Lava Los Pies
Lava Los Pies
Lava Los Pies
Lucas 22:24-27
Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el
mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de
ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados
bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros
como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál
es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se
sienta a la mesa? Más yo estoy entre vosotros como el que sirve.
Mat 20:26-28
Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande
entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero
entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino
para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por
muchos.
Es como si Jesús dijera: «Pedro, ¿vas a ser tan orgulloso como para
no dejarme que te haga esto? Si lo eres, vas a perderlo todo.»
Jesús sabía quién era Judas (Juan 2:25) ¿Qué haríamos si alguno de
nosotros tuviese en su grupo a una persona como Judas? Quizás por
mucho menos que una traición no tendríamos a personas que no
estén de acuerdo con nosotros.
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió
a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis
Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el
Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los
pies los unos a los otros.
¿Sabéis lo que os he hecho?: La vida completa de Jesús fue una
lección y un ejemplo para los discípulos. Aquí él sintió que era
importante atraer la atención específicamente a lo que acababa de
hacer. El lavado de sus pies significaba algo y Jesús no dejaría la
comprensión de esto a la suerte.
Vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros: Como
su Maestro, y Señor Jesús les ordenó que mostraran la misma
humildad, y amor sacrificial unos por otros. El ejemplo de Jesús debía
marcar su actitud y su acción. Esto era y es verdad para todo seguidor
de Jesucristo (todos los que lo llaman Maestro, y Señor), pero debería
serlo aún más para los que son o desean ser líderes entre el pueblo de
Dios.
“Si hay algún acto de amor o de bondad que pueda ser hecho por el
más mezquino y extraño del pueblo de Dios, debemos estar
dispuestos a hacerlo — ser siervos de los siervos de Dios.”
(Spurgeon)
Vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros:
Algunos intentan cumplir esto con ceremonias de lavado de pies.
Claro que si esto se hace con el corazón correcto puede ser una
bendición, pero Jesús aquí no se refería a una ceremonia. “Cada año
llevan a cabo un teatral lavado de pies, y cuando han cumplido con
esta vacía y banal ceremonia piensan que han cumplido bien con su
deber y que entonces son libres para despreciar a sus hermanos. Pero
aún más, después de haber lavado los pies de doce hombres,
cruelmente torturan a todos los miembros de Cristo y por lo tanto
escupen el rostro del mismo Cristo. Esta comedia ceremonial no es
más que una vergonzosa burla de Cristo. En cualquier caso, Cristo no
ordena aquí una ceremonia anual, sino que nos dice que estemos
listos a lo largo de nuestras vidas para lavar los pies de nuestros
hermanos.” (Calvin, citado en Morris)
Lavaros los pies los unos a los otros: Nosotros, como los discípulos,
con gusto lavaríamos los pies de Jesús. Pero él nos dice que nos
lavemos los pies los unos a los otros. Todo lo que hagamos unos por
otros que lave la suciedad del mundo, el polvo de la derrota y el
desaliento, es lavado de pies.
Es fácil para nosotros criticar a los que tienen los pies sucios en vez
lavárselos. “En el mundo ellos critican: Este es el negocio de la
prensa pública, y es en gran medida el negocio de los círculos
privados. Escuchar como dicen los chismes, ‘¿ves esa mancha? Qué
terrible caminata debió haber tenido ese hombre esta mañana
¡observa sus pies! Se puede ver que ha estado un buen tiempo en el
cieno, ya que se pueden ver rastros sobre él.’ Esa es la forma del
mundo. La forma de Cristo es muy diferente. Él no dice nada, pero
toma el lebrillo y comienza a lavar la mancha. No juzguen ni condenen,
sino busquen la restauración y la mejora de los que yerran.”
(Spurgeon)
Si nos vamos a lavar los pies unos a otros, debemos tener cuidado
con la temperatura del agua. Algunas veces intentamos lavar los pies
de otro con nuestra agua muy caliente – somos demasiado fervientes
y celosos. Algunas veces nuestra agua es demasiado fría – somos
fríos y distantes en nuestro corazón hacia ellos. La temperatura
necesita estar en el medio. También debemos recordar que no
podemos lavar en seco los pies de alguien.
Jesús nos lavó con en el lavamiento del agua por la palabra (Efesios
5:26), debemos de usar la misma “agua” al ministrar a otros.