Bloque 4. España en La Órbita Francesa
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INDICE
DOCUMENTOS
Se podría definir el Antiguo Régimen como el conjunto de rasgos políticos, jurídicos, sociales y económicos que
caracterizaron a Europa y sus colonias durante los siglos XVI al XVIII.
El término lo acuñaron y emplearon por vez primera los revolucionarios franceses durante la Asamblea Constituyente
en 1790. Designaba despectivamente las estructuras política, social y administrativa de Francia, a las que consideraban
decadentes e injustas. En general, se emplea en un sentido más amplio aplicado a la Europa anterior a la Revolución
Francesa, con la excepción de Inglaterra y Holanda.
Derivaba de la evolución política iniciada en plena Edad Media (desde el siglo XIII), que ya en el siglo XVIII había
llegado a configurar lo que se conoce como monarquía absoluta.
En España, el Antiguo Régimen queda constituido en sus características básicas durante el reinado de los Reyes
Católicos y consolidado con los Austrias en los siglos XVI y XVII, transformándose con los Borbones en el siglo
XVIII. Incorporará sus características e instituciones específicas, como la Inquisición o la Mesta, pero compartirá los
rasgos básicos del resto de Europa. En el siglo XVIII, las estructuras del Antiguo Régimen empezaban a quedarse
obsoletas e inapropiadas para las transformaciones sociales y económicas que se estaban produciendo. El gobierno
absoluto de los reyes implicaba el mantenimiento de una injusta organización social, resultado de la división en
estamentos y basado en la perpetuación de situaciones de privilegio que favorecían a una minoría.
El sostenimiento de esta situación chocaba con los intereses de los grupos más dinámicos, como la burguesía comercial
y financiera ascendente en Europa, pues sufrían importantes trabas que obstaculizaban la circulación de bienes y
mantenían en el atraso la actividad económica, además de no poseer representación política (como ocurrió en el caso de
la burguesía comercial de las Trece Colonias americanas o la burguesía francesa inmersa en el Tercer Estado).
El Absolutismo es la forma de poder. El rey es fuente de todo poder y última instancia en todo conflicto. Su poder está
limitado por las tradiciones como eran las leyes y privilegios de los reinos y grupos sociales, o la necesidad de contar
con la aceptación de sus súbditos para crear impuestos. En el siglo XVIII se desarrolla el despotismo ilustrado, que se
Dto. Geografía e Historia. María López Cabrera
caracteriza por la utilización del poder real para promover la realización de reformas sociales y económicas sin cambiar
el sistema
político.
• La soberanía, esto es, la capacidad de tomar decisiones en los asuntos públicos, corresponde exclusivamente
al rey, llamado por ello el soberano. Algunos teóricos del absolutismo afirmarán que se trata de una soberanía
de origen divino. Así, el monarca nombra y depone a sus colaboradores, de modo que las instituciones
(Consejos) sólo son consultivas.
• El Estado es patrimonial y propiedad de la Corona. Su dominio se considera obtenido legítimamente por
derechos de conquista y transmitido por herencia, lo que en el caso español, se remonta a la Reconquista.
• El poder del rey es absoluto, su autoridad se encuentra por encima de la ley, de modo que está "absuelto" de
cumplirla. Concentra en su persona los tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial (Su Majestad
otorga la "gracia", es decir, puede anular las sentencias de los tribunales).
• L a administración territorial depende del régimen señorial. De esta forma, algunas parcelas del poder
público, como el cobro de impuestos, el reclutamiento, la aplicación de la justicia local; etc., quedan en manos
de grupos particulares (clero, nobleza), que ejercen esta jurisdicción en su beneficio, pero bajo el poder del rey
absoluto.
En España, la monarquía evolucionará hacia el absolutismo durante el Antiguo Régimen. Los Austrias habían
construido una monarquía autoritaria fuerte, pero con limitaciones debidas a los distintos fueros de los reinos
peninsulares y a otros poderes como la Iglesia o las diferentes Cortes. El advenimiento de los Borbones traerá consigo
la instauración del absolutismo.
Es una economía agraria, dirigida y preindustrial, la corona interviene en la perpetuación del orden social mediante
la regulación de las actividades económicas, fijando los precios del trabajo y mercancías, tasas...
Es una economía caracterizada por la escasa aplicación de la tecnología a la producción, una gran lentitud en la
aplicación de las innovaciones técnicas y el predominio del trabajo manual. Debido al estancamiento tecnológico el
crecimiento de la producción era muy lento, provocaba periódicas crisis de subsistencia en las capas más bajas de la
sociedad. Estas crisis agrarias de tipo antiguo se caracterizan por la escasez y solían provocar hambrunas generalizadas.
Es una economía predominantemente agraria, donde la tierra es el bien esencial (en la sociedad capitalista el bien
esencial es el dinero) por ocupar la agricultura a más del 80% de la población. La apropiación del suelo proviene de
títulos nobiliarios feudales que en España se relacionan con la Reconquista. Los títulos no siempre eran precisos
respecto a la naturaleza de los derechos de los nobles. En los títulos se entremezclan y confunden la propiedad civil y la
jurisdicción señorial. La propiedad civil permitía la libre disposición del patrimonio, si bien en muchas situaciones el
noble era el propietario legal y el campesino se consideraba también propietario usufructuario, de ahí los largos pleitos
que se producirán al realizarse la revolución burguesa.
Además, se trataba de un sistema económico adaptado a las necesidades de una economía predominantemente
agraria, que resulta inadecuado para el incipiente desarrollo industrial, comercial y financiero propio de una economía
moderna. Entre otros rasgos es un sistema caracterizado por una economía cerrada que se refleja en los siguientes
aspectos:
mercancías, incluido el interés de préstamo del dinero. España aún no tenía articulado su mercado nacional
(aduanas, impuestos diferentes), ni lo estará hasta el XIX.
Es una sociedad estamental, jurídicamente desigual, divida en tres estamentos: nobleza, clero y tercer estado o estado
llano. La desigualdad tiene su origen en el nacimiento que da el acceso a la nobleza (y, de manera indirecta, al clero).
Dentro de esta sociedad estamental había un mecanismo económico que producía una reorganización social dentro de
cada estamento; así podemos hablar de
un alto clero (cardenales, obispos, abades, etc.) y un bajo clero (formado por la mayoría del clero regular y secular -
párrocos, vicarios-). En la nobleza podemos hablar de alta y baja (hidalgos). En el Tercer Estado o Estado Llano había
aún mayor variedad (alta, media o baja burguesía, campesinos ricos, etc.).
La diferencia social queda marcada por los privilegios, reservados a nobleza y clero. Los privilegios sociales eran muy
variados, como la reserva legal o tradicional de determinados oficios o cargos públicos, eclesiásticos, civiles y, por
supuesto, en el ejército. Además, no podían ejercer ningún oficio manual, trabajar en ellos era una deshonra. La nobleza
y el clero tienen leyes particulares (privilegios) que les otorgaban una serie de ventajas procesales: no se les puede
aplicar tormento para obtener confesiones (práctica habitual de la época); su testimonio en los juicios prevalece sobre el
de individuos de menor rango social, y no pueden ser castigados con penas infamantes, como la horca. Sus privilegios
económicos consistían en la exención del pago de impuestos, el cobro de tributos en beneficio propio y el poder
percibir servicios feudales, o en el caso de la Iglesia el cobro del diezmo (tributo en especie de aproximadamente el
10% de los beneficios del campesino, que en España pervivió hasta 1836).
Gracias a este sistema, nobleza y clero se habían convertido casi en exclusiva en los detentadores de la tenencia de la
tierra. Así, la Iglesia acumuló gran cantidad de patrimonio desde la Reconquista, especialmente gracias a donaciones
en testamento.
La nobleza tenía un derecho sucesorio que facilitaba la acumulación de bienes por dote, sucesión o compra, con
mecanismos legales que impedían su venta. Así en la época medieval se recuperó una institución legal proveniente del
Derecho romano que permitía a los nobles constituir con todo o parte de su patrimonio (fideicomiso) que debía pasar
sin dividirse a un sólo hijo, generalmente al mayor de los varones (mayorazgo). De esta manera se aseguraba el
mantenimiento del prestigio de las iglesias y el rango de los linajes en el tiempo. Este derecho propició la acumulación
patrimonial.
Debido a la situación sociopatrimonial anterior gran parte de la propiedad del país quedaba fuera del mercado por la
amortización, no se podía comprar, por eso los precios de la tierra libre eran muy altos debido a su escasez, a las
propiedades amortizadas de la nobleza se denominan bienes vinculados y a las de la iglesia de manos muertas. El
hambre de tierras era una situación común entre los campesinos más prósperos y la burguesía urbana.
Esta organización social estamental perpetúa la situación privilegiada de una minoría poderosa e impide el ascenso de
otros grupos. Así, el tercer estado o estado llano, que agrupa a las personas que sostienen económicamente al reino con
su trabajo y sus impuestos, ya sean campesinos, artesanos, comerciantes, banqueros... permanece en el mismo lugar
social sin posibilidad de ascenso. Esta inmovilidad social, afecta a los que habitan en las ciudades y se dedican a los
negocios (burgueses), más receptivos a las propuestas de cambio de un sistema que les margina y perjudica
considerablemente.
Además, la representación del país en las Cortes se hace en función de estos tres estamentos. A cada uno de ellos le
corresponde un voto, de modo que los estamentos privilegiados siempre imponen sus intereses (caso francés o las
antiguas Cortes de Brazos en Aragón).
Dos modelos de Estado frente a frente. La muerte sin descendencia de Carlos II de Austria desencadenó un gran
conflicto nacional (e internacional) en torno a las dos candidaturas, la del archiduque Carlos de Austria y la de Felipe de
Anjou, nieto de Luis XIV de Borbón.
De acuerdo con el testamento de Carlos II, Felipe fue proclamado rey. Pero la casa de Austria no lo aceptó y grandes
capas sociales de la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca) se rebelaron. Comenzaba la Guerra de
Sucesión Española (1702-1715). El asunto que se dirimía en este conflicto no era, en realidad, sólo un cambio de
dinastía sino un modelo de estado y de administración para los reinos peninsulares. Se enfrentaban dos modelos: el de
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los Austrias, tradicionalmente pactista, que respetaba las instituciones forales de los reinos y su diversa legislación y
fiscalidad; y el de los Borbones, que importaba el modelo francés absolutista, unificador y centralizador. Con matices,
se puede afirmar que Castilla apoyó al rey Felipe de Borbón, frente al apoyo de la Corona de Aragón al bando de los
Austrias. El resultado, por la paz de Utrecht (1713) fue la instauración de la dinastía borbónica en la persona de Felipe
V.
El primer objetivo del nuevo rey Felipe V va a ser reducir la complejidad de reinos, leyes e instituciones a una sola
entidad a la manera de Castilla. Se puede decir, sin duda, que comienza la historia del estado español como unidad
administrativa. Esta obra de reforma administrativa se va a plasmar en los Decretos de Nueva Planta.
Con el término “Nueva Planta de Gobierno” se expresaba la idea de una profunda reforma del gobierno y de la
administración de los territorios de la corona de Aragón según unos criterios similares en cada reino. Significaba la
sustitución del pactismo de los Austrias por el absolutismo de los Borbones y la asimilación al modelo castellano.
Se fundamentaba, además, en el derecho de conquista, tras la Guerra de Sucesión, y constituía una suerte de castigo a
la rebelión contra el rey. El resultado debía ser la uniformidad centralista (“reducir todos mis reinos de España a la
uniformidad de unos mismos usos”). Se obligaba, además, al uso del castellano como única lengua administrativa del
reino.
Los Decretos de Nueva Planta se aplicaron progresivamente según fue avanzando la Guerra de Sucesión y a su término.
Son los siguientes:
• Valencia (1707)
• Aragón (1711)
• Cataluña (1716)
• Mallorca (1716)
En todos ellos se eliminaban los Consejos de los respectivos reinos, se introducían las leyes de Castilla, sus
tribunales, Chancillerías y Audiencias. La autoridad pasó ser desempeñada por capitanes generales e intendentes.
Se suprimían las fronteras que separaban los reinos entre sí y con Castilla. Se impuso el castellano como lengua oficial
y el sistema de impuestos se trató de unificar con uno general, conocido como catastro.
En general, los reinos de la Corona de Aragón perdieron sus instituciones político- administrativas, se disolvieron
sus Cortes, las asambleas municipales de origen medieval (como el Consejo del Cent de Barcelona), siendo impuesto un
corregidor real en cada ciudad.
E l resultado fue que todo el territorio quedo uniformizado según el modelo de Castilla. Sólo se hizo alguna
excepción, permitiendo el uso del derecho civil de los reinos aragoneses, y retirando el servicio militar obligatorio. De
esta forma, a resultas de los Decretos de Nueva Planta:
• Se liquidaba el sistema de gobierno polisinodal5 de los Austrias, se aseguraba el poder absoluto del rey, y el
sometimiento de todos sus súbditos a un solo ordenamiento jurídico.
• Desaparecen los antiguos reinos (excepto Navarra).
• Se unifica el gobierno y la Hacienda en todo el territorio.
• Sólo queda el Consejo de Castilla que integra a todos los territorios, como órgano de gobierno (origen del
futuro Consejo de Ministros).
• Se crean unas Cortes únicas, a las que se incorporan algunos representantes de los reinos aragoneses.
• Se aplica un solo derecho en todo el territorio.
• Se usa una sola lengua oficial, el castellano (con algunas excepciones).
Llama poderosamente la atención que tanto las provincias vascas como Navarra quedaran fuera del régimen de la
Nueva Planta. Conservaron sus fueros e instituciones, así como su propio régimen fiscal. Fue una “gracia” del
propio rey Felipe V en recompensa por su fuerte apoyo a su causa durante la Guerra de Sucesión.
Pero el empeño centralizador y unificador no se quedó en los Decretos de Nueva Planta. La voluntad de imponer un
modelo de centralización del poder y de fortalecer el absolutismo llevó a una reforma integral de la administración de la
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corona.
El gobierno quedó en manos de cinco Secretarios de Despacho (antecedente de los actuales ministros), que dirigieron
la vida política del país durante todo el siglo.
Poco a poco los Secretarios fueron convirtiéndose en los personajes más poderosos del país y conociéndose con el
sobrenombre de ministros. A fines de siglo, los secretarios se reunieron en la Junta Suprema de Estado, reunión
formal y regular, antecedente del actual Consejo de Ministros.
E l Secretario de Estado asumió el papel principal, actuando como verdadero primer ministro, lo que ocurrirá con
Floridablanca, bajo Carlos III y Carlos IV.
Los Consejos territoriales habían sido eliminados, y el único restante, el de Castilla, quedó como órgano consultivo
para todo el país.
La administración territorial se reformó completamente. Se dividió el reino en provincias (según el modelo francés),
con tres órganos de poder, controlados por el gobierno central:
De esta forma, la Corona controlaba todo el territorio, nombrando a todos los poderes provinciales. Los intendentes
fueron de gran utilidad al gobierno central puesto que sus competencias eran muy amplias, desde la recaudación de
impuestos, las obras públicas, al orden público. Algunos como Pablo de Olavide, en Andalucía, realizaron una auténtica
labor de gobierno reformista.
En el poder local, la Corona completó el control del poder a través del nombramiento de corregidores que gobernarían
los ayuntamientos de las ciudades más importantes.
Se implantó además, un sistema de cuotas para el servicio militar en el ejército en todo el país, así como
acuartelamientos por toda la geografía española. Se constituyó en un auténtico ejército permanente para la defensa del
país y para el control de sus territorios. Se recuperó, además, una marina de guerra efectiva, con arsenales repartidos
también por el país.
El único poder que mantuvo prerrogativas para oponerse al absolutismo monárquico y al gobierno central fue la Iglesia.
La política de limitación de su poder por parte de la Corona se conoce como regalismo. Poco a poco, durante el siglo, la
jurisdicción de la Iglesia se fue reduciendo, así como el cobro de rentas eclesiásticas o la presencia de las órdenes
religiosas (con la expulsión de los jesuitas, por ejemplo). No obstante, la Inquisición llevó a sus tribunales a miembros
del gobierno (Jovellanos) o a intendentes poderosos (Olavide).
Con todo este proceso de centralización política y administrativa y la eliminación de las prerrogativas de otros poderes,
quedó instaurado el absolutismo monárquico en España.
No podemos dejar de mencionar revueltas sociales en contra de ciertas medidas de control como fue el Motín de
Esquilache. El motín de Esquilache tuvo lugar en Marzo de 1776 bajo el reinado de Carlos III.
Leopoldo de Gregorio, Marqués de Esquilache, napolitano favorecido por Carlos III, llevó a cabo una serie de reformas
para modernizar y europeizar España entre las cuales se encontraba acortar las capas largas y los grandes sombreros (de
ala ancha) que utilizaban los madrileños en aquella época, por capas cortas y sombreros de tres picos, alegando que con
la s capa s l arga s y los som br eros f aci l i t aban e l ocul t am i endo de a rm as a l os d el i cuent e s.
En un principio, esta medida se aplicó a los funcionarios reales; posteriormente, Esquilache la hizo extensiva a la
población el 10 de Mayo de 1766. La reacción popular fue inmediata y contundente: junto con el malestar social a causa
de la subida de los precios del pan y de otros productos de primera necesidad (principal causa de la revuelta), el pueblo
Dto. Geografía e Historia. María López Cabrera
de Madrid marchó a la Plaza Mayor, destruyendo farolas que habían sido instaladas en toda la ciudad, atacaron los
palacios de dos ministros italianos: Grimaldi y Sabatini. El rey ignoró estos sucesos en un principio. Finalmente el 24 de
Marzo ante las puertas del Palacio Real, los amotinados consigen satisfacer sus demandas,de las cuales algunas de ellas
eran:
- El rey debía permitirse el uso de la capa larga y del sombrero de ala ancha.
-Esquilache debía abandonar España.
-Reducción de los precios de los productos básicos.
-El gobierno español debía ser ocupado por ministros españoles.
El conde de Aranda sustituyó a Esquilache trás su cese en el cargo,quién convenció a Madrid de aplicar esta medida de
Esquilache.
El otro lado de la centralización se va llevar a cabo en la economía. La introducción de la Nueva Planta significó el fin
de las exenciones fiscales de los reinos aragoneses y de la relativa situación ventajosa en la que se encontraban. Se
introdujo un nuevo sistema impositivo, como el catastro en Cataluña o la talla en Mallorca, que gravaban las
propiedades.
En Castilla se mantuvieron los impuestos tradicionales, alcábalas y millones, pero el marqués de la Ensenada emprendió
la monumental empresa de registrar las propiedades agrarias de toda España. A pesar de la redacción del Catastro de
Ensenada, no se pudo implantar una única contribución.
Dentro de este impulso centralizador se enmarca la creación de un banco “nacional”, respaldo de la Corona,
especialmente de la enorme deuda pública que emitía (los “vales”), y que fueron incrementándose con cada guerra. Se
creó así el Banco de San Carlos en 1782, antecedente del Banco de España.
Por otra parte, el impulso económico por parte de la Corona se dejó sentir a través de las Reales Fábricas, fundadas por
la Corona y en la creación de las Compañías de Comercio, que trataban de unir regiones españolas con colonias
americanas, en un intento de revivir el comercio americano.
El poder central se encargaba de estimular todos los aspectos de la economía y de tratar de eliminar las trabas
ancestrales que impedían su desarrollo, como en el caso de la agricultura. El monumental “Informe sobre la Ley
Agraria” del ministro Jovellanos, apuntaba la necesidad de eliminar el mayorazgo, las tierras amortizadas o el poder de
la Mesta.
En definitiva, un impulso reformista unificador y centralizador que abarcó todos los aspectos políticos y económicos
que estuvieron a su alcance y que pondría las bases del futuro estado liberal del siglo XIX.
Dto. Geografía e Historia. María López Cabrera
DOCUMENTOS TEMA 1
DOC.1. GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA (1701-1713)
“Artículo 10. El rey católico, por sí y por sus herederos, y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran
Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y
fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y
para siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero para evitar cualesquiera abusos y fraudes en la introducción
de mercancías […] la dicha propiedad se cede a la Gran Bretaña si jurisdicción alguna territorial y sin comunicación
abierta con el país circunvecino por parte de tierra […]”
Dto. Geografía e Historia. María López Cabrera
DOC. 4. DECRETO DE NUEVA PLANTA PARA ARAGÓN Y VALENCIA. FELIPE V. (JUNIO DE 1707)
He juzgado conveniente(…) abolir y derogar enteramente, como desde luego doy por abolidos y derogados, todos los
referidos fueros, privilegios, práctica y costumbre hasta aquí observados en los referidos reinos de Aragón y Valencia;
siendo mi voluntad que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla, y al uso, práctica y forma de gobierno que se tiene y
se ha tenido en ella y en sus Tribunales sin diferencia alguna en nada; pudiendo obtener por estas razón mis
fidelísimos vasallos, los castellanos, oficios y empleos en Aragón y en Valencia, de la misma manera que los
aragoneses y valencianos han de poder en adelante gozarlos en Castilla sin ninguna distinción.
Cultivar la tierra dista mucho todavía de la perfección a que puede ser tan fácilmente conducida. ¿Qué nación hay
que, para afrenta de su sabiduría y opulencia, y en medio de lo que han adelantado las artes de lujo y placer, no
presente muchos testimonios del atraso de una profesión tan esencial y necesaria? ¿Qué nación hay que no tenga
mucho que mejorar en los instrumentos, mucho que adelantar en los métodos, mucho que corregir en las labores y
operaciones rústicas de su cultivo? En una palabra, ¿qué nación hay que en la primera de las artes no sea la más
atrasada de todas? (…)
(…) Basta Señor, basta ya de luz y convencimiento para que vuestra alteza no declare la entera disolución de
esta hermandad tan prepotente, la abolición de sus exorbitantes privilegios, la derogación de sus injustas ordenanzas y
la supresión de sus juzgados opresivos. Desaparezca para siempre de la vista de nuestros labradores este concejo de
señores y monjes convertidos en pastores y granjeros y abrigados a la sombra de un magistrado público (…) y
restitúyanse de una vez su subsistencia al ganado estante, su libertad al cultivo, sus derechos a la propiedad, y sus
fueros a la razón y a la justicia
“Declaro que no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes u oficios de herrero, sastre, zapatero, carpintero
y otros a este modo, son honestos y honrados. Que el uso de ellos no envilece la familia ni la persona del que los ejerce,
ni la inhabilita para obtener los oficios municipales de la república en que están avencidados los artesanos o menestrales
que los ejerciten. Y que tampoco han de perjudicar las artes y oficios para el goze y prerrogativas de la hidalguía a los
que los tuvieren legítimamente, conforme a lo declarado en mi ordenanza de reemplazos del Ejército de 3 de noviembre
de 1770, aunque los ejercieren por sus mismas personas […] En inteligencia de que el mi Consejo, cuando hallare que
en tres generaciones, de padre, hijo y nieto, ha ejercitado y sigue' ejercitando una familia el comercio o las fábricas con
adelantamientos notables y de utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la distinción que podrá
concederse al que se supiere y justificare ser director o cabeza de la tal familia que promueve y conserva su aplicación,
sin exceptuar la concesión o privilegio de nobleza, si le considerase acreedor por la calidad de los adelantamientos del
comercio o fábricas.