1 Timoteo 1 - 8-11
1 Timoteo 1 - 8-11
1 Timoteo 1 - 8-11
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8 (1) Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; (1) Pero nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la usa
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9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los legítimamente, reconociendo esto: que la ley no ha sido instituida
transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y
irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y
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homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los matricidas, para los homicidas, para los inmorales, homosexuales,
secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier
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oponga a la sana doctrina, 11 según el glorioso evangelio del Dios otra cosa que es contraria a la sana doctrina, según el glorioso
bendito, que a mí me ha sido encomendado. evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado.
12 (1) Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, 12 (1) Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha
porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, 13 habiendo fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio; 13
yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. (2) Sin
misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. 14 (2) embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en
Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el mi incredulidad. 14 (3) Pero la gracia de nuestro Señor fue más que
amor que es en Cristo Jesús. abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús. 15 (4)
Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al
15 (1) Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el
vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16 (5) Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que,
primero. 16 (2) Pero por esto fui recibido a misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda su paciencia
Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo como un ejemplo para los que habrían de creer en El para vida
de los que habrían de creer en él para vida eterna. 17 (3) Por tanto, al eterna. 17 (6) Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único
Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
18 (1) Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las
18 (7) Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas
conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites pelees la buena batalla, 19 guardando la fe y una buena conciencia,
por ellas la buena milicia, 19 manteniendo la fe y buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe. 20
desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, 20 de los (2) Entre los cuales están Himeneo y Alejandro, a quienes he
cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para entregado a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.
que aprendan a no blasfemar.
I. LA LEY ES BUENA
a. Porque viene del Dios bueno. Dios es bueno, y es la fuente de la bondad. Él mismo dijo
por medio de su siervo Santiago: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de
lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación ”
(Santiago 1:17). La ley no puede ser mala en sí misma porque viene de Dios, quien es
bueno (Romanos 7:12).
b. Porque establece un parámetro o patrón de vida. La ley trae orden a la sociedad. Ella
dice lo que es bueno y malo. La ley sirvió para que el pueblo Israelita viviera
ordenadamente, según los parámetros de Dios en la tierra que les daría por heredad.
Vino a ser la base para la ley moral de muchas naciones en la actualidad. Pero también
sirve como un parámetro de justicia: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 3:23).
c. El uso adecuado de la ley (Contraste del legalismo). Además de crear orden, la ley tiene
el objeto de mostrar al pecador su pecaminosidad (Romanos 3: 20; 7:7), como también,
lo que está mal y encaminarlo a darse cuenta de la gran necesidad espiritual que tiene
acerca de un salvador (Gálatas 3:24). Su uso legítimo es: (1) crear orden al establecer un
estándar de moralidad y (2) mostrarle al pecador su naturaleza y necesidad de un
salvador. Los legalistas pretendieron usar la ley para justificar su salvación, cosa que no
logra la ley. Al hacerlo, dieron un uso inadecuado o ilegal de la ley de Dios, pues para la
ley es imposible salvar, pues la carne es débil (Romanos 8:3).
Aplicación: Hay problemas cuando se cae en uno de dos extremos en cuanto a la ley: (1) Creer que ella
ya no sirve y (2) creer por obedecerla externamente ya habrá salvación, ignorando la pecaminosidad.
Hay muchas personas que ignoran la utilidad y vigencia de la ley moral (Decálogo), pero también de las
limitantes que tienen en cuanto a la salvación. Ciertamente, la ley es buena porque Dios es bueno: “ La
ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (Salmos 19:7).
II. LA LEY FUE ESCRITA PARA LOS IMPÍOS
a. No fue escrita para los justos. Ser justo presupone que, al no estar bajo pecado, la ley
no señala. Pero por el simple hecho de pecar, la ley ya le señala, hecha justamente para
aquel que peca. El Apóstol escribió para que quedara claro que todos son pecadores y
que la ley fue escrita para mostrar que nadie es justo. Esto debía humillar a los
legalistas.
b. Fue escrita para los impíos. Los falsos maestros son caracterizados por su doctrina falsa,
lo cual se opone a la ley de Dios. El Apóstol señala para quienes fue escrita la ley:
transgresores, desobedientes, impíos, pecadores, irreverentes, profanos, parricidas,
matricidas, homicidas, fornicarios, sodomitas, secuestradores, mentirosos, perjuros,
todo lo que se oponga a la sana doctrina. Todo esto señala todo el decálogo.
Aplicación: ¿Se considera usted una persona buena o justa? La ley le dice que nunca podrá ser bueno o
justo por medios propios. No importa lo que haga, ni su esfuerzo. Los falsos insistirán en usar la ley de
manera ilegal al justificarse con ella y la negarán con sus propios hechos. Eso nos lleva necesariamente
al evangelio, hacia alguien que si puede salvarnos por sus obras y porque es justo.
Aplicación: “¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”
(Romanos 3:31). La ley lleva al evangelio, pero no ignoremos que el evangelio también lleva a la ley, en
un sentido moral. Ninguno se opone al otro.