Experimento de Cavendish
Experimento de Cavendish
Experimento de Cavendish
El experimento fue ideado en algún momento antes de 1783 por el geólogo John
Michell, quien construyo un aparato de balanza de torsión para ello. Sin embargo
Michell murió en 1793 antes de completar su trabajo, y después de su muerte el
aparato paso a manos de Francis John Hyde Wollaston y luego a Henry
Cavendish, quien lo reconstruyo respetando el plan de Michell. Cavendish
desarrollo una serie de mediciones con este equipo, e informo sus resultados a la
“Philosophical Transactions of The Royal Society” en 1798.
Consistía en medir la densidad de la Tierra, a partir de la cual se puede calcular su
masa (o peso, si se quiere ser informal). Su aparato era relativamente simple. Una
balanza de torsión con un brazo horizontal de madera de seis pies (1,8288 m) de
longitud, de cuyos extremos colgaban dos esferas de plomo de idéntica masa.
Esta vara colgaba suspendida de un largo hilo. Cerca de las esferas, Henry
Cavendish dispuso dos esferas de plomo de unos 175 kg cada una, cuya acción
gravitatoria debía atraer las masas de la balanza produciendo un pequeño giro
sobre estas. Para determinar el módulo de torsión del hilo (es decir, el par ejercido
por el alambre para un determinado ángulo de giro), Cavendish cronometró el
periodo de oscilación de la varilla de la balanza, haciéndola girar lentamente en
sentido horario y en sentido anti-horario contra la torsión del alambre. El periodo
era de unos 20 minutos. El módulo de torsión podía calcularse a partir de este
dato, conociendo la masa y las dimensiones de la balanza. En realidad, la varilla
no estaba en reposo; Cavendish tenía que medir el ángulo de desviación de la
varilla mientras que estaba oscilando.
El equipo diseñado por Cavendish era extraordinariamente sensible para su
época. La fuerza de torsión involucrada en hacer girar la balanza era muy
pequeña, del orden de 1,74 x 10-7 N, alrededor de 1/50.000.000 del peso de las
bolas pequeñas, o aproximadamente el peso de
un gran grano de arena.
Para evitar que las corrientes de aire y los
cambios de temperatura pudieran interferir con
las mediciones, Cavendish puso todo el aparato
dentro de una caja de madera de 2 pies
(0,6096 m) de grueso, 10 pies (3,048 m) de alto,
y 10 pies (3,048 m) de ancho, todo ello en un
cobertizo cerrado en su finca. A través de dos
agujeros en las paredes de la caseta,
Cavendish utilizaba unos telescopios para
observar el movimiento de la barra horizontal de
la balanza de torsión. El movimiento de la varilla
era sólo de 0,16 pulgadas (4,064 mm).
Cavendish fue capaz de medir este pequeño desvío con una precisión de una
centésima de pulgada usando escalas de vernier en los extremos de la barra.
Las dos grandes esferas de plomo se colocaban en lados alternos del brazo de
madera horizontal de la balanza. La atracción mutua sobre las pequeñas bolas
hacía que el brazo girase, torciendo a su vez el alambre de soporte del brazo. El
brazo dejaba de girar cuando alcanzaba un ángulo donde la fuerza de torsión del
alambre equilibraba la fuerza gravitacional combinada de la atracción entre las
esferas de plomo grandes y las pequeñas. Midiendo el ángulo de giro de la varilla,
y conociendo la fuerza de torsión (par) del alambre para un ángulo dado.
Con este aparato, Cavendish pudo descubrir tanto la densidad de la Tierra como
una constante fundamental importante llamada G (la constante gravitacional), que
más tarde se convirtió en una parte importante de la ley de gravitación universal
de Isaac Newton y de la teoría general de la relatividad de Einstein. Así que el
experimento de Cavendish sentó las bases de nuestras modernas teorías de la
gravedad.
Para determinar el módulo de torsión del hilo (es decir, el par ejercido por el
alambre para un determinado ángulo de giro), Cavendish cronometró el periodo de
oscilación de la varilla de la balanza, haciéndola girar lentamente en sentido
horario y en sentido anti-horario contra la torsión del alambre. El periodo era de
unos 20 minutos. El módulo de torsión podía calcularse a partir de este dato,
conociendo la masa y las dimensiones de la balanza. En realidad, la varilla no
estaba en reposo; Cavendish tenía que medir el ángulo de desviación de la varilla
mientras que estaba oscilando.
El aumento (o la disminución) dependía
de la posición de las pesas a un lado u
otro de las bolas, lo cual lo inspiro a
indagar en los motivos de este hecho,
llegando a la conclusión: “el efecto de la
variación tendente de la posición de
equilibrio durante una observación se
debe a las corrientes de aire creadas por
la diferencia de temperatura entre las
pesas y el instrumento. Basándose en
los experimentos VI a VIII dice que el efecto es pequeño cuando las diferencias de
temperatura son pequeñas y que dicho efecto aumenta mucho si la temperatura
de las pesas es muy diferente a la temperatura del aire”.
La exactitud conseguida por Cavendish no se superó hasta que se realizaron los
experimentos de Charles Vernon Boys en 1895. Con el tiempo, la balanza de
torsión de Michell se convirtió en la técnica dominante para medir la constante
gravitacional (G) y la mayoría de las mediciones contemporáneas siguen utilizando
variaciones de la misma.
Poleo J. (2014), Experimento de Cavendish, recuperado el 27 de noviembre de
2019, https://www.buenastareas.com/ensayos/Experimento-De-
Cavendish/48992994.html