Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Aztecas

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

TURISMO Y HOTELERÍA - UDA 2019

HISTORIA DE LA CULTURA UNIVERSAL

CULTURA
AZTECA

Bolzan, Sofía
Martínez Romina
Smud, Sofía
1
H istor ia d e l a cultur a - Bolz an, Sofía; Mar t íne z , R omina; Smud, Sofía

C U LT U R A A ZT ECA

I N T R O DUCCI ÓN

Los aztecas o mexicas constituían un pueblo de cazadores nóma-


das que, provenientes del Norte en el actual estado de Utah
(Estados Unidos), comenzaron a penetrar en el valle de México y
hacia el 1215 consiguieron su sedentarización en México central,
y fundaron uno de los mayores imperios de la América precolom-
bina.
En 1325 fundaron su capital, Tenochtitlán, en un islote del lago
Texcoco, y comenzaron a constituirse como Estado. Moctezuma
I (1440) consiguió una federación con los pueblos tenochca,
texcoco y tlalcopán, que señaló el comienzo de una hegemonía
política progresiva y que alcanzó su máximo apogeo con Mocte-
zuma II (1502-20), monarca que goberbernaba en el actual México
en plena expansión a finales de la Edad Media europea. Entre
los años 1519 y 1525, la llegada de los españoles y la conquista de
Hernán Cortés significaron su desaparición política, aunque su
civilización, heredera de las altas culturas mesoamericanas, pervi-
vió en muchos aspectos entre la población indígena.

UB I CACI ÓN G EOG RÁFICA y tempor al

En su época de máximo esplendor, a finales del siglo XV y


comienzos del XVI, el imperio azteca se extendía por una amplia
región de Mesoamérica (zona cultural que comprendía parte de
México y de Centroamérica), incluyendo, además del valle de
México, las costas del golfo de México y las del Pacífico, el istmo
de Tehuantepec y parte de la actual Guatemala.

2
H istor ia d e l a cultur a - Bolz an, Sofía; Mar t íne z , R omina; Smud, Sofía

M I TO SOB RE EL ORI G EN DE LOS ATECAS

Existe una leyenda que asegura que los antepasados de los Azte-
cas habitaban en una ciudad sagrada llamada Aztlán, ubicada en
una isla del Océano Atlántico.

En esta ciudad existía un cerro con una cueva dónde estos vivian.
Un día apareció el dios Huitzilopochtti, quien les ordenó peregri-
nar rumbo a su tierra prometida, ya que dicha isla se iba a desapa-
recer. En esta orden les dejó en claro que se debían instalar donde
encontraran un agila deborando una serpiente.
Situación que observaron en el lago Texcoco, y por este motivo,
siguiendo las ordenes divinas ubicaron allí la capital de su impe-
rio.

H I STORI A DE L A CULTURA A ZTECA

Los aztecas pertenecían al grupo de pueblos chichimecas, caza-


dores y recolectores de lengua nahua. Al llegar al valle central
de México, ya existía allí una civilización de origen nahua, los
toltecas, que habían absorbido la cultura de los pueblos sedenta-
rios anteriores (como Teotihuacán) y fundado un gran imperio,
con capital en Tula. Pero los problemas internos y la invasión de
sus parientes, los chichimecas venidos del norte, acabaron con el
imperio tolteca, cuyos territorios se repartieron en nuevos Estados.

Los aztecas o mexicas se establecieron al principio como tributa-


rios y mercenarios de principados más poderosos (herederos de
los toltecas). El prestigio de estos últimos hizo que los aztecas,
les pidieran un señor de su linaje, el tlatoani («jefe de hombres»),
aunque siguieron sometidos al poder superior de los tepanecas,
con los que también se establecieron lazos dinásticos.

Posteriormente fundaron su capital Tenochtitlán y fue allí cuando


comenzo a constituirse el Imperio Azteca Poco a poco extendie-
ron su dominio por el antiguo imperio tepaneca. Y bajo Mocte-
zuma I y Axayácatl ensancharon sus dominios hasta constituir un
auténtico imperio en México central, recibiendo los tributos de
distantes. Mientras tanto, Tenochtitlán, la capital de la confedera-
ción, creció y se convirtió en una gran ciudad.

Los aztecas eran el grupo dominante en la confederación; su espí-


ritu militarista había hecho posibles todas esas conquistas.
A la muerte del monarca fue elevado al trono su hijo Mocte-
zuma ll (1502-1520). Quien imprimió un carácter autoritario a
su gobierno y pretendió reafirmar el dominio azteca sobre un
imperio que era aún una confederación de pequeños Estados
sometidos a tributo. De hecho, todavía algunas ciudades-Estado
de central, se oponían al predominio nochtitlán.
Esto fue aprovechado por los españoles, que, al mando de Hernán
Cortés desembarcaron en Veracruz en 1519.

3
H istor ia d e l a cultur a - Bolz an, Sofía; Mar t íne z , R omina; Smud, Sofía

Los primeros informes que llegaron al tlatoan, sobre estos extra-


ños hombres pálidos, barbudos y cubiertos con cascos brillantes
hicieron creer a Moctezuma (quien era extremadamente reli-
gioso) que se trataba del regreso de Quetzalcóatl («serpiente
emplumada»), el héroe civilizador mesoamericano por excelen-
cia, del que las leyendas afirmaban que regresaría un día desde
Oriente. La indecisión del rey y las disensiones internas facilita-
ron la entrada en la capital de Cortés, que se apoderó de Mocte-
zuma. En 1520 se produjo una reacción que obligó a los españoles
a retirarse de Tenochtitlán con numerosas pérdidas; el propio
Moctezuma murió. Pero el frágil Estado azteca estaba ya pro-
fundamente afectado, y al año siguiente Cortés logró conquistar
Tenochtitlán y capturar a Cuauhtémoc, el último tatoani, al que
hizo ejecutar en 1525. Desde entonces, el mundo azteca y mesoa-
mericano en general entró a formar parte del imperio colonial
español.

S O C I E DAD AZTECA

Un grupo de varias familias componía el calpulli, unidad social


compleja que se encargaba de funciones muy diversas, como la
organización del trabajo agrícola, la recaudación de impuestos, el
culto religioso, la educación y el reclutamiento de guerreros.

Un consejo formado por los cabezas de familia elegía al jefe del


calpulli, que debía pertenecer a un linaje determinado. Cada fami-
lia perteneciente a un calpulli recibía en usufructo una parte de
las tierras comunales, la cual volvía al calpulli si dejaba de culti-
varse. Los calpulli podían ser grandes o pequeños y su estructura
variaba mucho según la extensión y disposición de sus tierras. A
veces, varios calpulli se hallaban unidos en barrios y, en las ciu-
dades, solían estar especializados en alguna actividad artesanal o
profesional.

Por encima de los calpulli se imponía la estructura estatal:

1. En el centro de la estructura se encontraba al tlatoani


(monarca). Cuya figura inspiraba un enorme respeto entre sus
subordinados, nombraba a los ocupantes de cargos estatales y
militares, dirigía las campañas de guerra, supervisaba la fisca-
lidad y la actividad comercial, administraba justicia en última
instancia y presidía los ritos religiosos.
El funcionamiento del estado se basaba en una amplia organi-
zación burocrática formada por funcionarios profesionales tales
como sacerdotes, inspectores del comercio y recaudadores de
impuestos (los calpixque, que actuaban de intermediarios entre el
estado y los calpulli).
2. En segundo lugar se encontraban los pipiltin (la nobleza)que
estaba formada por los miembros de la familia real, los jefes de
los calpulli, los jefes militares, los sacerdotes y los plebeyos que
habían realizado un servicio meritorio al estado.
3. Les seguían los pochtecas, grupo conformado por comercian-

4
H istor ia d e l a cultur a - Bolz an, Sofía; Mar t íne z , R omina; Smud, Sofía

tes, mercaderes, que en ocaciones servían de “espías“ al tlatoani


para mantenerlo al tanto de los movimientos del pueblo.
4. Posteriormente se encontraban los macehualtin (plebeyos)
eran los labradores, agricultores y artesanos encuadrados en los
calpulli, que constituían el grueso de la población.
5. Y por último los mayeque (siervos) solían trabajar en las tierras
estatales o de la nobleza. También había esclavos, los cuales se
empleaban como fuerza de trabajo o se reservaban para los sacri-
ficios religiosos.

S I ST E MA DE G OB I ER NO

Los aztecas conformaron un vasto imperio, encabezado por el tla-


toani, que era rey, sumo sacerdote y juez supremo, decidía todos
los asuntos importantes, nombraba a los ocupantes de cargos
estatales y militares, dirigía las campañas de guerra, supervisaba
la fiscalidad y la actividad comercial. Tras la muerte del tlatoani
un consejo de nobles se encarga de elegir el sucesor, general-
mente entre los miembros de la casa real. En sus funciones le
auxiliaba el cihuacóatl (una especie de primer ministro) y diver-
sos consejos especializados, además de cuatro magistrados supre-
mos que asumían las tareas militares y judiciales. Por debajo
de esta elite se encontraban los gobernadores locales llamados
tlatoque y una serie de funcionarios, los tetehcutin, que podían
asumir todo tipo de misiones.

El mantenimiento del imperio se basaba en el pago de tributos


procedentes de los calpulli, unidad social compleja conformada
por un grupo de varias familias, de los artesanos y mercaderes y
de los pueblos sometidos, complementados por las rentas de las
tierras estatales y los botines de guerra. El máximo supervisor de
las finanzas era el cihuacóalt.

R E L I G I ÓN

Gran parte de la vida y la cultura azteca se hallaba determinada


por las creencias religiosas. Una poderosa casta sacerdotal se
encargaba de organizar las ceremonias rituales, a las que asis-
tía toda la población, de dirigir los centros de educación de la
nobleza y de realizar predicciones sobre los diversos aspectos de
la sociedad y la política del imperio.
Los aztecas adoptaros las creencias religiosas de los pueblos
vecinos y sometidos. Politeístas, los aztecas creían en una divi-
nidad suprema de carácter dual, Ometéotl, padre y madre de los
dioses, del que descendían los cuatro Tezcatlipocas, cada uno de

5
H istor ia d e l a cultur a - Bolz an, Sofía; Mar t íne z , R omina; Smud, Sofía

ellos creador de un universo. Estos cuatro mundos primigenios


fueron destruidos uno detrás de otro por la envidia de los otros
tres dioses. Finalmente los cuatro Tezcatlipocas se reunieron en
Teotihuacán para poner fin a sus discordias y crear un quinto
universo. Para ello dividieron el cuerpo de la diosa Tierra, con-
figurándola superficie terrestre y la bóveda celeste. Después
tuvieron que autoinmolarse en el fuego para crear el sol, la luna
y el movimiento del universo. Con este sacrificio nació el quinto
mundo, Tonatiuh , el mundo de los hombres actuales.
Su deidad principal fue Quetzalcóatl, la serpiente emplumada,
creador del hombre, inventor de la escritura, el calendario y las
artes y el protector de la vida y la fertilidad. Otras divinidades
aztecas importantes fueron Tláloc, dios de la lluvia y el rayo,
Mictlantecuhtli, dios de la muerte, Tlazoltéotl, diosa de la lujuria,
Xippe Tótec, dios fecundador.

Uno de los aspectos más característicos de la religiosidad azteca


era la práctica de sacrificios. El derramamiento de sangre, por
parte de los propios sacerdotes o de las victimas inmoladas, ani-
males o humanas, y la ofrenda de corazones constituían rituales
necesarios para alimentar al sol y, por extensión, a todos los
dioses.

CU LTU R A

ESCRI T URA

Aunque los aztecas conocían un tipo de escritura jeroglífica,


siendo una combinación de pictogramas, ideogramas y símbolos
fonéticos. Y, aunque la transmisión de su cultura se realizó princi-
palmente de forma oral, este tipo de escritura fue significativa
debido a su utilidad para la creación de ciertos libros, la mayoría
de contenido religioso y algunos descriptores de la historia del
pueblo. Este pueblo, escribía sobre piel de venado o sobre papel
hecho de fibra de maguey o corteza de amate. Su literatura, pre-
dominantemente oral, desarrolló los temas histórico, religioso y
lírico.

EDUCACI ÓN

Esta se impartía en dos instituciones, el telpochcalli, para los


plebeyos, y el calmécac, para los nobles. El sistema de enseñanza
era severo y disciplinado y se basaba en el estudio de la historia y
la religión nacionales, en la formación moral, en el aprendizaje de
oficios y en el adiestramiento militar.

6
H istor ia d e l a cultur a - Bolz an, Sofía; Mar t íne z , R omina; Smud, Sofía

A RQUI T ECT URA Y UR BANISMO

Tenochtitlan, capital del Imperio y el mejor reflejo de su estruc-


tura social, llegó a tener 100.000 habitantes. Se fundó sobre dos
pequeñas islas del lago Texcoco y, poco a

poco, mediante la paulatina colmatación de la laguna, se fue


extendiendo por los alrededores. Estaba unida a tierra firme a
través de calzada. Se calcula que, hacia 1519, vivían en el área
suburbana alrededor del lago unos 400.000 habitantes, la mayor
concentración humana de toda la antigua América. En origen,
la capital azteca estaba firmada por dos ciudades separadas,
Tenochtitlan y Tlatelolco, que se unieron von la conquista de
esta última. Sin embargo, la división entre ambas se mantuvo a
efectos administrativos; también se hizo necesario dividir Teno-
chtitlan en cuatro distritos.

La ciudad se planificó en torno a una inmensa plaza con 78 edifi-


cios públicos; este recinto tenía cuatro puertas de acceso, orien-
tadas según los puntos cardinales, y de cada una de ellas partían
tres inmensas calzadas sobre el nivel del agua, que unían la isla
con la tierra firme y poseían un valor simbólico, además de estra-
tégico. Dentro de la ciudad se alzaban cientos de templos con sus
correspondientes anexos. Al menos había dos grandes complejos
religiosos, uno en cada capital.

Todos los distritos tenían su templo principal y varios secunda-


rios. El conjunto templario de Tenochtitlan incluía tres grandes
pirámides escalonadas, otros seis templos piramidales más
pequeños, tres camelcac (aposentos de los sacerdotes), así como
otras dependencias. La capital del imperio fue destruida casi en
su totalidad por los conquistadores, por lo que su historia ha sido
reconstruida a partir de las excavaciones arqueológicas y los pla-
nos y crónicas españolas.

Son también excelentes ejemplos de su arquitectura la pirámide


de Tenayuca y los conjuntos de Malinalco y Teopanzolco, caracte-
rizados por la doble escalinata de acceso y el doble templo de la
plataforma superior de la pirámide.

A RQUI T ECT URA Y UR BANISMO

Las manifestaciones artísticas más importantes se dan en el


campo de la escultura monumental de carácter religioso, que
sirvió para representar a las numerosas divinidades del panteón
–con sus símbolos y atributos divinos- así como animales, tanto
reales como mitológicos. Las formas eran realistas y el contenido
naturalista, como la “Cabeza del caballero águila”, y simbólico,
como la “Coatlicue” y la “Piedra del Sol”.

7
H istor ia d e l a cultur a - Bolz an, Sofía; Mar t íne z , R omina; Smud, Sofía

La estatuaria estaba al servicio del culto religioso y guerrero. Los


templos se decoraban con estatuas colosales que servían para
narrar hechos míticos o representar divinidades. Un buen ejem-
plo es la de la diosa Coatlicue, madre de los dioses. En los edifi-
cios públicos estas se utilizaban para dar a conocer acontecimien-
tos relacionados con la historia, como es el caso de la Piedra de
Tizoc. Abundan las imágenes de dioses acompañados de figuras
de animales y plantas de carácter sagrado, llenas de realismo,
que evidencian el alto grado de perfección técnica de los artistas
aztecas.

A RT ES MENORES

Fueron también hábiles artesanos: la orfebrería, basada en el


estilo de los mixtecas, los tejidos y los mosaicos de plumas,
empleados para el adorno personal o arquitectónico, la talla de
piedras semipreciosas e instrumentos musicales y la pintura de
códices fueron algunas de estas principales artes menores.

La sociedad azteca empleó el arte para reforzar su identidad cul-


tural ante sí misma y ante culturas foráneas.
Uno de los logros culturales más destacados del pueblo azteca
fue la invención de un sistema de cómputo del tiempo basado
en la combinación de varios calendarios. El calendario ritual, el
tonalphualli, contaba con 260 días y tenía un uso adivinatorio.
El calendario solar, lo formaban 18 meses de 20 días a los que se
añadían otros cinco días nefastos para completar los 365. Cada 52
años coincidía el inicio de los calendarios, con lo que empezaba
un nuevo “siglo”. Además, había un calendario basado en el ciclo
del planeta Venus, consagrado a Tezcatlipoca, que coincidía con
los otros dos cada 104 años. Los aztecas desarrollan también las
matemáticas, en las que empleaban un sistema vigesimal y la
astronomía.

L EG ADO

Como legado principal se destaca la permanencia de la cultura


azteca en Mexico. Combinandose algunas costumbres del pasado
con las ensañanzas de los frailes del siglo XVI. Pero no hay duda
de que las características esenciales de la raza y el orgullo de
éstas han persistido.
Con el simple hecho de recorrer la capital mexicana, es posible
encontrar las huellas de los aztecas tanto en los rostros, la corpu-
lencia y las maneras de moverse de muchos hombres y mujeres
del lugar, como en los íconos de dicha cuidad (por ejemplo el
estadio

También podría gustarte