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Ventajas Del Alba para Venezuela

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VENTAJAS DEL ALBA PARA VENEZUELA.

Para Venezuela y su sector empresarial el ALBA propone un modelo de desarrollo


endógeno sustentable, solidario e incluyente que a la vez garantice nuestra
supervivencia como país.

El ALBA, es una alternativa que responde a la concepción integracionista de la política


exterior venezolana, que inicia un nuevo orden internacional basado en la
multipolaridad, estimula el diálogo Sur-Sur y se expresa en una dimensión política,
económica, cultural y militar en concordancia con las siguientes estrategias:

-Promover la integración latinoamericana y caribeña para afrontar con mayor empuje


las desigualdades sociales y los altos niveles de pobreza que afectan a los países de
la región

-Consolidar y diversificar las relaciones internacionales, robusteciendo la cooperación


Sur-Sur y ampliando las relaciones con otras regiones y países
-Fortalecer el posicionamiento de Venezuela en la economía internacional,
contribuyendo así al crecimiento de nuestras exportaciones no tradicionales y
añadiendo valor a las tradicionales.

El 14 de diciembre de 2004, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela,


Hugo Chávez, y el Presidente del Consejo de Estado de Cuba, Fidel Castro, en la
ciudad de La Habana, Cuba, firmaron el "Acuerdo entre el presidente de la República
Bolivariana de Venezuela y el Presidente del Consejo de Estado de Cuba para la
aplicación de la Alternativa Bolivariana para las Américas".

Donde deciden ambos mandatarios en dar pasos concretos hacia una integración ya
no solo basada en la solidaridad, sino en el intercambio de bienes y servicios que
resulten más beneficiosos para las necesidades económicas y sociales de ambos
países.

En tal sentido, los gobiernos firmantes proponen un plan estratégico para garantizar la
más beneficiosa complementación productiva sobre bases de racionalidad,
aprovechamiento de ventajas existentes en una y otra parte, ahorro de recursos,
incremento del empleo útil, acceso a mercados u otra consideración sustentada en
una verdadera solidaridad que potencie las fuerzas de ambas partes.

Este plan estratégico contiene acuerdos de intercambio de paquetes tecnológicos,


programas conjuntos de salud, cultura y eliminación del analfabetismo, inversiones de
interés mutuo en igualdad de condiciones, apertura de subsidiarias de entidades
bancarias estatales, un Convenio de Crédito Recíproco para facilitar los pagos y
cobros de transacciones comerciales; y comercio compensado, entre otras iniciativas.

La Alternativa Bolivariana para la América (ALBA) también ha visto la luz con la


concreción de los proyectos de Telesur en el área cultural, y en el ámbito energético a
través de Petroamérica, iniciativa que engloba a las propuestas subregionales
Petrocaribe, Petrosur y Petroandina.

Autor: Ing. Carlos Mora Vanegas


Integración internacional. 28-06-2007
http://www.gestiopolis.com/economia/venezuela-frente-al-alba.htm

http://www.gestiopolis.com/economia/venezuela-frente-al-alba.htm

ALBA
¿QUÉ ES LA ALTERNATIVA BOLIVARIANA
PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE?
La Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe
(ALBA) es una propuesta de integración diferente. Mientras el
ALCA responde a los intereses del capital trasnacional y persigue
la liberalización absoluta del comercio de bienes y servicios e
inversiones, el ALBA pone el énfasis en la lucha contra la
pobreza y la exclusión social y, por lo tanto, expresa los
intereses de los pueblos latinoamericanos.

Fuente: ICAP (Cuba)


El ALBA se fundamenta en la creación de mecanismos para crear
ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las
asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Se basa en la
cooperación de fondos compensatorios para corregir las disparidades
que colocan en desventaja a los países débiles frente a las primeras
potencias. Por esta razón la propuesta del ALBA le otorga prioridad a la
integración latinoamericana y a la negociación en bloques sub-
regionales, abriendo nuevo espacios de consulta para profundizar el
conocimiento de nuestras posiciones e identificar espacios de interés
común que permitan constituir alianzas estratégicas y presentar
posiciones comunes en el proceso de negociación. El desafío es impedir
la dispersión en las negociaciones, evitando que las naciones hermanas
se desgajen y sean absorbidas por la vorágine con que viene
presionándose en función de un rápido acuerdo por el ALCA.

El ALBA es una propuesta para construir consensos para repensar los


acuerdos de integración en función de alcanzar un desarrollo endógeno
nacional y regional que erradique la pobreza, corrija las desigualdades
sociales y asegure una creciente calidad de vida para los pueblos. La
propuesta del ALBA se suma al despertar de la conciencia que se
expresa en la emergencia de un nuevo liderazgo político, económico,
social y militar en América Latina y El Caribe. Hoy más que nunca, hay
que relanzar la unidad latinoamericana y caribeña. El ALBA, como
propuesta bolivariana y venezolana, se suma a la lucha de los
movimientos, de las organizaciones y campañas nacionales que se
multiplican y articulan a lo largo y ancho de todo el continente contra el
ALCA. Es, en definitiva, una manifestación de la decisión histórica de las
fuerzas progresistas de Venezuela para demostrar que Otra América es
Posible.

¿Cómo queda el desarrollo endógeno en el ALBA?

La noción neoliberal de acceso a los mercados se limita a poner medidas


para reducir el arancel y eliminar las trabas al comercio y a la inversión.
Es libre comercio entendido en estos términos solo beneficia a los países
de mayor grado de industrialización y desarrollo. De hecho, abundan los
estudios científicos en los que se demuestra de manera irrefutable que
la aplicación de las pautas actuales de la globalización y sus expresiones
hemisféricas o regionales ha dado al traste con las aspiraciones de un
verdadero desarrollo endógeno en cualquiera de los países del
continente.

Los grandes acuerdos de integración deberían quedar por el contrario


supeditados a los objetivos del desarrollo endógeno. La escasa
diversificación de la oferta regional hoy existente sentencia desde ya
que el ALCA no podrá ser la oportunidad para alcanzar un tipo de
desarrollo en que se armonice el crecimiento económico con una
creciente calidad de vida y grado de bienestar para nuestros pueblos.
Podrán crecer las inversiones y las exportaciones, pero si estas se basan
en la industria maquiladora y la explotación masiva de la fuerza de
trabajo, sin lugar a dudas que no podrá generar el efecto multiplicador
sobre los encadenamientos sectoriales, no habrá un efecto multiplicador
en los sectores agrícolas e industrial, ni mucho menos se podrán
generar los empleos de calidad que se necesitan para derrotar la
pobreza y la exclusión social.

En consecuencia, urge una propuesta alternativa basada en la


solidaridad. Se trata de ayudar a los países más débiles a superar las
desventajas que los separan de los países más poderosos del
hemisferio. Y esto no solo depende de los cambios en las condiciones de
competencias imperantes, sino también de la solidaridad entre los
pueblos y sus gobiernos del continente a la hora de corregir estas
asimetrías. Solo así un área de libre comercio podrá ser una
oportunidad para todos (una alianza ganar-ganar).

La agricultura en el ALBA: mucho más que un sector productor


de mercancías

La exigencia de reducción de las políticas proteccionistas y de los


masivos subsidios que otorgan los principales países industrializados no
puede convertirse en una exigencia generalizada de liberalización de
comercio de productos agrícolas. Para muchos países de América Latina
y El Caribe la actividad agrícola fundamental para la supervivencia de la
propia nación. Las condiciones de vida de millones de campesinos e
indígenas se verían muy afectados si ocurre una inundación de bienes
agrícolas importados, aún en los casos en los que no exista el subsidio.

Hay que dejar en claro que la producción agrícola es mucho más que la
producción de una mercancía. Es, más bien, un modo de vida. Es el
fundamento básico para la preservación de opciones culturales, es una
forma de ocupación del territorio, define modalidades de relación con la
naturaleza, tiene que ver directamente con los temas críticos de la
seguridad y la soberanía alimentaria. Por lo tanto, no puede ser tratado
como cualquier otra actividad económica o cualquier producto.

El Articulo 305 de la Constitución dé la República Bolivariana de


Venezuela indica: "El estado promoverá la agricultura sustentable como
base estratégica del desarrollo rural integral, y en consecuencia
garantiza la seguridad alimentaría de la población; entendida como la
disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional el
acceso oportuno y permanente a estos por parte de los consumidores.

La seguridad alimentaria deberá alcanzarse desarrollando y


privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose como
tal la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria, pesquera y
acuícola. LA producción de alimentos es de interés nacional y
fundamental al desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines
el Estado dictara las medidas de orden financiero, comercial,
transferencia tecnológica, tenencia de la tierra infraestructura,
capacitación de mano de obra y otras que fueran necesarias para
alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento.

Además, promoverá las acciones en el marco de la economía nacional e


internacional para compensar las desventajas propias de la actividad
agrícola". Parte importante de la pobreza y la marginalidad de nuestros
pueblos se concentra en la población que habita las zonas rurales que
subsiste con base en la actividad agrícola o actividades alrededor de la
agricultura.

Esa población es finalmente la más castigada con el des-balance de


partida para la negociación de la agricultura y lo seria más si se
excluyen de la negociación los aspectos que más la perjudican.

La seguridad alimentaria de la que gozan los países desarrollados del


hemisferio, que hoy se nos niega a los países en desarrollo al querer
limitar el margen de acción para nuestras políticas, es fruto de medio
siglo de políticas de apoyo sistemático a la agricultura con la cual
consiguen distorsión en los precios en los mercados mundiales. Si aún
hoy cesaran tales apoyos, el campo de juego aún permanecería
desnivelado: La infraestructura y el aparato productivo y tecnológico
establecido y operado en buena parte gracias a los desembolsos de esas
políticas todavía nos dejan en desventaja.

Por todas estas razones, la situación sobre las negociaciones sobre la


agricultura para el ALCA constituye un objeto más de preocupación de
gran trascendencia para Venezuela.

Para el inicio de las negociaciones en 1998, la declaración ministerial de


San José estableció claramente entre los objetivos de las negociaciones
para este sector importante de la producción el de "eliminar los
subsidios a las exportaciones agrícolas que afectan el comercio en el
hemisferio", y el de "identificar otras prácticas que distorsionen el
comercio de productos agrícolas, incluidas aquellas que tengan un
efecto equivalente al de los subsidios a las exportaciones agrícolas y
someterlas a una mayor disciplina"

También se acordó por consenso en la misma oportunidad que "Las


negociaciones se iniciarían simultáneamente en todas las áreas
temáticas. El inicio, la conducción y el resultado de las negociaciones
del ALCA se deberán tratar como partes de un compromiso único
(single undertaking) que incluya los derechos y obligaciones
mutuamente acordados"

Sin embargo desde el inicio de la negociación de los textos para el


proyecto de tratado, los EE. UU. Manifestaron su reticencia a negociar
en el marco del ALCA los subsidios a las exportaciones de productos
agrícolas y las ayudas internas que distorsionan el comercio y la
producción de productos agrícolas, con inclusión de las medidas con
efectos equivalentes a los subsidios a las exportaciones.

Se expresa allí la doble moral de las grandes potencias que exigen a los
países en vías de desarrollo renunciar al uso de las políticas públicas
para promover el desarrollo de sus aparatos productivos mientras que
por otro lado aplican ruinosos subsidios a favor de sus aparatos
productivos. La insistencia en tal posición, a todas luces contraría los
principios y objetivos pautados para emprender la conformación del
ALCA, principios y objetivos que compartimos y nos alentaron a
participar en la negociación.

Este tema fue motivo de un gran debate en la última Reunión Ministerial


celebrada en Quito, en cuya declaración finalmente todos los países
reconocieron "la importancia de la agricultura para las economías de la
región, cuyo tratamiento integral y no discriminatorio en las
negociaciones del ALCA contribuirá a generar empleo a reducir la
pobreza y favorecer la estabilidad social", por lo cual reafirmaron "el
compromiso hemisférico con la eliminación de los subsidios a las
exportaciones que afectan el comercio de productos agrícolas en el
Hemisferio y el desarrollo de disciplina para ser adoptadas para el
tratamiento de todas las otras prácticas que distorsionan el comercio de
productos agrícolas, incluyendo aquellas que tienen efectos
equivalentes a los subsidios a las exportaciones agrícolas", señalando
en particular "que nuestra respectiva evaluación, por país o grupo de
países, de los resultados de las negociaciones de acceso a mercados en
agricultura en el ALCA dependerán del progreso que consigamos
alcanzar en los otros temas que son parte de la agenda agrícola."

Este planteamiento fue ratificado de manera práctica por este Comité de


Negociaciones Comerciales en su reunión de Puebla cuando instruyo al
Grupo de Negociación sobre Agricultura "intensificar los debates sobre
todos los temas de su agenda, en particular los referidos a los subsidios
a las exportaciones y a todas las otras prácticas que distorsionan el
comercio de productos agrícolas, incluyendo aquellas que tiene efectos
equivalente a los subsidios a las exportaciones agrícolas, sin excepción
alguna y sin prejuzgar los resultados, al tenor de los mandatos de las
declaraciones de Buenos Aires y Quito"

Del desarrollo de las reuniones efectuadas desde noviembre del año


pasado, puede deducirse claramente la insistencia de la negativa de los
Estados Unidos a comprometerse con la no reintroducción de los
subsidiasen las exportaciones agrícolas, a trabajar en la regulación de
las condiciones de los créditos, garantías de créditos y programas de
seguro a las exportaciones agrícolas y a trabajar para la disminución y
disciplinamiento de las ayudas internas a la agricultura.

Entre tanto, para la negociación sobre la eliminación de los aranceles


agrícolas se han establecido plazos perentorios que han obligado a
muchos países a realizar un esfuerzo importante para cumplirlos.
Lamentablemente los países que han cumplido con puntualidad estas
entregas de oferta para demostrar su voluntad de negociar la
agricultura hoy se sienten burlados ante la negativa de los Estados
Unidos de eliminar los subsidios que otorgan a su agricultura en el
marco del ALCA.

La situación indicada muestra un gran desbalance de gran magnitud en


la negociación y una perspectiva de desequilibrio para su final, de
persistir el estancamiento en los centrales aspectos señalados. No es
aceptable un des-balance de tal naturaleza. No es aceptable que la
agricultura se circunscriba exclusivamente a la eliminación de los
aranceles por parte de los países en vías de desarrollo mientras las
principales potencias se niegan a eliminar los subsidios y ayudas
internas. Como se sabe, los EEUU destinan centenares de miles de
millones de dólares anualmente para sostener sus exportaciones y la
producción de su agricultura, ocasionando fuerte distorsiones en el
precio de los productos agrícolas en los mercados mundiales. Aunque se
eliminen las barreras arancelarias para las exportaciones
latinoamericanas, es imposible competir con esos precios subsidiados.
De esa forma se impide o dificulta el acceso efectivo de los países
latinoamericanos a los mercados del hemisferio. Los productos
subsidiados compiten deslealmente en nuestros propios mercados
internos y la ventaja que ya tienen se hace mucho mayor al eliminar
nuestros aranceles. Es así como se nos quitan mercados en terceros
países para los productos agrícolas que pudiéramos de otra forma
exportar.

Nuestros países carecen de la magnitud de los recursos financieros que


disponen los países desarrollados para apoyar la agricultura; lo que
tenemos son instrumentos de política para apalear los efectos perversos
de las distorsiones de los precios internacionales, instrumentos que se
nos solicita eliminar con las negociaciones de acceso a los mercados.

Solamente el enorme contraste en el tamaño de las economías que


integran el continente, nos sitúa en desventaja. Mientras el tamaño de
nuestros mercados significa muy poco para la expansión de la
agricultura de los países desarrollados, solo una pequeña fracción de
aumento o desvió de las exportaciones hacia nuestros países significa
una conmoción de precios y el derrumbe de la posibilidad de sustento
para una parte importante de nuestra población.

Si los países desarrollados no quieren eliminar los subsidios y las


medidas de efectos equivalente y no quieren disminuir sustancialmente
y disciplinar las ayudas por temor a la perdida de sus mercados en el
mundo, fuera del continente y proponen hacerlo solo luego de
negociarlo en el ámbito multilateral, no se nos puede pedir que nosotros
les demos ahora en el hemisferio mayor acceso a nuestros mercados.
Para ser equitativos no queda otro camino que también negociar el
acceso a los mercados para los productos agrícolas en el mismo foro
multilateral, y solo luego de que conozcamos plenamente los
verdaderos alcances de lo que las potencias agrícolas del Orbe hayan
acordado sobre la eliminación de sus subsidios y las medidas de efecto
equivalente y sobre la disminución y disciplinamiento de sus ayudas
internas, podremos con responsabilidad determinar hasta que punto
podremos otorgar mayor acceso a nuestros mercados.

¿Derechos de propiedad intelectual o derechos de los pueblos a


medicamentos y alimentos de buena calidad?

La propiedad intelectual es otro de los asuntos en los cuales se expresa


más nítidamente la oposición de intereses entre las grandes
corporaciones internacionales y los países pobres del Sur,
especialmente las poblaciones campesinas y aborígenes.

Apelando a lo que fueron denominados "asuntos relacionados con el


comercio", se estableció un amplio régimen de protección de la
propiedad intelectual en condiciones muy desventajosas para los países
el Sur. A pesar de la resistencia inicial, los países del Norte lograron
imponer un régimen obligatorio y global de protección de la propiedad
intelectual de acuerdo a sus exigencias, a partir de propuestas
formuladas por las transnacionales farmacéuticas.

En las relaciones asimétricas hoy existentes entre los países


industrializados del Norte y el Sur, las ventajas del Norte residen
precisamente en las áreas científico-tecnológicas. El régimen
internacional de definición y protección de la propiedad intelectual esta
orientado a acentuar este des-balance. Protege aquello en lo cual los
países más fuertes tienen ventajas, mientras que, básicamente, deja sin
protección aquello en lo cual los países y pueblos del Sur tienen una
indudable ventaja: en la diversidad genética de sus territorios y en el
conocimiento tradicional de los pueblos campesinos y aborígenes.

Antes de estas negociaciones más de 50 países no tenían regimenes


legales de protección de patentes sobre productos farmacéuticos, con lo
cual sus mercados internos podían ser surtidos por medicamentos
genéricos a precios muy inferiores a los ofrecidos por las empresas
dueñas de las patentes.

La comparación de los precios de los medicamentos en la India con


países en los cuales existe la protección de patentes farmacéuticas,
indica que en éstos los precios son hasta 41 veces más altos. La
industria farmacéutica de la India es una industria floreciente de más de
20 mil empresas, produce medicamentos de alta calidad accesibles a
millones de personas de bajos niveles de ingresos y desempeña además
un papel importante en la generación de empleo.

Esto ha comenzado a cambiar en La india y en el resto del mundo en


forma acelerada y radical. Los acuerdo sobre propiedad intelectual de la
Organización Mundial de Comercio obligan a todos los países después
de un período de gracia para los países "menos desarrollados" a
establecer regímenes de patentes que garanticen la protección estricta
de la propiedad intelectual. Así pues, los días de los medicamentos
genéricos están contados. Como consecuencia de los derechos
monopólicos otorgados por tales acuerdos, las compañías farmacéuticas
pueden eliminar la competencia y cobrar precios más allá de la
posibilidad de pago de millones de personas. A partir de diversos
estudios se ha calculado que ocurrirían no solo aumentos significativos
de precios como consecuencia de la introducción de patentes, sino
igualmente una notoria reducción del consumo: amplios sectores de la
población quedarían excluidos del acceso a medicamentos comerciales.
El caso de Egipto es ilustrativo: la introducción de patentes en los
medicamentos condujo a aumentos de precios de cinco a seis veces,
comparado con los medicamentos sin patentes. Se tenderá igualmente
a la quiebra de medianas y pequeñas empresas farmacéuticas y al
incremento de los niveles de monopolización de la actividad por las
grande trasnacionales.

En la actualidad 80 % de las patentes sobre alimentos modificados


genéricamente están en manos de 13 trasnacionales, y las 5 compañías
agroquímicas más grandes controlan casi todo el mercado global de
semillas. Como consecuencia del establecimiento de patentes sobre
diversas formas de vida, y la apropiación/expropiación del conocimiento
campesino/comunitario por parte de las grandes transnacionales de
semillas y agroquímicos, están cambiando aceleradamente los patrones
de producción campesinos en escala global. Los campesinos se hacen
cada vez menos autónomos, cada vez más dependientes de la compra
de costosos insumos de las transnacionales. La "libertad de comercio"
impuestas crecientemente por los intereses de estas transnacionales a
los campesinos de todo el mundo, esta conduciendo hacia una
reducción de la variedad genética de muchos de los principales cultivos
alimenticios.

Esta reducción de la diversidad genética, asociada a una visión


ingenieril de la agricultura, basada en un control extremo de tipo fabril
sobre cada fase del proceso productivo -con semillas manipuladas
genéticamente y el uso intensivo de agroquímicos- reduce
drásticamente la capacidad auto-adaptativa y regenerativa de los
sistemas ecológicos.

Producto de este régimen legal global de biopiratería es la inmensa


gama de patentes -basados en la expropiación no reconocida de los
conocimientos y/o recursos de otros que han sido otorgados. Muchas de
estas patentes han sido particularmente escandalosas como la de
ingredientes activos del árbol de neem que han sido ampliamente
utilizados para muy diversas aplicaciones en la India durante centenares
de años.

Como ha podido constatarse en el espectro de asuntos críticos para el


presente y futuro de la humanidad que están siendo afectados por los
acuerdos de derecho a la propiedad intelectual, se trata de uno de los
ejes más dinámicos de concentración del poder y acentuación de las
desigualdades que caracteriza las actuales tendencias hegemónicas de
la globalización.

¿Cómo enfrentar la liberalización, desregulación y privatización


de los servicios?

En el ALCA se propone un conjunto de normas multilaterales que,


aparentemente, ordenaran el comercio internacional de servicios. Pero
lo que realmente se pretende es la liberalización, desregulación y
privatización progresiva de los servicios esenciales para la sociedad y
que suponen una obligación de los estados y gobiernos con sus
ciudadanos.

Este proceso de liberalización abarcaría toda la amplia gama de


servicios que podamos imaginar en materia de salud, educación,
seguridad social, agua potable, transporte, correo, servicios
municipales, medio ambiente, cultura, recursos naturales, etc. De esta
forma se restringiría de una vez y para siempre la intervención del
Estado a través de medidas gubernamentales que regulen el comercio
de servicios: desde los limites a la legislación laboral y la protección del
consumidor, incluyendo regulaciones, directrices, subvenciones,
calificaciones y pautas para otorgar permisos; hasta los límites
gubernamentales sobre el acceso a los mercados, las necesidades
económicas o medidas sobre el contenido cultural.

Una vez mas se manifiesta aquí la tesis del libre mercado las cuales
postulan que una mayor apertura de los mercados potenciaría las
posibilidades de los países en desarrollo para mejorar la cantidad y
calidad de los servicios que demandan sus ciudadanos.

La historia reciente de Venezuela y América Latina es la de una violenta


ola de privatizaciones de servicios tales como el transporte aeronáutico,
las telecomunicaciones o la electricidad. Las consecuencias de esta
entrega de servicios al mercado están a la vista de todos: prácticas
monopólicas u oligopólicas y la consiguiente alza en los precios y
disminución de su calidad; destrucción de millares de empleos; y,
desmantelamiento y dilapidación de los recursos públicos en procesos
de privatizaciones amañados.

En el ALCA se pretende extremar estos procesos de liberalización y


privatización al incluir también los servicios esenciales que suponen una
obligación del Estado con sus ciudadanos. Estos servicios pasarían a ser
suministrados por empresas privadas y transformarían a todos los
ciudadanos en simples consumidores que, al no disponer de los recursos
para pagar por estos servicios, quedarían excluidos de su consumo y
disfrute.

Los principales beneficiarios de liberalizar los servicios en el ALCA serían


las grandes multinacionales que convertirían los servicios públicos de
todo el mundo en mercados privados. Y los perjudicados serían los de
siempre: los sectores más empobrecidos y de máxima exclusión social.
Las grandes empresas de fines lucrativos accederían a los recursos
públicos y lograrían desmantelar las regulaciones existentes. Para los
países en vías de desarrollo esto se traduciría en el desmantelamiento
total y absoluto de los servicios públicos.

La severa crítica a la mala calidad de los servicios públicos ha


conseguido eco enana parte importante de la sociedad. Engañada, esta
acepta que los servicios en manos del Estado mejorarían si se
entregaran al mercado. Nadie niega la necesidad de mejorar la eficacia
de los servicios públicos, pero la panacea no es su liberalización y
privatización. La solución esta en derrotar a los evasores de impuestos
que se apropian de los recursos financieros necesarios para mejorar su
calidad y, por su puesto, mejorar su gestión para asegurar el acceso
masivo en condiciones de igualdad. Lo que resulta inadmisible es que se
manipule su situación de deterioro para justificar procesos de
privatización que le facilita a las trasnacionales la apropiación de
servicios públicos esenciales.

Estas nefastas consecuencias se esconden en una práctica según la cual


la liberalización de los servicios desencadenaría una mayor
competitividad que contribuiría a mejorar la eficacia en la prestación de
los servicios; un mayor grado de desarrollo de los mismos y finalmente
un ahorro a favor de los consumidores. Pero después de más de una
década de apertura, liberalización y privatizaciones, esta claro que el
objetivo es la generación de más beneficios para las grandes
corporaciones trasnacionales que se han ido apropiando de estos
servicios en una escala global a costa de excluir de servicios públicos a
millares de personas en todo el mundo que no puede pagar lo que se
exige para tener accesos a los mismos.

El Gobierno Bolivariano de Venezuela se opone a estos procesos de


liberalización, desregulación y privatización que limiten la capacidad del
estado y del gobierno para diseñar y ejecutar políticas en defensa del
derecho de nuestros pueblos a tener acceso a servicios esenciales de
buena calidad y buenos precios.
Con el argumento de que los subsidios distorsionan los precios del
mercado y que deben ser los mecanismos del mercado -es decir las
leyes de la oferta y la demanda- los que fijen el nivel de los precios, la
propuesta del ALCA plantea la liberalización y privatización de los
servicios públicos.

Cualquiera de los tres casos supondría la eliminación de millones de


personas del disfrute de servicios públicos esenciales para la sobre
vivencia humana. Para el Gobierno Bolivariano de Venezuela, los
servicios públicos son para satisfacer las necesidades de las personas,
no para el comercio y el beneficio económico. Por lo tanto, su prestación
no puede estar gobernada por criterios de rentabilidad sino de interés
social. De hecho, representan uno de los derechos sociales más
significativos alcanzado por los pueblos a lo largo de la historia y son
indispensables para corregir las desigualdades sociales. En
consecuencia, la provisión de los servicios públicos debe regirse por las
necesidades sociales del individuo y no por su capacidad de pago. La
liberalización de los servicios en el ALCA traería consecuencias
catastróficas si se exige la aplicación del "Trato Nacional". Esto quiere
decir que se deben dar a las trasnacionales las mismas preferencias que
se otorgan a las pequeñas empresas y cooperativas nacionales. No se
podrá dictar ninguna medida que de preferencias a la producción local o
que discriminen a empresas extranjeras. Otro aspecto al que se le debe
prestar mucha atención es al de "Acceso a mercados" ya que aquí se
obliga a los países a no poner ningún tipo de barrera al ingreso al
mercado nacional de cualquier proveedor de servicios del extranjero en
los sectores que ha liberalizado. Así pues, los gobiernos no podrán
instrumentar medidas que condicionen el comercio de servicios. Las
transnacionales quieren llevarnos a jugar en su propia cancha para que,
en lugar de reclamar soberanía y justicia en la prestación de los
servicios esenciales para la población, no sumemos a facilitar "acceso a
mercados" como si fuera el clamor de nuestra gente.

Fondos compensatorios para la corrección de asimetrías en el


ALBA

Para la construcción del ALBA Venezuela propone la creación de los


Fondos Compensatorios o de Convergencia Estructural con el objetivo
de reducir de manera significativa las asimetrías en los niveles de
desarrollo entre las naciones y entre sectores productivos, asignándole
a dicho mecanismo metas sociales y económicas precisas, plazos bien
establecidos y mecanismos de seguimiento.
Este mecanismo requiere una definición inicial que permita medir las
asimetrías existentes en la región. Venezuela propone el inicio del
debate partiendo de la base que el identificar una definición concreta de
"economía mas pequeña" facilitara la concreción de una o varias
estrategias para lograr superar los obstáculos generados con las
asimetrías existentes. Es por ello que se ha identificado un grupo de
variables económicas y sociales que buscan distinguir de forma no
discrecional las economías que requieren ser asistidas para lograr
competir en condiciones favorables para los países en el área de libre
comercio.

De esta forma en la construcción del ALBA, las diferencias en los niveles


de desarrollo y el tamaño de las economías participantes, además de
plantearse por las razones arriba expuestas como un asunto de la
mayor prioridad, deberían incluir:

La generación de instrumentos a través de los cuales se busque no


solo que los países "en desarrollo" puedan acceder al ALBA, sino que
además principalmente esos países pueden mejorar sus conducciones
productivas y competitivas, atenuándose las disparidades que
caracterizan su funcionamiento económico interno y las grandes
distancias que lo separan de las grandes economías desarrolladas del
hemisferio.

Una definición clara respecto a las economías que serán objeto de


trato especial y diferenciado. Hasta ahora la referencia a "los niveles de
desarrollo y el tamaño" se basa en el concepto de "Economías más
pequeñas", el cual remite a la dimensión de los participantes, sin que
estén definidos los criterios que se utilizaran al respecto. En el ALBA,
dicha dimensión y el acceso o no al trato especial y diferenciado estaría
determinada por variable como población, superficie, producción global
y dotación de recursos. Pero también incluirá otros indicadores referidos
al grado de desarrollo y a limitaciones estructurales de las economías:
Composición de las exportaciones y vulnerabilidad externa; nivel de
desarrollo industrial; ingreso per.-cápita promedio y variaciones
respecto a ese promedio; pobreza y pobreza extrema, etc.

Una identificación de trato especial y diferenciado no solo hacia la


totalidad de cada una de las economías, sino también hacia el interior
de cada una de ellas, de modo que dicho trato pueda dirigirse a las
regiones y sectores que más lo necesitan. De esa manera los recursos
que se canalizan para atender a las disparidades se vincularían
directamente con los sectores intra-nacionales a los que irían dirigidos,
asegurando de esta forma mayores niveles de eficiencia y
transparencia, así como una reducción de las trabas administrativas
asociada al uso de dichos recursos proveniente de los mencionaos
mecanismos.

A diferencia del ALCA donde lo que esta previsto es una mayor


profundización de las diferencias que hoy existen, la propuesta
del ALBA incluye propuestas y mecanismos concretos para
superar las grandes disparidades entre los países y el interior de
muchos de ellos. La atención a este problema ocupa un lugar
predominante en la naturaleza de este proyecto alternativo de
integración latinoamericana y caribeña.

INSTITUTO CUBANO DE AMISTAD CON LOS PUEBLOS

http://www.lapatriagrande.net/05_sociedad/economia/dossier_alba/icap_alba.htm

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