darle la dirección, su mujer me informó de que había muerto el día anterior.
Me agradeció efusivamente los meses adicionales, llenos de mejoría y
optimismo, que su marido había recibido gracias a mi tratamiento.
Existen muchas formas posibles de combinar el DMSO con otras
sustancias apropiadas de acción anticancerosa. Debemos volver a referimos
a una de ellas en especial. Morton Walker19 la describe muy detalladamente
con el caso de un paciente, Joe Floyd, quien por aquel entonces contaba 56
años. Era directivo de la empresa Exxon Oil y, en abril de 1974, enfermó de
un cáncer de recto sangrante. Este tipo de adenocarcinoma es sumamente
maligno, crece muy de prisa y constituye una grave amenaza para la vida.
Padecía estreñimiento, fuertes dolores, hemorragias, fiebre, sudores
nocturnos, debilidad y una rápida pérdida de peso. Cuando se lo
diagnosticaron, Joe Floyd ya tenía metástasis en los ganglios linfáticos
próximos y en el hígado. El médico de la empresa le envió a Houston, a un
cirujano de colon, quien le extirpó 33 centímetros de intestino grueso, así
como los ganglios linfáticos asociados. El médico indicó que debía comenzar
con la quimioterapia prevista y le informó de que su propia esposa padecía
la misma enfermedad. Tras la operación ella también iba a someterse al
mismo programa de tratamientos. Sin embargo, el paciente rechazó
someterse a este tipo de tratamiento y marchó a casa porque había recordado
un programa de televisión que había visto dos años antes. En él se hablaba
de la terapia alternativa contra el cáncer que el Dr. Elliot Tucker63 llevaba a
cabo, también en Houston. Como remedio muy efectivo contra el cáncer,
Tucker63 utilizaba una mezcla que él mismo había descubierto a partir de
DMSO y hematoxilina (un colorante natural de la madera, véase 25.3). Joe
Floyd solo estaba interesado en conocer este método. Tras una ardua tarea
de persuasión, el Dr. Tucker63 consintió en tratar al paciente bajo su propia
responsabilidad. Seis semanas más tarde moría la esposa del cirujano, quien
había optado por recibir la quimioterapia acostumbrada. Joe Floyd, sin
embargo, se había reincorporado a su puesto de trabajo en el edificio Exxon
Oil y cada dos días recibía una perfusión en la consulta de Tucket. No tenía
ningún tipo de malestar ni presentaba ninguna de las manifestaciones
habituales de la quimioterapia. Al cabo de 18 meses, Tucker63 le dio el alta
definitiva por estar completamente curado. El valor del marcador tumoral
CEA estaba por debajo de lo normal, En mayo de 1989, Morton Walker19
habló con Joe Floyd, quien ya tenía 71 años, gozaba una salud excelente y al
jubilarse había abierto una tienda de productos alimentarios saludables que
le proporcionaba una enorme satisfacción. Otras experiencias obtenidas a
partir de los tratamientos del Dr. Tucker evidenciaron que la mezcla de
DMSO y hematoxilina puede aplicarse con muy buenos resultados,
especialmente en el tratamiento de linfoma de células grandes, tanto en
personas como elen animales. En el libro de Walker19 pueden encontrarse los
correspondientes ejemplos de su aplicación.
Las historias de estos pacientes muestran que el DMSO debería ocupar
un lugar destacado en el tratamiento contra el cáncer. Combinado con otras
sustancias —ácido láctico dextrógiro, ácido dicloroacético, ácido lipoico,
MMS. — y con medidas relativas a la alimentación y al modo de vida,
proporciona una esperanza de curación mucho mayor que la que ofrece
nuestro sistema de salud. En este aspecto, lo más importante son las
decisiones de los pacientes, que han de ser lo más claras posibles y deben
seguir un tratamiento orientado a la naturaleza orgánica y que refuerce —¡y
no debilite!— las fuerzas autocurativas. El DMSO es idóneo para ello, como
puede comprobar a través del canon de sus propiedades farmacológicas.
Dependiendo del cuadro clínico, podrá administrarse a través de la piel,
como solución oral o mediante perfusión. La dosificación se regirá por las
circunstancias y la evolución de la enfermedad (véase 2).
Carcinoma
(véase «Cáncer»)
Cataratas
(véase «Enfermedades oculares»)
Catarro
(véase «Infecciones de las vías respiratorias»)
Ciática
(véase también «Afecciones discales»)
Bajo el término comúnmente utilizado de ciática se engloban diversos
trastornos y sus causas. Una verdadera irritación o lesión de un nervio ciático
en el área de su raíz suele ir acompañado por ataques o dolores que se irradian
hacia la pierna. También el lumbago, las lesiones en el cuerpo vertebral, la
osteoporosis, los tumores (óseos) e incluso un herpes zóster muy profundo
pueden dar lugar a fuertes dolores en la espalda que los afectados suelen
catalogar como «ciática». De ahí que la aparición de dolores en la región
lumbar y en el hueso sacro deba investigarse a fondo. En función del
diagnóstico obtenido, deberá trabajarse prioritariamente en sus causas. El
DMSO puede proporcionar un tratamiento de base. Aplicando localmente
una solución del 60 al 75% sobre un área extensa, suele conseguirse una
rápida mejoría de las molestias. Reforzará su acción si se administra como
solución bebible o en perfusión. La administración de inyecciones
intramusculares con una mezcla de DMSO (al 20 %) y un anestésico local
debe quedar reservada a naturópatas y médicos debidamente formados y
experimentados. Este tipo de inyecciones pueden administrarse en las zonas
musculares afectadas, por ejemplo, en serie a lo largo de entre tres y cinco
días.
Cicatrices
Aunque muchas personas no lo sepan, las cicatrices no son solo un
problema estético. Además del hecho de que seccionan las vías de
transmisión nerviosa, con frecuencia, debido a adherencias o repliegues,
causan diversas alteraciones en el equilibrio general o en el movimiento.
Todo ortopeda o fisioterapeuta detallista podrá contarle que, a la larga, una
simple cicatriz de apendicitis o de cesárea es un factor «desestabilizador»
que puede dar lugar a alteraciones estáticas y, por lo tanto, causar daños en
las articulaciones de los pies, las rodillas o las caderas, los cuales son
resultados tangibles a los que habitualmente nos referimos como campos de
interferencia. Los efectos negativos derivados de las cicatrices quirúrgicas
se manifiestan hasta tal punto que no es necesario creer en la acupuntura.
Además, de las antiguas heridas se derivan efectos sistémicos que acaban
por superar ampliamente a los procesos puramente mecánicos del cuerpo en
su complejidad. Precisamente las referidas cicatrices de la zona del bajo
vientre cortan meridianos importantes, por lo que también pueden suponer
un campo de interferencia crónico. Después de que estos campos de
interferencia se hayan «curado», hoy en día sabemos por incontables
informes publicados de pacientes que anteriormente provocaron graves
sufrimientos. Entre ellos están el reuma. los trastornos metabólicos, la
fibromialgia o el síndrome del desgaste profesional, por no hablar de
molestias «menores», como puedan ser insomnio, decaimiento fisico o
nerviosismo. ¿Cómo se pueden mejorar las cicatrices? Para combatirlas, se
ofrecen los métodos más variados, como láser, corrientes o inyecciones. Las
infiltraciones subcutáneas, por ejemplo, se realizan para el tratamiento neural
con un anestésico local como la procaína o la lidocaína. Para ello, se inyecta
intracutánea y subcutáneamente una solución básica del 1 al 2% de los
principios activos en cuestión, formando una serie de burbujas fluidas. Al
tratarse de tejido cicatricial, este procedimiento suele ser indoloro. Por norma
general, se consiguen resultados muy rápidamente. Los afectados suelen
informar de cambios perceptibles que se producen de inmediato o al día
siguiente, sobre todo cuando se trata de cicatrices «activas» que tendían a
mostrar picores, sensibilidad a los cambios meteorológicos o sensaciones
desagradables. Sin embargo, el método puede optimizarse si, además, se
aplica DMSO, que puede emplearse como mezcla o diferido humedeciendo
previamente la zona con una solución de DMSO y, a continuación,
aplicando la inyección. El motivo se explicó detalladamente en el capítulo 2,
apartado 2.5.2.
Junto con este tratamiento estándar de las cicatrices para eliminar las
perturbaciones —que suele aplicarse una o, a lo sumo, dos veces—, para el
tejido cicatricial suele ser muy efectivo a largo plazo seguir aplicando
DMSO. En el capítulo «Propiedades farmacológicas», se expusieron
ovimiento. Todo a la larga, una r «desestabiliza• b tanto, causar eras, los cua;
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Cistitis
(véase «Infecciones de las vías urinarias»)
Codo de golfista
(véase «Tendinitis»)
Codo de tenista
(véase «Tendinitis»)
Colitis
(véase «Enfermedades intestinales»)
Compresión medular
También llamada compresión espinal, hace referencia al estrechamiento
del conducto raquídeo en el que se encuentran la médula espinal y sus
prolongaciones. Estudios estadísticos indican que casi una cuarta parte de
los mayores de 60 años están afectados. Como consecuencia del
engrosamiento de las denominadas apófisis articulares o de la lámina del
arco vertebral, el diámetro del conducto puede llegar a reducirse hasa 1,5
centímetros. Puede hacerse una idea si forma un círculo con sus
dedos pulgar e índice y luego reduce el tamaño del agujero curvando más el
dedo índice. Como es lógico, no puede ser bueno para las fibras nerviosas
que se encuentran dentro, ni en lo que atañe a su funcionzmiento ni a su
alimentación a través de los vasos sanguíneos, y da lugar a dolores de
espalda y a trastornos funcionales en las piernas por sobrecarga, ya que la
zona más comúnmente afectada suele ser la lumbar. Considero
excesivamente simplista la explicación que la medicina convencional da a
este tipo de manifestaciones. Así, se alude al antiguo y cómodo argumento
de que el Homo sapiens, como consecuencia de su caminar erecto, unido a
la evolución actual de vivir más años, se ve forzado a padecer este tipo de
problemas degenerativos. Quizás deberíamos preguntarnos si los hábitos
cotidianos de nuestra sociedad, a que orgullosamente llamamos civilizada y
desarrollada, no tendrá mucho que ver con la aparición tan extendida del
estrechamiento conducto vertebral. Las posturas asimétricas en el trabajo,
desplazarse en coche, ver la televisión y una respiración o una alimentación
poco naturales que impiden que los tejidos eliminen las toxinas y puedan
generarse son algunos ejemplos de ello.
Más tarde o más temprano, los afectados suelen someterse a una
tomografía axial computerizada para obtener una imagen de la situalción
espacial del canal vertebral. Con frecuencia, el tratamiento que se ofrece
consiste en una intervención quirúrgica para eliminar la presión o estabilizar
la anquilosis. El número de estas intervenciones, a las que suele quitarse
hierro refiriéndose a ellas como «de mínima invasión», se ha multiplicado
en las últimas décadas. Como consecuencia, entre los neurocirujanos y los
ortopedistas se ha extendido una auténtica «fiebre del oro», que hace que los
centros de intervenciones quirúrgicas ambulatorias proliferen como hongos.
Es otro bonito ejemplo de cómo algunos «expertos» se las ingenian para
cargar a los contribuyentes sacando cuantiosas sumas de dinero al sistema.
En lugar de aspirar a adquirir unos hábitos de vida naturales y de aprovechar
los tratamientos (caseros) tradicionales, lo más moderno es dejarse operar
«de la espalda». Tanto las consecuencias a largo plazo como su repercusión
sobre la población resultan agravantes. Los cirujanos que conozco son
aficionados a ir por ahí en coches muy elegantes.
Además, las compresiones del canal medular también están muy
extendidas entre los caballos (de silla) y están aumentando
considerablemente. Esta es la consecuencia de un estilo de montar
incorrecto, de sobrecargas, de sillas de montar inapropiadas, etc.
En casos como este, ¿cuál cree que es el resultado de comparar los costes
entre aplicar DMSO y el tratamiento meramente sintomático a base de
cortisona o de una intervención quirúrgica en la columna vertebral? Sí, el
precio de lo que la medicina convencional ofrece es, con toda seguridad,
mucho más elevado que el tratamiento curativo que encontró la señora
Meier. Pero ¡eso no debe preguntarse! Aquel que no pueda obtener una
autorización con el visto bueno oficial y no se mueva con la corriente médica
principal producto de la historia no debe esperar ninguna cobertura de gastos
por parte de nuestro sistema sanitario. Un mundo al revés, ignorancia, mala
administración... Sea lo que sea que piense de una estructura endurecida y
anquilosada formada por contribuyentes de la burocracia, médicos
vanidosos, codiciosas empresas farmacéuticas y de ingeniería médica y
estrategas de la política sanitaria, existen soluciones.
Si nos negamos a aceptar el rumbo prescrito o equivocado de las cosas,
es posible alcanzar auténticas vías de curación. Sus posibilidades de obtener
ayuda de la medicina natural o de tratamientos alternativos de manera
consciente y autónoma son independientes de la innecesaria solicitud de
tarifas adicionales para seguros de enfermedad, de las recomendaciones de
vacunación —¡vacunarse no es obligatorio!— o de los denominados planes
de reconocimientos médicos preventivos. Como paciente responsable e
informado, puede optar conscientemente por modificar sus hábitos de vida
y de gastos reorientándolos hacia la salud y costear los resultados
diagnósticos, los tratamientos y la formación con sus propios recursos.
Mediante este paso bien meditado se convertirá en un paciente particular en
el más estricto sentido de la palabra, completamente individual y al margen
de la tutela que imponen los legisladores o los costes.
Contusiones
(véase «Lesiones deportivas»)
Culebrilla / herpes zóster
En realidad, el herpes zóster es la reactivación del virus de la varicela-
zóster, que, tras una infección inicial (varicela), permanece durante toda la
vida en los ganglios de los nervios de la médula espinal y del cerebro. Casi
el 100% de la población es portadora del virus, aun cuando, en muchos
casos, la infección inicial cursara sin síntomas. Puede volver a producirse
una propagación renovada, por ejemplo, en etapas de inmunodepresión
producida por estrés o por la quimioterapia, entre otros posibles factores. La
edad también aumenta el riesgo de padecer la culebrilla (herpes zóster), ya
que la eficiencia inmunitaria va disminuyendo. Los principales síntomas son
un dolor intenso y la aparición de ampollas inflamadas en la zona de la piel
que hay sobre la trayectoria del nervio afectado. Si bien este proceso resulta
muy penoso, también lo son las peligrosísimas complicaciones que pueden
derivarse de esta enfermedad. Hasta una cuarta parte de los enfermos llegan
a presentar tales síntomas que, con frecuencia, permanecen hasta mucho
tiempo después de que hayan cicatrizado las manifestaciones cutáneas. La
más conocida es la denominada neuralgia posherpética, un intenso dolor
crónico en el nervio acompañado de parálisis.
El Dr. Walker narra en su libro19 el caso de una mujer de 66 años que padecía
un herpes zóster en la cavidad bucal, algo que puede suceder cuando los nervios
del cerebro están afectados por la infección. Fue el dentista, al que la paciente
acudió debido a los fuertes dolores que tenía en la boca, quien se lo diagnosticó.
No quiso conformarse con que no se le pudiera ofrecer ningún tipo de ayuda
médica y tomó la iniciativa de tratarse con una solución de DMSO. Siempre lo
tenía como medicamento de primeros auxilios, así es que preparó una solución
al 50% con la que se enjuagó e hizo gárgaras tres veces durante el primer día.
El segundo día también se enjuagó con DMSO, aunque debido a la irritación
de las mucosas lo mezcló con aloe vera. Después de aquello todas las ampollas
desaparecieron y nunca más volvieron a salir.
Más adelante, Morton Walker19 describe un ensayo clínico que el Dr.
Douglas llevó a cabo en 1971 con el tratamiento externo de 46 pacientes
aquejados de culebrilla. Se aplicaron soluciones de DMSO de entre el 50 y
el 90% directamente sobre las zonas de la piel afectadas. Se comprobó que el
uso temprano de DMSO reducía considerablemente la duración de la
enfermedad y el riesgo de que se produjesen complicaciones.
Según nos dice Walker19, médicos investigadores también emplearon una
mezcla de DMSO y vitamina C para tratar el herpes zóster y el herpes simple
con buenos resultados.
Déficit de concentración
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Demencia
(véase «Enfermedades neurodegenerativas»)
Dermatitis atópica
(véanse también «Asma» y «Alergias»)
Las áreas de piel afectadas por la neurodermatitis se «calman»
rápidamente aplicando una solución de DMSO del 40 al 65%, probablemente
debido, sobre todo, a los efectos antialérgico y antiinflamatorio del DMSO.
Aparte de esta medida de urgencia, si se desea conseguir la curación a largo
plazo de las enfermedades de índole atópica, deben enfocarse de una manera
holística, por lo que la alimentación, la flora in testinal, la higiene mental y
las sustancias de origen vegetal son parte importante de su tratamiento. Dado
que se dispone de una gran variedad de medidas muy efectivas para tratar los
procesos atópicos o, en términos generales, alérgicos, es aconsejable elaborar
una especie de manual individualizado para cada paciente, tal y como hago
con los míos, lo cual proporciona seguridad a los afectados cuando se
emplean medidas que suelen resultarles poco habituales en aquellos casos en
los que anteriormente solo se aplicaron cortisona y pomadas de cinc.
Además del uso local de soluciones de DMSO sobre las zonas
inflamadas afectadas —preferentemente mediante aerosol para evitar
tocarlas—, también está indicado su uso interno, oral o mediante perfusión.
Puede calcular las dosis iniciales habituales en el apartado correspondiente
dentro del capítulo 2. Hasta el momento, también obtengo buenos resultados
en el tratamiento de lactantes y niños pequeños afectados por dermatitis
atópica sin utilizar DMSO. Las irritaciones cutáneas iniciales y pasajeras que
observamos en los adultos podrían provocar que sintieran el impulso de
rascarse, por lo que para el tratamiento local recomiendo soluciones que
también ejerzan un efecto calmante inmediato. Entre ellas se encuentran
destacados extractos de plantas, como pensamientos (Viola tricolor) y
margaritas (Bellis perennis), así como preparados de acción fermentativa de
determinadas bacterias, como pueden ser los famosos preparados líquidos
denominados cultivos probióticos (por ejemplo, bacterias lácticas) o
microorganismos eficientes (EM). También está indicado aplicar una
solución de MMS en aerosol, procedimiento que, en todo caso, debe
considerarse más bien como algo preventivo. De hecho, tras hacer la prueba
de tolerancia previa, nada se opone a aplicar a los más pequeños una solución
de DMSO diluida.
Dificultades de aprendizaje
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Discapacidad mental
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Distensiones
(véase «Lesiones deportivas»)
Dolor
Dolor de cabeza, dolor de muelas, dolor muscular, dolor articular y de
espalda, dolores postoperatorios y lesiones, dolor menstrual... Seguro. que
todos tenemos algo que añadir a esta lista. El consumo de analgesicos de
venta en farmacias, con o sin receta, es enorme y, pese a los años de críticas
a esta tendencia —cada vez más intensas—, continúa promocionándose. Los
medios de comunicación nos muestran, continuamente y por doquier, que
tomar analgésicos sintéticos de origen químico produce personas felices y
triunfadoras. Para muchos, resulta inimaginable prescindir de ellos, pese a
que, en muchos casos, se trate de reacciones que no revisten ninguna
importancia. Sin embargo, se ignnra la larga lista de sus posibles efectos
secundarios y no se toma en consideración la posibilidad de combatir el dolor
con sencillos remedios caseros o un cambio de hábitos.
El DMSO puede utilizarse igualmente para tratar los dolores agudos o
crónicos. Al fin y al cabo, ya fue un popular analgésico en los años 60. En
este sentido, su acción se basa en la inhibición de la transmisióm de los
estímulos a las fibras nerviosas afectadas. Pese a ello, debe tenerse en cuenta
que el dolor es una señal de alarma natural. Al igual que criticamos el uso de
las sustancias anteriormente citadas, debemos considerar que estas señales
pueden desempeñar una función importante Así, es bien sabido que en el
caso de una lesión deportiva, un rápido alivio del dolor causado por el DMSO
puede dar lugar a que el afectado vuelva a aventurarse a llegar al límite de
su capacidad demasiado pronto, lo que solo empeorará la lesión inicial.
Es mucho más conveniente considerar en primer lugar qué es lo que
genera el dolor y tratar sus causas. Por ejemplo, es un hecho ampliamente
conocido que el dolor de cabeza, del que existen incontables tipos, también
puede originarlo una fusión vertebral, por la intolerancia a un medicamento
o por una enfermedad vascular —entre otras muchas posibilidades—. En
consecuencia, una vez que se establezcan sus causas, también hay que
esforzarse por combatirlas o evitarlas. Puede ser que el analgésico no sea
saludable a largo plazo.
Con todo, el DMSO nos ofrece la posibilidad de tratar ampliamente
incontables enfermedades y trastornos dolorosos gracias a su amplio
espectro. Algunos ejemplos son las tendinitis, las afecciones discales, la
lesiones deportivas, el reuma y otros muchos más que aparecen en este
capítulo. En todas estas enfermedades, la serie completa de propiedades
farmacológicas del DMSO causan que, además de aliviar el dolor, ejercen
un efecto causal y, por lo tanto, con frecuencia también verdaderamente
curativo. Para ello, en función de la zona que duela, el DMSO se administrará
externamente mediante soluciones acuosas apropiadas, bebido o por infusión
inyectable. Los dolores en los oídos o en los senos paranasales pueden
tratarse localmente con gotas (DMSO del 25 al 50%) y los dolores en la
cavidad bucal pueden aliviarse haciendo enjuagues con sorbos de una
solución bebible.
Otras medidas indicadas para el tratamiento del dolor —además del
tratamiento de las enfermedades que previamente estén presentes— son la
acupuntura, las terapias manuales, la terapia de frío-calor o la cinesiterapia.
Emplear un auténtico aceite esencial de menta puede dar buenos resultados
en muchos tipos de dolores de cabeza que se manifiestan en la zona de la
frente o de las sienes. Seguro que todos ustedes disponen de medidas
efectivas para combatir los más diversos tipos de dolor sin necesidad de tener
que tomar los susodichos «comprimidos».
El Dr. Walker19 describe un caso sorprendente de «tratamiento
involuntario del dolor». Se trata de la desaparición de los denominados
dolores fantasma, que pueden presentarse tras una amputación, y que se
considera que no pueden tratarse mediante fármacos,
Anna Goldeman, quien contaba 65 años, padecía una bursitis (sinovitis)
dolorosa en el hombro derecho. Cuatro años antes le había sido amputada
quirúrgicamente la pierna izquierda a la altura de la cadera. Desde entonces
notaba diversas sensaciones y palpitaciones dolorosas, como si el miembro
inexistente le causara problemas. Estos fenómenos reciben el nombre de
miembro fantasma doloroso y se explican a través de patrones de reacción
neurofisiológica. Se trata de procesos que implican un sufrimiento
considerable a los afectados. En todo caso, la señora Goldeman estaba
recibiendo tratamiento con DMSO para la bursitis y, del mismo modo que
desaparecieron los dolores que tenía en el hombro, también lo hicieron los
dolores fantasma que percibía en el otro lado del cuerpo. Y tampoco
regresaron nunca más. En este caso, Morton Walker19 pudo hablar 10 años
después con la doctora que la trataba y averiguó que Anna Goldeman
continuaba sintiéndose bien. Le inspiraba mucha confianza saber que, si
volvían a aparecer las temidas sensaciones, el DMSO podría ayudarla.
En este caso podemos ver claramente que el DMSO, aunque se aplique
localmente, es capaz de producir un efecto integral gracias a que fluye por el
torrente sanguíneo de todo el cuerpo.
Drogodependencia
(véase «Síndrome de abstinencia»)
Embolia
(véase «Infartos»)
Enfermedad de Alzheimer
(véase «Enfermedades neurodegenerativas»)
Enfermedad de Crohn
(véase «Enfermedades intestinales»)
Enfermedad de Parkinson
(véase «Enfermedades neurodegenerativas»)
Enfermedades cutáneas
Las denominadas eflorescencias, es decir, zonas de la epidermis que
tienen un aspecto diferente al de la piel sana, pueden aparecer por sí mismas
o como consecuencia de otras enfermedades. Entre otras muchas, pueden ser
la dermatitis atópica, la psoriasis, las infecciones por hongos o las
enfermedades infantiles. Además, las afecciones cutáneas pueden ser
inflamatorias, dolorosas, pruriginosas, etc. Como principio activo
antiinflamatorio, antialérgico y analgésico, la aplicación externa de una
solución adecuada de DMSO puede resultar muy efectiva. Preferentemente,
el tratamiento debe aplicarse mediante toques o aerosol. El número de
repeticiones irá en función de cómo evolucionen las molestias en cada caso.
En el transcurso de una hora, el DMSO elimina el picor, el dolor, la
inflamación o la sensación de tirantez producidos por un gran número de
enfermedades cutáneas, De este modo, también se reduce el riesgo de
infecciones secundarias bacterianas o micóticas.
Caso: La señora C. O., de 55 años, presentó en muy poco tiempo una
gran cantidad de lesiones inflamatorias, enrojecidas y abiertas, distribuidas
por el tórax y los brazos, acompañadas de un intenso prurito y dolor que le
impedían dormir por la noche. En un primer momento, resultó muy
enigmático para el médico que la trataba. Tras hacerle numerosas pruebas
diagnósticas, se informó a la paciente de que podía tratarse de una
manifestación ocasionada por un reumatismo de los tejidos blandos
(colagenosis perforante reactiva). Los pacientes que tienen un metabolismo
diabético y una concentración alta de ácido úrico tienden tener este tipo de
«reacción excretora» extrema, que puede entenderse como una vía para
liberar el organismo de toxinas. Al no estar satisfecha con el efecto de las
diversas pomadas que le habían recetado, acudió a mí en busca de consejo,
Inmediatamente comenzamos a aplicar una solución de DMSO al 70% con
toques sobre las numerosas pústulas. Al día siguiente me informó de que
aquella noche por fin había podido dormir Ya lleva tres meses utilizando el
DMSO esporádicamente, porque, gracias a él, continúa observando
progresos en la regeneración de las lesiones cutáneas tan profundas y evita
que se produzca una cicatrización granulada. La paciente también ha ido
poniendo gradualmente en práctica mis sugerencias de modificar su
alimentación y ha seguido un tratamiento de desintoxicación con la
esperanza de poder evitar un futuro recrudecimiento de este tipo.
Caso: L. S., de ocho años, tenía una micosis mayor que la palma de la
mano por debajo de la rodilla. En un primer momento, la madre probó a
tratarle con cremas contra los hongos, pero no conseguía mantener la
infección a raya durante mucho tiempo. Por otra parte, tampoco debía utilizar
estos medicamentos diariamente y durante un largo periodo de modo que
probó a aplicar una solución de DMSO al 75% con un pincel sobre la pierna
del niño. La primera reacción inmediata de enrojecimiento le hizo
preguntarse si habría hecho lo correcto, pero confió en su intuición y repitió
el tratamiento dos veces más. El hongo desapareció completamente y sin
dejar rastro.
Enfermedades hepáticas
Con este amplio término genérico, nos referimos, fundamentalmente a
las inflamaciones hepáticas más frecuentes (hepatitis), al hígado graso, a la
cirrosis hepática y a la hepatopatía congestiva. En general, todas impiden que
el hígado pueda llevar a cabo íntegramente su función metabólica como
órgano multifunción y destruyen las células hepáticas. A su vez, podemos
detectarlas en el diagnóstico del laboratorio como un incremento de los
«valores hepáticos». Se trata de enzimas que son relativamente específicas y
que se toman como base para la evaluación del estado del hígado. Las
inflamaciones víricas agudas del hígado son enfermedades infecciosas de
declaración obligatoria, pero una hepatitis también puede ser de origen
autoinmunitario. Las causas más frecuentes del hígado graso son el abuso
crónico de alcohol y la sobrealimentación, los cuales, al igual que la
hepatopatía congestiva —que suele producirse por una insuficiencia
cardiaca—, también pueden desembocar en una cirrosis hepática
irreversible. Pese a la extraordinaria capacidad de regeneración de que
dispone el tejido hepático funcional, es importante evitar a tiempo y
anticiparse a los factores desencadenantes (por ejemplo, el alcohol), así como
tratar las enfermedades que puedan provocarlos.
Cano sustancia de acción regeneradora, el DMSO bien puede ocupar su
lugar como medicación de base. En caso de dolencias hepáticas se
recomienda emplear el DMSO sobre la piel o mediante perfusión, de modo
que se evita la circulación portal hepática, que, al tomar la solución por vía
oral, comporta una carga temporal de trabajo adicional para el hígado. El
tratamiento puede comenzarse, por ejemplo, con 0,1 gramos por kilogramo
de peso corporal e ir aumentando poco a poco en función del estado de salud.
Enfermedades neurodegenerativas
Entre otras muchas, lo son la enfermedad de Parkinson, la enfermedad o
demencia senil de Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica, la Efermedad
de Creutzfeldt-Jakob, la corea de Huntington o la atrofia mscular. Como su
propio nombre indica, estas enfermedades se caracterizan por un deterioro
de las neuronas. Dependiendo de la función que desempeñen las neuronas
afectadas o de la zona del cerebro en cuestión se producirá una reducción
progresiva de la capacidad cerebral o motora o de la percepción. En el lugar
del tejido que se pierde también pueden depositarse «materiales de
repuesto», como es el caso de las famosas placas en la enfermedad de
Alzheimer. De ahí que los síntomas resultantes y perceptibles de la
degeneración neuronal puedan ser sumamente variables y difieran mucho de
un paciente a otro. Evidentemente, las causas que dan lugar a la reducción
de estas células y su origen son muy variadas y distan mucho de estar
completamente esclarecidas. Sin embargo, también en el caso de las
enfermedades neurodegenerativas con frecuencia se observa la existencia de
una correlación estadística con los fenómenos vinculados a la civilización,
como la hipertensión arterial, la diabetes asociada a la vejez y un elevado
contenido de lípidos en la sangre. Visto de otro modo, puede afirmarse que
un modo de vida sano, orientado hacia lo natural, disminuye el riesgo de
desarrollar estas enfermedades. Resulta evidente que suministrar vitamina B,
oxígeno y sustancias antioxidantes de origen vegetal en cantidad suficiente
al conjunto del organismo constituye una protección, lo que refuerza la
hipótesis de que, inicialmente, aparecen trastornos metabólicos en el tejido
nervioso, los cuales causan trastornos en la difusión y el suministro y a su
vez generan un medio y una matriz celular oxidativos y ácidos.
Todos ellos son términos que inmediatamente nos hacen pensar en el
DMSO, ¿verdad? De ahí que los medicamentos de la medicina convencional,
es decir, aquellos que la industria farmacéutica ofrece para el tratamiento de
algunas de estas enfermedades, resulten muy poco efectivos. Por ejemplo,
desde hace muchos años se vienen haciendo promesas y pruebas a supuestos
«candidatos» prometedores en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer
sin que, hasta el momento, estos planes hayan resultado convencentes. Algo
parecido sucede con la enfermedad de Parkinson. En general, la única
asistencia de que disponen los afectados son las medidas de mantenimiento,
como la cinesiterapia, y el apoyo a sus familias, con los que, al menos,
consiguen mitigar los síntomas y, en ocasiones, ralentizar el avance.
Gracias a los resultados obtenidos con el tratamiento de la polineuropatía
—entre otros, a mi padre—, sabemos que el DMSO actúa regenerando las
neuronas y su función. Naturalmente, las neuronas que ya se han perdido no
pueden recuperarse por arte de magia, pero, como bien saben los neurólogos,
las células y las prolongaciones que todavía estén sanas pueden adaptarse
para satisfacer una mayor exigencia compensando, parcialmente, la
reducción numérica. Así es que vale la pena luchar por cada una de ellas y
tratarlas al mismo tiempo. El DMSO es un antioxidante magnífico y protege
las células. Al favorecer la vasodilatación y la actividad de la membrana y
aumentar la difusión, hace que la célula esté mejor nutrida, que aumente la
concentración de oxígeno y que se estabilicen las funciones celulares. Al
inhibir las enzimas catabólicas, el DMSO es capaz de aumentar la cantidad
de acetilcolina, un neurotransmisor extremadamente importante del cerebro,
que puede no estar disponible en cantidad suficiente debido a la destrucción
del tejido. Dependiendo de su estadio y de la intensidad de estas
enfermedades, puede elegirse entre el uso externo o interno del DMSO. En
el capítulo 2 encontrará las pautas para la dosificación y concentración de las
soluciones acuosas. También pueden combinarse, a discreción, los procesos
de absorción cutánea con la solución bebible o la perfusión. Además de este
principio terapéutico, también deberían aplicarse o probarse otras medidas
adicionales. Existen datos experimentales positivos evidentes sobre el
extracto de Ginkgo biloba, algunas sustancias contenidas en los tés verde y
negro y otros antioxidantes de origen vegetal. La administración de galactosa
también parece ser prometedora. Se trata de la «hermana» bioquímica de la
famosa glucosa, la cual es especialmente importante para las células del
sistema nervioso central. La galactosa, junto con la glucosa, forma parte de
la lactosa y, al estar presente en la leche materna, es la responsable del veloz
desarrollo del cerebro de los lactantes. También suelo emplearla como parte
del tratamiento integral de la diabetes debida a la edad, ya que este azúcar,
al contrario que la glucosa, no depende de la insulina para alcanzar los
centros de energía de las células. Cuando se la incorpora a un programa de
tratamiento, se observan unos efectos sorprendentemente satisfactorios.
Desafortunadamente, la galactosa es cara —500 gramos cuestan entre 85 y
140 euros— y, hasta donde yo sé, no está disponible como solución para
perfusión estándar, algo que sería muy importante, ya que, cuando se ingiere
y pasa por el intestino, el hígado vuelve a transformar cierta parte en glucosa
y hay que recurrir a una serie de trucos. En todo caso, el uso de la galactosa
está indicado en el tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas, ya
que suministra energía a las células estresadas y hambrientas debido a los
trastornos metabólicos y hace posible que las propias células puedan
desintoxicarse y regenerarse de manera autónoma. Las recomendaciones
habituales de dosificación para la toma oral llegan hasta los seis gramos dos
veces al día, equivalentes a una cucharilla de café de unos tres gramos.
Otras vías de tratamiento se encuentran en los ámbitos de la
alimentación, la actividad física y, sobre todo, la mental. Por desgracia,
todavía no se ha divulgado el hecho —científicamente comprobado— de que
la televisión y los crucigramas inciden desfavorablemente en el desarrollo de
la enfermedad, Pero como los pacientes se enfrentan a un aislamiento social
permanente, son precisamente estas dos actividades las que les restan como
punto central de su vida. Para prolongar la «buena forma mental» al máximo,
están indicados otros procedimientos bien distintos. Por un lado, existe una
auténtica gimnasia mental con base cientfica en forma de libros, cuadernos
o DVD. Por otro lado, se ha demostrado el efecto positivo que en estas
enfermedades ejercen las actividades relacionadas con aspectos formativos
y, especialmente, el mantener conversaciones estimulantes con otras
personas.
Enfermedades oculares
(véase también «Degeneración macular asociada a la edad»)
Los oftalmólogos obtienen buenos resultados con el tratamiento de
DMSO —solo o combinado con otros principios activos— de las más
diversas degeneraciones patológicas de los ojos, entre las que se encuentran
la degeneración macular, el edema macular, la uveítis de origen traumático
(inflamación de la membrana intermedia del ojo), las cataratas, el glaucoma
o diversas enfermedades de la retina. Las cataratas pueden tratarse con toda
facilidad instilando una gota de solución DMSO —¡emplear agua isotónica
esterilizada!— directamente en el globo ocular. Otros tratamientos oculares
deben dejarse en manos de los médicos. Las experiencias que se han tenido
con el tratamiento del glaucoma mediante la administración local de una
mezcla especial compuesta por DMSO y superóxido dismutasa (SOD) han
sido muy buenas. En el capítulo 2, apartado 2.5.1, ya se mencionó la función
de la enzima SOD, un biocatalizador del que todos los seres aerobios
disponen de manera natural. Así mismo, se observó —con gran sorpresa—
que las personas que eran tratadas con DMSO por problemas del aparato
locomotor afirmaban que simultáneamente experimentaban una clara
mejoría de sus respectivas afecciones oculares. Después de que un paciente
aquejado de una degeneración avanzada de la retina (retinosis pigmentaria)
afirmase haber experimentado una recuperación espectacular de la visión
mientras estaba siendo tratado con DMSO por otras cuestiones, la
Universidad de Oregón comenzó a profundizar en el asunto a través de un
estudio clínico. A principios de los años 70, el Dr. Robert Hill trató a otros
50 pacientes aquejados de enfermedades de la retina y los resultados
obtenidos fueron muy alentadores: la agudeza visual, el campo visual y la
visión nocturna de los pacientes mejoraron o se estabilizaron. Yo mismo,
dicho sea de paso, traté hace poco a una paciente que sufría dolores en la
zona del cuello con una solución de DMSO y unos días más tarde me dijo,
sorprendida, que, al día siguiente, de pronto, fue capaz de ver nítidamente
sin las gafas que solía llevar. Es posible que, en este caso, junto con las
propiedades regenerativas que tiene el DMSO, también haya desempeñado
un papel importante su acción como relajante muscular.
Para tratar los ojos aplicando un colirio, en primer lugar, hay que
asegurarse de disponer de los ingredientes necesarios, lo más estériles que
sea posible, y, en segundo lugar, han de estar muy diluidos. En el capítulo
dedicado a su aplicación, se sugirió una fórmula consistente en mezclar
cinco gramos de DMSO puro con 1000 mililitros de perfusión salina
isotónica. A partir de esta, puede tomarse la cantidad que se precise para los
colirios utilizando jeringas o cánulas estériles.
Envejecimiento
El envejecimiento (prematuro) da lugar a numerosos trastornos:
comienza por la apariencia de la piel (manchas de la edad, arrugas), pasa por
el funcionamiento de los órganos (funcionalidad reducida del proceso
digestivo o excretor, impotencia...) y sigue hasta la reducción de la función
nerviosa, como puedan ser trastornos de la memoria o neuropatías y la caída
del cabello. A mi modo de ver, un programa para combatir el envejecimiento
que sea digno de su nombre debe estar compuesto tanto por los elementos
fundamentales, la nutrición, el movimiento y el sueño, como por conceptos
basados en el tratamiento individualizado acorde con la constitución
específica de cada persona. Entre ellos se encuentran la
desintoxicación/purificación, la lucha contra la parasitosis, el cuidado
intestinal, la desacidificación, el tratamiento los campos de interferencia y,
si fuese necesario, la reducción del peso. Como agente de amplia acción
regenerativa, el DMSO ocupa un lugar destacado entre estas medidas por ser
un activo principio antienvejecimiento. Administrado por vía oral elimina
las induraciones y como diurético favorece la eliminación de toxinas a través
de los riñones y fuerza la acción de los restantes elementos del programa. Si
por algún motivo optase por cambiar significativamente su estilo de vida
para seguir una vitalidad renovada, puede utilizar el DMSO desde el inicio
de la etapa de rejuvenecimiento para poner en marcha los procesos
fisiológicos a largo plazo.
El inmenso y saturado mercado de los productos antienvejecimiento y
adelgazantes con frecuencia induce a la confusión y a un gasto inútil, sin
embargo, es frecuente difundir la mentira en aras del negocio. Cabe suponer
que conozca la vieja historia de las magníficas propiedades de las «bebidas
edulcoradas» (zero, light...) y de las «espinacas saludables» o la mentira de
la «inquietante intolerancia a la lactosa». Si se atiende a la fisiología natural
del cuerpo humano, la mayor parte de todo ello carece de valor y es
totalmente absurdo.
Los signos del envejecimiento o el sobrepeso pueden combatirse con
sencillas medidas de la medicina natural que son baratas y fáciles de
entender. Procure que le asesoren de la manera más holística posible y
también «evaluar» las medidas que le recomienden por su sercillez o por su
cercanía a aquello que la evolución ha previsto para nosotros, los homínidos.
Seguro que no contempla el «uso del escalpelo» ni las inyecciones de
neurotoxinas. Si acude a terapeutas que pretenden «venderle» un horario
para el antienvejecimiento, es posible que deba considerar si su propia
apariencia indica que domina medidas naturales del rejuvenecimiento En
todo caso, yo no le daría dinero por sus buenos consejos a nadie que parezca
haber envejecido antes de tiempo o que tenga exceso de peso. El
conocimiento de procesos fundamentales del cuerpo, tales como los ritmos
biológicos, la acción de las hormonas (¡insulina!) o el funcionamiento
celular orgánico, da lugar, casi automáticamente, a una forma de actuar
apropiada que en vez de aprovecharse de nuestro cuerpo (= envejecer)
lobeneficia.
Cuando una sobrealimentación de varios años origina una enfermedad
como la diabetes mellitus, no se da nada más que un envejecimiento
prematuro o la explotación o sobrecarga del páncreas y de las células del
cuerpo, las cuales, con buena lógica, reaccionan con una merma de su
funcionalidad. El envejecimiento se define igualmente como una pérdida
gradual de la función de los órganos y tejidos. Una vez que se ha entendido
cómo se desarrollan los procesos metabólicos implicados, queda claro que
la evolución ha entrenado al ser humano para la carencia y no para el exceso.
En general, la ingestión de alimentos y el proceso digestivo que conlleva han
de ser entendidos más bien como una «carga aguda» que debe mitigarse en
la medida de lo posible. Mientras equipemos nuestro bienestar, ante todo,
con una oferta excesiva de alimentos procesados de manera industrial,
dañaremos nuestro cuerpo de forma permanente. De ahí que unas medidas
serias contra el envejecimiento siempre deban contar con el elemento del
ayuno o del reajuste alimentario. Dicho de otra manera: una persona que se
alimenta de una manera natural, raras veces acudirá a un programa de
rejuvenecimiento, de vitalidad o de adelgazamiento. Dado que, la
comprensión de estas sencillas relaciones constituyen la base de una buena
vida, considero que una formación presencial en naturopatía holística —
ningún acontecimiento de masas— es la mejor inversión en salud que puede
hacerse, incluso aunque no desee ganarse la vida con esta profesión. Al
adquirir unos conocimientos médicos neutrales, el beneficio para su
desarrollo personal será enorme, sin las influencias de la mercadotecnia de
las industrias de los suplementos alimentarios, farmacéuticas o cosméticas y
de las estructuras históricamente cimentadas de la medicina convencional
pura.
Envejecimiento de la piel
(véase «Envejecimiento»)
Epilepsia
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Esclerodermia
(véase «Reuma»)
Esclerosis múltiple
(véase también «Síndrome de fatiga crónica»)
Al contrario de lo que sucede con otras enfermedades frecuentes el
sistema nervioso central, tales como la demencia o el párkinson, entre otras,
en el diagnóstico de la esclerosis múltiple (EM) hay implicados procesos
inflamatorios de las neuronas. De ahí proviene también el nombre esclerosis
diseminada, que apunta a que se trata de numerosos focos inflamatorios
dispersos en el cerebro y en la médula espinal. Estos procesos, que
generalmente suceden por etapas, dan lugar a lo que se conoce como la
destrucción de la vaina mielínica de los axones de las células nerviosas
(materia blanca), lo que afecta, en mayor o menor medida, a su capacidad
para transmitir los impulsos. Como consecuencia, los síntomas pueden ser
múltiples y muy individualizados, desde ligeras disfunciones hasta la
incapacidad para caminar o moverse. Pese a los inmensos esfuerzos hechos
en su investigación, las causas y la génesis de la EM sguen sin estar claras.
Es evidente que la inflamación se debe a que las propias células del sistema
inmunitario atacan las vainas de los axones. Científicamente, las
circunstancias apuntan a la existencia de una posible relación con infecciones
víricas o bacterianas previas, que los afectados hubieran podido padecer, por
ejemplo, en su infancia. El principal sospechoso es el virus Epstein-Barr
(mononucleosis infecciosa), por lo que la infección inicial habría podido
transcurrir completamente en silencio, es decir, sin mostrar ninguno de los
síntomas típicos, lo que hace que establecer una relación resulte mucho más
difícil. En todo caso, se que estas infecciones pueden deteriorar
funcionalmente las células del sistema inmunitario en términos generales.
Actualmente, cada vez es más frecuente explicar así la génesis de otras
enfermedades. También hay otras muchas hipótesis sobre el origen de la EM,
como puedan ser la reacción a una vacuna, la deficiencia de vitamina D o la
intoxicación producida por contaminantes medioambientales o estimulantes
nocivos. Desde un punto de vista holístico, a partir del historial de muchos
pacientes puede inferirse la existencia de una estrecha relación con cargas
psíquicas, algo que no debe sorprendernos, pues ya conocemos interacciones
similares en muchos procesos que van acompañados por disfunciones de
nuestro sistema inmunitario.
Hemos aprendido que el DMSO actúa como antiinflamatorio e
inmunomodulador y, en relación con su aplicacion en la esclerosis múltiple,
se han tenido experiencias verdaderamente positivas. En este caso, se pone
de manifiesto el principio activo regenerador del DMSO, fuerza curativa. La
absorción puede realizarse mediante la aplicación de cantidades suficientes
de DMSO sobre amplias zonas de piel, bebido como solución diluida o
perfundido.
En 1984, unos médicos rusos publicaron los resultados de la aplicación
del DMSO para tratar la EM en 34 pacientes68. Los autores llegaron a la
conclusión de que la aplicación del DMSO en el tratamiento de la EM resulta
conveniente porque ejerce un efecto positivo en el estado inmunitario, es
antialérgico y repara los tejidos dañados. El tratamiento resulta
particularmente efectivo en aquellos pacientes cuya EM curse con brotes. En
cambio, en los casos en los que los síntomas progresaban muy rápidamente,
los progresos fueron irregulares. Por otro lado, no pudo establecerse la
presencia de efectos secundarios. El efecto curativo observado del DMSO se
atribuyó a la remielinización (la formación de una nueva vaina de mielina
sobre las fibras nerviosas), a la disminución de los edemas y a la mejora de
la transmisión del impulso neurodinámico.
Espolón calcáneo
Entendemos como tal una osificación de la inserción del tendón del
calcáneo en la zona de la planta del pie, lo cual no quiere decir que esta
alteración del tejido tenga que dar lugar necesariamente a una inflamación
(crónica) que, a su vez, provoque molestias o dolor. Pero, lamentablemente,
este es el caso para muchas personas, de ahí que el espolón calcáneo haya
conquistado un lugar entre las dolencias traumatológicas más habituales. En
algunos casos los síntomas desaparecen de buenas a primeras, pero en otros
van empeorando hasta imposibilitar caminar. Carece de sentido entrar a
discutir sus posibles causas, tales como el continuo movimiento del hombre
moderno sobre suelo duro o el hecho de llevar zapatos —nada de lo cual está
previsto por la evolución—, ya que no podemos alterar estos hechos. Sin
embargo, ante estos y otros problemas de los pies, suelo recomendar caminar
descalzo siempre que sea posible. Tras un posible empeoramiento inicial en
los primeros días de adaptación, esta sencilla y barata medida proporciona
una rápida mejoría de los dolores motivados por el movimiento y una
sensación corporal y estática completamente nueva.
Como medicamento de acción analgésica y antiinflamatoria, el DMSO
se aplica con muy buenos resultados en el tratamiento del espolón calcáneo
doloroso, una de las muchas dolencias del aparato locomotor que, por lo
general, suele responder rápidamente al tratamiento, entusiasmando a los
pacientes. Al verse sin dolor al caminar, existe el riesgo de que vuelvan a
exigirse demasiado en poco tiempo, asi es que debe tener en cuenta que, pese
al rápido alivio del dolor, también hay que dar tiempo al tejido para que
pueda regenerarse. Para ello, hay que deshacer y eliminar las acumulaciones
de agentes inflamatorios y tóxicos que puedan llevar acumulados mucho
tiempo. La mejoría el DMSO provoca en la asimilación de nutrientes por
parte de tendones y los huesos también debe aprovecharse, en primer lugar,
para efectuar diversas reparaciones. Deberá aplicarse generosamente una
solución de DMSO del 70 al 80% en la zona trasera de la planta del pie y
alrededor del tobillo. Si tras una primera aplicación se absorbe
completamente, puede volver a aplicarse sobre el pie una segunda y una
tercera vez. Después, debe seguir aplicándose el tratamiento de una a dos
veces diarias durante varias semanas con el fin de eliminar las molestias a
largo plazo. En casos muy persistentes puede recurrirse a aplicar una mezcla
que resulta sumamente efectiva a base de diclofenaco (por ejemplo,
VoltarenR en gel) y DMSO, aunque, por norma general, el diclofenaco debe
emplearse con mucha moderación y máxima responsabiidad debido a sus
contraindicaciones —tales como las enfermedades intestinales inflamatorias
crónicas o el asma—, los efectos secundarios, las interacciones y el especial
problema que supone dentro del «cicio del agua». En la Wikipedia
(http://de.wikipedia.org/wiki/Diclofenac [en alemán]) puede leerse lo
siguiente al respecto:
«En el caso del diclofenaco, el 70% abandona el cuerpo humano sin
haber sufrido alteración alguna. En Alemania, anualmente se consumen 90
toneladas del principio activo, por lo que 63 toneladas de se vierten en el
ciclo del agua a través de la orina. Como las plantas depuradoras no están
diseñadas para ello, los medicamentos y sus residuos llegan a las aguas
superficiales casi sin trabas y de ahí vuelven al agua potable. En los años 90,
en la India, entre otros lugares, el tratamiemto del ganado vacuno con
diclofenaco dio lugar a una inesperada y drástica reducción de la población
de buitres, lo que hizo necesario tomar medidas para protegerlos. Las aves,
que ingerían la sustancia a través de la piel de los animales domésticos,
mostraban inicialmente unos síntomas similares a los de la gota y luego
morían por insuficiencia renal. Desde marzo del 2005, su uso en animales
está prohibido en la India».
Desafortunadamente, la relajación en la obligación de prescripión
facultativa para e1 diclofenaco —que los médicos recetaban de todos modos
con excesiva frecuencia—ha incrementado aún más su aplicación (cuyo
objetivo, desde el punto de vista de las empresas farmacéuticas, es la
relajación en la obligación de presentar una receta).
Pero volvamos al espolón calcáneo persistente: se va a la farmacia, se
compra un gel espeso con diclofenaco que esté indicado contra el dolor y en
un vasito se mezcla la cantidad deseada con DMSO hasta obtener una mezcla
fluida que contenga ambos ingredientes en una proporción 1:1. A
continuación, se aplica una sola vez sobre la zona dolorida del pie y espera
hasta que se absorba bien. Esta aplicación debe repetirse cada tres o cuatro
días ¡a lo sumo! ¡Si se aplica con mayor frecuencia, puede causar serios
daños en la piel!
Caso: La señora E. S., de 51 años, llevaba cuatro padeciendo espolón
calcáneo crónico, que iba empeorando progresivamente. Entre tanto, su
forma de caminar se había vuelto sumamente irregular y, como es lógico,
tenía a sus espaldas muchas visitas a consultas y seguimientos de
tratamientos médicos convencionales. Le recomendé seguir el
procedimiento que he descrito anteriormente, para lo que se procuró un
frasco con atomizador y una solución acuosa de DMSO al 75%. Tras las dos
primeras aplicaciones, en las cuales lo vaporizó por todo el pie, experimentó
una notable disminución del dolor y recuperó un radio de acción que llevaba
mucho tiempo añorando. Durante las siguientes semanas, tomó este
tratamiento con DMSO diariamente. Dado que hacía continuos progresos, se
tomó el tiempo necesario para llevar a cabo su autotratamiento y se mantuvo
motivada.
Faringitis
(véase «Infecciones de las vías respiratorias»)
Fracturas de huesos
(véase «Lesiones deportivas»)
Gingivitis
(véase «Aftas»)
Gota
Los ataques agudos de gota se deben a la presencia previa de valores
altos de ácido úrico en la sangre. Los valores normales en las mujeres están
en torno a los tres o seis miligramos por decilitro y en torno a los cuatro o
siete miligramos por decilitro, en los hombres. La existencia de semejantes
valores de ácido úrico en la sangre es una característica de los homínidos —
el ser humano y los antropoides—. En comparación con el resto de los
mamíferos, tenemos/tienen unos valores hasta 10 veces superiores. El ácido
úrico se excreta principalmente a través de riñones, pero también de la piel
y del intestino. Dado que se ha demostrado que el ácido úrico aumenta la
presión sanguínea, se especula acerca de si, en parte, pudiera atribuirse a esta
sustancia (dentro sus valores normales) el haber posibilitado a los mamíferos
más desarrollados —es decir, nosotros, los chimpancés, los gorilas y los
orangutanes—— el poder caminar erectos. Al fin y al cabo, para poder
hacerlo, hay que garantizar el suficiente aporte sanguíneo al cerebro en
contra de la fuerza de la gravedad.
Un aumento del ácido úrico en la sangre por encima de siete miligramos
por decilitro, combinado con otros factores (enfriamientos, déficit de líquido,
nicotina, alcohol...), puede dar lugar a que se deposite en aquellas partes del
cuerpo que reciben un peor suministro, o sea, a que se cristalice fuera de la
solución (sangre). Puede que esto le resulte familiar por los experimentos
sobre la formación de cristales que hacia en el jardín de infancia. En el cuerpo
humano sucede, preferentemente, en los dedos de los pies, especialmente en
la articulación de la base del dedo gordo del pie derecho, dando lugar a los
famosos ataques de gota que van acompañados por fuertes dolores,
enrojecimiento e hinchazón. En pocas palabras, al ser «cuerpos extraños»,
los cristales de ácido úrico desencadenan una intensa reacción inflamatoria.
Tratamiento con DMSO: La capacidad antiinflamatoria, calmante y
regeneradora del DMSO alivia los dedos de los pies afectados por la gota en
muy poco tiempo. Para ello, debe aplicarse una solución del 75 al 80% sobre
la zona afectada con un. pincel o aerosol. La aplicación se repetirá según la
necesidad. Además de esta medida inmediata, no debe olvidar que, en el
fondo, se trata de una enfermedad metabólica. Es necesario analizar los
patrones alimentarios, cardiovasculares y motores con el fin de evitar más
ataques de gota y poder bajar el ácido úrico a largo plazo.
Hematoma/derrame
(véase «Lesiones deportivas»)
Heridas
Consisten en una rotura de la epidermis. Pueden producirse por lesiones
agudas, quemaduras o accidentes, o pueden formarse a largo plazo como, por
ejemplo, las úlceras producidas por la presión (úlceras por decúbito) o las
úlceras de las piernas (úlceras venosas). En toda herida. sea producida por
una mordedura de animal, por la caída de una moto. por herramientas, por
esquirlas de cristal, por quemaduras o congelación o por las citadas úlceras,
lo principal es ¡desinfección! Para ello, lo mejor es que no utilice los
desinfectantes alcohólicos habituales hoy en día, sino que recurra al agua
oxigenada de toda la vida (del 1 al 3%) o a una solución de hipoclorito de
calcio (aproximadamente una cucharilla de café en 0,5 litros de agua). Estos
preparados protegen la piel que ha quedado sana, facilitando así la
subsiguiente cicatrización. También puede suponerse que el tejido afectado
experimenta una especie de activación positiva gracias a estas sustancias
oxidantes, como indican numerosos testimonios en diversos foros en
Internet. Además, semejantes informes se suman de manera continuada a las
explicaciones detalladas que se exponen en el capítulo 2.5 sobre la
combinación de sustancias oxidativas (MMS, H202) con el DMSO. Tras la
desinfección, el DMSO vaporizado puede desarrollar toda su acción
cicatrizante. Al hacerlo, todos los procesos de reparación se beneficiarán del
amplio perfil regenerador del DMSO. Se asombrará cuando vea la medida
en la que las soluciones de DMSO —empleadas del 50 al 75%— mejoran la
velocidad y calidad de la cicatrización de la herida en cada una de sus etapas.
Al mismo tiempo, minimiza e incluso evita las induraciones y adherencias.
En mi opinión, en el tratamiento de las lesiones cutáneas es donde resulta
más tangible y visible el maravilloso efecto sanador de este líquido, que, al
mismo tiempo, también trata las heridas o las inflamaciones que alcancen los
tejidos más profundos. Así mismo, es importante que la zona de la herida
esté lo más en contacto con el aire posible. La mala costumbre que se tiene
de cubrir con tiritas hasta las excoriaciones más pequeñas solo sirve para
provocar heridas húmedas y focos inflamatorios o infecciosos innecesarios.
Una vez que la haya desinfectado a fondo, lo mejor es que la zona pueda
secarse. Por otra parte, el picor y el enrojecimiento que el DMSO causa son
menos pronunciados cuando la herida permanece descubierta.
Caso: Al señor R. M., diabético, de 64 años, le cayó un palé sobre el pie
hace aproximadamente un año. La herida que le produjo en el lateral del dedo
gordo seguía sin curarse y padecía intensos dolores continuos. Tras dos
aplicaciones mediante aerosol de una solución de DMSO al 75%, el dolor
que llevaba tanto tiempo soportando remitió. Tras sucesivas aplicaciones de
DMSO a lo largo de una semana (dos veces diarias), se formó una costra y
cicatrizó completamente.
Caso: El señor M. G., de 45 años, llevaba largo tiempo con una úlcera
de 20 centímetros en la pierna, cabe suponer que como consecuencia de una
insuficiencia circulatoria„ A lo largo de un mes, siguió la recomendación de
bañar la pierna una vez al día en MMS y, a continuación, aplicar una solución
de DMSO al 75%. Como consecuencia, se produjo una cicatrización sin
complicaciones y recuperó la función muscular.
Caso: A. G., de cinco años, se pilló los dedos de la mano izquierda con
la puerta de un coche del que se estaba bajando. Las yemas y las uñas de los
dedos tenían muy mal aspecto y el niño lloraba continuamente. Sin perder su
presencia de ánimo, el padre cogió una solución DMSO al 80% que tenía
para tratar otra dolencia y la aplicó sobre la mano del niño: el dolor remitió
en pocos minutos. Los dedos se regeneraron rápidamente gracias al
tratamiento continuado y en pocos días recuperaron su aspecto normal.
Caso: La señora A. E, de 51 años, hacía seis meses que se había sometido
a una intervención quirúrgica en el tobillo como consecuencia deuna fractura
conminuta. Si bien el tratamiento quirúrgico de la articulación fue según lo
previsto, la incisión mostraba serios problemas de cicatrización. Se produjo
una necrosis del tejido y una infección estafilococos (agentes piógenos
bacterianos). Tras un periodo de sufrimiento, la señora E aceptó la
sugerencia de tomar un baño con MMS y, seguidamente, tratarse diariamente
con una solución de DMSO al75%. La inflamación desapareció y, al cabo de
dos semanas, la herida se cerró debidamente.
Morton Walker19 cita, entre otros, los resultados claramente positivos del
tratamiento tópico con DMSO en 1371 pacientes (¡!). Padecían úlceras
producidas por diabetes, infecciones por hongos o varices, heridas
infectadas, diversas lesiones cutáneas y quemaduras de segundo y tercer
grado en la piel de piernas, pies y caderas. El tratamiento se aplicaba
mediante un aerosol de DMSO —previo lavado de la zona de la piel con
agua esterilizada— tres veces por semana o diariamente. En la mayoría de
los casos, los dolores y el malestar remitieron tras unas pocas aplicaciones.
Pese a que algunos habían padecido las úlceras durante años, el 95%de los
pacientes fue dado de alta y retomó su actividad normal al cabo de unes 20
días71. Las úlceras varicosas inflamatorias crónicas, que se habían tratado por
el procedimiento tradicional infructuosamente durante años, también se
curaron rápidamente y las quemaduras en los brazos se curaron sin dejar
rastro de cicatrices. En palabras del Dr. Tirado 71, quien estaba a cargo: «El
DMSO hace su trabajo». El único efecto secundario que se mencionó fue
que, en heridas muy profundas, el aerosol provocaba un intenso escozor de
corta duración en las primeras aplicaciones. Por lo tanto, por petición de los
pacientes, el tratamiento con DMSO, sumamente efectivo, se mantuvo.
Hiperactividad/hipercinesia
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Hipertensión
(véase «Arteriosclerosis»)
Ictus
(véase «Infartos»)
Infartos
Siempre constituyen emergencias, ya que pueden producirse daños
permanentes en los tejidos o expandirse. Lo que los motiva es un déficit de
oxígeno debido a la falta de riego sanguíneo y los desencadenantes pueden
ser coágulos (embolia), depósitos (placas, cristales de ácido úrico…) o
lesiones. Por ello, las principales medidas que se adoptan en cuidados
intensivos son la administración de oxígeno, la mejora de las propiedades
reológicas de la sangre (fluidez), así como la eliminación de los trombos que
originan la obstrucción, mediante cirugía o con medicación —trombectomía
o trombólisis—. Los infartos que constituyen un riesgo para la vida son, entre
otros, el infarto de miocardio, el infarto cerebral (ictus), el infarto renal, el
infarto mesentérico (abdomen), el infarto pulmonar (frecuentemente,
embolia pulmonar) o el infarto hepático. Hay numerosos casos prácticos que
demuestran que el tratamiento con DMSO resulta muy beneficioso para el
tejido que ha resultado dañado por un déficit de oxígeno. Se ha observado
que, tras un ictus, acelera la recuperación de las capacidades cognitivas, tales
como caminar o hablar, lo que no ha de sorprendernos, puesto que, como ya
sabemos, el DMSO mejora la difusión del oxígeno y su transporte hacia y
desde las células del cuerpo, lo que, como es natural, afecta positivamente a
la reparación que tiene lugar en toda el área infartada. Pese a ser un hecho
bien conocido que, naturalmente, los mejores resultados se obtienen
administrando rápidamente DMSO, hasta donde yo sé, las demas unidades
que se han creado para el tratamiento precoz de ictus no disponen de DMSO
para perfundir.
Morton Walker19 enumera las variadas causas que pueden causar infarto
cerebral. La más frecuente es el ictus agudo, que suele deberse a la
arteriosclerosis, a la hipertensión o a ambas. También pueden incidir
causalmente embolias debidas a depósitos de grasa, émbolos gaseosos (el
temido efecto de la descompresión del buceo) o fragmentos de trombos que
puedan derivarse de lesiones en el ventrículo (izquierdo), que, a su vez, se
derivan de placas escleróticas, depósitos en las cardiacas, endocarditis
bacteriana, enfermedades reumáticas de las redes del corazón, infartos de
miocardio o postoperatorios tras intervenciones quirúrgicas en el corazón.
En todos estos casos, el DMSO puede prevenir o eliminar la perjudicial
reacción en cadena que se produce como consecuencia de la reducción de
riego sanguíneo en los tejidos y desemboca en la destrucción de las células
nerviosas afectadas. El DMSO disminuye la agregación laquetaria, lo que
previene que continúe la formación de trombos, y favorece la liberación de
la prostaglandina específica —una hormona tisular—, que dilata los vasos
más próximos y permite corregir o invertir el déficit de oxígeno. Además,
también ejerce una acción vasodilatadora. Gracias a su acción como
protectcr celular y regenerador, el DMSO fomenta la producción de energía
en la zona afectada por la falta de suministro y, de este modo, las células
pueden disponer del tiempo necesario para alcanzar estabilizarse y evitar
daños mayores. Incontables experimentos con animales y ensayos clínicos
llevados a cabo en personas han demostrado que, para obtener buenos
resultados en la recuperación de los infartos, el DMSO debe adtministrarse,
en primer lugar, lo antes posible y, en segundo lugar, en una dosis que sea
suficientemente alta.
La administración de DMSO está recomendada en el tratamiento de
todas las oclusiones vasculares agudas. Para ello, terapeutas experimentados
deben perfundir, lo antes posible, hasta un gramo de DMSO por kilogramo
de peso corporal como solución acuosa en una solución isotónica de
electrolitos. Para que las concentraciones no sean excesivamente altas, hay
que prever una determinada cantidad de solución de perfusión. Dependiendo
del peso corporal y de la enfermedad, lo indicado serán 500 ó 1000 mililitros,
es decir, que ante enfermedades tan graves como puedan ser los infartos no
se va aumentando lentamente la cantidad de DMSO, sino que la cantidad
total se administra en el acto. Una vez que empiece la mejoría, puede
volverse a las dosis diarias normales.
Infecciones
La enciclopedia alemana Borckhaus da la siguiente definición de la
palabra infección: «Infección, contagio: Invasión de un organismo por
agentes patógenos (bacterias, virus, hongos, parásitos)». Quiere decir que,
en un primer momento, «solo» tenemos que vérnoslas con la colonización
del cuerpo (físico) por parte de microorganismos —lo que, oficialmente,
todavía no es una enfermedad, ya que este proceso no tiene por qué
desembocar en síntomas perceptibles o cuantificables— Cuando, como
consecuencia de semejantes procesos infecciosos silenciosos o
asintomáticos, se produce una inmunidad temporal o de por vida, hablamos
de una inmunidad adquirida.
Por el contrario, una (auténtica) enfermedad infecciosa —y las
reacciones o respuestas que nuestro sistema inmunitario desarrolla frente a
los invasores— se manifiesta mediante síntomas generalizados tales como
fiebre, sudores nocturnos, decaimiento físico, aumento de las secreciones o
señales de inflamación. Actualmente sabemos que, aparte de los procesos
infecciosos que muestran síntomas, los asintomáticos no tienen por qué tener
necesariamente un desarrollo feliz. Así pues, como consecuencia de la
destrucción incompleta de los microorganismos, pueden aparecer procesos
crónicos que pasen inadvertidos o que, en un primer momento, permanezcan
ocultos, algo que sucede, por ejemplo, cuando los «bichos malos» pueden
esconderse y camuflarse bien, cuando pasan por varias etapas de desarrollo
o cuando nuestro sistema inmunitario está debilitado por los medicamentos
o por otras enfermedades. También es posible que, pese a que todos los virus,
bacterias, etc., sean destruidos, las partículas originadas en dicho proceso
como una mezcla de la «aglutinación» de despojos del enemigo y de las
propias estructuras defensivas del cuerpo —conocido como complejo
antígenoanticuerpo— no se eliminen completamente. En términos simples,
a todas estas respuestas inmunitarias, que no transcurren de la mejor de las
maneras, se las hace responsables de muchas enfermedades crónicas que
también comprenden procesos graves y casos «incurables» —según la
medicina convencional—, entre las que se encuentran las alergias, las
enfermedades autoinmunitarias, las enfermedades infecciosas recurrentes y
el cáncer. De ahí que, para nosotros, los seres humanos, y para nuestros
animales domésticos haya dos cosas importantes:
En primer lugar, siempre debemos asegurarnos de que nuestro sistema
inmunitario —nuestras células inmunitarias— esté a punto- Para ello, es
esencial tener una flora intestinal sana, que, a la larga, solo puede
conservarse debidamente si se sigue la alimentación que la naturaleza tiene
prevista para cada tipo de organismo. Tras cientos de miles de décadas de
evolución, en apenas un par de años el ser humano y el resro de los
mamíferos no pueden haberse adaptado a los alimentos elaborados
industrialmente, ¿¡está claro!? Estamos hablando de que quizás hayan
transcurrido 60 años desde que es habitual llenar la nevera y la despensa de
alimentos preparados, elaborados mecánicamente y productos químicos
añadidos.
¿Qué opina? «Podrían ser 80 años». Eso es completamente iarlevante.
Aun cuando se tratase de 100 ó 200 años, no sería más que un abrir y cerrar
de ojos en relación con el índice de la variación genética de una especie.
Nuestro cuerpo, y especialmente nuestro sistema digestivo con sus
correspondientes glándulas, no están equipados para simultanear el
aprovechamiento nutritivo y sano de los productos alimentarios industriales
con la eliminación de sus toxinas. También puede consultar este tema en las
pautas para una vida saludable que la Dra. Antje Oswald ofrece en su libro
La guía del MMS. Una vez me escribió que, lamentablemente, algunos de
nuestros congéneres ignoraban que las hojas de lechuga no crecían en bolsas
de plástico o la forma que tiene una zanahoria...
En segundo lugar, en presencia de una enfermedad infecciosa, hay que
reforzar la función del sistema inmunitario. Reforzar quiere decir 'imitar su
funcionamiento natural o aligerar su carga', la cual puede reducirse mediante
todo tipo de acciones corrientes, tales como aumentar la ingestión de líquidos
administrando las infusiones (desintoxicantes) adecuadas, guardar mucho
reposo o seguir una dieta apropiada. La imitación —emular la función de las
células del sistema inmunitario— tiene lugar, por ejemplo, a través de
remedios oxidativos, como ya se expuso detalladamente en el apartado
«DMSO y MMS». Y no me importa repetirme: es irrelevante que se trate de
microorganismos invasores o de un enemigo surgido en nuestro interior bajo
la forma de células cancerosas (mutadas). Los antibióticos, los citostáticos,
la quimioterapia... no pueden realizar esta imitación. Por añadidura,
producen daños de distinta intensidad en las células del cuerpo y en la flora
intestinal, implicando, a largo plazo, el debilitamiento de las defensas.
El DMSO, que de por sí actúa como antiinflamatorio e
inmunomodulador, no solo inhibe el crecimiento de bacterias, virus y
hongos, sino que, sobre todo, ayuda a que los oxidantes administrados
paralelamente —como puedan ser el MMS o el peróxido de hidrógeno— se
introduzcan mejor en los tejidos. Y el DMSO también puede reforzar y
abreviar de manera natural los procesos de regeneración subsiguientes a la
infección. Para ello, resulta apropiada la toma de MMS descrita en el capítulo
2, así como su administración a través de la piel o en perfusión. Partiendo de
una dosis de base de DMSO —0,05 gramos por kilogramo de peso
corporal—, se va aumentando diariamente la cantidad en función de la
necesidad.
Inflamaciones articulares
Pueden deberse a muchas causas. Aparecen, por ejemplo, debido a
complicaciones tras intervenciones quirúrgicas o terapéuticas (inyecciones
intraarticulares), así como por sobrecargas, reuma o depósitos. La
articulaciones inflamadas constituyen un punto fuerte de la aplicación del
DMSO, pues es precisamente aquí donde la capacidad única de movilidad
del principio activo a través de las membranas biológicas tiene una
importancia extraordinaria. Dentro de la cápsula articular no hay vasos
sanguíneos, de ahí que el suministro de nutrientes y la «eliminación de
residuos» —es decir, de metabolitos o de agentes inflamatorios— no sean
tan efectivos como en otras zonas del cuerpo. Los procesos de reparación se
desarrollan con mayor dificultad y han de efectuarse por difusión. A su vez,
estos dependen en gran medida de la temperatura, de la concentración de
sustancias y de estímulos motrices continuos. Precisamente, cuando debido
al dolor articular se adoptan posturas antiálgicas, se cierra el círculo vicioso,
ya que la inmovilidad involuntaria limita la difusión. El DMSO lleva
prácticamente todas las de ganar contra estas dolencias, lo que quiere decir
que las numerosas propiedades farmacológicas enumeradas en el capítulo
1.2.3 participan en el tratamiento curativo de la inflamación articular, pues
permiten al DMS penetrar con facilidad a través de la piel, la musculatura y
la cápsula articular hasta llegar al lugar en el que esté la inflamación. En su
libro 19, Morton Walker cuenta el caso de un paciente que, como
consecuencia de una inflamación reumática de los huesos de ambas rodillas,
solo podía acudir a la consulta de su médico sirviéndose de dos muletas.
Lucas Sheinholtz, quien por aquel entonces tenía 52 años, sufrió durante más
de 10 aquella artritis extrema. Se intentaron muchos tratamientos a base de
cortisona inyectada que no proporcionaron ninguna mejoría. Uno de los
catedráticos que trabajaba en su clínica había recibido un «cargamento» de
DMSO y decidió utilizarlo en beneficio de algunos pacientes a los que
ninguna otra cosa había podido ayudar. Sugirió al médico que trataba a Lucas
Sheinholz que se lo aplicase sobre las rodillas con un pincel. Este, que no
tenía ninguna experiencia con el uso del DMSO, repetía reiteradamente la
aplicación de la solución en cuanto la cantidad que había puesto
anteriormente se absorbía. En el transcurso de 15 ó 20 minutos, el paciente
dejó de sentir dolor y fue capaz de caminar sin ayuda. Cuando volvió al cabo
de una semana, dijo que no había vuelto a tener dolor en la rodilla izquierda.
La rodilla derecha, que una semana antes había estado muy inflamada y
excesivamente caliente, aún le dolía un poco. El médico repitió la aplicación
de DMSO sobre esta rodilla y desde entonces no volvió a ver al paciente.
Intervenciones quirúrgicas
Constituyen situaciones excepcionales para nuestro cuerpo. Además de
la convalecencia que necesariamente las sigue en todos los ámbitos, el
principal problema son las cicatrices externas e internas que originan. Por
ello, es conveniente verificar minuciosamente la necesidad de practicar una
intervención programada y, si ese es el caso, prepararla con DMSO. Puede
hacerse aplicándolo localmente sobre las zonas de piel donde esté previsto
intervenir, tomándolo por vía oral o mediante perfusión. Para este tipo de
tratamiento preparatorio y posterior a las intervenciones quirúrgicas —por
ejemplo, en la columna vertebral—, además del DMSO también están
indicadas las perfusiones de procaína/bases (véase 2.5.2). De ese modo
también se favorecen los procesos de regeneración y cicatrización, a la vez
que se reduce el riesgo de que se formen adherencias. Pero, debido al efecto
anticoagulante del DMSO, no debe aplicarse el día de la intervención.
Pida al cirujano que, si es posible, utilice guantes quirúrgicos sin ningún
tipo de polvo, ya que, si estas partículas entran en la herida, a largo plazo
pueden llegar a alterar la cicatriz. Cuando el DMSO se emplea lo antes
posible tras la operación, favorece considerablemente la cicatrización y actúa
como calmante. Además, también es importante el tratamiento precoz de la
cicatriz externa para prevenir la formación de todo campo de interferencia.
Una posibilidad que resulta muy efectiva consiste en sumergir la piel en una
solución básica con procaína después de haber aplicado en abundancia una
solución del 60 al 70% en la zona de la cicatriz. La mezcla de procaína del
1 al 2 % en una solución de carbonato ácido de sodio se irá aplicando en la
piel, a lo largo de la costura, con una cánula muy fina (tamaño 18 ó 20), de
tal manera que las eflorescencias originadas fluyan unas dentro de las otras.
Este procedimiento, dicho sea de paso, es apropiado para cicatrices de
toda antigüedad. Inmediatamente después de aplicar esta medida curativa o
a lo largo de los días siguientes, todos los pacientes, casi sin excepción,
afirman haber experimentado reacciones sumamente satisfactorias, como,
por ejemplo, disfrutar de un sueño reparador y duradero o de una serenidad
completamente nueva. Pero, para mí, al menos igual de importante es que las
irritaciones y los dolores crónicos de la zona de la cicatriz desaparezcan y
que los afectados también se sientan satisfechos con la mejora estética. Con
diversas medidas adicionales, todas ellas muy sencillas de aplicar, también
es posible mejorar considerablemente el aspecto de cicatrices antiguas; en
ocasiones, hasta llegar a hacerlas «desaparecer».
*
Novedad: desde noviembre del 2015 las ampollas de DMSO están autorizadas y se comercializan
en Alemania.
Lesiones deportivas
Son uno de los principales ámbitos de aplicación de las soluciones de
DMSO, a las cuales hemos conocido fundamentalmente como activadoras
de la regeneración. Según mi propia experiencia, entre ellas incluyo
especialmente las contusiones y las lesiones por elongación o distensión.
Naturalmente, entre estas también se incluyen las molestias cronificadas
motivadas por sobrecargas recurrentes o las inflamaciones subsiguientes. Por
último, no deberíamos olvidarnos de las fracturas óseas, que, si bien
requieren de una intervención médico-quirúrgica, tanto antes como después,
la aplicación adicional de DMSO puede resultar sumamente beneficiosa. En
todos estos casos, la prioridad es evitar o mitigar con la ayuda del DMSO las
inflamaciones, los dolores, los hematomas y los procesos inflamatorios en
los estadios agudos. Por ello, es conveniente tratar las zonas afectadas lo
antes posible aplicando la sustancia con un pincel o aerosol.
La concentración apropiada irá en función del lugar lesionado:
normalmente, por debajo de la cintura puede aplicarse de inmediato un
preparado acuoso del 70 al 90%, mientras que, por encima, y sobre todo en
la zona de la cabeza, hay que dosificar con más cuidado: puede comenzarse
aplicando una solución al 60%. Para ello, vuelva a consultar las imágenes y
los consejos de utilización para su uso externo, que se dan en el capítulo 2,
apartado 2.2. Es importante que el DMSO haya penetrado completamente y
que se lave antes de volver a a vestirse. En casos graves, puede emplearse
una mezcla de DMSO y diclofenaco (por ejemplo, Voltaren EmulgelR ) para
reforzar la acción antiinflamatoria y analgésica. Sin embargo, esta mezcla
solo deberá aplicarse una vez cada dos o tres días, ya que, en otro caso, puede
causar lesiones cutáneas.
Walker19 también indica que aplicar un apósito con DMSO aumenta su
efecto. Para ello, se empapará una gasa con la solución de de DMSO y se
cubrirá con ella la parte del cuerpo afectada, todo lo cual se tapará con un
vendaje más grueso o, por ejemplo, con una lámina de hoja de plástico para
propiciar que en el tejido penetre una cantidad mayor de DMSO durante un
periodo más extenso.
En el libro de Morton Walker19 se muestra una gran cantidad casos de
tratamientos de lesiones deportivas cuyos resultados fueron sorprendentes.
También conozco a muchos usuarios que, casi sin excepción han tenido
experiencias muy positivas en el tratamiento de traumatismos en
articulaciones y tejidos blandos. Dentro de la labor de la consulta, tratar este
tipo de molestias, así como las dolencias artríticas y reumáticas con DMSO,
siempre es una apuesta segura. Uno ya puede empezar a celebrar el éxito del
tratamiento mientras este está teniendo lugar. He escogido el siguiente
ejemplo:
Hace más de 25 años, durante una excursión escolar de obligatoria, mi
mujer se lesionó gravemente la rodilla, que en aquel entonces —a principios
de los 80— no fue tratada ni diagnosticada. Como bien puede suponerse,
debió tratarse de una lesión del menisco y la cápsula. En todo caso, desde
entonces regularmente padecía unas molestias considerables y una
limitación de la movilidad. Hasta que «por fin» se nos ocurrió la idea de
tratar esta antigua lesión articular aplicando DMSO externamente y, tras dos
aplicaciones, apenas siente molestias en la rodilla y puede apoyarse en ella
con normalidad.
Entre otros, Morton Walker19 describe un cuestionario que en la
primavera de 1980 elaboraron 39 especialistas en medicina deportiva sobre
la utilización del DMSO. Dado que estos eran responsables de la asistencia
médica en clubes profesionales y por aquel entonces ya se “guardaba» el
conocimiento sobre las posibilidades terapéuticas del DMSO, solo siete
médicos reconocieron que lo utilizaban. Lo empleaban en el tratamiento de
articulaciones inflamadas, esguinces, inflamaciones, tumefacciones,
tendinitis y sinovitis, contusiones musculares y gota. Como efectos
secundarios, solo citaron el olor del aliento y el enrojecimiento cutáneo local
pasajero en su aplicación externa. Haskel Stanback, quien fuera running back
de los Halcones de Atlanta, expone un caso característico cuando, en el
primer partido que jugaba tras haber sido nombrado titular en 1978, se torció
un tobillo. El diagnóstico de los rayos X fue fisura ósea y rotura de
ligamento. Ahí terminaba su gran oportunidad. El entrenador del equipo le
dijo que podía llevarse su equipación a casa. Pero alguien le proporcionó a
Stanback un frasco de DMSO y le indicó que se lo aplicase en el pie cada
hora durante toda la noche. El lunes siguiente regresó sin hinchazón en el
tobillo. Los médicos dijeron que aplazaban la decisión sobre su capacidad
operativa hasta el miércoles, dado que el equipo descansaba los martes. Por
lo tanto, Stanback continuó aplicándose el DMSO durante todo el lunes y el
martes. El miércoles acudió al entrenamiento y pudo correr, atacar y lanzar,
así como hacer todo lo demás que se espera de un jugador profesional, sin
sentir molestia alguna. El domingo siguiente volvió a jugar. Para un
deportista, lo más importante son su rendimiento y su disponibilidad. El
DMSO mejoró la curación y disminuyó el tiempo entre la lesión y la vuelta
al «trabajo», también para el terapeuta a cargo.
Miastenia grave
(véase también «Enfermedades neurodegenerativas»)
Migraña
(véase «Dolor»)
Mordedura de perro
Esta sección también es aplicable a lesiones similares provocadas por
otros animales. Yo mismo tuve una experiencia muy buena con una
mordedura de perro. Mientras jugaba con un perro desconocido —que lo que
realmente pretendía era «acapararla» para sí—, nuestra hija, de 10 años,
recibió un mordisco en la muñeca. El dueño del perro se alteró y asustó
muchísimo. Afortunadamente, teníamos a mano un frasco con una solución
de DMSO al 75%, ya que el dueño del perro era un paciente mío que aquel
día nos había invitado a comer con su familia. Por ello le pedí el DMSO y lo
apliqué dando unos toques sobre la mordedura, que inmediatamente se había
inflamado y enrojecido. Además del «efecto tranquilizador» que ejerció en
todos los implicados, la tumefacción y el dolor desaparecieron en pocos
minutos y al día siguiente las heridas habían cicatrizado completamente,
Nerviosismo en niños
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Neuralgias
Son dolores de los nervios que se producen como consecuencia de
irritaciones o de lesiones en las fibras neurales periféricas. Por periféricas
nos referimos a todo el ámbito que queda fuera del sistema nervioso central
—compuesto por el cerebro y la médula espinal—. Al no estar protegidos
por los huesos, los nervios periféricos —es decir, aquellos que directamente
responden o son sensibles a los órganos, los músculos y la piel— pueden
verse fácilmente afectados por la presión ejercida mecánicamente (por
ejemplo, el síndrome del túnel carpiano). También las infecciones (herpes
zóster), las inflamaciones (neuritis), los trastornos del suministro
(polineuropatía) o la radiación pueden causar lesiones con los subsiguientes
dolores en los nervios periféricos. Es frecuente que las neuralgias surjan
como complicaciones durante o después de la fase de curación de otras
enfermedades. Un ejemplo típico es la neuralgia del trigémino (tic doloroso),
que se produce después de una otitis media y da lugar a dolorosos espasmos
de la musculatura facial. Las neuralgias pueden ser pasajeros o crónicas y,
en muchos casos, provocan un gran sufrimiento a los afectados. Los
desencadenantes de los ataques y su duración son muy variables, provocando
una angustiosa inseguridad en los que los padecen, que, en ocasiones, llegan
a adoptar conductas irracionales para evitarlos.
Si resulta posible, se tratará la enfermedad de base, sea de manera
sintomática o curativa. En caso contrario, la medicina convencional
contempla un tratamiento del dolor mediante la aplicación de analgésicos
conforme a un esquema progresivo. Dependiendo de los progresos y de la
respuesta del síndrome doloroso, se aplicarán principios activos opiáceos y
similares, los cuales también se utilizan en el tratamiento de depresiones y
de la epilepsia. Si con estas medidas no es posible hacerse con el control de
la situación, en algunos casos puede tratarse quirúrgicamente si el paciente
accede… Muchos lo hacen porque no ven otra salida a su infierno de dolor,
lo que también desemboca en suicidios.
Como sabe por la introducción, ya en los años 60 eran muchos miles de
americanos que empleaban el DMSO, principalmente, para combatir el
dolor. Y este era el ámbito de aplicación preferente para el que la industria
farmacéutica solicitó la autorización del DMSO, que es un analgésico
extraordinario que actúa muy rápidamente y que cualquiera puede utilizar.
Dado que, por lo general, las neuragias son superficiales, el método de
aplicación apropiado es su uso tópico como solución acuosa. Para ello, se
aplicará generosamente sobre zona afectada utilizando un pincel o aerosol
—por ejemplo, en la mitad de la cara, en el costado y las costillas o en la
muñeca, ¡en los ojos no!—. Conforme a las indicaciones dadas en el capítulo
2, las soluciones de DMSO que se apliquen por encima de la cintura deben
ser de una concentración inferior que las que se empleen por debajo.
Especialmente en la cara, por precaución, deberán utilizarse soluciones
inferiores al 60%, Por el contrario, sobre las muñecas o las piernas (por
ejemplo, estimulación peroneal), puede utilizarse un 75% o superior.
Además del rápido alivio del dolor que el DMSO proporciona al inhibir la
transmisión de la señal a las fibras neurales características, también puede
resultar relevante su acción antiinflamatoria y regeneradora. Lo que hace
más temibles a las neuralgias es lo inesperado de los estallidos.
Además, pueden ir acompañadas de otras sensibilizaciones, como
puedan ser variaciones de temperatura o sensación de roce, lo que, con
frecuencia, hace que los pacientes se aíslen y no quieran salir de casa, retiro
social que, a su vez, refuerza el sufrimiento. Precisamente, esta evolución
crónica inestable puede provenir de procesos inflamatorios o de un
suministro deficitario prolongado del tejido afectado. El tratamiento con
DMSO también curará estos desencadenantes. Por ello no hay que darse por
satisfecho con un mero alivio del dolor tras una única aplicación, sino que
vale la pena continuar con el tratamiento para poder reparar los daños del
nervio en la medida de lo posible.
Osteomielitis
(véase «Osteítis»)
Otitis
Se diferencia entre inflamación del conducto auditivo (otitis externa) e
inflamación aguda o crónica del oído medio (otitis media)- En los últimos
años, el procedimiento generalmente aceptado para aplicar antibióticos
sistemáticamente, sobre todo en los casos de otitis media en niños, se ha ido
transformando en una estrategia más expectante. En primer lugar, se la
intenta tratar con el analgésico ibuprofeno, que también tiene propiedades
antiinflamatorias. Durante mucho tiempo se recurrió a la administración
incondicional de un antibiótico por vía oral, lo que es especialmente
perjudicial para los organismos infantiles (destrucción de la flora intestinal).
Los dos argumentos principales a su favor eran el riesgo de que la otitis
media desembocase en complicaciones graves y la inviabilidad de aplicar un
principio activo antibacteriano con gotas óticas. Para ello, un medicamento
debería ser capaz de atravesar el tímpano, el cual separa el oído externo del
oído medio.
Desde que conocemos el DMSO, esta circunstancia ha variado.
Naturalmente, siempre existe el riesgo de que una otitis media avance
descontroladamente, dando lugar a complicaciones graves, de ahí, la
importancia de hacer un seguimiento responsable. Pero el DMSO brinda la
solución al problema del transporte de un principio activo antibiótico que
atraviese el tímpano. La posibilidad de aplicar localmente dosis inferiores de
un prinçipio activo que pertenece a este tipo de fármacos evita muchos
efectos secundarios, lo que quiere decir que, con ayuda de una mezcla de
DMSO y gotas óticas antibióticas, podemos tratar una otitis media «desde
fuera». Supuestamente, se está probando un medicamento de estas
características. Aquellos a los que esto les resulte demasiado convencional o
no quieran emplear antibióticos, también pueden aplicar gotas óticas de
DMSO, solo o junto con el antibacteriano alternativo MMS o con peróxido
de hidrógeno. Lo indicado para este tipo de aplicación es una solución acuosa
de DMSO al 40%. Para ello, se verterán de dos a tres gotas en el conducto
auditivo, que se colocará en una posición lateral. Inmediatamente antes o
después, pueden instilarse algunas gotas de una solución de MMS (dos gotas
de MMS activado en 10 mililitros de agua) o de agua oxigenada del 1 al 3%.
En caso de lesiones en el tímpano, por ejemplo, se recomienda el uso de
peróxido de oxígeno del 1 al 3% como solución desinfectante.
Caso: Uno de mis pacientes, que disponía de DMSO para su toma oral,
un día me «informó» de que, mientras su hijo dormía, había tenido la
iniciativa de instilárselo en el oído porque solía padecer otitis media
recurrente. Solo quería que yo le dijera si había hecho mal. Algo asustado,
le pregunté si utilizaba el DMSO del frasco puro al 100%, y así era. A mi
siguiente pregunta, de si su hijo había mostrado una fuerte reacción cutánea
con esta concentración tan elevada, respondió que no: lo había tolerado bien
y tanto los dolores como la inflamación habían remitido rápidamente. Como
puede ver, la acción del DMSO puede variar mucho de un individuo a otro y
tolera bien los «errores de uso»...
Caso: A. G., de seis años, padecía una inflamación crónica del conducto
auditivo acompañada de eccema en el pabellón auditivo. Los padres
informaron de que, debido a ello, era frecuente que el niño no pudiese
conciliar el sueño. Tras proceder a administrar una única vez algunas gotas
de una solución de DMSO al 50%, el niño se durmió y, en unos pocos días,
el problema desapareció completamente.
Caso: D. S., de tres años, llevaba varios días sufriendo un fuerte catarro
con tos y fiebre. De repente, la situación cambió rápidamente de tal manera
que los síntomas anteriores desaparecieron, dando paso a un dolor muy
intenso en uno de los oídos. Estos «giros» son frecuentes, por lo que la otitis
media suele considerarse una complicación derivada de infecciones
«menores». La madre de la criatura acudió a mí en busca de consejo y le
instilamos algunas gotas de DMSO diluido al 35% en eloído «malo». Unos
minutos más tarde, desaparecían las lágrimas dedolor y eran sustituidas por
una sonrisa. Como es natural, el escandaloso picaruelo en seguida comenzó
a quejarse vivamente sobre el picor, eso no era más que una señal de que
había recuperado su espíritu vivaracho...
Otitis media
(véase «Otitis»)
Pancreatitis
El páncreas cumple dos funciones de suma importancia como órgano
secretorio. Por un lado, produce y libera unas hormonas metabólicas
cruciales en el torrente sanguíneo —entre otras, la insulina— (función
endocrina) y, por otro, produce unas enzimas que son para indispensable para
la digestión de los alimentos y que, a través de un conducto, vierte en la parte
superior del intestino delgado (función exocrina). Entre otras cosas, se trata
de sustancias que son necesarias para llevar a cabo la disociación de las
grasas y de las proteínas. Es precisamente este último aspecto el que es
crucial en el peligro que la inflamación de este órgano entraña. En pocas
palabras, el problema principal de un proceso inflamatorio del tejido del
páncreas radica en el cambio que produce en los conductos que permiten el
paso de las enzimas. La consecuencia es que estas se activan antes de tiempo
y atacan al propio órgano, digiriéndolo desde dentro, lo que puede dar lugar
a la necrosis de las células de la glándula, a una perforación y a un «ataque»
enzimático a los órgaos colindantes. La pancreatitis puede cursar de manera
aguda o crónica. Las causas conocidas que pueden dar lugar a un proceso
inflamatorio del páncreas son muchas, entre las que destacan los cálculos en
la vesícula biliar (los conductos biliar y pancreático desembocan juntos a la
misma altura del duodeno), el consumo de alcohol excesivo y enfermedades
infecciosas como las paperas o la hepatitis. Además de dolor intenso en la
zona abdominal superior, los afectados presentan náuseas,
estreñimiento y fiebre. Al ser un principio activo antiinflamatorio, la
administración del DMSO puede resultar beneficiosa para esta enfermedad.
Cabe suponer que son varios los mecanismos que producen en la mejoría o
la cura y también están, en cierto modo, relacionados con las propiedades de
permeabilidad (penetración...). También puede concebirse la
«desactivación» de las enzimas.
Atención: ¡la pancreatitis es una enfermedad grave que frecuentemente
puede dar lugar a complicaciones mayores! Es necesario hacer un ayuno
completo, administrar abundantes líquidos mediante perfusiones desde el
principio y emplear analgésicos (el DMSO también lo es). Dependiendo de
la sintomatología o de sus causas —por ejemplo, una infección—, se irán
incorporando otros elementos terapéuticos, como puedan ser perfusiones con
MMS. Frente a los acostumbrados antibióticos e inhibidores del ácido
gástrico, este tiene la ventaja de que, en esta situación de emergencia, es una
carga menor para el cuerpo. En caso de pancreatitis, yo no administraría una
solución de MMS activado por vía oral debido a su contenido en ácido.
Puede recurrirse a la administración por vía oral de la SDC, que se vende ya
preparada, o seguir el procedimiento que describo en el capítulo 2, apartado
2.5.1, para la elaboración de una perfusión sin pirógenos. Si desea aplicar el
DMSO como principio activo antiinflamatorio y analgésico en el tratamiento
de la pancreatitis, no debe administrarlo en una misma perfusión junto con
el MMS, sino que debe emplearlo a continuación. Al hacerlo, tenga en cuenta
que la velocidad de goteo de la perfusión de DMSO deberá ser relativamente
alta, mientras que la de la perfusión oxidativa de MMS deberá ser muy lenta
para que los glóbulos rojos puedan captar el C1O2 de manera homogénea.
Paroniquia
Suelen ser muy dolorosas y con frecuencia dan lugar a procesos
purulentos. Pueden deberse, por ejemplo, a uñeros o heridas producidas
durante la manicura, o a llevar unos zapatos demasiado pequeños. Aplicado
localmente, el DMSO «desactiva» rápidamente la hinchazón y el dolor. La
inflamación desaparece —con frecuencia de un día para otro— tras varias
aplicaciones de un preparado al 75% mediante unos toques con un
bastoncillo sobre la matriz de la uña. No obstante, en lo sucesivo deberá
evitar el uso inadecuado del cortaúñas u otro tipo de lesiones en esta zona.
Picaduras de insectos
Además del hecho de que muchas personas tienden a desarrollar una
reacción alérgica inflamatoria excesiva a las picaduras de avispas, abejas o
mosquitos, este tipo de incidente suele ir acompañado de un dolor o picor
muy desagradables. Así mismo, como consecuencia de la herida de la piel,
las picaduras de insectos pueden infectarse por la acción de bacterias. El
tratamiento de las reacciones alérgicas se recoge en su apartado
correspondiente. Las otras manifestaciones que acompañan a los ataques de
los aguijones también pueden tratarse con DMSO. Para ello, está indicada su
aplicación en aerosol debidamente diluido. E contenido de DMSO de estos
preparados irá en función de la parte del cuerpo afectada: para la zona de la
cabeza, aplicaremos una concentracuón más baja (30-50%); para el tronco,
una intermedia (50-65%), y por debajo de la cintura, una alta (60-80%).
¿De qué puede servir el DMSO en estos casos? Su acción
antiinflamatoria y analgésica hace que el picor, la hinchazón y el dolor
remitan rápidamente. Cuanto antes se aplique la solución de DMSO tras la
picadura, menos pronunciados serán los síntomas típicos. Por otra parte,
gracias al DMSO, las toxinas que los insectos hayan podido introducie se
eliminarán mucho antes, efecto que puede entenderse, al menos, de dos
maneras diferentes. Por un lado, ya conocemos la acción transportadora que
hace que las moléculas tóxicas sean «cubiertas» para poder atravesar con
mayor facilidad las membranas biológicas, tales como las paredes de las
células o de los vasos sanguíneos. Por otro lado, la entrada del DMSO
bipolar, con su acción antioxidante, disminye inmediatamente las
concentraciones locales de toxinas, cuyos efectos perniciosos se suprimen.
También está indicada una combinación con sustancias oxidativas
degradantes, como el MMS/SDC o el agua oxigenada, y puede hacer que las
picaduras de los insectos desaparezcan incluso antes. Para ello, primero
puede pulverizarse la solución de MMS o H2O2 y luego el DMSO
debidamente diluido (véase 2.5.1),
Pie de atleta
Se trata de una infección micótica en la planta del pie que aparentemente
se manifiesta formando grupos de pequeñas vesículas. Conforme avanza,
aparecen pliegues, excoriaciones y endurecimientos en la estructura cutánea.
El uso frecuente de calzado deportivo ajustado favorece la aparición de esta
dolencia. Con frecuencia, el típico tratamiento con antifúngicos no resulta
suficientemente efectivo, sino que son más apropiados los baños de pies con
MMS o un tratamiento combinado de DMSO y MMS. De esa manera, el
MMS —que en este caso es el principio activo antimicótico— se transporta
más rápida y profundamente dentro de la piel. Además, el DMSO aporta sus
propiedades. Existen varias líneas prácticas de actuación posibles. Puede
aplicarse el DMSO en los pies con un pincel y esperar unos minutos hasta
que la piel se haya secado algo. Acto seguido, se sumergen en el baño que
se ha prepado con MMS (por ejemplo, con 20 gotas de MMS activado con
el doble de cantidad de activador, es decir, 40 gotas). También cabe la
posibilidad de vaporizar en primer lugar la solución de MMS
abundantemente sobre los pies y, poco tiempo después, aplicar el DMSO con
un pincel. Puede hacer, con total tranquilidad, aquello que le resulte más
cómodo.
Polineuropatía
Podríamos traducir este término como 'enfermedad de muchos nervios'.
En consecuencia, se trata de un conjunto de síntomas muy variados que
pueden tener diversas causas. En términos generales, los daños de las
neuronas o de las fibras neurales causan sensaciones intensas y
desagradables, fundamentalmente, en aquellos tejidos que están más
apartados del tórax. Por ejemplo, puede percibirse cosquilleo, escozor, dolor,
entumecimiento o sensaciones desagradables en los pies y las piernas o las
manos y los antebrazos. Su delimitación con respecto al síndrome de las
piernas inquietas no siempre está clara. También pueden aparecer trastornos
en el abastecimiento o la nutrición de estas zonas, que se manifiestan como
áreas abiertas con una mala cicatrización. Igualmente, pueden aparecer
manifestaciones en el tórax. Dentro de estas, figuran los trastornos digestivos
o urinarios, así como una disminución del reflejo pupilar.
Como ya se ha dicho, las causas son sumamente variables y la patogenia
no suele estar clara. Las polineuropatías pueden aparecer debido al «azúcar»
(diabetes mellitus), al alcoholismo, a la esclerosis múltiple, a enfermedades
autoinmunitarias, a una disfunción pancreática, a medicamentos
(quimioterapia) o a sustancias tóxicas (plomo), a la carencia de vitaminas o
de hierro, a infecciones (borreliosis, mononucleosis infecciosa, VIH...), al
cáncer, a la vasculitis o también puede presentarse sin causa aparente.
Siempre que pueda determinarse cuál es la enfermedad desencadenante, el
tratamiento deberá centrarse primeramente en esta, es decir, hay que dejar el
alcohol, administrar vitaminas, tratar la diabetes, etc. Además, con ayuda del
DMSO, las neuronas dañadas pueden tener ocasión de regenerarse gracias a
la mejora en la función de suministro y eliminación. La acción
antiinflamatoria, analgésica y estabilizadora de las membranas que
desarrolla el DMSO también se refleja positivamente en el caso de la
polineuropatía.
Cuando los síntomas se limitan a los pies o las manos, dará buen
resultado aplicar una solución acuosa de DMSO sobre estas zonas. Para ello,
se aplicará una solución del 60 al 80% con un pincel o aerosol. De manera
paralela o cuando se trate de casos graves, puede recurrirse al uso interno del
DMSO. Sea mediante soluciones bebibles diluidas o mediante perfusión, se
comenzará administrando 0,05 gramos de DMSO por kilogramo de peso
corporal y se irá aumentando esta cantidad, tal y como se indica en el capítulo
2.
Caso: El señor E. F., de 84 años, llevaba varios años notando un escozor
en los pies, así como un entumecimiento creciente. Estas sensaciones iban
en aumento y, entre otras cosas, implicaron que tuviera que dejar su amado
trabajo en el jardín antes de tiempo o que conducir fuese cada vez más
inseguro debido a la dificultad al utilizar los pedales. Sus médicos
dispusieron que se le hiciera un análisis de sangre estándar, los neurólogos
midieron la velocidad de transmisión del impulso nervioso y se le administró
ácido alfa-lipoico. En consecuencia, se le diagnosticó una polineuropatía. Al
no producirse mejoría alguna, se probó a administrarle inyecciones de
vitamina B. Fue más o menos por aquella época cuando nos pusimos en
contacto y le aconsejé que se hiciera un análisis de sangre más preciso, lo
que permite determinar fácilmente la existencia de trastornos tales como el
déficit de vitaminas, trastornos del páncreas, falta de hierro, abuso del
alcohol o inflamaciones. El hombre acudió a su médico de cabecera para que
le hiciera esta prueba y el resultado fue negativo. Aunque había otros
síntomas asociados, tales como estreñimiento o una frecuencia cardiaca baja,
no conseguíamos dar con los «habituales sospechosos». Al encontrarnos a
unos 150 kilómetros de distancia, no era posible brindarle una asistencia más
amplia o cercana. Sin embargo, el paciente probó con algunos tratamientos
que le sugerí, entre los que estaba la aplicación externa de DMSO. A pesar
de que la enfermedad llevaba varios años progresando, tras una primera
aplicación, esta medida produjo una clara mejoría de los síntomas, de tal
forma que el paciente podía, por ejemplo, volver a pasar más tiempo
trabajando en el jardín y conducía con mayor seguridad. Las sensaciones
desagradables remitieron claramente con el tratamiento. Dado que los
síntomas regresan cuando el tratamiento se interrumpe, puede inferirse que
todavía no se ha encontrado la causa y que no se ha tratado. No obstante, el
hombre se siente muy satisfecho con la mejoría que ha conseguido con el
DMSO.
Caso: En la primavera del 2010, el señor B. H., de 82 años, padeció una
pancreatitis aguda. Tras pasar varias semanas en la uci, sobrevivió a esta
gravísima enfermedad ante el asombro general. Sin embargo, su páncreas
había quedado tan dañado que su capacidad para producir insulina se fue al
traste, lo que, a su vez, elevaba sobremanera los valores de azúcar en sangre:
el paciente se había vuelto diabético. Durante la fase de recuperación ya
había mostrado en reiteradas ocasiones las típicas «sensaciones fantasma»
en los pies, por ejemplo, cuando pedía que le quitaran los calcetines estando
en la cama, pese a no llevarlos puestos. En seguida también comenzó a
incomodarle un intenso hormigueo y un escozor en las manos. Pese a todo,
sentía que con el tratamiento médico que recibía estaba en buenas manos y
se resignó a estos síntomas. Siguiendo mi consejo, se frotó las manos con
una solución de DMSO y, mire usted por dónde, las sensaciones
desagradables se evaporaron al cabo de unos pocos minutos. En este caso
tampoco se aplicó un tratamiento holístico, ni temprano ni en un estadio
avanzado, el cual hubiese podido incidir en las causas. Los valores de azúcar
en sangre seguían siendo parcialmente catastróficos y el paciente no acababa
de tomar conciencia sobre la conveniencia de llevar a cabo un reajuste
nutricional o cualesquiera otros cambios en sus hábitos de vida. Aceptó
agradecido el «pequeño alivio» que el DMSO le ofreció.
Prostatitis
Este término comprende tanto la prostatitis aguda y crónica como el
síndrome doloroso crónico de la pelvis —sea inflamatorio o no
inflamatorio—. Por su parte, la prostatitis puede ser de origen bacteriano o
aparecer sin que puedan detectarse patógenos. Si no puede establecerse la
presencia de bacterias, existen diversas explicaciones posibles para la
aparición de los síntomas molestos, algunos de los cuales pueden ser
irritaciones neurales, procesos autoinmunitarios o contracturas musculares.
La medicina convencional trata la prostatitis bacteriana con antibióticos
apropiados. Aun cuando, debido a esta disminución, los agentes patógenos
queden por debajo del límite de detección, con frecuencia los síntomas
siguen siendo perceptibles o vuelven a aparecer (recidiva). El resto de los
medicamentos que habitualmente se emplean para tratar las formas no
bacterianas de esta enfermedad, como puedan ser bloqueantes alfa,
flavonoides o el extracto de polen, no muestran un efecto terapéutico a largo
plazo, según se desprende de numerosos estudios clínicos. Las mujeres
también tienen la correspondiente estructura que proviene del desarrollo
embrionario. En su caso, las inflamaciones también dan lugar a cuadros con
síntomas muy complejos y persistentes, que pueden llegar incluso a la
denominada cistitis intersticial, precisamente la enfermedad para la que el
DMSO fue oficialmente autorizado en los EE. UU.
Por este y otros motivos, el uso externo o interno del DMSO está
indicado en el tratamiento de las dolencias que afectan a la próstata. Su
acción analgésica, antiinflamatoria y regeneradora puede contribuir a la
mejora sintomática y causal. El tratamiento local tendrá lugar mediante la
aplicación de una cantidad generosa en la zona del perineo, aplicación que
puede llevarse a cabo por absorción cutánea, bebida o perfundida. Si hubiese
infecciones crónicas implicadas, podría probarse, por ejemplo, a combinarlo
con MMS. Si se sospecha que pueda haber bloqueos miofasciales
provocados por contracturas, adicionalmente deberán aplicarse
procedimientos de relajación, ejercicios de estiramiento o una terapia manual
para combatir el dolor.
Psicosis infantiles
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Psicosis / miedos infantiles
(véase «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Psoriasis
(véase también «Enfermedades cutáneas»)
Aunque es una enfermedad inflamatoria de la piel, puede llegar a afectar
a todo el cuerpo y, dependiendo de su intensidad, también puede aparecer en
las uñas, las articulaciones o los órganos. La tesis generalmente aceptada
consiste en que también se trata de un funcionamiento indebido del sistema
inmunitario, que propicia que las propias células sean atacadas y se genere
un entorno propicio para la inflamación en la zona afectada. Es evidente que
la reacción autoinmunitaria se debe a varios motivos. También desempeñan
un papel la predisposición hereditaria, las enfermedades previas y los efectos
secundarios de algunos medicamentos, así como la alimentación y la psique.
Como principio activo antiinflamatorio e inmunomodulador, el DMSO
puede aplicarse en el tratamiento de la psoriasis. Dado que las zonas de piel
afectadas pueden reaccionar con mucha sensibilidad, es recomendable
comenzar aplicando una solución de DMSO muy diluida externamente —
por ejemplo, al 20% en agua esterilizada—. Si se tolera bien, puede
aumentarse la concentración a una «normal» del 50 al 75%. Lo mejor es
vaporizar la solución de DMSO sobre la piel entre una y dos veces al día. Si
las articulaciones o los órganos estuviesen afectados, también puede
administrarse —simultáneamente a la vía cutánea o en su lugar— mediante
solución bebible o perfusión.
Quemaduras
(véase «Heridas»)
Quemaduras solares
El enrojecimiento y el dolor de la piel dañada muestran que se trata de
un proceso inflamatorio y que, como es lógico, hay que reparar el tejido en
profundidad. El DMSO alivia el dolor, reduce la inflamación y regenera.
Para ello, se vaporizará ampliamente una solución acuosa de DMSO del 30
al 60% sobre las zonas de piel afectadas por la quemadura solar. Según la
necesidad, este tratamiento puede volver a repetirse entre tres y cinco horas
después.
Atención: Si previamente se hubiese sobrecargado inútilmente la piel
aplicando protectores solares sintéticos, estos deberán eliminarse, en la
medida de lo posible, antes de utilizar el DMSO. Para ello, lo mejor es
utilizar solo agua y, dado el caso, un jabón puro —nada de gel de ducha ni
similares—
Hasta que la piel se cure completamente, la concentración puede
aumentarse al 75%. En casos agudos, el tratamiento con DMSO también
puede combinarse muy bien con soluciones de MMS o de peróxido de
hidrógeno. Para ello, no hay que activar el MMS, sino que debe vaporizarse
directamente sin diluir y enjuagarse con abundante agua transcurrido 0,5
minutos. El MMS sin activar tiene un pH muy básico que contribuye a
calmar las zonas dañadas; sin embargo, en el caso de las quemaduras solares,
¡más vale prevenir que curar! Con ello no me refiero de ningún modo a
embadurnarse con cócteles de productos químicos de la industria cosmética.
Aunque no resulten muy guay y sean totalmente gratuitos, llevar ropa que
nos proteja adecuadamente o permanecer en la sombra siguen siendo las
medidas más útiles para prevenir las quemaduras solares. La piel, el sistema
inmunitario y los órganos encargados de eliminar las toxinas sufren
regularmente bajo la carga a la que muchos los someten con la utilización de
protectores solares industriales, pero también de otros cosméticos como
puedan ser desodorantes o lacas, entre otros muchos. Solo leyendo la lista
impresa de sus componentes se tiene la sensación de que la mezcla que
contiene se encuentra muy lejos de lo que podríamos llamar natural.
Nosotros mismos no somos más que un «producto natural», por lo que con
lo que mejor somos compatibles es con sustancias naturales y sin tratar.
Quiste de Baker
En términos generales, los quistes son cavidades del tejido que se han
llenado de fluidos y que pueden producirse por diversas causas. Con
frecuencia, detrás de ellos se ocultan inflamaciones, infecciones o
infestaciones parasitarias. En el caso del quiste de Baker, también llamado
quiste poplíteo, se trata de una protuberancia de la cápsula de la articulación
de la rodilla en la zona de la corva. Suele deberse a lesiones articulares
anteriores (por ejemplo, lesiones deportivas) o degenerativas, así como a
procesos inflamatorios relacionados con la artrosis o el reuma. El excedente
de líquido sinovial producido busca una salida, dando lugar a la formación
de la citada «burbuja» flexible. Extirparlo quirúrgicamente no suele curarlo,
ya que el proceso patológico de la articulación se mantiene y acaba
formándose una nueva protuberancia.
El tratamiento de toda la articulación de la rodilla por medio del uso
externo de una solución de DMSO ejerce un doble efecto. En primer lugar,
la curación de la enfermedad articular desencadenante, que es la responsable
de incrementar el flujo de líquido. En segundo lugar, favorece los procesos
de difusión y ósmosis dentro del propio quiste, lo que contribuye a su
desaparición.
Para ello, puede aplicarse una solución acuosa de DMSO al 75% sobre
toda la rodilla con un pincel, tal y como se describe en el capítulo 2. Este
procedimiento debe efectuarse una vez al día hasta que se produzca una
mejoría estable.
Reuma
Los procesos reumáticos y su cuadro sintomatológico pueden afectar a
partes concretas del cuerpo (huesos, músculos) o pueden presentarse de
manera generalizada (órganos, tejido conjuntivo). Dado que puede cursar de
muchas maneras y que existen muchas variedades, se habla de grupos de
reuma, los cuales afectan a millones de personas. Las enfermedades
comprendidas no responden a una definición homogénea y las descripciones
o los términos se aplican indistintamente —un asunto bastante confuso que
incluye 450 dolencias—. En los grupos reumáticos se incluyen, por ejemplo,
la famosa poliartritis crónica (inflamación de varias articulaciones), la
espondilitis anquilosante, la artritis psoriásica, inflamaciones de los vasos
sanguíneos, la esclerodermia o las inflamaciones musculares (mialgia o
miositis) y muchas otras más. Sin embargo, en lo que sí hay unanimidad es
en aquello que, en la mayoría de los casos, provoca la destrucción de los
tejidos: un desequilibrio del sistema inmunitario- Sí, también en este caso se
trata de los procesos autoinmunitarios que con tanta frecuencia hemos citado
y que causan inflamaciones y dañan los tejidos. Por este motivo, además de
prescribir una medicación analgésica como base, los médicos también
aplican principios activos inmunosupresores y antiinflamatorios en el
tratamiento de estas enfermedades. No obstante, si estos fármacos —como
puedan ser la cortisona, el diclofenaco, el metamizol o el metotrexato— se
toman durante un periodo prolongado, tienen graves efectos secundarios.
Los efectos que un fármaco debe tener para aplicarlo en el tratamiento
de la artritis y de otras enfermedades reumáticas con buenos resultados son
combatir la degeneración de los tejidos, reparar el tejido dañado, aliviar el
dolor, mejorar el riego sanguíneo, ser inmunomodulador y disminuir las
reacciones inflamatorias. El DMSO puede hacer todo esto, de ahí que
durante la época en que se investigó eufóricamente como fármaco se
valorase precisamente su aplicación para este tipo de dolencias. En su libro
19
, Morton Walker nos proporciona una serie de resultados terapéuticos
sorprendentes, algunos de los cuales citamos a continuación. El rápido alivio
que se obtiene al utilizar DMSO, tanto en las enfermedades articulares
reumáticas como en aquellas que afectan a los músculos o a otros tejidos
blandos, es muy satisfactorio para los terapeutas y para aquellos que lo
aplican por su cuenta. El DMSO puede administrarse localmente como
solución acuosa o de manera sistémica como solución bebible o infusión
inyectable, La dosis que deba aplicarse irá determinada por el progreso
individual de las molestias y por la respuesta obtenida. Encontrará
sugerencias en el capítulo 2.
Caso19: Roger Varga, de 59 años, llevaba muchos años padeciendo
artritis reumatoide. Todo su cuerpo estaba afectado, incluida la columna
vertebral. Durante los cinco últimos años, los dolores en las articulaciones
habían sido tan intensos que le habían incapacitado para llevar a cabo una
vida normal. Su mujer solicitó la separación porque, como el propio señor
Varga dijo, estar a su lado resultaba insoportable. En menos de cinco días,
un tratamiento a base de DMSO perfundido dio lugar a una mejoría
sorprendente de las molestias y pudo reincorporarse a su trabajo habitual. En
14 meses, el señor Varga repitió este tratamiento con DMSO otras dos veces
más, sintiéndose muy bien después en ambas ocasiones. Entre las sesiones
de perfusión, se aplicaba localmente una crema de DMSO al 70%.
Caso19: Calvin Vernon, de 72 años, padecía una combinación de artritis
reumatoide y osteoartritis (una inflamación degenerativa de los huesos). Las
molestias se localizaban fundamentalmente en la espalda, en los hombros,
en las caderas y en el tobillo izquierdo. El señor Vernon se sometió a un
tratamiento de cinco días que incluía tanto el uso externo de DMSO como su
toma bebida y su administración perfundida, lo que dio lugar a una fuerte
reducción de sus dolores articulares. Podía caminar mejor, su tobillo estaba
menos inflamado y aumentó la movilidad de todas sus articulaciones. El
médico que le trataba evaluó el estado del paciente indicando que se había
producido una clara mejoría y el señor Vernon se aprovisionó de DMSO, el
cual continuó utilizando externa e internamente. Actualmente confía en
poder continuar con su trabajo.
Rinosinusitis
Al parecer ha ascendido a la categoría de «enfermedad popular». Se trata
de un proceso inflamatorio —agudo o crónico— de los senos maxilares,
frontales, esfenoidales o etmoides. Lo más habitual es que el desencadenante
sean enfermedades víricas, bacterianas o alérgicas que causan la inflamación
de la mucosa de los senos paranasales. A su vez, la obstrucción de la salida
de secreciones de esta cavidad puede dar lugar a focos de pus. Con el DMSO
pueden combatirse simultáneamente las causas y los síntomas, pues ejerce
una acción antibacteriana y antialérgica, reduce la inflamación de la mucosa
y favorece la regeneración del tejido inflamado. Para ello, se vierte una
solución acuosa del 25 al 40 % directamente en los orificios de la nariz (dos
o tres gotas en cada uno). En ocasiones, en un primer momento, la acción
vasodilatadora es muy intensa y, durante unos segundos o minutos, se
percibirá mediante un intenso picor o escozor, aunque con frecuencia se debe
a que las gotas se adentran demasiado en la garganta. Si este es el caso, puede
remediarse inmediatamente dando un sorbo de agua. En unos pocos minutos,
se producirá la agradable apertura de los senos paranasales y el dolor
remitirá. La frecuencia de la aplicación irá en función de la evolución. Yo
aplico las gotas nasales y óticas a todas las enfermedades inflamatorias de
esta zona. La rápida mejoría que producen no deja de impresionarme.
Caso: Yo mismo padecí una sinusitis a finales de junio del 2012. De bue
nas a primeras, como suele decirse, tuve congestión nasal, molestias al
tragar, dolor en la cara, la frente caliente, tiritaba y tenía decaimiento, con lo
que bien podía suponerse que se trataba de una infección vírica. Unos días
antes había sido el día de Siebenschläfer [N. de la T.: Siebenschläfer,
literalmente 'los siete durmientes', hace referencia al día 27 de junio,
inicialmente vinculado a la leyenda de los siete durmientes de Éfeso y
actualmente relacionado con un proverbio meteorológico campesino según
el cual el tiempo que haga este día marcará el de las siete semanas
siguientes.] y el tiempo no era precisamente veraniego. Me aticé una infusión
con una dosis alta de ácido ascórbico y me tomé un improvisado «cóctel
alquímico» a base de ácido láctico dextrógiro, hierba de cebada en polvo,
sales básicas y algunas cosas más. Con la infusión recuperé el calor y la
capacidad de rendimiento, pero el dolor de la cara y la mandíbula y las
molestias que tenía al tragar no me dejaban dormir. Finalmente, me acordé
de las gotas de DMSO que con tanta frecuencia recomiendo y, echando la
cabeza hacia atrás, me vertí un poco de una solución al 40% en cada uno de
los orificios nasales. Distribuí el líquido dentro de la nariz presionándola
entre el pulgar y el índice. Inmediatamente se siente un cálido escozor que
desaparece en pocos minutos. Luego, la nariz se descongestionó y los dolores
desaparecieron en seguida. Al día siguiente, repetí la aplicación una vez más
y pude llevar a cabo la jornada laboral con normalidad.
¿Por qué no recurrí al MMS en esta situación? Había oído decir que, en
grandes dosis, el ácido ascórbico también actúa como oxidante. Quería
probarlo. Sin embargo, el coste de ambos tratamientos es muy distinto. Un
par de gotas de MMS cuestan unos céntimos. Por el contrario, el precio de
las soluciones para perfusión con 15 o más gramos de ácido ascórbico ronda
los 28 euros. No obstante, este último tiene muchos efectos regenerativos
positivos adicionales y quería darme el capricho por una vez...
Rotura de ligamento
(véase también «Lesiones deportivas»)
El Dr. Walker19 narra el siguiente caso:
En 1980, la profesora jubilada Gertie Brown, quien por aquel entonces
tenía 62 años, se lesionó una rodilla y como consecuencia padecía unos
dolores muy fuertes y su movilidad era reducida. El traumatólogo le
diagnosticó una rotura del ligamento y la informó de que era necesario
operarla. Ella se negó. Seis meses después, oyó hablar de los magníficos
resultados que se conseguían con el DMSO y comenzó un tratamiento en la
clínica del Dr. Douglas. Se le aplicaba DMSO de manera tópica sobre la
rodilla y también recibió ocho perfusiones con una dosis relativamente baja.
Gertie Brown procedió a aplicárselo también sobre otras articulaciones que,
con el paso de los años, habían ido mostrando dolorosas degeneraciones.
Todos los dolores desaparecieron. La rodilla todavía se notaba blanda al tacto
y no tenía toda su fuerza, lo que es de esperar después de una rotura de
ligamento. Desde entonces, todas las noches se aplica una pequeña cantidad
de DMSO en la rodilla antes de irse a dormir, lo que le permite desarrollar
sus actividades al día siguiente. Está muy satisfecha y se alegra de no haber
tenido que someterse a ninguna intervención quirúrgica.
Sabañones
En un principio, el Dr. Jakob descubrió que el DMSO protegía las células
frente a la congelación, lo cual carece de relevancia práctica dentro del día a
día (invernal), ya que no estaríamos tomando DMSO permanentemente para
prevenir posibles daños causados por la congelación. Una vez que el frío ha
dañado los tejidos de las zonas del cuerpo que están expuestas —como
puedan ser los dedos, las orejas, la barbilla, las mejillas o los dedos de los
pies—, las partes de piel afectadas presentan un intenso enrojecimiento
acompañado de tumefacción, endurecimiento y un picor que llega a ser
doloroso. Por fortuna, el DMSO también puede aplicarse a posteriori como
sustancia regeneradora para acelerar la sanación de esta reacción
inflamatoria. Para ello, debe aplicarse generosamente sobre el sabañóna
mediante una solución acuosa. Dependiendo de la zona del cuerpo,
emplearemos un preparado de DMSO diluido del 50 al 75%. En la zona de
la cara, se opta por una dosis inferior a la de los dedos de las manos o los
pies. El invierno pasado pude «remediar» con su aplicación unos
desagradables sabañones que le habían salido a nuestra hija en las mejillas y
en la barbilla, dado que ella realmente no sentía el frío cuando iba en trineo.
Pese a ello, el aire congelado había penetrado en las partes del cuerpo que
iban descubiertas. Si uno se expone a la congelación en situaciones
peligrosas, como puedan ser los deportes de invierno, puede pensarse en
aplicar un tratamiento preventivo sobre las zonas del cuerpo que suelan
verse afectadas.
Síndrome hombro-mano
(véanse también «Dolor», «Lesiones deportivas»)
En el lenguaje habitual, en este concepto se engloban diversos síndromes
dolorosos a lo largo del eje cervical, del hombro y del brazo. Sus posibles
causas son aún más variadas que las formas individuales en que se
manifiesta, lo que suele confundir su diagnóstico y tratamiento. Los
pacientes suelen hacer un recorrido por diversos centros, lo que suelen vivir
como una odisea personal. Cuando alguno de ellos viene a parar a mí, es
habitual escuchar frases como «he esperado demasiado tiempo tras los
primeros síntomas» o «no entiendo por qué no hay nada que me ayude».
Morton Walker19 señala con rotundidad que el tratamiento externo con una
solución de DMSO está muy indicado en el caso de la articulación del
hombro y de las estructuras asociadas a él. Aun cuando mediante pruebas
diagnósticas por imagen se determine la existencia de los denominados
depósitos, puede confiarse en el poder regenerador del DMSO. Siempre
deben aplicarse cinesiterapia y terapia manual para ampliar el espacio
articular de la articulación de los hombros Partimos de que los fuertes dolores
son también —o principalmente— debidos a un acortamiento de la
musculatura implicada junto con sus tendones. En muchos casos, la
articulación del hombro no está enferma, sino que la limitación de la
movilidad del hombro viene dada, entre otras cosas, por el dolor que irradia
desde la zona cervical y por el agarrotamiento muscular que ocasiona.
También es posible que la concatenación de las funciones esquelética,
nerviosa y muscular «transporte» lesiones desde las cervicales y el hombro
hasta el codo, la muñeca o la propia mano y viceversa. En ocasiones —o con
frecuencia— esto da lugar a que prematuramente se asuma que se trata del
síndrome del túnel carpiano y a blandir el bisturí esperanzadamente.
«Primero la palabra, luego la planta. Finalmente, el cuchillo».
Esculapio
Caso: El señor M. R., de 47 años, había estado padeciendo en los últimos
seis meses un fuerte dolor en el hombro que le limitaba la movilidad del
brazo izquierdo. Finalmente, pese a tomar analgésicos por gramos, llegó un
momento en el que no pudo continuar desempeñando su trabajo como
camionero ni la actividad de reparto que lleva aparejada. Al fin se le «dio de
baja» y, aunque no lo dejara traslucir, estaba bastante desesperado. Debido
al poder de persuasión de sus amigos —más bien amenazas, como más tarde
averigüé—, aterrizó en mi consulta y comenzamos a pincelar la zona de su
hombro perseverantemente con una solución de DMSO al 75%.
Adicionalmente, se le practicaron infiltraciones cutáneas con una mezcla de
anestésico local y otro par de «ingredientes» más en zonas relacionadas con
los «puntos dolorosos» importantes. El tratamiento manual del dolor
(método miofascial en el órgano tendinoso de Golgi) no nos proporcionó
ningún punto de inserción del tendón que fuera significativo. El paciente
valoró la aplicación del método Tui na de una manera neutral y
desapasionada. Le enseñé cómo debía hacer en casa el ejercicio de la
«trompa del elefante» —a los niños pequeños les encanta—, así como las
elongaciones opuestas de la articulación, alargando el brazo en el marco de
la puerta. También convinimos que, una vez al día, el señor R. sostendría un
cubo lleno de agua con la mano izquierda durante algunos minutos,
manteniendo el hombro completamente relajado (sin dolor), para conseguir
descongestionar la articulación en un sentido «recto». En su segunda visita,
el señor R. ya trajo buenas noticias. La movilidad y la intensidad del dolor
habían remitido considerablemente y había dejado de tomar analgésicos. En
todo caso, al cabo de tanto tiempo, el problema en conjunto era complejo y
se observó, como era de esperar, una prolongación del dolor, en este caso,
hacia la musculatura del brazo. No nos dejamos amilanar por ello y
procedimos a aplicar alegremente pinceladas de DMSO sobre un área
extensa. También repetimos las inyecciones intradérmicas en los puntos
importantes y el tratamiento Tui na. El paciente repitió sus ejercicios delante
de mí y, en la medida en que fue necesario, corregí sus movimientos. Calificó
el asunto del cubo de agua como sumamente beneficioso. La siguiente
consulta, es decir, la tercera, transcurrió del mismo modo. El paciente volvió
a informar de dolor muscular residual al ejercitar el bíceps. Acordamos que
continuase haciendo sus ejercicios otros cinco días y que en la próxima cita
recibiría una perfusión de DMSO. Para ello, elegimos una vena apropiada.
Pero este plan B no llegó a ser necesario. Poco tiempo después, el señor R.
me dijo que quería volver a trabajar porque todos los dolores habían
desaparecido. Dos semanas más tarde, me enteré por sus amigos de que
estaba ayudando en una obra privada desplegando una gran energía... Ya han
pasado cuatro meses y el hombro tolera todos los movimientos y esfuerzos
físicos de la mejor manera posible. De vez en cuando, el señor R. comenta
con fruición que ha estado charlando con personas de su círculo sobre
conocidos que dejaron que les operasen de las articulaciones.
Síndrome de abstinencia
Se presenta tras una dependencia de las drogas como consecuencia de
una reducción de la dosis o de su abandono completo. Las dependencias se
desarrollan especialmente por el consumo de alcohol, nicotina,
tranquilizantes (por ejemplo, ValiumR [diazepam]) u opiáceos (por ejemplo,
heroína o morfina). El término droga se emplea en sentidos muy diferentes
y en los ámbitos científico y farmacológico se aplica genéricamente a los
principios activos (de origen vegetal). Así es que, en un contexto histórico,
esta palabra carece de connotaciones negativas. En el lenguaje coloquial se
ha instituido para designar a aquellas sustancias que tienen un potencial
adictivo solo porque, en sus orígenes, se trataba de sustancias que provenían
de plantas —por ejemplo, la adormidera—. Aquí no vamos a sacar a relucir
debates sobre las muy diversas clasificaciones —políticas o jurídicas— de
lo que ha dado en llamarse estupefacientes. El hecho es que el alcohol y la
nicotina, siendo legales, tienen efectos mucho más perjudiciales en la salud
de las personas que muchas otras drogas. Personalmente, soy de la opinión
de que podríamos elaborar con toda tranquilidad una lista mucho más larga
de las sustancias que crean dependencia, es decir, que resultan peligrosas.
Así, por ejemplo, ¿qué pasa con los potenciadores del sabor y muchos otros
aditivos autorizados que ya están presentes en la inmensa mayoría de nuestra
alimentación (elaborada) actual? ¿Qué pasa con la cafeína? ¿Será que la
evolución tenía previsto que los homínidos tuvieran que ponerse en marcha
con ella cada mañana? El «consumo» de drogas inmateriales también
implica síntomas desagradables y, en ocasiones, insoportables. La televisión,
los juegos de ordenador, las apuestas y la información pueden estar entre
ellas, así como el deporte o una relación. Con la práctica totalidad de los
hábitos adictivos sucede que el afectado tarda mucho tiempo en tomar
conciencia de este. Seguro que conoce el dicho del fumador «¡puedo dejarlo
en todo momento!». Esta apreciación errónea generalizada, que caracteriza
al comportamiento adictivo, contribuye a que suela recularse muy tarde, si
es que llega a hacerse.
Una vez que se toma la determinación de renunciar a las conductas o a
los consumos diarios forzosos, el afectado tiene por delante un síndrome de
abstinencia que podrá ser más o menos duradero. Los síntomas que pueden
aparecer en ese momento o posteriormente son muy variables. Entre ellos se
encuentran las descompensaciones cardiovasculares, los trastornos
vegetativos —tales como sudoración o temblores— las descompensaciones
hormonales y metabólicas y los dolores, así como los síntomas subjetivos
que más temor suelen provocar: miedo, nerviosismo, agresividad, falta de
concentración e insomnio. Todos ellos indican que las adicciones han
interferido en gran medida en el gobierno de los neurotransmisores del
sistema nervioso central y de los ritmos circadianos. Dependiendo de cuál
sea la situación de partida, las fases de privación y deshabituación deberán
contar con el seguimiento de un profesional, al igual que la posible
reinserción social subsiguiente. Mientras se reduce o abandona la sustancia
adictiva, el DMSO constituye una medida de base de gran ayuda debido a su
acción sedante, desintoxicante y regeneradora. Para ello, puede tomarse
bebido o aplicado mediante perfusión. En algún que otro caso, también
puede estar indicado aplicarlo sobre áreas extensas de la piel. El cosquilleo
o el picor que esta aplicación le provoque desviará la atención del paciente
hacia ella, lo que al mismo tiempo puede servirle de apoyo emocional. De
esta manera, los síntomas de la deshabituación pueden quedar en un segundo
plano. La concentración se trasladará al proceso de restablecimiento.
La dosis empleada en cualquiera de las tres modalidades de aplicación
deberá estar dentro de los límites inferiores que se recomiendan en el capítulo
2. Dado que el DMSO acelera la eliminación de las sustancias adictivas y de
sus metabolitos —así como de otras toxinas—, su acción (restante) puede
verse reforzada al mismo tiempo. En el caso de las adicciones inmateriales,
el cuerpo también debe tener la oportunidad de poder ir restaurando poco a
poco el equilibro de las concentraciones apropiadas de neurotransmisores,
hormonas o metabolitos. Todo el «proceso de liberación» debería contar con
un seguimiento integral, que incluye medidas para estabilizar el equilibrio
entre ácidos y bases, la reducción del estrés y las charlas. ¡Vale la pena!
Además de liberarse de una enfermedad crónica, alcanzará una considerable
libertad personal, algo así como si hubiese ganado su propia guerra civil.
Síndrome de Down
(véase también «Trastornos y retrasos en el desarrollo infantil»)
Esta alteración del genoma, también conocida como trisomía 21, se da
en los recién nacidos vivos con una incidencia media aproximada de uno por
cada 600. En sus primeros años de vida, estos niños presentan un ritmo
evolutivo de sus capacidades motoras (movimiento) y cognitivas (por
ejemplo, lenguaje, procesamiento de los estímulos) que viene a ser la mitad
del habitual. Algunas de las características externas más llamativas son los
ojos almendrados, primer y segundo dedos de los pies excesivamente
separados o la lengua saliente. Dado que, en general, los afectados suelen
padecer un retraso en su desarrollo, cabe esperar que el DMSO tenga un
efecto sumamente positivo tanto físicamente (por ejemplo, contra la
debilidad muscular) como contra las «discapacidades» mentales. Por este
motivo, las afirmaciones que aquí se hacen, al igual que las que aparecen en
el apartado «Retrasos en el desarrollo infantil», son igualmente aplicables a
otras limitaciones de las capacidades relacionadas con el desarrollo infantil.
Entre otras muchas, también se cuentan entre ellas la miastenia (distrofias
musculares, hipotonía), las discapacidades mentales, la
hipercinesia/hiperactividad, los trastornos por déficit de atención, la dislexia
y la discalculia o las psicosis y temores infantiles. En muchos casos también
se ofrece una combinación de DMSO con aminoácidos concentrados y
galactosa. Esta última es un glúcido que está presente en la leche materna y
que favorece especialmente el rápido desarrollo cerebral durante los
primeros meses de vida. Así es que bien vale la pena probar este tipo de
combinaciones y aplicarlas para favorecer de la mejor manera posible al niño
afectado. Lea el siguiente caso que expone el Dr. Walker19:
El matrimonio Clark recibió el diagnóstico definitivo sobre su hija
Melody cuando esta contaba seis meses de edad: síndrome de Down. Se les
dijo que, según todos los indicios, Melody nunca llegaría a superar las
capacidades mentales de un niño de seis años. Cuando su hija tenía 11 meses,
inició un tratamiento con DMSO bajo la dirección del Dr. Jacob 20. Por aquel
entonces, todavía no era capaz de girarse sobre el vientre estando de espaldas
y sus piernas estaban tan flácidas como las de una muñeca de trapo. Sus ojos
apenas enfocaban y no veía casi nada. A partir de ahí, Melody recibió su
dosis de DMSO de manera continuada y con ocho años esta niña, que había
padecido una grave discapacidad, presentaba un desarrollo
extraordinariamente alto. Corría, daba volteretas y saltaba sobre la cama
elástica. En el colegio estaba en el segundo nivel y destacaba en aritmética.
Melody comprendía los problemas matemáticos estupendamente y tenía un
buen dominio de la lectura y del habla. Frecuentaba la escuela dominical con
los niños normales y en 1980 pudo disfrutar con ellos de un campamento de
verano. Es igualmente importante el hecho de que era muy querida por sus
compañeros de clase: poseía muy buenas habilidades sociales. No solo eran
notables los cambios mentales, sino que también lo eran los físicos. Sus
rasgos faciales se modificaron. El dentista que la había tratado durante
muchos años, el Dr. Priebe, manifestó que el paladar, el tamaño de la lengua
y los espacios interdentales se encontraban dentro de los parámetros
normales. También observó que Melody soportaba el estrés derivado de los
tratamientos dentales igual que los niños que no tenían trisomía 21. El resto
de niños de su edad la valoraban por sus logros y sus profesores eran
unánimes en que Melody había hecho grandes y notables progresos en todos
los aspectos de su desarrollo académico, social y fisico La madre de Melody
desearía que todas las personas afectadas pudieran disponer de DMSO, ya
que supondría una gran esperanza para otros padres como ella. Los
científicos todavía no han llegado a comprender cómo el DMSO ha
propiciado los cambios en Melody y en los demás niños con síndrome de
Down. Lo que es incuestionable es que funciona. El Dr. Jacob 20 ha tratado
con DMSO a cientos de niños con trisomía 21. Otra investigación llevada a
cabo por médicos españoles en el año 1982 confirmó que los niños con
síndrome de Down mostraban unos cambios sociales muy favorables al ser
tratados con DMSO.
Síndrome de fatiga crónica
Existe un debate permanente sobre el significado exacto de esta
denominación, dicho sea de paso. Los estados de agotamiento pueden venir
dados por una enfermedad subyacente o presentarse por sí mismos. Es de
todos conocida la fatiga crónica, que, junto a los síntomas que se
experimentan subjetivamente, se acompaña, por ejemplo, por una anemia u
otros estados carenciales y que suele darse junto con las siguientes
enfermedades: cáncer, esclerosis múltiple, infecciones crónicas, cardiopatías
y afecciones de pulmón crónicas, reuma, sida, enfermedad de Crohn,
espondilitis anquilosante, fibromialgia... El síndrome de fatiga crónica
también puede presentarse sin el antecedente de estas dolencias. en. cuyo
caso se manifestará, entre otras cosas, por medio de una irritación
permanente de los ganglios linfáticos con dolor de garganta, dolores
articulares y musculares, falta de concentración, dolor de cabeza,
decaimiento e insomnio. Aunque en estos casos no puedan establecerse unas
causas de forma concluyente, la medicina alternativa parte de que en muchos
pacientes las constituyen la presencia continuada de infecciones causadas
por virus, bacterias o parásitos. También se tienen en cuenta una flora
intestinal que esté crónicamente dañada o la presencia de toxinas, así como
desequilibrios metabólicos o la presencia de campos de interferencia.
En todo caso, la fatiga crónica es un proceso que hay que tomarse muy
en serio y que requiere una anamnesis y un diagnóstico lo más exactos
posible. La aplicación del DMSO en el tratamiento de estas enfermedades
puede resultar extremadamente beneficiosa, puesto que sus múltiples
propiedades, recíprocamente complementarias, intervienen en la regulación
del cuerpo a varios niveles. A causa de la avanzada angustia que lleva al
paciente a acudir al terapeuta, en estos casos están particularmente indicadas
las perfusiones con DMSO como una «medida de primeros auxilios» rápida
y efectiva. Otros elementos pueden ser métodos específicos de purificación
y desintoxicación o una desacidificación efectiva.
Una paciente de 38 años, que no quiere ser identificada, tuvo que
enfrentarse durante mucho tiempo a una sensación subjetiva de decaimiento
físico, ganglios linfáticos permanentemente irritados o inflamados e
insomnio. A estos se les sumaban otros trastornos que la limitaban, tales
como grandes problemas digestivos, sensación de frío y sudoración o dolores
musculares. La mujer había llegado a hundirse de tal manera que ella misma
consideraba que la causa de sus padecimientos era psíquica. Finalmente, un
amplio estudio clínico arrojó sospechas sobre la reactivación de una
infección VEB crónica (virus de Epstein-Barr mononucleosis infecciosa),
algo que no es nada extraño, ya que casi el 100% de los mayores de 40 años
están infectados por él. Esta partícula, también conocida como herpesvirus
humano de tipo 4, permanece en el cuerpo tras el primer contacto con él
durante la infancia o la juventud («enfermedad del beso»). Solo en unos
pocos casos se reactiva, dando lugar a los síntomas correspondientes, lo que
puede suceder en etapas (transitorias) de inmunodepresión. La Wikipedia
dice lo siguiente al respecto (20/04/2012, término consultado: Epstein-Barr-
Virus, en alemán): «Además, en un pasado reciente, se confirmaba la
sospecha de que el VEB está relacionado con una gran cantidad de
enfermedades autoinmunitarias, tales como la esclerosis múltiple, el lupus
eritematoso sistémico o la artritis reumatoide... También se establece una
conexión entre el virus y el síndrome de fatiga crónica (especialmente en las
investigaciones llevadas a cabo en la Charité) y la encefalitis letárgica».
Siguiendo mis indicaciones, la paciente tomó DMSO y MMS en dosis
crecientes y, al cabo de unos pocos días, aseguró tener un ánimo totalmente
renovado. Con la aplicación de otras medidas menores, los síntomas fueron
desapareciendo poco a poco o se redujeron considerablemente, Volvía a
disfrutar de un sueño reparador, se sentía productiva —tanto en lo privado
como en lo profesional— y las inflamaciones de los ganglios linfáticos
disminuyeron considerablemente. Cuando volví a verla al cabo de dos
semanas, me pareció visiblemente rejuvenecida.
Sinovitis
(véase «Inflamaciones articulares»)
Tendencia a la trombosis
La tendencia a la coagulación sanguínea excesiva puede ser genética o
adquirida. Tomar la píldora anticonceptiva y fumar incrementan
especialmente el riesgo individual de sufrir trombosis e hipertensión arterial,
enfermedades, metabólicas insuficiencia renal u otras enfermedades
cardiovasculares, que pueden originar un trastorno de la coagulación que
favorezca la agregación trombocítica, lo que genera el riesgo de padecer una
embolia. Como consecuencia, a muchos de estos pacientes de riesgo se les
administran anticoagulantes masivamente, que son bien conocidos gracias a
la propaganda de la industria farmacéutica y que el colectivo médico receta
obedientemente. Poco a poco, hay voces críticas que van alzándose para
alertar sobre los graves problemas, detectables a largo plazo, que la toma
prolongada de estas sustancias origina.
A mi modo de ver, he aquí un ejemplo típico de cómo se ocultan las
verdaderas causas de un proceso patológico —en este caso, la tendencia a la
trombosis (excepto la congénita)—. En lugar de explicar a los pacientes su
proceder erróneo en lo que respecta a su alimentación y modo de vida y
ponerles los correspondientes «deberes», se les administra —en ocasiones
de por vida— una medicación que solo actúa superficialmente. Delante de
nuestros propios ojos tiene lugar un procedimiento empresarial optimizado
para «hacer caja» que, lamentablemente, nadie se cuestiona, ni siquiera
aquellos que lo costean. De este modo, al captar una clientela dependiente,
el consabido riesgo empresarial que el mundo farmacéutico asume se reduce
a cero. Internamente, este tipo de productos de masas, que reclutan a muchos
pacientes, quienes, lamentablemente, no reciben la suficiente instrucción,
reciben el nombre de cash cow. Podríamos traducirlo libremente como
'gallina de los huevos de oro' o como 'un producto que se vende solo'.
Primero, debería tenerse claro que el riesgo individual de padecer una
trombosis podría reducirse considerablemente cambiando los hábitos. Para
ello, renunciar a las píldoras hormonales y deshabituarse de la nicotina son
dos aspectos fundamentales. Aunque tendrá que buscar por su cuenta
métodos anticonceptivos alternativos, nosotros podemos ayudarle a dejar el
fármaco. Otras medidas decisivas son aquellas que contribuyen a prevenir
las enfermedades vasculares, entre las que destacan algunas tan sencillas
como beber agua en abundancia, moverse, reducir la ingestión de azúcar, de
grasas «malas», de leche, carne y muchas más.
Y usted dirá «eso está muy bien, pero ¿qué pasa si ya se tiene
arteriosclerosis, o una cardiopatía valvular, o una disfunción renal, o...? Estas
enfermedades no se deben únicamente a un modo de vida inadecuado, sino
que también pueden deberse a una infección o a un accidente».
Naturalmente, tiene razón. Por ello hay que averiguar en cada caso en qué
medida puede influirse en el acontecimiento causalmente, Sea como sea, con
el DMSO tenemos la posibilidad de aplicar un tratamiento anticoagulante y
de conseguir la regeneración de la función corporal implicada. Para ello, es
necesario administrar una cantidad suficiente de este principio activo a través
del torrente sanguíneo, para lo cual contamos con las tres consabidas formas
de aplicación: absorción cutánea, solución bebible o perfusión. En el capítulo
2 encontrará toda la información sobre el grado de dilución de las soluciones
de DMSO y la cantidad total que emplear. La duración del tratamiento irá en
función de la evolución.
Tendinitis
Una condición indispensable para la naturalidad de los movimientos y
para que se dé una estática armónica de la simetría ósea es que los músculos
esqueléticos estén bien «sujetos». Cuando se habla con jóvenes estudiantes
de Medicina sobre sus primeras experiencias en la disección de cadáveres,
es frecuente que se muestren sorprendidos por la importancia —que llama la
atención a simple vista— que reviste la envoltura de los músculos (fascias)
y de los tendones que parten de ellas. Estas estructuras de sostén, con
frecuencia subestimadas como pasivas, están armónicamente distribuidas
por casi todo el cuerpo y se comunican las unas con las otras mientras
estamos de pie, sentados, caminando, corriendo... Es por ello por lo que, a
largo plazo, las enfermedades que afectan a una única disposición muscular
pueden acabar provocando cargas y posturas incorrectas que dan como
resultado daños esqueléticos. Cuando, por ejemplo, nos encontramos con
alguien que se lamenta de un simple codo de tenista —juego al que, en la
mayoría de los casos, no ha jugado nunca—, nos inclinamos a considerarlo
una exageración. Y, sin embargo, el sufrimiento que le causa la reacción en
cadena derivada de la inflamación local es enorme. El afectado adopta
posturas antiálgicas, tiene miedo a la actividad física y padece insomnio. ¡El
DMSO puede ayudar rápidamente!, sin cortisona, sin intervención
quirúrgica y sin un consumo prolongado de analgésicos.
El tema de la tendinitis está relacionado con el apartado dedicado a las
lesiones deportivas, ya que las sobrecargas y las lesiones traumáticas del
aparato locomotor tienden a dar lugar a estos procesos inflamatorios. Las
verdaderas causas de las tendinitis (crónicas) también pueden ser patrones
de movimiento incorrectos o monótonos, zapatos de mala calidad, presión,
infecciones, reacciones reumáticas u otras muchas. Si se quieren tratar las
causas para conseguir una auténtica curación, habrá que eliminarlas en la
medida de lo posible. En múltiples ocasiones he podido participar en la
alegría de ver que una medida tan sencilla como pueda ser «caminar descalzo
por casa» haya propiciado la rápida mejoría de una tendinitis crónica, lo que
una vez más constituye una buena advertencia de que todos nuestros hábitos
deberían regirse por aquello que la evolución y la naturaleza han previsto
para los homínidos.
El tratamiento con DMSO será, principalmente, externo, aplicándolo
directamente sobre las estructuras afectadas mediante una abundante
cantidad de solución acuosa diluida sobre las partes del cuerpo que estén más
próximas a la articulación utilizando un pincel o aerosol. Luego, hay que
esperar un tiempo suficiente para que el DMSO pueda atravesar la piel hasta
llegar al lugar de la inflamación. Debe aguardarse de 15 a 20 minutos antes
de volver a vestirse.
Tinnitus (acúfeno)
Este trastorno auditivo conocido como tinnitus ('tintineo') es una de las
molestias más habituales de la población y, en ocasiones, puede llegar a
provocar un gran sufrimiento a quienes lo padecen. Los mecanismos exactos
que dan lugar a su formación y los posibles tratamientos que puedan inferirse
a partir de estos siguen sin estar completamente claros. Hasta el momento,
no parece que los tratamientos que tanto la medicina convencional como la
alternativa plantean aporten ninguna prueba que sea concluyente en lo
referente a estudios clínicos con un número de pacientes estadísticamente
significativo. Naturalmente, esto también se debe a que las causas y los
momentos en los que se presenta son muy variados. Algunas de ellas son
tapones de cerumen, infecciones e inflamaciones del oído externo o medio,
otoesclerosis (enfermedad de los huesecillos del oído), borreliosis,
exposición aguda o crónica a ruidos estridentes y pérdida repentina del oído,
hipoacusia, enfermedad de Méniàre, tumores en el nervio auditivo o procesos
autoinmunitarios, entre muchas otras más.
En estos casos se considera que intervienen tanto trastornos circulatorios
como de suministro a las estructuras implicadas en el proceso auditivo, así
como trastornos de la difusión relativos a la disposición de la linfa en el oído
internos Por este motivo se impone el uso terapéutico del DMSO como
tratamiento de base frente al acúfeno. El DMSO dilata los capilares
sanguíneos y puede mejorar los procesos de difusión en ambos sentidos de
la circulación. En función de las causas que se diagnostiquen, pueden irse
añadiendo otros remedios fundamentales al tratamiento, tales como procesos
oxidativos (MMS, H2O2) cuando se trate de inflamaciones, infecciones y
trastornos autoinmunitarios, o aumentando el suministro de oxígeno cuando
exista un déficit en primer plano (por ejemplo, fumadores, enfermedades de
pulmón, insuficiencia cardiaca… o). Desde un punto de vista holístico, es
frecuente que los acúfenos deban interpretarse como algún tipo de
sobrecarga o de trastorno medioambiental. Por este motivo, hay que tomarse
este síntoma muy en serio. En primer lugar, hay que adoptar dos medidas
fundamentales, que consisten en tranquilidad y agua, y agua y más agua.
En el tratamiento del acúfeno, el DMSO puede aplicarse tanto local
como internamente; a ser posible, ambos a la vez. Para su uso tópico, están
indicadas soluciones acuosas de DMSO del 40 al 50%. En posición lateral,
se instilarán de dos a tres gotas de esta solución en el conducto auditivo y se
mantendrá dicha postura durante 20 minutos. Si es necesario, a continuación,
se instilarán en el otro lado. Para el uso interno, se aplicarán las variantes
descritas en el capítulo 2: cubrir una zona extensa de piel con una solución
de DMSO al 70%, beber una solución muy diluida (comenzando por 3,5
mililitros de DMSO en 300 mililitros de bebida) o perfusiones, comenzando
por 0,1 gramos de DMSO por kilogramo de peso corporal.
Trastornos cerebrales
(véanse también «Arteriosclerosis», «Infartos»)
Trastornos circulatorios
Tienen amplias repercusiones que contribuyen a la formación de muchos
procesos crónicos. Principalmente, dan lugar a todas las enfermedades que
se derivan de un déficit de oxígeno y de nutrientes, así como de la
acumulación de «residuos» (productos metabólicos) en las zonas del cuerpo
afectadas. Así, cuando los vasos coronarios no dejan pasar suficiente sangre
para el suministro y la evacuación del músculo cardiaco, hablamos de una
angina de pecho. O hablamos de la enfermedad de los escaparates
(arteriopatía periférica o EAP) cuando las arterias de las piernas no permiten
el flujo de suficiente sangre a la musculatura, lo que obliga a las personas
afectadas a pararse en el siguiente escaparate después haber caminado un
trecho para que su musculatura pueda recuperarse y el dolor remita. Cuando
observemos los trastornos correspondientes, suministraremos, primero, lo
más ampliamente posible sangre arterial, rica en oxígeno, a todos los tejidos
del cuerpo.
Naturalmente, también puede tratarse de procesos extremadamente
insidiosos que no tengan un efecto tan drástico, como puedan ser el dolor en
el tórax o la reducción de nuestra capacidad motora natural. Son muchos los
médicos y naturópatas que trabajan con una orientación holística y que han
indicado, reiteradamente, que la causa que subyace en muchas enfermedades
crónicas graves —el cáncer entre ellas— es un déficit de oxígeno o
nutrientes, así como la acumulación de residuos —es decir, de toxinas— que
a largo plazo no se transportan ni evacúan debidamente. El principal motivo
de todo ello es, y siguen siendo, los trastornos circulatorios. Los tejidos más
sensibles a los menores trastornos de suministro y eliminación son aquellos
que más necesitan de esta «aportación» de la circulación sanguínea. Entre
ellos están, por ejemplo, los riñones, el sistema nervioso central —cerebro y
médula espinal—, el hígado, el corazón o los pulmones.
Lo mismo sucede con aquellas zonas que por naturaleza reciben una
alimentación más escasa o solo lo hacen mediante procesos de difusión, entre
las que figuran las articulaciones con sus cartílagos correspondientes. Como
consecuencia, pueden producirse trastornos que tan bien conocemos, como
insuficiencia renal, trastornos de la memoria o vértigos, insuficiencia
hepática acompañada de trastornos digestivos, angina de pecho, disnea o
artrosis- El denominado lecho capilar es el que reviste la mayor importancia
en estos procesos patológicos, es decir, el nivel de los vasos sanguíneos más
estrechos (capilares), porque es donde tiene lugar todo el intercambio de
sustancias y estos procesos dependen de la permeabilidad de los capilares
«en todas las direcciones». Con ello me refiero al paso libre en el sentido en
el que fluyen y a la difusión que se desarrolla lateralmente a través de las
paredes de estos vasos capilares. Solo a través de ellos los nutrientes pueden
ser transportados al interior de los tejidos y los productos de desecho,
eliminados. También el flujo linfático, un elemento decisivo de la
desintoxicación, se controla a este nivel.
¿Cuáles son las causas de los trastornos circulatorios? Para establecerlas,
debemos tener en cuenta los dos órganos participantes, es decir, tanto el
propio conducto —el vaso sanguíneo— como el «órgano líquido» que fluye
por él —la sangre—. Cuando el diámetro de los vasos sanguíneos se
estrecha, dejan pasar menos líquido, lo que puede ser consecuencia de un
mayor tono de la pared muscular de los vasos (tensión) o de la existencia de
depósitos («calcificación de los conductos»). En ambos casos, en el
diagnóstico estableceríamos que, por ejemplo, se trata de hipertensión
porque el estrechamiento implica un aumento de la presión, algo que le es
familiar por la boca de la manguera del jardín. En lo que atañe a la
conducción de fluidos, es lógico que un incremento de la viscosidad, es decir,
una mayor densidad del líquido dé lugar a un flujo menor. La sangre está
compuesta por una solución fluida —agua con electrolitos, proteínas,
glucosa y gases, entre muchos otros— en la que flotan elementos sólidos.
Las sustancias sólidas son, principalmente, las células sanguíneas (los
glóbulos rojos y blancos). Si únicamente disminuye la proporción de
solución acuosa —lo que simultáneamente da lugar a un aumento de la
influencia de las células sanguíneas en las propiedades del flujo—, la
corriente se desacelera y la velocidad de flujo se reduce. Un motivo puede
ser la falta de agua. Los trastornos de la hematopoyesis (que parten de la
médula ósea) o de la coagulación también ocasionan estos cambios en la
viscosidad.
Si pasa revista a todas las causas que dan lugar a los trastornos
circulatorios y mentalmente las relaciona con las propiedades
farmacológicas del DMSO, verá claramente que esta sustancia tiene mucho
que aportar a la mejora del riego sanguíneo. El DMSO inhibe la coagulación
sanguínea, ensancha los vasos, disminuye la tensión muscular,
impide/disminuye la sedimentación y elimina la acumulación de líquidos de
los tejidos, la cual obstaculiza los procesos de intercambio en el lecho
capilar. Es maravilloso, ¿no? Todo ello suele conseguirse con la
administración diaria, regular o a intervalos, de entre 0,05 gramos y 0,2
gramos de DMSO por kilogramo de peso corporal. Para ello, la cantidad
correspondiente de DMSO puede aplicarse sobre la piel en forma de
solución, beberlo muy diluido o administrarlo mediante una solución para
perfusión. Los tres procedimientos se describen detalladamente en el
capítulo 2.
Ulceras cutáneas
(véase «Heridas»)
Varices
Este proceso, también conocido como varicosis, da lugar a la formación
de segmentos nudosos y dilatados de las venas superficiales de las piernas a
causa de la fuerza que la gravedad ejerce presionando la sangre contra las
paredes debilitadas de las venas, sea estando sentado o de pie. Lo más
habitual es que este proceso, progresivo a largo plazo, esté condicionado por
la debilidad de los tejidos, es decir, por la genética individual. También
existen otras causas para las varices, tales como la presencia previa de
trombosis, tumores o lesiones con cicatrices. Al dilatarse las venas de
las piernas, las válvulas que hay en su interior y que normalmente
funcionan como una válvula antirretorno no pueden cerrarse completamente.
Evidentemente, el DMSO puede mejorar el tono de los tejidos y con ello, la
función de las paredes de los vasos. Es posible que esto esté causalmente
relacionado con la mejora del suministro de las capas que conforman las
grandes venas. La dilatación de los capilares y la mejora de la difusión
también podrían contribuir a ello. Además de la aplicación externa de una
solución acuosa de DMSO sobre las zonas afectadas de la pierna o por toda
ella, en este caso lo más indicado es una perfusión, ya que con ella se inunda
todo el sistema de vasos o venas con una alta concentración del principio
activo. También aquí, tras la prueba de tolerancia, puede comenzarse con 0,1
gramos de DMSO por kilogramo de peso corporal en 250 ó 500 mililitros de
perfusión.
Caso: Hombre de 71 años, presentaba una considerable varicosis por
debajo de las rodillas con dolor acompañado de presión. Por puras «ganas de
experimentar», decidió aplicarse con regularidad una solución al 70% de
DMSO en estas zonas con un pincel y, transcurridas varias semanas, constató
satisfecho que las varices se estaban atrofiando. También desaparecieron los
dolores y la sensación de pesadez de las piernas.
Caso: La señora K F., de 47 años, padecía numerosas varices
acompañadas de trombosis venosas. Debido a la estasis sanguínea crónica en
las venas, se le formaban lesiones superficiales —principalmente por debajo
de las rodillas— que se curaban mal. Siguiendo mi recomendación, hasta el
momento ha recibido dos perfusiones con la dosis inicial de DMSO y, poco
tiempo después, me ha informado de una clara mejoría de los síntomas
congestivos. Pase lo que pase, desea continuar con este tipo de tratamiento.
4. APLICACIÓN DEL DMSO EN ANIMALES
Todas las instrucciones que se han dado hasta ahora sobre la dosificación
y ámbitos y tipos de aplicación del DMSO también son, en principio, para el
resto de los mamíferos. Las diferencias se derivan, por ejemplo, de la
estructura corporal, la falta de discernimiento o el grado de movilidad de los
animales.
En principio, por norma general, a los animales pueden aplicárseles las
soluciones de DMSO que se dan más adelante en abundancia. Cuando no se
trate de perfusiones, hay que contar con una serie de «pérdidas», que se
producen cuando un animal no se bebe toda la solución que se le ha
preparado o cuando se quita una parte de la cantidad que se le ha aplicado
externamente. En el caso de la aplicación externa a perros, gatos y
semejantes, nos encontramos, precisamente, con el problema del pelo.
Cuando la zona es muy peluda y no se quiere —o no se puede— afeitar, para
asegurarse bien hay que aplicar más cantidad tranquilamente. Hay que
cerciorarse de que el DMSO alcance la piel del animal. Para ello, son
apropiados pinceles con cerdas más rígidas con las que realmente pueda
aplicarse el líquido masajeando la piel. También puede elaborarse un
preparado de DMSO dotado de una mayor adherencia sustituyendo el agua
por un gel fresco de aloe vera. La relación porcentual es la misma que con el
agua —por ejemplo, 70 mililitros de DMSO más 30 mililitros de gel de aloe
vera—.
El uso externo en animales se aplica, fundamentalmente, en las
enfermedades del aparato locomotor, en especial en las extremidades. Con
el DMSO uno mismo puede tratar estupendamente articulaciones
inflamadas, lesiones, inflamaciones, sobrecargas y muchas otras dolencias
de las mascotas y animales deportivos o de trabajo. Para ello, son válidas las
mismas concentraciones que se dieron en el capítulo 2 para su aplicación
externa. Así, por ejemplo, para las extremidades puede prepararse una
dilución del 60 al 75%. Dentro de la aplicación externa también está incluida
su administración mediante gotas para tratar enfermedades del oído, la nariz
y los ojos (¡soluciones estériles!).
Otras aplicaciones posibles para las soluciones acuosas de DMSO a
concentraciones altas son el lavado de heridas, úlceras, abscesos o fístulas,
para lo que se utilizan frascos goteros o jeringuillas de plástico con los que
directamente se vierten las mezclas del 50 al 80% sobre las aberturas
afectadas.
Para el tratamiento exterior de las enfermedades de los animales, existen
diversos preparados oficialmente autorizados que contienen DMSO y que
los veterinarios pueden recetar (véase 2.1). Sin embargo, únicamente se trata
de mezclas con otros principios activos, tales como cortisona o antibióticos,
disponibles como pomada, gel o gotas; en general, estas fórmulas tienen un
bajo contenido en DMSO puro.
La toma de DMSO también resulta apropiada en el caso de las dolencias
musculares, articulares u óseas. Además, también pueden tratarse por este
procedimiento todas las demás enfermedades de los animales que aparezcan
recogidas para las personas en el capítulo 3. Dado que no podemos esperar
entendimiento ni comprensión sobre la toma de una bebida que sabe «rara»
y mucho menos que se distribuya regular y completamente a lo largo del día,
tenemos que ser creativos. Un ejemplo: debido a un extenso eccema cutáneo,
hubo que tratar con DMSO a un conejo doméstico de cría. Al principio, no
quería ni tocar la solución que había en su bebedero dosificador. Por este
motivo, de manera provisional, no le dieron vegetales frescos, como era
habitual en aquella época del año, sino tan solo pienso seco. La sed que le
dio la comida hizo que el animalito tuviera que beber de su frasco, ya que no
tenía otra alternativa. En el caso de los animales que viven «acuartelados»
resulta muy sencillo controlar la toma de las soluciones de DMSO.
Los espíritus libres son harina de otro costal. Los perros, los caballos y,
sobre todo, los gatos, que también pueden estar fuera —como debe ser—
aceptan las imposiciones a regañadientes. En estos casos hay que intentar
aprovechar las raciones de agua que se les dan en los establos o dentro de la
casa, o probar suerte con diversas variaciones del sabor. También es posible
que haya que tener algo de paciencia hasta que el animal se haya
acostumbrado al nuevo sabor u olor. Según he oído, algunos se lo toman sin
más; es posible que perciban su acción curativa. A otros animales y a
animales más pequeños también puede administrárseles la solución de
DMSO con una pipeta.
La dosificación para su administración interna también se rige por el
peso corporal aproximado del animal, pudiendo proceder tranquilamente con
generosidad, tal y como ya se ha mencionado. Ejemplo: un perro que pese
15 kilogramos deberá tomar una dosis de 0,5 gramos por kilogramo de peso
corporal. Aritméticamente, equivaldría a 7,5 gramos de DMSO puro, es
decir, siete mililitros exactamente. Dado que se mezclará con el agua de su
cuenco, de la cual es posible que derrame una parte o que no se la beba
completamente, pueden emplearse 10 mililitros de DMSO sin ningún tipo de
temor, equivalente a unas tres cucharillas de café, aproximadamente.
En el caso de los animales, las perfusiones son una opción segura para
administrar una cantidad determinada de DMSO, pero suelen ser
complicadas de llevar a la práctica en un entorno doméstico. Dentro de la
hípica, este tipo de tratamiento está muy extendido. Todos los problemas
articulares imaginables suelen tratarse mediante perfusiones de DMSO. Las
infusiones inyectadas de DMSO también se emplean en caballos de
competición como regenerador tras operaciones o lesiones. El famoso
«componedor de caballos» frisón [N. de la T.: Se trata de Tamme Hanken,
proveniente de Frisia Oriental y especializado en el tratamiento y bienestar
de los caballos.], por ejemplo, aplicó este tipo de medicación en un reportaje
para la televisión en el que se lo prescribió a un caballo de competición al
que estaba tratando. La dosis habitual es de unos 300 gramos (¡!) de DMSO
en 2,5 litros de infusión. Así es que si usted considera que el DMSO podría
hacerle bien a su animal (doméstico), puede consultarlo con su veterinario.
Muchos tienen cierto temor a utilizarlo porque, al fin y al cabo, el DMSO
puro no está oficialmente autorizado como medicamento* de uso veterinario,
por lo que, por motivos burocráticos, no deben emplearlo en el ganado (vacas
lecheras, cerdos. toda la carne, la leche y demás productos suministrados
por el ganado están sujetos a la más estricta supervisión. Los veterinarios que
están a su cargo y los propietarios solo deben emplear los productos
admitidos y deben documentarlos con toda exactitud —eso es la economía
dirigida—. El caso de los mamíferos que «solo» se tienen como compañeros
o con fines deportivos es otra cuestión: es el dueño quien decide cómo y con
qué los trata. En este caso, es una suerte conocer a la naturópata Karin
Fietzner o, al menos, vivir cerca de ella y poder acudir a visitarla.
Se trata de una profesional experta en el uso de la aguja de perfusión o
de inyección —tanto en animales como en personas— y que cuenta con
amplia experiencia en este campo. Su consultorio está en Linden y, en una
finca que tiene en Romrod, dispone de un terreno delimitado en el que puede
acoger animales —grandes y pequeños— que hayan sido torturados,
maltratados o excluidos de cualquier manera (www.naturheilpraxis-
fietzner.de [en alemán]). Actualmente, está tratando a su yegua, Riccina, de
una laminitis administrándole perfusiones con DMSO, SDC e hiperóxido,
según su propia «fórmula», siguiendo una pauta temporal determinada (a
modo de recordatorio: SDC quiere decir 'solución de dióxido de cloro').
Las siguientes fotografías muestran cómo trata a Riccina con una
perfusión de DMSO. Se nota perfectamente que el animal intenta aliviar
normalmente las doloridas patas delanteras desplazando el peso (figura 42).
Tras unos minutos recibiendo la perfusión, está mucho más relajada y
distribuye el peso de manera uniforme (figura 43). Le he aconsejado «baños
de pies» adicionales con MMS o H202.
*
Novedad: desde noviembre de 2015 las ampollas de DMSO están autorizadas y se comercializan
en Alemania.
Figura 42: La yegua Riccina recibiendo una perfusión con DMSO y un baño de H202en las patas
Figura 44: Aceptación de la ayuda de buen grado como una buena chica
Ácido ascórbico
La denominada vitamina C se vende en tres categorías diferentes. En
primer lugar, en polvo puro e incoloro para el consumo humano, en envases
de 50, 100 o más gramos. Las cajas pueden adquirirse en tiendas de
productos dietéticos, supermercados o farmacias. En segundo lugar, también
pueden adquirirse en diversas tiendas y farmacias comprimidos, cápsulas o
tabletas efervescentes con un contenido de entre 100 y 1000 miligramos de
ácido ascórbico. En tercer lugar, como ampollas (por ejemplo, de 500, 750 ó
1000 miligramos) o inyectables (por ejemplo, de 7,5 gramos en 50 mililitros)
de solución acuosa estéril para su administración intravenosa. También se
venden sin receta y las fabrican empresas como Pascoe, Dr. Loges o
Wôrwag, entre otras. Puede haber diferencias de precio
considerables. Antes de administrarlas por vía intravenosa, hay que diluir las
dosis elevadas en una solución isotónica para perfusión. Fundamentalmente,
hay que tener en cuenta que la absorción del ácido ascórbico libre resulta
más difícil a partir de una solución más ácida, como pueda ser las de las
tabletas efervescentes disueltas. Y, por el contrario, funciona mejor si se
administra con una solución básica en la que el denominado ascorbato esté
presente.
Hipoclorito de calcio
La sustancia de partida para el MMS 2, que también se expresa como
Ca(OCl)2, puede adquirirse como un polvo blanco al 70% en comercios de
productos químicos o de material para el tratamiento de piscinas. Dado que
está clasificada como una sustancia peligrosa debido a su tendencia a
descomponerse, su venta a particulares está limitada. Los precios oscilan
entre los 20 y los 30 euros por kilogramo. Debe mantenerse en un lugar seco
y lo más lejos posible de otros materiales. Para utilizarlo como solución
acuosa en la desinfección de heridas o añadido al agua del baño, entre otras
cosas, hay que añadir la cantidad necesaria de polvo de hipoclorito de calcio
mezclándolo con la cantidad de agua previamente medida.
DMSO
Puede adquirirse en muchas tiendas en Internet, en comercios de
productos químicos o en farmacias en su forma pura o en calidad
farmacéutica (mínimo al 99,8%). Pero cuidado: también se ofrecen calidades
inferiores o se piden precios exorbitados. El DMSO debe ser inodoro e
incoloro y debe solidificarse por debajo de los 18,5ºC, perdiendo su estado
líquido. El precio por kilogramo, conforme a la calidad que establece la
farmacopea europea, oscila entre los 30 y los 40 euros. Como es natural, las
cantidades inferiores a 100 mililitros son proporcionalmente más caras.
Tengo entendido que algunos farmacéuticos o médicos rurales carecen
de información alguna sobre las propiedades del DMSO que se han
investigado hasta el momento. Paradójicamente, estos grupos profesionales
se dedican a meter miedo y a exagerar porque, al parecer, temen por el
volumen de su negocio o por su hegemonía en materia de competencia
terapéutica. Con el fin de que sus clientes se sientan inseguros, estos
«estudiosos» hacen afirmaciones que van desde «prohibido» hasta
«venenoso». Por este motivo, el DMSO se vende libremente y es un
ingrediente de muchos fármacos destinados a personas y animales en
todo el mundo. Las numerosas pruebas de seguridad médicas, fisiológicas
y farmacológicas que se han llevado a cabo indican que es
prácticamente imposible alcanzar el umbral de toxicidad, ya que las
cantidades serían tan elevadas que no parece posible que una persona
pueda llegar a «tragárselas». Por ello, el DMSO es mucho más seguro que la
mayoría de los medicamentos habituales, incluyendo otras sustancias
naturales tales como la cafeína o la sal común.
ME
Los denominados microorganismos eficientes pueden adquirirse como
solución cultivada o como producto acabado con aditivos prebióticos. Entre
otros, contienen bacterias ácido-lácticas, levaduras y bacterias fototróficas.
Sus posibles aplicaciones terapéuticas generales y sus efectos —que
oficialmente suelen limitarse a «complemento para la tierra»— son tan
variados como sorprendentes, sea como remedio rápido y eficaz contra
muchos problemas cutáneos, para regular la flora intestinal o para la mejora
del ambiente en interiores. Dedicarse a estos cultivos le proporcionará una
gran satisfacción. Simplemente, busque «microorganismos eficientes» en
Internet. Con algo de suerte y las soluciones nutritivas apropiadas, puede
multiplicar sus propias ME, lo que resulta aconsejable, ya que los diversos
productos terminados suelen venderse bastante caros.
Galactosa
Está disponible como polvo blanco y tiene un aspecto parecido al de las
tabletas de glucosa, pero, al contrario que estas, es considerablemente más
cara, ya que su elaboración es bastante costosa y se produce en menor
cantidad. El precio de los 500 gramos está entre los 85 y los 140 euros, así
es que es recomendable buscar un vendedor económico en Internet.
Fundamentalmente está disponible a través de farmacias online.
Agua purificada
Puede comprarse o elaborarla uno mismo. Por un lado, hay que
diferenciar entre agua con sales o sin sales, así como entre agua esterilizada
o no esterilizada. El agua sin sales se conoce como «agua destilada» y está
disponible, por ejemplo, en garrafas de cinco litros para rellenar baterías de
coches, para la plancha, etc. Por lo general, no está destilada, sino
ultrafiltrada, o proviene de lo que se denomina planta de ósmosis inversa,
que, a su vez, recibe el nombre de agua RO por el término inglés reverse
osmose, utilizado para referirse a la ósmosis inversa. También existen
numerosas variantes de equipos de ósmosis inversa para el consumo
particular, por lo que uno mismo puede preparar agua destilada sin esterilizar
en todo momento. Las membranas de los filtros de RO no solo eliminan del
agua potable los iones de sales más habituales tales como sodio, calcio,
sulfatos, etc.—, sino también microorganismos, metales pesados, residuos
de aditivos o de fármacos. Estos dispositivos están disponibles como
electrodomésticos estándares para cocinas y mientras que algunos tienen su
propio depósito, otros cuentan con una jarra de cristal. Así mismo, los hay
que se conectan directamente al suministro de agua de la casa y otros que se
llenan a mano. Como ya he dicho, la variedad es enorme y el agua sometida
a ósmosis inversa es muy apropiada para todos los usos. Sea para prepararse
un té, para ablandar granos triturados de cereales o para elaborar un remedio,
el agua depurada le ofrecerá propiedades completamente nuevas. La
auténtica agua destilada, es decir, aquella que se obtiene a partir de la
evaporación y la condensación, está disponible a través de distribuidores de
productos químicos o en farmacias y carece completamente de sales, aunque
tampoco es estéril.
Si desea disponer de agua depurada, pero que no esté destilada, puede
remineralizar sencillamente el agua RO o destilada añadiendo sal marina o
de roca con un valor integral. Puede hacerse a ojo añadiendo una pizca de sal
al agua. Si lo que desea es preparar agua isotónica, deberá calcular la
cantidad de sal con exactitud. El agua isotónica tiene un contenido de
electrolitos del 0,9%, equivalente a diluir nueve gramos de sal en un litro de
agua. El agua depurada y remineralizada es ideal para diluir DMSO con
independencia de que sea para aplicarlo externamente o para elaborar una
solución bebible.
Sin embargo, para elaborar diluciones para gotas óticas, colirios o
gotas nasales y, especialmente, para perfusiones, ¡tiene que utilizarse
agua isotónica esterilizada!
¿Cómo y dónde puede conseguirse? Muy sencillo: en farmacias (online)
pueden comprarse soluciones ya listas para perfusión en frascos de cristal o
de plástico, o en bolsas, en la cantidad y tamaño deseados. Su denominación
es «solución salina isotónica estéril» o «solución estéril de NaCl al 0,9%».
Estas soluciones se venden libremente a precios asequibles en formatos que
van desde los 100 mililitros al litro. Para preparar diluciones de DMSO que
no sean inyectables, sencillamente, se toma la cantidad necesaria de agua
esterilizada con una cánula (amarilla) y una jeringa a través de la membrana
del frasco o bolsa. Para elaborar infusiones perfundibles, debe procederse tal
y como se describe en el capítulo 2.4.
En resumen: el agua destilada, es decir, depurada y sin sales, puede
adquirirse en droguerías, supermercados y farmacias o elaborarla uno mismo
con un dispositivo de ósmosis inversa. La remineralización se lleva a cabo
añadiendo nueve gramos de sal natural integral por litro de agua (isotónica).
¡Ninguno de estos tipos de agua es estéril!
Si se necesita agua esterilizada, por ejemplo, para preparar gotas óticas,
para tratar heridas abiertas o para inyecciones o perfusiones, deben
comprarse frascos o bolsas de fluidos isotónicos para perfusión en una
farmacia. Se trata de una solución de cloruro sódico al 0,9%.
Hematoxilina
Se trata de una sustancia natural, de color beiges y en polvo que se
emplea en las técnicas de tinción para microscopios en biología, fisiología y
patología. Es necesario asegurarse de que el distribuidor de material de
laboratorio en cuestión proporcione la sustancia realmente pura. La mayoría
suelen ser preparados líquidos que contienen otras sustancias añadidas y que,
por lo general, se emplean en microscopia para la preparación de muestras.
El precio del polvo en estado puro suele estar en torno a los 200 euros los
100 gramos.
Ácido lipoico
El ácido lipoico lo ofrecen diversas empresas y el formato más habitual
son cápsulas o comprimidos de 600 miligramos. También hay algunas
marcas comerciales que lo venden como ampollas o solución para perfusión
de 50 mililitros. ¡Vale la pena comparar los precios! Se adquiere en
farmacias. En comprimidos, un gramo de ácido lipoico cuesta unos 50
céntimos.
MMS/SDC
En Internet lo ofrecen numerosos distribuidores a precios relativamente
similares —por ejemplo, el lote completo de MMS de 100 mililitros por unos
25 euros—. En el caso del MMS clásico, normalmente se trata de lotes de
dos frascos: la solución acuosa de clorito sódico al 22,4% y el denominado
activador, que suele consistir en ácido cítrico, tartárico o clorhídrico en la
concentración indicada. Si desea utilizar otro activador —ácido láctico,
bisulfato de sodio, vinagre... debe asegurarse de que podrá adquirir la
solución original en un frasco independiente. Otra posibilidad que resulta
más económica consiste en comprar el clorito sódico en polvo y elaborar uno
mismo la solución acuosa al 22,4%. Puede adquirirse a través de proveedores
de productos químicos o de material para piscinas. La solución ya preparada
al 22,4% también puede adquirirse al por mayor. Inconveniente: debido a su
acción cáustica, el clorito de sodio está clasificado como sustancia peligrosa
y oficialmente no debe venderse a cualquiera. Por otra parte, como
consumidor particular, por lo general se necesitan pequeñas cantidades y no
un fardo de un kilogramo, salvo que desee bañarse frecuentemente en MMS
o que vaya a utilizarlo para encargarse del mantenimiento de su propia
piscina. Hay que volver a recordar que el clorito sódico y el principio activo
dióxido de cloro que se genera a partir de él están contemplados dentro del
reglamento alemán sobre agua potable y en los países (o economías
domésticas) pudientes se tiende a emplearlos para tratar el agua de piscinas.
Si se compara con el tratamiento del agua habitual y más barato a base de
cloro —que es bien sabido que resulta perjudicial para la salud—, el agua
tratada con dióxido de cloro, a las concentraciones recomendadas, tiene unos
efectos sumamente positivos. Por ello, ¡es imposible que se prohíba el uso
del MMS «en personas» debido al clorito sódico! Algunas de las amenazas
que se han recibido por parte de diversas autoridades o instigadores resultan
«comprensibles» con base en los intereses de la industria de las píldoras.
Teniendo en cuenta la situación legal vigente y la enorme cantidad de datos
disponibles sobre la seguridad del NaC1O2, puede estar completamente
tranquilo. Además de su aplicación en el tratamiento del agua potable y para
las piscinas, este principio activo lleva mucho tiempo empleándose en la
industria alimentaria y en otros sectores para tratar el agua y combatir los
microorganismos. Así es que asumimos tranquilamente que los vendedores
de MMS no deben declararlo medicamento: lo consideramos como la «típica
burocracia» y seguimos haciendo aquello que hacemos por el bien de nuestra
salud…
Procaína
Puede adquirirse libremente en farmacias en ampollas de dos y cinco
mililitros como solución al 2% de clorhidrato de procaína. Algunas marcas
habituales son, por ejemplo, Pascoe, Loges, Hevert o Steigerwald, entre
otras. Los precios de una ampolla de procaína de dos mililitros al 1% oscilan
entre los 30 céntimos y los 1,25 euros, dependiendo de la cantidad. Por este
motivo, vale la pena comparar. Las soluciones de procaína pueden inyectarse
sin mezclar o combinarse con otros medicamentos (bicarbonato de sodio,
DMSO, remedios homeopáticos... Muchos terapeutas tienen sus propias
fórmulas dependiendo del objetivo del tratamiento. Las inyecciones
intracutáneas, la eliminación de cicatrices por el método Huneke o la
«acupuntura basada en sustancias» son solo algunas de las muchas
aplicaciones posibles de este viejo y apreciado remedio.
Peróxido de hidrógeno
Puede adquirirse en diversas concentraciones en farmacias o a través de
distribuidores de productos químicos. Por lo general, en las farmacias se
venden preparados de H202 del 1,5 al 3%, certificados según la farmacopea
alemana. La denominación es, por ejemplo, «agua oxigenada al 3% DAB
11». El litro cuesta de tres a ocho euros y puede aplicarse directamente. Si
uno desea preparar otra concentración, es aconsejable comprar agua
oxigenada al 30% de calidad Ph. Eur. Atención: ¡¡¡es muy cáustica!!! Puede
diluirse con la cantidad de agua que se desee —¡llevando gafas protectoras
y unos guantes apropiados!— Para adquirir soluciones de H202 tan
concentradas, los comerciantes suelen exigir un documento acreditativo de
su utilización, un certificado de destino final o un certificado de
competencia. En primer lugar, porque se trata de una sustancia peligrosa y,
en segundo lugar, porque, en ocasiones, algunos asesinos fanáticos la utilizan
para elaborar cierto tipo de explosivo líquido. He aquí otro ejemplo más de
cómo es posible utilizar una misma cosa para hacer el bien o el mal a las
personas. Dado que es evidente que existe una conciencia mundial global,
deberíamos tratar con afecto a todos nuestros congéneres y no con afán
asesino.
Las soluciones de agua oxigenada con concentraciones bajas tienen unas
aplicaciones sorprendentemente variadas, por lo que vale la pena dedicarse
a probarlas.
Otros utensilios
Si desea ir más allá de la fase de la «cucharilla de café», los necesitará,
pues son especialmente útiles para medir, manipular y aplicar el DMSO y
muchas otras sustancias. Normalmente, por poco dinero pueden conseguirse
pipetas y probetas para medir, jeringas, cánulas, filtros, etc. Por ejemplo, una
cánula de un paquete de 100 cuesta unos dos céntimos; una jeringa de 10
mililitros, en torno a los cinco céntimos, y un filtro de jeringa —grosor del
poro de 200 nanómetros—, de uno a dos euros. Puede adquirir todas estas
cosas en una farmacia, pedírselas a algún médico o naturópata amigo o
comprárselas a proveedores y mayoristas de suministros médicos. Lo mismo
es aplicable para los materiales auxiliares «de segunda», tales como apósitos,
guantes desechables, catéteres intravenosos, instrumental para perfusiones,
aerosoles desinfectantes, bandas elásticas, etc. Sin embargo, hay que incidir
una vez más en que, en lo que respecta al DMSO, es posible obtener un gran
beneficio empleando los objetos más sencillos, tales como un pincel, una
cucharilla, una huevera y cosas por el estilo. Utilícelos con toda tranquilidad
y aproveche estas económicas posibilidades.
6. SINOPSIS DE LA DOSIFICACIÓN
Aquí encontrará un resumen de las posibles vías de administración y de
las cantidades indicadas en el uso del DMSO. Aunque en lo que respecta al
valor DL50 su tolerancia es excelente, en el autotratamiento
debe comenzarse siempre con cantidades pequeñas.
Las cantidades indicadas siempre se refieren al DMSO puro (elaborado
según la farmacopea europea) con un contenido aproximado del 99,8%.
Dado que muchas tiendas de Internet también venden soluciones ya
preparadas al 70% o incluso más diluidas, hay que prestar atención a lo que
pone en la etiqueta.
En los capítulos dedicados a su aplicación encontrará más consejos sobre
cómo medirlo, mezclarlo y guardarlo. Encontrará las indicaciones sobre el
agua apropiada en el capítulo dedicado a dónde se puede adquirir.
Antes de utilizarlo por primera vez, ¡recuerde hacer la prueba de
tolerancia! (Página 72).
Por lo general, se comienza por una o dos aplicaciones diarias. Como las
soluciones de DMSO son muy fluidas, con unos pocos mililitros es posible
humedecer la piel completamente. Para ello, basta con verter una pequeña
cantidad en un vaso. Luego se aplica el líquido con un pincel, con las manos,
con un bastoncillo, etc., o se administra, dependiendo del caso, por ejemplo,
con una pipeta. El agua esterilizada isotónica —para heridas abiertas o
colirios— puede adquirirse en toda farmacia, en frascos de plástico o cristal,
en formatos que van de 0,1 a un litro.
Si desea utilizar el DMSO para tomar un baño, dependerá de lo que
pretenda conseguir. Con pequeñas cantidades de unos pocos mililitros ya se
consigue una mejora del transporte de otros principios activos en el agua del
baño, tales como el dióxido de cloro o el peróxido de hidrógeno. Con
cantidades mayores sentirá «todo» el efecto del DMSO con mayor
intensidad. No obstante, su aplicación directa sobre la piel es la forma más
efectiva de utilizar el DMSO, es decir, de obtener un mayor aprovechamiento
terapéutico.
USO INTERNO
Beber una solución de DMSO muy diluida es la forma más sencilla de
aplicación. Sin embargo, parece que esta vía de administración es la que
inicialmente y con mayor frecuencia da lugar a dolor de hígado, de cabeza,
mareos, etc. Para proporcionar al cuerpo la cantidad deseada de DMSO,
basta con ingerir la mezcla una vez al día. Por ejemplo, después del
desayuno.
La dosis diaria, es decir, la cantidad total diaria de DMSO que hasta el
momento se ha administrado en los ensayos clínicos, viene dada por el peso
corporal: está en torno a los 0,05-1 gramos de DMSO por kilogramo de peso
corporal. Para una persona que pese 70 kilogramos, será de 3,5 a 70 gramos
o de tres a 65 mililitros. ¡El DMSO tampoco debe ingerirse nunca en estado
puro! Siempre se tomarán mezclas muy diluidas con un máximo de 15
mililitros (unos 16,5 gramos) de DMSO puro en un gran vaso con 0,3 litros
de agua, zumo o una mezcla de ambos, té, etc. Una medida sencilla es utilizar
una cucharilla metálica de café, que equivale a unos 3,5 gramos de DMSO.
Es decir, un máximo de cuatro a cinco cucharillas de café de DMSO por vaso
mezclado con 0,3 litros de agua, zumo o té. Si la dosis diaria tuviese que ser
superior, habrá que preparar una bebida adicional.
EJEMPLOS DE DOSIFICACIÓN
SEMINARIOS Y CONFERENCIAS
El autor, el Dr. Fischer, imparte seminarios y conferencias sobre el
DMSO, el MMS, la SDC y otros principios activos alternativos en Alemania,
Austria y Suiza. Encontrará información al respecto en el sitio web
www.pranatu.de dentro del apartado dedicado a seminarios (en alemán).
EPÍLOGO
En las páginas precedentes ha leído lo que el DMSO es capaz de hacer y
lo que podría hacer por usted, y si le ha pasado como a mí, lo ha hecho con
sumo agrado, de tal forma que casi lamento que este libro tan instructivo,
fácil de entender y claramente estructurado haya llegado a su fin, pues
combina el placer de leer con la transmisión efectiva del conocimiento y me
alegra tener que confesar que, pese a estar familiarizada con el tema, he
aprendido cosas nuevas,
Me alegra que el Dr. Hartmut Fischer haya asumido la tarea de escribir
La guía del DMSO, pues estoy convencida de que es la persona más indicada
que conozco para ello —incluyéndome a mí misma—. Ello se debe, entre
otras cosas, a sus conocimientos previos, los cuales le han permitido integrar
de una manera ideal sus conocimientos de química, los resultados de la
investigación químico-farmacológica y su experiencia práctica como
naturópata con personas enfermas, todo aunado en La guía del DMSO.
Gracias a ello pudo escribir una obra maestra cuyo mérito consiste en
explicar con sencillez procesos complejos, haciéndolos comprensibles, y
reducir a lo más esencial los conocimientos de muchos años de experiencia
en beneficio de muchas personas, a lo que hay que añadir los numerosos
«descubrimientos» e ideas que el Dr. Hartmut Fischer ha aportado.
Su formación comenzó con un bachillerato marcado por las
humanidades, que, sin embargo, dio lugar a una carrera científica en la
Facultad de Química y Farmacia de la Universidad bávara Julius
Maximilians de Wurzburgo. A continuación, trabajó varios años en empresas
importantes dentro de la industria farmacéutica investigadora. Además,
estuvo trabajando en un proyecto de la Asociación Alemana de Investigación
(Deutschen Forschungsgemeinschaft) en el Instituto de Química Orgánica
de la Universidad de Wurzburgo desarrollando la síntesis quiral y dedicó
varios años de su vida profesional al desarrollo y aplicación del tratamiento
de las aguas. Tomó una excedencia por paternidad para sus dos hijos y se
decidió a formarse como naturópata por pura vocación.
Al mismo tiempo se comprometió de manera honoraria con el servicio
de salvamento y con la educación de adultos en la Cruz Roja de Baviera y se
formó en Acompañamiento al Moribundo en el Servicio de Atención a
Moribundos de Fulda.
En la actualidad sigue compartiendo sus experiencias como naturópata y
como profesor en cursos para naturópatas, así como sobre el MMS/DMSO.
Los interesados encontrarán toda la información al respecto en el sitio web
www.pranatu.de (en alemán).
El Dr. Hartmut Fischer conjuga unos profundos conocimientos
científicos con un modo de vida orientado hacia la experiencia en la curación
de las personas y la investigación. Todo lo que dice o escribe proviene del
conocimiento, de lo trascendente y del respeto hacia el prójimo. Y lo que
más valoro de él es su integridad. Puede estar seguro de que todo lo que aquí
se ha recopilado para usted —de manera sumamente profesional— tiene el
único propósito de contribuir a su bienestar. El Dr. Fischer ha hecho todo lo
que ha podido, y eso es mucho. Ahora depende de usted el saber
aprovecharlo. ¡Le deseo mucho éxito!
Con mis mejores deseos.
Dra. Antje Oswald
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Annals of the New York Academy of Sciences, 1975,241, 408.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
accidente aplicación externa
acetilcolinesterasa apoptosis
acetona arteriopatía periférica
acidez arteriosclerosis
ácido 4-aminobenzoico artritis
ácido acetilsalicílico artrosis
ácido alfa-lipoico asma
ácido ascórbico átomo de azufre
ácido deshidroascórbico atrofia de Sudeck
ácido dicloroacético aumento de la presión intracraneal
ácido láctico azufre orgánico
ácido láctico dextrógiro baños
ácido lipoico bicarbonato sódico
ácido sarcoláctico boreout/síndrome de desgaste
ácidos biliares profesional (burnout)
acné borreliosis
acúfeno bronquitis búsqueda de las Causas
adherencias caída del cabello
adicciones calidad farmacéutica
afecciones discales callosidades
aftas cáncer captadores de radicales
agregación trombocítica captadores de radicales hidroxilo
agua carcinoma colorrectal
alantoína carcinomas
alergias cataratas
alivio del dolor catarro
aminoácidos ciática
anemia cicatrices
anestésico cintura
angina de pecho cistitis
animales clorito sódico
antienvejecimiento cloro
antígenos coagulación
antioxidantes codo de tenista
aplicación (cutánea) coeficiente de dilatación
coenzima
colagenasa electrolitos
colinesterasa eliminación de metales pesados
colorante embolia
colorantes textiles endotelioma
complejo energía
conductividad enfermedad de Alzheimer
contusiones enfermedad de Crohn
cortisona enfermedad de Parkinson
cristal marrón enfermedades cutáneas
culebrilla enfermedades hepáticas
DCA enfermedades intestinales
déficit de concentr, enfermedades neurodegenerativas
degeneración macular enfermedades oculares
degeneración macular asociada a ensayo de aplicación
la edad envejecimiento
demencia envejecimiento de la piel
densidad enzimas
deporte hípico epilepsia
dermatitis atópica ERO
desactivación Escherichia coli
desinfección de heridas esclerodermia
diferenciación celular esclerosis lateral amiotrófica
dificultades de aprendizaje esclerosis múltiple
difusión esfera de hidratación
difusión del oxígeno espolón calcáneo
dilatación capilar estados dolorosos
dimetilsulfóxido estimulantes nocivos
dimetilsulfuro evolución
discalculia experimento mental
discapacidad mental fagocitos
dislexia faringitis
dispositivo de extracción fatiga crónica
distensiones fenómeno
distrofia fibroblastos
dolor filtros para jeringas
dolor de cabeza formación de células del sistema
dolor muscular inmunitario
drogodependencia fracturas óseas
frascos para aerosoles nerviosismo en niños
función de transporte neuralgia
gel limpieza de los tejidos
gingivitis linfoma
glucosa lipoproteínas
gota masa molar
gotas nasales matriz
gotas óticas mediadores inflamatorios
hematoma mejora del sabor
hematoxilina metabolismo de primer paso
heridas metilsulfonilmetáno
herpes miastenia
herpes zóster miastenia grave
hidrogenocarbonato de sodio micelas
hinchazón migraña
hiperactividad mitocondrias
hipertensión MMS
hipoclorito MMS
hipoclorito de calcio momento de la toma
hipoxia monoaminooxidasas
histamina mordedura de perro
ictus MSM
infarto muerte celular
infecciones mutaciones celulares
infecciones de las vías nanofiltro
respiratorias normas de higiene
infecciones de las vías urinarias obligación de autorización
inflamaciones articulares ombligo
inhalación operaciones
inhibición de la coagulación osteítis
inyecciones osteomielitis
isomería especular otitis media
lactobacilo oxidación
latigazo cervical oxígeno
legastenia permeabilidad de los tejidos
lesiones de la médula espinal peróxido
lesiones deportivas peróxido de hidrógeno
esiones nerviosas peso específico
picaduras de insectos quiste de Baker 234
pie de atleta regeneración
pincel remedios caseros
pirógenos respiración celular
polaridad resumen de dosificación
polineuropatía reuma
presión osmótica riego sanguíneo
principio terapéutico rinosinusitis
problemas en los pies rotura de ligamento
procaína sabañones
profesiones auxiliares de la salud saturación de oxígeno
propiedades farmacológicas SDC 7,
propiedades físicas selectividad
propiedades químicas signos cardinales
prostatitis síndrome de abstinencia
prueba de tolerancia síndrome de Down
pruebas de toxicidad síndrome de fatiga crónica
pseudomonas síndrome de las piernas inquietas
psicosis síndrome del intestino irritable
psicosis infantiles síndrome doloroso
ozono síndrome premenstrual
psoriasis sinergia
pancreatitis singularidad
parasimpático sinovitis
puentes de hidrógeno sinusitis 81
paroniquia sistema nervioso vegetativo
puesto de trabajo Staphylococcus aureus
pérdida por evaporación sulfóxidos
punto de congelación talidomlda 1
perfusión punto de ebullición TDAH
punto de inflamación tejido conjuntivo
punto de solidificación tendencia a la trombosis
púrpura trombocitopénica tendinitis
idiopática tendinitis del tendón de Aquiles
quemaduras terapia neural
quemaduras solares tic doloroso
quimioterapia tinnitus
quiralidad tocoferol
toma oral valor DL50
toxicidad varices
transportador vasodilatación
trastornos cerebrales velocidad de transmisión del
trastornos circulatorios impulso nervioso
trastornos del desarrollo vena porta
trastornos por déficit de atención viscosidad
úlceras cutáneas vitamina C
umbral de estimulación