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BGDE
554 USTAVO CURIEL SALAZAR. EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO
LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 97
DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y
490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-
DICIEMBRE. ISSN: 0798-9202
Resumen
La Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia,
determinó en la sentencia 554 del 29 de octubre de 2009, que
el delito de homicidio a título de dolo eventual no se encontraba
consagrado en la ley penal venezolana. La Sala Constitucional
anuló tal fallo y estableció las bases jurídico-penales para una
correcta interpretación y aplicación del dolo eventual,
considerándolo implícito en el artículo 61 del Código Penal.
Palabras clave: jurisprudencia, intención, dolo, culpa,
legalidad.
Abstract
In sentence no. 554, October 29, 2009, the Chamber of
Criminal Appeal declared that the crime of murder with casual
malice does not exist in Venezuelan criminal law. The
Constitutional Chamber overturned that decision and
established the grounds for the correct interpretation and
application of casual malice, considering it to be implicit in
Article 61 of the Criminal Code.
Key words: jurisprudence, intention, malice, blame, legality.
100 GUSTAVO CURIEL SALAZAR. 97-128. REVISTA CENIPEC. 31. 2012. ENERO-DICIEMBRE.
Résumé
La Chambre pénale de Cassation du Tribunal Suprême de
Justice a déterminé par l’arrêt 554 du 29 octobre 2009, que
le délit d’homicide au titre du dol éventuel n’était pas prévu
par la loi pénale vénézuélienne. La Chambre constitutionnelle
a annulé cette décision et a établit les bases juridico-pénales
en vue d’une interprétation et application correcte de cette
variété de l’élément morale de l’infraction, le considérant
implicite dans le contenu de l’article 61 du Code Pénal.
Mots clés: jurisprudence, intention, dol, culpabilité, légalité.
Resumo
A Sala de Cassação Penal do Tribunal Supremo de Justiça
determinou, na sentença 554 de 29 de outubro de 2009, que
o delito de homicídio a título de dolo eventual não se encontrava
consagrado na lei penal venezuelana. A Sala Constitucional
anulou tal decisão e estabeleceu as bases jurídico-penais para
uma correta interpretação e aplicação do dolo eventual,
considerando este implícito no artigo 61 do Código Penal.
Palavras chave: jurisprudência, intenção, dolo, culpa,
legalidade.
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
554 DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL Y 490 DE LA SALA CONSTITUCIONAL. 101
Introducción
La jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia en lo que respecta al delito
de homicidio a título de dolo eventual ha sufrido múltiples alteraciones
jurisprudenciales, que han impedido el mantenimiento de un criterio uniforme y
pacífico capaz de generar seguridad jurídica a los justiciables, situación que se
ha potenciado en lo que respecta a los accidentes de tránsito con resultados
de muertes y lesiones, donde se propició un auge de la institución del dolo
eventual a partir de la sentencia 1703 de fecha 21 de diciembre de 2000.
En este sentido, la Sala de Casación Penal determinó mediante la sentencia
554 de fecha 29 de octubre de 2009, que el delito de homicidio intencional
a título de dolo eventual no se encontraba consagrado en la legislación penal
venezolana, afirmando que los jueces que condenaban mediante la invocación
de tal figura, violentaban el principio de legalidad y realizaban una
interpretación perjudicial para los justiciables. Este último criterio
jurisprudencial de la Sala de Casación Penal, contrario a la doctrina penal
venezolana y los antecedentes jurisprudenciales emitidos por la propia Sala,
tiene su sustento en una interpretación literal del artículo 61 del Código
Penal, donde se establecen los cimientos de la responsabilidad penal subjetiva,
al disponer que nadie puede ser castigado como reo de delito no habiendo
tenido la intención de realizar el hecho que lo constituye. Además, el fallo
554 transmitió un llamado de atención tanto a los operadores de justicia
como a los doctrinarios y estudiosos del Derecho penal, que a la postre
incidió para que el delito de homicidio a título de dolo eventual se dejara de
aplicar en la práctica forense.
Sin embargo, al conocer un recurso de revisión constitucional presentado
por el Ministerio Público, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia anuló la sentencia 554 de la Sala de Casación Penal y reivindicó el
dolo eventual como figura dogmática universalmente reconocida por la ciencia
del Derecho penal, analizando las principales corrientes teóricas sobre la
base de una interpretación normativa del artículo 61 del Código Penal.
Además, al ser el fallo aludido de carácter vinculante, establece las bases
definitivas para una correcta comprensión, conocimiento y aplicación del
dolo eventual en Venezuela, alejando las discusiones que al respecto existieron
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Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
EL DOLO EVENTUAL EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA: ANÁLISIS DE LAS SENTENCIAS
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Artículo 405.- El que intencionalmente haya dado muerte a alguna persona, será penado con
presidio de doce años a dieciocho años.
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Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
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Artículo 49.- (…) 6º El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas, en consecuencia: (…) 6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u
omisiones que no fueran previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
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Artículo 1.- Nadie podrá ser castigado por un hecho que no estuviere expresamente previsto
como punible por la ley, ni con penas que ella no hubiere establecido previamente.
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Así las cosas, una vez referida la inexistencia del delito de Homicidio Simple a
título de dolo eventual en la legislación venezolana, la Sala de Casación Penal
procedió a dictar una decisión propia, conforme al artículo 467 del Código
Orgánico Procesal Penal7, considerando que no se requería celebrar un nuevo
debate y condenó al acusado a cumplir la pena de cinco años de prisión por
ser autor responsable en la comisión del delito de Homicidio Culposo, previsto
en el artículo 409 del Código Penal,8 señalando que el obrar del acusado
había sido imprudente al manejar con exceso de velocidad y de noche sin el
funcionamiento de las luces del autobús. Por otra parte, cabe resaltar que la
Sala de Casación Penal realizó un llamado de atención a los jueces y demás
estudiosos del Derecho penal, en el sentido que las situaciones no precisadas
por la ley y que pudieran generar cierta incertidumbre (refiriéndose al homicidio
a título de dolo eventual), no debían interpretarse en perjuicio del imputado,
con lo que claramente proscribió la posibilidad de subsumir futuras conductas
en el tipo penal previsto en el artículo 405 del Código Penal, cuando los
autores hayan cometido el homicidio a título de dolo eventual. Esta postura,
6
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
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Artículo 467.- Si la sentencia declara con lugar el recurso fundado en la inobservancia o errónea
aplicación de un precepto legal, el Tribunal Supremo de Justicia dictará una decisión propia sobre el
caso, en tanto que para ello no sea necesario un nuevo debate sobre los hechos por exigencia de la
inmediación y la contradicción, ante un tribunal distinto del que realizó el juicio (…).
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Artículo 409.- El que por haber obrado con imprudencia o negligencia, o bien con impericia en su
profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes e instrucciones, haya
ocasionado la muerte de alguna persona, será castigado con prisión de seis meses a cinco años. En
la aplicación de esta pena los tribunales de justicia apreciarán el grado de culpabilidad del agente. Si
del hecho resulta la muerte de varias personas o la muerte de una sola y las heridas de una o más, con
tal que las heridas acarreen las consecuencias previstas en el artículo 414, la pena de prisión podrá
aumentarse hasta ocho años.
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daba cuenta que la nueva doctrina que se pretendía establecer debía ser acatada
por los aplicadores de justicia penal9.
Esta sentencia generó en el foro penal y en la doctrina patria profundos debates,
pues al emanar de la máxima instancia jurisdiccional del país, se entendió que
el homicidio a título de dolo eventual había quedado proscrito de la legislación
venezolana, a pesar que en múltiples oportunidades previas al fallo 554, la
Sala de Casación Penal había avalado la posibilidad de condenar por esta
calificación jurídica. Por ende, este cambio jurisprudencia basado en una nueva
interpretación del artículo 61 del Código Penal, sin duda generó mucha
confusión en los tribunales penales de instancia, quienes además habían sido
reprendidos en el fallo con la advertencia que el homicidio a título de dolo
eventual constituía una interpretación al margen de la ley.
Contra esta sentencia y la interpretación que se establecía en torno a la
inexistencia del dolo eventual, se presentó un recurso de revisión constitucional
por parte del Ministerio Público, que dio lugar a a la sentencia 490 del 12/04/
2011, de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, donde se
anuló el fallo 554 y se establecieron las bases para una correcta interpretación
del artículo 61 del Código Penal y del dolo eventual. Fallo que se estableció
con carácter vinculante, conforme al artículo 335 de la Constitución Nacional.10
2.- Sentencia 490 del 12/04/2011, Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia11
En este contexto, el Ministerio Público presentó un recurso de revisión
constitucional12 contra la sentencia 554 de la Sala de Casación Penal, al
9
Advirtió la Sala: “En este aspecto cabe llamar la atención de aquellos aplicadores de justicia, así
como estudiosos y expertos en la materia penal, para que tengan en cuenta que, si en su opinión,
existen situaciones no precisadas en la ley y, que por tanto, puedan generar cierta incertidumbre
e imprecisiones en la aplicación de la misma, no realizar interpretaciones que puedan generar
perjuicio en el imputado, tal como ocurre en el presente caso”. Véase en: http://www.tsj.gov.ve/
decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html.
10
Artículo 335: “El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y efectividad de las
normas y principios constitucionales; será el máximo y último intérprete de esta Constitución y
velará por su uniforme interpretación y aplicación. Las interpretaciones que establezca la Sala
Constitucional sobre el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales son
vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República”.
11
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
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Conforme al artículo 25, numerales 10 y 11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
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considerar –grosso modo- que tal fallo vulneraba los principios y garantías
de legalidad penal, deber de motivar las decisiones, igualdad ante la ley,
seguridad jurídica y tutela judicial efectiva, consagrados en el texto
constitucional y desarrollados a través de las interpretaciones que la Sala
Constitucional ha efectuado sobre las mencionadas instituciones jurídicas.
Además, alegaron los accionantes:
a) Que el dolo eventual constituía una de las modalidades del dolo, reconocido
por la jurisprudencia y la doctrina nacional e internacional, al igual que el dolo
indirecto o de consecuencias necesarias, indicando que el dolo eventual se
configuraba cuando quien realiza la conducta sabe que es posible o eventual la
producción del resultado típico y no deja de actuar pese a ello;
b) Que al igual que en varios países, el dolo eventual no aparece consagrado
expresamente en la legislación y, sin embargo, ha sido acogido por la doctrina
y la jurisprudencia, situación de la que no escapa Venezuela;
c) Que no es cierto –como lo afirmó la Sala de Casación Penal- que el
homicidio a título de dolo eventual violente el principio de legalidad, previsto
en los artículos 49, numeral 6, de la Constitución Nacional y 1º del Código
Penal, toda vez que este principio exige que la conducta típicamente antijurídica
y culpable se encuentre descrita previamente en la ley, de modo que en el caso
bajo examen el homicidio sí se encuentra previsto en la ley como delito, al igual
que su forma dolosa de materialización;
d) Que el dolo eventual había sido aceptado por la Sala de Casación Penal a
partir de la sentencia Nº 1703 del 21 de diciembre de 2000, con ponencia del
Ex Magistrado Alejandro Angulo Fontiveros;13
la Sala Constitucional es competente para; “(…) 10. Revisar las sentencias definitivamente firmes
que sean dictadas por los Tribunales de la República, cuando hayan desconocido algún precedente
dictado por la Sala Constitucional; efectuado una indebida aplicación de una norma o principio
constitucional; producido un error grave en su interpretación; o por falta de aplicación de algún
principio o normas constitucionales. 11. Revisar las sentencias dictadas por las otras Salas que se
subsuman en los supuestos que señala el numeral anterior, así como la violación de principios
jurídicos fundamentales que están contenidos en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, tratados, pactos o convenios internacionales suscritos y ratificados válidamente por la
República o cuando incurran en violaciones de derechos constitucionales”.
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En este fallo la Sala de Casación Penal casó la sentencia impugnada y modificó la calificación
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jurídica de homicidio culposo a homicidio intencional a título de dolo eventual, indicando respectodel
dolo eventual lo siguiente: “En Derecho Criminal se habla de dolo eventual cuando el agente se
representa como posible y probable la consecuencia de su ejecutoria y, sin embargo, continúa
procediendo del mismo modo; acepta su conducta, pese a los graves peligros que implica y por eso
puede afirmarse que también acepta y hasta quiere el resultado (….) Cuando la temeridad es tan
extrema que refleja un desprecio por los coasociados, las muertes acarreadas deben castigarse como
homicidios intencionales a título de dolo eventual (…) En casos de muertes en el tránsito, cobra
gran importancia discernir acerca del nivel intermedio entre “el animus occidendi” o intención de
matar, por una parte, y la simple conducta imprevisiva, sin intención de matar pero que fue causa
de muerte, por otra parte. Quiero describir con esto la situación de alguien en quien no había dolo
homicida directo y perfecto, es decir, intención clara de matar; y que su conducta, por otro lado, fue
mucho más grave que los supuestos configuradores de la simple culpa. En otras palabras: la situación
de una persona cuya conducta está (en rango de gravedad) un grado más bajo que el dolo directo y
perfecto, y un grado más alto que la simple culpa e involuntariedad absoluta. Este estado intermedio
entre el dolo y la culpa, esta mixtura de dolo y culpa, o esta culpa informada de dolo o por el dolo,
en fin, este dolo eventual, es de sumo interés en los delitos de tránsito”. Véase texto íntegro: http:/
/www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Diciembre/1703-211200-C000859.htm
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algunos precedentes, tales como las sentencias 656 del 16/05/2000,14 1463
del 09/11/2000,15 1160 del 09/08/2000,16 1703 del 21/12/2000,17 y 159
del 14/05/2004;18
14
Caso donde el imputado dispara contra un grupo de personas que se encontraban consumiendo
drogas frente de su casa, y donde se concluye que el imputado había sufrido una injusta provocación que
le había ocasionado una ira rayana en el enajenamiento mental. Por ende, expresó la Sala Penal que
“…ha de excluirse la posibilidad de que haya habido en el imputado un dolo eventual o mixtura de dolo
y culpa, ya que es palmario que su voluntad y conciencia estaban alteradas y su capacidad de representarse
resultados estaba claramente disminuida…”. Véase texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/
scp/Mayo/656-160500-C000176.htm
15
Caso donde el imputado es sacado de una fiesta e inmediatamente procede a disparar contra la puerta
de la residencia, ocasionando la muerte de una dama y un herida a un niño que se encontraban detrás
de la puerta. Al respecto la Sala indico que “(…) si alguien dispara repetidas veces contra una casa y más
exactamente contra una puerta y sabe que detrás de esa puerta hay alguien, está patentizando que sí
quiere matar….”. Explicó la Sala que en ese supuesto había dolo directo por lo inmediato de los disparos
al cerrar la puerta la víctima, pero acotó “…si el imputado no hubiera disparado enseguida habría
homicidio intencional a título de dolo eventual…”. Véase texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/
decisiones/scp/Noviembre/1463-091100-C00997.htm
16
Caso donde el imputado dispara repetidas veces contra un vehículo donde se trasladaban varias
personas, una de las cuales recibió varias heridas y muere. La Sala Penal expresó que “(…) Es cierto que
no surge del expediente demostración que (…) haya querido y hacia tal fin haya dirigido su voluntad de
quitarle la vida específicamente a la hoy occisa, sin embargo al utilizar el arma que utilizó, al disparar
el número de balas que disparó, aceptó el resultado de la muerte de alguna de las personas que dentro del
vehículo se encontraban, y por lo tanto, dicha conducta, configurada por el dolo eventual, es dolosa…”.
Véase texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Agosto/1160-090800-861166.htm
17
Caso donde el imputado en horas de la noche y conduciendo un vehículo pick up de carga, hace un
giro indebido “vuelta en U” impactando a un peatón quien quedó enganchando en el parachoques,
acelerando su marcha y arrastrando el cuerpo de la víctima por dos kilómetros y trescientos veinte
metros, dejando abandonado el vehículo con el cadáver del peatón. En esta sentencia, la Sala Penal
expresó: “(…) Es indiscutible que se está en presencia de un homicidio intencional, lo único por
discutir –dada la gran dificultad probatoria- sería lo del dolo. Y como no se ha establecido de modo
inconmovible que en semejante acción hubiera un dolo de matar directo y perfecto, se debe condenar
por homicidio intencional pero a título de dolo eventual (…) En este caso, no debe verse al imputado
(quien principió por alterar las normas de seguridad en el tránsito al girar en “U” en un sitio prohibido)
como agente de un simple homicidio culposo, esto es, de aquél cometido sin intención y sí por
imprudencia; debe vérsele como autor de un homicidio intencional, a título dolo eventual”. Véase el
texto íntegro en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Diciembre/1703-211200-C000859.htm
18
Caso donde el operador de una máquina zanjadora perteneciente a la empresa Abengoa C.A., que
realizaba trabajos para colocar un cableado de fibra óptica en la autopista Regional del Centro, impactó
con la sierra de la máquina una tubería de gas de veinte pulgadas perteneciente a Corpoven C.A.,
produciéndose un incendio de grandes dimensiones donde murieron cuarenta y dos personas y varias
resultaron heridas. Dos ingenieros supervisores de la empresa Abengoa C.A., que dirigían las labores de
excavación resultaron condenados por la comisión del delito de Producción de Incendio en Forma
Culposa, pero al conocer un recurso de casación la Sala Penal cambió la calificación jurídica y condenó
a los ingenieros supervisores por ser autores del delito de Homicidio Intencional a título de dolo
eventual, señalando la Sala Penal que “(…) Hay que destacar que los ciudadanos (…) no cometieron el
delito con dolo directo, pues ello supondría que se representaron como cierto y como seguro un
resultado típicamente antijurídico (…) Los hechos probados configuran un delito doloso pero no a
título de dolo directo, ni tampoco de dolo de consecuencia necesaria que pudiera acompañar al dolo
directo; sino a título de dolo eventual que se da cuando el agente se representa el resultado, no como
un dolo directo en forma segura y cierta, sino como posible y probable”.
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En este orden de ideas, en la sentencia, la Sala acudió a los criterios expresados por Mendoza
Troconis, Maggiore, Manzini, Rainieri, Mantovani, Mezger, Maurach, Mir Puig, Zaffaroni,
Jakobs, Roxin y Ragués i Vallés.
20
Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
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Por estas razones, se consideran atinados los razonamientos de la Sala Constitucional en el fallo
490, al señalar que el dolo eventual –al igual que otras categorías dogmáticas- no debe
conceptualizarse en los textos legales, explicando las funciones propias de la legislación, doctrina
y jurisprudencia, advirtiendo que no deben llegar a confundirse. En este sentido, la Sala
Constitucional expresó: “Al ser una categoría fundamentalmente doctrinal y jurisprudencial no
necesariamente debe ser referida –al menos directamente- en los textos legales, máxime si sobre
varios aspectos sustanciales de la misma la doctrina y la jurisprudencia aun no llegan a un acuerdo
(…)”. Añadió: “Los cuerpos legales están fundamentalmente compuestos por reglas, pero también
por principios, valores y, ocasionalmente, definiciones. El rol de la doctrina jurídica es determinar
esa normatividad, interpretarla, sistematizarla, formar conceptos, definiciones, teorías, plantear
instituciones e, incluso, principios. Por su parte, la jurisprudencia también aplica una serie de
operaciones intelectuales dirigidas a desentrañar el contenido y alcance de la ley, valiéndose
generalmente de la doctrina y otras fuentes del Derecho para alcanzar ese cometido, esta vez, en
orden a la recta aplicación del ordenamiento jurídico” (http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/
Abril/490-12411-2011-10-0681.html)
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Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
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Los delitos calificados por el resultado, como por ejemplo el homicidio preterintencional del
artículo 410 del Código Penal, constituyen evidentes violaciones al principio de culpabilidad y responden
a la vetusta estructura del Código Penal, que no se ha adaptado a los tiempos modernos de la ciencia
del Derecho Penal, pues sus últimas reformas sólo se han ocupado de incrementar las penas ya
existentes, producto de la coyuntura social derivada de la alarmante inseguridad personal que se vive
en Venezuela. Según Frías (2001; 285) los delitos calificados por el resultado constituyen resabios
primitivos de responsabilidad objetiva, por lo que son repudiados por la cultura penal contemporánea.
24
La fórmula legal utilizada en los tipos culposos, viene dada por la referencia a la negligencia,
imprudencia, impericia en la profesión, arte o industria, o inobservancia de los reglamentos órdenes o
instrucciones, mientras que la fórmula legal de la preterintención, viene referida a que el autor no haya
tenido la intención de causar un mal tan grave como el producido.
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Artículo 410.- El que con actos dirigidos a ocasionar una lesión personal, causare la muerte de
alguno, será castigado con presidio de seis a ocho años, en el caso del artículo 405; de ocho a doce
años, en el caso del artículo 406; y de siete a diez años, en el caso del artículo 407. Si la muerte
no hubiese sobrevenido sin el concurso de circunstancias preexistentes desconocidas del culpable,
o de causas imprevistas o independientes de su hecho, la pena será la de presidio de cuatro a seis
años, en el caso del artículo 405; de seis a nueve años en el caso del artículo 406; y de cinco a siete
años, en el caso del artículo 407.
26
Artículo 408.- En los casos previstos en los artículos precedentes, cuando la muerte no se
hubiere efectuado sin el concurso de circunstancias preexistentes desconocidas del culpado, o de
causas imprevistas que no han dependido de su hecho, la pena será de presidio de siete a diez años,
en el caso del artículo 405; de diez a quince años, en el del artículo 406; y de ocho a doce años, en
el del artículo 407.
27
Artículo 413.- El que sin intención de matar, pero sí de causarle daño, haya ocasionado a
alguna persona un sufrimiento físico, un perjuicio a la salud o una perturbación en las facultades
intelectuales, será castigado con prisión de tres a doce meses.
28
A decir de Grisanti (2001; 44) en el homicidio preterintencional el agente tiene la intención de
lesionar (animus nocendi) al sujeto pasivo, no obstante el resultado (muerte del sujeto pasivo)
excede de la intención, meramente lesiva, del sujeto activo, de manera que para que se produzca
esta clase de homicidio, es menester que la conducta objetiva del agente sea suficiente, por sí sola,
para determinar la muerte de la víctima. Se trata pues, de un delito calificado por el resultado pues
sólo existe dolo de lesionar y no de matar.
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El actual artículo 61 del Código Penal, apareció por primera vez en el Código Penal de 1915,
siendo una transcripción del artículo 45 del Código italiano de Zanardelli de 1889, salvo la sustitución
del término “querido” por “intención”. Este artículo se intentó reformar en varios proyectos del
Código Penal Venezolano. Así, el artículo 12 del proyecto de Código Penal de 1947, establecía: “El
delito es doloso o intencional, cuando el efecto producido ha sido previsto y querido por el reo,
como consecuencia de su acción u omisión”. A su vez, el artículo 15 del anteproyecto del Código
Penal de 1948, disponía: “Nadie puede ser penado por una acción u omisión que la ley prevé como
delito, si no es dolosa, preterintencional o culposa”. Idéntica redacción se produjo en los anteproyectos
de 1961, 1967, 1969 y 1974. Universidad Central de Venezuela (1981; 517-522).
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En este sentido, Chuecos (1990,38) afirma que el concepto de dolo contenido en el artículo 61
del Código Penal venezolano, se corresponde con la definición carrariana o clásica del dolo.
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La Sala de Casación Penal -en el controvertido fallo 554- declaró la inexistencia del delito de
homicidio intencional a título de dolo eventual basándose en un criterio literal-gramatical del término
“intención” e “intencionalmente” contenidos en los artículos 61 y 405 del Código Penal, al expresar:
“(…) Visto el análisis anterior, tenemos que en el presente caso el ciudadano (…) fue condenado por
la comisión del delito de homicidio intencional a título de dolo eventual, el cual, como se señaló al
inicio, no aparece contemplado en nuestro ordenamiento jurídico penal, aplicándole el juzgador, por
analogía, la pena correspondiente al delito de homicidio intencional simple (…)”. También, al cambiar
la calificación jurídica a homicidio culposo, la Sala de Casación Penal aseveró: “Analizados los hechos
acreditados por el Juzgado Segundo de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Aragua, y las
circunstancias de lugar, tiempo y modo descritas, y observando que son el resultado del actuar
imprudente del procesado (…) al observar que el actuar del ciudadano (…) obedeció a un obrar con
imprudencia, sin la cautela necesaria al conducir su vehículo (transporte colectivo), es decir, a exceso
de velocidad y sin el funcionamiento de las luces del autobús, pero nunca tuvo la intención de ocasionar
la muerte de algún ciudadano (…)”. Subrayado del autor. Véase el texto completo en: http://
www.tsj.gov.ve/decisiones/scp/Octubre/554-291009-2009-C09-097.html
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Expresó la Sala Constitucional sobre este aspecto: “Asimismo, en el Código Penal Venezolano
no se define ni caracteriza el dolo de primer grado (dolo directo), mucho menos el dolo de segundo
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(de consecuencia necesaria o segura) y el de tercer grado (dolo eventual o de consecuencia eventual),
pero no por ello se debe de dejar de reconocer su existencia dentro del mismo. Ello implicaría tanto
como desconocer la causalidad, la imputación objetiva, la culpa (imprudencia lato sensu), el error y
otras instituciones fundamentales en el ámbito del Código Penal y del resto del ordenamiento jurídico-
penal (…) En efecto, siendo que el dolo eventual es sencillamente dolo y siendo que con aquel
concepto lo que se busca es explicar una de las varias formas de expresión del obrar doloso, el cual
constituye la principal dirección volitiva objeto de la legislación penal, tal como se desprende del
artículo 61 del Código Penal en relación con la mayoría de tipos penales que son lo que incluyen el dolo
dentro de su dimensión subjetiva, negar tal figura es tanto como negar el dolo de consecuencias
necesarias (dolo de segundo grado) e, incluso, el dolo directo (dolo de primer grado) pues, al fin y al
cabo, las tres son manifestaciones de la conducta dolosa”. Véase en: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/
scon/Abril/490-12411-2011-10-0681.html
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De la misma corriente de pensamiento, se tiene a Alemán (2010, 64) cuando afirma: “el dolo
eventual es posible, en principio, en todos los tipos penales, pues lo eventual no es la acción la cual se
realiza con plena voluntad, lo eventual será la producción del resultado típico y sólo a través de la
producción del tipo penal”. También Chuecos (1990, 53) al expresar: “Al requerir el artículo 61 para
la noción de dolo la intención, debe entenderse que las discusiones y polémicas sostenidas entre la
teoría de la voluntad y la de la representación quedan marginadas, pues el término intención implica
el concurso de ambos elementos (…) Es por ello que el dolo eventual tiene plena cabida en nuestra
legislación; porque lo que interesa en última instancia es que la realización del resultado ocasionado que
fue querido de manera indiferente junto con otro, no estuvo en desacuerdo con la intención, y; de igual
forma el dolo de consecuencias necesarias encaja perfectamente entendiendo al dolo como intención”.
Asimismo, Bolaños (2005; 169-170) afirma: “…el dolo eventual es una categoría de comportamiento
doloso reconocida universalmente por la doctrina penal, caracterizada por el hecho de que el sujeto
asume, en su voluntad, la posibilidad de que se concrete un resultado dañoso que se desprende de su
comportamiento lícito o ilícito”. En sentido contrario, Sierralta (2011; 84-85) al indicar: “(…)
hemos señalado que en nuestra legislación patria, por exigir el Código Penal una intención de forma
tal que deja poco espacio para interpretaciones laxas, ninguna de las teorías que sirven actualmente
para explicar el dolo eventual tiene cabida en nuestro foro penal. Más aun, por cuanto en el dolo de
consecuencias necesarias tampoco existe una intención dirigida al hecho que constituye el delito, al
igual que en el dolo eventual, tampoco podría ser aplicado como forma de un delito doloso dentro de
la jurisdicción donde rige el Código Penal venezolano”.
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El fundamento de esta expresión utilizada por la Sala Constitucional, lo encontramos en Roxin
(1997; 426) cuando afirma: “Nuestra delimitación demuestra, como además se reconoce en general,
que la denominación “dolo eventual o condicionado” es incorrecta. Pues el dolo, como voluntad de
acción realizadora del plan, precisamente no es “eventual o condicionado”, sino, por el contrario,
incondicional, puesto que el sujeto quiere ejecutar su proyecto incluso al precio de la realización del
tipo (o sea “bajo cualquier eventualidad o condición”). Únicamente la producción del resultado, no el
dolo, depende de eventualidades o condiciones inciertas”.
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El autor cita el ejemplo de quien desea matar a su enemigo disparando desde una distancia muy lejana,
en cuyo caso no habrá certeza sino una simple posibilidad en obtener el resultado perseguido; también,
cita el ejemplo de quien estafa sin importarle la ventaja patrimonial alcanzada sino la lucha contra el
capitalismo. En ambos casos habrá dolo directo, pues; “(…) los resultados conscientemente causados
y deseados son siempre intencionales, aun cuando su producción no sea segura o no sea la finalidad
última (el móvil, el motivo) o la finalidad única de quien actúa”. Roxin (1997; 419).
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Varios autores como Roxin (1997; 423), Mir (1998; 245) y Luzón (1999: 1116), citan como
ejemplo paradigmático de dolo indirecto el famoso caso “Thomas” ocurrido en 1875, quien hizo
cargar un explosivo en un barco para hacerlo explotar y cobrar el seguro previsto para caso de
hundimiento, a sabiendas que en la nave necesariamente morirían los miembros de la tripulación, de
lo que se afirma dolo directo respecto de la defraudación y dolo indirecto respecto de las muertes de la
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Calón, Díaz Palos, del Rosal, Sainz Cantero, Bobo/Vives, Muñoz Conde, y también en Alemania,
Hippel, Kohlrausch/Lange, Dreher, Baumann, Weber, Maurach/Zipf, Horn, Weber, Wolter, Roxin.
También Llobet (1999; 63-64) afirma que la teoría del asentimiento es adoptada expresamente
por el Código Penal de Costa Rica en su artículo 31 y por la jurisprudencia de la Sala Tercera de
la Corte Suprema de Justicia (Voto 596-F-1992).
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Por ser el dolo eventual menor que el dolo directo en la intensidad del elemento volitivo, y por
ende, el desvalor subjetivo y objetivo de la conducta distintos, se podría asumir esta circunstancia
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-a la luz del artículo 74.4 del Código Penal- como un motivo de atenuación de la pena a aplicar,
pues así tendrá mayor reproche quien produce un homicidio a título de dolo directo (persiguiendo
y queriendo el resultado lesivo) de quien produce un homicidio a título de dolo eventual (asintiendo
en la conducta capaz de producir el probable resultado lesivo), pero –insistimos- ambas figuras
deben valorarse a la luz del artículo 405 del Código Penal, pues ambas son clases de dolo.
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Sólo del año 1998 al 2000 hubo en Venezuela 4.935 muertes en accidentes de tránsito, cifra que
ha crecido de manera alarmante; un muerto cada 75 minutos. Ver más: http://www.paho.org/
spanish/dd/pin/whd04_features.htm y http://www.reportero24.com/2011/05/venezuela-ocupa-
el-5to-lugar-en-muertes-por-accidentes-de-transito/. Al referirse a este tema, Rodríguez Devesa
citado por Frías (1998; 3), afirmó que las estadísticas demuestran que hoy día existen más
víctimas por tránsito terrestre que los ejércitos en las guerras, que las pestes del medioevo o los
peores terremotos, lo que deja un horrendo saldo de muertes.
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La penalidad del homicidio imprudente es de seis (6) meses a cinco (5) años de prisión, lo que
permite al agente ser juzgado en libertad y, en caso de ser condenado, optar por la suspensión
condicional de la ejecución de la pena. Además, la acción penal para enjuiciar estos delitos
contienen un lapso de prescripción muy breve, y producto del retardo procesal que aqueja la
práctica forense venezolana, muchos casos graves culminan con una sentencia de sobreseimiento.
Este tratamiento, genera para las víctimas una gran sensación de impunidad, reforzada por los
medios de comunicación social. Se debe abogar pues, por una verdadera legislación penal en
materia de tránsito terrestre, como lo han hecho otros países como España, y abrir sin temores
el debate de castigar la famosa “conducción temeraria” como tipo penal autónomo, donde no se
exige la producción de un resultado lesivo, sino que se castiga la conducción altamente peligrosa;
por ejemplo, manejar en sentido contrario en una autopista o realizar “carreras” en vías céntricas
de una ciudad, casos donde generalmente se producen apuestas.
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Sobre este punto, afirma Feijóo (2002; 137-138): “Lo que sí es cierto, y en este sentido la idea
de la poena naturalis presta su utilidad como indicador del dolo, es que el autor que se ve
perjudicado por el riesgo que él mismo crea o que no evita ha utilizado unas “máximas de riesgos”
iguales para sí mismo que para otros, y por ello es más fácil constatar la no existencia de dolo, ya
que todo el mundo actúa por motivos egoístas o busca siempre su supervivencia. Exceptuando
ciertos supuestos evidentes (“conductores suicidas-homicidas”, atentados terroristas suicidas,
etc.), la existencia de resultados nocivos para el autor supone un indicador bastante fiable”.
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