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EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS

A .G
BGDE
554 USTAVO CURIEL SALAZAR. EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO
LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 97
DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y
490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-
DICIEMBRE. ISSN: 0798-9202

ABG. GUSTAVO CURIEL SALAZAR

EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA:


ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS 554 DE LA SALA DE CASACIÓN
PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL

Recepción: 10/10/2011. Aceptación: 07/06/2012.


98 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 99

Abg. Gustavo Curiel Salazar


JUEZ TITULAR DE PRIMERA INSTANCIA EN LO PENAL
MAESTRANTE EN DERECHO PROCESAL PENAL
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
MÉRIDA - VENEZUELA
curigusx@tsj-dem.gov.ve

Resumen
La Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia,
determinó en la sentencia 554 del 29 de octubre de 2009, que
el delito de homicidio a título de dolo eventual no se encontraba
consagrado en la ley penal venezolana. La Sala Constitucional
anuló tal fallo y estableció las bases jurídico-penales para una
correcta interpretación y aplicación del dolo eventual,
considerándolo implícito en el artículo 61 del Código Penal.
Palabras clave: jurisprudencia, intención, dolo, culpa,
legalidad.

Casual malice in the Supreme Tribunal of Justice:


analysis of sentence No. 554 from the Criminal
Appeals Chamber and sentence No. 490 from the
Constitutional Chamber

Abstract
In sentence no. 554, October 29, 2009, the Chamber of
Criminal Appeal declared that the crime of murder with casual
malice does not exist in Venezuelan criminal law. The
Constitutional Chamber overturned that decision and
established the grounds for the correct interpretation and
application of casual malice, considering it to be implicit in
Article 61 of the Criminal Code.
Key words: jurisprudence, intention, malice, blame, legality.
100 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

Le dol éventuel au Tribunal Suprême de Justice: une


analyse des arrêts 554 de la Chambre pénale de la
Cour de Cassation et 490 de la Chambre
constitutionnelle

Résumé
La Chambre pénale de Cassation du Tribunal Suprême de
Justice a déterminé par l’arrêt 554 du 29 octobre 2009, que
le délit d’homicide au titre du dol éventuel n’était pas prévu
par la loi pénale vénézuélienne. La Chambre constitutionnelle
a annulé cette décision et a établit les bases juridico-pénales
en vue d’une interprétation et application correcte de cette
variété de l’élément morale de l’infraction, le considérant
implicite dans le contenu de l’article 61 du Code Pénal.
Mots clés: jurisprudence, intention, dol, culpabilité, légalité.

O dolo eventual no Tribunal Supremo de Justiça:


análise das sentenças 554 da Sala de Cassação
Penal e 490 da Sala Constitucional

Resumo
A Sala de Cassação Penal do Tribunal Supremo de Justiça
determinou, na sentença 554 de 29 de outubro de 2009, que
o delito de homicídio a título de dolo eventual não se encontrava
consagrado na lei penal venezuelana. A Sala Constitucional
anulou tal decisão e estabeleceu as bases jurídico-penais para
uma correta interpretação e aplicação do dolo eventual,
considerando este implícito no artigo 61 do Código Penal.
Palavras chave: jurisprudência, intenção, dolo, culpa,
legalidade.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 101

Introducción
La jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia en lo que respecta al delito
de homicidio a título de dolo eventual ha sufrido múltiples alteraciones
jurisprudenciales, que han impedido el mantenimiento de un criterio uniforme y
pacífico capaz de generar seguridad jurídica a los justiciables, situación que se
ha potenciado en lo que respecta a los accidentes de tránsito con resultados
de muertes y lesiones, donde se propició un auge de la institución del dolo
eventual a partir de la sentencia 1703 de fecha 21 de diciembre de 2000.
En este sentido, la Sala de Casación Penal determinó mediante la sentencia
554 de fecha 29 de octubre de 2009, que el delito de homicidio intencional
a título de dolo eventual no se encontraba consagrado en la legislación penal
venezolana, afirmando que los jueces que condenaban mediante la invocación
de tal figura, violentaban el principio de legalidad y realizaban una
interpretación perjudicial para los justiciables. Este último criterio
jurisprudencial de la Sala de Casación Penal, contrario a la doctrina penal
venezolana y los antecedentes jurisprudenciales emitidos por la propia Sala,
tiene su sustento en una interpretación literal del artículo 61 del Código
Penal, donde se establecen los cimientos de la responsabilidad penal subjetiva,
al disponer que nadie puede ser castigado como reo de delito no habiendo
tenido la intención de realizar el hecho que lo constituye. Además, el fallo
554 transmitió un llamado de atención tanto a los operadores de justicia
como a los doctrinarios y estudiosos del Derecho penal, que a la postre
incidió para que el delito de homicidio a título de dolo eventual se dejara de
aplicar en la práctica forense.
Sin embargo, al conocer un recurso de revisión constitucional presentado
por el Ministerio Público, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia anuló la sentencia 554 de la Sala de Casación Penal y reivindicó el
dolo eventual como figura dogmática universalmente reconocida por la ciencia
del Derecho penal, analizando las principales corrientes teóricas sobre la
base de una interpretación normativa del artículo 61 del Código Penal.
Además, al ser el fallo aludido de carácter vinculante, establece las bases
definitivas para una correcta comprensión, conocimiento y aplicación del
dolo eventual en Venezuela, alejando las discusiones que al respecto existieron
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durante años y que mantuvo dividida a la jurisprudencia de los tribunales de


instancia, generando gran inseguridad jurídica para los justiciables, ya que
en casos análogos algunos tribunales condenaban por homicidio a título de
dolo eventual, mientras que otros por homicidio imprudente, siendo
contrastante la diferencia de penas entre ambos tipos penales.
Así pues, el análisis de ambas sentencias cobra inusitada importancia, debido
a que se conocerá el estado actual de la discusión sobre el dolo eventual en
la máxima instancia judicial del país y la correcta interpretación acerca del
artículo 61 del Código Penal, indispensable en lo atinente a los hechos
relacionados con el tráfico viario que tanto interesa en Venezuela, por el
alarmante número de fallecidos y lesionados que generan constantemente
los accidentes viarios.
1.- Sentencia 554 del 29/10/2009, de la Sala de Casación Penal del
Tribunal Supremo de Justicia
En fecha 05 de diciembre de 2008, la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Estado Aragua, declaró sin lugar el recurso de apelación
interpuesto por la defensa del justiciable contra la sentencia emitida por un
tribunal de juicio de esa Circunscripción Judicial, que había dictado una
sentencia condenatoria por el delito de homicidio simple (a título de dolo
eventual), aplicando el artículo 405 del Código Penal.1
Los hechos objeto del proceso se refieren a que en fecha 13 de abril de
2004, aproximadamente a las 7:00 pm, en la avenida “A” del sector San
Vicente del Estado Aragua, el acusado arrolló a una ciudadana produciéndole
la muerte por politraumatismos generalizados. Se demostró que el conductor
se trasladaba en una unidad de transporte público (autobús) a exceso de
velocidad, sin que dicho vehículo llevara las luces frontales encendidas, lo
que fue advertido antes de producirse el arrollamiento, tanto por un pasajero
como por un funcionario de la Policía del Estado Aragua, quienes habían
llamado la atención del conductor por conducir en tales condiciones.
Finalmente, los pasajeros declararon que una vez producido el arrollamiento

1
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 103

el conductor continuó la marcha del vehículo y sólo lo detuvo por el clamor


público, quedando el cuerpo inerte de la víctima a 27 metros de la unidad de
transporte, sin que se verificaran marcas de frenado antes o después del lugar
de impacto.
Contra la sentencia de la Corte de Apelaciones la defensa interpuso recurso
de casación, alegando que erróneamente se había aplicado el artículo 405 del
Código Penal,2 figura delictiva sólo reservada para aquellos que actúan
representándose como seguro un resultado típicamente antijurídico, señalando
que el arrollamiento y posterior muerte de la víctima había sido causado por
imprudencia del conductor. Sobre este punto el recurrente expresó:
La Corte de Apelaciones, de manera infundada, pareciera decir
que mi defendido trabajaba ese día con el conocimiento que iba a
matar a alguien, pero no sabía a quién, lo cual es totalmente falso.
La simple realidad (…) es que el ciudadano (…) es un chofer de
autobús a quien la fatalidad sorprendió.3

En este sentido, al conocer de dicho recurso de casación, en fecha 29 de


octubre de 2009, la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia,
dictó el fallo Nº 554, en el que casó la sentencia de la Corte de Apelaciones
al considerar que se había producido una violación al principio de legalidad
contenido en el artículo 49, numeral 6, de la Constitución Nacional4 y el
artículo 1 del Código Penal,5 toda vez que el tipo penal por el que se había
condenado al acusado –Homicidio Simple a título de dolo eventual- no
se encontraba descrito como delito en el Código Penal venezolano.
Expresamente se indicó:
Visto el análisis anterior, tenemos que en el presente caso el
ciudadano (…) fue condenado por la comisión del delito de

2
Artículo 405.- El que intencionalmente haya dado muerte a alguna persona, será penado con
presidio de doce años a dieciocho años.
3
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
4
Artículo 49.- (…) 6º El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas, en consecuencia: (…) 6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u
omisiones que no fueran previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
5
Artículo 1.- Nadie podrá ser castigado por un hecho que no estuviere expresamente previsto
como punible por la ley, ni con penas que ella no hubiere establecido previamente.
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homicidio intencional a título de dolo eventual, el cual, como se


señaló al inicio, no aparece contemplado en nuestro ordenamiento
jurídico penal, aplicándole el juzgador, por analogía, la pena
correspondiente al delito de homicidio intencional simple. Todo
lo cual evidencia una violación al Principio de Legalidad, acogido
ampliamente en nuestro ordenamiento jurídico, de tal manera
que no podía inventarse el juzgador un tipo penal y encuadrar
en él la conducta desplegada por el mencionado ciudadano.
Debe el hecho o conducta a sancionar estar descrito previamente
en la ley penal; tal como se ha venido insistiendo.6

Así las cosas, una vez referida la inexistencia del delito de Homicidio Simple a
título de dolo eventual en la legislación venezolana, la Sala de Casación Penal
procedió a dictar una decisión propia, conforme al artículo 467 del Código
Orgánico Procesal Penal7, considerando que no se requería celebrar un nuevo
debate y condenó al acusado a cumplir la pena de cinco años de prisión por
ser autor responsable en la comisión del delito de Homicidio Culposo, previsto
en el artículo 409 del Código Penal,8 señalando que el obrar del acusado
había sido imprudente al manejar con exceso de velocidad y de noche sin el
funcionamiento de las luces del autobús. Por otra parte, cabe resaltar que la
Sala de Casación Penal realizó un llamado de atención a los jueces y demás
estudiosos del Derecho penal, en el sentido que las situaciones no precisadas
por la ley y que pudieran generar cierta incertidumbre (refiriéndose al homicidio
a título de dolo eventual), no debían interpretarse en perjuicio del imputado,
con lo que claramente proscribió la posibilidad de subsumir futuras conductas
en el tipo penal previsto en el artículo 405 del Código Penal, cuando los
autores hayan cometido el homicidio a título de dolo eventual. Esta postura,

6
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
7
Artículo 467.- Si la sentencia declara con lugar el recurso fundado en la inobservancia o errónea
aplicación de un precepto legal, el Tribunal Supremo de Justicia dictará una decisión propia sobre el
caso, en tanto que para ello no sea necesario un nuevo debate sobre los hechos por exigencia de la
inmediación y la contradicción, ante un tribunal distinto del que realizó el juicio (…).
8
Artículo 409.- El que por haber obrado con imprudencia o negligencia, o bien con impericia en su
profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes e instrucciones, haya
ocasionado la muerte de alguna persona, será castigado con prisión de seis meses a cinco años. En
la aplicación de esta pena los tribunales de justicia apreciarán el grado de culpabilidad del agente. Si
del hecho resulta la muerte de varias personas o la muerte de una sola y las heridas de una o más, con
tal que las heridas acarreen las consecuencias previstas en el artículo 414, la pena de prisión podrá
aumentarse hasta ocho años.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 105

daba cuenta que la nueva doctrina que se pretendía establecer debía ser acatada
por los aplicadores de justicia penal9.
Esta sentencia generó en el foro penal y en la doctrina patria profundos debates,
pues al emanar de la máxima instancia jurisdiccional del país, se entendió que
el homicidio a título de dolo eventual había quedado proscrito de la legislación
venezolana, a pesar que en múltiples oportunidades previas al fallo 554, la
Sala de Casación Penal había avalado la posibilidad de condenar por esta
calificación jurídica. Por ende, este cambio jurisprudencia basado en una nueva
interpretación del artículo 61 del Código Penal, sin duda generó mucha
confusión en los tribunales penales de instancia, quienes además habían sido
reprendidos en el fallo con la advertencia que el homicidio a título de dolo
eventual constituía una interpretación al margen de la ley.
Contra esta sentencia y la interpretación que se establecía en torno a la
inexistencia del dolo eventual, se presentó un recurso de revisión constitucional
por parte del Ministerio Público, que dio lugar a a la sentencia 490 del 12/04/
2011, de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, donde se
anuló el fallo 554 y se establecieron las bases para una correcta interpretación
del artículo 61 del Código Penal y del dolo eventual. Fallo que se estableció
con carácter vinculante, conforme al artículo 335 de la Constitución Nacional.10
2.- Sentencia 490 del 12/04/2011, Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia11
En este contexto, el Ministerio Público presentó un recurso de revisión
constitucional12 contra la sentencia 554 de la Sala de Casación Penal, al

9
Advirtió la Sala: “En este aspecto cabe llamar la atención de aquellos aplicadores de justicia, así
como estudiosos y expertos en la materia penal, para que tengan en cuenta que, si en su opinión,
existen situaciones no precisadas en la ley y, que por tanto, puedan generar cierta incertidumbre
e imprecisiones en la aplicación de la misma, no realizar interpretaciones que puedan generar
perjuicio en el imputado, tal como ocurre en el presente caso”. Véase en: http://www.tsj.gov.ve/
decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html.
10
Artículo 335: “El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y efectividad de las
normas y principios constitucionales; será el máximo y último intérprete de esta Constitución y
velará por su uniforme interpretación y aplicación. Las interpretaciones que establezca la Sala
Constitucional sobre el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales son
vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República”.
11
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
12
Conforme al artículo 25, numerales 10 y 11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
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considerar –grosso modo- que tal fallo vulneraba los principios y garantías
de legalidad penal, deber de motivar las decisiones, igualdad ante la ley,
seguridad jurídica y tutela judicial efectiva, consagrados en el texto
constitucional y desarrollados a través de las interpretaciones que la Sala
Constitucional ha efectuado sobre las mencionadas instituciones jurídicas.
Además, alegaron los accionantes:
a) Que el dolo eventual constituía una de las modalidades del dolo, reconocido
por la jurisprudencia y la doctrina nacional e internacional, al igual que el dolo
indirecto o de consecuencias necesarias, indicando que el dolo eventual se
configuraba cuando quien realiza la conducta sabe que es posible o eventual la
producción del resultado típico y no deja de actuar pese a ello;
b) Que al igual que en varios países, el dolo eventual no aparece consagrado
expresamente en la legislación y, sin embargo, ha sido acogido por la doctrina
y la jurisprudencia, situación de la que no escapa Venezuela;
c) Que no es cierto –como lo afirmó la Sala de Casación Penal- que el
homicidio a título de dolo eventual violente el principio de legalidad, previsto
en los artículos 49, numeral 6, de la Constitución Nacional y 1º del Código
Penal, toda vez que este principio exige que la conducta típicamente antijurídica
y culpable se encuentre descrita previamente en la ley, de modo que en el caso
bajo examen el homicidio sí se encuentra previsto en la ley como delito, al igual
que su forma dolosa de materialización;
d) Que el dolo eventual había sido aceptado por la Sala de Casación Penal a
partir de la sentencia Nº 1703 del 21 de diciembre de 2000, con ponencia del
Ex Magistrado Alejandro Angulo Fontiveros;13

la Sala Constitucional es competente para; “(…) 10. Revisar las sentencias definitivamente firmes
que sean dictadas por los Tribunales de la República, cuando hayan desconocido algún precedente
dictado por la Sala Constitucional; efectuado una indebida aplicación de una norma o principio
constitucional; producido un error grave en su interpretación; o por falta de aplicación de algún
principio o normas constitucionales. 11. Revisar las sentencias dictadas por las otras Salas que se
subsuman en los supuestos que señala el numeral anterior, así como la violación de principios
jurídicos fundamentales que están contenidos en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, tratados, pactos o convenios internacionales suscritos y ratificados válidamente por la
República o cuando incurran en violaciones de derechos constitucionales”.
13
En este fallo la Sala de Casación Penal casó la sentencia impugnada y modificó la calificación
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554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 107

e) Que la sentencia 554 de la Sala de Casación Penal, implicaba un cambio


inmotivado del criterio pacífico que se venía sosteniendo acerca de la existencia
del dolo eventual, aplicándose un criterio judicial diferente respecto a casos
análogos, violentándose con ello el principio de seguridad jurídica y atentando
contra las expectativas de continuidad del régimen legal y los criterios
preexistentes; y
f) Que de acuerdo con los hechos acreditados en el caso, se debió aplicar el
homicidio a título de dolo eventual, pues el conductor del transporte público
manejaba a exceso de velocidad, de noche y sin luces, produciendo un
arrollamiento con posterior muerte, por lo que tales hechos debieron producir
en la mente del conductor la representación de ocasionar un hecho dañoso.
En este orden de ideas, acogiendo los alegatos de los recurrentes, la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, declaró con lugar el recurso
de revisión constitucional anulando la citada sentencia 554, sobre la base de
las consideraciones que siguen:
a) Que la Sala de Casación Penal en diversos y reiterados fallos había
reconocido la existencia del homicidio a título de dolo eventual en el
ordenamiento jurídico venezolano, e incluso había dictado sentencias
condenatorias propias con esta calificación jurídica, lo que se evidenciaba de

jurídica de homicidio culposo a homicidio intencional a título de dolo eventual, indicando respectodel
dolo eventual lo siguiente: “En Derecho Criminal se habla de dolo eventual cuando el agente se
representa como posible y probable la consecuencia de su ejecutoria y, sin embargo, continúa
procediendo del mismo modo; acepta su conducta, pese a los graves peligros que implica y por eso
puede afirmarse que también acepta y hasta quiere el resultado (….) Cuando la temeridad es tan
extrema que refleja un desprecio por los coasociados, las muertes acarreadas deben castigarse como
homicidios intencionales a título de dolo eventual (…) En casos de muertes en el tránsito, cobra
gran importancia discernir acerca del nivel intermedio entre “el animus occidendi” o intención de
matar, por una parte, y la simple conducta imprevisiva, sin intención de matar pero que fue causa
de muerte, por otra parte. Quiero describir con esto la situación de alguien en quien no había dolo
homicida directo y perfecto, es decir, intención clara de matar; y que su conducta, por otro lado, fue
mucho más grave que los supuestos configuradores de la simple culpa. En otras palabras: la situación
de una persona cuya conducta está (en rango de gravedad) un grado más bajo que el dolo directo y
perfecto, y un grado más alto que la simple culpa e involuntariedad absoluta. Este estado intermedio
entre el dolo y la culpa, esta mixtura de dolo y culpa, o esta culpa informada de dolo o por el dolo,
en fin, este dolo eventual, es de sumo interés en los delitos de tránsito”. Véase texto íntegro: http:/
/www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Diciembre/1703-211200-C000859.htm
108 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

algunos precedentes, tales como las sentencias 656 del 16/05/2000,14 1463
del 09/11/2000,15 1160 del 09/08/2000,16 1703 del 21/12/2000,17 y 159
del 14/05/2004;18

14
Caso donde el imputado dispara contra un grupo de personas que se encontraban consumiendo
drogas frente de su casa, y donde se concluye que el imputado había sufrido una injusta provocación que
le había ocasionado una ira rayana en el enajenamiento mental. Por ende, expresó la Sala Penal que
“…ha de excluirse la posibilidad de que haya habido en el imputado un dolo eventual o mixtura de dolo
y culpa, ya que es palmario que su voluntad y conciencia estaban alteradas y su capacidad de representarse
resultados estaba claramente disminuida…”. Véase texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/
scp/Mayo/656-160500-C000176.htm
15
Caso donde el imputado es sacado de una fiesta e inmediatamente procede a disparar contra la puerta
de la residencia, ocasionando la muerte de una dama y un herida a un niño que se encontraban detrás
de la puerta. Al respecto la Sala indico que “(…) si alguien dispara repetidas veces contra una casa y más
exactamente contra una puerta y sabe que detrás de esa puerta hay alguien, está patentizando que sí
quiere matar….”. Explicó la Sala que en ese supuesto había dolo directo por lo inmediato de los disparos
al cerrar la puerta la víctima, pero acotó “…si el imputado no hubiera disparado enseguida habría
homicidio intencional a título de dolo eventual…”. Véase texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/
decisiones/scp/Noviembre/1463-091100-C00997.htm
16
Caso donde el imputado dispara repetidas veces contra un vehículo donde se trasladaban varias
personas, una de las cuales recibió varias heridas y muere. La Sala Penal expresó que “(…) Es cierto que
no surge del expediente demostración que (…) haya querido y hacia tal fin haya dirigido su voluntad de
quitarle la vida específicamente a la hoy occisa, sin embargo al utilizar el arma que utilizó, al disparar
el número de balas que disparó, aceptó el resultado de la muerte de alguna de las personas que dentro del
vehículo se encontraban, y por lo tanto, dicha conducta, configurada por el dolo eventual, es dolosa…”.
Véase texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Agosto/1160-090800-861166.htm
17
Caso donde el imputado en horas de la noche y conduciendo un vehículo pick up de carga, hace un
giro indebido “vuelta en U” impactando a un peatón quien quedó enganchando en el parachoques,
acelerando su marcha y arrastrando el cuerpo de la víctima por dos kilómetros y trescientos veinte
metros, dejando abandonado el vehículo con el cadáver del peatón. En esta sentencia, la Sala Penal
expresó: “(…) Es indiscutible que se está en presencia de un homicidio intencional, lo único por
discutir –dada la gran dificultad probatoria- sería lo del dolo. Y como no se ha establecido de modo
inconmovible que en semejante acción hubiera un dolo de matar directo y perfecto, se debe condenar
por homicidio intencional pero a título de dolo eventual (…) En este caso, no debe verse al imputado
(quien principió por alterar las normas de seguridad en el tránsito al girar en “U” en un sitio prohibido)
como agente de un simple homicidio culposo, esto es, de aquél cometido sin intención y sí por
imprudencia; debe vérsele como autor de un homicidio intencional, a título dolo eventual”. Véase el
texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Diciembre/1703-211200-C000859.htm
18
Caso donde el operador de una máquina zanjadora perteneciente a la empresa Abengoa C.A., que
realizaba trabajos para colocar un cableado de fibra óptica en la autopista Regional del Centro, impactó
con la sierra de la máquina una tubería de gas de veinte pulgadas perteneciente a Corpoven C.A.,
produciéndose un incendio de grandes dimensiones donde murieron cuarenta y dos personas y varias
resultaron heridas. Dos ingenieros supervisores de la empresa Abengoa C.A., que dirigían las labores de
excavación resultaron condenados por la comisión del delito de Producción de Incendio en Forma
Culposa, pero al conocer un recurso de casación la Sala Penal cambió la calificación jurídica y condenó
a los ingenieros supervisores por ser autores del delito de Homicidio Intencional a título de dolo
eventual, señalando la Sala Penal que “(…) Hay que destacar que los ciudadanos (…) no cometieron el
delito con dolo directo, pues ello supondría que se representaron como cierto y como seguro un
resultado típicamente antijurídico (…) Los hechos probados configuran un delito doloso pero no a
título de dolo directo, ni tampoco de dolo de consecuencia necesaria que pudiera acompañar al dolo
directo; sino a título de dolo eventual que se da cuando el agente se representa el resultado, no como
un dolo directo en forma segura y cierta, sino como posible y probable”.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 109

b) Que la Sala de Casación Penal en la sentencia 554, obvió cualquier mención


al criterio pacífico y reiterado que venía sosteniendo respecto al homicidio a
título de dolo eventual y creó uno totalmente contrario, afirmando que tal tipo
penal no se encontraba previsto en la legislación venezolana, sin fundamentar
las razones por las cuales se apartaba del criterio que venía sosteniendo. A
juicio de la Sala Constitucional, se dio un radical viraje hermenéutico que violó
los principios de confianza o expectativa legítima, de seguridad jurídica –al
aplicarse retroactivamente un nuevo criterio jurisprudencial-, igualdad
ante la ley, debido proceso y tutela judicial afectiva;
c) Que el artículo 61 del Código Penal reconoce el dolo como la regla
general en el ámbito de los tipos penales y la culpa como fuente subsidiaria
de responsabilidad penal, siendo el dolo eventual una de las formas que
asume el dolo;
d) Que el dolo eventual ha sido estudiado y desarrollado por numerosos
juristas nacionales e internacionales,19 expresando que el dolo eventual se
encuentra reconocido en la ciencia del Derecho penal, al indicar que: “…
Prácticamente es lugar común en la doctrina penal estimar que el dolo eventual
es una clase, tipo o distinción del dolo; en otras palabras, que es una de las
formas que el dolo asume en la realidad reconocida por el Derecho…”;20
e) Que el dolo constituye un proceso intelectual mediante el cual se reconoce
las consecuencias de las acciones u omisiones, por lo que implica conocer y
querer (conciencia y voluntad), mientras que la imprudencia se traduce “(…)
en infringir el deber de cuidado que debe informar la conducta, con la
consiguiente causación, producción o no evitación del resultado típico (lesión
o puesta en peligro del bien jurídico penalmente tutelado), producto de aquella
infracción de la norma de prudencia”;
f) Que actúa con dolo eventual aquella persona que, a sabiendas que
posiblemente va a lesionar el interés penalmente tutelado “(…) despliega su

19
En este orden de ideas, en la sentencia, la Sala acudió a los criterios expresados por Mendoza
Troconis, Maggiore, Manzini, Rainieri, Mantovani, Mezger, Maurach, Mir Puig, Zaffaroni,
Jakobs, Roxin y Ragués i Vallés.
20
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
110 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

obrar aceptando, asintiendo, consintiendo, asumiendo, abarcando, tolerando,


afirmando o conformándose con tal circunstancia que, en definitiva, se incluye
dentro su organización o planificación y, por tanto, dentro del dolo”;
g) Que en los accidentes de tránsito, para analizar si se está en presencia de
dolo eventual o culpa consciente, han de tenerse en cuenta el tipo y estado del
vehículo, es decir, la situación de los frenos, luces, bocina, etc., el estado del
conductor, la velocidad, las características de la vía, el estado del tiempo, la
hora, la señalización vial, las maniobras para evitar la realización del accidente,
los daños causados, el comportamiento del agente antes y durante el hecho;
h) Que en el dolo de tercer grado aunque el sujeto no quiere, no acepta, no
admite o no asume directamente que se produzca el hecho penalmente
dañoso, sí admite su eventual realización, de manera que lo eventual es
realmente el resultado típico y no el dolo en sí mismo, por lo que el término
correcto debería ser “dolo de consecuencias eventuales” para asegurar una
mejor comprensión de esta clase de dolo;
i) Que los textos legales no deben contener definiciones de las categorías
dogmáticas como el dolo eventual, pues se desnaturalizaría la propia idea
de la ley, y se atentaría contra la seguridad jurídica;
j) Que en el Código Penal no se define la acción, la tipicidad, la antijuridicidad,
la culpabilidad, la punibilidad, el error, la culpa y otras instituciones, y no por
ello dejan de existir y de ser utilizadas por el Poder Judicial;21

21
Por estas razones, se consideran atinados los razonamientos de la Sala Constitucional en el fallo
490, al señalar que el dolo eventual –al igual que otras categorías dogmáticas- no debe
conceptualizarse en los textos legales, explicando las funciones propias de la legislación, doctrina
y jurisprudencia, advirtiendo que no deben llegar a confundirse. En este sentido, la Sala
Constitucional expresó: “Al ser una categoría fundamentalmente doctrinal y jurisprudencial no
necesariamente debe ser referida –al menos directamente- en los textos legales, máxime si sobre
varios aspectos sustanciales de la misma la doctrina y la jurisprudencia aun no llegan a un acuerdo
(…)”. Añadió: “Los cuerpos legales están fundamentalmente compuestos por reglas, pero también
por principios, valores y, ocasionalmente, definiciones. El rol de la doctrina jurídica es determinar
esa normatividad, interpretarla, sistematizarla, formar conceptos, definiciones, teorías, plantear
instituciones e, incluso, principios. Por su parte, la jurisprudencia también aplica una serie de
operaciones intelectuales dirigidas a desentrañar el contenido y alcance de la ley, valiéndose
generalmente de la doctrina y otras fuentes del Derecho para alcanzar ese cometido, esta vez, en
orden a la recta aplicación del ordenamiento jurídico” (http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/
Abril/490-12411-2011-10-0681.html)
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 111

k) Que la Sala Penal al afirmar que el dolo eventual no tenía asidero en el


ordenamiento jurídico penal venezolano, contrarió el principio de legalidad
que pretendió tutelar, pues el artículo 61 del Código Penal - y así lo estableció
con carácter vinculante- consagra el dolo directo, indirecto y eventual.22
Como puede apreciarse del análisis de ambas sentencias, la existencia del
dolo eventual en la legislación penal venezolana, dependerá de la interpretación
que se haga del artículo 61 del Código Penal, de modo tal que partiendo de
ello se producirán importantes consecuencias en la tutela de los derechos y
garantías de los justiciables. Así, mientras la Sala de Casación Penal expresó
en el fallo 554, que tal disposición no establece el dolo eventual como fuente
de responsabilidad penal subjetiva y que condenar a una persona sobre la
base de tal forma de dolo implicaría una violación del principio de legalidad,
sustentando tal criterio en una interpretación gramatical del artículo 61 del
Código Penal; por el contrario, la Sala Constitucional afirmó en el fallo 490,
que el dolo eventual deriva de una interpretación normativa de la citada
disposición, trascendiendo la pura literalidad y explicando que el dolo eventual
es un lugar común en la ciencia del Derecho penal contemporáneo, por lo que
su reconocimiento en la legislación penal sustantiva era indiscutible.
Se advierte entonces, que ambas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia
ponen de manifiesto el estado actual del dolo eventual en Venezuela, por lo
que resulta indispensable analizar brevemente el contenido de los artículos
61 y 405 del Código Penal, así como el dolo y sus modalidades.
3.- ¿Puede afirmarse el dolo eventual a tenor de los artículos 61 y
405 del Código Penal venezolano? Toma de postura
Como se explicó antes, el epicentro de la divergencia entre los fallos 554
de la Sala de Casación Penal y 490 de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, radica en la interpretación del término “intención”
contenido en el artículo 61 del Código Penal, el cual prevé:
Nadie puede ser castigado como reo de delito no habiendo tenido
la intención de realizar el hecho que lo constituye, excepto

22
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
112 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

cuando la ley se lo atribuye como consecuencia de su acción u


omisión. El que incurre en faltas, responde de su propia acción
u omisión, aunque no se demuestre que haya querido cometer
una infracción de la ley. La acción u omisión penada por la Ley
se presumirá voluntaria, a no ser que conste lo contrario.
(Subrayado fuera del texto).

En la norma citada, se desprende que el Código Penal establece como regla


general la responsabilidad a título de dolo, pero también se observa que el
legislador ha dispuesto la responsabilidad culposa, preterintencional, una
responsabilidad versarista, en cuya extensión se hallan comprendidos los
delitos calificados por el resultado, es decir, aquellos que se atribuyen al
autor por el simple hecho de que derivan de su comportamiento, sin mediar
dolo o culpa (Arteaga 2001; 230-231).23 Por ende, cuando el legislador
utiliza el término “intención” en el artículo 61 del Código Penal, se refiere al
dolo en términos generales como fuente primaria de responsabilidad penal
subjetiva, comprensivo por tanto de todas sus formas.
En este sentido, Ferreira de la mano de Chiossone y Burgos (2010; 124-
125), explica que opera en la legislación penal venezolana, el denominado
numerus clausus o sistema cerrado, consistente en que la gran mayoría de
los tipos penales contenidos en la parte especial del Código Penal, recogen
comportamientos dolosos que no requieren el uso del término “intención” o
“intencionalmente” para ser identificados, pues constituyen la forma común
de responsabilidad penal subjetiva. Por el contrario, los tipos penales culposos
y preterintencionales, sí deben estar enunciados de manera específica con la
fórmula legal que los identifica o define.24 Así, esta estructura o sistema es

23
Los delitos calificados por el resultado, como por ejemplo el homicidio preterintencional del
artículo 410 del Código Penal, constituyen evidentes violaciones al principio de culpabilidad y responden
a la vetusta estructura del Código Penal, que no se ha adaptado a los tiempos modernos de la ciencia
del Derecho Penal, pues sus últimas reformas sólo se han ocupado de incrementar las penas ya
existentes, producto de la coyuntura social derivada de la alarmante inseguridad personal que se vive
en Venezuela. Según Frías (2001; 285) los delitos calificados por el resultado constituyen resabios
primitivos de responsabilidad objetiva, por lo que son repudiados por la cultura penal contemporánea.
24
La fórmula legal utilizada en los tipos culposos, viene dada por la referencia a la negligencia,
imprudencia, impericia en la profesión, arte o industria, o inobservancia de los reglamentos órdenes o
instrucciones, mientras que la fórmula legal de la preterintención, viene referida a que el autor no haya
tenido la intención de causar un mal tan grave como el producido.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 113

idéntica a otras legislaciones, como por ejemplo, la legislación penal española,


pues como sostienen Berdugo y otros (2010; 260):
La mayor parte de los delitos de la Parte Especial son delitos dolosos,
es decir, delitos cuyo tipo objetivo, constituido por la descripción del
sujeto, la acción y sus características, sus circunstancias, el resultado
lesivo, etc., se complementa con el elemento subjetivo del dolo, o
sea, por la conciencia del autor de todos esos elementos y
circunstancias y la voluntad de realizar la conducta y producir el
resultado. El dolo es así el elemento subjetivo por excelencia del
tipo doloso, si bien, por razones de economía legislativa es un
elemento implícito en todos ellos, pues al ser menos numerosas las
figuras del delito imprudente el legislador califica las figuras
imprudentes de modo expreso. Así, el artículo 12 dispone que los
tipos imprudentes han de estar expresamente previstos en la Ley,
por tanto, todos los tipos no expresamente previstos como
imprudentes son tipos dolosos. De tal modo, cuando se define el
homicidio tan sólo como matar a otro, va implícito que es un matar
a otro doloso, es decir, a sabiendas y queriendo matarlo.

Como puede apreciarse, dentro de la estructura de la parte especial del


Código Penal venezolano, al igual que en otros Códigos Penales foráneos,
se acepta el sistema cerrado o numerus clausus por razones estrictamente
de economía legislativa y, según la lógica de este sistema, todos los tipos
penales consagrados en la legislación serán dolosos al menos que
expresamente se indique lo contrario, en cuyo caso, el legislador lo expresará
con la correspondiente fórmula legal (de imprudencia o preterintención).
Ahora bien, la utilización por el legislador patrio del término “intencionalmente”
en la redacción del artículo 405 del Código Penal, sin duda genera confusión
en aras a subsumir en dicha norma penal un homicidio “intencional” a título
de “dolo eventual”, pues la redacción del tipo penal –así lo entendió la Sala
de Casación Penal en el fallo 554- pareciera consagrar exclusivamente un
homicidio a título de “dolo directo”, es decir, con prescindencia de la figura
dogmática del “dolo eventual”, donde se sabe no existe una intención directa
de producir la muerte de la víctima. Se podría pensar que el término
“intencionalmente” utilizado en el tipo penal en cuestión (Art. 405 del Código
114 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

Penal), contradice abiertamente lo indicado ut supra en atención a la


consagración de un sistema cerrado o numerus clausus, donde no se
requiere la utilización de este tipo de fórmulas por tratarse de un tipo doloso,
es decir, de un tipo penal constituido en su aspecto subjetivo por la principal
fuente de responsabilidad penal establecida por el legislador venezolano.
Sobre el punto analizado, Ferreira (2010; 129-130) expone que la utilización
del adverbio “intencionalmente” contenido en el artículo 405 del Código Penal,
nada tiene que ver con la consagración exclusiva de un homicidio a título de
“dolo directo”, es decir, con prescindencia de otras formas de dolo, como lo
pretendió hacer ver la Sala de Casación Penal, pues tal terminología responde
a la necesidad de distinguir el delito de homicidio doloso del resto de los tipos
penales de homicidio consagrado en la ley penal, tales como el culposo, el
preterintencional,25 el concausal,26 y el tipo penal de lesiones personales
intencionales27, ya que sólo así sería posible, por ejemplo, diferenciar con
mayor claridad los tipos penales de homicidio tentado o frustrado con el delito
de lesiones personales (atendiendo a la “intención” de matar o lesionar,
respectivamente) así como del delito de homicidio preterintencional.28
Otro aspecto que podría ser de utilidad para comprender la razón por la
que el legislador venezolano utilizó el término “intención” en el artículo 61

25
Artículo 410.- El que con actos dirigidos a ocasionar una lesión personal, causare la muerte de
alguno, será castigado con presidio de seis a ocho años, en el caso del artículo 405; de ocho a doce
años, en el caso del artículo 406; y de siete a diez años, en el caso del artículo 407. Si la muerte
no hubiese sobrevenido sin el concurso de circunstancias preexistentes desconocidas del culpable,
o de causas imprevistas o independientes de su hecho, la pena será la de presidio de cuatro a seis
años, en el caso del artículo 405; de seis a nueve años en el caso del artículo 406; y de cinco a siete
años, en el caso del artículo 407.
26
Artículo 408.- En los casos previstos en los artículos precedentes, cuando la muerte no se
hubiere efectuado sin el concurso de circunstancias preexistentes desconocidas del culpado, o de
causas imprevistas que no han dependido de su hecho, la pena será de presidio de siete a diez años,
en el caso del artículo 405; de diez a quince años, en el del artículo 406; y de ocho a doce años, en
el del artículo 407.
27
Artículo 413.- El que sin intención de matar, pero sí de causarle daño, haya ocasionado a
alguna persona un sufrimiento físico, un perjuicio a la salud o una perturbación en las facultades
intelectuales, será castigado con prisión de tres a doce meses.
28
A decir de Grisanti (2001; 44) en el homicidio preterintencional el agente tiene la intención de
lesionar (animus nocendi) al sujeto pasivo, no obstante el resultado (muerte del sujeto pasivo)
excede de la intención, meramente lesiva, del sujeto activo, de manera que para que se produzca
esta clase de homicidio, es menester que la conducta objetiva del agente sea suficiente, por sí sola,
para determinar la muerte de la víctima. Se trata pues, de un delito calificado por el resultado pues
sólo existe dolo de lesionar y no de matar.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 115

del Código Penal, se refiere al momento histórico en que fue redactada la


versión original del Código Penal venezolano, siendo que tal redacción ha
subsistido hasta nuestros días a pesar de que se han producido numerosos
proyectos y anteproyectos de Código Penal, donde reiterativamente se ha
sustituido la palabra intención por dolosa.29
Por estas consideraciones, se comparte la opinión de Ferreira (2010; 131)
cuando propone como lege ferenda una redacción del artículo 61 del Código
Penal, similar a la contenida en los anteproyectos del Código Penal presentados
en fechas 1961, 1967, 1969 y 1974, donde se prescinda definitivamente del
controvertido término intención, que ha generado grandes confusiones
interpretativas en Venezuela, para redactar dicha norma en los siguientes
términos: “Nadie puede ser sancionado como reo de delito no habiendo obrado
con dolo, excepto cuando la ley se lo atribuye como consecuencia de su
acción u omisión”. Tal redacción, por otra parte, se correspondería con el
sistema cerrado o numerus clausus previsto en el Código Penal.
Sin embargo, a pesar de haber sido advertida la necesidad de reformar
dicha norma desde hace décadas, el Poder Legislativo venezolano no ha
considerado prioritario el asunto, ni pareciera serlo en lo inmediato, de manera
que se ha buscado una solución por vía interpretativa, como lo hizo la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en el fallo 490 que se analiza,
que ha servido para zanjar las permanentes discusiones existentes en el foro
penal y la inseguridad jurídica reinante al respecto.
Siguiendo con el origen del término intención contenido en el artículo 61
del actual Código Penal, Frías (2001; 277) explica que los primeros intentos
dogmáticos para construir el concepto de dolo penal, surgieron
históricamente de las teorías de la voluntad y de la representación. En la

29
El actual artículo 61 del Código Penal, apareció por primera vez en el Código Penal de 1915,
siendo una transcripción del artículo 45 del Código italiano de Zanardelli de 1889, salvo la sustitución
del término “querido” por “intención”. Este artículo se intentó reformar en varios proyectos del
Código Penal Venezolano. Así, el artículo 12 del proyecto de Código Penal de 1947, establecía: “El
delito es doloso o intencional, cuando el efecto producido ha sido previsto y querido por el reo,
como consecuencia de su acción u omisión”. A su vez, el artículo 15 del anteproyecto del Código
Penal de 1948, disponía: “Nadie puede ser penado por una acción u omisión que la ley prevé como
delito, si no es dolosa, preterintencional o culposa”. Idéntica redacción se produjo en los anteproyectos
de 1961, 1967, 1969 y 1974. Universidad Central de Venezuela (1981; 517-522).
116 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

primera de ellas, el ámbito del dolo quedaba restringido de manera


considerable, ya que sólo se estimaba dolosa la conducta que se ajustaba a la
dirección inequívoca del querer, es decir, a la intención del sujeto en el sentido
de su voluntad directa, delimitando el dolo únicamente a lo que el sujeto deseaba
realizar, siendo Francesco Carrara el principal exponente de esta teoría, cuando
definió el dolo como: “la intención más o menos perfecta de ejecutar un hecho
que se sabe contrario a la ley”.30 Esta originaria concepción, fue superada por
la teoría de la representación, al considerar dolosa toda conducta que hubiese
sido representada por el autor en el momento de cometer el hecho, pasando
a una concepción más cognitiva del dolo, siendo su principal exponente Von
Liszt, quien manifestó que el dolo es “la representación del resultado que
acompaña a la manifestación de la voluntad”. Ambas teorías fueron superadas
por la teoría ecléctica del asentimiento o consentimiento, donde se integraron
los elementos cognitivos (representación – conocimiento) y volitivos (querer
del agente) del dolo (Frías 2001; 278).
Lo expuesto hasta ahora, permite afirmar que el término intención
contemplado en el artículo 61 del Código Penal venezolano, responde a la
originaria concepción del dolo expuesta por la teoría de la voluntad, donde
se restringió el significado de dolo exclusivamente a la intención del sujeto
activo, basándose esta teoría en un predominio del elemento volitivo o
emocional del agente, sobre el elemento cognitivo o intelectual. Esto responde
-como ya se dijo- a un particular momento histórico tanto en la legislación
como en la ciencia del Derecho Penal, hoy ya superados definitivamente.
En consecuencia, el término intención empleado por el legislador venezolano
en el artículo 61 del Código Penal, debe interpretarse teleológicamente por
los operadores de justicia, pues una interpretación restrictiva o literal-gramatical,
limitaría los avances de la ciencia del Derecho Penal y la jurisprudencia, y
conllevaría a las instituciones del Sistema Penal venezolano; como la Policía, el
Ministerio Público y el Poder Judicial, a no investigar, procesar y sancionar,
respectivamente, las conductas que sólo pudieran ser subsumidas en el delito

30
En este sentido, Chuecos (1990,38) afirma que el concepto de dolo contenido en el artículo 61
del Código Penal venezolano, se corresponde con la definición carrariana o clásica del dolo.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 117

de homicidio a título de dolo eventual, bajo el inadmisible argumento que


tal tipo penal no se encuentra consagrado en la legislación y, por ende, su
invocación sería violatoria del principio de legalidad.31
De esta manera, tal interpretación restrictiva dejaría al margen del Derecho
penal y del indispensable reproche ético-social, a una inmensa cantidad de
conductas imposibles de ser subsumidas en la estructura del dolo directo;
pensemos en un clásico ejemplo de dolo eventual; un ladrón es descubierto
y huye, disparando contra la patrulla donde se trasladan los policías que
pretenden aprehenderlo, no con la intención directa de matar a nadie, pero
sí con el deseo de escapar. En este supuesto, de producirse la muerte de
algún funcionario –no querida ni perseguida directamente por el ladrón- se
tendría que concluir que tal conducta no podría subsumirse en el artículo
405 del Código Penal, por no tener el agente la “intención directa” de producir
tal resultado lesivo, conclusión a todas luces equivocada, como se verá al
analizar la estructura y contenido de las distintas instituciones dogmáticas del
dolo directo, indirecto, eventual y el tipo imprudente.
Como corolario de lo expuesto, se debe concluir pues, que el término
intención contenido en el artículo 61 del Código Penal, debe interpretarse
en sentido amplio, es decir, simplemente como dolo -fuente primaria de
responsabilidad penal subjetiva en Venezuela- incluyendo en él todas sus
clases (directo, indirecto y eventual).32 Así lo pone de manifiesto Arteaga

31
La Sala de Casación Penal -en el controvertido fallo 554- declaró la inexistencia del delito de
homicidio intencional a título de dolo eventual basándose en un criterio literal-gramatical del término
“intención” e “intencionalmente” contenidos en los artículos 61 y 405 del Código Penal, al expresar:
“(…) Visto el análisis anterior, tenemos que en el presente caso el ciudadano (…) fue condenado por
la comisión del delito de homicidio intencional a título de dolo eventual, el cual, como se señaló al
inicio, no aparece contemplado en nuestro ordenamiento jurídico penal, aplicándole el juzgador, por
analogía, la pena correspondiente al delito de homicidio intencional simple (…)”. También, al cambiar
la calificación jurídica a homicidio culposo, la Sala de Casación Penal aseveró: “Analizados los hechos
acreditados por el Juzgado Segundo de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Aragua, y las
circunstancias de lugar, tiempo y modo descritas, y observando que son el resultado del actuar
imprudente del procesado (…) al observar que el actuar del ciudadano (…) obedeció a un obrar con
imprudencia, sin la cautela necesaria al conducir su vehículo (transporte colectivo), es decir, a exceso
de velocidad y sin el funcionamiento de las luces del autobús, pero nunca tuvo la intención de ocasionar
la muerte de algún ciudadano (…)”. Subrayado del autor. Véase el texto completo en: http://
www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
32
Expresó la Sala Constitucional sobre este aspecto: “Asimismo, en el Código Penal Venezolano
no se define ni caracteriza el dolo de primer grado (dolo directo), mucho menos el dolo de segundo
118 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

(2001; 246), cuando afirma que el término “intención” contenido en el artículo


61 del Código Penal, debe interpretarse en sentido amplio y no restringido,
pues el término “intención” no se refiere exclusivamente a los supuestos de
hechos directamente queridos por el autor, donde se da una perfecta y directa
correspondencia entre la voluntad y el hecho, sino también inclusivo tanto del
dolo de consecuencias necesarias como del dolo eventual.33
Ahora bien, analizadas las posturas tanto de la Sala Constitucional como de la
Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en lo atinente a la
correcta interpretación de los artículos 61 y 405 del Código Penal venezolano,
sobre todo en lo atinente al término intención –que ya dijimos debe leerse
simplemente como “dolo”- convine precisar brevemente, tanto el contenido
del dolo como sus distintas manifestaciones.

(de consecuencia necesaria o segura) y el de tercer grado (dolo eventual o de consecuencia eventual),
pero no por ello se debe de dejar de reconocer su existencia dentro del mismo. Ello implicaría tanto
como desconocer la causalidad, la imputación objetiva, la culpa (imprudencia lato sensu), el error y
otras instituciones fundamentales en el ámbito del Código Penal y del resto del ordenamiento jurídico-
penal (…) En efecto, siendo que el dolo eventual es sencillamente dolo y siendo que con aquel
concepto lo que se busca es explicar una de las varias formas de expresión del obrar doloso, el cual
constituye la principal dirección volitiva objeto de la legislación penal, tal como se desprende del
artículo 61 del Código Penal en relación con la mayoría de tipos penales que son lo que incluyen el dolo
dentro de su dimensión subjetiva, negar tal figura es tanto como negar el dolo de consecuencias
necesarias (dolo de segundo grado) e, incluso, el dolo directo (dolo de primer grado) pues, al fin y al
cabo, las tres son manifestaciones de la conducta dolosa”. Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/
scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
33
De la misma corriente de pensamiento, se tiene a Alemán (2010, 64) cuando afirma: “el dolo
eventual es posible, en principio, en todos los tipos penales, pues lo eventual no es la acción la cual se
realiza con plena voluntad, lo eventual será la producción del resultado típico y sólo a través de la
producción del tipo penal”. También Chuecos (1990, 53) al expresar: “Al requerir el artículo 61 para
la noción de dolo la intención, debe entenderse que las discusiones y polémicas sostenidas entre la
teoría de la voluntad y la de la representación quedan marginadas, pues el término intención implica
el concurso de ambos elementos (…) Es por ello que el dolo eventual tiene plena cabida en nuestra
legislación; porque lo que interesa en última instancia es que la realización del resultado ocasionado que
fue querido de manera indiferente junto con otro, no estuvo en desacuerdo con la intención, y; de igual
forma el dolo de consecuencias necesarias encaja perfectamente entendiendo al dolo como intención”.
Asimismo, Bolaños (2005; 169-170) afirma: “…el dolo eventual es una categoría de comportamiento
doloso reconocida universalmente por la doctrina penal, caracterizada por el hecho de que el sujeto
asume, en su voluntad, la posibilidad de que se concrete un resultado dañoso que se desprende de su
comportamiento lícito o ilícito”. En sentido contrario, Sierralta (2011; 84-85) al indicar: “(…)
hemos señalado que en nuestra legislación patria, por exigir el Código Penal una intención de forma
tal que deja poco espacio para interpretaciones laxas, ninguna de las teorías que sirven actualmente
para explicar el dolo eventual tiene cabida en nuestro foro penal. Más aun, por cuanto en el dolo de
consecuencias necesarias tampoco existe una intención dirigida al hecho que constituye el delito, al
igual que en el dolo eventual, tampoco podría ser aplicado como forma de un delito doloso dentro de
la jurisdicción donde rige el Código Penal venezolano”.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 119

No existe mayor discusión doctrinaria al afirmar que el dolo es la conciencia


y voluntad de realizar un hecho descrito en la ley como punible, concepto que
hace hincapié en dos elementos psicológicos fundamentales que deben concurrir
en el autor de un hecho punible doloso; el elemento cognoscitivo o intelectivo
y el elemento volitivo o emocional. Con relación al elemento cognoscitivo o
intelectivo del dolo, se entiende por éste, el conocimiento, la conciencia o la
representación por parte del autor, de cometer o realizar los hechos constitutivos
del delito, tanto los descriptivos como los normativos. Así por ejemplo, el
autor debe conocer que si toma un arma de fuego cargada y la apunta contra
su padre y dispara repetidas veces a zonas vitales, tal conducta es susceptible
de producir la muerte de su progenitor (parricidio) o, en el caso del hurto, el
agente debe tener plena conciencia que el bien mueble apoderado ilegítimamente
es ajeno y no cuenta con el consentimiento del dueño para tomarlo o asirlo.
Además, el elemento cognoscitivo del dolo implica que el autor debe tener
conciencia, conocimiento o representación del sentido antijurídico de la acción
que comete, es decir, de su significado ético-social.
Explica Frías (1996; 281 y 282), que tal conocimiento no debe ser
rigurosamente técnico-jurídico, ya que en tal supuesto sólo los abogados y
estudiosos del derecho podrían delinquir, sino más bien un conocimiento
profano, es decir, adaptado a las circunstancias personales, culturales y
ambientales de cada autor particular. No obstante, el simple conocimiento,
conciencia o representación del hecho punible y sus resultados, no son
suficientes para configurar el dolo, puesto que se requiere también del elemento
volitivo o emocional del agente, que se traduce en la voluntad de realizar todos
los elementos objetivos del tipo que previamente han sido representados.
Esta voluntad tendrá diferentes gradaciones o manifestaciones, dependiendo
del tipo de dolo que se trate, sea directo, indirecto o eventual y -dependiendo
de esta gradación- habrá un mayor desvalor tanto subjetivo como objetivo de
la conducta en comparación con la simple imprudencia, donde el agente no
desea ni persigue la obtención de un resultado típico, que termina produciéndose
por un descuido o por la violación de una norma de cuidado. En efecto, en los
delitos dolosos el agente ataca consciente y voluntariamente un bien jurídico-
penalmente protegido, por lo que existe un enfrentamiento directo con el
Derecho (de ahí su mayor desvalor subjetivo); pero además, la conducta
120 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

dolosa es objetivamente más peligrosa que una conducta imprudente, ya


que el agente buscará la producción de un resultado lesivo a todo evento y
podrá hasta cambiar o variar el comportamiento en aras a obtener la
producción del resultado, situación que no se observa en la imprudencia
(Luzón, 1999; 1112-1113).
Respecto a las clases de dolo, la doctrina penal reconoce de manera unánime
tres; el dolo directo, el dolo indirecto (también denominado “dolo de
consecuencias necesarias”) y el dolo eventual o “dolo de consecuencias
eventuales” (expresión utilizada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia en el comentado fallo 490).34 Así, Roxin (1997; 417-419) señala
que el dolo directo se produce cuando el agente persigue intencionalmente la
producción de un resultado típico, aun cuando la producción del resultado no
se presente como segura, sino sólo como posible, y además,
independientemente que la intención del agente sea el fin último perseguido.35
Como puede apreciarse, en el dolo directo el elemento volitivo del agente es
el más intenso; quiere realizar la acción constitutiva del delito o producir un
resulto típico determinado y lo hace (quiere robar y roba; matar y mata); hay
una intención encaminada a una finalidad ilícita. Por su parte, siguiendo a Corcoy
(2011; 9), se tiene que el dolo indirecto viene dado cuando el autor se representa
el resultado como consecuencia necesaria de su actividad, sin que se requiera
una voluntad dirigida directamente al resultado.36

34
El fundamento de esta expresión utilizada por la Sala Constitucional, lo encontramos en Roxin
(1997; 426) cuando afirma: “Nuestra delimitación demuestra, como además se reconoce en general,
que la denominación “dolo eventual o condicionado” es incorrecta. Pues el dolo, como voluntad de
acción realizadora del plan, precisamente no es “eventual o condicionado”, sino, por el contrario,
incondicional, puesto que el sujeto quiere ejecutar su proyecto incluso al precio de la realización del
tipo (o sea “bajo cualquier eventualidad o condición”). Únicamente la producción del resultado, no el
dolo, depende de eventualidades o condiciones inciertas”.
35
El autor cita el ejemplo de quien desea matar a su enemigo disparando desde una distancia muy lejana,
en cuyo caso no habrá certeza sino una simple posibilidad en obtener el resultado perseguido; también,
cita el ejemplo de quien estafa sin importarle la ventaja patrimonial alcanzada sino la lucha contra el
capitalismo. En ambos casos habrá dolo directo, pues; “(…) los resultados conscientemente causados
y deseados son siempre intencionales, aun cuando su producción no sea segura o no sea la finalidad
última (el móvil, el motivo) o la finalidad única de quien actúa”. Roxin (1997; 419).
36
Varios autores como Roxin (1997; 423), Mir (1998; 245) y Luzón (1999: 1116), citan como
ejemplo paradigmático de dolo indirecto el famoso caso “Thomas” ocurrido en 1875, quien hizo
cargar un explosivo en un barco para hacerlo explotar y cobrar el seguro previsto para caso de
hundimiento, a sabiendas que en la nave necesariamente morirían los miembros de la tripulación, de
lo que se afirma dolo directo respecto de la defraudación y dolo indirecto respecto de las muertes de la
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 121

Ahora bien, corresponde explicar brevemente la teoría del dolo eventual, la


cual reviste de mayor complejidad. A decir de Frías (1996; 287), tanto la
voluntad como la representación que explican el dolo directo y el dolo
indirecto, resultan insuficientes para explicar el dolo eventual, puesto que en
esta clase o categoría de dolo, el agente no quiere realizar intencionalmente
la acción constitutiva del delito (menor intensidad del elemento volitivo), ni
tampoco el resultado previsto se tiene como seguro o como necesario, sólo
posible y quizá probable. Del mismo pensamiento se tiene a Mir Puig (1998;
245), quien afirma que tanto el dolo eventual como la culpa consciente parten
de una misma estructura común, lo cual dificulta su diferenciación: a) en
ninguno de ambos conceptos se desea el resultado; b) en ambos reconoce
el autor la posibilidad de que produzca el resultado.
Respecto del dolo eventual y su diferenciación con la culpa consciente (o
imprudencia con previsión), no existe uniformidad en la doctrina y la discusión
científica ha estado vigente, por lo que constituye uno de los temas más
complejos e importantes del Derecho penal, debiendo destacar que su análisis
riguroso sería inabarcable en este trabajo. Resumidamente, se puede afirmar
que existe una bifurcación en la doctrina penal que busca explicar la
diferenciación entre el dolo eventual y la culpa consciente; un grupo de
penalistas considera que el dolo eventual se explica enfatizando el elemento
volitivo del agente, es decir, una vez representado el peligro de la conducta
y su virtualidad en producir un resultado típico, se exige la aceptación,
asentimiento o consentimiento interior del autor en la posible producción del
resultado, pues de no existir este asentimiento, habría imprudencia consciente
o culpa con previsión (donde también el agente se representa la posibilidad
de producir un resultado típico más confía erróneamente en su evitación).37

tripulación. En la actualidad, el dolo indirecto se encuentra especialmente presente en casos de


terrorismo, donde se colocan bombas para atentar contra determinadas personalidades a sabiendas de
que necesariamente tendrían que morir sus acompañantes.
37
Conforme a lo expuesto por Zugaldía (1986; 397), se exige como prueba del elemento volitivo en
la teoría del consentimiento la primera fórmula de Frank, en la que hipotéticamente el agente es
confrontado con la segura producción del resultado típico, en cuyo caso habrá dolo eventual si el
agente decide actuar y culpa consciente en caso de que se abstenga de hacerlo, es decir, se busca indagar
la postura interna del agente frente a la certeza del resultado. En este orden de ideas, La teoría del
asentimiento –a decir de Luzón (1999; 1117-1118)- es la teoría mayoritaria en España, citando
como defensores de la misma a Antón, Jiménez de Asúa, Quintano, Luzón Domingo, Córdoba, Cuello
122 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

Por otra parte, la teoría de la representación o probabilidad coloca el énfasis


en el elemento cognitivo o intelectual del agente, y habrá dolo eventual cuando
el agente conozca que la conducta realizada es capaz de producir el resultado
lesivo; se exige pues, que la conducta tenga objetivamente la probabilidad
de producir el resultado típico, y no se requiere la acreditación de un elemento
volitivo, por cuanto se piensa que es materialmente imposible probar lo que
pensaba o sentía el autor al momento de actuar. Esta teoría, ha recibido
múltiples críticas al prescindir del elemento volitivo del dolo, por lo que su
diferenciación con la culpa consciente o con previsión no resulta clara.
Con todo, ha de considerarse que la postura correcta es la ecléctica, la cual
combina la conciencia de la peligrosidad de la acción con un momento volitivo;
es decir, el agente debe tomar en serio la posibilidad en que se produzca el
delito, y por otra parte, conformarse con dicha posibilidad, aunque sea a
disgusto. No existirá pues, culpa consciente o con previsión cuando el sujeto
actúa confiando en que el delito no se produzca (Mir, 1998; 250). Respecto
a esta teoría, es necesario tomar en cuenta dos aspectos fundamentales: que
en primer lugar, reconoce la existencia de los dos elementos constitutivos del
dolo, tanto el elemento cognitivo como el elemento volitivo, lo que se compagina
con la sistemática del dolo y, en segundo lugar, que delimita acertadamente el
dolo eventual de la culpa consciente, ya que sólo actuará con imprudencia
quien confíe en que el resultado no se produzca, pues de lo contrario, el
sujeto actuaría conformándose con la producción del resultado lesivo.
Para concluir, se debe aceptar en la legislación penal venezolana la posibilidad
de considerar un actuar doloso-eventual, ya que es una categoría de dolo
que ha sido reconocida universalmente y además, por cuanto en su estructura
concurren los mismos elementos -cognitivos y volitivos- presentes en las
demás categorías de dolo (directo e indirecto), sólo que en una proporción,
gradación o intensidad distinta.38

Calón, Díaz Palos, del Rosal, Sainz Cantero, Bobo/Vives, Muñoz Conde, y también en Alemania,
Hippel, Kohlrausch/Lange, Dreher, Baumann, Weber, Maurach/Zipf, Horn, Weber, Wolter, Roxin.
También Llobet (1999; 63-64) afirma que la teoría del asentimiento es adoptada expresamente
por el Código Penal de Costa Rica en su artículo 31 y por la jurisprudencia de la Sala Tercera de
la Corte Suprema de Justicia (Voto 596-F-1992).
38
Por ser el dolo eventual menor que el dolo directo en la intensidad del elemento volitivo, y por
ende, el desvalor subjetivo y objetivo de la conducta distintos, se podría asumir esta circunstancia
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 123

Sin embargo, tal reconocimiento –fuera de toda discusión- no implica que


deba invocarse con ligereza esta figura dogmática en los sucesos de tránsito
terrestre con resultado de muertes y lesiones, ya que en esta área de la
criminalidad su configuración es más complicada, por ser una actividad donde
existe un elevado riesgo permitido. Aún cuando en Venezuela los delitos
relacionados con el tránsito terrestre se han incrementado de manera notable
en los últimos años, produciendo un alarmante número de heridos y
fallecidos,39 aunado a que lamentablemente no se ha contado con un sistema
público eficiente que se encargue de educar tanto a los conductores y
peatones, sobre la necesidad de respetar las normas básicas de tránsito
terrestre, o con un sistema efectivo de imposición de multas administrativas
para sancionar las infracciones que a diario pueden percibirse, que de
aplicarse, podría reducir significativamente el número de sucesos viales con
resultados de muertes y lesiones.
A ello, habría que sumar la levísima sanción penal que por el homicidio
imprudente consagra la legislación40, lo que ha producido en la jurisprudencia

-a la luz del artículo 74.4 del Código Penal- como un motivo de atenuación de la pena a aplicar,
pues así tendrá mayor reproche quien produce un homicidio a título de dolo directo (persiguiendo
y queriendo el resultado lesivo) de quien produce un homicidio a título de dolo eventual (asintiendo
en la conducta capaz de producir el probable resultado lesivo), pero –insistimos- ambas figuras
deben valorarse a la luz del artículo 405 del Código Penal, pues ambas son clases de dolo.
39
Sólo del año 1998 al 2000 hubo en Venezuela 4.935 muertes en accidentes de tránsito, cifra que
ha crecido de manera alarmante; un muerto cada 75 minutos. Ver más: http://www.paho.org/
spanish/dd/pin/whd04_features.htm y http://www.reportero24.com/2011/05/venezuela-ocupa-
el-5to-lugar-en-muertes-por-accidentes-de-transito/. Al referirse a este tema, Rodríguez Devesa
citado por Frías (1998; 3), afirmó que las estadísticas demuestran que hoy día existen más
víctimas por tránsito terrestre que los ejércitos en las guerras, que las pestes del medioevo o los
peores terremotos, lo que deja un horrendo saldo de muertes.
40
La penalidad del homicidio imprudente es de seis (6) meses a cinco (5) años de prisión, lo que
permite al agente ser juzgado en libertad y, en caso de ser condenado, optar por la suspensión
condicional de la ejecución de la pena. Además, la acción penal para enjuiciar estos delitos
contienen un lapso de prescripción muy breve, y producto del retardo procesal que aqueja la
práctica forense venezolana, muchos casos graves culminan con una sentencia de sobreseimiento.
Este tratamiento, genera para las víctimas una gran sensación de impunidad, reforzada por los
medios de comunicación social. Se debe abogar pues, por una verdadera legislación penal en
materia de tránsito terrestre, como lo han hecho otros países como España, y abrir sin temores
el debate de castigar la famosa “conducción temeraria” como tipo penal autónomo, donde no se
exige la producción de un resultado lesivo, sino que se castiga la conducción altamente peligrosa;
por ejemplo, manejar en sentido contrario en una autopista o realizar “carreras” en vías céntricas
de una ciudad, casos donde generalmente se producen apuestas.
124 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

venezolana, la frecuente utilización del “dolo eventual” para sancionar de manera


severa y ejemplarizante hechos que a todas luces sólo constituyen delitos
imprudentes, pues la simple comprobación en el proceso penal de que el
autor pudo representarse la posibilidad de lesionar un bien jurídico, no permite
su correcta diferenciación con la culpa consciente, como se apuntó supra, ya
que la representación igualmente existe en esta categoría de delitos.
Además, no se debe perder de vista que el conductor que genera un riesgo
por no atender una norma de cuidado en el tránsito, se somete a sí mismo y
también a sus seres queridos o amigos que le acompañan, a posibles lesiones
o incluso la muerte, y por supuesto, la pérdida o destrucción de su propio
vehículo por los daños materiales que el accidente podría generar, de manera
que considerar el dolo en estos supuestos no resulta del todo acorde con
sus elementos.41 Por esta razón, generalmente la actitud interna del agente
involucrado en algún suceso de tránsito terrestre, es la de creer erróneamente
en poder evitar el resultado que se representa, es decir, el agente comete el
error (imprudencia) de pensar que con sus habilidades al volante es capaz
de controlar la situación peligrosa y evitar el resultado lesivo, lo que excluye
el dolo eventual pues ya se dijo que se requiere un elemento volitivo de
asentimiento, aceptación, aprobación o “conformarse con” la producción
del resultado, que debe ser acreditado a partir de las presunciones que se
produzcan en el proceso penal correspondiente.
De este modo, si la diferenciación doctrinal entre el dolo eventual y culpa
consciente resulta complicada, la dificultad se potencia aún más en la
criminalidad relacionada con el tránsito terrestre, actividad humana
indispensable en tiempos modernos, donde es normal la generación de riesgos
para los bienes jurídicos, y donde los conductores en términos generales, no
asienten la producción de resultados lesivos, sino que creen erróneamente

41
Sobre este punto, afirma Feijóo (2002; 137-138): “Lo que sí es cierto, y en este sentido la idea
de la poena naturalis presta su utilidad como indicador del dolo, es que el autor que se ve
perjudicado por el riesgo que él mismo crea o que no evita ha utilizado unas “máximas de riesgos”
iguales para sí mismo que para otros, y por ello es más fácil constatar la no existencia de dolo, ya
que todo el mundo actúa por motivos egoístas o busca siempre su supervivencia. Exceptuando
ciertos supuestos evidentes (“conductores suicidas-homicidas”, atentados terroristas suicidas,
etc.), la existencia de resultados nocivos para el autor supone un indicador bastante fiable”.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 125

controlar las situaciones peligrosas que se le presenten, excluyendo así el


dolo eventual por ausencia del elemento volitivo del dolo y restringiendo la
punición de tales conductas a través de los tipos culposos pertinentes.
4.- Conclusiones
La sentencia 554 dictada en fecha 29 de octubre de 2009, por la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, afirmó erróneamente la
inexistencia del delito de Homicidio Simple a título de “dolo eventual” en la
legislación venezolana, partiendo de un criterio restrictivo, es decir, literal-
gramatical de los términos “intención” e “intencionalmente” contenidos en
los artículos 61 y 405 del Código Penal, siendo lo correcto interpretar
teleológicamente de dichos adverbios, pues al analizar el contexto histórico
en que fue redactado el artículo 61 del Código Penal, se evidencia que el
mismo aparece por primera vez en el Código Penal de 1915, siendo
traducción del artículo 45 del Código Italiano de Zanardelli de 1889, pero
con el cambio de la palabra “querido” por “intención”. La utilización de tal
terminología obedeció a la vigencia en ese momento histórico de la “teoría
de la voluntad” cuyo principal exponente fue Francesco Carrara, donde se
privilegiaba el aspecto volitivo del dolo sobre el cognitivo. Por ende, mantener
una interpretación literal de los términos “intención” e “intencionalmente”
contenidos en los artículos 61 y 405 del Código Penal, mantendría anclada
la legislación y la jurisprudencia a criterios dogmáticos hoy ampliamente
superados, además de reconocer sólo el dolo directo con prescindencia de
otras clases de dolo –indirecto y eventual- reconocidos por la doctrina penal
a nivel nacional e internacional, por lo que se afirma deben interpretarse
tales términos (“intención” e “intencionalmente”) simplemente como “dolo”
o “dolosamente” para dar cabida a todas las clases de dolo.
El fallo 554 emitido por la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de
Justicia, ignora las sentencias precedentes dictadas por la misma Sala, dentro
de las que cabe mencionar las siguientes; Nº 656 del 16/05/2000, 1463 del
09/11/2000, 1160 del 09/08/2000, 1703 del 21/12/2000 y 159 del 14/05/
2004. En tales decisiones, se reconoció la existencia en la legislación del
homicidio simple a título de “dolo eventual”, e incluso, en algunos casos
dictó sentencia propia por esta calificación jurídica, modificando la invocada
126 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.

por los tribunales de rango inferior. No se entiende pues, cómo pudo


cambiarse tan radicalmente de criterio sin dar una explicación lógica y
razonable, por lo que el fallo fue correctamente anulado por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, mediante sentencia Nº 490
de fecha 12 de abril de 2011, por incurrir en violación flagrante de los
principios de confianza o expectativa legítima, seguridad jurídica, igualdad
ante la ley, debido proceso y tutela judicial efectiva, reconocidos de manera
expresa en la Constitución Nacional. La jurisprudencia –como lo afirma
Olasso (1999; 204-206)- debe promover la uniformidad, vale decir,
establecer y respetar criterios coherentes y estables, pues ello constituye
una exigencia lógica elemental de la actividad jurisdiccional.
A pesar que se comparte el fallo 490 de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, se debe tener cautela con la calificación a título de
“dolo eventual” de las lesiones y homicidios que se producen con ocasión a
la circulación de vehículos automotores, pues tal actividad es por naturaleza
“riesgosa” para bienes jurídicos y, generalmente los conductores no asienten
o aprueban la producción de resultados lesivos, entre otras razones, por el
sentido de auto-conservación de la propia vida y la de sus familiares u
acompañantes. Por esta razón, la imprudencia es el denominador común en
los delitos de tránsito terrestre, pues los conductores creen equivocadamente
poder controlar las situaciones peligrosas que se representan, lo que no
implica que pueda constatarse el dolo eventual en conducciones
extremadamente temerarias, donde sea inminente la producción de un
resultado lesivo y la capacidad de evitación del conductor esté totalmente
reducida, como por ejemplo, los famosos “piques” (carreras con apuestas),
la conducción en sentido contrario a la vía, velocidades excesivas, etc.
No existe en Venezuela una legislación penal en materia de circulación vial,
y los vigentes tipos penales imprudentes disponen penalidades muy reducidas,
así como un lapso de prescripción de la acción penal muy breve, por lo que
existe una gran cantidad de homicidios y lesiones culposas cuyos procesos
judiciales culminan con el dictado de un sobreseimientos por prescripción,
ello aunado al grave retardo procesal que aqueja la administración de Justicia.
Lo expuesto, conspira contra la necesidad de sancionar oportuna y
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 127

eficazmente esta clase de delitos, que se han convertido en una de las


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