Circo, Maroma y Diversiones
Circo, Maroma y Diversiones
Circo, Maroma y Diversiones
primera mitad del siglo XIX experimentó, como muchas otros reales mineros y
ciudades de la época, una serie de trastornos de diverso tipo, puesto que se vivían
aumento en su número, entre otros asuntos. ¿Cómo afectaron toda esta serie de
1
Pérez Morales, Edgardo, “Entrevista a Peter Linebaugh”, entrevista y traducción
de…, en Historia y Sociedad, núm. 17, 2009, pp. 283-308.
2
Pueden revisarse Juan Pedro Viqueira, , Diversiones públicas y vida social en la ciudad
de México durante el siglo de las luces, México, Fondo de Cultura Económica, 2001. Sonia Pérez
Toledo, Gran Baile de pulgas en traje de carácter. Las diversiones públicas en la ciudad de México del siglo
XIX, México, Archivo Histórico del Distrito Federal, UAMI, 1999. Sonia Pérez Toledo, El teatro…
Un pretexto, México, Archivo Histórico del Distrito Federal, UAMI, 2000.
3
Contamos con un trabajo sobre diversiones públicas en Guadalajara de Virginia
González Claverán, El ayuntamiento y las diversiones públicas en Guadalajara 1808-1832, México,
INAH/Centro Regional de Occidente, 1976. La Revista Bicentenario ha publicado varios artículos de
divulgación de otros estados, por ejemplo, sobre Durango y Campeche.
2
esa materia llegaron a esa ciudad entre 1832 y 1857, pero más como datos curiosos
divertían élites y grupos populares a fines del siglo XVIII 5 (y ahora lo han hecho los
colegas participantes en este coloquio). Así, el campo de las preguntas por explorar
es inmenso: ¿cuáles eran las diversiones preferidas de los grupos sociales, quienes
espectáculos, existía control para acceder a ellas? Mucho más importante, cuáles
Zacatecas entre fines del periodo colonial y las primeras décadas de vida
algunos de los espectáculos más mencionados en las fuentes, las formas como esa
experiencias tenían tanto para la población como para las autoridades en ese
periodo.
diversiones más populares hacia fines del periodo colonial y qué continuidad
esbozar los rasgos de lo que fueron las diversiones públicas del periodo en esa
ciudad minera. También vale decir que en las fuentes localizadas, procedentes del
AHEZ y del AGN, se conoce sobre todo como se involucraban en el asunto las
disfrutaban de los espectáculos, sin embargo, como sucede muchas veces con la
conocer aspectos del tercer actor, quizá el más importante, de una temática como
fines del periodo colonial procuraba atender a los diversos grupos sociales, bien
días 15 a 17 de septiembre.7
6
Mauricio Sánchez Menchero, , “Hacia una historia cultural de las diversiones
públicas. Estudios culturales sobre el juego, la risa y el sobrecogimiento”, en Estudios sobre las
culturas contemporáneas, vol. XIII, núm. 26, diciembre 2007, pp. 25-45.
7
Archivo Histórico del estado de Zacatecas [en adelante AHEZ], Ayuntamiento,
Diversiones Públicas, caja 1, exp. 88, 8 fs.
4
conocida como “gallos”, que recorría ciertas calles de la demarcación que tenía
periferia. La actividad se permitía hasta las 12, sin embargo, en 1803, se presentó
sobre su jurisdicción para evitar los desmanes de una diversión como esta, la que,
carácter, eran temidos pues se les consideraba por las autoridades como
8
AHEZ, Ayuntamiento, caja 1, exp. 4, fs. 2.
9
“La maroma, expresión artística formada por artistas errantes que exhibían sus
habilidades en patios de vecindad, pero también en plazas públicas y de toros, incluía en una
función a un funámbulo (alambrista), un malabarista, contorsionista o saltador (acróbata), un
animal exótico, un gracioso (payaso) y suertes. Era, por así decirlo, el “circo del pobre”. Osiris
Arista, Revista Bicentenario, núm. 8, en http://revistabicentenario.com.mx/index.php/archivos/el-
circo-en-mexico/
10
Juan Pedro Viqueira, op. cit., pp. 220-223.
5
mujer y dos hombres: Lorenzo, Luisa y un Valiente. Algo de lo que decían era:
periodo, sin embargo, reaparecen hacia la década de los 1840s. una buena
presentar funciones.12
11
Archivo General de la Nación [en adelante AGN], Indiferente Virreinal,
Inquisición, exp. 94, 8 fs. 1803.
12
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exps. 16, 20, 24, 35, 49, 50, 51 y
en Jefatura Política, Diversiones, caja 1, exp. 19.
13
14
Los coloquios o pastorelas eran representaciones teatrales que se hacían en patios
de vecindad y en la calle, después también en el coliseo de la ciudad o teatro, cercanas las fiestas
relacionadas con el nacimiento de Cristo. En la ciudad de México se seguían después de la función
de una convivencia y baile, en la que incluso se consumían bebidas embriagantes. Se les temía como
a otras diversiones públicas, por los desórdenes que podían causarse una vez que las personas
habían ingerido esos licores. Véase Viqueira, op. cit., pp. 160-161.
6
populares, pues también las élites las disfrutaban, aunque no siempre en el mismo
la Casa Real de Zacatecas quien, entre 1795 y 1806, fue sujeto de constante
vigilancia por parte de la Inquisición por los excesos que cometía en la forma de
divertirse, para nuestros fines, vale destacar que montaba comedias y tragedias en
su casa, además de propiciar otro tipo de actividades, como música, baile, entre
otros.15
del XIX, que quizá sea la misma que denominan como el Coliseo en varios
documentos posteriores.
volantines, los cómicos o comediantes, y aún personas notables –como fue el caso
de Monter- tenían también muy mala fama. Por ejemplo, en 1794, Juan José
México, de montar su espectáculo en otras partes, para lo que debía pagar la media
15
Fredérique Langue, op. cit., pp. 381-391.
16
AGN, Indiferente General, Ayuntamientos, exp. 1, fojas 2, año 1814, caja 4862.
17
Impuesto que debían pagar todos aquellos que solicitaran permiso para presentar
un espectáculo y que correspondía a la mitad de los ingresos que tuvieran durante el año. Si esto
era así, podemos considerar que era muchísimo.
7
accederse a dársela, “pues con tal documento podría tener un salvoconducto para
relacionada con este asunto fue no, pues tenía un carácter honorífico que sólo daba
ante la ley.19
En cuanto a las diversiones que permitían los Juaninos, parece ser que lo
propósitos de los ilustrados y luego los liberales, que veían en esta diversión algo
Los toros y los gallos eran también dos diversiones públicas de gran
18
AGN, General de parte, vol. 75, exp. 57, fs. 50v-51.
19
AGN, Indiferente Virreinal, caja 2452, exp. 019.
20
Elías Amador, op. cit., p. 338. Resulta interesante señalar que, en la ciudad de
México se montaban en el Hospital de Naturales, como lo comenta Viqueira, op. cit., pp. 130.
21
Viqueira, op. cit., p. 72.
8
pudiera. Había palcos de sol y de sombra, y también galerías bajo las mismas
que sus funciones no eran bárbaras ni salvajes, puesto que sus toros eran
“mochos”, es decir, les cortaban los cuernos para que representaran menos peligro
y así, quizá, atraer más público dado que representaban menos peligro. También
en este caso, pese a la oposición que podía despertar a quienes llevados por los
No faltaban entre las diversiones populares los billares, la lotería y otro tipo
prohibiciones había atrevidos que saltaban las reglas, por ejemplo, tenemos el caso
del R.P. Fr. Joaquín Otañez, quien hacia 1835 arrendaba un cuarto al propietario
Carlos Díaz Naredo. Éste tuvo que pedir al Ayuntamiento que lo exonerara de la
multa que le había sido aplicada debido a que el mencionado fraile había
caso anterior de otro inquilino. No se conoce cual haya sido la respuesta a esta
petición, pero si nos permite saber que cualquiera podía divertirse con estos juegos
procedente “de esta vecindad”, solicitó tan tarde como 1844 que, para adquirir la
22
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exp.
9
juego “en una de las casas de la Acera de la Santa Escuela”, asegurando que no era
“tan del centro sino de los suburbios de la ciudad.” 23 Tal caso nos permite sugerir
que este tipo de diversión podía establecerse de manera informal hasta cierto
punto, y si se deseaba, pasar a ser algo fijo, permanente, y con ello, obviamente,
las que más se asistió al final del periodo novohispano y algunas de ellas
experimentaban?
tradición de las comedias y los coloquios, a los que quizá se les consideró durante
carácter desde fines del XVIII, pero, en el caso de un real minero como Zacatecas,
sabía a quien pedir permiso, pues “antes se adquiría con los R.P. de San Juan de
completaba el solicitante que “sólo se les gratificaba con seis pesos y los palcos”.
Estos debían cobrarse por cuenta de los juaninos, en lo que no estaba de acuerdo.
Por tanto, pedía trabajar solamente la semana de pasqua y que “las funciones de
De hecho, en los siguientes años se verán esfuerzos muy intensos por parte
informan de que hacia 1832, la ciudad de Zacatecas carecía de “un edificio decente
acomodados, entre quienes se hizo una colecta.” El local, señala, es el mismo que
hoy ocupa el teatro Calderón y que antes sirvió de cárcel, 26 por lo que parece que
había unos cuartos que quisieron expropiarse para agregarlos al terreno destinado
llamaban así.
En estos años, el teatro era considerado como aquel que ayudaría a formar a
entretener. Por eso mismo, se formó en 1836 una Junta Inspectora de Teatro y,
tiempo más tarde, una Junta Censora del contenido de las obras. No obstante, los
25
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exp. 05, fs. 1-1v.
26
Elías Amador, op. cit., p. 389.
11
edificio que lo albergaba, por tanto, pedía recursos para que se instalara un
personaje que quedara a cargo de esos detalles. Además, se volvía a solicitar que se
cumpliera con recuperar para el proyecto de la ampliación del edificio, las piezas
que ya se habían ganado, pero no hecho efectivas, pues se decía que, quedando al
lado descubierto, las personas que iban a los gallos o los vecinos aledaños, se
acudían al teatro?
mínima (2 reales). Es decir, permaneciendo parados podían tener ese lugar. En este
caso, también llegó a haber quejas, hacia los 1840s, porque se dijo que la
palco a nadie, pues las familias que se esforzaban en pagar la cantidad debida para
tener que compartir el espacio con esa gente que pagaba tan poco. De esa forma se
que se cobrara tanto por la licencia de las funciones, pues decía que, además de las
27
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exps. 37, 38, 55 y 68.
28
Amador, op. cit., p. 468.
12
tener las entradas adecuadas para obtener ganancias y recuperar los gastos que se
erogaban en los montajes y la compañía. Indicaba que él, por tal motivo, procuraba
no presentar función en días en los que había también toros y gallos que, como
Hércules y el Hombre Elástico.30 Por ejemplo, Elías Amador refiere que en 1838
Entre 1843 y 1851 fueron presentadas otras funciones de este tipo, como la
de Santiago Marin y su compañía que decían que querían proyectar una diversión
óptica titulada fantasmagoría con ramo de música italiana, “no tanto por el cuero
(sic) que de ella pudiéramos sacar sino porque el vecindario vea lo sorprendente
que es.”33 Otra ofrecía funciones de química, física y destreza asociadas del niño
29
“… los ejercicios acrobáticos sobre caballos dentro de un redondel de madera se
pueden ver hasta hoy.” Osiris… op. cit.
30
Viqueira, op. cit., pp. 227-228.
31
Elías Amador, op. cit. 440.
32
Idem.
33
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones públicas, caja 1, exp. 24.
13
en el teatro de la capital.36
de México desde principios de siglo, sin embargo, por las fuentes encontradas
hasta ahora, llegaron a Zacatecas hasta los 1830s y tuvieron un gran auge en la
década de los 1840s. ¿Por qué ocurrió así? Les era complicado a estos artistas viajar
a un lugar tan alejado como Zacatecas? ¿No se aceptaban ese tipo de espectáculos
antes? Las condiciones del propio país en esas décadas, no sólo por la falta de
caminos sino también por las constantes guerras debieron causar mucha
tan lejos, sabiendo además que, en esos años Zacatecas vivía tiempos difíciles. No
34
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones públicas, caja 1, exp. 93. Viqueira habla de los
individuos fenómeno, op. cit., p. 226.
35
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exp. 73.
36
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exps. 18 y 36.
37
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exps. 17, 25, 34.
14
conjuntaron con otros, como las maromas y volantines para dar forma al circo
moderno.38
en este segundo año Nasario González, quien dijo ser “Autor de una compañía de
maroma y circo”, pidió cuota para presentar funciones. 39 Aquí se advierte con
claridad como se integra una diversión netamente popular como era la maroma, a
la nueva, que es el circo. Cuatro años más tarde, como relata Elías Amador, llegó el
primer circo extranjero a esa ciudad: se trataba de una compañía de acróbatas […]
ya sin especificar contenidos. Llama la atención, sin embargo, que en 1850, Juan
“y lo poco que llama la atención las diversiones de la clase que ofrece el Sr. Matteer.”41
ascender en 1845 fue un argentino llamado José María Flores, que, nos vuelve a
otras poblaciones del Estado disfrutaran de este espectáculo, entonces raro y quizá
desconocido por aquí…”.43 Al año siguiente, parece que este mismo señor volvió
ocasión fue que solicitó al Ayuntamiento se diera el mismo día una corrida de
acogerme.”44
imágenes de otros lugares del mundo o del propio espacio nacional, pero que no se
que significaba que el costo de las funciones era muy bajo y podrían acceder a él
casi todos los que lo desearan. Para el mismo año, Amador narra que, según un
mucha sorpresa las vistas que fueron expuestas al público.” 46 En todo caso, no
desde principios del siglo XIX o realmente un Diorama Daguerre, creado en 1822,
ambos en París, pero si que cualquiera que haya sido, debió haber producido gran
43
Elías Amador, op. cit., p. 473.
44
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exp. 45, 1 fs.
45
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exp. 46, 1 fs.
46
Elías Amador, op. cit., p. 478.
16
Con todo, la gente seguía bailando en la calle, pues en 1844, de acuerdo con
una propuesta de uno de los munícipes, Antonio Gaytán, había que corregir y
controlar los desórdenes que se provocaban en los bailes que solían celebrarse en
“el sábado anterior recogió 7 licencias suspendiendo otros tantos bailes antes de las
12.”48
3. Las diversiones públicas, nos dice Viqueira, si bien han existido siempre,
tomaron gran auge durante la segunda mitad del siglo XVIII y en adelante. Quizá
lo que debamos creer es que las diversiones públicas comenzaron a ser más
controladas, más “encerradas” y vistas por parte de las autoridades como fuentes
de ingresos seguros, pero tenían que ser administradas en todos sus aspectos.
intendente y también a quien tuviera control sobre alguno de los espacios que
servían para las funciones, como era el caso de los Juaninos, quienes permitían que
autoridad para permitir las diversiones fueron, en primer lugar el Jefe Político,
47
AHEZ, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, caja 1, exp. 33, 4 fs.
48
Ibid, fs. 3. Viqueira también aborda el asunto de los bailes para fines del siglo XVIII
en la ciudad de México, op. cit., pp. 163-169.
17
cuota por función en proporción a los costos de las entradas, además de todo lo
del Distrito quien se encargó de otorgar las licencias, mientras que el cuerpo
municipal seguía con su misma función. En el caso de los prefectos, sin querer
emitir un juicio negativo sobre esa etapa, lo cierto es que fue uno de ellos quien
aparece abusando de su autoridad en una corrida de toros, pues era quien debía
presidir la corrida y llegó tarde, para colmo, comenzó a llover a cantaros apenas
iniciada la función, lo que provocó que se suspendiera. Una parte del público se
inculpará, sobre todo porque había caído en el descrédito y, por tanto, baja
quejosos y el empresario.49
de las compañías cómicas, dramáticas o de otro tipo, así como los integrantes de la
compañía. Los primeros daban la cara ante las autoridades para solicitar la licencia.
los montajes y su manutención, entre otros, para conseguir se les dieran cuotas
algunos momentos por la guerra, como fue entre 1846 y 1848, y las epidemias,
nunca apareció ninguna en ese papel, aunque si se mencionan como actrices, como
complacido o molesto por algo, o bien, porque como autoridad denunciaba los
notarlo en las tardeadas y música que se tocaba por las calles de Zacatecas.
4. Cómo reflexión final, creo que este acercamiento a las diversiones públicas de
complejo, si bien apenas permite vislumbrar la manera como la gente de todos los
estratos de esta ciudad minera se divertía, pasaba sus horas de ocio, se reunía para
socializar, si nos permite imaginar las diversiones que había en la etapa final del
periodo colonial y que continuaron hacia el nuevo siglo, así como aquellas nuevas
que comenzaron a tomar forma y sentido ya hacia mediados del siglo XIX.
realizaban en otros lugares, ni las dinámicas que se seguían para llevarlas a cabo,
como puede comprobarse con los textos de Viqueira para la ciudad de México y de
Virginia González Claverán para el caso de Guadalajara, salvo que, por algún
19
motivo, algunas de ellas llegaron tarde, como fueron esas funciones que podrían
o hércules. Quizá esa diferencia que se advierte en los tiempos de vivir esa
experiencia entre la ciudad de México y otros lugares, como en este caso Zacatecas,
nos habla mucho de las distancias en kilómetros que separaban ciudades y lo que
individuos con sus familias, enseres, equipajes, bestias, entre otros elementos.
conocían, contrasta con algo que puede considerarse mucho más local, regional,
como las peleas de gallos –tema que necesita una investigación particular, lo
Algo más que se presentó con mucha fuerza en la Nueva España y luego en
50
Un autor argumenta esa movilidad para arrieros, indios expulsados de sus
comunidades y demandantes de limosnas, sin embargo, creo que se puede extender y habría que
estudiarlo, con base también en la experiencia de toda la gama de personajes dedicados a
deambular por los territorios llevando diversiones públicas. Cfr. Raffaele Moro Romero, ¿Una
práctica poco visible? La demanda de limosnas “indígena” en la Nueva España del siglo XVIII
(Arzobispado de México), en Estudios de Historia Novohispana, 46, enero-junio 2012, pp. 115-172.
20
en el futuro, acercándonos con una metodología de trabajo más definida, con una
lectura más fina de las escasas fuentes halladas confrontadas con otras con las que
civil), pero sobre todo, con una problema de investigación mejor planteado.
Por ahora, creo que sabemos incluso de dónde le quedaron sus mejores y
tradicionales formas de diversión a los zacatecanos y a todos los que hemos tenido