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Sordo Madaleno 1

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SORDO MADALENO

Su estilo se permeó y reconoció como sello de la “Arquitectura Moderna


Mexicana” en todo el mundo. Colaboró con otras firmas de arquitectos
reconocidos de la época, como Luis Barragán, José Villagrán García, Augusto H.
Álvarez, Ricardo Legorreta, Francisco Serrano y José A. Wiechers. En 1982,
Javier Sordo Madaleno Bringas (Ciudad de México, 1956) toma el control de la
firma iniciado por su padre y lo lleva a una exponencial expansión de proyectos de
todo tipo, siempre interesado en crear nuevas condiciones urbanas y beneficiar al
usuario a toda costa. Javier en 2008 crea Grupo Sordo Madaleno, en el cual
actualmente es Presidente del Consejo. A pesar de que Sordo Madaleno lleva
más de 50 años en el negocio inmobiliario, es a partir de la formación del Grupo se
integró de manera independiente el área completa de Desarrollo Inmobiliario.

Fue un arquitecto mexicano que aportó la esencia International Style a México y


trajo la modernidad al país en la segunda mitad del siglo XX. Sus obras estuvieron
alrededor de toda la ciudad y transformaron la capital con centros comerciales y
hoteles. Diseñó la Plaza Universidad, Plaza Satélite y Torre Contigo.

El mismo Juan Sordo Madaleno afirmaba que lo que le interesaba era la


internacionalización tanto de las formas como de las técnicas de construcción.
Según Sordo Madaleno, “México probablemente más que ningún país en el
mundo, ha asimilado este fenómeno por su posición geográfica como centro del
continente nuevo. La arquitectura mexicana, podemos asegurarlo, tiene un claro
sentido internacional. Sin embargo dentro de este sentido internacional se
diferencia la mexicanidad producto de la fusión de dos culturas. Lamentablemente
el arquitecto mexicano, salvo contadas excepciones, poco piensa en las técnicas y
aún menos en la investigación de los adelantos logrados en otros países”.

¿Cuál fue su mayor satisfacción en el ámbito profesional?

La intención de Juan Sordo nunca fue hacer arquitectura únicamente para


arquitectos, sino que se concentró en reflejar los anhelos y aspiraciones de cada
uno de sus clientes, creando una arquitectura singular que va mucho más allá de
un estilo arquitectónico establecido. Juan se convertía en el mejor amigo del
cliente, aportando una arquitectura más humana en la que vivir es una satisfacción
y no solo una necesidad. Un claro ejemplo es la cercana amistad que formó con
Bruno Pagliai y su esposa, Merle Oberon, a raíz del diseño y construcción de su
residencia en Acapulco, la casa Galhal.
En pocas palabras ¿qué aspectos caracterizan su estilo arquitectónico?

Su arquitectura se caracteriza principalmente por la hábil sencillez en el manejo de


volúmenes y espacios. Arquitecto de grandes concepciones, integró claramente la
función con la forma, siempre preocupado por conseguir características
particulares para cada uno de sus edificios, basándose en su enorme capacidad
de análisis y definición.

Juan Sordo solía expresar que “La arquitectura ha sido siempre y seguirá siendo
un arte. La arquitectura es creación”.

¿Cómo concebía la relación entre arquitectura y arte?

Con esta frase, Juan les pedía a los arquitectos contemporáneos que no se
olvidaran de la irrefutable relación entre la arquitectura y el arte. A pesar de los
adelantos tecnológicos de la época y de la tendencia a buscar la funcionalidad
antes que la forma, él insistía que la creación artística no debía faltar en ninguna
actividad realizada por el hombre.

También hay que recordar que, en aquella época, el modernismo mexicano,que


venía influenciado por la escuela alemana de la Bauhaus, proponía
colaboraciones interdisciplinarias en los proyectos donde era común ver un equipo
conformado por un arquitecto colaborando con un diseñador industrial y un artista
plástico, por ejemplo.

¿Cómo fue que logró el balance entre la esencia de lo nacional y la influencia


internacional en sus creaciones?

La arquitectura de Juan se vio intensamente influenciada por la infinidad de viajes


que realizó a Europa, en los cuales nunca olvidó su amor por México, siempre
teniendo en mente las formas en las que podía motivar el desarrollo de nuestro
país a través de su arquitectura.

Afirmaba que su trabajo tenía un sentido de mexicanidad, el cual se apreciaba en


la riqueza de los materiales, en las formas que se habían abstraído del
modernismo europeo y en las técnicas locales de construcción, diferenciándose
pero al mismo tiempo formando parte del international style.

Si hubiera que elegir solamente tres proyectos del arquitecto Juan Sordo
¿cuáles serían los más representativos de su obra?

Es muy difícil escoger solo tres obras representativas de Juan, por lo que elegimos
una obra por década: el Presidente Acapulco, uno de los primeros hoteles en la
costera Miguel Alemán, de 1958; el Palacio de Justicia de 1964 y una de sus
últimas obras, la torre de oficinas Palmas 555, de 1975.

Estas tres obras siguen de pie y han vivido una fuerte transformación,
convirtiéndose en detonantes de la zona que las rodea. Las tres, al igual que
muchas más de Juan Sordo, han logrado superar la prueba más difícil: la del
tiempo, pues actualmente todas, aunque ligeramente modificadas, siguen siendo
percibidas como atemporales.

¿Qué esperaba Juan Sordo de los futuros arquitectos mexicanos?

Juan afirmaba que la arquitectura mexicana no solo iba a alcanzar los más altos
estándares internacionales, sino que los iba a rebasar y a establecer estándares
propios que servirían más
adelante como referencia. Por
esto, él soñaba con que los
futuros arquitectos mexicanos
persistieran en expresar el sentido
de mexicanidad en sus obras,
para ¡ diferenciar nuestra
arquitectura de cualquier otra.
Han pasado más de 30 años desde su muerte ¿de qué manera se mantiene el
legado del reconocido arquitecto en la firma Sordo Madaleno Arquitectos?

SMA ha pasado por tres generaciones de la misma familia, desde Juan Sordo
Madaleno (1919-1985), cada una aportando, creciendo y reinventando la empresa
constantemente, tanto en arquitectura y diseño como en aspiraciones y búsqueda
de nuevos retos. La influencia moderna del fundador sigue presente en cada
proyecto que se diseña en la oficina. Desde sus inicios, Sordo Madaleno
Arquitectos ha crecido con una base sólida y una filosofía aplicada a la vida diaria
donde se continúa analizando minuciosamente cada proyecto para potencializar
su valor social, ético, de diseño y de programa, ampliando así sus oportunidades
más allá de los requisitos iniciales.

¿Qué depara el futuro para Sordo Madaleno Arquitectos?

Actualmente, GSM tiene varios proyectos de desarrollo propio que fueron


diseñados por SMA, tales como ARTZ Pedregal, un nuevo centro urbano en la
zona sur de la Ciudad de México, o Reforma Colón, el proyecto más grande y
ambicioso de la firma. La construcción de este último comenzó a mediados de
2017, sobre la avenida Reforma, en el corazón de la Ciudad de México. El
proyecto consta de cinco torres (tres de uso corporativo, una de hotel y una
residencial) con un basamento de tres niveles comerciales que pretende tener
gran permeabilidad urbana.

Así mismo, SMA tiene más de 70


proyectos en desarrollo en
diferentes fases. Entre ellos, The
Landmark y Midtown, proyectos
de usos mixtos en Guadalajara;
hoteles como Sola  en Los
Cabos y tres más en la Riviera
Maya; residenciales como
Puntomar en Acapulco, El Zafiro
en Careyes, Vistavento en
Guadalajara y Minas,
Vistahermosa, Versalles, Bosque
Real y varios más en la Ciudad
de México.

Juan Sordo Madaleno, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México,


forma parte de una gran generación de arquitectos mexicanos que profundizaron
en la creación de arquitectura con una visión nacional y que impulsaron la
formación de una imagen colectiva para la Ciudad de México desde la primera
mitad del siglo XX.
La arquitectura ha sido siempre y seguirá siendo un arte. La arquitectura es
creación.

Su obra arquitectónica contribuyó en gran medida al Estilo Internacional, con


influencias sólidas de Le Corbusier, Walter Gropius y otros grandes de la época; y
a lo largo de su carrera colaboró con arquitectos reconocidos como Luis Barragán,
José Villagrán García, Augusto H. Álvarez, Ricardo Legorreta, Francisco Serrano y
José A. Wiechers.
Sordo Madaleno Arquitectos, ahora en su tercera generación, es presidido por su
hijo Javier Sordo Madaleno Bringas y su nieto Javier Sordo Madaleno de Haro,
actual director de arquitectura, quienes han continuado con el legado y el
pensamiento que les heredó Juan Sordo Madaleno. Juntos han expandido los
horizontes de la firma a un nivel internacional, siempre reconociendo la grandeza
de su origen.
A continuación, 18 proyectos realizados por Juan Sordo Madaleno y fotografiados
por el extraordinario Guillermo Zamora.
Monterrey y Álvaro Obregón 
Año: 1940
Ubicación: Ciudad de México
Programa: Edificio de
Departamentos
Arquitectos Asociado: Augusto H.
Álvarez
Estatus: Demolido
Según Israel Katzman, se trataba
de un edificio de departamentos
de siete niveles cuya estructura
remetida era de las primeras en
México en enfatizar el
“alargamiento horizontal de vanos
y macizos”. El frente, hacia Álvaro
Obregón, evoca los proyectos de
“Inmuebles villas” de Le
Corbusier, por el tratamiento
alternado de ventanas y terrazas; sin embargo, hacia Insurgentes y Monterrey la
fachada mostraba un tratamiento distinto que lo hacía lucir como otro edificio
Tonalá 15
Año: 1944
Ubicación: Ciudad de
México
Programa: Clínica de
Especialidades
Arquitectos
Asociado: Augusto H.
Álvarez
Estatus: Demolido
Como era costumbre en
este tipo de proyectos,
la planta baja se
dedicaba a locales
comerciales y la parte
superior a oficinas (en
este caso consultorios).
Mientras hacia
Insurgentes el edificio
presentaba una fachada de ventanas corridas, la fachada posterior era más
articulada, con superficies de distintos recubrimientos y texturas y aperturas de
distintas proporciones. En la base del triángulo de la planta se desarrollaba una
escalera exterior de gran calidad escultórica.

Reforma y Morelos
Año: 1946
Ubicación: Ciudad de México
Programa: Edificio de Oficinas
Arquitectos Asociado: Augusto H.
Álvarez
Estatus: Demolido

Uno de los mejores ejemplos del


diseño moderno de edificios de
oficinas en la ciudad de México es
esta estructura de nueve niveles.
La construcción de concreto
reforzado se hizo a partir de un sistema de pilas de concreto como cimentación. La
simetría de su forma vertical y aparente liviandad de losas, así como sus muros
acristalados de piso a techo, lo distinguen del típico edificio de oficinas. Mediante
el uso de muros interiores ajustables, el espacio puede ser modificado según las
necesidades del usuario. Lamentablemente, las fachadas sureste y suroeste son
ciegas debido a que son colindancias, y la planta baja está destinada a uso
comercial
Mariano Escobedo 543
Año: 1947
Ubicación:  Ciudad de México
Programa: Edificio de Oficinas
Estatus: Construido
Se trata de un edificio de seis
niveles, de oficinas, con planta libre,
fachada libre y ventanas corridas. La
planta baja se destina a comercios y
los cinco niveles superiores a
oficinas. Consta de un cuerpo
principal alineado a la calle y un
núcleo de servicios y circulaciones verticales adosado a la parte posterior. Sordo
Madaleno evita la predecible monotonía en este tipo de programas al colocar en la
fachada una serie de parapetos y balcones alternados. Se trata de un pasaje en
forma de L definido por planos ortogonales de distintos materiales y texturas:
concreto, madera, piedra laja, yeso, cemento, cristal, etcétera. La disposición de
estos planos, así como la colocación estratégica de elementos de mobiliario y
vegetación, confieren una clara direccionalidad y orientación al acceso
Wyeth - Vales
Año: 1950
Ubicación:  Ciudad de
México
Programa: Complejo
Farmacéutico
Estatus: Construido

Proyecto de un edificio de
oficinas y laboratorios
farmaceúticos localizado en
una esquina de la colonia
Industrial Vallejo, en
Azcapotzalco. Debido a que contaba con un amplio terreno, Sordo Madaleno
desarrolla el proyecto en una sola planta. Las oficinas, cafetería y biblioteca se
agrupan en un bloque alargado, alineado a la calle principal. Los laboratorios y
almacenes se agrupan en un bloque de mayores dimensiones hacia la parte
posterior del predio. Ambos cuerpos se separan mediante un amplio patio con
jardín y se conectan por un andador cubierto, soportado en esbeltos marcos de
acero. Una gruesa losa aparente y un basamento continuo de piedra
respectivamente coronan y desplantan al edificio, y le otorgan unidad visual.

Londres y Niza
Año: 1953
Ubicación:  Ciudad de México
Programa: Edificio de Oficinas
Arquitectos Asociado: Jaime Ortiz
Monasterio
Estatus: Demolido

Se trata de uno de los primeros


edificios con estructura remetida y
“muro cortina” en el país. Cada piso
de la fachada mostraba un ritmo B-A-
C, donde B correspondía a la altura
del parapeto, A al de la ventana, y C
al del grosor del entrepiso. El edificio
exhibía un estudiado orden
geométrico, con los niveles de
comercio y oficinas claramente
diferenciados, pero relacionados en sus proporciones generales. Existía además
una sutil relación con el contexto, al haber dos entradas orientadas de distinta
forma para los comercios y oficinas, además de que la fachada registraba la altura
y algunas proporciones de las casas vecinas.

En 1955 el edificio fue incluido en el catálogo de la exposición de arquitectura


latinoamericana organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York,
figurando en la sección de “fachadas urbanas”. El proyecto de Sordo y Ortiz
Monasterio fue elogiado por la armonía de su modulación a pesar de no contar
con los “quiebra soles” característicos de otros proyectos expuestos.

Corregidores 940
Año: 1956
Ubicación: Ciudad de México (Lomas
de Chapultepec)
Programa: Rresidencial
Arquitectos Asociado: Álvaro Ysita
Estatus: Construido
Sordo Madaleno aprovecha el
desnivel natural del terreno para
colocar la entrada y las áreas privadas
en la parte superior, y las públicas en
la parte inferior. La entrada a la casa
se enmarca por elementos de distintos materiales y texturas, pero de gran
simplicidad formal: una losa de concreto, escalinatas de piedra cortada, muros de
piedra brasa, puertas y recubrimientos de madera y un espejo de agua. Un
estrecho pasaje, rodeado por altos muros de piedra y coronado por vigas de
madera, otorga una conexión directa entre la explanada de acceso y otra
explanada o terraza en la parte baja del terreno.

El proyecto gira en torno a un patio central de piso de mármol y grandes paños de


vidrio que posibilita una gran luminosidad a los espacios adyacentes. La zonas
públicas se abren hacia la terraza y el jardín, una vez más, mostrando la gran
afición de Sordo Madaleno por fusionar espacios internos y externos.
Torre Anáhuac
Año: 1958
Ubicación:  Ciudad de México
Programa: Edificio de Oficinas
Estatus: Remodelado
Con veintiún pisos y cuatro niveles
subterráneos de estacionamiento, la
Torre Anáhuac fue en su época uno
de los más altos en México. En este
proyecto Juan Sordo Madaleno
alcanzó la altura de los edificios
colindantes de Pani, pero en lugar de
remeter su edificio en altura, lo hizo
desde la planta baja, abriendo así un
pequeño remanso público con
carácter de plaza en una zona cada
vez más congestionada. Tanto el
volumen como el basamento se
remeten del alineamiento para
generar este remanso público. Una diáfana caja de cristal invade este espacio, sin
minimizar su sentido de apertura.
Presidente Acapulco
Año: 1958
Ubicación: Acapulco, Guerrero
Programa: Edificio de Oficinas
Arquitectos Asociado: José A. Wiechers
Estatus: Construido

El terreno de este proyecto ocupa una franja


comprendida entre la Bahía de Acapulco y la
avenida Costera; su límite con la bahía está
compuesto por una playa de aproximadamente
130 metros de largo y un macizo rocoso.
Además, en el terreno se forma un desnivel de
la avenida Costera con respecto al mar, que
varía de 22 a 15 metros. Con la superficie de
terreno disponible y el número de habitaciones que se pedía, había que hacer un
edificio de varios pisos, que permitiera el mayor número de habitaciones por piso,
sin producir circulaciones horizontales demasiado largas. Así se llegó a la solución
que consistió en una doble crujía de habitaciones con circulación central, que
formaban un cuerpo rectangular alineado en forma perpendicular a la bahía, con lo
que se logró que absolutamente todas las habitaciones del hotel tuvieran vista
sobre ella.

Merck, Sharp & Dohme


Año: 1960
Ubicación:  Ciudad de México
Programa: Complejo farmaceútico
Arquitectos Asociado: José A. Wiechers,
Imanol Ordorika
Estatus: Construido
El proyecto para estos laboratorios se
concibió en tres volúmenes dominantes que,
por contraste, llenarían las condiciones
fundamentales del programa. Los tres
elementos constitutivos: un cuerpo dedicado
a oficinas, un elemento para producción y
bodegas para almacenamiento de materias
primas y productos elaborados, se
dispusieron de tal forma que los dos primeros tuvieran como fondo el volumen
enorme y sencillo de las bodegas.  

La cubierta, en forma de cúpula invertida y que proporciona luz a la zona central,


quedaría suspendida por un anillo perimetral el cual, a su vez, queda sostenido
por una serie de columnas en forma de “V”, y en conjunto con el anillo forman el
elemento resistente y de apoyo de esta estructura. Finalmente, el edificio de
bodegas fue planeado como una unidad independiente de las anteriores, ya que
las condiciones de asoleamiento, iluminación, capacidad y demás lo hacían
diferente a los otros.
María Isabel
Año: 1961
Ubicación:  Ciudad de México
Programa: Hotel
Arquitectos Asociado: José A.
Wiechers, José Villagrán
Estatus: Construido
En el Hotel María Isabel, ubicado en un predio de 9,000 m2 frente al Ángel de la
Independencia, en el crucero que forma el Paseo de la Reforma con Río Tíber, se
concentran prácticamente todos los gestos, maneras y formalismos del arquitecto
Juan Sordo Madaleno y es, sin duda, un edificio paradigmático en su carrera así
como del paisaje urbano capitalino. Un cuerpo predominante forma el hotel con 19
niveles de altura y con una eficaz composición en T asimétrica. El desarrollo de la
planta en forma de T fue consecuencia del estudio de distribución de las
habitaciones. La misma disposición y circulación se utiliza en ambas crujías
mientras que en la intersección se localiza el núcleo de elevadores.
Del cuarto al decimocuarto nivel se constituye por plantas tipo. Las habitaciones
mayores se orientan hacia la fachada sur de Paseo de la Reforma, las menores, y
paralelas a las anteriores, se orientan al norte, y el cuerpo perpendicular tiene
habitaciones sólo hacia el lado de la calle Río Tíber, con lo que libera la parte
interior a circulaciones y servicios. El edificio de oficinas se planteó respondiendo
al contexto y demanda como un volumen menor en presencia, longitud y altura sin
embargo como parte importante de la composición. La azotea jardín de herencia
corbusiana presenta en este hotel todo su contenido con las áreas lúdicas de la
alberca, detrás de la ventana urbana que remata el edificio.

San Ignacio de Loyola


Año: 1961
Ubicación: Ciudad de México
Programa: Iglesia
Estatus: Construido

Cortesia de Sordo Madaleno Arquitectos,


fotografía por Guillermo Zamora
Este proyecto representó la ampliación del
criterio litúrgico tradicional tanto en diseño
arquitectónico como en proceso constructivo.
En planta conserva la tradicional forma de cruz
latina pero adquiere relieves de extrema espiritualidad al elevarse con
proporciones esbeltas cuya generatriz en todos los sentidos es el simbólico
triángulo. El atrio se convierte en una ampliación de la vía publica y constituye una
pequeña plaza en la que se sitúa un campanario de extrema simplicidad y da al
conjunto la dignidad y perspectiva buscada. La estructura de hierro aparente y
placas prefabricadas cerrando los claros de la misma, los revestimientos
impermeables de cerámica mexicana, así como los pisos de piedra y en general
los acabados de materiales naturales representan el criterio de la franqueza
constructiva propia del siglo. 

Cartuchos Deportivos
Año: 1964
Ubicación: Cuernavaca, Morelos
Programa: Fábrica
Arquitectos Asociado: José A.
Wiechers, Imanol Ordorika
Estatus: Construido

Esta fábrica se proyectó sobre la


carretera a Tepoztlán, en una zona
boscosa; los edificios destinados a
la producción y manufactura de
cartuchos se dividen en dos zonas: explosivos y no explosivos. La primera forma
un gran parque cerrado y consta de un grupo disperso de pequeños edificios para
la producción y manufactura de detonantes y almacenes de pólvora. La segunda
zona se caracteriza por el edificio principal de producción que, además, contiene
las bodegas de materia prima y de producto terminado.Se construyó en forma
rectangular con un claro de 30 m y longitud de 130 m, dividida en claros
dispuestos cada 10 m.

Su cubierta, de concreto armado, se forma en cada claro por dos medios


paraboloides hiperbólicos. A un extremo de este cuerpo se levanta el edificio de
plomo, formado por un cuerpo bajo de tres niveles destinados al proceso de
clasificación, grafitado y almacén de plomo, y la torre característica, de 58 m de
altura, construida en concreto con el sistema de cimbra deslizante. Esta unidad
industrial se completa con los edificios de oficinas y de servicios generales, que se
desarrollan alrededor de un jardín central y se caracterizan por el uso de
materiales regionales y techos con grandes aleros que protegen fachadas e
interior del asoleamiento excesivo. 

Palacio de Justicia
Año: 1964
Ubicación:  Ciudad de México
Programa: Edificio de Oficinas
Arquitectos Asociado: José A. Wiechers
Estatus: Construido
El Palacio de Justicia es un inmueble icónico por su estilo e innovación y gran
referente de la época del movimiento moderno. Fue destinado para albergar los
tribunales de justicia del DF y Nacionales. El característico pórtico del Palacio de
Justicia fue diseñado con esbeltas columnas a ritmo que le dan al edificio una
fuerte presencia atemporal y elegante. El acceso principal conduce hacia la planta
baja a través de una imponente escalinata fuertemente contenida con muros de
piedra y único lugar donde se utilizó otro tratamiento de fachada. Este acceso
culmina en un patio cubierto por una cúpula. Dicho patio es el claro elemento de
distribución para los distintos usos y flujos.

Presidente Cozumel
Año: 1969
Ubicación: Cozumel, Quintana
Roo
Programa: Hotel
Arquitectos Asociado: José A.
Wiechers
Estatus: Demolido

Se proyectó en varios edificios


de acuerdo con las funciones
específicas a que se destina
cada uno, y están unidos por
circulaciones horizontales y verticales. El edificio de la recepción, además del
vestíbulo, cuenta con una zona para concesiones, oficinas generales y de
gerencia, un lounge, comedor y bar, dispuestos en desniveles, que favorecen la
vista a la alberca y el mar. El hotel cuenta con dos núcleos de habitación, uno al
norte del conjunto y construido en un solo nivel perpendicular al mar; el otro, que
se localiza al sur del conjunto, y paralelo al mar, está construido en dos niveles. En
el centro de éstos, está la alberca. Los servicios generales se encuentran en un
edificio separado por completo, pero comunicado por las circulaciones del sótano
del edificio principal.
Palmas 555
Año: 1975
Ubicación: Ciudad de México
Programa: Edificio de Oficinas
Estatus: Construido

Se trata de un edificio de oficinas con una torre


de nueve niveles y un basamento de dos pisos
para locales comerciales. Cada piso de la torre
se “desplaza” en sentido horizontal para
generar un perfil zigzagueante que lo vuelve
inconfundible. A pesar de esto, la estructura de
marcos rígidos transmite sus cargas
verticalmente a lo largo de los once niveles del
edificio. Los pisos se componen de ventanas
corridas, apoyadas en sólidos parapetos recubiertos de aluminio oscuro. El
basamento está a su vez recubierto con una superficie pulida de granito rojo.
Catalogado como un edificio “a contracorriente” en el contexto de la modernidad
mexicana y de la propia carrera de Sordo Madaleno. Hoy en día, éste es uno de
los edificios más famosos del arquitecto debido a lo vanguardista que para
muchos resulta su forma.
Centro Corporativo Bancomer
Año: 1976
Ubicación: Ciudad de México
Programa: Edificio de Oficinas
Arquitectos Asociado: José A.
Wiechers, Augusto H. Álvarez
Estatus: Construido

De planta cuadrada, el edificio


cubre un área de 15,000 metros
cuadrados. Cada uno de los seis
niveles se subdivide en 121
módulos dispuestos como “tablero
de ajedrez”, donde las “líneas” divisorias sirven como circulaciones. Cada módulo
fue pensado para alojar unidades departamentales de entre 40 y 100 personas.
Como en Plaza Universidad, pero de forma más racional, la planta se ordena
mediante un serie de patios alternados que atraviesan todos los niveles del
edificio. Además de dotar de luz natural al interior, fungen como barreras acústicas
entre los distintos departamentos.

Debido a su carácter modular, el edificio logra momentos de gran complejidad


espacial. La estructura consiste en un sistema mixto de concreto precolado y
colado en sitio. La fachada se recubre de una superficie de vidrio polarizado que
evita vistas al interior, pero las permite en sentido inverso.
Presidente Chapultepec
Año: 1977
Ubicación: Ciudad de México
Programa: Hotel
Arquitectos Asociado: José A. Wiechers
Estatus: Construido
Ubicado en la ciudad de México, el edificio tiene
un primer plano arbolado que es una barrera al
ruido generado por el tráfico. Su altura
sobresale de manera notable de su entorno,
creando un nuevo paisaje. El terreno de 5,600
metros cuadrados de superficie se ubica y
orienta hacia Paseo de la Reforma, hacia el sur,
lo que permitió pensar en un volumen que
tuviera su exposición máxima a ese lado y al
opuesto, el norte.

Con esto, se logra el máximo de ventajas desde el punto de vista de paisaje, de


orientación y también con respecto a problemas de operación y mantenimiento de
instalaciones. Como objetivo del proyecto, se planteó que el hotel se diferenciara a
la perfección por su volumetría —una torre de habitaciones— y expresión
arquitectónica, lograda por la unidad en la construcción y el uso adecuado de los
materiales en todas sus áreas.
Especial agradecimiento a Rosalba Rojas y Jimena Orvañanos del equipo de
Sordo Madaleno Arquitectos por la gran labor de recopilar esta valiosa información
histórica.

Javier Sordo Madaleno Bringas


Presidente del Consejo
Javier Sordo Madaleno Bringas nació en la Ciudad de México en 1956, realizó sus
estudios universitarios en la Facultad de Arquitectura de la Universidad
Iberoamericana (1974 a 1979). Ha contribuido enormemente al desarrollo y estilo
arquitectónico dentro de México mejorando el entorno y la calidad de vida de los
usuarios. Su vida profesional con mas de cuarenta años de experiencia como
arquitecto y desarrollador ha sido sumamente prolífica con aproximadamente 190
proyectos diseñados, más de nueve millones de metros cuadrados construidos y
alrededor de dos millones y medio de metros cuadrados desarrollados. Entre sus
proyectos más representativos se encuentran: Hotel Westin Regina L.C. (1993),
Moliére Dos22 (1997), Masterplan Antara  (2006-2018), iglesia San Josémaría
Escrivá (2008), Masterplan Andares (2009-2017), Antea Lifestyle Center (2013),
Toreo Parque Central (2014), Residencial Artesia (2014), Andamar Lifestyle
Center (2014), Grand Hyatt Playa del Carmen (2015), ARTZ Pedregal (2018) y 28
proyectos para la Fundación Teletón (1999-2016).

El Arq. Sordo Madaleno ha sido aclamado y reconocido con innumerables honores


a nivel nacional e internacional entre los que destacan: El nombramiento como
Miembro Honorario del AIA (American Institute of Architects) en 2017 por su
significativa contribución a la arquitectura y a la sociedad. También en 2017 fue
nombrado Profesor del IAA (International Academy of Architecture) y recibió la
“Medalla al Mérito en Ciencias y Artes 2016” en la categoría de Arquitectura que
otorga la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. En 2016 la Asociación de
Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) le otorgó el reconocimiento por su inigualable
trayectoria en Arquitectura. En 2015 recibió el premio “Best of the Year” de la
revista Interior Design por el SPA de Grand Hyatt Playa del Carmen como el mejor
proyecto del año en la categoría. En 2013 recibe el premio “Trayectorias” otorgado
por el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México (CAM-SAM). En 2010 recibió
el premio “Judges Special Award” por la Design and Health International
Academy por el proyecto CRIT en Tampico, el mismo proyecto fue reconocido en
2009 como “mejor edificio” en la categoría de Salud dentro del marco del World
Architecture Festival (WAF) celebrado en Barcelona. También 2009 recibió el
premio “Gold Award for Development and Design Excellence” otorgado por el
ICSC reconociendo la innovación del proyecto Andares.

Como otras actividades relevantes en el medio Javier Sordo Madaleno Bringas es


miembro del Colegio de Arquitectos de México, socio de la Sociedad Mexicana de
Arquitectos, miembro honorario del Instituto Americano de Arquitectos (AIA),
miembro de la Academia Nacional de Arquitectura, miembro de la Asociación de
Desarrolladores Inmobiliarios, integrante del Patronato del Teletón, consejero del
Club de Industriales, consejero de Hoteles Intercontinental, consejero de Grupo
Inditex, consejero de la Universidad Centro y consejero de importantes centros
comerciales como: Plaza Satélite, Plaza Universidad, Antara Fashion Hall, Centro
Comercial Angelópolis, Antea Lifestyle Center y Andamar Lifestyle Center.

Juan Sordo Madaleno y el sentido de la proporción


Juan Sordo Madaleno es sin duda uno de los arquitectos más injustamente
ignorados y malinterpretados de la cultura arquitectónica moderna mexicana. Esto
es algo muy peculiar, ya que como profesionista Sordo Madaleno se distinguió por
ser uno de los arquitectos más productivos en el país. Las imágenes de su obra
abundaban en publicaciones y revistas especializadas y fueron, de hecho, de las
más numerosas en los libros de Myers y Cetto, las dos fuentes clásicas sobre el
movimiento moderno mexicano de mediados del siglo XX. Sólo quizá Mario Pani
rebasaba a Sordo Madaleno en cantidad de obra construida. Más importante, sin
embargo, fue la calidad constructiva y refinamiento espacial mostrado en sus
edificios e invariablemente elogiado por los críticos de arquitectura, dentro y fuera
de México. En este sentido, resulta sorprendente el nivel de organización que su
despacho debió haber tenido para lograr tal cantidad y calidad de trabajo.
Sus colaboraciones con arquitectos de la época (desde Augusto H. Álvarez, Luis
Martínez Negrete, José Luis Certucha, Álvaro Ysita Ortega, Enrique
Langenscheidt, Jesús García Collantes, Jaime Ortiz Monasterio, José Villagrán
García, Ricardo Legorreta, Luis Barragán, Imanol Ordorika, J. Francisco Serrano,
José de Yturbe, hasta su inseparable socio de madurez José Adolfo Wiechers)
dibujan a un personaje efectivamente pragmático y políticamente sagaz, pero con
una gran visión y capacidad de diálogo y entendimiento.
Con todo, la principal contribución de Sordo Madaleno a la arquitectura mexicana
fue el sentido de proporción que de manera muy especial reintrodujo, y que ayudó
a transformar y consolidar al precoz movimiento moderno mexicano, para elevarlo
al rango de una auténtica “escuela mexicana de arquitectura”, distinta de aquella
reseñada por la historia oficial. La rigurosa pero abierta geometría de sus formas
(la tensión y el balance entre orden simétrico y orden eurítmico) hacen ver que
para Sordo Madaleno la conciencia disciplinar estaba por encima, o mejor dicho
antecedía y por lo tanto fundamentaba, cualquier tipo de reivindicación política o
social. La dimensión pública de su arquitectura se elaboró así desde el oficio
mismo y se manifestó en la manera en que sus edificios logra- ron transformar y
enriquecer los lugares en los que se construían: una arquitectura a la vez
proporcionada y proporcionante y, por lo tanto, decorosa en el sentido vitruviano o
ético del término. Ya sea de manera crítica o instrumental, pero siempre
arquitectónicamente, Sordo Madaleno dio forma al México del siglo XX.
Juan Sordo Madaleno fue un arquitecto moderno. Preciso, discreto y elegante,
aportó la esencia del International Style al panorama mexicano de mitad de siglo
XX. A lo largo de su carrera, su obra fluye mesuradamente entre la discreción, el
buen gusto y ese extraño tino por el tono exacto, la altura justa o la proporción
adecuada, lejos de las estridencias efectistas de algunos o la copia indiscriminada
de otros o el rigor extremo de aquellos que proyectaban sobre papel cuadriculado.
Con fotografías de Guillermo Zamora, fotógrafo de la época, este libro recopila 28
de las obras de Juan Sordo Madaleno, proyectos de distinta escala, volumetría,
uso y tiempo. Pretende mostrar su formación y madurez como arquitecto, y
reconocer el valor que tuvieron, y tienen, cada una de sus obras.

Su Arquitectura.

Las líneas en el diseño, texturas, colores, espacios, una fusión de la arquitectura


tradicional mexicana con la contemporaneidad de la arquitectura global ha hecho
de Javier Sordo Madaleno un digno representante de la arquitectura mexicana
contemporánea a nivel mundial.
Para Sordo Madaleno, México es uno de los pocos Países que tiene propuestas
arquitectónicas propias, a diferencia de otros puntos de gran influencia en este
campo como París, Nueva York, Londres, etc., pues representa una arquitectura
global, universal, que no expresa la cultura regional.
"Siempre tenemos un sello de tradición detrás de nosotros. Creo que ese sello
nunca hay que perderlo. Siempre tenemos esa parte de la arquitectura mexicana
metida en la piel", dice Sordo Madaleno en relación con sus dos principales
maestros, influencia determinante en su obra, su padre Juan Sordo Madaleno y el
arquitecto Luis Barragán.
http://www.sordomadaleno.com/sma/es/filosofia
Juan Sordo Madaleno fue un arquitecto moderno. Preciso, discreto y
elegante, aportó la esencia del International Style al panorama mexicano de
mitad de siglo XX. Como tantos arquitectos diseminados por el mundo, hizo
suyos los postulados de una modernidad que pasó del dogmatismo de la
Carta de Atenas y el racionalismo beligerante, a un funcionalismo de
mercado que encajó perfectamente en México, en pleno auge
desarrollista. En la segunda mitad del pasado siglo, durante las presidencias de
Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, se dieron las condiciones de
crecimiento económico que acercaron a buena parte de la sociedad mexicana
hacia un progreso universal que dejaba atrás cualquier apego a la identidad local,
dando paso a nuevas tecnologías, a departamentos flexibles que incorporaban un
mundo lleno de electrodomésticos, a edificios de oficinas que emulaban las
plantas libres y los muros cortina que se estilaban por doquier. En esa prosperidad
se desarrollan los primeros años profesionales de Juan Sordo Madaleno.
A lo largo de su carrera su obra fluye mesuradamente entre la discreción, el
buen gusto y ese extraño tino por el tono exacto, la altura justa o la
proporción adecuada, lejos de las estridencias efectistas de algunos, la
copia indiscriminada de otros o el rigor extremo de aquellos que
proyectaban sobre papel cuadriculado. A riesgo de simplificar, cabe destacar
tres fases en la cronología de su trabajo: los primeros años, en la década de
los cuarentas, asociado con Augusto H. Álvarez, en que desarrollaron
cuidadosos proyectos modernos con rigor y prudencia, tentando formal y
tecnológicamente, lo que posteriormente asumirían –por separado- con mayor
radicalidad. Le siguen unas décadas de madurez donde se van acentuando
los signos propios y la delicada caligrafía compositiva en proyectos de gran
relevancia. Sus últimos años destacan por una decantación hacia la
volumetría, la expresión prismática y la relación icónica con la ciudad.
Juan Sordo Madaleno nació en la Ciudad de México en 1916, en el seno de una
familia acomodada y católica, y trabajó siendo estudiante con el arquitecto español
José Arnal. Formó parte de una generación que amplía la brecha de la
modernidad iniciada por José Villagrán, Juan O´Gorman y Luís Barragán.
Arquitectos como Mario Pani, Enrique del Moral, Jaime Ortiz Monasterio, Ramón
Torres, Héctor Velázquez, Enrique de la Mora, Ramón Marcos, Augusto H. Álvarez
o Juan Sordo Madaleno, por mencionar algunos, realizaron notables edificios
apegados a los principios del racionalismo. De algún modo esta segunda
generación de arquitectos educados extra-académicamente bajo la
influencia del Movimiento Moderno, tanto en México como en la mayor parte
del mundo, no pretendía la originalidad en sus propuestas -como lo sería en
el caso de los pioneros de la modernidad- sino que reproducían los prototipos
racionalistas, consagrando el Movimiento Moderno precisamente a través de
la repetitividad, la homogeneidad y la racionalización. Ciertamente, su
convencida y acrítica militancia moderna les hacía confiar ciegamente en la idea
del progreso lineal y el implícito crecimiento constante hacía un mundo mejor. Si
para Villagrán y O´Gorman la nueva modernidad era el zeitgeist de la arquitectura
y significaba un cambio de paradigma en el que una  sustituía a la anterior, para
Sordo Madaleno y Álvarez, pero también para Pani y tantos otros, la modernidad
empezaba a ser una cuestión de estilo.
La primera etapa discurre de 1940 hasta 1947, asociado con Augusto H.
Álvarez, en que desarrollaron algunos edificios de departamentos modernos con
ventanas corridas y aparecieron los primeros edificios de oficinas con fachada de
vidrio y rigurosos diseños de cancelería entre losas de concreto, donde ensayan
los futuros muros cortina que ya se hacían en los Estados Unidos y Europa. Si
bien son escasas las referencias grabadas o escritas de Juan Sordo
Madaleno, si existen testimonios de Augusto H. Álvarez referidos a estos
primeros años. Para ellos se trataba de alcanzar la máxima funcionalidad a
través de formas precisas y de privilegiar la calidad constructiva desde
procesos de diseño. A diferencia de los pioneros de la modernidad no se trataba
de ser original, y no les importaba el hallazgo de las cosas nuevas sino la
perfección de las ya conocidas. En este sentido, unos años más tarde el mismo
Juan Sordo Madaleno afirmaba que lo que le interesaba era la
internacionalización tanto de las formas como de las técnicas de
construcción. “México –afirmaba- probablemente más que ningún país en el
mundo, ha asimilado este fenómeno por su posición geográfica como centro
del continente nuevo. La arquitectura mexicana, podemos asegurarlo, tiene
un claro sentido internacional. Sin embargo dentro de este sentido
internacional se diferencia la mexicanidad producto de la fusión de dos
culturas. Lamentablemente –añade- el arquitecto mexicano, salvo contadas
excepciones, poco piensa en las técnicas y aún menos en la investigación
de los adelantos logrados en otros países”.
Bibliografía
https://www.colegiodearquitectoscdmx.org/2018/01/09/la-arquitectura-de-juan-
sordo-madaleno/
http://lomalinda.com.mx/juan-sordo-madaleno/
https://www.archdaily.mx/mx/798294/18-obras-de-juan-sordo-madaleno-a-100-
anos-de-su-natalicio
https://www.arquine.com/juan-sordo-madaleno/
https://www.arquine.com/juan-sordo-madaleno-y-el-sentido-de-la-proporcion/

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