Huellas de Lo Arcaico en La Clínica Infantil
Huellas de Lo Arcaico en La Clínica Infantil
Huellas de Lo Arcaico en La Clínica Infantil
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Lo arcaico ejerce una suerte de fascinación de la analogía, Freud se refiere al trauma infantil
al estudioso del psiquismo en sus orígenes. en tanto impresiones tempranas en la vida del
Siempre intuido a través de sus huellas a veces niño que exceden su capacidad de asimilación y
clamorosas y otras encerradas en el silencio de que por consiguiente no pueden ser recordadas.
lo no representado, lo arcaico escapa a la obser- Sus efectos reaparecen compulsivamente a pos-
vación atenta en tanto que se vuelve experiencia teriori (pág. 70). Esas vivencias traumáticas ol-
vivida en el après coup del juego transferencia- vidadas corresponden a tiempos pre-verbales y,
contratransferencia y en la construcción histó- dice Freud, “se refieren a impresiones de natu-
rica, que siempre es mito nacido del encuentro raleza sexual y agresiva, y por cierto que tam-
entre el paciente y el analista, como un emer- bién a daños tempranos del yo” (pág. 71).
gente a partir de la niebla originaria. Un sentido A partir de Más allá del principio del Placer
antes inexistente se crea en el punto de con- y de Construcciones en el análisis, el pensa-
fluencia entre el acto o el afecto del paciente, miento freudiano actual escucha los signos de
que se muestra a la espera de una forma, y la tiempos preverbales en la compulsión a la repe-
contratransferencia del analista que incluye no tición de historias transgeneracionales y de im-
sólo sus emociones y pensamientos sino tam- presiones sensoriales o vivencias no inscriptas
bién el conjunto de su saber. como experiencia representada. Una suerte de
El término arcaico es polisémico en psicoa- memoria amnésica se revela en actos o en retor-
nálisis. Uno de los últimos textos de Freud, nos al límite de lo alucinado en espera de signi-
Moisés y la religión monoteísta, abre el abanico ficación o a la búsqueda de un escenario de fi-
de significaciones al pensar analogías entre la gurabilidad, similar al sueño, que permita el in-
herencia arcaica, de origen filogenético, y las vi- greso de lo no representado en la trama psí-
vencias tempranas, en el terreno de la ontogé- quica.
nesis (pág. 69). Un paso más allá en el desarrollo
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Publicado originalmente en la revista on line Contro- (APdeBA). Año 2013, no 13. www.controversiason-
versias en psicoanálisis de niños y adolescentes line.org.ar
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Agradezco este material clínico a la Lic. Nuria Molas
de que el abuelo paterno de Andreu falleció a desamparo y la depresión materna encajan sus
los 6 meses de iniciado el embarazo. piezas en el puzle mortífero que construye con
el padre, lejano afectivamente, ciego frente al
Sesión a los 2,4 años sufrimiento que madre e hijo exhiben cotidia-
La psicoterapeuta ha decidido trabajar con namente en el hogar. Sin embargo, hay alarma
el niño a solas porque la madre invadía todo el en estos padres que se encuentran atrapados en
espacio hablando sin cesar y pasando de un las redes de sus propias historias infantiles sin
tema a otro aunque no tuviese relación con An- resto pulsional para investir con un Eros inte-
dreu. grador al pequeño Andreu ni recursos para
El niño va de un lado a otro de la sala, como sin contener su inquietud permanente y significar
intención ni objeto, a veces con la cabeza hacia la excitación que lo invade. Atado en la trona,
atrás. La mirada no se detiene en nada. Se gol- con las manos ligadas, el pequeño encuentra allí
pea contra los objetos, pasa a lo largo de canales una estructura sostenedora que hace las veces
estrechos o a través de las piernas de la tera- de exoesqueleto, aguantando un cuerpo todavía
peuta. distante de la unidad psicosomática o de la
Se sube a un pequeño tobogán de gomaes- asunción jubilosa de un yo especular. Dejado a
puma que hay en el despacho y al llegar al sillín merced de sí mismo, la motricidad indiferen-
superior cae sistemáticamente hacia abajo (no ciada se desencadena sin freno ni anclaje en ob-
se desliza sino que cae). Si la terapeuta no lo sos- jeto interno ni externo alguno, sin el recurso
tuviese se haría mucho daño. También se sienta calmante que el autoerotismo oral presta al
en la sillita para niños de forma tal que siempre bebé normal. Algunas defensas muy primitivas
cae al suelo. permiten ya intuir que este escenario no es el
Se acerca al espejo y no se mira pero apoya original sino que se encuentra atravesado por
la cara. Lame el espejo. No habla. Sólo repite un historias ajenas y maniobras protectoras, como
sonido de este tipo: “trequetrequetreque”, sin diría Frances Tustin. Así, Andreu parece en-
intención comunicativa. contrar sosiego en el vacío autista que induce el
En un momento de la sesión la terapeuta se brillo de una luz, las sensaciones autogeneradas
estira en el suelo cerrando los ojos y le dice al al lamer el espejo frío o al repetir un sonido en-
niño que va a dormir y que él puede venir tam- volvente, "trequetrequetreque"; encuentra al-
bién a dormir. El niño, presa de gran agitación, gún placer autodestructivo en los golpes que se
se le arroja encima, la coge del pelo y la obliga a inflige (autoerotismo primario); muestra su ne-
sentarse. La escena se repite, siempre con gran cesidad de un abrazo que ponga freno a la in-
agitación y desespero. quietud y también el pánico a quedar allí atra-
pado, en los dos tiempos del breve contacto con
Sesión a los 2,6 años el objeto que intenta contenerlo. Y más allá,
huellas más claras de lo arcaico, signos de per-
Dice “mamamamama”. Se observa en el es-
cepción (Freud, carta 52) que no han ingresado
pejo con dos pelotas y abre la boca mirando con
al circuito de representación, señales de que
interés, como si quisiese ver dentro.
algo que debía haber sucedido en el origen, no
sucedió. Andreu se deja caer, se desliza por de-
La emergencia de lo arcaico en el caso bajo de las sillas, se mete en recovecos, pasa en
Andreu medio de las piernas como si apuntase compul-
Las primeras entrevistas ponen en escena el sivamente a un repetido acto de nacimiento y
estado de pasividad y desconexión emocional renacimiento en el que, una vez más, entra y
que preside los vínculos familiares. El sale sin permanecer junto a los ritmos y los
sonidos del cuerpo materno. Pero al final de la del lugar en el que se siente investido por la mi-
entrevista, una revelación inesperada: Andreu rada materna emocionada, aunque esa mirada
necesita la mirada de la madre y la mano en su sólo pueda reflejar una angustia ajena, invasora,
vientre para poder dormir. Una suerte de an- incapaz de dar sentido y significado a la propia
claje objetal se despliega en esta escena noc- del niño.
turna relatada por la madre, contrapunto de la El movimiento de la sesión permite ver, a
desligazón mostrada hasta ese momento. edad tan temprana, la importancia del encuen-
La narración de los padres teje sentidos en tro con la analista que suscita una reactivación
torno a este pequeño actor que va poniendo en de las huellas de vivencias transgeneracionales
el escenario de sus sesiones las huellas del pa- a las que el niño se encuentra identificado
sado atravesadas por defensas que intentan pro- (identificación primaria pasiva): cae y vuelve a
tegerlo de dolorosas agonías primitivas (Winni- dejarse caer, como muerto. La propuesta de la
cott) y acciones enigmáticas que esperan secre- analista de ponerse a dormir, surgida de su in-
tamente el encuentro con un otro cargado de tuición contratransferencial, organiza un esce-
emoción y capacidad para descifrar su signifi- nario que prefigura la posibilidad de comenzar
cado (sesión a los 2,6 años). Andreu tuvo al na- a dar forma y sentido a lo no representado,
cer una madre hundida por el peso de unas pér- desatando un nudo del desarrollo subjetivo.
didas imposibles de simbolizar y el temor de ser La herida transgeneracional que no cica-
incapaz de sostener la vida de un hijo. En estado triza ha teñido la experiencia de satisfacción im-
de duelo no elaborable y tal vez a la espera del pidiendo el nacimiento de la función objetali-
nacimiento de una niña que pudiese repararla zante de la pulsión de vida (Green, 2003, pág.
de las muertes sucesivas, la madre tuvo dificul- 304), responsable de la creación de los objetos
tad para investir a Andreu con una intensa externos e internos. El desencuentro de la pul-
carga erógena y colocarlo en el trono de su ma- sión con el objeto primario impide su transfor-
jestad, el bebé, aquél que llegaría a realizar todos mación en representaciones de todo tipo y, por
sus sueños incumplidos. Teniendo por misión consiguiente, la puesta en marcha de la satisfac-
el desmentir la muerte, Andreu quedó atrapado ción alucinatoria y su correlato, el autoero-
en el lugar de los muertos vivientes de su madre. tismo. El estado de no representación es el lecho
Según mi parecer, la sesión del niño a solas por el que transita la pulsión de muerte; la im-
con su terapeuta a los 2,4 años es muy revela- posibilidad de realizar un trabajo de figurabili-
dora. Si en su conducta libre se presenta como dad deja al niño sumido en la indiferenciación,
un niño indiferenciado y ausente como sujeto, el caos pulsional y el desamparo psíquico frente
cuyo gesto voluntario sólo se expresa a través de a cantidades excesivas, una excitación imposi-
formas de sensación (Tustin), en cambio se ble de tramitar.
vuelve activo, desesperado y dueño de su
cuerpo cuando la propuesta del juego de po- Ligar la pulsión de muerte
nerse a dormir lo enfrenta al horror del dormir-
morir. Dormir-morir, es la ecuación fantasmá- Para Winnicott, el acoplamiento originario
tica materna que atraviesa a Andreu y lo aliena madre-bebé es condición de la integración
en una historia ajena impidiéndole iniciar una yoica y sostén del sentimiento de continuidad
historia propia. Pero curiosamente hay allí un existencial. El holding es envoltura protectora
modelo, un armado representacional que orga- frente a los estímulos del mundo y de la vida
niza los datos y las experiencias del mundo, pulsional, también es abrazo que conjuga en
confiriendo a Andreu una breve percepción de una unidad indiferenciada los ritmos de los dos
unidad, de integridad psicosomática. Se trata miembros de la dupla en la creencia paradójica
ligazón y desligazón pulsional. La vectorización hablo, me lo devuelve pero cuando vuelvo a ti-
del orden pulsional depende de la activación de rarlo él lo hace chocar violentamente, primero
la memoria de encuentros positivos en el origen contra otro coche y luego contra las paredes,
en tanto que la tendencia a desobjetalizar es con gran fuerza y manifiesta exaltación.
promovida por la reedición de los fallos arcai- En un momento se queda quieto y noto que
cos. se masturba analmente, sentado sobre su tobi-
llo. Luego, más tranquilo, recorre la consulta,
Caso Jan, 3 años y 6 meses intenta encender el ventilador y se sube a la silla
y al escritorio. Elige después un oso de peluche
Jan es un niño inteligente y conectado pero y lo aprieta contra su pecho; con calma y son-
tiene dificultades para estar tranquilo, jugar o riente se acerca a la madre y se tira en el suelo
dormir. Se despierta varias veces cada noche delante de ella, acostado, de espaldas, soste-
con pesadillas, siempre está inquieto, en movi- niendo al osito, la mira con ternura y sonriendo
miento constante, tocándolo todo y sin cons- seductor le pregunta si se marchará. Ella le con-
truir ninguna secuencia lúdica salvo que al- testa que no, con sequedad y sin mostrar interés
guien organice una actividad y esté muy pen- alguno en la demanda amorosa del niño. Él in-
diente de él. En el colegio puede ser muy agre- siste unos segundos más, pero ella no responde
sivo y morder a los compañeros. La maestra se en ningún sentido, su gesto permanece indesci-
queja de que no atiende y que nunca está quieto. frable. El niño se levanta con furia y comienza a
El padre es ansioso, tenso, y le cuesta mu- golpear violentamente con un martillo un ju-
cho contener la agresividad. Es cariñoso con su guete; los golpes, muy fuertes, se acompañan
hijo y se ocupa mucho de él. La madre es una con una mirada fija, llena de rabia, como si
mujer muy tranquila, pasiva, muy poco expre- odiara al objeto que golpea. Pero poco a poco
siva y con escaso apetito sexual. Es muy depen- los golpes van perdiendo furia y se transforman
diente de su propia madre y suele dejar al niño en un movimiento rítmico, cada vez más lento
al cuidado de la abuela incluso en los horarios y acompasado, descargado de toda emoción,
en que no trabaja. Tiene miedo a la agresividad vacío, hipnótico. La mirada sigue fija en el mo-
de su hijo y no sabe cómo calmarlo. La pareja vimiento, pero el niño se ha ausentado.
tiene conflictos en su vida sexual y en la regula- Lo llamo al contacto conmigo y sale de allí
ción de la agresividad entre ellos. desbocado, como un trompo sin eje, corriendo
de pared a pared, tocando todo, tirando objetos
Primera entrevista conjunta madre-hijo:
y sin atender a ningún freno verbal. Sólo con-
El niño se muestra alegre e interesado en to- sigo detenerlo envolviéndolo fuertemente con
dos los objetos de la consulta. Investiga algunos mis brazos. La madre permanece pasiva e inex-
juguetes de la caja que le ofrezco pero no orga- presiva.
niza ninguna secuencia de juego salvo un breve Violencia y sexualidad presiden explícita-
momento en que se ocupa en meter unos cubos mente los conflictos de la pareja parental y, lejos
dentro de los otros. de estar protegido de la intensidad de esos estí-
Su interés va pasando de un objeto a otro. mulos, Jan parece actuar proyecciones que mul-
Durante mucho rato va recogiendo objetos que tiplican su propia pulsionalidad y que dificultan
inmediatamente olvida o deja caer, el interés va la estructuración de sus anhelos edípicos. La es-
dejando paso a una creciente excitación sin ob- cena de seducción no encuentra vías de aper-
jeto. En ningún momento se dirige a mí aunque tura a la simbolización sino que acaba repi-
no evita la mirada. Sentada con él en el suelo, le tiendo compulsivamente un desencuentro en el
tiro un cochecito con suavidad mientras le origen entre la pulsión y el objeto constituyente.
Referencias:
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Freud, S. (1895) Proyecto de una psicología para ed. Eudeba, 1996
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Smadja, C. (2005) La vida operatoria. Madrid: ed.
Freud, S. (1937) Construcciones en el análisis. Idem, T. Biblioteca Nueva, 2005
XXIII
Tustin, F. (1981) Estados autísticos en los niños.
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T. XXIII
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